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Durante décadas las funciones en las empresas han sido las mimas, se busca la
generación de capital a través de la comercialización de productos o servicios, la
manera en que se aplica el recurso humano, es básicamente la asignación de una
persona a un puesto de trabajo, que cumpla un horario y desempeñe funciones
prestablecidas, lo que nos muestra el libro GESTION E TALENTO de Pilar Jericó,
es como este modelo productivo ha venido cambiando, amoldándose a las
necesidades del mercado, al avance de la economía global, a la innovación en las
empresas, las nuevas tecnologías y al mejoramiento académico y capacitación de
las personas.
Las organizaciones están integradas por personas que realizan las actividades. Los
objetivos de la gestión del talento humano son las de desarrollar y mantener un
equipo de personas con motivación, habilidad y talento para lograr las metas
establecidas de la organización con la mejor disposición laboral y un ambiente
adecuado para que las personas puedan desplegar todas sus habilidades y
capacidades y así llegar a lograr una mayor eficacia y competitividad organizacional
Lo que se quiere ahora es atraer a los mejores profesionales, las empresas están
cambiando la forma en cómo ven a sus colaboradores, ofreciéndoles la capacidad
de desarrollarse, de ser proactivos, de intervenir en la organización de tal manera
que sus sugerencias sean tomadas en cuenta, aceptadas y puestas en práctica de
manera que hagan que se mejoren los procesos.
Para definir la proposición de valor, tomemos las recomendaciones del maestro Sun
Tzu: primero, conozcámonos como empresa, es decir, saber qué valor va a
aportarle al profesional, en especial, en términos de salario emocional, para que
éste se comprometa. Segundo, ha de definir qué se le va a pedir al trabajador y qué
tipo de profesionales ha de reclutar (o a cuáles puede aspirar).
Un profesional con potencial de talento en una organización donde no pueda
desarrollarlo y que no le ofrezca ninguna alternativa de valor, tenga por seguro que
se frustrará, caerá en situación de “infidelidad” o se marchará a otra compañía con
más proyección. Entonces, ¿para qué contratarlo? ¿Qué es preferible, un
profesional con menos capacidades, pero con más alto nivel de compromiso, o con
altas capacidades, pero con bajo compromiso con la empresa? Si lo importante es
el talento de los equipos, la respuesta resulta fácil.
Y tercero, siguiendo con la recomendación del maestro Sun Tzu, se ha de conocer
al enemigo, que este caso significa qué ofrece la competencia y elaborar una
proposición de valor diferente.
FÉLIX CORRALES
ADMINISTRACIÓN DEL TALENTO HUMANO
U.P.C.
2019