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Cuando hacemos fotografía, disponemos de una serie de elementos que nos ayudan a
expresar aquello que queremos contar con nuestras imágenes: las líneas, las texturas,
los colores.
El espacio negativo, un elemento con mucha fuerza visual que, usado correctamente, reforzará
muchísimo el mensaje de la fotografía y que, a veces, no es entendido en toda su globalidad.
Cuando miramos una fotografía, en términos generales estamos viendo tres elementos
distintos:
El espacio negativo. Es todo lo demás. Es el espacio que queda entre el marco y el espacio
positivo. Es un espacio sin rellenar, que está porque debe estar y que está "vacío", sin
información relevante para la fotografía. En el momento en el que lo que pensábamos que
era un espacio negativo tiene algún detalle importante para la lectura de la imagen, deja de
ser espacio negativo para pasar a ser espacio positivo (espacio con información).
Debe, por lo tanto, carecer de detalles que llamen la atención. Debe pasar desapercibido.
Aunque, eso sí, y esta es la segunda característica del espacio negativo, debe tener presencia.
Es cierto que acabamos de decir que el espectador no debería sentirse llamado a mirar el
espacio negativo, pero si éste está bien utilizado en la imagen, el espacio negativo estará
siempre presente, aportando significados y matices a la imagen.
Como hemos dicho, el espacio negativo no debería tener información relevante pero esto no
significa que esté vacío de significado. Un espacio negativo bien utilizado puede transmitir
muchas cosas.
Resulta que el espacio negativo, pese a su poético nombre, también tiene peso visual. Esto
significa que, por lo tanto, debemos ser muy conscientes de dónde lo colocamos dentro de la
composición, pues en función del espacio que ocupe, significará una cosa u otra.
Por ejemplo: si colocamos el espacio negativo por encima del sujeto, puede parecer que
"aplasta" al elemento principal de la imagen o que le da el espacio suficiente para volar, con lo
que el sujeto recibe cierta "libertad". Si se encuentra, por el contrario, por debajo, el
protagonista de nuestra foto puede parecer que "flota" y, por lo tanto, el espacio negativo nos
regalará una sensación de ligereza.
Sea como sea, el espacio negativo tiene dos grandes funciones respecto al sujeto principal de
nuestra imagen:
Definir el sujeto. El espacio negativo puede ayudarte a definir el espacio positivo y, por lo
tanto, al sujeto principal de tu fotografía. Ya hemos visto que el espacio negativo tiene
mucho significado en función de cómo sea, si conseguimos relacionar el sujeto con el
espacio negativo adecuado, éste nos ayudará a reforzar la "personalidad" del primero.
Darle más importancia. Un elemento rodeado de vacío siempre nos llamará más la
atención que un elemento rodeado de otros elementos. Por eso el espacio negativo nos
puede ayudar a darle más visibilidad a un sujeto en concreto.
A veces, sobre todo si nuestro sujeto principal no es lo suficientemente atractivo, puede darse
el caso de que el espacio negativo le robe protagonismo al elemento principal de la imagen.
Llegando, incluso, a convertirse (el espacio negativo) en el protagonista de la foto. Puede que
esto te interese en alguna ocasión, dependiendo de lo que quieras expresar con tu imagen. Lo
importante es que seas consciente de ello y sepas cómo evitarlo si se da el caso y no es lo que
andabas buscando conseguir con la cámara.
4. RELLENAR EL ENCUADRE
Rellenar el encuadre es una de las principales reglas de composición que existen. Consiste en,
precisamente, eso: asegurarse de que en la fotografía que estamos haciendo, no haya ningún
rincón que no contenga algún tipo de información. El hecho de rellenar el encuadre nos
puede ayudar mucho a la hora de saber desde qué ángulo deberíamos tomar una foto y, sobre
todo, a qué deberíamos hacer esa foto.
A veces nos obsesionamos con intentar captar el máximo de elementos de una escena y lo
único que conseguimos, con ello, es abarrotar de elementos e información superflua la
composición. Buscando seguir la norma de rellenar el encuadre, deberemos buscar el
elemento que más nos interese de todos los que tengamos delante e intentar llenar al máximo
el encuadre con él, dejando fuera de la imagen aquellos elementos que no aporten la
información que nos interesa.
Si el espacio negativo que estamos incluyendo en nuestra composición nos sirve para explicar
algo, tendrá presencia propia, tendrá sentido y por lo tanto, nos ayudará a rellenar el
encuadre.