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“LA CORRUPCIÓN, INHERENTE AL SISTEMA” CASO NULE

PRESENTA
NATALIA ANDREA MARÍN LÓPEZ

DOCENTE
JUAN FERNANDO RAMÍREZ

ASIGNATURA
TALLER DE COMPRENSIÓN LECTORA Y ESCRITURA DE TEXTOS

INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA TECNOLÓGICO DE ANTIOQUIA


MEDELLÍN
2018
“LA CORRUPCIÓN, INHERENTE AL SISTEMA” CASO NULE

Corrupción política “Es el mal uso del poder público para conseguir un beneficio
personal”. A nivel de Estado los tipos de corrupción más conocidos son el tráfico de
influencias y el soborno, medios que utilizaron los hermanos Nule para que les fueran
adjudicadas las licitaciones más importantes en ese periodo de tiempo y del que se
valieron los hermanos Moreno para aumentar sus riquezas. Por ser la corrupción una
realidad inminente en nuestro país, existen entidades nacionales y locales con la misión
de supervisar que los recursos sean destinados adecuadamente y no terminen en las
cuentas de unos pocos dirigentes de nuestro país, quienes valiéndose de su investidura
y función desangran las arcas del Estado a su antojo.

Tal es el caso del carrusel de la contratación en Bogotá, que podemos decir ha sido la
mayor estafa económica de los últimos tiempos, en el que aún siguen apareciendo
personas implicadas y aún faltan pruebas por recolectar. El motivo de la caída de los
Nule y tal vez de otros casos relacionados con el carrusel de la contratación, fue más
producto de la mala suerte que de la intervención de las entidades encargadas de evitar
el robo de los recursos públicos pues como fue declarado en su momento, ciertos
funcionarios públicos y empresarios tienen más interés en el desvío de estos dineros
que en su inversión, así mediante modificaciones a los contratos de licitación y
millonarias “comisiones” que aseguraban la entrega de los contratos a determinadas
entidades, en este caso a los Nule, fueron quedando como únicos oferentes, por lo que
según la ley colombiana las licitaciones hubieran podido ser declaradas desiertas, pero
gracias a múltiples sobornos se pudo evitar la declaratoria. Tanto así, que nunca fue
consultado el perfil crediticio y la sostenibilidad financiera de los ganadores de las
licitaciones quienes más que obtener una ganancia necesitaban ingresos para cubrir los
huecos financieros de sus anteriores proyectos, los cuales aún no habían sido
culminados.
Ahora es cuando entidades como la Dian revelan que este equipo de estafadores nunca
presentaron un plan de pago para sus impuestos vencidos, de allí surgen varias
inquietudes ¿por qué hasta ahora?“¿Cómo hacían los Nule para contratar con el Estado
si eran sus deudores morosos?”, ¿por qué nadie en su momento se dio cuenta o
denunció esta irregularidad?, ¿Cuál era el verdadero motivo para otorgar las licitaciones
a una empresa endeudada, sin liquidez y a la que los bancos no le prestaba? Y sobre
todo ¿cómo fue que una entidad no financiera como la Dirección Nacional de
Estupefacientes otorgo un préstamo de $26.000 millones de pesos a los primos Nule
cuando este proceder es ilegal?, la respuesta es muy corta, sobornos, sobornos y más
sobornos, lo que nos hace pensar en la estrecha relación que hubo, que hay y que
habrá entre el Estado y la criminalidad, lo que se supone tan arduamente se combate.
¿Qué más se puede esperar? Si para este estado no se habla de criminalidad debido a
que finalmente esta se concibe como un negocio, somos un país donde podríamos
hablar abiertamente que hay una “ausencia del estado” por decirlo de alguna manera y
no porque no haya o no se pronuncie, sino porque hay una evidente carencia de
aparatos públicos con sentido de pertenencia por el país que haga una labor intachable
en sus funciones sobre todo en los organismos de control y vigilancia pero cuando
todos nos untamos de corrupción y ambición ese valor social se queda entre las ramas.

Es casi increíble que un país que invierte sumas representativas en el control de la


evasión de impuestos, permanezca en jaque ante las grandes mafias de políticos y
empresarios que desvían el dinero de los colombianos hacia sus fines particulares y
luego esconden esta desviación con sobre costos que no se tenían dentro del
presupuesto inicial, retrasando las obras que se supone darían un mayor beneficio a la
ciudadanía en cuanto a empleo y darían una mayor seguridad para la inversión tanto
nacional como extranjera.

Al parecer los organismos de control en Colombia son solo un espejismo, pues es difícil
entender como pasaron por alto los incumplimientos repetitivos de los Nule por todo el
país en las obras que les eran adjudicadas, y la falsedad de experiencia para participar
en muchas de ellas, estos eventos sucedieron ante la mirada de todo un país y con la
complicidad de personas cuyos esfuerzos deberían ir dirigidos hacia el beneficio común
o al menos eso hace parte de las funciones de la mayoría, contrario a esto prefieren
proponer reformas tributarias para cubrir huecos que ellos mismos han dejado,
perjudicando principalmente a la clase media trabajadora quienes deben tributar bajo
una vigilancia y control más exigente.

Ahora, partiendo de estas preguntas ¿Cuáles son los riesgos de corrupción en las
instituciones públicas? ¿Cuál es la percepción de corrupción de los colombianos? ¿Este
problema social es prioritario entre los ciudadanos? Y Para las que seguro los lectores
de este ensayo tendrán inmediatamente una respuesta, podemos decir que lo
anteriormente describe la problemática que se vive actualmente en el país y responde a
estos cuestionamientos, una problemática que es el factor principal que más dificulta la
competitividad para las empresas colombianas y afecta de manera directa las finanzas
públicas del país, pero lastimosamente hay que reconocer por un lado que es un
concepto (corrupción) en Colombia que procede desde la creación misma del Estado e
incluso antes, aunque parezca que es de la actualidad cuando el problema procede a
acentuarse y acrecentarse y por otro lado se devela la ineficacia de las estrategias
anticorrupción implementadas en el país a lo largo de su historia.

“Una deliberación exhaustiva respecto a la manera de impedir la corrupción y evitar que los
individuos que ocupan cargos públicos practiquen actitudes indebidas conduce a la afirmación
de que la causa inevitable de la corrupción es la conducta deshonesta del actor público, y esto
sucede porque el individuo decide realizar la acción corrupta. Una forma de censurar esta
conducta puede ser gracias a la sensibilización, al desarrollo de la conciencia, a la madurez de
juicio, resultado del establecimiento de unos principios internos y un dominio del carácter. Son
los principios y el carácter los que impiden o hacen actuar a una persona, y la ética es la
disciplina que los muestra” (Bautista, 2005)

Podríamos implementar otras medidas en busca con el fin de bajar los índices de
corrupción, por ejemplo, atacar este fenómeno creciente desde la comprensión del
cómo y dónde se manifiesta, y diseñar reformas y medidas más efectivas, profundas e
integrales que las tradicionalmente aplicadas, intentar acabar con cultura de evasión de
impuestos y la ilegalidad debido a que hay cierta tolerancia social de parte de los
ciudadanos, ser más exigentes con el cumplimiento de la legislación aprovechando que
Colombia ha ratificado Convenciones internacionales anti-corrupción y cuenta con un
conjunto de lineamientos constitucionales, leyes y normas para avanzar en la lucha
contra esta, crear conciencia colectiva sobre el impacto devastador de la corrupción
motivando la actuación de la sociedad civil a través de los ejercicios de control social, y
finalmente, los empresarios deben apropiarse de un liderazgo fuerte y claro en la lucha
contra la corrupción, la condición básica de una empresa socialmente responsable es la
proyección de sus negocios con principios éticos y de transparencia, poniendo en
marcha programas de ética organizacional al interior de sus empresas y sus cadenas
de valor, e implementando esquemas para prevenir el soborno en la gestión
empresarial.

El esfuerzo nacional está puesto en marcha, sigue la tendencia internacional de lucha


frontal contra la corrupción, sin embargo “…la experiencia con estatutos anteriores en
esta materia no ha sido la mejor. Es un hecho que los corruptos se adaptan más
rápidamente que las normas que los identifican y persiguen” (Redacción el Tiempo,
2010). De todas, maneras es muy poco lo que se puede esperar de la efectividad de
esta iniciativa, cuando los encargados de aprobarla, son los directamente implicados en
el problema, producto de un sistema electoral y judicial, permisivo.

En conclusión, la corrupción en Colombia es un problema persistente desde los


umbrales de su historia, con periodos de mayor atenuación como el actual, donde las
medidas hasta ahora implementadas para combatirlas resultan muy insuficientes. Se
requerirá de una revisión integral de nuestro sistema político-económico, pues al
parecer la corrupción del país, es inherente no solo al ser humano sino al sistema.

Bibliografía

Bautista, O. (2005). La ética y la corrupción en la política y la administración pública. Madrid: Universidad


Complutense.

Redacción el Tiempo. (2010). Contra los corruptos. El Tiempo, 1 - 2.

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