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RESUMEN DE TEXTOS
PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
(EJES I, II, IV y V)
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EJE I
PSICOLOGÍA - EDUCACIÓN
Los saberes susceptibles de ser tomados como contenidos escolares son muy numerosos y
variados.
La enseñanza debe favorecer las interacciones múltiples entre el alumno y los contenidos
que tienen que aprender. El alumno construye su propio conocimiento a través de la acción
y los procesos educativos deben respetar y favorecer la actividad del alumno, esta
actividad es autodirigida y autoestructurante. Su organización y planificación corre a cargo
del alumno.
EJE 1
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Advertencias preliminares
Tema en discusión: el título de un posgrado de especialización en: “Psicología en
Educación” propuesto por la autora.
La Psicología Clínica nace en nuestro país en el contexto del “Higienismo” social que
engendra el “Alienismo” en los hospicios (1880)
A principios del 1900 el interés por la histeria va a delimitar el campo de problemas de la
psicoterapia. Esto lleva a la necesidad de intervención de un campo de saber delimitado y
la Psicología ocupa el lugar y procura institucionalizarse.
La disciplina se particiona en Psicología normal y anormal, que se inscribe en el campo de
la clínica médica; Psicología Social y Psicología Pedagógica.
Las nominaciones que van desde las aquí planteadas a la psicopedagogía, psicología
escolar, psicología del aprendizaje y psicología de la enseñanza, esconden la certeza de
una ciencia ya consolidada o de una ciencia por venir.
Este tipo de nominaciones pragmáticas, que apuntan a encontrar una utilidad, una función,
una razón a la construcción de conocimientos, se constituyen, según Bachelard, en
verdaderos obstáculos epistemológicos.
El eclecticismo impulsa estas nominaciones bajo la pretensión de conciliar teorías que
hasta resultan incompatibles y excluyentes.
Enunciar un nexo entre ambos sustantivos revela el sentido de los lazos que se establecen:
subordinación, sumisión, conjunción, disyunción, intersección, etc.
En cuanto a la Educación, existen dos niveles de análisis que dan cuenta de la intricada
trama de relaciones entre educación y sociedad: por un lado la educación como fenómeno
social y objeto de políticas sociales y por otro lado la educación como fenómeno individual
y actividad de aprendizaje. Cada paradigma ha desestimado la importancia del otro lo que
genera que se tengan diversas teorías sobre la educación y otras sobre el aprendizaje que
coexisten de modo disociado.
En Psicología hay múltiples teorías del aprendizaje que buscan explicar el proceso sin
tomar en cuenta la estructuración psíquica que lo posibilita. Por ejemplo cuando Piaget
delimita un nuevo objeto teórico – la inteligencia- disocia el aprendizaje de la constitución
subjetiva y de la trama de sujeciones propias del devenir humano.
Eje 1
FUNDAMENTOS PARA PENSAR UNA PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
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La tecnología permite desarrollar todos los ámbitos humanos. El arte y la creación van a
depender cada vez más de la tecnología informática y visual.
La educación deberá facilitar ante todo el conocimiento en tanto éste será la energía de la
tecnología. El vivir será adaptarse a los cambios sucesivos que experimentará la sociedad.
Eje 1
Introducción General
Objetivo de la investigación: Investigar los efectos del capitalismo globalizado sobre la
teoría social
Encuentran que:
1- El debilitamiento de las teorías afecta a un amplio espectro de discursos
académicos
2- La filosofía ha perdido el filo y la hendidura crítica acorde a una especie
de deriva de los tiempos posmodernos y la dinámica conformista que
proponen.
3- Es una época de neonarcisismo cultural, abandono de la negatividad, de
la utopía ética y política. A la vez de avance del capital sobre el tejido
social y las prácticas cotidianas. El capital totaliza el universo de la
significación y aparece como única posibilidad histórica.
4- El discurso académico se integra a la industria cultural y se entrega al
marketing y el consumismo. Hay cada vez mayor identificación entre
sujetos epistémicos y condiciones de objeto.
Entonces propone:
Reasumir las armas de la crítica para luchar contra la funcionalización del pensamiento
social actual. Contra el discurso hegemónico y la dictadura del capital debe imponerse el
filo de la navaja intelectual para pensar alternativamente. La renuncia de los intelectuales
se hace imperdonable ya que son de los pocos sujetos sociales que están en condiciones de
mantener márgenes de independencia.
Tiempos de desfundamentación
Los tiempos de de-fundamentación que vivimos podrían ser valiosos para acabar con
la metafísica del pensamiento des-situado.
Si Vattimo sostiene el final del énfasis y del fundamento, estamos ante un pensamiento
de la oscilación donde la tolerancia y la diferencia serían conquistas irrenuncibles.
Éstos son logros de la época, de la realidad y no de la filosofía: tenemos más tolerancia a
la diversidad con pérdida de las identidades específicas; ya no creemos en nada de manera
fanática ni asumimos seguridades totales: pero también falta convicción y voluntad en la
constitución de sujetos políticos individuales y colectivos. El espíritu de la época aleja de
la universalización de los modelos ideales y criterios de “deber ser” y nuestra chance
histórica es pensar no metafísicamente. Debemos rechazar la filosofía que pretende hablar
de problemas reales pensando en soluciones ideales.
Asistimos a sujetos móviles, que sostienen creencias sin pregnancia, cambiantes, lábiles.
Los valores enraízan débilmente en los sujetos que están constituidos también
débilmente y permiten que flujos nuevos los redefinan permanentemente.
La Teoría política que se propone no está en ninguno de esos dos polos. Se trata de
recuperar la inmanencia como principio fundamental de la dialéctica, es decir que no
podemos pensar los puntos de vista, los valores, lo deseable como principios
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extrahistóricos estructurantes que se aplican desde fuera de la historia para analizarla.
La nostalgia por principios claros y distintos de orientación conlleva un retorno a la
metafísica. La condición de la época indica tiempos especialmente adictos a principios
etéreos y un pensamiento sin anclaje que da la proliferación de los signos en que
estamos inmersos.
Jameson plantea la hipertrofia de la cultura, la reaparición de la Ética como disciplina
normativa y el auge de la Filosofía Política como síntomas del tiempo.
Hoy la Ética prolifera. Dussel plantea lo necesario de proponer “una Ética material desde
la comunidad de las víctimas”. Marx nunca escribió una ética que pudiese ser separada de
su corpus y eso no fue por falta de tiempo.
Eje 1
Roberto Follari
Buenos Aires, Lugar editorial S.A., 1997
Introducción:
Estamos en una época en que lo escolar se adapta a las condiciones pragmáticas que rigen
el conjunto de la sociedad, siendo así la eficacia se impone como lo fundamental; mientras
que el tema del sentido desaparece del horizonte. Es por ello que el Psicoanálisis, en tanto
se interesa por la tema de la salud de los sujetos y no de su rendimiento tiene para
aportar al campo.
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Asumiendo una postura crítica del psicoanálisis, alertados de los abusos realizados en
su nombre, y sin pretender a éste con posibilidades de juzgar a la “mala” educación;
creemos en la necesidad del rigor y por lo tanto creemos urgente poner en cuestión lo
educativo para contribuir a posibles modificaciones teóricas y prácticas.
El estudio se realiza tomando a Freud y Lacan. Se elige la vía del primero cuando se
interpretan diferencias relevantes:
- Sostenemos, en contra a lo que puede leerse en Lacan, que hay satisfacción de la
pulsión
- En cuanto a la fuente de la pulsión la consideramos corpórea, no sometida
primariamente al orden del lenguaje
- En el estatuto de la instancia yoica, no lo consideramos sólo como lugar narcisístico de
fantasmatización de la completud sino que consideramos que hay funciones yoicas
necesarias.
Proponemos:
- pensar los límites del cambio social y a la vez cuál es el cambio posible y necesario.
Desde allí pensar otra escuela, que privilegie la referencia a la subjetividad
- Establecer la diferencia entre Psicoanálisis y lo escolar ya que esto último continuará
operando influencia sobre la masa poblacional convirtiéndose en fuente de neurosis o
de posibilidades de pensar en relación al propio deseo.
- No trocar las funciones de la escuela por lo terapéutico ni confundirlas con las de otras
instituciones: pero si operar lo escolar más allá de lo pedagógico. El encargo de enseñar
no debiera ocultar la percepción de quién es aquel que es objeto de la acción
educativa. Creemos que es un desafío necesario para que el discurso escolar no sólo se
referencie a la producción, evaluaciones y logros sino también a sentido, interés,
sanidad mental y satisfacción.
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CAPITULO I
Educación como aprendizaje sistemático: la ilusión pedagógica
El recorte desde donde se han pensado esas necesidades ha sido el de la congruencia con
las reglas sociales establecidas y el acceso a las habilidades necesarias para desenvolverse
socialmente.
Este recorte unidireccional indica una filosofía y una política de adecuación de los sujetos
a lo establecido; y esa tendencia prescriptita al deber/ser llevaba a la tensión con las
posibilidades reales de la actividad docente y con los límites de conformabilidad de los
alumnos.
En los inicios de la Pedagogía Moderna Rosseau proponía la relación directa del aprendiz
con el maestro que debía acompañarlo, en su hábitat, la mayor parte del día. Así el ideal
de la Pedagogía Tradicional de un completo control sobre la vida y costumbres de los
estudiantes.
El concomitante cauce de idealización/desmaterialización a que fue sometido todo el
proceso convirtió a la educación en una búsqueda de bienes entendidos como
exclusivamente espirituales, para nada anidados en intereses específicos y lejanos al goce,
la corporeidad y el sexo. Este es el modelo ampliamente hegemónico hoy. Hay quien
afirma que el sueño de la Pedagogía ha sido controlar la sexualidad, controlar para evitar
excesos. Cierta Pedagogía progresista no está exenta de estas características pero su
propuesta ofrecida con un rótulo más aceptable puede resultar menos perceptible. Se liga
la imagen del niño con lo asexuado y como la expresión prístina de la inocencia.
Desde otro lugar: ha habido sociedades sin escuelas, pero no sin educación, ya que esta
cumple con una función socialmente imprescindible: reproducir para las nuevas
generaciones la normativa social vigente. El proceso de socialización es aquello que
precisamente permite que exista lo social. En el Medioevo era la Iglesia la encargada
máxima de la socialización, en la Modernidad madura ha sido la escuela, hoy intersectada
por los medios de comunicación masivos, pero aún así continúa siendo la principal
encargada de la educación formal.
Es aquí donde la pedagogía debe tender a una cierta domesticación de los sujetos, donde
lo educativo se hace necesario a lo social. Es por ello que una crítica del normativismo
sería superficial e iría en contra de la posibilidad de lo social. Si tiene que haber sociedad
necesariamente debe haber normas.
Hay malestar en una cultura que niega el placer y pone en su lugar el principio de realidad.
En los casos más afortunados la renuncia pulsional deja la salida a la sublimación que
decolora la existencia, cambiando las satisfacciones salvajes por las tenues posibilidades
que permite el consumo cultural.
No se infiere del texto que cualquier sociedad resulte igualmente productora de infelicidad
que otra o que los montos de represión pulsional necesarios para sostener la sociedad
deban ser siempre idénticos a los que impone Occidente. Existen versiones de lo social
diferenciadas en el monto de renuncia que imponen, Marcase plantea la idea de que existe
en las sociedades contemporáneas un plus de insatisfacción que no es culturalmente
imprescindible.
Hay que someter la experiencia al orden para hacerla compatible con el prefijado sentido.
La experiencia es siempre copia de alguna idealización previa, cuerpo que imita lo no
corporal, sometimiento a algún orden inscripto en el libro de la naturaleza o de Dios. La
vida como representación, como actuación de un guión anterior que hay que consultar y
confirmar.
Eje 1
¿Qué es un fragmento?
Lo que resulta del agotamiento del E.N. como metainstitución de dominación totalizadora,
lo que se desprende por astillamiento, por desquicio o sin plan de institución. Un
fragmento es lo que queda.
Si no hay fundamentos que subvertir, será necesario sostener las situaciones fundadas.
1- HABITAR:
No consiste en la ocupación de un lugar en un sistema de lugares, sino en la
determinación de ese espacio y de ese tiempo.
Habitar un espacio es determinarlo para lo cual es preciso construirlo.
El habitante es el tipo subjetivo que hace de la situación de la que forma parte, un
mundo
2- DESACELERAR:
La experiencia contemporánea no sucede en un terreno estable sino en un espacio
fluido.
¿qué significa que la subjetividad contemporánea esté afectada por la fluidez?
Que los parámetros que organizaban la experiencia en un medio sólido se
desvanecieron, que los principios que organizaban la lógica del ciudadano se
desintegraron y que este agotamiento no forjó nuevas estrategias.
3- SUSPENDER:
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Hoy hay evento institucional, donde hay expositores y espectadores, consumidores y
opinión. Un juego armado para la ocasión que tiene un éxito rotundo.
No resulta sencillo ligar la dinámica del evento institucional con lo volátil del
pensamiento.
La figura subjetiva capaz de hacer con el obstáculo que implica el evento institucional
para la subjetividad, es el dispositivo Asamblea.
EJE I
CAROLINA SCAVINO
HACIA UN ANALISIS DE LAS RELACIONES ENTRE PSICOLOGIA Y EDUCACION DESDE
LA HISTORIA DE LA PSICOLOGIA
Introducción al lector de cómo se fueron dando las relaciones entre las producciones
psicológicas y la educación, para poder delimitar el surgimiento de la psicología
educacional como un área de la psicología educacional como un área de la psicología.
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Se aborda este trabajo dese el campo de la historia de la psicología, plantearse el estudio
desde esta área debería advertirnos sobre el modo como ésta plantea problemas. A
diferencia de la psicología, la historia de la psicología toma los objetos de estudio no como
objetos dados sino construidos históricamente. Esto supone que los objetos que estudia no
corresponden a los objetos de estudio a partir de los cuales producen su saber académico
las disciplinas psicológicas. Es el modo en que se fueron construyendo los objetos y no lo
que se dice de ellos lo que le interesa a la historia de la psicología.
Esta consideración nos lleva a estudiar fenómenos sociopolíticos y culturales de un periodo
determinado, a fin de comprender las relaciones que se establecen para el advenimiento o
la configuración de nuevos objetos conceptuales, técnicos, sociales, etc.
Para emprender el análisis se han consultado otros modos de historiar el surgimiento de la
psicología educacional, rastreándose en ellos un abordaje a partir del objeto de estudio de
la psicología educacional como disciplina.
Estos trabajos plantean como antecedentes de la actual psicología educacional las
contribuciones de la psicología experimental, la psicología del aprendizaje y la psicología
evolutiva de principios del siglo XX al campo educativo, y reconocen en estos aportes la
posibilidad de brindar un estatuto científico a la pedagogía. Así, llegan a la actualidad a
plantear la psicología educacional como producto de un proceso de transformaciones por
parte de saberes “psi” de ajustes y reajustes en su vinculación con el campo educativo.
El fin último de este trabajo de indagación histórica, es encontrar en esta práctica de
rememoración una subversión de los sentidos actuales que hoy porta la definición de
psicología educacional.
EJE 1
LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN EL K/CAMPO EDUCACIONAL
Horacio Maldonado
En: Escritos sobre Psicología y Educación – Tópicos sobre la Psicología
Educacional CEFyH Facultad de Filosofía y Humanidades-
Universidad Nacional de Córdoba, 1997
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Pero consideramos que este campo trasciende la estructuración fijada por el sistema
educativo formal. Al hablar de k/campo queremos significar la existencia de un
campo distinto al que configura dicho sistema.
La familia, si bien se retira cada vez más del cuidado de la prole, mantiene su
influencia poderosa en la educación temprana de sus miembros. Los procesos
educacionales que se efectivizan en los espacios familiares constituyen una fracción
importante de nuestra idea de k/campo. Muchas de las acciones que allí se realizan
obtendrían enormes beneficios y efectos preventivos si fuesen orientadas por
profesionales de la Psicología.
Otra fracción importante del k/campo está integrado por los medios de comunicación
social que tienen fuerte influencia sobre los sujetos. Éstos medios recurren al
placer/goce y a la fascinación como instancias básicas en la conquista de la voluntad
del auditorio.
El otro integrante del k/campo está constituido por la Internet y los posibles que
puedan llegar a constituir redes más sofisticadas.
En un sentido más restringido la noción de k/campo tiene que ver con aspectos
psíquicos involucrados en los procesos educacionales. Esta noción nos da una mejor
perspectiva sobre los objetos de intervención.
Allí donde hay un problema para quien lo enuncia hay un objeto de intervención
posible para el profesional psicólogo que lo escucha. El proceso de delimitación de un
objeto, siempre se debe interpretar como un proceso de construcción o producción del
mismo independientemente de la conciencia o no que tenga el responsable de la
acción.
También decimos que la Psicología es necesaria pero resulta insuficiente para abordar
los procesos educacionales. Las contribuciones de la sociología, antropología,
lingüística, teorías de la información y comunicación resultas sustanciales para operar
en el k/campo.
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EJE II
INSTITUCIONES EDUCATIVAS
b) La Escuela Moderna.
Demandas a la Escuela de Hoy
Desacople subjetivo: docente moderno/alumno posmoderno
CAPÍTULO 1
ESCUELA Y CIUDADANÍA (Ignacio Lewkowicz)
Perdido el suelo del Estado Nación en tanto metainstitución dadora de sentido, resulta
difícil pensar la escuela hoy.
A las instituciones, el apoyo del Estado Nación les proveía sentido y consistencia. A su
vez los dispositivos disciplinarios (por ej. familia-escuela) realizaban entre sí un tipo de
relación “analógica” según Deleuze, con uso de un lenguaje común que posibilitaba estar
en varias instituciones bajo un mismo tipo de operaciones: se forjaba así una subjetividad
disciplinaria.
Cada institución operaba sobre las marcas previamente forjadas por la otra y eso daba
eficacia a las diversas instituciones organizando un encadenamiento institucional que
aseguraba la operatoria disciplinaria.
II-
El Estado Nación delegaba en las instituciones la producción y reproducción de su soporte
subjetivo: el Ciudadano.
La institución propia de los Estados Nacionales para definir ese ser en conjunto que es el
pueblo es la historia. Es el siglo XIX quien establece que un pueblo es tal si tiene un pasado
en común, ese es el fundamento de su lazo social. La elección política dependerá de cuál
de las potencias contenidas en germen en el pasado nacional es llevada al acto. En el
pasado común está la identidad de un pueblo y sus posibilidades. Siendo así, el soberano se
hará representar a partir de su posibilidad de comprensión del ser en común como
determinado por la historia, ahí, entonces, deviene ciudadano.
III-
La sociedad de vigilancia es un tipo de sociedad en la que se distribuyen espacios de
encierro. La subjetividad se produce en instituciones que encierran una población
homogénea y produce el tipo de subjetividad pertinente para ese segmento social.
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Las diversas instituciones tienen la forma de un punto dentro del cual se aloja una
población homogénea: niños, familia, obreros…
Esas poblaciones homogéneas se producen como tipo específico mediante las prácticas de
vigilar y castigar bajo la figura del panóptico. Se tiende a normalizar a los individuos.
Pertenecer a un conjunto y estar dentro sólo son sinónimos en la lógica del encierro.
El pensamiento estatal tiende a distribuir la población en instituciones.
IV-
Nietzsche demuestra que existe un nexo evidente entre la educación y la utilización de la
fuerza de trabajo intelectual por parte de la sociedad para sus propios fines, por ello, a sus
ojos, el propósito de la ilustración de “educar al soberano”, tiene un propósito de
explotación y opresión.
La lógica del capital marca en nuestra época una economía ya sin política que implica la
difusión a escala ampliada de los productos como mercancías. El trabajo intelectual debe
estar al servicio de esa circulación de mercancías.
Pero se hace necesario ver también una especie de economía política del signo, donde las
significaciones son producidas y controladas a través de un proceso de codificación que
intenta hacer equivaler tales o cuales significados para los significantes dados. La lógica
social se presenta como un inmenso arsenal de mercancías pero también de signos. Se
propugna que el individuo sea consumidor; la cultura y la educación pueden ser
consumidas como mercancía.
El creciente saber sobre el hombre constituye un modo de control y dominio propio de la
modernidad.
En la escuela moderna, por ejemplo el examen continúa siendo una instancia de control,
tal como lo son las planificaciones. No es que alguien efectivamente controle el hacer de
un profesor, pero ese control está introyectado en los propios afectados por el poder.
La escuela intenta seguir apuntando hacia la humanidad en sentido clásico, pero en las
prácticas efectivas sólo una parte de esa supuesta humanidad cae bajo la órbita de la
educación de la modernidad. Con la idea de progreso del iluminismo la educación
aparecía como la forma de volver útiles a los individuos. Caída la cuestión del progreso
por su imposibilidad práctica ¿la escuela sigue siendo un lugar que vuelva útiles a los
individuos para la sociedad?, ¿se resignifica su función? ¿Qué queremos hacer nosotros
con todo esto?
V-
Bajo la hegemonía política del Estado Nación, el discurso histórico determinó los
procedimientos válidos para producir la verdad, funcionando como dispositivo central en la
producción y reproducción del lazo social nacional. Nos importa esto último
El siglo XIX es el siglo de Hegel: el ser es en tanto deviene. El devenir es susceptible de ser
historizado, y la historia pasa a detentar su sentido y el de todos sus fenómenos. Queda
instituida la hegemonía del discurso histórico.
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El lazo social no se crea sólo con discursos sino que es efecto de una práctica discursiva en
una situación determinada.
Esa narrativa histórica no sólo se realizó en las escuelas cuyo papel era limitado, sino a
través de las fiestas patrias, monumentos, museos, etc. anteriormente mencionados que
vieron un florecimiento a partir de 1880. Otro recurso central de intervención en la
consistencia del lazo social nacional remite a la definición e imposición social de los
símbolos patrios.
Sin tablero que unifique el juego las instituciones se transforman en fragmentos sin
centro y la consistencia institucional queda afectada.
Los ocupantes de las escuelas pos-nacionales hoy sufren por otras marcas, hoy no es
alienación y represión sino fragmentación y destitución; se trata de un clima de anomia
que impide la producción de algún tipo de ordenamiento. Si se sufría porque la
normativa limitaba las acciones, hoy se sufre porque no hay normativa compartida.
Sin proyecto general donde implicarse será necesario pensar nuevas funciones, tareas y
sentidos. La velocidad del mercado amenaza la consistencia ya fragmentada de las
instituciones. Sin función ni capacidad a priori para adaptarse a la nueva dinámica las
instituciones se vuelven galpones, con un tipo de funcionamiento ciego a la destitución
de la lógica estatal y a la instalación de la dinámica de mercado.
II-
En las escuelas, con regularidad sintomática, se escucha a los docentes decir que los
estudiantes carecen de las operaciones lógicas y subjetivas para habitar la situación aula.
No tienen lo que deberían tener. La suposición de capacidades mínimas en los alumnos ha
nacido en épocas del Estado-nación, se puede suponer cuando la relación entre
instituciones es analógica; la experiencia disciplinar preliminar actúa como marca para la
próxima.
Las quejas que se registran hoy no parecen expresar anomalías sino ser indicio del
agotamiento de una lógica. Hoy no hay nada equivalente a la metasubjetividad que
suponía el Estado Nación que simplificaba el ingreso a un dispositivo.
III-
Si en la lógica del estado el problema docente era cómo ir más allá de lo instituido, en el
galpón el problema es ante todo cómo se instituye algo. Un problema para esto es que
no hay reglas institucionales relativamente precisas.
II-
El agotamiento del Estado Nación consiste en su propia incapacidad para postularse como
articulador simbólico del conjunto de las situaciones y no del mal funcionamiento de las
instituciones o el incumplimiento de las leyes.
Al no haber articulación simbólica (lo que no quiere decir que no haya simbolización) entre
situaciones, lo que encontramos es su dispersión
III-
En un caso de campo, se observa como no se trata de que los valores hayan caído, sino que
ha caído el carácter general de los valores (ej. se podrá decir malas palabras en la casa
pero en la escuela no). Esto nos lleva a la idea de que en cada situación debe haber pautas
particulares.
CAPITULO 2
PEDAGOGÍA Y COMUNICACIÓN EN LA ERA DEL ABURRIMIENTO
Cristina Corea
Para pensar una experiencia resulta más honesto partir de lo que hay que de lo que
debería haber. Entonces ¿qué es la escuela cuando se agota el dispositivo pedagógico?¿qué
es una escuela sin educación? Una experiencia que se produce por la decisión de ocupar el
tiempo – no el espacio- y armar una situación. Caen los lugares pero existe la experiencia.
El agotamiento del Estado-nación marca el agotamiento de la mentalidad de hijo, alumno,
convicto, etc., en definitiva del ciudadano, pero también es el agotamiento de las
instituciones que generaban esas subjetividades. Se perdió la capacidad de instituir; las
instituciones han devenido impotentes para producir subjetividad.
Se ve una fuerte analogía entre la noción de comunicación y la idea que funda el lazo
social nacional. Somos iguales si compartimos el mismo código.
II-
La idea de comunicación entonces supone lugares, diferencia de lugares y estabilidad.
Si en la era informacional ya no hay lugares sino flujos, el sujeto ya no es una inscripción
localizable sino un punto de conexión con la red.
Destituido el código como instancia compartida, no puede diagnosticarse un problema en
los códigos o en las relaciones supuestamente deficitarias que los usuarios tienen para
relacionarse, sin código compartido no hay instancia que ligue los términos que habitan las
1
FLUJO.1. m. Acción y efecto de fluir.2. m. Movimiento de ascenso de la marea. 3. m. Quím.
fundente (sustancia que facilita la fusión).
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situaciones. Comunicarse ya no es la condición universal sobre la que asienta el núcleo de
la sociedad humana.
III-
La comunicación funciona en base a equívocos y malentendidos, eso señala que hay
relación entre los individuos que buscan un sentido común. Lo propio de la des-
comunicación es la impertinencia. La impertinencia señala la fragmentación y
desaparición del código.
La información barre con los lugares del emisor y el receptor. El flujo continuo de
información anula la dimensión espacio-temporal de la comunicación y sin esa dimensión
no hay interlocución ni tiempo para que se estabilicen los referentes o se establezcan
acuerdos de sentido. Si no hay tiempo, espacio, código, subjetividad comunicativa,
entonces tenemos que producirla.
Pero no se trata de restaurar porque el código se deterioró sino de pensar los modos de
comunicarnos sin suponer un código compartido.
II-
La memoria es una condición esencial de la subjetividad pedagógica. El discurso requiere
además de concentración práctica, estar quieto en un lugar y en relación de intimidad con
la conciencia: Memoria, atención, pensamiento.
Operaciones de recepción
I-
Cualquier dispositivo de saber interviene sobre un aspecto decisivo de la comunicación: la
recepción.
Si la subjetividad se produce bajo el mecanismo del instituido, bajo el ejercicio de
operaciones que sujetan, la operación crítica es denunciar, interrumpir esas operaciones
de control. Bajo el suelo de la fluidez, la operación de denuncia o cuestionamiento del
funcionamiento de un dispositivo se torna inoperante, se trata entonces de Producir
sentido.
II-
Hay diferencia entre pensar con un niño y saber sobre un niño. Lo primero produce
espacio, subjetividad. Tanto el adulto como el niño se van a constituir en ese encuentro.
Ya no hay destinatario infantil receptor, hay usuario, que es quien usa información. Hay
dos tipos de usuarios: los que sólo usan y los que generan operaciones.
Si el receptor infantil tradicional está amenazado por las leyes del código y la censura,
el usuario infantil está amenazado por la superfluidad.
IV-
Sin operaciones de pensamiento, la mera observación del texto televisivo produce exceso
de estimulación. Si entre el niño y la TV no se introduce algún dispositivo que le permita
programar, será un mero actualizador.
La operación es desaturar. No se trata de darle otro sentido a algo que había que inventar
o que no había sino de producir un sentido que era imposible en la saturación total.
La palabra superflua
I-
La escuela es una institución fundada y pensada para habitar en un medio sólido. Y
estable. Si la escuela forma a los hombres del mañana supone lo necesario d una
regularidad temporal presente, pasado y mañana. El mañana da sentido a la experiencia
escolar y se torna eficaz en consonancia con otras instituciones (familia). La relación con
la ley y el poder se supone reproducida en todas las otras instituciones.
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En la medida en que el Estado estalla en la posibilidad lógica de cohesionar, las
instituciones devienen fragmentos.
II-
Si todo fluye también a la palabra le cabe la experiencia de la superfluidad. Esto se conoce
con el nombre de opinión. La opinión es una palabra de enunciación superflua, que no
tiene ningún efecto sobre otra.
La opinión es un discurso que tiene estatuto casi de sonido, son palabras que no anudan,
no significan.
Esta experiencia de superfluidad de una palabra que no produce nada en quien la dice ni
en quien la recibe, es propia del sufrimiento contemporáneo, del sufrimiento por
superfluidad e insensatez, por desvanecimiento general del sentido.
III-
Lo que fragmenta y fisura de ver TV no se produce por los malos valores sino por el tedio
que produce. El zapping produce sufrimiento, pero al menos conecta a algo ante la
amenaza de dispersión general.
Se trata de un aburrimiento no por represión sino por desolación. Hoy la prohibición que
era causa del aburrimiento de antaño no es un problema, hoy se sufre por saturación.
Las dos figuras de la saturación son los hiperkinéticos y los aburridos. La saturación
produce como efecto la desconcentración; se responde defensivamente con la
desconexión. Ante la excesiva desconexión del medio el sensorio se repliega y tenemos un
aburrido, un desconectado, uno que está en otra, que no da bolilla. En la contracara
tenemos un hiperkinético, un usuario eficaz de los dispositivos de información que se
mueve a la velocidad de la luz no solo por eso sino porque el entorno informacional lo
requiere a mil.
El desafío que se nos presenta es cómo educar al aburrido, figura que se nos presenta
como sintomática de la subjetividad contemporánea. ¿qué se hace con un sujeto que está
conectado y saturado en la conexión pero, sin embargo, eso es mejor que extinguirse en la
dispersión general?.
CAPÍTULO 11.
EL DESFONDAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS
II) La figura del modelo publicitario se nos presentaba como un tipo subjetivo diferente del
universitario. El síntoma es como un desacople entre dos discursos. La articulación
relativamente armónica entre la familia, la escuela y la universidad ya no operaba, había
una existencia de otra producción subjetiva. Los chicos tenían destrezas pero no les
servían para habitar la situación universitaria. Los medios son una institución, un
dispositivo capaz de producir una subjetividad que tenía la consistencia y permanencia de
un instituido. El discurso universitario no puede ver al habitante como tal, sólo lo ve como
síntoma que emerge en el funcionamiento universitario.
III) Leer y escribir en la era de la comunicación es una operación mucho más compleja y
heterogénea. No es leer y escribir la letra. Se trata de lecturas y escrituras de distintos
soportes. En el chateo no hay comunicación: hay contacto, hay interacción.
IV) Los galponiles son comportamientos que no producen una subjetividad. Algo estaban
haciendo los chicos cuando se quedaban en el aula y no tenía nada que ver con la
expectativa universitaria.
V) El sujeto no estaba producido en una institución análoga a la universitaria sino en una
institución que tenía otra lógica, otra gramática: el discurso mediático. Los chicos tenían
muchas estrategias para relacionarse con las tecnologías. La televisión era una experiencia
en la cual los chicos se constituían. La televisión es un modo relevante que opera múltiples
conexiones que es para los chicos un operador que hace red. Como usuario ya no es
aburrido sino un sujeto hiperconectado. Así como uno puede pensar que la televisión es un
obstáculo para la pedagogía, también puede pensar que la pedagogía es un obstáculo para
habitar la televisión.
EJE II –( a-b)
PARA PENSAR ACERCA DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS
GRACIELA FRIGERIO
Pasamos mucho tiempo real en instituciones educativas, pero sabemos poco respecto de
ellas. Como ha dicho Kaés no contamos con una teoría psicoanalítica de la institución y
debemos plantearnos por qué esto es así, siendo que Freud ha generado aportes para
pensar las mismas.
Coincidimos con autores que sostienen que una institución se caracteriza por constituir una
de las parcelas en las que la sociedad divide su terreno, asignándole una función relevante
para su existencia. La geografía presenta espacios materiales y simbólicos.
Las instituciones no son edificios sino procesos por los cuales una sociedad se organiza a
través de un proceso continuo de construcción y deconstrucción.
Estas fuerzas conviven en permanente tensión e intersección y son necesarias para la vida
institucional. Las normas y los actores que buscan innovar sobre ellas tienen en cada
institución una modalidad de relación específica.
La norma y la subjetivación de la norma tendrán igual importancia. El sujeto se constituye
a partir de una prohibición.
Otros autores prestan particular atención a la relación de los sujetos con la institución,
que no es otra que la relación de los sujetos con la ley; pasaje de la horda a seres humanos
a través de la institución de una ley.
Para otros sin técnica de “hacer-creer” no hay institución, no hay orden ni subversión.
Para cada actor la norma ofrece seguridades pero a la vez limita y reprime. Así todo sujeto
oscila entre la tracción y la repulsión a las normas.
Todos los elementos que preceden se hacen necesarios a la hora de una lectura de lo
institucional.
EJE II – (a-b)
Cara a Cara
49
Siempre se requiere de otros para realizar el pasaje a sujeto social. Educar siempre
conlleva reproches, siempre podría haberse hecho otra cosa o de otro modo.
Pero ¿cuál es el lugar del Estado en la educación? ¿la educación es cosa pública o puede ser
tratada como mercancía y quedar librada a las leyes del mercado?
Nudos al Desnudo
Los sistemas educativos son tema de debate y confrontación por la importancia que se
atribuye a la educación.
- Nudo 2: Las reformas estructurales están a la orden del día. Se observan movimientos
pendulares para encontrar la “buena estructura”. Contra el optimismo organizacional
otros claman por un ¡basta de reformas!
- Nudo 9: Las reformas de los planes de formación docente se han integrado a las
propuestas. “Profesionalización, actualización, perfeccionamiento” son las expresiones
que denotan la necesidad de acrecentar el capital cultural de los docentes. Esto es una
reparación histórica, pero no es suficiente para revertir características estructurales del
sistema educativo. La inversión debería modificar las retribuciones para crear un
correlato entre exigencia y condiciones materiales reales.
Lo no anudado o lo des-atado
Si en los discursos y prácticas hay marañas temáticas y conceptuales en la realidad hay
cosas que andan sueltas.
Anudar esos hilos permitirá tejer la trama necesaria para el sostén de lo educativo.
Algunos de los puntos desanudados son:
1. Políticas globales-políticas educativas: pensarlas separadamente implica no tomar
en cuenta el límite que las primeras imponen a las segundas. Un derivado de esta
des-intrincación es el vínculo cortado entre calidad educativa y calidad de vida,
suponer que puede construirse una sin la otra es una ingenuidad. El nivel de
solidaridad necesario entre ambas políticas así como la solidaridad de otras
instituciones son hoy contradictorias con las leyes del mercado el individualismo y
el sectorialismo. Otra dificultad es unir la idea de espacio público con la lógica de
servicio público. La educación es cosa pública, espacio público, lo que se ve
relativizado cuando se intenta aplicar a la cosa pública las leyes de mercado
2. Macropolíticas-micropolíticas: aquí se dejan sueltos otros hilos y se constituye el
encasillamiento y la mutua ignorancia entre ambas. Al pensar lo educativo y lo
escolar como compartimentos estancos no es posible visualizar los ecos que cada
una impone a la otra.
3. teorías y prácticas: Las teorías intentan encontrar sentido a fragmentos de la
realidad y las prácticas están construidas sobre tramas teóricas más o menos
explícitas. Ninguno de ambos hilos atrapa por só solo a la realidad, y ese es el
riesgo de desanudarlas.
Estas tendencias tienen sus efectos: en los establecimientos se reinterpretan cada día y
cada institución toma posición frente a ellas; en lo que respecta a los actores encontramos
optimistas, desconfiados, voluntaristas etc.; entre ellos los que optan por “estar sin estar”
y los que posibilitan anónimamente la obra avanzando en la búsqueda de sentidos y
consolidando intencionalidad docente; los que apuestan a su capacidad de reflexión e
invención para construir.
También están en juego las condiciones del trabajo docente, financiamientos no resueltos,
segmentaciones, omisiones, etc.
¿a tientas o a sabiendas?
Se sabe poco y no ha habido hasta poco una intención sistemática reconstruir un saber
sobre el gobierno y gestión de la institución de la que tanto se espera, eso plantea un
límite a la posibilidad de intervención. Por otra parte el saber construido no ha estado
siempre al alcance de los docentes.
La consecuencia de esta omisión es que sin una teoría la práctica es cualquier cosa menos
una experiencia. Otra consecuencia es la sobrexigencia a que quedan sometidos los
actores en épocas de demandas.
¿qué se necesita saber para gestionar una institución educativa?¿qué necesita saber un
docente de la institución educativa para pensarla y pensarse?
Hay un obstáculo para trabajar cuando mucho no se sabe sobre la institución, pero
también lo hay cuando hay un saber no sabido y éste es el caso más habitual; hay un
saber hecho de experiencias, pero que no está disponible para ser sistematizado y no
encuentra palabras para expresarse ni las formalizaciones necesarias para ser comunicado.
Pasar del saber no sabido a un saber a sabiendas requiere el pasaje por diversas teorías y
prácticas evitando simplificaciones y reduccionismos. Además se requiere de ganas.
¿Qué son las instituciones educativas? Una dificultad para pensar el objeto es la proximidad
cotidiana a él y aprender implica permitirse la aventura de la exploración con alegría por
descubrir. Empecemos por descubrir lo que está presente en nuestras representaciones y
metáforas sobre la institución educativa
Se pueden diferenciar estas perspectivas, pero en cada escuela concreta las cuatro andan
juntas componiendo figuras institucionales y dando señas de identidad.
5. como “contenido” curricular: rara vez las escuelas y las instituciones educativas
nos fueron propuestas como “contenido”, como objeto de conocimiento. Se trata
de pasar del contenido tácito al explícito para un saber a sabiendas.
Estos recortes imponen un horizonte lógico que permite construir un territorio; al menos 5
horizontes lógicos para el mismo objeto y cada punto de mira requiere y admite distintos
abordajes. Se trata de un objeto complejo y hay que considerar que el objeto de
conocimiento y el sujeto que está conociendo se implican y remiten mutuamente.
Pero ¿en qué términos se plantea en nuestro tiempo ese educar en sentido amplio? La
institución del otro como semejante es una necesidad para el mundo de mañana.
Derrida habla de “políticas de justicia” que son las que toman en cuenta a los que ya no
están y a los que aún no llegaron. El nexo entre educación y preocupación por el otro
debería ser un tema clave en nuestro tiempo.
La institución educativa y la escolar están en una posición particular porque son lugar de
sostén, tratamiento y despliegue de las tensiones entre lo viejo, que clama porque las
reformas no sean demasiado profundas, y lo nuevo que clama por el cambio de lo viejo.
Los límites entre las fronteras de las instituciones son zonas de permanente conflicto.
A propósito de la especificidad
Desde nuestra perspectiva la especificidad remite a saberes como a vínculos sociales.
Las instituciones no son sus espacios ni sus objetos, somos fundamentalmente sus actores,
nosotros y los otros y lo que ocurre en las instituciones.
Los alumnos desean que alguien les enseñe a “vivir bien”, y ese es un deseo compartido.
Se trata de aprender a vivir bien y eso implica un saber sobre sí. Tratándose de un saber
sobre sí es imposible que otro responda y enseñe.
¿qué hacer? En primer lugar aceptar que la institución educativa sólo puede proponer un
saber sobre otra cosa, saber sobre el mundo, y para que ese saber sea aceptado tiene que
ser significativo para el sujeto
¿La institución educativa puede ofrecer algo significativo? Sí porque es donde el sujeto
tiene posibilidad de aprehender los modos de pensar el mundo. Para ello las instituciones
deben ofrecer rupturas, epistemológicas, pedagógicas y didácticas.
La producción de esas rupturas requieren del encuentro de sujetos que enseñen, eduquen
y formen con sujetos que aprenden. La oferta de ruptura epistemológica es definitoria de
la institución educativa, si esta oferta no se concreta algo importante queda perdido para
el sujeto.
Las instituciones educativas son leales a su especificidad si los sujetos que a ella
asisten encuentran allí, aprenden allí, lo que no se puede aprender en otros lados.
Cuando los terceros están omitidos las instituciones educativas pierden especificidad.
“Instituciones Perplejas”
I
A comienzos del siglo XXI nuestra perplejidad no busca fundamentos racionales para los
principios, exigencias y preceptos de una doctrina. Corren los tiempos posmodernos
II
Cuanto menos unificado esté el mundo simbólico, más heterogéneos resultan los lugares
desde los que se piensan. Perplejidad e incertidumbre son insumos específicos de la
constitución subjetiva contemporánea, resultan términos inevitables de la situación actual.
La incertidumbre y la perplejidad ¿sobrevienen porque venimos de una época y pasamos a
otra o a causa del modo propio de ser de esta última? Pero si la perplejidad es un dato de
la dinámica inmanente de lo que estamos viviendo, entonces vino para quedarse, y en este
sentido, una perplejidad estable sí es una novedad ya que se destina como un hábito.
III
Hobsbawm caracterizaba el siglo XX como el de la confrontación entre el capital y el
trabajo. En la historia marxista, cualquier fenómeno del siglo XX se puede reducir a la con-
tradicción fundamental entre capital y trabajo.
El siglo XXI se podría pensar como el de la conflictividad entre el capital financiero y los
conjuntos sociales; o, si se quiere, entre el andamiaje virtual tecnológico por un lado y los
arraigos reales prácticos por otro; o entre la dinámica económica de fluidos y nuestra
intuición social lógica sólida.
Vivimos en circunstancias en las que se ha desintegrado la instancia aglutinante que era el
estado. El estado desapareció como instancia meta, articuladora de la totalidad social. Ni
se ha perdido, ni nos hemos liberado del estado meta-articulador: simplemente ya no hay
estado meta-articulador.
Así lo inédito de nuestra experiencia es transcurrir en un plano de pura facticidad. La
antigua solidez estatal, atravesada por los flujos del capital, se fragmenta en islotes. Esa
fluidez del capital deshace la antigua consistencia totalitaria proporcionando fragmentos
inorgánicos en vez de partes de un todo.
IV
¿De qué sufren las instituciones? el modo de sufrir se agrava porque nuestras teorías
suponen condiciones que se están desvaneciendo. En las instituciones no padecemos por
fijación sino por volatilidad de los agrupamientos. No padecemos el encierro del adentro ni
la exclusión del afuera, sino por no estar ni adentro ni afuera. En definitiva lidiamos con la
estupidez que nos impide pensar de cualquier manera.
Vamos a necesitar algún esquema para pensar el tipo de alteración que están transitando
las instituciones y la alteración de las condiciones en las que pensar la institución. Esta
alteración se puede enunciar como pasaje del paradigma estado al paradigma mercado.
Estado y Mercado se instituyen bien. Paradigma es prácticamente un énfasis; viene a
querer decir que no se trata del mero cambio de una cosa, sino de un cambio simultáneo y
complejo de una cosa, de la modalidad de una cosa, de los modos de pensar la cosa, del
contexto de la cosa, las condiciones de la cosa, de las condiciones y relaciones del obser-
58
vador y la cosa que hace que no sean ya posibles los observadores ni las cosas: el para-
digma mercado afecta esencialmente el proceso mismo de pensamiento.
No se trata de una condición de clase, sino de una condición de época. Por un lado
cambian las formas de sufrimiento, por otro se altera el paradigma de la experiencia
social. Nos queda ingresar en el mecanismo de conexión entre ambas alteraciones.
V
Pensemos la relación entre estos modos específicos de sufrimiento en las instituciones
actuales y la alteración esencial del paradigma. Las instituciones transitan las ruinas del
estado como modo de ser, hacer y pensar: modo basado en la territorialidad, el encierro,
la soberanía, la representación, la reproducción. Estos rasgos intentan indicar la serie de
servicios que el estado prestaba en la constitución misma de lo institucional. Porque en
esta línea, el estado era institución de las instituciones, constituía una metainstitución
exhaustiva que aseguraba las condiciones de cualquier institución. Es inconcebible la
institución sin metainstitución que disponga las condiciones.
La institución incluye una función decisiva: la reproducción. La función del estado obliga y
garantiza la reproducción de unos términos de modo tal que se reproduzcan también los
otros. En la cadena institucional estatal, el desfasaje de uno de los términos des barata la
serie. El control estatal, el “paradigma institución”, impuesto por las organizaciones,
tendía a garantizar un suelo estable en el que fuera posible la reproducción. Esta
condición hoy se desbarata. La alteración de la que hablamos es el desfondamiento del
estado, la descoordinación de las organizaciones, la destitución de la metainstitución que
proveía las condiciones de reproducción. Entonces estamos en el agotamiento de lo insti-
tucional mismo, por desfondamiento de su condición estatal metainstitucional. El desfon-
damiento no remite a la caída de lo edificado sobre un suelo sino a la licuación de ese
suelo mismo.
VI
Transitamos entonces, el pasaje de la solidez a la fluidez. La condición fluida nos conduce
a preguntarnos si somos capaces de habitarla, si el pensamiento es capaz de habitarla y
correlativamente diseñar estrategias que la habiten.
No es sencillo, ya que ese esquema lógico que llamamos institución no resulta apto para la
fluidez. Supone algunas condiciones de reproducción que la fluidez se resiste a proveer. No
esta diciendo que no existan instituciones, sino que lo que se llama institución no puede
sostenerse ya en su esquema antológico de reproducción, conserva el nombre y algo más.
Una de esas instituciones, una pieza de ese tablero era el mercado liberal, ese mercado
era una laguna en medio de un continente sólido. Pero esa laguna crece, se desborda se
desconviene. Esa laguna que era una pieza del tablero estatal, se convierte en el tablero
de otra lógica, esa pieza devino condición de todo el juego y lo alteró de tal modo que las
antiguas piezas no conocen las reglas de este nuevo juego. Quizás las reglas no sean
desconocidas sino inexistentes.
VII
Esa conexión entre términos heterogéneos en un medio fluido es la fuente de la in-
certidumbre contemporánea. En un medio sólido, las conexiones entre dos puntos perma-
necen estructuralmente. En un medio fluido las conexiones entre dos puntos son siempre
contingentes, en un medio sólido dos puntos cercanos permanecen cercanos sino se pro-
ducen un corte que los separe. En un medio fluido dos puntos cercanos permanecen cerca-
nos sólo si hacemos lo pertinente para que permanezcan cercanos.
La incertidumbre contemporánea no es un fenómeno de orden epistemológico (hay algo
que no se, sobre eso no tengo conocimiento), sino de orden ontológico (se perfectamente
que eso está en sí indeterminado y a la deriva). Como sujetos de conocimientos no
ignoramos las determinaciones de lo real, nuestra incertidumbre es el correlato verídico de
la indeterminación de lo real.
VIII
Nuestra perplejidad es actual procede de la indeterminación intrínseca de la relación
social, de nuestros modos de producción. Los modos de producción de realidad actual im-
ponen irreductiblemente la heterogeneidad y la contingencia, entonces, los modos
actuales de producción de realidad no sólo son heterogéneos (génesis) sino también
59
heterólogos (lógicas). Esto es así ya que se llama heterogéneo a los términos que difieren
en su génesis y heterólogos a los que operan en lógicas incompatibles o inconmensurables.
En condiciones de estado, cualquier cuerpo humano es el de un semejante (un cuerpo
representa a un cuerpo para otro sujeto) pero en condiciones de mercado no es un
semejante, es mucho más y mucho menos que eso. En principio es un cuerpo, tan sólo un
cuerpo. Con arte y maña y luego es otro solamente otro. El otro es efectivamente otro y no
un semejante tramado conmigo en una estructura. Lo sé por la consecuencia.
IX
Francis Fukuyama plantea en su libro “confianza” que las relaciones sociales en
condiciones neoliberales se sostiene excluidamente en la confianza. La confianza deses-
perada predica que lo único que sostiene es la confianza. Desesperada, no se trata de la
confianza en la solidez de alguna instancia confiable sino de la confianza en que si no lo
sostenemos mediante la confianza el mundo-mercado se desintegra. Si no se confía, se
derrumba.
Confianza en los poderes cohesivos de la confianza. Confianza en que la confianza es lo
único que nos queda. La confianza no basta para pasar del fragmento a la situación; es
preciso pensar de otro modo, hacer y hacerse de otro modo, constituirse de otro modo,
hacerse casa vez, hacerse en cada situación: confiar de otro modo.
X
Martín Buber comprende que el mundo genera en nosotros el lugar donde recibirlo; no
somos nosotros los que recibimos el mundo; no es el mundo el que se instala en noso tros;
sino que genera en nosotros un lugar en el que albergarlo.
Las organizaciones, nombre de resonancia empresarial por un lado, militante por otro,
pero a fin de cuentas un nombre razonablemente genérico, designan los modos de
agrupamiento en condiciones de fluidez. El índice de eficacia de la organización es la velo-
cidad para configurarse frente a estímulos, provocaciones, causas, dislocaciones que so-
brevienen de modos contingentes. Al igual que en las instituciones pueden haber nombres
y cargos, pero no puede haber lugares en el sentido estructural del término.
En las organizaciones los nombres y cargos no remiten a sitios regulares del organigrama.
Sin lugares solo hay operaciones de existencia en la fluidez. Las operaciones requieren una
buena dosis de confianza desesperada.
Como las condiciones en las que tienen que operar las organizaciones son inanticipables,
ninguna configuración resulta adecuada a sus objetivos o a sus funciones.
La organización, la institución actual, trabajará activamente para configurarse en cada
circunstancia, el resto es dispersión.
El medio fluido no ejerce una inercia de conservación sino de disolución. La fuerza
principal de cohesión en las organizaciones es el pensamiento. Si las instituciones estatales
sabían, las instituciones fluidas se definen por su capacidad de pensar.
En condiciones de fluidez (solo queda pensar) el pensamiento es la condición de posibilidad
de una organización-institución, caso contrario, se vuelve pura discreción o patología de
excrecencia: términos que están representados pero no representados: paradigma de
anacronismo, espuma ontológica del agotamiento. La excresencia es una exhaustiva
reproducción de las funciones que no cumplen función alguna, reproducción perfecta de lo
ineficaz, por lo tanto, ruina de esa misma reproducción perfecta.
XI
Distinguimos esquemáticamente dos comportamientos materiales de la flexibilidad. Una
superficie puede dejarse moldear elásticamente por la actividad configurante del
pensamiento y adoptar una forma. Una superficie puede dejarse moldear plásticamente
por la actividad configurante y adoptar una forma. La diferencia no es solo una letra e- por
p-. La superficie plástica adopta sin resistencia la configuración reciente, mientras que la
forma elástica resiente la deformación.
Entonces queda mezclado el conocimiento con el desconocimiento. Adentro-afuera han
explotado. La globalización suprime la frontera adentro-afuera.
En el medio de la destitución, de la desolación, de la fluidez, uno pertenece a los sitios en
los que puede pensar, constituirse, constituirse pensando.
60
Una organización en la fluidez es una superficie plástica dispuesta a configurarse en cada
operación frente a estímulos aleatorios.
XII
En condiciones de fluidez, naturalmente permanece el esquema ontológico de la
institución reproductiva.
El recinto en que la materia choca no puede llamarse institución. El nombre galpón se
ajusta mejor.
XIII
La perplejidad es la experiencia de que lo configurado se está desligando. Lo configurado
no es lo instituido que provee una forma al devenir, sino lo que se está descomponiendo en
esta derivada actual, si no se lo configura aquí y ahora, si no se lo organiza, de por si no
determina organización, sino dispersión. La perplejidad es la antesala del pensamiento.
En un mundo coordinado por el estado, la subjetividad generada por la familia permite
pasar a la escuela, de la escuela pasar a la fábrica, a la oficina, al hospital: uno puede ir
pasando a través de distintas situaciones, porque están regidas por la misma lógica. Pero
sin una instancia que coordine, la entrada en cada situación tendrá que atravesar su
momento de perplejidad o un, para ingresar en cualquier situación tendrá que atravesar el
momento de perplejidad para poder constituirse según la situación final.
En todo caso, hemos de ver si somos bichos capaces de crear en nosotros otros bichos
dotados con el insumo de la serena perplejidad que no desgarra, si podemos crear las
practicas capaces de instaurar una subjetividad que pueda moverse en ese medio sin
desmentir la indeterminación esencial y a la vez, sin desgarrarse por eso. No se si es
posible, solo se que es necesario.
EJE II (C)
61
b. La institución escolar.
La escuela no enseña todo lo que debería y podría enseñar, ni el alumno aprende todo lo
que debería y podría aprender. Con lo cual se produce una “injusta distribución de la
cultura”; que atenta en contra de los derechos humanos y dignidad del hombre, y que
denomino “exclusión escolar interna, que se explica, por un tipo de configuración entre
elementos, cuyo rasgo es la pérdida del sentido de la tarea educativa y cuyos efectos
constituyen dicha exclusión. Entre los elementos que interactúan en esta configuración, es
importante destacar algunos aspectos por su relevancia en el impacto y en la constitución
del sujeto “sufriente”: el docente.
c. Los alumnos:
Hiperexitación: aceleramiento en todo, con profundas dificultades para la
concentración de la atención y la construcción de una lógica de pensamiento
conceptual y reflexivo, compromisos pequeños y con pequeñas cosas,
desconsideración indiferenciada con los agentes formadores: “rechazo del
conocimiento libertador por parte de quienes más se beneficiarían con él,
básicamente los jóvenes pertenecientes a sectores populares dispersos y débiles”
(Follari)
Posicionamiento de una actitud hostil, casi de “enemigos” contra quienes intentan
formarlos: los docentes.
Ausencia de autodominios básicos que posibiliten y/o sean posibilitadores de una
aprehensión, comprensión, desarrollo, y control de sus potencialidades, de
autodisciplina y estudio.
Sobreestimulación que promueve una comprensión débil, construía a partir de
“significantes flotantes”, hay superficialidad, aislamiento y acumulación de
comprensiones mínimas que promueven la ilusión de un conocimiento.
63
Desterritorialización que los hace pertenecer a “no lugares.
Práctica de la “cultura del facilismo” que envuelve en un “pernicioso círculo de
autocomplacencia y que anticipa la derrota”
EJE II – (C)
66
Se abre ante el sujeto un mundo adulto donde habrá de hacer sus elecciones sexuales y
hablar en su propio nombre.
Las causas de fracaso escolar son difíciles de determinar en este período, dentro de la
dificultad es importante determinar un diagnóstico diferencial ya que las causas que
entran en juego en las crisis de la adolescencia son las mismas que pueden jugar como
factor desencadenante de un estado psicótico.
La crisis de la adolescencia
¿Por qué vienen a vernos los adolescentes?: si los acompañan sus padres generalmente la
queja emana de ellos, su hijo cambió…. A veces la fuente de sufrimiento y conflicto es ese
cambio. En ocasiones al cambio social y de rendimiento escolar se suelen sumar síntomas
graves: anorexia, fuga, tentativa de suicidio, una acción delictiva, adicciones, etc. En
estos casos el adolescente permanece callado, se niega a contestar las interpelaciones de
sus padres, las refuta a veces violentamente.
El adolescente tiene deseos de afirmarse y nada peor que los padres permisivos e
indulgentes a quien no pudiendo contrariar ni atacar no permiten que esa afirmación sea
posible.
El adolescente se queja de que no puede comunicarse con sus padres pero detrás de esa
demanda hay una repugnancia a intercambios demasiado personales, están intentando
construir su intimidad, separarse y hacer un trabajo de duelo.
Para esto debe renunciar a una relación demasiado íntima con sus padres y ese rechazo de
las imagos paternas hace sufrir a los padres promoviendo el surgimiento de la culpa en el
adolescente.
La maduración sexual, por otra parte, hace urgente la elección sexual. Así el sujeto está
encerrado entre la pulsión y el deseo; así mantiene amores idealizados que puedan ser
puestos a distancia a la vez que descalificará con bromas al otro sexo. Preocupado por
seducir, absorbido por sus fantasías, taladrado por la pulsión su trabajo escolar, que exige
capacidad sublimatoria, puede aparecer como mediocre. Esta inestabilidad es propia de los
alumnos de segundo y tercer año.
Así, la inhibición intelectual está vinculada a posiciones edípicas conflictivas; por ejemplo
una interdicción superyoica, con su corolario de culpabilidad, puede detener cualquier
aspiración al éxito cuando el mismo es vivido como una rivalidad peligrosa con el padre.
Los fantasmas que acompañan el sobrepasar al padre (sustraerle el falo, reemplazarlo al
lado de la madre, destruirlo) despierta angustia de castración y temores. Esto se refleja en
el fracaso escolar de jóvenes brillantes que han superado en ese nivel a su padre o de
jóvenes que se prohíben el éxito social para no diferenciarse de la figura borrosa de la
madre.
El yo ideal
Para Lacan el ideal del yo es una introyección simbólica y el yo ideal una proyección
imaginaria.
El ideal del yo
Se trata de la identificación a partir del rasgo unario, tiene que ver con lo simbólico. El
adolescente suele oponerse a los ideales que había compartido hasta el momento con su
familia, sean religiosos, políticos, morales y en esos cuestionamientos los estudios están
incluidos en tanto soporte de ideales de éxito, riqueza, poder, etc.
De lo expuesto surge que el fracaso escolar adolescente puede ser considerado como
actitud de oposición y revuelta o también como una inhibición neurótica vinculada con
conflictos edípicos no resueltos.
En la cura hay posibilidad de organizar la técnica, aligerar las reglas para no aparecer de
entrada en una posición rígida y superyoica que nos haría asimilables a las instancias
parentales. El adolescente no quiere ni moral ni consejos, no viene a hablar del pasado
sino del porvenir, el riesgo de regresión lo atemoriza.
Dicen que no están enfermo y que quieren “salir solos” de la crisis; yo propongo entonces
recibir al adolescente según su pedido, sin ritmo preestablecido pero con la obligación de
solicitar turno con tanta anticipación y de abonar una parte de la consulta con su propio
dinero.
Las entrevistas tienen sobre todo una dimensión analítica: a través del relato de sus sueños
o ensueños el sujeto establece un lazo entre lo actual de su condición y la primera
infancia, toman así otra dimensión en la búsqueda de su identidad.
El brote psicótico
Existen la misma coyuntura y razones que provocan la crisis del adolescente y la entrada
en la psicosis: el sujeto debe abandonar un status que funcionaba hasta entonces y
enfrentar otra realidad. De esas profundas reorganizaciones de las identificaciones el
sujeto puede salir reforzado en sus elecciones, la crisis pasó. Esta conclusión feliz sólo
puede darse cuando el trabajo de simbolización y de represión a la que se asocia llegaron a
buen fin.
Las nociones de fracaso y éxito deben ser relativizadas por el educador. Hay que
acompañar al alumno, sostenerlo en sus realizaciones y no dramatizar sus fracasos.
Aún con actividad delirante estos estudiantes pueden lograr éxito en sus estudios, para ello
son importantes las condiciones de la estadía en esas instituciones educativas donde
encuentran gente que los comprende, con quien hablar y realizar actividades específicas
como psicodrama o un psicoanálisis.
Hoy, en la era de la quimioterapia ya nadie puede ser 100% loco, sí se pueden tener brotes
delirantes y accesos agudos.
EJE II (C)
70
Introducción
Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz parten de una pregunta, que haré para
plantear el eje enredador del cual girará nuestra articulación ¿Se acabo la infancia?
Para ir despejando esta incógnita es importante no olvidar que la situación
histórica determina la concepción y el modo en que se es infante- adolescente.
Ignacio Lewkowicz: aporta, como historiador, la perspectiva original en su
análisis de la constitución de la subjetividad.
Cristina Corea: partiendo de la semiología realiza una hipótesis “El final de la
Infancia”
Recorrido histórico
Instituciones:
FAMILIA
ESCUELA
PUBLICIDAD
EL PERIODISMO
Se intenta ver de que modo las figuras del niño que construyen esos géneros, El
sujeto de derechos, el consumidor y el receptor infantil de las series (Los Simpson).
Destituyen la figura del niño moderno.
Problema
La violencia infantil es un SÍNTOMA discursivo de los medios, es el sistema de
una mutación drástica, la mutación del “cachorro humano” (que estaba en posición de
real para las instituciones de la infancia).
Lo que denominamos Institución Infancia es el producto de las operaciones
prácticas (operaciones discursivas que dan consistencia imaginaria en el discurso
burgués) del discurso sobre la familia y sus niños. Hoy se nos presenta como
sintomático es el DESACOPLE entre esos discursos y su real.
Por todo esto la mirada recae sobre la escuela y la familia las instituciones
que fueron responsables de la contención y de la formación de niños, a los que
realmente producían como alumnos o hijos. Pero hoy esa infancia ya no existe.
EJE II (C)
73
CAPITULO 6
I
La tarea del historiador es pensar los cambios acontecidos en el pasado, y lo que
realmente le interesa es el cambio. Nuestro objeto o nuestro campo de pensamiento- es el
campo social. Lo atractivo del pensamiento historiador radica en la posibilidad de pensar
las trasformaciones que habita.
Cada campo tiene sus supersticiones, llamados supuestos básicos nuestra superstición
histórica es la inexistencia de invariantes: la experiencia humana está sometida al devenir
alterador: el devenir capaz de alterar las situaciones es capaz de alterarlo todo. Por eso
nuestra disciplina está atraída por el cambio.
Pensemos los cambios actuales en la infancia. Pregunta inquietante: ¿Cómo tejer
subjetividad cuando las instituciones ya no tienen potencia para instituir lo que supone?
Toda institución se sostiene en una serie de supuestos. La institución escolar necesita
suponer que el alumno llega a la escuela bien alimentado… las instituciones necesitan
suponer unas marcas previas.
Ocurre que las instituciones trabajan con una serie de supuesto que presupone para cada
caso un tipo de sujeto que no es precisamente el que llega.
Hoy, la distancia entre lo supuesto y lo que se presenta es abismal. Por su conformación
misma, la institución no puede más que suponer el tipo subjetivo que la va habitar, pero
actualmente la lógica social no entrega esa materia humana en las condiciones supuestas
por la institución.
En estas condiciones es estratégico distinguir entre las instituciones y sus agentes. Lo que
la institución no puede, el agente institucional lo inventa, lo que la institución ya no puede
suponer, el agente institucional lo agrega. Como resultado de esta dinámica, los agentes
quedan afectados y se ven obligados a inventar una serie de operaciones para habitar las
situaciones institucionales. Si el agente no configura activamente esas operaciones, las
situaciones se vuelven inhabitables.
Entonces tenemos un problema (mi querido Watson) a las instituciones ya no llega la
subjetividad pertinente para habitarlas. Pero ¿Qué posibilidades tienen los agentes para,
una vez desmontados los supuestos institucionales, instalar una subjetividad capaz de
habitar las situaciones?
Construimos una metáfora para nombrar situaciones en que la subjetividad supuesta parta
habitarlas no está forjada: la metáfora del galpón. Un galpón es un recinto a cuya
materialidad no le suponemos dignidad simbolica. La metáfora del galpón nos permite
nombrar lo que queda cuando no hay institución: una aglomeración de materia humana sin
una tarea compartida, sin una significación colectiva, sin una subjetividad capaz común.
Un galpón es lo que queda de la institución cuando no hay sentido institucional: los
ladrillos y un reglamento que está ahí pero no se sabe si ordena algo en el interior de esa
materialidad. Hoy, en ausencia de marco institucional previo, se permanece en el galpón
hasta que no se configura activamente una situación. Pero eso no depende de las
instituciones sino de sus agentes.
Cristina corea en chicos en bandas con el titulo anticipaba el doble estatuto de la infancia
en córdoba. Durante la investigación fueron apareciendo situaciones escolares a las que
era difícil dar sentido desde los supuestos institucionales. Resulta interesante suponer que
no hay una institución y que es preciso inventarla. Ahora inventarla significa organizar, a
partir de un problema, un dispositivo que permita que las paredes signifiquen. Si las
paredes son pura materia, si no organiza un interior simbólico, sino que solamente ampara
del viento, entonces tenemos un galpón.
Pensemos las operaciones en clave de invención. “los chicos van armados a la escuela”. El
problema presenta una condición impensable para la lógica institucional escolar: la
74
condición de armado es incompatible con la de alumno. El chico no va armado a la
escuela, va a todos lados así, y las paredes de la escuela no establecen ninguna diferencia.
Las paredes de esa escuela no establecen un interior, por eso es pertinente partir de
pensarlas como paredes de un galpón.
Ahora ¿Qué se hace con eso? Armado y alumno son incompatibles, pero sin la condición
armado el alumno quizás no llega a la escuela. La operación capaz de instalar algo de
escuela en esas condiciones necesita desarmar a los niños, aunque sea durante su
permanencia en el edificio escuela. Entonces una posibilidad: el armero, operación
problemática desde cualquier punto de vista, pero configura un interior en la escuela.
Según la investigación, esta escuela se funda desde el armero y no desde los programas. La
posibilidad de que haya escuela no se funda desde el reglamento o curricular, sino desde
esta operación que distingue un interior de un exterior. La escuela no está instituida por si
misma ni tiene potencia para generar la subjetividad capaz de habitarla, en ese sentido es
que son necesarias estas operaciones ad hoc para habitarla.
Ahora bien, bajo los efectos de estas situaciones, es muy difícil empezar en clave de dada
esta situación y no de supuesta una situación. En una situación se configura una operación
que permite habitarla o emerge una suposición que impide habitar gran diferencia
subjetiva para docentes, padres y todas las figuras de trabajo en torno a la niñez. La
disposición puede ser: ¿suponemos una institución o leemos una institución? Son dos
mundos distintos. Si suponemos cómo debería ser la escuela, no logramos pensar nada de
lo que hay o de lo que puede haber. Si partimos de una situación dada, ahí podemos
empezar a pensar – con lo que tiene de indeterminada la tarea de pensar.
¿Qué significa que no hay invariantes?
Significa que las subjetividades se construyen mediante distintas prácticas productoras de
subjetividad en distintas situaciones, que no hay una naturaleza humana dada sino que hay
prácticas que la producen. En la modernidad, la usina práctica fundamental de producción
de subjetividad era el estado, metainstitución que albergaba, conectaba y volvía
compatibles las diversas instituciones. Y la subjetividad que producía el Estado era la del
ciudadano.
El ciudadano es una realidad propia de una época histórica. ¿Qué es un ciudadano? El
ciudadano es el átomo del pueblo, y el pueblo es soberano, o de él emana la soberanía,
pero no reside en él. La soberanía emana del pueblo pero no reside en el pueblo, sino en
los representantes. El ciudadano es un sujeto capaz de hacerse representar. Y por eso
necesita ser sujeto de conciencia.
Pero para forjar un ciudadano se parte de un niño. E el supuesto educativo de los Estados
nacionales es que el niño es fundamentalmente inocencia y fragilidad, y requiere amparo y
educación. No es aun un sujeto de la conciencia, no es aun un ciudadano. La infancia como
institución, como representación, como saber, como suposición, como teoría, es producto
de dos instituciones modernas y estatales destinadas a producir ciudadanos en tanto que
sujetos de la conciencia: la escuela y la familia.
La familia instaura en el niño el principio de legalidad a través del padre, que encarna la
ley, y luego trasfiere hacia la escuela la continuidad de la labor formativa. La escuela es el
aparato productor de conciencia que consiste en educar al soberano. Para ser soberano hay
que estar en el pleno ejercicio de la conciencia, y las instituciones son productoras de ese
sujeto de la conciencia. La familia y la escuela forjan la conciencia. Al forjar conciencia,
generan el inconsciente a la sombra de ese producto, pero no es ese el proyecto, el
proyecto es generar un sujeto conciente.
La escuela y la familia instituyen la figura del infante: un futuro ciudadano inocente y
frágil, que aun no es sujeto de la conciencia y que tiene que ser tutelado pues ahí, en el
origen, esta contenido el desarrollo posterior.
II
Foucault realiza una serie de estudios sobre la locura y las prisiones para estudiar los
dispositivos de exclusión. ¿A quién se excluye? En el mundo moderno se excluye a quien no
dispone de razón. El niño es un excluido radical del universo burgués moderno. Luego se
incluirá, pero cuando ya no sea niño. El niño cuenta solo como “hombre del mañana”
75
Pero la trasformación contemporánea transforma a ese hombre del mañana en un
consumidos del hoy –o expulsado del consumo del hoy. La destitución de las instituciones
que producen infancia implica a su vez una habilitación del presente para los niños. Estos
son puro presente para el mercado: son puro presente de consumo o puro presente de
exclusión, pero no son proyectos de ciudadanos. La dimensión de futuro es inconcebible
para los mercados actuales.
Para pensar el cambio de lógica puede resultar útil simplificar la cuestión en los siguientes
términos: del Estado al mercado. Aun más simple es plantear que la lógica de Estado es la
lógica de lo solido. Lo solido es el estado privilegiado de la materia: ser es ser un sólido.
El Estado produce realidad al modo de instituciones. La subjetividad estatal supone que la
vida social está asentada sobre la solidez del territorio. El mercado produce realidad de
otro modo: la subjetividad neoliberal no se asienta sobre lo solido del territorio sino sobre
la fluidez de los capitales.
En un medio solido. La conexión entre dos puntos conectados permanece, a menos que un
accidente corte esa atadura. En la fluidez, la conexión entre dos puntos es siempre
contingente: puede no ser. En un medio fluido, dos puntos permanecen juntos porque se
han realizado las operaciones pertinentes para permanecer juntos, y no porque un
andamiaje estructural los encierre en el mismo espacio. En un medio fluido, cualquier
conexión tiene que ser cuidada, no se sostiene en instituciones sino en operaciones, no
tiene garantías, exige un trabajo permanente de cuidado de los vínculos. Las operaciones
necesarias tienen una dificultad adicional: en un medio sólido, si realizamos una misma
acción, producimos un mismo efecto, pero en un medio que se altera, las operaciones
necesarias para permanecer juntos van cambiando. Es decir que no por realizar una misma
acción producimos un mismo efecto.
La infancia era una institución sólida porque las instituciones que la producían eran a su
vez sólidas. Pero agotada la capacidad instituyente de esas instituciones tenemos chicos y
no infancia. Nos encontramos con una dispersión de situaciones para la cual no hay teoría,
y parece que no puede haberla porque las situaciones dispersas se montan sobre ese fondo
de fluidez, de contingencia permanente.
En un medio fluido hay fuerzas cohesivas. Nunca se llega a la ligadura estructural del
sólido, pero se producen cohesiones. Llamamos cohesión a un conjunto de partículas que
sostienen entre sí fuerzas de atracción mutua, que no se consolidan pero que en un medio
fluido evitan la dispersión. La dispersión es estar todos en un mismo recinto pero ninguno
está en la misma situación que otro.
En esas condiciones, los vínculos cambian de cualidad, están sometidos a los encuentros y
los desencuentros.
En la roma antigua la familia era uno de los pilares de la sociedad. Pero las familias se
complicaron. Hoy cuando se le pide a un niño que dibuje la familia, hay que darle una hoja
de gran tamaño y dejarlo que interrumpa donde le parezca. Las relaciones que puede
dibujar son vínculos difíciles de definir por el andamiaje estructural del parentesco.
Entonces, se arman constelaciones difusas, y es el chico quien elige.
En esa constelación difusa de emparentados, el parentesco deviene cada vez más electivo.
En historia suele distinguirse entre relaciones de parentesco y sistema de parentesco. Las
relaciones de parentesco son las relaciones que efectivamente se entablan. Lo que
determina las relaciones de parentesco es la que efectivamente “hacen”. Las prácticas
efectivas son las relaciones de parentesco. Y el sistema de parentesco es el que clasifica y
nomina esas prácticas.
No hay lenguaje de parentesco capaz de designar ciertos vínculos efectivos. Sin embargo,
puede haber una relación efectiva de parentesco. No hay ningún andamiaje estructural que
soporte eso. En todo caso, el vínculo se sostiene en prácticas efectivas y no en un sistema
clasificatorio, no en una institución. El vínculo se sostiene por haberse elegido
mutuamente, por cuidarse, acompañarse, no porque haya un anclaje dado de antemano
sino porque el haberse encontrado produce un entorno significativo.
Esta es la matriz de los vínculos actuales. Estos son los modos que adoptan los vínculos por
cohesion y no por solidez. Cuesta un enorme trabajo sostener las situaciones sin
instituciones, y requiere mucho trabajo de pensamiento.
76
Parecería entronces que para pensar la infancia es necesario des-suponer la infancia y
postular que hay chicos. Des-suponer la infancia significa no pensar a las chico como
“hombres del mañana” sino como “chicos de hoy” lo cual significa partir de que los chicos
no están excluidos en estos tiempos de conmocion social, no están anclados a estructuras
sino que están pensando tan frágiles, tan desesperados, tan ocurrentes como cualquiera de
nosotros, que tenemos la misma fragilidad de ellos. En la era de la fluidez hay chicos
frágiles con adultos frágiles, no chicos frágiles con instituciones de amparo. Y con esas
fragilidades estamos trabajosamente tramando consistencias, tramando cohesiones. La
solidez supuesta de un tercero se desfondó.
Así, las situaciones de infancia pueden pensarse como situaciones entre dos y no entre
tres.
Destituida la infancia, las situaciones infantiles se arman entre dos que se piensan, se
eligen, se cuidan y se sostienen mutuamente. Ya no se trata de fragilidad por un lado y
solidez por otro, somos frágiles por ambos lados.
CAPITULO 8
¿EXISTE EL PENSAMIENTO INFANTIL?
I
La infancia ha ido variando. Cuando tratamos de entender qué son los niños nos
encontramos con bibliografía que se refiere a una realidad que no es la que nos convoca
desde los chicos reales. Nuestros conocimientos se encuentran con q1ue lo real se ha
desplazado o se va escapando. Por eso se trata de situar un recorrido para situarnos en el
hecho de que estamos en ese recorrido, tratando de entender qué son los niños hoy.
Spinoza dice: “el concepto de perro no ladra”. Y es verdad el concepto de niño no es un
niño. Con el concepto tenemos buena chance de perderlo. Con el concepto sobre
imponemos una representación a lo real para después exigirle a lo real que se comporte
según la representación. El concepto es un instrumento, pero no es saber, no es captura de
esencia, no es determinación de lo real. En nuestra perspectiva, la variación histórica es
esencial, no es de apariencia, es constitutiva de los modos de ser, de hacer y de pensar. La
historia de la infancia no es la historia de los accidentes que le sobrevienen a una sustancia
que se llama infancia sino distintos modos de construir algo con la carne humana en los
primeros años de la vida. Infancia y adolescencia son construcciones históricas que se
configuran y se desplazan una y otra vez.
II
Los dispositivos modernos trabajan sobre modelos institucionales. Por eso al pensar la
infancia espontáneamente la situamos como institución: porque lo que llamamos infancia
remite a una serie de instituciones que la producen y albergan. La familia produce al chico
como hijo, la escuela, como alumno. Y la superposición de hijo alumno es la que
espontáneamente llamamos niño.
Con esa concepción ya empezamos a excluir la voz de los niños, porque un niño es hijo solo
en relación con un padre y es alumno solo en relación con un maestro. Y en principio ese
niño que es hijo, lo es en tanto todavía no es padre, o ese niño que es alumno, lo es
porque todavía no es maestro. Ese niño está afectado institucionalmente por un tiempo
que es el “todavía no”, lo llamamos latencia si referimos es “todavía no” al desempeño
sexual, pero en principio está caracterizado por el tiempo potencial del después. El niño
esta tutelado porque nace desamparado y las instituciones lo amparan. Ulteriormente
serán incluidos en tanto portadores de madurez posterior. Así, el niño está excluido de la
actualidad. Así, las instituciones que producen infancia no reconocen una voz propia de los
chicos, sólo pueden interpretarlos desde su relación con un adulto. Por ese motivo fue tan
trabajoso en el campo de la psicología y el psicoanálisis montar dispositivos en que los
niños hablen y sean escuchados, y que sea escuchados como otra cosa que como hijos y
alumnos, que sean escuchados en su subjetividad infantil y no a través de la que dice la
mamá, que piensa que tiene problemas porque se toca, o de lo que la maestra, que piensa
que tiene problemas porque roba el sacapuntas o tiene trastornos de aprendizaje. ¿Y él
77
que piensa? ¿Cómo se hace para escuchar lo que piensa un niño? Es un gran problema
porque, en principio, el niño no piensa.
En la familia, en la escuela, lo que detiene la interrogación sobre el estatuto del
pensamiento es la suposición de saber, si algo se sabe, el pensamiento es sólo un
mecanismo para llegar a eso que se sabe, y si el pensamiento anda por caminos que no se
orientan hacia eso que se sabe, no es pensamiento sino problema de conducta,
enfermedad mental, trastornos de aprendizaje. Y si el pensamiento transcurre por otros
caminos, hay desordenes de la atención porque no se atiende a lo que se tiene que
atender. Las instituciones están montadas de manera tal que se instala el modelo ya hecho
de qué es pensar, y entonces no pueden escuchar el pensamiento de los niños en tanto
niños porque sólo pueden reconocerlos como hijos y alumnos.
Que el niño aun no piensa significa que está lleno de fantasías, de ocurrencias, lleno de
una simpatía. Entonces, con esa concepción, festejamos la ocurrencia y la cancelamos
como pensamiento, porque es una ocurrencia risueña y sabemos que todavía no es
pensamiento. Este mecanismo de reconocimiento que tenemos es peor que el
desconocimiento, porque le quita el estatuto de voz autentica capaz de pensar
genuinamente en el terreno en que trascurre. Simplificando, podríamos pensar la
subjetividad como armada de pensamientos y pensamientos sobre los pensamientos,
pensamientos que hacen pensar otros pensamientos y pensamientos que impiden pensar
otros pensamientos. Es decir que los pensamientos son lo que arma la estructura subjetiva,
y no que son relleno de una estructura cerebral dada. Desde la perspectiva de una historia
de la subjetividad, pensamos que los pensamientos configuran el modo de pensar. Lo otro
seria información o saber. Pero el pensamiento se define por su capacidad de generar otros
pensamientos. El pensamiento no se queda quieto. El saber puede acumularse, pero el
pensamiento es una actividad.
Las instituciones familia y escuela en tanto instituciones están orientadas a moldear el
mecanismo de pensamiento del niño. El niño de pensar de determinada manera, debe
pensar lógicamente, debe pensar según un principio de realidad, debe delimitar sus
fantasías de realidad, debe separar sus deseos de la realidad, debe incluso distinguir la ley
de su padre y para eso va a la escuela: para enterarse de que no es papá el que prohíbe tal
o cual cosa, sino que hay una ley, que uno no puede lo que no puede porque todos no
podemos lo que no podemos porque somos iguales ante la ley. Un chico piensa bien si
piensa su semejanza con otros chicos por mediaciones un no semejante. Tales son los
mecanismos de pensamiento que se instalan en los dispositivos de encierro. Las
instituciones están orientadas para que los chicos piensen conforme a normas, no para que
piensen.
Descartes plantea que la existencia es un predicado del pensamiento, un axioma que para
nosotros tiene enorme validez: se existe por fuerza de pensamiento, pero, a quien no se le
reconoce las facultades del pensamiento, se le niega la existencia. Incluso Descartes
cuando se pone a pensar, dice que ya es adulto y puede pensar. Es decir que vamos
situando un paradigma de pensamiento que pone dos requisitos que excluyen a los chicos:
una la instancia social de institución del Yo como sujeto de pensamiento, separado de los
otros. Y el otro, que para pensar, ese yo debe ser adulto.
III
Resulta interesante pensar que para ver cómo piensa un niño hay que ver cómo piensa un
niño entre niños, porque el sujeto del pensamiento niño no es este o aquel chico, sino lo
que componen en el vinculo. Se trata de escucharlos hablar entre ellos, porque es en las
interacciones que las subjetividades se van configurando, como si el mecanismo de
pensamiento tuviera que ver con estas amistades entrañables o de esas conversaciones en
las que una entendió algo y se constituyo hablando con otro chico. La escena del
pensamiento de los niños es dialógica, pero no en el sentido de que haya quien
didácticamente dialogue, sino de alguien que perciba los mecanismos de interacción que
constituyen el pensamiento infantil. Cuando Descartes dice: “pienso luego existo” en rigor
lo que prueba no es que él piensa, sino que hay pensamiento, y como está solo, dice
“entonces el que piensa soy yo” y llama madurez a atribuirle al mecanismo de
pensamiento un sujeto que se llama Yo. ¿Quién piensa? Yo. Pero en la escena entre los
78
chicos no es que piensa uno o piensa otro: piensa nosotros, no hay un pensamiento de uno
que es reconocido por otro, hay una actividad de pensamiento que los recorre a ambos y
que va configurando a cada uno.
Hay algo en el vínculo infantil como constitutivo del mecanismo de pensamiento que hace
banda, y el chico separado de eso queda en banda porque le falta el recurso de
pensamiento.
IV
En el último capitulo de ¿Qué es la filosofía? Deleuze y Guattari nos dicen que: “nada nos
angustia tanto como la velocidad con que se nos escapa el pensamiento”. Y eso nos
angustia porque nos constituimos en proceso de pensamiento: el pensamiento tiene valor
constitutivo. Es en este sentido que abandonamos a los chicos cuando con nuestra
disposición institucional no tomamos los pensamientos de los chicos como pensamientos en
los que se va a constituyendo la subjetividad, sino como ocurrencias. Así, vuelve a
presentarse el problema de cómo podemos percibir que un chico está pensando, y cómo él
puede percibir y asumir que lo que está pensando es que está pensando.
V
Los chicos tienen preocupaciones genuinas, cualquier muestra puede dar cuenta de ello.
Por ejemplo, una maestra cuenta que una de las nenas a la que el padre se le había
muerto llevo la preocupación a la sala y lo hizo tema. Se había armado algo así como una
asamblea en que se pusieron a pensar descubriendo qué pasa con los muertos,
descubrieron que es un problema, y después lo llevaron a la casa. La maestra después de
querer enseñarles, después de querer coordinar, finalmente si dio cuenta de que tenía que
estar, nomás, estar para que fuese una situación de aula. Y que le costaba mucho ese estar
nomás. Pero en tanto maestra tenía que abolirse si quería estar dentro, tenía que ser una
nena más pensando dónde está su abuelo. Parece que jugar o pensar con los chicos es
entonces hacerse esas preguntas en serio también, no callarse la respuesta verdadera, y
volver a preguntar, constituirse en ese mecanismo de pensamiento. Porque si uno les habla
desde fuera a los chicos, que están pensando, entonces ellos ya saben que lo que uno les
va a decir no les va a servir.
EJE II (C)
Elina Dabas
Introducción
La educación y las escuelas han comenzado a ocuparse de las relaciones con las familias de
sus alumnos; por otro lado se demanda mayor participación de éstas en el proceso
educativo.
La escuela condiciona la participación de los padres a las necesidades que visualiza, pero
rara vez se entiende que el niño o joven vive y crece entre ambas instituciones que tienen
como objetivo común su desarrollo.
Sluzky plantea que cada uno de estos sistemas tiende a funcionar como si fueran tangentes
(tocándose por los bordes y no como secantes, es decir con parte de su territorio
superpuesto). Pero familias y escuelas poseen un espacio común de interacción y mutua
influencia que se significa la mayoría de veces como una amenaza y no como una posible
fortaleza y dificulta así el desarrollo del niño.
Las familias: se alejan del modelo social preconcebido, hay nuevas organizaciones
familiares: ensambles, familias uniparentales, extensas, etc. atraviesan situaciones
diversas, desempleo, inestabilidad, migraciones.
Por otro lado las familias poseen valoraciones diferentes respecto de la escuela lo que
hace variar sus expectativas y diferentes niveles de participación en la vida escolar.
Los distintos miembros de las familias interactúan en diversos ámbitos aportando
información de esas interacciones, lo cual modifica las relaciones cotidianas.
El sistema educativo moderno nació a mediados del siglo XIX para reproducir lo que la
Iglesia no podía hacer plenamente. Las migraciones a las ciudades hicieron que los niños
perdieran el hábitat rural acogedor y pasaran a un ambiente degradado.
El lugar de la mujer cambió y se insertó en el campo laboral, los más pequeños podían ser
llevados a las fábricas a trabajar expuestos a maltrato. Para atenuar esto se crean las
escuelas y el Estado comienza a tener influencias en la educación. El sistema que surge
tiene como finalidad adaptar a los jóvenes al mundo social vigente. Importaba la
80
disciplina, obediencia y docilidad así como una buena alimentación porque se requería
fuerza física para el trabajo en las fábricas.
Los niños debían tomar nota y aprender del pasado. Las familias se limitaban a enviar a
los hijos delegando la responsabilidad del proceso educativo en los docentes.
El saber útil para trabajar no se daba en las escuelas hasta épocas muy recientes, ya que
el rol de la misma era esa formación de base. Los oficios se aprendían siguiendo a otro que
los sabía y practicaba. Aún seguía siendo necesaria la práctica en los casos de finalización
de estudios universitarios.
Hace unos 20 años (el texto de Dabas es del 2000) el quehacer educativo comenzó a ser
valorizado en términos de éxito y fracaso en los aprendizajes.
En EEUU y Europa se planteó que la educación resultaba poco eficaz en relación a lo que el
mundo moderno y sus constantes transformaciones requerían.
Esta polarización no permite observar las otras variables en juego, tales como los cambios
culturales, sociales y políticos, lo que empobrece las posibilidades de análisis.
¿Qué pueden hacer familias y escuela para desarrollar las habilidades que les permitan
situarse en un mundo cambiante?
a- Primero pensar que los cambios propuestos por el sistema son imposibles sin la
participación de todos los agentes sociales involucrados.
Así podrá pensarse un nuevo modo de interacción familia-escuela que abre un campo
de significaciones diferentes al establecido y que no se agota en ellos sino que es
posible de extender al conjunto social. Es una concepción de comunidad virtual, de
otros posibles que redimensiona las posibilidades y funciones de cada uno
profundizando los procesos democráticos.
Cultura adolescente
En lo que respecta al mercado,
mercado, éste descubrió este modelo social, y comenzó a
producir para ellos.
En cuanto a lo cultural y social,
social, pierden la formalidad y comienza un tuteo
generalizado y crean un lenguaje propio. En la pareja, se relacionan de igual a igual. En
muchos casos no se casaban por no considerarlo importante. Esta etapa quería ser
conservada por lo tanto, se estiraba hasta los 30 años o más.
A raíz de esto, vemos que a los adultos les costaba comprender a estos
adolescentes, ya que se imponía una cultura que no era tradicional para ellos.
En lo que respecta a la educación,
educación, se ve influida por este cambio y ahora se
identifican a ídolos y se educan o aprenden desde los medios de comunicación. Sin
embargo, la escuela trató de adaptarse a estos cambios, incorporando técnicas visuales,
pero esto llevó a que el adulto clásico desacreditara la función de la escuela.
Los padres, trataban de educar a sus hijos sin imponerles límites o normas, ya que
eso podía traumatizarlos y evitar que ellos se expresan o desarrollaran su creatividad.
Mientras, en el campo de la medicina,
medicina, vemos que como lo más privilegiado es el
cuerpo, la belleza y la juventud, comenzaron a creer que todo podía ser curado o
reformado. Por lo tanto, se despreocuparon por prevenir infecciones, embarazos, arrugas,
etc.
En cuanto a la sexualidad,
sexualidad, se vio liberada de las represiones y pasó a ser algo
normal para la comunidad las manifestaciones de lo sexual.
Con relación a la psicología,
psicología, sus aportes fueron:
Dejar en evidencia el daño psíquico que se comete con el abuso de poder de los
padres sobre los hijos.
Insistir en la importancia del afecto de manera que el niño comprenda que no se lo
deja de querer, sino que se lo está limitando e un determinado punto
La necesidad de dar una explicación de porqué se ejerce ese poder sobre él, para
poder desarrollar la capacidad crítica sobre su conducta y la de los padres.
EJE II (C)
84
CHICOS EN BANDA
Las figuras de autoridad familiar
El psicoanálisis aporta la idea de que no hay sujetos desde los orígenes, sino que se
trata de posibilidades que se darán a partir de una serie de condiciones, las cuales pueden
sintetizarse en:
El Otro: ese Otro es la condición y posibilidad de subjetivacion . Podríamos
hablar entonces de otro materno, el cual nutre, cuida, brinda afecto, etc. ésta función
materna ofrece una función identificatoria ya que interpreta lo que el niño pide.
El padre: se trata de una función simbólica la cual no necesariamente debe
encarnarse en el padre sino que debe ser transmitida e inscripta significativamente.
significativamente. El
padre es el representante de la ley y a su vez es el encargado de separar al hijo de su
madre y provocarle a éste una pérdida; la cual será reparada a partir de objetos sustitutos
como son los símbolos, instituciones, ritos, etc.
Ahora la pregunta es: ¿Qué ha sucedido con estas representaciones familiares?
¿Acaso está acorde con la experiencia recogida bajo las coordenadas de la globalización y
la transformación de la sociedad burguesa?
La familia tradicional burguesa tenía la tarea de constituir la matriz subjetiva de
futuros ciudadanos. Pero vemos que actualmente hay mutaciones en lo que respecta al
modelo paterno-filial, por ejemplo, flexibilidad laboral, pérdida de las protecciones
sociales, incertidumbre respecto al futuro, etc.
Esto nos lleva a pensar que estamos frente a nuevos tipos de familia: ensambladas,
monoparentales, ampliadas, etc. por lo tanto, la familia hoy es un significante vacío.
Ante este agotamiento hay tres modalidades subjetivas para habitar esta nueva
situación:
Desubjetivación:
No es un estado puro, sino que hablamos de modos desubjetivantes o lo que es lo
mismo un no poder hacer casi nada con la situación.
La desobjetivación entonces nos habla de una manera de habitar la situación
marcada por la imposibilidad, estar a merced de lo que acontezca habiendo minimizado al
máximo la posibilidad de decir no. Se trata de un modo que despoja al sujeto de la
posibilidad de decisión y responsabilidad.
Dentro de la familia podemos ver a la desobjetivación, cuando las posiciones de
padre, madre e hijo, comienzan a hacerse invisibles y se pierden sus lugares.
Entonces la desobjetivación consiste en la imposibilidad de gestionar lugares de
enunciación desde los cuales habitar las transformaciones.
Dentro de la sexualidad, podemos observar este proceso en la imposibilidad de
instalar alguna condición subjetiva para hacer algo con lo real de un embarazo.
Resistencia:
Expresa una actitud de defensa.
defensa. Sería un modo de defenderse de los efectos
riesgosos que acechan la existencia. La familia aparece aquí como lugar de refugio o
protección; cuando en realidad la función tradicional de la familia era preparar al niño
para insertarlo en el mundo; un mundo que hoy se ha vuelto inhabitable.
85
Invención:
Pone de relieve la producción de recursos para habitar la situación, se trata de
hacer algo con lo real,
real, de producir nuevos posibles.
posibles.
La desocupación muestra nuevas condiciones erosionantes de autoridad, se trata de
la construcción de una posición para la búsqueda de un “poder ser” en el borde de un “no
poder”.
EJE II – (C)
86
CAPITULO IV
LA CULPA POR CONOCER
El árbol de la sabiduría
[Parte de capítulos del Génesis en relación a la prohibición a comer del árbol de la ciencia
del bien y el mal, la tentación a Eva, la trasgresión a la prohibición y su consecuente
castigo.]
Este mito puede ocupar para la psicopedagogía el lugar que el de Edipo ocupa en
Psicoanálisis. La tragedia del Paraíso es una metáfora enunciante de la constitución
del sujeto aprendiente, pudiendo usarse como una herramienta para la lectura
psicopedagógica y para explicar los problemas de aprendizaje en la neurosis.
Se trata del encuentro del sujeto con el conocimiento deseado y temido. Deseado por la
posibilidad de libertad que otorga y temido porque enuncia la certeza de nuestra finitud.
No puedo dejar de señalar las equivalencias que se establecen entre conocer y ver y entre
comer y aprender.
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En el paraíso no existe el conocimiento de la diferencia sexual ni existe la muerte. En la
cuna mítica de la humanidad el conocimiento señala una marca pero no es posible
apropiarse de él sino a cambio de la expulsión del paraíso, de angustiarse con la certeza de
la futura muerte. Esto abre la posibilidad de desear y amar la vida (sólo ya mortales Adán y
Eva pueden aprender a trabajar y a tener descendencia)
[OJO: EN LAS FOTOCOPIAS FALTAN PAG 70 Y 71. SIGO CON PAG 72]
“tuve miedo, porque estaba desnudo y me escondí” ¿Cuál es el lugar del miedo que desde
la clínica psicopedagógica vemos recorrer toda la escena del enseñar y aprender?
¿ miedo a saber? ¿ a no saber? ¿ a articular el saber y el no saber? (articulación
necesaria en la formulación de toda pregunta)
“¿Quién te enseñó que estabas desnudo?¿Has comido del árbol que yo te mandé que no
comieses?”. El argumento del hombre es que conoció porque la mujer se lo enseñó. El
argumento de la mujer es que conoció porque la serpiente habló y la engañó.
¿Quiénes serán hoy los Yaveh, los Zeus que sacrifican a quienes persistimos en enseñar? ¿En
qué consisten los tormentos y llamas hoy?
APÉNDICE
Aprendizaje, mito y realidad
El empirismo entiende la realidad como medio ambiente: mensurable y externa. Desde
Freud la ciencia empieza a percibir la necesidad de diferenciar realidad material y
realidad psíquica.
Winnicott habla del espacio transicional como espacio de creatividad formando parte de la
realidad.
Lacan diferencia tres registros: real, simbólico e imaginario, la realidad engloba los tres.
Levi Strauss dice que el mito es el medio (como medio ambiente) y es el medio humano
por excelencia.
Los mitos se construyen a nivel inconsciente. Son construcciones grupales para dar cuenta
de lo desconocido, lo no conocido. A partir de esa construcción imaginaria se intenta cubrir
la angustia que lo desconocido provoca. Pienso que los mitos son un lugar privilegiado para
analizar significaciones inconscientes de los grupos. Esos mitos deben ser escuchados como
a un sueño para escuchar al inconsciente e interpretarlo. Un sueño no es ni una realidad
que aconteció ni una tontería.
88
Y es importante para un educador dar cuenta de las significaciones inconscientes que
atraviesan el espacio del aprendizaje porque abren un espacio de libertad. Entiendo que
el objetivo de la psicopedagogía es intervenir sobre las determinaciones inconscientes
que atraviesan la escena para crear un espacio de libertad y creatividad.
Hay mitos culturales y familiares sobre lo que es ser varón y lo que es ser mujer.
Los padres adoptantes de Edipo le dan un falso conocimiento: “nosotros somos tus padres”.
Un falso conocimiento.
Un oráculo le da el conocimiento de que matará a su padre y tendrá hijos con su madre.
Por su desconocimiento, para evitar el oráculo Edipo se aleja de sus padres adoptantes. En
su camino encuentra a Layo y lo mata y entra a la ciudad donde reinaba Yocasta y se
encuentra con la esfinge que “administraba inteligencia”, el joven que no conoce la
respuesta muere devorado por la esfinge, pero Edipo responde correctamente y gana el
premio prometido por la reina: casarse con ella. Edipo consuma el incesto y procrea con su
madre.
Cuando Edipo conoce la verdad se arranca los ojos que implican la posibilidad de ver, de
conocer y decide que sus ojos serán los de su hija que será su lazarillo.
Tanto Layo como Edipo reciben un conocimiento que llamaré información. La información
tiene un carácter autoritario: “tu hijo te matará” “matarás a tu padre”.
Esa información Edipo no puede relacionarla con ningún aspecto de su historia ni con su
propio saber. Es enunciada como verdad absoluta sobre la que Edipo no puede hacer nada
a no ser confirmarla.
Por otro lado Edipo tiene un conocimiento falso y se conoce en la clínica que la no
articulación entre el conocimiento otorgado y el saber inconsciente se genera el terreno
propicio para la construcción de patologías del aprendizaje. La contradicción entre
conocimiento y saber genera una conflictiva. Por más brillante que fuesen los
descubrimientos y construcciones de Edipo, la marca del conocimiento falso, de lo que le
habían escondido generaría contradicción y terminaría yendo contra él mismo.
La verdad nunca enferma, por más terrible y dolorosa que sea, lo que enferma es el falso
conocimiento; los conocimientos escondidos, desmentidos, secretos, no dichos. En cada
uno de nosotros el conocer se torna peligroso cuando uno siente que es mejor no conocer
con la excusa de no sufrir.
89
CAPITULO VI
VIRGINIA, LA ENSEÑANTE BULÍMICA O LA CULPA POR CONOCER
Durante 10 meses, se trabajó primero con técnicas de estudio, pero no hubo resultados.
Luego comenzó un período donde Virginia hablaba y a la psicopedagoga no se le ocurría
qué contestar, le pasaba lo mismo que a Virginia con sus alumnos. Llevado el caso a
control se apuntaba hacia el aprendizaje sistemático, pero la psicopedagoga creía que por
ahí no iba la cosa. Dejó el control y empezó a escribir usando la escritura de las sesiones
como un tercero.
La matriz corporal donde se gesta la significación del aprender está dada por las primeras
experiencias de alimentación. El modo en que el sujeto construya la trama a partir de los
acontecimientos vividos marcará el sentido de su historia.
Virginia había sido amamantada a la vez que su hermano y tenía a significación de que le
había robado la teta a él. Luego su madre se quedó sin leche.
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El lugar del conocimiento y el saber en la corporeidad atrapada.
Virginia en sus primeras experiencias había recibido la culpa por alimentarse. Decía que en
la escuela era “gorda y traga” ¿Por qué no se autorizaba a masticar el conocimiento, por
qué lo tragaba?. Masticar implica una actividad, una elección, es destruir la forma del
alimento para que tome la forma del propio cuerpo. Por el contrario tragar requiere una
boxea pasiva y abierta.
Tenía de su madre el discurso de que la mujer si quiere agradar debe decir siempre que sí
ya que había nacido para el sacrificio. Frente a esto Virginia podía rechazar el mandato,
aceptarlo o rebelarse sintomáticamente, construyendo por ejemplo una bulimia (que es
una forma de aceptarlo y rechazarlo simultáneamente). El primer camino corresponde a la
salud, el segundo a la patología social y el tercero a la patología individual.
La corporeidad atrapada
El cuerpo de Virginia incorporó a través de las palabras no pronunciadas por su madre el
siguiente mensaje: “nunca usarás los dientes para apropiarte de los alimentos y menos aún
para expresar rabia” “los dientes sólo están para las sonrisas complacientes”.
Sintomáticamente a los 30 años Virginia ya se había hecho extraer todos los dientes por
tener caries profundas.
Una operación estética en las piernas había dejado cicatrices que ella significaba como
castigo por querer ser bella, lo que la llevaba a ocultarlas y a sufrir por ello.
Al pedirle que señalase las partes del aparto digestivo en su cuerpo, ella ubicó el estómago
justo debajo de la garganta y los intestinos en su lugar real, lo que le permitía
imaginariamente tragar sin masticar y luego expulsar sin apropiarse de lo que ella
consideraba que era propiedad del otro (hermano).
Hasta ese momento yo no sabía que Virginia era bulímica, pero la fractura me indicaba
trabajar en ella.
Propuse para la sesión siguiente un ejercicio de comer con los ojos cerrados pequeños
trozos de distintos alimentos. Virginia tomó uno, lo apartó y llena de angustia dijo “no
puedo hacer esto; además acabo de acordarme de algo”. Eso daría la pista de por qué
cómo y para qué el estómago de Virginia estaba a la altura del cuello.
Pregunté a Virginia de qué se había acordado y ella respondió que era una pavada, una
tontería. “Bueno, cuando era chica mi padre me contaba que en su pueblo se hacía una
competencia entre varones y ganaba quien conseguía comer más. Mi papá siempre perdía.
91
Su mamá le cosió una bolsa de cuero debajo de la camisa y la campera. Fue a la
competencia y comía un trago y tiraba otro a escondidas dentro de la bolsa, y así al fin
ganó”.
Le pedí que dramatizara la competencia. Ella terminaba cuando el niño recibía el premio.
La repitió a mi pedido varias veces terminando siempre igual y diciendo que su padre no le
había contado más. Le dije que inventara qué seguía y ella finalizó así: cuando el niño
volvía a su casa se encerraba en el baño, tiraba la comida escondida en la bolsa en el
inodoro… Virginia me miró y dijo angustiada “vomitar para ganar”.
Las mujeres sufrimos del cercenamiento de una cuota de agresividad que se requiere para
poder diferenciarse y oponerse.
Virginia tuvo que esperar por primera vez a que terminara con la familia que venía en el
tuno anterior al de ella. Se enojó mucho. Pensé que sentía que yo atendía a otro cuando
ella llegó, como su mamá.
El dentista debió saber. Ella como profesional tampoco conseguía usar el conocimiento
privándose del placer de dar tras su vómito de información.
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El placer de la autoría
Escribir-Cocinar-Elegir
Virginia debía, para un posgrado, presentar una crítica a la opinión de un autor. El trabajo
le resultaba particularmente difícil. Para ella oponerse significaba agredir y perder el
afecto; discriminarse de otro no era diferenciarse sino autoexcluirse.
Ella comentó que nunca cocinaba, que compraba comidas preparadas; analizamos entonces
la similitud entre preparar y elegir una comida y preparar una clase o escribir un texto.
Preparar una comida implica una distancia y un dominio del objeto a incorporar. Ella se
privaba del placer de sentirse autor.
Invitó a un compañero a su casa y él cocinaría. Ella compró los elementos que él le había
pedido, pero cuando él pidió condimentos ella tuvo que reconocer que no tenía ni sal. El
hecho la avergonzó como si se hubiera descubierto el secreto de su bulimia. Secreto y
engaño se hicieron presentes. Relacionamos los procesos del antes de comer con los del
antes de escribir y vimos cómo en Virginia había una inhibición de los mismos. Ella se
propuso un ejercicio de autorización a elegir, ya no dejaba al azar su alimentación a la
carta de la rotisería sino que elegía qué quería comer y lo buscaba.
Para escribir no basta con registrar, hay que apropiarse de la palabra. La escuela entrena
en el registro de lo escrito y pensado por otros. A las mujeres hasta hace poco tiempo se
les prohibía escribir, hoy eso no ocurre, pero han quedado marcas como mandatos
inconscientes que generalmente se manifiestan como inhibiciones.
Corporeidad-sexualidad-vestimenta
Virginia vivía sola, ganaba bien, gustaba a los hombres, pero no conseguía mantener-
guardar una pareja. En sus parejas había funcionado en la clandestinidad, debía
esconderse por ser “la otra”. Evitaba los besos por temor a que descubriesen su dentadura
postiza, no aceptaba la luz por temor a que viesen sus cicatrices en las piernas. Dijo
“disfruto todo menos cuando él me penetra” hasta allí había llegado la culpa por
incorporar.
Ella compraba la ropa al azar, pasaba por una vidriera y si algo le gustaba lo compraba. A
la hora de vestirse no le gustaba cómo le quedaba, se veía fea en el espejo y rápidamente
salía. No se permitía construir su corporeidad, ser autora de la misma y darse el placer que
eso significa. Incorporaba mucha ropa y expulsaba mucho dinero y muchos hombres.
Ella solía comprar objetos valiosos y luego cuando llegaba a su casa decidía regalarlos a
alguien que en su sorpresa no solía agradecer adecuadamente y Virginia se quedaba
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insatisfecha. Con este movimiento, y repitiendo escenas históricas, ponía al otro en deuda
con ella. Bajo transferencia trasladó esto al consultorio hasta que en la sesión donde
mostró su enojo porque yo le daba su tiempo a otro pudo producirse un giro y ella comenzó
a reclamar lo propio y a ubicar quién le roba a quien.
Ante estos cambios estructurales podía pensarse que las lagunas desaparecieran por
innecesarias. Un año después Virginia se comunicó conmigo y me dijo que podía construir
respuestas con sus alumnos y sentir placer por enseñar.
¿Cuál es la función de la queja en boca de las maestras y qué uso hace de la misma el
sistema educativo?
¿Qué lugar ocupa el quejarse en la constitución de la subjetividad femenina?
Las maestras caen en la trampa de creer que están usando el juicio crítico, que se está
pensando la situación cuando sólo se la convalida. La queja inmoviliza, el juicio crítico
implica una transformación del mundo interno que a veces se refleja en el mundo externo.
La queja es un modo utilizado también por las madres, no así por los padres o los hijos que
llegan a mi consulta.
En las clases media y alta hay lo que llamo “queja lamento” y en las bajas “queja
reclamo”. A veces las frases de ambas coinciden pero la diferencia está en el tono con que
se enuncian y en la respuesta que demandan. Quien escucha una queja lamento está
llamado a condolerse, es una queja que inhibe el pensar; la queja reclamo lleva más
fácilmente a una reflexión crítica.
94
La queja funciona como una acusación dirigida a alguien y como reclamo de que quien
escucha solucione. Desde aquí puede trabajarse en la emergencia de un deseo
diferenciador que lleve a “la mamá de…” a ser, por ejemplo “Teresa”.
La queja lamento sólo aparecía en la primera fase, en l segunda surgía la queja reclamo y
en la tercera desaparecía la queja para dar lugar al juicio crítico propio de la autonomía.
La queja lamento funciona como lubricante de la máquina inhibidora del pensamiento, las
mujeres instaladas allí no acceden a posibilidad de pensarse como transformadoras de sí
mismas. El grupo colabora a que dejen de pensar en su mala suerte y su incapacidad y
comiencen a escuchar realidades compartidas por sus pares.
El trabajo con niños tiende a desvalorizarse; así la tarea docente soporta una sobrecarga
devaluativa.
Al niño se lo infantiliza, se lo retiene prisionero de este modo, y los docentes son usados
por el sistema para mantener esa infantilización del espacio educativo. El precio a pagar
es la propia infantilización.
Conocer los atravesamientos ideológicos que soporta nuestra tarea nos permite
reposicionarnos y cambiar nuestra realidad. Se trata de tomar la palabra y escribir nuestra
propia historia.
La queja aparece como sintomática, es una transacción a través de la cual las docentes
denuncian su malestar pero a la vez reasegurando el statu quo, con sus posturas
resignadas, asegurando así que nada cambie.
Aburrirse y quejarse
Los maestros se quejan y los alumnos se aburren. Ambos mantienen lubricada la máquina
paralizante, se evita pensar como defensa frente a hechos angustiantes.
El aburrimiento nos cierra para nuestra propia máquina deseante, es peor que la apatía y
la indiferencia. Es no poder quedarse a crear a solas. Es creerse vacío y negarse a crear
desde allí. Aburrirse es hacerse burro, en portugués se dice aborrecer; es despreciarse,
cansarse de sí, apagar la máquina deseante-pensante.
Donde hay aburrimiento hay una sensación de desconexión, de vacío, de agujero; como
este agujero se hace intolerable se busca llenarlo con un producto de la industria del
entretenimiento. Los maestros buscan “motivar”, entretener con un elemento técnico.
Si al niño se le da una respuesta acabada sin indagar cuáles son sus teorías respecto de lo
que pregunta, no se le permite que continúe produciendo más allá de mi presencia. ¿Cómo
podrían aprender mis alumnos si yo mismo ya he dejado de preguntarme de asombrarme
al investigar?
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La queja como vómito
Así como Virginia expulsaba la comida que no se autorizaba a apropiarse placenteramente,
pienso que la queja es expulsar la violencia que no se puede tragar.
Las maestras no lograrán dejar de quejarse, anulando la queja, sino conectándose con su
derecho a elegir, con su deseo hostil, buscándole un camino diferente a la hostilidad.
Para dar espacio al juicio crítico hay que abrir con una pregunta; y ese espacio se abre
desactivando el aburrimiento y la queja, trabajo que sólo se puede hacer
simultáneamente con el otro
CAPÍTULO IX
AUTONOMÍA DE PENSAMIENTO Y ESCRITURA
Piera Aulagnier llamó “violencia primaria” a esa primera interpretación que la madre
necesita realizar de los sonidos del bebé. Violencia porque es la madre la que piensa por el
niño. Sólo a través de esa violencia necesaria el niño podrá ir construyendo las demandas
que darán lugar a las palabras; palabras que tendrán siempre una relación a lo pulsional y
otra relación a los otros.
El niño puede hablar porque tiene un aparato fonador disponible, pero para aprender a
hablar se requiere de un enseñante. Con los padres, en tanto primeros enseñantes se
construye la matriz organizadora de posteriores aprendizajes.
Los padres se encuentran con un doble desafío: una escucha que pueda esperar y
descubrir la diferencia y la originalidad en la enunciación del niño y por otro otorgar
sentido a expresiones del niño sin ahogar el espacio de una autonomía de pensamiento
que redundará en oposiciones a ellos.
Si los padres no pueden aceptar la frustración que implica respetar la originalidad del niño,
se constituye para Aulagnier la “violencia secundaria patógena”
Si los padres desean y aceptan a un niño como pensante están abonando el terreno para
que el niño aprenda a hablar. Si aceptan que no pueden saber lo que su hijo piensa si él no
lo dice, entonces el pensamiento del niño obtendrá una prima de placer y él estará en
condiciones de decir su propia palabra. Si la madre no cede su papel de porta-voz, el niño
no podrá usar la palabra.
Cuando no hay escucha que acepte la diferencia entre lo que el niño dice y lo que el
adulto quiere oir, hay un ataque a la autonomía del pensamiento (violencia secundaria
patógena), si ese ataque fuera masivo puede surgir la psicosis o esa forma encubierta de
psicosis que es la falsa oligofrenia (oligotimia).
Aspectos necesarios aunque no suficientes para que un niño pueda aprender a hablar.
- significación de los padres de un hijo que:
- pueda ser diferente a ellos
- que pueda pensar y enunciar una opinión o argumento que lo
originalice y haga un corte con ellos
- una escucha:
- interpretativa que otorgue sentido a la expresión corporal-sonora
del niño antes de que el mismo aprenda a hablar.
- Que espere y soporte descubrir la originalidad y diferencia entre
la enunciación del niño y lo que el adulto esperaba oir
- que el niño:
- haya sido y sea hablado por los padres
- encuentre placer al descubrir que puede callar y que en ese
silencio puede continuar pensando
- descubra la autoría de su pensamiento y la posibilidad que la
palabra le da de mostrarlo y guardarlo.
Antes de que el niño hable puede subsistir en la madre la ilusión de una concordancia
entre lo que ella cree que el niño piensa y lo que en realidad él piensa. Una vez que el
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niño habla puede mostrar algo diferente y dependerá de lo padres el soportar tal
desilusión.
Aspectos necesarios, aunque no suficientes para que un niño pueda aprender a escribir
El niño concurre a la escuela con la matriz de su modalidad de enseñanza aprendizaje ya
construida en el seno de la familia.
Allí puede encontrarse con esa violencia secundaria patógena o con una modalidad que
propicie la autonomía y la autoría del pensamiento y posibilite aprender a escribir. El
espacio que posibilita el escribir es también el espacio de la autonomía del
pensamiento.
Los aspectos necesarios para que pueda escribir son los mismos citados anteriormente para
el hablar, pero en el espacio escolar, con los docentes como enseñantes y el escribir como
objetivo.
Hay una diferencia entre registrar y escribir. Escribir implica un registro pero no siempre la
inversa es válida.
La génesis del escribir y del registrar remontan a la génesis del hablar: mostrar la propia
palabra. Las letras se dibujan, sólo las palabras se escriben.
El eje de nuestra intervención debe estar en la persona que forma las palabras y es quien
otorga significados, significaciones, da sentido.
Escritura y Femineidad
Lo anterior sirve de base para pensar sobre el lugar de la palabra y la escritura en la
mujer.
Hay una proporción menor de escritoras femeninas que de escritores varones, aunque las
mujeres son más lectoras que los hombres. Los determinantes del caso Virginia atraviesan
los discursos de nuestra sociedad.
Si las niñas pequeñas muestran gran placer en escribir (cartas, diarios, etc) ¿qué pasa
cuando llegan a la adultez?
La escritura es palabra, pero palabra que se ofrece a ser mirada, que se muestra y muestra
nuestra autoría. La inhibición para escribir que presenta gran cantidad de mujeres hay que
entenderla como reflejo de una patología social que exige a la mujer la invisibilidad de su
producción.
EJE II- C
En estas páginas exploramos las relaciones entre dos entornos educativos: escuela y
familia, a partir de algunas aportaciones de la psicología sociocultural. Aceptando esa
perspectiva “consideramos a la escuela y a la familia como escenario donde los niños
participan de rutinas propias de su cultura y aprenden progresivamente a desenvolverse en
su comunidad no sólo como aprendices sino como miembros de pleno derecho”
En lo siguiente reflexionaremos sobre las relaciones entre el hogar y las aulas y
mostraremos como si bien algunas personas adultas parecen asociar la lecto escritura al
contexto escolar y la valoran al permitir a los niños acceder a un determinado tipo de
información, no se muestran demasiado a menudo, sin darse cuenta de que hablar, leer y
escribir sobre programas de televisión puede convertirse en un importante instrumento
educativo. En suma estas páginas pretender aportar algunas reflexiones que contribuyen a
facilitar las relaciones entre la familia y la escuela cuando se trata de favorecer procesos
de alfabetización.
La psicología popular a admitido que los humanos “podemos pensar” a lo cual se lo asocia
con la capacidad de interpretar el mundo físico y social, con la posibilidad de justificar la
propia conducta e incluso con la de transformarlo en función de metas específicamente
aceptadas. Raro es, que cuando se trata de la tarea de educar a sus criaturas comiencen
a surgir todo un mundo de creencias desde las que, de una forma u otra, las personas
adultas justifican sus prácticas educativas.
En las sociedades occidentales, donde los niños pasan gran parte de su tiempo en las
escuelas, las familias tendrán sus propias ideas acerca de lo que se aprende en ellas.
Pensamos que conocer estas ideas puede ayudar a los docentes a utilizar técnicas que se
adapten a lo que los pequeños viven en sus propias familias.
Existe una amplia y conocida tradición de investigación relacionada con el tema de las
creencias, ideas y teorías implícitas parentales acerca del desarrollo y la educación
infantil. Es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos, que contribuirán a facilitar
el análisis de las creencias, ideas y teorías implícitas que orientan las actividades cuando
las personas adultas trabajan en el hogar con los más pequeños en las tareas escolares.
1. Grado de diferenciación en las ideas, es el modo en que las personas adultas son
capaces de adoptar una perspectiva multidimensional o fijarse en un solo factos
del fenómeno en cuestión.
2. Amplitud de significados compartidos entre el padre y a madre o cualesquiera
otras personas que tengan relación directa con los niños.
101
3. Grado de conocimiento de la idea, distinguiendo ideas “operacionales” o
“representacionales”. Las primeras tiene una relación más directa con la actividad
y las segundas con la interpretación de lo que ocurre.
4. Grado de intensidad o apego a la idea, tiene relación con la identidad personal y
cultural de los padres. Las creencias parentales sobre los deberes suelen estar
unidas a sus propias vivencias basadas en actividades semejantes.
5. La estructura de las ideas, de forma que existieran ciertas conexiones entre ellas,
algo que da lugar a diferentes modelos mentales o tipologías de las ideas
parentales
6. Por lo que se refiere al grado de precisión en los juicios, hasta qué punto son
correctas las evaluaciones parentales acerca de lo que los niños comprenden o son
realmente capaces de hacer.
EJE II (C)
102
Nos parece que ningún niño posee una infancia, puesto que sólo un adulto puede tener
una infancia en tanto que perdida.
Preguntando a niños ¿qué es la infancia? Uno respondió “es aquello de lo que los adultos
hablan cuando recuerdan que fueron niños” y otra “eso no es algo que deba preguntársele
a un niño”. Esas respuestas señalan que ellos no poseen un saber sobre la infancia y que
somos los adultos los que podemos y debemos saber de ella. La infancia es algo de un
relatar adulto.
La tríada Real, Simbólico, Imaginario permite la siguiente tesis: el homo sapiens nace
incompleto, pero tomado en un impulso a la complementación biológica, a su vez
imposible. El carácter biológico de la cría es real, el ansia de totalidad imaginaria y el
“complemento” es simbólico, que es de hecho un suplemento que repone, una y otra vez,
la incompletud llamada real.
Esa subjetividad instituida por los discursos sociales nunca es exhaustiva, al instaurar
los sentidos posibles instala también un reverso de sombra. “El hombre” no se agota en
las figuras visibles de los discursos, hay siempre algo más, un resto que llamamos real.
El hombre es descentrado por ese efecto excedente producido por el mismo proceso
instituyente.
El postulado de ese reverso de sombra es necesario para que pensemos las mutaciones
subjetivas ya que la subjetividad no es una sustancia ni una estructura dada para
siempre. La subjetividad es un conjunto de operaciones realizadas por dispositivos
societarios que obligan al candidato a sujeto a producir una serie de operaciones
llamadas subjetivas.
***************************************
Cuando un niño llega al mundo el adulto hace tiempo que lo habita. La cria instala una
diferencia que implica un reordenamiento del mundo.
103
Al niño, por su parte, siempre se le escapa el deseo que anima la demanda educativa. Pasa
a suponer en el adulto un saber hacer con las cosas de la vida y a desear ese saber
supuesto. Cuando el niño llega a adulto verifica que el saber era sólo supuesto y que ese
tiempo de espera era sólo a los efectos de ser gastado. El saber que el sujeto pensaba de
que estaba privado se revela como saber no sabido, se revela la castración.
Ser adulto se trata entonces de no ser, es apenas una posición enunciativa en el campo de
la palabra y el lenguaje. Está adulto aquel que no puede no intentar la imposibilidad de
hablar en nombre propio.
Cuando el infans deja de ser tal la infancia comienza a existir como perdida y es presencia
de una ausencia en el mundo adulto. Pero no toda la infancia se pierde, lo que queda de
ella se inscribe como deseo sexual e infantil, o como aquello que pasa a hacer falta en un
mundo adulto y otra parte de ese mismo desencuentro entre el niño y el adulto se
precipita bajo la forma de gozo o de “lo infantil”.
Una infancia perdida es el efecto educativo por excelencia, pues educar es transmitir
marcas simbólicas de pertenencia, que posibiliten a la cria sapiens el usufructo de un
lugar en el mundo a partir del cual pueda lanzarse a las empresas imposibles del deseo.
******************************************
La infancia no es un dato existencial de base a ser superado sino tan solo una inscripción
psíquica doble y tensa en el a posteriori del relatar.
No es una condición cercana a la del animal, fuente de errores (Platón, San Agustín,
Descartes) ni un coágulo de sinceridad y bondad (Rosseau). Se trata de pensar la infancia
más allá de la edad natural de la vida y de las psicologías del desarrollo.
Del proceso instituyente que es la educación surge la infancia como tiempo de espera a
ser fruido por seres pequeños y de ese mismo proceso resulta un exceso, lo infantil que
escinde al sujeto producido.
Para que la infancia se desdoble no es necesario hacer muchas cosas. Más aún. Es
irrelevante aquello que los adultos deliberemos perseguir como metas pedagógicas, pero
paradójicamente lo que los adultos persigamos con los niños no deja e tener
consecuencias. La infancia es productora de realidades humanas y de infancias diversas.
Que las tratemos a todas como “La Infancia” da cuenta del carácter universal y natural
soñado para la infancia moderna.
**********************************************
En la modernidad el hombre pasó a relacionarse consigo mismo y con los demás, a
experimentar el devenir temporal de un modo nuevo. Dejó de atribuir lo que le faltaba a
104
un paraíso perdido y comenzó a buscarlo en el mundo de los hombres. Así el hombre fue
tornándose moderno mientras secularizaba la vida en la polis. Eso que pasó a esperar el
mañana aquí en la tierra y que fue llamado Utopía fue esculpiendo poco a poco el rostro
de una infancia radicalmente otra.
Gestar un futuro anhelado como diferente entraña una retrospectiva, el gesto de pasar
en limpio la tradición. La construcción de verdades históricas implica otra relación con
lo vivido y posibilita la experimentación de un presente “nuevo”, es decir de otro
sentido que no esté contenido en el pasado.
Ese gesto retrospectivo produce tanto historia como un resto temporal por venir. El
niño, habiendo llegado al mundo después de los adultos se hace depositario de esa
diferencia temporal.
Así la moderna diferencia entre pasado e historia dio lugar a la infancia moderna. La
infancia pasó a ser el punto de fuga en el horizonte de los sueños adultos donde se tocan
deseo y narcisismo.
El adulto pasó a esperar que el niño usufructuara en el futuro ese “mundo mejor” e instaló
en la mente del niño el sueño de su posibilidad.
Las infantilidades debían ser dejadas en la casa, no tenían cabida en el espacio público
¿Dónde piensa usted que está?, El profesor aparece ante los ojos infaniles como el
embajador de ese Otro mundo. No solo el niño no debe llevar las infantilidades a la escuela
sino que ésta no debe ocuparse de ellas.
Así la escuela aparece como la denegación de la propia demanda adulta a los niños. A ellos
no se les demanda que sean adultos sino sólo que lo parezcan. Actualmente, el
borramiento del espacio entre lo escolar y lo familiar, en el seno del vaciamiento entre lo
público y lo privado, implica una demanda que no se deniega a sí misma y condena a los
niños a responder en lo real del acto. Hoy se pide a los niños que sean normales, se les
pide que sean ahí donde lo prescribe alguna norma de desarrollo psicológico natural.
Allí se trabajaba sin recibir una remuneración; el fruto del trabajo era llegar a hacerse
grande, de ese modo se dispara un dispositivo que entraña un tiempo de espera de una
recompensa. Si ese premio se materializara sería no desear. La promesa del deseo, el
tiempo psíquico de la espera se disipa cuando el dispositivo que intenta bordear la
diferencia, en lo real del devenir temporal, revela no ser metafórico.
105
A medida que la escuela intenta montar una vida cotidiana de “relaciones adecuadas”,
plantea la intervención con el niño en la dimensión de la complementariedad. Hoy el
adulto confunde al niño con su semejante, como si fuera otro adulto en la polis.
El adulto puede disponerse a dialogar de todo con el niño, pero hay algo que
inevitablemente se le escapará y es lo que ese niño representa a nivel inconsciente. Eso
que se le escapa hace suplemento de relación. El adulto puede hacer diferir ese
suplemento cuando lo reclama para sí en nombre del deseo y así poner una baliza de
castración simbólica o el adulto puede imposibilitar la metáfora inscribiendo a la
educación en el registro de la frustración imaginaria.
Desde hace tiempo se intenta todos los días aggiornar la escuela a los “nuevos tiempos”
para hacerla más eficaz. Esas iniciativas psicotécnicas impiden que opere un
desdoblamiento de la crisis que se pretende sortear y va en contramano de lo que
propone.
No nos proponemos un retorno a viejas formas educativas, solo alertamos que lo que hoy
se diagnostica como crisis escolar, como efectos del fin de la infancia, está ligado al
descompás de la vida entre los niños respecto de la ética del deseo.
Es ilusorio el actual reclamo de que los niños respondan como en otras épocas a la
demanda de los adultos y particularmente de la escuela. Ellos no responden más como
antes una vez que la infancia pasó a ser soñada en el registro de lo natural. Ellos de
hecho responden como deseamos que respondan.
Las ilusiones psicopedagogicas enmascaran la pérdida de una infancia que carga consigo el
sueño del hombre de un mundo más justo. La infancia psicopedagogizada es una infancia
vaciada de deseo.
La infancia, si dejáramos de soñarla volaría por los aires. Hoy corre riesgo de desaparecer.
Mientras no sucede lo peor, el grado de colapso discursivo de los artefactos productores de
infancia entraña para el niño la diferencia entre el malestar inherente al tiempo de
infancia y el sufrimiento psíquico propio de quien pierde toda referencia simbólica
En su travesía de un lado al otro de la palabra y del lenguaje en la vana tentativa de
transformar lo real en ideal.
***********************************
¿Por qué un adulto está llevado a ocupar una posición educativa frente a los niños?
En la esperanza de llegar a saldar una deuda simbólica que cuando pequeños contrajeron
con aquellos adultos significativos para ellos.
Sin reconocer la magnitud de esa deuda el adulto reconoce que debe algo, y que pagará y
lo que sin duda restará de deuda lo transfiere. La deuda que el pequeño recibe a través de
la educación mantiene su poder de endeudamiento, no se salda con el tiempo; así el
pequeño repetirá la negociación cuando llegue a adulto.
Se intenta reponer algo que quedó pendiente alguna vez, lo experimentado como falta. Esa
falta de ser para el Otro se acredita como fracaso educativo a ser reparado.
EJE III
PROCESOS DE APRENDIZAJE:
PERSPECTIVAS TEÓRICAS
EJE III
Sujeto por su sujeción al Otro, sujeto del inconsciente del Otro; inconsciente que habla a
su manera.
El resultado del encuentro del sujeto (indeterminado, no barrado) con el Otro es una
escisión. Constituído en el campo del Otro, es allí donde también se juegan los
aprendizajes del sujeto.
Si se piensa el aprendizaje como devenir, quien en un momento puede aparecer del lado
del Otro, es a su vez alguien a quien el Otro demanda.
O S
$ Ap Ap= aprendizaje
a
El sujeto es demandado a aprender por otro, sin él es difícil que los aprendizajes se
consoliden. La factibilidad de aprender estaría determinada por la posibilidad de que el
Otro presentificado en algún semejante, demande adecuadamente. Todo trastorno de
aprendizaje implica una demanda desproporcionada de ese Otro que produciría un
punto de tensión poco o nada soportable en este circuito.
[Plantea dos casos clínicos: Uno el de un niño crecido en los bosques, sin acceso a la
cultura; otro el de un niño autista, con un padre demandante en exceso. Ambos presentan
problemas para expresarse con palabras, pero hay posiciones subjetivas distintas ya que
uno creció en ausencia del Otro, mientras que en el otro hay Otro pero generando un
punto de tensión extrema].
A partir de los desarrollos freudianos pensamos que la pregunta fundamental para el deseo
humano es la pregunta por la falta, pregunta a su vez crucial para la determinación de la
salida edípica tanto para el varón como para la mujer.
No se trata del pene, que ya Freud escribe puede ser sustituido en la ecuación:
pene=niño=dinero=regalo, sino de lo que adquiere valor fálico.
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En Juanito, Freud dice “el sujeto infantil no admite sino un solo órgano genital, el
masculino para ambos sexos”. El niño cree en la primacía de ese símbolo imaginando que
las mujeres lo tienen, que les crecerá, etc. ¿Por qué, a pesar de las teorías que aportan
que el dato primero es el aportado por los sentidos, el niño no da crédito a lo que ve y
acepta sencillamente que las mujeres son distintas?
El niño construye sus teorías desde la posición que él ocupa respecto del Otro. Si cree que
la madre está provista del falo, es porque él mismo ha encarnado ese símbolo. El falo que
él presentifica corresponde a lo que él supone como demanda materna ¿cómo podría a ella
faltarle algo si él lo es todo?
[Recuerda los tres tiempos del Edipo tomando en cuenta las posiciones de cada quien, el
lugar del falo en la estructura y quien lo tiene y quien lo es]
Si el infante construyó sus teorías desde su posición edípica pudiendo alterar los datos
adquiridos por la percepción ¿podemos suponer que el resto de sus concepciones no
quedan reguladas por la misma lógica?
¿Todas sus nociones quedan atrapadas en la lógica binaria del tener o no? Un movimiento
de mayor complejidad se instala cuando el infante puede ya no sólo aseverar que hay seres
con pene y otros que no lo tienen, sino que comprende que el que éste sea poseido o no,
no determina la diferencia entre castrado y no castrado sino entre femenino y masculino,
diferencia que no excluye a la mujer del goce fálico.
Puede tenerse lo que no se ve, esto es: un falo. El niño construye su saber desde una
lógica en la que pene= falo, por lo tanto hombres y mujeres pueden poseerlo.
Poder transitar este nivel de abstracción respecto del estatuto de la diferencia incide
en el resto de la organización de sus conceptos. Ciertas dificultades escolares se
muestran determinadas por dificultades para inscribir la problemática de la castración
simbólica.
Tomamos en Freud que el niño plantea una única interrogación que no plantea
directamente, por lo tanto allí donde alguien pregunta y otro responde, donde alguien
enseña y otro aprende, se está siempre queriendo preguntar, responder, aprender o
enseñar otra cosa.
En su trabajo sobre Leonardo, Freud se pregunta por el ansia de investigar. Aquí Freud
habla de pulsión para referirse a la libido, energía del deseo, para marcar de este modo
que no hay el “instinto natural de saber” que remite a lo biológico.
“La naturaleza es sabia”; los animales “saben” por instinto y aunque algunos pueden
adiestrarse en realidad jamás aprenden.
- “sucumbir a la represión”
- “retornar desde lo inconsciente en forma de obsesión investigadora … sexualizando
el pensamiento mismo, acentuando las operaciones intelectuales con el placer o la
angustia sexuales”
- “escapar a la represión, sublimándose, incrementándose así el ansia de saber”.
El niño expresa sus ansias de saber con incansables preguntas ¿a dónde apuntan? Ellas van
al punto de un “no saber”, hacia ese lugar donde algo no está completo, para inscribir una
falta en el Otro. Búsqueda determinante de los vaivenes del sujeto en su querer y no
querer notificarse de que si al Otro algo le falta es porque no hay garantías de saber
absoluto.
En Leonardo es significativa la relación entre el pájaro que ocupa un lugar central en tanto
objeto de su fantasma y su interés por aquello que vuela o que con sus movimientos
desafía la ley de gravedad.
Estaba capturado en una posición narcisista para la cual nada alcanzaba para satisfacer el
ideal. En su madre queda cristalizado un saber acabado porque no hubo posición que
soporte la falta.
Se pueden tomar herramientas de otras disciplinas para hacer avanzar la propia, pero aún
así nuestro punto de mira es el que deja la impronta de nuestro acto sobre el fenómeno.
Entonces, si pensamos la cuestión educativa desde el sujeto que soporta los
aprendizajes, esto determinará un estilo de lectura y una posición frente a la misma.
Nuestro lugar no dependerá del ámbito físico (consultorio, hospital, etc.)sino que quedará
enmarcado por la concepción que sostengamos respecto de la problemática que nos
convoca. El lugar remite a la ética.
Breuer sale corriendo ante el embarazo psicológico de Anna O., Freud puede sostener su
lugar porque tiene un saber intuitivo que luego formalizará respecto de la dinámica de
la transferencia. Es ese saber el que le permite sostener su posición sin cristalizarse en
ella.
Se presta al lugar del “saber supuesto”, el develamiento de la verdad puesta allí en juego
manifiesta la particularidad de la maniobra del psicoanalista con lo cual el saber ya no se
sitúa en su persona sino en el decir de los enunciados que circulan.
Hay un efecto transferencial que modela el círculo docente-alumno (FREUD “Psicología del
Colegial”). Los fenómeno transferenciales circulan, pero sólo si podemos sostenernos en
ellos y operar desde allí, o sea, soportar un lugar al que se le supone un saber, lograremos
que el saber circule ya que el saber no pertenece a nadie sino que circula en el decir en
tanto devenir.
El niño que presenta dificultades hiere el narcisismo de ese otro que enseña y que de
pronto no sabe qué hacer con él. Demandan, tanto el docente como los padres, alguna
técnica milagrosa que les diga qué hacer con ese niño que decepciona.
La posición que sostengamos frente a esas demandas será efecto de la lectura que
realicemos sobre las mismas.
112
Descentrar el malestar puesto en el escolar “que no responde” implica un trabajo de
escucha a realizar no sólo con él sino con los distintos niveles discursivos en los que
aparece atrapado. Aunque estemos en el consultorio, el decir de la escuela formará parte
de la trama discursiva `puesta en juego.
¿En qué discurso quedó coagulado el maestro que no puede aprender cuando su técnica
fracasa? ¿Cuál es su Otro?
¿Cuál es el Otro de la madre que no puede ejercer una función de sostén respecto del hijo
que crece, o el del padre que no logra mediar aportando un orden que organice el
conocimiento?
Desconocer los efectos de la escuela como institución impide realizar el análisis de las
redes discursivas que atraviesan la problemática.
Apelar al materialismo histórico, por su método de análisis de los fenómenos infra y super
estructura de la sociedad, nos puede permitir descifrar el sentido que el discurso
pedagógico adquirirá en cada cultura para cada clase o secta.
Interesados en operar sobre los fenómenos planteados ¿cuál es nuestro margen de acción?
¿Cuáles son los efectos de aquella sobredeterminación?
113
¿Saber sobre el sujeto o el sujeto del saber? (Pag 51 a 61)
Las técnicas, estrategias y metodologías utilizadas en el proceso de enseñanza aprendizaje
nos remitirán siempre a una determinada conceptualización del aprendizaje.
Los términos en que podamos definir el aprender nos remitirán a una determinada
concepción del sujeto. Por ejemplo:
- La reflexología: denominó aprendizaje a lo que resultaba de la creación de un
reflejo condicionado. Allí es posible pensar un cuerpo sin sujeto y lo que es más un
reflejo sin cuerpo.
No intentaré dar una definición de aprendizaje ya que esto circunscribe , pero intentaré
delimitar el espacio en que puede inscribirse la clínica psicopedagógica. Para describir este
espacio propongo una metáfora lógico-matemática.
Psicoanálisis
Psicogenética y otras Y
Nos encontraremos con las problemáticas del diagnóstico y el fin del tratamiento lo que
abre preguntas específicas. En el eje propuesto quedarán isncriptos
Síntoma
Saber
Transferencia
Y
Signo – Estructura Cognitiva - Conocimiento
- Estadío de pensamiento
- Madurez viso-motriz
- C.I.
- Signos específicos si los
hubiera: dislexia,
discalculia, etc
114
Síntoma Vs. Signo
Sobre el eje X Sobre el eje Y
En el discurso médico: Síntoma: es todo lo que el enfermo puede decir de lo que le pasa
Signo: son características que pueden detectarse por el examen
médico.
Para el diagnóstico el valor del síntoma es escaso y se prioriza el signo
No podemos saltearnos los aspectos que hacen a esta estructura, ya que por ejemplo la
lectoescritura se alcanzará sólo luego de un proceso de asimilación de una serie de
aprendizajes previos. Situar en qué punto del eje de la Y está nuestro paciente nos
posibilitará saber cuáles son los aprendizajes posibles para él en ese momento de su
historia.
Es la cara Signo que es condición necesaria, pero nos sirve poco si desechamos la cara
síntoma, ¿qué puede decir el niño de lo que le pasa?.
Ahora bien, si lo que se presenta es una inhibición, seguramente nos encontraremos frente
a un sujeto que nada pueda decir de eso y obtengamos por respuesta un “no sé” a cada
pregunta formulada. Podríamos decir que hay un signo pero no un síntoma.
Nuestra intervención llevará a transformar ese “no sé por qué vengo” a un “vengo porque
no sé” y en la medida en que él pueda escucharse hablar sobre lo que le ocurre es que
podremos comenzar a trabajar sobre él.
Las corrientes que trabajan sólo sobre el eje Y, trabajan por ejemplo sobre un cuadro de
dislexia, sin importar el sujeto que la padece. Para nosotros, en la medida en que el
psicoanálisis constituye un referente tanto teórico como ético, ese estilo de trabajo queda
descartado.
Ese conocimiento no puede constituirse en “Saber” porque no hay sujeto que lo sostenga.
¿qué es lo que determina que un niño desee o no aprender, es decir saber acerca de su
realidad? ¿Cómo explicar la selección de conocimientos sobre los que el saber elegirá
115
circular? ¿Cómo es posible que una palabra que nos sorprende pueda enseñar algo que
hasta ese momento no podía comprenderse?
El eje de la Y nos remite a Signos, no como puntuables sino como evaluables, a veces en
términos cuantitativos (CI, MP, etc.) y siempre en términos evolutivos, remite a las
reestructuraciones y equilibraciones piagetianas.
Pero al pensar en el tratamiento como el recorrido que se produce al tener en cuenta los
dos ejes, la función no es progresiva sino serpenteante y no resulta estandarizable ni
definible a priori.
Hay una relación no casual entre los momentos puntuales en que algo puede
aprenderse, y la posición subjetiva frente al saber de quien aprende.
El tratamiento psicopedagógico debe indicarse sólo en los casos en que por la causa que
fuera – psicológica, orgánica o social – se produjeran fisuras en la estructura de la
cognición.
PAOLA VITORIA
118
Teoría Constructivista
Se puede hablar de diferentes constructivismos:
Filosófico: explica como conocemos y como avanza la ciencia.
Psicológico: tiene que ver con la explicación de cómo aprendemos e incorpora un
análisis del desarrollo y el aprendizaje.
Educativo: tiene que ver con la didáctica.
Dentro del contructivismo psicológico se encuentra la epistemología genética de
Piaget, la teoría socio histórica de Vigotsky, la teoría del aprendizaje significativo de Ausubel
y la teoría del procesamiento de la información.
Teoría Constructivista Epistemológica Genética de Piaget (1896 – 1980)
Nació en Suiza, estudio psicología. Lo mas conocido son los estadios del desarrollo
de la inteligencia. En ginebra crea su propio instituto de investigación que es de psicología
genética.
Su hipótesis es que el sujeto que aprende no es pasivo, sino que esta haciendo
hipótesis sobre el objeto de conocimiento y aquí se separa de los conductistas.
Utiliza el método clínico donde realizaba preguntas para darle la oportunidad al niño
de fundamentar las respuestas. Para él no hay una lectura directa de la experiencia ni de la
realidad.
Su teoría genética es:
Genética: porque explica la génesis del conocimiento, el pasaje de una etapa a otra.
Biologista: porque reconoce el sustento del organismo
Contructivista: se construyen significados, relaciones entre conceptos y se construye
la representación del objeto del conocimiento.
Interaccionista: porque aprendemos en medio de una interacción entre el sujeto y el
medio. Le damos significado al mundo y nos estructuramos a nosotros mismos.
Características:
Sujeto: Toma al sujeto epistémico que designa lo que tienen en común todos los
sujetos de un mismo nivel de desarrollo independientemente de las diferencias
individuales.
Pregunta de Investigación: ¿Cómo se pasa de un estado de menor conocimiento a
un estado de mayor conocimiento?
Conocimiento: le interesa la génesis del conocimiento, o sea, su construcción y
desarrollo. El conocimiento se construye a través de un proceso de interacción porque
no es innato.
Perspectiva Pedagógica
Considerar diversas formas de inteligencia y diferentes maneras de aprender,
representa un desafío para un sistema educativo cuyo espíritu es el de enseñar los mismos
contenidos con la misma metodología a todos.
Reconocer la existencia de inteligencias diversas supone considerar diferentes
recursos para cada estilo de aprendizaje. Así Gardner postulará que el contenido puede
presentarse a partir de 5 modalidades que responden a diferentes tipologías de inteligencia,
estas son:
Narrativo: utiliza la narración como soporte del concepto que se desea enseñar: I.
lingüística
Lógico – cuantitativo: utiliza consideraciones numéricas: I. lógico – matematico
Fundacional: referido a interrogantes de tipo filosófico: I. Intra y/o interpersonal.
Estético: orientado a los aspectos sensoriales: I. Musical y espacial.
Experimental: orienta hacia actividades de manuales: I. Cinético – corporal.
Aprendizaje Cooperativo
El AC es una posibilidad que propone que los alumnos trabajen en equipos que, con
el tiempo, se conviertan en las unidades básicas de la clase. El propósito del método era
mejorar las relaciones entre alumnos de distintas razas e idiomas y es una herramienta
interesante para la perspectiva de los resultados académicos y la práctica en habilidades
sociales.
El AC es una estrategia que promueve la participación colaborativa y el propósito es
conseguir que los estudiantes se ayuden mutuamente para alcanzar sus objetivos. Se trata
de un enfoque instruccional, centrado en el estudiante que utiliza pequeños grupos (3 a 5
personas seleccionadas) y permite a los alumnos trabajar juntos para optimizar o maximizar
su propio aprendizaje y el de los otros.
El rol del docente es el de mediador en la generación del conocimiento y desarrollo
de las habilidades sociales. El AC pertenece a la categoría de “trabajo en grupo”, pero no
todo trabajo en grupo es AC. “El AC es el uso instructivo de grupos pequeños para que los
estudiantes trabajen juntos y aprovechen al máximo el aprendizaje propio y el que se
produce en la interrelación”. Para lograr esta meta se requiere planeación, habilidades y
conocimientote los efectos de la dinámica de grupo.
Los 5 componentes del AC son:
Interdependencia positiva: ocurre cuando los estudiantes pueden percibir un vínculo
con el grupo de forma tal que no pueden lograr el éxito sin ellos y viceversa. Tiene dos
responsabilidades: aprender el material asignado y asegurarse que el grupo lo aprenda.
124
Interacción promotora cara a cara: es importante, ya que existe un conjunto de
actividades cognitivas y dinámicas interpersonales que solo ocurre cuando interactúa ente sí
en relación a los materiales y actividades. La interacción da como resultado ayuda mutua,
procesamiento de información eficaz, alentar a otros para alcanzar los objetivos, etc.
Responsabilidad personal: se requiere la existencia de una evaluación del avance
personal. De esta manera el grupo puede conocer quien necesita más apoyo. Para
asegurar que cada individuo sea valorado se requiere:
o Evaluar cuánto del esfuerzo que realiza cada miembro contribuye al grupo
o Proporcionar retroalimentación a nivel individual y grupal
Habilidades interpersonales y de grupos pequeños: se deben aprender habilidades
necesarias para funcionar como parte de un equipo: comunicación, confianza, aceptación,
etc.
Procesamiento grupal: consiste en la reflexión sobre una sesión grupal para describir
qué acciones del grupo resultaron útiles y cuáles no, tomar decisiones. Hay dos niveles de
procesamiento: en equipos pequeños y con el grupo total.
125
Niveles de Comprensión
Hay 4:
Contenido: conocimiento y práctica referentes a los datos y procedimientos de rutina.
Las actividades son de reproducción.
Resolución de problemas: conocimiento y práctica referente a la solución de problemas
típicos de la asignatura. La actividad correspondiente es de comprensión.
Nivel epistémico: conocimiento y práctica referentes a la justificación y explicación.
Investigación: conocimiento y práctica referentes al modo de cómo se discuten los
resultados y se construyen nuevos conocimientos. Las actividades son de plantear hipótesis
nuevas.
Representaciones Potentes
Son modelos analógicos: estas representaciones proporcionan cierta analogía con el
fenómeno real que interesa estudiar.
Son modelos construidos: los modelos analógicos están construidos con un
propósito inmediato.
Son depurados: algunas representaciones eliminan los elementos extraños para
destacar las características más importantes.
Son concretos: estas representaciones presentan, de manera concreta, el fenómeno
en cuestión, reduciéndolo a ejemplos, imágenes visuales, etc.
Temas Generadores
Estos provocan actividades de comprensión y facilitan la tarea de enseñar a
comprender. Algunas condiciones que debe satisfacer un tema para ser generador son:
Centralidad: el tema debe ocupar un lugar central en la materia.
Accesibilidad: debe generar actividades de comprensión en docentes y alumnos.
Riqueza: debe promover un rico juego de extrapolaciones y conexiones
EJE IV
LAS PROBLEMÁTICAS QUE SE MANIFIESTAN
EN ELCAMPO DE LO EDUCATIVO
EJE IV
¿Cómo se diagnostica hoy? Hoy hay uso y abuso del DSM IV, un sistema importado desde EE
UU. Que haya consenso no exime del análisis.
El DSM clasifica trastornos sin diagnóstico estructural, así una adicción se diagnostica por
el tipo de sustancia y no por la posición subjetiva de quien las consume.
Para Pavlov se aprendía por la emisión de un reflejo condicionado. Desde esta perspectiva
los seres humanos somos adiestrables y condicionables.
Para mí el verdadero campo del aprendizaje debe venir de la mano del sujeto, sujeto que
por su ruptura con lo natural se ha tornado deficientemente instintivo.
El cachorro humano cuenta con unos pocos reflejos al nacer; si no hay otro que asuma la
posición deseante y arme una boca donde hay reflejo de succión y haga de timón con su
mirada a la del pequeño, entonces esos reflejos desaparecen rápidamente. Lacan dice: “el
máximo deseo de un ser humano es el deseo de otro no anónimo”
129
La madre también es una deficiente instintiva; la hembra humana tampoco sabe qué
tiene que hacer. Implicarse en asumir la responsabilidad de calmar un bebé tendrá que ver
con alcanzar un saber inconsciente, sumado a un saber que está en la cultura.
Entonces quien nace debe aprenderlo todo y se aprende vía la demanda del otro. Si el
otro no habla hay probabilidades de muerte; o si se soporta una demanda de exclusión
puede no incorporarse la voz humana, el niño se acostumbra y termina rechazando esa
voz, tendremos entonces en la clínica un sujeto autista y habremos de ver cómo ese niño
acepta tomar la voz humana una vez que la ha rechazado.
Si la voz dirigida al niño está cargada de libido entonces este incorpora la lengua que
llamamos “materna”.
La primera etapa de consolidación del cuerpo tiene que ver con el “yo soy”. No es lo
mismo trabajar con un niño que sabe quien es que con un niño que no lo sabe.
Hay casos donde hay un cuerpo consolidado pero no puede consolidarse la pregunta
propia del sujeto, lo que llamamos “búsqueda del saber”. Si tomamos, por ejemplo,
cuando un niño pregunta y pregunta, vamos que a veces el adulto difiere la respuesta, el
niño lo pone en apuros porque hay preguntas que no tienen respuesta o que nos
incomodan; pero cuando se le responde, observaremos que al niño ya no le interesa
escuchar. Creo que el niño pregunta por muchos motivos pero fundamentalmente para
inscribir el no saber del Otro, donde el Otro se queda sin respuesta. Esta es una búsqueda
temida y anhelada por el adulto.
130
Si el niño cree que el Otro sabe todo, entonces tomará la posición de un débil mental,
haya o no patología biológica, es decir no tomará sus propias deducciones y va a tragar
todo tal cual lo ofrece el otro. (por ejemplo se puede en un día de sol escribir en la pizarra
“día de lluvia”: algunos copiarán esto en el cuaderno, otros dirán “seño se equivocó, hay
sol afuera”, esto marca posiciones distintas respecto del saber.
Puede trabajarse para que un niño con patología genética o neurológica no sea un débil
mental sino alguien más lento, con otras estrategias.
Ubico el campo del aprendizaje entre el cuerpo y la palabra, esa palabra que tiene que
ver con la búsqueda de un saber (que pregunta, investiga, cuestiona, disiente,
discute).
Gracias a Descartes nos atrevimos a dudar de que Dios sea la razón de todas las cosas.
Descartes dice “pienso, luego soy”, Lacan va a decir “allí donde soy (todo para el Otro)
es que no puedo pensar, y allí donde pienso es porque renuncio al ser”
Hay chicos que quedan en la posición de ser y no pueden pensar, eso también hace al
diagnóstico y a la consulta. Podemos preguntar a un niño por qué viene a la consulta y
escuchar “no sé” y al preguntarle quién puede saberlo escuchar “mi mamá”, tendremos
que trabajar entonces para llevarlo de la posición de “yo soy” a la de “yo pienso”.
X
Síntoma
Saber
Transferencia
Y
Signo Estructura Cognoscitiva Conocimiento
Sobre las Y ubicaremos lo que llamamos Signo: o sea todo lo que podemos observar, por
ejemplo si un niño no se alfabetiza preguntaremos ¿discrimina texto e imagen? ¿tiene
hipótesis silábica?¿tiene pensamiento operatorio?. Se puede evaluar C.I.
También ubicamos la Estructura cognoscitiva: madurez visomotora, estructura de
pensamiento, estructura lingüística
Sobre las X consignamos ya los Síntomas: es decir, qué es lo que puede decir alguien de
lo que le pasa. Para el discurso médico lo que diga el paciente es poco relevante; pero en
el campo de la salud mental y de lo educativo el sujeto no es su signo ni su síndrome y esto
131
hay que considerarlo por razones éticas pero también porque si desconozco al sujeto no
voy a resolver el signo.
Cuando no hay un síntoma, como en el ejemplo anterior donde no hay la pregunta del
niño respecto de qué le pasa que siendo un niño normal no ingresa en la lectoescritura,
puede haber una Inhibición que Lacan dice que “es un síntoma en el Museo”, es decir que
aún no se ha puesto a circular; y habrá que realizar el tránsito de la inhibición al
síntoma.
¿Qué debe hacer un niño para hacerse ver y escuchar?: A veces basta con que hable, pero a
veces no.
En la clínica no es lo mismo que un niño llegue a la consulta porque sus padres lo han
enviado que porque lo ha enviado la escuela.
Si los padres buscan ayuda y han podido percibir que algo ocurre a su hijo, es que están
permeables a la escucha. Pero si la escuela tiene que inducir a realizar una consulta y los
padres no han registrado nada, no va a ser tan fácil trabajar con ellos ni con el niño. Ese
trabajo se realiza siempre bajo Transferencia.
Del lado donde tengo el Síntoma tengo que ubicar el Saber y del lado del Signo el
Conocimiento. El saber responde a la búsqueda del sujeto, a su pregunta; el Conocimiento
puede quedar anexado y no atravesar la subjetividad de quien lo porta. El aparato
cognoscitivo puede armarse del lado del conocimiento y no del saber. Pero hay
posibilidades de que el saber atraviese el conocimiento cuando es el sujeto quien al
descubrir una nueva noción es travesado por ella; esto resucita el deseo de saber.
Si los padres no creen que tienen algo que ver con lo ocurre a su hijo hay que pensar si
vamos a tomar a ese niño en tratamiento o no. La implicación es con lo que pasa y con lo
que podemos ayudar a nuestro hijo, si su síntoma no tiene que ver con nosotros al menos
tenemos que tener la disponibilidad de traerlo. Para que un tratamiento funcione alguien
tiene que traerlo ¿de qué sirve que destrabemos el deseo de saber del niño si cuando lo
realicemos ese niño deja de asistir a consulta?
Entonces, los signos son necesarios de evaluar, pero el punto no es el trastorno, sino cómo
cada cuál se arregla con ese trastorno, el punto es que el sujeto pueda hacer un síntoma
más o menos productivo con el trastorno que lo afecta.
EJE IV
Hoy hablamos de una etapa denominada infancia y de derechos de un sujeto llamado niño,
pero no siempre ha sido así. Varios autores coinciden en plantear que a partir de 1760
comienza la construcción del moderno concepto de infancia, iniciándose el lento proceso
de diferenciación del adulto; cien años después se dio inicio a una pedagogía, una
puericultura, una pediatría, una psicología evolutiva y un sistema jurídico referido al niño
considerado como entidad gnoseológica diferencial.
Recién a mediados del XIX comienza a vislumbrarse un nuevo concepto sobre la infancia y
sobre el papel del niño, hasta que en 1929 Gebss redacta en Ginebra la Declaración de los
Derechos del Niño, aprobada por la ONU en 1959.
Alrededor de 1950 se publican trabajos sobre lesiones en niños que ponen en cuestión la
responsabilidad y negligencia de los padres. En 1961 se marca un antes y un después en el
tema del maltrato infantil con la exposición de Kempe acerca del Síndrome del niño
apaleado. A partir de allí se resignifican y hacen públicas situaciones que antes “no se
veían” y quedaban ocultas bajo formas de educación parental e institucional.
Entonces la violencia social en la temática del niño no es propia de nuestra época; hay
numerosos estudios que permiten inferir que estamos en una etapa de avance para la
defensa de los derechos de los niños. Por otro lado el aumento de la violencia se puede
resignificar como una menor tolerancia social a la misma y mayor conciencia de los abusos
y una actitud lenta pero sostenida de denunciar los casos.
Los conflictos familiares se instalan en la escuela y el docente debe hacerse cargo de una
tarea más: la violencia familiar, en los recreos, entre pares así como de la institucional
que aparece entre colegas y entre niveles jerárquicos.
Sólo entre 30 y 40% de los casos estaban siendo atendidos. De 2400 casos detectados en el nivel primario, sólo
350 fueron detectados en nivel inicial (sólo es obligatoria la sala de 5).
Los tipos más comunes de maltratos detectados fueron: abandono físico (37%); maltrato emocional (22%),
maltrato físico (16%); trabajo del menor (12%), falta de control parental de la conducta de los hijos (8,5%);
mendicidad (4%); conductas delictivas (1,8%) y abuso sexual (1,4% - al gran ausente ya que “de eso no se
habla”).
Se detectó una desventajosa situación de riesgo en los chicos con alguna discapacidad.
Evidentemente esta situación impacta en las condiciones de aprendizaje y en la conducta de los niños en la
esuela. Se deduce de las investigaciones que los niños maltratados son propensos a presentar un retraso en el
desarrollo cognitivo mayor que sus pares no maltratados, esto por la escasa estimulación familiar. También se
ha observado una diferencia promedio de 20 puntos entre el CI de los niños maltratados y el de los niños no
maltratados; esto por efecto de problemas motivacionales más que por deterioro intelectual. Se ha observado
también que el abuso puede tener un efecto inhibitorio de muchos aspectos de la conducta interpersonal del
niño, lo que explicaría la lenta adquisición de habilidades cognitivas y sociales. El habla de los niños
maltratados se caracteriza por la pobreza de contenidos y dificultad para expresar conceptos abstractos.
Los niños maltratados físicamente se presentan más agresivos, desobedientes y con comportamiento antisocial.
Aquellos con abandono físico son quienes tienen mayor número de problemas de ansiedad, distraibilidad, baja
comprensión, carencia de iniciativas y dependientes del maestro, parecen insensibles y con déficit empático.
Más del 50% fueron derivados a educación especial o presentaban fuertes retrasos académicos.
Los niños víctimas de abuso sexual se mostraban impulsivos, dependientes, ansiosos, desconcentrados,
incapaces de comprender las consignas, con bajo rendimiento escolar, fuerte necesidad de aprobación y
contacto. En los casos afectados en edad preescolar, los síntomas más frecuentes informados fueron ansiedad,
pesadillas, conducta sexualizada y síntomas relacionados a estrés post-traumático; en edad escolar, los
síntomas más frecuentes eran miedos, agresión, conducta antisocial, conducta regresiva, inmadurez.
Este tipo de síntomas puede dar a los docentes la pista de que están ocurriendo situaciones
de maltrato funcionando como indicadores indirectos.
Se puede resumir lo anteriormente analizado respecto del impacto del mal trato señalando
tres mecanismos básicos que comienzan a edades tempranas y cuyo desarrollo parece estar
deteriorado en los niños maltratados:
1- El establecimiento de relaciones de apego: tarea evolutiva de la primera
infancia a partir de la cual se desarrollan los primeros modelos de relaciones
sociales, la seguridad básica y la forma de respuesta al estrés.
2- Establecimiento de la autonomía: tarea evolutiva de la etapa preescolar a
partir de la cual se desarrollan posibilidades de relación con nuevos adultos y
adaptación a situaciones en forma independiente.
135
3- Desarrollo de habilidades sociales sofisticadas a partir de la interacción entre
iguales: tarea evolutiva de los primeros años de la escolaridad.
EJE IV
El inconsciente está al margen de todo razonamiento con arreglo a metas; se rige por la
repetición y pone en riesgo o somete a fracaso la posibilidad misma de la adaptación.
¿Qué tipo de relación se puede establecer entre la inteligencia humana y la animal, y más
que eso, entre la inteligencia humana y la inteligencia potencial del humano; para ello
habrá que profundizar en la diferencia entre lo humano en tanto producto de
humanización y en tanto potencialidad humanizante.
La cuestión no pasa por el reconocimiento de símbolos, cosa posible también para los
animales, sino por la posibilidad de crear sistemas simbólicos que produzcan una
realidad, en base a la imaginación productiva, no existente fuera del pensamiento
humano. Realidad que incluso llega a transformar las necesidades básicas del sujeto.
La alteración consiste en que las representaciones tomarán una vía de conducción que ya
no será natural, no será reductible a ningún tipo de satisfacción biológica.
Para la cría humana, el objeto construido no sólo no es idéntico a la cosa del mundo, sino
que incluye restos del objeto del mundo y de la acción específica efectuada por el sujeto
para el cese de la tensión. Nunca más la descarga podrá ser a cero y cada vez que
aparezca la tensión, el estímulo se convertirá en excitación y no siendo evacuable tendrá
que ligarse de algún modo.
Entonces, el pensamiento es en su origen acción, tal como lo era para Piaget, pero en este
caso es una acción que se realiza en sí misma, no destinada intencionalmente a ser
experimentada en el mundo, reducida a reencontrar el alivio a partir de recurrir a la
huella de una experiencia pasada, no a la búsqueda de una resolución futura.
2º Proposición:¿Cómo se reencuentra el objeto del mundo, una vez que estos sistemas se
han puesto en marcha?.
Entonces no hay “objetividad” que no se vea atravesada por el orden libidinal; entonces
¿Cómo se constituye la inteligencia y de que orden es este orden de objetividad necesaria
del conocimiento en tanto lo “objetivo” es siempre efecto de una construcción en la cual
hay mediaciones “objetales” provenientes de objetos de amor y destinados a ellos?
La vulgaridad psicoanalítica difundía un modelo simple del conocimiento según el cual las
imagos, las fantasías, eran la materialidad detrás de la cual se oculta la realidad, entonces
se generaba la ilusión de encontrar, mediante su despejamiento, la realidad objetiva. El
análisis iría despejando la capacidad del sujeto para tomar contacto con esa realidad. Esa
era la clínica para cualquier tipo de problema de aprendizaje.
Son los destinos de la defensa los que determinan la posibilidad de construcción del
conocimiento del mundo como tal.
Esta tesis marca un punto de corte radical respecto de la idea de que las primeras
simbolizaciones constituyen el primer nivel de recreación de un objeto existente en el
mundo.
En un segundo tiempo estas inscripciones tienen que encontrar modos de ligazón para no
quedar libradas a un destino de repetición.
Recién en un tercer tiempo se constituirá algo que podremos considerar fundamental para
la constitución de la inteligencia: la instalación de la represión originaria juntamente a
la constitución del yo abriendo curso a los procesos secundarios y la lógica de la
negación, la temporalidad y el tercero excluido.
138
La inteligencia de la que hablamos cuando hay un trastorno de aprendizaje es la lógica
de los procesos secundarios, la lógica de los procesos identitarios, capaz de articular
conjuntos, de constituir el mundo no sólo como representable sino también como
comunicable. Es una lógica que sólo se puede sostener en el orden de los sistemas de
lenguaje.
El inconsciente es el reservorio libidinal, sin él no hay interés en las cosas del mundo.
Pero para que la realidad pueda ser capturada en su dimensión significante es necesario
que la relación entre afecto y representación se disocie; que el mundo sea reconocible por
el yo en su calidad de significable y exterior.
El sujeto sólo está en el yo, y es desde ahí donde se instala la tendencia epistemofílica. El
inconsciente es autosuficiente, no necesita otra cosa que sus propias representaciones, el
sujeto no es autosuficiente. En la medida en que hay sujeto hay interés en conocer, sujeto
sostenido en el inconsciente y a su vez diferenciado del inconsciente.
Para que el yo tenga interés en conocer tiene que haber algo trascendente y exterior a sí
mismo. Inconsciente y mundo exterior van a devenir ajenos, y un extrañamiento se
producirá en el niño.
La estabilización fantasmática no puede darse sin el lenguaje (ej. “Ah! Mi madre no viene
porque está con mi padre”)
El negativismo infantil es la primera afirmación del niño acerca de sí mismo: “no quiero”
es: “deseo algo distinto a lo que el otro me propone”. La afirmación se produce sobre la
base de una negación. La primera afirmación del ser se constituye en tanto negación del
otro.
139
En un segundo tiempo el niño podrá discriminar entre lo proveniente del mundo exterior y
lo que rehúsa. Lo primero que el yo reconoce como exterior es lo que perturba, recién
después se puede reconocer con dolor que algo placentero es ajeno a sí mismo y algo
displacentero es de uno.
El signo lingüístico es arbitrario, lo demuestra cuando diciendo bau bau se entiende perro;
lo gestual puede serlo en mayor o menor grado, por ejemplo era arbitrario cabecear en un
baile para decirle a una mujer que se quería bailar con ella, hasta otros gestos que
guardan mayor arbitrariedad y pueden significar distintas cosas.
Cuando alguien afirma y niega lo mismo sobre el mismo objeto no tiene un problema
lingüístico, tiene un problema estructural y esto hace a los diagnósticos diferenciales
Si no hay un intervalo importante que separe afirmación y negación sobre el mismo tema
en el mismo objeto, se da un fracaso del proceso secundario.
Respecto de las relaciones espaciales. La organización del espacio está determinada por
la presencia de un cuerpo que se releva en el interior de él. Es yo quien tiene arriba y
abajo porque está posicionado en el espacio y esto es porque tiene una existencia que da
cuenta del propio ser. Arriba y abajo implica que el yo no flota en el espacio sino que
está organizado en el interior de ciertas coordenadas.
Este análisis no se propone exhaustivo pero pretende abrir una vía para el diagnóstico
precoz de los trastornos de constitución de la inteligencia y posibilitar la prevención de los
daños irreparables a los cuales queda librado el niño cuando carece de herramientas
eficaces de intervención.
EJE IV
Mientras la histeria escapa de la aprehensión del médico, los mismos pacientes encuentran
nuevas formulaciones para sus quejas y somatizaciones. La frontera que separa las
manifestaciones histéricas de los fenómenos psicosomáticos se hacen cada vez más
imprecisas. Las manifestaciones de las neurosis evolucionan en función de un discurso
común sobre la enfermedad, discurso que refleja la evolución del discurso médico. No es la
sociedad la que segrega la neurosis, sino que el sujeto toma en cuenta una nueva mirada
dirigida a su cuerpo enfermo y encuentra nuevas formas de expresar su sufrimiento
esperando ser mejor escuchado. Pero a su queja responde una mirada examinadora del
organismo y no la escucha de un cuerpo que se hace lenguaje.
El fracaso escolar ha sido segregado por un cambio social, en el mundo del trabajo, en una
sociedad cada vez más tecnificada. A esto se agregan los estragos generados por la
aplicación inadecuada de los tests de nivel. El fracaso escolar pesa sobre el presupuesto de
la Educación nacional por la puesta en marcha de medidas costosas de tipo pedagógico que
a menudo son inapropiadas.
Cuando en 1880 Jules Ferry instaura la instrucción laica y obligatoria, lo que primaba era
el principio de igualdad y las posibilidades para todos, pero eso estuvo lejos de la realidad.
La escolaridad obligatoria llegaba hasta los 12 años, fecha en que terminaba la
escolarización de los hijos de las clases populares.
Los hijos de las familias más acomodadas se presentaban a los diplomas elementales o a los
superiores y eran principalmente empleados o maestros.
Sólo los hijos de las clases burguesas frecuentaban los liceos que eran pagos y que
permitían acceder a las carreras como leyes o medicina
Así podemos decir que fracaso escolar, en la sociedad actual es sinónimo de fracaso en
la vida.
Cuando sobreviene una contradicción en las aspiraciones del sujeto, puede existir un
conflicto.
Algunos mecanismos que presiden las operaciones cognitivas fueron puestos en evidencia por los
trabajos sobre inteligencia artificial (IA):
1. Comprender es la necesidad de establecer lazos: reunir informaciones, vincular lo que
llega por percepción, sensación o palabra; asociar. Para el lenguaje se hace también
el trabajo de vinculación, ya que el significante no existe aislado en su función
significante. No basta establecer vínculos, también hay que separar, escoger, clasificar
datos, es decir Elegir.
Se hace necesario un proceso de delimitación de analogías, de abstracción, de
conservación en la memoria para apoderarse del sentido. Por ensayo y error podrá
perfeccionar su comprensión de la lengua. Para mantener la coherencia en un
discurso, en un “querer decir” el sujeto opera a cada instante una selección de
significantes; pero los que elimina no desaparecen y constituyen una reserva siempre
lista para intervenir a pesar del sujeto en las operaciones de pensamiento. Esto es
imposible de lograr con las máquinas de la IA.
Hay un proceso activo de descifrado y señalamiento de puntos de referencia. ¿Cómo
apropiarnos de un cuerpo que nos es dado ya que no pedimos nacer?.
La subjetivación es una operación que corresponde al nacimiento del sujeto; conocer,
reconocer llevan el “nacer” incorporado, nacer en tanto sujeto.
El lenguaje también nos es dado, pero aprehendemos un universo de palabras y las
hacemos nuestras, nos apropiamos del lenguaje.
Esta doble conquista (cuerpo y lenguaje) es lo que el autista no hace y donde el
psicótico falla.
Inteligencia y lenguaje
Comprender es entonces una pulsión y puede convertirse en una pasión, la pasión de saber. También
existe la pasión por la ignorancia, en relación a la pulsión de muerte.
Para considerar los mecanismos que favorecen la debilidad mental, hay que partir de la noción de
sujeto.
[De la pag. 176 a 182 trabaja : ¿QUÉ ES UN SUJETO?; LA ALIENACIÓN SIGNIFICANTE: El proceso
primario, La condensación; el desplazamiento, la sustitución; RELACIÓN ENTRE LOS PROCESOS
PRIMARIOS Y SECUNDARIOS : sentido y significación.- La cátedra consignó que salteáramos esas
páginas]
La inteligencia depende del modo en que el sujeto organiza la lengua, pero también del acceso que
tenga al saber de lalengua, el “saber que no se sabe”.
El dominio del lenguaje es necesario para las operaciones intelectuales, pero no suficiente para que el
sujeto pueda mostrar inteligencia. Si no puede “leer entre líneas” corre el riesgo de presentarse como
débil mental.
El débil mental no se aparta del sentido literal, el equívoco permanece inaccesible para él, su
recurso es el formalismo y cree en la verdad de lo dicho aferrándose a ello.
Es importante la relación que el sujeto mantiene con la lengua al apreciar su inteligencia. Sin embargo
se habla de la inteligencia de los animales, aunque estos no se relacionan con el significante sino con el
signo. Es cierto que existen varias formas de inteligencia: táctica, pragmática, manual, etc.; en estas
formas de inteligencia entran en juego las mismas reflexiones que en las operaciones intelectuales:
elección, aislamiento, abstracción, analogía, generalización. Si hay un contexto valorizante que
halague el narcisismo del sujeto opera una transmisión de los conocimientos (saber-hacer) desde muy
temprano de padres a hijos, aún en sujetos iletrados.
Desde una posición freudiana vamos en sentido contrario a aquellas tendencias actuales a asimilar el
funcionamiento cerebral con una máquina y que influye en lo terapéutico sosteniendo que el sujeto
debe modificar sus comportamientos luego de haber practicado un aprendizaje de conductas.
1
Ser es el atributo filosófico que se le adjudica a una entidad capaz de definirse a sí misma frente a
un medio. (Wikipedia)
145
¿Olvido o represión?
Los significantes reprimidos están marcados por la censura. El sujeto reprime lo que lo pone en
peligro, es decir los significantes ligados a la pulsión.
Hay una represión permanente cuando el sujeto hace una elección constante para mantener la
coherencia del discurso. Las asociaciones incongruentes caen en el olvido y sólo reaparecen
ocasionalmente. Estas asociaciones contribuyen a agrandar el contenido de lalengua. Es posible
que ésta sea la represión primaria, mientras que la secundaria está ligada al peligro pulsional
que puede conducir a la concreción de una organización neurótica.
Es posible que hubiese que llamar olvido a todas las experiencias primordiales y las
asociaciones significantes que el sujeto no volverá a encontrar jamás. El inconsciente es la
memoria del olvido.
[Pag 189 a 204: “Hablemos del débil mental”; “la separación del objeto: angustia y goce”; la
cátedra consignó saltearlo – Lo resumo rapidamente]
Inhibición
El Goce
Freud determinó que el paciente no quería renunciar a sus síntomas. El sujeto repite a lo largo de su
vida algo que no siempre reconoce como suyo y que incluso aborrece. Ese más allá del principio de
147
placer es lo que Lacan llamará goce. El goce es aquello que busca el sujeto más allá de los objetos
codiciados, en conductas repetitivas: puede ser tanto el sufrimiento como la muerte.
Lacan hace del “a” el eje de la construcción del sujeto, ese objeto perdido que fija sus raíces en el
cuerpo, ese objeto que es soporte de un goce que se extrae sin cesar pero hacia el que el sujeto
permanece en eterna búsqueda.
El sujeto habrá de domesticar ese goce, plegarlo a las reglas del placer y del deseo y a las prohibiciones
de la Ley. El goce pasará a lo dicho, es el goce de la palabra, goce fálico que tiende a descifrarse en el
bien decir que fundamenta la ética del psicoanálisis.
Inhibición y angustia
Dice Freud que la inhibición está relacionada con la angustia y dice que “la inhibición es una limitación
que el yo se impone para no despertar la angustia”; siendo que la angustia es un dispositivo puesto por
el yo como señal de alarma frente a un peligro desconocido, pulsional.
Lacan muestra que el “a” está siempre presente en el surgimiento de la angustia. “La angustia es la
señal de la forma irreductible en que lo real se presenta en la experiencia”. Cuando el “a” conserva su
connotación de real. Cuando no pudo ser metabolizado en estructuras significantes, despierta la
angustia.
Esto es lo que conoce un psicótico en el horror de un cuerpo carne, en el terror de la desintegración,
del fin del mundo, de la despersonalización.
La angustia aparece cuando ese objeto que debería haberse perdido en cuanto a lo real, no se aparta,
no es ni borrado ni eludido. La angustia constituye ese goce que no pudo ser civilizado por el Nombre
del Padre y no obedece a la ley del deseo.
La pulsión
Es la estructura en la cual el objeto “a” permanece lo más cerca posible de la connotación de lo real,
lo más cerca posible del cuerpo.
En un niño la angustia será más grande cuanto más permanezca identificado al objeto “a” de la pulsión
del Otro. El sujeto es aplastado por ese Otro del que no sabe qué objeto representa para él. El niño
sólo puede anular el deseo propio, hacerse el muerto para sobrevivir. La angustia hizo de señal para
que la inhibición intervenga. Ambas están en relación con un objeto “a” que falla en su borramiento de
lo real.
El objeto oral
La pulsión oral está presente en la bulimia del devorador de libros. Se ha subrayado la vinculación entre
comer y aprender. El niño puede no dejar libre su avidez de saber si la identifica al objeto oral del
Otro; o sentirse culpable por la violencia de su propia pulsión devoradora e inhibir cualquier esbozo de
sublimación.
El objeto escópico
El deseo de ver se relaciona directamente con el deseo de saber.
La pulsión anal
La actividad intelectual deriva en línea recta del erotismo anal. Apoderarse, conservar, rechazar,
manipular son los componentes de la pulsión anal que pueden trasponerse al campo intelectual.
El dominio es un elemento importante en la estructuración del sujeto y lo lleva a conocer lo
circundante. Sin embargo una investidura demasiado grande, con un deseo sádico de dominación,
puede acarrear culpa y determinar una inhibición secundaria.
El falo imaginario
La investidura intelectual no puede permanecer extraña a la sexualidad. El saber ocupa entonces el
lugar del falo imaginario. Freud dijo que “el trabajo intelectual podría estar acompañado por una
excitación sexual conexa”. En el adolescente la fase fálica se vincula a la problemática edípica; trabajo
intelectual y éxito escolar se asocian a los ideales paternos.
La pasión de saber
Dice Lacan en el Seminario 7 “el deseo del hombre se ha refugiado simplemente en la pasión más sutil
pero también la más ciega, como lo demuestra la historia de Edipo, la pasión de saber”. “Esta pasión
puede llegar a obliterar1 todo lo que se refiera al inconsciente porque, a los ojos del sabio, la ciencia
que corresponde a la realidad sería susceptible de decir la verdad sobre la verdad; se hace entonces
desubjetivizada, desencarnada y tiende a anular la división del sujeto.
1
obliterar. (Del lat. oblitterāre, olvidar, borrar).
1. tr. Anular, tachar, borrar.
2. tr. Med. Obstruir o cerrar un conducto o cavidad. U. t. c. prnl.
149
que sin embargo se prohíba el acceso al conocimiento cuando éste puede encontrar un punto
peligroso, un elemento que él debe ignorar. La inhibición podría colocarse sobre ese punto y su
mecanismo provocar la suspensión total de la inversión intelectual, y por ello debilidad mental.
Recordaremos figuras donde es posible volver a encontrar el punto de fijación de la interdicción del
saber:
- Dificultades en la adición y sustracción cuando pueden provocar deseos de muerte en relación a un
niño recién llegado.
- Prohibición de saber en relación a los orígenes. El niño se comporta como débil mental por
ocultamiento de su historia.
- Problemas por ocultamiento de la enfermedad mental de uno de sus padres, llegando a creer que el
niño heredó esa patología
- Por identificación por amor a la enfermedad de alguno de sus padres.
- Secretos de familia que inhiben la curiosidad intelectual.
- En el adolescente pede aparecer tardíamente una inhibición cuando el saber es sinónimo de éxito y
el éxito en sinónimo de convertirse en adulto, o por culpa de sobrepasar al padre.
- Etc.
150
EJE IV
Violencia y Escuela
La escuela fue pensada como referente del discurso pedagógico moderno y ha sido tradicionalmente un
elemento configurador de identidades, partiendo del supuesto de la necesidad del Estado Nación de
homogeneizar y construir “ciudadanos”
Los dispositivos escolares asumen un papel disciplinador. Sus funciones como generadores de
identidades y de espacios de inclusión es puesta hoy en cuestión.
Los lazos sociales se construyen por historias y pertenencias en común que permiten identificarse como
parte de un grupo. ¿Por qué existen entonces vínculos de relación violentos entre pares – alumnos-?
Estas formas son visibles pero se han “naturalizado”, por lo cual su detección implica la deconstrucción
de realidades subjetivas invisibilizadas, imbricadas en la cotidianeidad de la vida institucional.
El maltrato infantil fue objeto de estudio en la Argentina recién a partir de los ’80 y se ha desarrollado
desde una perspectiva asistencialista a la que es necesario sumar otros dos ejes: la prevención y la
investigación.
Tomando en cuenta investigaciones realizadas en España, entre otras; consideramos que no hace falta
llegar al suicidio de escolares para llamar la atención a la comunidad educativa y la sociedad.
Los resultados de las investigaciones no solucionan los problemas, pero constituyen un aporte para
modelos preventivos y asistenciales a desarrollar para la planificación de programas de tratamiento y
recuperación de niños y adolescentes afectados por la violencia entre pares.
Un trabajo exhaustivo en las instituciones escolares y con sus agentes puede prevenir la
naturalización definitiva de las formas de violencia.
Se propone no sólo formar con herramientas teóricas a los docentes y demás actores institucionales
sino también atender a los desafíos que propone la realidad actual.
153
EJE IV
El hablar de violencia en relación a los niños nos lleva a pensar en la violencia histórica
desatada tanto en lo social como en lo familiar.
Cuando reina violencia los más afectados son los pequeños y adolescentes, ya sea porque
el hambre los afecta más y con consecuencias irreversibles, ya sea por los contextos tensos
en los que viven.
Hay violencia:
- cuando se les coartan a los niños posibilidades de juego para que crezcan
rápidamente e inscriban en el circuito productivo
- En la ausencia de salida laboral, en la desocupación que acecha a los
adolescentes
- En la tendencia a suponerlos culpables
- En la represión policial que se ensaña con ellos
- En los tratamientos, cuando se medica para tapar trastornos
En las familias: forzamiento al niño para que sea otro, desconocimiento de sus
posibilidades. Violación, sometimiento, tortura y su historia, uso de su cuerpo.
La transmisión de la violencia través de las generaciones no implica una cuestión lineal de causa-
efecto, sino que se da en un entramado muy especial.
Las familias violentas suelen ser cerradas, sin intercambio fluido con el resto de la sociedad.
Cuando los padres no se reconocen como diferentes del niño pueden querer matarlo como si fuera una
parte de ellos que no les gusta. El hijo, su cuerpo y su pensamiento son tomados como algo sobre lo
cual es posible obrar a capricho.
A veces no se tiene conciencia de que el hijo tiene necesidades que resultarán “molestas”, que no es
un muñeco a ser exhibido. El llanto de un niño es angustiante porque recuerda la propia indefensión, la
posibilidad de contención del bebé está en relación de la posibilidad de contención del propio
desvalimiento.
A veces se supone que el hijo salvará, y el fracaso escolar o deportivo decepciona las expectativas
paternas.
Los niños son siempre perturbadores, rompen la paz y la monotonía de los sepulcros; por eso es posible
que se prefiera acallarlos y matarlos a través del maltrato para recuperar la secuencia monótona de la
propia vida.
Hay golpes sin palabras, que entran en el territorio donde reina el silencio. La sociedad tiende a callar
por dolor y por vergüenza; se lleva a avergonzar al que habla. Secreto, silencio y olvido van juntos. Lo
indecible en una generación se volverá lo innombrable en la segunda y lo impensable en la
tercera.
Si se espera que un niño no diga ni piense, él encontrará un obstáculo interno, porque los niños son
detectores de lo que se pretende de ellos. Pero lo no dicho, lo no nombrado retorna en actos, en
violencias sin sentido, en repeticiones compulsivas. Cuestión a pensar en relación con la violencia
de niños y adolescentes de hoy.
Hay dos cuestiones que hacen a la constitución psíquica del niño y que son fundamentales para
trabajar con los padres: la capacidad empática y mediatizadota de los padres y la posibilidad de ubicar
al niño como un otro.
La contención de los adultos y su capacidad metabolizadota posibilitan al niño ligar, armando redes,
aquello que irrumpió quebrando conexiones.
Es imprescindible que haya otro conectado empáticamente para que el niño pueda subjetivarse.
Cuando los adultos están desbordados, sobreexigidos, no pueden contener ni sostener a otros. Esto
lleva a sensaciones de vacío tanto en los sentimientos como con la capacidad de pensar.
Los niños intentan llenar el vacío con cosas (en una sociedad donde la competencia ha pasado de las
habilidades a las posesiones) o con desbordes motrices (hiperactividad, gritos)
La salida es ir armando una trama que sostenga. Es fundamental hablar, sacar a la luz lo innombrable
tanto en lo individual como en lo social.
El otro tema que surgió fue el de las identificaciones. Las mamás se identificaban con los hijos como
incapaces de aprender. La violencia generada por la situación de injusticia vivida por los padres
retornaba en los niños.
156
El tercer tema trabajado fue el de las diferencias. Al ser percibidos como diferentes estos niños eran
ubicados como peligrosos y enemigos potenciales.
El cuarto tema fue la ausencia de palabras en las familias ¿cómo valorizar la lectoescritura en una
comunidad en que se privilegia la acción?
El eje fue desplazándose a los malestares de los adultos y a cómo podían organizarse para conseguir lo
que necesitaban. Los niños comenzaron a ser visualizados como seres a ser protegidos.
¿De qué violencia hablamos cuando nos referimos a niños violentos? ¿No seremos los adultos los
que ubicándonos como frágiles frente a los niños los dejamos librados a su propio devenir pulsional
y luego nos aterrorizamos de sus efectos?
¿En qué situación de desvalimiento extremo ha quedado un niño que puede pegar, insultar, etc.?
¿Es la violencia infantil o la falta de contención de los adultos lo que está en juego?
Pienso que cuando los niños son contenidos, sostenidos por los otros, siendo ubicados como
semejantes diferentes, se les posibilita un espacio para ser y crecer, sin tener que apelar a salidas
violentas.
157
EJE IV
La inseguridad y la violencia son temas a la orden del día, sin embargo no son de nuestra época, la
historia de la humanidad está llena de actos violentos.
La Escuela está atravesada por la violencia, y esto es un fenómeno mundial
¿Cómo conciben la violencia los docentes y alumnos y qué hacen frente a estas situaciones?
[Estudio en 3º Ciclo EGB zona suburbana Mar del Plata – Investigación cualitativa, Técnicas: entrevistas
a docentes, grupo focal con alumnos, encuestas a docentes y alumnos]
Cuando se intenta caracterizar un acto de violencia, surge que dicha caracterización depende de
los juicios de valor que sostiene quien lo define. Esos juicios responden a los intereses de quienes
los definen y generan consenso social para legitimar o reprobar acciones necesarias para el
mantenimiento del proyecto político y el control social.
Hay distintas posturas que explican el carácter social del Hombre. Para Baró (Psi. Comunitario) Social
no es lo mismo que sociable para algunos autores, lo social tiene influencia en el ser y el hacer de las
personas.
- Enfoque etológico: concibe el carácter social como un dato biológico. La violencia se origina en los
instintos. La agresión es un instinto universal y necesario para la conservación de la especie. Lo
social es en este enfoque un conjunto de normas y ritos creados para controlar los instintos. Las
sociedades que más estimulan la agresividad estarían más expuestas a situaciones de violencia. Las
críticas a la postura es que no considera el contexto socio-político.
- Enfoque Ambientalista: el carácter social como dependiente de la circunstancia externa.
El conductismo es uno de sus representantes, ya que descarta el carácter etológico y
privilegia la influencia del medio y el aprendizaje. El sujeto es entendido como
maleable y modificable. Hay teorías que sostienen que la cólera que genera la
frustración es una fuerza motivadora que predispone a la violencia. La satisfacción del
individuo es el criterio y raíz última de la conducta, por lo tanto las conductas exitosas
se afianzan. El refuerzo de la aceptación grupal acentúa la posibilidad de que los
comportamientos sean adoptados.
- Enfoque socio-histórico: Se considera el ser humano como construcción histórico. Un ser
no natural sino cultural ya que los contextos históricos segregan discursos que modelan
la subjetividad. La realidad se construye asignándole significados.
158
Freud tomando en cuenta el mito de la horda primitiva plantea el origen de la
cultura cuando los hombres se organizan en torno a una ley; una sociedad
organizada posibilita el pasaje de la violencia al derecho. La instauración de la Ley
basada en la igualdad permite reconocer al otro como semejante, si aquella no
opera tampoco se reconoce su transgresión.
El otro no se constituye en una relación espontánea; hace falta un tercero con
referencia al cual podrán considerarse los iguales.
Concepción de la Violencia en la Escuela desde el Punto de Vista de Docentes y Alumnos
Ambos consideran como violencia tanto los hechos de agresión como de indisciplina que
producen daño físico o psicológico a otras personas. La diferencia semántica entre agresión
y violencia no es considerada. No se consideran los aspectos de violencia como abuso de
poder. Los directivos suman como actos de violencia los daños al edificio escolar y los
robos.
Aceptar el desafío
La sociedad realiza múltiples demandas a la escuela que no siempre le corresponde
cumplir.
La Escuela suele reproducir la exclusión del sistema social; en los contextos de pobreza
esto es más palpable y es un desafío para los docentes que son la cara visible de la
situación.
Aquellos docentes que en vez de un posicionamiento burocrático apuestan al desafío
de inventar, crear y reconocer las expectativas y realidad de sus alumnos, tienen más
posibilidades de crear vínculos para favorecer la inclusión.
160
EJE IV
Violencias
Se pueden pensar tres niveles de análisis de los fenómenos de violencia en el contexto escolar:
- La violencia interpersonal
- La violencia institucional (mecanismos propios de la escuela que generan violencia)
- La violencia estructural (factores sociales y culturales que generan violencia)
Toma preponderancia el caso puntual que debe ser juzgado y se va naturalizando a la vez la violencia
como sustrato cotidiano, como padecimiento o como trasgresión. Esto sí implicaría reconsiderar las
medidas educativas y políticas de gobierno y de Estado y de la escuela misma.
Se hace necesario preguntarnos qué están viviendo los niños y adolescentes en las escuelas y cómo
transcurre su paso por el sistema educativo. Más aún cuando la propuesta viene a catalogar a los
jóvenes de violentos por vestir ropas negras o escuchar rock pesado.
A esto parecen contribuir los medios al tratar la violencia escolar como problemas de sujetos
enmarcado siempre en el orden de lo delictivo. Son los jóvenes quienes se constituyen en objeto de
162
discursos estigmatizantes desde una lógica determinista que ubica en el sujeto la causa del mal
insistiendo en la necesidad de encierro y de mano dura.
Así la violencia escolar toma cuerpo y lugar en la opinión pública en la medida en que sostiene la figura
de niños delincuentes y jóvenes violentos y del miedo y el horror instalado en lo más cotidiano.
El efecto de sentido es que la sociedad tiende a interpretar como inevitables esos incrementos de la
violencia y proponga la exclusión del niño riesgoso y violento.
EJE V
ELPSICÓLOGOQUEINTERVIENEENELÁMBITODELAEDUCACIÓN.
COMO INTERVIENE
b) Intervención:
- ¿quién demanda?, ¿qué se demanda?.
Posición que se ocupa al intervenir:
- Teoría, técnica, ética.
Construcción de la intervención
Expectativas formuladas y acalladas acerca de las
“soluciones”
Diferentes dispositivos:
- Individuales, grupales, familiares,
institucionales
Sistema de redes y su pertinencia
164
EJE V - 1-a
LOS SABERES Y LOS TRABAJOS DEL PSICOLOGO EDUCACIONAL
-su relación con el docente como sujeto de aprendizaje-
ELICHIRY, NORA
No creo que haya una única forma de entender qué es la educación especial y definir
cuáles son sus paradigmas. No hay tal cosa como la “educación especial”, sino una
invención disciplinar creada por la idea de “normalidad” para ordenar el desorden
originado por la perturbación que llamamos “anormalidad”.
Hoy, más que de una cuestión de paradigmas, se trata de una verdadera disputa que
intenta resolver la siguiente paradoja: la perpetuación o la implosión de aquello que
llamamos educación especial. Más específicamente, habría que considerar la existencia de
una frontera que separa de modo muy nítido aquellas miradas que continúan pensando que
el problema está en la “anormalidad”, de aquellas otras que hacen lo contrario, que
consideran la “normalidad” como el problema. Las primeras siguen obsesivas por aquello
que es pensado y producido como “anormal”, vigilando cada uno de los desvíos, y
sospechando de toda deficiencia. Este tipo de miradas no es útil para la educación especial
ni para la educación en general: lo “anormalizan” todo y a todos. Las otras miradas tratan
de invertir la lógica y el poder de la normalidad, haciendo de lo normal el problema en
cuestión. Esas miradas tienen mucho que ofrecer a la educación. Por ejemplo, a
desmitificación de lo normal, la perdida de los parámetros instalados en la pedagogía
acerca de lo “correcto”. Estas miradas podrían socavar esa pretensión altiva de la
normalización, que no es más que la imposición de una supuesta identidad única, ficticia y
sin fisuras, de aquello que es pensado como lo “normal”.
La educación especial podría ser pensada como un discurso y una práctica que torna
problemática e incluso insostenible la idea de lo “normal” del aprendizaje, lo “normal” de
la sexualidad, etc. Si aquello que llamamos educación especial no sirve para poner en tela
de juicio “la norma”, pues entonces no tiene razón de ser ni mayor sentido su
sobrevivencia.
Pareciera que sólo la educación especial es la que se preocupa por las diferencias
cuando este problema debería ser un problema de toda la educación. ¿Por qué ocurre
esto?
La educación especial, así como la educación en general, no se preocupan por las
diferencias sino pos aquello que podríamos denominar como una cierta obsesión por los
“diferentes”, por los “extraños”, por los “anormales”. Se viene confundiendo “diferencia”
con “diferentes”. Los <diferentes> son una construcción, una invención, un reflejo de un
reflejo de un largo proceso al cual podríamos llamar de “diferencialismo”, esto es, una
actitud de separación y de disminución de algunos trazos, de algunas identidades con
relación a la vasta generalidad de diferencias. Las diferencias no pueden ser presentadas o
bien descriptas en términos de mejor o peor, bien o mal, superior o inferior, etc. Son
simplemente diferencias. Pero el hecho de hacer de algunas de ellas “diferentes” y ya no
168
“diferencias” vuelve a posicionar estas marcas como contrarias, como opuestas y negativas
a la idea de “norma” de la “normal” y de lo “correcto”, lo “positivo”, etc. Lo mismo
sucede con otras diferencias, sean estas raciales, sexuales, de edad, de género, de lengua.
Se establece un proceso de “diferencialismo” que consiste en separar de las diferencia
algunas marcas “diferentes”, y de hacerlo siempre a partir de una connotación peyorativa.
La preocupación por las diferencias se ha transformado así en una obsesión por los
diferentes. Y cabe sospechar de esta modalidad de traducción pedagógica que se obstina
desde siempre en señalar quienes son los “diferentes”, banalizando al mismo tiempo las
diferencias. El problema no está en qué son las diferencias, sino en cómo inventamos y
reinventamos, cotidianamente, a los “diferentes” la escuela no se preocupa con la
“cuestión del otro”, sino que se ha vuelto obsesiva ante todo resquicio de alteridad.
Parece que hay una necesidad constante de inventar alteridad y de hacerlo para exorcizar
el supuesto maleficio que los diferentes nos crean en tanto son vistos como una
perturbación hacia nuestras propias identidades. El lenguaje de la designación no es ni más
ni menos que una de las típicas estrategias coloniales para mantener intactos los modos de
ver y de representar a los otros y así seguir siendo, nosotros, impunes en esa designación e
inmunes a la relación con la alteridad.
La cuestión de los cambios de nombres no produce necesariamente ningún embate, ningún
conflicto, ni inaugura nuevas miradas en nuestra propias ideas acerca de quién es el otro,
del cuál es su experiencia, de qué tipo de relaciones construimos en torno de la alteridad y
cómo la alteridad se relaciona consigo mismo. Por el contrario, perpetúa hasta el hartazgo
el poder de nombrar, el poder de designar y la distancia con el otro. No ha habido cambios
radicales en los dispositivos técnicos y en los programas de formación que construyen
discursos acerca de la alteridad, sea esta denominada como “deficiente”, “con
necesidades educativas especiales”, “discapacidad”, etc. Hay en todas ellas la presencia
de una reinvención de otro que es siempre señalado como la fuente del mal, como el
origen del problema. Y, también, permanece nuestra producción del otro para así sentirnos
más confiados y más seguros en el lado de lo normal.
En educación, lo “políticamente correcto” ha servido para cuidarnos de las palabras, para
resguardarnos de sus efectos. Pero no para preguntarnos sobre aquello que dicen las
palabras. Y mucho menos para comprender desde qué altura y cuál boca pronuncia esas
palabras.
Ficciones
Aprender a conversar
170
No es que la escuela o los maestros no están preparados. Todavía no hay un consenso sobre
lo que significa “estar preparados” y, mucho menos, acerca de cómo debería pensarse la
formación en términos de integración. Por una parte, cabe la pregunta de si es necesario o
no crear o reinventar y reproducir un discurso racional, técnico, especializado sobre ese
otro “especifico” que está siendo llamado a la integración. Mi respuesta es no. Por otro
lado, tal vez haya una necesidad, que es aquella de una reformulación sobre las relaciones
con los otros en la pedagogía. No estoy de acuerdo con las ideas actuales de formación que
conservan intactas las mismas estrategias y los mismos textos que criticamos desde
siempre, acusándolas de ser invenciones, estereotipos, y fijaciones de la alteridad. Me
imagino una formación orientada a hacer que los maestros puedan conversar con la
alteridad y que posibiliten la conversación de los otros entre sí. Es por eso que entiendo
que habría algunas dimensiones inéditas en el proceso de formación, son aquellas que se
vinculan con las experiencias que son del otro, de los otros, con la vibración en relación
con el otro, con la ética previa a todo otro especifico, con la responsabilidad hacia el otro,
con la idea que toda relación con la alteridad es una relación con el misterio.
171
EJE V
EL MAGO SIN MAGIA
SELVINI PALAZZOLI
CAPITULO 1
El psicólogo en la escuela: análisis histórico de los diferentes tipos de intervención
Hay en estas actitudes una gran resistencia al cambio: el profesor no quiere ser
<cuestionado> y rechaza por <incompetente> al psicólogo que intente implicarlo como
<cliente portador del problema>.
Se trató de analizar con sentido crítico las formas de intervención que los psicólogos
escolares utilizaron en el pasado.
La intervención preventiva
Semanas después de iniciado el periodo lectivo, la psicometrista del equipo iba curso por
curso y aplicaba de modo colectivo una batería de pruebas.
Se trata de un trabajo considerable, que insumía al psicometrista y a los alumnos, de
cuatro a ocho horas, distribuidas en varias sesiones. Todo el material reunido se llevaba a
la oficina, elaborado por la psicometrista, y se entregaba al psicólogo. La tarea de este
ultimo consistía en hacer un diagnostico de la clase y a continuación volver con el material
a la escuela para informar al comité de clase. Este tipo de intervención fue quizás el
primero que se aplico en las escuelas después de que se crearon los centros de
psicopedagogos, y ello como consecuencia de la fe ciega en los test.
El empleo de este tipo de intervención tiene mucha responsabilidad en el surgimiento del
“mago diagnosticador” que tanto molesta hoy a los psicólogos.
Esta tipo de intervención se presta a consideraciones criticas bastantes obvias:
-no responde a una solicitud especifica de la escuela. Resuelta por el equipo, se pone en
práctica en forma preventiva;
-el psicólogo cumple en ella un rol preciso e indiscutido: se define como un técnico que
posee la clave para la comprensión de los fenómenos intrapsíquicos y está en condiciones
de <rotular> a los individuos según determinadas categorías diagnosticas;
-resulta difícil no reconocer que en este tipo de intervención se menoscaba inclusive el
respeto por la ética profesional. En efecto el psicólogo no comunica el diagnostico al
interesado y ni siquiera a la familia, sino a terceros sin ninguna garantía en cuanto al uso
que harán de esas informaciones;
-un diagnostico fundado sólo en instrumentos colectivos y no convalidado por la
entrevista clínica y la observación directa es opinable.
-por ultimo cabe preguntarse hasta qué punto es correcto y funcional trasmitir a los
docentes información sobre las características psicológicas de los alumnos. Es indudable
que ese modelo cultural deriva de la influencia de una determinada pedagogía y de la
introducción en la escuela de criterios amplios de evaluación. La intervención del psicólogo
tiene en este coso vinculación directa con el problema de la <patología> escolar, una
intervenciones refuerza de modo implícito la convicción de que existen sujetos
intrínsecamente normales o intrínsecamente anormales y no sujetos en situaciones
174
relacionales en las que las comunicaciones son funcionales o disfuncionales, y no los
sujetos.
Superada la época del diagnostico precoz, cuando casi se podía decir que el psicólogo
generaba los casos mediante de selección y el análisis indiscriminado de la población
escolar, se comenzó a esperar que la institución se planteara los problemas y sobre esa
base pidiera la intervención del psicólogo.
El señalamiento del “caso” suele ser descarnado: a veces contiene ya elementos
diagnósticos aproximativos, pero más a menudo se limita a una indicación de carencia
intelectual o bien de trastornos de conducta. La experiencia enseña que en la mayor parte
de los casos señalados, la escuela sólo espera del psicólogo que confirme su indicación,
añadiéndole una pizca de “cientificismo” para poder justificar así las medidas
disciplinarias o de marginación.
De todos modos, el que señala el síntoma no tiene casi nunca conciencia de ser portador
de un problema. Frente a este tipo de señalamiento, el psicólogo puede responder de
diferentes maneras: actitud de consentimiento pasivo con respecto al pedido de
intervención, traspaso del problema a los profesores, actitud de rechazo.
a) Actitud de consentimiento pasivo. El psicólogo da por buena la indicación de
anomalía y pone en movimiento el mecanismo diagnostico. El psicólogo redacta un
informe dirigido a los profesores autores del señalamiento o se entrevista con ellos.
De ahí que el resultado sea un simple diagnostico. Al intervenir de este modo, el
psicólogo acentúa su rol de diagnosticador (si se quiere con menos aspectos
“mágicos” y con mayor credibilidad “científica”) y se reafirma como técnico
especialista al servicio de la institución escuela y sus exigencias. No es casual que
esta actitud sea la que mas agrada a la institución
EJE V
Se quiere trasmitir una interrogación que sirva de guía a todos aquellos que trabajan en
una institución educativa ocupando el espacio <psi>. Por este espacio han pasado y
permanecen una multiplicidad de discursos, prácticas, regímenes e ilusiones, que se
entrecruzan en una compleja experiencia, casi siempre contradictoria.
Concepciones criminológicas, medicalización de los cuerpos, moral de cada época,
regímenes disciplinarios y penales. Ideales trasformadores, en especial a través de la
psicología como “agente de cambio”. Las diferentes corrientes del discurso psicológico
fueron construyendo una trama compleja y difícil de desentrañar. Este entrecruzamiento
se hace aun más complicado por la presencia en este espacio de diferentes roles e
incumbencias profesionales. Todos se entremezclan hasta la actualidad aportando riqueza
y confusión. Frente a semejante heterogeneidad, seria presuntuoso y apresurado designar
hoy -en una especie de dictadura del saber- la preeminencia de tal o cual disciplina,
discurso o ciencia. Más arbitrario aun, sería establecer la hegemonía de uno u otro título
profesional habilitante, que en exclusividad se atribuyese la legitimidad de la función. Por
lo tanto, la situación actual es de mezcla y falta de profesionalismo, registrándose un
proceso de deconstrucción/construcción para este espacio.
El sentimiento de incertidumbre, sin llegar a paralizar, si crea un cierto impasse reforzado
por el devenir futuro del espacio “psi” en el marco de la inminente trasformación
educativa. Lo único que se puede esperar es que con los próximas trasformaciones se
facilite un proceso de construcción más acotado y profesional, que tienda a anudar nuevos
paradigmas y criterios de acción más eficaces. Es por esto que por ahora nos quedamos con
el prefijo “psi” para designar este espacio, y a los profesionales que se desempeñan en el
mismo.
¿En qué consiste la actuación del psicólogo en la escuela, la ubicación de su función,
posición y lugar?
Demanda, posición, lugar y función son los cuatro conceptos-fuerza, los cuatro conceptos-
instrumentos que posee el analista para su actividad en la institución escolar, y el servicio
de la psicología, es el modo organizativo y la estructura de su intervención.
La demanda
Pasemos ahora al plano sincrónico del análisis de la demanda, cuando la misma es actual y
efectivamente pronunciada. Se dijo que el análisis de la demanda es la clave principal en
la apertura de la inserción del analista en la institución escolar. No nos podemos quedar
sólo con la enunciación de la misma, ni tampoco sólo con el enunciado, debemos leer tanto
el enunciado, la enunciación y en particular lo instituido, lo no dicho. Para esto se deben
tener en cuenta: los lapsus, las quejas y sobre todo los ideales, tanto positivos como
negativos, la escucha, la observación y la lectura deben ser estrictamente analíticas.
Hay dos desviaciones prototípicas en la posición inicial del psicólogo en relación a la
demanda. La primera es quedar “pegado” a la literalidad de la enunciación con lo que es
muy fácil caer en el cumplimiento puntual de lo que la institución pide. Esto lleva al
“urgentismo”, a la identificación con los ideales institucionales e incluso a la identificación
con el sujeto que efectivamente enuncia la demanda. La segunda, obturar la escucha, caer
en el interrogatorio, en la desesperación y ansiedad por tomar datos, por querer saberlo
todo hasta atosigar al consultante. Esta es lisa y llanamente una sentencia inconsciente del
“psi” cuyo fin es no hacerse cargo de la tarea. Resistencia que suele proyectarse al
solicitante, bajo el disfraz defensivo de que <en este colegio no se puede trabajar>. Ahora
bien, ¿Cuándo aparece la demanda en una escuela?
La demanda aparece cuando se hace insoportable el malestar institucional, o al menos
alguna manifestación del mismo. Esto se articula con la posición que ocupa el psicólogo en
la escuela. Aquí se juega la posibilidad de su desempeño, porque por mas “progresista”
que sea el discurso de una institución o que incluso coincida más o menos con nuestra
cosmovisión, siempre el deseo que subyace en la demanda es suturar las fracturas que
devela el malestar institucional.
Puede ocurrir que la demanda sea efectivamente enunciada o que permanezca en estado
latente y sea necesario rastrearla para hacerla manifiesta. En este sentido, es secundario
el lugar donde se lo pone inicialmente al psicólogo. Lo principal es que al producir un
efecto de enunciación de la demanda antes latente, de como resultado la precipitación de
un lugar que el psicólogo no puede dejar de ocupar. Ocupar su lugar, se articula por un
lado con la posición que establece, y por otro, con la posibilidad cierta de ejercer su
función.
Esto implica montar un Servicio de psicología que atienda los diferentes estamentos de la
institución educativa. Este modelo es complejo e implica un gran compromiso profesional,
con mucha inversión de tiempo y presencia. El desvío más frecuente de este modelo es
179
confundir compromiso profesional con contaminación de los “lugares” que la misma
estructura institucional pueda ofrecer, a saber, quedar pegada en el lugar “subversivo”, en
un extremo, hasta en el otro, quedar mimetizado con los ideales institucionales y toda la
gama intermedia de actuaciones de la trasferencia en las que el “psi” pueda caer. Para
evitar esto es necesario un análisis riguroso en la lectura de la demanda y en el diseño de
las intervenciones, a fin de guardar la precisa distancia entre el compromiso y la eficacia
operativa.
Inserción del psicólogo con contrato temporal renovable, fuera del organigrama, pero
con presencia permanente.
Debido a la posición externa se tiene en un principio mayor distancia. Esto puede resultar
contraproducente si no se trabaja la “no pertenencia”, sobre todo en relación a la
generación de las múltiples trasferencias con los actores institucionales, aunque exista
menos probabilidad de “pegoteo”. Incluso la no relación de dependencia contractual, lo
hace más vulnerable, pero de ninguna manera imposibilita el trabajo. Tanto en este como
en el anterior prototipo, es importante trabajar con quien demanda, no sólo el lugar
simbólico que ocupa el psicólogo, sino el habitad físico dentro de las instituciones de la
escuela. Este lugar material suele hablar bastante sobre el otro lugar antes referido.
Consultoría.
Megaestructura para-sistema.
Este prototipo este conformado por la mayoría de los <psi> que actúan en escuelas. Hay
variaciones significativas dentro del prototipo, pues no es lo mismo ser inspector psicólogo
que pertenecer a un gabinete escolar en calidad de asistente educacional.
Sea cual fuere el rol que se le asigne al <psi> en esta estructura, deberá realizar no sólo un
análisis de la demanda escolar, deberá leer también la estructura organizacional en la que
se incluye y las demandas que ella provoca.
En este caso el análisis es más arduo y complejo por la cantidad de variables que incluye.
No puede dejar de tomarse en cuenta los tres ejes que se entrecruzan:
a) Análisis de la demanda de la organización en que el <psi> está incluido, relevando
el organigrama en su aspecto histórico y actual;
b) Análisis de las posibles demandas y/o resistencias que aparezcan desde la escuela
en que el analista intervenga y
c) El análisis del deseo del propio <psi> que se haga cargo de la función. Qué hace ahí,
por qué está en esa megaestructura. Este último eje es crucial, ya que junto a la
escasa formación universitaria de los psicólogos respecto de su especificidad en la
escuela, constituye el punto nodal de la pobreza en las intervenciones de los
mismos.
Obsérvese que el pedido explicito por el que se enuncia toda demanda manifiesta suele
desbordar y provocar una fractura en el ideal educativo imperante, produciéndose un
efecto de desilusión, que genera malestar concomitante, lo que se rompe es el saber
de lo que se trata y se le asigna un saber a otro a contratar.
En toda demanda inicial lo que se juega es el anhelo de cambio de situación poniendo
el <saber> del lado del psicólogo por un lado, y por otro, el deseo de que la situación
permanezca igual, que vuelva al estado original. Ubicando al analista, de esta manera,
del lado de la ignorancia y/o de la intrusión.
Entre estas dos fuerzas se deberá mover y operar el <psi> en la apertura de su función.
La propuesta de trabajo a devolver luego del análisis de la demanda siempre deberá
180
contemplar una dimensión organizativa, que plantee un equipo de servicio, que
abarque todos los estamentos en juego de la institución. Si esto no es posible, y el
campo a actuar es sólo una sección, lo que igual deberá permanecer global es la
mirada y lectura institucional, es decir, tomar a la escuela y sus actores en su
dimensión estructural y organizacional. Esto implica no satisfacer el pedido consciente
de “solución puntual” del problema que precipita la demanda. Si así se realizara
significaría caer en el “urgentismo” típico de las prácticas de gabinete asistencialista.
Tampoco consiste en satisfacer la demanda inconsciente, imposible en su
cumplimiento, de suturar la falla y resarcir el malestar institucional para restituirlo en
un bienestar que reintegre los mitos instituyentes/instituidos que otrora permitieron
que las institución sea y se soporte en determinados ideales educativos- lo que en la
escuela se llama objetivos institucionales o proyecto pedagógico-.la propuesta a
devolver debe permitir abrir la demanda, relacionarla con la estructura institucional en
cada uno de sus estamentos. Tal como lo demuestra la práctica psicoinstitucional, si se
abre la demanda, se da paso a un proceso donde el malestar puede circular, donde las
posiciones de docentes y directivos no se rigidizan en estereotipos patologizantes. El
analizar y abrir esta demanda posibilita fijar una posición para el psicólogo. Esta
posición no es la de asesor ni la de director encubierto.
La posición del psicólogo implica una distancia justa entre el acontecer, los actores y
su propia intervención, teniendo en cuenta que siempre es a otro al que se dirigen,
interpelan o resisten, aquel al que suponen en la posición de <saber absoluto>, pero
que por un efecto de evanescencia no es allí donde está.
Esta posición implica también un desdoblamiento. Desdoblamiento que no cesara de
traer efectos sobre el plano de la trasferencia, la excepción de la intervención <psi>
por lo general es ambigua- expectativa y reserva al mismo tiempo-. No tardan en
producirse signos de resistencia.
El trabajo eficaz con las primeras resistencias, es el segundo momento crucial de la
intervención analítica. El primero es el análisis, trabajo y apertura de la demanda con
respuesta organizativa.
Es crucial, no sólo por lo cautelosa y sutil que debe ser la operatoria para disolver la
resistencia, sino porque contemporáneamente se juega la organización del servicio
psicológico y lo que es central, posición y función del analista institucional. Poner en
marcha un trabajo psicológico en una organización, siempre implica, para cada uno de
los actores institucionales, una serie de reacomodamientos y adquisiciones, por
ocupación de nuevos lugares. Estos ajustes y acomodamientos son mucho más
pronunciados en los actores institucionales con más ascendencia y liderazgo. En
aquellos que tienen más para cambiar y para perder, sobre todo a nivel del staff
directivo.
181
EJE V
CAPITULO 1
Sin duda, la aprehensión de los educadores ante tal reduccionismo está ampliamente
justificada porque en esa lógica se desconoce la singularidad del proceso educativo,
imposible de reducir a números. Este proceso impacta a través del tiempo en la
subjetividad y en la cultura de sus protagonistas: los alumnos.
Al mismo tiempo, el otro polo de valor se centra en la asunción del significado que para la
sociedad en general ha alcanzado la idea de resultados, logros, como una manera de dar
cuenta, de legitimar la inversión social, en dinero, esfuerzos, tiempos.
2-El tiempo y el contexto en ese significado. Las ·escuelas eficaces, ¿lo son por su
rendimiento académico? ¿Por su capacidad de integración de alumnos? ¿Por la retención?
¿Por la contención frente a un afuera amenazante? ¿Por la satisfacción de necesidades
básicas de vida? La jerarquía e importancia en los resultados nos habla de tiempos, fines y
criterios cambiantes.
Después de todo, la eficacia de los resultados no debería ser propiedad de una parcialidad
ideológica, sino por derecho de ciudadanía.
En esa modalidad de gestión encontramos escuelas que, más allá de su función específica y
precisamente para preservarla, instalan espacios especiales para los bebés y niños
pequeños de alumnas madres, a las que les es imposible asistir a la escuela sin resolver ese
tema con sus hijos.
La gestión es una intervención en el doble sentido que tiene en latín interventio (venir
entre, interponerse). En el lenguaje corriente, esta palabra es sinónimo de mediación,
buenos oficios, ayuda, pero, también, en otros contextos significa intromisión, ingerencia.
La gestión, más que hacer en forma directa, crea las condiciones para el mejor hacer del
colectivo institucional y a veces eso se "hace" no haciendo.
Así como se gestiona un ministerio desde el cargo de ministro, se gestiona una escuela
desde el cargo de director y un departamento desde el cargo de coordinador. Además, y
como valor agregado, sería deseable que esa autoridad de gobierno migrara en liderazgo
en tanto son los dirigidos los que adjudican ese lugar de poder que trasciende la autoridad
formal.
Que la planificación mute en acciones eficaces. Esto es, que cumplan su cometido.
Que la gestión se confronte con lo real y con los resultados que alcanza.
Desde nuestra perspectiva, el término resultados no alude sólo a productos finales, sino a
esa consistencia con los procesos y cómo se ha trabajado en ellos.
Sin embargo, los resultados sólo operan en relación con la intencionalidad de los actores.
Pero cabría señalar que toda gestión, como movimiento en un territorio (materialidad) que
se desliza en distintos espacios (virtualidad), se encuentra y gatilla eventos, efectos,
oportunidades, problemas no previstos.
En otras palabras: algunos de los propósitos de la gestión los descubrimos después de que
operamos y no antes en la planificación.
En épocas de incertidumbre y turbulencia del contexto, una mirada amplia y una escucha
profunda abren y cuestionan la racionalidad lineal de los procesos.
Las dos caras de la gestión para quien conduce un área, departamento u organización
escolar:
Por un lado, tiene la mirada puesto en el adentro, lo controlable (en mayor medida que en
el afuera): políticas, estructuras, normas, sistemas, gente. Lo controlable no se refiere a la
posesión de control, sino a aquello sobre lo que hay autoridad, lo discrecional, la
incumbencia como espacio de gobierno. La violencia en la escuela, por caso, tiene, quién
lo duda, una explicación en las condiciones del contexto, pero ocurre en el territorio
escolar. Desde ahí también demanda una respuesta específica de la gestión.
En el afuera se juega una modalidad distinta del poder discrecional: la influencia, para
incidir en aquellos que detentan ese poder discrecional en otros campos.
Actividades con las instituciones del barrio, identificación y uso de recursos oficiales y
privados, programas conjuntos con otras escuelas, utilización creativa de los medios de
comunicación masiva, dan cuenta de la creatividad de algunas instituciones para ligarse
con ese afuera y amplificar su voz y sus posibilidades de acción. Adentro y afuera se
entrelazan continuamente, pero en general, y más en condiciones como las que vivimos,
definir el adentro y sus límites es también preservar identidad institucional y hacer foco en
la acción
En este camino vale la pena ponderar el lugar del deseo, la emocionalidad que debe
circular en la escuela para sostener tamaña movilización con su cuota de riesgos, pruebas,
errores y logros.
Las dos caras de la gestión se combinan con las miradas del largo, mediano y corto plazo.
Los quiebres, amarran la gestión al presente, a la urgencia, a la respuesta. De nada sirve
el mejor de los proyectos de futuro si no garantizamos un presente. Pero las respuestas en
el presente construyen futuro y la negación de éste nos lleva sólo al repliegue, a la defensa
y a la clausura del significado mismo de la educación como construcción de futuro.
Mientras se tramita el desafío del presente, algunos miembros del equipo durante la
gestión deberían transformarse en custodios de esa mirada a futuro.
Al respecto, es muy significativa la historia de los archivos del Ringuelblum, unos escritos
que se descubrieron entre las ruinas del Gueto de Varsovia, donde algunos habitantes del
Gueto, encerrados en ese infierno, realizaron una encuesta entre la población en la que
debían evaluar los escenarios futuros de los judíos cuando finalizara la guerra y cómo
abordar/os de la mejor manera posible. La investigación tenía por título:
¿Qué experiencia podemos extraer de dos años y medio de guerra? Y algunas de las
preguntas planteadas eran las siguientes.
Esta investigación emprendida en el Gueto de Varsovia se vio frustrada por las grandes
deportaciones masivas de julio del' 42 Y sólo unas pocas respuestas llegaron hasta nosotros
al descubrirse los archivos Clandestinos de Ringuelblum.
Pero lo que interesa subrayar es la capacidad para pensar en el futuro del que dio muestra
un liderazgo marginal en circunstancias absolutamente límites, inmersos en un presente
tan trágico y absorbente.
Muchos de aquellos custodios del futuro no sobrevivieron, es cierto. Pero en ese cable al
por-venir tal vez se encuentre, como señalaba Victor Frankl, una de las razones de la
supervivencia de muchos de aquellos judíos del gueto.
186
Las condiciones de ese encierro no eran, es obvio decirlo, mejores que las actuales.
Cuando el futuro tiene lugar, crece la fortaleza para afrontar el presente. ¿Cuáles son las
condiciones que favorecerían este movimiento? Entre otras podrían señalarse las
siguientes:
1. Aceptar que lo que ocurre no es obra del destino sino de una construcción humana.
La aceptación no significa la justificación ni resignación.
5. Incidir con nuestras acciones actuales en el diseño de ese futuro buscado, al que
hay que imaginar.
Los dos protagonistas de la gestión son los sujetos-actores (es decir, los individuos que
operan desde un rolo posición organizacional: director, coordinador, entre otros) y los
sistemas organizacionales que diseñan y operan (escuelas, comunidades, sociedades).
Si bien son los actores los que gobiernan, es fácil advertir que no todo depende de ellos. La
gestión se entiende también desde los límites y posibilidades que otorga el sistema.
Todo aquel que pasó por alguna estructura pública (y no sólo pública), se dará cuenta de
que la cultura instalada, la historia, las recurrencias de comportamientos, las coaliciones
instaladas en grupos de interés y la materialidad de los recursos, impactan profundamente
en el devenir de la gestión.
También es cierto, por otro lado, que una cultura institucional de solidaridad transmite un
cierto "código genérico" que se reproduce en los nuevos integrantes. Las prácticas de
reconocimiento a los logros estimulan el hacer y la aceptación de nuevos desafíos. En
muchos casos es el clima. institucional el que empuja a los actores a su mejor desempeño.
Las percepciones de transparencia en la circulación de informaciones se encuentran en
directa relación con la confianza en el sistema. Aquí también es el sistema el que gestiona.
De ahí que el diseño e intervención sobre las condiciones del sistema son, en sí mismos, un
primer y potente desafío de la gestión, diseño restringido e inacabado por el carácter
interdependiente de los sistemas.
Estas dimensiones del sistema escolar se ven atravesadas asimismo por metadimensiones
que tocan a cada una de aquellas.
Sin embargo, otra vez, los mismos sistemas adquieren modalidades distintas frente a
distintos actores. Sus restricciones y posibilidades no impactan del mismo modo. Por lo
tanto, sostenemos el lugar del otro protagonista de la gestión: el sujeto-actor.
El sujeto-actor
¿Desde dónde gestiona este sujeto-actor? Desde sus competencias técnicas: su saber y
saber hacer en educación y en conducción educativa. Desde sus competencias genéricas o
transversales: conversaciones; escucha, inteligencia emocional y desde el sujeto que está
siendo: sus perfiles de personalidad. Por eso señalamos que quien gestiona es el actor
desde el rol, pero empujado por el sujeto que está “detrás"
Mejorar la capacidad de gestión es mejorar las capacidades del sistema que lo contiene
(procesos, políticas, administración, tecnología, entre otros) en lo curricular, en lo
organizacional, en lo administrativo y en lo comunitario, recordando, en este proceso, el
doble atravesamiento político-cultural.
IDEAS
Lenguaje
EMOCIONES PRÁCTICAS
Desde las ideas: los conceptos, los esquemas referenciales pedagógicos didácticos; la
lectura y visión de mundo predominantes en los equipos educativos.
Desde las emociones o estados de ánimo circulantes en la escuela: las ga nas, el deseo, la
frustración, la resignación, entre otros, como impulsores o vallados del horizonte de
posibilidades de una organización en un momento determinado.
La idea de competencia comunicativa, instalada por Searle, Austin, abre un campo fértil al
desarrollo de la gestión. Al poner foco en lo obvio, la calidad de las conversaciones
recurrentes en una organización está directamente vinculada con la calidad de gestión en
esa organización.
Gestionar será, entonces, una melodía que se ejecutará en dos movimientos simultáneos
tan simples como complejos: escuchar más allá de oír, comprender y decir, más allá de
hablar.
CAPITULO 9
Bemardo Blejmar
La escuela, al igual que otras organizaciones, presenta una característica particular con
respecto a sus audiencias externas o beneficiarios de sus servicios: la confusión acerca de
quién integra esa misma audiencia externa y cuán externa es o debería ser.
Si bien los programas educativos están destinados a los alumnos, son los padres los que
finalmente eligen y evalúan el servicio educativo, especialmente cuando se trata del ciclo
inicial o la educación básica.
Parece existir una correlación entre estos diferentes tipos de padres y la cercanía e
involucramiento que éstos tienen con la propuesta educativa. Mucho más estrecha en los
primeros y en franco descenso a medida que se avanza en la edad de los alumnos.
Se hace difícil caracterizar como audiencia externa a los alumnos cuando éstos pasan un
período tan prolongado "dentro" de la escuela, constituyéndose al mismo tiempo en sujetos
y objetos del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Schlemenson se refiere a este tema cuando señala que "la disonancia proviene de
considerar a padres y alumnos como parte del sistema externo de lo escuela, siendo que
los enfoques vigentes insisten en el protagonismo de esos actores porque los consideran
integrantes del sistema escolar, y ven la educación como un esfuerzo participativo
conjunto que los ubicaría en uno posición mucho más central. Los alumnos, son de adentro
190
y no de afuera, y los padres verdaderos socios de los educadores en la empresa conjunta
de enseñar y aprender"
Esta idea ¿expresa una descripción de la realidad o subraya una instancia del deber ser?
Los extremos siempre aparecen nítidos, claros. Para algunas organizaciones educativas
privadas, la estructura del vínculo, más allá de la calidad pedagógica, se arma como una
transacción de servicios, Los padres abonan un arancel por el que esperan recibir un
servicio "a cargo” de la escuela, se constituye el rol de "cliente" por el que se elige o
rechaza una oferta, y la institución educativa funciona a modo de escuela-empresa.
Así, la presencia de los padres en la organización está pautada por los actos pedagógicos:
informes, actividades, celebraciones, y en algunos casos un mecanismo para expresar la
quejas o la satisfacción, pero es en definitiva la escuela la que responde por la realidad de
la oferta, y al cliente le queda la evaluación de su satisfacción o demanda.
Para este modelo, la distancia no aparece como una dificultad sino como un requisito de
funcionamiento eficaz.
Es dable señalar que la claridad o nitidez de estos planteas sólo alude a esa literal
adjetivación y no a su eficacia o a la inexistencia de conflictos.
Entre estos dos polos coexiste un arco muy abierto de opciones, en los que también
participa la escuela pública, tanto en las definiciones de participación en el gobierno
institucional como en la implicación de los padres en el proyecto educativo.
He aquí las variables de interacción y distancia en las que se desliza esta relación:
En el principio... el proyecto
Interacción que se expresará en los distintos campos de dominio a través de tres preguntas
organizadoras: ¿Qué es mío? ¿Qué es tuyo? ¿Qué es nuestro? Esto incluirá que dispositivos y
legalidad se pongan de acuerdo para llevado a cabo,
Los sistemas familiar y escolar son dos sistemas en tensión dinámica que, de acuerdo con
el manejo que se haga, pueden constituirse en fuente de empobrecimiento o de vitalidad
para el proyecto.
De ahí que en nuestro enfoque no exista un lugar fijo y definitivo para los padres, ya que
no son una audiencia externa, pero tampoco integran el equipo pedagógico de la
organización educativa. Su espacio en la escena no está definido por el territorio físico.
192
De hecho, la matriz de la relación se basa en la escucha y detección de las demandas de
los padres y de la comunidad para el establecimiento del proyecto, pero su definición y
ejecución es en definitiva responsabilidad del equipo profesional
Los padres son socios o aliados estratégicos que mantienen con dicho equipo intereses
iguales, diferentes y, a veces, opuestos, tal la dinámica de la tensión instalada.
Los padres de principio de milenio tienen más información y más influencia sobre la
escuela que décadas atrás. Este aspecto está en consonancia con el desarrollo y
empoderamiento del concepto de ciudadanía, de cliente en la sociedad contemporánea.
Los maestros, por otra parte, en un proceso de deterioro constante de sus salarios, al
mismo tiempo se hallan presionados por nuevas exigencias. Muchas veces no disponen de
los suficientes recursos y competencias para afrontarlas.
Tampoco los temas en los que se desliza la relación son los mismos: la violencia dentro de
los centros educativos, las adicciones de distinto tipo, la angustia por el futuro, pero
también por el presente, el trabajo, el salario, la caída de antiguos sentidos y una cierta
dosis de incredulidad hacia antiguos referentes instalan una nueva agenda que reclama la
palabra de todos los actores: maestros, padres, alumnos, y la comunidad en general.
Al mismo tiempo, emergen nuevas conductas solidarias, nuevas relaciones con el contexto
en proyectos que atraviesan los limites escolares. Nuevas experiencias de "resistencia
cultural" frente a algunos de los presuntos paradigmas de la época.
En la vereda opuesta está la posibilidad del desgaste. Un desgaste en la relación que tiene
sus escenarios privilegiados: los comentarios de los padres en la puerta de la escuela, las
conversaciones referentes a los padres en la sala de maestras, los enfrentamientos en las
reuniones de padres con maestras.
193
Estos escenarios derivan en definitiva en confusión y desorientación para los alumnos.
CAPITULO 10
Los escenarios organizacionales que nos toca habitar, Se encuentran atravesados por un
incremento de situaciones conflictivas que dan cuenta de las tensiones en las que se
despliegan esos mismos escenarios.
Incluso la idea de norma, de ley, se ha tornado más elástica. Se debaten temas que antes
no entraban en ninguna agenda de concertación, ya que eran definidos por la norma o la
autoridad formal.
Para ciertos defensores del orden y lo instituido; este nuevo escenario se torna
amenazante para el estilo de gestión y sus propias seguridades en el desempeño del rol. Es
comprensible, desde la vertiente subjetiva, el requerimiento de un acompañamiento en los
194
procesos de nuevos aprendizajes y entrenamientos que desplieguen nuevas competencias
profesionales.
Al mismo tiempo, en este nuevo "desorden" se encuentran las pistas de los desafíos que
abren caminos en el diseño creativo de las políticas educativas e institucionales.
Al igual que las sociedades abiertas, las organizaciones abiertas incrementan el conflicto.
La escuela en tensión
Desde este punto, se trata de custodiar lo instituido. Hay aquí una función de vigilancia y
repetición, incorporada a la gestión, que impacta sobre el perfil del actor institucional.
En efecto, si las diferencias fueran totales más que parciales, nos encontraríamos en una
guerra. Y la guerra, por su naturaleza, es la negación del conflicto, donde la condición de
la propia existencia está ligada a la destrucción del enemigo.
Más allá de su carácter intrínseco, el conflicto denota una relación, una interacción
significativa para el actor.
El alumno percibe un conflicto con su maestro porque éste le importa, sea en la nota del
examen, en su evaluación. De la misma forma que sucede entre los docentes y sus
relaciones con los directivos o los padres.
Encontramos conflictos que "no valen la pena", conflictos que desgastan, desalientan,
aumentan el estrés, y que no producen valor para ninguna de las partes.
Casos como el mensaje que no se transmitió, la palabra de más o de menos, los efectos de
una medida institucional que podrían haberse previsto y no se tomaron en cuenta, son
algunos de los ejemplos que circulan por la cotidianidad de las instituciones.
Tal vez una medida de la performance de un rol en la organización sería en qué tipo de
conflictos ocupa la mayor parte de su tiempo.
El conflicto sólo se encuentra entre la gente, se necesitan de otros que tengan otros
intereses.
No existen conflictos con las cosas. Sólo el otro es la condición del conflicto.
Lo que el otro quiere de distinto, lo que necesita o piensa de distinto, no sólo es una
posibilidad, es la condición misma de estar en el mundo con otros.
196
De hecho, la inexistencia de esta legitimidad colocaría al otro como un mero obstáculo
para la realización de mis intereses, que quedarían así posicionadas como los únicos a
tener verdaderamente en cuenta.
"La trama plural de la cultura contemporánea plantea una necesidad cada vez mayor de
métodos que detecten las ligazones. No sólo como una receta técnica para resolver
conflictos, sino como un principio orientador -un paradigma- que otorgue tanta fuerza a la
articulación de las diferencias, como a la distinción o la oposición", dice D. F. Schnitman.'
De la comprensión a la acción
Es desde este marco de ideas que entendemos las estrategias de negociación como una
posibilidad creativa de resolver conflictos en acuerdos que cuiden e incrementen la calidad
de las relaciones entre las partes, así como la sustancia de las diferencias en oposición.
LA SECUENCIA DE MOVIMIENTOS
Ante todo, se debería considerar que la clave de los movimientos está en la estructura más
que en las partes.
El primer movimiento, es ver e identificar los conflictos y las diferencias. De no ser así se
corre el riesgo de que el conflicto no sea tenido en cuenta, sea negado o pormenorizado y,
por tanto, obviado.
Existen quienes no ven, existen quienes ven y actúan sin comprender, y hay quienes ven y
comprenden, pero nunca actúan.
COMPETENCIAS COMUNICATIVAS
Así como la comunicación, la negociación no es un monólogo, sino que debe estar abierta a
la respuesta; al feed back ya la retroalimentación. Pese a esto, el discurso unidireccional
es la forma más habitual que adquieren nuestras resoluciones de conflictos.
Veamos: los padres van a hablar con los directivos sabiendo qué es lo que quieren decir y
cómo responder a lo que puedan oír (en su acepción fisiológica), y sólo hace falta con-
vencer.
197
Sin embargo, es así como discuten en general docentes, directivos y autoridades frente a
un conflicto.
Hace ya unos veinte años que R. Fischer y W. Ury' desarrollaron un modelo de intervención
en las negociaciones de campo realizadas con negociaciones en los más diversos ámbitos.
El modelo se basa en distinciones sencillas pero potentes a la hora de su instrumentación.
Interesarse por la persona en sus percepciones, en sus inquietudes y perfiles, pero saber
distinguir y manejar sus emociones acerca de la otra parte, sean de simpatía o de rechazo.
Después de todo, dicen los diplomáticos, la paz se negocia con el "enemigo". Ambos están
articulados por la necesidad mutua de resolver un conflicto.
Se basa en la construcción de una ingeniería que articule de la forma más creativa esa
multiplicidad de intereses para alcanzar un desarrollo que aumente el resultado que se va
a distribuir. Así, la negociación sale del dominio de la justa televisión para ingresar en el
desafío de la construcción de valor. No se trata de repartir sino de construir para luego
distribuir.
Buscar criterios objetivos y subjetivos para amarrar sus propuestas. Es más productivo
conversar e intercambiar criterios que posiciones.
La escena condiciona los resultados, por eso es clave elegir el momento de acuerdo con: el
estado emocional de las partes, el lugar, el tiempo. Cada elemento puede ayudar u
obstaculizar la reunión.
Prepararse
198
Hay información que se debería poseer. Es bueno identificar los intereses e inquietudes de
su interlocutor, sus valores. Tal vez, ayudarán los antecedentes de conflictos similares y
formas en que se terminaron. Se deberá diseñar una estrategia para que las partes puedan
ver satisfechas sus inquietudes. Nunca se debe afrontar una reunión con una sola opción.
Explicite sus intereses, señale los aspectos de la zona en común que usted percibe en las
partes. Hay que saber plantear los procesos que propondrá para la negociación y estar
dispuesto a escuchar al otro.
En el primer caso hay pruebas que pueden mostrar verdad o falsedad, las percepciones y
sensaciones son tan legítimas como subjetivas.
Las palabras dicen, pero también dicen los gestos, su "piel" e intuición. De nuevo escuche y
escúchese. Los climas construyen y destruyen.
Más allá de lo legal es bueno que ambos dejen explicitados los compromisos mutuos. En
muchas oportunidades pareció que se había llegado a un acuerdo, pero se interpretaron
ideas distintas. El lenguaje y el inconsciente pueden traicionarlo.
Recordemos:
En la mediación, hay un tercero neutral que facilita las interacciones entre las partes y
ellas deciden.
EJE V
Capítulo 5
La educación desborda lo escolar y las "formas escolares", esto es, al modo en que los
tiempos, las historias y los actores resuelven institucionalizarla. Primera resonancia que
remite a la cuestión de borde.
En ese borde no sabemos aún la textura que tomarán las escenas escolares del nuevo siglo,
tenemos actores encariñados con viejas formas; otros preocupados por cambiar modos,
conscientes del sufrimiento que provocan; muchos no quieren decir no a lo que vendrá, no
somos pocos los que queremos tener parte en su producción y considerar la producción de
lo nuevo con el saber de la experiencia y los aportes de una crítica, que nos impida
construir espejismos o enamorarnos de imágenes en el agua, para no tener el trágico final
de Narciso...
Podemos hipotetizar que en las escenas de un nuevo tiempo sería deseable que la
interlocución entre un profesor y un estudiante, entre un maestro y un alumno no se vea
interrumpida ni sustituida.
La cuestión del tiempo, del tiempo futuro y del tiempo por venir remite a otra
aproximación a un borde. Siempre los efectos de las escenas escolares son resignificados
après coup (en diferido y a propósito de otra cosa), esto es, no se limitan a un presente, se
hacen presente en la vida de cada sujeto en otro tiempo y fuera de la situación escolar en
200
el territorio de lo social y en el mundo interno, lo que da cuenta de la extraterritorialidad
del efecto.
Las narraciones remiten a los bordes de una edad que no se deja capturar en un grupo
erario. Borde que coincide, por ejemplo, con el contorno de una adolescente embarazada
que no necesariamente es el correlato de un deseo de maternidad. El borde en que la
textura del límite toma la forma de delito; (más como desesperación que como vocación),
o adopta nombre de sida, o se perfila como suscripción a una adicción, corno reclusión y
judicialización o con nombre de desempleo, cobra cuerpo de amenaza.
Es también al borde, del barrio, de la escuela, de la clase (a leerse en todos los sentidos)
que las instituciones trabajan, y son esos bordes los que hoy dan cuenta de que las
organizaciones escolares en sus formas “modernas” y supuestamente "conocidas" en el
sentido que nos son al menos aparentemente familiares, están en la frontera que separa el
ya no más del aun no, no todavía.
El trabajo del pensar (componente insoslayable del enseñar y del aprender) es el que se
despliega en el borde entre lo conocido y lo por descubrir y/o crear. Allí donde conocer no
es imagen precisa sino movimiento.
Antiguamente, en los tiempos del origen del teatro griego, tiempos de elaboración de
problemáticas colectivas y subjetivas que daban lugar a tragedias y mitos, las escenas
conllevaban la intención de una conmoción en la comprensión del espectador. En esto; los
relatos poseían un carácter "pedagógico", se presentaba un saber no sabido, un saber
renegado, ofreciendo condiciones de posibilidad para una elaboración.
Coincidiremos con Hannah Arendt que lo que está en cuestión es el pasaje de la biografía
al bios-político, es decir, de la narración el sujeto a la inscripción colectiva, de la
gramática de lo singular a la gramática de lo plural donde algo del orden de la historia (, y
de la política, toman cuerpo para los humanos y dan forma a las instituciones.
Sin duda las palabras remiten a imágenes y, en cada uno de nosotros, allá lejos y hace
tiempo, éstas tomaron forma de representación de cosa, para luego volverse
representación de palabra, distancia imprescindible para afirmar que hay producción
simbólica.
Se trata entonces de ser cuidadosos, un dato significativo faltante, otra voz igualmente
representativa, podrían aportar a que construyeran otras hipótesis y eventualmente a
cambiar la interpretación. Entre los datos, la explicitación de los conceptos que subyacen
a cualquier relato se vuelve un requisito. Se trata, simultáneamente, de no dudar de lo
expuesto por un actor, en una atribución de confianza a la palabra del otro, y al mismo
tiempo buscar los mil modos en que una institución se dice a sí misma (en lo que tiene de
narrable).
La observación tiene, el rol de proponer una eventual ruptura con el conjunto de lo que
podríamos llamar saber inmediato, a través de un cuerpo de hipótesis problematizadoras
en las cuales la observación va a tomar sentido, evitando que se convierta en un acto de
voyeurismo.
En todos los casos se hace necesario asegurar un ida y vuelta constante entre los hechos
institucionales objetivados y el universo de imágenes, representaciones, percepciones y
andamiajes conceptuales previos que tiñen los escenarios institucionales. Este ida y vuelta
aseguraría que la institución pueda ser comprendida y explicada por el mismo sistema
institucional y no exclusivamente por las singularidades individuales, Esto no significa
ignorar el sentido institucional de las singularidades individuales, de hecho, es a ellas a
202
quienes debemos numerosas iniciativas. Son los actores los que promueven las acciones
que dan vida a la institución.
Desde esta perspectiva, siempre habría que intentar superar el clivaje entre "saberes
institucionales" y "conocimientos sobre la gestión institucional", abordando sin prejuicios
cada una de estas nociones.
Todos sabemos, después de Freud, que las escenas están también habitadas por los
fantasmas inconscientes y que la "realidad" es una noción de difícil prueba en el territorio
de la subjetividad.
Desde nuestra perspectiva teórica no podríamos avanzar en un diálogo puntual con cada
escena propuesta ya que los actores no están presentes ni representados, dado que no
contamos con una masa crítica de datos, y no hemos podido profundizar el contexto de
descubrimiento y no podemos reconstruir el contexto de justificación. Sin embargo, bien
vale construir un conjunto de proposiciones, una agenda de discusión, para intentar
trabajar simultáneamente sobre cuestiones metodológicas, andamiajes conceptuales y
prácticas institucionales.
Las narraciones que recibimos abren otras cuestiones, también de borde, de frontera. El
límite de la acción escolar; el límite de las iniciativas; los Límites borrosos de una
adolescencia que sale del manual, la extraterritorialidad de la acción educativa; la
frontera de la exclusión, límite donde la ausencia de certificación deja fuera de derechos y
ciudadanía a los que el capitalismo salvaje descarta.
Los proyectos jamás son neutros, dan cuenta y se sostienen en una posición ética; por ello
no pueden, en ningún caso, reducirse a una cuestión "técnica.
203
Problemática complejas que conjugan, en educación y en cada institución, el pasaje de la
gramática de lo singular a la gramática de lo plural.
"Entendemos que la educación comporta hacia los recién llegados simultáneamente un rito
de iniciación y la oportunidad de lo nuevo, filiación en su sentido más amplio, es decir:
componente insoslayable de la construcción social y coproductora de subjetividad. Si
educar es construir al cachorro humano en hombres y mujeres de palabra, podría decirse
que educar es el nombre del imperativo de inscripción social y de transmisión que se
vuelve imperativo de reparto y distribución.
Podemos pensar que hoy algunas instituciones intentan compensar la ausencia del deber de
hospitalidad que debería estar a cargo de todas las políticas y del conjunto de la sociedad.
¿Hay modo de alojar al nuevo, de hospedarlo, eludiendo el diálogo? ¿No es el diálogo una
cuestión de palabra? La concepción de cultura como diálogo nos lleva a considerar que, si
educar es tarea de filiación e inscripción, es necesario tener en cuenta que el sujeto
también necesita pertenecer a un proyecto de iniciación al saber para dar un sentido a su
existencia y crear y recrear permanentemente, los procesos de participación en la
producción de la cultura propia a la sociedad de humanos.
Quizá lo que sea necesario destacar es aquello que entendemos que la identidad no es más
de lo mismo, es la manera de trabajar el transcurso del tiempo, su devenir mismo.
Así, la identidad deja de confundirse con "lo dado" para pasar a ser el nombre de un
trabajo psíquico y social de construcción de la cultura. La identidad aparece entonces
como un conjunto de "identificaciones a", lo que viene a nombramos y nos permite
responder "yo" y también lo que asegura el pasaje de la gramática individual a la colectiva,
lo nos abre la posibilidad del pasaje del "yo" al "nosotros".
EJE V
LA COMPLEJA TAREA DE CONSTRUIR UN SISTEMA DE CONVIVENCIA EN LA ESCUELA.
IANNI, NORBERTO
La escuela no es ajena a la profunda crisis socio política en la que estamos inmersos y que
como ciudadanos nos afecta.
La escuela en general está seriamente cuestionada porque no responde a las demandas, no
prepara para este nuevo orden, no asegura mejoras. No obstante a esto, y aun con estas
fallas y carencias, es la institución social que sigue nucleando a un significativo número de
niños, adolescentes y jóvenes. Por ser una institución pública, está sometida y padece los
efectos producidos por la crisis social que la atraviesa, e incide tanto en la singularidad de
cada uno de los actores como también en el colectivo institucional que conforman, y se
ponen de manifiesto en problemáticas concretas y observables.
Siendo conscientes de esta realidad adversa, que se impone a nuestros alumnos, es
fundamental que el tiempo que trascurren en la escuela durante su niñez y adolescencia se
considerado como un tiempo y espacio valorizado, un tiempo de crecimiento, de
creatividad, que favorece la construcción de su subjetividad. Para ello, la escuela debe
generar, facilitar y promover tiempos y espacios para que pueda circular la palabra y no
los silencios.
La función socializadora de la escuela se manifiesta en las interrelaciones cotidianas, en
las actividades habituales. Sólo de esta manera se aprende a convivir mejor. Una escuela
que intenta responder a su cometido de ser formadora de ciudadanas y ciudadanos,
comprometidos critica y activamente con su época y mundo, permite el aprendizaje y la
practica de valores democráticos. Esto se traduce en las acciones cotidianas que trascurren
en el aula, en la actitud comprensiva y educadora de los adultos que son los responsables
de la formación de las jóvenes generaciones.
Sin lugar a dudas, si la escuela puede hacer esto- de hecho muchas de las escuelas lo
hacen y lo hacen bien- está dando respuestas a una de las demandas más requeridas por la
sociedad hoy.
o Se construye día tras día, es decir, que siempre está a prueba y nunca está
terminado.
Quizás sea este uno de los aspectos más problemáticos para resolver. Dado que en
realidad son muy pocas las escuelas que cuentan con un <tiempo institucional> para
dedicar al sistema de convivencia, será necesario considerar:
Conviene aclarar que también hay un tiempo que cada institución necesita para ir
haciéndose cargo de los movimientos que se han ido generando durante la
construcción de su sistema de convivencia escolar.
Tendrá mayor adhesión de los actores todo proyecto o actividad que atienda las
necesidades reconocidas por la comunidad escolar en su conjunto.
Todo programa que se implementa presenta inconvenientes, que, en tanto puedan ser
reconocidos y trabajados, generan aprendizaje. Para ello es conveniente incluir periodos
de prueba que cuenten con espacios y tiempos para realizar las evaluaciones y
adecuaciones necesarias.
Cuerpos colegiados
EJE V
La realidad
Globalización y ruptura del orden simbólico en la institución escolar. Cualquier reflexión
sobre prácticas institucionales impone mencionar el impacto de variables impuestas por
efectos de la globalización en la crisis socio-política y el empobrecimiento de nuestro país.
Sin necesidad de profundizar en la interpelación de teorías sociales, es fácil comprender la
directa relación entre los procesos de globalización y el predominio del mercado, con el
fenómeno de exclusión que marca un ames y un después en la realidad de nuestro país.
Lo importante ha sido el sentido de esos cambios. Los avances científicos y tecnológicos
que maravillaron el último siglo aparecen como inversamente proporcionales a los
retrocesos que han castigado a nuestro país en las últimas décadas.
¿Porqué no habría de cambiar lo escuela cuando cantos cambios ocurrieron en el mundo y
en nuestro país?
Dentro del panorama brutal, la escuela -pese a todos sus pesares- es uno de los únicos
bastiones de resistencia. Preguntarse qué escuela y en qué condiciones y con cuáles
resultados, son insoslayables definiciones previas para inscribir algunos desarrollos
conceptuales y caracterizar algunas de las intervenciones de lo que llamaremos orientación
educacional escolar.
Cabe plantear, que no todas las escuelas son la escuela, sino que cada escuela 'es como
puede, como supo, con lo que puede seguir. Y esto tiene que ver con las instituciones
lastimadas de la posmodernidad, con la escuela que muestra quiebres en su mandato como
dadora de sentido simbólico transmisora de saberes y constructora de ciudadanía.
Es así que lo que abruma a la sociedad global, irrumpe también en la escuela.
Y todos aquellos que "no pertenecen a la escuela" se asombran, aunque quizá ya no tanto,
pero exigen que la escuela siga cumpliendo con sus mandatos funcionales.
Lo grave: olvidarse de que los chicos adquieran saberes instrumentales, que no aprendan a
pensar. Seamos convencionales. Queremos que aprendan a leer y a querer leer, a escribir,
saber para qué y cómo pedir. Que desarrollen la solidaridad, que la escuela habilite a los
nuevos ciudadanos, que les posibilite habitar esta nueva realidad del país impensado
antes. El de las profundas diferencias que nos desafíe y convoca a bucear para posibilitar
rescates.
La escuela
Escuelas "del aguante" Escuelas de la "resistencia"
Años atrás hablábamos de una "escuela asediada", acosada por las otras instituciones, que
al ir desertando de sus funciones reclamaban cada día más. Con la muerte del Estado de
bienestar, la escuela quedó jaqueada y se las "banco", allí dejó de ser la pretendida isla.
También dejó de garantizar igualdad de posibilidades, de "normalizar", con todo lo bueno y
malo que esto conlleva.
Es así cómo lo que habita y abruma a la sociedad global tiene existencia también en la
escuela. Ya nadie la asedia, apenas se la interpela. Es ahora la escuela quizá el único lugar
posible, se puede entrar (casi) gratis y ya nadie (casi) pregunta demasiado; como sea, la
escuela "banca" y lo hace de diversas formas. Insistiendo siempre en que la escuela es cada
escuela, tampoco es homogénea en su interior. Suele ocurrir que en cada escuela hay
muchas escuelas. La condiciona el turno, un profesor, desde ya su propia historia, los
cambios socio-económico culturales de su comunidad.
En tiempos de cólera, tratamos de convencemos de que aún la escuela "banca", existe,
aguanta, enseña, resiste, descubre.
Es necesario redefinir mandatos, rescatar y construir normas... En ese intento, planteamos
una posible diferenciación entre lo que llamaremos "escuelas del aguanten y "escuelas de
la resistencia", Que no son dicotómicas, ninguna es "todo o cual cosa", sólo algunas
características para poder entender los nuevos tiempos.
209
Escuelas del aguante", de funcionamiento anómico, escuelas sin reglas ni certidumbres,
especie de corrales donde los alumnos peco esperan y poco reciben de una escuela que al
perder su, modelo no subjetiva. El propio aguante es su para qué, El aguante que les hace
a los pibes, que van a comer, a los docentes que necesitan que permanezca su fuente
laboral, a las familias que tienen dónde ubicar a sus hijos, algunas conservando la
esperanza de un futuro mejor para ellos. El aguante no es poco, habilita la decodificación
de la nueva realidad amortigua su impacto. Sólo la escuela podrá dotar a los que aunque
sólo permanezcan en ella, de la mínima cuota de capital cultural que sostendrá su futuro
desempeño social y habilitará alguna perspectiva laboral.
Escuelas de la resistencia
Las que ofrecen resistencia vs. Las que ayudan a resistir
Resistir: del latín resistiré: oponerse una fuerza o cuerpo d la acción o violencia de otra
fuerza o cuerpo.
En muchos casos, la persistencia de paradigmas tradicionales, vestigios de mecanismos de
vigilancia y castigo que se resiste a "aguantar", pretende sin éxito salvaguardar su antigua
ley. Oigo "pretende" porque el "estallido de lo impensado" la deja absorta y sin recursos.
Trata de resistir los cambios y la realidad la inunda, la tapa la reduce a la impotencia. Lo
impensado irrumpe y no asombra, parece que la disrupción fuera la norma, lo que
esperamos. Lo que no quiere decir que estemos preparados para la respuesta. Para
anticipar, menos aun.
La escuela que intenta poner resistencia al discurso social circulante, que no "aguanta", no
atina a articular respuestas, sólo hace obstáculo.
Sin embargo, hay otra forma de entender la resistencia. La escuela que intenta transmitir
saberes, la escuela que puede construir y proponer nuevas normas, que logra producir y
sostener espacios habitables por sujetos diversos.
Podemos considerar aquí las escuelas de las que puede aún esperarse:
1. la circulación y producción de saberes,
2. el desarrollo de vínculos para la convencía democrática y la Formación de
ciudadanía,
3. que resulten ámbito propicio de salud mental y continencia emocional.
Estas escuelas son permeables a los proyectos innovadores, el intercambio con su
comunidad es fluido, los conflictos o las desestabilizan. Los proyectos institucionales
suelen tener continuidad en virtud de su dinámica y posibilidad de reajustes. Estas
escuelas tienen capacidad para "reinventarse" para nuevas formas de vinculación, a
sabiendas de que constituyen, aun, unos de los escenario donde el lazo social puede
construirse.
Discursos y prácticas
Este panorama que describe la escena escolar actual resulta indispensable para
reformularse el qué, el para qué y el cómo de las intervenciones en orientación escolar.
Porque cuando se nos mueve tanto el piso, primero hay que saber dónde estamos. Sólo a
partir de esto sabremos el qué y sobre todo los cómo. Cómo intervenir, cómo contener sin
generar dependencias, que es lo específico que se puede desde los marcos teóricos y los
saberes disciplinarios que complementan la tarea docente.
EI discurso de los "diagnósticos", las "devoluciones", las derivaciones, ya no da cuenta de
nada. Significantes sin significado, obligan a habilitar nuevos discursos; el impacto de las
nuevas situaciones áulicas e institucionales requiere operar con celeridad y claridad.
Un rápido repaso de anteriores abordajes da cuenta de que, durante las últimas décadas
del siglo XX, las intervenciones "psi" transitaron distintas etapas en consonancia con
modelos psicológicos y pedagógicos prevalentes, las intervenciones centradas en lo
individual dieron lugar a las grupales, y a estas sucedieron los abordajes institucionales. De
la asistencia a la prevención, al menos así lo señalaba n los diversos paradigmas que se
fueron sucediendo. Entonces y ahora sabemos que los discursos suelen ser distantes de las
prácticas, y que los sucesivos paradigmas no anulan necesariamente a las anteriores. Sin
embargo, advierto que las estrategias de intervención que se despliegan en la actualidad
se inscriben en el marco de nuevos abordajes.
Propuestas de intervención frente al cambio de paradigma
210
Frente a la demanda de la urgencia, los profesionales de la orientación son convocados y
toman a su cargo las primeras intervenciones que descomprimen la situación, mediante:
Focalización de! problema central.
Localización de tensiones vinculadas con el anterior.
Facilitar espacios de diálogo entre los protagonistas.
Activar el funcionamiento de redes.
Es habitual que esta descompresión dé por agotada la intervención y es entonces cuando
suele producirse una fractura que, lejos de fortalecer a la institución, la deja bajo los
efectos de la crisis padecida. Esta "fragilidad emocional" que sufre la institución, obliga a
plantear intervenciones complementarias. En el imaginario escolar, es frecuente la critica
que se hace a los profesionales por un supuesto “toco y me voy", que aunque a veces
inmerecido impone ser analizado. Hace ya muchos años supimos del papel paradójico del
psicólogo en la escuela; parte del desafío es que deje de serio. Parte del compromiso es
demostrar que la magia no es la estrategia privilegiada.
El listado de estrategias, referidas por quienes a diario ponen el cuerpo y la palabra en los
conflictos escolares, muestra un nivel de generalidad, no se describen procedimientos
técnicos, ni parecen diferenciarse unidades ni espacios de intervención, corno tampoco
metodologías propias de cada una de las disciplinas ni profesiones de quienes integran los
equipos técnicos.
Por otro lado, se observa una permanente alusión al alto grado de compromiso emocional,
a las dificultades para tornar distancia frente a la densidad de la demanda y a la escasa
satisfacción por los logros alcanzados. Observamos también Que las intervenciones en
situaciones de crisis suelen clausurar el despliegue de intervenciones previamente
programadas; las acciones suelen detenerse en la urgencia, reiterando operaciones en el
mismo sentido, dejando de lado la puesta en marcha de dispositivos destinados a la
prevención secundaria y prevención terciaria.
Sin duda el "equilibrio" de cualquier institución educativa. Aquí comienzan múltiples
intervenciones cruzadas, a menudo superpuestas, con variado grado de compromiso y de
eficiencia.
La propuesta es sistematizar y complementar este activismo de la urgencia
instrumentando, recuperando y construyendo abordajes en los que jueguen de manera
relevante los saberes y los haceres específicos: aquéllos que recupere la formación,
habilitando nuevas metodologías y diseñando nuevas herramientas distintivas de nuestras
respectivas profesiones.
Propongo algunos lineamientos que deben ser revisados en ámbitos de trabajo y en
espacios de formación profesional.
Recuperar marcos teóricos.
Gestionar las situaciones puntuales en el marco del contexto.
Respetar las intervenciones programadas.
Diferenciar intervenciones programadas de intervenciones en crisis.
Desarrollar cada intervención otorgando sentido de gestión.
Sistematizar estrategias.
localizar obstáculos (conocimiento mediatizado a través de otros, que deja
invisibles a los propios protagonistas).
Contactar directamente con todos/as los actores.
Reconocer obstaculizadores y facilitadores.
Habilitar instancias de reflexión.
Definir cada profesional sus estrategias específicas, en el marco del trabajo en
equipo.
Diseñar dispositivos.
Sistematizar actividades grupales.
Planificar continuidad de las acciones.
Evaluar y reajustar las intervenciones.
Elaborar y socializar documentos.
Habilitar espacios para la promoción de la salud mental de docentes y alumnos.
211
Favorecer la intersectorialidad (salud, promoción social, minoridad, ONG).
Posibilitar la visibilidad de conflictos latentes.
EJE V
FOLLARI, ROBERTO
3-cuestiones de límites
A menudo los límites entre determinadas disciplinas no aparecen demasiado claros o
precisos, ya sea por una insuficiente delimitación de los respectivos objetos teóricos o por
la evidente aproximación que existe entre los objetos reales a que esas ciencias hacen
referencia. Así una ciencia no “acaba donde empiezan los derechos de las demás”, sino
que muchas veces halla confusamente su fin en el contacto con otras aledañas.
Este hecho es claramente reconocible, lo cual no puede llevar a pensar en una especie de
“continuo” científico que abarque a todas las disciplinas, como el planteado por Piaget, o
en la unidad metodológica de las ciencias que postula el positivismo.
Estas indeterminaciones no significan que nos hallemos en el marco interdisciplinario, nos
encontramos en el suelo de la pre-disciplina, de la falta de definición precisa del campo
disciplinar que no permite independizar este de otros. O en el mejor de los casos estamos
frente a una indeterminación de límites que no significa en absoluto ni la disolución de las
dos ciencias en una sola, ni la articulación orgánica del conjunto de las dos disciplinas en
una conceptualización más abarcante.
PLUS…
HIPER SÍNTESIS
DE ALGUNOS TEXTOS DE LA MATERIA
MANUEL BRINGA
Psicología en Educación
Elsa Emmanuele
No se usa la expresión tradicional de Psicología Educacional ni educativa pues remite a un
anglicismo cuyo efecto y sentido de adjetivación desencadena profundos cuestionamientos
epistemológicos. Se prefiere la nominación Psicología en Educación ya que preserva tanto
la especifidad del área disciplinar de conocimientos a aplicar como la del complejo campo
de acción…
La dificultad de vivir
Françoise Doltó
Considera aberrante la forma de escolarización centrada en un nivel homogéneo de
inteligencia actualizable y un ritmo común de productividad. “La repetición tiene un valor
asegurador. Lo creativo es incomparable, hace correr riesgos. Lo que no es repetitivo no
puede juzgarse, es in-codificable.
Instituciones.
Documento de cátedra
La institución es una formación de la sociedad y la cultura. Se opone a lo establecido por la
naturaleza. Es el conjunto de formas y estructuras sociales instituidas por la ley y la
costumbre. Históricamente han sido portadoras de sentidos y significados específicos de la
sociedad. Precede al sujeto. Sujeto e institución están vinculados por lazos de necesidad e
implicación recíproca: las instituciones siempre están presentes en los sujetos,
promoviendo y permitiendo su identificación. Sin embargo ni la institución ni la cultura
institucional pueden determinar por completo la conducta institucional de los sujetos, sus
posicionamientos dentro y respecto de ella.
220
Paradójicamente, una parte de él mismo que lo afecta en su identidad (identificaciones) y
que compone su inconsciente no le pertenece en propiedad, sino a las instituciones en que
él se apuntala y que se sostiene por ese apuntalamiento.
Niveles resistenciales para pensar la institución: * aspectos diversos de nuestra posición
como sujetos de la institución, * dificultad para pensarla como trasfondo de nuestra
subjetividad en tanto nos precede, nos contiene, nos pertenece. * En su dimensión de
sistema de vinculación en el cual el sujeto interviene y a la vez lo constituye.
Leyes de las instituciones:
Tiende a dejar de ser un medio para convertirse en un fin en sí misma.
Tiende a tener la misma estructura que el problema que enfrenta (identificación con el
objeto de la tarea)
Supera siempre al sujeto, incluso al que está situado en la cumbre de la jerarquía
Coexisten dos niveles: lo manifiesto, lo dicho y lo latente
Los conflictos que se suscitan en los niveles superiores se manifiestan en los inferiores
Funciones psíquicas de las instituciones: teniendo en cuenta que espacio psíquico en la
institución alude a la posibilidad de pensar con los otros, metaforizar, compartir objetivos.
Función metafórica: capacidad para tolerar niveles de funcionamiento relativamente
heterogéneos, en el sentido de la interferencia recíproca de órdenes lógicos diferentes.
Cuando la institución opera con esta función, está posibilitada la constitución de espacios
psíquicos, es decir, la posibilidad de pensar, metaforizar las distintas lógicas imperantes
ampliando las significaciones circulantes.
En las instituciones una gran parte de las cargas psíquicas está destinada a hacer coincidir
órdenes lógicos distintos para hacer desaparecer la conflictividad que contienen. Las
instituciones fomentan la sinergia de esas cargas que producen la ilusión de la coincidencia
hasta que la irrupción violenta de lo reprimido o lo negativo hace fragmentarse los pactos
y las ilusiones mostrando la diferencia de las lógicas subyacentes. La función metafórica
implica: proporcionar representaciones comunes y matrices identificatorias. Indicar límites
y transgresiones, asegurar la identificación en tanto es la formación intermediaria que
mantiene reunidos a los sujetos.
Función de contención: alude a la consideración que haga la institución de la realidad
psíquica de los sujetos, a la consideración de su ser sujetos del inconsciente. Función
contractual: inherente a la finalidad de la institución, a sus objetivos. Es el contrato entre
la institución y sus miembros. Para el cumplimiento de la finalidad son necesarias normas
que regulen los intercambios.
Sufrimiento institucional: hay que señalar que lo que sufre no es la institución sino lo que
en nosotros es institución. Hay tres fuentes de sufrimiento: el hecho institucional mismo,
el ser tal institución en particular y la configuración psíquica del sujeto singular y la vida
misma (restricciones, desilusiones, coacciones). El sufrimiento lleva un trabajo psíquico
que desemboca en la creación de mecanismos de defensa. Cuando éstos fallan, el
sufrimiento se convierte en patológico y ataca tanto el espacio psíquico interno como los
espacios psíquicos comunes a la institución. El espacio psíquico se reduce con la
prevalencia de lo instituido sobre lo instituyente.
Síntomas del sufrimiento institucional: pasividad en los afectos, odios incontenibles,
parálisis en la capacidad de pensamiento, sincretismo, somatizaciones.
Institución educativa: a diferencia de las organizaciones cuyo objetivo es una producción
limitada, cifrada, las instituciones en la medida que tienden a formar y socializar a los
sujetos de acuerdo con un patrón específico y en que tienen la voluntad de prolongar un
estado de cosas, es colaborar con el mantenimiento o la renovación de las fuerzas vivas de
la comunidad. Su finalidad es la existencia, no la producción; se centra en las relaciones
humanas, en la trampa simbólica e imaginaria donde ellas se inscriben y no en las
relaciones económicas. Estas instituciones plantean los problemas de alteridad: de la
aceptación del otro en tanto sujeto pensante y autónomo por cada uno de los actores
sociales. Dentro de la escuela existen por lo menos dos organizaciones con lógicas
diferenciadas de funcionamiento: lo pedagógico y lo laboral. Espacio del alumno y espacio
del docente.
221
Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones.
Duschatzky, Corea
La fraternidad o la relación con los pares, no supone el advenimiento de una nueva
institución frente a otra, la familia, en franca desaparición, sino que se configura como
posibilidad emergente frente a la ineficacia simbólica del modelo tradicional.
Desubjetivación: nos habla de un modo de habitar la situación marcada por la
imposibilidad, estar a merced de lo que acontezca, de hacer algo que desborde las
circunstancias. Se trata de un modo que despoja al sujeto de la posibilidad de decisión y
de la responsabilidad. Una de las condiciones de desubjetivación en el entorno familiar es
la visible indiferenciación de los lugares tradicionales de padre, madre e hijo
Resistencia: expresa cierta actitud de defensa, algo así como un modo de abroquelarse
para protegerse de los efectos riesgosos que acechan la existencia.
Invención: expone la producción de recursos para habitar la situación. Se trata de hacer
algo con lo real, producir aberturas que desborden la condición de imposibilidad, de
producir nuevos posibles.
Cuando se dice que la escuela se encuentra destituida simbólicamente no decimos que
enseña mal sino que se percibe una pérdida de credibilidad en sus posibilidades de fundar
subjetividad: la eficacia simbólica de un discurso se mide en su potencia de producción de
subjetividad, es decir, en su capacidad de constituir a un sujeto alrededor de un conjunto
de normas y valores que son los que rigen la vida social.
Desubjetivación: se advierte una imagen de los niños asociada al déficit, descriptos
mediante atributos de imposibilidad. El relato se arma desde una lógica que describe al
sujeto subalterno en términos de inferioridad respecto de una cultura legitimada, bajo el
principio que sostiene que a la privación material le corresponde privación cultural.
Resistencia: en los alumnos, la diferencia de los de antes a los de ahora es que los de antes
se dejaban educar, instituir y no así los de ahora. El respeto a la autoridad, la disposición
para la obediencia, la sumisión, el deseo de progreso, la capacidad de adquirir normas
básicas de interacción social, constituían la matriz básica de educabilidad. Docente: su
posición de resistencia da cuenta de un modo de abroquelarse en representaciones que han
perdido capacidad de nombrar las alteradas condiciones actuales de enunciación del
alumno o del docente; es una resistencia a pensar, a poner en suspenso categorías
abstractas o a declarar que fueron eficaces en otras condiciones socio - históricas. Es una
negación a cambiar las preguntas y a dejarnos alterar por los signos de lo nuevo.
Invención: el enemigo de la educación es la idea de lo definitivo, de la determinación, de
la impotencia, de la irreversibilidad. La invención supone producir singularidad, formas
inéditas de operar con lo real que habiliten nuevos modos de habitar una situación.
La educación imposible
Maud Mannoni
223
Ante el efecto desorganizador de un conflicto, se malinterpreta lo que puede
considerarse como un intento de reorganización a partir de una desorganización. El
desorden no se administra. A partir de él se vuelve posible una dialéctica.
Pedagogía de Schreber: un hombre con autoridad: el niño es malo por naturaleza. Es
preciso aislarlo de su naturaleza y someterlo a un adiestramiento moral y físico
(alternando abluciones de agua fría y caliente). El niño debe aprender precozmente el
arte de la renuncia: sus gritos son expresión de un estado de ánimo, de un capricho. El
adulto debe adquirir un domino sólo sobre las tendencias del niño sino también sobre
su cuerpo: aparatos ortopédicos.
En la enseñanza, el deseo de saber del alumno choca contra el deseo del maestro... de
que el alumno sepa, anulando así lo que podría realmente mantener el deseo del
alumno.
Documento de cátedra
Efecto Mozart: se probaron los beneficios de la música de Mozart en el razonamiento
matemático y el conocimiento espacial. Hace referencia al estímulo de la música sobre las
funciones cerebrales superiores. Implica que la música de frecuencias agudas, logra activar
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la corteza auditiva y las zonas asociadas a la emoción. También logra activar áreas del
cerebro vinculadas con la coordinación motora fina, la visión y otros procesos de
pensamiento. Establecido en 1993, por la psicóloga Frances Rauscher. Es la música de
Mozart porque todos sus sonidos son puros y simples y a la vez misteriosos y accesibles;
relaja y mantiene la atención.
Aprendizaje cooperativo: es una posibilidad que propone que los alumnos trabajen en
equipo que, con el tiempo, se conviertan en las unidades básicas de la clase. Utilizándolo,
los alumnos adquieren habilidades comunicativas y las usan para que los equipos funcionen
mejor. Estas estrategias forman un componente imprescindible de lo que se ha llamado
“interdependencia positiva”. Este aprendizaje es una estrategia que promueve la
participación colaborativa entre los estudiantes. Su propósito es conseguir que los
estudiantes se ayuden mutuamente para alcanzar sus objetivos. No todo trabajo en grupo
es necesariamente aprendizaje cooperativo.
Inteligencias múltiples: de Howard Gardner: si dentro de un cerebro existen múltiples
funciones, si está parcializado en parte íntimamente relacionadas pero “partes” al fin. Si
cada parte se dispara a funcionar de diferente forma dependiendo de la situación,
entonces existen varias inteligencias o habilidades cognitivas, algunas más y otras menos
desarrolladas. No hay una única dimensión de la inteligencia. Tipos de inteligencia:
interpersonal, intrapersonal, lingüística, espacial, lógico- matemática, corporal-
kinestésica, musical. También natural: poder disfrutar de la naturaleza.
Teoría Uno: de David Perkins: constituye un primer acercamiento a las condiciones que
mejoran el aprendizaje (reserva números mayores para teorías más complejas). Señala
como fundamentos de la educación: la retención del conocimiento, la comprensión y el uso
activo del conocimiento. Se expone un conocimiento frágil: es el resultado de un
debilitamiento en la preocupación por la comprensión. Este conocimiento se expresa en:
conocimiento olvidado, inerte (no lo puede usar), ingenuo, ritual. Una buena enseñanza
debería brindar: información clara, práctica reflexiva, retroalimentación positiva. Propone
ir hacia una pedagogía de la comprensión: significa comprender cada pieza en el contexto
del todo y concebir el todo como el mosaico de sus piezas. Es el arte de enseñar a
comprender. Actividades de comprensión: explicación, ejemplificación, aplicación,
justificación, contextualización. Las características de la comprensión constituyen su lado
visible: las personas hacen cuando entienden.
Violencia escolar en los diarios, Ana Abramowski: si nos dejamos llevar por lo que leemos
en los diarios puede inundarnos la sensación de que cíclicamente las escuelas se enfrentan
ante sucesos de violencia que agitan.
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Pero son los medios los que se ocupan de estructurar los hechos en un formato común y de
enlazar aquello que no viene ligado de antemano.
Escuela y apropiación de contenidos, Nora Elichiry: el proceso de enseñanza-
aprendizaje es complejo y no hay relación directa entre lo que se intenta transmitir y lo
que se aprende.