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El no practicar buenas relaciones humanas puede tener también efectos adversos sobre una
carrera. Tomemos el caso del asesor que lo trató a usted mal. Si el asesor es siempre tosco o
indiferente, los clientes pueden escoger a otro empleado o, incluso, dejar de comprar o adquirir el
servicio en esa empresa. Antes de que pase mucho tiempo, el supervisor del vendedor se dará
cuenta de la situación o recibirá reclamaciones. Si continúa la conducta inadecuada, el asesor no
progresará en su empleo. Pueden aun llegar a despedirlo.
Este ejemplo del modo en que las malas relaciones humanas pueden dañar a un empleado debe
servir para convencerlo a usted de que las relaciones humanas son muy importantes para su
trabajo. La capacidad para entenderse con otros en una empresa no debe darse por sentada, sino
que es preciso analizarlas, estudiarla y practicarla en forma consciente.
Dedique unos minutos a pensar en alguien que conozca y que tenga éxito en los negocios. Hay
grandes probabilidades de que gran parte del éxito de esa persona se deba a su capacidad para
entenderse con otros. Las buenas relaciones humanas son importantes no sólo para los
vendedores, sino también para todos cuantos intervengan en el servicio al cliente.
La razón primordial por la que los jefes realizan entrevistas antes de conceder el empleo es tratar
de evaluar las habilidades de los candidatos en lo que se refiere a relaciones humanas. Cuando
solicita un empleo, el entrevistador puede hacer muchas preguntas sobre lo que haya respondido
por escrito al llenar la solicitud.
Las preguntas tienen como fin determinar lo bien que habla usted, hasta que punto es sincero, su
cortesía, si sabe o no escuchar y cuáles son sus intereses. El entrevistador tomará nota del modo
en que se vista, su acicalamiento y su estado de salud. Todas esas características son importantes
para las buenas relaciones humanas en el servicio al cliente.