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El mayor problema por el que pasa nuestro país es la corrupción que acoge a nuestros

gobernantes, son estos los que deberían velar por el correcto andar de la economía
colombiana, de que las necesidades de la sociedad se satisfagan, de que el bienestar de
nuestra comunidad sea cada vez mayor, pero en vez de esto, son estos gobernantes, los
que llevan a nuestra sociedad a niveles cada vez más altos de pobreza, de desempleo y
de necesidad.

Una gran parte del problema está en la avaricia que poseen nuestros dirigentes, quienes
prefieren llenar de dinero sus bolsillos antes que invertir en los problemas que ampara a
nuestra nación, el problema se ve claramente en el gran salario que tiene un congresista
en comparación con el salario mínimo que gana un colombiano promedio, los lujos que
tienen todos estos senadores no se compara con la necesidad de las familias más
humildes de nuestro país, con aquellas que luchan día a día para mantener a sus familias,
para que puedan vivir de una manera “digna”.

También se observa este desfalco en el progreso de nuestra sociedad, cuando es más


importante la infraestructura que nuestra misma naturaleza, cuando es mejor destruir
bosques, paisajes, fauna, ecosistemas, para construir carreteras, puentes o edificios, se
utilizan los recursos naturales como si estos no tuvieran fin, como si nuestra tierra los
produjera de manera gratuita, pero son estas edificaciones, esta inversión en
infraestructura la que aumenta los ingresos de todos aquellos que cada vez acaparan más
dinero, y son estas construcciones las que acaban con la tierra y el espacio de muchas
familias que los habitaron desde tiempo atrás.

Si bien Colombia no es el único país donde hay corrupción, sí es uno de los que más la
posee, donde más se roba, donde más destapan escándalos por los mismos motivos,
pero el pueblo calla, y aunque es el pueblo el que debe alzar la voz y evitar que esto
pase, sigue mudo, sigue callado por el temor a la represión, porque la información
mediática cubre los intereses de los poderosos, y así mantiene a la sociedad ciega, sin
información verídica, sin nada que les permita alzar la voz.

Si bien ningún partido político es perfecto, y todos usan los problemas y las crisis del
momento en los cuales se erigen para formular su discurso, no se puede decir que uno u
otro es malo sin conocer sus ideales, sin importar como estos actuaran en otros lugares,
hay que esperar y ver las acciones de los partidos políticos emergentes, de estos partidos
que surgen con ganas de luchar y de acabar con la corrupción que tanto persigue a
nuestra nación, debemos esperar y ver si logran cambiar una mínima parte de la
corrupción que nos asecha o si caen en este mismo juego.

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