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Luis Alejandro Zambrano Silva

El Boom latino americano

El "Boom" latinoamericano fue un fenómeno editorial y literario que surgió entre los años 1960 y 1970, cuando
el trabajo de un grupo de cuentistas latinoamericanos relativamente jóvenes fue ampliamente distribuido por
todo el mundo. Los autores más representativos del "Boom" son Gabriel García Márquez de Colombia, Mario
Vargas Llosa de Perú, Julio Cortázar de Argentina y Carlos Fuentes de México. Estos escritores desafiaron
los convencionalismos establecidos en la literatura latinoamericana a través de obras experimentales de
marcado carácter político, debido a la situación general de América Latina en la década de 1960. El crítico
Gerald Martin escribió: «No es una exageración afirmar que el sur del continente fue conocido por dos cosas
por encima de todas las demás en la década de 1960; estas fueron, en primer lugar, la Revolución Cubana y
su impacto tanto en América Latina como en el Tercer Mundo en general, y en segundo lugar, el auge de la
literatura latinoamericana, cuyo ascenso y caída coincidieron con el auge y caída de las percepciones
liberales de Cuba entre 1959 y 1971».1

Representantes del "Boom" latinoamericano[editar] El género literario más trabajado fue la narrativa corta en
novela y cuento. Argentina: Julio Cortázar Brasil: Jorge Amado Chile: José Donoso Colombia: Gabriel García
Márquez Cuba: Guillermo Cabrera Infante México: Carlos Fuentes Paraguay: Augusto Roa Bastos Perú: Mario
Vargas Llosa

Influencias literarias[editar] El auge de la literatura latinoamericana comenzó con los escritores José Martí,
Rubén Darío y José Asunción Silva, cuyas obras presentan desviaciones modernistas con respecto a los
cánones literarios del viejo continente. Los escritores modernistas europeos como James Joyce también
influyeron en los novelistas del Boom, al igual que los escritores latinoamericanos del movimiento de
Vanguardia.14 Elizabeth Coonrod Martinez sostiene que los escritores de la Vanguardia y sus novelas de
carácter innovador y desafiante fueron los "verdaderos precursores" del "Boom".15 Con el éxito del "Boom",
las obras de una generación anterior de escritores fueron asequibles para un público nuevo y ampliado. Estos
precursores fueron Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Juan Carlos Onetti y Juan
Rulfo.16 Orígenes[editar] Escucha este artículo (info) MENÚ0:00 Esta narración de audio fue creada a partir
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1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a la obra que debe ser considerada como la primera novela del
"Boom". Para algunos (como Alfred McAdam) sería Rayuela, de Julio Cortázar(1963), mientras que otros
prefieren La ciudad y los perros de Vargas Llosa, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962.17 Fernando
Alegría considera a Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos (que fue publicada en 1959) como la obra
inaugural del Boom, aunque, como señala Shaw,17 podríamos remontarnos a 1949 con Hombres de maíz de
Miguel Ángel Asturias.18

Señas de identidad[editar] Las novelas del "Boom" son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una
manera no lineal, suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número de
neologismos (acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias. Como
escribió el escritor Pope, el estilo del "Boom" «se basaba en una superposición cubista de diferentes puntos
de vista, cuestionaba el tiempo y el progreso lineales y era técnicamente complejo. Lingüísticamente segura
de sí misma, utiliza la lengua vernácula, sin excusas».21 Otras características notables del "Boom" son el
tratamiento de los escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la
política, así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional.22 La literatura del "Boom" rompe las
barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una nueva realidad. De los escritores
del "Boom", Gabriel García Márquez está más estrechamente relacionado con el uso del realismo mágico; de
hecho, se le atribuye el haberlo puesto «de moda» tras la publicación de Cien años de soledad en 1967.23
Realismo Mágico[editar] Véase también: Realismo mágico En los extremos de la literatura, Brett Levinson
afirma que el realismo mágico, «un modo estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se
materializa cuando la historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una
incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un medio para
explicar los principios que escapan a la narración de la historia».24 Los escritos de los Cronistas de Indias,
representa lo exótico «nuevo mundo» y sus relatos de la conquista de nuevas tierras extrañas se aceptó como
la historia.25 Estas historias fantásticas a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, que se
transformó en el realismo mágico y «(tal como la concibió Alejo Carpentier), el realismo maravilloso y lo real
maravilloso. De acuerdo con esta estética, las cosas irreales son tratadas como realistas y las cosas
mundanas como elementos irreales., mientras que a menudo se basan en experiencias reales, extrañas,
fantástica y legendaria, los pueblos ajustes míticos, especulativo, y los personajes que, aunque plausible,
también podría ser irreal, y combinar la verdad, lo imaginario y lo inexistente, de manera tal que son difíciles
de separar».26 La ficción histórica[editar] Un interés por la historia es otra característica de las novelas del
período de auge.27 El paradigma de ello es la Novela del dictador, donde las figuras y acontecimientos
históricos fueron retratados de manera que las conexiones entre ellas y los acontecimientos contemporáneos
en América Latina no podían ponerse en duda. Un ejemplo es el de Roa Bastos Yo el Supremo, que
representa en el siglo XIX la dictadura paraguaya de José Gaspar Rodríguez de Francia, pero fue publicado
en el apogeo del régimen de Alfredo Stroessner, escribe que «en los novelistas del Boom se mostraba una
comprensión sofisticada de la capacidad de su género para describir las historias paralelas y alternativas. Y
participaron activamente en los debates culturales y políticos de la región que cuestionaron el significado y el
valor de la historia».28

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