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E N S AY O

Análisis del discurso: por qué la gente cree EN MARCHA!

cosas falsas (/project/


para-ano)
por Prisciliana | Publicada 6 marzo 2019
Un
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para Ano
“El Ayuntamiento de Madrid impone el Toldo Verde”
+
Por: Homo Velamine
(/user/pro le/anonimogarc
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¿Qué sucede cuando un texto cae en sus manos y sus ojos pasan, como una
escoba del Mercadona, por cada una de las palabras del mismo? Hay muchos
procesos mentales que interceden ante la lectura de un texto concreto, no
solo podemos hablar de decodificación, sino también de un aspecto que se
llama coherencia.

En este caso, llevo el texto a una universidad de prestigio de la mano de la


profesora de la asignatura para realizar un pequeño experimento. Se entregó el
texto fotocopiado para su análisis dentro de la lección impartida en una
asignatura optativa.
Así que, desde la perspectiva del alumnado, nos sentamos en una silla verde,
ante un pupitre, en una universidad de renombre, y cae en las manos de
nosotros, alumnos, un texto con elementos que lo hacen absolutamente
creíble: el logo del Ayuntamiento de la capital del oso y el madroño, un artículo
en el pie de la hoja número xxx, una firma de un hombre que tiene un apellido y
se autodenomina Sexto Teniente de Alcalde. Un cúmulo de frases con sentido
y bien hiladas que desarrollan el ambicioso proyecto de cubrir Madrid de
Toldos Verdes, esas telas que cubren y al mismo tiempo des-cubren todo un
mundo de posibilidades estéticas.

El texto nos informa de que se debe realizar un inmediato cambio en el


edificio en cuestión, plagarlo de Toldos Verdes para que estos se integren en
el paisaje español,
español junto con los pinos, la envidia o el musgo que crece
intentando una pequeña revolución en las aceras plagadas de colillas.

¿Es un texto posible?

En la hoja hay una pequeña referencia a una supuesta realidad que, a priori,
desconocemos y que se escapa de la perspectiva de nosotros, desde la visión
del alumnado. Una tal empresa Homo Velamine Consulting S.L.
S.L

–Esa es la empresa que confecciona los toldos– añade una alumna sentada
en primera fila, ávida de saber.

¿Por qué no se ha entendido el texto?

En primer lugar, esta alumna, tanto como los demás, ha procurado dotar al
texto de coherencia
coherencia. Es un discurso bien redactado, tiene sentido, en su
pequeño universo DINA4. Está cohesionado (todos sus elementos lingüísticos
están bien conectados dentro del texto). Los lectores, sin saberlo, abrazamos
algo llamado presunción de coherencia, descrito del modo siguiente por
lingüistas de renombre en el campo de la Filología:

«La comprensión de un texto se debe apoyar sobre el principio de presunción


de coherencia. El receptor destinatario tendrá que deducir o percibir el tipo de
contexto y los conocimientos compartidos que permiten una interpretación
aceptable del texto según las exigencias del género con el que se relaciona»
(Brown y Yule, 1983).
Esta presunción de coherencia se refiere al hecho de que «todo texto emitido
por un emisor a un receptor se considera bajo una hipótesis racional que no
admite idealmente un comportamiento ilógico», apuntan Calsamiglia y Tusón.

Otro error en la interpretación del texto, el hecho de no comprender que es un


texto humorístico, recae precisamente en el aspecto de no reconocer qué es
Homo Velamine. Navegando dentro de la lógica del texto, como ya se ha
apuntado, una muchacha alega que esa es la empresa que confecciona los
toldos. ¿Qué ha sucedido aquí? Algo extraordinario, mental, cognitivo,
cognitivo como
quiera llamarse, y es que la mente de ella (o de otros que no se manifestaron
pero que compartían el mismo sentimiento interior acerca de esa imposición
de los Toldos Verdes en la comunidad de Madrid) quiso interpretar esa
referencia dentro de la información que se le estaba proporcionando para
dotar de coherencia el resto del mensaje. No sé qué es Homo Velamine, pero
este texto trata de toldos, señores, tienen que ser los que los confeccionan
dentro de un coqueto taller situado en la Elipa, por ejemplo, barrio encantador
donde los haya, quede claro.
claro

A priori, faltaba también la referencia exofórica:


exofórica el conocimiento del mundo
compartido falló a la hora de interpretar ese texto, al no conocer quién era ese
grupo al que se cita, la lectura es errónea. Uno interpreta, falla o acierta, y en
este caso, falla. Ni ella ni los demás estaban familiarizados con la referencia
al mundo externo que es esa empresa Homo Velamine, revista humorística en
realidad, así que intentaron conectarlo en el texto de algún modo.
En tercer lugar, algo más que soporta y apoya la verosimilitud de dicho texto
es que este vaya acompañado de un paratexto
paratexto. Ya se ha aludido al mismo
cuando presentamos este impreso al principio. El paratexto lo conforman un
conjunto de señales que ayudan a aceptar el mismo, como son el
encabezamiento del Ayuntamiento de Madrid, la firma misma de un personaje,
aunque este sea inventado, y la referencia a un artículo con un número que
parece que se haya extraído auténticamente de un BOE o similar.

Por último, para que un texto sea ideal, 100% perfecto, debemos hablar de las
máximas de cooperación, siguiendo la teoría de Grice: máxima de calidad (no
sea falso), cantidad (diga la información necesaria), manera (sea claro, evite
la ambigüedad, la oscuridad) y de relación (sea relevante). Aunque nunca se
cumplen todas. O casi nunca.

¿Qué sucede en un texto humorístico?

Que se rompe, se resquebraja, rasga y pisotea la máxima de calidad.


calidad En el
caso del texto que estamos manejando, la máxima se anula cuando se
presenta un texto falso.
falso Es evidente que el Ayuntamiento no desea instalar
Toldos Verdes, así que durante todo el texto navegamos en una mentira.

Pero como se ha señalado, la ruptura de máximas se hace continuamente. Y


no solo en el terreno del humor.
humor Podemos desviarnos a la conversación
misma, para verlo más claro. La máxima de calidad la rompemos, por ejemplo,
en la siguiente situación. Imaginemos al tipo que llega tambaleándose
atufando a vinillo de tetrabrik y se aproxima en el pub a una buena moza,
presa fácil, aparentemente, en el mundo de la discoteca y del vicio. Hay
muchas opciones para rechazarlo, por supuesto, desde la indiferencia de
Dama de Hielo, hasta el directo monosílabo “no”. Pero queda una tercera
opción que algunos prefieren, de ambos sexos, en una situación así. La
cortesía.

-Oyesss que me gustas mucho, ¿me das tu


instagram/facebook/twitter/whatsapp/snapchat/correo electrónico del
trabajo?

-Ahora estoy bailando con unas amigas.


¿Por esto se puede entender que ella anhela una relación sexual con dicho
caballero? Puede que uno comprenda eso, si uno procede de cualquier otro
país de habla no hispana, donde la gente habla sin tapujos (quizá una tribu
lejana) y está aprendiendo español nivel B1.

La chica, el objetivo del beodo, ha evitado decir un “no” por lo que sea, conoce
al amigo del muchacho o le da un poco de lástima. O por cortesía
cortesía. Lo que viene
a explicarse aquí no son sus motivos, sino que ha incumplido la máxima de
calidad. Ha sido falsa, insincera, no verdadera. Y así continuamente un sinfín
de ejemplos donde el uno oculta algo y rompe la máxima de calidad de manera
más o menos sutil.

1 ¿Quieres sexo?
.2 Ahora me iba a abrir una pizza.

.
Un ejemplo más. En este caso, B está rompiendo tantas máximas que el móvil
va a estallar. De calidad (su razón verdadera quizá sea la ardua construcción
de una bomba atómica con piezas de lego), de cantidad (ha hablado
demasiado, A solo espera un SÍ o un NO) y la de relación (a A sinceramente le
da igual que tenga una pizza entre manos o un pollo de plástico que no pita).

Sirva el anterior como ejemplo de ruptura de máximas en una conversación.


Ahora bien, ¿qué le queda al interlocutor por realizar cuando se rompe una
máxima? Implicar. Hay que hallar la implicatura, qué implica que este texto
esté hablando de toldos verdes en Madrid, si esto es falso…pues implica que
es un texto humorístico, desde la clave del humor. ¿Qué implica que B, siendo
hombre, no quiera sexo con A, siendo mujer? Implica que es homosexual,
homosexual
merluzo integral o tener una estrecha relación con su mano derecha.

Otro ejemplo de ruptura de máxima, en este caso la de manera o modo,


modo que
empuja a que el interlocutor realice un esfuerzo para interpretar lo que implica
el discurso/texto es el siguiente:

A.¿Quieres sexo?

1 Puede que sí, puede que no.


.
B está siendo deliberadamente ambiguo, oscuro, no es conciso y rompe los
esquemas de A, que espera una respuesta concreta. No ha rechazado la
propuesta, pero tampoco ha sido lo suficientemente claro como para poder
interpretarla.

Para la interpretación de un texto se necesita que se comprenda,


urgentemente, el contexto. Es una necesidad como la de un salvavidas rojo
brillante cuando no hay nadie que te rescate en una playa gentrificada y
afrodisiaca. El lector o interlocutor ante un texto/discurso siempre va a
procurar hallar la racionalidad.
racionalidad

La respuesta del alumnado fue la misma que se generó en los vecindarios que
recibieron el texto pegado en sus portales. Pero es que, idealmente
idealmente, si se
comprende el contexto,
contexto se accederá al humor (aunque capítulo aparte
merecería considerar que a la persona le haga o no gracia). Esto, por
supuesto, es la utopía que se querría conseguir cuando un emisor escribe un
texto humorístico: que se acepte como humor, sencillamente, algo irrealizable
(como la instalación de Toldos Verdes a la que estamos aludiendo aquí) y
burlesco. Sin más vuelta de hoja que la pura gamberrada simpática. Pero
algunos están todavía a años luz de hacer las paces con el humor.

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