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XVI Congreso de Antropología en Colombia y V Congreso de la Asociación

Latinoamericana de Antropología
Eje: Extractivismo, tierra y conflictos socioambientales
Simposio: Territorios y prácticas de pueblos originarios y campesinos latinoamericanos
frente al extractivismo, contados desde investigadores-actores de lo social

Cuerpo y territorio en el norte de la Patagonia: desafíos teóricos y metodológicos en


tiempos de extractivismo

Graciela Alonso – Verónica Trpin


IPEHCS-UNCo-CONICET1

Resumen
Nos interesa exponer las implicancias del avance de las fronteras del extractivismo en
el norte de la Patagonia y los desafíos que conlleva para las investigaciones que
desarrollamos ancladas territorialmente. Los conflictos en clave de colonialidad entre
estado, empresas multinacionales y comunidades indígenas y campesinas, como así
también las reconfiguraciones en las subjetividades colectivas desafían nuestras
miradas acerca de lo territorial. Entre las preocupaciones significativas está la
necesidad de integrar analíticamente las dimensiones de los territorios y los cuerpos,
como así también los efectos que se están originando sobre las memorias colectivas.
Las improntas teórico metodológicas que se van poniendo en juego hacen necesario un
trabajo articulado desde diferentes disciplinas sociales y la imposibilidad de escindir la
investigación de las luchas y saberes que las comunidades están desplegando a partir
de la caracterización de lo que está en disputa. Como cientistas sociales nos es
imperioso profundizar el estudio de las relaciones estructurales entre colonialismo,
patriarcado y capitalismo, sus especificidades y en esto, la construcción de categorías
sociales y analíticas que permitan aportar a la comprensión de la complejidad del tipo
de trasformaciones profundas que transitamos. Para este escrito vamos a exponer
diferentes puntos de vista con relación al avance del fracking en el norte de la

1
Instituto Patagónico de Estudios en Humanidades y Ciencias Sociales, Consejo Nacional Investigaciones
Científicas y Técnicas-Universidad Nacional del Comahue.
Patagonia. Se trata de dar cuenta de lo producido en talleres de coinvestigación entre
participantes de comunidades mapuce, organizaciones medioambientales, feministas y
quienes desde el ámbito académico (sin dejar de ser parte de las organizaciones)
trabajamos en investigación socio antropológica.

1. Introducción
El presente trabajo expone un conjunto de análisis realizados en una jornada de
reflexión, investigación y coproducción de saberes, cuyo eje giró en torno al tema de
cuerpo y territorio en contextos neodesarrollistas2.
Este espacio de debate de saberes entre academia y organizaciones, se produce en un
contexto de fuertes interpelaciones políticas debido al avance de las fronteras del
extractivismo, específicamente del fracking en la norpatagonia argentina, y en el marco
del fortalecimiento de vínculos establecidos desde diferentes espacios y actividades
entre miembros de la Universidad Nacional del Comahue y militantes de
organizaciones sociales, especialmente con integrantes de la Multisectorial contra la
Hidrofractura de Neuquén y mujeres de la Confederación Mapuce de Neuquén.
La universidad, y sus aparatos de producción, no está ajena a estas disputas y en su
interior las posiciones se tensionan, no sólo desde campos de conocimientos diferentes

2
Las I Jornadas de reflexión, investigación y coproducción de saberes “Cuerpo y territorio en contextos
neodesarrollistas. Debates sobre colonialidad, capitalismo y patriarcado”, se realizaron los días 16, 17 y
18 de Marzo de 2017 en la Universidad Nacional del Comahue. Las mismas fueron organizadas por
integrantes del Núcleo Socio-antropológico del IPEHCS, del Centro de Investigaciones Geográficas del
CIG/IdIHCS-CONICET-UNLP, de la Carrera de Especialización en Educación y Estudios Interculturales, de
Géneros y Sexualidades (FACE-UNCO), del Centro de Educación Popular e Intercultural y del Grupo de
Trabajo - CLACSO “Cuerpos, territorios y feminismos”.
(las ciencias sociales3 y las ingenierías4), sino también y principalmente, con relación a
consideraciones acerca del llamado “modelo de desarrollo”.
El espacio de análisis y coproducción de saberes habilitados en la jornada se propuso
interpelar las concepciones hegemónicas entorno a: quiénes pueden hablar sobre el
tema, cuáles son los saberes autorizados para realizar aportes, qué implica un mejor
desarrollo territorial, qué lugar tienen los cuerpos en estos debates.
Es importante destacar que quienes nos ubicamos en un lugar de interpelación a la
hegemonía construida en torno a la explotación hidrocarburífera, y en general, al
extractivismo, venimos desde hace largo tiempo trabajando con organizaciones
sociales y del pueblo mapuce, produciendo aprendizajes mutuos en base a un diálogo
respetuoso de experiencias y cosmovisiones.
El mapeo de equipos de investigación y su articulación sobre la temática en la
universidad, resultó un avance en estas jornadas, lo cual es prometedor en términos
político académicos, dado que hay una coincidencia básica referida a cómo se piensa el
diálogo con “otros”, en términos interculturales.

2. Avance de las fronteras del extractivismo en el norte de la Patagonia


Uno de los aportes centrales de los debates desarrollados en las Jornadas giró en torno
a la caracterización de la actual etapa del capitalismo como extractivismo, etapa
identificada como parte de la dinámica neodesarrollista presente en los últimos 50
años en los países latinoamericanos. Dicho proceso se identifica por el agotamiento de
los recursos disponibles, por la transición de la etapa keynesiana hacia el

3
Como parte de una apuesta institucional, desde el IPEHCS -único instituto de investigación en Ciencias
Soicales de CONICET-UNCo en la región del cual forman parte las autoras-, se proyecta la ejecución de
una investigación interdisciplinar cuyo objetivo principal es “abordar las desigualdades territoriales y
socio-culturales en la Norpatagonia y su relación con nuevas estrategias y disputas por el control de los
espacios y de los recursos naturales en las tres últimas décadas” (IPEHCS, 2017: 1), especialmente en
relación a actividades extractivistas como la hidrocarburífera.
4
En la Universidad Nacional del Comahue se dicta Ingeniería en Petróleo, El Plan de Estudios establece
en el Perfil del Egresado que “El Ingeniero en Petróleo es un generalista del área de explotación,
transporte, tratamientos; y a la vez especializado en perforación, terminación, producción, estudio,
simulación, y manejo de reservorios, cálculo de reservas de petróleo, gas y agua subterránea, para el
desarrollo de la industria en general y bienestar de la población. La alta tecnología que involucra la
industria extractiva del petróleo, exige de un especialista para operarla” (Ordenanza N°804/97: 3), En la
carrera se prevé una inserción laboral temprana en la empresas hidrocarburíferas y una nula formación
en los efectos ambientales y sociales de la actividad en la zona. No se desarrolla en carrera acceso a
información sobre fuentes alternativas de energía y sobre posibles alternativas de desarrollo regional.
neoliberalismo y por la emergencia de luchas sociales no sólo centradas en la lucha de
clases, sino por la emergencia de luchas anticoloniales, de mujeres y de pueblos
originarios (Mariano Féliz, conferencia del 17/03/2017).
Luego de tres décadas de neoliberalismo, que puede caracterizarse por una
reestructuración global del capitalismo y la conformación de un capitalismo
transnacionalizado, (Marini, 2007 en Féliz – López), proceso que por otra parte, fue
exitoso -dado que logró reconfigurar la inserción de los países latinoamericanos en los
procesos de acumulación de capital y con ello limitar las iniciativas de desarrollo
capitalista autónomo (que había sido el impulso en las décadas desarrollistas) (Svampa,
2008 en López y Vértiz)-, estamos transitando su desembocadura, a través de lo que se
nomina como “etapa postneoliberal”. Esta etapa del capitalismo tiene sobre sí la
pesada herencia neoliberal entre las que se destacan: el carácter transnacional del
proceso de acumulación y la dependencia asociada a la producción de commodities
para la exportación (Svampa, 2011, Féliz y López, 2010, en López y Vértiz). Según López
y Vértiz, el ingreso de capital transnacional en las economías de la región –y la
consolidación del proceso de transnacionalización de empresas de origen
latinoamericano–, y su relación con la exportaciones de materias primas, alimentos y
minerales, puede verse como parte de la estrategia global de una variedad de grandes
empresas que visualizan en los países de América Latina la posibilidad de ampliar sus
márgenes de rentabilidad a través de la explotación de las riquezas naturales
existentes.
La Norpatagonia está caracterizada por fuertes desigualdades territoriales y socio-
culturales en relación con nuevas estrategias y disputas por el control de los espacios y
de los recursos naturales en las tres últimas décadas. Este proceso está marcado por
nuevos dispositivos y tecnologías de “subordinación de la naturaleza” (Machado Aráoz,
2011), conflictos socioambientales y culturales, así como tensiones entre fenómenos
de globalización y localización. Cabe destacar que en dicha región la explotación
hidrocarburífera se inicia antes de la provincialización de Río Negro y Neuquén pero
cobra impulso con el descubrimiento de importantes yacimientos hidrocarburíferos
como los llamados Puesto Hernández y Loma La Lata, en los años 1967 y 1978 (Riffo,
2016). Particularmente en la provincia de Neuquén, la matriz económica y productiva
se orientó definitivamente hacia una modalidad de crecimiento basada en los
beneficios derivados de su rol oferente de recursos energéticos (hidroelectricidad,
petróleo y gas) (Favaro, 2005) y las ganancias obtenidas por la percepción de regalías
fue por entonces la base del poder económico de sus gobiernos.
La década de los noventa, por su parte, rompió con las reglas básicas que habían
posibilitado la reproducción exitosa de esta estrategia de desarrollo. La nueva
legislación sobre el destino de los fondos federales volvió inestables los ingresos
provinciales, a la vez que los vaivenes en el precio internacional del petróleo
disminuyeron notoriamente los ingresos por regalías. Esta situación crítica se
profundizó con la privatización de las empresas públicas, cuando se trazaron las
directrices de una nueva matriz económica. La desregulación de la actividad extractiva
y el privilegio de la salida exportadora de los recursos multiplicaron la producción de
petróleo y gas, pero los beneficios de la actividad no se volcaron en los territorios
provinciales (Proyecto PIP/CONICET 2017). La privatización de la empresa
hidrocarburífera estatal argentina se realizó primero a través de la re-estructuración de
YPF -entre 1989 y 1992- y con el decreto Nº 2.778/90 denominado “Plan de
Transformación Global” y Ley de Federalización de Hidrocarburos y Transformación
Empresaria y Privatización del Capital de YPF Sociedad Anónima Nº 24.145/92 “la
planificación estatal vigente desde el descubrimiento de los hidrocarburos, a principios
del siglo XX, fue transformada en la depredación neoliberal que sin exploración agotó
las reservas existentes en una década” (Giuliani, 2013) (Riffo y Torres, 2014: 3).
La situación volvió a cambiar en los primeros años del siglo actual. Por una parte, la
reestatización de YPF planteó un modelo distinto al de los años ‘90, aunque igualmente
extractivista pero con un peso importante de la administración estatal y de las políticas
energéticas diseñadas en ese sentido. Por la otra, cuando parecía que la cuenca
neuquina se revitalizaría en 2013 con el descubrimiento de los reservorios no
convencionales de gas (“shale gas”) en Vaca Muerta 5, la inestabilidad de los precios
internacionales y nuevos cambios en las políticas energéticas nacionales en los últimos
años, han influenciado hasta la actualidad en la posibilidad de concretar plenamente la
productividad de los proyectos (Proyecto PIP/CONICET 2017).
5
“Vaca Muerta es la principal formación de shale oil y shale gas de Argentina y una de las más
“atractivas” del mundo. Se ha repetido hasta el cansancio que tiene una superficie de 30 mil km2, es
decir 145 veces la Ciudad de Buenos Aires, o el 30% de la superficie total de Neuquén”.
http://www.opsur.org.ar/blog/2017/04/25/el-megaproyecto-vaca-muerta-una-propuesta-de-
intervencion/.
Simultáneamente, otros sistemas productivos históricamente dominantes, como la
ganadería extensiva y la fruticultura en los valles irrigados, perdieron posicionamiento
económico, aun cuando fueran socialmente más significativos en términos territoriales.
En resumen, los procesos de reestructuración productiva iniciados por el avance de la
explotación de los recursos no renovables han generado, paralelamente, avances
importantes sobre la frontera agraria y la concentración productiva, dominando la
escena rural en áreas ganaderas y frutí-hortícolas donde la persistencia de actores
sociales como productores familiares, campesinos, trabajadores rurales y poblaciones
indígenas, plantean variadas formas de resistencias.
En este contexto es que el extractivismo y sus efectos territoriales y ambientales tienen
como una de las aristas de disputa, la interpelación al estado nacional y provincial. El
tema de la expansión del fracking promocionada por el estado, se abordó en las
jornadas a partir de la posición de organizaciones sociales vinculadas directamente con
este debate, que a su vez conforman la Multisectorial contra el fracking 6. En síntesis
estos planteos sostuvieron que:
1) Neuquén, y el territorio de Vaca Muerta, son la zona más afectada por el fracking
luego de EEUU. Las resistencias producidas tienen a comunidades mapuce con causas
civiles y penales. El problema no es sólo con las petroleras sino por el uso del territorio
en general (en distintas zonas es con las mineras, con los desarrollos inmobiliarios y
turísticos, con las forestales). El Estado y el capital se aúnan promoviendo inseguridad
jurídica para el pueblo mapuce y seguridad jurídica para las empresas.
2) Una mirada crítica de las políticas de los gobiernos (en alianza con Repsol y otros
multinacionales) y de acompañamiento a las luchas sociales.
3) Se sostiene que para los medios empresariales es muy difícil sobrevivir sin el Estado
y esa alianza debe ser controlada y denunciada por los movimientos sociales.
4) La estrategia es poner en duda si se necesita, para qué y a costa de qué profundizar
la matriz energética (petróleo y gas). Poner en duda la energía que se está generando

6
La Multisectorial contra la Hidrofractura de Neuquén se constituyó en el año 2013 para hacer frente al
avance de la industria hidrocarburífera en la provincia a partir de la articulación de diferentes
organizaciones sociales. “La disputa de sentido desde este espacio de articulación consiste en luchar
contra lo hegemónico basado en el capitalismo, el desarrollismo evolucionista y el extractivismo, que por
décadas ha indicado que es la única manera de progresar y mejorar la calidad de vida de la población. De
este modo, la Multisectorial elaboró una consigna que encierra las distintas aristas de la problemática
contra la cual luchan:“No al saqueo, la muerte y la contaminación”” (Riffo, 2016: 12).
en la Patagonia implica poner en crisis el modelo de acumulación que genera la
Argentina y considerar que este debate es central para pensar al país.
Por otra parte, y desde una comisión de vecinos organizada 7 contra el fracking se
sostuvo que:
5) Las organizaciones tuvieron que estudiar de todo, porque el estado no solamente no
los representa, sino que además les juega en contra. Es un estado que enfrenta a la
gente con la gente.
Cabe destacar que el proceso de extracción de gas y petróleo de manera no
convencional en Neuquén, está centrado en la localidad de Añelo (100 km de la ciudad
capital), en lo que se conoce como la zona geológica de Vaca Muerta. Se comenzó a
decir que esta zona era la "nueva Dubái" y en el año 2013 fue declarada la capital del
Shale8. El proceso inflacionario que se generó en el territorio es gigante dada la
especulación inmobiliaria y los altos sueldos de los empleados de las empresas
petroleras, que prácticamente han copado la vida cotidiana de la localidad 9. El pueblo
no tiene servicios. Hasta antes del surgimiento de Vaca Muerta, tenía 2700 habitantes y
con poco nivel de crecimiento. Desde el surgimiento de Vaca Muerta se calcula que la
población ascendió a 7500 habitantes y el municipio quedó incluido en un programa
denominado Ciudades Emergentes, un acuerdo supranacional con el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) donde éste financia proyectos destinados a
ciudades con “economías de enclave”. Literalmente es una ciudad campamento. Añelo
tuvo un casino antes que hospital. No tiene hospital, recientemente comenzó su
7
En la localidad de Vista Alegre, un grupo de vecinos/as realizó varias movilizaciones contra el avance de
la explotación hidrocarburífera y promovió la declaración de la ordenanza municipal 783 aprobada en el
2017 que establece la prohibición del fracking. Recientemente, el poder Ejecutivo de la provincia de
Neuquén presentó un pedido de inconstutucionalidad de dicha ordenanza. Asimismo, en otros
municipios de la región se han presentado proyectos de declaración antifracking -como es el caso de
Fernández Oro, provincia de Río Negro-, pero que no se han contado con su aprobación.
8
En junio de 2013 la presidenta Cristina Fernández anunció ““Vaca Viva, no le digo más Vaca Muerta” en
referencia al megayacimiento de petróleo y gas. Desde entonces, diversos medio de comunicación
promocionaron el proyecto de explotación en el crecimiento de la localidad de Añelo en relación a las
proyecciones de recuperación de “la economía provincial, generando importantes derrames en el resto
de las actividades económicas presentes, incrementar en cantidad y calidad el empleo provincial y
también el nivel de recaudación impositiva de la provincia” (Instituto Argentino del Petróleo y del Gas,
2014: 6).
9
Una nota del diario La Nación del 23/11/2014 refleja las disparidades locales que generó el llamado
“boom petrolero”: “Carlos, un vecino que pide que no figure su apellido, confirma el malestar. Se queja
de que las obras vienen "abrochadas" desde la provincia y no dan empleo a los locales. "No estamos
contentos. Dicen que es la nueva Dubai, pero acá queda poco. El asado sale 108 pesos el kilo. Un
petrolero gana 25.000 pesos y un municipal, 6800". Disponible en
http://www.lanacion.com.ar/1746272-vaca-muerta-en-busca-de-un-atajo-hacia-el-futuro.
construcción, a partir de la demanda que iniciaron los vecinos para lo cual debieron
hacer una pueblada y cortar la ruta. El hospital fue presupuestado tres veces, nunca
fue ejecutado en el presupuesto de la provincia (Martín Álvarez, integrante de
OPSUR10, entrevista realizada el 17/03/2017).
En el trabajo en terreno observamos que el extractivismo extiende sus fronteras hacia
zonas de producción frutihortícola y los efectos ambientales se expanden en los barrios
más castigados de la ciudad de Neuquén. A menos de un kilómetro de distancia de
áreas urbanas periféricas de la capital provincial se instaló un basurero tóxico a cielo
abierto11: Todo lo que es el cutting (los cortes), los lodos que vienen de perforación, que
sacan de abajo de la tierra metales pesados, materiales muy difíciles de tratar, material
radioactivo, todo eso está sobre el techo de los barrios más populares de Neuquén,
porque la hidrofractura tiene que hacerse en escala masiva y saca mucho residuo
(Martín Álvarez, integrante de OPSUR, entrevista realizada el 17/03/2017). Este
basurero -considerado el más grande de la Patagonia- por la acción de los vecinos se
está relocalizando. Cabe señalar que estos son los eslabones de la cadena de negocios
que toman a cargo las burguesías regionales, que a la vez son parte de la clase política
provincial y local. Uno de los vecinos que forma parte de una asamblea local que se
organizó para que se cerrara este basurero tóxico expresa lo siguiente: Una de las
características que tiene la contaminación por hidrocarburos, y (la que producen) estas
empresas, es que es acumulativa. Nosotros sentimos los síntomas, los impactos
ambientales. La picazón en la nariz, en los ojos, en todo el cuerpo, la tos constante que
empezaron a tener nuestros hijos. Vivimos en un lugar vulnerable, y de eso se vale la
empresa para decirnos: “Ustedes se enferman por problemas respiratorios, porque no
tienen gas, vivienda digna y todo los demás”. Es verdad, estamos vulnerados por el
Estado, pero si le sumás la inhalación de contaminantes, lo ingieras en el agua, los
alimentos, inhalando, la misma jueza dijo en el 2009 que no hay peor forma de
contaminación que la inhalación. El cuerpo habla. (Daniel Fernández, vecino del Barrio
Cuenca 15 de Neuquén, entrevista del 17/3/2017).

10
Observatorio Petrolero Sur.
11
Basurero para el tratamiento de residuos peligrosos proveniente del petróleo, su finalidad es efectuar
la remediación de esos residuos. Los piletones en donde se arrojan los desechos están a cielo abierto
produciendo s contaminación del aire por la emisión de gases tóxicos. Esta etapa es la anteúltima en el
proceso de extracción no convencional.
Sin embargo, el extractivismo no es sólo un modo económico sino transversal,
estructural y estructurante de las prácticas sociales que, como sostiene Grosfoguel
(2016) impregnan todas las dimensiones desde las cuales somos, estamos y sentimos
en este mundo. Es decir, como un modelo de explotación que abarca la totalidad de
nuestras actividades; desde lo más concreto a lo más abstracto y que, en conjunción
con otras formas de opresión (patriarcado, colonialismo y conformación del capital)
configura una manera particular de relacionarnos, mirarnos, sentirnos y pensarnos
dentro de los círculos de intersubjetividad en los cuales construimos nuestras
subjetividades.
En tanto práctica estructural, y en tanto modelo de desarrollo, el extractivismo y sus
prácticas despliegan una forma particular de configuración de subjetividades, es allí
donde entendemos, que éstas prácticas de extracción y violencia se encarnan en lxs
cuerpxs (Grosfoguel 2016).

3. Desafíos para nuestras miradas acerca de lo territorial


Entre las preocupaciones discutidas en las Jornadas, circuló la necesidad de integrar
analíticamente las dimensiones de los territorios y los cuerpos como parte de los
análisis académicos y en diálogo con las organizaciones indígenas regionales.
Las mujeres mapuce en éste y en otros encuentros expresaron su posición respecto a
cómo la consolidación del capitalismo y del sistema estatal sobre los territorios de los
Pueblos Originarios, y en particular del Pueblo Mapuce, se hizo sobre la base del
genocidio y la violencia hacia sus sistemas de vida, lo que implicó la ruptura de sus
modos de relación con el territorio, a través de la imposición de un sistema ajeno y
destructivo de desarrollo, situación que continúa y se profundiza en el momento
actual. Para nuestras interlocutoras, continúa reactualizándose una agresión colonial
que no ha concluido.
El avance en las últimas décadas de lo que Segato (2014) denomina el frente colonial,
estatal, empresarial, mediático y cristiano, condiciona profundamente la vida de las
mujeres, coloca a las poblaciones mapuce, en un estado de permanente tensión por la
defensa de sus territorios, fundamentalmente porque desde esta cosmovisión el
espacio territorial es constitutivo de identidad, así, cada ce (persona) posee un origen
territorial y un origen familiar que da cuenta de su pertenencia comunitaria, que
trasciende lo “sanguíneo”, traduciéndose en conocimientos que se reactualizan en cada
nuevo ciclo, buscando establecer una relación armónica con la naturaleza. Para ello, las
comunidades organizan el espacio territorial de manera que se resguarde el equilibrio
de todas las fuerzas (newen) que co – habita el Wall mapu, para que cada uno cumpla
con su rol y de esta manera preservar el ixofil mogen, lo que occidentalmente se
conoce como biodiversidad. La lucha por el derecho territorial es entendida desde una
mirada integral, abarcando todas las dimensiones inclusive miñce mapu, (el subsuelo
para el conocimiento occidental); es decir que trasciende la idea de propiedad privada,
pues el mapuce es parte integrante de este espacio y no su dueño12.
Ahora bien, esta concepción no es valorada por el estado, el cual intenta dar una
solución a las demandas territoriales ofreciendo un “título de propiedad” reduciendo
este derecho sólo a la entrega de lo superficial, reservándose los derechos de
explotación de los espacios aéreos (wenu mapu) y del subsuelo (minche mapu). Estas
diferencia de miradas moviliza a las comunidades que se han organizado para
denunciar13 no sólo el profundo daño ambiental que se realiza sobre el territorio, sino
también aquel que se produce al interior de las vidas familiares, lo que Diana Lenton
(2008) denomina daño cultural, entendiéndose como la imposición de modos de vida
que rompen los lazos sociales y comunitarios y además resultan funcionales a “…una
mayor dependencia (…) y menores posibilidades de autonomía (…) implica siempre un
atentado a la dignidad del grupo”. Este daño se visibiliza también en los cuerpos de las
12
Sostiene Rita Segato que “En un mundo en el que ya en 2015 el 1 % de sus habitantes alcanzó a
concentrar en sus manos más riqueza que el restante 99 %; en el que 62 personas son dueñas de la
misma riqueza que la que posee la mitad más pobre del planeta, a un creciente ritmo de concentración
(1), en el que 1 % de la población de Estados Unidos es dueña de la totalidad de la tierra utilizable de ese
inmenso país; en el que apenas nueve familias son propietarias de toda la extensión de la costa marítima
chilena… se constata que el correlato de la financiarización del capital es la más contundente de todas
las formas de propiedad: el acopio, la concentración de la tierra en pocas manos, el neo-rentismo y la
patrimonialización creciente de la gestión estatal. Un escenario de esas características indica que ya no
podemos hablar de mera desigualdad, como hacíamos en los años setenta, sino que el tema hoy es
la dueñidad o señorío —lordship. (…) La dueñidad en Latinoamérica se manifiesta bajo la forma de una
administración mafializada y gangsteril de los negocios, la política y la justicia, pero esto de ninguna
forma debe considerarse desvinculado de un orden global y geopolítico sobreimpuesto a nuestros
asuntos internos. El crimen y la acumulación de capital por medios ilegales dejó de ser excepcional para
transformarse en estructural y estructurante de la política y de la economía” (Segato, 2016b: 98/99).
13
Cabe destacar que en agosto de 2013, organizaciones indígenas, como parte de la Multisectorial
contra la hidrofractura, encabezaron una multitudinaria movilización contra el llamado “Pacto YPF-
CHEVRON”. Los/as legisladores/as de la Provincia de Neuquén convirtieron en ley el acuerdo entre la
provincia e YPF para extender la concesión en el área Loma Campana, de Vaca Muerta, donde la
compañía planea iniciar la exploración de hidrocarburos no convencionales junto a la empresa
estadounidense CHEVRON. Mientras se desarrolló la sesión las fuerzas policiales reprimieron por más de
10 horas de los y las manifestantes.
mujeres que son apropiados para el trabajo doméstico o la prostitución en zonas
donde se desarrollan las actividades petroleras. “Así se rasga el tejido social
comunitario, se instala el autodesprecio, el endo-racismo y el racismo intrapsíquico,
pues el método es la profanación. El cuerpo de la mujer alegoriza el cuerpo social, y la
dominación sobre el mismo simboliza el poder jurisdiccional sobre un territorio”
(Segato, 2016 a).
Es frecuente encontrar en los relatos de las mujeres mapuce la relación entre el daño a
los territorios con el daño a sus cuerpos. Esta corporización del daño que conlleva la
dicotomía fundante de la modernidad /colonialidad, se constituye en la separación
entre lo humano y lo no humano (Lugones, 2008) siendo las mujeres colocadas en
situación de sospecha de ser verdaderamente humanos/as. También puede entenderse
así, en tanto y en cuanto en América Latina el modelo extractivista provoca una
“actualización del hecho colonial”, que opera produciendo una abismal expropiación de
la sensibilidad corporal, en las acciones de despojo más radicales y virulentas que
coaliciones transnacionales empujan de la mano de gobiernos locales y nacionales
(Machado Aráoz, 2014); y como toda intervención sobre los territorios involucra una
afectación sobre las fuentes de vida, podemos hacer un paralelismo entre aquella
dicotomía fundante de humano y no humano con las afectaciones actuales a los
territorios mapuce. Cuerpo y territorio se anudan en los obstáculos para proveerse de
alimentos sanos y para la recolección del lawen para la medicina propia.
La comida y la medicina sólo se puede tener en tanto existan territorios y esos estén
sanos y sin contaminación.
El extractivismo es estructuralmente patriarcal y afecta la vida, la salud, las relaciones
familiares y comunitarias que las mujeres entretejen y sostienen cotidianamente. Ante
estas situaciones, las mujeres mapuce protagonizan acciones y estrategias de defensa y
resguardo del ambiente y del territorio. Por eso son judicializadas y criminalizadas,
dañadas en la salud hasta la muerte misma.
Estas dolorosas realidades han movilizado a las mujeres de las comunidades 14,
poniéndose al frente de estas luchas, tanto fortaleciendo la educación autónoma como
poniendo en juego el propio cuerpo en espacios de resistencias, plasmando en

14
Un punto clave y de alta tensión lo constituyó la toma de una torre de exploración no convencional por
parte de las hermanas mayores de Campo Maripe el 11 y 12 de octubre de 2015.
acciones lo que afirma Machado Araóz (2013) acerca de que no hay conflicto por los
territorios que no atraviesen los cuerpos, en el caso de las mujeres mapuce estas
acciones denuncian también la contaminación atravesando sus cuerpos,
enfermándolos, situación que se rescata en el siguiente testimonio”… todas las lamgen
de la comunidad Maripe y todos los lamgen varones también, están sufriendo en su
cuerpo, en su propio cuerpo la contaminación. Todos tienen cáncer, y eso es algo de lo
que no se habla cuando se habla de la invasión territorial y de la invasión de las
petroleras a nuestros territorios” (Pety Piciñan, entrevista octubre 2015).
Estas acciones de resistencias tensionan las diferencias entre lo que significa para el
estado el reconocimiento que queda simplificado en el otorgamiento de la personería
jurídica, o en políticas compensatorias, con el posicionamiento de las comunidades que
plantean el mismo como redistribución, no sólo del territorio y de los recursos, sino de
la autonomía como pueblo, pero también tensionan en los discursos del modelo, el
lugar de las mujeres y la naturaleza.
El cuerpo es un punto de partida, pero es un cuerpo comunitario, territorial, que es
parte de una ancestralidad contextualizada e histórica desde donde construir
genealogías y memorias.
Nos interesa articular dos perspectivas: la de cuerpo, profusamente trabajada por los
feminismos y la de territorio que recupera genealogías indígena, en donde no se
escinde lo corporal, espiritual y territorial.
Estamos trabajando alrededor de la idea de que las mujeres mapuce cuando oponen
resistencia a las empresas extractivistas (que el modelo de acumulación impone),
-poniendo sus cuerpos, saberes, emociones en esas resistencias-, construyen y
reconstruyen relaciones de descolonización hacia afuera y hacia adentro del pueblo
mapuce, dado que la relación cuerpo territorio adquiere una significación capaz de
articular lo político y lo filosófico o espiritual, como su cosmovisión lo denomina.
De esta forma, la lucha coyuntural contra el “mal desarrollo” es una lucha histórica
contra la colonialidad de género, del ser, del sentir y del saber y se inscribe en lo que
prospectivas feministas denominan como ética del cuidado.
Remitiéndonos a una historia de larga duración, la apropiación territorio tierra es parte
de la “acumulación originaria” del capitalismo. De las consideraciones que hace Silvia
Federici (2010), acerca de tomar esta categoría de Marx pero desde una mirada que
incorpora a las mujeres y su función reproductiva, interesa destacar que las cacerías de
brujas, tanto en Europa como en el Nuevo Mundo, fue tan importante para el
desarrollo del capitalismo como la colonización y como la expropiación del
campesinado europeo de sus tierras (Federici, 2010: 22). Nos interesa el aporte de
Federici porque permite ver cómo la llamada “transición” del feudalismo al capitalismo
se concretó a través de procesos donde los saberes y cuerpos portados por mujeres
populares e indígenas necesitaron ser destruidos; es esa una matriz colonial patriarcal
que sigue operando como sustrato para el avance de lo que Rita Segato (2014) llama el
frente empresarial, estatal, mediático y religioso.
Desde la perspectiva de Silvia Federici (2010), los regímenes de propiedad comunal han
dotado a las mujeres de márgenes mayores de acción, porque ante el escaso o nulo
reconocimiento de sus derechos sobre la tierra, lo común ha resultado fundamental
como espacio de producción y de sociabilidad. De ahí que lo común, históricamente,
haya estado relacionado con las economías de cuidado o de sustento en las que el
papel de la mujer ha sido central. Es entonces que, el cercenamiento de lo común,
implica necesariamente el debilitamiento de lo femenino y su capacidad de
proporcionar apoyo y sustento a las actividades comunitarias. En cierto modo, los
conflictos socio-ambientales y la recreación de una política comunitaria antagónica al
capital, van revelando la capacidad productiva de las mujeres más allá de lo
reproductivo, incluso con intervenciones inéditas y claramente en espacios que
tradicionalmente habían sido dominados por los hombres. (Ibíd.: 67).
En el espacio de intercambio sostenido entre militantes/académicas/mujeres mapuce
va surgiendo de las propias voces de las mujeres mapuce una nueva forma de
pensarse/las/nos en los territorios que habitan y de los que hoy se las amenaza con ser
arrancadas. Tal como señala Segato (2016a), a partir del cuerpo de la mujer se
alegoriza el cuerpo social, la dominación sobre el mismo simboliza el poder del capital
sobre un territorio. Los sistemas de dominación patriarcado-colonialismo-capitalismo
se fortalecen sobre/en el cuerpo de las mujeres.
Estamos, como señala Machado Aráoz (2014), en territorios ultra marginales, ultra
periféricos, que hoy una vez más están siendo explorados, mapeados, cateados. Los
cuerpoterritorios están viviendo “un nuevo ciclo de recolonización mundializado que le
ha declarado la guerra a la madre tierra, fuente nutricia de todas la especies incluida la
humana” (Machado Aráoz 2014), que para Segato (2016a) opera con una modalidad de
“guerra difusa”, o lo que venimos denominando -en el sentido de proceso histórico
colonial al que referimos antes- como genocidio difuso.
Rita Segato (2014), analiza las significaciones de lo corporal y la sexualidad en distintos
enclaves de desarrollo y explicita que en cada una de estas localizaciones, las mujeres
sufren formas particulares de agresión y desposesión; su subjetividad y su corporalidad
cambian de significado y pasan a ser agredidas y apropiadas de forma nueva. Las
jerarquías de género propias de la vida en comunidad –que la autora denomina como
patriarcado de bajo impacto- se transforman en el patriarcado moderno, de alto
impacto y de muy ampliada capacidad de daño. Este patriarcado de alto impacto se
configura alrededor de lo que la autora denomina la mirada pornográfica. Esta noción
muestra la continuidad en el uso de los territorios cuerpos por parte de quienes
forman parte de ese mundo colonial empresarial eclesiástico que se despliega hoy en
la Patagonia, en varios espacios de Argentina y de Latinoamérica.

4. Conclusiones
Las improntas teórico metodológicas que se van poniendo en juego en la producción
de conocimiento, dadas las transformaciones territoriales y los conflictos suscitados en
el marco del extractivismo en el norte de la Patagonia, hacen necesario un trabajo
articulado desde diferentes disciplinas sociales y la imposibilidad de escindir la
investigación de las luchas y saberes que las comunidades indígenas y las
organizaciones están desplegando a partir de la disputa de bienes comunes como el
agua y la tierra. Como cientistas sociales que realizamos investigaciones y docencia con
anclaje territorial, nos es imperioso profundizar el estudio de las relaciones
estructurales entre colonialismo, patriarcado y capitalismo, sus especificidades y en
esto, la construcción de categorías sociales y analíticas que permitan aportar a la
comprensión de la complejidad del tiempo de trasformaciones profundas que
transitamos.
En este sentido, es importante seguir ampliando y complejizando la propia definición
de extractivismo, tal como lo intenta Grosfoguel al proponer analizar los alcances de lo
que llama «extractivismo epistémico» y «extractivismo ontológico». Sostiene,
retomando a Lianne Betasamosake Simpson, que las distintas definiciones de
extractivismo tienen en común “es una actitud de cosificación y destrucción producida
en nuestra subjetividad y en las relaciones de poder por la civilización
«capitalista/patriarcal occidentalocéntrica/cristianocéntrica moderna/ colonial» frente
al mundo de la vida humana y no-humana. La cosificación es el proceso de transformar
los conocimientos, las formas de existencia humana, las formas de vida no-humana y lo
que existe en nuestro entorno ecológico en «objetos» por instrumentalizar, con el
propósito de extraerlos y explotarlos para beneficio propio sin importar las
consecuencias destructivas que dicha actividad pueda tener sobre otros seres humanos
y no-humanos (Grosfoguel, 2016: 126).
Ante estos desafíos, recuperamos reflexiones antropológicas que renuevan discusiones
sobre las implicancias políticas de nuestros estudios, y la necesidad de construir
espacios de trabajo colectivos, que involucren el reforzamiento de la co-producción de
saberes con y no sobre nuestros/as interlocutores, en los términos planteados por
Miguel Bartolomé. Este autor invita a inaugurar una nueva relación con quienes
históricamente se constituyeron para las investigaciones sociales en “nuestros/as
informantes”, de modo de habilitar un intercambio de conocimientos “y no de
mercancías, una relación social igualitaria y no de extracción de información (…), un
diálogo entre miembros de culturas diferentes, orientado hacia la configuración de una
futura y deseable comunidad de argumentación intercultural” (Bartolomé, 2003: 210).
Investigar en relación a estos sujetos colectivos instala la necesidad de repensar la
relación de la producción del conocimiento con las relaciones de poder, y partir de la
premisa que las huellas de la subalteridad “son entonces un buen espacio para activar
una diferentes perspectiva de análisis que desplace al tradicional sujeto de enunciación
y busque situarse en otro lugar, un lugar que permita una nueva agencia política –
representacional y perfomativa- destinada a modificar los sentidos oficiales” (Vich y
Zavala, 2004: 108).
Por último, algo sobre cuerpos
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IPEHCS, Proyecto PIP/CONICET 2017

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