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SENSUS FIDEI Y MAGISTERIO DE LA IGLESIA

EL CASO DE AMORIS LAETITIA

PBRO. ADAM KRASZEWSKI SAC

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA (UPB)


CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM)
CENTRO BÍBLICO, TEOLÓGICO Y PASTORAL PARA AMÉRICA LATINA
Y EL CARIBE (CEBITEPAL)
BOGOTÁ, D.C.
2018
SENSUS FIDEI Y MAGISTERIO DE LA IGLESIA
EL CASO DE AMORIS LAETITIA

PBRO. ADAM KRASZEWSKI SAC

Trabajo de grado para optar por el título de


Licenciado en Teología Pastoral

Director
Patricio Merino Beas
Doctor en Teología

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA (UPB)


CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM)
CENTRO BÍBLICO, TEOLÓGICO Y PASTORAL PARA AMÉRICA LATINA
Y EL CARIBE (CEBITEPAL)
BOGOTÁ, D.C.
2018
(…) El rebaño mismo tiene su
olfato para encontrar nuevos
caminos. (EG 31)

Oh Dios gracias por todas las personas que


me animaron a tomar este camino, para
saber más sobre el sentido común de la fe
que guía al Pueblo, pues este Pueblo
también soy yo.
AGRADECIMIENTO

Querido Dios estoy altamente agradecido por el camino, por el cual me conduces
para descubrir lo que más importa en la vida. Amistades y conocimiento es lo
máximo para aprender a vivir mejor.

Querido CEBITEPAL, gracias por la experiencia inolvidable de estudiar con tantas


naciones y culturas diferentes pero unánimes en el mismo caminar.

Queridos asesores de investigación, gracias por aceptar mi proyecto, por


acompañarme durante el proceso de investigación.

Queridos directivos, docentes, administrativos y personal de servicio del


CEBITEPAL, gracias por su testimonio de vida, por su valioso servicio y por su cálida
amistad.

Queridos hermanos sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos de América Latina y


El Caribe que hemos caminado juntos durante este periodo de estudio, gracias por
su testimonio, su anhelo de estudiar y por esto animarme más a esforzarse y lograr
algo nuevo en mi vida.
Nota de Aceptación

______________________________

______________________________

______________________________

______________________________

______________________________

Presidente del Jurado

______________________________

Jurado

______________________________

Jurado

Bogotá, D.C., agosto de 2018


Introducción ............................................................................................................. 10

1. Capítulo I: El Sensus Fidei. Nociones generales ............................................. 16


1.1 Contexto etimológico e histórico del sensus fidei ...................................... 18
1.1.1 Procedencia......................................................................................... 18
1.1.2 Contexto histórico del término............................................................. 20
1.2 Estatuto teológico del Sensus Fidei........................................................... 24
1.2.1 Manual español ................................................................................... 24
1.2.2 Manual latinoamericano del CELAM ................................................... 26
1.2.3 Manual polaco ..................................................................................... 28
1.3 Orientaciones actuales acerca del Sensus Fidei en el Magisterio de la
Iglesia. .................................................................................................................. 30
1.3.1 Lumen Gentium ................................................................................... 30
1.3.2 Dei Verbum.......................................................................................... 31
1.3.3 Comisión Teológica Internacional ....................................................... 32
Conclusión ........................................................................................................... 35

2. Capítulo II: Procedimiento del recurso al Sensus Fidei y su incorporación al


magisterio ................................................................................................................ 37
2.1 El Pueblo de Dios como sujeto en el Magisterio de la Iglesia ................... 38
2.1.1 Naturaleza del Pueblo de Dios............................................................ 38
2.1.2 Misión del Pueblo de Dios ................................................................... 40
2.2 El discernimiento aplicado en la vida de la Iglesia .................................... 42
2.2.1 Disposiciones necesarias .................................................................... 43
2.2.2 Relación entre el sensus fidei y la religiosidad popular ...................... 46
2.2.3 Sensus fidei y opinión publica dentro y fuera de la Iglesia ................. 47
2.2.4 Formas de consultar a los fieles en asuntos de fe y costumbres ....... 48
2.3 Olfato para encontrar nuevos caminos (EG 31) ........................................ 50
Conclusión ........................................................................................................... 55

3. Capítulo III: La acogida del Sensus fidei en ll Sínodo de la Familia y Amoris


Laetitia. Perspectivas y consecuencias pastorales de la relación entre el sensus
fidei y el magisterio.................................................................................................. 56
3.1 La convocación a los Sínodos: Extraordinario 2014 y Ordinario 2015 sobre
la Familia .............................................................................................................. 57
3.1.1 Urgencia del tiempo actual .................................................................. 57
3.1.2 El tesoro de la revelación (DV, 26) ..................................................... 58
3.1.3 Los fundamentos del matrimonio y de la familia ................................. 59
3.1.4 Cuestionario ........................................................................................ 61
3.1.5 Lineamenta .......................................................................................... 62
3.2 La consulta al Pueblo de Dios ................................................................... 64
3.2.1 Matrimonios vueltos a casar – comunión eucarística ......................... 66
3.2.2 Las uniones del mismo sexo adopción niños ..................................... 68
3.2.3 Matrimonios – procesos de nulidad .................................................... 69
3.3 Las reflexiones y consideraciones del Sensus Fidei. Los documentos
sinodales y la Exhortación Pastoral Amoris Laetitia ............................................ 72
3.3.1 Consecuencias pastorales del recurso al sensus para el método
latinoamericano ................................................................................................ 72
3.3.2 Consecuencias pastorales para la Iglesia particular y universal al
consultar al Pueblo de Dios .............................................................................. 73
3.3.3 Elevación del pueblo del objeto al sujeto ............................................ 73
3.3.4 Deficiencias del recurso al sensus fidei del Pueblo y las
consecuencias pastorales ................................................................................ 74

Conclusión ............................................................................................................... 77

Conclusiones generales .......................................................................................... 79

Bibliografía............................................................................................................... 84
Siglas y Abreviaturas

AAS: Acta Apostolice Sedis


AG: Ad Gentes
AL: Amoris Laetitia
AS: Apostolica Solicitudo
CD: Christus Dominus
CIC: Codex Iuris Canonici
DV: Dei Verbum
DVV: Donum Veritatis
EG: Evangelii Gaudium
EN: Evangelii Nuntiandi
EV: Evangelium Vitae
FC: Familiaris Consortio
GS: Gaudium Et Spes
HG: Humani Generis
LC: Libertatis Conscientia
LG: Lumen Gentium
MD: Mediator Dei
MI: Mitis Iudex
OSE: Ordo Synodi Episcoporum
Resumen

En el Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium 12, la Iglesia afirma que los fieles
también tienen derecho por el sentido común a participar en el desarrollo de la
doctrina. Por este motivo la Iglesia de este tiempo trató de crear nuevos
mecanismos para proporcionar esta consulta y así en 1965 el Papa Pablo VI, el día
15 de septiembre inicia la vida de los Sínodos. Desde este tiempo tenemos
experiencia de la Iglesia sobre consulta del Sensus Fidei, la que posteriormente se
encontrará ubicada en el Código del Derecho Canónico del Papa San Juan Pablo
II. La reciente encíclica del Papa Francisco Evangelii Gaudium en su número 31
habla sobre el “Olfato que tiene el Pueblo para encontrar nuevos caminos”, esto nos
motivó a buscar y encontrar pistas para develar el proceso de la consulta del recurso
al Sensus Fidei al pueblo, describir el proceso de consulta y sus métodos y además
proporcionar su aplicación en dos Sínodos extraordinarios sobre la familia y su
documento final, exhortación Amoris Laetitia. Para este trabajo hemos escogido el
método de la hermenéutica teológica como la vía principal para llegar a los
resultados esperados, de los cuales se busca demostrar la vigencia del sentido
común del pueblo y su efectiva aplicación en la vida de la Iglesia.

Palabras Clave: Sensus fidei, Magisterio de la Iglesia, Pueblo de Dios, Sentido


Común de la Fe, Sínodos, Amoris Laetitia, Olfato.
10

Introducción

La encíclica del Papa Francisco Evangelii Gaudium en su número 31 habla


sobre el “Olfato que tiene el Pueblo para encontrar nuevos caminos”1. Este olfato
está vinculado con el sujeto: el Pueblo santo, fiel de Dios, que está muy cercano al
Papa Francisco. La vertiente de la teología del Pueblo, en Argentina, donde vivió,
fue la base para buscar los nuevos caminos en la fe y descubrir los signos de los
tiempos en su entorno contemporáneo. Estas raíces del Papa Francisco tienen dos
puntos importantes para él: que son el Pueblo y el olfato, o bien ya podríamos
describir el olfato como sentido común de la fe o sensus fidei.

Estos dos puntos tienen su fundamento magisterial en la constitución


dogmática Lumen Gentium, donde en el capítulo 12, la Iglesia afirma que los fieles
también tienen derecho por el sentido común de la fe a participar en el desarrollo de
la doctrina: El Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de
Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad y
ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios que confiesan
su nombre (cf. Hb 13.15). La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo
(cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar
suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo
cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles laicos» presta su consentimiento
universal en las cosas de fe y costumbres. Con este sentido de la fe, que el Espíritu
de verdad suscita y mantiene, el Pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente «a la
fe confiada de una vez para siempre a los santos» (Judas 3), penetra más
profundamente en ella con juicio certero y le da más plena aplicación en la vida,

1
Franciscus, Papa. Adhortatio Apostolica Evangelii Gaudium. AAS (AAS), v.105, n.12 (2013): 1033.
En adelante se citará EG y el número correspondiente al pie de página. EG 31.
11

guiado en todo por el sagrado Magisterio, sometiéndose al cual no acepta ya una


palabra de hombres, sino la verdadera palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13)2.

Por este motivo la Iglesia de este tiempo trató de crear nuevos mecanismos
para proporcionar esta participación y así en 1965 el Papa Pablo VI, el día 15 de
septiembre inicia la vida de los Sínodos3. Desde este tiempo tenemos esta
experiencia de la Iglesia sobre la consulta del sensus fidei, la que posteriormente
se encontrará ubicada en el Código de Derecho Canónico del Papa San Juan Pablo
II, y reformada por el santo Padre Benedicto XVI4.

Esto nos motivó a tomar este tema como principal de nuestro trabajo y buscar
los acontecimientos apropiados para ver el uso del término sensus fidei y su
contenido en la vida de la Iglesia. El sentido común de la fe retoma cada vez más
importancia. La importancia también de los laicos y todo el Pueblo de Dios acerca
de los temas eclesiásticos. Los Sínodos extraordinarios y ordinarios son ejemplo de
esto por excelencia. Queremos ver el uso apropiado y necesario en la consulta al
Pueblo de Dios. Por esto la motivación es aún más grande para desarrollar el tema
en nuestro contexto actual de la Iglesia.

Ahora surge la pregunta ¿Cuál es la relación entre el recurso a la fe de los


fieles en materia de la fe y costumbres y el magisterio de la Iglesia? Esta relación
vista por el Papa Francisco como “olfato” nos ayuda a ubicar el tema en los recientes
acontecimientos de nuestra historia eclesial, y especialmente en los dos Sínodos
sobre la familia y posterior exhortación Amoris Laetitia.

Para abarcar el tema lo primero es descubrir ¿Qué es el sensus fidei?, su


contexto histórico y al final el magisterio sobre él. Sabiendo esto podemos pasar a
buscar la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la actualidad del recurso al
sensus fidei? Y después su incorporación al magisterio. Después podremos

2
Paulus VI, Papa. Constitutio Dogmatica de Ecclesia. AAS, v.57, (1965): 16. En adelante se citará
LG y el número correspondiente al pie de página. LG 12.
3
Paulus VI, Papa. Litterae Apostolicae Motu Proprio Datae. Apostolica Sollicitudo. AAS, v.57, (1965):
775-780. En adelante se citará AS y el número correspondiente al pie de página.
4
Benedictus XVI, Papa. Ordo Synodi Episcoporum. AAS, v.98, n.10 (2006): 762-763. En adelante
se citará AS y el número correspondiente al pie de página. OSE cap. IV, 7.
12

responder al interrogante ¿Cómo funcionó este recurso al sensus fidei en los dos
Sínodos sobre la familia y en Amoris Laetitia? Y al final podemos inclinarnos sobre
la pregunta acerca de las consecuencias pastorales del recurso al sensus fidei, en
los Sínodos y en la exhortación Amoris Laetitia.

Estas preguntas nos motivan a buscar y encontrar pistas para develar el


proceso de la consulta del recurso al sensus fidei al pueblo, describir el proceso de
la consulta y métodos de consulta, y además proporcionar su aplicación en dos
Sínodos extraordinarios sobre la familia y su documento final, exhortación Amoris
Laetitia.

Tanto el tema, y las preguntas nos invitan a poner como título de este trabajo:
Sensus Fidei y Magisterio de la Iglesia. El caso de Amoris Laetitia.

Para este trabajo hemos escogido el método de la hermenéutica teológica


como la vía principal para llegar a los resultados esperados, los cuales son
demostrar la vigencia del sentido común del pueblo y su efectiva aplicación en la
vida de la Iglesia.

Esto nos convence tanto de la necesidad de plantear el problema como de


posibles soluciones.

Para ello encontramos suficiente material, la presencia de libros que abarca


el termino sensus fidei, métodos de consulta del sensus fidei y además los
materiales sobre los dos Sínodos extraordinarios de la familia y posterior
exhortación papal Amoris Laetitia.

Comisión Teológica Internacional con su obra: El "sensus fidei" en la vida de


la Iglesia, presenta la base de los conocimientos hasta el 2014, sobre el tema del
sensus fidei. Esta base sistematiza que es el sensus fidei. Este documento nos
presenta el tema dividido a cuatro capítulos. Sensus fidei en la Tradición, en la vida
13

del creyente, en la vida de la Iglesia y en el último capítulo nos describe como


discernir las verdaderas manifestaciones del sensus fidei5.

Esta descripción sobre el sensus fidei en el magisterio actual nos enseña las
bases necesarias para el buen discernimiento del papel de los fieles individuales y
la Iglesia en conjunto, después nos demuestra el tema, la materia del sensus fidei y
al terminar nos da claras pautas para el discernimiento de las verdaderas o
auténticas manifestaciones del sensus fidei en la vida de la Iglesia.

En el mismo sentido más amplio, del año 2014 tenemos dos publicaciones
una antigua de 1979 de la universidad de Navarra, escrita por el teólogo Jesús
Sancho Bielsa sobre la Infalibilidad del pueblo de Dios, con un subtítulo explicativo
sobre los temas que trata: sensus fidei e infalibilidad orgánica de la Iglesia en la
Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II. Y otra, la más reciente de Sal
Terrae de Bernard Sesboué: La infalibilidad de la Iglesia. Historia y Teología de
2014. Estas dos obras son la base para el camino en el proceso de entender el
sensus fidei y a la vez el sujeto del término que es el pueblo de Dios. Así tendremos
el punto de partida.

El segundo tema vinculado con relación al sensus fidei, es la descripción de


las distintas aplicaciones del término en la vida de la Iglesia, aquí queremos
enfocarnos de modo especial en los Sínodos, como modos de la consulta del
sensus fidei. Para este tema un buen ejemplo y elaboración presenta Alcalá López-
Barajas, Manuel (1996). Historia del Sínodo de los Obispos. Y otro, no menos
importante sobre los Sínodos y concilios en el transcurso de la historia de la Iglesia:
Atlas Histórico de los Concilios y de los Sínodos de Juan María Laboa Gallego6.
Material de las fuentes, que son los propios documentos de la Santa Sede,
publicados en AAS, en la Actas sinodales, entre otros.

5
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia. p. 7.
6
Laboa, Juan María. 2008. Atlas Histórico de los Concilios y de los Sínodos. 1st ed. Madrid: San
Pablo.
14

En este sentido vale la pena mostrar muchas publicaciones sobre los dos
Sínodos de la Familia, tanto como posteriores publicaciones sobre los temas, como
lo recopila el Consejo Pontificio para la Familia en su página web7. También existe
el material suficiente sobre la exhortación del Papa Francisco Amoris Laetitia con
sus pros y contras. Esto nos ayudara hacer comparación entre las propuestas del
sensus fidei y su incorporación a Amoris Laetitia.

Con base en este desarrollo temático, aunque no muy profundo y grande


aparecen aportes por todos lados. El sentido común tiene sus raíces en la vida del
individuo, en el grupo y en el pueblo o nación en general. Ahora hay que descubrir
este papel y también las fluctuaciones de los distintos fundamentos de esos sujetos
del sensus fidei, para poder abarcar el tema y demostrar posible desarrollo de él.

Nuestro objetivo general es analizar el estado actual del recurso al sensus


fidei y su relación con el Magisterio de la Iglesia, centrándonos en la Exhortación
Amoris Laetitia.

Los objetivos secundarios son estudiar el estatuto teológico-pastoral del


sensus fidei en su relación con el magisterio de la Iglesia. Valorar la aportación del
recurso al sensus fidei en los dos Sínodos sobre la Familia y la Amoris Laetitia y
develar el procedimiento con el cuál se realiza el recurso al sensus fidei para ser
incorporado en textos magisteriales.

Queremos acercarnos al final propuesto anteriormente con éxito. Por este


motivo hemos escogido tres pasos principales, como capítulos de este trabajo para
ver mejor el tema y sus alcances.

En el primer capítulo queremos abordar el tema del sensus fidei en sus


nociones generales. Su significado, etimología, contexto, pero también como se
desarrolló en la historia eclesiástica el termino y su uso. Posteriormente queremos
abarcar la aplicación del término en la vida de la Iglesia y de modo especial en los

7
Pontificio Consejo para la Familia, Documentos.
15

manuales de la Teología Fundamental, para ver como aterriza el termino en la


realidad contemporánea – su actualidad sus desafíos y peligros.

En el segundo capítulo valoraremos el recurso al sensus fidei en práctica, lo


que significa recurrir a los Sínodos de la familia el primero extraordinario y el Sínodo
ordinario sobre la familia para ver el aporte del sensus fidei en los Sínodos y
posteriormente en la exhortación Amoris Laetitia. Como lo propuso el santo Padre
Francisco en la Encíclica Evangelii Gaudium en el capítulo 31, que el pueblo tiene
olfato para encontrar nuevos caminos8. Después queremos develar el
procedimiento con el cual realiza la Iglesia recurso al sensus fidei del pueblo, más
aun, como es el procedimiento de incorporar lo consultado en los textos
magisteriales.

El tercer capítulo recopilará las consecuencias pastorales para la Iglesia,


para el mismo método latinoamericano y encontrará algunas deficiencias del
proceso del recurso al sensus fidei.

Al final concluiremos el trabajo, mirando los alcances del trabajo propuesto y


desarrollo de este.

8
EG 31.
16

Capítulo I: El Sensus Fidei. Nociones generales

La intención de este capítulo es dar bases para el entendimiento amplio del


término en sí mismo su anclaje en la historia, su puesto como estatuto teológico y
sus alcances en el magisterio actual de la Iglesia. Esto nos abrirá el camino para
buscar los métodos de consulta al sensus fidei en la vida de la Iglesia.

En el primer párrafo presentaremos en dos partes lo que sensus fidei es. Lo


primero aludiendo a su origen etimológico y semántico, para pasar al entendimiento
teológico de los reconocidos diccionarios de la Teología. En segundo momento
describiremos la historia de la conformación del término sensus fidei.

Segundo párrafo nos ayudará a entender como la teología Fundamental en


sus principios desarrolla teoría de la revelación de la fe, que constituyen las bases
para el desarrollo teológico. Esto se deriva desde la apologética antigua que
buscaba las raíces para justificar sus discursos.

La teología fundamental buscando estas raíces se une al pensamiento


teológico, describiendo lo que es necesario para mayor comprensión de la fe
católica, mostrándonos el estatuto teológico del sensus fidei asentado en los
manuales de la teología fundamental. Como es un tema amplio y los manuales son
múltiples, nos enfocaremos en tres, para describir tanto desarrollo del tema, como
sus matices propios. De este modo nos referiremos al manual español de Cesar
Izquierdo del año 2002, titulado: Teología Fundamental. Después nos inclinaremos
sobre el manual del CELAM, de América latina, que sirve para la educación de
nuevos teólogos, especialmente en los seminarios, preparado por Octavio Ruiz
Arenas, Pbro., y editado en su última versión en el año 2006. Concluiremos con un
manual polaco del Pbro. Henryk Seweryniak, que sirve como manual para
seminarios y universidades de Polonia, editado en 2010.

El tercer apartado lo dedicaremos al magisterio depositado en la obra de la


Comisión Teológica Internacional: “El sensus fidei en la vida de la Iglesia”, que
17

presenta la base de los conocimientos hasta el 2014, sobre el tema del sensus fidei.
Esta es la base sistematizada del “sensus fidei” y sobre algunos, destacados
documentos del Concilio Vaticano II, como Lumen Gentium y Verbum Dei.

La Comisión Teológica Internacional precisa la distinción entre varias


emanaciones del sensus fidei, como sensus fidei fidelis, consensus fidelium y
sensus fidei fidelium. Así sensus fidei como norma general, describe dos realidades:
la realidad de la verdad en la Iglesia y el creyente como sujeto de esta verdad.
Sensus fidei fidelis está dirigida especialmente al creyente y a su vida personal
donde se manifiesta. Sensus fidei fidelium se concentra en el sujeto que es la misma
Iglesia y como se manifiesta en ella, en su enseñanza, doctrina, teología y
finalmente el consensus fidelium, es un común acuerdo, bajo la guía del Espíritu
Santo y consentimiento de magisterio.

Sensus fidei lo describe Comisión Teológica Internacional a base de los


textos del nuevo testamento sobre la unción que han recibido los creyentes, que
están ungidos por el Espíritu Santo como dice san Juan en su primera carta: La
unción que de Él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie
os enseñe, su unción os enseña acerca de todas las cosas (1Jn 2, 20.27). Esto da
como resultado, que los fieles poseen un instinto hacia la verdad del Evangelio, que
les permite reconocer y refrendar la auténtica doctrina cristiana y su práctica, así
como rechazar aquello que es falso9. Este instinto sobrenatural, ligado
intrínsecamente al don de la fe recibida en comunión de la Iglesia, es denominado
sensus fidei10.

9
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, No. 2.
10
Ibid.
18

1.1 Contexto etimológico e histórico del sensus fidei

1.1.1 Procedencia

En el primer lugar nos inclinaremos sobre la etimología de las dos palabras


el sensus y fidei. El mismo término sensus proviene del latín sentio - sentir; sensus
- sentido o facultad de sentir11.

Esta palabra la describe el diccionario de la Real Academia de la Lengua


Española de esta forma: cada una de las aptitudes que tiene el alma de percibir, por
medio de determinados órganos corporales, las impresiones de los objetos
externos. Así, los sentidos son instrumentos de un principio intelectual que necesita
servirse de medios inferiores auxiliares para realizar sus operaciones
cognoscitivas12.

En el Pequeño Larousse Ilustrado encontramos la definición secundaria del


sentido común13. Sentido común es la Capacidad de distinguir lo verdadero de lo
falso, de actuar razonablemente.

En el ámbito semántico encontramos dos direcciones: ámbito orgánico e


intelectual. Lo que nos explica el diccionario:

Capacidad de percibir estímulos físicos externos e internos mediante ciertos


órganos que los transmiten al sistema nervioso. Función psicofisiológica por la que
un organismo recibe información sobre ciertos elementos del medio exterior, tanto
de naturaleza física (vista, oído, tacto) como química (gusto, olfato). La facultad para
entender, juzgar, apreciar o sentir preocupación por las cosas, o para actuar es el
sentido del deber14.

11
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 238. [De este modo lo describe el diccionario del año 1945,
nuevas versiones no incluyen el término alma, se refieren solo a lo natural.]
12
Ibid, 102.
13
García, El pequeño Larousse ilustrado, 919.
14
Ibid.
19

En el ámbito etimológico, la explicación que nos brinda Sancho, en su


discurso sobre la naturaleza del sensus fidei es la siguiente:

La expresión latina sensus fidei se traduce literalmente por el sentido de la


fe. Este genitivo puede tener un significado subjetivo u objetivo y abarca los dos. El
valor subjetivo se refiere a la fe de los fieles como principio de conocimiento
sobrenatural y vínculo que conecta al hombre con Cristo y con la Iglesia… el valor
objetivo hace referencia a la fe como conjunto de verdades dadas por Dios a los
hombres y confiadas a la Iglesia en depósito. La fe objetiva es el término objetivo
del sentido de la fe subjetivo15.

En el Diccionario de la teología fundamental, sobre el sentido de la fe


podemos encontrar dos realidades relacionadas entre sí del sensus fidei. Primera
sensus fidei como cualidad del sujeto, al que la gracia confiere capacidad de percibir
la verdad de la fe y de discernir lo que le es contrario16. Segunda realidad vinculada
con el sensus fidei es la realidad llamada sensus fidelium que es lo que se puede
captar desde fuera objetivamente de cuanto creen y profesan los fieles17.

En su vez el Diccionario de la Evangelización nos proporciona explicativo del


término de esta forma: La tradición teológica marca un doble carácter del sensus
fidei: como personal - una actividad del creyente que se adhiere a la revelación
(tradición escolástica de Alberto Magno y Tomas de Aquino), y otro carácter
objetivo, como consenso universal en la materia de la fe (Belarmino, Suárez). En
breve el sensus fidei apela a la forma de conocer personal que precede al
conocimiento reflejo. Es fruto de la gracia y acción del Espíritu Santo que actúa
sobre el creyente para que comprenda y crea18.

En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos tres puntos donde el


término sentido de la fe, o sensus fidei aparece. Especialmente en los tres puntos
desde 91 a 93, en el capítulo: La interpretación del depósito de la fe, en subtítulo: el

15
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 237.
16
Pié-Ninot, Diccionario de Teología Fundamental, 1348.
17
Ibid, 1349.
18
Juan Esquerda, Bifet. Diccionario de evangelización, 213.
20

sentido sobrenatural de la fe. Donde recopila lo que dijo sobre el sensus fidei el
Lumen Gentium en el punto 12 y el Verbum Dei, en el punto 8 19. El segundo
momento aparece en el dogma trinitario donde alude a la fe de los cristianos y por
último lo podemos ver en el punto 904, donde nos describe la participación de los
fieles laicos en la misión profética de Cristo20.

1.1.2 Contexto histórico del término

En la historia y tradición eclesiástica podemos encontrar algunas etapas del


desarrollo del sensus fidei, las cuales ayudarán a descubrir el significado del
término.

En la época de los santos Padres, ya en tiempos apostólicos aparecían varias


interpretaciones del mensaje salvífico. A esto se refiere san Pablo en sus cartas
(1Co 1,10; Rm 15,5; Flm 2,2), cuando invoca la unión en el mismo sentir y el mismo
pensamiento. Este mismo sentir es un principio en la fe para transmitir ese mismo
mensaje de salvación de Cristo y no un mensaje propio. Los Padres y los teólogos
de los primeros siglos consideraron la fe de toda la Iglesia como un punto de
referencia seguro para discernir el contenido de la tradición apostólica21. El sensus
fidei está basado en la fe. Esta idea se vuelve por primera vez importante en la
descripción de san Vicente de Lerins, que nos habla sobre el crecimiento o más bien
el desarrollo de la fe y hace la comparación con la inteligencia, la sabiduría y el
conocimiento, que crecen, se desarrollan, pero siempre parecidas a sí mismas22, lo
que debe llevar a evitar el problema de la herejía por interpretar la fe de otra manera
y cambiar su sentido23.

19
Juan Pablo II. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 91-93.
20
Ibid, 904.
21
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, No. 23.
22
Lerins, Commonitorium 50, 23.
23
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 191.
21

Ahora Lerins explica, si la verdad divina tiene en sí misma un sentido que es


inmutable, la herejía es la que lo innova y cambia, pero si la Iglesia tiene su sentido
de la fe en la fidelidad a la verdad, la heterodoxia tiene su propio sentido en la
pertinacia del error24. Lerins establece una regla común que durará por muchos
siglos como fundamento "lo que ha sido creído en todas partes, desde siempre y
por todos". Otros Padres de esta época no tienen buena expresión, pero
argumentan contra los herejes desde la fe común de los fieles como criterio cierto
de continuidad en la doctrina recibida de los Apóstoles25. Esto nos lo revelan los
documentos de grandes escritores y autoridades de este tiempo, como Tertuliano,
San Basilio, Gregorio Nacianceno o San Agustín 26. Todos estos testimonios
antiguos en conjunto no tienen la expresión del sensus fidei, solo la materia a la que
se refieren lo describe. Por lo tanto, podemos distinguir en los Santos Padres un
sensus fidei objetivo, como lo describe Vicente de Lerins, y está en las mismas
verdades reveladas, y un sensus fidei subjetivo, que está en los fieles27.

Tiempos medievales. Como es de saber en los tiempos medievales los


grandes teólogos son en su mayoría herederos de los Santos Padres, lo que influye
mucho en la teología que se desarrolla en las bases de los tiempos patrísticos. En
este periodo podemos mencionar a tres grandes teólogos: Alejandro de Hales,
Santo Tomas y Torquemada, que se refieren explícitamente al término de sensus
fidei en sus trabajos. Incluso el Doctor Angélico, tiene algunas afirmaciones que
pueden ser la base de una teoría de sensus fidei28. Así podemos encontrar un
distintivo que se basa sobre la fe con separación objetiva y subjetiva, donde la
primera es la verdad revelada y la segunda es lo que cree el sujeto. Estas dos
distinciones nos trasladan al sentido objetivo y subjetivo, sentido por el objeto que
esta descrito y el sentido del que lo siente. Cuando lo extrapolamos sobre la verdad
para entender mejor el asunto vemos claramente la separación del sentido, donde

24
Lerins, Commonitorium 50, 23.
25
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 192.
26
Ibid, 193.
27
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 194.
28
Ibid, 197.
22

se puede apreciar la verdad con un sentido que está conforme con ella, y es
verdadera y con el sentido opuesto que no se asemeja a ella y por ende es falsa29.

Santo Tomas entonces distingue el sentido objetivo de la fe manifestada por


Dios al que tiene que ajustarse el creyente y el sentido subjetivo de la fe donde
concuerda el creyente y es sobrenatural o no concuerda y en su soberbia la rechaza,
se vuelve herejía30. Tenemos entonces el sentido subjetivo que expresa el sentido
objetivo de la fe. Dos siglos más tarde que Doctor Angélico Juan de Torquemada
se hace prácticamente el divulgador de la fórmula del sensus fidei, y la entiende en
la misma línea que Santo Tomas31.

En tiempos de la Reforma, la aparición de las teorías del Lutero, marcó la


historia de la Iglesia con un nuevo espíritu interpretador, que iba contra la
enseñanza de la Iglesia. De esta forma, el sentido interior del creyente sobre la
verdad revelada en la Sagrada Escritura tiene mayor validez que esto que propone
en sus interpretaciones la tradición y el magisterio del Iglesia32. Este fue el aporte
de Lutero en la teoría del sensus fidei fidelis, donde se puso en relieve solo a la
persona, el sujeto que abarca al objetivo. Como respuesta, el Trento se aleja de
este término y sobrepone la idea de colegialidad: sensus Ecclesiae, consensus
totius Ecclesiae, fórmulas que resaltan el papel solidario de todos los fieles33.

La enseñanza tridentina como nos la acerca el Papa Pio XII, nos acerca a
una definición muy certera con la confrontación con la reforma, que explica que
unanimidad de los fieles en el error no significa que algo es verdadero y revelado,
significa solo la relatividad del sentido subjetivo sobre algo. La unanimidad entonces
necesita un criterio mayor que pueda avalar este sentido común de los fieles y es el
Espíritu Santo, que guía la Iglesia y la instruye. ¿Cómo la guía? – por medio del
magisterio y los obispos34. Esto evoca una nueva teoría del sensus, pero ya no fidei

29
Ibid, 198.
30
Ibid, 203.
31
Ibid, 207.
32
Ibid, 208-210.
33
Ibid, 211.
34
Pius XII, Papa. Litterae Encyclicae Humani Generis. AAS, v.42, (1950): 568. En adelante se citará
HG y el número correspondiente al pie de página. HG 15.
23

sino fidelium, como communis sensus fidelium, en la Iglesia y bajo el criterio del
Espíritu Santo en materia de la fe35. Esto es lo que afirma el Concilio y lo pone de
relieve Melchor Cano diciendo que sensus ómnium fidelium in fidei quaestione
abarca no solo a los simples fieles, sino a todos los miembros de la Iglesia36.

En tiempos de Modernismo, se remonta al cambio de los siglos en la época


de mecanización e industrialización, lo que también quiso influir en el pensamiento
teologal, y especialmente de la fe y revelación. Cuando busquemos a los escritores
contemporáneos de estos tiempos, no solo los condenados por el decreto -
Lamentabilis y encíclica del Pio X - Pascendi, sino de forma más amplia, podemos
ver el nuevo desarrollo del término sensus, como el sentido de la fe o como el
sentido de la fe común37. Entre los modernistas podemos ver dos autores Loisy y
Hebert y de los contradictores, además del papa Pio X, Gardeil y Marín-Sola38. La
idea que nos interesa del sensus fidei se reduce al sentimiento relativo de la persona
en el ámbito interior donde actúa Dios, lo que propone el modernismo de esta época.
Así entonces es necesario revisar todas las bases de la fe, sus raíces y de nuevo
contemplarlas para acomodarlas a los tiempos presentes.

Este estilo de pensar conlleva a la idea de que el hombre con su fe y la


actuación de Dios puede definir de nuevo las verdades de la fe, porque el mismo
Dios es el inspirador. La tesis aplicaba entonces el sentido propio del creyente como
casi absoluto remontándose al protestantismo. Esto inició fuerte crítica y una
respuesta contundente en la encíclica Pascendi del Pio X. Como respuesta a los
errores, se desarrolló una nueva línea del pensamiento sobre el sentido común,
sentido social, sentido de la fe de los autores antes mencionados como Gardeil y
Marín-Sola. En sus dos obras correspondientes Le Donné revele et la Théologie y
La evolución homogénea del dogma católico, se refieren al contexto del sensus fidei,
pero no al término. Estas dos miradas nuevas retornan al clásico significativo del
término refiriéndose al Doctor Angélico y por ende a los anteriores como Lerins. El

35
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 215.
36
Cano, De locis theologici, 178.
37
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 229.
38
Ibid, 227-228.
24

sentido de la fe y el universal sentido cristiano se intercambia con el de común sentir


de los fieles de Melchor Cano39. Estas disertaciones ayudan a separar el
pensamiento sobre el sensus: el sentido de la fe es de orden sobrenatural, mientras
el sentido común es de orden natural40. El sentir de la fe individual y el común sentir
de los fieles o creyentes puede ser la base de nuevas interpretaciones de la fe
siempre y cuando son de todos, bajo la guía del Espíritu Santo y sometidas al
reconocimiento magisterial41. Esta definición profunda será un aporte más para la
Lumen Gentium del Concilio Vaticano II.

El Concilio Vaticano II y tiempos posteriores nos presentan dos documentos


que abarcan las semillas del sensus fidei: Lumen Gentium y Verbum Dei. Podemos
ver dos vertientes del sensus fidei que se basan sobre la fe, fe objetiva y subjetiva.
Esta distinción esclarece dos términos de un mismo acontecimiento. Fe objetiva –
contenido de las verdades reveladas, confiadas por Dios a la Iglesia. Fe subjetiva –
la aceptación integra de las mismas en base al testimonio de Dios que las
garantiza42.

1.2 Estatuto teológico del Sensus Fidei

1.2.1 Manual español

Retomando la vieja escuela europea sobre el tema del sensus fidei, en los
manuales de la teología fundamental encontramos el de Cesar Izquierdo, que nos
habla sobre dos líneas del tema del sensus.

El sensus como inteligencia de la fe en el proceso de la revelación y el


magisterio que aplica el sentido de la fe al pronunciarse sobre ella43.

39
Ibid, 231.
40
Ibid, 232.
41
Ibid, 232.
42
Ibid, 101.
43
Izquierdo, Teología Fundamental, 125.
25

El autor nos presenta al principio el fundamento del magisterio actual sobre


el sensus, que es artículo 12 de la citada Lumen Gentium, y enseguida nos presenta
el proceso de su formación que proviene de la escolástica del siglo XIII 44,
especialmente de Tomas de Aquino. Esta antigua definición nos dice que el sensus
fidei es una cualidad del alma del sujeto al que la gracia – fe, caridad, dones del
Espíritu Santo – confiere una capacidad de percibir la verdad y de discernir lo que
se opone a ella45.

El sentido de la fe es entonces, una disposición casi innata al creyente por la


que juzga de modo connatural, instintiva y experimentalmente sobre lo que Dios ha
revelado46. Cuando aplicamos esta definición a la transmisión de la revelación, el
término se nos convierte en sensus fidelium, como sentido sobrenatural de la fe, de
todo el pueblo de Dios47. Podemos ver ahora dos caminos nuevos al interpretar el
sensus fidei:

Primero el que viene de la Iglesia de los Apóstoles y Jesucristo, llamada


también la Tradición, que nos transmite lo que presenciaron Apóstoles y la Iglesia.

El segundo camino, es donde los creyentes contemplan y estudian y


experimentan con una inteligencia íntima48 las verdades de la fe, bajo la guía del
Espíritu Santo. Es como un conocimiento espiritual de tipo sapiencial49. Enseguida
el autor presenta de nuevo el capítulo 12 de Lumen Gentium para demostrar al lector
la unidad de los creyentes en sensus fidei como base de la infalibilidad, que ocurre
in credendo50.

Tenemos entonces ahora la propuesta de este manual que nos presenta al


sensus fidei como la Tradición apostólica y como propia experiencia de los

44
Ibid.
45
Ibid.
46
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 286-287.
47
LG 12.
48
Constitutio Dogmatica de Divina Revelatione. Dei Verbum. AAS, v.58, (1966): 820-821. En
adelante se citará DV y el número correspondiente al pie de página. DV 8.
49
Izquierdo, Teología Fundamental, 126.
50
LG 12.
26

creyentes bajo la guía del Espíritu Santo. Las dos se someten al magisterio, como
intérprete auténtico de la revelación51.

1.2.2 Manual latinoamericano del CELAM

El Padre Octavio Ruiz Arenas ubica el sentido de la fe en el capítulo noveno


del manual: Función del magisterio y de la teología en la transmisión de la
revelación52. Este puesto nos define el lugar teológico del sensus fidei, como algo
propio e indispensable en el proceso de la revelación.

Para abarcar este tema, hay que ver la acción del Espíritu Santo en toda la
Iglesia, y después verlo en el pueblo cristiano que conforma la Iglesia y tiene su
propio sentido de la fe53.

Con esta descripción entramos en el tema que tiene dos vertientes:

La indefectibilidad y el sensus fidei. La indefectibilidad significa que la Iglesia,


en cuanto columna y fundamento de la verdad (1Tm 3,15) no puede desviarse de la
verdad de Cristo, porque en este caso dejaría de ser la Iglesia del Señor54. En esto
el autor usa la distinción de Hans Kung, que propone hablar más bien de la
indefectibilidad que de la infalibilidad55.

La Lumen Gentium en el capítulo 12 evoca por medio de los padres


conciliares, que la totalidad de los fieles (Iglesia), no puede fallar en el creer 56, ya
que está sostenida por Cristo a través de su permanente presencia en la Iglesia por

51
Izquierdo, Teología Fundamental, 127.
52
Ruiz, Jesús, Epifanía del amor del Padre. Teología de la revelación, 237.
53
Ibid, 240.
54
Ibid, 241.
55
Kung, ¿Infalible? Una pregunta, 242-243. [No obstante, no comparte el significado que propone
Hans Kung sobre el tema. Más bien es referirse al sinónimo de la Infalibilidad, que en este caso es
indefectibilidad. Tema bien desarrollado en: Rodríguez P. (1978) La indefectibilidad de la Iglesia. En:
Scripta Theologica. Vol. 10 (1), p: 235-267.]
56
LG 12.
27

el Espíritu Santo57. Es importante notar que esta indefectibilidad de los fieles,


comunidad eclesial, o Iglesia, es siempre aplicable en su conjunto y no por separado
a cada creyente. Por esto la fe de la Iglesia es vinculante y normativa 58, y de un
particular creyente – no. La Iglesia en su conjunto está representada por el
Magisterio, que a su vez es la garantía para que la palabra de Cristo se dirija a la
situación concreta de cada época y se haga vida cristiana59. Esto nos da un indicio
de un camino en el cual el Magisterio permanece bajo la guía del Espíritu Santo, y
Él hace del Magisterio a la vez un instrumento que mantiene la continuidad histórica
de Jesucristo60.

Ahora pasemos a la segunda vertiente que es el sentido de la fe, el sensus


fidei. El Manual nos refiere la definición conciliar de Lumen Gentium 12, como punto
de partida, donde se nos recuerda, que la totalidad de los fieles no puede
equivocarse cuando cree61, lo que mencionó ya en la primera vertiente, refiriéndose
a la Iglesia. Ahora bien, el Concilio presenta este sentido como un fruto del Espíritu
Santo en la Iglesia62, por medio de él comunica un sentido interior de la realidad
revelada, se trata de una especie de conocimiento intuitivo, que refleja el mismo don
de la fe63. Por él se tiene un sentido sobrenatural de lo divino, puesto que existe una
cierta connaturalidad con la realidad divina, ya que por el bautismo se ha recibido el
don del Espíritu64. Como efecto de la presencia del Espíritu Santo en nosotros,
somos capaces de identificar la realidad de Dios, y todo esto gracias al don de la fe.
“El autor ahora hace la conclusión donde establece que el sensus fidei se da en
todos los miembros de la Iglesia en su conjunto y lleva a una unidad en el
asentimiento de la fe”65. Esta opinión la comparte con Sauras, que dice: por esta

57
Alfaro, La Teología frente al Magisterio, 486-488.
58
Paulus VI, Papa. Adhortatio Apostolica. Evangelii Nuntiandi. AAS, v.68, (1976): 15-16. En adelante
se citará EN y el número correspondiente al pie de página. EN 16.
59
Ruiz, Jesús, Epifanía del amor del Padre. Teología de la revelación, 241.
60
Ibid.
61
LG 12.
62
Ruiz, Jesús, Epifanía del amor del Padre. Teología de la revelación, 242.
63
Congregatio pro doctrina Fidei. Instructio de Libertatae Cristiana et Liberatione. Libertatis
Conscientia. AAS, v.79, (1987): 563. En adelante se citará LC y el número correspondiente al pie de
página. LC 22.
64
Ruiz, Jesús, Epifanía del amor del Padre. Teología de la revelación, 242.
65
Ibid, 243.
28

razón cuando el sentido de la fe dictamina algo con asentimiento universal no puede


haber error en él”66.

Concluyendo, Ruiz nos presenta el conjunto de las afirmaciones sobre el


sensus fidei, que se resumen en diversas formas de confesión y testimonio, en las
que se da una unanimidad moral respecto de una afirmación de fe67. Esta
unanimidad conforma un punto de partida, ya que está en la comunidad eclesial,
para ser verificada por el Magisterio, que a su vez enseña al creyente las verdades
de la fe. Este consenso se produce siempre con el Magisterio oficial y actual, a base
de la Tradición. Este consenso necesita verificación por parte del Magisterio oficial,
pero este Magisterio también se nutre del sensus fidei de la Iglesia Universal, para
el mutuo crecimiento68.

El sentido de la fe es infalible, y por esto puede servir como lugar teológico


al Magisterio y a la teología69.

1.2.3 Manual polaco

Este manual tiene su referencia al tema del sensus en el capítulo quinto


llamado: “Responsabilidad de la Iglesia por la verdad. Infalibilidad de la Iglesia y
Magisterio”70. Como podemos ver la ubicación del sensus en las bases de la
doctrina de la Iglesia. Por este motivo el autor presenta en breve la historia de las
manifestaciones públicas de la fe empezando del antiguo testamento y terminando
en el Concilio Vaticano II.

Toda la Iglesia, fieles y jerarquía tiene un papel importante en la enseñanza


y depósito de la fe, por esto, está dotado del sentido común y sentido de la fe

66
Sauras, El Pueblo de Dios, 254.
67
Ruiz, Jesús, Epifanía del amor del Padre. Teología de la revelación, 243.
68
Ibid.
69
Ibid, 244.
70
Seweryniak, Teologia Fundamentalna, 138.
29

(sensus fidelium y sensus fidei), que le ayuda en esta tarea71. Estos “ojos de la fe”
por el Espíritu Santo guiados son la clave del sensus fidei72. Siguiendo, el autor
presenta tres ejemplos prácticos donde se usó la materia del sensus fidei y sensus
fidelium en la vida de la Iglesia para pronunciar solemnemente las verdades:

La primera fue la promulgación del dogma de la Inmaculada Concepción


1854, donde el papa Pio IX afirmó que en esto creen todas las naciones católicas
del mundo73, lo que varias veces se repite en la Carta Apostólica del Pio IX Ineffabilis
Deus de 8 de diciembre de 185474.

El Segundo ejemplo es la Infalibilidad del papa del Concilio Vaticano I, donde


se promulgó que el papa goza de la infalibilidad prometida a toda la Iglesia75.

El tercer ejemplo evoca a la afirmación del papa Pio XII, sobre el dogma de
la Asunción de 1950, que también se basa sobre el fundamento de la fe común, de
los fieles cristianos76.

Después el autor quiere demostrar una contemporánea respuesta del


magisterio sobre el sensus fidelium en la Enciclica Evangelium vitae de san Juan
Pablo II, donde el santo padre expone la doctrina sobre la vida humana y su
protección que es fruto de la sensus, movida por el Espíritu Santo en el pueblo de
Dios77.

En conclusión, encontramos las consecuencias del sensus fidelium que


describe el autor: positivas – donde los fieles, sabiendo de Dios y su revelación

71
Ibid, 140.
72
Ibid.
73
Ibid, 141.
74
Bokwa, Breviarium Fidei, 272. [Toda la carta, con sus divisiones por los subtítulos narra la historia
de la veneración a María, dando como ejemplo los fieles, religiosos, obispos, emperadores, etc.]
75
Bokwa, Breviarium Fidei, 266 [Texto del dogma se encuentra en Pastor Aeternus, capitulo 4,
ubicado en la edición polaca del Breviarium Fidei, que contiene las afirmaciones eclesiásticas sobre
la fe.]
76
Bokwa, Breviarium Fidei, 412. [Texto del dogma se encuentra en la Constitución Apostólica del
Papa Pio XII, Munificentissimus Deus, del 1 de noviembre de 1950.]
77
Ioannis Pauli II. Litterae et Encyclicae. Evangelium Vitae. AAS, v.87, (1995): 466-464 En adelante
se citará EV y el número correspondiente al pie de página. EV 57.
30

ponen en práctica su fe y negativas, que es opuesto al primero78. Al fin podemos


encontrar la descripción de los tiempos presentes donde se consulta el sensus, en
los Sínodos. Este acto necesita la recepción de las opiniones, el consensus sobre
ellos y el dialogo, sobre todo la convergencia del Magisterio eclesial79.

Como pudimos observar desde el principio el sentido común de los fieles en


este manual tiene un propósito, su uso práctico en la vida de la Iglesia.

1.3 Orientaciones actuales acerca del Sensus Fidei en el Magisterio de la


Iglesia.

1.3.1 Lumen Gentium

Para entender bien lo que es sensus fidei, es necesario recurrir al origen de


la definición tomada del Lumen Gentium del Concilio Vaticano II:

El Pueblo santo de Dios participa también del don profético de Cristo,


difundiendo su vivo testimonio sobre todo por la vida de fe y de caridad,
ofreciendo a Dios el sacrificio de la alabanza, el fruto de los labios que
bendicen su nombre” (Hb 13,15). La universalidad de los fieles que tienen la
unción del que es Santo (1Jn 2, 20.27) no puede fallar en su creencia, y ejerce
ésta su peculiar propiedad mediante el sentimiento sobrenatural de la fe de
todo el pueblo, cuando "desde los Obispos hasta los últimos fieles seglares"
manifiesta el asentimiento universal en las cosas de fe y de costumbres. Con
ese sentido de la fe que el Espíritu Santo mueve y sostiene, el pueblo de
Dios, bajo la dirección del sagrado magisterio, al que sigue fielmente, recibe,
no ya la palabra de los hombres, sino la verdadera palabra de Dios (1Ts
2,13), se adhiere indefectiblemente a la fe confiada una vez a los santos (Jud

78
Seweryniak, Teologia Fundamentalna, 142.
79
Ibid.
31

3), penetra profundamente con rectitud de juicio y la aplica más íntegramente


en la vida”80.

Podemos distinguir que sensus fidei se expresa en la Iglesia sobre los temas
revelados y está bajo la guía del Espíritu Santo, y se somete a la Jerarquía, donde
juntos reconocen lo que es verdadero por la intuición del Espíritu Santo que los guía.

Según lo expresa el Concilio el sentido de la fe es sobrenatural, y con ello


hay que entender que lo es por el objeto, depósito de las verdades reveladas, y por
el principio subjetivo o virtud sobrenatural de la fe, de la que se deriva81. Esto hace
que el fiel pueda reconocer lo que es la verdad revelada y lo que no es. Ahora se
puede hacer la comparación, lo que el sentido común o la razón disciernen en el
orden natural, el sentido sobrenatural de la fe discierne en el plano sobrenatural 82.
Para lo natural en el discernimiento es la inteligencia, para lo sobrenatural es la fe
guiada por el Espíritu Santo (1Co 12,3). Cuando entonces el creyente hace acto de
fe, es infalible por el Espíritu Santo83. La fe personal por lo contrario puede ser
subjetiva y equivoca, cuando no se basa sobre lo sobrenatural inclinándose a
opinión propia. Por esto Concilio afirma que la totalidad de los fieles no puede
equivocarse al creer84. Esta afirmación se refiere a todos los fieles, con los obispos
en la materia de las cosas de fe y costumbres85.

1.3.2 Dei Verbum

El Concilio a pesar de trabajar en su preparación en el esquema de esta


constitución el tema del sensus fidei, en el documento final no puso las palabras

80
LG. 12.
81
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 102.
82
Ibid, 103.
83
Ibid, 103.
84
LG. 12.
85
Ibid.
32

referentes, pero abarcó el tema86. El texto que nos interesa se encuentra en el


capítulo 2 en el punto 8:

Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la


asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de
las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplación y el estudio
de los creyentes, que las meditan en su corazón y, ya por la percepción íntima
que experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos
que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad.
Es decir, la Iglesia, en el transcurso de los siglos, tiende constantemente a la
plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de
Dios87.

El sentido se encuentra en la transmisión de la fe revelada, que crece por la


asistencia del Espíritu Santo, en la Iglesia, con los obispos y el magisterio, por
estudio y desarrollo sobrenatural, por el don de Dios para descubrir la plenitud de la
verdad divina. Estas afirmaciones entre otras son llenas del objetivo y subjetivo del
sentido de la fe, aunque no descritas directamente por los autores conciliares como
sensus fidei fidelium88.

1.3.3 Comisión Teológica Internacional

Las diferencias entre sensus fidei fidelis y sensus fidei fidelium. Recordando
todas las etapas de la formación del término y su contenido se nota la tendencia del
desarrollo constante del entendimiento de la Iglesia sobre este tema crucial en la fe.
Es necesario recurrir de nuevo a las directrices de la Comisión Teológica

86
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 138.
87
DV 8.
88
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 140-144.
33

Internacional sobre el sensus fidei y ver claramente las emanaciones del sensus
fidei.

Sensus fidei fidelis – como sensus fidei en la vida personal del creyente, que
se basa sobre las descripciones de la teología clásica con el fin de reflejar de qué
modo opera la fe en los creyentes individuales89. La Comisión presenta el sensus
fidei como un instinto de la fe y como una manifestación en el creyente. Abarcando
esto tenemos la definición de esta emanación:

El sensus fidei es una especie de instinto espiritual que permite al creyente


juzgar espontáneamente si una enseñanza particular o una práctica está o
no en conformidad con el Evangelio y con la fe apostólica. Está
intrínsecamente vinculado a la propia virtud de la fe; fluye desde la fe y es
una propiedad de ella90.

Además, la Comisión agrega, que es instinto porque no es un resultado


deliberado, es espontaneo y natural, como una percepción91. Surge entonces el
sensus fidei desde una relación del creyente y el auténtico objeto de la fe, no es un
conocimiento natural del razonamiento sino un conocimiento por empatía o un
conocimiento del corazón92. Esta virtud conocida como connaturalidad permite una
profunda forma del conocimiento. Esta descripción es necesaria para poder
entender la fuente infalible del sensus, ya que proviene de Dios. La fe permite como
virtud teologal participar en el conocimiento que Dios tiene de sí y de todas cosas 93.
Por medio de la gracia y de las virtudes teologales los creyentes se convierten en
participes de la naturaleza divina (2P 1,4) y son de alguna manera connaturales con
Dios94. Esto resulta en que el creyente, participante de la naturaleza divina,
reacciona espontáneamente de la misma manera en que los seres vivos reaccionan
ante aquello que se ajusta o no a su naturaleza95. El sensus fidei fidelis es infalible

89
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, No. 48.
90
Ibid, 49.
91
Ibid.
92
Ibid, 50.
93
Ibid, 53.
94
Ibid.
95
Ibid.
34

en sí mismo con respecto a su objeto: la fe verdadera96. Sin embargo, es muy difícil


en este tiempo y nuestro entorno decir que todas las intuiciones del creyente sean
correctas, porque están entremezcladas con muchos factores, como opiniones
puramente humanas, errores vinculados con el contexto cultural97. Por esto dice la
Congregación para la Doctrina de la Fe en Donum Veritatis, n. 35: “Si la fe teologal
en cuanto tal no puede equivocarse, el creyente en cambio puede tener opiniones
erróneas, porque no todos sus pensamientos proceden de la fe. No todas las ideas
que circulan en el pueblo de Dios son coherentes con la fe”98.

El sensus fidei fidelis permite a los creyentes individuales. Discernir si una


enseñanza o práctica es coherente con la fe verdadera, distinguir en lo que es
predicado entre lo esencial y secundario y determinar y poner en práctica el
testimonio de Jesucristo99. También puede percibir cualquier falta de armonía entre
enseñanza y autentica fe cristiana que vive100. No obstante, entre las
manifestaciones del sensus fidei en la vida del creyente puede suceder que el
creyente puede negar el asentimiento o enseñanza, cuando no reconoce en ella la
voz de su Pastor Jesucristo101.

Sensus fidei fidelium – como consensus fidelium, constituye un criterio


seguro para reconocer que una enseñanza particular o práctica es acorde con la
Tradición apostólica102. Esta emanación se basa sobre lo que anteriormente hemos
dicho sobre el sensus fidei fidelis coherente al sujeto individual creyente, pero
ampliado por la comunidad de los sujetos creyentes que es la misma Iglesia. Este
concepto comienza a ser elaborado y utilizado de una manera más sistemática en
el tiempo de la Reforma103. Sensus fidei fidelium se convierte entonces en un

96
Ibid, 55.
97
Aquino, Summa Teologiczna, 3.
98
Congregatio pro doctrina Fidei. Instructio de Ecclesiali Theologii Vocatione. Donum Veritatis. AAS,
v.82, (1990): 1565-1566. En adelante se citará DVV y el número correspondiente al pie de página.
DVV 35.
99
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, No. 60.
100
Ibid, 62.
101
Ibid, 63.
102
Ibid, 66.
103
Ibid, 22.
35

consensus de los fieles, laicos y ordenados, de los estudiosos y simples. Esto ayuda
en el transcurso de la historia y da pistas prospectivas para el futuro de la Iglesia104.

Conclusión

En el transcurso de la historia de la Iglesia encontramos decenas de ejemplos


que demuestran el sentido común de los fieles. En esta parte hemos demostrado el
significado, basado sobre los diccionarios del término en sí, de su etimología y
procedencia, después hemos deliberado la historia del desarrollo del término
sensus fidei desde los tiempos apostólicos hasta los tiempos contemporáneos.

En este periodo del tiempo apreciamos el entendimiento del sentido común


de la fe, como la actitud propia del creyente, pero no única e infalible, que después
del Concilio de Trento se convierte en una cosa común como consensus y sensus
fidelium.

Los manuales, sin importar de donde provienen, de modo especial tratan de


justificar sus razones, y por este motivo retoman las fuentes históricas, como lo
hemos visto. Algunos de ellos tratan de encontrar las fuentes bíblicas, incluso en el
Antiguo Testamento. Gracias a esto tenemos una amplia base sobre los
conocimientos del sensus fidei.

En la antigüedad de la historia de la Iglesia se buscaba el uso práctico de


este término y su aplicación, y tenemos esto presente también en nuestros
manuales, no obstante, el punto de divergencia ente ellos es el sistema pensativo,
que podemos catalogar como conservador o moderno. Ahora la tendencia moderna
impulsa a los teólogos a buscar un mayor uso del sensus fidei fidelium en la vida de
la Iglesia, lo que trataba demostrar el manual polaco.

104
Ibid, 68.
36

Pasando a los tiempos modernos y postmodernos se ganan nuevas


definiciones, para culminar con su periodo de desarrollo en el Concilio Vaticano II,
y sus emanaciones posteriores que recopila la Comisión Teológica Internacional.

Todo esto nos demuestra que el sensus fidei no es una cosa sencilla, es un
conjunto de muchos factores que influyen y pueden influir sustancialmente.
Depende del magisterio y de todo el pueblo de Dios discernir los caminos correctos
para este término, que se haga cada vez más útil en la vida eclesial. La descripción
de este sensus, la etimología y las definiciones pueden ser útil a la hora de entender
que es, como se define y que significa el sensus en el plano natural y sobrenatural.
Dándonos las sólidas bases para aplicación pastoral del término en la vida de la
Iglesia universal y particular especialmente. Sabiendo que es y cómo se define
buscaremos como consultar eficazmente el sentido común de los fieles.
37

2. Capítulo II: Procedimiento del recurso al Sensus Fidei y su


incorporación al magisterio

Para poder manejar el tema eficazmente necesitamos empezar por aclarar


las bases de la terminología y su alcance teológico. Esto nos facilitará un buen
desempeño en el desarrollo del tema. Procedimiento, incorporación y práctica serán
los pilares de este capítulo.

El primero, el procedimiento, no es solo una cosa técnica y estricta


administrativa, su base es teológico y sale del término pueblo de Dios, que tiene sus
fundamentos en la Sagrada Escritura y posteriormente en la teología. El pueblo de
Dios en la terminología del sensus fidei, cambia su destino, deja de ser solo objeto
de la consulta, sino sujeto de ella. El sentido pastoral que se obtiene de este cambio
es novedoso, pero a la vez justo. Dios que actúa en el pueblo, también tiene algo
que decir en su desarrollo espiritual y físico. Esto ve el Papa Francisco en Evangelii
Gaudium, cuando habla del olfato del pueblo, para encontrar nuevos caminos105.

El segundo: incorporación de lo consultado en la doctrina de la Iglesia y en


el magisterio es un tema complejo, ya que involucra la universalidad de la Iglesia y
esto es una tarea seria. Para esto existen dos prerrogativas que nos ayudarán a
describirlo: ¿Cuáles serán las condiciones de este proceso? La primera está
vinculada con el sensus fidei - ¿Cómo discernir las verdaderas manifestaciones del
senus fidei en la vida de la Iglesia? Y la segunda ¿Cómo consultar a los fieles en
los asuntos de moral y fe? Que nos presenta el documento de la Comisión Teológica
Internacional en su obra “El sensus fidei en la vida de la Iglesia”.

El tercero nos llevará al proceso sinodal en sí mismo, ¿cómo se convoca,


desarrolla y finaliza, como método pastoral y eficaz para la incorporación del recurso
en el magisterio?

105
EG 31.
38

2.1 El Pueblo de Dios como sujeto en el Magisterio de la Iglesia

El Concilio Vaticano II, en la Constitución Lumen Gentium en su segundo


capítulo empieza a describir la Iglesia con un nuevo tinte, hasta ahora “Cuerpo
Místico de Cristo”106 se convierte en “Pueblo de Dios”107. Esta vista nueva, como
acento pastoral está describiendo a todos, bajo el mismo reconocimiento de
dignidad, como Pueblo. Podemos destacar esta visión nueva, cambia la vista de la
Iglesia en el sistema de ordenamiento. Antes entendida Iglesia con jerarquía que
tenía el poder de gobernar y enseñar al pueblo, ahora, la jerarquía hace parte del
pueblo de Dios quedando con sus funciones, pero a la vez ampliando las funciones
del pueblo no ordenado. Así se convierte el pueblo de solo obediencia, al pueblo de
Dios obediente, pero a la vez pueblo que puede influir en el magisterio y enseñanza.
Esta tarea le da un nuevo respiro a la Iglesia. Un pueblo se convierte en Pueblo de
Dios y se hace del objeto de enseñanza y obediencia, el sujeto de ellas. La Iglesia
jerárquica obtiene un aliado para poder encontrar unos nuevos caminos para la
Iglesia, con su olfato novedoso108.

En este párrafo abordaremos dos temas que nos ayudaran a encontrar de


nuevo las bases del llamado y elección que hizo Dios con su pueblo. Lo primero es
la naturaleza del pueblo de Dios, ¿Quién es este pueblo y como se compone? Y el
segundo paso, ¿cuál es la misión del pueblo de Dios?

2.1.1 Naturaleza del Pueblo de Dios

Para entender la naturaleza de la idea llamada el pueblo primitivo de Dios


hay que remontarse a la antigüedad bíblica a las alianzas que hace Dios. Una de

106
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 145.
107
LG 9.
108
EG 31.
39

ellas tomada de las palabras de Jeremías, nos da un claro distintivo que puede ser
el pueblo de Dios: Mirad, vienen días, dice el Señor, en los que haré con la casa de
Israel y con la casa de Judá una alianza nueva…, pondré mi ley en sus entrañas y
la escribiré en sus corazones y seré su Dios y ellos serán mi pueblo109. Hasta ahora
una casa de Israel y de Judá, después un Pueblo, que tiene distintivos: Ley y
Cabeza. Ley que escribe Dios en sus corazones y Cabeza, que será el mismo Dios.
En el antiguo testamento por todo el tiempo podemos apreciar esta imagen, donde
Dios gobierna como cabeza y jefe, y el pueblo obedece a sus leyes siendo a la vez
un grupo y no una sola persona con un destino futuro.

Esta descripción nos revela entonces la respuesta a la pregunta ¿Quién es


el pueblo de Dios?: El pueblo de Dios es el efecto de elección divina, que cambia el
carácter de un grupo de personas, que en este caso eran la casa de Israel y Judá,
y los convierte en un grupo que tiene como cabeza al mismo Dios y como ley, las
leyes ofrecidas por Dios, y a la vez un destino, que preparará Dios a ellos.

Hasta ahora el antiguo testamento. Nuevo testamento utiliza la misma


descripción, y agrega a ella, descripción divina de la Cabeza – Dios – Cristo110.

Entre las dos etapas hay por tanto continuidad representada por el nombre y
sobre todo por la fidelidad de Dios que las trasciende, por el propósito divino de
salvación que las sustenta y por la elección divina que las crea111.

Tenemos entonces un nuevo pueblo, que es pueblo cristiano, con la cabeza


de Cristo y con un futuro, que será la salvación. Este pueblo tiene sus leyes, que es
la ley del amor e inicia con el bautismo. Como nos describe el Nuevo Testamento,
Cristo obtiene la jefatura del pueblo por el sacrificio de la Cruz, así se convierte en
la Cabeza de un nuevo Pueblo112 que es la Iglesia, no solo un grupo reunido, sino

109
Jr 31, 31-34.
110
Rm 4, 25
111
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 147.
112
Ibid. 149.
40

un total de sus seguidores que lo tienen por la cabeza y gozan de sus leyes y
esperan su destino futuro.

El Concilio Vaticano II, retoma la idea neotestamentaria del pueblo de Dios,


entendida como pueblo cristiano con la cabeza de Cristo113. Aplica a este pueblo
distintas funciones de Cristo – la Cabeza: profeta, sacerdote y rey y lo explica
detalladamente114.

2.1.2 Misión del Pueblo de Dios

Enfocándonos en la misión del pueblo de Dios, necesitamos abordar las


enseñanzas del Concilio Vaticano II. Cristo Sacerdote y profeta, aplicándolo al
pueblo fiel. Así conseguimos las vertientes de la misión del pueblo de Dios, misión
sacerdotal115, misión profética116 y misión evangelizadora o carácter misionero de la
Iglesia117.

Misión sacerdotal, descrita por el Lumen Gentium118 aborda los temas del
sacerdocio común de los fieles en general y en los sacramentos de la Iglesia que
constituyen su vida. Dicha misión requiere del pueblo de Dios en el primer lugar
configurarse con Cristo Maestro y Pontífice119. Esta misión se desemboca en tres
tareas: ofrecerse a sí mismos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios 120,
deben dar testimonio de Cristo en todas partes y dar razón de su esperanza de la
vida eterna, a los que la piden121. Este es el núcleo del sacerdocio común de todos
los fieles. En este momento hay que ver también la diferencia entre el sacerdocio

113
LG 13.
114
Ibid. No.10-12.
115
Ibid. No.10.
116
Ibid. No.12.
117
Ibid. No.17.
118
Ibid. No. 10.
119
Hb 5, 1-5; Ap 1, 6.
120
Rm 12, 1.
121
1P 3, 15.
41

común y ministerial, que es distinto. En efecto, el sacerdocio ministerial122, por el


poder sagrado de que goza, configura y dirige al pueblo sacerdotal, realiza como
representante de Cristo el sacrificio eucarístico y lo ofrece a Dios en nombre de todo
el pueblo123. Pero el pueblo de Dios, en cambio participa en la celebración de la
Eucaristía en virtud de su sacerdocio real124, y lo ejerce al recibir los sacramentos,
en la oración y en la acción de gracias125, con el testimonio de una vida santa, con
la renuncia y el amor, que se traduce en obras126. Así tenemos dos formas de ejercer
sacerdocio común: sacerdocio común en sacramentos y sacerdocio ministerial.

La segunda misión del pueblo de Dios es la misión profética, que enseña el


Lumen Gentium en el punto número 12, donde describe esta misión como algo
propio también del pueblo fiel de Dios. Esta misión profética abarca lo esencial del
sensus fidei, porque de este punto 12 del capítulo segundo empieza. La totalidad
de los fieles que tienen la unción del Santo no puede equivocarse en la fe127. Pero
la misión profética no es algo distinto a su vida cristiana dirigida por la unción del
Espíritu Santo. Podría equivocarse bastante el que pensara sobre predecir el futuro
de la Iglesia o decir las cosas para cambiarla. El sentido común puesto por el espíritu
Santo impulsa a todos a pensar lo mismo y actuar de la misma manera en la vida
de la Iglesia, en lo moral y en las cuestiones de la fe128.

La misión profética para el pueblo de Dios es, ejercer su sacerdocio común,


con los dones del Espíritu y los talentos que el reparte para adherirse a la fe de una
vez para siempre, para profundizarla con juicio recto y aplicarla cada día más
plenamente en la vida129.

122
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 174.
123
LG 10.
124
Pius XII, Papa. Litterae Encyclicae. Mediator Dei et hominum. AAS, v.39, (1947): 555. En adelante
se citará MD y el número correspondiente al pie de página. MD 108.
125
Bielsa, Infalibilidad del Pueblo de Dios, 152.
126
Pius XI, Papa. Litterae Encyclicae. Miserentissimus Redemptor. AAS, v.20, (1928): 170. En
adelante se citará MR y el número correspondiente al pie de página. MR 7.
127
LG 12.
128
Ibid.
129
Ibid.
42

La tercera vertiente se refleja en la vida misionera de la Iglesia, el carácter


más pastoral de ella, llegar con el mensaje evangélico a los confines del mundo 130.
Como el Padre envió al Hijo, también este envió a sus Apóstoles131. Este mandato
la Iglesia confirma cada día enviando al pueblo a anunciar el evangelio de Cristo132
– la buena nueva a todos, para que todos puedan estar formados a anunciar a Cristo
a su vez133. Esta misión plena de la Iglesia es vital para la continuación de la Iglesia
en el futuro. Por este motivo la misión del pueblo de Dios no puede acabarse. En
pocas palabras la Iglesia ora y trabaja al mismo tiempo para que la totalidad del
mundo se transforme en Pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y Templo del Espíritu, y
para que, en Cristo, Cabeza de todos se de todo honor y toda gloria al Creador y
Padre de todos134.

2.2 El discernimiento aplicado en la vida de la Iglesia

El sensus fidei, que encuentra su fundamento también en los fieles del Señor,
en otras palabras, en el pueblo de Dios, que es sujeto, necesita tener unos signos
viables para poder ver claramente si son auténticas manifestaciones de él o son
simplemente una opinión, reflexión, o un interés particular. Anteriormente el sentido
común de la fe se comparaba solo con la doctrina actual de la Iglesia, para así poder
encontrar la veracidad, o se comparaba con la Palabra Divina. No obstante, el
Concilio Vaticano II abrió ampliamente el espacio del sensus fidei, lo que hizo
necesario construir las bases sólidas, para poder discernir manifestaciones
auténticas del sensus fidei en la vida de la Iglesia. De este modo la Comisión
Teológica Internacional, lo primero que está viendo en esta materia, es el sujeto del
sensus fidei, la persona del cristiano y características requeridas para que el
bautizado pueda ser verdaderamente sujeto del sensus fidei135. En el segundo lugar

130
Hch 1, 8.
131
Jn 20, 21.
132
EG 119.
133
LG 17.
134
Ibid.
135
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 87.
43

son relaciones con el mundo de religiosidad popular y opinión pública y el tercer


lugar como consultar a los fieles en asuntos de fe y costumbres136. Nosotros
seguiremos el mismo esquema.

2.2.1 Disposiciones necesarias

Para abordar todas las características del bautizado, sujeto del sensus fidei,
sería imposible, porque son tantas y además no son excluyentes sino incluyentes y
deberían aparecer juntas. Por este motivo la Comisión Teológica Internacional
enfoca su disertación sobre un conjunto de características éticas, espirituales o
eclesiales137.

Participación en la vida de la Iglesia

Los sujetos del sensus fidei, el pueblo de Dios se manifiesta en comunión


con Cristo la cabeza y por ende en la Iglesia, esto requiere del miembro la
participación en esta comunión y a la vez comunidad. No es suficiente que el sujeto
de sensus fidei sea solo ser bautizado, cumplir las obligaciones del bautismo ya es
un primer paso en la participación en la vida de la Iglesia. Después de esto seguirá
la participación en la vida sacramental, la oración. Todo lo inherente en el
discernimiento de los dones del Espíritu Santo y su utilización138. Entre estos seria
presente también la aptitud a corregir a otros en el amor de Cristo y ser corregido139.
Sobre todo, en la vida del ser cristiano y sujeto de sensus fidei debe aparecer
coherencia entre creer, pensar y practicar.

Escucha de la Palabra de Dios

La Palabra de Dios es el testamento de los cristianos, que hemos recibido de


Dios y por medio de Jesús hemos conocido a Dios. Esta Palabra es algo vital

136
Ibid.
137
Ibid. No. 88.
138
LG 12-13.
139
Ibid. 89-91.
44

entonces para los miembros de la Iglesia. Es necesario que los cristianos se


alimenten por medio de la Palabra para seguir conociendo a Dios. No obstante, la
Comisión Teológica Internacional aclara que no es necesario que los cristianos sean
expertos bíblicos en el conocimiento de la Palabra140.

La apertura de la razón

San Pablo en la carta a los Romanos invita a todos para que sepan discernir
cual es la voluntad de Dios, que es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto 141. Esta
invitación paulina introduce al cristiano a abrir su mente para las verdades que
puedan sobrepasar a la mente del ser humano. Esta apertura habilita al miembro
de la Iglesia a motivarse y crecer en la fe y a su vez esta fe puede alimentar la razón
y viceversa. Así nos dice Comisión Teológica Internacional: “Los miembros de la
Iglesia aceptan la función propia de la razón iluminada por la fe en sus creencias y
prácticas142”

Adhesión al magisterio

El mandato divino a los seguidores de Cristo dice: “Quien a vosotros escucha,


a mí me escucha, quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza, y quien me rechaza
a mí, rechaza al me ha enviado143”. Estas palabras de Jesús encaminan bien a todos
los discípulos a ser atentos a la enseñanza de los discípulos del Señor y sus
sucesores. Adherirse al magisterio es vivir la Palabra de Dios ampliamente, aceptar
la enseñanza de los pastores de la Iglesia con libertad y convicción profunda144.

La santidad y humildad, la paz y alegría

El capítulo quinto de Lumen Gentium lleva una explicación extensa sobre la


santidad como vocación universal de la Iglesia145, y esta vocación empieza con las
palabras de san Pablo a Tesalonicenses: “lo que Dios quiere de vosotros es que

140
Ibid. 92-94.
141
Rm 12, 1-2.
142
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 96.
143
Lc 10, 16.
144
Comisión Teológica Internacional, La teología hoy: perspectivas, principios y criterios, no. 74-80.
145
LG 39-42.
45

seáis santos146”. Este llamado describe no solo la voluntad de Dios a los miembros
de la Iglesia, sino un plan de vida a ellos. Ser santo es algo esencial de la vida
cristiana e indispensable. Cristianos tienen bastantes ejemplos para poder tomar
para su vida, empezando por el mismo Salvador y santísima Virgen María y
siguiendo con todos los santos que nos dejaron su testimonio de vida 147.
Obviamente la santidad nunca se separa de la humildad, que es necesaria para
autenticidad de la santidad. Esta humildad ayuda reconocer al miembro de la Iglesia,
cuanto le falta todavía para poder convertirse en Cristo. “Quien quiera ser el primero,
que sea el último de todos y el servidor de todos148”. La humildad se vive,
reconociendo la verdad de la fe, en el ministerio de los pastores y las necesidades
de los fieles, especialmente los más débiles149. Pero ¿cómo reconocer si la santidad
y humildad son verdaderas? La Comisión Teológica Internacional nos da respuesta
demostrando como la paz y alegría son un indicador eficaz de estas virtudes. Estos
dos dones se manifiestan de modo especial en el nivel espiritual, y no psicológico o
emocional, es la paz del corazón y alegría de la persona que encontró el tesoro de
la salvación150. La paz y alegría son dos de los frutos del Espíritu Santo151.

Edificación de la Iglesia

Cuando san Pablo en la primera carta a los corintios describe la relación de


los carismas y el bien común de la Iglesia, se enfoca especialmente en la utilidad
de los carismas para tal fin152. Los carismas, las funciones y demás emanaciones
del Espíritu Santo no sirven para la división sino para la edificación, para que la
Iglesia pueda crecer. Esto requiere dos tareas, la primera reconocer sus propios
dones y carismas recibidos del Espíritu Santo y la segunda usarlos adecuadamente
en la comunidad eclesial153.

146
1Ts 4, 3; Ef 1, 4.
147
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 99-100.
148
Mc 9, 35.
149
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 101.
150
Ibid. No. 102.
151
Gal 5, 22.
152
1Cor 14.
153
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 104-105.
46

Discernimiento de las bases propias del sensus fidei en el miembro de la


Iglesia es una cosa, ahora aplicarlo en la vida es otra, más bien un tema pastoral
que requiere del ser y de la Iglesia un esfuerzo serio.

2.2.2 Relación entre el sensus fidei y la religiosidad popular

Religiosidad popular descrita por la Comisión Teológica Internacional es “la


gran variedad de manifestaciones de la creencia cristiana encontrada entre el
pueblo de Dios en la Iglesia, descrita más ampliamente como sabiduría popular
católica”154.

Esta sabiduría se revela en distintas emanaciones y combina lo divino y lo


humano. Esta sabiduría puede ser el principio y a la vez un instinto del culto, y en
este sentido se relaciona con el sensus fidei155. Las personas santas que tienen
relación más estrecha con Dios son a veces el principio de una religiosidad popular
que sale del conocimiento distinto de Dios de dichas personas, movidos por el
Espíritu Santo. De hecho, así se generan las distintas devociones, peregrinaciones
y procesiones, brotan del sensus fidei y se hacen presentes156.

Ahora, estas manifestaciones del sensus fidei en la religiosidad popular


tienen que ser bien orientadas, no al propio interés personal sino a lo común. Si son
verdaderamente orientadas siempre tendrán el valor eclesial157. Esta verificación
eclesial describe el Papa Pablo VI en Evangelii Nuntiandi: “Ser eclesial significa
estar alimentado por la Palabra de Dios, no politizado o atrapado por ideologías,
sino permaneciendo firme en comunión con la Iglesia local y con la Iglesia universal,
con los pastores de la Iglesia y con el magisterio, y siendo un ferviente misionero158”.
Estos dos son los criterios necesarios para que la religiosidad popular con el sensus

154
Ibid. 108.
155
Ibid.
156
Ibid. 110.
157
Ibid. 112.
158
EN 131.
47

fidei sean auténticas159. En esto hay que también descubrir un gran potencial
pastoral, que tiene fuerza evangelizadora que reclama Papa Francisco: “una fuerza
activamente evangelizadora que no podemos menospreciar: sería desconocer la
obra del Espíritu Santo160”.

2.2.3 Sensus fidei y opinión publica dentro y fuera de la Iglesia

Sabemos que la opinión pública es un concepto sociológico, que se aplica en


primer lugar a las sociedades políticas, de donde sale la democracia
representativa161. Opinar es de todos y es necesaria para el sano funcionamiento
de la sociedad, y a la vez es, o puede ser una cosa particular con intereses propios.
Desde principio la Iglesia respeta los métodos democráticos y procesos, pero ella
misma tiene otros principios y fines distintos de la opinión pública. Por este motivo
la opinión pública, masiva no puede desempeñar en la Iglesia un papel
determinante162. En este caso es difícil de hablar sobre el sensus fidei en la opinión
pública o en medios de comunicación masiva. Medios si son aptos para hacer
críticas necesarias y opinar sobre la Iglesia, lo que la Iglesia respeta, invita también
a informar y dar la importancia sobre los asuntos de la fe o de su enseñanza
moral163. Opinión de los grupos, incluso de los fieles con tinte progresista o
conservadora tanto dentro de la Iglesia como afuera, necesitan discernimiento y una
atención critica, para poder encontrarla de acuerdo con la fe católica o en contra164.

Es una cosa no muy sencilla, pero clara, que no puede haber una
identificación directa entre el sensus fidei y la opinión pública, ampliamente

159
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 112.
160
EG 126.
161
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 113.
162
Ibid. 114.
163
Ibid. 115.
164
Ibid. 117.
48

entendida. No son la misma cosa165. Podemos separar dos motivos generales de


esta diferencia.

Sensus fidei en el primer lugar es el asunto de la fe y del creyente o su


comunidad, y no de asuntos sociológicos o de convivencia. Como asunto de la fe
sale del Evangelio y de la Palabra de Dios en general. Las opiniones se generan a
base de otros conceptos. Pero bien, si se generan incluso en el seno de la Iglesia
representan grupos, culturas o son expresión de la espiritualidad y por lo tanto no
son la fe y no pertenecen al recurso de sensus fidei166.

En el segundo lugar, mirando la historia de la Iglesia, nunca fue un asunto


una opinión mayoritaria como base de las reformas o de contención de los temas
religiosos. Podemos verlas como actuación de pocas personas o incluso
individuales. Tanto los santos, o pequeñas congregaciones en los tiempos antiguos
como san Francisco y franciscanos, dominicos, influyeron a la Iglesia por su
testimonio de vida y no solo por una opinión167, lo que destaca la necesidad del buen
discernimiento, lo que hemos mencionado anteriormente168. Las disposiciones
necesarias sirven para discernir bien entre opinión pública o mayoritaria y sensus
fidei, así se puede ver la base de actuaciones con ellas vinculadas y juzgar
oportunamente si son verdaderas o no.

2.2.4 Formas de consultar a los fieles en asuntos de fe y costumbres

Teniendo en cuenta las bases necesarias para un buen discernimiento si el


recurso al sensus fidei es válido o no, necesitamos mencionar las formas de
consultar a los fieles en asuntos de fe y costumbres.

165
Ibid. 118.
166
Ibid.
167
Ibid.
168
Ibid. 119.
49

Derecho Canónico nos dice: “Todos los fieles tienen derecho, y a veces
incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de
manifestar a los pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien
de la Iglesia”, “Tienen el derecho […los fieles] de manifestar su opinión a los demás
fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencias
hacia los pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las
personas”169.

Lo que nos recuerda entonces el derecho canónico es posibilidad y a veces


obligación de presentar su opinión a la Iglesia. La Iglesia a su vez consulta, busca
un juicio o consejo de los fieles para asuntos concretos, en el magisterio local, los
obispos, pastores de la Iglesia, pero también en el ámbito general170. En tiempos
apostólicos, eran los mismos apóstoles, o discípulos de Cristo, que se reunían a
discutir lo que afectaba a toda la comunidad171. Consultar es vital para la vida de la
Iglesia. Por esto además de concilios generales que conocemos de la historia, por
ejemplo, el último conocido, que fue Concilio Vaticano II, tenemos otras opciones
constituidas por el mismo concilio y derecho canónico posterior. Sobre esto nos
habla Comisión Teológica Internacional, y presenta 4 opciones de consultar los
clérigos y sobre todo los laicos172: Concilios particulares173, Sínodos diocesanos174,
consejos pastorales diocesanos175, y consejos pastorales en las parroquias176,
estas son las opciones, estructuras de consulta muy beneficiosas para la Iglesia,
requieren por tanto una mutua escucha, respeto y discernimiento en todos los
niveles de la consulta para ser eficaces177.

169
Ioannis Paulus II, Papa. Codex Iuris Canonici. AAS, v.75-II, (1983): 34. En adelante se citará CIC
y el canon correspondiente al pie de página. CIC 212.
170
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 121.
171
Hch 15.
172
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 125.
173
CIC 443.
174
Ibid. 463.
175
Ibid. 512.
176
Ibid. 536.
177
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 126.
50

2.3 Olfato para encontrar nuevos caminos (EG 31)

El Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium expresa


en el numeral 31:

El obispo siempre debe fomentar la comunión misionera en su Iglesia


diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas, donde
los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32). Para eso,
a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del
pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía
sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo
para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su
olfato para encontrar nuevos caminos178.

El proceso de encontrar nuevos caminos en la doctrina de la Iglesia es


conocido como método sinodal, que se usa en los concilios y Sínodos. Lo queremos
presentar como un método apto para el recurso al sensus fidei, que posteriormente
nos servirá. En el Concilio Vaticano II, los padres conciliares pusieron un deseo que
se consultara más al pueblo sobre los asuntos de la fe 179. Por este motivo el Papa
Pablo VI escribió la Carta Apostólica Apostolica sollicitudo, promulgada "Motu
proprio" el 15 septiembre de 1965. Donde el papa Pablo VI, establece las normas
generales y da pautas para los Sínodos de los obispos180.

El proceso sinodal para dar resultados viables y a la vez eficaces para el


posterior magisterio, usa la metodología basada en la colegialidad que acompaña a
todas las fases del proceso consultivo. Es un signo de la unidad de la Iglesia en toda
su jerarquía, iniciando por los laicos y terminando en el Sumo Pontífice181. Este

178
EG 31.
179
Paulus VI, Papa. Decretum de Pastorali Episcoporum Munere in Ecclesia. Christus Dominus.
AAS, v.58, (1966): 675. En adelante se citará CD y el número correspondiente al pie de página. CD
5; Paulus VI, Papa. Decretum de Activitate Missionali Ecclesiae. Ad Gentes Divinitus. AAS, v.58,
(1966): 979-980. En adelante se citará AG y el número correspondiente al pie de página. AG 29.
180
AS.
181
Oficina de Prensa de la Santa Sede, Sínodo de los obispos, no. II.
51

método colegial usa dos procesos muy necesarios en cualquier debate, que es
análisis y síntesis, dos factores por demás indispensables.

El inicio del proceso empieza con la consulta previa a las Iglesias Orientales
sui iuris, Conferencias Episcopales, Jefes de Dicasterios de la Curia romana y la
Unión de Superiores Generales para obtener indicaciones sobre posibles temas
para el Sínodo182. Estos temas deben cumplir las características previas que se
enfocan en la universalidad, para que sean para toda la Iglesia, que temas sean
relevantes y de importancia y, sobre todo, que sean posibles de realizar, sean
efectivas. Después de escoger el tema el Consejo de la Secretaría General del
Sínodo de los Obispos estudia posibles líneas de la materia y lo presenta al santo
Padre para su aprobación.

Signo del proceso sinodal - colegialidad

Previo a la explicación de las fases del proceso sinodal, nos enfocaremos en


la colegialidad como signo indispensable y necesario para el éxito del proceso
sinodal.

Colegialidad es una actitud de todos involucrados en el proceso sinodal, que


les permite colaborar entre sí para lograr el objetivo. Cuando nos enfocamos en la
colaboración entre sí, hay que ver quiénes son los miembros ordinarios del Sínodo.

Como nos enseña Pablo VI en Apostolica sollicitudo los miembros originarios


para el Sínodo son los obispos, patriarcas y religiosos elegidos según lo estipula el
documento183, también el sumo pontífice puede escoger otros representantes,
siempre y cuando no superan el 15 por ciento de la totalidad de los miembros
originarios184. El ordo synodi episcoporum, que recoge las normas y actualizaciones
hasta el año 2007, aceptado por el Santo Padre Benedicto XVI, menciona también

182
Ibid.
183
AS V.
184
Ibid. X.
52

la posibilidad de participación en el Sínodo otros miembros, como expertos, oyentes


e invitados fraternos, todos sin derecho al voto185.

Fase preparativa

En las tres fases esta es preeliminatoria y permite ver los temas en el mundo
o las indicaciones si el tema es propuesto por el santo padre, cuando convoca
asambleas generales, extraordinarias o especiales. Está dirigida por el Consejo de
la Secretaria General del Sínodo y en él se elabora todos los documentos previos a
la Asamblea Sinodal. En este paso en las Conferencias Episcopales y otros
organismos convocados al Sínodo se busca las propuestas que, junto con sus
justificativos, las Conferencias envían al Consejo de la Secretaria General del
Sínodo.

El Consejo Permanente del Sínodo recoge todas estas propuestas, las


organiza y presenta un documento llamado Lineamenta, del latín, significa líneas de
orientación. Que pretenden provocar cierta respuesta a todos los involucrados. Los
Lineamenta se presenta al sumo pontífice para su aprobación y luego se traduce a
distintas lenguas, para posteriormente enviarlos de nuevo a las Conferencias
Episcopales para su estudio y posterior respuesta que de nuevo llega al Consejo
permanente del Sínodo186.

Fase consultiva

En esta etapa del proceso sinodal se elabora un documento llamado


Instrumentum Laboris, que del latín quiere decir la herramienta del trabajo. Este
documento contiene ya los temas debatidos con ciertas conclusiones, preguntas,
dudas y controversias, que sean sometidas al trabajo de los padres sinodales. Hay
que aclarar que el documento del trabajo no pretende ser un documento final,
aunque publicado tiene sus conclusiones y soluciones de ciertas materias. Es
apenas una herramienta de orientación187. Este documento se presenta también al

185
OSE cap. IV, 7.
186
Ibid.
187
Oficina de Prensa de la Santa Sede, Sínodo de los obispos, no. II.
53

Santo Padre para su aprobación o para añadir en el algo que el sumo pontífice
considere oportuno. Después de su aprobación el Instrumentum Laboris se traduce
a las lenguas oficiales del Sínodo y se distribuye a las Conferencias Episcopales,
para hacerlo llegar a los padres sinodales, de cada jurisdicción.

La fase preparativa y la fase consultiva, previas a la Asamblea del Sínodo,


son una oportunidad para presentar y ver el estado y ánimo de la Iglesia universal
y las Iglesias particulares. Ver los problemas, los anhelos y los desafíos. Además,
apreciar el crecimiento y vitalidad de la comunidad eclesial.

Fase deliberativa y documento final

Hasta ahora los trabajos se distribuían en las Conferencias episcopales e


Iglesias particulares. Fase deliberativa es una etapa previa a la Asamblea del
Sínodo, donde se desarrolla el trabajo arduo para hacer uso propicio de las fases
anteriores, basándose sobre el Instrumentum Laboris.

Esta etapa reúne a todos los Padres sinodales para encuentro según el
ordenamiento del Sínodo Ordo synodi episcoporum188. Se compone de tres pasos
generales. En el primer paso cada miembro presenta la situación de su Iglesia
particular, compartiendo las experiencias de fe, y especialmente lo relacionado con
el trabajo previo con el tema del Sínodo. Esta etapa se caracteriza por el compartir
entre todos, de su Iglesia particular. El segundo paso, está en las manos del relator,
quien prepara los puntos para ser discutidos en el segundo paso. Estos puntos
serán debatidos por los padres sinodales en pequeños grupos llamados círculos
menores, donde los miembros según sus lenguas discutirán los asuntos. Los
círculos menores preparan el informe de las discusiones para posteriormente
presentarlos en la asamblea plenaria, donde se puede hacer respectivas preguntas
para aclarar las dudas, argumentos y comentarios. El tercer paso de nuevo reúne
círculos menores para debatir las propuestas de los informes anteriores. En esta
etapa es importante focalizar los temas y propuestas, que se someterán a las
votaciones. Se formula las sugerencias y observaciones de manera más precisa y

188
OSE.
54

definida189, a base de las discusiones de la sala sinodal e informes de los círculos


menores. En los círculos se hace primeras votaciones para artículos propuestos
donde los padres sinodales se expresan si están de acuerdo o no. Estos artículos
votados se presentan al relator general que elabora una lista unificada de
propuestas, para después ser presentada en la sesión plenaria. Teniendo en cuenta
lo presentado los círculos menores se reúnen de nuevo a discutir las propuestas
dadas por el Relator General. En esta etapa se pueden añadir las enmiendas
individuales y al final presentar por dicho círculo las propuestas definitivas de cada
grupo.

El Relator General examina las propuestas de cada círculo y decide si


incorporarlos en la lista final de las propuestas. Cuando el Relator General decide
no incorporar algunas propuestas escribe un documento llamado Expensio
modorum. Cuando la lista completa esta lista se la presenta el Relator en la plenaria
en forma del folleto para ser sometida a votaciones. Una vez votadas las propuestas
se prepara un informe para presentarlo al Santo Padre. Algunas asambleas
sinodales presentaron al final un documento conclusivo en forma de nota. Pero no
existe algún ordenamiento especial para terminar el trabajo sinodal con un
documento conclusivo. Normalmente el Santo Padre recoge las propuestas y
después presenta un documento oficial en categoría de exhortación o encíclica,
para presentarlo a toda la Iglesia.

El trabajo sinodal, una vez terminada la Asamblea plenaria del Sínodo,


concluye.

Las propuestas y experiencias sinodales sirven tanto para las iglesias locales
coma a la Iglesia universal, de modo que el Santo Padre a veces las presenta como
magisterio de la Iglesia con ciertas propuestas para su incorporación en la vida.

189
Oficina de Prensa de la Santa Sede, Sínodo de los obispos, no. II.
55

Conclusión

El Santo Pueblo Fiel de Dios, en la boca del santo Padre Francisco, no es


solo una idea, sino una realidad que evoca el estado de toda la Iglesia, contenido
en Lumen Gentium del Concilio Vaticano II. Este Pueblo Santo tiene una misión
propia y su camino particular que impulsa a la Iglesia para encontrar nuevos
caminos. En este capítulo hemos tratado de demostrar el procedimiento del recurso
al sensus fidei, hemos demostrado las bases del Pueblo, como un fundamento y
pilar del sensus fidei, demostrando al pueblo no como objeto y destinatario de las
leyes divinas para obedecerlas solo, sino también como sujeto, que puede decidir
en su vida religiosa y aportar mucho al caminar de la Santa Iglesia. Este cambio de
la óptica, propio al Concilio Vaticano II, eleva al ser creyente al nivel de ser también
arquitecto de la Iglesia, para edificarla, y esta es su misión.

Pero edificarla, es una responsabilidad superior y siempre hay que estar


atentos a que este trabajo y esta misión edificadora esté en el son de la Iglesia, y
especialmente en la voluntad divina. Para ese propósito buscamos la respuesta a
las preguntas ¿Cuáles son las manifestaciones verdaderas del sensus fidei en esta
obra? ¿Cuáles son las emanaciones correctas? Nos hemos enfocado entonces
según el deseo de la Comisión Teológica Internacional, sobre el sujeto del sensus
fidei, mas, que sobre la materia del sensus fidei. La santidad, humildad y demás
descripciones del ser creyente nos ayudarán a descifrar si el sensus fidei fidelium o
fidelis, son propicios, o son solo reflejo de unas opiniones, comentarios o críticas,
que sirven al interés propio.

En la última parte nos hemos enfocado sobre el proceso sinodal, para


demostrar cómo se consulta el sensus fidei, así respondiendo de modo más
completo a la pregunta secundaria sobre ¿Cuál es la relación entre el recurso a
sensus y magisterio? Relación que es vital para crecimiento de la Iglesia y su
desarrollo, y especialmente para encontrar nuevos caminos, como lo ve el Papa
Francisco en Evangelii Gaudium 31.
56

3. Capítulo III: La acogida del Sensus fidei en ll Sínodo de la Familia y


Amoris Laetitia. Perspectivas y consecuencias pastorales de la relación
entre el sensus fidei y el magisterio.

Apenas unos ocho meses después de elección a la Santa Sede el Papa


Francisco, tomando de pronto ejemplo de Juan XXIII, convoca el Sínodo
extraordinario sobre la familia, el cual tendrá como tema: Los desafíos pastorales
de la familia en el contexto de evangelización190. Desde este momento el Consejo
permanente del Sínodo empezó su trabajo enfocado sobra la familia.

Esta convocatoria papal tiene unos rasgos nuevos. Sabemos que el Sínodo
es de obispos, los temas desafían la vida religiosa de los laicos, especialmente los
temas que generan mucha polémica. El Santo Padre en esta etapa convocó, según
estipula el ordenamiento de los Sínodos extraordinarios, la máxima cantidad de los
laicos, como auditores, locutores y observadores, además de esto, para marcar un
nivel pastoral más grande, se preparó una encuesta que fue dirigida a las
Conferencias Episcopales, pero por primera vez fue publicada en distintas lenguas.
Estos puntos marcan una nueva apertura del Papa Francisco, convocando este
Sínodo extraordinario.

Para abordar el tema de este capítulo: La acogida del sensus fidei en ll


Sínodo de la Familia y Amoris Laetitia. Perspectivas y consecuencias pastorales de
la relación entre el sensus fidei y el magisterio, hemos separado el trabajo en tres
apartados.

En el primer apartado nos enfocaremos sobre la convocatoria a los Sínodos,


extraordinario en 2014 y ordinario en 2015. Veremos los temas y objetivos
propuestos y metodología que sale un poco del esquema del proceso sinodal. Los
dos pasos simples marcaran nuestro pensamiento. La preparación de las
cuestiones en el Sínodo extraordinario y desarrollo de ellas en el Sínodo ordinario.

190
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
57

El segundo nos llevara a develar como funcionó el proceso sinodal con sus
pasos ordinarios, como lineamenta, instrumentum laboris y relatio synodi en los dos
Sínodos haciendo un trabajo comparativo. Así veremos cómo se consultó al pueblo
de Dios y que consecuencias tuvo. Además, veremos los resultados que marca el
camino del recurso al sensus fidei hasta el magisterio.

En el último apartado nos inclinaremos sobre las reflexiones y


consideraciones del sensus fidei en los documentos sinodales y la posterior
exhortación Amoris Laetitia. Este párrafo tendrá tres pasos: consecuencias
pastorales del recurso al sensus para el método latinoamericano, consecuencias
pastorales para la Iglesia particular y universal al consultar al pueblo de Dios y
deficiencias del recurso al sensus fidei del Pueblo y las consecuencias pastorales
de ello.

Así eclipsaremos el tema por completo para poder sacar las nociones
conclusivas.

3.1 La convocación a los Sínodos: Extraordinario 2014 y Ordinario 2015 sobre


la Familia

3.1.1 Urgencia del tiempo actual

El 8 de octubre de 2013, la oficina de prensa de la Santa Sede emitió un


comunicado, que apenas 8 meses de iniciar el pontificado el papa Francisco
convocó un Sínodo extraordinario sobre la familia191. Mensaje fue muy corto, pero
de mucho significado. El papa convocó para los días de 5 a 19 de octubre de 2014
el tercer Sínodo extraordinario de los obispos con el tema “Los desafíos pastorales
de la familia en el contexto de la evangelización”192. La novedad que permitiera

191
Sala Stampa della Santa Sede, Comunicato della Sala Stampa della Santa Sede: III Assemblea
Generale Straordinaria del Sinodo dei Vescovi (5-19 Ottobre 2014),
192
Ibid.
58

convocar un Sínodo extraordinario era necesitad de resolver algo urgente y el santo


padre consideró de suma urgencia el proceso de evangelización en tiempos
contemporáneos. Una necesidad urgente de abordar los temas de la familia, entre
ellos eran: “los divorciados con nueva unión, la difusión de las parejas de hecho, las
uniones entre personas del mismo sexo y su eventual adopción de hijos, los
matrimonios mixtos o interreligiosos, la familia monoparental, la difusión del alquiler
de vientres y el debilitamiento o abandono de la fe en el sacramento del matrimonio
y en la confesión”193. Desde la convocación hasta el Sínodo se otorgó todo un año
para poder abordar los temas. Siendo también la primicia que el Sínodo
extraordinario era también como preludio para el Sínodo ordinario. De él dependía
el trabajo y el magisterio posterior sobre los temas. Este mensaje se envió a los
obispos del mundo explicando la necesidad y la urgencia, recordando a la vez la
historia y el magisterio actual sobre los temas y finalizando el mensaje con un
cuestionario de 39 preguntas dividido a 9 secciones.

3.1.2 El tesoro de la revelación (DV 26)

La Iglesia desde tiempos ha preparado y desarrollado los distintos temas


acerca de la familia y evangelización, pero se hace urgente actualizar dichos temas
a los tiempos contemporáneos, para hacer más eficaz la llegada del evangelio a
distintos lugares y distintas personas, hoy. El Sínodo no será solo para recordar lo
establecido en el magisterio, esto ya está en la vida de la Iglesia, en distintas
conferencias episcopales y en la Sagrada Escritura. Lo que se pretende es
descubrirlo de nuevo194.

Es un hecho, que desde tiempos nunca ha faltado la atención de la Iglesia,


de sus pastores, incluso de las personas dedicadas a Dios en transmisión eficaz del
mensaje evangélico esto es un testimonio para las familias y sus hijos en este

193
AICA, Sínodo sobre la Familia: Presentan el documento preparatorio.
194
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
59

mundo, y en este tiempo. El compromiso del próximo Sínodo Extraordinario es


impulsado y sostenido por el deseo de comunicar a todos, más incisivamente este
mensaje esperando que, de este modo, «el tesoro de la revelación encomendado a
la Iglesia vaya llenando los corazones de los hombres» (DV 26)195.

3.1.3 Los fundamentos del matrimonio y de la familia

En el mensaje bíblico desde el relato de la creación podemos ver al hombre


y mujer creados uno al otro con un vínculo indisoluble, donde los dos viven en el
paraíso, y los dos responden por su vida mutua. Este era el don de Dios, completado
con una misión de procrear, de convertirse en los padres y así participar en la
creación de Dios196. “En el don del fruto de la propia unión asumen la
responsabilidad del crecimiento y de la educación de otras personas para el futuro
del género humano. A través de la procreación, el hombre y la mujer cumplen en la
fe la vocación de ser colaboradores de Dios en la custodia de la creación y en el
crecimiento de la familia humana”197. Este efecto es hecho del amor que el hombre
tiene con su mujer y a la vez con Dios Creador. Escribe el santo padre Juan Pablo
II en Familiaris Consortio: “El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de
todo ser humano”198. Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la
vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la
comunión199.

En los tiempos esta misión parece ser un poco olvidada o más bien
despreciada por la humanidad, especialmente en el pueblo judío, que trata de

195
Ibid.
196
Gn 1, 24-31; 2, 4b-25.
197
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
198
Ioannis Pauli II. Adhortatio Apostolica. Familiaris Consortio. AAS, v.74, (1982): 91-93. En adelante
se citará FC y el número correspondiente al pie de página. FC 11.
199
Paulus VI, Papa. Constitutio Pastoralis de Ecclesia in Mundo Huius Temporis. Gaudium et Spes.
AAS, v.58, (1966): 1034. En adelante se citará GS y el número correspondiente al pie de página. GS
12.
60

acomodarlo a su historia personal, lo que está representado en las cartas de repudio


a la mujer, donde el vínculo del amor y compartir la vida no importa, sino el interés
personal.

Esta situación pretende cambiar Jesús de Nazaret, que nace y vive en la


familia, donde aprende y desde donde toma el ejemplo y testimonio.

El restablece esta idea principal de Dios, que el matrimonio y familia son


inseparables, así volviendo al origen, Jesús ha enseñado la unidad y la fidelidad
entre los esposos, reprobando el repudio y el adulterio200. Propone de nuevo el
proyecto de Dios201.

Después de Jesucristo es la comunidad primitiva de la Iglesia que vela por el


matrimonio así dando inicio al magisterio de la Iglesia sobre el tema202. Esta
enseñanza esta revelada muy bien en la carta de san Pablo a los Efesios, donde
san Pablo ve el amor entre hombre y mujer como gran misterio, que hace presente
en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia203.

Este mensaje paulino lo retoma el Concilio Vaticano II, que en su enseñanza


en la constitución pastoral Gaudium et Spes dedica un capítulo entero para abordar
los temas más urgentes de la promoción de la dignidad del matrimonio y de la
familia. “Así, la familia, en la que distintas generaciones coinciden y se ayudan
mutuamente a lograr una mayor sabiduría y a armonizar los derechos de las
personas con las demás exigencias de la vida social, constituye el fundamento de
la sociedad”204.

Después del Concilio Vaticano II, hay dos Papas, que dedican sobre el tema
sus escritos, el Papa Pablo VI, con la Encíclica Humanae Vitae, donde trata de
describir la práctica necesaria sobre la enseñanza magisterial acerca de la vida
marital. El segundo Papa, san Juan Pablo II, con la exhortación Familiaris Consortio,

200
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
201
Mt 5,31-32; 19,3-12; Mc 10,1-12; Lc 16,18.
202
Ef 5,21-6,9; Col 3,18-4,1; 1Tm 2,8-15; Tt 2,1-10; 1P 2,13-3,7.
203
Ef 5,31-32.
204
GS 52.
61

describe el matrimonio como una unidad proveniente del plan divino, no es una
inserción a la sociedad humana que genera debilitamiento de la libertad, sino que
es un fundamento de la sociedad que emana de la creación divina205.

En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos una definición, que


recoge todo el magisterio anterior sobre la familia, la unión conyugal de los esposos:

La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una


íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes
propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de los
cónyuges, así como a la generación y educación de los hijos. Entre
bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de
sacramento206.

El Santo Padre el Papa Francisco en Lumen Fidei, habla del principio familiar,
basado sobre la fe, que ilumina al hombre y mujer, a la vez, resalta la importancia
de la primera célula que es familia, donde el ser humano aprende y ve el testimonio
de sus padres. El testimonio construido sobre las experiencias del amor de los
primeros testigos y de unión marital de los propios padres. Este amor eleva a los
esposos a crear vida, esta vida donada por Dios es un plano desde donde los
esposos pueden ver que el amor exclusivo y duradero es posible y es posible para
toda la vida207.

3.1.4 Cuestionario

El Documento pre eliminatorio, que sirve para las Conferencias Episcopales


a preparar sus temas y respuestas, sirve también a elaborar un documento previo
al Sínodo que se llama lineamenta. Este documento recoge las respuestas de los

205
FC 11.
206
Juan Pablo II. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 1055.
207
Franciscus, Papa. Litterae Encyclicae. Lumen Fidei. AAS, v.105, (2013): 589-591. En adelante se
citará LF y el número correspondiente al pie de página. LF 50-53.
62

países en los temas solicitados. Ya hemos abordado los temas preparatorios, como
las bases de la enseñanza eclesiástica sobre la familia, la actualidad del tema
necesario para convocar un Sínodo extraordinario. El último de los puntos es el
cuestionario, que fue enviado a los obispos. Contiene 39 preguntas divididas en 9
categorías. Las preguntas vienen con objetivo de aclarar dudas en la materia de
enseñanza por esto abarcan un abanico amplio de los temas. Después de
consultarlo, las respuestas se convirtieron en un documento elaborado por la
secretaria del Sínodo en un Instrumentum laboris, y así fue trabajado durante el
Sínodo extraordinario. Al finalizar el Sínodo se preparó documento Relatio synodi,
que se convirtió en la base del Sínodo ordinario sobre la Familia. Documento
preparatorio tenía en su estructura Relatio synodi, y se agregaron las preguntas.

3.1.5 Lineamenta

Al terminar la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos


sobre Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización,
celebrada en el 2014, el Papa Francisco decidió dar a conocer públicamente la
Relatio Synodi, documento con el cual se concluyeron los trabajos sinodales. Al
mismo tiempo, el Santo Padre indicó que este documento constituirá los Lineamenta
para la XIV Asamblea General Ordinaria sobre el tema: La vocación y la misión de
la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, que tendría lugar del 4 al 25
de octubre de 2015208.

El Documento preparatorio al Sínodo ordinario sobre la familia tiene un tema


particular: La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo
contemporáneo. Está compuesto de tres partes. La introducción – el prefacio. La
primera parte, que es Relatio Synodi, del Sínodo extraordinario sobre la familia y la
segunda parte que son las preguntas a cada sección de los textos del Relatio

208
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Lineamenta.
63

Synodi, para conocer la recepción del documento y para estimular la profundización


del trabajo iniciado en el curso de la Asamblea Extraordinaria. Se trata de “repensar
con renovada frescura y entusiasmo lo que la revelación, transmitida en la fe de la
Iglesia, nos dice sobre la belleza y sobre la dignidad de la familia”209.

El cuerpo del documento son tres partes de los temas que fueron elaborados
en el Sínodo extraordinario. La primera parte: la escucha - el contexto y los desafíos
de la familia, la segunda parte: la mirada fija en Cristo - el Evangelio de la familia y
la tercera parte: la confrontación - perspectivas pastorales.

El mensaje de Relatio Synodi termina con un mensaje:

Las reflexiones propuestas, fruto del trabajo sinodal que tuvo lugar en un
clima de gran libertad y en un estilo de escucha mutua, desean plantear
cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas
por la reflexión de las Iglesias locales durante el año que nos separa de la
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos prevista para octubre
de 2015210.

En el discurso conclusivo, 18 de octubre de 2014 el Papa Francisco dijo: En


esta perspectiva, estamos llamados a vivir un año “para madurar, con verdadero
discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a
tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar”211.

Lo interesante del mensaje papal, y del Relatio Synodi, es una invitación a


que este documento no solo será conocido ampliamente sino también que se invite:
“a las Conferencias Episcopales a elegir las modalidades adecuadas para tal
finalidad implicando a todos los componentes de las iglesias particulares e
instituciones académicas, organizaciones, agregaciones laicas y otras instancias
eclesiales”212.

209
Ibid. no. 4
210
Acta Synodi Episcoporum. Relatio Synodi, no. 62
211
AAS. Occasione exitus III Generalis Conventus Extraordinarii Episcoporum Synodi, 835.
212
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Lineamenta, prefacio.
64

De este modo completamos dos convocatorias al Sínodo, el primero


extraordinario y el segundo ordinario. No son dos mensajes distintos, sino la
continuación en periodo de tres años, si contamos la convocación y la pausa entre
Sínodos. El mensaje enviado al mundo emana de la invitación de la Iglesia, que
quiere y que hace lo posible para ubicar los temas en el mundo contemporáneo y
sobre todo para encontrar soluciones. Por este motivo los dos Sínodos hay que
tomar como una cosa dedicada a la familia.

3.2 La consulta al Pueblo de Dios

Las respuestas enviadas de todo el mundo, recogidas y elaboradas a base


del lineamenta en el Secretariado del Sínodo, se convirtieron en documento llamado
Instrumentum laboris, que es la base de las discusiones en el Sínodo. Este
documento después de su aprobación y traducción se envió a las Conferencias
Episcopales. No obstante, la novedad del Sínodo era que las discusiones se hacían
en círculos menores de las lenguas, pero la lengua oficial del Sínodo ya no era el
latín, sino italiano. En este idioma se elaboraron los documentos sinodales.

Hay que rescatar que la consulta a las Conferencias episcopales dio muchas
respuestas, las respuestas que esperaba Papa Francisco, no solo del gremio
episcopal, sino también de las universidades y sobre todo de los laicos. “Todo el
pueblo de Dios fue invitado a participar en el proceso de reflexión y profundización,
al que contribuyó el Santo Padre, quien, con sus catequesis semanales sobre la
familia en las Audiencias Generales, y en otras varias ocasiones, acompañó el
camino común. Confirma el renovado interés por la familia, suscitado por el Sínodo,
una amplia atención reservada a ella no sólo en ambientes eclesiales, sino también
de parte de la sociedad civil”213. También a estas aportaciones se sumaron otras de
muchos fieles de manera individual o grupal, o familiar. Tal como pidió el papa

213
Acta Synodi Episcoporum. Coetus Generalis XIV, Relatio Finalis.
65

Francisco, muchas sugerencias llegaron de parte de los universidades e


instituciones académicas214.

Como hemos mencionado anteriormente el Instrumentum laboris, está


compuesto de Relatio Synodi, que está acompañado con las elaboradas
respuestas, observaciones y aportes. El documento es de tres partes, que muestran
la continuidad entre las dos Asambleas: La escucha de los desafíos que afronta la
familia (I parte) evoca más directamente el primer momento sinodal; El
discernimiento de la vocación familiar (II parte) y La misión de la familia hoy (III
parte) introducen en el tema del segundo momento, con el propósito de ofrecer a la
Iglesia y al mundo contemporáneo estímulos pastorales para una renovada
evangelización215.

Conociendo la parte estructural nos enfocaremos en la materia consultada a


la cual se usó el recurso a la sensus fidei. La materia está separada por los capítulos
que acompañan las tres partes del documento sinodal. Para ver como se
consultaron los temas recurriendo al sensus fidei nos enfocaremos en tres temas
de la multitud de temas sinodales y los veremos desde el principio hasta el Sínodo
ordinario que termina con Relatio Synodi y posterior exhortación Amoris Laetitia.

En la convocatoria del Sínodo extraordinario se vio necesidad de tocar varios


temas de la índole necesaria de debatir en una Iglesia que se encuentra en el mundo
contemporáneo, que se desarrolla y se actualiza constantemente. Donde los temas
surgen de la misma vida familiar y distintos acontecimientos, de lo que hemos
escrito anteriormente.

214
Ibid.
215
Ibid.
66

3.2.1 Matrimonios vueltos a casar – comunión eucarística

Uno de los temas más relevantes y más discutidos acerca de los


matrimonios, fue el tema de la comunión eucarística de las personas separadas de
sus matrimonios anteriores y vueltos a casar nuevamente. La legislación
eclesiástica hasta este momento fue y es bien clara, que tales personas no se
pueden acercar a la comunión216. A esto se refería la pregunta número 4 del
cuestionario que se envió a las Conferencias Episcopales del documento
preparatorio, apartado “e”217.”¿Qué piden las personas divorciadas y casadas de
nuevo a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la
Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en estas situaciones
¿cuántas piden dichos sacramentos?” La respuesta sinodal, tanto extraordinario
como ordinario fue también en la línea de la enseñanza actual. No faltaron distintas
posiciones en este tema al favor y en contra. No obstante, el método sinodal en
estos casos es muy eficaz y siempre en las votaciones gana la mayoría. Ahora está
bien inclinarse sobre la voluntad de Dios y el sensus fidei de dichas posiciones.

Como lo podemos observar en instrumentum laboris del primer Sínodo


extraordinario, allá se encuentran las posiciones del sensus de las distintas partes
del mundo, que lo ven de esta manera. “Acerca del acceso a los sacramentos, las
reacciones de parte de los fieles divorciados vueltos a casar son diferentes. En
Europa (aunque también en algunos países de América Latina y Asia), prevalece la
tendencia a resolver la cuestión a través de un sacerdote que condescienda a la
petición de acceso a los sacramentos. Al respecto, se señala (en particular en
Europa y en América Latina) un modo distinto de responder de parte de los pastores.
A veces, estos fieles se alejan de la Iglesia o pasan a otras confesiones cristianas.

En varios países, no sólo europeos, esta solución individual para muchas


personas no es suficiente, ya que aspiran a una readmisión pública en los

216
Juan Pablo II. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2390.
217
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
67

sacramentos de parte de la Iglesia. El problema no es tanto que no puedan recibir


la comunión, sino el hecho que la Iglesia públicamente no les admite al sacramento,
de modo que estos fieles simplemente se niegan a ser considerados en situación
irregular”218. En esta herramienta también encontramos explicación de las
posiciones discutidas, donde se enumeran los países y multitudes que piden ser
admitidas al sacramento de la eucaristía y penitencia, especialmente en los
momentos que tienen un ámbito evangelizador de la transmisión de fe, que se trata
de las primeras comuniones de los hijos, bautismos y confirmaciones219. También
hay experiencias de las iglesias ortodoxas, que permiten el segundo o incluso tercer
matrimonio, y lo demuestran incluso como algo de carácter disciplinar y no
doctrinal220. En el segundo Sínodo, esta vez ordinario, la voluntad y sensus fidei
andan por el mismo camino. De esto nos habla el número 52 y 53 de instrumentum
laboris del Sínodo ordinario de la familia:

Se reflexionó sobre la posibilidad de que los divorciados y vueltos a casar


accediesen a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía. Varios Padres
sinodales insistieron en favor de la disciplina actual, en virtud de la relación
constitutiva entre la participación en la Eucaristía y la comunión con la Iglesia
y su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble. Otros se expresaron en favor
de una acogida no generalizada a la mesa eucarística, en algunas
situaciones particulares y con condiciones bien precisas, sobre todo cuando
se trata de casos irreversibles y vinculados a obligaciones morales para con
los hijos, quienes terminarían por padecer injustos sufrimientos. El eventual
acceso a los sacramentos debería ir precedido de un camino penitencial bajo
la responsabilidad del Obispo diocesano221.

Incluso algunos padres sinodales sostuvieron la participación de las dichas


personas en la comunión espiritual provechosamente222.

218
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Instrumentum laboris, no. 93.
219
Ibid, 95.
220
Ibid.
221
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Lineamenta, no. 52-53.
222
Ibid, 53.
68

Muchos de los padres siguiendo el sentido común del pueblo de Dios, iban
por el camino penitencial para las personas divorciadas y vueltas a casar bajo la
responsabilidad del obispo, como experiencia efectiva de la admisión de las
personas a los sacramentos223. En referencia a la Familiaris Consortio 84, se
sugiere un itinerario de toma de conciencia del fracaso y de las heridas que este ha
producido, con arrepentimiento, verificación de una posible nulidad del matrimonio,
compromiso a la comunión espiritual y decisión de vivir en continencia224.

Este mensaje fue retomado en el mensaje final y posteriormente en el


capítulo octavo de Amoris Laetitia. La Iglesia comprende las situaciones difíciles y
recuerda a la vez la exigencia del evangelio transmitida por los evangelistas y
apóstoles, la buena nueva que compara la unión marital con la unión entre Cristo y
su Iglesia225. Este es el ejemplo para seguir. Solo una posibilidad se hace viable
para las personas separadas que no accedieron a las nuevas uniones, se les
recomienda acercarse a los sacramentos para el provecho y alimento continuo que
sostiene su estado226.

La consulta al pueblo de Dios se ha hecho, se escuchó y se introdujo en el


magisterio de la Iglesia, presentado en Amoris Laetitia.

3.2.2 Las uniones del mismo sexo adopción niños

El segundo caso, que fue muy anunciado y visto en el mundo


contemporáneo, es el caso de los niños adoptados, en caso particular por las
personas con la condición homosexual. Vemos como en el proceso sinodal desde
las primeras preguntas hasta el último Relatio Synodi y Amoris Laetitia el tema es
muy común, y alienta a la adopción, como una opción de vida de los matrimonios

223
Ibid, 123.
224
FC 84.
225
Mt 19,6; cf. Mc 10,9.
226
Acta Synodi Episcoporum. Relatio Synodi, 83.
69

con las dificultades de procreación de la prole. Pero en este caso, la respuesta


recopilada en lineamenta es muy contundente y muy rápida: “Se debe constatar que
las respuestas recibidas se pronuncian en contra de una legislación que permita la
adopción de niños de parte de personas en unión del mismo sexo, porque ven en
riesgo el bien integral del niño, que tiene derecho a tener una madre y un padre 227.
Es la respuesta de los consultados a la pregunta 5, apartado “d”: ¿Cómo habría que
comportarse pastoralmente, en el caso de uniones de personas del mismo sexo que
hayan adoptado niños, en vista de la transmisión de la fe?228. No se debatió este
tema más en los dos Sínodos, tampoco en Amoris Laetitia, la respuesta conserva
la doctrina actual en este tema, no obstante, se invitó a que se ayudara a las
personas, que en esta condición ya tienen hijos, que también tienen derecho de una
educación en fe, por medio de los padrinos o los familiares229.

3.2.3 Matrimonios – procesos de nulidad

El tema más abordado y con los efectos desde la primera parte es el tema de
la nulidad matrimonial y el proceso jurídico que lo acompaña. La pregunta cuarta
del cuestionario en el apartado “f” decía: ¿Podría ofrecer realmente un aporte
positivo a la solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización
de la praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del
vínculo matrimonial? Si la respuesta es afirmativa ¿en qué forma?230.

La respuesta era muy amplia, la contiene el instrumentum laboris del Sínodo


extraordinario, son siete puntos, que abarcan siguientes temas, anhelos del pueblo
de Dios acerca del proceso de nulidad. La primera más audaz es: dos posibilidades
de llevar el proceso de la vía ordinaria, con juicio y vía administrativa, con obvias

227
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Instrumentum laboris, no. 120.
228
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
229
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Instrumentum laboris, no. 120.
230
Sínodo de los obispos, III Asamblea general extraordinaria, Documento preparatorio.
70

bases231. Rebajar los costos y dar posibilidad de quitar varias instancias del
proceso232. El Sínodo extraordinario terminó sus debates y confirmó las siguientes
soluciones a las inquietudes. Entre las propuestas se indicaron: dejar atrás la
necesidad de la doble sentencia conforme; la posibilidad de determinar una vía
administrativa bajo la responsabilidad del Obispo diocesano; un juicio sumario a
poner en marcha en los casos de nulidad notoria233. Además, se añadió la
necesidad de preparación de suficientes agentes, clérigos y laicos, para agilización
del proceso234.

El Sínodo ordinario retomó las inquietudes y lo puso de relieve en lineamenta


con la pregunta más facilitadora a debatir el tema: ¿Cómo hacer más accesibles y
ágiles, a ser posible gratuitos, los procedimientos para el reconocimiento de los
casos de nulidad? (núm. 48 de Relatio Synodi)235. Las respuestas se resumieron en
tres: establecer en las diócesis un servicio estable de asesoramiento gratuito236, dar
posibilidad de abandonar la doble sentencia, y dejar posibilidad del proceso
administrativo con el obispo diocesano237.

Antes de terminar el Sínodo el santo Padre Francisco publicó dos cartas


acerca del proceso de nulidad. Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors
Iesus238. A esto se refirió el Sínodo en el punto 82 del Relatio Synodi, recalcando
que para muchos de los fieles que han vivido una experiencia matrimonial infeliz, la
verificación de la nulidad del matrimonio representa un camino que se puede seguir.
Los Motu Proprio recientes Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus
han llevado a una simplificación de los procedimientos para una eventual
declaración de nulidad matrimonial. Con estos textos, el Santo Padre también ha

231
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Instrumentum laboris, no. 101.
232
Ibid.
233
Acta Synodi Episcoporum. Relatio Synodi, 48.
234
Ibid, 49.
235
Sínodo de los obispos, XIV Asamblea general ordinaria, Lineamenta, no. 37.
236
Ibid, no. 115.
237
Ibid.
238
Franciscus, Papa. Litterae Apostolicae Motu Proprio Datae, Mitis Iudex Dominus Iesus. AAS,
v.107, (2015): 958-967.
71

querido hacer evidente que el mismo Obispo en su Iglesia, de la que es constituido


pastor y cabeza, es por eso mismo juez entre los fieles que se le han confiado.

Así pues, la aplicación de estos documentos es una gran responsabilidad


para los Ordinarios diocesanos, llamados a juzgar ellos mismos algunas causas y a
garantizar, en todos los modos, un acceso más fácil de los fieles a la justicia. Esto
implica la preparación de un número suficiente de personal, integrado por clérigos
y laicos, que se dedique de modo prioritario a este servicio eclesial. Será, por tanto,
necesario poner a disposición de las personas separadas o de las parejas en crisis,
un servicio de información, consejo y mediación, vinculado a la pastoral familiar, que
también podrá acoger a las personas en vista de la investigación preliminar del
proceso matrimonial239.

En Amoris Laetitia el Santo Padre Francisco, confirmó la intención de los dos


Sínodos, acerca de la nulidad matrimonial como anteriormente lo publicó en sus dos
documentos: Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus. Recordó a la vez
a los obispos diocesanos estar atentos al proceso, juzgar ellos mismos y preparar
suficiente personal idóneo para agilizar el proceso240.

La consulta al pueblo de Dios se ha hecho también en este caso particular,


se escuchó al pueblo de Dios, y se introdujo la materia en el magisterio de la Iglesia,
presentado en Amoris Laetitia y otros documentos241.

239
Ibid, 959.
240
Franciscus, Papa. Adhortatio Apostolica. Amoris Laetitia. AAS, v.108, (2016): 409-410. En
adelante se citará AL y el número correspondiente al pie de página. AL 244.
241
Franciscus, Papa. Datae, Mitis Iudex Dominus Iesus. AAS, v.107, (2015): 959.
72

3.3 Las reflexiones y consideraciones del Sensus Fidei. Los documentos


sinodales y la Exhortación Pastoral Amoris Laetitia

3.3.1 Consecuencias pastorales del recurso al sensus para el método


latinoamericano

Para abordar el tema de las consecuencias pastorales, recordemos lo que es


método en la ciencia teológica, y así lo comenta doctora Olga Vélez en el artículo
sobre el método y teología americana, lo describe de esta forma: “No entendemos
el método como un conjunto de reglas que cualquiera puede seguir para obtener un
resultado. Nos estamos refiriendo al método entendido como un conjunto de
operaciones recurrentes y relacionadas entre sí que producen resultados
acumulativos y progresivos242. Un conjunto de operaciones previo y normativo del
cual se pueden derivar las reglas concretas para cada ciencia específica” 243.
Cuando nos referimos al método latinoamericano, nos referimos no a los resultados
derivados de la labor teológica, nos fijamos en la base que lo está considerando,
entonces al pueblo pobre que es el fundamento de las deliberaciones. Sin
sumergirnos en la historia del método, nos enfocamos en las deliberaciones que
retomaron las conferencias latinoamericanas, primera en Medellín en 1968244 y
después en Puebla en 1979245. Podemos hablar de un proceso que se refiere al
método latinoamericano como: ver, juzgar y actuar, en el fundamento del pueblo de
Dios que experimenta la presencia de su creador entre el pueblo sufriente. Si
consideramos este método de la forma propuesta por las Conferencias de Medellín
y Puebla, podemos también hablar del recurso al sensus fidei del pueblo de Dios.
En este caso particular, hablamos entonces de un recurso al sensus fidei, que a la
vez es un recurso al método latinoamericano.

Una de las consecuencias pastorales más relevantes es recurrir a lo básico


de la vida del pueblo de Dios para descubrir las nociones del sensus fidei, como

242
Lonergan, B., Método en teología, 13.
243
Vélez, O., Método y teología latinoamericana, 419.
244
Consejo Episcopal Latinoamericano. Las cinco conferencias generales del episcopado
latinoamericano: Río de Janeiro, Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, 83-84.
245
Ibid, 160.
73

semillas de la presencia de Dios en su pueblo. Podemos entonces encontrar dos


realidades pastorales recurriendo al sensus fidei del pueblo, que son: ver al pueblo
y hacer reflexión sobre él y ver en el conjunto de sus actitudes el sensus fidei, y el
otro donde el pueblo de Dios expresa verbalmente su sensus fidei en el conjunto de
sus experiencias personales y comunitarias. Las dos realidades demuestran el
sentido pastoral y una consecuencia que lo involucra. El método latinoamericano
puesto en la vida del pueblo que demuestra el recurso al sensus fidei como recurso
al método latinoamericano: ver, juzgar y actuar.

3.3.2 Consecuencias pastorales para la Iglesia particular y universal al


consultar al Pueblo de Dios

Cuando nos referimos a las consecuencias pastorales del recurso a el sensus


fidei, para la Iglesia particular y universal podemos observar tres más relevantes
que son: la importancia del pueblo de Dios, específicamente los laicos y los no
ordenados en el Pueblo de Dios, que es elevado desde ser objeto y destinatario del
magisterio al ser sujeto de ello, el segundo será la unidad, o la unión que se hace
entre el pueblo de Dios consultado por su sensus fidei y el último que resalta la
responsabilidad del Pueblo por el caminar de la Iglesia.

3.3.3 Elevación del pueblo del objeto al sujeto

Podemos hablar del pueblo de Dios entendido como sujeto de la Iglesia y no


solo un destinatario que recibía órdenes en la pirámide jerárquico, el pueblo de Dios
que abarcaba los fieles laicos, pero no jerarquía, el sentido que cambio el Concilio
Vaticano II. Podemos hablar del pueblo que se convierte pastoralmente para ser
coautor del servicio profético en la Iglesia que aporta al magisterio por el sensus
fidei, y por la consulta que los Sínodos y el Santo Padre hacen en diversas materias.
74

Unidad en el caminar

Uno de los descriptivos de la Iglesia universal, es el que evoca la comunidad.


Comunidad de los fieles en el mismo camino hacia Dios. Esta comunidad presente
en el mundo anda individualmente hacia el Señor, pero en este caso, de los Sínodos
se une para caminar juntos y recorrer el camino de la búsqueda de las soluciones.
Esta unión, a la que anima el Sínodo, ya en si tiene una noción fuerte pastoralista.
Une diversas culturas, pueblos y experiencias para un fin propuesto por el Sínodo.

Responsabilidad del pueblo

En muchas mentes contemporáneas de nuestra Iglesia, encontramos un


estilo de pensamiento que se remonta a la antigüedad con la afirmación, que por el
caminar de la Iglesia esta responsable la jerarquía. Pero desde el Lumen Gentium,
del Concilio Vaticano II, encontramos una descripción distinta. El capítulo que habla
del pueblo de Dios compuesto por todos los integrantes de la Iglesia, laicos y
jerarquía246. La Iglesia compuesta de estos factores, tiene responsabilidad del
caminar de la Iglesia. Cada una en su particular modo y diferente responsabilidad.
Esta responsabilidad en los hombros del pueblo no es solo mero ideal, se convierte
en realidad en la vida de los Sínodos.

3.3.4 Deficiencias del recurso al sensus fidei del Pueblo y las consecuencias
pastorales

Los dos Sínodos, extraordinario y ordinario llevaron muchos anhelos por


parte del pueblo de Dios, y no solo los laicos, de los cuales se hablaba mayor del
tiempo sinodal, sino también de clérigos preocupados por la suerte de tantas
personas, sus feligreses. No obstante, los Sínodos no fueron la solución completa.
En algunos casos los temas no se solucionaron, sino quedaron en el mismo limbo.
Para buscar las soluciones eficaces, tocaría buscar unos nuevos caminos para
abarcar las dificultades que se presentan en la materia del sensus fidei. Nosotros

246
LG cap. II.
75

nos enfocaremos en tres. La idoneidad de las personas participantes, votaciones de


la materia de la fe, costumbres y aceptación de los resultados.

Idoneidad de los participantes

Desde la publicación de la Comisión Teológica Internacional sabemos acerca


del sensus fidei mucho más, y además de lo que se recalcó de la manera muy clara:
las disposiciones de las personas, para que el sensus fidei podría ser considerado
como verdadero247. Estas disposiciones nos revelan los discípulos y cristianos de
buena fe y costumbres, con una profunda amistad con Dios y sumergidos en la
Iglesia248.

Cuando revisemos el proceso tanto de convocatoria de los Sínodos, como de


las respuestas para los lineamenta, no encontraremos en ningún punto la revisión
de aptitud de las personas aportantes. Se recopila las respuestas, las sugerencias,
incluso por internet. Pero el resultado es a base de los desconocidos en mayoría de
las partes. Esto significa que no podemos estar seguros de que el sensus fidei sea
verdadero, o solo recopilamos las opiniones, comentarios o posiciones dentro de la
Iglesia. Esto se pudo observar en las sesiones, donde las discusiones emanaron de
las dos posiciones contrarias, a favor y en contra, como en el caso de la nulidad
matrimonial249. La deficiencia de este tipo evoca la solución, que ayudara a
encontrar nuevos caminos, con ayuda de las personas que, impulsados por el
espíritu Santo, quieren aportar a este proceso eclesial250.

Votaciones de la materia de la fe y costumbres

En una de las entrevistas a los padres sinodales, hecha por una periodista
del portal Polonia Christiana, el obispo Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar
de la archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajistán) expresó su
preocupación: “Someter a votación la verdad divina y la Palabra de Dios es

247
Comisión Teológica Internacional, El "sensus fidei" en la vida de la Iglesia, no. 88.
248
Ibid, 88-101.
249
Acta Synodi Episcoporum. Coetus Generalis XIV, Relatio Finalis, no. 97-101.
250
EG 31; LG 12.
76

indigno”251. Esta opinión del prelado fue un llamado a la rigidez del proceso sinodal,
que establece las votaciones del consensus, para poder recoger los datos
necesarios para debates posteriores. Desde inicio de la Iglesia se usó este sistema
de votar, por las cosas. El primero registrado en la Iglesia es escogencia del apóstol
Matías252. Después en los concilios la Iglesia recorrería el mismo camino. ¿Pero,
para buscar las respuestas acerca de la materia de la fe y moralidad, es justo y claro
recurrir a la votación? Una pregunta difícil, que requiere una respuesta seria para el
proceso del recurso al sensus fidei del pueblo de Dios. Por esto es una de las
deficiencias, que necesita solución.

Aceptación de los resultados

Durante los Sínodos, y después de ellos no faltaron los comentarios acerca


de la doctrina de la Iglesia tocada por los Sínodos. Algunos a favor, otros en contra,
y otros distintos, queriendo reformar de modo distinto las respuestas sinodales.
Sabemos que el Sínodo no toma decisiones magisteriales, pero da pistas al santo
padre que puede hacer uso de sus potestades para solucionar problemas, como fue
por ejemplo con el caso de nulidad. El santo padre durante el Sínodo presentó dos
documentos para agilizar el proceso de la nulidad matrimonial253. El tema más
hablado y con más posiciones fue el de la comunión de las personas divorciadas,
que se montó sobre el capítulo octavo de la Exhortación post sinodal Amoris Laetitia,
del papa Francisco254. Tantas preguntas, entrevistas y más posiciones divididas de
todas partes del mundo, que resurgieron, hicieron dudar del magisterio publicado.
Aceptación de lo establecido, a base de la consulta de los fieles y después de los
debates en los Sínodos, no agregaron el valor justificativo a los temas tratados. Las
posiciones defendían la tradición de la Iglesia, otras el desarrollo de la doctrina255.

251
Infocatolica, La primera relatio, era una auténtica vergüenza.
252
Hch 1, 12-26.
253
MI 958-959.
254
AL 228- 244.
255
Infocatolica, La Iglesia, ni antes, ni durante, ni después del Sínodo puede cambiar lo que viene
de la enseñanza de Cristo.
77

Esta es también una de las más graves deficiencias, el proceso sinodal deja
el espacio de no aceptación de lo tratado, por algunas faltas que requieren ser
descubiertas. La aceptación de lo debatido, aunque sea el sensus fidei puro en sus
afirmaciones cae sobre la mesa de las opiniones y discusiones, que lo debilitan y
no ayudan a aceptar los resultados.

Conclusión

Después del Concilio Vaticano II, no pasó mucho tiempo hasta el hecho de
publicar un método sinodal, como el camino para consultar el sensus fidei del pueblo
de Dios. En los primeros momentos el papa Pablo VI, no consideraba de pronto la
posibilidad multitudinaria de participación de los laicos en los procesos sinodales.
Por este motivo tenemos el Sínodo de obispos y la participación de otros actores
esta disminuida a los observadores y consultores. No obstante, el proceso sinodal
de los dos Sínodos sobre la familia, el extraordinario y el ordinario, nos demuestran
una apertura positiva en este tema. Como lo pudimos observar y deliberar en este
capítulo, nos demuestra la sensibilidad del santo Padre Francisco, que vivió en el
continente latinoamericano y está impregnado de la metodología latinoamericana,
que influyó positivamente a los procesos sinodales.

A este proceso impulsado por el Papa Francisco, se unió muchas fuerzas de


la Iglesia, para darle el poder e impulso para llevar la Iglesia a otro nivel, para
descubrir nuevos caminos por recorrer. Uno de los impulsos pastorales es
concientizar al pueblo de Dios, sobre el poder que tiene en la Iglesia, que no es solo
objeto sino también el sujeto que puede influir en la enseñanza de la Iglesia. Esto
sucedió desde el primer momento, desde la convocatoria del Sínodo extraordinario
con la consulta del cuestionario.

El segundo impulso fue acompañado por la unidad de la Iglesia en los


debates de los Sínodos, donde se vio la responsabilidad del Pueblo consultado por
el sensus fidei, responsabilidad por caminar juntos. Las consecuencias pastorales
78

que llegaron a ser concluidas después de los debates en la exhortación pos-sinodal


del Papa Francisco Amoris Laetitia.

También hay que ver que el proceso no es de todo perfecto, que tiene sus
deficiencias particulares que describimos en el tercer párrafo. Las deficiencias que
evocan el uso del sensus fidei del pueblo. Pueblo que debe cumplir ciertos criterios
para poder ser visto como autentico, lo que no se hace normalmente por la no
existencia para ello un método eficaz. También una de las deficiencias clamadas
era el sistema de votación, que implica cada Sínodo, así resultó la pregunta ¿si se
puede votar asuntos de la fe o moral? El último punto de las deficiencias fue la
aceptación de los resultados, la aceptación que siempre es un efecto del camino
abierto del magisterio.

No son dogmas los resultados de los Sínodos, son señales en el camino que
advierten, instruyen al pueblo de Dios, para encontrar nuevos caminos, basándose
sobre el olfato, que tienen e impulsados por el Espíritu Santo caminan256.

256
EG 31.
79

Conclusiones generales

Después de caminar juntos en el proceso propuesto del recurso al sensus


fidei del pueblo de Dios, hemos llegado al fin del camino, pero no fin de viaje. Este
camino hemos recorrido en tres grandes pasos, donde tomamos la ciencia y
experiencia de fuentes solidas de la enseñanza histórica y magisterial de la Iglesia.
Estas fuentes nos dieron lo necesario para ver el objeto que hemos buscado. El rol
del sensus fidei del Pueblo en la vida de la Iglesia y en el apoyo al magisterio
eclesial.

Cada capítulo del trabajo cuenta con su propia introducción y sus


conclusiones, para poder ubicarse en el tema propuesto y ver avances, según la
metodología del método hermenéutico que hemos usado.

En el primer capítulo nos hemos sumergido en la terminología y la base del


conocimiento sobre el sensus fidei fidelium y fidelis del Pueblo. Así conocimos el
sentido etimológico e histórico del mismo término. Hemos abordado también la
historia del crecimiento del término desde antigüedad hasta los tiempos presentes
y magisterio actual y vigente sobre el término en sí mismo y su aplicación en la vida
del individuo y de la Iglesia universal. Este conocimiento nos abrió el paso en el
camino que nos hemos propuesto a pasar al segundo punto.

El segundo capítulo nos acercó a la aplicación efectiva del término en la vida


eclesial, que significa el uso del término en el primer lugar que se adjudica al pueblo
de Dios y al ser creyente en particular. El pueblo de Dios, como parte escogida de
Dios, que camina a veces solo y a veces juntos con los demás por los caminos de
la fe. Este pueblo se hace el sujeto del sensus fidei y no solo objeto de él. El pueblo
de Dios caminando, está descubriendo los caminos por donde andar, esto revela
Dios a sus fieles seguidores. El sujeto que es pueblo de Dios se hace el protagonista
en recorrer y encontrar nuevos caminos guiándose por su olfato, lo que la Comisión
Teológica Internacional llama el instinto del corazón. El protagonismo del pueblo de
Dios lo eleva en el otro nivel de la vida de la Iglesia, que es crear, tal como Dios
crea. Esta creación se sumerge al proceso de reconocimiento para poder ver si son
80

emanaciones verdaderas impulsadas por el espíritu Santo o son solo meras


opiniones con el fin propio de los actores del sensus fidei. A esto nos ayudó la
Comisión Teológica Internacional con la descripción de las auténticas emanaciones
del sensus fidei en el pueblo de Dios. Estas auténticas emanaciones se refieren a
los integrantes del Pueblo Fiel de Dios, y lo describen minuciosamente. Gracias a
este proceso podemos saber si las emanaciones del sensus fidei en los asuntos de
la vida de la Iglesia referentes a la fe o costumbres son auténticas.

Después de esto hemos trabajado para entender el proceso sinodal donde


se aplica el recurso al sensus fidei para debatir asuntos de la Iglesia. Este proceso
impulsado por el Concilio Vaticano II, después descrito por el Papa Pablo VI, en el
año 1965, abrió las puertas para un proceso que recuerda concilio, pero está en el
trabajo permanente y representativo, para tratar temas de actualidad sin convocar
nuevo concilio, que obviamente tiene más potestades. Este proceso también
reformó el santo Padre Benedicto XVI para dar más posibilidades de participación
de los fieles laicos, y últimamente el papa Francisco, que aprovechó todas las
posibilidades para poder involucrar más personas, especialmente laicos en el
proceso sinodal en los Sínodos de la familia. Los Sínodos extraordinario y ordinario
sobre la familia convocados por el santo Padre Francisco, nos abrieron más aun los
ojos y dieron posibilidad de conocer el proceso sinodal y el recurso al sensus fidei
del pueblo de Dios. Este acontecimiento ordinario que no estaba presente tanto en
la vida de la Iglesia cobró una nueva vida.

El tercer capítulo nos llevó por el camino sinodal para descubrir y describir
prácticamente como funcionó el sensus fidei en los Sínodos de la familia. En primer
nivel, la convocatoria del Sínodo extraordinario, que el Papa Francisco hizo apenas
8 meses después de su elección, que fue como entrada al Sínodo ordinario. En esta
convocatoria puso los límites de los debates muy altos, para abordar temas muy
difíciles y de pronto encontrar nuevos caminos para la Iglesia de nuestro tiempo.
Como es de saber los Sínodos se rigen por sus reglas puestas en el Ordo Synodi.
Pero el Santo Padre abrió otras puertas para que el pueblo de Dios pueda ser
consultado. Así la consulta en forma de cuestionario llegó, de verdad a los confines
81

de la tierra y preguntó sobre los asuntos de la Iglesia a multitudes, que después el


Secretariado del Sínodo elaboró y presentó como herramienta del trabajo. Después
del proceso de la convocatoria hemos abordado el proceso de la consulta. Esta
tarea no fue fácil. Técnicamente como consultar al pueblo se sabe, pero en realidad
se lo descubre en el mismo proceso y con temas complejos. Por esto hemos
escogido tres temas debatidos en los dos Sínodos para ver la trayectoria del tema,
desde la pregunta inicial hasta Amoris Laetitia del Papa Francisco al culminar
Sínodo ordinario de la Familia. Los temas eran de alta actualidad como: comunión
eucarística de los matrimonios vueltos a casa, la adopción de los niños por las
parejas del mismo sexo y la atención a matrimonios en el proceso de nulidad
matrimonial.

De estos tres temas quisimos presentar gradualmente el recurso al sensus


fidei y después su conversión en el magisterio de la Iglesia. El primer tema, la
comunión de los matrimonios vueltos a casar fue el tema más debatido y que más
puntos dejó en los documentos sinodales y posteriormente en Amoris Laetitia. Aquí
el sensus fidei del pueblo de Dios fue descubierto paso a paso en los debates
sinodales, hasta llegar al punto donde fue descrito como desacuerdo a la comunión
de los separados, no obstante, demostró la gran necesidad de buscar una salida
eficaz en el futuro, que necesita solución.

El segundo tema más corto y más eficaz, fue la adopción de los niños por las
parejas del mismo sexo, que fue resuelto después de elaborar los cuestionarios que
llegaron de todas partes del mundo. Los cuestionarios abarcaron el tema muy
eficazmente y presentaron su desacuerdo casi unánime, lo que finalizó la presencia
del tema en el Sínodo extraordinario y ordinario en los documentos conclusivos.

El tercer tema, que encontró la respuesta positiva al sensus fidei del pueblo
de Dios, que clamaba desde inicio la necesidad de simplificar los casos de la nulidad
y abrir la posibilidad a los fieles que se encontraban en estos procesos, encontrar
un cambio de vida real, rápido y sin costos que los agobiaban. Ya durante el proceso
sinodal el santo Padre Francisco presentó dos documentos en forma de carta motu
proprio acerca de los procesos de la nulidad, para hacerlos más eficaces. Este
82

recurso al sensus fidei del pueblo de Dios encontró su pronunciamiento magisterial


tanto en el Sínodo ordinario como en Amoris Laetitia y los dos motu proprio.

Este capítulo hemos terminado con la descripción de las consecuencias


pastorales del recurso al sensus fidei. Las consecuencias que hemos catalogado
con tres indicativos. Las consecuencias pastorales sobre el método
latinoamericano, sobre la Iglesia particular y universal y de modo de las deficiencias
del proceso sinodal como consecuencia pastoral negativa.

Desde la convocatoria se vio la consecuencia pastoral primaria sobre él


Sínodo. Lo que santo Padre Francisco aprovechó. La participación de los fieles en
los procesos sinodales, la unidad y comunión eclesial. El recurso al sensus fidei del
pueblo de Dios resultó al Papa Francisco como recurso al método latinoamericano,
sistematizado por las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano de
Medellín y de Puebla. Aunque este método de ver, juzgar y actuar tiene raíces
europeas, en la tierra del continente latinoamericano encontró sus bases en el
pueblo de Dios, y esto fue al Papa Francisco magnífico. El mismo pueblo de Dios,
ve, juzga y pone en práctica. De este modo método latinoamericano hizo su
presencia en los Sínodos y en toda la Iglesia. Las consecuencias pastorales en la
Iglesia particular y universal se ven en la ocupación del pueblo de Dios en los
asuntos eclesiales, la importancia que el Papa da al pueblo fiel de Dios y no solo a
la jerarquía.

Esta importancia se convierte en la responsabilidad por el futuro y presente


de la Iglesia caminante. Obviamente este caminar es llevado en conjunto en la
comunidad y en la comunión, lo que hemos mencionado anteriormente. Al final nos
inclinamos sobre las deficiencias del recurso al sensus fidei del pueblo de Dios en
la metodología sinodal y particularmente en los Sínodos de la familia. Las
deficiencias que se ubican en el mismo proceso sinodal y en el discernimiento de la
idoneidad de los participantes que requiere el sensus fidei, para que sus
emanaciones sean justos y verdaderos. El sistema de votación surgió una pregunta:
¿si se puede por el camino de votación crear afirmaciones sobre asuntos de la fe y
moral? Al final una de las más presentes deficiencias y no solo en el proceso sinodal
83

sino en toda la vida del pueblo de Dios, que es aceptación de las propuestas o del
magisterio definitivo, que se hace visible en los comentarios o las posiciones
opuestas de los actores del proceso sinodal.

Abordando el tema del sensus fidei, hemos entrado en el camino que nos
llevó por muchos campos de la presencia del sensus fidei, demostrando su
significativo, sus bases, su aplicación y al final la práctica del recurso a el sensus
fidei y su posterior conversión en el magisterio de la Iglesia. Como lo pudimos
observar en las consecuencias pastorales, aunque no tan visible el sensus fidei se
hace presente en la vida de la Iglesia y ocupa ya su parte indispensable. Lo que
falta es descubrir unos métodos más comunes y eficaces para su consulta.
84

Bibliografía

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1161-1221.

Acta Synodi Episcoporum. Occasione exitus III Generalis Conventus Extraordinarii


Episcoporum Synodi. AAS 106 (2014). 835-839.

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