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En los siguientes párrafos nos esforzaremos para establecer la cronología absoluta y relativa de la
vida de Nuestro Señor; es decir, primero mostraremos cómo ciertos factores conectados con la
historia de Jesucristo encajan con el curso de la historia universal y, en segundo lugar, cómo el
resto de la vida de Jesús debe ser arreglado en base a la interrelación de sus elementos simples.
I. CRONOLOGÍA ABSOLUTA
Los episodios cuya cronología absoluta puede ser determinada con una mayor o menor
probabilidad son el año de la natividad de Cristo, el comienzo de Su vida pública, y el de Su
muerte. Dado que no podemos examinar en forma total los datos ingresados en los diferentes
problemas, el lector tendrá que comparar lo que ya se ha dicho sobre estos puntos en el artículo
CRONOLOGÍA BÍBLICA.
A. La Natividad
San Mateo (2, 1) nos cuenta que Jesus nació "en los días del rey Herodes". Josefo (Ant., XVII, viii,
1) nos informa que Herodes murió después de gobernar durante treinta y cuatro años de facto, ó
treinta y siete años de jure. Herodes fue nombrado Rey de Judea por derecho en el 714 A.U.C.,
mientras que inicia su régimen presente después de tomar Jerusalén en el 717 A.U.C. Como los
judíos computaban sus años de un Nisán a otro Nisán, y contaban partes fraccionadas como un
año entero, con los datos anteriores podemos datar la muerte de Herodes entre los años 749, 750,
751 A.U.C. Josefo nos cuenta de un eclipse de luna ocurrido no mucho antes de la muerte de
Herodes entre el 12 y el 13 de marzo del 750 A.U.C. por lo que Herodes debe haber muerto antes
de la Pascua de ese año que cayó el 12 de abril (Josefo, "Ant"., iv, 4; viii, 4). Como Herodes mató a
niños hasta de dos años de edad, para destruir al recién nacido Rey de los Judíos, debemos
entonces pensar que Jesús debe haber nacido entre los años 747, 748 y 749 A.U.C. El censo bajo
Cirino que menciona Lucas en conexión con la natividad de Jesucristo, y la sobresaliente
conjunción astronómica de Marte, Júpiter y Saturno en Piscis, en la primavera del 748 A.U.C. no
nos dá un resultado más exacto.
Podemos calcular la fecha del inicio del ministerio de Cristo a partir de tres fuentes diferentes de
datos que se encuentran, respectivamente, en Lucas 3,23; en Josefo "Bel. Jud." I, xxi, 1; o en
"Ant.", XV, ii, 1; y en Lucas, 3, 1.
En el primero de estos pasajes se lee: "Jesús, al empezar, tenía unos treinta años". La frase "al
empezar" no califica la expresión que le sigue de "unos treinta años", sino que indica el comienzo
de la vida pública. Tal como hemos encontrado que el nacimiento de Jesús ocurrió dentro del
período del 747 al 749 A.U.C., Su vida pública debe haber comenzado entre el 777 y el 779 A.U.C.
Segundo, cuando, poco tiempo antes de la primera Pascua de Su vida pública, Jesús expulsa a los
vendedores y a los compradores fuera del Templo, los judíos dijeron: "Cuarenta y seis años se han
empleado en edificar este templo" (Juan 2,20). Ahora bien, según el testimonio de Josefo, (loc. cit.),
el edificio del Templo fue iniciado en el año décimoquinto del actual reinado de Herodes o en el
décimoctavo de su reino de jure, es decir, el 732 A.U.C.; por lo tanto, sumando cuarenta y seis
años al edificio actual, la Pascua del primer año de la vida pública de Cristo debe haber sido en el
778 A.U.C.
Tercero, el Evangelio de San Lucas (3,1) asigna el inicio de la misión de San Juan Bautista a "El
año quintodécimo del imperio de Tiberio César". Augusto, el predecesor de Tiberio, murió el 19 de
agosto del 767 A.U.C., o sea que el año décimoquinto del reino independiente de Tiberio fue el 782
A.U.C.; pero entonces Tiberio comenzó a estar asociado a Augusto en el año 764 A.U.C., es decir,
que el año quince contado a partir de esta fecha cae en el 778 A.U.C. La vida pública de Jesucristo
comenzaría unos meses después, alrededor del 779 A.U.C.
De acuerdo a los Evangelistas, Jesús padeció bajo el Sumo Sacerdote Caifás (772-90 A.U.C., ó
18-36 D.C.), durante el gobierno de Poncio Pilato (780-90 A.U.C.). Pero en realidad este dato deja
en forma indefinida el momento exacto. La tradición y los testimonios de los Padres de la Iglesia
recolectados por Patrizi (De Evangeliis), ubican la muerte de Jesús en el año quince de Tiberio,
durante el consulado de Géminis, cuarenta y dos años antes de la destrucción de Jerusalén, y
doce años antes de la predicación del Evangelio a los gentiles. Ya hemos visto que el décimoquinto
año de Tiberio fue el 778 o el 782, ya sea que se mida desde el reino asociado de Tiberio o a partir
de su reinado él solo; el consulado de Géminis (Fufius y Rubellius) cae en el año 782 A.U.C.; el
año cuarenta y dos antes de la destrucción de Jerusalén fue el 29 D.C. o el 782 A.U.C.; los doce
años antes de la predicación del Evangelio a los gentiles nos lleva al mismo año, es decir, al 29
D.C. o al 782 A.U.C.; la conversión de Cornelio, la cual marca el comienzo de las misiones a los
gentiles, cayó probablemente en los años 40 ó 41 D.C.
Jesús murió un viernes, en el día quince de Nisán. Que murió en viernes está claramente escrito
en Marcos (15, 42), Lucas (23, 54), y en Juan (19, 31). Los pocos escritores que asignan otro día
para la muerte de Cristo prácticamente se pierden entre el gran número de autoridades que lo
colocan en viernes. Más aún, ni siquiera se ponen de acuerdo entre ellos: Epifanio, por ejemplo,
ubica la Crucificción en martes; Lactancio en sábado; Westcott en jueves; Casiodoro y Gregorio de
Tours, ni tan siquiera la fechan en viernes. Los tres primeros evangelistas son igualmente claros
sobre la fecha de la Crucificción. Ubican la Última Cena en el día catorce de Nisán, tal como lo
podemos ver en Mateo 26, 17-20; en Marcos 14, 12-17; en Lucas 22, 7-14. No debe haber
tampoco ninguna duda sobre la concordancia entre San Juan y los Evangelistas Sinópticos
respecto a la Última Cena y a la Crucificción. La Cena se llevó a cabo "Antes de la fiesta de la
Pascua" (Juan, 13, 1), es decir el 14 de Nisán, tal como se lee en Mateo 22, 7-14. El día del
sacrificio se computaba según el método romano (Jovino, 123 sqq., 139 sqq.). Algunos discípulos
pensaron que Judas dejó la mesa porque Jesús le dijo: "Compra lo que necesitamos para la fiesta,
o que diese algo a los pobres" (Juan,13, 29).
Si la Cena se hubiera llevado a cabo el día 13 de Nisán difícilmente pudiésemos entender esta
creencia de los discípulos ya que Judas debería de haber hecho las compras y haber distribuído
las limosnas el 14 de Nisán; no hubiera habido necesidad de su apresuramiento hacia la ciudad en
medio de la noche. El día de la Crucificción de Cristo, los judíos "no entraron en el pretorio por no
contaminarse, para poder comer la Pascua " (Juan,18, 28). La pascua que los judíos deseaban
comer no hubiera podido ser el cordero pascual que era el que se comía el 14 de Nisán, porque la
contaminación contraída al entrar al pretorio hubiera cesado al atardecer, por lo que no les hubiera
impedido compartir la cena pascual. La pascua que los judíos tenían en vista debe haber sido el
ofrecimiento sacrificial (Chagighah), el que también se llama pascua y el que se comía el día 15 de
Nisán. Por lo tanto, este pasaje ubica la muerte de Jesucristo en el día décimoquinto de Nisán. Se
dice que Jesús sufrió y murió en la "preparación de la Pascua" o, simplemente en la "Parasceve"
(Juan,19,14;31); como "parasceve" significaba viernes, la expresión "Parasceve" denota entonces
el viernes en el que debía de caer la pascua. Por último, al siguiente día de la "Parasceve" en que
murió Jesús se le llama "día grande aquel sábado" (Juan 19,31), ya sea para hacer resaltar su
ocurrencia en la semana pascual o para distinguirlo de la pascua anterior, o día de descanso
menor.
Ningún estudiante de la vida de Jesús pondrá en duda el órden cronológico de sus principales
divisiones: infancia, vida oculta, vida pública, pasión, gloria. Sin embargo, la sucesión de los
eventos en divisiones más sencillas no siempre está tan claramente definida y dá lugar a disputas.
A. La Infancia de Jesús
Por ejemplo, la historia de la infancia está registrada solamente en el Primer y el Tercer Evangelios.
Cada Evangelista se contenta con señalar cinco hechos: San Mateo describe el nacimiento de
Jesús, la adoración de los Magos, la huída a Egipto, la matanza de los Santos Inocentes, y el
regreso a Nazareth. San Lucas nos da un bosquejo del nacimiento, de la adoración de los
pastores, de la circuncisión, de la purificación de la Vírgen, y del regreso a Nazareth. Ambos
evangelistas coinciden en el primero y en el último de estas series de acontecimientos (por
sobretodo, los estudiosos colocan al nacimiento, la adoración de los pastores y la circuncisión
antes de los Magos), pero ¿cómo vamos a ordenar estos tres eventos presentados por San Mateo
según el órden dado por San Lucas? Indicamos algunas de las formas en las que estas secuencias
cronológicas han sido arregladas.
3. Debido a que Lucas 2,39 parece excluir la posibilidad de ubicar la adoración de los Magos entre
la presentación y el regreso a Nazareth, están los que interpretan el haber localizado el adviento de
los magos, la huída a Egipto, la matanza de los Inocentes, y el regreso desde Egipto después de
los hechos contados por San Lucas. Están de acuerdo en que la Sagrada Familia volvió a Nazareth
después de la purificación, y que entonces salió de Nazareth para establecer su hogar en Belén.
Eusebio, Epifanio y otros escritores antiguos desean ubicar la adoración de los Magos dentro de
los siguientes dos años después del nacimiento de Cristo; Paperbroch y sus seguidores permiten
un año y trece días entre el nacimiento y la llegada de los Magos; mientras tanto Patrizi está de
acuerdo con aquellos que sitúan el adviento de los Magos en unas dos semanas después de la
purificación. El texto de Mateo 2, 1, 2, dificilmente permite un intervalo de más de un año entre la
purificación y la llegada de los Magos; la opinion de Patrizi parece satisfacer todos los datos dados
por los Evangelios, sin contradecir lo que ha agregado la tradición.
Fue en el aislamiento en Nazareth que Jesús pasó la mayor parte de Su vida terrena. Los escritos
inspirados son muy retiscentes sobre este período: Lucas, 2,40-52; Marcos 6,3; Juan 6,42; 7,15,
son los únicos pasajes que se refieren a la vida oculta. Algunos de ellos nos dan una visión general
de la vida de Cristo: "El niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en
Él" es una breve reseña de los años que siguen al regreso de la Sagrada Familia después de la
ceremonía de la purificación en el Templo. "Jesús crecía en sabiduría y edad y gracia ante Dios y
ante los hombres ", y Él "les estaba sujeto" forman el marco inspirado de la vida de Cristo en
Nazareth después de que cumplió los doce. "Cuando era ya de doce años " Jesús acompañó a
Sus padres a Jerusalén, "según el rito festivo"; "y volverse ellos, acabados los días, el niño Jesús
se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo echasen de ver." "Al cabo de tres días le hallaron en
el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles." Fue en esta ocasión en
que Jesús menciona las únicas palabras que tenemos del período de Su vida oculta: "¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?" Los judíos nos
cuentan que Jesús no pasó por el aprendizaje de las escuelas rabínicas: "¿De dónde le vienen a
éste tales cosas?".
La misma pregunta es hecha por la gente de Nazareth quien agrega: "¿No es acaso el carpintero?"
San Justino es una autoridad para la declaración que Jesús hizo especialmente sobre "arados y
yugos" (Contra Tryph., 88). Aunque no haya certeza de que en época de Jesús existieran escuelas
primarias en las villas judías, podemos inferir de los Evangelios que Jesús sabía cómo leer (Lucas
4,16) y escribir (Juan 8,6). Debe de haber aprendido a una edad temprana el también llamado
Shema (Deut. 6,4), y el Hallel, o Salmos 113-118 (Hebr.); también debe de haber estado
familiarizado con otras partes de las Escrituras, especialmente con los Salmos y con los Libros
Proféticos, ya que contantemente se refiere a ellos en Su vida pública. Se asevera también que
Palestina, en tiempos de Jesucristo, prácticamente era bilingüe, por lo que Cristo debe haber
hablado arameo y griego; las indicaciones de que Él estaba familiarizado con el hebreo y el latín
son insignificantes. La enseñanza pública de Jesús demuestra que era un atento observador de las
cosas y sonidos de la naturaleza, y de los hábitos de todas las clases de hombres. Ya que eran las
fuentes usuales de Sus enseñanzas. Para concluir, la vida oculta de Jesús que se extiende a
través de treinta años es bastante diferente de la que uno habría de esperar en el caso de una
Persona Quien es adorado por Sus seguidores como su Dios y reverenciado como su Salvador;
esta es una prueba indirecta de la credibilidad de la historia Evangélica.
La cronología de la vida pública ofrece ciertos problemas al que la interpreta; tocaremos solamente
dos de esos problemas: la duración de la vida pública y los viajes sucesivos durante la misma.
Existen dos opiniones opuestas respecto a la duración del ministerio de Jesús: San Ireneo (Contra
Haer., II, xxii, 3-6) parece sugerir un período de quince años; las frases proféticas, "un año de
desquite", "el año de mis redimidos" (Is., 34,8; 63,4), parece que indujeron a Clemente de
Alejandría, a Julio el Africano, a Filastro, a Hilario y a dos o tres escritores patrísticos más a dar una
duración de un año a la vida pública. Esta última opinión encontró algunos seguidores entre
estudiosos recientes: von Soden, por ejemplo, defiende este punto de vista en la "Encyclopaedia
Biblica" de Cheyne. Pero el texto Evangélico demanda una duración mayor. El Evangelio de San
Juan menciona tres pascuas diferentes en la historia del ministerio de Cristo (2,13; 6,4; 11,55). La
primera de las tres fue poco después del bautismo de Jesús; la última coincide con Su Pasión, por
lo tanto deben de haber transcurrido dos años entre ambos eventos para darnos el espacio
necesario para la pascua que se menciona en 6,4. Westcott y Hort omiten la expresión "la pascua"
en 6,4 para comprimir el ministerio de Jesús a un año; pero todos los manuscritos, todas las
versiones y casi todos los Padres testifican en base a la lectura que dice "En de eggysto pascha
heeorteton Ioudaion": "Estaba cercana la Pascua, la fiesta de los judíos". Hasta aquí entonces,
todo tiende a favorecer el punto de vista de aquellos escritores y de los comentaristas más
recientes quienes extienden el período del ministerio de Cristo a un poco más allá de los dos años.
Pero al hacer una comparación entre el Evangelio de San Juan con los Evangelistas Sinópticos,
parece ser que se introduce otra pascua más en la vida pública de Cristo, mencionada en el Cuarto
Evangelio. Juan 4,45 relata el regreso de Jesús a Galilea después de la primera pascua de Su vida
pública en Jerusalén, y el mismo evento es contado en Marcos 1,14, y en Lucas 4,14. La pascua
mencionada en Juan 6,4 tiene su paralelo con la "hierba verde" de Marcos 6,39, y en la
multiplicación de los panes en Lucas 9,12ss. Pero la arrancada de espigas contada en Marcos 2,23
y en Lucas 6,1 implica otra estación pascual entre las que expresamente se mencionan en Juan
2,13 y en 6,4. Esto nos muestra que la vida pública de Jesús se debe haber extendido por un
período de cuatro pascuas, es decir que debe haber durado tres años y unos pocos meses más.
Aunque el Cuarto Evangelio no indica esta cuarta pascua en una forma tan clara como lo hace con
las otras tres, no está totalmente callado respecto a ella. La "fiesta de los judíos" que se menciona
en Juan 5,1 ha sido identificada con la Fiesta de Pentecostés, la Fiesta de los Tabernáculos, la
Fiesta de la Expiación, la Fiesta de la Luna Nueva, la Fiesta de Purim, la Fiesta de la Dedicación,
por varios comentaristas; otros mientras tanto confiesan que no son capaces de determinar a cuál
de las fiestas judías se refiere ese pasaje. Casi todas estas dificultades desaparecerían si ese día
de fiesta fuera visto como la pascua, en la forma que tanto el texto (heorte) como Juan 4,35
parecieran pedir (cf. Dublin Review, XXIII, 351 sqq.).
Se pueden clasificar los viajes que hizo durante Su vida pública en nueve grupos: los seis primeros
se efectuaron principalmente en Galilea y tuvieron a Cafarnaúm como su punto central; los últimos
tres llevan a Jesús hacia Judea sin ningún punto central de referencia. No podemos entrar en
medio de las disputas relacionadas con los incidentes ocurridos en los diferentes grupos.
1. Primer Viaje.
Diciembre, A.U.C. 778 - Primavera, 779. (Cf. Juan 1 y 2; Mateo 3 y 4; Marcos 1; Lucas 3 y 4)
Jesús abandona Su vida oculta en Nazareth, y va a Betania al otro lado del Jordán, en donde es
bautizado por Juan y recibe el primer testimonio del Bautista hacia Su misión Divina. Se retira
entonces hacia el desierto de Judea, en donde ayuna durante cuarenta días y es tentado por el
diablo. Después de esto se queda viviendo cerca de la zona en donde se lleva a cabo el ministerio
del Bautista y ahí recibe el segundo y el tercer testimonio, y en donde gana a Sus primeros
discípulos con quienes viaja a las bodas de Caná en Galilea, en donde realiza Su primer milagro.
Finalmente, transfiere Su residencia, en la medida en que podamos decir que tiene residencia en
Su vida pública, a Cafarnaúm, una de las vías principales de comercio y viajes de Galilea.
2. Segundo Viaje.
Pascua, A.U.C. 779 - cerca de Pentecostés, 780. (Cf. Juan 2-5; Marcos 1-3; Lucas 47; Mateo 4-9)
Jesús va de Cafarnaúm a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua; aquí, expulsa a los compradores y
vendedores del Templo, y es cuestionado por las autoridades judías. Muchos creían en Jesús, y
Nicodemo viene para conversar con Él durante la noche. Después de los días de fiesta, permanece
en Judea hasta el siguiente diciembre, y durante este tiempo recibe el cuarto testimonio de Juan
quien estaba bautizando a Ennon (A.V. Aenon). Cuando el Bautista es hecho prisionero, Jesús
regresa a Galilea por el camino de Samaria en donde se encuentra con la mujer samaritana en el
pozo de Jacob, cerca de Sicar; permanece en este lugar dos días, y muchos creyeron en Él.
Inmediatamente después de Su regreso a Galilea encontramos a Jesús nuevamente en Caná, en
donde un cortesano le ruega por la recuperación de su hijo moribundo en Cafarnaúm. El rechazo
que la gente de Nazareth tiene hacia Jesús, si ocurrió en este momento, como San Lucas
entrevee, o posteriormente, como parece demandar San Marcos, o bien ahora y unos ocho meses
después, es un problema exegético que no podemos resolver aquí. De todas formas, poco
después Jesús se involucra activamente en Cafarnaúm enseñando y curando a los enfermos, entre
ellos a la suegra de Pedro y a un endemoniado. En esta ocasión llama a Pedro y a Andrés, a
Santiago y a Juan.
Continúa entonces con una gira misional a través de Galilea durante la cual curó a un leproso;
pronto vuelve a enseñar en Cafarnaúm y es rodeado por una multitud tal que un hombre paralítico
tiene que ser bajado a través del techo para poder llegar ante la Sagrada Presencia. Después de
llamar a Mateo al Apostolado, Jesús va a Jerusalén para la segunda Pascua de Su vida pública y
fue en esta ocasión, cerca de la piscina de Jerusalén, que curó a un hombre que había estado
enfermo durante treinta y ocho años. La acusación de violar el sábado y la respuesta de Cristo son
los efectos naturales del milagro. La misma acusación se repite poco después de la Pascua; Jesús
ha regresado a Galilea y los discípulos arrancaron algunos granos maduros de los campos de trigo.
El cuestionamiento se hace más fuerte en el futuro inmediato; Jesús ha regresado a Cafarnaúm y
allí sana en sábado a un hombre que tenía una mano seca. Los fariseos hacen ahora una causa
común con los herodianos para "destruirle". Jesús se marcha primero al Mar de Galilea en donde
enseña y realiza muchos milagros; se retira entonces a la Montaña de las Bienaventuranzas, en
donde ora durante la noche, escoge a Sus doce Apóstoles en la mañana, y predica el Sermón de la
Montaña. Es traído de regreso a Cafarnaúm por las plegarias del centurión quien le pide y obtiene
la curación de su sirviente.
3. Tercer Vaje.
Cerca de Pentecostés, A.U.C. 780- Atoño, 780. (Cf. Lucas 7,8; Marcos 3,4; Mateo 4,8,9,12,13)
Jesús hace otra gira misional a través de Galilea; resucita al hijo de la viuda de Naín, y poco
después recibe a los mensajeros enviados por Juan desde su prisión en Machaerus. Sigue
entonces la escena de la recepción misericordiosa de la pecadora que unta los pies del Señor
mientras descansa a la mesa en Magdala o, quizá, en Cafarnaúm; durante el resto de Su gira
misional es seguido por unas mujeres piadosas quienes atienden las necesidades de los
Apóstoles. Después de regresar a Cafarnaúm, Jesús expulsa al demonio mudo, es acusado por los
fariseos de expulsar demonios con la ayuda del príncipe de los demonios, y enfrenta las protestas
de Sus parientes. Retirándose al mar, predica lo que puede ser llamado el "Sermón del Lago", que
consiste de siete parábolas.
4. Cuarto Viaje.
Otoño, A.U.C. 780- acerca de Pascua, 781. (Cf. Lucas 8,9; Marcos 4-6; Mateo 8,9,10,13,14)
Después de un laborioso día de ministerio en la ciudad de Cafarnaúm y en el lago, Jesús con Sus
Apóstoles cruza las aguas. Como una fuerte tormenta cae sobre ellos, los asustados Apóstoles
despiertan a su Maestro, quien calma a los vientos y a las olas. Hacia la mañana, se encuentran
con un endemoniado en el país de los gerasenos, al este del lago. Jesús expulsa los espíritus
malignos, pero les permite entrar en una piara de puercos. Las bestias se autodestruyen en las
aguas del lago, y los asustados habitantes ruegan a Jesús que no se quede ya entre ellos.
Después de regresar a Cafarnaúm sana a la mujer que había tocado Su túnica, resucita a la hija de
Jairo y devuelve la vista a dos ciegos. El segundo Evangelio ubica en este lugar la última visita de
Cristo y el rechazo por parte de la gente de Nazareth. Sigue entonces el ministerio de los Apóstoles
quienes son enviados de dos en dos, mientras que el mismo Jesús hace otra gira misional a través
de Galilea. Parece que fue el martirio de Juan el Bautista que hace que regresen y se reúnan los
Apóstoles alrededor del Maestro en Cafarnaúm. Pero, por muy depresivo que este suceso pueda
haber sido, no aminoró el entusiasmo de los Apóstoles sobre los éxitos logrados.
5. Quinto Viaje.
Primavera, A.U.C. 781. (Cf. Juan 6; Lucas 9; Marcos 6; y Mateo 14)
Jesús invita a los Apóstoles, cansados de sus labores misioneras, a descansar un rato. Cruzan la
parte norte del Mar de Galilea pero, en lugar de encontrar el tan ansiado descanso, encuentran
multitudes que les han precedido por tierra o en barca, y que están ansiosas de ser instruídas.
Jesús les enseña a lo largo del día, y hacia la tarde, no desea dejarlas ir hambrientas. Por otro
lado, solamente había cinco hogazas de pan y dos pescados a disposición de Jesús; después de
Su bendición, estos escasos alimentos satisfacen el hambre de cinco mil hombres, además de las
mujeres y los niños, y las sobras llenan doce canastas. Jesús envió a los Apóstoles de regreso a
sus barcas y Él escapa de las multitudes entusiastas que deseaban hacerLe rey, hacia la montaña
en donde oró hasta bien entrada la noche. Mientras tanto, los Apóstoles se enfrentan con viento en
contra hasta la cuarta vigilia de la noche, cuando ven a Jesús caminando sobre las aguas. Al
principio los Apóstoles tienen miendo, y entonces reconocen a Jesús; Pedro camina sobre las
aguas meintras dura su confianza; cuando Jesús sube a la barca, la tomenta cesa. Al siguiente día,
Jesús y Sus Apóstoles llegan a Cafarnaúm, en donde Él habla a la asamblea sobre el Pan de Vida
y promete la Santa Eucaristía, resultando que algunos de sus seguidores Le dejan, mientras que la
fe de Sus verdaderos discípulos se fortalece.
6. Sexto Viaje.
Desde aproximadamente mayo, A.U.C. 781 a septiembre, 781. (Cf. Lucas 9; Marcos 7-9; Mateo 14-
18; Juan 7)
Puede ser que debido a la enemistad que se generó en contra de Jesús por su discurso
Eucarístico en Cafarnaúm, el que haya iniciado una gira misionera más extensa que las que había
hecho en años anteriores. Pasando a través del país de los gerasenos, expresa su desaprobación
hacia las prácticas fariseicas sobre la pureza legal. Dentro de los límites de Tiro y Sidón, exorciza a
la hija de la mujer siriofenicia. Desde aquí Jesús viaja primero hacia el norte, luego hacia el este, va
hacia el sudeste a través de la parte norte de la Decápolis, probablemente cerca del Líbano, hasta
que llega a la parte oriental de Galilea. Mientras se encuentra en la Decápolis, sana a un sordo y
tartamudo empleando un ceremonial más elaborado que el que había utilizado para cualesquiera
de sus milagros anteriores; en el lado oriental de Galilea, probablemente no muy lejos de
Dalmanutha y de Magedan, alimenta a cuatro mil hombres, además de niños y mujeres, con siete
panes y unos pocos peces, llenando siete canastas con las sobras. Las multitudes han oído
durante tres días las enseñanzas de Jesús, previamente al milagro. Pese a las muchas curaciones
hechas por Jesús durante su viaje: al ciego, al sordo, al cojo, al lisiado, y a tantos otros, los fariseos
y los saduceos le piden por una señal del cielo, tentándole. Les promete el signo del Profeta Jonás.
Después que Jesús y los Apóstoles han cruzado el lago, Él les advierte que tengan cuidado del
fermento de los fariseos; pasan entonces a través de Betsaida en donde devuelve la vista a un
ciego. Hallamos entonces a Jesús en los confines de Cesarea de Filipo, en donde Pedro profesa
su fe en Cristo, en el Hijo del Dios Vivo, y en reciprocidad recibe de Jesús la promesa del poder de
las llaves. Aquí, Jesús predice Su pasión, y aproximadamente una semana después es
transfigurado delante de Pedro, de Santiago y de Juan, posiblemente en la cima del monte Tabor.
Descendiendo de la montaña, exorciza al demonio mudo que Sus discípulos no habían sido
capaces de expulsar. Va hacia Cafarnaúm, predice por segunda vez Su pasión y en la ciudad paga
el tributo por Él y por Pedro. Esto ocasiona la discusión sobre el más grande en el reino de los
cielos, y todos los discursos relacionados. Por último, Jesús rechaza la invitación de sus hermanos
de ir a la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén.
7. Séptimo Viaje.
Septiembre, A.U.C. 781- Diciembre 781. (Cf. Lucas 9-13; Marcos 10; Mateo 6, 7, 8, 10, 11, 12, 24;
Juan 7-10)
Jesús ahora se dirige decididamente hacia Jerusalén, los samaritanos le niegan hospitalidad, y
debe de irse hacia el lado este del Jordán. Mientras se halla aún en Galilea, rechaza el discipulado
de varios candidatos sin entusiasmo, y más o menos en el mismo tiempo envía a otros setenta y
dos, de dos en dos, para que le precedan en cada ciudad y sitio a donde Él va a llegar.
Probablemente, en la parte baja de Perea, los setenta y dos regresan con alegría, regocijándose
en el poder milagroso que había sido ejercido por ellos. Debe haber sido en la vecindad de Jericó
en donde Jesús contestó la pregunta del doctor de la Ley, "¿Y quién es mi prójimo?" en relación
con la parábola del Buen Samaritano. Luego Jesús es recibido en la hospitalaria casa de María y
de Marta, en donde declara que María ha escogido la mejor parte. De Betania fue a Jerusalén para
la Fiesta de los Tabernáculos, donde se involucra en discusiones con los judíos. Los Escribas y los
Fariseos se esfuerzan por probarlo cuando le piden que se pronuncie en el caso de la mujer
encontrada en adulterio. Habiendo Jesús evitado la trampa, continúa sus discusiones con los
judíos hostiles. Su enemistad se intensifica cuando Jesús devuelve la vista a un ciego en día
sábado. Jesús parece tener su estancia en Jerusalén con el hermoso discurso del Buen Pastor.
Poco después enseña a Sus Apóstoles el Padre Nuestro, probablemente en algún lugar del Monte
de los Olivos. En un viaje misional subsecuente a través de Judea y de Perea, Se defiende contra
los ataques de los fariseos, y reprueba su hipocresía. En el mismo viaje, Jesús advierte contra la
hipocresía, la codicia, las cosas del mundo; exhorta a estar atentos, a tener paciencia ante las
contradicciones, y a la penitencia. Más o menos por esta época, sana a la hemorroísa.
8. Octavo Viaje.
Diciembre, A.U.C. 781-Febrero, 782. (Cf. Lucas 13-17; Juan 10,11)
Jesús regresa otra vez a Jersualén para la Fiesta de la Dedicación, y se produce otra discusión con
los judíos. Este episodio es seguido por otra gira misional a través de Perea, durante la que Jesús
explica muchos puntos doctrinales importantes: el número de los escogidos, el lugar que uno
ocupa a la mesa, la elección de los invitados, la parábola del banquete, resolución en el servicio de
Dios, las parábolas de las cien ovejas, de la dracma perdida, y del hijo pródigo, del administrador
infiel, de epulón y Lázaro, del mal siervo, además de la obligación de la corrección fraterna, y la
eficacia de la fe. También durante este período intentaron los fariseos asustar a Jesús con la
amenaza de la persecución de Herodes; por su parte, Jesús sana a un hombre con hidropesía, en
sábado, mientras está a la mesa en la casa de un príncipe de los fariseos. Finalmente, María y
Marta envian mensajeros a Jesús, pidiéndole que vaya a curar a su hermano Lázaro; Jesús fue
después de dos días, y resucita a Su amigo quien había estado durante varios días en la tumba.
Los judíos se exasperan con este milagro, y decretan entonces que Jesús debe morir por la gente.
Se retira entonces "a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efrem".
9. Noveno Viaje.
Febrero, A.U.C. 782- Pascua, 782. (Cf. Lucas 17-22; Marcos 10, 14; Mateo 19-26; Juan 11, 12)
Este último viaje lleva a Jesús hacia el norte desde Efrem, a través de Samaria; luego hacia el este
a lo largo de la frontera de Galilea, hacia Perea; entonces hacia el sur a través de Perea; hacia el
oeste a través del Jordán; a través de Jericó; Betania en el Monte de los Olivos; Betsaida y,
finalmente, hacia Jersualén. Mientras se encuentra en la parte norte de la gira, cura a diez
leprosos; poco después, contesta las preguntas hechas por los fariseos respecto al reino de Dios.
Urge entonces sobre la necesidad de la oración incesante a través de la parábola del juez inicuo;
pertenece a este momento también la parábola del Fariseo y del Publicano, el discurso sobre el
matrimonio, sobre la actitud de la Iglesia hacia los niños, sobre el uso correcto de las riquezas
ilustrada por la historia del joven rico, y la parábola de los trabajadores de la viña. Después de
iniciado Su camino hacia Jerusalén, predice Su Pasión por tercera vez; Santiago y Juan revelan su
ambición, pero aprenden la verdad sobre la grandeza de la Iglesia.
En Jericó, Jesús sana dos ciegos, y recibe el arrepentimiento de Zaqueo el publicano; propone
aquí la parábola de los talentos confiados a los sirvientes por su amo. Seis días antes de la pascua
encontramos a Jesús en Betania en el Monte de los Olivos, como huésped de Simón el leproso;
María unge Sus pies, y los discípulos, instigados por Judas, se indignan por este aparente
desperdicio de perfume.
Una inmensa multitud se junta en Betania, no solamente para ver a Jesús sino también a Lázaro;
de aquí que los sacerdotes piensen también en matar a Lázaro. Al siguiente día Jesús entra
triunfalmente en Jerusalén y es recibido por los gritos de Hosana de toda clase de gente. Por la
tarde, se encuentra con una delegación de gentiles en el patio del Templo. El día lunes Jesús
maldice a la higuera estéril, y durante la mañana expulsa a los compradores y vendedores del
Templo. El martes, los discípulos se maravillan cómo de repente se ha secado la higuera y esto
hace que el Maestro les instruya sobre la eficacia de la fe. Jesús responde a las preguntas de los
enemigos respecto a Su autoridad; propone entonces la parábola de los dos hijos, de los viñadores
infieles y de los invitados a la boda.
Sigue luego una triple trampa: los políticos preguntan si es legal pagar tributo al César; los
saduceos le preguntan sobre esposa de quién es una mujer, después de la resurrección, quien ha
tenido varios esposos; los téologos judíos proponen la pregunta: ¿cuál es el primer mandamiento,
el gran mandamiento de la ley?; Jesús propone entonces Su última pregunta a los judíos: "¿Qué os
parece de Cristo? ¿De quién es hijo?" Esto es seguido por las recriminaciones contra escribas y
fariseos, y por la denuncia contra Jerusalén. Las últimas palabras de Cristo en el Templo fueron
expresiones de elogio hacia la viuda pobre que ofreció dos óvolos a pesar de su pobreza. Jesús
terminó ese día pronunciando las profecías sobre la destrucción de Jerusalén, Su segunda venida,
y el juicio futuro; estas profecías son interrumpidas por la parábola de las diez vírgenes y de los
talentos. Jesús predice nuevamente Su Pasión el día miércoles; probablemente fue el mismo día
en que Judas llegó a un acuerdo con los judíos para traicionarLe.
Jesús prepara a Sus discípulos para la Pasión, Se prepara a Sí mismo para la prueba, y Sus
enemigos se preparan para destruirle.
1. Preparación de los Apóstoles. Jesús prepara a Sus Apóstoles para la Pasión comiendo el
cordero pascual, con la institución de la Santa Eucaristía, con las ceremonias concomitantes, y con
Sus largos discursos durante y después de la Última Cena. Debe hacerse una mención especial a
la predicción de la Pasión, de la traición de uno de los Apóstoles y de la negación por otro. Pedro,
Santiago y Juan están preparados en una forma particular por haber sido testigos del dolor de
Jesús en el Monte de los Olivos.
2. Preparación de Jesús. Jesús debe haber tenido una preparación indirecta con todo lo que hizo y
dijo para fortalecer a Sus Apóstoles. Pero la preparación que fue peculiarmente Suya consistió en
Su oración en el huerto en donde el ángel vino a reconfortarlo. El que Sus Apóstoles favoritos
hayan estado dormidos durante las horas de Su amarga lucha, deben haberLe preparado también
para el completo abandono que pronto experimentaría.
3. Preparación de los enemigos. Judas deja al Maestro durnate la Última Cena. Los jefes de los
sacerdotes y los fariseos juntan rápidamente una cohorte romana estacionada en el castillo de
Antonia, del templo vigía judío, junto con oficiales del Templo. A ellos se agregan unos sirvientes y
dependientes del sumo sacerdote, y una multitud de fanáticos con linternas y antorchas, con
espadas y palos, quienes se movilizan bajo el liderazgo de Judas. Capturan a Jesús, le amarran, y
le conducen a la casa del sumo sacerdote.
Jesús fue juzgado primero ante un tribunal eclesiástico y luego ante un tribunal civil.
1. Ante la Corte Eclesiástica. El juicio eclesiástico incluye la presencia de Cristo ante Anás, ante
Caifás, y otra vez ante Caifás, quien al parecer actuó como cabeza del Sanedrín en cada caso. La
corte judía encontró a Jesús culpable de blasfemia y Lo condenó a muerte, aunque los
procedimientos seguidos fueron ilegales desde varios puntos de vista. Durante el juicio tuvo lugar
la triple negación de Pedro; Jesús es insultado y se mofan de Él, especialmente entre la segunda y
la tercera sesión; y después de Su condenación final, Judas se desespera y enfrenta su trágica
muerte.
2. Ante la Corte Civil. El juicio civil consistió también de tres sesiones: la primera ante Pilato, la
segunda ante Herodes y la tercera otra vez ante Pilato. Ante la corte de Pilato no se acusó de
blasfemia a Jesús; sin embargo, Le acusan de alborotar al pueblo, de no querer dar tributo al
César, y de ser rey. Pilate ignora los primeros dos cargos; y encuentra inofensivo al tercero cuando
ve que Jesús no reclama la realeza en el sentido romano de la palabra. Pero, para no hacer que
los líderes judíos le odien, decide enviar a su prisionero ante Herodes. Como Jesús no cedió ante
la curiosidad de Herodes, se burlan de Él el Tetrarca de Galilea y su corte, y es enviado de regreso
ante Pilato. El procurador romano declara inocente al prisionero por segunda vez pero, en vez
dejarLe libre, da al pueblo la alternativa de escoger entre Jesús o Barrabás por tener que liberar a
un prisionero debido a la Pascua. Pilato declara inocente a Jesús por tercera vez con la solemne
ceremonia del lavado de sus manos; recurre así a un tercer esquema para librarse a sí mismo de
pronunciar una sentencia injusta contra su prisionero. Ha azotado al prisionero, eliminando de ese
modo, en la medida en que los medios humanos puedan hacerlo, toda esperanza de que Jesús
haya podido lograr la dignidad real. Pero incluso este procedimiento falla, y Pilato permite que su
ambición política prevalezca sobre su sentido de justicia; condena a Jesús a ser crucificado.
Jesús lleva Su Cruz hasta el lugar de ejecución. Simón de Cirene es obligado a ayudarLe a
compartir la pesada carga. En el trayecto, Jesús dirige sus últimas palabras a las mujeres que
lloran al ver Su sufrimiento. Es clavado a la Cruz, sus vestimentas divididas y colocan una
inscripción sobre Su cabeza. Mientras Sus enemigos se burlan de Él, pronuncia las ya bien
conocidas "Siete Palabras". De los dos ladrones que crucifican con Jesús, uno se convierte y el
otro muere inpenitente. El sol se oscurece y Jesús entrega Su alma en las manos de Su Padre. El
velo del Templo se rasga en dos, la tierra tiembla, las piedras se parten, y muchos cuerpos de
santos que dormían resucitan y aparecen a muchos. El centurión romano testifica que Jesús era
verdaderamente el Hijo de Dios. El Corazón de Jesús es atravesado para asegurarse de que ha
muerto. El Sagrado Cuerpo es bajado de la Cruz por José de Arimatea y por Nicodemo, y colocado
en un sepulcro nuevo propiedad de José, y el sábado estaba cerca.
H. La Gloria de Jesús
Después de que Jesús es colocado en el sepulcro, las Santas mujeres regresan y preparan
aromas y ungüentos. Al día siguiente, los príncipes de los sacerdotes y los fariseos aseguran el
sepulcro con guardias, sellando la piedra. Cuando hubo pasado el sábado, las Santas mujeres
traen aromas para ungir a Jesús. Pero Jesús resucita temprano el primer día de la semana, se
produce un gran terremoto, y un ángel baja del cielo y remueve la piedra. Los guardias se
aterrorizan y se hacen los muertos. Al llegar al sepulcro, las mujeres encuentran la tumba vacía;
María Magdalena corre a contárselo a los Apóstoles Pedro y Juan, mientras un ángel dice a las
otras mujeres que el Señor ha resucitado de entre los muertos. Pedro y Juan se apresuran hacia el
sepulcro y encuentran todo lo que la Magdalena les ha contado. María Magdalena regresa también
y, mientras llora en el sepulcro, se le aproxima el Salvador resucitado y le habla. Ese mismo día,
Jesús se aparece a las otras Santas Mujeres, a Pedro, a los dos discípulos que van a Emaús, y a
todos los discípulos, con excepción de Tomás. Una semana después, Se aparece a todos los
Apóstoles, incluyendo a Tomás; más tarde, se aparece en Galilea, cerca al lago de Genezareth, a
siete discípulos; en una montaña de Galilea a una multitud de discípulos; a Santiago; y, finalmente,
a Sus discípulos en el Monte de los Olivos en donde asciende al cielo. Pero estas apariciones no
agotan el registro de los Evangelios, según los cuales, Jesús se apareció vivo después de Su
Pasión, durante cuarenta días y habló sobre el reino de Dios.
Nota: Las citas bíblicas en castellano están tomadas de Sagrada Biblia, Versión Directa de las
lenguas originales por Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto, O.P., quincuagésima tercera
edición, reimpresión, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, MCMXCVIII.
A.J. MAAS
Transcrito por Joseph P. Thomas
En Memoria del Arzobispo Mathew Kavukatt
Traducido por: Dr. Raúl G. Toledo, El Salvador
Jesús de Nazaret
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«Jesús» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Jesús (desambiguación).
Para otros usos de este término, véase Jesús de Nazaret (desambiguación).
Este artículo trata sobre Jesús de Nazaret como personaje histórico. Para más información
sobre Jesús desde el punto de vista cristiano, véase Cristo.
Aunque no existen retratos de Jesús ni ninguna indicación acerca de su aspecto físico, son
muy frecuentes sus representaciones en el arte cristiano. Jesús con la cruz a cuestas, por El
Greco.
Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, es la figura central
del cristianismo y una de las figuras más influyentes de la cultura occidental. Para la
mayoría de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, la
encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que ―con
su muerte y posterior resurrección― redimió al género humano. El judaísmo niega su
divinidad, que es incompatible con su concepción de Dios. En el islam, donde se lo conoce
como Isa, es considerado uno de los profetas más importantes.
o 1.4 Milagros
o 1.5 Transfiguración
o 1.6 Pasión
2.3.1 Nombre
2.3.2 Títulos de Jesús
2.3.3 Lugar y fecha de nacimiento
2.3.4 Orígenes familiares
2.3.5 Otros datos: religión, lengua, profesión
o 2.4 Su actividad
2.5.1 Cronología
2.5.2 Motivos de la ejecución de Jesús
o 2.6 Teorías minoritarias acerca del Jesús histórico
7 Véase también
8 Referencias y notas
9 Bibliografía
o 9.1 Bibliografía utilizada
10 Enlaces externos
o 10.1 Jesús en el Nuevo Testamento
La Sagrada Familia (José, María y Jesús, con Isabel y su hijo Juan el Bautista, parientes de
Jesús según el Evangelio de Lucas. Pintura de Rafael, 1507.
En los evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16;
Lc 3, 23-38).13 La de Mateo se remonta al patriarca Abraham, y la de Lucas a Adán, el
primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y
David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente
de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos de
David. En ambos casos, lo que se muestra es la ascendencia de José, a pesar de que, según
los relatos de la infancia, éste solo habría sido el padre putativo de Jesús.
Bautismo y tentaciones
La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo, según el Evangelio de
Lucas),14 por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán.15 Durante el bautismo, el Espíritu
de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios.16
Según los sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta
días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio.17 No se menciona este
episodio en el Evangelio de Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en
Cafarnaún,18 y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios.19
Vida pública
Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando
el evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús
varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la
vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que Jesús celebró la fiesta
anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. Los sinópticos mencionan
solo la fiesta de Pascua en la que Jesús fue crucificado.
Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios tienen como
escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de
Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como Corozaín o
Betsaida.20 También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea
en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos
convecinos.21 Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan,
visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública), y estuvo en
Jericó22 y Betania (donde resucitó a Lázaro).23
El Evangelio de Juan solo menciona los nombres de nueve de los apóstoles, aunque en
varios pasajes hace referencia a que eran doce.27
Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para
escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en el
Evangelio de Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el
Reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a
menudo han de ser después explicadas por Jesús). Tienen en general un contenido
escatológico y aparecen exclusivamente en los evangelios sinópticos. Entre las más
conocidas están la parábola del sembrador (Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8), cuyo
significado explica Jesús a continuación; la de la semilla que crece (Mc 4,26-29); la del
grano de mostaza (Mt 13,31-32; Mc 4,30-32), la de la cizaña (Mt 13,24-30), la de la oveja
perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7), la del siervo despiadado (Mt 18, 23-35), la de los obreros
enviados a la viña (Mt 20,1-16), la de los dos hijos (Mt 21,28-32), la de los viñadores
homicidas (Mt 21,33-42; Mc 12,1-11; Lc 20,9-18); la de los invitados a la boda (Mt 22, 1-
14), la de las diez vírgenes (Mt 25,1-13), la de los talentos (Mt 25,14-30; Lc 19,12-27). Dos
de las más conocidas aparecen solo en el Evangelio de Lucas: se trata de las parábolas del
samaritano (Lc 10,30-37) y del hijo pródigo (Lc 15,11-32). En las parábolas, utiliza Jesús
frecuentemente imágenes relacionadas con la vida campesina.
Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas
del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no
cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc
20, 45-47).
Milagros
Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los
cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son
curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios
de tipo natural y tres signos extraordinarios.
Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
1. Resucitó una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc
8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt
9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).
2. al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).
3. a Lázaro (Jn 11,1-44).
Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que
se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su
autoridad.
En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una confabulación con
Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas
acusaciones.29 Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar
demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores.30 Incluso se menciona el caso de
un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre.31
Transfiguración
Transfiguración de Jesús, por Rafael (siglo XVI).
Artículo principal: Transfiguración de Jesús.
Los evangelios sinópticos32 relatan que Jesús subió a un monte a orar con algunos de los
apóstoles, y mientras oraba se transformó el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió
blanco y resplandeciente. Aparecieron junto a él Moisés y Elías. Los apóstoles dormían
mientras tanto, pero al despertar vieron a Jesús junto a Moisés y Elías. Pedro sugirió que
hicieran tres tiendas: para Jesús, Moisés y Elías. Entonces apareció una nube y se oyó una
voz celestial, que dijo: «Este es mi Hijo elegido, escuchadle». Los discípulos no contaron lo
que habían visto.
Pasión
Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la
fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta
Zacarías (Zc 9:9: «He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un
pollino hijo de una bestia de carga»). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como
«hijo de David» (según el Evangelio de Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos).33 En
los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey.
En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer.37 Según los
sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición
cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo
que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos,
diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino,
dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la
multitud para la remisión de los pecados».38 Profetizó también, según los sinópticos, que no
volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios.39
Arresto
Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de
Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un
momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad de
Dios.40 41
Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los
sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata.42 Acompañado de
un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los
ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue
arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos
se dispersaron y huyeron.43
Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el
Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado
ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no
fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y
Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que
consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús.44
En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se
detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos.45
Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los
sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le
negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había profetizado.46
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador47 romano. Tras
interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar
a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los
príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado.
Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.48
Crucifixión
Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los
soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en
arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos»,
que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente
‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones.50
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Elí, Elí, lemá sabactani», que ―según los
Evangelios de Mateo y Marcos― en arameo significa: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?’.51 Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios.52
También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron
presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de
Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al «discípulo a
quien amaba» (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto
del evangelio no se menciona su nombre).
Sepultura
Resurrección y ascensión
La resurrección de Cristo, por Piero della Francesca (siglo XV).
Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después
de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias ocasiones.55 En todos ellos, la primera
en descubrir la resurrección de Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y
Lucas) relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús resucitado varían,
sin embargo, según los evangelios:
Según los autores del Nuevo Testamento, la vida de Jesús supuso el cumplimiento de
algunas profecías formuladas en ciertos libros del Antiguo Testamento. Los libros bíblicos
más citados en este sentido por los primeros cristianos fueron Isaías, Jeremías, los Salmos,
Zacarías, Miqueas y Oseas. Para los autores del Nuevo Testamento, en una visión
compartida por los cristianos posteriores, en estos textos se anuncia la venida de Jesús de
Nazaret, que sería el Mesías que esperaba el pueblo de Israel. A menudo los redactores de
los evangelios, sobre todo el autor del Evangelio de Mateo, citan explícitamente estos
textos para subrayar el cumplimiento de estas profecías en la vida y muerte de Jesús. Entre
otras cosas, consideran que fueron profetizadas las circunstancias y el lugar de nacimiento
de Jesús (Is 7,14; Miq 5,2);57 su relación con Galilea (Is 9,1);58 su condición mesiánica (Is 9,
6-7; Is 11, 1-9; Is 15, 5);59 el papel de precursor de Juan el Bautista (Is 40,3)60 e incluso su
pasión y muerte sacrificial (a este respecto se citan sobre todo cuatro poemas, incluidos en
el Deutero Isaías (o Segundo Isaías),61 que presentan la figura de un siervo de Yahvé,62 a
cuyo sacrificio se atribuye un valor redentor, pero también otros muchos pasajes.63
Los judíos, que también consideran sagrados estos libros, no aceptan la creencia cristiana
de que estas profecías se refieren a Jesús de Nazaret. Para la investigación histórica actual,
el principal interrogante es hasta qué punto estos libros contribuyeron a moldear los relatos
evangélicos.
Por otro lado, Jesús, como otros muchos destacados dirigentes religiosos y filósofos de la
Antigüedad, no escribió nada, o, al menos, no hay constancia alguna de que así haya sido.
Todas las fuentes para la investigación histórica de Jesús de Nazaret son, por lo tanto,
textos escritos por otros autores. El más antiguo documento inequívocamente concerniente
a Jesús de Nazaret66 es el llamado Papiro P52, que contiene un fragmento del Evangelio de
Juan y que data, según los cálculos más extendidos, de hacia 125, es decir,
aproximadamente un siglo después de la fecha probable de la muerte de Jesús (hacia el año
30).
Si bien los testimonios materiales referentes a la vida de Jesús son muy tardíos, la
investigación filológica ha logrado reconstruir la historia de estos textos con un alto grado
de probabilidad, lo que arroja como conclusión que los primeros textos sobre Jesús (algunas
cartas de Pablo) son posteriores en unos veinte años a la fecha probable de su muerte, y que
las principales fuentes de información acerca de su vida (los evangelios canónicos) se
redactaron en la segunda mitad del siglo I. Existe un amplio consenso acerca de esta
cronología de las fuentes, al igual que es posible datar algunos (muy escasos) testimonios
acerca de Jesús en fuentes no cristianas entre la última década del siglo I y el primer cuarto
del siglo II.
Fuentes
Son sobre todo las fuentes cristianas, obviamente parciales, las que proporcionan
información sobre Jesús de Nazaret. Los textos cristianos reflejan principalmente la fe de
las comunidades primitivas, y no pueden considerarse, sin más, documentos históricos.
Los textos en los que la crítica actual cree posible hallar información acerca del Jesús
histórico son, principalmente, los tres Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas).
Secundariamente, proporcionan también información acerca de Jesús de Nazaret otros
escritos del Nuevo Testamento (Evangelio de Juan, las Epístolas de Pablo de Tarso),
algunos evangelios apócrifos (como los de Tomás y Pedro), y otros textos cristianos.
Por otro lado, existen referencias a Jesús en unas pocas obras no cristianas. En algunos
casos se ha puesto en duda su autenticidad (Flavio Josefo), o que se refieran al mismo
personaje cuya vida relatan las fuentes cristianas (Suetonio). Apenas aportan alguna
información, excepto que fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato (Tácito) y que fue
considerado un embaucador por los judíos ortodoxos.
Fuentes cristianas
Son muy numerosos los escritos cristianos de los siglos I y II en los que se encuentran
referencias a Jesús de Nazaret. Sin embargo, solo una pequeña parte de los mismos
contiene información útil acerca de él. Todos ellos reflejan, en primer lugar, la fe de los
cristianos de la época, y solo secundariamente revelan información biográfica sobre Jesús.
1. Las Cartas de Pablo de Tarso: escritas, según la datación más probable, entre los
años 50 y 60. Son los documentos más tempranos acerca de Jesús, pero la
información biográfica que proporcionan es escasa.
2. Los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), incluidos por la Iglesia en el
canon del Nuevo Testamento. En general, suelen datarse entre los años 70 y 90.
Proporcionan gran cantidad de información, pero reflejan principalmente la fe de los
primeros cristianos, y son documentos bastante tardíos.
3. El Evangelio de Juan, también incluido en el Nuevo Testamento. Fue escrito
probablemente hacia 90-100. Suele considerarse menos fiable que los sinópticos, ya
que presenta concepciones teológicas mucho más evolucionadas. Sin embargo, no
puede excluirse que contenga tradiciones sobre el Jesús histórico bastante más
antiguas.
4. Algunos de los llamados Evangelios apócrifos, no incluidos en el canon del Nuevo
Testamento. Una gran parte de estos textos son documentos muy tardíos que no
aportan información sobre el Jesús histórico. Sin embargo, algunos de ellos, cuya
datación es bastante controvertida, podrían transmitir información sobre dichos o
hechos de Jesús: entre aquellos a los que suele concederse una mayor credibilidad
están el Evangelio de Tomás, el Evangelio Egerton, el Evangelio Secreto de Marcos
y el Evangelio de Pedro.
Los textos más antiguos conocidos relativos a Jesús de Nazaret son las cartas escritas por
Pablo de Tarso, consideradas anteriores a los evangelios. Pablo no conoció personalmente a
Jesús. Su conocimiento de él y de su mensaje, según sus propias afirmaciones, puede
provenir de una doble fuente:67 por un lado, sostiene en sus escritos que se le apareció el
propio Jesús resucitado para revelarle su evangelio, una revelación a la que Pablo concedía
gran importancia (Gal 1, 11-12); por otro, también según su propio testimonio, mantuvo
contactos con miembros de varias comunidades cristianas, entre ellos varios seguidores de
Jesús. Conoció, según él mismo afirma en la Epístola a los Gálatas, a Pedro (Gal 2, 11-14),
Juan (Gal 2, 9), y Santiago, al que se refiere como «hermano del Señor» (Gal 1, 18-19; 1
Cor 15, 7).
Sin embargo, las epístolas paulinas sí proporcionan alguna información. En primer lugar, se
afirma en ellas que Jesús nació «según la Ley» y que era del linaje de David, «según la
carne» (Rom 1, 3), y que los destinatarios de su predicación eran los judíos circuncisos
(Rom 15, 8). En segundo lugar, refiere ciertos detalles acerca de su muerte: indica que
murió crucificado (2 Cor 13, 4), que fue sepultado y que resucitó al tercer día (1 Cor 15,3-
8), y atribuye su muerte a los judíos (1 Tes 2, 14) y también a los «poderosos de este
mundo» (1 Cor 2, 8). Además, la Primera Epístola a los Corintios contiene un relato de la
Última Cena (1 Cor 11, 23-27), semejante al de los evangelios sinópticos (Mt 26, 26-29;
Mc 14, 22-25; Lc 22, 15-20).
Evangelios sinópticos
Los estudiosos están de acuerdo en que la principal fuente de información acerca de Jesús
se encuentra en tres de los cuatro evangelios incluidos en el Nuevo Testamento, los
llamados sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas, cuya redacción se sitúa generalmente entre
los años 70 y 100.
El punto de vista dominante en la crítica actual es que los evangelios no fueron escritos por
testigos personales de la actividad de Jesús. Se cree que fueron escritos en griego por
autores que no tenían conocimiento directo del Jesús histórico. Algunos autores, sin
embargo, continúan manteniendo el punto de vista tradicional sobre esta cuestión, que los
atribuye a personajes citados en el Nuevo Testamento.69
Aunque no es aceptada por la totalidad de los críticos, las afinidades entre estos evangelios
suelen ser explicadas por la llamada teoría de las dos fuentes, propuesta ya en 1838 por Ch.
Weisse, y que fue luego significativamente matizada por B. H. Streeter en 1924. Según esta
teoría, el evangelio más antiguo es Marcos (y no Mateo, como se creía anteriormente).
Tanto Lucas como Mateo son posteriores, y utilizaron como fuente Marcos, lo que explica
el material común entre los tres sinópticos, denominado «de triple tradición». Pero, además,
existió una segunda fuente, a la que se dio el nombre de Q, que contenía casi
exclusivamente palabras de Jesús, lo cual explica el llamado material de doble tradición,
que se encuentra en Mateo y Lucas, pero no en Marcos (Q es hoy considerado un
documento independiente, del que incluso existen ediciones críticas).70 Por último, tanto
Lucas como Mateo contienen material propio, que no se encuentra en ninguna de las dos
fuentes hipotéticas.
Para datar los evangelios sinópticos, un aspecto de particular importancia son las
referencias a la destrucción del Templo de Jerusalén. Estudiando estas referencias, la
mayoría de los autores coinciden en afirmar que los tres sinópticos, en su estado actual, son
posteriores a la destrucción del templo (año 70), en tanto que Q es muy probablemente
anterior.
Los autores de los evangelios responden a motivaciones teológicas concretas. En sus obras,
intentan armonizar las tradiciones recibidas acerca del Jesús histórico con la fe de las
comunidades a las que pertenecen.
Evangelio de Lucas: es la primera parte de una obra unitaria cuya segunda parte es
el texto conocido como Hechos de los Apóstoles, dedicada a narrar los orígenes del
cristianismo. Al igual que Mateo, utiliza como fuentes Q y Marcos.
Evangelio de Juan
Generalmente se considera que el Evangelio de Juan es más tardío que los sinópticos (suele
datarse en torno al año 100) y que la información que ofrece acerca del Jesús histórico es
menos fiable. Muestra una teología más desarrollada, ya que presenta a Jesús como un ser
preexistente, sustancialmente unido a Dios, enviado por él para salvar al género humano.73
Sin embargo, parece que su autor utilizó fuentes antiguas, en algunos casos independientes
de los sinópticos, por ejemplo, en lo relativo a la relación entre Jesús y Juan el Bautista, y al
proceso y ejecución de Jesús.74 Relata pocos milagros de Jesús (solo siete), para los que
posiblemente utilizó como fuente un hipotético Evangelio de los Signos. En este evangelio
son muy numerosas las escenas de la vida de Jesús que no tienen un paralelo en los
sinópticos (entre ellas, algunas de las más conocidas, como las bodas de Caná o la
resurrección de Lázaro de Betania).
Evangelios apócrifos
Se denomina evangelios apócrifos a aquellos textos sobre hechos o dichos de Jesús no
incluidos en el canon del Nuevo Testamento. Como señala Antonio Piñero,75 la mayor parte
de los apócrifos no aportan información válida sobre el Jesús histórico, ya que se trata de
textos bastante tardíos (posteriores a 150), y que utilizan como fuentes los evangelios
canónicos.
Dichos atribuidos a Jesús en otros libros del Nuevo Testamento: estos dichos son
denominados convencionalmente agrapha, es decir ‘no escritos’. Dejando aparte las
cartas de Pablo, ya mencionadas, se encuentran dichos atribuidos a Jesús en Hechos
de los Apóstoles (Hch 20, 35); en la Epístola de Santiago y en la Primera Epístola
de Pedro.
Referencias de otros escritores cristianos de los siglos II y III, entre las que
destacan la primera y segunda Epístolas de Clemente; las cartas de Ignacio de
Antioquía; y un texto perdido, atribuido a Papías, titulado Exposición de las
palabras del Señor, que supuestamente recogía tradiciones orales sobre Jesús, y del
que se conocen solo fragmentos por citas de autores posteriores, como Ireneo de
Lyon y Eusebio de Cesarea.77
Fuentes no cristianas
Apenas hay menciones de Jesús en fuentes no cristianas de los siglos I y II. Ningún
historiador se ocupó por extenso de su historia: solo existen alusiones de pasada, algunas de
ellas ambiguas y una (el «testimonio flaviano») de la que se sospecha que se trata de una
falsificación posterior.
Fuentes judías
Dos menciones en una obra del historiador judío Flavio Josefo, Antigüedades
judías.
El primer pasaje de la citada obra que menciona a Jesús es conocido con el nombre de
«testimonio flaviano». Se encuentra en Antigüedades judías, 18, 63. Fue objeto de
interpolaciones posteriores por copistas cristianos, y se discute incluso si en su versión
original aludía a Jesús.
Fuentes romanas
A comienzos del siglo II, Plinio el Joven, en una carta al emperador Trajano,
menciona que los cristianos «le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen)»
(Epístolas 10:96).
Hacia 116 ó 117, el historiador Tácito, hablando de las persecuciones de Nerón,
comenta que los cristianos toman su nombre «de un tal Cristo, que en época de
Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato» (Anales, 15:44:2-3).
Suetonio, hacia 120, menciona a los cristianos y en otro pasaje de la misma obra,
hablando del emperador Claudio, dice que a «los judíos, instigados por Chrestus, los
expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos» (De Vita Caesarum. Divus
Claudius, 25). El nombre Chrestus ha sido interpretado como una lectura deficiente
de Christus; sin embargo, no puede excluirse que el pasaje haga referencia a un
agitador judío en la Roma de los años 50.
Existe otro texto que, aunque es bastante dudoso, podría ser una referencia a Jesús de
Nazaret: se trata de una carta, conservada en siríaco, escrita por un tal Mara Bar-Serapion,
en la que se habla de un «rey sabio» condenado a muerte por los judíos. No hay acuerdo
sobre si esta carta data del siglo I, II o III de nuestra era, y tampoco está claro si es o no una
referencia a Jesús de Nazaret.
La escasez de fuentes no cristianas indica sin duda que la actividad de Jesús no llamó la
atención en su época, a pesar de que, según las fuentes cristianas, su predicación congregó a
multitudes. Estas fuentes no aportan absolutamente nada nuevo al conocimiento de Jesús
como personaje histórico, y únicamente han sido aducidas para demostrar su existencia.
Metodología
Los principales criterios sobre los que existe consenso a la hora de interpretar las fuentes
cristianas son, según Antonio Piñero,79 los siguientes:
Contexto
Marco histórico
El pueblo judío, sin estado propio desde la destrucción del Primer Templo en 587 a. C., en
tiempos de Nabucodonosor II, había pasado varias décadas sometido, sucesivamente, a
babilonios, persas, la dinastía ptolemaica de Egipto y el Imperio seléucida, sin que se
produjeran conflictos de gravedad. En el siglo II a. C., sin embargo, el monarca seléucida
Antíoco IV Epífanes, decidido a imponer la helenización del territorio, profanó el Templo
(el Segundo Templo, reconstruido en época persa), lo que desencadenó una rebelión,
acaudillada por una familia sacerdotal, los Macabeos, que tendría como consecuencia el
establecimiento de un nuevo estado judío independiente, que duraría hasta el año 63 a. C.
En este año, el general romano Pompeyo intervino en la guerra civil que enfrentaba a dos
hermanos de la dinastía asmonea, Hircano II y Aristóbulo II. Con esta intervención dio
comienzo el dominio romano en Palestina. Dicho dominio, sin embargo, no se ejerció
siempre de forma directa, sino mediante la creación de uno o varios estados clientes, que
pagaban tributo a Roma y estaban obligados a aceptar sus directrices. El propio Hircano II
fue mantenido por Pompeyo al frente del país, aunque no como rey, sino como etnarca.
Posteriormente, tras un intento de recuperar el trono del hijo de Aristóbulo II, Antígono,
quien fue apoyado por los partos, el hombre de confianza de Roma fue Herodes, quien no
pertenecía a la familia de los asmoneos, sino que era hijo de Antípatro, un general de
Hircano II de origen idumeo.
Tras su victoria sobre los partos y los seguidores de Antígono, Herodes fue nombrado rey
de Judea por Roma en 37 a. C. Su reinado, durante el cual, según opinión mayoritaria, tuvo
lugar el nacimiento de Jesús de Nazaret, fue un período relativamente próspero.
A la muerte de Herodes, en 4 a. C., su reino se dividió entre tres de sus hijos: Arquelao fue
designado etnarca de Judea, Samaria e Idumea; a Antipas (llamado Herodes Antipas en el
Nuevo Testamento) le correspondieron los territorios de Galilea y Perea, que gobernó con
el título de tetrarca; por último, Filipo heredó, también como tetrarca, las regiones más
remotas: Batanea, Gaulanítide, Traconítide y Auranítide.
Estos nuevos gobernantes correrían diversa suerte. Mientras que Antipas se mantuvo en el
poder durante cuarenta y tres años, hasta 39, Arquelao, debido al descontento de sus
súbditos, fue depuesto en 6 d. C. por Roma, que pasó a controlar directamente los
territorios de Judea, Samaría e Idumea.
Aunque separada de Judea por la historia, Galilea era en el siglo I una región de religión
judía. Tenía, sin embargo, algunos rasgos diferenciales, como una menor importancia del
Templo, y una menor presencia de sectas religiosas como los saduceos y los fariseos.
Estaba muy expuesta a las influencias helenísticas y presentaba grandes contrastes entre el
medio rural y el medio urbano.
Al este de Galilea se encontraban las diez ciudades de la Decápolis, situadas todas ellas al
otro lado del río Jordán, a excepción de una, Escitópolis (llamada también Bet Shean). Al
noroeste, Galilea limitaba con la región sirofenicia, con ciudades como Tiro, Sidón y
Aco/Tolemaida. Al sudoeste se situaba la ciudad de Cesarea Marítima, lugar de residencia
del prefecto (luego procurador) romano. Por último, al sur se encontraba otra importante
ciudad, Sebaste, así llamada en honor al emperador Augusto.82
En las fuentes cristianas no se menciona que Jesús visitase ninguna de las ciudades de
Galilea ni de su entorno. Sin embargo, dada la proximidad de Tiberíades a los principales
lugares mencionados en los evangelios, es difícil pensar que Jesús se sustrajo por completo
a la influencia helenística.
El medio campesino, del que procedía Jesús, veía con hostilidad las ciudades. Los
campesinos de Galilea soportaban importantes cargas impositivas, tanto del poder político
(la monarquía de Antipas), como del religioso (el Templo de Jerusalén), y su situación
económica debió de ser bastante difícil.
Galilea fue la región judía más conflictiva durante el siglo I, y los principales movimientos
revolucionarios antirromanos, desde la muerte de Herodes el Grande en 4 a. C. hasta la
destrucción de Jerusalén en el año 70, se iniciaron en esta región. La lucha contra el
Imperio romano fue, según Geza Vermes, «una actividad galilea general en el primer
siglo d. C.»83
En tiempos de Jesús, al igual que en la actualidad, el judaísmo era una religión monoteísta,
basada en la creencia de un único Dios. Los judíos creían que Dios había elegido a su
pueblo, Israel, y había establecido con él una alianza a través de Abraham y Moisés,
principalmente. Los actos fundamentales de dicha alianza eran, para los judíos, la vocación
de Abraham, el éxodo, y la promulgación de la ley en el Sinaí.84 La fidelidad de los judíos a
esta alianza se manifestaba, además de en su adoración a su único Dios, en la rigurosidad
con que seguían los mandamientos y preceptos de la Torá, o la llamada Ley mosaica; ésta
regulaba todos los aspectos de la vida de los judíos, como la obligación de circuncidar a los
hijos varones, la prohibición de trabajar en sábado, y otras ciertas reglas alimentarias (por
ejemplo, la de no comer carne de cerdo) y de purificación.
Pero el Templo no era el único lugar en que se rendía culto a Dios: en época de Jesús existía
también la costumbre de reunirse cada sábado en las sinagogas. Mientras que el culto en el
Templo estaba dominado por los sacerdotes, la costumbre de reunirse en las sinagogas fue
promoviendo la religiosidad de los laicos.87 Además, en las sinagogas no se llevaban a cabo
sacrificios a diferencia del Templo, sino que tan solo se leían y comentaban los textos
sagrados.
En la época de Jesús, existían sectas divergentes dentro del judaísmo. El autor que más
información proporciona sobre este tema es Flavio Josefo. Este88 distingue entre tres sectas
principales: la saducea, la esenia y la farisea. Esta última era bastante respetada por el
pueblo y estaba constituida principalmente por laicos.89 Creían en la inmortalidad del alma
y eran conocidos por el rigor con que interpretaban la ley, considerando a la tradición como
fuente de ésta. En cuanto a los saduceos, gran número de ellos formaba parte de la casta
sacerdotal, pero en oposición a los fariseos, rechazaban la idea de que la tradición era
fuente de ley y negaban también la inmortalidad del alma. Por último, el grupo de los
esenios es considerado por la inmensa mayoría de los investigadores como el autor de los
denominados Manuscritos del Mar Muerto. Constituían una especie de monacato, cuyos
seguidores eran estrictos cumplidores de la ley, aunque diferían de los otros grupos
religiosos en su interpretación de ésta.
El hombre
Jesús de Nazaret nació con bastante probabilidad en torno al año 4 a. C., aunque la fecha no
puede determinarse con seguridad. Según la opinión hoy mayoritaria entre los estudiosos su
lugar de nacimiento fue la aldea galilea de Nazaret, aunque pudo haber nacido también en
Belén, en Judea, cerca de Jerusalén. Es probable que sus padres se llamaran José y María, y
que tuviera varios hermanos y hermanas. No hay constancia de que estuviera casado;
probablemente era célibe, aunque tampoco hay ninguna fuente que lo afirme. Cuando tenía
aproximadamente treinta años, se hizo seguidor de un predicador conocido como Juan el
Bautista y, cuando éste fue capturado por orden del tetrarca de Galilea, Antipas (o tal vez
antes), formó su propio grupo de seguidores. Como predicador itinerante, recorrió varias
localidades de Galilea, anunciando una inminente transformación que denominaba Reino
de Dios. Predicaba en arameo, aunque es muy probable que conociese también el hebreo,
lengua litúrgica del judaísmo, tanto en sinagogas como en casas privadas y al aire libre.
Entre sus seguidores había varias mujeres.
Con motivo de la fiesta de la Pascua, acudió con un grupo de seguidores suyos a Jerusalén.
Probablemente por algo que hizo o dijo en relación con el Templo de Jerusalén, aunque no
pueden excluirse otros motivos, fue detenido por orden de las autoridades religiosas judías
de la ciudad, quienes lo entregaron al prefecto romano, Poncio Pilato, acusado de sedición.
Como tal, fue ejecutado, posiblemente en torno al año 30, por orden de las autoridades
romanas de Judea. A su muerte, sus seguidores se dispersaron, pero poco después vivieron
colectivamente una experiencia que les llevó a creer que había resucitado y que regresaría
en un plazo breve para establecer el Reino de Dios que había predicado en vida.
Nombre
Jesús es la forma latinizada del griego Ιησοῦς (Iesoûs), con el que es mencionado en el
Nuevo Testamento, escrito en griego. El nombre deriva del hebreo Ieshú, forma abreviada
de Yeshúa, la variante más extendida del nombre Yehoshúa, que significa ‘Yahveh salva’, y
que designa así mismo a Josué, un conocido personaje del Antiguo Testamento,
lugarteniente y sucesor de Moisés.90
Se sabe que era un nombre frecuente en la época, ya que en la obra de Flavio Josefo son
mencionados unos veinte personajes de igual denominación.91 La forma de este nombre en
arameo ―el idioma de la Judea del siglo I― es la que con toda probabilidad usó Jesús:
Ieshuá (ישוׁע, Yēšûaʿ).
Títulos de Jesús
1. Abogado (I Jo 2:1).
2. Admirable (Is. 9:16).
3. Alfa (Ap 1:8; Ap 21:6).
4. Altísimo (Lc 6:35).
5. Amado (Ct 1:14; Ct 2:3; Ct 4:16; Ct 5:2; Ct 6:3; Ef 1:6; Mt 3:17; Is 5:1).
6. Ángel de la Alianza (Mt 3:1. Anjo de Deus Ex 14:19; Ex 23:23; Dn 6:22; Gn
22:15).
7. Ángel del Señor (Mt 1:20; Jz 6:11; Jz 13:3).
8. Árbol de Vida (Ap 2:7; Ap 22:2; Pr 3:18).
9. Autor de la Salvación (Hb 5:9).
10. Autor de la Vida (At 3:15).
11. Bendito (Mc 23:39; Mc 21:9; Lc 1:68; Lc 19:38; II Co 1:3).
12. Cabeza de la Iglesia (Ef 5:23).
13. Cabeza del Cuerpo (Col 1:18).
14. Camino (Jo 14:6; Is 30:21).
15. Consejero (Is. 9:6).
16. Consolador (Jo 14:26; Jo 15:26; Jo 16:7).
17. Consumador (Hb 12:2).
18. Cordero (I Co 5:7; Ap 5:12; Ap 6:1; Ap 6:12).
19. Cordero de Dios (Jo 1:29; Jo 1:36).
20. Cordero Pascual (Jo 1:29; Jo 1:36).
21. Cristo (Mt 2:4; Mt 16:16; Mt 24:23; Mc 8:29; Lc 4:41; Jo 20:31; Lc 9:20; Lc 23:2).
22. Cristo de Dios (I Co 3:23).
23. Cristo Jesús (Rm 6:3; II Co 4:5; Ef 2:20).
24. Descendiente de Mujer (Gn 3:15).
25. Digno (Ap 4:11; Ap 5:12).
26. Dios con nosotros (Mt 1:23).
27. Dios Fuerte(Is.6:9).
28. El que bautizaba con Espíritu Santo (Jo 1:33).
29. El que da testimonio de sí mismo (Jo 8:18).
30. El que ha de venir (Mt 11:3).
31. Elegido por Dios (Lc 9:35).
32. Emanuel (Mt 1:23; Is 7:14).
33. Estrella de la mañana (Ap 22:16).
34. Estrella del alba (II Pe 1:19).
35. Fiel Testimonio (Ap 1:5).
36. Fiel y Verdadero (Ap 19:11).
37. Gran Dios y Salvador (Tito 2.13).
38. Hijo (Mt 1:23; Lc 1:13; Mt 13:55; Mt 21:7).
39. Hijo Amado (Mc 12:6; Lc 20:13; Mc 1:11; Mt 3:17).
40. Hijo de David (Mt 21:9,15; Mt 20:30,31; Mt 12:23).
41. Hijo de Dios (Mt 5:9; Jo 20:31; Lc 1:35; Mc 1:1; Hb 6:6).
42. Hijo de Dios Bendito (Lc 1:32).
43. Hijo del Altísimo (Lc 1:32).
44. Hijo del Hombre (Mt 16:27; Hb 2:6; Ap 1:13; Lc 12:32,40; Mt 10:23; At7:56; Mt
16:13; Jo 8:28; Mt 9:6; Mt 13:37; Mt 17:9,22; Mc 8:32; Mc 9:12; Lc 6:22; Lc 9:56;
Jo 3:13).
45. Hijo del Padre (II Jo 3).
46. Imagen del Dios invisible (Cl 1:15).
47. Jesús (Jo 20:31; Lc 1:31; Mt 1:21,25; At 18:5; At 18:18).
48. Juez (Tg 5:9;
49. Justo (At 22:14; Sl 119:137; Sl 145:17; Is 45:21).
50. Legislador (Tg 4:12; Is 33:22).
51. León de Judá (Ap 5:5).
52. Libertador (Rm 11:26,27).
53. Luz (Jo 12:46; Jo 8:12; Sl 27:1; Is 60:20; Mq 7:8).
54. Mediador (I Tm 2:5; Hb 9:15; Hb 12:24).
55. Mesías (Jo 1:41; Jo 4:25; Dn 9:25).
56. Misterio y Esperanza del ser humano (Cl 1:27).
57. Nazareno (Mt 2:23; Lc 24:19).
58. Novio (Mt 25:1; Mc 2:19; Is 62:5).
59. Obispo de nuestras almas (I Pe 2:25).
60. Omega (Ap 1:8; Ap 21:6).
61. Padre Eterno (Is. 9:6).
62. Pan Vivo (Jo 6:51).
63. Pastor (Jo 10:11; Hb 13:20; I Pe 5:4; Sl 23:1; Sl 80:1).
64. Piedra Angular (Ef 2:20; At 4:11; I Pe 2:6).
65. Piedra Espiritual (I Co 10:4).
66. Piedra que los edificadores desecharon (I Pe 2:7).
67. Plenitud de la Divinidad (Cl 2:9).
68. Primicia (I Co 15:20).
69. Primicias de los que duermen (I Co 15:20).
70. Primogénito (Ap 1:5; Mq 6:7; Rm 8:29;
71. Príncipe (At 5:31; At 3:15; Is 55:4; Dn 8:25).
72. Príncipe de Paz (Is. 9:6).
73. Puerta (Jo 10:9).
74. Raíz de David (Ap 5:5).
75. Redentor (Is 59:20).
76. Rey (Lc 19:38; Jo 12:15; Jo 19:14; Sl 5:2; Sl 44:4; Sl 47:7; Is 33:22; Is 43:15; Ap
17:14; Zc 14:9).
77. Rey de Israel (Jo 12:13).
78. Rey de las Naciones (Ap 15:3; Jr 10:7).
79. Rey de los Judíos (Lc 23:38; Jo 18:33).
80. Rey de Reyes (Lc 23:38; Jo19:19; Ap 19:16; I Tm 6:15).
81. Salvador (Lc 2:11; II Pe 3:18. Sol Sl 84:11;
82. Santo (Ap 4:8).
83. Señor (I Co 15:5-7; II Co 4:5; Fl 2:11; Cl 2:6).
84. Señor de Señores (Ap 19:16; I Tm 6:15).
85. Soberano (Ap 6:10).
86. Sumo Sacerdote (Hb 4:14).
87. Todopoderoso (Ap 1:8; Ap 4:8; Ap 15:3; Ap 21:22).
88. Ungido de Dios (I Sm 24:10).
89. Verbo (Jo 1:1; Jo 1:14; I Jo 1:1; Ap 19:3).
90. Verdad (Jo 8:32; Jo 14:6).
91. Verdadero (Ap 19:11; Jo 15:5; Jo 15:1).
92. Vida (Jo 14:6).
La fecha de nacimiento de Jesús no puede ser calculada con precisión, aunque la mayoría
de los estudiosos coinciden en situarla en torno al año 4 a. C. Las fuentes cristianas no
ofrecen una cronología absoluta de los acontecimientos de la vida de Jesús, con una sola
salvedad: Lc 3,1 fija el comienzo de la actividad de Juan el Bautista en «el año quince del
reinado de Tiberio», que posiblemente pueda interpretarse como equivalente a uno de estos
años: 27, 28 o 29. Un poco más adelante (Lc 3,23), indica que Jesús contaba
aproximadamente 30 años al comienzo de su predicación. Los relatos de la infancia de
Mateo y Lucas, aunque muy cuestionables por otras razones, coinciden en situar el
nacimiento de Jesús en época de Herodes el Grande, que murió en el 4 a. C. Lucas, sin
embargo, añade un dato incongruente con el anterior, cuando indica que el viaje de María y
José a Belén tuvo lugar siendo Quirinio gobernador de Siria, es decir, después del año 6.
Orígenes familiares
Sobre la familia de Jesús, todos los evangelios están de acuerdo en el nombre de su madre,
María y de su padre, José, si bien dos de los evangelios (Mateo y Lucas) contienen relatos,
diferentes entre sí, acerca de la concepción milagrosa de Jesús por obra del Espíritu Santo.
Según estos relatos, José no habría sido su padre verdadero, sino solo su padre legal, por ser
el esposo de María. La mayoría de los investigadores104 creen que estos relatos son bastante
tardíos: no se mencionan en los evangelios de Marcos y de Juan, y existen indicios que
permiten sospechar que en tiempo de Jesús éste era conocido como «hijo de José».105
Los hermanos de Jesús son mencionados en varias ocasiones en los evangelios y en otros
libros del Nuevo Testamento (sobre este tema, véase el artículo Hermanos de Jesús).106 En
Mc 6:3 se mencionan los nombres de los cuatro hermanos varones de Jesús: Jacob
(Santiago), José, Judas y Simeón o Simón, y se indica también la existencia de dos
hermanas.107
Son numerosas las fuentes que indican la ascendencia davídica de Jesús, a través de José (a
pesar de que, como antes se ha dicho, algunos evangelios afirman explícitamente que José
no fue el padre biológico de Jesús). Varios pasajes del Nuevo Testamento muestran que era
llamado «hijo de David»,108 y que la idea de su origen davídico estaba muy extendida en los
primeros años del cristianismo109 aunque él nunca se refirió a sí mismo como tal. Los
críticos no están de acuerdo, sin embargo, en que esta ascendencia davídica sea un dato
cierto, dado que puede tratarse de una adición de los evangelistas para demostrar la
condición mesiánica de Jesús. Las genealogías de Jesús que aparecen en Mateo y Lucas
(Mt 1:1-16 y Lc 3:23-31) son diferentes entre sí, aunque ambas vinculan a José, padre legal
de Jesús, con la estirpe de David.110
Otros datos: religión, lengua, profesión
Los investigadores están de acuerdo en que la lengua materna de Jesús fue el arameo.
Aunque los evangelios están escritos en griego, contienen frecuentes expresiones en
arameo, la mayor parte de ellas atribuidas a Jesús. Además, el arameo era la lengua habitual
de los judíos de Galilea. Seguramente el arameo hablado en Galilea era una variante
dialectal reconocible, como lo atestigua el hecho de que Pedro sea reconocido por su acento
en Jerusalén (véase Mt 26, 73).
Parece ser que tanto Jesús como su padre, José, ejercieron la profesión de carpinteros.114 En
cualquier caso, hay bastante consenso en cuanto a que procedía de un medio campesino. En
su predicación hizo también constantes referencias a las labores agrícolas, y apenas parece
interesado por el medio urbano (no hay constancia de que en su predicación visitara nunca
las principales ciudades de Galilea, a pesar de que la importante ciudad de Séforis se
hallaba a corta distancia de Nazaret).
Su actividad
No se conoce con certeza cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús. Los evangelios
sinópticos mencionan una sola fiesta de Pascua celebrada por él con sus discípulos en
Jerusalén, durante la cual fue detenido y crucificado. Eso parece sugerir que su vida pública
duró solamente un año. En el Evangelio de Juan, por el contrario,115 se mencionan tres
fiestas de Pascua, las tres celebradas por Jesús en Jerusalén, lo que hace suponer que el
ministerio de Jesús se prolongó durante dos o tres años. En todos los evangelios solo hay
una indicación precisa de fecha, la que se ofrece en Lucas (Lc 3:1-2), indicando que la
actividad de Juan el Bautista se inició el año 15 del mandato de Tiberio, lo que puede
coincidir, según diferentes cálculos, con los años 27, 28 o incluso 29 de nuestra era, aunque
la mayoría de los autores se inclina por el año 28.116
La vida pública de Jesús se inicia, según todos los evangelios, con su bautismo por Juan el
Bautista en el río Jordán. Es probable que Jesús iniciase su actividad como seguidor del
Bautista.
Seguido de un grupo de fieles, de entre los cuales escogió a sus más allegados, los doce
apóstoles o enviados, recorrió en su actividad toda Galilea (especialmente el área en torno a
Cafarnaún) y las regiones aledañas de Fenicia, la Decápolis y el territorio de la tetrarquía de
Herodes Filipo.
Debe tenerse en cuenta que los evangelios fueron escritos por seguidores de Jesús, con la
finalidad de conseguir nuevos conversos. Si, como parece, Juan el Bautista fue un personaje
relativamente conocido y respetado en su tiempo (como parece demostrarlo el hecho de que
Flavio Josefo se refiera a él por extenso), es bastante explicable que los evangelistas lo
presenten admitiendo públicamente la superioridad de Jesús.
Predicación
Del estudio de las fuentes (sobre todo los sinópticos) se infiere que Jesús predicó de forma
itinerante en la zona norte de Palestina y, preferentemente, en las aldeas que bordeaban el
lago de Genesaret. Sus seguidores fueron principalmente de extracción campesina, y le
acompañaron también varias mujeres, lo cual resulta inusual en el contexto de los
movimientos religiosos del judaísmo. Escogió a doce apóstoles o enviados, posiblemente
en representación de las doce tribus de Israel. Ni los nombres de los apóstoles ni los relatos
de cómo se unieron a Jesús coinciden en todos los evangelios, pero todos concuerdan en la
cifra de doce.
La crítica es prácticamente unánime en considerar que el núcleo de la predicación de Jesús
era el anuncio del Reino de Dios. Sin embargo, existen importantes discrepancias a la hora
de interpretar qué significa esta expresión en el contexto de la predicación de Jesús. El
«Reino de Dios» se anuncia como algo inminente; en este sentido, la predicación de Jesús
se inserta en el contexto de la literatura apocalíptica del judaísmo, en la que existe la
esperanza de una próxima intervención de Dios en los asuntos humanos. Para entrar en el
Reino de Dios que Jesús profetiza es necesaria una transformación interior (metanoia) que
alcanza todos los ámbitos de la existencia humana; así, quien no se hace como un niño no
entrará en el Reino (Mt 18, 1-5) y el perdón es condición para un culto eficaz (Mt, 5, 21-
26).
Jesús describió el Reino de Dios utilizando parábolas (véase más arriba), en muchas de las
cuales aparece un contraste entre un inicio pequeño e insignificante y un final espléndido
(Mt 13,31-34), un padre generoso y unos invitados al banquete ocupados y desagradecidos
(Mt 22, 1-14), un rey compasivo y un siervo sin piedad (Mt 18, 21-35), un viñador confiado
y unos arrendatarios infieles (Lc 20, 9-19), un sembrador despreocupado y distintos tipos
de tierra (Mc 4,1-9).
Hay bastante consenso entre los especialistas en cuanto a que la predicación de Jesús iba
dirigida en exclusiva al pueblo de Israel. Según Mateo, así lo dijo: «No soy enviado sino a
las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mt 15:24). Se admite, sin embargo, que algunos
gentiles podrían participar de este mensaje. Según los evangelios, sanó a algunos gentiles,
como el criado del centurión de Cafarnaún o la hija de la mujer sirofenicia, conmovido por
la fe que demostraron.
No hay unanimidad entre los estudiosos con respecto a si Jesús se consideró a sí mismo
como el Mesías de Israel, como afirman los evangelios canónicos, o si su identificación
como tal pertenece a la teología de las primeras comunidades cristianas. En los sinópticos,
y especialmente en el Evangelio de Marcos, Jesús admite implícitamente que es el Mesías,
pero pide en numerosas ocasiones a sus discípulos que no lo divulguen («secreto
mesiánico»).
Se considera generalmente un dato histórico que Jesús se designó a sí mismo como «Hijo
del Hombre», aunque no está claro si se trata de un título escatológico, como parece
desprenderse de su empleo en el Libro de Daniel y otros textos intertestamentarios, o si es
un mero circunloquio semítico para hacer referencia a la primera persona del singular.124
Son muchos los especialistas que han llamado la atención acerca de la coincidencia en las
fuentes sobre la especial consideración que Jesús parece haber tenido hacia las mujeres de
diversa condición, en especial las marginadas, enfermas y pecadoras públicas. Algo, en
cierta medida, novedoso para un rabí de la época. Los ejemplos son múltiples: así la
encorvada a la que se acerca y cura en sábado llamándola hija de Abraham, título
exclusivamente masculino (Lc 13,11); la que sufría una patología femenina extrema que la
hacía impura y excluida y que alcanza a tocarle sin que Jesús pueda evitar curarla (Mc
5,25-34); la extranjera pagana, único personaje en los evangelios canónicos que le
convence en una discusión, apelando a su corazón con una parábola (Mt 15,28); la viuda a
la que Jesús se acerca por propia iniciativa, conmovido (Lc 7,13); la prostituta que le unge,
con escándalo de los presentes, y a la que le son perdonados los pecados porque «ha amado
mucho» (Lc 7, 37-47); la viuda pobre a la que Jesús ensalza por su generosidad (Mc 12, 41-
44); Marta y María, las amigas que le acogen en su casa (Lc 10, 38-42); etc.
Las fuentes sinópticas coinciden también en que entre los discípulos itinerantes de Jesús se
encontraban mujeres (María Magdalena, Juana, Salomé...), algo no muy común en una
sociedad patriarcal. E incluso afirman que permanecieron al pie de la cruz cuando todos
habían huido (Mc 15,40-41). Resulta también paradójico que se reconozca como primeros
testigos de la resurrección a mujeres, cuyo testimonio apenas tenía validez en aquel
contexto social (Mc 16, 11).
Por otro lado, en sus diatribas contra los escribas y fariseos, Jesús les reprocha que devoren
los bienes de las viudas con pretextos religiosos (Lc 20, 18), y a los príncipes de los
sacerdotes y a los ancianos del pueblo les llega a asegurar que las prostitutas les precederán
en el Reino de Dios (Mt 21, 31).
Tanto las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan presentan a Jesús como hacedor de
milagros. También destaca esta faceta de su actividad el Testimonio Flaviano, donde se
indica que «llevó a cabo hechos sorprendentes» (Antigüedades judías, XVIII, 63), aunque
no puede asegurarse que no se trate de una interpolación cristiana posterior.
No obstante, se acepta en general que Jesús fue considerado por sus contemporáneos como
capaz de curar ciertas enfermedades y de exorcizar demonios, lo que puede interpretarse a
la luz de las creencias populares en la Palestina del siglo I. Los sinópticos, y especialmente
el Evangelio de Marcos, ofrecen numerosos testimonios de este tipo de actividad, y no
parece probable que se trate de adiciones posteriores. Estos testimonios coinciden además
con los de las fuentes talmúdicas, donde se relata que Jesús fue ejecutado como hechicero.
Algunos investigadores, como el estadounidense Morton Smith,129 han llegado a considerar
este tipo de prácticas como las más importantes en el magisterio de Jesús, hasta el punto de
identificarlo como un mago helenístico, similar a otros, aproximadamente contemporáneos,
como Apolonio de Tiana.
Muerte
La mayoría de las fuentes130 que hacen referencia a la muerte de Jesús concuerdan en que
murió crucificado por orden del entonces prefecto romano en Judea, Poncio Pilato.
Existen, sin embargo, discrepancias entre los investigadores a la hora de determinar algunas
circunstancias de la ejecución. En primer lugar, en cuanto al delito del que fue acusado
Jesús y por el cual fue condenado a la pena capital. En segundo lugar, en cuanto al grado de
implicación de las autoridades judías de Jerusalén en el juicio y sentencia de Jesús.
Cronología
Ninguna de las fuentes ofrece una fecha exacta para la muerte de Jesús. Sin embargo, tanto
las fuentes sinópticas como el Evangelio de Juan coinciden en que Jesús murió un viernes.
Según los sinópticos, este viernes coincidió con el primer día de la fiesta de Pésaj (Pascua
judía), que se celebraba el día 15 del mes hebreo de Nisán. El Evangelio de Juan, en
cambio, indica que la muerte de Jesús ocurrió el día anterior a dicha fiesta (es decir, el 14
de Nisán), la tarde en la que en el Templo de Jerusalén se sacrificaban los corderos
pascuales. Se ha indicado que la información dada por Juan puede estar motivada por su
intención de identificar a Jesús como el verdadero Cordero de Dios, ya que su muerte, en el
relato joánico, tiene lugar a la misma hora en que en el templo se sacrificaban los corderos
para la fiesta de Pascua.132
Todas las fuentes están de acuerdo en que la ejecución de Jesús tuvo lugar durante el
mandato de Poncio Pilato (26-36). Si se acepta como cierta la información que aportan los
sinópticos, la muerte de Jesús pudo haber ocurrido en el 27 ó el 34, ya que en estos dos
años el 15 de Nisán cayó en viernes. Si se cree, en cambio, que la información más
fidedigna es la aportada por el Evangelio de Juan, las fechas posibles son el 30 y el 33, años
en los que el 14 de Nisán fue viernes.
Algunos autores han intentado armonizar los datos aportados por los sinópticos y por Juan,
apelando al uso de dos calendarios diferentes (un calendario lunar oficial y otro solar,
utilizado por los esenios). No hay indicios, sin embargo, de que Jesús siguiese otro
calendario diferente del que regía las festividades oficiales.133
Como se ha dicho antes, la inmensa mayoría de los investigadores coincide en que Jesús
murió crucificado por orden de las autoridades romanas de Judea. Los ejecutados por
crucifixión eran generalmente esclavos y sediciosos; por ello, hay un gran consenso en
cuanto a que el delito por el que Jesús fue crucificado fue el de sedición contra las
autoridades romanas. Un fuerte argumento en favor de esta hipótesis es la inscripción que,
según los cuatro evangelios,135 se colocó en la cruz por orden de las autoridades romanas,
en la que se llama a Jesús «rey de los judíos»; se sabe que era costumbre en la época dar a
conocer mediante un rótulo la naturaleza del delito de los ejecutados.136
Se cree, en líneas generales, que existe una cierta tendencia en los evangelios a exculpar a
Pilato de la responsabilidad de la muerte de Jesús, y a culpar, en cambio, a los judíos. Debe
tenerse en cuenta que, en la época supuesta de la redacción de los evangelios, los primeros
cristianos sufrieron con frecuencia persecuciones por parte de los judíos ortodoxos; por otra
parte, para evitar despertar el recelo de las autoridades romanas en las primeras décadas del
cristianismo, podría haber resultado conveniente soslayar que el fundador de la nueva
religión había sido ejecutado por sedición. Hasta qué punto esto es así es objeto de debate,
aunque en la actualidad hay bastante acuerdo en cuanto a que el relato del proceso de Jesús
tal y como se narra en los evangelios no puede ser considerado plenamente fiel a los
hechos.137
Jesús mítico
Algunos autores niegan de forma absoluta la validez histórica de las fuentes cristianas, y
sostienen que la figura de Jesús es el resultado de una falsificación consciente por parte de
los primeros cristianos.138 Según esta teoría, Jesús no fue un personaje histórico, sino una
entidad mítica, producto del sincretismo entre las religiosidades helenística y judía. En la
actualidad, los principales defensores de esta teoría en medios académicos son George
Albert Wells, Earl Doherty, Alvar Ellegård, Timothy Freke y Peter Gandy.
La mayoría de los estudiosos consideran esta teoría bastante inverosímil.141 142 Según
Antonio Piñero, desde la década de 1920 «no se considera científico negar la existencia
histórica de Jesús debido a la cantidad de pruebas directas o indirectas de su existencia».143
Como argumentos que hacen más verosímil la existencia histórica de Jesús, Piñero cita: 1)
la mención de Jesús en las obras de dos autores no cristianos considerados fiables (Tácito y
Flavio Josefo); 2) el conjunto de textos cristianos transmitidos acerca de su figura, ya que
«aunque los escritos cristianos se manifiesten como obras de seguidores de Jesús, negar la
existencia histórica del personaje central de ellas presenta muchas más dificultades que
admitirla»;144 3) las alusiones en dichos textos a figuras históricas cuya existencia puede
comprobarse con documentos no cristianos; 4) las reinterpretaciones y remodelaciones de
la figura de Jesús realizadas por los autores de las fuentes cristianas, que no hubieran sido
precisas si el personaje fuera una invención; y 5) el desarrollo del cristianismo, difícil de
explicar sin la figura de Jesús.145
Algunos autores, como Burton Mack o John Dominic Crossan,146 piensan que Jesús
fue principalmente un maestro ético, cuyas enseñanzas tienen grandes afinidades
con la filosofía cínica.
Morton Smith, en su libro Jesus the magician, identifica a Jesús como un mago.
Jesús en el cristianismo
Artículo principal: Cristo.
Existen, sin embargo, iglesias no trinitarias que no reconocen la existencia de una trinidad
de personas en Dios: Unitarismo.
Siguiendo con unanimidad a los Santos Padres, nosotros enseñamos que se ha de confesar
un solo y mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, perfecto en su divinidad y perfecto en su
humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre con alma racional y cuerpo; consustancial
con el Padre en cuanto a la divinidad, y consustancial con nosotros en cuanto a la
humanidad; en todo semejante a nosotros menos en el pecado, nacido del Padre antes de
todos los siglos según la divinidad, y en los últimos días, por nosotros y por nuestra
salvación, nacido de María, la Virgen (madre) de Dios, según la humanidad: uno y el
mismo Cristo Señor Hijo Unigénito en dos naturalezas bien distintas, inmutables,
indivisibles, inseparables; la diferencia de naturalezas en ningún modo es suprimida por la
unión, más bien se conservan las propiedades de cada naturaleza y concuerdan en una
persona y en un sujeto. No (está) dividido ni partido en dos personas, sino que uno y el
mismo es Hijo único, Dios, Verbo, Jesús Señor, como desde el principio los profetas y el
mismo Jesucristo nos enseñó y transmitió el símbolo de los padres. Tras haber sido
reguladas totalmente por nosotros estas cosas, con toda exactitud y armonía, este Santo
Sínodo ecuménico definió que a nadie se permita proferir otra fe ni escribirla, ni adaptarla,
ni pensarla o enseñarla a otros.155
La iglesia mormona (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días) cree que
Jesucristo ofrece la salvación en dos aspectos diferentes, de la muerte física y de la muerte
espiritual.156 Los mormones también mantienen la creencia de que después de su
resurrección Jesucristo visitó América y continuó allí su enseñanza.157
Los Testigos de Jehová consideran a Jesús como el único ser creado por Dios directamente
y no es un hombre ni el Dios todopoderoso, sino «una poderosa criatura espiritual» y un rey
entronizado.158 Aunado a esto Jesús no es parte de una trinidad159 ni tampoco se resucitó a sí
mismo sino Dios lo levantó a él.160 Los Testigos de Jehová afirman que Jesús no murió en
una cruz sino en un madero161 y por ende no usan la cruz ni ningún otro símbolo.162 Otro
punto característico es que Jesucristo se convirtió en Rey en el cielo en el año 1914 y el
Arcángel Miguel es Jesucristo en su posición celestial.163
Para la Ciencia Cristiana (Iglesia Científica de Cristo) de Mary Baker Eddy, Jesús el Cristo
tiene una dualidad: uno es Jesús como hombre humano y la otra es Cristo como la idea
divina. Jesús representó Cristo, es decir la verdadera idea de Dios.164 Este «Cristo-espíritu»
gobernó al Jesús físico.165 Con la ascensión desapareció Jesús pero la identidad espiritual o
Cristo «continúa existiendo en el orden eterno de la Ciencia Divina, redimiendo los pecados
del mundo166 Jesús no es Dios sino el Hijo de Dios y uno con Dios en «calidad y no en
cantidad».167 Dios no es un salvador corpóreo sino un Principio salvador.168 La salvación no
se logra mediante el perdón sino una reforma y recurso de Espíritu.169
Los adventistas del Séptimo Día hacen hincapié, como la mayoría de los grupos
adventistas, en una escatología de signo milenarista que considera inminente la Parusía
(segunda venida de Cristo), la cual se realizará de modo visible y tangible.170
Otros movimientos se apartan bastante más de las creencias cristianas, ya que niegan de
plano la divinidad de Jesús e incluso su misión salvadora.171
En líneas generales, puede decirse que el judaísmo prestó escasa atención a Jesús de
Nazaret. Sin embargo, un personaje llamado Yeshu (alt: Jeshu, Yeishu, en hebreo: ׁ )יש"וes
mencionado en antiguos textos rabínicos, entre ellos el Talmud de Babilonia, redactado en
fecha anterior al año 600, y la literatura midrásica, de entre 200 y 700. El nombre es
similar, aunque no idéntico, a Yeshúa, que es considerado por muchos autores el nombre
original de Jesús en arameo. Además, en varios manuscritos del Talmud de Babilonia
aparece con el sobrenombre Ha-Notztri, que puede significar ‘el Nazareno’. Por este
motivo, y por ciertas coincidencias entre la historia de Jesús conocida por los evangelios
cristianos y la del Yeshu citado en el Talmud, algunos autores han identificado a ambos
personajes. Existen, sin embargo, discrepancias sobre este punto.
En los textos rabínicos, Yeshu es caracterizado desde un punto de vista muy negativo:
aparece como un embaucador que empuja a los judíos a apostatar de su religión.
Marción de Sínope (siglo II): es el único gnóstico que reconoció a Jesús de Nazaret
como único y verdadero Hijo de Dios. Sin embargo, el Dios que propugna Marción
no es el Dios del Antiguo Testamento y, por lo tanto, su acto, más que redentor, es
liberador. Es decir, el Dios del Antiguo Testamento crea al hombre y el Dios del
Nuevo Testamento lo libera o manumite pagando para ello el precio de su sangre.
Valentín (siglo II): fue el fundador de otra escuela gnóstica. Para él, Jesús de
Nazaret fue una divinidad creada para redimir a la propia divinidad de un defecto o
desorden interno sufrido durante el proceso de la creación.
Simón Mago (siglo I): fue un predicador gnóstico que se autoproclamó encarnación
del Padre. Para él, Jesús de Nazaret había sido una encarnación previa del Hijo.
Basílides de Alejandría (siglo II): fue el fundador de otra secta gnóstica.
Consideraba que la muerte de Jesús era incompatible con su naturaleza divina y, por
lo tanto, había sido una muerte ilusoria.
Jesús, llamado en lengua árabe `Īsā o `Īsā ibn Maryam (‘Jesús, hijo de María’), es uno de
los principales profetas del islam. Según el Corán, fue uno de los profetas más queridos por
Dios y, a diferencia de lo que ocurre en el cristianismo, para los musulmanes no tiene
carácter divino. Existen notables diferencias entre el relato de los Evangelios y la narración
coránica de la historia de Jesús.
La virginidad de María es plenamente reconocida (Corán, 3,41; 5,19; 19,22 y ss). Jesús es
quien anunció la llegada de Mahoma como último profeta (Corán, 3,75; 61,6), aunque
siguen su vida y prédica a través de los textos de los evangelios apócrifos. La muerte de
Jesús es tratada de forma compleja, al no reconocer explícitamente su sacrificio, sino que
antes de la muerte es sustituido por otro ser -del que nada se dice-, mientras Jesús asciende
con Dios y burla a los judíos (Corán, 3,48; 4,156). La muerte ignominiosa de Jesús no se
contempla, aunque sí se afirma su regreso el día del Juicio Final (Corán, 4,157; 43,61) y el
descubrimiento, en ese día, de que la obra de Jesús fue verdadera (en el sentido de enviado
por Dios). El Corán rechaza la Trinidad (según el concepto del tawhid), teniéndola por
falsa, y considera a Jesús por «Verbo de Dios», pero no hijo de él.172
Jesús en el budismo
La visión de Jesús para los budistas es diferente. Algunos budistas, entre ellos el Dalái
Lama (1935−),173 consideran que Jesús fue un bodhisattva que dedicó su vida al bienestar
de los seres humanos. El maestro zen del siglo XIV Gasan Jōseki señaló que las palabras de
Jesús en los evangelios procedían de alguien que no estaba lejos del estado de buda.174
Jesús en la literatura
Desde finales del siglo XIX, son numerosos los autores literarios que han dado su
interpretación personal de la vida de Jesús. Entre las obras más destacadas que han tratado
el tema pueden citarse:
Jesús en el cine
La vida de Jesús según los relatos del Nuevo Testamento, y generalmente desde una
perspectiva cristiana, ha sido un tema frecuente en el cine casi desde su misma aparición.
De hecho, Jesús de Nazaret es uno de los personajes más interpretados en el cine. Ya en
1898 la vida de Jesús fue llevada a la pantalla por Georges Hatot y Louis Lumière en un
filme titulado La vie et la passion de Jésus-Christ.175 En el cine mudo destaca la
superproducción Rey de reyes (1927), de Cecil B. DeMille.
El personaje de Jesús ha sido tratado en el cine desde muy variados ángulos.176 No faltan,
por ejemplo, aproximaciones paródicas a la figura del iniciador del cristianismo como La
vida de Brian (Terry Jones, 1979), la película musical Jesucristo Superstar (Norman
Jewison, 1973) y filmes de animación como The Miracle Maker (Derek W. Hayes y
Stanislav Sokolov, 2000).
Véase también
Palestina en tiempos de Jesús
Mishná
Ieshú
Referencias y notas
1. ↑ a b Aunque la mayoría de los historiadores y expertos bíblicos opina que
estos datos pueden darse por ciertos, dada la concordancia de las fuentes, una
minoría de estudiosos pone en tela de juicio la historicidad de Jesús de Nazaret,
cuestionando los textos no cristianos existentes. Por citar solo algunos autores que
afirman la historicidad de Jesús: Raymond E. Brown (La muerte del Mesías, ISBN
84-8169-485-1); John Dominic Crossan (Jesús, vida de un campesino judío, 1994,
ISBN 84-7423-655-X; Jesús desenterrado, ISBN 84-8432-459-1); Bart Ehrman
(Jesús, el profeta judío apocalíptico, 2001, ISBN 84-493-1027-X); Gerd Theissen y
Annette Merz (El Jesús histórico, 2004, ISBN 84-301-1349-5); E. P. Sanders (La
figura histórica de Jesús, 2000, ISBN 84-8169-400-2); Geza Vermes (Jesús el
judío: los manuscritos leídos por un historiador, 1994, ISBN 84-7669-213-7; La
religión de Jesús el judío, 1996, ISBN 84-7979-201-9); Paul Winter (El proceso a
Jesús, 1983, ISBN 84-85501-50-0).
La negación de la existencia de Jesús es una posición muy tardía, ya que Jesús no
comenzó a estudiarse como figura histórica, al margen de la religión, hasta el
siglo XVIII. Los principales defensores de este punto de vista son Timothy Freke y
Peter Gandy (Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana, 2000,
ISBN 84-253-3450-0); Earl Doherty (El puzzle de Jesús, 2005, ISBN 84-9800-268-
0) y, sobre todo, George Albert WELLS (The Historical Evidence for Jesus, 1988,
ISBN 0-87975-429-X); The Jesus Myth, 1998, ISBN 0-8126-9392-2).
La inmensa mayoría de las enciclopedias y obras de referencia aceptan la
historicidad de Jesús. Es el caso, por citar un ejemplo prestigioso, de The New
Encyclopaedia Britannica (págs. 360-377, tomo 22, Chicago, 1990. ISBN 0-85229-
511-1).
Debe destacarse que incluso los defensores de la teoría de la inexistencia de Jesús
reconocen que la opinión generalizada es la contraria. Según George Albert
WELLS, en un artículo publicado en 1999: «It is almost universally accepted that
Jesus lived in the opening decades of the first century, taught certain doctrines in
Galilee, worked there what were at any rate taken for miracles, and died in
Jerusalem, at the behest of the Roman governor Pontius Pilate» (George Albert
WELLS: «Earliest christianity», en inglés).
Pero tú, Belén Efrata, aunque pequeña para figurar entre los clanes de Judá, de ti me
saldrá quien ha de ser dominador en Israel, cuyos orígenes vienen de antaño, desde
los días antiguos.
Miqueas 5:2
102. ↑ En el año 525, el papa Hormisdas encargó a Dionisio el Exiguo, un
astrónomo y abad escita de un monasterio romano, establecer como año primero de
la era cristiana el del nacimiento de Jesús. Dionisio se equivocó en unos seis años al
datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús nació el año
753 de la fundación de Roma. Éste es el origen de la actual era cristiana.
103. ↑ Se declaró oficialmente el 25 de diciembre la fiesta de la Natividad de
Jesús en el año 336, por orden del papa Julio I, cristianizando así una fiesta pagana
que tiene sus raíces en la celebración del solsticio de invierno y que ya había sido
instituida en el siglo III por Aureliano como natalicio del dios Sol Invictus. La
elección de esta fecha no tiene ninguna base histórica. Antes de pasar a celebrarse el
25 de diciembre, se conmemoraba el nacimiento de Jesús el 6 de enero, junto con la
epifanía y el bautismo de Jesús por San Juan. El 6 de enero había sido, además, la
fecha de inicio del año nuevo en la antigua civilización egipcia, tras los cinco
primeros días de este mes, que, en sus tradiciones, no pertenecían ni a un año ni al
otro. La Iglesia Ortodoxa sigue celebrando el nacimiento de Jesús el 6 de enero.
104. ↑ Entre los estudiosos se acepta generalmente que los relatos de la infancia
son añadidos tardíos con un contenido principalmente teológico. Véase, por
ejemplo, Geza Vermes (El nacimiento de Jesús, pág. 237, para quien «los relatos de
la infancia [...] son adiciones posteriores a la narración evangélica principal». Meier
(Un judío marginal, tomo I, págs. 226 y 249) opina que los relatos de la infancia son
«productos de la reflexión cristiana primitiva sobre el significado salvífico de
Jesucristo a la luz de las profecías del Antiguo Testamento» y señala que no tienen
absolutamente ninguna validez histórica para eruditos como Herbert Braun, Günther
Bornkamm y E. P. Sanders. Este último, de hecho, considera estos relatos como «los
casos más claros de invención» en los evangelios (E. P. Sanders: La figura histórica
de Jesús, pág. 108). Escribe Antonio Piñero (Guía para entender el Nuevo
Testamento, pág. 160) que «los estudiosos piensan que estas escenas de Mateo y
Lucas [...] son una reelaboración de otras narraciones del Antiguo Testamento».
105. ↑ Véase, por ejemplo, Lc 4:22, Jn 1:45, Jn 6:42. Las epístolas de Pablo de
Tarso no mencionan tampoco la concepción milagrosa, lo que hace suponer que se
trata de un añadido tardío a la historia de Jesús.
106. ↑ Los evangelios los mencionan claramente: «Su madre y sus hermanos
estaban fuera» (Mt 12:46-50). Además, es mencionado por Juan ―«Porque ni aún
sus hermanos creían en él» (Jn 7:5)―. Pablo también hace mención en sus cartas a
Santiago el hermano del Señor (Gálatas 1:19). En la Primera Epístola a los
Corintios dice: «¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer
como también los otros apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas?» (1Corintios
9:5). El libro Hechos de los Apóstoles menciona a Santiago (Hechos 13:17, Hechos
15:13 y siguientes). Una fuente extra-bíblica, el historiador Flavio Josefo, menciona
que Santiago, hermano de Jesús, fue linchado en el año 62 d. de C. Siglos más tarde,
la teología cristiana, para defender el dogma de la virginidad de María, planteó el
argumento de que la palabra utilizada para designar a los hermanos, tanto en arameo
(âch-'achâ) como en griego (adélfoi), puede también utilizarse para denominar a los
parientes. El hebreo y el arameo no tienen una palabra específica para primos, sino
que se designa de igual forma a primos y hermanos. En griego sí existen otras
palabras para referirse a los primos y parientes que nunca son usadas con los
hermanos de Jesús. Se ha dicho, no obstante, que los autores del Nuevo Testamento,
por influencia de las lenguas semíticas, pudieron utilizar el término «hermano» para
referirse también a los parientes.
107. ↑ Según Hegesipo las hermanas se llamaban Salomé y Susana.
108. ↑ Véase, por ejemplo, Mc 10:47-48.
109. ↑ Lc 1:27, Mt 1:16, Hch 13:23, Rm 1:3-4
110. ↑ Geza Vermes, Jesús el judío, págs. 227-229.
111. ↑ Sobre la inserción del pensamiento de Jesús en el marco del judaísmo del
siglo I, véase sobre todo E. P. Sanders: Jesús y el judaísmo. Madrid: Trotta, 2004.
ISBN 978-84-8164-685-6.
112. ↑ Sí se sabe, sin embargo, que no predicó en las ciudades helenísticas de
Galilea, donde se hablaba principalmente el griego.
113. ↑ Lc 4:16-19. Algunos autores, sin embargo, han puesto en duda la
historicidad de este dato. Meier trata ampliamente la cuestión en Un judío marginal,
tomo I, págs. 279-290 (ver bibliografía).
114. ↑ Véase, por ejemplo, Marcos 6:3, Mateo 13:55. Geza Vermes (Jesús el
judío, pág. 26) lo pone, sin embargo, en duda, indicando que en estos pasajes
«carpintero» puede aparecer como sinónimo de sabio o erudito, como ocurre en
algunos textos talmúdicos, bastante posteriores a la muerte de Jesús. Sin embargo,
este sentido propuesto por Vermes no parece corresponderse con el contexto.
115. ↑ Véase Jn 2:13, Jn 6:4 y Jn 11:55.
116. ↑ Puig, pág. 197.
117. ↑ Véase Mc 6:44, Mt 14:21, Lc 9:14 y Jn 6:10.
118. ↑ El relato de los evangelios y el de Flavio Josefo sobre la muerte de Juan el
Bautista son bastante diferentes. En los evangelios (Mc 6:17-29, por ejemplo), Juan
es encarcelado por haber reprobado públicamente el matrimonio de Herodes Antipas
con Herodías y se le ejecuta a causa de las intrigas de Herodías y Salomé. Los dos
relatos coinciden, sin embargo, en lo esencial: Herodes consideraba al Bautista un
peligro potencial por su influencia sobre el pueblo.
119. ↑ Mt 3:2
120. ↑ Sin embargo, Jesús no parece haber heredado de Juan el uso de este rito:
en los sinópticos no se hace nunca referencia a que Jesús bautizase y solo en el
Evangelio de Juan, bastante más tardío, se mencionan bautismos realizados por
Jesús (concretamente en Jn 3:22). El de Juan es, además, el evangelio que más
desarrolla la relación entre Jesús y Juan el Bautista.
121. ↑ Mc 1:7-8, Mt 3:11, Lc 3:16, Jn 1:26-27
122. ↑ Mt 11:11
123. ↑ Jn 3:22-36
124. ↑ Sobre este tema, véase Vermes, Jesús el judío, págs. 171-202.
125. ↑ Una de las obras más destacadas sobre esta cuestión es E. P. Sanders:
Jesús y el judaísmo. Madrid: Trotta, 2004. ISBN 978-84-8164-685-6.
126. ↑ Este concepto de «ética interina» o provisional es desarrollado por ejemplo
en Gonzalo PUENTE OJEA: El Evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe al Jesús
de la historia (ver bibliografía.
127. ↑ Theissen y Merz, pág. 348.
128. ↑ Rudolf Bultmann, Historia de la tradición sinóptica, Salamanca: Sígueme,
2000; pág. 306.
129. ↑ Morton Smith: Jesus the Magician. Charlatan or son of God, 1978.
130. ↑ Principalmente las fuentes sinópticas y el Evangelio de Juan, pero
también, entre los apócrifos, hace referencia a la muerte de Jesús el Evangelio de
Pedro. Entre las fuentes no cristianas, confirma esta idea sobre todo Flavio Josefo.
Tácito afirma que fue ajusticiado, aunque no precisa el tipo de ejecución. Las
fuentes talmúdicas, en cambio, presentan una versión diferente, ya que indican que
Jesús murió por orden de las autoridades judías.
131. ↑ Los tribunales judíos no tenían en principio potestad de condenar a muerte
a un reo, aunque se conocen dos casos, concernientes a discípulos de Jesús, en que
tribunales judíos pronunciaron sentencias de muerte: las ejecuciones de Esteban y
de Santiago. En ambos casos los condenados fueron lapidados.
132. ↑ Gerd THEISSEN, y Annette MERZ: El Jesús histórico, pág. 184.
133. ↑ Gerd THEISSEN, y Annette MERZ: El Jesús histórico, pág. 185.
134. ↑ Además, en el Evangelio de Juan dice: «Entonces los judíos le dijeron:
“¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?”» (Jn 8:57). Se ha dicho
que de haber tenido Jesús treinta y tres años en el momento de su muerte se habría
mencionado la cifra de cuarenta, no de cincuenta.
135. ↑ Mt 27:37, Mc 15:26, Lc 23:38, Jn 19:19.
136. ↑ Acerca del debate sobre la autenticidad de esta información, véase
Theissen y Merz, op. cit. pág. 506.
137. ↑ Uno de los análisis más completos sobre este tema se encuentra en un libro
ya clásico de Paul Winter, El proceso a Jesús, cuya edición original es de 1961 (ver
Bibliografía).
138. ↑ Doherty, en concreto, atribuye la invención de la figura de Jesús al autor
del Evangelio de Marcos. Según él: «What did Mark do? He crafted a ministry
which moved from Galilee to Jerusalem, now the site of Jesus' death. He virtually
re-invented the Apostles out of early, now-legendary figures in the Christ
movement; they served mostly instructional purposes. He brought into the Jesus
orbit all the figures and concepts floating about in the Christian air, like Son of God,
Messiah, Son of David, the apocalyptic Son of Man».
Most important of all, he had to craft the story of Jesus' passion. [...] We owe the
most enduring tale Western culture has produced to the literary genius of Mark»
(The Jesus puzzle. Was there no historical Jesus? Parte tres: «The evolution of Jesus
of Nazareth»).
139. ↑ «A conspiracy of silence», parte uno (en inglés) del libro The Jesus puzzle.
Was there no historical Jesus?, cuya traducción al español es:
Earl Doherty: «El rompecabezas de Jesús ¿Acaso no hubo un Jesús histórico?»
(traducción al español).
140. ↑ Doherty señala que numerosos elementos del Nuevo Testamento son
recreaciones de historias presentes en el Antiguo Testamento: los milagros, por
ejemplo, eran necesarios según las profecías del profeta Isaías (Is 35, 5-6), y están
inspirados en relatos semejantes acerca de los profetas Elías y Eliseo. También
señala una fuerte dependencia de la Escritura hebrea en el relato de la Pasión. En el
relato evangélico tomado en su conjunto ve la repetición de un tema frecuente en el
Antiguo Testamento: la vindicación del justo inocente. Referencia: The Jesus
puzzle. Was there no historical Jesus? Parte tres: «The evolution of Jesus of
Nazareth».
141. ↑ «There are those who argue that Jesus is a figment of the Church’s
imagination, that there never was a Jesus at all. I have to say that I do not know any
respectable critical scholar who says that any more». R. Burridge y G. Gould: Jesus
now and then, Wm. B. Eerdmans, 2004, pág. 34.
142. ↑ En Christopher PRICE (2003): «Scholarly opinions on the Jesus myth», se
recogen opiniones en este sentido de Howard Marshall, Michael Grant, Will Durant,
Rudolf Bultmann, Robert Van Voorst, Graham Stanton y Richard Carrier. Algunas
de ellas: «The theory of Jesus’ nonexistence is now effectively dead as a scholarly
question» (Robert Van Voorst); «To sum up, modern critical methods fail to support
the Christ myth theory» (Michael Grant); «That a few simple men should in one
generation have invented so powerful and appealing a personality, so loft an ethic
and so inspiring a vision of human brotherhood, would be a miracle far more
incredible than any recorded in the Gospel» (Will Durant); «No sane person can
doubt that Jesus stands as founder behind the historical movement whose first
distinct stage is represented by the Palestinian community» (Rudolf Bultmann).
143. ↑ Antonio Piñero: Guía para entender el Nuevo Testamento, pág. 152.
144. ↑ Antonio Piñero, op. cit., pág. 153.
145. ↑ Antonio Piñero, op. cit., págs. 152-154.
146. ↑ Burton Mack: The lost gospel: the Book of Q and christian origins
147. ↑ Dado que el cristianismo dista mucho de ser una corriente uniforme de
creencias y pensamiento, para hablar sobre Jesús en el cristianismo, habría que
describir las modalidades o concepciones cultivadas por las distintas ramas del
cristianismo, también llamadas denominaciones cristianas. Si bien todas esas
concepciones son perfectamente admisibles como posiciones de fe, exponerlas sin
más en pie de igualdad conduciría a cierto relativismo que no daría cuenta del hecho
innegable de que unas son creencias mayoritarias y otras particulares, que unas
fueron desestimadas solo después de largos debates y otras se consideraron herejías
de manera tajante y desde el primer momento.
148. ↑ La historicidad de la resurrección de Jesús de Nazaret es un hecho que
diferencia la religión cristiana de las religiones griegas. Si, para estas últimas, el
tiempo es una entelequia circular y repetitiva, que se sucede a modo de eterno
retorno, el cristianismo asume desde el principio una noción lineal del tiempo, en la
cual la resurrección es un hito histórico único sobre el cual se ordena la historia
pasada y la futura. Véase Puech, Henry: El tiempo en el cristianismo.
149. ↑ En contraposición a las concepciones científicas que consideran al hombre
como la cima de la evolución natural, la teología cristiana considera que el hombre
es una espiritualidad caída. Véase Josef PIEPER: Las virtudes fundamentales
(pág. 180). Madrid: Rialp, 2003. ISBN 84-321-3134-2.
150. ↑ La naturaleza de Dios (increada) y la naturaleza del hombre (criatura)
están separadas por el abismo ontológico del acto creativo ex nihilo
151. ↑ La posibilidad del pecado es exclusiva de la voluntad de la criatura alejada
de Dios
152. ↑ Entendida sobre todo en el sentido ontológico (dejar de ser)
153. ↑ Jn 1:14
154. ↑ Vladimir Lossky: Teología mística de la iglesia de Oriente, págs. 101
155. ↑ Esta traducción es obra de RoyFocker, quien la tradujo directamente del
griego. Traducción.
156. ↑ La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: Guía para el
estudio de las Escrituras: salvación (pág. 184). Salt Lake City (Utah), 1992.
157. ↑ La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: Tercer libro de
Nefi, capítulos 11 al 28 del Libro de Mormón, págs. 518-559. Salt Lake City
(EE. UU.), 1992.
158. ↑ «¿Quién es Jesucristo?- Testigos de Jehová. Sitio oficial de Watchtower
Society».
159. ↑ «Jehovah's Witnesses: God, Man, and the Future».
160. ↑ «¿Es Jesús el Dios todopoderoso? - Testigos de Jehová. Sitio oficial de
Watchtower Society».
161. ↑ «Did Jesus Really Die on a Cross? - Jehovah's Witnesses Official Web
Site».
162. ↑ «Jehovah's Witnesses: God, Man, and the Future».
163. ↑ «What are “the last days”?», artículo del 15 de septiembre de 2006 en el
sitio oficial de los testigos de Jehová.
164. ↑ Mary BAKER EDDY (1821-1910): Science and health with key to the
Scriptures. [1875]. 2000. 473:4
165. ↑ Mary BAKER EDDY (1821-1910): Science and health with key to the
Scriptures. [1875]. 2000. 141:10
166. ↑ Mary BAKER EDDY (1821-1910): Science and health with key to the
Scriptures. [1875]. 2000. 334:10
167. ↑ Mary BAKER EDDY (1821-1910): Science and health with key to the
Scriptures. [1875]. 2000. 360:28
168. ↑ Mary BAKER EDDY (1821-1910): Science and health with key to the
Scriptures. [1875]. 2000. 285:23
169. ↑ Mary BAKER EDDY (1821-1910): Science and health with key to the
Scriptures. [1875]. 2000. 285:23
170. ↑ Hervé MASSÓN: Manual de herejías. Madrid: Rialp, 1989. ISBN 84-321-
2517-2, págs. 16-17.
171. ↑ Son bastante singulares, por ejemplo, las creencias acerca de Jesucristo de
la secta Moon, según la cual Jesús no es Dios, sino simplemente un hombre «reflejo
de Dios», nacido de una relación adúltera entre María y Zacarías, que fracasó en su
misión salvadora: para ellos, la crucifixión de Jesús es testimonio del fracaso del
cristianismo. Véase: Manuel GUERRA GÓMEZ: Los nuevos movimientos
religiosos (las sectas). Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1993. ISBN
84-313-1234-3. Pág. 361.
172. ↑ La Trinidad plantea un problema a Mahoma: el politeísmo que tanto
combatió. Aceptar que Dios es Uno y Trino constituyó un problema desde el
principio. Las teorías de la Trinidad que conoció Mahoma fueron las de los
coliridianos únicamente. No obstante, sus posiciones sobre la Trinidad se acercan al
propio Concilio de Letrán, donde se trata de corregir la creencia de que Jesús es hijo
de Dios en un sentido humano. Así hay quien ve semejanzas, aún en la diferencia.
«Son infieles quienes dicen Dios es el tercero de una triada. No hay dios, sino un
Dios único. [...] El Mesías, hijo de María, no es más que un Enviado» (Corán, 5 77-
79) «¡Gente del Libro! No exageréis en vuestra religión ni digáis, sobre Dios, más
que la verdad. Realmente el Mesías, Jesús, hijo de María, es el Enviado de Dios, su
Verbo, que echó a María en espíritu procedente de él. Creed en Dios y en sus
enviados, pero no digáis Tres. [...] ¿Tendría un hijo cuando tiene lo que está en los
cielos y en la tierra? ¡Dios basta como garante!» (Corán, 4 169-170). Juan Vermet
(trad.): El Corán, págs. 48, 49, 135, 146, 147.
173. ↑ James A. Beverley: «Hollywood’s idol», en Christianity Today, consultado
el 20 de abril de 2007. Dijo: «Jesucristo también tuvo vidas anteriores. De modo
que, ya ves, él alcanzó un estado superior, tal vez de bodhisattva, o de persona
iluminada, por medio de la práctica budista o algo similar».
174. ↑ 101 historias zen; #16
175. ↑
Ficha de La vie et la passion de Jésus-Christ en inglés y en español
en Internet Movie Database.
176. ↑ Montserrat Claveras (2010). La Pasión de Cristo en el cine. Encuentro.
ISBN 9788499200323.
Bibliografía
Bibliografía utilizada
El Jesús histórico
CHAPA, Juan (ed.): 50 preguntas sobre Jesús. Madrid: Rialp, 2006. ISBN 84-321-
3595-X.
FUNK, Robert, et al. (eds.): The acts of Jesus: the search for the authentic deeds of
Jesus. San Francisco: Harper San Francisco, 1998. ISBN 0-06-062978-9.
FUNK, Robert, et al. (eds.): The five Gospels: what did Jesus really say? The
search for the authentic words of Jesus. Nueva York: Macmillan, 1993. ISBN 0-06-
063040-X.
RATZINGER, Joseph. Jesús de Nazaret. Madrid: Planeta, 2007. ISBN 970-37-
0705-X, 9789703707058.
SABAN, Mario Javier: El judaísmo de Jesus. 2008.
VARO, F.: Rabí Jesús de Nazaret. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2005.
ISBN 978-84-7914-786-0