Sunteți pe pagina 1din 7

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ

Facultad de Psicología
Licenciatura en Psicología

Terapia del comportamiento

Mtra. Hilda Elizabeth Rodríguez Salas

Técnicas operantes 1

8.° Semestre

Integrantes
Julieta Imelda Cárdenas Castro
Perla del Carmen Cisneros Guerrero
Claudia Berenice Corpus Ramírez
Mariana Tapia Mendoza
Alba Fabiola De La Torre Segura

19 de marzo de 2019
Técnicas de modificación de comportamiento

Técnicas operantes 1. Desarrollo de conductas.

a. Programas de reforzamiento
Son útiles para fortalecer (hacer más frecuentes o más duraderas) determinadas conductas
que ya existen en el repertorio comportamental de las persona. Un programa de reforzamiento
incluye los siguientes aspectos:
• Definición de la conducta
Definir en términos operativos, observables; incluir cuando y donde se va a realizar la
conducta. Se considera una línea base (conducta inicial), si se alcanzan los objetivos (conducta
meta) y los pasos que se necesitan para lograr el objetivo (conducta intermedia).
• Búsqueda y selección de reforzadores
Se deben utilizar varios reforzadores, estos deben: ser agradables para la persona, ser
suficientemente potentes, estar disponibles en el medio habitual del sujeto, estar solamente
disponibles por el administrador del programa, ser naturales si es posible. Estos deben ser
contingentes a la conducta y temporalmente contigua a ésta.
• Programas de refuerzo
Regla que especifica qué emisión de la conducta, dentro de una serie de ellas va a ser
reforzada; pueden ser continuos (reforzar todas las apariciones de la conducta) o intermitentes
(solo se refuerzan algunas veces.
Los programas intermitentes a su vez se dividen en programas de razón (se refuerza una de
cada x conductas), de intervalo (se refuerza la primera conducta pertinente que aparece
después de un lapso de tiempo) y de duración (se refuerza después de que la conducta haya
persistido durante un periodo determinado de tiempo).
• Aspectos contextuales
Cómo (reforzador material siempre acompañado de reforzador social), cuándo (en un principio
reforzar de forma más inmediata a la conducta), dónde (adecuada en todas las situaciones
que la conducta aparezca) y por quién se va a llevar a cabo el programa (se recomiendan
varios supervisores del programa).
b. Moldeado
Aquel procedimiento en el que se refuerzan las aproximaciones sucesivas a una conducta
meta. Para que el reforzamiento tenga lugar es necesaria la ocurrencia de alguna conducta
previa. Lo que hará el reforzamiento es fortalecer la probabilidad de ocurrencia de la conducta
que refuerza. La conducta es una operante cuya consecuencia es el refuerzo.

1. La especificación de una meta o de la conducta terminal


Criterio sobre el que estimar la efectividad o el éxito.
La especificación de una meta tiene una doble dificultad: clínica y técnica: La responsabilidad
clínica relativa a convenir y proponer una meta razonable, relevante para los intereses del
cliente, y que no exceda las posibilidades de ayuda profesional técnicamente viable. El
terapeuta debe contemplar a la vez las circunstancias del cliente, las posibilidades razonables
de logro dado el punto en el que está, y la confianza que le merezcan sus propias técnicas.
Eventualmente, la meta puede tener que ser variada, de resultas del progreso habido y de
acuerdo con los recursos disponibles (bajar o elevar las pretensiones).

2. Establecimiento del punto de partida o "línea base"


Necesario para calibrar la meta y para empezar la construcción de la nueva conducta (material
de origen).
Se requiere conocer (mediante alguna técnica de evaluación conductual) el repertorio actual
del sujeto en relación al desarrollo que se trata de promover, es decir, reconocer conductas
que sean semejantes a las finales que se desea (más el aspecto funcional de la semejanza
que el topográfico).

3. Planificación de las aproximaciones sucesivas


Las preguntas decisivas son: Qué tamaño tendrá cada paso y cuánto tiempo ocupará. Las
primeras etapas suelen ser más lentas por requerir más práctica que las siguientes (el
aprendizaje previo facilita el siguiente).

Ejemplo: se desea eliminar la conducta en un salón de clases cuando uno de los niños sale
corriendo cada que se desea desplazarse de un lugar a otro.

c. Encadenamiento
Las conductas complejas pueden descomponerse en otras más sencillas. Cada conducta
sencilla constituye un eslabón de la cadena que conforma la conducta compleja. El
encadenamiento es la forma de aprendizaje de muchas actividades cotidianas. El aprendizaje
por encadenamiento puede llevarse a cabo de distintas maneras: por encadenamiento hacia
atrás, por encadenamiento hacia delante y por presentación de la tarea completa.

El proceso de encadenamiento que más frecuentemente se utiliza es el denominado


encadenamiento hacia atrás. Consiste, básicamente, en construir la cadena conductual
empezando por el último eslabón (al que está asociado el refuerzo) y enseñando sucesivos
eslabones, siempre en dirección al inicio de la conducta.

El encadenamiento hacia delante, por el contrario, el reforzador va asociándose,


progresivamente, con los distintos eslabones de la conducta, comenzando por el paso inicial y
terminando por el final.

En el procedimiento de presentación de tarea completa (adecuado para conductas sencillas),


el sujeto intenta dar todos los pasos desde el eslabón inicial hasta el último en cada ensayo, y
los va repitiendo hasta que la conducta esté consolidada.

1. Encadenamiento hacia atrás

2. Encadenamiento hacia delante


3. Presentación de tarea completa

d. Desvanecimiento

La técnica de desvanecimiento permite que las conductas se mantengan en ausencia de un


apoyo externo o un instigador. El procedimiento consiste en introducir una ayuda para que el
sujeto aprenda la conducta en cuestión, ayuda que se retira progresivamente una vez que el
comportamiento se ha aprendido y consolidado.

El procedimiento consta de dos fases:


➔ Fase aditiva: al sujeto se le van proporcionando ayudas hasta que consigue emitir la conducta
objetivo.
➔ Fase sustractiva: las ayudas se van retirando gradualmente hasta que la conducta puede
emitirse sin ninguna instigación o ayuda externa. Esta retirada o desvanecimiento de los
instigadores puede llevarse a cabo de distintas maneras: disminuyendo la intensidad del
instigador, demorando la ayuda o disminuyendo la extensión de la ayuda.

Guías o señas instigadoras:


● Estímulos instigadores en la conducta del terapeuta: guía física, gesto, modelado, verbal.
● Estímulos instigadores ambientales: ambiental (preparar el entorno físico para favorecer la
emisión de la conducta).
● Estímulos extraestimulares e intraestimulares: extraestimular (añadir otro estimulo),
intraestimular (hacer más notoria o fácil la discriminación del estímulo discriminativo o del
estímulo delta).
e. El uso de reforzamiento negativo
El reforzamiento negativo es el incremento de una conducta por la desaparición o la no
aparición de una estimulación aversiva. Podemos encontrarlo de manera común en la vida
cotidiana.

El reforzamiento negativo produce dos tipos de condicionamiento: el condicionamiento de


escape, cuando se busca escapar de una situación que ya está presente; y el
condicionamiento de evitación, cuando se busca evitar una situación aversiva. Ambos
condicionamientos se relacionan con el incremento de la conducta por reforzamiento negativo.

La utilización del reforzamiento negativo en la práctica clínica no es muy abundante, ya que


para utilizarlo, es necesario que previamente se haya presentado una condición aversiva para
el sujeto, algo que el terapeuta no siempre puede ni debe establecer. No obstante, se pueden
establecer programas de reforzamiento negativo con estímulos aversivos que ya existan en el
contexto habitual del sujeto, que éste pueda desaparecer emitiendo conductas que queremos
reforzar (Labrador, 2008).
En otras ocasiones, puede utilizarse integrado en técnicas de reducción de conducta.

S-ar putea să vă placă și