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Para comenzar, es necesario decir unas palabras sobre la historia del movimiento
anarquista en Alemania. Max Nettlau ha identificado sus orígenes en aquel Círculo de
los Libres de Berlín que se formó alrededor de 1848, del que formaban parte también
Max Stirner, los hermanos Bauer y otros. En la segunda mitad del siglo XIX toma
forma progresivamente un movimiento anarquista que se las tiene que ver con el
Partido Socialdemócrata más fuerte de Europa, el SPD. El pequeño movimiento
anarquista alemán vive un prometedor pero efímero auge en los años inmediatamente
posteriores a la Iª Guerra Mundial, probablemente de la mano del antimilitarismo
presente en la población, extenuada por el conflicto y por sus pesadas consecuencias
sociales.
Los anarquistas enseguida se preocupan del ascenso del nazismo, tanto que en la
prensa británica ya a finales de los años ‘20 se pueden leer artículos que advierten del
peligro nazi. Pero el antinazismo de los anarquistas no se agota con la actividad
propagandística. De las filas de la FAUD surge a finales de 1929 la experiencia de las
Schwarze Scharen (algo así como "formaciones negras"), una de las expresiones más
sorprendentes y rompedoras del antifascismo anarquista en los años precedentes al
inicio del régimen nazi. Las Schwarze Sharen son una red de grupos repartidos por
algunas zonas de Alemania (Alta Silesia, Berlín, Hesse, Turingia, Renania del Norte-
Westfalia) que practican la autodefensa militante en clave antifascista, reconociéndose
como organización integrada pero independiente de la FAUD y presentándose en
público totalmente vestidos de negro. Estos grupos practican el antifascismo con la
propaganda, con periódicos como Die Proletarische Front (El frente proletario) de
Kassel, o Schwarze Horde (La horda negra), y con la acción militante. Las Schwarze
Scharen, de hecho, entablan encuentros violentos con los nazis allá donde se
presentan, y en particular con las SA (Sturmabteilung, "secciones de asalto"), incluso
con las armas en la mano (pistolas, fusiles). De hecho, la policía descubre en 1932 un
depósito clandestino de armas y explosivos escondido por la Schwarze Schare de
Beuthen (hoy Polonia), en previsión de la toma del poder por parte de Hitler. Los
militantes que animan las Schwarze Scharen, en su mayor parte jóvenes proletarios
sin trabajo, son pocos; se habla incluso de solo algunos cientos de activistas repartidos
por toda Alemania, pero en las zonas en que están presentes hacen sentir
contundentemente su peso y buscan estimular la construcción de una suerte de frente
unitario desde abajo, de todos los explotados, independientemente de su procedencia
política, basado en la acción directa antifascista.
Dentro de Alemania (de 1933 a 1937-38): Pocas horas después del incendio del
Reichstag (27 de febrero de 1933), es detenido el poeta anarquista Erich Mühsam
(será asesinado en el campo de concentración de Sachsenhausen al año siguiente),
mientras que Rudolf Rocker y su compañera Milly consiguen refugiarse en Suiza: así
son puestos fuera de juego dos importantes exponentes del movimiento anarquista
alemán. Tras un primer momento de desbandada, los anarquistas consiguen organizar
una red clandestina que cuenta también con algunos apoyos en el exterior (Ámsterdam,
España). Ya en mayo de 1933 fueron difundidas en Alemania las primeras publicaciones
anarquistas clandestinas. Entre ellas hay que mencionar Die Soziale Revolution (La
Revolución Social) de Leipzig, periódico promovido por Ferdinand Götze, que se
editará entre 1933 y 1935 (8 números documentados), con una difusión de alrededor de
200 ejemplares por número. Las actividades de resistencia cesan entre 1937 y 1938 a
causa de la dura represión que se desata sobre las filas anarquistas, represión que
reduce la resistencia a una dimensión "individual", si bien no cesan, por ejemplo, los
sabotajes en los grandes puertos del Norte como Hamburgo. Entre estas actividades de
resistencia, sin duda de dimensiones bastante reducidas pero en cualquier caso
importantes e interesantes, hay que recordar la figura de Fritz Scherer, ya responsable
del refugio de Bakunin en los años ‘20 (un refugio de montaña construido y gestionado
por los anarquistas de Meiningen, pequeña ciudad de Turingia 1). Durante el régimen
nazi a Scherer lo dejó tranquilo la Gestapo (más o menos) por ser bombero en la
capital alemana, y ayuda como puede a sus compañeros en dificultad y difunde material
antifascista y libertario. Entre otras cosas, consigue salvar de la furia del Tercer Reich y
de la destrucción de la IIª Guerra Mundial muchos libros y folletos anarquistas,
cambiándoles la cubierta por otras con títulos nada sospechosos políticamente. Los
libros y folletos custodiados por Scherer serán leídos y reeditados por las nuevas
generaciones de activistas anarquistas surgidos de la experiencia del 68 alemán.
Fuera de Alemania (1933-1945) en España, Francia, Polonia, etc.: La FAUD, desde los
primerísimos años ‘30, sigue con mucho interés el desarrollo del movimiento obrero
español y de la CNT. En 1932, algunos militantes de las Schwarze Scharen, acosados
por la policía, se refugian no por casualidad en España. Las filas del anarcosindicalismo
alemán en el exilio se engrosan desde comienzos de 1933, tanto que en 1934 se funda
en Barcelona el grupo DAS (Deutsche Anarcho-Syndikalisten - Anarcosindicalistas
Alemanes), que se dota incluso de un periódico propio. El grupo participa en los
combates de Barcelona en julio de 1936, tomando por asalto el Club Alemán, un
importante punto de referencia del régimen nazi en la Ciudad Condal. Posteriormente
encontraremos activistas anarquistas en varias experiencias de la Revolución española.
Un grupo Erich Mühsam combate en Huesca, militantes alemanes forman parte de la
columna Durruti, y hay activistas como Etta Federn en Mujeres Libres y en las
escuelas libertarias. Con la victoria franquista, los anarquistas alemanes se desperdigan:
algunos inician un largo y doloroso periplo por los campos de concentración de media
Europa (tanto los creados por el Gobierno francés para los excombatientes de España
como, obviamente, los creados por los nazis), otros tomarán parte en la resistencia
francesa, con el antiguo miembro de las Schwarze Scharen, Paul Czakon, o en la
resistencia polaca, como Alfons Pilarski, fundador de la primera Schwarze Schere
alemana (en Ratibor), que es gravemente herido en los combates del levantamiento de
Varsovia en 1944.
La de los anarquistas alemanes es una resistencia larga y, sobre todo, sin fronteras.
Como el mundo por el que luchamos.