Sunteți pe pagina 1din 8

Universidad Nacional de Misiones

Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales

Carreras: Profesorado y Licenciatura en Letras

Cátedra: Literatura Latinoamericana II

Profesora: Servían, Jorge

Aldana, Natalia

Trabajo Práctico N° 1:
“El Modernismo hispanoamericano. José Martí y Rubén Darío”

Alumnas: Ibarra, Cecilia Ailen;

Mieres, Daiana Yanet;

Wölfle, Carolina Tamara

27 de junio de 2018, Posadas


Consignas:

1- A partir de los géneros crónica y poesía arriesgar una lectura (reflexión crítica) sobre la
escritura de ambos autores. Tener presente los contextos de producción y circulación del
material literario y periodístico. Los textos seleccionados son las crónicas: Oscar Wilde de José
Martí y Purificaciones de la piedad de Rubén Darío; y los poemas de Martí Mis versos van
revueltos y de Darío Lo fatal.
2- Observar y comentar las marcas en el texto (figuras retóricas y tendencias estéticas) que
ubican a la escritura de Martí y a la de Darío en diferentes momentos del Modernismo (revisar
teóricos y críticos literarios)

2
Desarrollo:

1. A partir de la lectura de diversos autores, los cuales trabajan el modernismo y


sus implicancias, se puede plantear que tanto la escritura de Martí como de Rubén Darío se
ubican en una época de transición entre el siglo XVIII- XIX, la cual se encontraba marcada por
cambios sociales, políticos y tecnológicos (revoluciones, darwinismo, higienismo).
Los modernistas fueron los primeros en Latinoamérica en vivir de su escritura, puesto que
muchos de ellos trabajaban como corresponsales en las grandes urbes (Paris, Nueva York) para
distintos periódicos latinoamericanos que, además de pagarles un salario, les financiaban viajes
a distintos países. Esto le permitió nutrirse culturalmente y tomar contacto con diferentes
movimientos literarios, espacialmente con las modas y los estilos de vida franceses. Los
modernistas, se conformaban entonces como una minoría culta (burgesa) que buscaba
incesantemente distanciarse del “hombre común” (aquel que no sabía ni tenía capacidad para
apreciar las cosas bellas y refinadas).
Respecto de la escritura en prosa de José Martí, notamos en primer lugar una mirada crítica
a la sociedad capitalista, él como un flaneûr en Nueva York, proponía un punto de vista
particularmente interesante de la realidad americana. En sus crónicas, sumergido en el
cosmopolitismo nuevayorkino, Martí daba a conocer las novedades y distintos temas de
actualidad mediante una prosa fluida, logrando así una lectura accesible y atrayente.

¡Ved a Oscar Wilde! Es en Chickering Hall, casa de anchos salones, donde en


Nueva York acude el público a oír lecturas. Es la casa de los lectores aristocráticos
que ya gozan de fama y de fortuna para llamar desahogadamente a ella. En esas
salas se combate y defiende el dogma cristiano, se está a lo viejo y se predica lo
nuevo…. En una de esas salas va a leer Wilde su discurso sobre el gran
renacimiento del arte en Inglaterra, del que le llaman maestro y guía, cuando no
es más que bravo adepto y discípulo activo y ferviente. El propaga su fe. Otros
hubo que murieron de ella. Ya llegaremos a esto… (Martí,1965, 117)
En este fragmento de “Oscar Wilde” vemos como Martí explica a sus lectores qué era
Chickering Hall, quienes asistían allí y que clase de actividades se llevaban a cabo en ese lugar.
También introduce una breve oración en la que da a conocer quién era Oscar Wilde y por qué
era famoso.
Tanto en esta Crónica como en su escritura en general vemos la utilización de oraciones
muy largas y con muchas subordinaciones, combinadas con otras de apenas algunas palabras,
esto determina un ritmo de lectura muy particular. Respecto del vocabulario, notamos que este
autor, no busca deslumbrar sino ser acertado y preciso, vemos un ejemplo de esto con la
descripción de la vestimenta de Oscar Wilde: “Lleva frac negro, chaleco de seda blanco, calzón
3
corto y holgado, medias largas de seda negra, y zapatos de hebilla. El cuello de su camisa es
bajo, como el de Byron, sujeto por caudalosa corbata de seda blanca, anudada con abandono...”
(Martí, 1965, 119).
Otra de las cosas que llama la atención en esta crónica es el uso del “nosotros”, al respecto,
dice Silvia Molloy: “La habitual primera persona en plural, tan frecuente en Marti como medio
de separar a nosotros los latinoamericanos del ellos antagonista norteamericano, deja lugar aquí
a un atípico nosotros en pánico -el nosotros de los hombres “normalmente vestidos”- frente a
lo “extraño”, “lo infantil”, “lo extravagante”.”(Molloy, 2012, 19)
En cuanto a la poesía, lo primero que resaltamos es que en su momento esta no era una
escritura remunerable sin embargo lo más leído y estudiado de J. Martí ha sido su lírica y no
tanto su prosa. Una de las características fundamentales de su poesía es que este autor recurre
mucho al uso y fusión de distintas artes, en especial el trabajo con la musicalidad para lograr
versos “plásticos” a partir de una labor particular con la puntuación y el ritmo de cada verso,
así como también con un ritmo de alternancias de oraciones largas y breves. Vemos un ejemplo
de lo anterior en el siguiente fragmento de “Mis versos van revueltos”
Con aguja de plata en blanca seda.
Y sobre sus divanes espantadas
Las señoras, los pies de media suave
Recogerán, -en tanto el agua rota,-
Falsa, como todo lo que expira,
Besa humilde el chapín abandonado,
Y en bruscos saltos destemplada muere!

En este fragmento, puede apreciarse también el dinamismo característico de la poesía


Martiniana, sobre todo en la utilización de los verbos: recoger, expirar, besar, convulsionar,
abandonar, espantar, saltar.
Por su parte, la escritura de Rubén Darío se caracteriza por poseer un sentido de arte
aristocrático lo cual se denota en su búsqueda de la belleza y se encuentra relacionada con su
ideal: París. Así también, demuestra una pasión por el arte, despreciando la vulgaridad, “…
situando a la belleza en el predominio absoluto dentro de la jerarquía de los valores” (Martín,
1972; 225), creando de esta manera un lenguaje -embellecido, raro, singular y culto- al servicio
de la estética. De igual forma, este escritor se caracteriza por poseer una sed por lo novedoso,
y es por ello que recupera temas antiguos (reactualiza mitos), exquisitos, dirigiéndose a un
mundo hiperdecorado, exótico y real.

4
Por otro lado, podríamos decir que el gran aporte de Darío consistió en renovar la el campo
literario, tanto en forma como contenido. Esto es importante si se toma en cuenta lo planteado
por Molloy Silvia, quien se pregunta: “…¿no se podría leer algo más, algo que no puede ser
dicho dentro de los discursos hegemónicos del período, esto es, que las nuevas construcción de
literatura también implican nuevas construcciones de la sexualidad y del género, nuevas
configuraciones de los cuerpos?” (Molloy, 2012; 33).
A partir de esta cita, nos parece interesante descubrir el subtexto, en última instancia,
condenatorio de la figura de Wilde, ya que a diferencia de José Martí –quien no ridiculiza al
escritor inglés-, en su crónica Rubén Darío (1910; 124, 123) lo estigmatiza y lo compara con
un perro “…muerto estaba en su cuarto de soledad, su miserable cadáver” y aclara que “… las
psicopatías se tratan en las clínicas; que las deformidades, que las cosas monstruosas, deben
huir de la luz, deben tener el pudor del sol… ” .
En cuanto a la poesía, este escritor se caracterizó por presentar una innovación en el plano
del lenguaje y de la métrica, presentando un léxico cuidado, con estrofas al estilo de “cajas
musicales”, no se ajusta a las convenciones e intenta lograr una perfección en el poema (lo que
se explica con su búsqueda del esteticismo). De igual modo, su desprecio por lo vulgar se
manifiesta en la incorporación de palabras o frases poco frecuentes, lo que otorga a sus poemas
cierto exotismo. Esto se observa en el poema Lo fatal, en el siguiente verso: “y la carne que
tienta con sus frescos racimos”, en el cual Darío retoma la frase “frescos racimos” (aludiendo
a lo vegetal) para dar cuenta de la tentación de la carne y crear así una sensación exótica ante
la utilización de elementos de distinta índole.

2. De acuerdo a las lecturas realizadas, es importante remarcar que si bien Rubén


Darío caracterizó y concretizó las aspiraciones de la época, antes existieron autores reconocidos
como José Martí, Gutiérrez Nájera, Casal, etc. los cuales no solo son considerados como
precursores sino también como representantes de la plenitud del movimiento. Por otra parte,
según Rama Ángel y Jitrik Noé, el modernismo presentaría dos etapas: la primera, crítica y
reflexiva, en la que los modernistas reflexionan sobre la relación entre el hombre (común-no
cultivado) y un progreso que no se puede parar. Es así que, la producción de José Martí se
correspondería con esta etapa; en tanto que, la de Rubén Darío se enmarcaría dentro de una
segunda fase, menos crítica y de menos resquemor hacia el progreso, donde se trabajaba en la
conformación de una subjetividad elevada y se reflexionaba sobre la relación de tensión
existente entre el arte y la modernidad.

5
A partir de lo explicado anteriormente, podríamos decir que encontramos ciertas
diferencias en la producción poética de Martí y Darío. Es así que, en el poema “Mis versos van
revueltos”, perteneciente al primer poeta y escrito en endecasílabo, encontramos diversas
figuras retóricas, tales como: prosopopeya (atribución de características humanas al agua, que
a su vez representan a sus versos), comparación (“Cómo, despedazada, podrá luego, / cual lebrel
de salón, jugar sumisa…”), sinestesia (“palacio perfumado”). También, hallamos un campo
semántico relacionado a una naturaleza viva y dinámica, como así también la utilización de
materiales preciosos para la construcción de la poesía (“pecera de oro”, “joyantes gabinetes”,
“palacio perfumado” y “aguja de plata en blanca seda”).
Estos procedimientos para estetizar la realidad se observan con mayor énfasis en la
lírica rubendariana: “Lo fatal”, el cual es un soneto truncado (ya que el segundo terceto se
encuentra unido al primero, sin el decimocuarto verso) dedicado a la muerte de su amigo chileno
René Pérez. Se corresponde a la época más madura del autor, donde se puede observar una línea
más reflexiva e intimista sobre el tema de la fatalidad. Por lo mencionado anteriormente, es que
el lenguaje de este poema es menos sobrio y menos preciosista, sin embargo, el autor busca la
perfección métrica y rítmica, así como también, un tratamiento muy elevado del tema de la
muerte.
Con respecto a la presencia de las figuras retóricas y procedimientos en este poema,
encontramos prosopopeyas (“dichoso el árbol que es apenas sensitivo”), acumulaciones (uso de
la “y” en las últimas dos estrofas) y perfectos paralelismos sintácticos y semánticos (“y la carne
que tienta con sus frescos racimos, / y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos”).
Ahora bien, nos parece interesante remarcar la presencia de la naturaleza en ambos
poemas pero con sentidos diferentes, ya que en el primero aparece una naturaleza viva,
dinámica, en constante movimiento, y en el segundo, una naturaleza en relación con la
decadencia de la vida (“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, / y más la piedra dura porque
esa ya no siente, / pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadumbre
que la vida consciente.”).
En relación con la prosa tanto de Rubén Darío como de Martí, especialmente en su
concepción de la personalidad de Oscar Wilde, compartimos el comentario de Molloy Silvia,
en el que explica que “lo que llama la atención tanto en Martí como en Darío, no es que se evite
la cuestión de la homosexualidad, sino, precisamente, que se la plantee; que aparezca, de hecho,
como inevitable. Una vez que se la nombra, sin embrago, se la desmiente enérgicamente,
considerándola calumnia. ”. Teniendo en cuenta esta cita, podemos inferir que el primer

6
modernismo (J. Martí) era más tolerante, buscaba la novedad, estaba abierto al progreso, etc.
en cambio en el modernismo tardío (R. Darío) cundía un pánico homosexual que se reemplazó
“saludablemente con una camaradería masculina pro-patria” y que devino finalmente en la
supresión casi total del cuerpo masculino en la literatura latinoamericana.

7
Bibliografía:

-Darío, Rubén: Purificaciones de la piedad en Peregrinaciones México. Librería de la Vda de


Ch. Bouret.
----------------- : Lo fatal en Otros poemas. Poesía. La Habana. Editorial Arte y Literatura. 2007
-Martí, José: Oscar Wilde en Páginas selectas. Bs.As. Ángel Estrada Editores, 1965.
----------------- : Mis versos van revueltos…Versos sencillos. Letras fieras. La Habana. Editorial
Letras Cubanas. 1985

-Martín, Carlos: “Un movimiento americano” en América en Rubem Darío. Madrid,


Gredos, 1972.

-Molloy, Silvia: “Deseo e ideología a fines del siglo XIX” en Paris de fin de siglo.
Desbordes del género en la modernidad. Bs. As. Eterna cadencia, 2002.

S-ar putea să vă placă și