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Los textos literarios

Los textos literarios son aquellos que se caracterizan por su finalidad estética;
en otras palabras, recurren a un lenguaje elaborado, culto y sublime para hacer énfasis
en la forma más que en el fondo, en la lengua más que en el contenido. Sin embargo,
su pretensión también puede ser exaltar, conmover, entretener o enseñar, pues la
literatura es el arte de la palabra, y como tal, su interpretación es subjetiva, personal y,
a menudo, ambigua. Demuestra, sin lugar a dudas, la riqueza del lenguaje humano.
Asimismo, los textos literarios también constan de los siguientes rasgos:

 Su desarrollo suele ser escrito, aunque en sus albores se transmitían oralmente.


 Las obras literarias se agrupan en unos géneros literarios concretos.
 La literatura es un acto de comunicación en que el autor ofrece mediante la
palabra una realidad y el receptor la recrea, la interpreta y la valora.
 Los textos literarios exigen perdurabilidad y literalidad puesto que cualquier
modificación aparentemente irrisoria desvirtúa su esencia.

El escritor posee los siguientes procedimientos para crear un texto literario:

 El desvío de la norma lingüística común: el lenguaje literario permite innovar


constantemente a fin de sorprender. La materialización más destacable de esto
es la adición de figuras retóricas, lo que aporta una mayor artificiosidad.
 Uso de la connotación: el léxico connotativo es capaz de sugerir significados
secundarios mediante asociaciones subjetivas, lo que permite ampliar el grado
de complejidad y ambigüedad de la composición, así como facilitar la inmersión
del lector en la esencia del texto en cuestión.
 Empleo de la plurisignificación: las palabras añadidas a un texto literario suelen
ser polisémicas en la medida que al autor pretende que las susodichas
contraigan otros significados con un propósito estético a fin de conseguir un
mensaje interesante, atrayente y novedoso.

Además del uso de un lenguaje especial, los textos literarios se encuadran en


unos ámbitos mayores: los géneros literarios. Éstos se configuran como modelos que
poseen, respectivamente, rasgos comunes. Aristóteles, en el siglo IV a.C. estableció la
clasificación de los géneros en tres: ÉPICA, LÍRICA y DRAMÁTICA. Siglos más tarde (siglo
XVIII), se les añadió el género DIDÁCTICO, que engloba obras que pretenden enseñar.
Además de los géneros anteriores, existen otros menores que pueden ser catalogados,
en cierto modo, como literarios: la HISTORIA, la ORATORIA y el PERIODISMO. Las dos
formas más usuales en las que se manifiesta la lengua literaria son la prosa y el verso,
entre las que existen notables diferencias:

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 Desde un punto de vista gráfico, la prosa ocupa todo el espacio destinado para
la escritura, mientras que el verso ocupa solo una parte del mismo.
 Desde un plano acústico y rítmico, los elementos que componen un mensaje en
prosa -pausas, número de sílabas, posición de los acentos, esquemas
oracionales, etc.- se distribuyen habitualmente de forma irregular, mientras que
en el vero confluyen, de forma regular, elementos de organización y cohesión
para crear la musicalidad y el ritmo que se percibe al escuchar el mensaje
poético. Los elementos que producen el ritmo característico del lenguaje
poético son entre otros:
 La medida de los versos
 La rima
 La disposición de acentos y pausas
 Los encabalgamientos
 El esquema métrico que conforman estrofas y poemas
 Recursos retóricos, especialmente de repetición: anáforas, paralelismos,
aliteraciones, etc.

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