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La Exclusión en el Perú

Cuando pensamos en exclusión, nos referimos a la situación en la cual un

sujeto o un conjunto de sujetos se ven privados de acceder a posibilidades de

desarrollo reales y equitativas respecto de otros grupos “privilegiados” o

“favorecidos”. La razón para ello puede ser por omisión u olvido (consciente o

inconsciente). Por tanto, la exclusión responde a un sistema social fundado en

relaciones inequitativas entre unos y otros, es decir, a relaciones de

discriminación. En el caso del Perú, la exclusión es entendida desde la

construcción de un Estado centralista y “elitista”.

A los hijos de español y española nacidos allá en América les dicen

criollo o criolla, por decir que son nacidos en Indias. Es nombre que

lo inventaron los negros y así lo muestra la obra. Quiere decir ‘negro

nacido en Indias’. Inventáronlo para diferenciar a los que van de acá,

nacidos en Guinea, de los que nacen allá. (Callirgos, 1993: 627).

Según la Comisión de las Comunidades Europeas, dicho concepto alude

"a la imposibilidad de gozar de los derechos sociales sin ayuda, en la imagen

desvalorizada de sí mismo y de la capacidad personal de hacer frente a las

obligaciones propias, en el riesgo de verse relegado de forma duradera al estatus

de persona asistida y en la estigmatización que todo ello conlleva para las

personas y, en las ciudades, para los barrios en que residen" (1992: 9).

Castells (2001: 98) lo define como "El proceso por el cual a ciertos

individuos y grupos se les impide sistemáticamente el acceso a

posiciones que les permitirían una subsistencia autónoma dentro de

los niveles sociales determinados por las instituciones y valores en

un contexto dado". Normalmente, "... tal posición suele asociarse


con la posibilidad de acceder a un trabajo remunerado relativamente

regular al menos para un miembro de una unidad familiar estable. De

hecho, la exclusión social es el proceso que descalifica a una

persona como trabajador en el contexto del capitalismo".

En el Perú hay una historia de discriminación entendida mayoritariamente

desde el “blanco” que además no solo hace referencia a su color de piel sino a

un estatus social, económico y cultural hacia los demás, sean estos mestizos,

indígenas de la sierra o la selva.

La discriminación racial es una construcción cultural, pues, por ejemplo,

existen mestizos que culturalmente se encuentran en el bloque de los “blancos”.

Parte de este grupo consideran que los “cholos” o los “indios” son personas que

están en la vida para servirles.

Desde el primer grito de libertad, el Perú fue gobernado de acuerdo a

intereses particulares, los cuales, no han mostrado una solidez en su

organización política ni preocupación por el ciudadano común, es decir, no se

hizo más que crear una sociedad desigual. Es por esto que el Perú es un país

donde la desintegración se hace fuerte porque crea clases sociales, y ello,

provoca discriminación y falta de identidad nacional. A raíz de esto, en el país,

surgen constantemente diversas dinámicas interculturales con las que no

queremos tener algo en común. Con relación a esta confrontación, que provoca

graves problemas sociales, en las siguientes líneas, abordaremos las

consecuencias más relevantes y algunos hechos que revelan la existencia de

este fenómeno en nuestra sociedad.

La cercanía de mundos, tan distintos, que conviven en nuestro país -al

hablar de mundos hace referencia a la gran diferencia que existe entre los
ciudadanos de nuestro Perú y, por decirlo de algún modo, los que gozan de

beneficios, y también de los excluidos- ahora es una mezcla. Sin embargo,

autodenominarse indígena es una manera de despreciarse. La principal

consecuencia de estas tendencias homogeneizadoras, con rango nacional, es

que los campesinos han sido inculpados para contentar a la sociedad oficial y

lavar su conciencia.

"En el Estado, muchos indígenas han tenido el mismo destino por el

simple delito de practicar sus costumbres". (Ossio 1991)

La falta de cultura de la legalidad, el orden en el procedimiento y la

normatividad, son algunas de las consecuencias que afectan el orden social. Una

consecuencia real también es que el peruano no cree que la ley está hecha para

ser respetada. Esto genera un caos en la administración pública, en el comercio

y demás actividades con normas establecidas. Por ello, el Perú presenta uno de

los índices de inequidad más altos del mundo en el desarrollo que, sin duda, es

signo de una sociedad dividida.

Dentro de las consecuencias políticas y económicas, entre las cuales

existe una relación muy estrecha, apreciamos claramente, como efecto de una

sociedad desigual, la falta de comunicación entre los líderes políticos que están

en el poder o intentan llegar a este con el fin de solucionar los graves problemas

sociales, así como seguir perteneciendo a la clase no excluida o formando parte

de ella. Otras consecuencias, importantes en el ámbito económico, son los

obstáculos que encuentran determinadas personas para participar plenamente

en la vida social: con ingresos insuficientes, inseguridad en el empleo, falta de

acceso a los recursos y exclusión del mercado de trabajo. La desintegración

social está condicionada, pero a la vez, también, condiciona las estructuras


socioeconómicas y políticas del país, ya que está ligada a factores como la

situación geográfica, la discriminación por cuestiones de género, casta o étnia1.

Durante toda nuestra historia, esta pregunta ha estado presente en la

mente de pensadores preocupados por el futuro de nuestro país. Es más, este

problema no sólo se encuentra dentro de nuestra soberanía, si no que afecta a

toda América Latina. Se puede afirmar también que este es la raíz de todos los

demás, ya que nos impide crear una conciencia común de los problemas y

menos, de poder aplicar las soluciones que requieren de la participación de todos

nosotros. En nuestra historia, y dentro de ella, su visión cultural, su evolución

política, y división social son sus principales causas y serán abordadas en este

texto.

Dos factores determinantes dentro de nuestra desintegración nacional son

nuestra diversa gama cultural y de las diferencias (casi siempre reflejada

negativamente) sociales, complementadas por la falta de liderazgo de estas.

Cotler 1980 cita cuando nos dice: “la pluriculturalidad de nuestro

territorio ha sido, en cierto modo, la de su exclusión en una sociedad en la

que el poder está en una burguesía débil que se debe a la fuerza económica

extranjera, adquiriendo, además, sus costumbres”.2

Pero este fenómeno posee antecedentes. Durante la historia las clases

que poseían el poder han sido carentes de liderazgo social, esto se ve reflejado

en los militarismos que pretendían un plan de integración oponiéndose y

aplastando a muchos. Luego de pasada esa penosa época estuvimos dirigidos

1 ARBOS,X.Y GINNER .S. 1993 , la gobernabilidad ciudadana y democracia


mundial .Sigl XXI.
2 COTLER Iván. 1980, democracia e integración nacional. Instituto de Estudios

Peruanos ,103pp
por gobiernos que sólo buscaban el beneficio de los más ricos y el de ellos

mismos, sin atender, en ningún momento, los intereses de la mayoría,

fragmentándose entre ellos, y, además, sin permitirles formar una fuerza

opositora.

Así, se puede observar como en nuestro país fueron muchos los factores

que nos hicieron distanciarnos y fragmentarnos. Medidas de cambio son

necesarias para revertir esta situación, pero no esperemos que esta solución

aparezca de la noche a la mañana, ya que requiere de nuestra participación y

esfuerzo. Con todo esto, sólo nos podemos dar cuenta que esta situación

requiere de nuestra participación y compromiso.

En conclusión, en un país en el que la exclusión social es tan absoluta que

resulta posible que desaparezcan decenas de miles de ciudadanos sin que nadie

en la sociedad integrada en la sociedad de los no excluidos, tome nota de ello”.

Puedo afirmar que, en el Perú de hoy, existe un amplio sector de la

población históricamente ignorado por el estado y la sociedad aquella que sí

disfruta de los beneficios de la comunidad política. Es imposible no argumentar

que la sociedad en la que vivimos, en la que intentamos desarrollarnos, no

comparte un mismo interés en común, no apunta hacia un solo horizonte, e

impide -como es evidente- un desarrollo en conjunto y equilibrado. A esto se

suma la incapacidad del gobierno para recoger las propuestas del pueblo, así

como retribuir los beneficios económicos a la población. El gobierno no puede

olvidar a aquellos que forman parte de la nación-su esencia, aunque sea una

tarea ardua y difícil de cumplir, características propias de una sociedad que se

sumerge en el subdesarrollo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

COTLER, Iván.
1980 democracia e integración nacional. IEP,103 pp

MORALES, Francisco.
1991, la gobernabilidad ciudadana y democrática en la encrucijada
mundial. Siglo XXI de España.

PEASE, franklin.
1991 integración nacional .Lima: Ibesa 62pp

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