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TEMA: EL TAWANTINSUYO
UNP 2016
EL TAWANTINSUYO: LA HISTORIA DE LOS INCAS
Hablar de los Incas es referirse para unos a un Imperio, para otros a un gran estado, pero
ante todo se debe hacer mención de una gran sociedad que supo organizarse, obtener
el mejor beneficio de las culturas anteriores a ella, organizar una economía para muchos
perfecta y equitativa, comprender los distintos tipos de pisos ecológicos para expandirse
y aprovechar sus riquezas. María Rostorowski (1988) denomina a la sociedad Inca el
Tawantinsuyo.
A pesar de las diferentes versiones sobre el origen de los incas, hay algunas constantes
en ellas, como precisa Concepción Bravo, por ejemplo: el señalar el valle del Cuzco como
el lugar donde se originó el Tahuantinsuyo, el recuerdo común de un fundador mítico,
el que éste sea originario de las tierras altas del sur, el ser reconocido como líder por los
pobladores primigenios, y el tener como función principal civilizar a las poblaciones
bárbaras (Vergara, 1991)
Según los cronistas el Tawantinsuyo tuvo 13 Incas, que se diferencian por la expansión
y el dominio que le dieron al Estado. Los Incas que antecedieron a Pachacutec –desde
Manco Capac hasta Wiracocha- solo obtuvieron dominios cerca de la zona e incluso en
el reinado de Wiracocha los chancas lograron posesionarse en el cusco. Es por ello que
se le atribuye al Inca Pachacutec el gran impulsador e iniciador de la expansión Inca,
luego su hijo Tupac Inca Yupanqui siguió la expansión, al igual que Huayna Capac, y
terminaría con el declive del Tawantinsuyo con la llegada de los españoles y el conflicto
entre Huascar y Atahualpa.
Pero para estudiar a los Incas es necesario entender su economía, saber cuál fue su
estructuración, debido a que ello significaba el funcionamiento social, el régimen de
gobierno, su tecnología y sus instituciones mágico – religiosas. Para Riva-Agüero, si
queremos saber sobre la civilización de un país, los más importante es conocer sus
instituciones. La razón porque las instituciones expresan y crean la civilización. La
expresan al producirse, al nacer, porque revelan las necesidades de la nación que las
forma; la crean, porque, una vez establecidas, influyen poderosísimamente, no sólo en
la sociedad, sino en los sentimientos íntimos, en las ideas y costumbres individuales, ya
que es sabido que hay una acción y una reacción constante entre 10 interior y 10
exterior, entre el individuo y la sociedad. De tal manera que todo hecho social tiende a
modelar a semejanza suya al individuo y que todo hecho individual tiende a traducirse
en hecho social. Y las instituciones son los hechos sociales más importantes y
permanentes (Agüero, 1966).
Los cronistas identifican al Inca como el gobernante supremo, que a diferencia de los
reyes europeos no heredaban su poder simplemente a su primer hijo, sino lo heredaban
a quien estaba preparado y había pasado todas las pruebas impuestas. Además,
participaban en la elección los panacas y los sacerdotes, que veían muy bien las
aptitudes físicas y morales del futuro gobernante.
Las crónicas señalan que el inca tenía como esposa principal (coya) a una mujer de su
propio grupo de parentesco o panaca, considerada por ello su hermana. Pero también
contraía matrimonio con mujeres de los grupos de parentesco cuzqueños y con mujeres
pertenecientes a los diversos grupos étnicos incorporados al Tahuantinsuyo; ésta era
una manera de emparentar con el grupo y generar en consecuencia una relación de
reciprocidad específica (Pease. F, 2000). El Inca tenía la obligación o mejor dicho tenía la
responsabilidad de lograr el bienestar del Tawantinsuyo que debía ser logrado por una
buena redistribución de las riquezas. Para ello también tenía que asumir funciones de
los propios curacas tales como la organización de la población para la obtención de los
recursos, la celebración de los rituales, el establecimiento de alianzas y la declaración de
guerras, sólo que a una escala mayor. ¿Qué era y quien era un Curaca?
Eran los jefes étnicos tradicionales, que el Inca ponía como jefes administrativos para
tener el control de la energía humana empleada con finalidad redistributiva. Además de
los bienes comunales. Su poder se sustentaba se sustentaba en su capacidad para
organizar a la población en una serie de tareas que iban desde la obtención de recursos
en áreas lejanas o ecologías diferentes, hasta la construcción de caminos y limpieza de
las acequias. La población no entregaba de lo que producía para su uso; lo que el curaca
recibía era energía humana para hacer cosas específicas. Los miembros de la comunidad
destinados a trabajar en las colonias proporcionaban al grupo los recursos necesarios
para el consumo ritual, así como un excedente destinado a la redistribución ejercida por
el curaca entre sus sujetos o con los señores vecinos. El mantenimiento de relaciones
favorables entre las mitades y con los grupos étnicos vecinos era también
responsabilidad del curaca. En su capacidad para realizar alianzas, constituir
confederaciones, en fin, aprovechar los recursos del territorio sin entrar en disputas con
los otros grupos, descansaba la tranquilidad de su población, lo que garantizaba el
prestigio y la autoridad del curaca (Vergara, 1991).
El Inca era Dios. Ante él desaparecían todos los derechos, todas las libertades de los
súbditos, porque el hombre desaparece ante la divinidad. Su persona y la de sus
representantes eran sagradas; la transgresión de sus mandatos constituía un sacrificio.
Ofrecía estas dos ventajas: En primer lugar, dignificaba y engrandecía la obediencia. No
es servil ni indigno obedecer a Dios. Daba, pues, lagitimidad al poder; y al ascendiente
de la fuerza bruta, propio del salvajismo y la barbarie reemplazaba la sumisión fanática,
pero no irracional ni cobarde. En segundo lu. gar, aseguraba hasta cierto punto la
felicidad de los súbditos, porque no encontrando el Inca ninguna resistencia, viéndose
adorado y contando por rebaño suyo la nación entera, tenía que dedicarse a labrar su
prosperidad, del mismo modo que el dueño de un animal cariñoso y sumiso. Pero por
otra parte ofrecía gravísimos inconvenientes. Destruyó la personalidad del indio; le
acostumbró a obedecer ciegamente; fió su felicidad y sus intereses más queridos al
capricho del Inca, al azar de la herencia dinástica; comprimió su inteligencia; aniquiló su
voluntad; realizó - tanto más seguramente cuanto que le daba el prestigio de lo divino y
permitía dominar hasta en lo más recóndito de la conciencia - el ideal de todo
absolutismo: la substitución del individuo activo y libre por una máquina útil; con lo que
se minaba la estabilidad del Imperio, porque el día en que faltaba el único principio
cahesivo, el único impulso rector ¿qué podía esperarse sino la disolución y la inercia?
(Agüero, 1966).
La sociedad lo era todo para los Incas. El ayllu era la base de la organización social andina.
Su estructura lo conformaban familias nucleares que estaban unidas por lazos de
parentescos, ya se ha por ser descendiente de un antepasado. Asimismo, grupalmente
eran los dueños de la Tierra, el agua y el ganado, las parcelas que se les entregaban a los
miembros del ayllu variaba de acuerdo al trabajo y al sexo de los integrantes del grupo
familiar. Realizaban el trabajo de las tierras comunales. Los bienes eran almacenados y
su repartición estaba encargada por el curaca y lo repartían a quien lo necesitase. En
conclusión, el ayllu fue la célula familiar sobre cual reposaba tos el sistema organizativo
Inca.
Existe algo que se debe resaltar de los Incas. Nunca destruyeron de manera salvaje los
rasgos culturales de las sociedades que conquistaban. El Tawantinsuyo permitió la
permanencia de las divinidades de estas, siempre y cuando aceptan al Dios Sol (INTI)
como la divinidad más importante.
Pero como mencione al inicio para entender el funcionamiento social, político y religioso
es necesario entender la estructura económica del Tawantinsuyo. Los incas crearon un
sistema económico muy ordenado, sus recursos humanos y naturales estaban
manejados en forma sostenida y sustentable en conexión con los medios y los fines.
Ligado con el funcionamiento social, con el régimen de gobierno, con su tecnología y
con sus instituciones mágico-religiosas expresadas a través de rituales.
En la economía de los Incas no existía un precio de moneda para los metales preciosos.
Para Waldemar Espinoza Soriano (2010), tampoco se puede hablar de “capital”,
“salario”, “renta” y “ahorro” con mucha frecuencia; debido a que fue una sociedad
precapitalista. Lo que se puede asumir es el conocimiento común tanto de las
condiciones técnicas de las ocupaciones artesanales, como del trasfondo social de la
estructura económica, perspectiva que no podemos alcanzar respecto a la mayoría de
las comunidades distribuidas en ayllus o grupos de parentesco.
Los cronistas mencionan que el éxito de la economía Inca se debe al pago que hacían las
sociedades conquistadas a ellos, sin embargo, se debe a la administración de la mano
de obra que permitía al estado contar con los productos para la redistribución (Pease.
F, 2000). El trabajo permite que el hombre modifica la naturaleza con la meta de
utilizarla para sus fines. Siempre y cuando vayan acorde a sus necesidades, utiliza para
ellos instrumentos producidos gracias a los metales, maderas, piedras y huesos que
recoge en su entorno. Luego convierte estas herramientas, en objetos capaces de
satisfacer las necesidades humanas.
En la economía Inca, como hemos podido deducir, la familia jugo un rol muy importante.
Los miembros de una familia extensa-ayllu- estaban relacionados por múltiples
obligaciones ritualmente establecidas. La reciprocidad asi generadas abarcaban
prácticamente todos los aspectos de la vida diaria, y ello ha hecho común que cuando
se explicara la vida económica de la población andina, se planteara en términos
comunales, entendiéndose la comunidad basada en la propiedad colectiva de los bienes,
básicamente la tierra y los rebaños de camélidos. ¿Pero qué es reciprocidad y
redistribución?
Esto hizo más poderoso al inca porque permitía mantener en movimiento todo el
aparato económico, político y social, no solo se limitaba a recibir. Devolvía algo y de este
modo continuaba marchando el sistema, creando nuevos circuitos de reciprocidad. No
obstante, el éxito de la economía de los Incas que se basaba en la agricultura y
ganadería, era el manejo de los pisos ecológicos. Los hombres andinos tuvieron mucha
preocupación por mejorar la agricultura, que los llevo a crear nuevas técnicas que le
permitan mejorar las condiciones del suelo. Entre las medidas tomadas fue la
construcción de andenes, que fueron empleados como solución por culturas anteriores
a la Inca. Pero fueron ellos que le dieron mayor importancia a su construcción, debido a
que su construcción necesitaba de mucha mano de obra y solo los Incas poseían la
población, los trabajadores para realizarlo.
Los andenes son terrazas agrícolas artificiales que sirven para obtener tierra útil para la
siembra en las escarpadas laderas andinas. Permitían también aprovechar mejor el
agua, tanto de lluvia como de regadío, haciéndola circular a través de los canales que
comunicaban sus diversos niveles. Con esta medida evitaban al mismo tiempo la erosión
hidráulica del suelo.
Los camellones son otra de las antiguas formas de uso del suelo. Se trata de montículos
artificiales de tierra, destinados a elevar ámbitos cultivables limitados por encima de la
superficie natural del terreno. La idea es que permitan un mejor drenaje en lugares
donde la tierra es poco permeable y está sujeta a frecuentes inundaciones, como en la
región del lago Titicaca. Los camellones hacen posible aprovechar mejor el agua,
evitando su rápida circulación, algo especialmente importante en las zonas altiplánicas
(Pease. F, 2000).
Los Incas desarrollaron tecnologías nunca antes vistas y que hoy no pueden ser igualadas
por las sociedades modernas. La red vial que construyeron fue otra de sus grandes
obras, que fue utilizado como instrumento político del Tawantinsuyo. Esto les permitió
a la vez aprovechar bastamente los recursos naturales de todas las zonas que cubría el
camino. El camino posibilito un control social y demográfico, facilitó el traslado de
poblaciones enteras, mitimaes, de un confín a otro del Imperio. La red vial Inca facilitó
el manejo de los diferentes pisos ecológicos para el aprovechamiento de los recursos
naturales y minerales. Además de ser fundamental para le estructura de su economía y
trabajo.
Muchos de los pobladores sentían atracción por una actividad por la cantidad de
ofrendas que este recibía por su realización. Por ejemplo, la clerecía solar, la adivinación
exacta, la metalistería.
En los Andes el tejido desempeñó un papel especial que iba mucho más allá de su uso
meramente utilitario y ornamental En las diversas ocasiones importantes jugaron un rol
especial. Ningún acontecimiento, fuera político, militar, social o religioso estaba
completo sin la presencia de los tejidos, desde aquellos que involucraban al inca y al
estado, hasta los que tenían que ver con la vida cotidiana de la población. De acuerdo
con el acontecimiento los textiles podían ser intercambiados, integrar el ajuar de la
novia o aparecer quemados formando parte de los sacrificios (Vergara, 1991).
Como ya hemos mencionado los Incas crearon para mucho un Imperio, que se erigió de
manera extraordinaria sin comparación alguna, manejando y entendiendo su entorno,
su naturaleza como arma principal. Rescataban los más valioso –como ya lo hemos
mencionado- de las culturas que sometían, en las que ellos no eran muy expertos, por
ejemplo, ellos nunca dominaron muy bien la Orfebrería, es por ello que cuando
conquistaron a los chimú y a los ichmas los trasladaban al cusco y los hacían trabajar en
las obras de artes que ellos les precisaban. Aquí estuvo para mí su verdadero éxito.
Los Incas fueron más que solo una simple sociedad antigua. Son el conjunto y resultado
de todos los procesos culturales que vivió el hoy llamado Perú en ese entonces. Quizás,
el enfrentamiento entre Huáscar y Atahualpa fue una herramienta de ayuda para la
conquista del territorio del Tawantinsuyo. Sin embargo, aun sobrevive a pesar de que
constantemente la “razón colonial” quiso desaparecerlo. Los españoles impusieron su
razón genocidamente, con la dogmática idea de ser ellos la razón verdadera y única.
Escondiendo como bien dice Lumbreras (2007) detrás de una cruz sus verdaderas
intenciones.
Los Incas fueron capaces, luchadores y no un producto improvisado como hoy la cultura
occidental quiere llamarlo. Hicieron del territorio andino no una dificultad, sino una gran
posibilidad de desarrollo. Defendamos nuestra historia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Agüero, J. d. (1966). Estudios de Historia Peruana: Las civilizaciones Primitivas (Vol. V). Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.
Murra, J. V. (1978). La organización económica del Estado Inca. México: Siglo XXI.
Quiroga, P. d. (1922 [1563]). Libro Intitulado Coloquio de la Verdad. (A. Quintero, Ed.) Sevilla.
Vidal, J. P. (1946). Historia y Geografía del Perú. Las ocho regiones naturales del Perú. Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.