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Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 1

Revista Digital del equipo de investigación Historia Social en la Edad Moderna | www.historiasocialmoderna.com

www.historiaygenealogia.com
Nº 3 | Año 2013 | Universidad de Córdoba

Director
Enrique Soria Mesa, Universidad de Córdoba, España

Secretario
Antonio J. Diaz Rodriguez, CIDEHUS-Universidade de Évora, Portugal

Consejo de Redacción
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José Miguel Delgado Barrado, Universidad de Jaén, España
Manuel Fernández Chaves, Universidad de Sevilla, España
Antonio Míguez Santa Cruz, Universidad de Murcia, España
Raúl Molina Recio, Universidad de Extremadura, España
Rafael Pérez García, Universidad de Sevilla, España
Ángel María Ruiz Gálvez, Universidad de Extremadura, España
Luis Salas Almela, EEHA de Sevilla, España
Enrique Soria Mesa, Universidad de Córdoba, España
Antonio Urquízar Herrera, Universidad Nacional de Educación a Distancia, España

Consejo Asesor
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Fernando Bouza Álvarez, Universidad Complutense, España
James Casey, Universidad de Norwich, Reino Unido
Francisco Chacón Jiménez, Universidad de Murcia, España
Fabricio D’Avenia, Universidad de Palermo, Italia
Manuel Herrero Sánchez, Universidad Pablo de Olavide, España
José María Imízcoz Beunza, Universidad de País Vasco, España
Alberto Marcos Martin, Universidad de Valladolid
Nuno Monteiro, ICS de Lisboa, Portugal
Fernanda Olival, Universidad de Évora, Portugal
María José de la Pascua Sánchez, Universidad de Cádiz, España
María de los Ángeles Pérez Samper, Universidad de Barcelona, España
Ofelia Rey Castelao, Universidad de Santiago de Compostela, España
José Javier Ruiz Ibañez, Universidad de Murcia, España
Pegerto Saavedra Fernández, Universidad de Santiago de Compostela, España
Gaetano Sabatini, Universidad Roma III, Italia
Mafalda Soares da Cunha, Universidad de Évora, Portugal
Bernard Vincent, EHESS de Francia, Francia
Jean-Paul Zuñiga, EHESS de Francia, Francia

Edición digital y soporte informático


Raúl Alonso, QWAIR | Director de Proyectos, España
ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

Índice
De asentistas genoveses a nobles empobrecidos. Los Strata, marqueses de Robledo
de Chavela
por Paula Alfonso Santorio ......................................................................................... ................... 5

Judaizantes y malsines: redes criptojudías portuguesas durante el seiscientos ante el


tribunal de Córdoba
por Marcos Rafael Cañas Pelayo ..................................................................................................... 23

La Genealogía de los señores de la casa de Medina Sidonia de Luis de Salazar y Castro


por Juan Luis Carriazo Rubio ........................................................................................................ 41

Estrategias familiares con fines económicos y sociales. El caso del jurado cordobés
Martín Gómez de Aragón
por Francisco Indalecio Quevedo Sánchez ..................................................................................... 65

Exogamia, endogamia e ilegitimidad: estrategias familiares de los mercaderes


genoveses de Granada durante la Edad Moderna (ss. xvi-xviii)
por Rafael M. Girón Pascual ........................................................................................ ................. 83

Nobleza, genealogía y heráldica en Córdoba: la casa solariega de los Mesa y palacio


de Las Quemadas
por Gonzalo J. Herreros Moya ...................................................................................... ................. 99

El mon. Una breve historia de la heráldica japonesa


por Antonio Míguez Santa Cruz .................................................................................................. 195

A la moda ilustrada o a la vieja usanza nobiliar. Viviendas del clero capitular


burgalés en el siglo xviii
por Francisco J. Sanz de la Higuera ............................................................................................... 219

De financieros judeoconversos a nobleza titulada. Las estrategias de ascenso social


de la familia Pisa (siglos XVI – XVII)
por Rocío Velasco Tejedor .......................................................................................................... 243

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

De asentistas genoveses a nobles empobrecidos.


Los Strata, marqueses de Robledo de Chavela

Paula Alfonso Santorio


Dra. en Historia

Resumen: Cualquier trabajo que tenga como base aspectos económicos o financieros de la España
del siglo XVII, particularmente en su primera mitad, presenta a Carlos Strata como una de las figuras
protagonistas. No obstante, mientras que sobre sus negocios o sus contribuciones a la corona se conoce
casi todo, apenas se ha dicho nada de las generaciones que le sucedieron. En las páginas que siguen se
presenta una reconstrucción de la historia de esta familia, que, en poco más de un siglo (1640-1760),
pasó de la abundancia a “la más extrema necesidad”, de residir en Madrid, centro neurálgico de poder
e influencia, a la periferia. Su trayectoria, marcada por un claro declive, muestra las estrategias que cada
generación, según sus propias circunstancias, utilizó para, si no invertir, frenar al menos dicha tendencia,
tratando de evitar lo que a finalmente ocurrió: la subasta en pública almoneda de su título, señorío y
enterramiento, esos mismos atributos que en su día determinaron su acceso a la cúpula social.

Palabras clave: genoveses, nobleza, familias, declive social, estrategias.

FROM GENOESE ASENTISTAS TO IMPOVERISHED NOBLES.


STRATA, MARQUISES OF ROBLEDO DE CHAVELA

Abstract: Any work dealing with economic or financial aspects relative to the XVII century in Spain,
particularly regarding its first-half, presents to Carlos Strata as one of the most representative figures.
Whereas almost everything is known about his business or his contributions to the crown, very little has
been said on his sequent generations. This paper presents a reconstruction of his family’s history, which in
somewhat more than one century (1640-1760) passed form the abundance to the “most extreme need”,
form living in Madrid, the centre of power and influence, to the periphery. The trajectory of this family,
exhibiting a clear decline, shows the strategies that each generation, according to their own circumstances,
developed in order to, if not reverse, at least slow down that trend, trying to avoid what finally occurred:
the public auction of the titles, lordship and burial, those attributes that in the past determined their
access to the social leadership

Key words: Genoeses, nobility, family, social decline, strategies.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

De asentistas genoveses a nobles empobrecidos.


Los Strata, marqueses de Robledo de Chavela

Paula Alfonso Santorio


Dra. en Historia

Con el objetivo principal de distraer al rey1, en febrero de 1637 el conde-duque de Olivares orga-
nizó unos festejos en el complejo palaciego del Retiro que supusieron todo un derroche de medios y de
dinero2. Pues bien, el lugar que el ministro eligió para inaugurar oficialmente aquellas jornadas, la casa
donde el monarca sería ataviado y de la que saldría con toda su corte hacia la mascarada, no pertenecía a
una de las familias de la alta y consolidada nobleza, como cabría esperar, sino a casi un advenedizo, don
Carlos Strata, quien no dudó en corresponder a tal “honra”3 volcándose con sus mejores galas

“Tantas tapicerías de oro y seda, tan ricos doseles, tan diversos aparadores de preciosas
vajillas de plata, el balcón de la Cámara de su majestad dorado boleado de celosías y cristalinas vi-
drieras que descubría toda la calle. En las galerías había pinturas y bufetes preciosísimos. El cuarto
del condeduque, con advertida desigualdad y diferencia, ricamente adornado; opulentas mesas de
dulces de Portugal, Génova, Çaragoça y Valencia”4.

Fue tal la magnificencia que derrochó en aquella jornada que el prólogo de una de las obras encar-
gadas de describir con detalle los festejos estuvo dedicado a alabar las virtudes y excelencias de su esposa,

Recibido: 06/11/2012. Aceptado: 14/11/2012.


Correo electrónico de contacto: paulaalfonso6@gmail.com
1 Lógicamente las justificaciones oficiales fueron otras: agasajar a ilustres visitantes que por aquellos días se encontraban en
Madrid, en concreto la princesa de Carignano y el rey de Hungría, elegido en aquellas mismas fechas rey de Romanos y celebrar
las victorias militares del año anterior en Francia e Italia.
2  Son numerosos los textos que describen estas fiestas, por ejemplo CARO MALLÉN, A., Contexto de las reales fiestas que se
hicieron en el palacio del Buen Retiro a la coronación del rey de Romanos y entrada en Madrid de la princesa de Cariñán en tres
discursos, Madrid, Imprenta del Reino, 1637; MESONERO ROMANOS, R., El antiguo Madrid (II), Madrid, Imprenta
Latina, 1926, pp. 259-266. Estudios más recientes son PIZARRO GÓMEZ, F.J., “Arte y espectáculo en las fiestas reales del
Retiro en 1637” Norba - arte, 7 (1987), pp. 133-140; BROWN, J. y ELLIOTT, J.H., Un palacio para un rey. El Buen Retiro y la
corte de Felipe IV, Madrid, Alianza Editorial, 1981, p. 210. “Los recursos que ofrecía el Retiro jamás conocieron un despliegue
más brillante”.
3 Gascón de Torquemada G., Gaçeta y nuevas de la corte de España / Jerónimo Gascón de Torquemada; continuada por
su hijo Jerónimo Gascón de Tiedra, Madrid, Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, 1991, p. 401.
4  Ibídem.

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“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

doña Agustina Spínola Eraso5.


Cuando ya la velada tocaba a su fin y el monarca se disponía a marchar, se despidió de su anfitrión
diciéndole: “Muy bien Carlos, me habéis hospedado y regalado… Dios os guarde”6.
Esta frase podría ser interpretada como el punto de inflexión en la relación que la familia Strata
mantuvo con la corona. Tras ese “Dios os guarde” se inicia un distanciamiento que poco a poco les hará
ir perdiendo el protagonismo disfrutado en los últimos años. Después de estas fechas ya nada volvería a
ser igual.
Se ha puesto en evidencia que en esa “circulación de las élites”7 que condicionó la estructura
política de los Imperios, hubo quienes, mediante estrategias, suplantaciones de identidad o una atinada
reformulación de conductas, consiguieron su ideal de ascender en la escala social8. Pero, mientras para
unos este hecho fue un paso decisivo que marcaría sus vidas y las de sus descendientes, para otros, como
les ocurrió a los Strata, se trató casi de un espejismo que vieron esfumarse cuando los anclajes que les
sujetaban a aquella maquinaria fallaron y en uno de sus vaivenes salieron despedidos.
Se ha señalado en estos casos la concurrencia de varios condicionantes: la distinta personalidad del
que sucede en la casa, el tesón en conseguir los atributos de ennoblecimiento cuando sus arcas estaban ya
en precario, la coincidencia en el tiempo con una crisis generalizada de difícil salida o haberse alineado con
la facción equivocada9. Pero, pese a que todo esto, en mayor o menor medida, ciertamente existió en el
caso de los Strata, ellos siempre insistieron en culpabilizar de su caída a una única causa: “haber empleado
sus caudales en el real servicio”10.
No voy a detenerme en describir las operaciones dinerarias y negocios que Carlos Strata desarrolló
y que fueron base esencial de su ascenso, porque existen ya excelentes trabajos que lo abordan y a ellos
me remito11. Pero sí creo necesario, antes de centrarnos en nuestro objetivo, hacer un breve bosquejo que

5  CARO MALLÉN, A., Contexto de las reales fiestas…, op. cit., Prólogo.
6  BROWN, J. y ELLIOTT, J.H. Un palacio para un rey …, op. cit., p. 212.
7 YUN CASALILLA, B., “Entre el imperio colonial y la monarquía compuesta. Élites y territorios en la Monarquía Hispánica
(ss. XVI y XVII)” en YUN CASALILLA, B. (dir.), Las redes del Imperio. Elites sociales en la articulación de la Monarquía
Hispánica, 1492-1714, Madrid, Marcial Pons, 2009, pp. 11-35.
8  SORIA MESA, E., “Genealogía y Poder. Invención de la memoria y Ascenso Social en la España Moderna”, Estudis, 30
(2004), pp. 21-55; del mismo autor “Ascenso social y legitimación en la Granada moderna: la Real Maestranza de Caballería”,
en GÓMEZ GONZÁLEZ, I. y LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, M. L. (eds.), La movilidad social en la España del Antiguo
Régimen, Granada, Editorial Comares, 2007, pp. 173-192; “Tomando nombres ajenos. La usurpación de apellidos como
estrategia de ascenso social en el seno de la élite granadina durante la época moderna” en SORIA MESA, E., BRAVO CARO,
J.J., DELGADO BARRADO, J.M. (eds.), Las élites en la época moderna: la Monarquía Española. I, Visiones generales, Córdoba,
Universidad de Córdoba, 2009, pp. 9-28; “Las pruebas de nobleza de los Veinticuatros de Córdoba. El control de la familia”, en
CASTELLANO, J. L., DEDIEU, J. P., LÓPEZ-CORDÓN, Mª.V. (eds.), La pluma, la mitra y la espada. Estudios de Historia
Institucional en la Edad Moderna, Madrid, Universidad de Burdeos-Marcial Pons, 2000, pp. 291-301; FELICES DE LA
FUENTE, Mª.M. “Procesos de ennoblecimiento: El control sobre el origen social de la nobleza titulada en la primera mitad
del siglo XVIII” en Andújar Castillo, F., y FELICES DE LA FUENTE, Mª. M. (coords.), El poder del dinero. Ventas
de cargos y honores en el Antiguo Régimen, Madrid, Biblioteca Nueva, 2011, pp. 247-273.
9  SANZ AYÁN, C., “Presencia y fortuna de los hombres de negocios genoveses durante la crisis hispana de 1640” Hispania
LXV/1, 219 (2005), pp. 91-114; de la misma autora “El crédito de la corona y los hombres de negocios en los últimos años del
reinado de Felipe IV”, Cuadernos de historia moderna, 9 (1988), pp. 63-94.
10  Archivo Histórico Nacional, (en adelante A.H.N.), Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 44.
11  SORIA MESA, E., “Poder local y estrategias matrimoniales. Los genoveses en el reino de Granada, (S. XVI y XVII) en
HERRERO SÁNCHEZ, M. et al. (coords), Génova y la monarquía hispánica, (1528-1713), vol. I, Génova, Società ligure di
storia patria, 2011, pp. 21-46; del mismo autor La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad, Madrid, Marcial Pons,
2007; Linajes granadinos, Granada, Diputación de Granada, 2008; El cambio inmóvil, Córdoba, La Posada, 2000; SORIA
MESA, E., y MOLINA RECIO, R. (eds.), Las élites en la Época Moderna: la Monarquía Española. II. Familia y redes sociales,
Córdoba, Universidad de Córdoba, 2009; girón pascual, R., “Ricos, nobles y poderosos: la imagen de los mercaderes
genoveses en la Edad Moderna” Historia y genealogía, 1 (2011), pp. 41-56; ÁLVAREZ NOGAL, C., “Las compañías bancarias
genovesas en Madrid a comienzos del siglo XVII” en Hispania LXV/1, 219 (2005), pp. 67-90; del mismo autor “I genovesi

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Paula Alfonso Santorio

sirva de presentación.
Domínguez Ortiz calificó a don Carlos Strata como uno de los “más opulentos y audaces banqueros
con los que pudo contar Felipe IV”12. Se trató de una figura señera en aquella generación de ligures que
entre 1610 y 1640 manejaron los asuntos económicos de España13.
Su primer golpe de suerte fue ponerse al servicio del banquero y máximo responsable militar en
Flandes, don Ambrosio Spínola14. Ya en 1604, con motivo del levantamiento del sitio de Ostende, Strata
le envió importantes remesas de dinero para compensar la falta de liquidez de la corona15. También, como
agente suyo, tuvo que comparecer en el proceso contra el marqués de Siete Iglesias16con el fin de aclarar
la existencia de un nutrido intercambio de regalos, préstamos de dinero y compras de joyas mantenido
entre su representado y el reo. La justificación que dio fue muy sencilla: “tener su excelencia un ánimo y
condición tan liberal que no sabe decir no a cualquier persona que le pida” 17.
Con los beneficios que le reportó estar a la sombra de un personaje tan destacado y el éxito de sus
propias operaciones18, cada vez más numerosas, diversificadas y de mayor alcance, en la década de los 30
Carlos Strata se situaba ya a la cabeza de las siete familias que monopolizaban los asientos con la corona.
En paralelo a como crecía su prestigio se encargó de ir poniendo en práctica las maniobras que
conducirían al ennoblecimiento de su linaje, con pautas similares a las que hemos visto repetirse en otros
casos19. Así, en 1635 obtuvo, tanto para él como para su hijo, sendos hábitos de la orden de Santiago,
pagando a cambio 4.400 reales en plata doble20; en 1637 dio los primeros pasos en la compra de lo que
después se convertiría en señorío para sus descendientes, labor en la que debió beneficiarle el hecho de ser,
junto con Octavio Centurión y Vicenzo Squarzafigo, el encargado de llevar a cabo estas ventas, tras haber
firmado con el rey una factoría de más de 1.200.000 escudos21; y en 1639 le fue concedida la encomienda

e la monarchia spagnola tra Cinque e Seicento” en Atti della Società Ligure di Storia Patria, Nueva Serie XLI (CXV), fasc. II
(2001), pp. 107-121; Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos (1621-1665), Banco de España - Servicio
de Estudios de Historia Económica, 36 (1997); SANZ AYÁN, C., “Presencia y fortuna…”, op.cit.; GRENDI, E., I Balbi.
Una famiglia genovese fra Spagna e Impero, Torino, Giulio Einaudi, 1997; DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Política y hacienda
de Felipe IV, Madrid, ed. Derecho financiero, 1960; Andújar Castillo, F., “Los genoveses del Reino de Granada.
Comercio y estrategias mercantiles” en Belenguer Cebriá, E., (ed.), Felipe II y el Mediterráneo, Madrid, Sociedad estatal
para la conmemoración del V centenario de Felipe II y Carlos V, 1999, pp. 357-375; Herrero Sánchez, m., “La red
genovesa Spínola y el entramado transnacional de los marqueses de los Balbases al servicio de la Monarquía Hispánica” en YUN
CASALILLA, B., (dir.), Las Redes del Imperio. Élites sociales en la articulación de la Monarquía Hispánica, 1492-1714, Madrid,
Marcial Pons, 2009, pp. 98-133.
12  DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Política y hacienda …, op. cit., p.118.
13  ÁLVAREZ NOGAL, C., “Las compañías bancarias genovesas en Madrid…”, op. cit.
14  SANZ AYÁN, C., “Los banqueros del rey y el conde duque de Olivares” en ALCALÁ-ZAMORA, J.N. (coord.), Felipe IV:
el hombre y el reinado, Madrid, Real Academia de la Historia, 2005, pp. 157-177.
15  Herrero Sánchez, m., “La red genovesa Spínola…”, op. cit.
16  MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, S., Rodrigo Calderón. La sombra del valido. Privanza, favor y corrupción en la corte de Felipe
III, Madrid, Centro de Estudios de Europa Hispánica: Marcial Pons, 2009.
17 Archivo General de Simancas, (en adelante A.G.S). CCA, DIV, 34,10. Carlos Strata debía ser consciente de que aquellas
partidas podían comprometer seriamente a su señor y las registró en su libro “sin decir el nombre de Siete Iglesias para que mis
oficiales no lo publiquen”.
18 ÁLVAREZ NOGAL, C. “Las compañías bancarias genovesas…”, op. cit. Entre sus muchas iniciativas estuvo la de crear su
propia compañía “Francisco Perinis y Carlos Strata”, pero, según afirma el profesor Álvarez Nogal, se limitó a ser en ella socio
capitalista. En todos sus negocios contó con la colaboración de paisanos como Juan Lucas Palavesín, Lelio Imbrea o su primo
Juan Andrea Strata, que permanecerá con él hasta el final de sus días.
19 SORIA MESA, E., “Poder local y estrategias matrimoniales…” op. cit.; Miralles Martínez, P., Molina Puche,
s., “Socios pero no parientes. Los límites de la promoción social de los comerciantes extranjeros en la Castilla moderna”,
Hispania: Revista española de Historia, 226 (2007), pp. 455-486.
20  A.H.N., OO. MM., exp. 1872.
21 SANZ AYÁN, C., “Octavio Centurión, I marqués de Monesterio. Un “híbrido” necesario en la monarquía hispánica de
Felipe III y Felipe IV” en HERRERO SÁNCHEZ, M. et al. (coords), Génova y la monarquía hispánica, (1528-1713), vol. II,

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“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

de las casas de Toledo de la orden de Calatrava, cuya renta superaba los 16.500 reales. Pero estos años,
que fueron los últimos de su vida, coincidieron con la agudización de la crisis en la economía nacional
y sus negocios se vieron gravemente afectados. Los juros, que desde 1620 habían empezado a perder
reputación, en esta década se desplomaron definitivamente22 y el mercado de deuda, donde él más había
invertido, se vio saturado. A esto hay que añadir el retraso que se estaba produciendo en la llegada de las
flotas de Indias y la escasez generalizada de metales preciosos.
Cuando se hizo patente que la corona no podría hacer frente a las deudas acumuladas, muchos
banqueros entendieron que era el momento de dar un paso atrás y, si no se retiraron completamente, sí
trataron de ser mucho más prudentes y exigir mayores garantías para seguir actuando23, lo que ocasionó un
distanciamiento entre este colectivo y la corona, parejo al ya iniciado a nivel político entre la república de
Génova y la monarquía hispánica24. Sin embargo, Carlos Strata persistió, fue uno de los que se mantuvo
en su política de asientos, aunque, como lamentaría uno de sus descendientes:

“a costa de buscar dinero prestado bajo los crecidos premios que le exigían los prestadores,
de que resultó consumir sus propios caudales y los ajenos al servicio de su majestad, verse oprimido
por sus acreedores y su casa próxima a una quiebra”25.

Resulta indiscutible que Carlos Strata, “di bassa nascita, figlio di speziaro, ma di grande
intelletto”26, como le describía su compañero de finanzas Alessandro Giustiniani, carente de ese respaldo
familiar que sus paisanos solían dejar en el país de origen cuando venían a la corte y que fue su tabla de
salvación en momentos de apuros27, dispuso de la habilidad suficiente para reunir en sí mismo riqueza,
influencia y prestigio, lo que le permitió ocupar un lugar preeminente dentro de aquella sociedad. Pero tal
proeza no bastaba, le quedaba reproducir su estatus en los descendientes, cumpliendo así con el ideal de
perpetuación28 que perseguían los que, como él, habían protagonizado un rápido ascenso, y eso es lo que
vamos a abordar a continuación.

La familia de Carlos Strata


La esposa de don Carlos Strata fue doña Agustina Spínola, hija de don Juan Bautista Spínola
y doña Jerónima Eraso, ambos con la circunstancia, tan “común en el seno de la nobleza hispana”29,
de la bastardía; el padre lo era de Tomás Spínola30 y la madre fue ilegítima de un clérigo. Aunque la

Génova, Società ligure di storia patria, 2011, pp. 847-872.


22  ÁLVAREZ NOGAL, C., “Oferta y demanda de la deuda pública. en Castilla. Juros de alcabalas (1540-1740)”, Estudios de
Historia Económica, 55 (2009), pp. 9-136; del mismo autor “Los genoveses y la incautación del interés de los juros de Castilla
en 1634” en HERRERO SÁNCHEZ, M. et al. (coords), Génova y la monarquía hispánica, (1528-1713), vol. II, Génova,
Società ligure di storia patria, 2011, pp. 775-800.
23  ÁLVAREZ NOGAL, C., Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos, op.cit., p. 35.
24  HERRERO SÁNCHEZ, M., “La república de Génova y la monarquía hispánica (siglos XVI-XVII) en Hispania, LXV/1,
219 (2005), pp. 9-20.
25  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 30-34.
26  GRENDI, E., I Balbi. Una famiglia genovese…, op. cit., p. 138. Citado por el autor.
27  ÁLVAREZ NOGAL, C., Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos, op.cit., p. 53. En la mayor parte de
las familias de banqueros genoveses esta rama que quedaba en el lugar de origen no dudó en venir a socorrer al que se había
instalado en Madrid cuando las circunstancias así lo demandaban. Ocurrió con los Spínola, Centurión, Pallavicino y, por
supuesto con los Balbi, entre otros.
28  MOLINA PUCHE, S., Las elites locales del corregimiento de Chinchilla-Villena en el siglo XVII, Cuenca, Universidad de
Murcia, 2007, p. 150.
29  SORIA MESA, E., La nobleza en la España… , op. cit., p. 186.
30  Real Academia de la Historia (en adelante R.A.H). Col. Salazar y Castro, D. 26, fol. 250 v. Mercader de Toledo e hijo
natural de Tomás Spínola.

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Paula Alfonso Santorio

documentación les define como “personas muy conocidas en esta Corte”31, la estrategia que eligieron
para dar estado a sus hijos sugiere el deseo de ampliar sus redes, avanzar un paso más en el proceso
promocional32 ya iniciado, pues orientaron hacia el matrimonio a todas sus hijas, escogiendo incluso,
como esposo de una de ellas, a un título de Castilla33, mientras que el varón, el único que tuvieron, se
destinó a la iglesia.
Para Carlos Strata casarse con una hija de Spínola, además de permitirle entrar en la nueva red de
alianzas que suponía la casa de sus suegros, mucho más asentada que la suya, le ofrecía la posibilidad de
convertir en vínculo de parentesco lo que hasta el momento habían sido relaciones comerciales, pues su
paisano y compañero en actividades crediticias, Lelio Imbrea, casaba igual que él con otra hija de esta casa.
Se trataba de un proyecto que culminaría con la unión de las dos descendencias en la generación siguiente.
La dote que se estipuló en el matrimonio de Carlos Strata fue de 16.000 ducados y es aquí
donde aparece por primera vez una de las prácticas que se seguirán en este linaje: obligar a la esposa a
renunciar a los gananciales, a cambio de una renta anual, que en este caso fue de 3.000 ducados en los
bienes que eligiera. Los objetivos eran esencialmente preservarla de las deudas que se generasen durante
el matrimonio34, que, teniendo en cuenta la actividad del marido, eran más que probables, y mantener
íntegro el capital bajo la plena disponibilidad del marido, en especial el dinero y las inversiones, para así
continuar con las operaciones crediticias, pilar esencial de sus negocios.
Vivieron en una casa palacio, seguramente propiedad de don Ambrosio Spínola, en la Carrera
de San Jerónimo35, y durante su matrimonio nacieron seis hijos, tres de ellos varones. El primero,
Carlos, murió muy pronto; le seguían José, que será el sucesor de la casa, y Juan Bautista, afectado de
alguna deficiencia. Las hijas fueron Manuela, cuya longevidad le permitió sobrevivir a tres generaciones,
convirtiéndose en la verdadera artífice de las políticas y actuaciones de esta familia, Jerónima, casada
primero con el sr de Amusco, don Alonso Manrique de Lara y después con don Pablo Arias, del Consejo
y Cámara de Indias y María, que fue la que en 1642 casó con su primo don Miguel Imbrea. Como puede
verse, orientó al matrimonio a todos sus hijos, eligiendo como cónyuges a miembros de familias locales,
como si pretendiera un proceso de castellanización rápido36 y con unas capitulaciones que insisten en
evitar la dispersión de capital, preservándolo en el cabeza de familia, a cambio de la participación de los
nuevos matrimonios en los beneficios que se generasen. En síntesis, las dotes de cada hija fueron 3.000
ducados en rentas de juros y 6.000 en alhajas, pero con la condición indispensable de renunciar antes a
sus legítimas en favor del padre.
Con la única que hizo excepción fue con Manuela, que, tal vez por ser la primera en contraer
matrimonio y coincidir con la época de abundancia en esta casa, resultó beneficiada. Se casó en 1637 con
el capitán de caballos don Juan Antonio Deza, conde de Fuente del Saúco37, caballero de Santiago y señor
de las villas de Villager y San Miguel de Arroyo38. Su patrimonio provenía esencialmente de su tío, don
Pedro Deza, que fue presidente de las dos Chancillerías y más tarde cardenal en Roma, pero en aquellos
momentos todo cuanto poseía lo tenía embargado por deudas.

31  A.H.N. Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 43.


32  HERNANDEZ FRANCO, J. y Montojo Montojo, V., “Cultura del honor, linaje-patrón y movilidad social en
Cartagena durante los siglos XVI y XVII”, Hispania, 53 (1993), pp. 1009-1030.
33  Se trató de don Álvaro Luis Fernández de Córdoba, II marqués de Valenzuela, título concedido en 1625.
34  Bustos Moreno, Y., Las deudas gananciales y sus reintegros, Madrid, 2003, Así lo recogía la Ley 60 de Toro.
35  Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (en adelante A.H.P.Ma), leg.17584, fol. 940.
36  Otros actuaron de forma totalmente contraria, Lelio Imbrea casó a sus cinco hijos con familias genovesas residentes en
Madrid.
37 Título concedido en 1612 a su padre, don Pedro Deza del Águila, sobrino de su homónimo, el presidente y cardenal en
Roma
38  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro, D. 25, fol. 76 v. Tabla genealógica de la casa Deza.

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“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

Don Carlos Strata debía conocer esta situación y de forma interesada le ofreció su ayuda,
proponiéndole entrar a formar parte de la familia a través del matrimonio con su hija mayor. La dote
ajustada fueron los 3.000 ducados en rentas de un juro; sin embargo, la partida económica ascendió
en esta ocasión a 20.000 ducados, pero con unas condiciones muy precisas en el modo en que debían
emplearse: 10.000 ducados se utilizarían para desempeñar los objetos de valor de la casa de Fuente del
Saúco que estaban en poder de particulares y, una vez recuperados, pasarían a ser propiedad de su hija; los
otros 10.000 tendrían que servir para saldar “las deudas y cargas que con facultad real debe el dicho señor
conde de su casa”39, pero sería él, Carlos Strata, el encargado de hacerlo y, a medida que fuese empleando
el dinero, su hija pasaría a ocupar el primer puesto en la lista de acreedores del esposo. También los 3.000
ducados en rentas de juro contaban con su letra pequeña. Carlos Strata se comprometía a entregar en un
plazo de cuatro meses el documento que acreditaba a su hija como propietaria, haciendo ver que el juro
no era una cesión sino una nueva adquisición realizada por ella, pero dejaba bien claro que, a pesar de
ese cambio de titularidad, se reservaba el derecho sobre el capital, pudiendo servirse de él para mutarlo o
mudarlo sin que al matrimonio le cupiese otro derecho que no fuera la renta. Como cabía esperar, este
documento de capitulación se cerró con una autorización del novio hacia su suegro para que actuase en
los asuntos de su casa como considerara conveniente40.
En términos generales se podría concluir que el matrimonio de esta hija trajo importantes beneficios
a la casa Strata, ya que no sólo aportó el título de Castilla sino que, lejos de ocasionar segregación del
patrimonio, permitió la apropiación de un capital ajeno, tanto material como inmaterial, que estaba a
punto de perderse.
Merece la pena que nos detengamos también en la actuación que tuvo con su hijo enfermo. Le
destinó lo mismo que a sus hermanos, pero, ante la eventualidad de su temprana muerte41 y amparándose
en su patria potestad, redactó por él su testamento. Decidió que sus bienes pasasen a la madre, pero sólo
en calidad de usufructuaria, porque después tendrían que engrosar el mayorazgo que iba a dejar creado
para su primogénito, por lo que esta partida tampoco escapó del patrimonio principal de la casa.
El testamento de don Carlos Strata, redactado poco antes de morir42, insiste en ese deseo de
perpetuar en sus descendientes el estado que él había conseguido43. Con esa finalidad blindó absolutamente
todo su patrimonio bajo un mayorazgo, gracias a una licencia real conseguida años antes, que así se lo
permitía44 y que sólo usó cuando sintió próxima su muerte; su afán era que todo cuanto tenía quedase
vinculado45. Como sucesor al mayorazgo nombró a su hijo José Strata.
Debió entender también que la mejor garantía para que sus descendientes se mantuvieran
socialmente donde él los dejaba era que sus negocios se continuasen, que su muerte no supusiera
interrupción o fisura en los mismos, por lo que apoderó específicamente a su hijo para

39  A.H.P.Ma., leg.3197, fol. 29 y ss.


40  El conde de Fuente del Saúco participaría después de manera estrecha con su suegro, especialmente en la compra del señorío
de Robledo, fue él quien inició los trámites, haciendo valer su reconocimiento social como miembro de la nobleza titulada,
para cedérselo después a los Strata.
41  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 2. “Y por qué me temo que el dicho don Juan Bautista Strata mi hijo, aunque
pase de la pupila de edad, no ha de tener capacidad para poder prestar ni disponer de sus bienes”.
42  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 2. Testamento de Carlos Strata.
43 BARTOLOMÉ BARTOLOMÉ, J.M., y GARCÍA FERNÁNDEZ, M., “Patrimonios urbanos, patrimonios burgueses.
Herencias tangibles y transmisiones inmateriales en la Castilla Interior”, Studia histórica Historia Moderna, 33 (2011), pp.
29-60.
44  No sólo obtuvo permiso para él, también consiguió que el rey autorizase a su esposa a que, llegado el momento, actuase en
los mismos términos.
45  Advirtió, por otra parte, que, aunque a efectos documentales el vínculo quedaba ya establecido, no debía considerarse
como tal hasta que se rematasen las cuentas pendientes con la real hacienda “es mi voluntad... hasta tanto que estén cumplidos
los dichos asientos y satisfechas y pagadas todas las deudas que se hubieren contraído y contrajeren para la continuación y
cumplimiento de la dicha negociación no se han de tener por vinculados los dichos bienes”.

12 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Paula Alfonso Santorio

“hacer las administraciones cobranzas y demás disposiciones según y cómo yo pudiera


hacerlo y continuar lo introducido e introducir de nuevo todo lo que a mi derecho y de la dicha
administración convenga”46.

No puso objeción a que se vendieran sus bienes muebles y su producto lo empleasen en raíces,
pero insistió en que la cuantía de esta inversión no debía dejar a su sucesor “atada la mano para continuar
los negocios que dejo iniciados con su majestad”47. Sin embargo, consciente de la dificultad que ofrecían
los nuevos tiempos, aprovechó este documento de última voluntad para pedir a los todavía influyentes en
la Corte que ayudasen a su hijo. Rogó encarecidamente al conde-duque que intercediera ante el rey para
que hicieran pronto los pagos que tenía pendientes con su casa; también se lo encomendó a los hermanos
Spínola, tanto al cardenal como al marqués de los Balbases, pero su labor de intermediación, si es que la
hubo, apenas dio resultados.
Don Carlos Strata falleció en 1639 y su cuerpo fue enterrado en el convento madrileño del Espíritu
Santo, aunque sólo temporalmente, porque en los bajos de la iglesia de Robledo de Chavela, villa próxima
a Madrid, se estaba construyendo una cripta destinada a perpetuar la memoria de este linaje.
Lo que la corona dejó debiendo a don Carlos superaba los 400 cuentos de maravedíes.

I Marqués de Robledo de Chavela


En los meses siguientes a su muerte la casa de los Strata anduvo muy ocupada. Por una parte se
completó la compra de Robledo de Chavela junto con 16 aldeas más48 y el nuevo propietario, su hijo José,
no contento con el desembolso ya realizado, destinó más capital a mejorar el terreno, implantar nuevas
cepas o reconstruir la iglesia. La renta que se le calculó a este señorío superaba los 4.000 ducados al año.
Dos meses más tarde el ya señor de Robledo contrajo matrimonio con Isabel Garcés, hija de don
Rafael Garcés de Marcilla, barón de Gaibiel y Santa Croche, y de la XI condesa de Priego, doña Antonia
Carrillo de Mendoza, ambos fallecidos49.
Para este matrimonio50 se fijaron unas arras valoradas en 8.000 ducados, mientras que la dote
quedó constituida por las legítimas cuando pudieran hacerse efectivas. También en este caso se pactó la
renuncia de la novia a sus derechos sobre posibles gananciales.
Para José Strata, un reciente señor de vasallos, emparentar por vía de matrimonio con representantes
de la alta nobleza castellana, como los condes de Priego, debió de aportarle un lustre y un prestigio
considerables. Pero, además, la presencia que algunos miembros de esta familia habían alcanzado en
palacio51 podría serle de mucha utilidad para aligerar y llevar a término la liquidación de cuentas con el
rey, que tanto necesitaba, porque, mientras la corona no saldase su deuda, difícilmente podría él hacer lo
mismo con sus acreedores; pero las condiciones cada vez eran menos favorables.
La década que se iniciaba, con nuevos frentes de guerra abiertos, obligó a la corona a demandar
más capital y cuando quiso acudir a sus antiguos banqueros encontró que algunos ya habían fallecido,

46  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 2.


47  Ibídem
48 Tales fueron Santa María de la Alameda, las Herrerías de Arriba y Abajo, Navaespino, Aceña, Cereda, Robledondo, la Hoya,
Alaminejo, Paradilla, la mitad de la Lastra, la de Peralejo, la de los Degollados y la de Navalagamella, Rozuela y Navahonda.
49  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro, la ascendencia paterna se puede consultar en D. 26, fol. 143 v.; la materna (casa de
Mendoza, condes de Priego) en D. 47, fol. 73.
50  Esta unión propiciaría que, tanto el condado de Priego como la Grandeza de España, que se le anexionaría después, por falta
de sucesión acabaran recayendo en un descendiente de Isabel y, por lo tanto de los Strata. Ocurría en 1783 y el beneficiado fue
el duque de Canzano, residente en Nápoles al que nos referiremos más tarde.
51  Salazar y Castro, L., Historia Genealógica de la Casa de Lara justificada con instrumentos, y escritores de inviolable fe.
Vol. 1, Madrid, Imprenta Real, 1697, p. 275. Su cuñado, el XII conde de Priego, don Jerónimo Garcés Carrillo de Mendoza,
era gentilhombre y su esposa, doña Margarita Zapata, tuvo, entre otros nombramientos el de camarera mayor de la infanta
María Teresa en su primer viaje como reina de Francia.

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“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

otros estaban realmente exhaustos y hubo quienes se excusaron porque preferían invertir su dinero en su
propio ennoblecimiento52. Definitivamente, el tiempo de los banqueros genoveses había tocado a su fin53.
No obstante, el rey intentó que algunas de estas casas se mantuvieran “vivas”, para seguir contado
con ellas en futuros créditos, y trató de favorecerlas. En concreto, con los Strata, evitó que a la muerte
de don Carlos se embargaran sus bienes, como habitualmente se hacía con los asentistas, mientras se
liquidaban las cuentas con la real Hacienda. Incluso llegó a transigir con su rúbrica una operación de
dudosa legalidad, que consistía en ceder a la viuda las alcabalas de la villa de Robledo54, cuando en
realidad, desde 1636, en que las había comprado su marido, pertenecían a la casa y debían figurar en el
mayorazgo, pero la intención del entonces titular era segregar esta partida, salvarla de los acreedores y que
incluso pudiese servir como base económica para la formación de una nueva rama familiar, que abriese
nuevas expectativas al linaje. El resto fueron sólo promesas, la mayor parte de ellas incumplidas, como la
de conceder al primogénito de José, Antonio Strata, la encomienda de Calzadilla de Santiago cuando la
dejase vacante su entonces propietario, el duque de Gandía, o el compromiso de dotar a todas sus hijas, en
total seis, asegurando que si decidían ser religiosas les facilitaría plaza en los conventos reales de la Corte:
las Descalzas o la Encarnación.
Pero mientras se esperaba que las palabras del rey se hiciesen realidad, el tiempo avanzaba y la
situación en la casa de los Strata era cada vez peor.
Ni que decir tiene que aquellos 3.000 ducados, la renta que su padre había dejado a su madre y al
resto de sus hermanas, nunca llegaron a hacerse efectivos, lo único que percibieron fueron algunos réditos
y de manera puntual. Tampoco la boda con la hija de la XI condesa de Priego supuso alivio económico
alguno; podría decirse que su principal aportación fue “el peso de su sangre”55, porque, como declararía
ella misma en su testamento, nunca recibió ni las legítimas que se pactaron como su dote ni un legado de
5.000 escudos que le dejó su padre antes de morir.
Pero esta realidad podía ser aún peor vista bajo el prisma de la mentalidad nobiliar. Sobre José
Strata, como jefe de familia, recaía la responsabilidad de evitar que los signos de aquella mala coyuntura
llegasen a la opinión pública. Su esfuerzo tenía que estar orientado a ocultarlo, a simular que en su casa no
se habían producido cambios respecto de la titularidad anterior; y para ello era condición indispensable
que el apellido, Strata, siguiese sonando con la misma intensidad y en los mismos canales que lo había
hecho anteriormente, lo que le obligaba a invertir, volver a prestar ayudas a la corona. Pero era necesario
también completar la carrera social que su padre había iniciado al comprar el señorío; no era aconsejable
demorar más la adquisición del privilegio56 y cabe pensar que una cosa derivase en la otra.
Se ha mencionado que la conducta de don José Strata en lo que a asientos con la corona se refiere
fue bastante tímida, pero su situación económica, como estamos viendo, apenas daba para más57. Uno de
aquellos asientos lo hizo en 1646, por un valor de 120.000 escudos, para lo que, entre otras cosas, tuvo
que vender un juro, propiedad de su madre, y pedir nuevos préstamos a particulares. Al año siguiente la
corona se vio obligada a decretar suspensión de pagos, lo que definitivamente ponía fin a las esperanzas
de don José Strata de recuperar el dinero invertido. No obstante él siguió apelando, argumentando entre
otras razones las necesidades que experimentaba su numerosa familia y la presión que sobre él ejercían
sus propios acreedores. Finalmente se propuso pagarle la tercera parte de la deuda, pero en la modalidad

52  Octavio Centurión, por ejemplo, obtuvo el marquesado del Monesterio, además de cargos palaciegos; Juan Esteban Imbrea
el Condado de Yebes y, como estamos a punto de comprobar, José Strata adquirirá el marquesado de Robledo de Chavela.
53  ÁLVAREZ NOGAL, C. “Los banqueros de Felipe IV …”, op. cit.
54  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 62.
55  SORIA MESA, E., “Poder local y estrategias matrimoniales….”, op. cit.
56  Rodríguez Hernández, A. J., “La creación de Títulos de Castilla durante los reinados de Felipe IV y Carlos II:
concesiones y ritmos”, en DÍAZ LÓPEZ, J. P., ANDÚJAR CASTILLO, F., GALÁN SÁNCHEZ, A. (eds.), Casas, Familias y
Rentas. La nobleza del Reino de Granada entre los siglos XV-XVIII, Granada, Universidad de Granada, 2010, pp. 167-190.
57  SANZ AYÁN, C., “El crédito de la corona …”, op. cit.

14 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


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habitualmente empleada por entonces, en juros, a lo que Strata se opuso solicitando que fuese en vasallos,
mil en concreto. De nada sirvieron las alegaciones del Consejo, quien con justa razón decía que si la
excusa de José Strata para que se le saldase la deuda era poder pagar a sus acreedores, difícilmente podría
solucionarlo de aquel modo58. La explicación aparecería algún tiempo después en dos reales cédulas
fechadas ambas en 164959, en las que el rey le concedía el vizcondado de santa María de la Alameda y el
marquesado de Robledo de Chavela60 “en consideración de su calidad y servicios y del que últimamente
me ha hecho levantando 1.000 hombres a su costa y poniéndolos en el embarcadero”61.
Pero el precio a pagar por este último privilegio fue muy elevado. A partir de entonces los Strata
entraron ya en una espiral que amenazaba con succionarlos y de la que sólo lograron salir con la ayuda
interesada de otra familia de la nobleza.
Don José Strata, definido en ocasiones como un excelente poeta62, falleció en 1658, dejando su
casa en medio de una “extrema necesidad”. A la lista ya extensa de acreedores de su padre él sumó los
suyos propios, entre los que había parientes directos, como su madre, a la que quedó debiendo 220.000
reales, o su hermana, la condesa de Fuente del Saúco, y servidores, entre ellos su agente de negocios y sus
dos oficiales de libros63.
Como hiciera su progenitor, también él solicitó en su testamento amparo para sus hijos; se lo
encargó expresamente al sustituto de Olivares, don Luis Méndez de Aro.

II Marqués de Robledo de Chavela


Al anterior titular le sucedió su primogénito, Antonio Strata, para quien el rey solo tuvo a bien
conceder el nombramiento de menino de la reina. Compartía casa con sus seis hermanas, su abuela, la
viuda de don Carlos Strata y su tía, la marquesa de Fuente del Saúco, también viuda, y fueron éstas las
que con sus rentas sustentaron el peso de la familia. Teóricamente, según se diría después, deberían haber
correspondido a esta casa 40.000 ducados anuales de la renta de los juros suscritos por los anteriores
titulares, un crédito de 58.000 escudos de oro contra los bienes de un particular que se encontraba en
concurso de acreedores, además de la enorme deuda contraída por la corona; pero la realidad era otra bien
diferente y exigía actuar64.
La primera estrategia en esta nueva generación fue enviar al convento a las dos hermanas mayores
del titular, que acabaron en Ávila, en un convento extramuros, no sin antes haber renunciado a sus
legítimas en favor de su hermano. Pero, aún así, la situación debía de ser tal que ese mismo año, 1662, el
rey les concedió el pago de 2.000 ducados anuales como anticipo de su deuda65.
En 1664 falleció la abuela del titular, la mujer de don Carlos Strata y, si a efectos económicos su
muerte no supuso cambios, puesto que el capital que le pertenecía se lo había ido prestando primero a
su hijo y después a su nieto, sí permitió que pasase a primera línea la condesa viuda de Fuente del Saúco,
una mujer de fuerte personalidad, que en adelante será quien determine los destinos de esta familia,
asumiendo decisiones, algunas tan difíciles como alterar la dirección en la sucesión de la titularidad. En

58  DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Política y hacienda de Felipe IV… , op. cit. Apéndice XXI.
59  RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, A. J., “La creación de Títulos de Castilla …”, op. cit. Se confirman así las dudas que ofrecía
el autor respecto a la concesión de este título.
60  FELICES DE LA FUENTE, Mª.M., La nueva nobleza titulada de España y América en el siglo XVIII (1701-1746) entre el
mérito y la venalidad, Almería, Universidad de Almería, 2012, pp. 141 y ss.
61  A.H.P.Ma., leg. 17584, fol. 346.
62  Escribió sonetos, epigramas y canciones dedicados a figuras representativas de su época. Recibió elogios de Lope de Vega,
incluidos en su Laurel de Apolo y por su parte, Strata, a la muerte del maestro, también colaboró con un soneto publicado en
la obra colectiva Fama Póstuma.
63  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 44. Testamento de don José Strata.
64  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 26
65  Ibídem.

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“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

los años siguientes se va a poner en práctica la llamada estrategia de concentración patrimonial excluyente
y unidireccional, que solía aparecer cuando la supervivencia social del linaje se encontraba en peligro. Se
trataba de promocionar una rama de la descendencia, concentrando en ella todos los esfuerzos y recursos
disponibles, lo que indefectiblemente conllevaba el sacrificio del resto de herederos.
El detonante de esta estrategia fue la reclamación judicial de una deuda que tenía su origen en la
compra del señorío. Cómo ya precisara el profesor Domínguez Ortiz, estas operaciones proporcionaban
dos tipos de beneficios: uno económico, radicado en la adquisición de las alcabalas y ramos agregados,
y otro social al ser estas tierras la plataforma donde luego titularse66. Robledo de Chavela pertenecía a la
jurisdicción de Segovia, pero tenía la ventaja de su ubicación, ya que se encontraba próxima a la corte, lo
que le hacía especialmente atractivo a posibles compradores. A instancia de los propios vecinos, se sacó a
la venta en 1626, con un precio de salida de 5.000 ducados. En la puja tuvieron como rival al marqués
de las Navas, que también estaba interesado, pero fue el consejo de Hacienda el que determinó a su favor,
señalando que la postura de 9.000 ducados que habían presentado era ya suficiente y no se les podía pedir
más. Para cumplir con su palabra los vecinos del Robledo se hipotecaron bajo una serie de censos que
luego no pudieron pagar y es en 1638 cuando don Carlos Strata, uno de los tres asentistas que estaban
gestionando estas ventas, contando con la oportuna intervención de su yerno, el conde de Fuente del
Saúco, compró la villa, su jurisdicción y las alcabalas, comprometiéndose a levantar los censos que pesaban
sobre los vecinos en un plazo máximo de 8 años y pagar mientras tanto los réditos67. Pero, como ha quedado
reflejado, la situación económica de esta casa tampoco permitió hacerlo. A las reiterantes reclamaciones
de los vecinos don José Strata había respondido con la promesa de saldar la cuenta una vez la corona le
hubiese entregado los juros que le tenía ofrecidos como adelanto de su deuda, pero, como se lamentaría
en su codicilo, no pudo hacerlo “por no habérsele dado los dichos efectos”68. Los vecinos, conscientes
ahora de la vulnerabilidad extrema que presentaba la casa y temerosos de la evolución que pudiera deparar
el cambio de titularidad, volvieron a exigir su derecho y la demanda prosperó. Fue entonces cuando
Jerónimo de Lara, chantre de la iglesia de Sevilla, ofreció su ayuda a los Strata si previamente su sobrino,
el marqués de Castromonte, quedaba vinculado a la casa por vía de matrimonio.
Este ofrecimiento en un momento tan delicado y la necesidad de reproducirse socialmente, con
todo lo que implicaba, hizo que el único hijo varón y heredero de la casa por designación testamentaria del
padre, se viera “forzado”69 a renunciar a todos sus derechos en favor de la mayor de sus hermanas, Agustina
Strata, ingresando en un noviciado jesuita.

“Puedo hacer mucho bien a mis hermanas que quedan en el siglo ayudando a la mayor
para que pueda ayudar a las demás, porque, efectuándose, como está tratado el matrimonio de
Agustina … , tendrán mucho arrimo y amparo las demás mis hermanas”70.

66  DOMINGUEZ ORTIZ, A., “Ventas y exenciones de lugares”, Anuario de historia del derecho español XXXIV (1964), pp.
163-207.
67  En esta segunda venta pujará junto al marqués de Fuente del Saúco el marqués de las Navas, pero sólo estaba interesado en
la tierra, mientras que el primero se había comprometido con los vecinos a adquirir también las alcabalas. Finalmente, fue el de
Fuente del Saúco el que se hizo con la propiedad, cediéndosela a los pocos meses a Carlos Strata.
68  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 44.
69 IMÍZCOZ BEUNZA, J. M., “Comunidad, red social y élites. Un análisis de la vertebración social en el Antiguo Régimen”,
en IMÍZCOZ BEUNZA, J. M. (coord.), Élites, poder y red social. Las Elites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna, Bilbao,
Universidad del País Vasco, 1996, p. 24. Según el autor los hijos solían someterse plenamente a los vínculos que aseguraban la
supervivencia de la familia, las normas y obligaciones que esto conllevaba estaban muy por encima de su voluntad individual.
70 A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 6.

16 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Paula Alfonso Santorio

II Marquesa de Robledo de Chavela


Cuando la nueva marquesa recibió la titularidad tenía 16 años y vivía junto a sus otras tres
hermanas bajo la tutela de la condesa viuda de Fuente del Saúco.
Su marido, el primero de los tres que tuvo a lo largo de su vida, fue don Luis de Lara y Mendoza71,
titulado el año antes de la boda con el marquesado de Castromonte. Como primogénito había heredado
de su padre, don Alonso de Baeza Manrique de Luna, los señoríos de Estepar y Frandovínez, junto a
una serie de mayorazgos dispersos por la geografía castellana72; de la madre, doña Mencía de Lara, estaba
previsto que recibiera el vínculo que habían creado sus dos hermanos, don Juan de Lara, caballero de
Santiago, veinticuatro y procurador mayor de Sevilla73, y don Jerónimo de Lara, chantre de la iglesia de
Sevilla. Por tanto, en principio, este matrimonio era social y económicamente ventajoso para la marquesa
de Robledo. Pero, además, no llevaba implícita la pérdida del señorío para los Strata, porque se acordó que
fuera el primogénito quien lo heredase, adoptando el apellido materno en primer lugar.
En las capitulaciones se hizo un detalle pormenorizado y un tanto ampuloso de los derechos y
mayorazgos que recaían en Agustina: los de los ancestros de don Carlos Strata, a los que se define como
“descendientes de los condes de Turín, ciudadanos de la señoría de Génova”74, los dos que en su día
fundaron sus abuelos y todo lo que perteneció a los Spínola75. También se incluyeron los 4.000 ducados
que se calculaba producía el señorío, los 2.000 por las alcabalas y, por supuesto, los 400 cuentos de
maravedíes que la corona continuaba debiendo a la casa. Se hizo constar igualmente que el esposo quedaría
subrogado a la propiedad de todos estos bienes y, si el matrimonio se disolvía sin dejar descendencia,
habría que devolver al sucesor de los Lara todo cuanto estos hubieran invertido76. Pero el matrimonio no
sólo resultó favorable para doña Agustina Strata, sino también para su familia, porque se adoptó que sus
dos hermanas menores ingresaran en el mismo convento de Ávila donde estaban las anteriores, corriendo
el marqués de Castromonte con todos los gastos de su profesión, y la que quedaba, que era la que seguía en
edad a Agustina y la tutora, podrían vivir en compañía de los recién casados, asegurando que la primera,
llegado el momento, recibiría una dote acorde a su condición y a la segunda no se le cuestionarían las
cuentas del periodo de tutoría que debía presentar. Tal y como sucedieron las cosas, parece que tal actitud
respondiese a un plan preconcebido, porque esta hermana, Ángela, acabó casándose con don Alonso de
Baeza, caballero de Santiago y veinticuatro de Sevilla y hermano a su vez del marido de Agustina, por lo
que la vinculación entre las dos familias quedó reforzada con esta segunda unión. Podemos concluir que
de los siete hijos que tuvo don José Strata, solo dos contrajeron matrimonio, los demás ingresaron en
conventos, renunciando antes a sus legítimas en favor de su hermana mayor.
A los cuatro meses de las capitulaciones, el chantre cumplió con su palabra y levantó algunos
censos, pero no pudo continuar, por lo que cuatro años más tarde los vecinos de Robledo acudieron
de nuevo a la justicia, que sentenció a su favor. Sin embargo, ahora la situación había cambiado; las
cantidades invertidas por Jerónimo de Lara hacían que su heredero ocupase el primer lugar en la lista de
acreedores y esa condición recaía en doña Mencía de Lara, la madre del marqués de Castromonte y, por
tanto, suegra de Agustina. A falta de otros bienes, Robledo de Chavela salió a subasta y fue doña Mencía

71  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro, D. 21, fol. 356. Tabla genealógica.
72  Salazar y Castro, L., Historia Genealógica de la Casa de Lara..., op. cit. p. 527.
73  A.H.P.Ma., leg.9224, fol. 669. Entre los bienes que se incluían en esta herencia, había 2 vales de mercaderes de Sevilla por
un valor total de 1.200.000 reales.
74  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15. D. 6. Dicen poder probar la pertenencia de estos dos linajes, a la nobleza de aquella
ciudad a través de “testimonios de Dux y Gobernadores de aquella república sellados con su sello” que escrupulosamente
guardaban en un cuaderno de carton y baqueta colorada con flores de oro donde también se encontraban, iluminadas en vitela,
las armas antiguas de los Strata.
75  Recayeron en Agustina porque habían muerto sin sucesión la marquesa de Valenzuela y la ilegítima del canónigo de Toledo,
don Tomás Eraso, la cual, a pesar de haberse casado, no tuvo descendencia.
76  A.H.P.Ma., leg.6599, fol. 290.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 17


“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS...

de Lara la que, con idea de incluirlo después en el mayorazgo de su hijo y aprovechando su condición de
heredera, lo compró. De este modo, los Strata hubieran perdido definitivamente su título y señorío, si no
hubiesen ocurrido dos hechos que actuaron a su favor impidiéndolo: la temprana muerte del marqués de
Castromonte y la falta de descendencia en el matrimonio.
El marqués de Castromonte y mayordomo de su majestad77 fallecía en su casa de Madrid en 1674.
En su testamento78 pidió ser enterrado en la cripta de la iglesia de Robledo y cedió a su mujer los frutos
de esta villa, pero siempre que guardase la viudedad y renunciase a sus derechos dotales en favor de la que
designó heredera universal, su madre. Sin embargo, Agustina, lejos de aceptar, reclamó su dote y pidió se
materializase en el señorío de sus mayores, como efectivamente se hizo.
En 1675, al año siguiente de enviudar, doña Agustina Strata contrajo un nuevo matrimonio,
esta vez con don Luis Tomás de Cadórniga Sarmiento Pimentel, señor de la villa y casa de la Mezquita
(Galicia), hijo de don Melchor de Cadórniga y Sotomayor, ya difunto, y de doña Josefa Cadórniga79.
La dote que se declaró en este segundo matrimonio fue, en cuanto a señorío, mayorazgos, rentas
y deudas, prácticamente similar a la anterior, pero incluía una relación de los bienes muebles que poseía,
cuya lectura da idea de la evolución experimentada por esta casa en los últimos años. Su valor total apenas
alcanza los 176.000 reales, correspondiendo la mayor parte a muebles y tapicerías; las joyas y el oro, que
en otros tiempos tanto debieron brillar, sólo representan el 20% del total80.
De este matrimonio nacieron dos hijos: José, que moriría a los tres años y Teresa, que, a pesar de
quedar como primogénita, se verá obligada a pleitear por la titularidad de la casa.
Cuatro años después de la boda, doña Agustina Strata volvía a enviudar y esta vez su esposo dejó
como herederos de sus bienes a sus hijos, nombrándola a ella su tutora, pero advirtió que, si volvía a
casarse, el nombramiento debía pasar a la marquesa de la Fuente del Saúco81. La viuda sólo pudo ejercer
el cargo tres años porque en 1682 contrajo el que sería su tercer y último matrimonio.
Su nuevo esposo fue don Andrés Coppola, duque de Canzano, señor de Montefalcón y miembro
del consejo de Guerra82. En estas capitulaciones, al referirse a la deuda que la corona seguía manteniendo
con la casa, se incluye una condición que sugiere la esperanza de un cambio, por primera vez se advierte
que si durante el matrimonio se recibieran cantidades que no fueran réditos sino capitales, es decir, los
juros y asientos que sus mayores habían adquirido, el marido debería considerarlos parte de la dote y, en
caso de disolución del vínculo, devolverlos. También pactan que su primogénito lleve el apellido Strata en
primer lugar, con lo que la continuidad del linaje quedaba de nuevo asegurada.
Durante los primeros años de matrimonio el duque de Canzano ejerció como capitán y gobernador
de la provincia de Guipúzcoa; después se le encargaría la gobernación de Orán y hasta allí partiría el
matrimonio con las dos hijas que ya habían nacido, Beatriz e Isabel.
Se ha destacado en otros trabajos la trascendencia que la movilidad geográfica pudo tener en las
élites, siendo en ocasiones la base de su ascenso social “al facilitarse con la distancia la construcción de
una memoria histórica que oculte antepasados dudosos”83. En el caso que nos ocupa, con una situación
económica y social tan desequilibradas entre sí, alejarse, poner tierra por medio, debió resultar muy
oportuno para el matrimonio. No obstante, antes de partir, doña Agustina redactó su testamento,
designando como sucesora de la casa a Beatriz, la primera de las hijas nacidas en este matrimonio, y

77  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro, M. 4, fol. 186 v. Recibió este nombramiento un año antes de morir.
78  A.H.P.Ma., leg.9224, fol. 669.
79  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro, D. 26, fol. 250 v. Tabla genealógica de la familia Cadórniga.
80  A.H.P.Ma., leg.10225, fol. 713.
81  A.R.A.H, M. 1, fol. 223.
82  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro, D. 19, fol. 120 v. Genealogía de la familia Coppola. Su padre, Donato Coppola, era
caballero de Alcántara y fue enviado a España desde Nápoles para celebrar la victoria de Felipe IV en Barcelona; después, en
1646 el rey Carlos II le otorgó el ducado de Canzano
83 YUN CASALILLA, B., “Entre el imperio colonial …”, op. cit.

18 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Paula Alfonso Santorio

mejorándola con el tercio y quinto de sus bienes. Tras ella nombraba a su hermana Isabel y lo único que
destinó a Teresa Cadórniga, tenida con su anterior marido, fue la parte que le correspondiese en el reparto
de sus bienes libres. También, antes de abandonar su casa, previniéndose tal vez de lo que estaba a punto
de ocurrir, se cuidó de ocultar determinados bienes en casas particulares de su confianza84.
Poco después, el estado de Robledo de Chavela pasó a estar bajo la administración judicial de Luis
Bernardo de Quirós, quien cada año entregaba a la condesa de la Fuente del Saúco 400 ducados para su
sustento y el de la niña que tutelaba, Teresa Cadórniga, convertida por herencia paterna en señora de la
Mezquita85.
La situación en que quedaron estas dos últimas representantes de la casa Strata en la corte no era
nada halagüeña y bien por propia iniciativa o presionada por quienes veían en la niña la posibilidad de
conseguir lo que la temprana muerte de su padre había frustrado, pactó la boda de esta con un pariente,
el hijo de un primo hermano de su padre, don Antonio Michael de Mosqueira y Sanvítores. Con este
matrimonio no sólo se unían dos líneas familiares de un mismo tronco sino que se ponía fin a un antiguo
pleito que las había enfrentado durante las dos últimas generaciones. El motivo fue un legado que en
su día el señor de la Mezquita y propietario principal de estos bienes (abuelo de la novia) no entregó
a su hermana86 y madre del que se iba a casar; por tanto, con esta unión la familia del esposo no sólo
recuperaba el legado sino el señorío completo, de ahí su desmedido interés en que la boda se celebrase
cuanto antes. Pero sus deseos se vieron truncados cuando a los pocos días de la boda una sentencia dada
en la audiencia arzobispal de esta corte declaraba nulo el matrimonio “por defecto notorio de voluntad de
la novia”87. Teresa tenía 12 años88, pero según el alegato de su defensor, “manifestó en todo momento a su
tía su repugnancia con lágrimas y otras demostraciones”89.
Doña Agustina Strata fallecía en Orán en 1694, a los 46 años de edad y las decisiones que dejó en
su testamento enfrentaron a su designada como heredera principal y a Teresa Cadórniga, su primogénita,
casada ya, y al parecer totalmente conforme, con don Antonio Tomás Guerrero Coronado. Éste era un
primogénito destinado a heredar el patrimonio principal de su padre, compuesto de un título de Castilla
y una importante fortuna de reciente creación90, pero lo que más interesa destacar de él es su procedencia,
sus antepasados eran también genoveses. Podría ser que esta estirpe fuera la encargada de dar respaldo a
la familia Strata en tan grave crisis, asumiendo el papel de aquellos parientes que permanecían en su lugar
de origen y ayudaban al desplazado en la Corte cuando era necesario y que, como ya se apuntó, a Carlos
Strata le faltó.
La muerte de ambas litigantes91 con escasa diferencia en el tiempo hizo que el pleito pasara a sus
respectivos herederos. Beatriz falleció en 1699 en Narbona92, donde residía tutelada por su tío, el capitán
don Horacio Coppola, y la sucesora fue su hermana Isabel. Por su parte, Teresa murió de parto en 1702

84  A.H.N. Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 8. Destaca que la identidad de uno de ellos sea el boticario mayor de las Descalzas
Reales.
85  A.H.P.Ma., leg. 8830, fol. 1006.
86  Real Chancillería de Valladolid, Reg, de ejecutorias, C. 2772, D. 22.
87  En la actualidad preparo un trabajo donde abordo en profundidad este tema.
88  A.R.A.H., Col. Salazar y Castro D. 26 -250 v. El autor incorpora en este documento un comentario en el que expresa que
el matrimonio se separó a los 20 días y se declaró nulo.
89  A.R.A.H. Col. Porcones 14/11576
90  ALFONSO SANTORIO, P., La nobleza titulada malagueña y sus redes sociales, Sevilla, Fabiola publicaciones hispalenses,
2007, pp. 355 y ss. Se trata del condado de Buenavista de la Victoria, concedido por primera vez a su padre, Don José Francisco
Guerrero Chavarino.
91  Se da la circunstancia de que las dos mujeres, firmaban sus respectivos documentos como marquesas de Robledo,
reivindicando cada una su derecho al título nobiliar. También don Luis Salazar en todas las genealogías en las que está presente
Teresa Cadórniga, alude a ella como marquesa de Robledo de Chavela.
92  A.H.N., Secc. Nobleza, Priego, C. 15, D. 12

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 19


“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

y, según dejó expresado, “respecto de no tener herederos forzosos”93, todo cuanto tenía se lo dejaba a su
esposo y ya conde de Buenavista, don Antonio Tomás Guerrero. La siguiente en fallecer fue la condesa
de Fuente del Saúco, en 1709, y es interesante destacar que ella también quiso dejar como heredero de
sus bienes al viudo de su sobrina, posiblemente por deberle su propia subsistencia durante los últimos
años94, pero lo único que realmente poseía la hija del otrora poderoso don Carlos Strata eran dos juros que
rentaban al año 25 ducados y el conde de Buenavista los rechazó95.
Finalmente fue doña Isabel Coppola la que accedió al marquesado. Casó con su tío, don Cayetano
Coppola96, 29 años mayor que ella, y en el hijo de ambos, Andrés Coppola, será donde se rompa de
manera definitiva la vinculación entre el señorío y marquesado que tratamos con el linaje Strata97.
Un pleito iniciado por los herederos de quienes en su día prestaron el dinero a los Strata para la
compra de Robledo de Chavela y la insolvencia de Andrés Coppola para hacer frente a la deuda forzó a
que todo el lote saliera a la venta en pública almoneda entregándose al mejor postor que fue Eugenio de
Mena y Benavides, miembro del consejo de Hacienda y administrador general de la renta del tabaco. Pagó
1.216.684 reales, precio sensiblemente inferior a los 2.086.300 en que se cifró la valoración inicial98.
Por parte de Andrés Coppola se intentó en el último momento que quedasen fuera del remate las
alcabalas del señorío y el título de marqués, pero los documentos encontrados no dejaban lugar a dudas.
Las alcabalas habían sido compradas por el principal responsable del débito, Carlos Strata y, por tanto,
formaban parte de su patrimonio y respecto al título, la real cédula no dejaba lugar a dudas, se otorgó en
respuesta a la leva de mil hombres que su sucesor puso al servicio del rey.
Podríamos concluir señalando que fue el endeudamiento a que les llevó su deseo por ennoblecerse
lo que acarreó este final, pero, con ser cierto, no es la única causa. Este linaje pertenecía a dos mundos,
dos esferas sociales, que también, aunque a distinta velocidad, experimentaban su ocaso; se trata de los
genoveses y la facción que rodeaba al valido Olivares, su inercia también contribuyó en el declive que
hemos descrito. Si aislásemos a la familia Strata de esta realidad tendríamos sólo una visión parcial de su
historia. Otro factor que jugó una baza importante fue el azar biológico y más concretamente el reducido
número de varones que hubo en el conjunto de las generaciones, lo que impidió ejecutar una de las
salidas que en otros casos resultaron muy útiles, acudir al servicio de la Corona en puestos del ejército o la
administración. Sin embargo a los Strata sólo les quedó una herramienta para salir adelante, su estrategia
tuvo que basarse de manera casi exclusiva en el matrimonio, casar a sus hijas con familias que les pudieran
aportar riqueza, prestigio o una prudente salida.
Si analizásemos ahora como fueron estas vinculaciones, la primera característica que salta a la luz
es su escasez respecto al número de hijas disponibles, pero además de este factor existe otro que interesa
destacar. Si tomáramos los casamientos como indicadores de la capacidad de supervivencia social que
en cada momento tuvo la casa, encontramos que los primeros, hasta el celebrado con el marqués de
Castromonte, fueron ventajosos, podían haberles permitido ampliar, si no su patrimonio, al menos su red

93  A.H.P.Ma. leg. 13408, fol. 134.


94  Ibídem, fol. 140.
95  Archivo Histórico de Protocolos de Málaga, leg. 2383, fol. 114.
96  KAMEN, H., La guerra de Sucesión en España, 1700-1715, Barcelona, Grijalbo, 1974, pp. 307. El marido de Isabel Coppola
tuvo un destacado protagonismo en la defensa de Valencia durante la guerra de Sucesión; tal vez por ello se le concediera en
1709 la Grandeza de España honoraria.
97  Como ya avanzamos, si bien en esta generación se perdía para siempre el marquesado de Robledo, la siguiente recibiría
el condado de Priego tras una sentencia a su favor en un larguísimo pleito por tenuta al que se presentaron varios litigantes.
El nuevo conde de Priego, don Francisco Coppola, residía en Nápoles pero su situación económica no debía haber mejorado
respecto de sus antecesores, porque en un memorial dirigido al rey, alegando que es padre de siete hijos, que sus rentas apenas
le permitían vivir con la decencia correspondiente a su clase, le solicitaba poder pagar la mediannata con los atrasos en el sueldo
de su brigadier. El rey lo autorizó.
98  A.H.P.Ma., leg.17584, fol. 1 y ss.

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Paula Alfonso Santorio

de influencias y, por supuesto, aseguraban su permanencia en el sector social destacado. Sin embargo, en
las vinculaciones posteriores se sustituyó el título nobiliar por el de señor de vasallos, y más tarde éste por
el militar. Una de las razones que pueden servir para justificar tal proceso es la desaparición de la figura
a la que debían su auge, pero también su caída, Felipe IV. Mientras este monarca vivió resultaría sencillo
asociar su imagen a las glorias pasadas de los Strata y a la potencialidad que aún conservaban bajo la forma
de esa enorme deuda de la corona. Pero la llegada de un nuevo rey, y, sobre todo, de una nueva esfera
de poder poco proclive a heredar cuentas ajenas, unido al inquebrantable paso del tiempo acabaron por
borrar de la memoria colectiva lo que en su día fue la casa de don Carlos Strata.

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“DE ASENTISTAS GENOVESES A NOBLES EMPOBRECIDOS”...

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

JUDAIZANTES Y MALSINES:
REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS DURANTE EL SEISCIENTOS ANTE EL TRIBUNAL
DE CÓRDOBA

Marcos Rafael Cañas Pelayo


Universidad de Córdoba

Resumen: El siglo XVII supuso el auge de un nuevo enemigo para la institución del Santo Oficio, el
criptojudío portugués, denominado despectivamente como marrano por la mentalidad de limpieza de
sangre del resto de la sociedad castellana. Reactivador indudable de un judaísmo que casi había sido
extirpado por las violentas represiones del Santo Oficio a finales de la centuria anterior, una nueva red de
conexiones, clientelas e influencias se fue desarrollando a lo largo de toda la Península. En el artículo, se
abordará el problema en el caso del reino de Córdoba durante la Edad Moderna. Mostraremos, mediante
varios ejemplos, las diferentes comunidades e intereses comerciales que estos grupos judeoconversos
desarrollaron en el espacio geográfico andaluz.

Palabras clave: Inquisición, judaizantes, malsín, marranos, redes.

JUDAIZERS AND MALSINES:


CRYPTO-JEWISH NETWORKS DURING THE SIXTEENTH CENTURY

Abstract: The Seventeenth Century involved the beginning of a new enemy for the Inquisition, the
Portuguese crypto-jew, who was unfairly known as “marrano” in the society of their time. During the
first years of Spanish Inquisition, the Judaism was absolutely doomed in Spain, after this new character
appears in scene, with a new network, it grew again. In this article, we try to show the Portuguese New
Christian society of Cordoba during the Early Modern Age. We will show with different examples the
variety of Portuguese’s community and commercials interests for the Andalusian geographical area.

Key words: Inquisition, judaizers, malsín, marranos, networks.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

JUDAIZANTES Y MALSINES:
REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS DURANTE EL SEISCIENTOS ANTE EL TRIBUNAL
DE CÓRDOBA1

Marcos Rafael Cañas Pelayo2


Universidad de Córdoba

Introducción
El capitán Esteban Ares de Fonseca avanzaba con paso firme ante la audiencia que había solicitado
a la Suprema Inquisición de Madrid. Natural de Coimbra, este marinero portugués de apenas treinta
años de edad, había llevado una azarosa vida desde que se fugase de Lisboa tras haber sido reconciliado
en su juventud por judaizante. Ahora, tras años habiendo practicado en secreto la fe de sus ancestros en
los más diferentes rincones del mundo, estaba dispuesto a testificar contra sus antiguos correligionarios y
aportar una información muy valiosa a sus enemigos, nombres y sinagogas repartidas desde Francia hasta
el remoto Imperio Otomano3.
En definitiva, el capitán se había convertido en lo que la comunidad criptojudía denominaba como
malsín, una figura temida y maldecida por los secretos observantes de la ley de Moisés. Tradicionalmente,
tenemos la visión de que el gran adversario de los judaizantes fue la Inquisición. Si bien eso es cierto,
cuanto menos, ante ese temible rival tenían una ventaja, el poco interés que generalmente manifestaban
los ministros del Santo Oficio por conocer la liturgia hebrea. Por el contrario, el malsín que pasaba a
asesorar a la institución, tenía un conocimiento real y profundo de los mecanismos y códigos con los que
operaban sus antiguos correligionarios.
Personajes como Fonseca eran quienes provocaban las grandes redadas que desmantelaban linajes,
comunidades y sinagogas. Ponían en la correcta pista a las distintas Inquisiciones, conocían todos los
resortes y encubrimientos que sus antiguos camaradas realizaban y, dato vital, dónde emigraban aquellos
parientes que se habían hecho sospechosos.
Hablamos, literalmente, de cientos de protagonistas que iban desde Ruán hasta Ámsterdam,
dejando compatriotas en lugares como Córdoba o Sevilla, buscando hacer fortuna y negocio, aún a

Recibido: 23/10/2012. Aceptado: 14/12/2012.


Correo electrónico de contacto: capemarcos@hotmail.com
1 Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación I+D+i Nobles judeoconversos. El origen judío de las élites
andaluzas (ss. XV-XVII), HAR 2012-35752, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
2  Becario FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (AP2010-2521), adscrito al Departamento de Historia
Moderna, Contemporánea y de América de la Universidad de Córdoba.
3  Archivo Histórico Nacional (AHN), Inquisición, 2414.

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

costa de poner en riesgo sus propias vidas y haciendas. El presente artículo pretende, en la medida de
sus posibilidades, acercarnos a la compleja red de judaizantes procesados ante el Santo Oficio cordobés,
mostrando, en los casos que sean factibles, reconstrucciones genealógicas que nos ayuden a comprender
las estrategias de este grupo.
De igual forma, aunque los criptojudíos sean el principal foco de nuestra atención, no renunciamos
a mencionar, cuando sean pertinentes, otras acusaciones que los extranjeros del reino vecino vieron
volcadas contra ellos durante la primera mitad del Seiscientos, marco temporal en el que centraremos
nuestro estudio, por ser una de las fases más atractivas por las especiales condiciones de la coyuntura del
conde-duque de Olivares, como luego especificaremos.

Metodología
Desde la invasión de las tropas napoleónicas de Córdoba durante el verano de 1808, la
documentación inquisitorial conservada en la ciudad, ha sufrido una gran cantidad de avatares que se han
traducido en una abundante pérdida de la riquísima información que se llegó a albergar4. No en vano, en
ese tipo de coyunturas, el Tribunal pagaba sus culpas ante sus víctimas, quienes aprovechaban la ocasión
para hacer pasto de las llamas, aquellas infamias que se remontaban a generaciones de sus antepasados.
Afortunadamente, podemos hacer referencia al corpus documental conservado en el Archivo
Histórico Nacional de Madrid. No es el presente artículo el lugar para detallar la variedad de lo allí
conservado5, centrándonos en este caso en una fuente que no ha sido tradicionalmente atendida por los
investigadores. Nos referimos a la correspondencia mantenida entre los Tribunales con la Suprema, con
especial atención a la relación epistolar mantenida con la cordobesa.
Generalmente desordenadas y mezcladas unas informaciones con otras, este intercambio de
misivas abarcaba todo tipo de cuestiones, desde asuntos fiscales y de mantenimiento, pasando por árboles
genealógicos, procesos destacados… En muchos casos inéditos, el rastreo de esta fuente irá, con el
tiempo, permitiéndonos configurar una imagen más completa y mejorada de algunas de las víctimas de la
Inquisición, para nuestro caso, con especial hincapié en el colectivo portugués.
Fundamental para situar en el contexto los datos que allí encontremos, el vaciado bibliográfico es
básico. Para la realidad inquisitorial del reino de Córdoba, deben destacarse los nombres de José Antonio
Martínez Bara6 y Rafael Gracia Boix. En el primer caso, se le debe el trabajo de referencia para su catálogo
de los familiares del Santo Oficio del lugar y, gracias al segundo autor, la relación de las causas de los Autos
de Fe7.
Lo que ambas obras aportan es de sumo interés para nuestro estudio, aunque, sin embargo, deben
complementarse y ampliarse. Es sumamente útil saber quiénes alcanzaron las codiciadas familiaturas o los
años principales de presencia de judaizantes portugueses en los Autos de Fe, pero es aún mucho lo que
desconocemos, más allá del nombre, del componente socioeconómico de aquellos personajes. Asimismo,
si solamente sumásemos a aquellos que hubieron de portar el infamante sambenito en los Autos, no
contaríamos con las causas suspendidas y que, por otros motivos, no llegaron a una resolución.
Las fuentes locales ocupan un lugar destacadísimo para comprender más de la vida cotidiana de
estos protagonistas. Si bien el Archivo Histórico Municipal de Córdoba (AHMCo) aporta importantes
datos con sus padrones domiciliarios, son los protocolos notariales del Archivo Histórico Provincial de

4  Más información sobre el traslado de los documentos supervivientes, primero a Simancas y luego a Madrid, en la introducción
de GRACIA BOIX, R., Autos de Fe y causas de la Inquisición de Córdoba, Córdoba, 1983, pp. VII-X).
5  Para los interesados en el tema, destacar PINTO CRESPO, V., “Fuentes y técnicas del conocimiento histórico del Santo
Oficio”, en PÉREZ VILLANUEVA, P. y ESCANDELL BONET, B. (dirs.), Historia de la Inquisición en España y América: El
conocimiento científico y el proceso histórico de la Institución (1478-1834), Madrid, 1984, I, pp.58-78.
6  MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición de Córdoba conservadas en el Archivo
Histórico Nacional, Madrid, 1970.
7  GRACIA BOIX, R., op. cit., pp.1-533.

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Marcos Rafael Cañas Pelayo

Córdoba (AHPCo), los custodios de un aporte documental proceloso y heterogéneo, donde sin embargo,
se encuentran vitales datos de relaciones económicas, de compras-ventas, testamentos y un amplio etcétera
que fueron configurando el día a día de este grupo portugués en el reino.
No tan específicos pero sí muy interesantes son los datos que podemos extraer por la conexión que
se muestra a través de las informaciones que arrojan de algunos de los comerciantes y hombres de negocios
lusitanos que pleitean en la Chancillería Granadina (ARChG). En definitiva, el cruce de fuentes es básico
y fundamental para configurar de una forma correcta la verdadera dinámica de un grupo que jugó un
papel básico en la sociedad de su tiempo.

La llegada de un nuevo enemigo: Los marranos


La naturaleza del converso portugués era diferente de la de su correligionario castellano, como
ya han demostrado varios trabajos clásicos8. Aunque las medidas de eliminación de los judíos en ambos
reinos estaban muy próximas cronológicamente (1492 y 1497, respectivamente), la forma de proceder de
cada una de las Coronas fue diferente. Si los Reyes Católicos dieron la opción del éxodo, la Monarquía
Portuguesa no estuvo dispuesta a perder un agente socioeconómico tan productivo para sus intereses,
forzándoles a recibir las aguas bautismales, en una medida que generó polémica en la mismísima Roma.
Conscientes de que se había impuesto una medida absolutamente forzada, las autoridades religiosas
portuguesas no pudieron juzgar las causas de los nuevos cristianos hasta que pasaron una serie de prórrogas
que se les otorgaron para lograr una mejor aclimatación. Mientras los antiguos judíos castellanos sufrían
los brutales primeros años del Santo Oficio y sus Autos de Fe, los observantes de la ley de Moisés lusos
tuvieron décadas hasta el establecimiento del Tribunal en 1536, para poder seguir haciendo pervivir sus
antiguas creencias con una cierta flexibilidad por parte de los poderes públicos.
La unificación de Coronas en la persona de Felipe II (1580), acentuó un contacto que ya había
existido previamente, aunque como bien señaló don Antonio Domínguez Ortiz, es a partir de la siguiente
centuria cuando el traslado de cristianos nuevos portugueses a Castilla se acentuó de una forma tan
pronunciada, que despertó la preocupación del Santo Oficio.
Si bien en el siglo anterior se había producido algún proceso espectacular, como el mantenido
contra Diego López de Orta, adinerado mercader de piedras finas arrestado en Úbeda bajo el cargo de
criptojudío9, es ahora cuando este nuevo perfil de judaizante se convierte en la presa más recurrente de las
autoridades y el gran chivo expiatorio de la sociedad cristiano-vieja que llegó a identificar los conceptos
de portugués con judío10.
Este clima anti-luso se percibe a la perfección a lo largo de las misivas que se dan en la primera
mitad de la centuria del nuevo siglo, con los distintos informes sobre causas que se van complicando a
medida que avanzan. La explicación a esa dificultad añadida en las pesquisas, se debe tanto al componente
foráneo de los procesados (lo cual obligaba a rastreos en otros reinos y colaboración con otros distritos
inquisitoriales, tarea nada fácil), como a su propia habilidad disfrazando sus árboles genealógicos. No se
trató, bajo ningún concepto, de un tema baladí, las propias crónicas locales destacaban las redes criptojudías
destapadas en la comunidades de Bujalance, así como el extraordinario protagonismo de reos portugueses
durante el Auto de Fe que se celebró en la capital del reino a la altura de 1627, resaltándose que en muchos
casos eran vecinos desde hacía muchos años, con familia establecida y tenidos como buenos cristianos por
la gran mayoría de la población11.

8  MÁRQUEZ VILLANUEVA, F., De la España judeoconversa: Doce Estudios, Barcelona, 2006, p.12.
9  Encontramos el desarrollo del proceso en AHN, Inquisición, 2392/2.
10  CARO BAROJA, J., Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Madrid, 2000, I, pp. 360-61.
11  SAN ANTONIO CASTRO, C., Historia eclesiástica y seglar de la colonia Betis ahora la ciudad de Bujalance, Granada, 1657,
p. 135

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

En definitiva, esperando que este artículo sirva de modesto cimiento, intentaremos mostrar cómo,
tras haber quedado muy reducido por las violentas primeras purgas12, el judaísmo clandestino volvió
activamente con fuerza a través de esta variante del problema judaizante, el muy particular caso del
marrano portugués13, usando como muestra algunos casos significativos durante la primera mitad del
XVII.

Comerciantes y correligionarios: Las redes de los mercaderes portugueses


A finales del año 1633, la Suprema Inquisición de Madrid recibía una respuesta del Tribunal
de Córdoba acerca de unas averiguaciones que se le habían solicitado. En la misiva, el Santo Oficio
andaluz mandaba un informe sobre los comerciantes y hombres de negocios de origen luso que operaban
en su jurisdicción. Lamentándolo, las autoridades cordobesas especificaban que la mayoría de los casos
investigados eran sobre gentes de nivel bajo en cuanto a poder adquisitivo, en su gran mayoría confiteros y
viandantes, muy alejados del perfil que se manejaba en la capital de la Corte, donde existían linajes como
los Cortizos o Donís, en muchos casos, agentes activos de la Corona, pese a sus poco claros orígenes.
Con todo, se especificaba que sí había una excepción a la regla, un caso que salpicaba al mismísimo
Fernando Montesinos, indudablemente, uno de los más destacados descendientes de judíos portugueses,
quien progresó en meteórico ascenso hasta diversificar su casa de negocios familiar y transformarla en un
verdadero emporio con intereses económicos en todos los rincones que interesaban al comercio hispano,
desde Holanda hasta el Nuevo Mundo. Con muchos enemigos por su condición privilegiada y falta de
linaje, como cabía esperarse, desde Madrid se pidió que sus colegas explotasen aquel posible filón que
pudiera poner de manifiesto el círculo clientelar poco claro de Montesinos14.
Biografía ejemplarmente abordada por Bernardo López Belinchón15, Fernando Montesinos es uno
de los judaizantes portugueses mejor conocidos en la actualidad. Hablamos de una monografía excelente y
que marcó un hito para esta clase de estudios. Sin desmerecer en ningún momento el completo recorrido
que el autor realiza sobre su círculo familiar y comercial, aún existen facetas de sus contactos y socios,
especialmente en el sur peninsular, que aún no han sido aclaradas. La explicación de esta supuesta paradoja
es muy sencilla como intentaremos mostrar a continuación.
El gran foco de las actividades de Montesinos se centró en Madrid, extendiendo sus amplias
redes a través de familiares de su confianza (con especial mención a sus hermanos y sobrinos en un
trabajado sistema de aprendizaje y que fomentaba el vínculo económico-religioso). Esto ha provocado
que se prestase menor atención a algunos de sus factores16, en zonas donde no se manejaron las grandes
cantidades de dinero habituales en la Corte o tuvieran protagonistas destacados dentro de la comunidad
critptojudía, como los grandes banqueros lusos de Felipe IV. Son ellos, pues, los menos reconocidos y
visibles en las fuentes, pero aún así, perfectos exponentes del denominador común del grupo, a los que
pretendemos acercarnos a través de este intercambio epistolar entre La Suprema y el Tribunal de Córdoba.

12  Los primeros Autos de Fe en Sevilla y Córdoba fueron especialmente violentos. Para el caso segundo, además debe citarse la
siniestra figura del inquisidor Lucero, cuyos numerosos ataques a observantes de la ley de Moisés diezmaron buena parte incluso
de las filas conversas asentadas en sendos cabildos de una ciudad, que, no lo olvidemos, era una de las más aristocratizadas
de la Edad Moderna. Estos primeros movimientos están ejemplarmente analizados en SORIA MESA, E., El cambio inmóvil.
Transformaciones y permanencias en una élite de poder (siglos XVI-XVII), Córdoba, 2000.
13  Con ello no insinuamos, en lo absoluto, que desaparezca de la ecuación el converso castellano. De hecho, como
magistralmente demostró la profesora Pilar Huerga Criado, cuando el marrano encontraba una comunidad castellana previa a
su llegada, lograba fusionarse con ella de una forma sumamente interesante. Entre otros trabajos de esta autora, citar HUERGA
CRIADO, P., En la raya de Portugal: Solidaridad y tensiones de la comunidad judeoconversa, Salamanca, 1994.
14  AHN, Inquisición, 2410.
15  LÓPEZ BELINCHÓN, B., Honra, libertad y hacienda (Hombres de negocios y judíos sefarditas), Alcalá de Henares, 2001.
16  Empleamos aquí la expresión factor, en el sentido de un representante de un hombre de negocios, un intermediario que
realiza las transacciones en nombre de otra persona, generalmente de mayor poder adquisitivo o al que le unen vínculos de
patronazgo.

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Marcos Rafael Cañas Pelayo

El enclave del reino de Córdoba tenía un interés económico orientado principalmente al sector
textil, con las varas de tafetán negro como producto estrella. Durante los vaciados de las fuentes de
protocolos, el papel de los mercaderes portugueses con este producto es evidente, ya desde finales del XVI
y muy especialmente durante la primera mitad de la siguiente centuria. Varios autores han subrayado este
verdadero “monopolio” luso, protagonizado en muchos casos por cristianos nuevos17.
Precisamente, el deseo de obtener dicha mercancía fue la causa de que los inquisidores cordobeses
se vieran involucrados con la figura de Montesinos, quien había firmado una carta de su puño y letra
en mayo de 1633 que había sido confiscada por los familiares del Santo Oficio, Bartolomé Camacho y
Alonso Ruiz Paniagua. Hallada en el mesón del Potro, a lo largo de la misiva se mostraba la conexión
que se había creado entre el hombre de negocios y los hermanos portugueses, Antonio Rodríguez Báez y
Miguel Fernández, ambos avecindados en Málaga y estantes en la ciudad cordobesa.
En la misiva, Montesinos afirmaba que se había efectuado el envío de la cantidad de 10000 reales
en concepto de unas varas de tafetán que había solicitado. El negocio se había complicado, ya que se
habían utilizado intermediarios por ambas partes, en una forma de despistar a las autoridades que era
moneda habitual de la época, existía una conexión desde el año anterior que había involucrado a varios
personajes, la gran mayoría de ellos compatriotas y, precisamente por ello, sospechosos bajo el prisma
inquisitorial de ser correligionarios.
Con el paso de los años y conforme sus negocios se asentaban en suelo andaluz, Montesinos llegó a
tener representantes fijos y a su servicio, fundamentalmente en Córdoba y Porcuna. Especialmente digno
de destacarse, fue el caso de Manuel Núñez Bernal18, quien terminó siendo relajado a la altura de 1655
y acabaría alcanzando la categoría de mártir del judaísmo para la mismísima comunidad de Ámsterdam.
Es posible que a inicios de la década de los 30, nuestro protagonista aún no tuviera personas a
quienes recurrir de forma regular para sus intereses comerciales en la zona sur de la península. De hecho,
eso explicaría, como veremos a continuación, los distintos personajes que protagonizaron la transacción
de una forma u otra, ya fueran como tapaderas, enlaces o emisarios. Pese a lo dicho, el reino cordobés no
le era precisamente desconocido al propio Montesinos.
Durante su juventud, afincado con unos parientes, Montesinos se había formado en el arte del
comercio en la localidad de Baeza, hasta que a comienzos de 1607, tras una serie de denuncias, el Santo
Oficio cordobés empezó una verdadera redada de portugueses allí asentados. Tenemos noticia de las
desventuras de otros compatriotas suyos19 que hubieron de huir para sortear las cárceles secretas, mientras
que el propio Montesinos decidió adoptar el nombre por el que pasaría a la Historia, abandonando su
perseguido apellido López Téllez de Vila Flor20 (una de las villas con mayor cantidad de descendientes
de hebreos, algo lógico teniendo en cuenta su condición de señorío, generalmente foco de atracción para
los conversos) y, de paso, una Baeza que pese a sus ventajas económicas (fuerte conexión con el mercado
murciano y vinculada a la feria de Andújar), había dejado de ser segura para los de su condición.
Como desde Madrid se había advertido, los comerciantes involucrados en la transacción intentaron
encubrir a Montesinos y sus respectivos intereses. Con todo, a pesar de sus primeras declaraciones, pronto,
quedó claro en los interrogatorios que Antonio Rodríguez Caldeira, avecindado en Madrid, solamente

17  Sirva como ejemplo de ello el artículo del profesor Luis Coronas Tejada, en CORONAS TEJADA, L., “Mercaderes
judeoconversos en la Abadía de Alcalá La Real a mediados del siglo XVII”, en Homenaje a don Antonio Domínguez Ortiz:
Abadía. Primeras jornadas de Historia en la Abadía de Alcalá La Real, Jaén, 1997.
18 LÓPEZ BELINCHÓN, B., op.cit., p.59.
19  AHN, Inquisición, 2405. Se destaca en la correspondencia el caso del comerciante Pedro López, portugués, vecino de Baeza
y que en muchas ocasiones viajaba a Madrid. Fugado a la altura de 1607, su esposa, también lusa, Guiomar Enríquez, hijos
y suegra, fueron asimismo señalados como criptojudíos por varios testigos. Puesto todo el clan en fuga incluyendo a sus hijos
pequeños, antes de producirse el arresto, el comisario del Santo Oficio albergaba sospechas de que se hubiera producido una
filtración de información que les hubiera puesto en guardia Es más que posible que conocieran y hubieran tenido trato con
Montesinos, quien asimismo logró salvaguardarse de la represión.
20  LÓPEZ BELINCHÓN, B., op. cit, p.37.

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

había recibido los tafetanes de Priego a cambio de una comisión de 250 reales, para luego enviárselos a su
verdadero patrón, Montesinos.
El precio que se fijó para la operación fue de quince piezas de tafetán, a quince reales y trece
maravedíes la vara. Quien preparó la mercancía, en nombre de Antonio Rodríguez Báez y su hermano,
fue Duarte Díaz, compatriota y asimismo relacionado con el sector textil, algo lógico teniendo en cuenta
que fue un negocio muy lucrativo en dicha villa. Un hecho curioso es que muchos de los documentos de
este mercader fueron firmados por su esposa, Isabel Gómez, ya que éste se encontraba varios meses del
año en Murcia por asuntos comerciales21. Como bien ha advertido Pilar Huerga Criado en sus estudios,
las esposas de comerciantes criptojudíos tenían un muy considerable papel en los negocios de sus esposos
y a veces formaban parte activa de los mismos.
El Santo Oficio cordobés se mostró en este sentido muy interesado por el tipo de moneda utilizado,
cuestión que no era baladí, ya que el propio Montesinos tuvo problemas en no pocas ocasiones con la
mismísima Corona por contrabando e introducción de moneda de baja calidad. Para el caso que nos
ocupa, se realizó en vellón y Duarte Díaz confió la cantidad a un arriero de la villa de Palma, Fitero de
León, quien se encargó de llevarla a ambos hermanos, de forma secreta.
Bien orquestada y confiando en agentes de confianza, el nombre del patrono no se hubiera visto
salpicado de no haber sido por las cartas confiscadas en el mesón del Potro por los familiares del Santo
Oficio. Es posible que esta experiencia hiciera al antiguo converso de Vila Flor determinar que en el
futuro necesitaría agentes fijos y de absoluta confianza. Si bien el sur peninsular (con la lógica excepción
de Sevilla) no fue su principal foco de atracción, el adinerado Montesinos siguió teniendo representantes
en el ámbito cordobés.
Aunque ninguno de los implicados fue directamente acusado de judaizante (pero por los
interrogatorios efectuados podemos observar como la duda estuvo siempre latente), el asunto no solamente
sirvió a la Inquisición cordobesa para informar a la Suprema del círculo de colaboradores de Montesinos
en su jurisdicción, sino que asimismo le permitió cuestionarse su propio postulado inicial de que no
existiera ese perfil de comerciante criptojudío que ya era muy conocido en Madrid.
Como veremos a continuación, esas sospechas no estaban infundadas y podemos empezar a hablar
de auténticas genealogías de clanes que cruzaron la raya para convertirse ya no en portugueses o castellanos,
sino lo que historiográficamente se ha terminado por denominar como hombres de la nación.

Reconstruyendo genealogías: Adaptación a un nuevo espacio


Hace décadas, en un artículo de Dinaci Colla Lhamby22, esta autora postulaba que los portugueses
judaizantes encausados durante la segunda mitad del XVI, eran, en su gran mayoría, agentes aislados y
que se encontraban en el reino de Córdoba a título individual, alejados de su núcleo familiar. Para la
centuria siguiente, especialmente durante el valimiento del conde-duque de Olivares, Lhamby habla ya
de verdaderos grupos avecindados y muy asentados en las villas y lugares de la provincia, firmemente
asimilados al nuevo territorio.
Esta hipótesis está siendo corroborada por la información genealógica que nos ofrecen los notarios
del Santo Oficio cordobés y que se remiten a Madrid. Dicha asimilación y verdadero establecimiento en
el nuevo reino queda muy visible en algunos linajes, como el de los Ferreirim. Aunque en algunas de las
misivas aparece escrito “Ferrerín” o incluso “Herrerín”, a juzgar por las testificaciones de sus miembros y
su lugar de procedencia, es más que probable que la forma correcta de escribirlo fuera Ferreirim (localidad
que pertenece al obispado de Lamego y de donde procedían los primeros de sus miembros).
Esta familia, de complicada pero muy interesante reconstrucción, diseminada a lo largo de todo el
reino, se vio implicada en causas de judaísmo por culpa de sus antecedentes poco claros- Décadas después

21  AHN, Inquisición, 2410.


22  COLLA LHAMBY, D., “Los judíos portugueses en el tribunal inquisitorial de Córdoba”, en I Congresso Luso-Brasileiro sobre
Inquisiçâo, Lisboa, 1987, pp.169-173.

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Marcos Rafael Cañas Pelayo

de los primeros procesos contra sus miembros, volvieron a verse salpicados por la sombra de la sospecha
debido a las acusaciones que personajes como Esteban Ares de Fonseca, quienes iniciaron la caída de una
gran cantidad de linajes que habían sido notorios judaizantes cuando se habían encontrado en territorios
donde se les permitía manifestar su judaísmo.

LOS FERREIRIM

Fuente: AHN, Inquisición, 2414. Elaboración propia.

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

Juan de la Concha, notario inquisitorial, fue el encargado de recoger la genealogía completa de los
hermanos Manuel López Ferreirim (aunque al parecer también había firmado documentos con el apellido
Saravia durante su estancia en Sevilla) y Blanca López, ambos presentes en las cárceles secretas del Santo
Oficio cordobés a la altura de 1626, precisamente en vísperas del espectacular Auto de Fe de 1627 donde
comparecieron tantos de sus correligionarios.
Aunque el objetivo de este informe genealógico de más de 30 folios era averiguar si los dos
hermanos procedían de un linaje de cristianos nuevos, el escrutinio muestra a la perfección la forma de
organizarse un núcleo familiar orientado al comercio y que se reparte por el reino de Córdoba, así como
los vínculos que se establecían con sus compatriotas.
Si los padres de ambos eran originarios de Ferreirim y habían iniciado el “cruce” de la raya familiar,
los matrimonios que se establecieron entre sus hijos obedecieron a una estrategia mixta. Así, mientras el
hermano mayor, Simón Rodríguez, se casaba con Leonor Rodríguez (también nacida en Ferreirim), Joan
contrajo nupcias con una compatriota, pero en este caso de Castelo Branco, Luisa de Acuña. Esto despertó
el interés de los inquisidores porque esa pequeña localidad fue el lugar de origen de muchos marranos
procesados en los Tribunales de los Santos Oficios americanos23.
Tras el fallecimiento de ésta, volvió a enlazar con otra portuguesa, en este caso, Felipa Núñez,
procedente de Guimarâes. Esta predilección por compatriotas se rompe en el caso de las hermanas, la
propia Blanca tomó por esposo a Francisco López de Fonseca, un mercero de Priego que acogió en su
hogar a sus cuñados menores solteros, para aprender el oficio. La otra hermana, Beatriz, hizo lo propio con
Duarte López, otro mercader de textiles de Montilla que también adoptó a algunos de su familia política
para encargos relacionados.
A la altura del verano de 1628, Blanca y Joan salieron absueltos por falta de pruebas sobre su
judaísmo, a pesar de existir antecedentes muy sospechosos por las ramas paternas y maternas del clan. Años
después, su genealogía volvería a ser utilizada para uno de sus descendientes, demostrándose nuevamente
que la gran arma del Santo Oficio, fue su capacidad de perdurar en los recuerdos, trasmitiendo sus marcas
a las siguientes generaciones24.
Esta tónica de endogamia de tipo religiosa no parece haber sido un patrimonio exclusivo de los
judeoconversos portugueses afincados en Córdoba. Protagonista de un proceso por judaizante resonado
en la Ciudad de los Reyes (Lima), pero con vínculos familiares en otros lugares del continente americano
y en suelo castellano (fundamentalmente Sevilla), Francisco Núñez de Olivera y su clan, a comienzos del
Seiscientos, muestra esa misma tónica de emparentar con gentes que sean paisanos y compartan el mismo
sentimiento religioso. Pese a ello, el componente socioeconómico es vital en esta toma de decisiones.
Comenzamos el artículo hablando de la figura del malsín Esteban Ares de Fonseca, marinero que
había recorrido buena parte de las sinagogas del mundo en el ejercicio de su profesión, hasta abjurar de
ella. De idéntica forma, Olivera y sus hermanos buscaron que sus parientes femeninas emparentasen con
comerciantes negreros del Nuevo Mundo, buscando no solamente la solidaridad religiosa, sino un interés
profesional y mercantil, que no estaba reñido con informarse de los diferentes puntos en suelo americano
donde podían celebrar rituales hebraicos durante sus viajes. Figura muy conocida y analizada, Olivera es
un exponente perfecto de estas redes tan complicadas que iban desde Cartagena de Indias hasta Safed25.
Indudablemente, lo más sorprendente de estos núcleos es su pervivencia a lo largo de los años,
estableciéndose unas fortísimas conexiones que garantizaban la solidaridad grupal. Así, no sorprende
que ya adentrados en el Setecientos, con la Guerra de la Sucesión finalizada, ante un rebrote del celo

23  ESCOBAR QUEVEDO, R., Inquisición y judaizantes en América Española (Siglos XVI-XVII), Ciudad del Rosario, 2008.
24  AHN, Inquisición, 2414.
25  Su biografía y las de algunos de sus familiares en MARQUES DE ALMEIDA, A.A.(dir.), Dicionário Histórico dos Sefarditas
portugueses: Mercadores e Gente de Trato, Lisboa, 2010.

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Marcos Rafael Cañas Pelayo

inquisitorial de Cuenca, muchos de los acusados, descendientes de portugueses, se decidieran a cruzar los
Pirineos buscando el refugio de Bayona, donde fueron acogidos por correligionarios con los que además
compartían vínculos de parentesco26.

FAMILIA FRANCISCO NÚÑEZ DE OLIVERA

Fuente: AHN, Inquisición, 1648. Elaboración propia27.

26  LERA GARCÍA, R., “Judaizantes procesados por la Inquisición de Cuenca 1718-25”, en el I Congreso de Historia de Castilla-La
Mancha, VII, 1988, 261-268.
27  Este proceso se encuentra totalmente digitalizado en:

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

El colectivo de Ruán tuvo un protagonismo sumamente destacado en la correspondencia del


Santo Oficio, debido a que las delaciones fueron involucrando a más y más portugueses que habían vuelto
a Castilla y permanecían hasta ese momento en un cómodo anonimato religioso. La llegada de muchas
misivas con nuevos vínculos que hasta ese momento eran desconocidos, alteraron para siempre las vidas
de muchos de estos criptojudíos.
De esa manera aconteció con Antonio Báez y su hermano Damián de Lucena. El primero era
médico y el segundo comerciante, los dos portugueses y avecindados en Sevilla, puerta de Indias y que,
no se puede olvidar, llegó a tener tal peso de lusitanos, que llegó a ser conocido en la época que en la calle
Sierpe la primera lengua oficial era el portugués28.
Apresados en las cárceles secretas, compartieron celda, dato curioso, con otro lisboeta, Diego de
Alburquerque, quien a pesar de encontrarse gravemente enfermo, estaba obligado a esperar que llegasen
los informes de Sevilla y Francia, en un proceloso proceso que obligaba a colaborar a distintos Tribunales,
lo cual ralentizaba mucho la cuestión. Entre 1633 y 1634, los ojos del Santo Oficio empezaron a centrarse
en el territorio galo. Los malsines jugaron un papel fundamental en estas redadas, ya que eran ellos los
generadores de las mismas.

PRIMAS JUDAIZANTES
Las parientes de Blanca Manuel, portuguesa procesada a la altura de 1621

Fuente: AHN, Inquisición, 2405.

En ocasiones había sucedido ese fenómeno de delaciones y sus supuestas víctimas habían logrado
revertir la situación con una acertada tacha de testigos29. Así había acontecido una década atrás con Blanca

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet
28  El más profundo de los especialistas de los marranos en el ámbito hispalense fue el profesor Jesús Aguado de los Reyes,
tristemente desaparecido. Entre otros estudios, citar AGUADO DE LOS REYES, J., Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo
XVII, Sevilla, 1996.
29  Eran pocas las ventajas que tenían los prisioneros de la Inquisición para establecer sus defensas. En primer lugar no sabían
quiénes les habían denunciado y sus letrados eran miembros de la propia institución designados por los inquisidores. Entre
las pocas armas de las que disponían, cabía la opción de arriesgarse a la “tacha de testigos”, cuando el reo intentaba adivinar

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Marcos Rafael Cañas Pelayo

Manuel (que en muchos documentos usaba el falso apellido de Muñoz, aunque era de la familia López
de Coimbra), quien se había asentado en Alcalá La Real buscando quitarse el estigma de un Auto de Fe
celebrado en su ciudad natal y donde salió en compañía de sus padres y hermana.
Desgraciadamente para ella, desde la Inquisición de Granada se enviaron a Córdoba informaciones
de su clara genealogía conversa y de serias sospechas de que hubiera vuelto a caer en el judaísmo. Sin
embargo, la portuguesa logró arriesgarse a admitir su pasado y demostrar que esa testificación solamente
podía haber venido de una de sus primas, Blanca Jorge, con quien tenía disputas pendientes. Efectivamente,
de entre las sobrinas y primas que tenía en el otro reino, solamente ella la había inculpado y finalmente la
Inquisición cordobesa determinó que no había vuelto a ser observante de la ley de Moisés desde su salida
de Portugal.
Los implicados en las comunidades francesas en la década de los 30 y que habían vuelto a
territorio andaluz no tuvieron esa buena fortuna. En primer lugar porque fue una verdadera avalancha
de testificaciones y, en el caso concreto de Ares Fonseca, un medido alegato lanzado en el momento justo
para alcanzar a cuantos más de sus correligionarios le fuera posible. La experiencia adquirida por el capitán
durante sus viajes se volvió contra antiguos parientes, amigos y benefactores. ¿Qué podía llevar a quien
había ido de sinagoga en sinagoga a haber adoptado semejante aptitud?
No parece posible, al menos de momento, encontrar una definición correcta y homogénea del
grupo de los judaizantes renegados. Sus propios colaboradores en ocasiones dudaban de sus objetivos. Así,
en 1616, el comisario del Santo Oficio de Lucena escribía a sus superiores, dudando de las motivaciones
que tenía la portuguesa Beatriz Rodríguez, que había envenenado a su marido y compatriota, Miguel
Pacheco. Aunque había sospechas del judaísmo secreto de éste, las testificaciones revelaban que Pacheco la
maltrataba físicamente con frecuencia y que podía ser la verdadera causa de su decisión30.

ACEVEDO Y MONTESINOS, JUDAIZANTES DE BURDEOS

Fuente: AHN, Inquisición, 2414.

quién podía haber pretendido inculparle. Si lograba acertar y mostrar que esa persona tenía una rencilla o motivo personal para
levantar el falso testimonio, podían guardarse.
30  AHN, Inquisición, 2405.

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

Aunque fueron muchos los lugares de los que habló Ares de Fonseca, desafortunadamente no
todos sus testimonios se han conservado (confiando, eso sí, que en futuras visitas podamos seguir hallando
las pistas que el portugués arroja), su testimonio mejor conservado es el relativo al de la comunidad de
Burdeos, cuyo peso era totalmente comparable al de Ruán, si no, más.
En concreto hubo dos familias que se vieron totalmente implicadas por nuestro protagonista.
Especialmente traumático tuvo que ser para el clan de Diego Cardoso de Acevedo, establecido en Burdeos
y hombre adinerado que prácticamente había acogido al marinero, quien mostró en Madrid un gran
conocimiento de los miembros de la familia de su benefactor, fruto de la convivencia. Acevedo llegó a
financiarle al marinero un viaje a Ámsterdam, en compañía de un médico y una dama viuda con parientes
allí con los que hizo el trayecto31.
La red mosaica de Burdeos fue finalmente una de las más conocidas, debido principalmente a la
figura de Juan Bautista de Villadiego, exponente claro del espionaje inquisitorial. Villadiego logró infiltrarse
en las comunidades francesas y conocer a algunos de sus más destacados líderes, lo cual se tradujo en que
a su vuelta a Castilla, poseía un conocimiento de primera mano de su liturgia y mecanismos, a diferencia
de muchos de sus colegas. Singular carrera, curiosamente, tras su éxito fue promocionado a Cartagena
de Indias, donde terminó teniendo muchos más problemas, debido al fuerte establecimiento allí de un
importante núcleo de marranos32.
En la ciudad holandesa, Fonseca pudo conocer al doctor Andrés Fernández Páez, primo de Acevedo.
Según sus recuerdos, la familia guardaba escrupulosamente los preceptos básicos, como la santificación del
sábado o los ayunos, disponiendo incluso de un horno específico para hacer el tipo de pan que marcaba la
tradición. También hizo sobresalir la figura de Isaac Morán, amigo personal de Acevedo y en cierto sentido
la figura rabínica de la comunidad por su experiencia y conocimientos de la fe de sus ancestros.
Junto con la de Acevedo, otra familia que pagaría con preocupaciones haber conocido al futuro
malsín, serían los Montesinos. Cuatro hermanos y su madre, ya viuda, de la que Fonseca no recordaba
el nombre, que habían compartido viajes, negocios y amistad con él y que terminaron asimismo con el
retorno a Castilla. Estas decisiones no eran casuales, ¿por qué renunciar a la valiosa libertad de credo? ¿A
qué obedecía correr riesgos tan innecesarios?
Nuevamente la motivación económica era fundamental. Los hermanos Montesinos se arriesgaron
a volver a Castilla porque existían mejores opciones de prosperar, repartiéndose entre las órbitas de Sevilla
y Cádiz, recibiendo también el Tribunal de Córdoba la orden de procurar su arresto sin entraban en su
jurisdicción, pues se movían con velocidad por todo el territorio andaluz, sin establecerse en ningún lugar
concreto.
La información que aporta la fuente epistolar sobre estos cuatro personajes es riquísima,
incluyéndose una descripción física y de indumentaria de todos ellos, lo cual es un verdadero lujo teniendo
en cuenta la parquedad de la que a veces pecan otras informaciones sobre las relaciones de causas, capaces
de resumir en un renglón el azar del individuo, con profesión y nacionalidad, y, en ocasiones, ni siquiera eso.
De entre los Montesinos, habríamos de destacar a Francisco, quien probablemente era quien
más lazos había estrechado con Esteban, quien le recordaba como un joven muy inteligente. Albergaba
sospechas de que había tomado la decisión de circuncidarse durante un viaje a Turquía, aunque de lo que
sí estaba seguro era de que poseía, un conocimiento de la lengua arábiga. Esta destreza fue subrayada por
los notarios, no en vano, la fluidez en lenguas como ésa o el hebreo había terminado causando quebraderos
de cabeza a figuras como el mismísimo fray Luis de León.
Siguiendo la línea trazada por esta delación y la de otros (especialmente destacadas las figuras
de Juan de Viera y su hijo, quienes ante La Suprema corroboraron todo lo dicho por Fonseca y hasta
añadieron más datos), sigue resultando sorprendente la capacidad de los judeoconversos de aclimatarse en

31  AHN, Inquisición, 2414.


32  ESCOBAR QUEVEDO, R., op. cit., p.137.

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todos los rincones y reconocerse mutuamente en un fenómeno de asimilación que explica por qué figuras
como Olivares juzgaron sus redes comerciales tan sólidas y dignas de reemplazar a los siempre necesarios,
pero incómodos agentes financieros genoveses33.
Llaman a la par, mucho la atención, los motivos terrenales que en muchos casos escondían el
deseo de la denuncia, mucho más pragmáticos que velar por la unidad de la fe. Si algunos correligionarios
no pudieron perdonar al adinerado Simón Váez34 su prosperidad en los negocios americanos, pese a ser
descendiente de “los locos de la capilla” como les llamaban en Castelo Branco, buena parte del odio
que generaban los hermanos Montesinos era su prosperidad en la lonja y como Viera les recordaba
enseñorearse con finos trajes y sombrero, pese a sus modestos inicios. Era en esta envidia y rencillas en las
que se cimentaban también las ruinas.
La búsqueda de los hermanos Montesinos acabaría siendo un quebradero de cabeza para la
Inquisición cordobesa, quien se vio involucrada en un traslado de prisioneros con la de Sevilla que incluyó
varios viajes de familiares del Santo Oficio que garantizasen que no existiera riesgo de fuga por parte de los
portugueses que se mandaron allí. Todo fue desencadenado por Bartolomé de Viera, quien había creído
encontrar el paradero de la viuda progenitora del clan de judaizantes de Burdeos.
A través de lo que le había dicho su padre, Juan, Bartolomé consideraba a la patriarca del clan
como la verdadera impulsora del ritual judío en su hogar, algo que no tiene nada de extraño. Autores
como Escobar Quevedo o Huerga Criado han subrayado el papel de las abuelas y las madres como las
verdaderas custodias de la tradición, quienes pasaba el secreto de generación a generación y daban las
primeras lecciones en el hogar a sus hijos sobre su verdadera religión35.
En uno de los errores más notables de cuantos se confiesan a la Suprema por parte del Tribunal de
Córdoba, se terminó teniendo en presidio a los hermanos Cartagena y su madre, Justa Méndez, acusados
de ser en realidad dos de los hermanos Montesinos y su desaparecida progenitora. La colaboración entre
los distritos cordobés y sevillano produjo también el arresto de Manuel López Ferreirim, descendiente del
clan que vimos anteriormente y que finalmente mostró tener contacto con el círculo de judaizantes del
ámbito hispalense.
Complejas, constantes y encubiertas, una sucesión de redes dispersas a lo largo de todo el globo
y que suponen un verdadero desafío. Con todo, reto fascinante, en cuanto nos va permitiendo situar y
enmarcar a estos protagonistas de los más importantes procesos inquisitoriales del Seiscientos, en su justa
dimensión socioeconómica, encontrando una realidad aún más fascinante de la que intuíamos, la del gran
enemigo de la institución inquisitorial durante todo un siglo.

No sólo judaizantes: Otras causas de portugueses ante el Santo Oficio


Si bien es cierto que la mayoría de los portugueses que se vieron involucrados en el nada agradable
interés inquisitorial, obedecían a causas relativas a la observancia en la ley prohibida de Moisés, eso no
es óbice para afirmar que hubo otros que incurrieron en diferentes acusaciones, que no dejan de merecer
nuestra atención, pese a ser menos representativos del conjunto.

33  El alance global de estos vínculos ha sido muy estudiado, especialmente por la Escuela anglo-sajona. Entre otros, cabe
citar la obra colectiva de KAGAN, R. L., y MORGAN, P. D. (eds.), Atlantic Diasporas: Jews, and Cripto-Jews in the Age of
Mercantilism, 1500-1800, Baltimore, 2009.
34  Un artículo de referencia sobre esta figura en ALEXANDRA UCHMANY, E., “Simón Váez”, Estudios de Historia
Novahispana, 9, 1987, pp.67-93.
35  De muy reciente publicación, vinculada a esta temática, encontramos MORENO KOCH, Y., Hijas de Israel: mujeres de
Sefarad, Cuenca, 2010.

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JUDAIZANTES Y MALSINES: REDES CRIPTOJUDÍAS PORTUGUESAS...

Fuente: GRACIA BOIX, R., Autos de Fe y causas de la Inquisición de Córdoba, Córdoba, 1983.

Como podemos observar en el gráfico, la mayoría de los procesos estaban relacionados con la fe
mosaica, sin embargo, aunque a gran distancia en cuanto a valor cuantitativo, también podemos hablar de
un relativo peso de los blasfemos procedentes del reino vecino. En ocasiones, la blasfemia no parecía escapar
de un momento desafortunado en un descuido ante testigos, como le ocurrió a Francisco Anrríquez,
quien estando en Córdoba, ante varios testigos proclamó la superioridad de Satanás sobre Dios. Durante
las investigaciones celebradas en 1632, ratificado por los testigos, se determinó que había pronunciado la
provocación en un estado ebrio, algo que le valió para una sentencia leve, yendo a reformarse unos meses
al convento de San Agustín36.
No siempre era tan sencillo. Determinadas palabras en la persona inadecuada podían convertirse
en un proceso que salpicaba a familiares y amigos. Aunque impertinentes y desaforadas para su época, las
palabras de Anrríquez eran las de un hombre bebido y, fundamentalmente, las de alguien que cuando fue
consultado, pudo demostrar la condición de cristianos viejos de sus antepasados. ¿Qué podía ocurrirle a
quienes no gozaban de esa fortuna en su árbol genealógico?
Tal fue el caso de Domingo Martín, portugués avecindado en Estepa a quien varios vecinos también
sorprendieron con un exabrupto muy singular, afirmar que tanto los cristianos como los mahometanos se
salvarían igual por sus respectivas sectas. A semejanza del caso de Anrríquez, más allá de la reprimenda y la
audiencia, su caso parecía solventado con pena leve hasta que a la altura de 1634 llegaron informaciones de
que era de linaje converso37. Esto le valió un nuevo llamamiento, aunque él ya había iniciado su fuga, por
temor a esas pesquisas. Una de las cosas más recalcadas en sus primeras declaraciones, es que simplemente
le habían denunciado por su nacionalidad, algo muy curioso y que se enmarca perfectamente dentro de
la época (las temidas Complicidades) y que solamente irían en aumento con la caída del conde-duque de
Olivares y la rebelión lusa bajo el mando del Duque de Braganza (1640).
De cualquier modo, la casuística en el caso de los blasfemos es mucho más acentuada que en
los judaizantes. Por lo general es una acusación que se lleva en solitario, bajo la responsabilidad del
individuo, mientras que en el anterior caso podía terminar salpicando a muchísimos más familiares y
amigos. También, había situaciones entre estos criminales de la palabra, donde el propio Santo Oficio
salvaguardaba a la víctima por juzgarla en estado de locura. Eso aconteció con fray Antonio de Sousa,
franciscano portugués que fue detenido por sus compañeros mientras intentaba quemar las imágenes del
retablo de su convento, siendo hallado fuera de su entendimiento tras interrogarle en 161938.

36  AHN, Inquisición, 2409.


37  AHN, Inquisición, 2410.
38  AHN, Inquisición, 2404.

38 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Marcos Rafael Cañas Pelayo

Distinto es el caso de los responsables de una causa que en aquel tiempo competía al ministerio
inquisitorial, la bigamia. A juzgar por los documentos que hemos empezado a consultar, fue la tercera
de las acusaciones por la que pasaron los miembros de nuestro colectivo y, en este caso, arroja alguna
información de mucho interés sobre sus estrategias conyugales y las vías de escape que se buscaban para
vulnerar la norma.
Siempre en teoría, cualquier contrato matrimonial estaba supeditado a un control que garantizaba
que ninguno de los contrayentes estuviera casado previamente39; no obstante, las falsificaciones y la lejanía
geográfica permitían vulneraciones que, solamente en ocasiones eran descubiertas por las autoridades. En
no pocos casos, hubo contrayentes extranjeros que dejaban más que su lugar de origen cuando formaban
un nuevo hogar.
Era común el hecho de dejar atrás a la mujer o al marido en Portugal y volver a casarse en el nuevo
dominio. Eso fue lo que hicieron, entre otros, Guiomar Antúnez, proveniente de Penamacor o Pedro
Fernández, que incluso en ocasiones se había cambiado el apellido en por lo menos, tres matrimonios
reconocidos40. Los proceloso de la reconstrucción (debía escribirse desde Córdoba hasta Tribunales tales
como Lisboa o Coimbra), permitió que muchos de ellos lograsen fugarse, quedando sus causas pendientes.
Tradicionalmente poco representativos dentro de este fenómeno, también hemos encontrado en
la correspondencia inquisitorial casos relativos a brujería y hechicería. Así sucedió con Antonio Díaz,
portugués de quien el Santo Oficio cordobés pidió antecedentes a sus colegas de Coimbra, tras haber sido
denunciado por algunas mujeres del Campo de La Verdad ante quienes había hecho algunos rituales y
sortilegios41. Las averiguaciones salpicaron en Portugal a un antiguo maestro suyo, llamado Blas González,
quien le había enseñado varios trucos para engañar a la gente más crédula.
Como vemos, en ocasiones para situaciones anecdóticas y en otras con mucho peso, las apariciones de
este colectivo bajo otras acusaciones alejadas de judaizante, fueron asimismo reseñables y dignas de estudio.

Conclusiones
Como epílogo para un magnífico análisis de enfrentamientos dentro de un cabildo y la
problemática de la sangre conversa, el profesor Jaime Contreras, finalizaba su estudio42, afirmando que
la nueva etapa tendría como protagonista al enemigo morisco, una creación que se remontaba a los
tiempos de la guerra de Granada. Ese enemigo común, en cierta forma, ayudó a la temida institución
y autoridades, a centrarse en dicha amenaza, quedando el criptojudaísmo castellano, como ya hemos
citado, en un relativo y residual letargo.
De la misma manera, cabe albergar la duda para nuestro caso, acerca de qué futuro le aguardaba
al Santo Oficio una vez la problemática morisca había quedado (al menos sobre el papel) zanjada con
la expulsión definitiva. Quizás, de no haber aparecido ese rebrote a través de unos cristianos nuevos
portugueses que estaban más habituados a preservar su fe prohibida en un clima de relativa flexibilidad,
los inquisidores hubieran tenido mucho más complicado preservar su autoridad moral y el sentido de su
misión, acompasado con espectaculares procesiones de poder, como eran los Autos de Fe.
Con todo, las más grandes incógnitas las arrojan sus víctimas. Es indudable que pese a las violentas
oleadas de represión que tuvieron que sufrir, hubo momentos donde verdaderos núcleos familiares se
asentaron en el territorio por considerarlo el más propicio para su prosperidad socioeconómica. Sus
objetivos (no únicamente religiosos, como hemos podido ver), formas de encubrimiento y estrategias
nos podrán ir acercando, no solamente a los grandes asentistas y banqueros de la Corte, sino a unos
protagonistas menos destacados pero mucho más representativos del conjunto.

39  Fuente fundamental y básica para este frente es el Archivo General del Obispado de Córdoba. Entre su rico fondo, son de
nuestro interés, los contratos matrimoniales, donde se especifican los nombres de los padres de los cónyuges, sus lugares de
procedencia y testigos favorables.
40  AHN, Inquisición, 2409.
41  AHN, Inquisición, 2405.
42  CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes: Regidores, inquisidores y criptojudíos, Madrid, 1992.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia de Luis de


Salazar y Castro

Juan Luis Carriazo Rubio


Universidad de Huelva

Resumen: En este artículo presentamos y editamos una genealogía de los señores de Sanlúcar de Barrameda,
condes de Niebla y duques de Medina Sidonia, elaborada en 1702 por Luis de Salazar y Castro, uno de
los más importantes genealogistas españoles. Se analizan también las conexiones de este texto con otros
escritos de Salazar sobre el linaje de Guzmán.

Palabras clave: Nobleza, genealogía, historiografía, Andalucía, linaje de Guzmán, duques de Medina
Sidonia.

The Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia by Luis de


Salazar y Castro

Abstract: In this paper we present and edit a genealogy of the Lords of Sanlúcar de Barrameda, Counts
of Niebla and Dukes of Medina Sidonia, developed in 1702 by Luis de Salazar y Castro, one of the most
important Spanish genealogists. We also analyze the connections between this text and other Salazar’s
writings about the Guzmán lineage.

Key words: Nobility, genealogy, historiography, Andalusia, Guzmán lineage, dukes of Medina Sidonia.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia de Luis de


Salazar y Castro

Juan Luis Carriazo Rubio


Universidad de Huelva

El investigador que frecuenta archivos nobiliarios localiza a menudo en ellos escritos de carácter
genealógico, más o menos extensos y fidedignos, que por lo general aportan poco al estado actual de
nuestros conocimientos. Sin embargo, en ocasiones aparece algún texto que llama la atención por las
circunstancias en que fue redactado o por la identidad de su autor. Esto es lo que sucede con una Genealogía
de los señores de la Casa de Medina Sidonia de Luis de Salazar y Castro conservada en el Archivo General
de la Fundación Casa de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)1.
La Genealogía ocupa 24 folios, con cuidada caligrafía. No obstante, se trata de una copia simple
con algunos errores y saltos que, puntualmente, dificultan la lectura del texto. Este aparece encabezado
por el siguiente título: Genealogía de los señores de la Casa de Medina-Sidonia, escrita por don Luis de Salazar
y Castro, chronista mayor del rey nuestro señor. De haber quedado limitada al título toda expresión de
autoría cabría albergar dudas al respecto, pues no resulta extraño encontrar escritos de este tipo atribuidos
a los genealogistas más afamados, y Salazar y Castro, sin duda, lo era2. Afortunadamente, el propio Salazar
hace constar su nombre, cargos y autoridad en la materia al fechar y firmar la Genealogía:

“Don Luis de Salazar y Castro, comendador de Zurita en la Orden de Calatrava y


procurador general de ella, coronista mayor del rey nuestro señor, zertifico que la genealogía
ante escripta es cierta y verdadera, y que la tengo comprovada por mucho número de escripturas
y escriptores de conocida fee; en testimonio de lo qual lo firmé en Madrid, a diez y nueve de
noviembre de mil setecientos y dos años”3.

Recibido: 20/01/2013. Aceptado: 25/01/2013.


Correo electrónico de contacto: carriazo@dhis2.uhu.es
1  Archivo General de la Fundación Casa de Medina Sidonia (en adelante, AGFCMS), leg. 229. Aunque poco citado, el texto
no es desconocido. En fecha reciente ha sido utilizado parcialmente por Luis SALAS ALMELA para componer un apéndice
sobre “Matrimonios y descendencia de los duques de Medina Sidonia, 1550-1700” en su estudio Medina Sidonia. El poder de
la aristocracia. 1580-1670, Madrid, Marcial Pons, 2008, pp. 471-474.
2  Sobre este autor son de consulta indispensable los trabajos de VARGAS ZÚÑIGA Y MONTERO DE ESPINOSA, A. de,
Don Luis de Salazar y su colección, Madrid, Real Academia de la Historia, 1973; y SORIA MESA, E., La Biblioteca genealógica
de don Luis de Salazar y Castro, Córdoba, Universidad de Córdoba, 1997.
3  AGFCMS, leg. 229, fol. 23 r-v. En su Biblioteca genealógica, Salazar se presenta a sí mismo como “comendador de Zurita y
procurador general de la Orden de Calatrava, alguacil mayor de la Inquisición del reino de Toledo y cronista mayor de Castilla

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La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

Si Salazar firma la obra el 19 de noviembre de 1702, cuatro días después, el 23 de aquel mismo
mes, se añadió al original autógrafo un testimonio de la autenticidad del documento que también se
recoge en la copia que ahora editamos. El autor de dicho testimonio es don Francisco Nicolás de Castro
Gallego y Lariz, que se nos presenta como caballero de la Orden de Santiago4, marqués de Campollano5,
regidor perpetuo de Segovia6, “del Consejo de Su Majestad Cathólica y su secretario de la Cámara y
Estado de Castilla, y, en virtud de real despacho, su fecha cinco de mayo de mil setecientos y uno, notario
público en esta su corte, reinos y señoríos para autorizar qualesquiera instrumentos y despachos tocantes
y pertenecientes al real servicio de Su Magestad”7. En ejercicio de sus funciones, certifica que “don Luis
de Salazar y Castro, de quien va firmada esta genealogía, es tal coronista mayor del rey nuestro señor y su
firma la acostumbrada, y como tal se le da y ha dado entera fee y crédito en juicio y fuera de él a todos los
ynstrumentos”8.
El marqués de Campollano explica, además, el motivo de su intervención: dar fe de los documentos
presentados “para prueva de la nobleza y antiguo origen de las casas” de aquellos nobles a los que Luis
XIV había concedido la Orden del Santo Espíritu. Concretamente, don Francisco Nicolás de Castro
señala que “Su Magestad Christianísima” ha “hecho merced de decorar con sus órdenes de San Miguel
y Santiespiritus a los señores duques de Medinasidonia y Uzeda, conde de Venavente y marqués de
Villafranca”9. Todos habían demostrado su lealtad al nuevo rey, Felipe V. Tres de ellos desempeñaban los
cargos más importantes de la Casa Real, inmediatamente por debajo del influyente marqués de Louville.
El marqués de Villafranca ejercía de mayordomo mayor (grand maître), el duque de Medina Sidonia
era el caballerizo mayor (grand écuyer) y el conde de Benavente, el sumiller de corps (grand chambellan).
El marqués de Villafranca era miembro, además, del Consejo de Estado y formó parte de las Juntas de
Gobierno o Regencia de 1700 y 1702. En la primera de ellas estuvo también el conde de Benavente. El
XI duque de Medina Sidonia, don Juan Claros Pérez de Guzmán, se integró en el Consejo de Gabinete o
Despacho que acompañó a Felipe V en su viaje a Italia entre abril y diciembre de 170210. Por estas fechas el

y de las Indias” (SORIA MESA, E., La Biblioteca genealógica..., p. 110). El cargo de cronista mayor de Castilla le fue concedido
por Carlos II en 1685. Al año siguiente será armado caballero de la Orden de Calatrava, y en 1691 recibirá la encomienda de
Zurita. El nombramiento de procurador general de la Orden se produjo en 1699 (VARGAS ZÚÑIGA Y MONTERO DE
ESPINOSA, A. de, Don Luis de Salazar..., pp. 16-20).
4  Las pruebas para su acceso a la Orden están fechadas en 1680 (Archivo Histórico Nacional —en adelante, AHN—, Órdenes
Militares, Caballeros de Santiago, exp. 1802).
5  El documento de concesión del título de marqués de Campollano data del 20 de septiembre de 1700 (AHN, Consejos, 8975,
a. 1700, exp. 132).
6  En un pleito con el convento dominico de Santa Cruz la Real de Segovia, fechado en marzo de 1701, Francisco Nicolás de
Castro aparece mencionado como “cavallero del Horden de Santiago, regidor de la dicha ziudad de Segobia y vezino de la villa
de Madrid” (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Registro de Ejecutorias, caja 3095, 40).
7  AGFCMS, leg. 229, fol. 23v-24r.
8  Ibíd., fol. 24v. José Antonio Álvarez y Baena, en sus Hijos de Madrid (1790), nos ofrece puntual información sobre don
Francisco Nicolás de Castro y Gallego: “primer marqués de Campo-Llano, fue hijo de don Antonio de Castro, de los Consejos
de Castilla, Indias y Guerra, natural de Tudela, y de doña María Gallego Lariz, natural de la villa de Olmedo. Sirvió primero
en la carrera militar hasta el grado de Capitán, y el señor don Carlos II le hizo merced de hábito de Santiago el año de 1680,
de que el Consejo de las Órdenes le despachó título a 3 de noviembre. En septiembre de 697 le confirió S.M. la Secretaría de
Cámara del Consejo Supremo de Guerra, y después la de Cámara, Estado y Justicia del de Castilla. En 1 de junio de 1700
le creó Marqués de Campo-Llano, de que se le dio privilegio en 20 de septiembre. El día 3 de abril de 1701 asistió como
Secretario de la Cámara al reconocimiento de los poderes que traían los comisarios de las ciudades para el juramento del señor
don Felipe V, y en 8 de mayo concurrió al acto en la Iglesia Real de San Gerónimo, para cuya función se le despachó título de
Notario Mayor de estos reynos” (Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario histórico
por el orden alfabético de sus nombres, que consagra al Illmo. y Nobilísimo Ayuntamiento de la Imperial y Coronada Villa de Madrid
su autor, D. Joseph Antonio Álvarez y Baena, vecino y natural de la misma Villa. Tomo segundo: F. G. H. I., Madrid, en la oficina
de D. Benito Cano, 1790, p. 226).
9  AGFCMS, leg. 229, fol. 24r.
10  BERNARDO ARES, J. M. de, “Aristocracia nobiliaria y burocracia ennoblecida. Desaparición o marginación del sistema

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Juan Luis Carriazo Rubio

duque de Uceda era embajador en Roma y presidente del Consejo de Órdenes11. Es precisamente durante
los primeros meses del viaje del rey a Italia cuando se gestiona la concesión de las órdenes francesas a los
nobles mencionados. Hay que recordar que la Ordre du Saint-Esprit, fundada por Enrique III en 1578, era
la más prestigiosa que concedía la monarquía francesa, aunque la más antigua era la Ordre de Saint-Michel,
creada por Luis XI en 1469. Los caballeros del Santo Espíritu recibían automáticamente la Orden de San
Miguel, por lo que se les denominaba “caballeros de las órdenes del rey”12.
La concesión de estas distinciones tuvo lugar en junio de 1702 y se explica en un contexto
muy concreto. El 18 de febrero de 1701 había entrado Felipe V en Madrid, donde fue calurosamente
acogido por el pueblo13. El 8 de mayo juró como nuevo rey. Pese a las muestras de apoyo, hubo también
reticencias importantes. Como observa García Cárcel, “el principal estímulo negativo lo determinaba
su condición de francés, sobre todo para la nobleza y el clero castellanos, especialmente sensibles contra
las «novedades» francesas”14. Uno de los asuntos que generó más tensión en los primeros momentos del
reinado fue la equiparación del grado, el derecho y el tratamiento de los duques y pares franceses con los
Grandes de España15. Luis XIV remitió un decreto en este sentido a Felipe V el 15 de mayo de 1701, y
éste respondió afirmativamente el 16 de junio. El decreto suscitó un profundo malestar en el seno del
estamento aristocrático. No en vano, “era la primera vez que Luis XIV se inmiscuía directa y claramente
en los asuntos interiores de la Monarquía española y el resultado podía tildarse de inquietante”, pues
“el fantasma de una alta nobleza actuando como una corporación, convertida en un factor político
descontrolado, apareció sobre el escenario”16. El duque de Arcos envió a Felipe V un memorial, cuya
autoría se ha atribuido a Salazar y Castro, en el que “afirmaba sin ambages y con un gran aparato erudito
de citas que no se podía homologar lo que era intrínsecamente desigual”17. En respuesta, Felipe V ordenó
al duque de Arcos marchar a Flandes.
Como señala José Manuel de Bernardo Ares, esta política “no sólo pretendió la equiparación de
los más altos niveles de la nobleza francesa y española, sino que propició la concesión de títulos españoles
a prohombres franceses y fomentó las uniones matrimoniales entre personalidades destacadas de Francia
y España”18. Así, Felipe V concedió la Grandeza de España a los duques de Beauvilliers y de Populi, y al
mariscal Tessé; y otorgó la Orden del Toisón de Oro a varios de sus familiares y a algunos nobles franceses19.

polisinodal de la monarquía hispánica (1701-1709)”, en GARCÍA HURTADO, M. R. (ed.), Modernitas. Estudios en Homenaje
al Profesor Baudilio Barreiro Mallón, A Coruña, Universidade da Coruña, 2008, pp. 204-205.
11  BERNARDO ARES, J. M. de y otros, La correspondencia entre Felipe V y Luis XIV, I. Estudio histórico, informático y
traductológico, Córdoba, Universidad de Córdoba, 2006, p. 358.
12  Cf. PINOTEAU, H., État de l’Ordre du Saint-Esprit en 1830 et la survivance des Ordres du Roi, París, Nouvelles Editions
Latines, 1983, pp. 14-17; y FAUCONPRET, B. de, Les chevaliers de Saint-Michel, 1665-1790, le premier ordre de mérite civil,
París, Éditions Patrice du Puy, 2007.
13  MARTÍNEZ SHAW, C. y ALFONSO MOLA, M., Felipe V, Madrid, Arlanza Ediciones, 2001, pp. 41-44.
14  GARCÍA CÁRCEL, R., Felipe V y los españoles. Una visión periférica del problema de España, Barcelona, Plaza & Janés,
2002, p. 60. Sobre las relaciones entre Felipe V y el estamento nobiliario son de consulta obligada los trabajos de Antonio
MORALES MOYA, “La nobleza y su relación con el poder político”, en SERRANO, E. (ed.), Felipe V y su tiempo, Congreso
Internacional, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 2004, tomo I, pp. 243-269; “La nobleza española en el siglo
XVIII”, El mundo hispánico en el siglo de las luces, Madrid, Editorial Complutense, 1996, tomo I, pp. 207-232; y Poder político,
economía e ideología en el siglo XVIII español: la posición de la nobleza, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 1983,
2 vols., entre otros.
15  BERNARDO ARES, J. M. de, Luis XIV rey de España. De los imperios plurinacionales a los estados unitarios (1665-1714),
Madrid, Iustel, 2008, pp. 290-294.
16  GARCÍA-BADELL ARIAS, L. M., “Los primeros pasos de Felipe V en España: Los deseos, los recelos y las primeras
tensiones”, Cuadernos de Historia del Derecho, 15 (2008), p. 64.
17  BERNARDO ARES, J. M. de, Luis XIV rey de España..., p. 291. Sobre este asunto véase el pormenorizado análisis de
GARCÍA-BADELL ARIAS, L. M., “Los primeros pasos de Felipe V en España...”, pp. 59-69.
18  BERNARDO ARES, J. M. de, Luis XIV rey de España..., p. 293.
19  Por lo que respecta a la Orden del Toisón, véase el trabajo de POSTIGO CASTELLANOS, E., “El cisma del Toisón.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 45


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

Como contrapartida, en junio de 1702, Luis XIV premió los servicios del cardenal Portocarrero, del
marqués de Villafranca, del duque de Medina Sidonia, del conde de Benavente y del duque de Uceda
con el nombramiento de caballeros de la Orden del Santo Espíritu20. El Mercure historique et politique
correspondiente al mes de junio de 1702 recoge la noticia en los términos siguientes:

“Sa Majesté tint aussi le chapitre de l’Ordre de S. Esprit, et créa cinq nouveaux chevaliers,
tous espagnols, sçavoir, le Cardinal Porto-Carrero, le Duc d’Uceda, le Comte de Benevento (sic),
le Duc de Medina Sidonia et le Marquis de Villa Franca”21.

Asimismo, el duque de Saint-Simon relata en sus Mémoires cómo “le jour de la Pentecôte [de
1702], le Roi déclara au chapitre cinq grands d’Espagne chevaliers de l’Ordre”. Eran “les seigneurs les
plus distingués de cette cour par leur attachement au roi son petit-fils et par leurs charges”. El duque de
Saint-Simon comenta: “et il dit que ce prince les lui avoit demandés”22. Arthur-Michel de Boislisle, el más
notable editor de las Mémoires, añade en nota al texto que “du moins Philippe V avait fait la demande
pour MM. de Medina-Sidonia et de Benavente, mais on eut de la peine à s’y prêter”23. Boislisle nos
informa también sobre el desarrollo posterior de los acontecimientos:

“Les preuves de MM. de Medina-Sidonia et d’Uceda furent admises le 1er janvier 1703,
celles de M. de Villafranca le 2 février suivant, celles de M. de Benavente et du cardinal le 16 avril;
mais aucun des cinq ne fut jamais reçu, et ils profitèrent tous de la permission dont notre auteur
vient de parler”24.

Narrando acontecimientos del año 1700, el duque de Saint-Simon nos ofrece un interesante
retrato del duque:

“Medina-Sidonia étoit un homme très bien fait, d’environ soixante ans, qui ne manquoit
pas d’esprit. Vrai courtisan, complaisant, liant assidu, fort haut, très glorieux, en même temps très
poli, libéral, magnifique, ambitieux à l’excès, et d’une probité peu contraignante; de ces hommes
enfin à qui il ne manque rien pour cheminer et pour arriver dans les cours, et grand Autrichien. Il
étoit aîné de la maison de Guzman”25.

Otro comentario de Saint-Simon da idea de hasta qué punto se valoraba, desde la óptica francesa,

Dinastía y orden (1700-1748)”, en FERNÁNDEZ ALBALADEJO, P. (ed.), Los Borbones. Dinastía y memoria de nación en la
España del siglo XVIII, Madrid, Marcial Pons y Casa de Velázquez, 2001, pp. 331-380, especialmente, pp. 336-344.
20  BERNARDO ARES, J. M. de, Luis XIV rey de España..., pp. 293-294.
21  Mercure historique et politique contenant l’état present de l’Europe, ce qui se passe dans toutes les cours, l’interêt des princes,
leurs brigues et generalement tout ce qu’il y a de curieux pour le mois de juin 1702, La Haya, Henri van Bulderen, 1702, p. 747.
Curiosamente, el párrafo continúa asociando estos nombramientos a otro análogo pero en sentido inverso: “Quelques jours
auparavant un courier de Naples avoit aporté la patente de Grand d’Espagne pour le Comte d’E[s]trées”.
22  Mémoires de Saint-Simon. Nouvelle édition collationnée sur le manuscrit autographe, augmentée des additions de Saint-Simon au
Journal de Dangeau et de notes et appendices par A. de Boislisle, tomo X, París, Librairie Hachette, 1893, p. 203.
23  Ibíd., p. 203, nota 5. A este respecto, Boislisle recoge una carta muy elocuente, escrita el 2 de mayo de 1702 por el marqués
de Torcy al marqués de Louville, hombre de gran influencia en la Corte española como gentilhombre de cámara de Felipe V y
jefe de la Casa Real. El documento dice así: “Le fretin des sujets du roi d’Espagne s’empresse de temps en temps à demander le
collier de l’Ordre. Il n’est pas juste de l’ôter à des sujets du Roi que le servent bien pour le donner à des gens qui ne feroient ni
honneur ni profit (...). Le roi paroît déterminé à en donner trois ou quatre à S. M. C., quand elle les lui demandera; mais que
ce soit, s’il vous plaît, de bons sujets, comme Medina-Sidonia, Benavente, et quelque autre de cette volée” (ibíd., pp. 203-204).
24  Ibíd., p. 205, nota 1.
25  Mémoires de Saint-Simon..., tomo VII, París, Librairie Hachette, 1890, p. 264.

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Juan Luis Carriazo Rubio

su condición de caballero del Santo Espíritu, título que incluye entre los cargos más relevantes del
personaje: “Il mourut grand écuyer, chevalier du Saint-Esprit, et conseiller d’État, dans la faveur, l’estime
et la considération qu’il méritoit”26.
Para demostrar la antigüedad y grado de su nobleza, de cara a su ingreso en la Orden del Santo
Espíritu, don Juan Claros Pérez de Guzmán, XI duque de Medina Sidonia, encargó a Luis de Salazar y
Castro la elaboración de la Genealogía que ahora editamos. La elección del autor no carece de interés. Don
Antonio de Vargas Zúñiga afirmaba que durante el primer tercio del siglo XVIII, Salazar vio “consolidada
su posición social y económica” y que “el nuevo monarca Felipe V no deja tampoco de favorecerle desde
el principio de su reinado”27. Aduce como prueba la concesión, el 9 de abril de 1701, de la administración
de la encomienda de las Casas de Córdoba de la Orden de Calatrava28. Ahora bien, no debemos olvidar la
más que probable participación de Salazar en el memorial entregado por el duque de Arcos a Felipe V, o
la amplia Información redactada poco después y que esta vez sí firmó el célebre cronista nobiliario29. Para
García-Badell, la “aparición en escena” de Salazar es la prueba de que la oposición a la equiparación de los
títulos y dignidades españoles y franceses “no era la aventura aislada de un Grande arrogante, ni la razón
el orgullo vano de una casta”; antes bien, “era la manifestación de un malestar político incipiente pero que
podía llegar a articularse con sólidas razones y argumentos”. Y añade:

“Salazar y Castro, que siempre había destacado en la defensa de los intereses nobiliarios,
agente al servicio de la más alta nobleza, era el instrumento idóneo para ello. Su disponibilidad se
demostraría también en el futuro, cuando hubo que defender los intereses de la Grandeza frente
a la política borbónica o a la voracidad jurisdiccional del Consejo Real, como en ocasión de la
peliaguda cuestión del Banquillo de 1705 o la respuesta del Duque de Medinaceli a la reversión de
bienes a la corona, o frente al Consejo de Castilla, en la famosísima respuesta a la consulta de éste
de 1708, atribuida a Macanaz”30.

Sin duda, la actividad de don Luis de Salazar y Castro en estos momentos es un asunto de gran
interés, pero no constituye el objeto principal de nuestro trabajo. Sí lo es, en cambio, su vinculación con
la historia de la Casa ducal de Medina Sidonia. Curiosamente, la Genealogía que nos ocupa no es el único
texto dedicado por Salazar a los Guzmanes. En la Biblioteca Nacional de España se conserva un volumen
manuscrito que responde al título de Disertaciones genealógicas de la Casa de Guzmán por don Luis de
Salazar y Castro31. El manuscrito contiene siete “disertaciones” de Salazar sobre dicho linaje:
1. Sobre el origen de la Casa de Guzmán.
2. Doña Ximena Núñez no casó con el rey don Alonso VI.
3. Sobre la filiación de Santo Domingo de Guzmán.
4. Si la reyna doña Theresa celebró segundo matrimonio.
5. La Casa de Moura es segunda de la de Guzmán.
6. La Casa de Toledo de las líneas de Mejorada y Orgaz no procede de la familia de Guzmán.

26  Ibíd., tomo IX, París, Librairie Hachette, 1892, p. 136.


27 VARGAS ZÚÑIGA Y MONTERO DE ESPINOSA, A. de, Don Luis de Salazar..., pp. 23-24.
28  Ibíd., p. 24.
29  GARCÍA-BADELL ARIAS, L. M., “Los primeros pasos de Felipe V en España...”, p. 66.
30  Ibíd. Es de gran interés al respecto otro trabajo del mismo autor: GARCÍA-BADELL ARIAS, L. M., “Felipe V, la Nobleza
Española y el Consejo de Castilla. La Explicación jurídica e histórica de la consulta que hizo el Real Consejo de Castilla,
atribuida a Macanaz”, Cuadernos de Historia del Derecho, 12 (2005), pp. 125-149.
31  Biblioteca Nacional de España (en adelante, BNE), Ms. 11.585. Luis GARCÍA CUBERO lo recoge en su Bibliografía
heráldico-genealógico-nobiliaria de la Biblioteca Nacional (Manuscritos), Madrid, Ministerio de Cultura, 1992, p. 543, nº 4.194.
También lo cita Enrique SORIA MESA en su magnífica edición de la Biblioteca genealógica de Salazar y Castro (ed. cit., p.
112, nota 385).

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 47


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

7. Sobre la legitimidad de don Alonso Pérez de Guzmán.


Consta el volumen de 478 folios, al término de los cuales el archivero de la Casa de Medina
Sidonia en 1751, Santiago Sáez, nos informa sobre cómo copió los textos a partir del original conservado
en el archivo ducal:

“Concuerda este traslado con las Dissertaciones originales M.S. de don Luis de Salazar y
Castro, chronista mayor de Castilla, que se guardan en el Archivo de la Casa del excelentísimo
señor duque de Medina-Sidonia, mi señor, de que se da noticia en el catálogo de las obras de este
doctíssimo genealogista, puesto en las memorias para su vida estampadas, sin nombre de autor
(aunque se cree lo sea el P. Fr. Diego Mecolaeta, benedictino), al principio de la obra pósthuma
de dicho don Luis, intitulada Examen castellano de la crisis griega, con que el R. P. Fr. Manuel
Bautista de Castro intentó establecer el instituto Bethlemítico, impresa en Madrid, in 4º, año 1736.
Y haviendo yo copiado por mi misma mano parte de este trasumpto y corregídole todo él por el
expresado original, que se halla escrito (en quanto a lo material y pendolario) de letra de amanuense
bastante clara y bien formada, a excepción de algunos pasages y citas marginales, que puso de su
puño el autor, los quales son bien difíciles de leer, por lo estropajoso, trémulo y desfigurado de
los caracteres, que indican haver escrito esta obra en su última edad, para que conste esto a todo
el que viniere a parar el presente traslado y le estime como sacado de obra genuina y legítima del
referido don Luis de Salazar, sin interpolaciones, addición ni otro vicio alguno, yo Santiago Sáez,
oficial mayor de la secretaría, contaduría y archivo de la Casa de dicho excelentísimo señor duque
de Medina-Sidonia, mi señor, lo certifico y firmo en esta villa y corte de Madrid, en 10 días del
mes de julio de 1751 años. Santiago Sáez (rúbrica)32”.

Sáez otorga a las Disertaciones un carácter unitario como obra “genuina y legítima” de Salazar.
Dado que asegura haber copiado personalmente parte del texto y corregido la totalidad de la copia “por el
expresado original”, queda claro que las Disertaciones estaban recogidas en un único volumen, tal y como
ocurre con la copia33. Refuerza esta idea la alusión contenida en el “Cathálogo de las obras impressas y
manuscritas de don Luis de Salazar, formado del de Frankenau y de su bibliotheca manuscrita”, inserto
en las páginas preliminares del Examen castellano de la crisis griega citado por Santiago Sáez. Entre los
“manifiestos y memoriales impresos y manuscritos”, en el epígrafe de “manuscritos”, se comenta que
Salazar “comenzó la Historia de la Casa de Guzmán por unas doctas Dissertaciones, que se han entregado
al Duque de Medina Sidonia”34. El caráter unitario de las Disertaciones explica que, en 1751, el archivero
Santiago Sáez no incluyera en el volumen la Genealogía que nos ocupa y que, sin embargo, debía conocer35.
Curiosamente, Sáez compuso en 1752 una genealogía de los señores de Sanlúcar de Barrameda que dedicó
al duque. Así consta en unos apuntes de Juan Pedro Velázquez Gaztelu utilizados para la redacción de su
Catálogo de todas las personas ilustres y notables de Sanlúcar de Barrameda (1760). El historiador sanluqueño
describe estos apuntes como “mejoras que se han ido haciendo al extracto genealógico de la Casa de
Medina Sidonia, trabajado por D. Santiago Sáez, en 23 de [...]bre de 1752, dedicado a su excelencia, de

32  BNE, Ms. 11.585, fols. 477v-478r.


33  No tenemos noticia de que dicho volumen se conserve actualmente en el Archivo General de la Fundación Casa de Medina
Sidonia.
34  Examen castellano de la crisis griega, con que el R. P. Fr. Manuel Bautista de Castro intentó establecer el instituto Bethlemítico,
obra póstuma de don Luis de Salazar y Castro, cavallero, procurador general de la Orden de Calatrava, comendador de Zorita, del
Consejo de Su Magestad en el Real de las Órdenes, chronista maior de Castilla y de las Indias, etc. Madrid, Imprenta Real, 1736,
s.p. Salazar no menciona las Disertaciones en su Biblioteca genealógica (ed. cit., pp. 110-113).
35  Aunque no es imposible, resulta difícil pensar que la copia simple de la Genealogía conservada en Sanlúcar de Barrameda
llegara al archivo después de 1751 (fecha de la copia de las Disertaciones), cuando el original de Salazar estaba fechado en 1702.

48 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Juan Luis Carriazo Rubio

que tengo yo copia”36. El predecesor de Sáez en el cargo de archivero ducal, Francisco de Salanova, había
compuesto también una Historia genealógica de la Casa de Medina Sidonia37. Es posible que tanto Salanova
primero como Sáez después conocieran y utilizaran la Genealogía de Salazar y Castro que aquí editamos.
Ahora bien, ¿podemos establecer conexiones entre este texto menor y las Disertaciones del propio Salazar?
La Genealogía comienza directamente con Alfonso Pérez de Guzmán, que “fue quien separó de
las otras líneas del gran linaje de Guzmán la esclarecida Cassa de Medinasidonia”38. El autor elude así
la necesidad de consignar la ascendencia del primer señor de Sanlúcar. Tan sólo añade, de manera un
tanto vaga, que todas las líneas del linaje proceden “de los ancianos reyes de León”39. La cuestión de la
procedencia de los Guzmanes justifica, por sí sola, la primera de las Disertaciones, que trata “Sobre el
origen de la Casa de Guzmán”40. Salazar explica aquí que

“La Cassa de Guzmán es la prueva más convinzente de la dificultad grande que siempre
se halla en las materias genealógicas, pues aviendo escrito de ella todos los autores más clásicos,
ninguno conforma con el otro en su origen y principio. Todos se le confiesan grande y esclarecido,
pero diverso. Todos afirman ser producción indubitable de tronco real y soberano, pero divídense,
unos sacándole de los reyes godos, otros de los de León y otros de los <duques> de Bretaña”41.

Así, “Pedro Gerónimo de Aponte establece el origen de los Guzmanes en el rey Gundemaro de
los godos, y Ambrosio de Morales, farol claríssimo de la historia de España, burla deste descubrimiento,
admirándose de que caiesse en él un hombre tan sabio y diligente”42. Sin embargo, “Estevan de Garibay,
otro maestro grande de la historia de España y superior a todos en la parte genealógica, hizo luego con
la opinión de Ambrosio de Morales lo que él con la de Pedro Gerónimo de Aponte”43. Tras recoger y
comentar las aportaciones de estos y otros autores, así como distintas crónicas y documentos medievales,
Salazar ratifica el vínculo de los Guzmanes con los reyes de León44, tal y como queda también expresado
en la Genealogía que aquí editamos. Esta afirmación no carece de interés en el horizonte cronológico

36 VELÁZQUEZ GAZTELU, J. P., Catálogo de todas las personas ilustres y notables de esta ciudad de Sanlúcar de Barrameda.
Desde la mayor antigüedad que se ha podido encontrar en lo escrito, hasta este año de 1760, estudio preliminar, transcripción y
edición del manuscrito por Fernando Cruz Isidoro, Sanlúcar de Barrameda, Asociación Sanluqueña de Encuentros con la
Historia y el Arte, 1996, p. 572.
37  AGFCMS, leg. 1.319. Santiago Sáez debió asumir el cargo de archivero de la Casa Ducal tras la marcha de su predecesor,
Francisco de Salanova, en 1744. A propósito del archivo ducal en estas fechas, el historiador sanluqueño Juan Pedro Velázquez
Gaztelu (1710-1791) afirmaba que “quizás no hubiera quedado muestra de los [documentos] más importantes si en el año
de 1724 no se hubieran transportado a Madrid, donde por el celo, esmero, inteligencia y sumo trabajo de don Francisco de
Salanova, deán de la Santa Iglesia de Coria, entonces secretario y contador mayor de la Casa, se han puesto en tal orden y
aseo, que dudamos se pueda encontrar otro en la corte ni fuera de ella, más lleno, más primoroso, más metódico ni más bien
coordinado” (VELÁZQUEZ GAZTELU, J. P., Historia antigua y moderna de la muy noble y muy leal ciudad de Sanlúcar de
Barrameda, vol. I, ed. de M. Romero Tallafigo, Sanlúcar de Barrameda, 1992, p. 83). En el Catálogo de todas las personas ilustres
y notables de Sanlúcar de Barrameda comenta que Salanova fue secretario y contador mayor del duque desde abril de 1724 hasta
marzo de 1744, en que “ordenado ya de sacerdote pasó a ser deán de la Santa Iglesia de Coria, el que permutó después por otros
beneficios simples, y volvió a Madrid, a la Casa del actual señor duque D. Pedro de Alcántara XIV, donde reside a esta fecha”
(VELÁZQUEZ GAZTELU, J. P., Catálogo..., pp. 448-449). El Catálogo está fechado en 1760, aunque incorpora noticias hasta
1784, tal y como advierte Fernando Cruz Isidoro en el estudio preliminar a su edición. Según la documentación del archivo
ducal, el nombramiento de Salanova se produjo en 1723, no en 1724 (AGFCMS, leg. 805).
38  AGFCMS, leg. 229, fol. 1r.
39  Ibíd.
40  BNE, Ms. 11.585, fol. 1r-19r.
41  Ibíd., fol. 1r.
42  Ibíd.
43  Ibíd., fol. 2r.
44  Ibíd., fol. 16r.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 49


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

de 1702, pues el memorial remitido por el duque de Arcos a Felipe V en 1701 fue contestado por una
Mémoire dirigida por los duques y pares de Francia a Luis XIV, en la que se argumentaba que los orígenes
franceses de linajes españoles como los Ponce de León, los Moncada, los La Cerda o los Guzmán probaban
la existencia de vínculos muy antiguos y, en cualquier caso, anteriores a la época de los Habsburgo45.
Igualmente significativo es otro comentario vertido por Salazar en el párrafo inicial de la Genealogía,
dedicado a Guzmán el Bueno:

“Nació este gran varón el día de San Ildephonso, 24 de henero del año de 1256, y
adquiriendo por sus virtudes militares casi todos los bastos dominios que oy conserva su cassa,
tuvo entre los grandes o ricos hombres españoles lugar muy señalado. El rey don Alonso el Savio,
en cartas que le escrivió en tienpo de su adversidad, le honrró con el tratamiento de primo, honor
entonces tan singular que no se descubre en otro grande”46.

Curiosamente, el tratamiento de “primo” dispensado por el rey de España a los Grandes era una de
las prerrogativas objeto de discusión a raíz de la equiparación con los duques y pares franceses en 170147.
Además de conectar el texto con los acontecimientos vividos en la Corte por estas fechas, el comentario
inserto en la Genealogía nos permite establecer paralelismos con las Disertaciones. Aunque el párrafo inicial
de la Genealogía —necesariamente breve— no lo explica, la alusión al tratamiento de “primo” que habría
recibido Alfonso Pérez de Guzmán del rey Sabio se justifica por un documento inserto en las Ilustraciones
de la Casa de Niebla de Pedro Barrantes Maldonado (1541)48. Barrantes narra con detalle cómo Alfonso
X acudió al sultán meriní y empeñó su corona para hacer frente a la rebelión de su hijo Sancho y del
reino49. El pasaje nos presenta a un Alfonso X solo y prácticamente derrotado, al que “no le quedó más de
la cibdad de Sevilla, con los que en ella avía”, y que “determinó de se yr a perder por la mar en una galera
negra que avía mandado hazer, pero ni aun para esto no tenía dinero”. En esta coyuntura, “acordó de
embiar la corona suya, guarnecida de muchas perlas y piedras al rey Abenyuçaf de Marruecos, a rrogarle
que sobre ella le prestase algo”50. Previamente habría escrito a Alfonso Pérez de Guzmán para que se
encargase de la negociación. Barrantes copia la supuesta carta, que dice haber visto “entre las escrituras del
Duque de Medina”, y que llama su atención “por la antigüedad y manera del hablar de aquel tienpo”51. El
documento, extractado, dice así:

“Primo don Alfonso Pérez de Guzmán: la mi coita es tan grande que como cayó en alto
logar se verá de luenne, e como cayó en mí, que era amigo de todo el mundo, en todo él sabrán la

45  BERNARDO ARES, J. M. de, Luis XIV rey de España..., p. 292.


46  AGFCMS, leg. 229, fol. 1r-1v.
47  GARCÍA-BADELL ARIAS, L. M. “Los primeros pasos de Felipe V en España...”, pp. 59-61.
48  BARRANTES MALDONADO, P., “Illustraciones de la Casa de Niebla”, ed. de Pascual de Gayangos, Memorial Histórico
Español, 1857, IX, pp. 128-130 [existe reedición, con presentación de Federico Devís Márquez, Cádiz, Universidad de Cádiz,
1998]. Sobre este autor véanse las notas biográficas ofrecidas por Pascual de Gayangos en su introducción (BARRANTES
MALDONADO, P., “Illustraciones...”, pp. iv-vi) y, muy especialmente, en el “Apéndice A” que inserta al término del segundo
volumen de su edición (Memorial Histórico Español, 1857, X, pp. 471-537). Sobre las Ilustraciones resultan de utilidad los
trabajos de Pérez-Embid Wamba, J., “Las crónicas de la casa de Niebla”, en Pérez-Embid Wamba, J. (dir.), Historia
e historiadores sobre Huelva (siglos XVI-XIX), Huelva, Ayuntamiento de Huelva, 1997, pp. 17-79; HOMET, R., “El género
y la heroicidad en los linajes castellanos: la casa de Niebla”, Temas medievales, 7 (1997), pp. 75-96; y Salas Almela, L.,
“Vasallos de su rey: Legitimación social y discursos de poder nobiliario de la Casa de Medina Sidonia”, en Guillamón
Álvarez, F. J., Centenero de Arce, D. y Muñoz Rodríguez, J. D. (coords.), Entre Clío y Casandra: poder y
sociedad en la monarquía hispánica durante la Edad Moderna, Murcia, Universidad de Murcia, 2005, pp. 95-118.
49  Barrantes Maldonado, P., “Illustraciones...”, p. 75.
50  Ibíd.
51  Ibíd., p. 76.

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Juan Luis Carriazo Rubio

mi desdicha y el mi afincamiento (...). Si los mis fijos son mis enemigos, non será ende mal que
yo tome a los mis enemigos por fijos (...), que es el buen rey Abenyuçaf, ca lo yo amo y preçio
mucho (...). Yo sé cuanto sodes suyo, quanto bien vos ama, con quanta razón e quanto por vuestro
consejo fará (...). Por tanto, el mío primo Alfonso Pérez de Guzmán, fazed a tanto con el vuestro
señor e amigo mío (...). Fecha en la mi sola leal cibdad de Sevilla a los XXX años de mi reinado e
el primero de las mis coitas. El rey”52.

El documento no ha sido aceptado como auténtico por la historiografía moderna. No se incluye,


por ejemplo, en la más reciente y completa colección documental del reinado de Alfonso X53. Sin embargo,
sirvió a Salazar y Castro como argumento fundamental en la última de las Disertaciones contenidas en
el manuscrito 11.585 de la Biblioteca Nacional54. En ella trata “Sobre la legitimidad de don Alonso
Pérez de Guzmán”, cuestión que considera “una de las grandes dificultades de la historia genealógica
castellana”55. Salazar califica a Guzmán el Bueno como “insigne fundador de la Casa de Medina Sidonia”,
pero advierte que su legitimidad ha sido “negada absolutamente por todos nuestros escritores”; contra lo
cual se manifiesta:

“No hallando yo documento seguro que la comprueve, me veo precisado a seguir vereda
nueva y a defender legítimo a aquel héroe, hasta que los instrumentos me desengañen y convenzan,
como soberanos jueces de semejantes disputas”56.

En estos instrumentos, y concretamente en la supuesta carta de Alfonso X, encuentra Salazar


argumentos con que rebatir a todos los autores anteriores:

“Contra todas estas razones se podrá decir que la conformidad de los autores genealógicos
en negar a don Alonso Pérez la legitimidad tiene en materia tan antigua tal fuerza, que sólo la
autoridad de los instrumentos la podrá rebatir o desvanecer. Y no pudiendo negar el vigor deste
argumento legítimo, le satisfaré con un instrumento real coetáneo e incapaz de toda sospecha,
porque ni se hizo para lo que quiero probar ni es de creer que el que le formó ignorase lo que debía
decir. Este es aquella célebre carta que el año 1282 escrivió el rey don Alonso el Sabio a nuestro
don Alonso Pérez de Guzmán quando la desconfianza o la ambición de don Sancho su hijo le avía
casi dejado el vano título de rey. Copiáronla Pedro Barrantes Maldonado, don Pablo de Espinosa
y don Diego Ortiz de Zúñiga”57.

Salazar considera esta carta como “la prueva más convincente de la filiación de don Alonso Pérez,
pues si no fuera hijo de doña Urraca Alonso, hermana de San Fernando, ¿por dónde el rey le llamaría
primo?”58. Ante la posibilidad de que se reproche a su argumento que el tratamiento no alude al parentesco,
sino a la dignidad, Salazar contesta que, de no ser legítimo, Guzmán el Bueno no habría sido reconocido
como rico hombre. Es más, llega a plantear que “don Alonso Pérez fue llamado así por la gloriosa memoria
del rey don Alonso de León, su abuelo materno”59.

52  Ibíd, pp. 76-77. Los subrayados son nuestros.


53  González Jiménez, M. y Carmona Ruiz, M. A., Documentación e itinerario de Alfonso X el Sabio, Sevilla,
Universidad de Sevilla, 2012.
54  BNE, Ms. 11.585, fol. 407r-477r.
55  Ibíd., fol. 407r.
56  Ibíd.
57  Ibíd., fol. 410v-411r.
58  Ibíd., fol. 412v.
59  Ibíd., fol. 419r.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 51


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

Cierto es que Barrantes Maldonado recoge otro documento —en este caso de Sancho IV— en
el que el rey también se dirige a Guzmán como “primo”60. El cronista lo describe como “una carta muy
graçiosa” que “yo vi entre las escrituras del duque de Medina Sidonia y holgué de ver una antigüedad tan
loable”. En ella el supuesto Sancho IV dice a Guzmán que el sacrificio de su hijo en Tarifa lo asemejaba
a Abraham, y por ello, “meresçéis ser llamado «el Bueno», e yo ansí vos llamo, e vos ansí vos llamaredes
dende aquí adelante, ca justo es que el que faze la bondad, que tenga nombre de Bueno, e non finque sin
galardón de su buen fecho”. La carta está fechada en Alcalá de Henares el 2 de enero de 1295, aunque
hace tiempo que la crítica la considera apócrifa61. Evidentemente, Salazar no duda de su historicidad,
como tampoco lo hacía con la otra carta recogida por Barrantes. Su mayor preocupación radica en rebatir
el argumento de José Pellicer, según el cual esta segunda carta demostraba que el tratamiento de “primo”
respondía a una cuestión de dignidad, y no de parentesco. Según Salazar, Pellicer actuaba “abultando
siempre sus discursos con descuidos agenos y con interpretaciones voluntarias”, y la utilización del
término “primo” en el documento de Sancho IV debía explicarse tan sólo por un error del “chanciller o
secretario” que lo escribió62. En resumen, para Salazar y Castro la supuesta carta de Alfonso X prueba sus
afirmaciones sobre el parentesco real y, por tanto, la legitimidad de Guzmán el Bueno, mientras que la
supuesta carta de Sancho IV no las contradice63.
Comprobamos, pues, que la Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia enlaza
perfectamente con el contenido de las Disertaciones genealógicas de la Casa de Guzmán del mismo autor.
Sabemos también que Salazar abordó en distintos momentos la genealogía de los señores de Sanlúcar de
Barrameda, tal y como atestiguan varias tablas genealógicas conservadas en la Real Academia de la Historia.
Una de ellas, autógrafa y sin fecha, comienza con Alfonso Pérez de Guzmán y concluye con sus nietos64.
Una segunda tabla incluye únicamente las generaciones de los dos primeros señores de Sanlúcar65. Otras,
en fin, recogen momentos más avanzados de la genealogía, como la que comienza con el primer conde de
Niebla y concluye con el segundo duque de Medina Sidonia66, o la que empieza con el octavo duque de
Medina Sidonia y termina con el primogénito del undécimo duque67.
Frente a todas ellas, la Genealogía que aquí editamos nos ofrece la secuencia genealógica completa
del linaje de los señores de Sanlúcar de Barrameda (1297), luego condes de Niebla (1368) y más tarde
duques de Medina Sidonia (1445); desde su fundador, Alfonso Pérez de Guzmán “el Bueno”, hasta la
séptima hija de Manuel Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, décimo séptimo conde de Niebla e hijo
del undécimo duque de Medina Sidonia. El grado de actualización de la genealogía queda patente si

60  Barrantes Maldonado, P., “Illustraciones...”, p. 175.


61  Morel-Fatio, A., “La lettre du roi Sanche IV à Alonso Pérez de Guzmán, sur la défense de Tarifa (2 janvier 1295)”,
Bulletin Hispanique, 2 (1900), pp. 15-24; Millé Giménez, I., “Guzmán el Bueno en la Historia y en la Literatura”, Revue
Hispanique, 174 (1930), p. 319.
62  BNE, Ms. 11.585, fol. 425r. De José Pellicer comenta Salazar en su Biblioteca genealógica que “tubiéramosle por el primero
de los españoles en esta línea [los estudios genealógicos], si no hubiera concebido con facilidad y retenido inflexiblemente
lo que concebía. Equibocóse en mucho, pero acertó en más, y excedió a los que le precedieron en dos cosas: una, el número
grande de sus trabajos, y otra la claridad y buena disposición que tubo en ellos” (Soria Mesa, E., La Biblioteca genealógica...,
p. 93). Como observa Enrique Soria, Salazar “le critica reiteradamente su costumbre de inventar ascendencias cuando los
documentos faltan, y, especialmente, de innovar en los orígenes mismos de las grandes Casas”. Como ejemplo, selecciona “la
reconvención que el comendador de Zurita le hace, diciendo que “don Joseph se creyó el Colón de las ignoradas grandezas que
su misma ancianía ocultó a la Casa de Guzmán”, Casa de Lara, III, p. 421” (ibíd., p. 93, nota 286).
63  De ambos documentos tuvo copias Luis de Salazar y Castro. Algunas se conservan en la Real Academia de la Historia
(RAH, Colección Salazar y Castro, E-6, fol. 194r-v; y N-43, fol. 96r-v). Otras se han perdido, aunque queda constancia de su
existencia (RAH, Colección Salazar y Castro, N-30, nº de inventario 61.364; y N-44, nº de inventario 62.334).
64  RAH, Colección Salazar y Castro, M-20, fol. 185(2).
65  RAH, Colección Salazar y Castro, D-27, fol. 90v.
66  RAH, Colección Salazar y Castro, D-34, fol. 224.
67  RAH, Colección Salazar y Castro, D-30, fol. 105.

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Juan Luis Carriazo Rubio

consideramos que la hija de don Manuel Alonso nació menos de un mes antes de que Salazar y Castro
diera por concluido el texto.
Más allá de la propia secuencia genealógica, su interés radica en el gran número de datos
cronológicos que incluye (fechas de nacimiento, bautismo, matrimonio, defunción...) y, especialmente,
en la incorporación de referencias biográficas sobre muchos de los personajes. Evidentemente, hay algunos
errores, pero ello no supone menoscabo para un texto compuesto con cuidado, exhaustividad y un amplio
conocimiento de la materia objeto de estudio, tal y como corresponde a su autor68. El lector juzgará si fue
oportuno rescatarlo del olvido.

APÉNDICE DOCUMENTAL

[Portadilla:]69

Madrid, 19 noviembre 1702.


Genealogía de los señores de la Casa de Medina-Sidonia escrita por don Luis de Salazar y Castro,
chronista mayor del rey nuestro señor.
Formada para que el señor duque don Juan Claros sea recivido cavallero de la Orden de Santi-
Espíritus. //1r

D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, rico hombre de Castilla, señor de San Lúcar de Barrameda,
Marchena, Chiclana, Puerto de Santa María, Güelva70, Santi Ponce, Alcalá de los Gazules y otras muchas
villas de el reino de Sevilla, fue quien separó de las otras líneas del gran linaje de Guzmán la esclarecida
Cassa de Medinasidonia, constituyendo otra lígnea que, aunque procedidas todas de los ancianos reyes
de León, ha sido siempre superior a las otras en grandeza de estados y honores, explendor de dignidades y
empleos y excelencias de fianzas. Nació este gran varón el día de San Ildephonso, 24 de henero del año de
1256, y /1v adquiriendo por sus virtudes militares casi todos los bastos dominios que oy conserva su Cassa,
tuvo entre los grandes o ricos hombres españoles lugar muy señalado. El rey don Alonso el Savio, en cartas
que le escrivió en tienpo de su adversidad, le honrró con el tratamiento de primo, honor entonces tan
singular que no se descubre en otro grande. Tuvo después la dignidad de adelantado mayor de la frontera
y con ella hizo cruel guerra a los moros, hasta que murió a sus manos en la vatalla de Gausín, el viernes 9
de septiembre de 1309, y fue sepultado en el monasterio de San Isidro de Sevilla71, que él fundó y doctó
magníficamente, y donde se lee su epitafio, que copian Garivay, Argote de Molina, Haro, D. Diego Ortiz
y otros escriptores. Estava cassado desde el mes de marzo del año de 1282 //2r con doña María Alfonso
Coronel, que falleció en 15 de octubre del año de 1322 y yahace (sic) con su marido. Era hija de don
Fernando González Coronel y de doña Sancha Yñiguez de Aguilar, su muger, cassas de ricos hombres, y
fueron sus hijos:
2º. Don Pedro Alonso de Guzmán, que sin casar ni tener subcessión fue sacrificado el año de 1293
por la fidelidad de su padre y por la horrorosa crueldad del infante don Juan de Castilla quando,
poniendo sitio con un exército de moros a la importante fuerza de Tarifa, donde se havía encerrado

68  Estos errores serán fácilmente subsanables consultando, entre otros, los trabajos de SÁNCHEZ SAUS, R., Caballería
y linaje en la Sevilla medieval. Estudio genealógico y social, Cádiz, Universidad de Cádiz y Diputación Provincial de Sevilla,
1989, pp. 209-218; y SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia..., pp. 471-474. Eludimos la discusión sistemática de los datos y
afirmaciones proporcionados por Salazar y Castro, puesto que requeriría comentarios extensos que desbordarían los límites y
objetivos del presente trabajo.
69  AGFCMS, leg. 229.
70  Sic por “Huelva”.
71  San Isidoro del Campo.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 53


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

don Alonso Pérez para defenderla al rey don Sancho 4º, su soverano, le amenazó el infante que
quitaría la vida a don Pedro, su hijo, si no le entregava aquella plaza. Pero teniendo más fuerza en
el glorioso corazón de don Alonso Pérez el cumplimiento de su obligación que el /2v amor paternal,
no sólo no se rindió pero arrojó un cuchillo para que en el infante pudiesse executar su amenaza.
Esta grande acción recompensó el rey don Sancho 4º con la merced de las almadravas o pesca de
los atunes, cosa tan útil que en el siglo inmediato rentava a los duques de Medina Sidonia 80.000
ducados en cada un año.
2º. Don Juan Alonso de Guzmán, 2º señor de San Lúcar.
2º. Doña Leonor de Guzmán, que llevando en dote la villa y gran Puerto de Santa María, cassó
con don Luis de la Zerda, príncipe de las Fortunadas, conde de Thelamón en Francia, hijo mayor
de don Alonso, rey titular de Castilla y León, que fue hijo del infante don Fernando, primogénito
de el rey don Alonso el Savio y de la infanta doña Blanca, hija de San Luis IX de el nombre, rey
de Francia. //3r
2º. Doña Isabel de Guzmán, a quien su padre dio la villa de Rota quando la cassó con don Fernando
Pérez Ponce, rico hombre, 1º señor de Marchena, Frescano, Cella y Ponzano, adelantado mayor de
la frontera, y los dos fundaron la gran casa de los duques de Arcos.
2. Don Juan Alonso de Guzmán, 2º señor de San Lúcar, Vejer, Güelva, Trebugena, Chiclana, Lepe,
Ayamonte, La Redondela, La Alg[a]va, Conil y las demás grandes villas de sus padres, fue rico hombre de
Castilla y como tal confirmó los privilegios reales. Nació en Zeuta, el día de San Juan, el año de 1285 y
falleció en Xerez de la Frontera el de 1351, con 67 de edad. Está sepultado con sus padres en el monasterio
de San Ysidro de el Campo y casó dos veces, la primera con doña Beatriz Ponce, hermana de el señor de
Marchena, su cuñado, y hija de /3v de (sic) don Fernando Pérez Ponce, rico hombre, señor de la gran cassa
de Ponce, adelantado mayor de la frontera y ayo de el rey don Fernando 4º y de doña Urraca Gutiérrez de
Meneses, su muger. De este matrimonio nació único:
3º. Don Alonso Pérez de Guzmán, 2º de el nombre, que murió de nueve años de edad, por un
enqüentro, que le dio un ciervo en el patio de[l] alcázar viejo de Sevilla; y el dolor de esta desgracia
acavó la vida a su madre en el mes de diziembre de 1330.
El segundo matrimonio de don Juan Alonso, con doña Urraca Osorio, hija de aquel insigne varón don
Álvaro Núñez Osorio, conde de Trastámara, gran valido de el rey don Alonso XI. Fue muerta esta señora
en Sevilla el año de 1367 por la iniqua //4r crueldad del rey don Pedro en ocho [...] de don Juan Alonso de
Guzmán, su hijo, y yahace con su marido en San Isidro de el Campo de Sevilla, en un sumptuoso sepulcro
de mármol. [De] don Juan Alonso y doña Urraca nacieron:
3º. Don Alonso Pérez de Guzmán, 3º de el nombre, 3º señor de San Lúcar, Huelva, Vejer, etc.,
rico hombre de Castilla, que nació en Sevilla el miércoles 30 de diziembre de 1339 y murió
peleando en el sitio de Orihuela el jueves 30 de mayo de 1365 sin dejar subcessión en doña
Leonor Enrríquez, su muger, señora de Villaalva (sic) y de Nogales, que después cassó con el
conde don Fernán de Castro, cuñado de los reyes don Pedro y don Enrrique 2º, y era hijo (sic) de
don Enrrique Enrríquez, 3º de el nombre, rico hombre, señor de Villaalva, Nogales y Almendral,
justicia mayor de la cassa de el rey y adelantado mayor de la frontera, y de doña Urraca Ponce, su
segunda muger. /4v
3º. Don Juan Alonso de Guzmán, que heredó a su hermano.
3. Don Juan Alonso de Guzmán, segundo del nombre, nació en Sevilla a 20 de diziembre de 1342 y
por muerte de don Alonso Pérez, su hermano, fue 4º señor de San Lúcar, Vejer, Lepe, Ayamonte, La
Redondela, La Alg[a]va, Conil, Alxaraque, Chiclana y otras villas, rico hombre de Castilla, adelantado
mayor de la frontera y últimamente 1º conde de Niebla. Este estado, que es uno de los mayores de España,
le dio el rey don Enrrique segundo en premio de sus grandes servicios el año de 1369, casándole con doña
Juana Enrríquez, su sobrina, y después con [...]. [...] Carmona, a 19 de mayo de 1371, por escriptura
otorgada entre Su Magestad y el conde, se instituyó el mayorazgo de este condado y de todas las villas y
lugares que //5r Juan Alonso posseía de su patrimonio. Según la creación de este condado, es el más antiguo

54 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Juan Luis Carriazo Rubio

de España. Y el nuevo conde le gozó muchos años y con tal autoridad que fue uno de los tutores de el
rey don Enrrique 3º y regentes de sus reynos nombrados para esto por el testamento del rey don Juan
1º su padre. Falleció el conde en Sevilla el jueves 5 de octubre de 1396, haviendo cassado dos veces: la
primera, con doña Juana Enrríquez, señora de el Vado de las Estacas y hija de don Fernando Enrríquez,
rico hombre, adelantado de la frontera y primo hermano del rey don Enrrique 2º, porque doña Leonor de
Guzmán, madre de don Fernando Enrríquez, fueron hermanos; y por esta causa llama el rey “su sobrina”
a la condesa doña Juana Enrríquez. No tuvieron subcessión estos señores y el conde bolvió a cassar con
doña Beatriz Ponce, por otros llamada /5v doña Beatriz de Castilla, que era su prima segunda como hija
de don Pedro Ponce, rico hombre, 2º señor de Marchena y Rota, y de doña Beatriz de Exérica, su muger,
princesa de la sangre de Aragón. De esta unión fueron hijos:
4º. Don Enrrique, 2º conde de Niebla.
4º. Don Alonso de Guzmán, rico hombre, señor de Lepe, Ayamonte y La Redondela, que casó
con doña Leonor de Zúñiga, hermana de don Pedro, 1º conde de Ledesma, justicia mayor de
Castilla; y dejaron subcessión.
4º. Don Juan de Guzmán, que llamaron el Póstumo, por haverlo sido; tiene en Andalucía muy
ilustres descendientes.
4. Don Enrrique de Guzmán, 2º conde de Niebla, señor de San Lúcar de Barrameda, Huelva, Vejer,
Chiclana, Alxaraque y otras muchas villas, nació en Sevilla en el mes de septiembre de 1375, y después
de haverse hallado //6r en la zélebre conquista sobre los moros, formó a sus expensas exército y armada
con que puso sitio a la ciudad de Gibraltar, por mar y tierra, y hallando en los enemigos de la fee grande
resistencia, tuvo la desgracia que en lo más recio de el convate se fue a pique un barco en que él estava, con
que acavó gloriosa aunque infelizmente su vida el año de 1436. Havía zelebrado dos matrimonios, y el
segundo con doña Violante de Aragón, hija natural de el rey don Martín de Sicilia, pero no tuvieron hijos.
Su primera muger fue doña Theressa de Figueroa, señora de la villa de Escamilla y del portazgo de Madrid,
hija de don Lorenzo Suárez de Figueroa, maestre de Santiago, primogenitor (sic) de los duques de Feria
y de doña María de Orozco, su segunda muger, señora de Ponto, Escamilla y otras /6v muchas villas. Este
matrimonio capitularon el maestre y el conde de Niebla, padres de los novios, en Sevilla, a 28 de mayo de
1396; y e[n] las diferentes escripturas que para él se otorgaron está llamado el conde don Enrrique hijo
de la condesa doña Beatriz Ponce, pero la carta de dote no la otorgó el conde hasta 21 de abril del año de
1409, en que ya estavan cassados. Fueron sus hijos:
5. Don Juan Alonso de Guzmán, 3º conde de Niebla, 1º duque de Medina Sidonia.
5. Doña María de Guzmán, que llevó en dote la villa de Escamilla y casó con don Enrrique
Enrríquez, 1º conde de Alva de Liste, hijo segundo de el72 //7r del (sic) almirante don Alonso, que
fue nieto de el rey don Alonso el XI.
Fuera de matrimonio tubo el conde en doña Isavel Mosquera, señora de mucha calidad y a quien
él dio las villas de Bollullos y Vado de las Estacadas73, hija de Arias de Moscoso Mosquera, comendador
de Guadalcanal en la Orden de Santiago, y de doña Theresa Núñez de Abreu, dos hijos que fueron
havilitados para subceder en su casa en el mayorazgo de su padre, y fueron:
5. Don Alonso de Guzmán, señor de las villas de Torralva, primogenitor de los marqueses de
Sortes, de los señores de Ugena y otras ilustres cassas.
5. Don Fadrique de Guzmán, obispo de Mondoñedo, electo arzovispo de Sevilla.
5. Doña Beatriz de Guzmán, hija de el conde y de diferente madre, casó con don Diego Enrríquez,
hijo natural de don Alonso, conde de Gijón /7v y Noroña, que también fue hijo natural del rey don
Enrrique 2º, y tienen mucha subcessión.

72 Tachado: “rey don Juan 1º, su padre. Falleció el conde en Sevilla el jueves 5 de octubre de 1396, haviendo cassado dos
veces, la primera con doña Juana Enrríquez, señora del Vado de las Estacas y hija de don Fernando Enrríquez, rico hombre,
adelantado”.
73  Sic por “Estacas”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 55


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

5. Don Juan Alonso de Guzmán, 3º de el nombre y tercero conde de Niebla, señor de las ciudades de
Gibraltar y Medina Sidonia y de las villas de Huelva, Vejer, Lepe, Ayamonte, La Redondela, San Juan de
el Puerto, Chiclana, Trebugena, Torre de Guzmán y otras villas, adelantado mayor de la frontera, nació en
Niebla, el año de 1410, y haviendo heredado a su padre, vengó su desgraciada muerte conquistando de los
moros la ciudad de Gibraltar. Adquirió la ciudad de Medinasidonia por camino74 de La Alg[a]va, y fueron
tan grandes sus méritos que el rey don Juan el 2º se vio obligado a crearle duque de //8r Medinasidonia en
17 de febrero de 1445, dignidad que hasta allí sólo havían tenido los príncipes de la sangre real. Y porque
entonces no esistía otro algún ducado en Castilla y se acavaron los otros de los demás reinos de España,
es el más antiguo de ella el de Medinasidonia. La grandeza de el nuevo duque y los señalados servicios
que avía echo al rey se acreditan por un privilegio que Su Magestad le concedió en 23 de agosto de 1445,
ampliando algunas cláusulas de su mayorazgo. Falleció en el mes de diziembre del año de 1468 y yahace
con sus mayores. Cassó el duque dos veces; la primera el año de 1435 con doña María de la Zerda, hija
de don Luis, tercero conde de Medinaceli, señor de El Puerto de Santa María, Cogolludo, Cieza y En- /8v
ciso, pero fue estéril este matrimonio y por muerte de esta princessa bolvió el duque a cassar con doña
Isavel de Meneses y Fonseca, que le sobrevivió y en su viudez fue llamada la duquesa de Rusina75, porque
el duque su marido la donó aquella villa. De ambos nacieron:
6. Don Enrrique, 2º de el nombre, 2º duque de Medina Sidonia.
6. Don Álvaro de Guzmán, señor de Monturque, que cassó con doña María Manuel, hija de los
condes de Feria; y tiene illustre posteridad.
Fuera de el matrimonio tuvo el duque otros ilustres hijos, a saver:
6. Don Lorenzo de Guzmán, que fue eclesiástico.
6. Don Juan Urraco de Guzmán, cavallero del Orden de Santiago y 24 de Sevilla, que como don
Lorenzo su hermano //9r tuvo por madre a doña Urraca de Guzmán, hija de don Alonso, señor de
Lepe, hermano de el segundo conde de Niebla. Casó con doña Leonor de Cárdenas, hija de don
Alonso, último maestre de Santiago, y tiene muy ilustre subcessión.
6. Don Fadrique de Guzmán, que murió sin hijos.
6. Don Alonso de Guzmán, que casó con doña Aldonza de Quadros, hija de Gonzalo de Quadros,
24 y alcaide de los alcázares de Sevilla y Carmona, y fueron sus descendientes algunos señores del
mayorazgo de Torre y Adrados, ilustres en Sevilla.
6. Don Pedro de Guzmán, llamado “el de lunar”, que fue havido en una hija de alcaide de San
Lúcar. Murió en el reenquentro de Alcalá, estando desposado con la hija de el maestre don Alonso
de Cárdenas, que después casó con don Juan Urraco, su hermano. /9v
6. Doña Theresa de Guzmán, cuya madre fue doña Elvira de Guzmán, hija de la casa de Orgaz.
Casó con don Pedro de Zúñiga, conde de Vañares, primogénito de don Álvaro, 1º duque de Véjar,
llevando en dote las villas de Lepe, Ayamonte, y La Redondela. De ambos procede toda la Casa
de Véjar.
6. Don Enrrique de Guzmán, 2º de el nombre, sucedió en los grandes estados y en las excelentes virtudes
a su padre y fue 2º duque de Medina Sidonia, conde de Niebla, señor de la ciudad de Gibraltar y de San
Lúcar de Barrameda, Huelva, Vejer, Conil, etc. Tubo grandes guerras con el duque de Cádiz que pusieron
en grande inquietud //10r los reinos de Andalucía en tiempo del rey don Enrrique 4º, pero ajustóles
la incomparable reina doña Isabel, a quien y al rey Cathólico hizo el duque singularíssimos servicios
en la conquista del reino de Granada. Falleció en el mes de agosto de 1492, como escrive Garivay, y
havía cassado en Sevilla a 13 de henero de 1463 con doña Leonor de Mendoza, hija de don Perafán de
Rivera, conde de Los Molares, adelantado mayor de Andalucía, señor de Bornos, Espera, El Coronil y Las
Aguzaderas, y de doña María de Mendoza, su muger, hermana del primer duque del Infantado. De este

74  Sic por “cambio”.


75  Sic por “Rociana”.

56 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Juan Luis Carriazo Rubio

matrimonio nació único:


7. Don Juan de Guzmán, 4º de el nombre, 3º duque de Medinasidonia, conde de Niebla, señor de
Gibraltar, San Lúcar, Hu- /10v elva, Vejer, etc., que vió la primer (sic) luz en Sevilla por febrero de 1464
y después de haver servido mucho a los Reyes Cathólicos en la quietud y establecimiento de el reyno de
Granada, formó armada con que passó a África y, ocupando con solas sus fuerzas la ciudad la ciudad (sic)
de Melilla y la villa y castillo de Cazaza, zedía la primera a la Corona y retuvo la segunda, sobre que se le
concedió el título de marqués que oy conservan sus descendientes. Fue príncipe muy valeroso, muy liberal
y muy apacible, y acavó sus días en Sevilla en 16 de julio de 1507. Cassó dos veces. La primera con doña
Isavel de Velasco, su prima segunda, hija de don Pedro Fernández de Velasco, segundo conde de Aro,
condestable de Castilla, camarero mayor de el rey, //11r y de doña Mencía de Mendoza, su muger, hija de
el duque del Infantado. Fueron sus hijos:
8. Don Enrrique de Guzmán, 3º de el nombre, 4º duque de Medina Sidonia, conde de Niebla,
marqués de Cazaza, señor de San Lúcar, Huelva, Vejer, etc., que también se llamó señor de la
ciudad de Gibraltar, aunque los Reyes Cathólicos la agregaron a la Corona en tiempo de su padre.
Murió en Ossuna en el mes de henero de 1513, estando cassado con doña María Jirón, su prima
hermana, hija de don Juan Téllez Girón, 2º conde de Ureña, notario mayor de Castilla, señor de
Ossuna, Peñafiel, Morón, Haral76 y otras grandes villas, y de doña Leonor de la Bega i Velasco, su
muger, hermana entera de la duquesa su madre, y no tuvieron hijos.
8. Doña Leonor de Mendoza, que casó con don Jaime, 4º duque de Braganza, /11v marqués de
Villaviciosa, conde de Urem77 y de Arroyolos78, hijo de don Fernando, 3º duque de Braganza y
doña Isabel de Portugal, hermana entera del rey don Manuel; y de ambos proceden los reyes de
Portugal.
8. Doña Mencía de Guzmán, que casó con don Pedro Girón, 3º conde de Ureña, notario mayor
de Castilla, señor de Ossuna, Peñafiel, Morón, Archidona, Cazalla, Haral, Briones, Gumiel de
Yza79, y otras villas, primo hermano suyo como hermano de la duquesa de Medinasidonia, su
cuñada, y no tubieron hijos.
8. Doña Isabel de Guzmán y de Velasco, que fue priora del monasterio de Nuestra Señora de la
Piedad, de cassa de la reina, patronato de los condes de Aro, sus abuelos.
El segundo matrimonio de el duque don Juan fue con doña Leonor de Zú- //12r ñiga, su prima
hermana, que fue hermana entera de don Álvaro, 2º duque de Véjar, conde de Vañares, justicia mayor
de Castilla, cavallero del Tusón, y hijos de don Pedro de Zúñiga, conde de Vañares y de doña Theresa de
Guzmán, señora de Ayamonte, hermana de el duque su padre. Este matrimonio produjo otros quatro
hijos, como el primero, a saver:
8. Don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, 4º de el nombre, que por muerte de el duque don
Enrrique, su hermano mayor, fue 5º duque de Medinasinodia, conde de Niebla, marqués de
Cazaza; y el rey don Fernando el Cathólico le casó en el mes de diziembre del año de 1515 con
doña Ana de Aragón, su nieta, hija de don Alonso de Aragón (su hijo natural), arzovispo de
Zaragoza y lugartheniente general de los reinos de la Corona de Aragón, y de doña Ana de Guerra,
que fue del ávito de Santiago y señora de grande calidad /12v en Aragón, pero como el duque fuesse
incapaz para el matrimonio, se declaró nulo y murió sin subcessión, año de 1539.
8. Don Juan Alonso de Guzmán, 6º duque de Medinasidonia.
8. Don Pedro de Guzmán80, 1º conde de Olivares, señor de las villas de Chiche y Castilleja, alcaide

76  Sic por “Arahal”.


77  Sic por “Ourém”.
78  Sic por “Arraiolos”.
79  Sic por “Gumiel de Izán”.
80  Tachado: “6º duque de Medina Sidonia”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 57


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

de los alcázares de Sevilla, mayordomo de el rey don Phelipe 2º, su contador mayor de quentas
y comendador mayor de Piedrabuena, en la Orden de Calatrava. Fue padre de don Enrrique,
segundo conde de Olivares, comendador de Vívoras, en la misma Orden, envajador en Roma,
virrey de Sicilia y Nápoles, consejero de Estado, cuyo hijo fue don Gaspar de Guzmán, conde-
duque de Olivares, duque de San Lúcar la Mayor y Medina de las Torres, marqués d’Eliche,
//13r conde de Azarcóllar81, adelantado mayor de Equipuzcoa82, comendador mayor del Orden de
Alcántara, camarero mayor y cavallerizo mayor de Phelipe quarto y su primer ministro.
8. Don Feliz83 de Guzmán, que murió sin sucessión, fuera de matrimonio.
Tubo el duque don Juan una hija que fue:
8. Doña Leonor de Guzmán, muger de don Diego Valencia Venavides, que fue mariscal de Castilla
y uno de los cavalleros de mayor valor de su tiempo, hijo segundo de Juan de Venavides, 3º señor
de Javalchinto, Espeluí, y de doña Beatriz de Valencia, su muger.
8. Don Juan Alonso de Guzmán, 5º de el nombre, hijo 2º de don Juan, 3º conde (sic) de Medinasidonia,
y de la duquesa doña Leonor de Zúñiga, su segunda muger, subcedió al duque don Alonso, su hermano,
el año de 539, y fue 6º duque de Medina Sidonia, conde de Niebla, marqués de Cazaza, /13v señor de San
Lúcar de Varrameda, Huelva, Vejer y Chiclana, etc., y también se llamó señor de la ciudad de Gibraltar,
como cosa conquistada y posseída por sus antecedentes. Falleció en San Lúcar a 25 de nobiembre de
558 años con 1884 años de edad, y havía muchos que era casado con doña Ana de Aragón, nieta de el rey
don Fernando el Cathólico y la misma que antes cassó con el duque don Alonso su hermano, por cuya
impotencia se declaró nulo aquel matrimonio. Tuvo el duque en esta princessa a:
9. Don Juan Claros de Guzmán, conde de Niebla.
9. Don Fernando de Aragón, que murió mozo sin subcessión.
9. Doña Leonor de Guzmán, que casó con don Pedro Girón, 1º duque de Ossuna, conde de
Ureña, marqués de Peñafiel, notario mayor de Castilla, virrey de Nápoles, de el Consejo de Estado
de //14r de (sic) Phelipe segundo.
9. Doña Ana de Aragón y Guzmán, que casó con don Íñigo Fernández de Velasco y Tovar,
condestable de Castilla, 4º duque de Frías, conde de Aro, marqués de Verlanga, camarero mayor
y copero mayor del rey y 13 del Orden de Santiago.
9. Don Juan Claros de Guzmán, conde de Niebla, primogénito del duque don Juan Alonso, nació el día
de Santa Clara, 12 de agosto de 519 y por esto le llamaron Juan Claros, nombre que han frequentado
mucho sus descendientes, aunque con la corrupción de llamarse Claros por Claro. Tubo el conde a su
cuidado la plaza de Melilla y la defendió a su costa de todas las astucias de los moros hasta el año de 1556,
en que falleció en San Lúcar de Varrameda, el día 24 de henero, y fue sepultado en la capilla mayor del
monasterio de Santo Domingo de aquella ciudad. Y casó el miércoles 25 de octubre de 542 con doña
Leonor Manrrique de Sotomayor, que llevó 100.000 ducados /14v de dote y era hija de don Francisco de
Sotomayor, 5º conde de Velalcázar, vizconde de la Puebla, justicia mayor de Castilla, y de doña Theresa
de Zúñiga y Guzmán, su muger, 3ª duquesa de Véjar, condesa de Vañares, marquesa de Gibraleón y de
Ayamonte. Sobrevivió la condesa muchos años a su marido y sólo procrearon dos hijos, a saver:
10. Don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, duque de Medinasidonia.
10. Doña María Andrea Coronel de Guzmán, que casó con su primo hermano, don Francisco
Diego López de Zúñiga y Sotomayor, 6º duque de Véjar, conde de Vañares y de Velalcázar, marqués
de Gibraleón, vizconde de la Puebla, justicia mayor de Castilla, y le llevó en dote 100.000 ducados.
10. Don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, 5º de el nombre, subcedió al duque don Juan Alonso, su

81  Sic por “Aznalcóllar”.


82  Sic por “Guipuzcoa”.
83  Sic por “Félix”.
84  La cifra, evidentemente, es un error, pues el sexto duque vivió más de cincuenta años.

58 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Juan Luis Carriazo Rubio

abuelo, y fue 7º duque de Medinasidonia, conde de de (sic) Niebla, marqués de Cazaza, señor de la ciudad
de Sanlúcar de //15r Barrameda y villas de Huelva, Veger, Conil, Chiclana, etc., cavallero del Tusón, del
Consejo de Estado, capitán general del mar occéana y costas de Andalucía y de la infeliz armada que el
rey don Phelipe segundo embió contra Inglaterra. Nació el año de 1543 y en la iglessia de San Miguel de
Sevilla se85 baptizó el domingo 19 de agosto de aquel año don Alonso de Saanabria, obispo de Disbasta86,
siendo sus padrinos el conde y condesa de Olivares, hermanos de su abuelo, don Antonio de Zúñiga,
después marqués de Ayamonte, hermano de su madre y doña Ana de Guzmán, hermana de su padre y
después duquesa de Frías. Y aunque en el bautismo se le impussieron los nombres de Alonso Estevan,
nunca se llamó sino don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, por la recomendable memoria de el fundador
de su Casa. Falleció en su ciudad de San Lúcar de Barrameda el día 27 de julio de 615, estando ya viudo
de la princesa doña Ana de Silva y de Mendoza, que falleció en San Lúcar, sávado 15 /15v de mayo de 610,
y yahace con su marido en la iglesia del insigne hospital de Nuestra Señora de la Caridad, que ambos
fundaron en aquella ciudad, instituyendo en él 20 capellanías, diferentes ministros, música, administrador
y todos los otros oficiales necessarios para la mejor asistencia del culto divino y de los pobres enfermos.
También reedificó allí la duquesa el monasterio de monjas de Rejinaceli (sic), cuyo patronato tomó, y fue
hija de don Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, primer duque de Pastrana y Estremera, marqués de
Diano, adelantado de Cazorla, cavallero de Calatrava, contador mayor de Castilla y de las Indias, sumiller
de corps, consejero de Estado y gran favorecido de Phelipe segundo y mayordomo mayor del príncipe
don Carlos y de doña Ana de Mendoza y de la Zerda, su muger, segunda princesa de Mélito, duquesa de
Francavila, marquesa de Algecilla. Fue muy fecundo este matrimonio, pues nacieron dél:
11. Don Manuel Alonso, 8º duque de Medina Sidonia.
11. Don Phelipe de Aragón y de Guzmán, comendador de Alvanilla, en la Orden de Calatrava,
//16r que casó con doña Antonia Portocarrero, segunda marquesa de Alcalá de la Alameda. Y
anulándose el matrimonio por la incapacidad que para él constó tener don Phelipe, tomó el ávito
de monge gerónimo, con que se llamó fray Phelipe de la Caridad, y en aquella religión acavó
santamente.
11. Don Rodrigo de Silva y de Mendoza, 1º conde de Saltés, comendador de la Peña de Martos
en la Orden de Calatrava, que falleció en vida del duque su padre haviendo casado con doña
Brianda de Guzmán, después 4ª marquesa de Ayamonte y de Mondéjar, a (sic) quien sólo tubo a
don Alonso Pérez de Guzmán, 2º conde de Saltés, que murió con solos 16 años de edad sin haver
cassado.
11. Don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, que fue patriarcha de las Indias, arzovispo de Tiro,
capellán mayor y limosnero mayor de Phelipe quarto.
11. Don Miguel Gerónimo de Guzmán, comendador de Abanilla en la Orden de Calatrava, que
casó con doña Magdalena de Guzmán, 3ª condesa /16v de Villaverde, y sólo tubieron a doña María
de Guzmán, 3ª condesa de Saltés, que murió capitulada con don Antonio Pedro Dávila y Osorio,
marqués de San Román, X marqués de Astorga y Velada, conde de Trastámara y Santa Marta.
11. Don Juan Claros de Guzmán, 4º conde de Saltés, comendador de Piedrabuena en la Orden de
Calatrava, gentilhombre de la cámara de Phelipe 4º, de su Consexo de Guerra, capitán general de
la armada naval de Flandes y virrey de Navarra, que casó con doña Francisca de Fuentes Guzmán y
Lugo, marquesa de Fuentes, señora del adelantamiento mayor de Canaria, y tubieron único a don
Juan Alonso de Guzmán, 5º conde de Saltés, 1º de Talara, marqués de Fuentes, adelantado mayor
de Canaria, comendador de Piedrabuena en la Orden de Calatrava, gentilhombre de la cámara
y primer cavallerizo del rey, presidente de Consexo de Órdenes, que murió sin sub- //17r cesión.
11. Doña Leonor Manrrique de Sotomayor, comúnmente llamada doña Leonor de Guzmán, casó

85  Sic por “le”.


86  Sic por “Drivasto”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 59


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

en 29 de mayo de 1601 con su primo hermano Ruiz87 Gómez de Silva de Mendoza y de la Zerda,
príncipe de Mélito y Éboli, 3º duque de Pastrana, Estremera y Francavila, marqués de Algecilla
y de Almenara, conde de la Chamuzca88 y de Galve, comendador de Estepa en la Orden de
Santiago, gentilhombre de la cámara y cazador mayor del rey, de sus Consexos de Estado y Guerra
y su envaxador extraordinario en Francia y Roma.
11. Doña Mariana de Guzmán.
11. Doña María de Guzmán.89
11. Doña Francisca de Guzmán murió poco después que el duque su padre y sin elegir estado.
11. Doña Ana de Aragón y de Guzmán fue primera muger de su sobrino don Gaspar.
11. [Don Manuel] Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, 8º duque de Medinasidonia, conde de Niebla
/17v marqués de Cazaza, señor de la ciudad de Sanlúcar y de las cinco villas de Huelva y su partido, fue
cavallero del Tusón, capitán general del mar occéano y costas de Andalucía y de los consexos de Estado y
Guerra de Phelipe 4º. Nació en su ciudad de San Lúcar, en cuya yglesia mayor le bautizó en 14 de henero
de 1579 don fray Francisco de Victoria, obispo de Tuquemán90, siendo sus padrinos don Francisco de
Zúñiga, marqués de Gibraleón, después 6º duque de Véjar, y doña María Andrea Coronel de Guzmán, su
muger. Ympusiéronle los nombres Manuel Domingo Francisco Paulo, pero nunca se llamó sino Manuel
Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, añadiendo su primer nombre al del ynsigne fundador de la Casa de
Medina Sidonia, como queda dicho. Falleció en Sanlúcar a 20 de marzo de 1636 y casó en el palacio
real de Madrid a 16 de noviembre de 1598 //18r con doña Juana de Sandoval y Roxas, [hija del] 1º
duque de Lerma, 5º marqués de Denia, conde de Ampudia, comendador mayor de Castilla, cavallerizo
mayor y camarero mayor y primer ministro de Phelipe 3º, capitán general de la cavallería de España y
últimamente cardenal, y de la duquesa doña Chatalina de la Zerda, su muger, camarera mayor de la reina
doña Margarita. Phelipe 3º dotó en 100.000 ducados a la duquesa y fue padrino de su boda con la ynfanta
doña Ysavel Clara Eugenia, su hermana. Falleció la duquesa en Sanlúcar a 15 de agosto de 624. Yace con
su marido en el monasterio de mercenarios (sic) descalzos que ambos fundaron en aquella ciudad. Fueron
sus hijos:
12. Don Alonso Pérez de Guzmán, conde de Niebla, que murió de tierna edad.
12. Don Gaspar Alonso, 9º duque de Medina Sidonia. /18v
12. Don Balthasar de Guzmán, que murió niño.
12. Don Melchor de Guzmán, comendador del Moral en la Orden de Calatrava, que fue marqués
de Villamanrrique por haver casado con doña Josepha Luisa Manrrique de Zúñiga, marquesa de
Villamanrrique, en quien tuvo: a don Manuel Luis de Guzmán, 4º marqués de Villamanrrique
y de Ayamonte, que casó con doña Ana Dávila y Ossorio, XI marquesa de Astorga y de Velada,
y es su hijo el marqués don Melchor, que oy posee aquellas grandes cassas; a don Francisco de
Guzmán, que murió en el sitio de Varcelona; a don Melchor, que fue conde de Fontanar; a don
Antonio Manrrique de Guzmán, patriarcha de las Indias, arzovispo de Tiro, capellán mayor y
limosnero mayor de Carlos 2º; y a doña Juana de Guzmán.
12. Doña Luisa Francisca de Guzmán, que casó con don Juan 4º, rey de Portugal y del Algarve,
en- //19r entonces duque de Braganza y Varcelos, marqués de Villaviciosa, conde de Orén91 y
condestable de Portugal; y es hijo de ambos el rey don Pedro 2º, que oy reyna.
Fuera del matrimonio tuvo el duque don Manuel dos hijos naturales, que fueron:
12. Don Juan Manuel de Guzmán y don <Alonso> Manuel de Guzmán.

87  Sic por “Ruy”.


88  Sic por “Chamusca”.
89  Una llave indica que tanto doña Mariana como doña María “murieron niñas”.
90  Sic por “Tucumán”.
91  Sic por “Ourém”.

60 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Juan Luis Carriazo Rubio

12. Don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, 9º duque de Medinasidonia, conde de Niebla,
marqués de Cazaza, señor de Sanlúcar, Huelva, etc. Fue comendador de las cassas de Sevilla y Niebla en la
Orden de Calatrava, gentilhombre de la cámara de Phelipe 4º y capitán general del mar occéano y costas
de Andalucía. Nació en Balladolid y por necesidad recivió el agua bauptismal en cassa de sus padres,
pero después el ovispo de Balladolid, don Juan Vauptista de Azevedo, ynquisidor general de España, /19v
en la yglesia de Nuestra Señora de San Lorenzo de aquellla ciudad, le impuso los santos olios siendo sus
padrinos el rey don Phelipe 3º y doña Mariana Manrrique de Padilla, marquesa de Zea. Murió en la villa
de Dueñas el marqués (sic), quatro de novembre de 64, haviendo zelebrado dos matrimonios; el uno con
doña Ana de Aragón y Guzmán, su tía, hermana del duque su padre. Dejóle viudo esta princesa el año de
1637, haviendo procreado en ella a:
13. Don Gaspar Juan Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, segundo de el nombre, X duque de
Medinasidonia, conde de Niebla, marqués de Cazaza, etc. comendador de Guadalcanal en la
Orden de Santiago, que murió repentinamente y sin subcesión en Sevilla a 8 de febrero de 67,
estando casado con doña Antonia de //20r de (sic) Aro y Guzmán, hija mayor de don Luis Méndez
de Aro y Sotomayor, 6º marqués del Carpio, duque de Montoro, conde-duque de Olivares, conde
de Morente, comendador mayor de Alcántara, cavallerizo mayor y primer ministro de Phelipe 4º,
y de doña Cathalina Fernández de Córdova, su muger.
13. Don Gaspar Antonio de Guzmán, que con solos dos años de edad falleció después que su
madre, el de 1638.
El segundo matrimonio del duque don Gaspar Alonso fue con doña Juana Fernández de Córdova
y Figueroa, [hija del] 5º marqués de Priego, Montalván y Villalva, duque de Feria, conde de Za[f ]ra, señor
de las cassas de Aguilar y Montilla, cavallero del Tusón, y de doña Juana Enrríquez de Rivera, su muger y
su prima hermana. Para la subcessión de este matrimonio se obligó el duque a fundar un mayo- /20v razgo
de 160.000 ducados de renta, y Phelipe 4º concedió para el poseedor del92 título de marqués de Valverde
el año de 1640. Nacieron de este matrimonio los hijos siguientes:
13. Don Francisco de Guzmán y Córdova, 1º marqués de Valverde, que murió sin casar en 28 de
octubre de 661.
13. Don Juan Claros de Guzmán, 2º marqués de Valverde y oy XI duque de Medina Sidonia.
13. Doña Josepha de Guzmán, que murió monja en el monasterio de Santa Clara de Montilla.
Fuera de matrimonio tuvo el duque muy ylustres hijos naturales; es a saver:
13. Don Fray Domingo de Guzmán, religioso dominico, ovispo de Puerto Alegre y de Coymbra,
que murió arzobispo de Ébora, en Portugal.
13. Don Alonso de Guzmán, vaylío de Lora en el Orden de San Juan, que fue general de las
galeras de Zerdeña y virrey de //21r de (sic) Valencia, y goza los honores de Grande de España
en recompensa de los que havía de tener por la dignidad de Gran Prior de Castilla y León en su
Orden, que le tocó por su obción y quiso el rey se confiriese al príncipe de Lorena, que oy la goza.
13 Don Francisco de Guzmán, que fue colegial del mayor de Santa Cruz de Valladolid y arcediano
y canónigo de la Santa Iglesia de Toledo.
13. Fray Enrrique de Guzmán, que fue religioso dominico, entró por aquella religión provincial
de Tierra Santa, asistente del general de Santo Domingo en Roma y lleno de excelentes virtudes.
13. Fray Joseph de Guzmán, que fue monge de la gran religión de San Benito.
13. Don Juan Claros de Guzmán, oy XI duque de Medinasidonia, marqués de Cazaza /21v y de
Valverde, conde de Niebla, señor de los otros grandes estados de su Casa. Subcedió en ellos al duque
don Gaspar Juan, su hermano, y fue gentilhombre de la cámara del rey don Carlos 2º, virrey y capitán
general de Cataluña, de su Consexo de Estado y su mayordomo mayor, y oy es cavallerizo mayor del rey
nuestro señor don Phelipe quinto y comendador de las cassas de Sevilla y Niebla y del Visso y Santa Cruz

92  Sic por “el”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 61


La Genealogía de los señores de la Casa de Medina Sidonia...

en la Orden de Calatrava. Nació en San Lúcar de Varrameda y recivió el vauptismo en la iglesia mayor
de aquella ciudad el lunes 26 de mayo de 1642 años, siendo su padrino el duque, su hermano mayor,
que entonces era conde de Niebla. Pusiéronle los nombres Juan Fausto Agustón pero sólo se llama Juan
Claros. Ha zelebrado dos matrimonios y el 2º, que oy permanece, se efectuó en //22r Madrid a 18 de abril
de 1678, con doña Mariana Sinphorosa de Guzmán, oy 4ª duquesa de Medina de las Torres, marquesa
de Toral por haver subcedido en aquellos estados al duque don Nicolás María de Guzmán y Carrafa, su
hermano mayor, 3º duque de Medina de las Torres, soverano de Savioneda93, príncipe de Astillano94 y
señor de otras grandes tierras. Es hija de Ramiro Núñez Phelípez de Guzmán, 2º duque de Medina de
las Torres y de San Lúcar la Mayor, marqués de Toral, comendador de Valdepeñas y Corral-Ruvio en la
Orden de Calatrava, virrey de Nápoles, del Consexo de Estado de Phelipe quarto y su sumiller de corps, y
de doña Cathalina Vélez de Guevara, su 3ª muger, 9ª condesa de Oñate y de Villamediana y Camporeal,
marquesa de Guevara. No /22v no (sic) ha producido hijos esta grande unión. Y la primera que el duque
zelebró fue con doña Antonia Pimentel, hija de don Alonso Antonio Pimentel de Quiñones, XV conde de
Venavente, de Luna y de Mayorga, adelantado mayor de Léon, y de doña Isavel Francisca de Venavides,
marquesa de Javalquinto y Villareal. Es hijo único de este matrimonio:
14. Don Manuel Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, 2º de el nonbre, 17 conde de Niebla, que
nació en Huelva el año de 1671 y casó en Madrid el lunes 1º de septiembre de 1687 con doña Luisa María
de Silva y de Mendoza, [hermana del] X duque del Ynfantado, Pastrana, Lerma, Estremera y Francavila,
príncipe de Mélito y Éboli, marqués de Santillana, de Algecilla, de Almenara, de Argüeso y Campo95,
conde del Real de Manzanares, del Zid, //23r de la Chamusca, etc., y de doña María de Aro y Guzmán, su
mujer. Y son sus hijos:
15. Don Domingo de Guzmán, marqués de Cazaza; nació en 29 de noviembre de 1698.
15. Don Vicente de Guzmán nació en Madrid en 6 de enero de 1699.
15. Doña Juana de Guzmán nació en Madrid en 6 de henero de 1693.
15. Doña María Josepha de Guzmán nació en Madrid en 19 de marzo de 1693.
15. Doña María Antonia de Guzmán nació en Madrid a 13 de junio de 1699.
15. Doña Ana Chatalina de Guzmán nació en Madrid a 25 de julio de 1700.
15. Doña María Theresa de Guzmán nació en Madrid a 22 de octubre de 1702.
Don Luis de Salazar y Castro, comendador de Zurita en la Orden de Calatrava y procurador
general de ella, coronista mayor del rey nuestro señor, zertifico que la genealogía ante escripta es cierta y
verdadera y que la tengo comprovada por mucho número de /23v escripturas y escriptores de conocida fee;
en testimonio de lo qual lo firmé en Madrid, a diez y nueve de noviembre de mil setecientos y dos años.
Don Luis de Salazar y Castro.
[Francisco Nicolás de Castro] Gallego y Larráez96, cavallero del Orden de Santiago, marqués de
Campollano, señor de Villagómez y Pinillos y de los términos de [...] Domingo, Santovenia y Matamala,
regidor perpetuo de la ciudad de Segovia y de su muy ylustre junta del Montoyo (sic), del Consejo de Su
Majestad cathólica y su secretario de la Cámara y Estado de Castilla, y, en virtud de real despacho, su fecha
cinco de mayo de mil setecientos y uno, notario público en esta su corte, reinos y señoríos para autorizar
qualesquiera instrumentos y despachos tocantes y pertenecientes al real //24r servicio de Su Magestad,
digo que, por quanto haviendo Su Magestad Christianísima hecho merced de decorar con sus órdenes
de San Miguel y Santiespiritus a los señores duques de Medinasidonia y Uzeda, conde de Venavente y
marqués de Villafranca, dando orden por su real carta de 22 de julio próximo pasado de este presente año
al excelentísimo señor don Manuel de Arias, arzopispo de Sevilla, del Consejo de Estado de Su Magestad,

93  Sic por “Sabbioneta”.


94  Sic por “Stigliano”.
95  Sic por “Campoo”.
96  Sic por “Lariz”.

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Juan Luis Carriazo Rubio

de la Junta de Govierno y governador del Real y Supremo de Castilla para cometer a persona digna de
estimación y fee dar testimonio de la que se deve a las asignaturas de los subjetos ante quienes passasen las
collaciones y reconocimientos de los títulos orixinales y demás papeles que se presentaren para prueva de
/24v la nobleza y antiguo origen de las casas de los dichos señores mencionados, y en execución de dicha
real orden ha sido servido de nombrarme y cometerme la legalización de dichos instrumentos y personas
ante quienes pasado hubiesen las colaciones de ellos. En su consequencia, certifico, doy fee y verdadero
testimonio que don Luis de Salazar y Castro, de quien va firmada esta genealogía, es tal coronista mayor
del rey nuestro señor y su firma la acostumbrada, y como tal se le da y ha dado entera fee y crédito en
juicio y fuera de él a todos los ynstrumentos; en fee de lo qual lo signé y firmé en la villa de Madrid, a
veynte y tres de noviembre de mil setecientos y dos años en testimonio de verdad.
Don Francisco Nicolás de Castro Gallego y Larez.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

Estrategias familiares con fines económicos y sociales.


El caso del jurado cordobés Martín Gómez de Aragón

Francisco Indalecio Quevedo Sánchez


Universidad de Granada

Resumen: Los tópicos que tradicionalmente rodean a la sociedad de la España Moderna afortunadamen-
te están siendo superados en los últimos años. La intuición y el trabajo de algunos historiadores nos ha
permitido conocer en profundidad la realidad que se esconde tras las apariencias de una sociedad estática,
inmóvil. Multitud de personajes del estado llano, entre los que también incluiríamos a las minorías socia-
les, lograron llegar a las filas de la nobleza o, al menos, a situaciones prenobiliarias. Si bien son numerosos
los ejemplos, en este artículo hemos escogido un caso paradigmático, el del jurado Martín Gómez de
Aragón, quién lleva a cabo a lo largo de su vida toda una serie de estrategias y acciones en pos de lograr el
tan ansiado estatus social. Un ejemplo excepcional, pues no sólo pertenece al denostado grupo mercantil,
sino que además forma parte de una extensa parentela con ascendencia judía, lo que da mayor valor a su
proceso de ennoblecimiento.

Palabras clave: Ascenso social, comercio, oligarquía, poder económico, estatus.

FAMILY STRATEGIES WITH ECONOMIC AND SOCIAL PURPOSES.


THE CASE OF THE JURADO MARTÍN GÓMEZ DE ARAGÓN OF CORDOBA.

Abstract: Fortunately, the topics we usually have about the Spanish Society during the Early Modern Age
have been being advanced for the last years by historians. Some of them have the ability and the intel-
ligence to discover the real movement in a world that was less static than we thought. A lot of characters
of the third statement (social minorities included) were successful in their pretensions of nobility. For
our study, we choose a very important example, the jurado Martín Gómez de Aragón, who employed a
strategy for upward mobility. Martín de Aragón was a merchant with a very well-known Jewish origin, a
condition that gives more credit to the process of his social climbing .

Key words: Social climbing, trade, local elite, economic power, status.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

Estrategias familiares con fines económicos y sociales.


El caso del jurado cordobés Martín Gómez de Aragón1*

Francisco Indalecio Quevedo Sánchez2


Universidad de Granada

Tradicionalmente la historiografía ha transmitido que las sociedades configuradas desde la época


medieval hasta la aparición del estado liberal eran inmóviles, estáticas, en las que la condición social venía
marcada única y exclusivamente por el nacimiento. Sin embargo, si nos adentramos en su estudio de
una manera meticulosa, cruzando fuentes, reconstruyendo genealogías, volviendo la vista a los auténticos
orígenes familiares, descubrimos que la sociedad en la España Moderna estaba en constante movimiento.
Así, comprobamos que las élites se nutrían a menudo de linajes de dudosa procedencia; los cargos concejiles
los ocupaban las más variopintas familias, la iglesia estaba llena de conversos; labradores y mercaderes
ricos alcanzaron las filas de la alta nobleza… y, de esta manera, multitud de ejemplos contradicen lo que
tradicionalmente se nos ha transmitido.
Por tanto, hoy podemos afirmar que en el Antiguo Régimen existió un fuerte acenso social,
favorecido principalmente por las necesidades económicas de la Corona, lo cual permitió a numerosas
familias escalar desde el Estado Llano a la nobleza. Pero esto no sólo se produjo entre el grupo de cristianos
viejos, sino que, paralelamente, cientos de linajes de origen judío se beneficiaron de las posibilidades de
ascenso, desarrollando una serie de estrategias que les permitieron hacer olvidar su mácula, estrategias
basadas, principalmente, en el tan efectivo poder del dinero y el engaño genealógico.
Había todo un modo de actuación, con sus variantes, para engrandecer el linaje, por lo que
multitud de familias de desconocido origen lograron acceder a los más altos honores del Antiguo Régimen.
Y en el caso concreto de mis investigaciones, trataré de demostrar el proceso de ascenso llevado a cabo
por linajes judeoconversos cordobeses y granadinos, los cuales a pesar de la persecución religiosa y, sobre
todo, la imposición de los estatutos de Limpieza de Sangre, en multitud de ocasiones lograron rebasar los
límites de su posición social, consiguiendo oficios públicos, hidalguías y hábitos de órdenes militares, así
como títulos de conde o marqués.
Y la demostración de un fuerte ascenso social en la Época Moderna se debe, fundamentalmente,
a los trabajos del profesor Enrique Soria Mesa, que desde hace tiempo ha aportado importantes avances

Recibido: 24/10/2012. Aceptado: 15/11/2012.


Correo electrónico de contacto: curro.quevedo.sanchez@gmail.com
1 Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación I+D+i Nobles judeoconversos. El origen judío de las élites
andaluzas (ss. XV-XVII), HAR 2012-35752, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
2  Becario FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (AP2009-4979), adscrito al Departamento de Historia
Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Granada.

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

al tema, a través de sus estudios acerca de la nobleza y las élites andaluzas: desde el análisis social de
los compradores de señoríos en el Reino de Granada, al estudio de oligarquías urbanas de Córdoba3 y
Granada4.
Normalmente, el acercamiento al tema de los judeoconversos se había hecho desde la perspectiva
del Santo Oficio y, como bien señaló el profesor Soria, el estudio de los judaizantes oscureció el de los
conversos en sí mismos, sus modos de vida, sus niveles de fortuna, sus oficios…. Quizá, como excepción
a esta norma, hemos de hablar de los ya clásicos libros de historiografía moderna de don Antonio
Domínguez Ortiz y Julio Caro Baroja5, sin obviar los más recientes trabajos de Jaime Contreras o Pilar
Huerga Criado6.
Pero, en este trabajo no pretendo plasmar sólo el perfil de una familia conversa, sino demostrar
una serie de estrategias familiares que producen importantes efectos económicos. La figura angular del
trabajo será el mercader y después jurado Martín Gómez de Aragón, y no será aquí donde profundice
sobre su posible pasado herético, elemento sobre el que girarán trabajos posteriores, sino que en éste me
interesa en mayor grado ver cómo un mercader de origen humilde logra ostentar una auténtica fortuna
a la hora de su muerte, cuáles fueron las actividades económicas que le permitieron ingresar en las filas
de la oligarquía local, fundar capellanías, un convento, un mayorazgo y acceder al aristocratizado cabildo
cordobés.

1. Origen de Martín Gómez de Aragón


Gracias al trabajo de archivo conocemos la calidad y origen del personaje objeto de este estudio.
La fuente fundamental han sido los Protocolos Notariales conservados en el Archivo Histórico Provincial
de Córdoba, a lo que se han añadido algunos datos relevantes obtenidos en el Archivo Municipal de
Córdoba, Archivo de la Real Chancillería de Granada y Archivo General de Simancas.
Martín Gómez de Aragón, quien en su testamento otorgado en el año 1635 se presenta como una
ilustre figura de la oligarquía cordobesa, no era sino un miembro más del grupo mercantil cordobés que
se vio favorecido por la bonanza económica que vivió la ciudad durante el siglo XVI. Resulta complicado
conocer sus orígenes, pero sí hemos podido constatar que antes de ser jurado era un activo mercader
perteneciente a una familia que sabemos tuvo serios problemas con la Inquisición en los primeros años.
Está emparentado además con otros conocidos judeoconversos cordobeses, por lo que podemos suponer
que, en este caso, los obstáculos para llevar a cabo un proceso de ascenso social eran enormes. Pertenecía,

3  SORIA MESA, E., El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias en una elite de poder (Córdoba, siglos XVI-XIX),
Córdoba, 2001.
4  SORIA MESA, E., La venta de señoríos en el reino de Granada bajo los Austrias, Granada, 1995; Señores y oligarcas. Los
señoríos del reino de Granada en la Edad Moderna, Granada, 1997; “Crianza real y clientelismo nobiliario: los Bobadilla, una
familia de la oligarquía granadina”, Meridies, 1 (1994), pp. 129-160; “Los judeoconversos granadinos en el siglo XVI: Nuevas
fuentes, nuevas miradas”, en CORTÉS PEÑA, A. L. Y LÓPEZ-GUADALUPE, M. L. (Eds.) Estudios sobre Iglesia y Sociedad
en Andalucía en la Edad Moderna, Granada, 1999, pp. 101-109; “Nobles advenedizos. La nobleza del reino de Granada en
el siglo XVI”, en BELENGUER CEBRIÁ, E., (Coord.), Felipe II y el Mediterráneo, vol. II, Los grupos sociales, Madrid, 1999,
pp. 61-75; “Las Capellanías en la Castilla Moderna: Familia y ascenso social”, en IRIGOYEN LÓPEZ, A. Y PÉREZ ORTIZ,
A., (Eds.) Familia, transmisión y perpetuación (siglos XVI-XIX), Murcia, 2002; “Burocracia y conversos. La Real Chancillería
de Granada en los siglos XVI y XVII”, en Francisco J. Aranda Pérez (ed.), Letrados, juristas y burócratas en la España Moderna,
Ciudad Real, 2005; “Comprando poder. Una aproximación a la venta de oficios en el Reino de Granada (ss. XVI-XVII). El
Ámbito rural.”, en MARCOS MARTÍN, A., (ed.) Hacer historia desde Simancas. Homenaje a José Luís Rodríguez de Diego,
Valladolid, 2011.
5  CARO BAROJA, J., Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Madrid, 1961, 3 vols.; DOMÍNGUEZ ORTIZ,
A., La clase social de los conversos en Castilla en la Edad Moderna, Granada, 1991, y Los judeoconversos en la España Moderna,
Madrid, 1992.
6  CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes: regidores, inquisidores, criptojudíos, Madrid, 1992; HUERGA CRIADO, P., En la
Raya de Portugal: solidaridad y tensiones en la comunidad judeoconversa, Salamanca, 1994, y Manuel Enríquez, un cristiano nuevo
entre los poderosos, Ciudad Rodrigo, 2001.

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

pues, a un grupo económico claramente despreciado y, además, a una amplia parentela que no sólo era
conversa, sino que incluso algunos de sus miembros portaron sambenitos y fueron quemados en los
primeros años de actividad del Santo Oficio cordobés.
Los primeros datos que se refieren a la figura y entorno familiar de Martín Gómez Aragón lo
identifican como un mercader avecindado en la colación de Santa María. Su actividad comercial estaba
relacionada con el tan usual comercio de paños y seda, que tan buenos frutos dio al Reino de Córdoba
en el Quinientos. Su padre, Alonso Gómez de Figueroa, era también comerciante, hijo de un tal Pedro
Gómez, tronco familiar del que saldrán importantes personajes de la mesocracia cordobesa, como Pedro
Gómez de Figueroa, tío de Martín Gómez, o Alonso Gómez de Figueroa7, que llegarán a ostentar una
fortuna sólo comparable con la de la élite municipal.

La base de este ascenso social, como se ha dicho, se sitúa en el comercio. No olvidemos que la
economía cordobesa fue pujante en el siglo XVI, y el grupo mercantil se vio muy beneficiado de este
crecimiento económico. Dentro del Estado Llano existía una disparidad de rentas muy marcadas y los
elementos más ricos eran, sin duda, los relacionados con el sector terciario. Los comerciantes son los que
viven su época dorada en este siglo, momento en el que lograrán grandes patrimonios que a la postre
permitirá a algunas familias alcanzar la élite social.
Ocurre en Córdoba, pero también en otras ciudades como Toledo8, donde se observa que el grupo
de mercaderes –en cuantiosas ocasiones de sangre conversa- llevan a cabo un proceso de ennoblecimiento.
Una vez logrado un cierto nivel económico, lo fundamental era la inversión en tierras, lo que elevaba su
posición social a la vez que constituía un eficaz refugio. Posteriormente llevar a cabo la compra de algún
oficio, que en el caso de Córdoba sería principalmente el de jurado. Éste, al menos para el caso conocido
de Toledo, fue un oficio propio de mercaderes, la mayoría judeoconversos, y en este sentido Córdoba no
es una excepción. Por desgracia, el único estudio específico que versa sobre los jurados cordobeses9, poco
aporta sobre aspectos sociales del grupo. Sin embargo, nos da muestra de relevancia el padrón de 1685, en
el cual de los 133 individuos que disfrutan del privilegio de la hidalguía, los mercaderes representan casi
un 30%, porcentaje al que habríamos de sumar el 12% que figuran como jurados, casi todos dedicados a
idénticas tareas10.
Por tanto, a pesar de que, como en el resto de Castilla, la economía cordobesa del Quinientos
se basaba fundamentalmente en el sector primario, las actividades mercantiles y artesanales tuvieron un
papel de gran importancia. Como bien señala el profesor Fortea en su obra, el comercio de sedas y paños
elaborados en la ciudad es muy importante en la época, siendo los centros principales de consumo grandes
núcleos urbanos andaluces como Sevilla, Granada, Jaén, Jerez de la Frontera, Écija,... núcleos comarcales
como Ronda, Zafra o las importantes ferias de los Molares en Sevilla o Palma del Río. También las
transacciones comerciales con Portugal son cada vez mayores en el siglo XVI, e incluso la exportación de
materias primas como lana a distintos lugares de Europa como Flandes o Italia11.
Los mercaderes cordobeses van a ser los grandes beneficiarios de dicha expansión económica de la
ciudad, y dentro de ellos destacará Martín Gómez de Aragón, quien, antes de hacer olvidar su profesión
en la documentación notarial, aparece realizando diversas operaciones. Sirva de ejemplo un documento
tardío obtenido en el archivo de la Real Chancillería de Granada, en el que se dice literalmente que Martín
Gómez tiene más de 5.000 ducados de renta libre al año “de más de el trato y dineros que trae empleados

7  PORRAS BENITO, V., Bocetos genealógicos cordobeses, I, Sevilla, 2004.


8  ARANDA PÉREZ, F. J., Poder Municipal y cabildo de jurados en Toledo en la Edad Moderna, Toledo, 1992.
9  CENTENO YÁÑEZ, J., Sociología política de una élite de poder. La evolución de los jurados de Córdoba en la Época Moderna,
Córdoba, 2003.
10  ARANDA DONCEL, J., Historia de Córdoba. Época Moderna (1517-1808), Córdoba, 1984, p.42
11  FORTEA PÉREZ, J.I., Córdoba en el siglo XVI: las bases demográficas y económicas de una expansión urbana. Córdoba,
1981.p.399-406

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

en las sedas y paños de que es mercader y tratante”12. De sus actividades comerciales también nos da
testimonio la documentación notarial, donde podemos observar distintas ventas como la que realiza a
Cristóbal de Castro, labrador cordobés, el cual le debe 253 reales de la compra de una serie de productos
textiles.13

2. Acceso al poder.
Como ya se ha señalado, todo proceso de ascenso social debe tener como punto de arranque
un elevado nivel económico. Un personaje o una familia en el Antiguo Régimen no podían acceder a
los sectores privilegiados de la sociedad sin una considerable fortuna que le respaldara. Conscientes de
la importancia que tenía controlar los resortes de la política municipal, multitud de linajes adinerados
aprovecharon su riqueza para acceder a los cabildos. Este hecho ya fue señalado por Márquez Villanueva
en su artículo sobre los conversos en el siglo XV14, y aunque el objeto de estudio de este trabajo no sea
el grupo converso propiamente dicho, la relación estrecha entre comercio y la comunidad conversa nos
permite escogerlo como un buen ejemplo. Como bien señala Enrique Soria:

“En el caso de Córdoba, los Aragonés y las estirpes con ellos emparentadas, como los
Ahumada, los Guiral, Armijo y otras controlaron una increíble cantidad de oficios a lo largo de
los siglos XVI y XVII, en especial el de jurado. Sorprende la acumulación de empleos en manos
de un reducido círculo de familiares, y podrían añadirse bastantes más, ampliando los círculos del
parentesco. Se trata de una nueva muestra de la clarísima relación existente entre las juraderías
y el segmento poblacional dedicado al comercio, en gran porcentaje dominado por personas de
progenie hebraica”15.

Y no fue Córdoba una excepción, pues diversos trabajos han demostrado esto que aquí se dice.
Estudios posteriores al de Márquez Villanueva han ido ampliando el abanico de los cargos ostentados por
clanes hebraicos a lo largo de los siglos XV al XVII. Así ha sucedido en los casos de Cuenca16, Sevilla17 ,
Granada18 o Toledo19, entre otros.

12  Archivo de la Real Chancillería de Granada (en adelante ARCHG) 505-655-2


13  Archivo Histórico Provincial de Córdoba (en adelante AHPCo), leg.12422, fol.181v
14  MÁRQUEZ VILLANUEVA, F., “Conversos y cargos concejiles en el siglo XVI”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXIII
(1957), 503-40.
15  SORIA MESA, E., “Las élites judeoconversas en la Andalucía de los siglos XVI y XVII. Una propuesta de modelo” (en
prensa). Agradezco al autor que me haya facilitado una copia de su texto.
16 LORENZO CADARSO, P.L., “Esplendor y decadencia de las oligarquías conversas de Cuenca y Guadalajara (siglos XV y
XVI)”, Hispania, 186 (1994), pp. 37-52.
17 Por ejemplo, RUTH PIKE, Aristócratas y comerciantes. La sociedad sevillana en el siglo XVI. Barcelona, 1978 y Linajudos and
Conversos in Seville. Greed and Prejudice in Sixteenth and Seventeenth-Century Spain; Nueva York, 2000; SÁNCHEZ SAUS, R.,
“Los orígenes sociales de la aristocracia sevillana del siglo XV”, En la España Medieval, Madrid, 1986, 1119-1139; o, por ejemplo,
GIL, J., Los conversos y la Inquisición Sevilla, Sevilla, 2000 y ss., 8 vols.
18 SORIA MESA, E., “Los judeoconversos granadinos en el siglo XVI: Nuevas fuentes, nuevas miradas”, en CORTÉS PEÑA, A.
L. Y LÓPEZ-GUADALUPE, M. L. (Eds.) Estudios sobre Iglesia y Sociedad en Andalucía en la Edad Moderna, Granada, 1999, pp.
101-109; “Nobles advenedizos. La nobleza del reino de Granada en el siglo XVI”, en BELENGUER CEBRIÁ, E., (Coord.), Felipe
II y el Mediterráneo, vol. II, Los grupos sociales, Madrid, 1999, pp. 61-75; “Burocracia y conversos. La Real Chancillería de Granada
en los siglos XVI y XVII”, en J. ARANDA PÉREZ, F.J., (ed.), Letrados, juristas y burócratas en la España Moderna, Ciudad Real,
2005.
19  Entre otros, ARANDA PÉREZ, F.J., “Judeo-conversos y poder municipal en Toledo en la Edad Moderna: una discriminación
poco efectiva”, en A. MESTRE, A. Y GIMÉNEZ, E. (eds.), Disidencias y exilios en la España Moderna, Alicante, 1997, 155-
168; MARTZ, L., “Converso Families in Fifteenth and Sixteenth-Century Toledo: the Signifiance of Lineage”, Sefarad, 48
(1988), 117-195; GÓMEZ-MENOR FUENTES, J., El linaje familiar de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz. Sus parientes
toledanos, Toledo, 1970.

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

Pero la pregunta obligada es cómo pudieron los advenedizos alcanzar cargos concejiles, más
teniendo en cuenta que las élites locales controlaban el acceso a dichos cargos, por lo que no se permitiría,
a priori, el paso a grupos adinerados sin un origen social que los avalara. La respuesta es muy clara, pues
una vez más las necesidades económicas de una Corona cada vez más endeudada permitió que la venta
de oficios desde mediados del siglo XVI fuera enorme, continuando así hasta fines de la modernidad.
Este fenómeno, en el que por espacio no podemos entrar, fue uno de los hechos principales que permitió
la llegada de sangre nueva a los concejos, produciéndose un continuo proceso de ennoblecimiento en
determinadas estirpes que bien por su origen dudoso o por su escasa prestancia social nunca podrían haber
logrado. Sirvan de ejemplo las palabras de Enrique Soria al respecto20:

“Este impresionante mercado establecido en torno a los oficios públicos municipales


supuso, eso creo yo, uno de los principales factores de movilidad social en la España Moderna.
Si no el que más. Como intuyeron los grandes historiadores que se han acercado al estudio
teórico del proceso, la venalidad de los oficios abrió las puertas a los recién llegados al universo
del poder local. Y, con él, a la respetabilidad, la influencia y el ennoblecimiento, aspectos que
antes les estaban vedados o les resultaban muy lejanos…”.

En consonancia con todo lo dicho, el ejemplo lo tenemos en el propio Martín Gómez de Aragón,
en el cual se cumple a la perfección este patrón estudiado. Una vez enriquecido mediante la actividad
mercantil, en 1592 logra entrar al cabildo de jurados mediante la compra de uno de esos cargos a Miguel
de Córdoba, vecino de san Nicolás de la Villa, por precio de 1.050 ducados de plata21. Este hecho le
permitiría formar parte de la cúspide mesocrática local. No obviemos el hecho de que ocupar el cargo
de jurado en una ciudad reportaba una serie de beneficios nada desdeñables, muchos económicos, pero
sobre todo el tan ansiado estatus social. Así, por ejemplo, Martín Gómez desde este momento sería libre
de pagar impuestos directos, estaría exento del hospedaje de soldados, estaba sujeto a un fuero especial,
recibiría un salario de los propios de la ciudad, etc. Adquiere una serie de privilegios que lo acercaban
claramente a la nobleza.
Si bien los jurados no podían ser mercaderes, otra vez más se obvia lo “legalmente” establecido,
pues fue precisamente el grupo mercantil el que accede en mayor medida a este oficio, hecho contrastado
en diversas localidades. Al final hay una tolerancia a los grandes mercaderes, a aquellos que no manejaban
de una manera directa el negocio. Y nuestro jurado cumple a la perfección este requisito, pues si bien en
fechas tempranas aparece realizando diversas compra-ventas o arrendando tiendas, desde el momento de
su ingreso en el concejo no tenemos constancia de su actividad comercial directa, aunque en su testamento
podemos ver con claridad cuáles fueron sus negocios. Si bien no los realiza directamente, sí podemos intuir
cuáles fueron, pues goza del arrendamiento de por vida de dos terceras partes de una tienda que daba al
Portillo, y esa propiedad y arrendamiento se lo cede a su sobrino Andrés Gómez, hijo de su hermano
Pedro Gómez22. Asimismo, de su mujer hereda una casa y bodega para aceite en el campo de la Merced en
el arrabal de la Torre Albarrana, junto a un huerto de frutales que alinda con dicha bodega23.
Una vez ocupa una posición social preeminente, los negocios no serán realizados directamente
por él, sino que toda una serie de personas los realizan bajo su mandato. Sería el caso de su sobrino, Gaspar
González, que le sirvió desde 1597 en su casa y negocios, pero también de personas ajenas a su familia, como
Lucas del Hierro, Juan de la Peña o Fernando Muñoz de Illescas, que estuvieron a su servicio realizando en
su nombre una profesión que ya no podía realizar de forma directa debido a su recién adquirida posición
social24.

20  SORIA MESA, E., La nobleza en la España Moderna. Cambio y Continuidad, Madrid, 2007, p.221
21  AHPCo, leg.10384, f.960v.
22  Biblioteca Pública de Córdoba (en adelante BPC), Fondo Antiguo, 2-113 (20), f.330
23  BPC, Fondo antiguo, 2-113(20)
24  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20)

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 71


Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

Si bien el oficio de jurado en origen era un cargo mediante el cual el estado llano obtenía
representación en el cabildo, a la larga se convirtió en un mero instrumento social. Como bien señala el
profesor Aranda Pérez “el uso social del oficio público es más importante que el uso político del mismo”25.
Normalmente los cargos del cabildo no asistían a las sesiones y hacían constante dejación de sus funciones.
Veamos las acertadas palabras del citado profesor para el caso toledano, claramente extrapolable al cordobés:

“Pero es indudable que la posesión de un cargo actúa como elemento distorsionador de la


situación real del individuo que lo tiene. Queremos decir con esto que en nuestra Edad Moderna
el cargo público tiende a ocultar, o simplemente a dejar detrás, cualquier otra ocupación o
actividad del sujeto que lo disfruta. Así, en la documentación cuando un vecino de Toledo es
jurado parece que ya es suficiente para definirlo: no se suele mencionar nada más. Más aún,
desde el momento que se llega a un oficio público, aunque se deje posteriormente de ejercer,
la persona se define por él. Con todo esto podríamos decir que el cargo u oficio público actúa
verdaderamente como un título social (no diremos de nobleza, lo cual sería demasiado)…”26.

En cierto modo ser jurado te convertía en élite, en oligarquía, y se borraba de un plumazo el origen
social, la forma de acceso al cargo, la mácula de una familia. A pesar de que la calidad de un jurado debía
ser indiscutible, ya a finales del siglo XV tan sólo tres de los cuarenta jurados toledanos eran auténticos
hijosdalgo. Es indudable que el ejercicio de los oficios públicos era fundamental para ascender en la escala
social, y así lo cumple Martín Gómez de Aragón y diversos personajes de su parentela, como su propio
suegro, el también mercader y posteriormente jurado Alonso de Cazalla.
No quiero acabar estas líneas dedicadas a la venta de oficios concejiles como forma de ascenso
social sin mencionar también sus connotaciones de ocultación de un pasado hebreo. Sabemos que hubo
un importante componente converso dentro de los oficios municipales, especialmente en el de jurado. No
obstante, es un aspecto muy difícil de rastrear, dado que el origen judaico siempre se oculta, por lo que
no cabe otra cosa que la reconstrucción genealógica y el meticuloso trabajo de archivo para constatarlo.
Sin embargo, sirva de ejemplo que el propio Martín Gómez de Aragón, su suegro Alonso de Cazalla, y
otros personajes emparentados con ellos, aunque sea en remoto grado, ostentan el cargo de jurado u otros
oficios concejiles27. No sólo en Córdoba, pues según Aranda Pérez, el 32,82% de los jurados toledanos
entre el siglo XV y XVIII fueron de sangre hebrea, cifra realmente impresionante. A falta de un estudio
en profundidad, decir que en Córdoba parece ser que la proporción fue similar, lo que demuestra que los
judeoconversos lograron incorporarse a las oligarquías urbanas a pesar de las enormes trabas existentes
para esta minoría.

3. Relaciones familiares con efectos económicos y sociales


Hemos dedicado bastante espacio al acceso al poder municipal como forma de progresión social,
pero querría destacar, en las siguientes líneas, el papel jugado por la familia, las redes sociales, la clientela,
pues sin esto, nada de lo anterior se habría dado. No olvidemos que un proceso de ascenso no es algo
exclusivo de un personaje, sino que es la familia al completo la que participa, realizando diversas acciones
para mayor gloria del linaje.
Teniendo en cuenta lo dicho, el matrimonio, representa un momento clave en todo proceso de
ennoblecimiento. Sin embargo, no hablaremos en este caso de hipergamia, sino que el matrimonio de
Martín Gómez de Aragón es un ejemplo de la tan deseada en la época homogamia, es decir, matrimonio

25  ARANDA PÉREZ, F.J., Poder Municipal… op. cit., p.82


26  Ibídem, p.82
27  Así, por ejemplo, otros jurados como Francisco Sánchez Dávila o Benito Sánchez Herrera, tenían entre sus antecesores
numerosos elementos hebreos, por lo que la mancha en su genealogía debía, según la oficialidad, haberles impedido acceder a
cargos concejiles.

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

entre iguales. Así, Martín Gómez no casa ascendentemente, al menos en cuanto estatus social, ya que su
casamiento se produce con la hija de otro mercader, el ya mencionado Alonso de Cazalla, quien a su vez
había casado con Leonor Álvarez, hija del también mercader Juan de Chillón. No obstante, el hecho de
este matrimonio no es baladí. Al igual que nuestro jurado, la familia encabezada por Alonso de Cazalla
forma parte de esos sectores de población en ascenso que aprovechan las lagunas del sistema para ingresar
en el concejo.
Alonso de Cazalla era hijo del escribano público de Córdoba Pedro de Llerena, pero él no alcanzará
un cargo concejil hasta la década de los ochenta del siglo XVI. Al igual que su yerno, su acceso al concejo se
produce mediante compra, gracias a la coyuntura que se da en la segunda mitad del Quinientos. Asimismo,
está casado con la hija de un mercader, Leonor Álvarez, que aporta como dote la nada desdeñable cifra de
750.000 maravedís, a los que se suman los 150.000 que él añade en concepto de Arras28. Posteriormente,
por fallecimiento de su suegro, otorga una escritura de acrecentamiento de dote, sumando a estos 900.000
maravedís, otros 125.00029. Todavía, en esta escritura fechada en 1574, Alonso de Cazalla aparece como
un simple mercader; no obstante, su elevada posición social se observa a la perfección unos años después,
pues en su testamento, otorgado en 1597, podemos comprobar no sólo el aumento de su nivel económico,
sino también formas claramente nobiliarias, como por ejemplo la utilización del distintivo “don” o las
fundaciones piadosas, muestra inequívoca del proceso de ascenso llevado a cabo por este jurado de pasado
converso.
Así, en mi opinión, el casamiento de Martín Gómez de Aragón con la hija del susodicho, si
bien se efectúa entre iguales, dentro de un mismo grupo socio-profesional, es una maniobra de ascenso
social o al menos de fortalecimiento del grupo, de su riqueza y, lo que es más importante, de su recién
adquirido estatus social. Alonso de Cazalla, en las postrimerías del Quinientos, dará los últimos pasos
para el engrandecimiento de su linaje. Y esencial es, sin duda, la fundación de la capilla y entierro de la
advocación de Nuestra Señora de la Antigua, situada en la Catedral de Córdoba o la fundación que realiza
de una capellanía perpetua en dicha capilla, adjudicando por bienes propios de ella 44.000 maravedís
de renta anual. Y, como no podía ser de otra manera, el primer Patrón de dicha capellanía sería Martín
Gómez de Aragón y su mujer, siendo los sucesores los hijos que ellos tuvieran. Dichas fundaciones son
claramente un elemento de distinción, de demostración de poder y preeminencia social30.
Asimismo, muestra de su progresivo enriquecimiento serán sus dos esclavos, Lorenzo, de color
negro, de 14 años y Lorenza, blanca, a la que curiosamente dedica gran parte del testamento. Por último,
decir que el oficio de Jurado lo pone a disposición de Martín Gómez para que lo venda a buen precio,
rebajando 100 ducados si lo compraba Melchor López, hijo de Cristóbal López, su cuñado, hermano de
su mujer, lo que nos demuestra claramente una preocupación por el fortalecimiento del linaje31.
Recapitulando, un hecho clave en esta parentela es el matrimonio de Martín Gómez con Leonor
Álvarez. A partir de entonces el jurado de san Lorenzo emparenta con un grupo familiar inserto en
la mesocracia cordobesa. Entre ambos grupos familiares encontramos multitud de personas ocupando
cargos públicos, principalmente el de jurado y escribano, dos oficios que, por otro lado, fueron ocupados
en numerosas ocasiones por judeoconversos. Veamos algunos ejemplos de personajes de esta familia con
cierta relevancia en la capital del Reino de Córdoba.

28  AHPCo, leg. 16739, fol. 70v-72v


29  AHPCo, leg.16747, fol. 818v-819
30 Véase SORIA MESA, E., “Las Capellanías en la Castilla Moderna: Familia y ascenso social”, en IRIGOYEN LÓPEZ, A. Y
PÉREZ ORTIZ, A., (Eds.) Familia, transmisión y perpetuación (siglos XVI-XIX), Murcia, 2002
31  AHPCo, leg. 13883, fol. 74

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

NOMBRE OFICIO
Pedro de Llerena Escribano Público de Córdoba
Alonso de Cazalla Jurado de Córdoba
Juan Ruiz Aragonés Alguacil Mayor de Cádiz
Rodrigo de Molina “el viejo” Escribano Público de Córdoba
Rodrigo de Molina “el Mozo” Escribano Público de Córdoba
Alonso Gómez de Figueroa Jurado de Córdoba
Alonso Gómez de Figueroa (sobrino del Jurado de Córdoba
anterior)
Fernando de Orbaneja Escribano Público de Córdoba
Luís Rodríguez Notario Apostólico y escribano de la
audiencia obispal.
Diego Gómez de Figueroa Jurado de Córdoba
Fernando Gómez de Chillón Jurado de Córdoba

Fuente: Archivo Histórico Provincial de Córdoba, protocolos varios. Elaboración propia.

Pero no olvidemos que en todo ascenso social, la relación con la Iglesia es una forma de legitimar
este proceso. Qué mayor gloria para un linaje que tener uno o varios miembros dentro de la institución
principal de la Época Moderna. La Iglesia es un instrumento político de primer orden, sobre todo para
estos grupos en ascenso, que mediante fundaciones, donaciones y constantes manifestaciones de su
devoción religiosa logran una especie de aval, haciendo demostración permanente de la grandeza del
linaje. Esto no es sino la repetición de los usos y costumbres de la nobleza, de las capas altas de la sociedad,
a donde se quiere llegar a cualquier precio. Para esto se erigen capillas, capellanías e incluso fundaciones
más ambiciosas como Conventos, como veremos más adelante. A estas fundaciones se les otorgan como
bienes propios auténticas fortunas y para ocupar sus cargos como capellán, patrono, sacristán… se recurre
a la parentela. Veamos algunos ejemplos de eclesiásticos deudos de Martín Gómez de Aragón.

NOMBRE OFICIO
Alonso Rodríguez Presbítero
Diego Martínez de Loaisa Clérigo beneficiado de San Pedro
Pedro Pérez de Llerena Clérigo, vecino de Aguilar
Alonso de Arauz Clérigo de Corona
Pedro Díaz Clérigo presbítero
Luís de Molina Clérigo presbítero
El licenciado Juan Gómez de Figueroa Clérigo Presbítero
Diego Gómez Moreno Jesuita
Pedro Gómez Clérigo Presbítero
Francisco Gómez de Figueroa Clérigo Presbítero
El licenciado Juan Bautista Gómez Clérigo Presbítero

Fuente: Archivo Histórico Provincial de Córdoba, protocolos varios. Elaboración propia

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

Y como se ha dicho, son las fundaciones religiosas otro de los aspectos esenciales en este proceso
de ennoblecimiento. Sin detenernos ahora, pues este aspecto será tratado con detalle más adelante,
mencionar tan sólo la fundación de la capilla de nuestra Señora de la Antigua por parte del mencionado
jurado Alonso de Cazalla o, mucho más destacable, la del Convento de san Martín llevada a cabo por
nuestro jurado Martín Gómez de Aragón.
En definitiva, emparentar con Alonso de Cazalla no fue un hecho fortuito, sino que forma parte
de toda una estrategia. En mi opinión el matrimonio entre iguales era también una manera de consolidar
una fortuna, de lograr ampliarla y, por tanto, conseguir estar en una posición claramente pre-nobiliaria. El
matrimonio es un contrato con unos fines claros y parece que nuestro personaje los logra, pues sus niveles
de riqueza, bien entrado el siglo XVII, son realmente impresionantes. Veámoslo.

4. Patrimonio
Cuando observamos por primera vez al mercader Martín Gómez en una escritura no podemos
imaginar que aproximadamente 60 años después, en su detallado testamento, iba a ser posiblemente una
de las personas más ricas de la ciudad de Córdoba. Esto, como se ha dicho, se debe a una clara estrategia
grupal, y en su figura cristalizan todos los pasos dados. Para conocer su nivel económico, otra vez más
la fuente fundamental han sido los protocolos notariales, donde hemos vaciado multitud de escrituras
relacionadas con nuestro personaje, pero especialmente importantes son su testamento, el de su esposa,
Leonor de Aragón, el de Alonso de Cazalla y las dotes de su mujer y su suegra, de donde obtenemos,
sin duda, la capacidad económica en dos momentos primordiales, el matrimonio y la muerte. Pero en
este repaso a las fuentes principales no podemos obviar la importancia del Archivo General de Simancas,
concretamente en su sección de Contaduría de Mercedes, donde pudimos obtener algunos juros a favor
de nuestro personaje. Para finalizar, algunos documentos de la Real Chancillería de Granada nos han
permitido conocer otros aspectos de las rentas del riquísimo jurado.

Casas y bienes inmuebles urbanos
El bien inmueble más importante es la casa principal de la familia, donde normalmente reside el
titular. Suele ser una casa grande, con imponente escudo de armas -normalmente inventado- situada en
la colación más importante de la ciudad, la más céntrica, donde reside la nobleza. Como en la actualidad,
en el Antiguo Régimen un signo de distinción era el barrio de residencia, pues no era lo mismo vivir en
Córdoba al lado de la catedral o en el Campo de la Verdad, igual que hoy tampoco lo es. Por esto, la élite
vivía en los barrios más céntricos, donde se avecindaban los más importantes apellidos de la ciudad, pero
también los advenedizos, los linajes venidos a más, en definitiva, los grupos adinerados con ansias de
nobleza. Y Martín Gómez de Aragón no podía ser menos.
Su casas principales se sitúan en la colación de Santa María, en la Calle Carniceros, casas que
alindan con las de Luís Martínez del molino, con el Convento de Regina Celi y por delante con la Calle
Real. Esta casa no la adquiere Martín Gómez, sino que como otras tantas cosas es una herencia del jurado
Alonso de Cazalla.32
Pero dentro de este apartado no sólo hemos de recoger las casas principales, sino que las accesorias
también eran importantes, y de ellas se solía obtener una renta fija. Así, en su testamento cede a su sobrino,
el presbítero Diego Martínez de Loaisa, el arrendamiento perpetuo de unas casas que tenía en la collación
de San Nicolás de la Ajerquía. Asimismo, de la herencia de su mujer obtiene una casa y bodega en el
Campo de la Merced, que además tenía anejo un huerto de frutales que también era de su propiedad.33
Por último, señalar que gozaba de una casa en la calle abades que le entrega a su hermana doña Juana de
Aragón, para que haga de ella su morada y resida allí con sus hijas.

32  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 330


33  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f.331

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

Bienes inmuebles rurales.


No es en este apartado donde más destacable es la hacienda de Martín Gómez de Aragón. No
obstante, en todo proceso de ennoblecimiento la inversión en tierras y los negocios relacionados con ellas
son un aspecto primordial, por lo que nuestro jurado no podía ser menos en este sentido, si bien de su
inmensa fortuna son los negocios dinerarios los que representan un mayor porcentaje del montante final.
Su principal posesión en este sentido, que además quedará incluida dentro del mayorazgo que
funda en su testamento, es:

“el cortijo y tierras que dicen de la Serna de Santiago, el cual hube y compré por escritura que se
otorgó ante Francisco de Salinas, escribano público de Granada, el último día de julio del año
de 1628, y es en término de la villa de Martos, y renta en cada un año de 200 fanegas de pan
terciado”34.

El problema que tenemos es que desconocemos qué partes constituían este cortijo, aunque
podemos suponer que tendría una o varias casas, cuadras, bodegas, establos, pozos, etc. No obstante sí
sabemos que estaba dedicado al cultivo del trigo principalmente, con una producción bastante alta.
Otras posesiones rurales sería la huerta de frutales anteriormente nombrada, linde con una casa y
bodega con sus vasos para aceite en el campo de la Merced en el arrabal de la Torre Albarrana.
Ambas posesiones nos están indicando una cierta diversificación en la economía de nuestro
protagonista, el cual además de sus negocios puramente dinerarios, que veremos a continuación, tenía
posesiones rurales de las que obtenía importantes rentas, basadas fundamentalmente en la comercialización
del trigo y del aceite, logrando con esto un magnífico complemento a su economía. Además, como ya
se apuntó anteriormente, la posesión de tierras no sólo era un valor seguro, sino que también podemos
considerarla como una inversión en estatus, una muestra más de los pasos a seguir en todo proceso de
ennoblecimiento.

Dinero y rentas
Dentro de este sector adinerado en ascenso, que encarna a la perfección el protagonista de nuestra
investigación, el dinero por sí mismo, es decir, el negocio dinerario de corte “capitalista” como diría el
profesor Aranda Pérez35, representa una cantidad importante de la fortuna de estos grupos, y así se cumple
en el caso aquí estudiado. Dentro de este apartado podríamos incluir distintos aspectos, desde las deudas
a favor, normalmente procedentes de la actividad comercial, hasta los créditos a interés (juros y censos),
pasando, claro está, por el dinero en efectivo, los arrendamientos y otras rentas de menor importancia36.
En primer lugar vamos a ver someramente qué deudas y arrendamientos a favor gozaba el jurado
Martín Gómez en los últimos momentos de su vida. Sorprendentemente este es un apartado pobre en
su hacienda, pues no tiene propiedades arrendadas, y las deudas a su favor son escasas, aunque no por
ello inexistentes. Hay algunas que han sido saldadas en el momento en que otorga su testamento, como,
por ejemplo, 5.500.000 maravedís procedentes de 20 barras de plata traídas por el pariente de su mujer,
Tomás de Arauz, en un negocio que ambos tenían para la importación de metal de las indias37.
Sin embargo, hay una cierta cantidad de dinero que se le debe a la altura de 1635, y todo queda
reflejado en su testamento. Es muy interesante la cláusula 163, en la que explica dónde pueden encontrar
sus albaceas todos los datos referentes a sus negocios, con el objetivo de que se cobren y paguen todas las
deudas que de él quedaran:

34  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f.332


35  ARANDA PÉREZ, Fº.J., Poder Municipal… op. cit., p.135
36  ARANDA PÉREZ, Fº.J., Poder Municipal… op. cit., p. 136
37  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 333

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

“… Es mi voluntad que en cuanto a las deudas que se han de inventariar solo se valgan
mis albaceas y comisarios de las que están en los cuadernos desde el año de 1620, hasta que el
cuaderno último de este año de la fecha porque los demás cuadernos de atrás están ya pasados en
el libro mayor… Y también se han de valer del libro de los censos y bienes raíces y juros que andan
pendientes y traigo a la mano y comienzan desde el año de 1594... Y también se han de valer de
un libro pequeño encuadernado que dice libro, cuenta y razón de las mercaderías con que me hallé
a primero de enero de 1626…También se han de valer de otro libro pequeño intitulado cuaderno
de arrendamientos de 1620 años que es de arrendamientos de beneficios y piezas eclesiásticas
que acaba a hojas 26.. Porque todos los demás fuera de estos se ha de entender que son de cosas
acabadas y pagadas y así no se han de inventariar…”

Por lo que podemos deducir de este fragmento, los negocios de Martín Gómez eran muy amplios. Así,
parece que sus actividades económicas las tiene distribuidas en juros y censos, arrendamientos de beneficios
y piezas eclesiásticas, mercaderías varias, etc. Se confirma, nuevamente, la diversificación de su economía,
pues participa en negocios de lo más variopinto. Lástima que no hayamos podido acceder a esos libros de
cuentas, que tan interesantes hubieran resultado para el estudio de la economía del creso jurado cordobés.
Son varias las cláusulas dedicadas a deudas monetarias, aunque no se pueden considerar de gran
importancia en comparación con las cantidades que se manejan en otros aspectos de su testamento.
Veamos a continuación algunas de estas deudas a su favor38:
• Sin especificar cifras, un tal Martín de Montilla, vecino de Granada, le debía una cierta cantidad
de dinero, posiblemente proveniente de alguna compañía comercial con el vecino Reino de Gra-
nada.
• El canónigo don Francisco de Hoces por su muerte le dejó a deber 3.000 reales, que le había
dado adelantados del arrendamiento de un beneficio de Villa Pedroche. El pleito lo había ganado
y manda que sus albaceas lo cobren.
• Manda que se cobren del jurado cordobés Francisco de Estrada Tamariz, 16.990 maravedís de
principal y 6.314 maravedís “de costas de que tengo ganada la ejecutoria y tengo sacado manda-
miento de apremio”.
• Don Francisco de Aragón le debía dinero, pero establece que de toda la deuda se descuenten 200
ducados “por la crianza y amor que le tengo y por las obligaciones con que se halla por haber to-
mado estado”.
• Se le debía cierta cantidad de dinero por la venta que hizo en Andújar de 2.502 fanegas y media de
trigo y 161 fanegas y media de cebada, actuando de intermediario el padre Maestro Fray Joseph
de Valencia.

Como vemos, las deudas económicas ocupan un papel importante, pero da la impresión de que en
el testamento no quedan todas recogidas o la gran mayoría ya estaban saldadas. Pero, como se ha dicho,
el elemento esencial de su hacienda son los créditos con interés. De estos tenemos numerosos datos, no
sólo a través de su testamento, sino que conocemos al menos la concesión de varios juros, localizados en el
Archivo General de Simancas, y otros censos que hemos obtenido en los protocolos notariales cordobeses.
Veamos algunos ejemplos:
• Un censo de 13.000 ducados de principal, impuestos sobre la villa de Osuna, concejo y arbitrios
de ella y sus bienes y propios por escritura que se otorgó ante Rodrigo de Molina, escribano pú-
blico, en 29 de abril del año de 1623.39
• Un censo de 1.000 ducados de principal contra el licenciado Pedro Gómez de Gálvez, cuya escri-

38  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), 343v.


39  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 346

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

tura de imposición se otorgó ante Pedro de Comancada, escribano público de Baena el 6 de de


abril de 1630.40
• Un censo de 2.240 ducados sobre la Villa de Lucena, que lo incluye como bienes de propios de la
capellanía que funda en 1623.41
• Un censo de 300 ducados sobre bienes de Bartolomé Sánchez Cantarero y doña María de Coca,
su mujer, y otros obligados vecinos de Bujalance.42
• Un censo sobre la Villa de Arjona de 8.500 ducados, otorgado ante Rodrigo de Molina en 1601.43
• Un juro sobre millones de la ciudad de Córdoba de 2.050.000 maravedís de principal de plata.;
Otro sobre las alcabalas y tercias reales de la dicha ciudad de Córdoba de 31.500 maravedís de
principal; Otro sobre las alcabalas de Córdoba y su realengo de 2.716.860 maravedís de principal
a 20.000 el millar.; Otro juro sobre las dichas alcabalas de la ciudad de Córdoba de a 4.839.960
maravedís de principal a 20.000 el millar. Y este juro consta que lo compró del colegio de la com-
pañía de Jesús de Córdoba; Dos censos, ambos de 17.500 reales, que impuso a favor del dicho
patronato Pedro de Valencia apoderado de los señores don Melchor de Valencia y doña Ana de
Guzmán. 44
• 241.898 maravedís de juro a 20.000 el millar por 4.734.360 de maravedís que pagó en dinero
contados a don Juan de Monroy, caballero del Hábito de Calatrava, situado sobre las rentas de las
alcabalas de la ciudad de Córdoba.45
En definitiva, como vemos, el nivel de rentas de nuestro protagonista es realmente impresionante,
y estos son tan sólo algunos ejemplos. A esto, además, habría que sumar el dinero en efectivo o los
bienes muebles, entre otras cosas. Como hemos ido señalando, su progresivo enriquecimiento le permitió
convertirse en un miembro de la oligarquía local, hasta finalmente adquirir todos los atributos del
estamento privilegiado, partiendo paradójicamente de los estratos inferiores de la sociedad. Al fin y al
cabo, el dinero sería la llave para lograr cualquier objetivo.

5. El legado de Martín Gómez de Aragón


Una última muestra de poder, de riqueza, de estatus, es sin duda el legado, lo que se deja para la
posteridad. Y precisamente, será por vía testamentaria cuando se ejecuten las fundaciones más ambiciosas:
capillas, capellanías, monasterios, memorias seglares,… que no sólo mantendrán dentro del grupo familiar
una serie de bienes y riquezas, sino que lograrán que el nombre del fundador sea recordado mucho más
allá de los días de su vida, obteniendo así un doble beneficio.
De esta manera, el jurado Martín Gómez de Aragón, su mujer, Leonor de Aragón o Alonso
de Cazalla, por no extendernos más allá del núcleo principal, llevan a cabo una serie de fundaciones de
bastante relevancia, en lo que sería otra muestra más de este proceso de ennoblecimiento del que venimos
hablando.
En primer lugar me gustaría detenerme brevemente en la fundación de la Capilla de Nuestra
Señora de la Antigua, llevada a cabo por el jurado Alonso de Cazalla. Como bien apuntó Enrique Soria,
por parte de los propios contemporáneos el poseer una capilla era una señal inequívoca de nobleza46. Y es
que el hecho de tener una capilla distinguía al grupo familiar claramente del resto de la población, era
un símbolo de poder tan sólo reservado a unos afortunados, pero no pensemos que era algo así como un

40  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 346


41  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 340
42  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 343v
43  AHPCo, of. 30, leg.10.417, f.329
44  Archivo General de Simancas (en adelante AGS), CM, 754, 27. Estos juros y censos pertenecen al patronato que funda
Martín Gómez.
45  AGS, CM, 748,38
46  SORIA MESA, E., La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad, Madrid, 2007, p. 266

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

derecho divino de la nobleza de sangre, pues si el jurado Alonso de Cazalla pudo fundar una capilla fue
simple y llanamente por su poder económico. Sirvan de ejemplo las siguientes palabras del profesor Soria:

“…Sin embargo, todo lo anterior se obtenía mediante dinero, se conseguía simplemente


pagando… De esta forma, las instituciones religiosas afectadas obtenían unas considerables
cantidades y los compradores, una nueva vía para legitimar su ascenso social…”47.

Y es precisamente esto lo que logra Alonso de Cazalla con la fundación de dicha capilla, legitimar su
ascenso social y beneficiar, asignándolo como primer patrón, a su yerno, que desde entonces sería el auténtico
cabeza de familia, en quién quedaban depositadas las esperanzas de ascenso. La fundación de una capilla
en la catedral de Córdoba supone una expresión de poder frente al grupo nobiliario con el que se quiere
emparentar. Es, a fin de cuentas, fruto de esa necesidad de imitar lo que no se es y en este tipo de fundaciones
los linajes con ansias de nobleza ponen todos sus esfuerzos para aparentar lo que mínimamente son48.
Otro elemento imprescindible en ese proceso que estamos viendo es la fundación de capellanías.
Las capellanías se convirtieron no sólo en un elemento legitimador del linaje, dadas sus características
religiosas, sino que también otorgaron al grupo familiar una posibilidad de vincular una parte del
patrimonio, primando siempre en los diversos puestos a los parientes más cercanos. Así, las capellanías
otorgaban a su fundador la posibilidad de demostrar la piedad familiar a la vez que se consolidaba el
patrimonio dentro del grupo. Señala Enrique Soria:

“Resulta muy interesante observar, por su parte, la colaboración familiar en la fundación de


capellanías como una muestra evidente de solidaridad grupal…Se trataba de auténticas empresas
familiares, fundaciones colectivas”49.

Se trata, por tanto, de otra estrategia grupal con claros fines económicos, pero también religiosos
y sociales, pues dinero, estatus y religión se mezclan en este tipo de fundaciones tan beneficiosas para estos
linajes con pretensiones sociales. Como no podía ser de otra manera, nuestro jurado y sus parientes más
cercanos llevan a cabo fundaciones de capellanías: Por ejemplo, Alonso de Cazalla funda una capellanía
situada en la capilla de nuestra Señora de la Antigua dotada con 46.000 maravedís de renta anual; Martín
Gómez de Aragón funda dos capellanías, cumpliendo la última voluntad de su mujer, para que se sirvan
en el Convento que él fundare dotadas con 2.000 ducados cada una; por último, el propio Martín Gómez
funda una dotada con 2.246 ducados.
Pero, sin lugar a dudas, este grupo familiar va más allá de las fundaciones típicas de este tipo
de familias, posiblemente porque los niveles de riqueza alcanzados por Martín Gómez de Aragón serían
sólo comparables con la alta nobleza local. Nuestro jurado, no conformándose con la fundación de varias
capellanías y de tres memorias seglares dotadas con 1.000 ducados cada una, llevará a cabo la fundación del
Convento de San Martín y una casa y recogimiento para niñas huérfanas aneja. Esta fundación rebasa los
límites habituales, pues es sin duda muy ambiciosa. De esta acción obtendrá un mayor prestigio social, se
convertirá en una figura distinguida que hace grandes aportaciones a la comunidad. No cabe duda, ésta, al
igual que las otras, es una fundación que va más allá de la pura beneficencia, y en ella deposita las esperanzas
de que su nombre y el de su linaje sea recordado para siempre en la ciudad que lo había visto nacer.
Para crear dicho convento antes instituye la fundación de un Patronazgo perpetuo, del que serán
patronos el Rector del Colegio de la Compañía de Jesús y el poseedor del vínculo y mayorazgo que dejara
fundado, del que hablaremos a continuación. De las rentas de los bienes de este patronazgo llevará a cabo

47  Ibidem.
48  MOLINERO MERCHÁN, J.A., La mezquita catedral de Córdoba: símbolos de poder, Córdoba, 2005. p. 462
49  SORIA MESA, E., “Las Capellanías…”, op. cit., pp.146-147

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

varias fundaciones. En primer lugar el Convento de San Martín, donde en adelante, como es lógico,
establecerá su enterramiento, trasladando su cuerpo y el de su mujer allí cuando haya sido terminado. Los
patrones de este Convento serían los mismos que los del patronazgo perpetuo y lo dotaría nada menos
que con 80.000 ducados de su hacienda particular. Asimismo, establece que el Convento lo ocupen 26
monjas, de las cuales 14 sean familiares suyas, 6 de su mujer y las restantes extrañas a su familia50.
Realmente resulta impresionante el detalle con que establece dicha fundación en su testamento,
ocupando varias cláusulas del mismo. Asimismo, como se ha apuntado, además del convento crea una
casa y recogimiento para niñas huérfanas, aneja al convento y dotada con 22.000 ducados. Dicha casa
para niñas huérfanas constaría de 40 plazas, de las cuales 10 habrían de pertenecer al recogimiento de
Nuestra Señora de la Piedad, que propone que se fusione con su fundación51. Todo esto sería completado
con la fundación de tres memorias seglares y tres capellanías, dos de ellas en nombre de su mujer, como
anteriormente se ha visto.
Todas estas fundaciones tienen varios objetivos. En primer lugar es una demostración evidente de
la fe del linaje, de su inmensa devoción, cuestión esencial en la España de la época. El fervor fundacional
de los grupos en ascenso se entiende por la necesidad de legitimar su ascenso, de demostrar su posición
preeminente y, por último y más importante, de ocultar en multitud de ocasiones un pasado más que
dudoso. Además, patronazgo, capellanía, Convento, etc. se crean con el objetivo de consolidación del
linaje, pues no olvidemos que de esta manera se vincula a multitud de familiares a dichas fundaciones,
otorgándoles diversos puestos de preeminencia, de los que obtendrían dinero y posición social. Asimismo,
la fundación del Convento asegura a un número elevado de parientas del fundador la segura salida de la
iglesia, siempre y cuando no puedan casar bien o su devoción les haga elegir una vida conventual.
Por último, sería conveniente hablar de otro elemento principal del legado de Marín Gómez
de Aragón, la fundación de un mayorazgo. Establecer un mayorazgo es una manera clara de proteger el
patrimonio de la lógica dispersión que sufre con el paso de las generaciones. La idea posiblemente sería
transmitir el montante principal de los bienes por línea de primogenitura masculina, pero nuestro jurado
vio truncadas las aspiraciones depositadas en su descendencia al no haber tenido hijos con su mujer, doña
Leonor de Aragón. En mi opinión, todo el proceso de ennoblecimiento llevado a cabo durante más de
medio siglo por esta rama de la parentela se vería cortado, precisamente, por no tener un heredero varón
que aglutinase en su persona los bienes principales, las casas, el patronazgo, el oficio de jurado y, por
último, el mayorazgo que deja fundado. La poseedora del vínculo y mayorazgo sería finalmente una hija
de su sobrina Mencía de Aragón y del licenciado Luís Fernández de León, llamada Beatriz y que contaba
sólo con tres años en 1635, dejando a su madre como curadora hasta su mayoría de edad.
Decir, finalmente, que dicho vínvulo es fundado por don Martín Gómez con el objetivo de
agrupar sus bienes principales y, así, una parte de su herencia no fuera partida con el paso del tiempo,
asegurar las dotaciones e intentar hacer aún más grande su legado. Además, el valor de este mayorazgo es
un indicativo más del poder alcanzado por el creso jurado a la altura de 1635. Las propias palabras de don
Martín son esclarecedoras de lo que pretende con la fundación de este vínculo:

“Para que los dichos bienes sean vinculados, enajenables, indivisibles e imprescriptibles,
sujetos a restitución con prohibición de venta y enajenación y que no se puedan partir, ni dividir,
ni segregar, obligar, ni hipotecar, ni acensuar no se puedan ganar ni perder ni prescribir por luenga
ni longuísima ni inmemorial prescripción, ni se puedan dar en dote ni para dote, ni arras, ni en
donación propter nupcias, ni de por vida, ni por siempre ni para obra pía, ni pijísima, ni otra
mayor ni menor, porque se han de conservar en un poseedor perpetuamente”52.

50  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 334v


51  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f. 337
52  BPC, Fondo Antiguo, 2-113 (20), f.332

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Francisco Indalecio Quevedo Sánchez

Dicho mayorazgo constaba de los siguientes bienes:


• El cortijo y tierras que dicen de la Serna de Santiago, situado en término de la villa de Martos y
que tenía de renta en cada un año de 200 fanegas de pan terciado.
• Un censo de 13.000 ducados de principal, impuestos sobre la villa de Osuna, concejo y arbitrios
de ella y sus bienes y propios.
• Un censo de 1.000 ducados de principal contra el licenciado Pedro Gómez de Gálvez.

La fundación de mayorazgos, al igual que la venta de oficios, es algo que beneficia principalmente a
las oligarquías urbanas que desde comienzos del siglo XVI gozarán de la posibilidad de establecer vínculos,
como señala Enrique Soria:

“Protegiendo su patrimonio familiar y sentando las bases para el futuro engrandecimiento


de sus descendientes… en palabras de Jovellanos, las Leyes de Toro Fueron la ancha puerta
por donde desde el siglo XVI entraron como en irrupción a la Hidalguía todas las familias que
pudieron juntar una media fortuna”53.

Esta sería posiblemente la idea del jurado Martín Gómez de Aragón, sentar las bases de un posterior
ennoblecimiento de su descendencia, a ser posible la más directa. Y a fin de cuentas se dan todos los pasos
para lograrlo, desde el poder económico hasta la fundaciones más ambiciosas, pasando por la compra de
un oficio, las apariencias nobiliarias y otros muchos aspectos ya tratados a lo largo del texto.
Nos hemos detenido en los aspectos más relevantes de su legado, sin duda aquellos orientados a
lograr un mayor prestigio para el linaje, pero no hemos de olvidar que en su herencia hay otros aspectos
típicos de las familias enriquecidas. Una enorme cantidad de mandas dedicadas a misas y cuestiones
religiosas, dotes para las féminas de su familia, cesiones de arrendamientos perpetuos a sobrinos, y, por
supuesto, gran cantidad de herencias en forma de puestos de relevancia en sus diversas fundaciones,
donde prima tanto a sus deudos como a los de su mujer. Asimismo, su testamento es una última muestra,
a las puertas de la muerte, de esa búsqueda de posición social, de apariencia nobiliaria, por lo que si no
hubiéramos sabido cuál era realmente su origen nada nos habría indicado que no estamos ante una figura
más de ese sector privilegiado de la aristocratizada ciudad de Córdoba en la Época Moderna.

6. Conclusión.
En las líneas que preceden a esta conclusión, lo que hemos pretendido recoger es uno más de los
muchos ejemplos de personajes que logran, aprovechando los resortes del sistema, acceder a los más altos
honores de la época, supuestamente sólo reservados a unos pocos privilegiados. Es sólo un ejemplo más
que demuestra que los tópicos que envuelven a la época Moderna no son más que eso, tópicos.
El proceso que hemos visto, encarnado en la figura del jurado Martín Gómez de Aragón, es un
proceso que de manera muy similar se da en multitud de casos en la sociedad del Antiguo Régimen. Esto
no quiere decir que todo aquél que quisiera ser noble pudiera serlo. Lo que se pretende plasmar, a fin de
cuentas, es que no era aquella una sociedad estática y que ejemplos como el visto en este texto no son
casos aislados, excepciones a la norma, sino constantes que se dan además en toda clase de grupos sociales,
incluso en las minorías marginadas, eso sí, siempre y cuando contaran con la herramienta más eficaz de la
historia, el dinero.
Hay muchas estrategias, muchos pasos a dar en todo proceso de ascenso, pero, siguiendo las
palabras de Enrique Soria, “el dinero fue la clave, el resorte, la razón casi única”54. Al igual que en otras
épocas históricas, por no decir todas, el poder económico es la llave, el elemento que permite comprar

53  SORIA MESA, E., La nobleza en la España Moderna… op. cit., p.231
54  SORIA MESA, E., El cambio… op. cit., p.169

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Estrategias familiares con fines económicos y sociales...

voluntades, contar con buenos clientes, acceder a los mejores cargos, optar a los grandes beneficios de la
corona.
Si tener dinero es importante para lograr prestancia social, más aún en una sociedad como la de la
España Moderna, dónde las apariencias se imponían a las realidades, dónde los poderosos y la Monarquía,
en multitud de ocasiones, tuvieron que recurrir a aquellos que hostigaban para financiarse, donde a fin de
cuentas, nada es lo que parece.
Encontramos, a medida que profundizamos en el estudio de aquella sociedad, constantes
contradicciones entre lo que oficialmente se promulga y lo que realmente ocurre. Y por esto, precisamente,
multitud de personajes del “estado llano” ocupan los oficios reservados a los privilegiados, situando sus
capillas al lado de la nobleza, vistiendo como ellos, emplazando su residencia en las mejores colaciones de
la ciudad,… y así, un largo etcétera.
Se produce por parte de numerosas familias un proceso para integrarse dentro de la nobleza,
a donde, sea como sea, se quiere llegar. Es un proceso a largo plazo, y como hemos visto, en el que
participan todos los miembros del linaje. En ocasiones, las conquistas de unos son puestas al servicio de
otros para lograr distinción social no de forma individual, sino como grupo, como familia. Martín Gómez
de Aragón recoge, así, los frutos de la labor realizada por el también jurado Alonso de Cazalla, amplia
su patrimonio hasta conseguir ser uno de los más ricos ciudadanos cordobeses y a su muerte, para su
desgracia, no tuvo el heredero deseado, aquél que posiblemente a lo largo del siglo XVII habría alcanzado
las filas de la nobleza titulada.
Unas veces se logra, otras, una traba en el camino (Limpieza de sangre, denuncias anónimas,
manchas familiares, ausencia de heredero, etc.) impide que se alcance el tan deseado objetivo. Pero, lo más
importante y la idea que he pretendido transmitir es que se alcance o no, el ascenso social era posible, y
que la interpretación de aquella sociedad como una sociedad estática y estamental no es más que un error
de la historiografía, un error que gracias al trabajo de algunos historiadores en las últimas décadas se está
logrando superar.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD:


ESTRATEGIAS FAMILIARES DE LOS MERCADERES GENOVESES DE GRANADA DURANTE
LA EDAD MODERNA (ss. XVI-XVIII)

Rafael M. Girón Pascual


Universidad de Granada

Resumen: Los mercaderes genoveses como otros grupos nacionales -flamencos, franceses, ingleses- que
comerciaban en los principales puertos y ciudades de la Monarquía Hispánica, formaron pequeñas
facciones o colonias rodeadas de la población local durante la Edad Moderna. Para el caso de la colonia
genovesa de la ciudad de Granada, especialmente para aquellos a los que el asentamiento era siempre
preferible a la vuelta a Génova, se planteaba la difícil elección entre una integración en la élite granadina,
no siempre fácil o ventajosa, o la endogamia de casar dentro del mismo grupo ligur de la ciudad. En este
artículo analizamos las dos opciones y algunos comportamientos o estrategias familiares llevadas a cabo
por los genoveses, especialmente en lo que a los enlaces matrimoniales se refiere, así como la sorprendente
abundancia de hijos ilegítimos habidos en mujeres castellanas que aparecen en este colectivo, tal vez
consecuencia de lo anterior.

Palabras clave: Comercio, familia, estrategias matrimoniales, hijos ilegítimos, genoveses, mercaderes,
compañías comerciales, reino de Granada, élites castellanas.

EXOGAMY, ENDOGAMY AND ILLEGITIMATE CHILDREN: FAMILY STRATEGIES OF


GENOESE TRADERS AT GRANADA DURING MODERN AGE (16th-18th centuries)

Abstract: Genoese merchants and other national groups, traders at major ports and cities of the Monarquía
Hispánica (Flemish, French, English) formed small colonies or factions surrounded by locals during the
Modern Age. In the case of the Genoese colony of the city of Granada, especially those that the settlement
was preferable to return to Genoa, there was the difficult choice between integration, not always easy
or advantageous, in the elite of Granada or endogamic marriages with the same national group. In this
paper we analyze the two options and some behaviors or family strategies undertaken by the Genoese in
particular as regards marriages and the surprising abundance of illegitimate children incurred in Castilian
women who appear in this study, such once consequence of the above.

Key words: Trade, family, family strategies, illegitimate children, Genoese merchants, trade companies,
kingdom of Granada, elites.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD:


ESTRATEGIAS FAMILIARES DE LOS MERCADERES GENOVESES DE GRANADA DURANTE
LA EDAD MODERNA (ss. XVI-XVIII)1

Rafael M. Girón Pascual


Universidad de Granada

Nos disponemos a tratar en este artículo las principales estrategias familiares o demográficas,
si se quiere, puestas en práctica por los mercaderes genoveses de Granada en la Edad Moderna y que
seguramente podrán extrapolarse o servir de punto de comparación a otros colectivos mercantiles foráneos
en Castilla como los flamencos, los ingleses o los franceses.
La colonia genovesa de Granada pese a que data ya de la época nazarí y se desarrolla y crece en
los siglos siguientes, tras la conquista castellana, va a alcanzar a finales del siglo XVI su mayor esplendor.
En la ciudad encontraremos cada año de seis a diez compañías genovesas, cada una con dos o tres socios,
lo que arroja una veintena de mercaderes dirigiendo un conglomerado socioeconómico enorme, pues
cada una de las compañías contaba con decenas de factores, genoveses o castellanos, cientos de criados o
pequeños mercaderes asociados y miles de clientes e informadores: una gran red comercial que cubría en
gran medida casi toda la población y extensión del reino granadino y sus aledaños2.
Casi sin competencia de otros mercaderes foráneos o locales hasta la última década del XVI, las
compañías comerciales genovesas monopolizaron el comercio de la lana y otros productos, especialmente
cuando, después de la expulsión de los moriscos, se hacen con buena parte del mercado del oro blanco,
el azúcar de la costa granadina, gracias a la adquisición de ingenios azucareros de la almoneda morisca.
Paralelamente, y en esto se presentan claves las estrategias matrimoniales exogámicas que vamos a tratar,
asaltaron los cabildos de buena parte de las villas y ciudades del reino granadino, con el apoyo de las elites
locales, de sus clientes y amigos.

Recibido: 20/01/2013. Aceptado: 25/01/2013.


Correo electrónico de contacto: rgiron@ugr.es
1  Este artículo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación I+D+i (HAR2012-38780) “Una élite cosmopolita.
Familias y redes de poder internacional en la España de los siglos XVI y XVII” del Ministerio de Economía y Competitividad
del Gobierno de España.
2  Girón Pascual, R. Mª,“Los lavaderos de lana de Huéscar (Granada) y el comercio genovés en la Edad Moderna”, Atti
della Società Ligure di Storia Patria, Nuova Serie. Vol. LI (CXXV) Fasc. I., (2011), pp. 191-202 y ID, Las Indias de Génova.
Mercaderes genoveses en el reino de Granada durante la Edad Moderna (ss. XVI-XVIII), Tesis doctoral, Granada, 2012.

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EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD: ESTRATEGIAS FAMILIARES...

Así trataremos de analizar las posibles endogamias, casamientos dentro del grupo genovés, o
exogamias -casamientos con castellanas- en lo que a enlaces matrimoniales se refiere. Junto a las anteriores
encontramos en la documentación una notable frecuencia de relaciones fuera del matrimonio que traen
como consecuencia un gran aumento de la ilegitimidad. Las causas de esto pueden residir en la particular
situación civil de los mercaderes genoveses, ya que se trata de solteros jóvenes emancipados y lejos del
control paterno. El matrimonio, entendemos implica un cierto sedentarismo y una integración social, no
siempre fácil, que no todos los ligures podían garantizar, ya que se trataba de un grupo que destaca por su
movilidad puesto que la mayoría de los mercaderes no pasaban más de tres años en un mismo lugar. Las
estrategias anteriores junto con otras, mucho más extendidas en la Europa Católica, como apartar de la
herencia a los hijos menores y sobre todo a las hijas, destinándolos a la vida conventual, marcaron la vida
de los hijos e hijas de las familias genovesas de Granada.
Aunque los estudios sobre mercaderes genoveses han tenido cierto desarrollo en los últimos años3,
las relaciones existentes entre los genoveses y las élites locales, comportamientos fundamentales para la
reconstrucción, estudio y análisis del colectivo mercantil genovés en Castilla, muy pocos autores han
centrado sus investigaciones en el tema que nos ocupa. Contamos con los estudios de Vicente Montojo
y Francisco Velasco sobre la élite comercial ligur en el puerto de Cartagena, lugar donde la endogamia
genovesa llega a cotas insospechadas y los de Pedro Miralles y Sebastián Molina Puche para la familia
Ferro de Murcia4. En el reino de Granada cabe destacar los estudios de Valeriano Sánchez y Juan Antonio

3  Entre los estudios sobre mercaderes genoveses en la España de la Edad Moderna destacamos Sabatino López, R., “Il
predominio económico dei genovesis nella monarchia spagnola”, Giornale storico e letterario della Liguria, XII (1936), pp. 65-
74. Otte, E., “Il ruolo dei genovesi nella Spagna del XV e XVI secolo”, en Magdalena, A. de, y Kellenbenz, H.
(eds), La Republica internazionale del denar otra XV e XVII secolo, Bologna, 1986, pp. 17-56; Álvarez del Nogal, C., “I
genovesi e la monarchia spagnola tra Cinque e Seicento”, Atti della Società Ligure di Storia Patria, Nueva Serie XLI (CXV), II
(2001), pp. 107-121; Sanz AyÁn, C., Los banqueros de Carlos II, Valladolid, 1988; Sanz AyÁn, C., “Presencia y fortuna
de los hombres de negocios genoveses durante la crisis hispana de 1640”, Hispania, 65/219 (2005), pp. 91-114. PIKE, R.,
“The imagen of the genoese in Golden Age of Literature”, Hispania, 46/4 (1963), pp. 705-714; PIKE, R., Enterprise and
Adventure: the Genoese in Seville and the Opening of the New World, Cornell, 1966; y PIKE, R., Aristócratas y comerciantes. La
sociedad sevillana en el siglo XVI, Barcelona, 1978; Vila Vilar, E., Los Corzo y los Mañara. Tipos y arquetipos del mercader
con América, Sevilla, 1991. Brilli, C., “The Genoese response to the collapse of the Spanish Empire in America”, Jahrbuch
für Geschichte Lateinamerikas/Anuario de Historia de América Latina (JbLA), 47 (2010), pp. 247-272; Candel Crespo,
F., Familias genovesas en Murcia: (Verdín, Ferro, Dardalla, Mayoli y Braco): siglos XVII al XIX, Murcia, 1979; Igual Luis,
D., y Navarro Espinach, G., “Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI”, Historia Instituciones
Documentos, 24 (1997), pp. 261-332. Navarro Espinach, G., “Los genoveses y el negocio de la seda en Valencia
(1457-1512)”, Anuario de estudios medievales, 24 (1994), pp. 201-224; Jacques Heers, “Le royaume de Grenade et
la politique marchande de Gênes en Occident (XV siècle)”, Le Moyen age, 63 (1957), pp. 87-121. MELIS, F., “Malaga nel
sistema económico del XIV e XV secolo”, Economia e Storia, III, I (1956), pp. 19-59 y II, pp. 139-163; Pistarino, G., y
Garí, B., “Un trattato fra la repobblica di Genova e il regno moresco di Granada sulla fine del quattrocento”, en La Storia
dei Genovesi, X, Génova, 1989, pp. 395-412; SALICRÚ I LLUCH, R., El sultanato nazarí de Granada, Génova y la Corona de
Aragón en el siglo XV, Granada, 2007; López de Coca Castañer, J. E., “Los genoveses de Málaga durante el reinado
de los Reyes Católicos”, Anuario de Estudios Medievales, 10 (1980), pp. 619-650, y López de Coca Castañer, J. E.,
y LÓPEZ BELTRÁN, Mª T., “Mercaderes genoveses en Málaga (1487-1516). Los hermanos Centurión e Ytalian”, Historia.
Instituciones. Documentos, 7, 1980, pp. 95-123. VINCENT, B., “Les Gênois dans le Royaume de Grenade au XVI siecle”, en
Rapporti Genova-Mediterraneo-Atlantico nell´etá Moderna. Atti del IV Congreso Internacionales di studi storici, Génova, 1990,
pp. 151-162; Andújar Castillo, f., “Los genoveses del Reino de Granada. Comercio y estrategias mercantiles”, en
Belenguer Cebriá, e. (ed.), Felipe II y el Mediterráneo, Madrid, 1999, pp. 357-375; DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.,
“Miscelánea motrileña”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 3 (1989), pp. 239-252; Andújar
Castillo, f., “Una estructura de poder. El monopolio de la producción y comercialización del azúcar en Adra. (Siglos
XVI-XVII)”, en BARRIOS AGUILERA, M., y Andújar Castillo, f. (eds.), Hombre y territorio en el Reino de Granada
(1570-1630), Almería, 1995, pp. 351-382.
4  Montojo Montojo, V., El Siglo de Oro en Cartagena (1480-1640) Evolución económica y social de una ciudad
portuaria del Sureste español y su comarca, Murcia, 1993; Montojo Montojo, V., “El comercio con Andalucía Oriental:
actividad de los mercaderes de Cartagena (siglos XVI-XVII)”, Chronica Nova, 24 (1997), pp. 237-252; Ruiz Ibáñez, j. j.,
y Montojo Montojo, V., Entre el lucro y la defensa: las relaciones entre la monarquía y la sociedad mercantil cartagenera

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Rafael M. Girón Pascual

Iglesias para los ligures de Adra y Almería, respectivamente, y especialmente el interesante artículo de
Enrique Soria Mesa sobre los genoveses del reino de Granada donde encontramos importantes aportes a
este tema5. Finalmente, yo mismo he tratado estas dinámicas en un artículo publicado en esta revista y en
mi tesis doctoral Las Indias de Génova de reciente lectura6.

Exogamia o endogamia

En 1586 los mercaderes genoveses Simón Mayolo, Juan Andrea Oliver y Pedro Veneroso habían
formado una compañía comercial que operaba en el reino de Granada y los reinos adyacentes. Entre las
actividades de esta corporación se encontraba el préstamo generalizado, la compra de lana adquirida en
una zona muy amplia del sureste peninsular con miras a su exportación hacia Italia, la venta en Castilla de
paños de Baeza o de terciopelos de Granada y, especialmente, llevar las comisiones de grandes comerciantes
genoveses, como los del gran mercader Bartolomé Veneroso, tío carnal de Pedro, del que eran testaferros.
Los socios de la compañía comercial no estaban emparentados, que sepamos, de manera
consanguínea, pero dos de los socios eran parientes políticos entre si: Simón Mayolo era cuñado de
Francisco Veneroso, tío de Pedro, por estar casado Francisco con Lavignia Mayolo, hermana del primero.
Estos parentescos no suelen plasmarse en la documentación notarial y para su desentrañamiento es
necesaria la reconstrucción genealógica a fondo de las familias.
Pero un nuevo enlace matrimonial se iba a fraguar entre uno de los socios y la familia de otro. El
treinta y uno de enero de este mismo año Juan Andrea Oliver aparece ante el escribano granadino Rodrigo
Dávila afirmando que dos años antes, en Génova había capitulado para casarse con Antonia Veneroso,
hermana de Pedro, su socio, pero hasta la fecha no se había llevado a cabo el matrimonio7. Este fue
negociado en su nombre por Jerónimo de Ferrari, pariente de los Veneroso, y se ofrecieron 11.000 libras
de Génova de dote. Varios parientes de la novia como Francisco Ferrari y Bartolomé Veneroso aportaron
cantidades para aumentar la dote y sellar la transformación de un socio comercial en un pariente por la
vía matrimonial.

(comerciantes y corsarios en el siglo XVII), Murcia, 1998; Velasco Hernández, F., Auge y estancamiento de un enclave
mercantil en la periferia, Murcia, 2001. MIRALLES MARTÍNEZ, P., y MOLINA PUCHE, S., “Socios pero no parientes. Los
límites de la promoción social de los comerciantes extranjeros en la Castilla moderna”, Hispania, 67, 226 (2007), pp. 455-486.
5  Sánchez Ramos, V., “La colonia genovesa de Adra (ss. XVI-XVIII)”, Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, 1994,
pp. 181-198; Iglesias Núñez, F. J., “Prácticas mercantiles y estrategias familiares de los genoveses. Almería, siglo XVIII.”,
Chronica Nova, 29 (2002), pp. 141-178, y SORIA MESA, E., “Poder local y estrategias matrimoniales. Los genoveses en el
Reino de Granada (ss. XVI-XVII)”, Atti della Società Ligure di Storia Patria, Nuova Serie, 51, (CXXV) (2010), pp. 21-46.
6  GIRÓN PASCUAL, R. Mª, “Ricos, nobles, y poderosos: La imagen de los mercaderes genoveses del Reino de Granada en
la Edad Moderna”, Historia y Genealogía, 1 (2011), pp. 41-56; ID., Las Indias de Génova, op.cit.
7  Archivo Histórico de Protocolos de Granada [AHPG], G-261, ff. 125 y ss.

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8  Fuente: Ídem. Elaboración propia.

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Juan Bartolomé Francisco Lavignia Simón Juan Bartolomé Francisco Lavignia Simón
Veneroso Veneroso Veneroso Mayolo Mayolo Veneroso Veneroso Veneroso Mayolo Mayolo
Árbol 1

Antonia Pedro Juan Antonia Pedro Juan


Veneroso Veneroso Andrea Veneroso Veneroso Andrea
Oliver Oliver
EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD: ESTRATEGIAS FAMILIARES...

Convirtiendo a un socio en pariente: el caso de Juan Andrea Oliver8


Rafael M. Girón Pascual

Por el contrario, el citado Bartolomé Veneroso no había elegido para su matrimonio la hija o
hermana de otro mercader genovés con el que tuviera relaciones comerciales. Cuatro años antes de la
boda de su sobrina con Juan Andrea Oliver, Bartolomé había casado con doña Juana Messía, hija de
un miembro de la élite local, el veinticuatro granadino y caballero de Santiago don Alonso Messía de
Alarcón9. Aunque la dote fue muy cuantiosa -11.200 ducados- sin duda, el principal activo de su mujer
era la parentela a la que pertenecía, que contaba con miembros, como su padre, del cabildo granadino y
grandes terratenientes en el sur del reino de Granada en las ciudades de Loja y Alhama de Granada, lugares
donde los Veneroso tenían intereses económicos muy importantes sobre todo en el comercio de la lana.
Tras este enlace la familia Veneroso iniciará una estrategia bastante amplia con la parentela de doña Juana
Messía, especialmente con su sobrinos: los Loaysa, futuros condes del Arco, como ya puso de manifiesto
Enrique Soria10.
La primera generación de mercaderes de Granada únicamente cuenta con el matrimonio exogámico
entre Bartolomé Veneroso con doña Juana Messía, mientras que todas las hermanas y sus dos hermanos
casan con consortes genoveses. La siguiente generación, los matrimonios de los hijos e hijas de Francisco
y de Juan Veneroso dibujarán lo anteriormente expuesto, todos los varones que casaron lo hicieron con
españolas -Juan Pedro Veneroso y sus primos Pedro y Pablo Veneroso- mientras que sus hermanas lo
hicieron con ligures. La última generación a los varones uno con una española y el otro con una genovesa y
mete a monja a la única fémina. La falta de descendencia de todos ellos lleva a los Veneroso a su extinción.
La familia Chavarino, recordemos, sobrinos de los Veneroso, van a elegir, desde el primer momento
a mujeres castellanas. Y continuará esta tendencia el resto del tiempo. Las mujeres de la familia en la
primera y segunda generación mantendrán las bodas endogámicas y necesitarán una generación más,
con el linaje pauperizado y castellanizado para casar por fin con castellanos. La integración en la sociedad
granadina de los Chavarino fue total. Los Calizano, los Gavi, los Travesí, los Chafino, los Iluminati
y los Civo actuarán de manera parecida: algunos matrimonios exogámicos en los varones y solo muy
tardíamente en las féminas.
No son los únicos casos de matrimonios entre castellanas y ricos mercaderes genoveses. Esteban
Lomelín y Peri Juan Civo, asimismo veinticuatros de Granada como Bartolomé Veneroso casaron antes
que él con mujeres de la élite. Civo lo hizo con doña Juana Muñoz de Salazar, cuyo familia era dueña de
cuantiosos bienes raíces en Santa Fe, Montefrío y Granada11; y Esteban Lomelín enlazó con doña Catalina
de Granada Venegas, de la nobleza morisca de más alto nivel, de sangre real nazarí y cuantiosos bienes en
la vega granadina12. Estos matrimonios permitieron a los genoveses integrarse en la sociedad local y aunar
el poder económico que les daba el comercio con el político que les suministraba su ingreso en poderosas
parentelas locales.

9  OSORIO PÉREZ, Mª J., Historia del Real Colegio de San Bartolomé y Santiago, Granada, 1987, p. 83.
10  SORIA MESA, E., “Poder local…”, op. cit., p. 38.
11  Henríquez de Jorquera, F., Anales de Granada. Descripción del Reino y Ciudad de Ganada. Crónica de la Reconquista
(1482-1492), Granada,1987, II p. 548.
12  AHPG, G-126, (2-VI-1562). Agradezco la referencia a Enrique Soria.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 89


LOAYSA-PÉREZ DE
HERRASTI-MESSÍA

13  Fuente: Ídem. Elaboración propia.

90 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


VENEROSO
doña Leonor Juan Pérez doña doña Melchora
Pérez de de Herrasti Leonor de Santa Cruz
Herrasti Mazuelo Vera de Gadea Bocanegra

Pedro Pereta
Veneroso Ferrari

don Alonso doña Francisca don Andres doña


Messía de Arias de Mansilla Pérez de Juana
Alarcón (XXIV) Perez de Herrasti Herrasti Gadea Maldonado
Árbol 2

Eustaquio Gineta Francisco Lavignia Bartolomé doña Juana Juan


Chavarino Veneroso Veneroso Mayoli Veneroso Messía de Veneroso
Alarcón doña Maria Leonor
Pérez de Herrasti
1582
doña Juana don doña Leonor Maldonado
Messía de Diego de Messía de
Alarcón Loaysa Alarcón
Alejandro don Juan doña Pedro doña Melchora
Chavarino Pedro Gabriela Veneroso Bocanegra
Veneroso de Loaysa Santa Cruz
1604
EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD: ESTRATEGIAS FAMILIARES...

doña don doña


don Francisco doña Gabriela Alonso de Elvira
Veneroso de Gabriela de Loaysa Loaysa Carrillo
Loaysa 1636 de Loaysa

doña
Gabriela
Loaysa
Exogamia entre la familia Veneroso y la parentela de los Pérez de Herrasti13
Rafael M. Girón Pascual

Entre estas dos prácticas matrimoniales, endogamia y exogamia, se movieron los varones genoveses
en la Granada de la Edad Moderna. Pero ¿qué ocurre con la mujer genovesa? ¿Hay matrimonios mixtos
entre mujeres genovesas –hermanas, sobrinas, hijas de mercaderes- y nobles castellanos? Parece que en
muy contadas ocasiones, como hemos dicho. Los ejemplos son mínimos, tardíos y ocurren en familias
cada vez más castellanizadas y generalmente, empobrecidas con el tiempo. En las primeras generaciones
los matrimonios de genovesas con castellanos sencillamente casi no existen: una única excepción, la de
doña Bernarda Calvo, que era hija de genovés y española y casará con don Diego de la Cueva Benavides,
señor de Gorafe14. No los encontramos ni siquiera en una familia que practica tanto la exogamia como
los Veneroso. Mientras que los sobrinos y sobrinos nietos de Bartolomé Veneroso casan mayoritariamente
con castellanas de los linajes Loaysa, Bocanegra, Mendoza, las sobrinas sin excepción se unen a mercaderes
genoveses socios de sus hermanos o tíos. Además del citado matrimonio de doña Antonia con Juan
Bernardo Oliver, sus hermanas doña Magdalena y doña Catalina matrimoniarán con Camilo de Ferraris
y Juan Bautista Zarreta, respectivamente. Mientras que el hijo de los citados Oliver y Veneroso, Juan
Bernardo, va a matrimoniar con la hermana de un veinticuatro de Granada, Juan González de Salazar, su
hermana doña Juana Veneroso casará dos veces con sendos mercaderes genoveses Juan Bautista de Isola
y Juan Bautista Palavicino15. ¿Acaso una estrategia lleva a la otra y el hecho de casar exogámicamente
los varones implica que las hembras necesariamente deban casar endogámicamente para no perder la
capacidad relacional del clan para integrar a otros linajes mercantiles subordinados en su parentela? Como
explicaciones podemos conjeturar que tal vez la mínima frecuencia de estos matrimonios responde a
que muy pocas hijas o hermanas de mercaderes se desplazaron a Granada e hicieron su vida en Génova,
eligiendo para ellas como partido a otros mercaderes genoveses; o bien, que era peligroso casar a la
posible heredera de todos los bienes del clan, hermana y posible heredera de sus hermanos solteros con
alguien fuera del mundo mercantil y de la nación genovesa, que echaría a perder toda la red comercial
cuidadosamente confeccionada.
Pero hablemos de números y porcentajes. ¿Cuántos casaron con mujeres de la élite castellana?
¿Cuántos lo hicieron con genovesas?
De las 100 familias que hemos estudiado, 44 cuentan con algún enlace matrimonial de mercaderes
genoveses con mujeres de la élite castellana, si bien el porcentaje de matrimonios mixtos es bastante bajo
en comparación con el total de los enlaces16. Por ejemplo, un linaje tan activo en Granada como los
Mayolo, con numerosos mercaderes varones operando en la ciudad y en Cartagena, Alicante y Madrid,
cuenta únicamente con un casamiento exogámico, el de Vicencio Mayolo con la desconocida donna
Petronila spagnola a finales del XVI17.
Si solo 44 de las 100 familias tuvieron algún casamiento con locales significa que el 56% familias
estudiadas practicaron la endogamia genovesa, es decir casaron siempre con sus paisanos ligures generación
tras generación. Esto no es difícil de explicar puesto que son pocas las familias que se asientan en Granada
de manera definitiva, pero pese a que algunas familias intentan asentarse, no son pocas las que siguen
practicando la endogamia con los de su nación.
En el primer caso, en aquellas familias que interpretaron su paso por Granada como algo meramente
eventual, casando a sus miembros únicamente con genoveses, contamos con los Adorno, los Bondenaro,
los Costa, los Monella...Para ellos Granada fue una escala de su devenir vital y comercial, antes de saltar a
Madrid, Amberes o regresar a Génova.
En el segundo supuesto, los Levanto, por ejemplo, resultan muy endogámicos en cuanto a sus
desposorios con mujeres de su propia nación, con familias como los Vivaldo, los Franquis, los Tonso, o incluso

14  SORIA MESA, E., “Poder local…”, op. cit., p. 38.


15  OSORIO PÉREZ, Mª J., Historia del Real Colegio…, p. 85.
16  GIRÓN PASCUAL, R. Mª, Las Indias de Génova…,p. 77.
17  Archivio Stórico di Genova [ASG], Nobiltà, Alberi Genealogici, ms 491, ff. 132 y 133. Maggiolo.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 91


EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD: ESTRATEGIAS FAMILIARES...

su propio linaje, pues hay algunos matrimonios entre primos18. Este comportamiento recuerda al que se da
en lugares donde la colonia genovesa es muy amplia, como sucede en Cartagena, con comportamientos
de una gran endogamia19. Paradigmático es el caso de los Digueri, Pelerán, Preve, Montenegro, Imperial…
de este puerto, con matrimonios entre sí durante varias generaciones para, finalmente, en el siglo XVIII
abandonar la endogamia genovesa por completo. ¿A qué se debe esta endogamia? Lo veremos al final del
artículo.
Hay otra vía, o varias vías, intermedias. Algunas familias, tras varias generaciones casando con
castellanas, recuperan entronques con genovesas, hijas de los mercaderes genoveses más activos del
momento. Esto ocurre con los Franquis, que tras casar con mujeres de la familia Burgos y del aristocrático
linaje Lasso de Castilla, recuperarán su entronque con los Squarzafigo y los Levanto20; o con los Canicia,
que tras unirse exogámicamente con los Maldonado y Ferrer vuelven a los Sanguinetto21. También los
Pinelo o los Guano tras matrimoniar con españolas vuelven, generaciones después, a tener entronques
genoveses22.
Por tanto, creo que queda claro que no podemos generalizar y definir monolíticamente los
comportamientos de esta comunidad. Cada familia genovesa actúa de manera adaptada al momento,
eligiendo sus enlaces dependiendo de sus necesidades y posibilidades. La casuística, ya vemos, es muy
variable y depende de infinidad de factores que ahora mismo, se nos escapan.

La alta ilegitimidad

Siguiendo a Enrique Soria, parece que no fueron pocos los hijos ilegítimos en las clases nobles
castellanas, afirmando el mismo autor que buena parte de ellos fueron protegidos por el seno familiar,
heredando parcialmente los bienes paternos y conformando, en muchas ocasiones, nuevas líneas nobiliarias,
alcanzando incluso algunas de ellas la cúspide de la sociedad23. Podríamos hacer extensiva esta afirmación
a los mercaderes genoveses. Ya hemos comentado que se trataba una población predominantemente
masculina -hombres solteros jóvenes, lejos del control paterno casi siempre- de la cual muchos de ellos
van a permanecer célibes pero, sin embargo, van a tener relaciones con mujeres que darán como resultado
hijos ilegítimos. Hasta 25 hijos e hijas naturales aparecen acreditados de esta forma en nuestra muestra de
100 familias. Sin la más mínima duda, serían muchos más, pues hay unos 20 casos donde hay sospecha
de ilegitimidad, y siempre es ésta una población afecta a desaparecer de las fuentes documentales. Más que
una estrategia familiar es el resultado no deseado de un celibato forzoso, por la condición del mercader, y
los problemas que resultan de la difícil integración de los mercaderes medianos, generalmente solteros, o
tal vez, la estrategia, de existir, sea no legitimar o ignorar a los hijos naturales, quedando como plan B en
el caso de que el linaje no cuente con sucesión legítima. Veamos algunos ejemplos.

18  Como el de don Vicencio Levanto, caballero de Alcántara con doña Jerónima Levanto, su prima hermana y heredera
del mayorazgo de Horacio Levanto. Ver el expediente de su hijo: Archivo Histórico Nacional [AHN], Ordenes Militares,
Calatrava, exp.1390.
19  Velasco Hernández, F., Auge y estancamiento…, p. 426.
20  AHN, Órdenes Militares, Santiago, exp.3140 y Valverde Fraikin, J., Catálogo General de Caballeros y Damas de la
Real Maestranza de Caballería de Granada, Granada, 1995, p. 66.
21  AHN, Órdenes Militares, Calatrava, exp.421.
22  AHPG, H-166, f. 156 y ss.
23  SORIA MESA, E., La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad, Madrid, 2007, p. 185; Un caso concreto en
ID., “El señorío de Algarinejo (siglos XVI-XVIII)”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 6 (1992),
pp. 319-334.

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Tomás Doña
Digueri Doña Maria Aldonza
Pérez de Bravo
Tudela

Deodato Juan Doña Juan Doña Vicente Doña


Imperial Agustín Juana Bautista Aurelia Imperial Nicolasa
Pelerán Digueri Preve Digueri Digueri

24  Girón Pascual, R. Mª, “Los señores de Cúllar…”.


doña Mariana don Alejandro doña don doña don don doña don doña
Árbol 3

Aroca Pelerán Teresa Agustín Tomasa Andrés Francisco Josefa Francisco Margarita
Fajardo Digueri Pelerán 2º GRADO (1645) Preve Preve Preve Imperial 2º GRADO (1643) Imperial Montenegro Imperial

2º GRADO (1642)

don José
don doña doña doña Manuel
Tomás Antonia Teodora Aurelia Montenegro
Pelerán 2x3º GRADO Imperial Barrionuevo Preve 2º GRADO (IMPERIAL) + 3º GRADO (DIGUERI)

doña Mariana
La endogamia recurrente de los genoveses de Cartagena24

Pelerán don Francisco


3x4º GRADO José Montenegro
Barrionuevo
Preve

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Rafael M. Girón Pascual
EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD: ESTRATEGIAS FAMILIARES...

A la muerte del genovés Cornelio de Negro, su viuda la castellana doña Isabel de Aceijas mandaba
a los hijos naturales del primero, don Carlos de Negro y don Gabriel de Negro ciertos bienes. Al primero
le mandaba “una sortija de oro que tiene por piedra las armas de su casa” y al segundo 300 ducados25.
Don Gabriel de Negro pleiteará por su hidalguía en 1609 en la villa de Pedrera, del marquesado de Estepa
-los Negro tenían bienes en la comarca- afirmando ser hijo de Cornelio y de María Meléndez, criada de
doña Luisa de Castro, cuando ambos eran solteros26. Sin embargo los testigos no respaldan esta versión.
Afirmaron que no era natural sino “bastardo adulterino” de la época en que su padre ya estaba casado y
que su madre no era otra que María de Ballacer Ibáñez, esclava morisca de la suegra de Gil de Carvajal27.
Los testigos afirman que esta versión la respaldará Teresa de Aranda, mujer de Felipe de la Iglesia, que
era el cocinero de Juan Pedro Veneroso. A falta de otros herederos, los hijos de don Gabriel heredaron el
cuantioso mayorazgo de Cornelio de Negro y formaron una línea muy ennoblecida en Antequera, de la
que descienden los condes de Cartaojal28.
Parece que entre los criados del citado Juan Pedro Veneroso encontramos a la madre de otro hijo
natural, Juan Bautista Chavarino -bautizado como Juan Molina- hijo del genovés Alejandro Chavarino y
de Melchora de los Reyes, que había sido criada de Francisco Veneroso y su mujer Lavinia Mayolo, pasando
posteriormente a serlo de Bartolomé Veneroso, desempeñando más tarde el puesto de aya al servicio de Juan
Pedro Veneroso, sobrino de los anteriores29. Al final de la vida de su padre, Juan Bautista fue reconocido
y heredó bastantes bienes en Motril, Granada y Campillo de Arenas30. Pese a que la condición de hijo
natural alejó a sus descendientes de los mayorazgos de Bartolomé Veneroso, los Chavarino prosperaron
con oficios intermedios en la Chancillería y seguirán en la ciudad hasta finales del XVIII.
Doña Bernardina de Monteburgo, hija natural del genovés Paris de Monteburgo y de la vizcaína
doña Beatriz de Azpide vivió con sus padres en Granada hasta que su madre falleció cuando ella tenía seis
años. Su padre volverá a Génova en 1595 dejándola en Granada y llevándose gran parte de su hacienda,
unos 50.000 ducados. No obstante, doña Bernardina se quedó habitando en unas “casas principales en la
calle de Pedro del Campo” y disfrutó las rentas de dos tiendas, una en la Alcaicería y otra en el Zacatín.
El problema se presentó cuando en 1611, siendo doña Bernardina doncella de treinta años, fallece en
Génova su padre y sus herederos –su hija legítima María Jerónima y Benedetto Viale su marido- venden
toda la hacienda de su padre en Granada. Doña Bernardina pleitea entonces por alimentos de la fortuna
de su padre, que ella valoraba en más de 150.000 ducados31. No sabemos en qué quedó el pleito o como
prosiguió la vida de doña Bernardina. Existiendo herederos legítimos y sin la ayuda familiar, los hijos
naturales quedaban desprotegidos, como hemos visto en este ejemplo.
Historia parecida fue la de doña Francisca Benita de Levanto, hija natural de don Andrés Horacio
Levanto, heredero de la fortuna de su tío Horacio Levanto y de doña Teresa de Burgos, vecina de Granada
en la calle de Varela, a la sazón una adolescente, a cuya casa acudía Levanto por las noches32. Nacida en
la casa de sus abuelos y bautizada en 1644 en la granadina parroquia de San Juan de los Reyes como hija
de padres desconocidos, pero apadrinada por don Imperial Levanto, fue criada en el cercano lugar de
Peligros. Su padre la envió al monasterio de Santa María de las Dueñas de Sevilla con una pensión de 16
ducados al año en 1654. Cuando se produjo la muerte de éste un año después, a pesar de que sus sobrinos
falsificaron su testamento y alegaron delirios en el testador, doña Francisca tuvo legalmente derecho a un

25  Archivo de la Real Chancillería de Granada [ARChG], 976-7.


26  ARChG, 5144-82.
27  ARChG, 4683-12.
28  Por su entronque con los también genoveses Lomelín y sus descendientes los Urbina.
29  OSORIO PÉREZ, Mª J., Historia del Real…p. 87.
30  ARChG, Registro del Sello, 7966, ff. 12 y ss.
31  ARChG, 4600-37.
32 ARChG, 586-19 Piezas 1 y 6.

94 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Rafael M. Girón Pascual

sexto de la hacienda de su padre. Finalmente casó en 1662 con don Diego Valle Remón, con el que tuvo
sucesión, la cual continuó pleiteando por los cuantiosos bienes de los Levanto.
Por supuesto, solo conocemos las historias de aquellos hijos naturales que quedaron en el reino
de Granada, generalmente hijos de españolas. Muchos hijos ilegítimos nacerían en otras ciudades
castellanas o de cualquiera de los puertos o ciudades económicamente interesantes para los genoveses.
Es más, alguno de los mercaderes genoveses que tratamos en el estudio eran ellos mismos hijos de igual
condición. El caso más interesante es el de Desiderio Bondinaro, uno de los mercaderes más activos en
Granada a finales del XVI, que también fue poeta y traductor del que hablaremos en otras partes de
este estudio. Como otros muchos en el árbol genealógico de su familia aparece como “filio nTe” o “filio
naturale”, en este caso de Francesco Bondinaro33. El mismo Desiderio fue padre de otro hijo natural:
Becio Bondinaro, más tarde fraile.
No solo los mercaderes genoveses tuvieron altas tasas de ilegitimidad en sus familias. Compor-
tamiento similar aparece en los milaneses. La familia Cernúsculo los casa entre sí, en un curioso bucle
endogámico. Las hijas naturales a veces eran recluídas a recluirse en un convento. Marta Roqui, hija
natural de Hortensio Roqui, mercader milanés fallecido en 1586 en Granada, habida en una española
dieciséis años antes, y depositada en el convento de Santa Clara de Como, hoy en Lombardía, al norte
de Milán. Por el testamento de su padre fue dotada para tomar los hábitos con tres mil libras imperiales,
dejando la opción, si su idea no era profesar, que casara con el consentimiento de sus tíos Deifebo y
Diomedes con alguien de su entorno y recibiera al menos 7.000 libras imperiales, y si sus tíos quisiesen
dotarla mejor, que lo hicieran así34. Nada nos indica que doña Marta dejara el convento comasco.
Distinto destino tuvo la prima hermana de la anterior, doña Margarita Roqui, hija de Deifebo y
habida en una mujer española de apellido Burgos. Doña Margarita contrajo matrimonio en 1588 con el
oidor de la audiencia de Sevilla, don Alonso Méndez de Parada con el que tuvo sucesión y de los cuales
descienden aún en la Edad Moderna varios caballeros de órdenes, los condes de Garcinarro, los marqueses
de Rafal y sus Casas asociadas35.
En otros casos, como decíamos al principio, hay grandes dudas sobre la legitimidad de las proles
de los mercaderes genoveses. Lorenzo Usodemar, señor de Alcantarilla en Murcia y activo mercader en
Granada y Huéscar en torno a 1555, el cual no había dejado sucesión de sus dos matrimonios legítimos.
Su hermano Ambrosio, padre así mismo de Próspero, un hijo natural habido en una hija de Mencía
Gómez, había fundado mayorazgo con la cláusula de que si su hermano Lorenzo no dejara hijos legítimos
pasara a su hijo natural Próspero. El testamento de Lorenzo es una gran obra de falsificación para legitimar
a Juan Antonio, su hijo adulterino con Maria Martel, nacido mientras estaba casado con una de sus
mujeres legítimas36. En el libro de la Nobleza de Génova no tuvo tanta previsión -o sencillamente era poco
importante para los intereses de los genoveses- y aparece como “filio naturale”37.
Juan Calvo Bernabó, que siempre aparece como soltero, y uno de los socios de la gran compañía
de los Mayolo dejó a Aurelia Bernabo y a Julianica Calvo a cargo de su tío Bernardo Calvo cuando falleció
en torno a 1588. Su padre les había dejado algunos bienes: 140 ducados a Aurelia y 20 de alimentos a
Julianica38.
Por último, Domingo Tallacarne tuvo dos hijas con Isabel de las Cuevas, que no era de la élite
ya que sus padres fueron Bartolomé de las Cuevas y María de Albanchel. Parece que su matrimonio fue

33  ASG, Nobiltá, ms. 494, f. 267.


34  AHPG, G-261, ff. 1186r y v.
35  Agradezco a Manuel de Parada, marqués de la Peraleja, que me facilitara información sobre la descendencia de su antepasada
doña Margarita y noticias sobre la familia Roqui.
36  Archivo General de Simancas [AGS], CME, 402,14
37  ASG, Nobiltá, ms 494, f. 242 Usodimare.
38  AHPG, G-271, ff. 741r y ss.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 95


EXOGAMIA, ENDOGAMIA E ILEGITIMIDAD: ESTRATEGIAS FAMILIARES...

posterior al nacimiento de la primera de ellas, doña Ángela Tallacarne, que casaría con don Cristóbal de
Oviedo Castillejo, veinticuatro de Granada y ambos antepasados de los condes de Floridablanca39.

Algunas reflexiones finales

Estrategias matrimoniales, comportamientos motivados por la situación anómala de un grupo


mercantil foráneo en una sociedad privilegiada que premia la distinción de grupos sociales y el comercio
no termina de ser asociado con la nobleza, sea como fuere quedan muchas incógnitas por aclarar en
las colonias genovesas en Castilla. En el caso de los matrimonios exogámicos ¿dónde se fraguaron estos
enlaces? ¿Quién dio el primer paso hacia ellos, los genoveses o las élites granadinas?
Las reservas que Miralles y Molina Puche atribuyen a la élite murciana para admitir a los
mercaderes genoveses Ferro en Murcia y Cartagena no parecen existir en Granada o al menos no en
mercaderes de cierto nivel económico y político. Es posible que a los Franquis o Chavarino se les ponga
reparos a entroncar con las familias de la élite más rancia y tengan que hacerlo con familias mercantiles
alejadas del cabildo, como el caso de doña Petronila de Burgos y Pablo de Franquis- o bien con mujeres
de la élite pero despojadas de dote, como ocurrió con doña Leonor María Pérez de Herrasti y Alejandro
Chavarino40, pero no por ser mercaderes genoveses en sí ya que los que fueron caballeros veinticuatros de
origen genovés (Lomelín, Civo, Veneroso) casaron espléndidamente. Es, por tanto, el nivel social, o la
percepción por parte de la élite del estatus del genovés lo que determina la dificultad de aceptación por
parte de los poderosos, no su nacionalidad o el hecho de ser mercader.
Es cierto que hay un progresivo descenso del nivel nobiliario de los mercaderes genoveses en
Granada y puede ser clave para explicar la vigencia y final de algunas de las estrategias estudiadas. De
las familias de la “nobleza vieja” que llegan a la ciudad en la primera mitad del siglo XVI (Lomelín,
Doria, Grimaldi) se pasa a las de “nobleza nueva” si bien de gran poder económico y lazos políticos con
los poderosos de Génova (Adorno, Veneroso, Civo, Escalla, Mayolo y en menor medida los Franquis
y Chavarino) para finalmente ser sustituidos a principios del XVII por mercaderes ajenos a la nobleza,
por mucho que obtuvieran más tarde ejecutorias ante la Chancillería, y que la población local había
visto ascender socialmente como criados de los nobili novi: son los Levanto, Capriata, Travesi, Chafino,
Zarreta, Tallacarne, Vivaldo, Digheri, Pelerán, Preve, Iluminati… Puede que con estos últimos las élites
castellanas si se cierren a los enlaces exogámicos y que obligasen a los genoveses a la endogamia del grupo
o por la búsqueda de matrimonio entre la mesocracia y las élites mercantiles menos allegadas al poder
político local en el siglo XVII. No durará mucho tiempo este bloqueo. Finalmente, con las propias élites
cada vez más permeables a nuevos linajes advenedizos hacen que en el siglo XVIII los descendientes de
los genoveses sean tan élite como el resto y los enlaces se multipliquen. Baste el ejemplo de los Iluminati
estudiados por Enrique Soria perfectamente integrados en las parentelas de los Cuesta, Pérez de Vargas,
Zafra o Espinosa, élite azucarera de la costa granadina41.
La abundancia de hijos ilegítimos lejos de mostrar una separación entre la comunidad genovesa
y la castellana, nos hace suponer las citadas diferencias sociales en el seno de los ligures, que ya habíamos
advertido en ciertas crónicas42. Las madres no son mujeres de la élite en la mayoría de los casos y los padres
si son mercaderes de cierto nivel y nobleza que luego casarán con damas genovesas o con españolas de la
élite. En otros casos vemos como ligures de menor entidad y de orígenes más modestos si desposaron a
mujeres ajenas a la élite castellana o incluso legitimaron a sus hijos naturales casando con sus madres como
ocurrió con los Tallacarne.

39  Valverde Fraikin, J., Catálogo general…p. 567.


40  SORIA MESA, E., “Poder local…”, op. cit., p. 37.
41  Ibidem, pp. 39-41
42  Francisco Henríquez de Jorquera da distinto tratamiento de nobleza y poder a cada genovés. Ver GIRÓN PASCUAL, R.
Mª, “Ricos, nobles y poderosos…”, op. cit.

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Rafael M. Girón Pascual

En cualquier caso la notable incidencia de matrimonios exogámicos entre mercaderes genoveses


y mujeres castellanas, sobre todo cuando son mujeres de la élite, matiza la percepción extendida en gran
medida por la historiografía del rechazo del colectivo genovés por parte de la nobleza castellana a partir
de la literatura económica y política. A pesar de las corrientes anti-genovesas tan en boga en el siglo XVII
en el Madrid de Quevedo o Gracián, con un exponente notable como el arbitrista Martínez de Mata, que
no duda tildar a los genoveses “sanguijuelas” e intentar un tumulto contra ellos en Sevilla, el mercader
genovés es un partido apetecible para hijas casaderas en las élites castellanas, difícilmente superable a nivel
de riqueza y poder. Ya lo dijo Lope de Vega: “En entrando a competir por dama, aunque más honrada,
ginovés, músico o cresta, ya entiendes, volver la espalda”43.

43  Citado en Fuchs, B., “Empire Unmanned: Gender trouble and Genoese Gold in Cervantes´s «The two Damsels»”,
PMLA, Vol. 116, No. 2 (2001), p. 291.

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

Nobleza, genealogía y heráldica en Córdoba:


la casa solariega de los Mesa y palacio de Las Quemadas

Gonzalo J. Herreros Moya


Universidad de Córdoba

Resumen: La casa solariega del mayorazgo de los Fernández de Mesa, señores del Chanciller y luego, por
enlace, marqueses de Villaseca, es uno de los edificios civiles del barroco más importantes de Córdoba.
Así, se pretende realizar una contextualización espacial y elaborar una historia genealógica que explique el
porqué de la existencia de la casa, sus moradores y el cambio de manos que se produjo tras su venta en el
siglo XIX, hasta ser conocida como palacio de las Quemadas. Se ha prestado especial atención, además, a
las manifestaciones heráldicas que posee el palacio así como otras que nos han llegado de la familia Mesa
en la capital cordobesa.

Palabras clave: nobleza de Córdoba, casa solariega, linaje, genealogía, heráldica.

Nobility, genealogy and heraldry in cordoba:


mesa’s mansion house and the palace of las quemadas

Abstract: The noble mansion in Fernández de Mesa’s entailed state, landlords of the seigneury of The
Chanciller and then, by marriage, marquis of Villaseca, is one of the most important civil buildings
in Córdoba. In this way, we expect to give a spatial context and to make a genealogic history wich can
explain the reasons of her existence, their denizens and the changes that arrives with her sale in the XIXth
century, until to be called like “The palace of Las Quemadas”. We have pay attention, in addition, to the
heraldic signs of the mansion and others associated with the Mesa family in the city

Key words: nobility in Córdoba, noble mansion, lineage, genealogy, heraldry.

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Nobleza, genealogía y heráldica en Córdoba:


la casa solariega de los Mesa y palacio de Las Quemadas1

Gonzalo J. Herreros Moya2


Universidad de Córdoba

El presente estudio pretende realizar una profunda visión temporal de la historia de la casa solariega
y principal de los señores del Chanciller una de las ramas de los Fernández de Mesa–, que desde comienzos
del siglo XX es conocida como palacio de Las Quemadas. Aunque aparece en multitud de referencias
históricas y artísticas desde el siglo XIX, no se le ha prestado la suficiente atención si tenemos en cuenta
que es una de las residencias nobiliarias más notables y mejor conservadas de la capital cordobesa. De esta
forma, Ramírez de Arellano sólo nos cuenta en su Paseo de la Catedral:

“[…] la de los Mesas, que está en la plazuela que dicen del Ave María y se halla la casa hoy de los
Sres. Condes de las Quemadas y antes solariega de aquel apellido, sus antiguos moradores, una de
las familias más nobles de Córdoba y a la que perteneció el Obispo D. Fernando de Mesa”3.

Para la erudición y minuciosidad que demuestra esta obra en otros muchos relatos resulta de todo
punto insuficiente esta breve descripción, pero habla por sí sola de la escasez de datos que sobre ella se
conocen. Además, queremos prestar atención a sus diversas manifestaciones heráldicas, en forma y tiempo,
que han pasado igualmente desapercibidas a la luz de los estudios locales. A la reconstrucción de la historia
nobiliaria, genealógica y heráldica de este singular edificio vamos a dedicar pues las siguientes páginas,
queriendo así hacer justicia con un fragmento de la Historia y el patrimonio de la ciudad de la Mezquita.

Recibido: 22/01/2013. Aceptado: 24/01/2013.


Correo electrónico de contacto: gjherrerosmoya@hotmail.com
1 Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación I+D+i Nobles judeoconversos. El origen judío de las élites
andaluzas (ss. XV-XVII), HAR 2012-35752, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
Siglas utilizadas en el presente trabajo: Archivo Histórico Municipal de Córdoba (AHMC); Archivo Histórico Provincial
de Córdoba (AHPC); Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (AHPM); Archivo Histórico de Viana (AHV); Archivo
General del Ministerio de Justicia (AGMJ); Archivo Histórico Nacional (AHN); Archivo de la Real Chancillería de Valladolid
(ARChV); Archivo de la Real Chancillería de Granada (ARChG); Archivo General de Indias (AGI); Biblioteca Nacional de
España (BNE).
2  Becario FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (AP2009-4609), adscrito al Departamento de Historia
Moderna, Contemporánea y de América de la Universidad de Córdoba.
3  RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ DE SALAMANCA, T., Paseos por Córdoba o sean apuntes para su Historia,
Ed. Córdoba, 1983, p. 542.

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

1. Introducción y contexto: la Calle Pedregosa

Bien por retórica, bien por elaborar una progresión de ideas de menos a más, porque todo “yo”
tiene su circunstancia y, como decía Braudel, toda Historia debe ser Geohistoria, para tratar la investigación
que nos proponemos desgranar conviene comenzar con una notas urbanísticas y espaciales de este singular
edificio de la ciudad de Córdoba. La casa solariega de los Mesa, conocida en el siglo XX como palacio de
“Las Quemadas”, está ubicada en el número 16 de la actual calle Blanco Belmonte, pero no han sido pocos
los cambios que su entorno ha sufrido con el devenir de los siglos.
La vía presidida por este palacio de elocuencia barroca comunicó desde la Edad Media las
collaciones de Santa María, la Catedral, con San Juan de los Caballeros y Santo Domingo de Silos. Y
aunque ya en el siglo XX se cambiara el nombre por el actual, lo cierto es que al menos desde el siglo XIV4
esta calle era conocida como Pedregosa, por el mal estado de su pavimento desde antiguo. Hasta tal punto
que, en el mismo acuerdo por el que el ayuntamiento de época alfonsina cambiaría su denominación
secular por esta otra que hacía honores a un ilustre poeta local, se remarcó la necesidad de reformar su
piso como ya se había encomendado al arquitecto municipal desde septiembre de 1900, porque no se
premiara a alguien tan insigne con una calle tan mal adecentada5. En cualquier caso, se enmarca dentro
del mal estado, en muchas ocasiones deprimente, en que se encuentran las calles de la ciudad, y en general
de toda Castilla, que se pretendió corregir desde tiempos de los Reyes Católicos pero que no se concluyó
hasta bien entrada la Contemporaneidad6.
El eje que describe la calle Pedregosa responde a uno de los trazados más antiguos de la ciudad,
siendo una herencia directa del urbanismo romano original de la población. Con la profunda revitalización
que sufre la Corduba romana a finales del siglo I a. C., durante el cual alcanzó el nombre de Colonia Patricia
bajo el mandato del emperador Augusto, se trazará la delimitación viaria definitiva de la ciudad para la
Antigüedad. El recinto amurallado, que describe un polígono irregular aunque tendente al rectángulo,
trazará la vía norte-sur, el cardo, atravesando el foro colonial y el foro provincial desde la actual Puerta
Osario hasta la actual puerta del puente romano7. Las actuales calles Jesús y María, Ángel de Saavedra
y Blanco Belmonte son la traslación directa de esta delineación romana que unían el centro neurálgico
de la ciudad patricia con el puente, y que hoy comunican la plaza de las Tendillas con la Catedral. Esta
importante vía continuaría, como decimos, hasta el mismo cauce del Guadalquivir, pero el último tramo
desde la actual calle Céspedes hasta el río fue sepultado con la ampliación amirí de la mezquita Aljama a
comienzos del siglo XI, y de cuyo testimonio han dado cuenta las fuentes arqueológicas8.
Con la dominación musulmana gran parte de este trazado se mantuvo intacto. El primitivo recinto
amurallado romano pasó a convertirse en la medina islámica, surgiendo más tarde los barrios al este que se
dieron en llamar Axerquía, y que pronto también se amurallaron. Así, dentro de la medina, el cruce que
suponían las líneas norte-sur (puerta Osario-puente) y este-oeste (puerta de Hierro, actual ayuntamiento-
puerta Gallegos) se conservó y sirvió como principal articulación de la zona más elitista de la Qurtuba
Omeya9. Y así, cuando en 1236 los cristianos toman la ciudad, la madinat pasó a ser la villa y se adaptaron

4  ESCOBAR CAMACHO, J. M., Córdoba en la Baja Edad Media. Evolución urbana de la ciudad de Córdoba, Córdoba, 1989,
p. 141.
5  AHMC, Sección Urbanismo y Fomento, C. 2426, expte. 35.
6  CÓRDOBA DE LA LLAVE, R., “Las calles de Córdoba en el siglo XV: condiciones de circulación e higiene”, Anales de la
Universidad de Alicante, 1994-1995 (10), pp. 134-142; ARANDA DONCEL, J. “Córdoba en los siglos de la Modernidad”, en
Actas del Congreso Córdoba en la Historia: La Construcción de la Urbe, Córdoba, 1999, pp. 326-328.
7 VAQUERIZO, D. (ed.), Córdoba en tiempos de Séneca, Córdoba, 1996, pp. 26-27.
8  NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, Córdoba, 2007, pp. 280-285; MARFIL, P., Estudio arqueológico de la
Mezquita, en http://www.ciberjob.org/suple/arqueologia/mezquita/mezqui.htm
9  ESCOBAR CAMACHO, J. M., LÓPEZ ONTIVEROS, A., RODRÍGUEZ NEILA, J.F., La ciudad de Córdoba: origen,
consolidación e imagen, Córdoba, 2009, pp. 101-104.

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Gonzalo J. Herreros Moya

espacios públicos, privados y religiosos a las formas cristianas y castellanas, pero el diseño urbanístico no
sufrió apenas cambios10, o se modificó muy lentamente, hasta el siglo XVI. Las únicas modificaciones
notables fueron la construcción de edificios aristocráticos y monacales11. Escobar Camacho, el principal
investigador acerca de la Córdoba medieval, presenta una breve descripción de la calle Pedregosa en la Baja
Edad Media, afirmando que “la mayor parte de sus edificios eran casas”, aunque también se documenta la
existencia de unas tendezuelas, el mesón del Palo propiedad del cabildo catedralicio y de un horno12. Y ya
por entonces, como hoy podemos seguir comprobando, era muy característico de esta calle la existencia
de numerosas barreras13, es decir, callejas sin salida, que han variado mucho de nomenclatura a lo largo
de los siglos. Hasta hoy comprobamos como legado directo de ese entramado medieval14 la de Ricardo de
Montis y la de Villaseca, así como otro estrecho y corto callejón sin bautizar y con escalones, justo en el
flanco norte del palacio de lo Mesa.
No podemos olvidar, además, que este eje urbano al que nos acercamos se enmarca en época
musulmana en las inmediaciones de la Mezquita Aljama, y a partir del dominio cristiano, en la collación
de la Santa María, la Catedral, el barrio más importante y extenso de la ciudad15, dentro a su vez
de la villa, la parte de la Córdoba castellana más aristocrática y representativa, hasta bien entrada la
contemporaneidad. Es decir, la zona más cardinal de la ciudad, entre mahometanos y cristianos, durante
más de mil años. A pesar de los vaivenes de los tiempos, y de que entrado el siglo XVIII la ciudad padece
notable decadencia en lo que se refiere a aspecto y opulencia16, lo cierto es que las más notables residencias
de la élite nobiliaria17 seguían centrándose en su gran mayoría en la villa, con especial presencia en esta
collación de la Catedral18. El palacio episcopal, las casas consistoriales y residencias de grandes y pequeños
señores tales como los marqueses de la Vega, los marqueses de las Escalonias, los Páez de Castillejo, los
marqueses del Carpio, los condes de Hornachuelos, los duques de Rivas, los Cea, los Guzmán, los Argote,
los Villaceballos, varias ramas de los Fernández de Córdova, y un largo etcétera así lo demuestran19.
La mayor parte de estas casas y palacios, aunque arrancan de formaciones residenciales medievales, se
consolidan en el gran proceso constructivo de viviendas nobiliarias de los siglos XVI y XVII, ralentizado

10  LADERO QUESADA, M. A., “Las ciudades de Andalucía occidental en la Baja Edad Media: sociedad, morfología y
funciones urbanas”, En la España Medieval, 1987 (10), p. 74.
11  ESCOBAR CAMACHO, J. M., Córdoba en la Baja Edad Media…, p. 105.
12  Ibídem, pp. 141-142.
13  Ibídem.
14  CÓRDOBA DE LA LLAVE, R., “Las calles de Córdoba en el siglo XV: condiciones de circulación e higiene”, Anales de la
Universidad de Alicante, 1994-1995 (10), pp. 125-168.
15  ESCOBAR CAMACHO, J. M., Op. cit., p. 124.
16  ESCOBAR CAMACHO, J. M., LÓPEZ ONTIVEROS, A., RODRÍGUEZ NEILA, J. F., Op. Cit., pp. 139-141.
17  “Córdoba es también la ciudad de España donde hay mejores casas” dirá en sus memorias François Bertaut de Motteville al
pasar por Córdoba en 1659. Traído por ARANDA DONCEL, J., “La Córdoba de los siglos XVII y XVIII a través de los viajes
extranjeros”, en El Barroco en Andalucía, Tomo V, Córdoba, 1987, pp. 23-31.
18  CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba al final de la Edad Media, Córdoba, 1998, p. 300,
donde hace constar la autora que ya desde la época de la conquista, en el siglo XIII, “parece ponerse de manifiesto una
preferencia por el sector de la Villa entre los grupos sociales privilegiados de Córdoba”; ARANDA DONCEL, J., “Córdoba
en los siglos de la Modernidad”…, p. 303; PLAZA GARCÍA, S., “Prestigio, ciudad y casa nobiliaria. La cultura de la imagen
del poder en la élite local cordobesa del siglo XVIII”, en Actas de la XI reunión científica de la Fundación Española de Historia
Moderna, Comunicaciones, vol. 1, p. 254, la autora asevera que “el barrio aristocrático por excelencia de la Catedral supone, por
ejemplo, el asentamiento de un 32% de los veinticuatros […] en el siglo XVIII”.
19  RAMÍREZ DE ARELLANO Y DÍAZ DE MORALES, R., Guía artística de Córdoba o sea indicación de los principales
monumentos y objetos de arte que el curioso debe visitar en esta ciudad, Sevilla, 1896. Ver varias monografías al respecto: CABRERA
SÁNCHEZ, M., Op. cit.; COSANO MOYANO, F., Iconografía de Córdoba. Siglos XIII-XIX, Córdoba, 1999; MÁRQUEZ DE
CASTRO, T., Títulos de Castilla y señoríos de Córdoba y su Reino, Córdoba, 1981; MOLINA RECIO, R., Los señores de la Casa
del Bailío. Análisis de una élite local castellana (Córdoba, siglos XV-XIX), Córdoba, 2000.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 103


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

en el siglo XVIII y que encuentra algunos interesantes apéndices ya en el ochocientos20. Todo ello, además,
imbricado con la élite catedralicia y eclesiástica que habita en las inmediaciones de la Catedral y de la
residencia del obispo, generándose así la perfecta simbiosis social de nobleza civil y religiosa dentro de la
misma collación de la ciudad.
Volviendo a centrarnos en nuestra calle Pedregosa, parece que entrada la centuria decimonónica,
a pesar de las baldosas y de la urbanización propia del desarrollo contemporáneo, las gentes de Córdoba
seguían percibiendo que la calle Pedregosa adolecía de mal piso, como retrata Ramírez de Arellano en su
Paseo por la Catedral21. Destaca el erudito sólo dos casas dignas de mención en la calle: la número uno,
por haber nacido en ella el escritor don Luis María Ramírez y de las Casas-Deza, por quien bautizaron
la calle donde habitaba al tiempo de su óbito, en el barrio de San Miguel, y la casa de los Mesas, que
nos ocupa. Además, hace mención que el leve ensanche que se produce remarcando la portada de este
palacete se le llamaba plazuela del Ave María, “por ser el punto desde donde se percibía mejor la voz que
daban desde la torre de la Catedral al tocar el alba, las doce y la oración”22. Como describían las fuentes
medievales, don Teodomiro recalca la notable presencia de callejas sin salida en esta vía.
Para entonces, esta calle, toda la collación y toda la ciudad andaban en plena efervescencia
urbanística. Los gobiernos liberales, centrales y municipales, ya dentro de un sistema político lleno de
ensayos pero con notables ideas de progreso, comenzaron a decretar normas relativas a la formación,
delineación, nomenclatura, salubridad y aspecto de las calles de todas las ciudades y municipios, que
vendrían a mudar la configuración que las poblaciones mantenían desde hacía siglos. Y Córdoba, aunque
de forma discreta y tardía, fue también muestra de ello. Por un lado, se aplicaron normativas exhortadas
desde Madrid, como la Real Orden de 31 de diciembre de 1858 donde se obligaba a todos los municipios
de España a recomponer y unificar la numeración de las calles no por manzanas sino por secuenciación de
pares e impares a izquierda y derecha. En 1860, tras más de un año de haber entrado en vigor la norma
y no haberse aplicado en Córdoba capital, aunque sí en la mayor parte de municipios de la provincia, el
Gobernador civil exhorta a ponerla en práctica de inmediato. Antes del verano, por fin, toda la ciudad
tenía ya el sistema numerativo de las calles que hoy disfrutamos23. Con él, el palacio de los Mesa pasó a
describirse con el número 26 de la calle Pedregosa, sustituyendo al número antiguo 30.
De la misma forma, también a partir de los años 50, el propio consistorio toma la iniciativa
de llevar a cabo una política concreta con respecto al nombre de las calles. Así, entre 1851 y 1860 se
producen importantes cambios en la nomenclatura de vías y plazas, que afectaron sobre todo a la zona
céntrica, y que se proponían, en su mayoría, hacer justicia a grandes personajes de la historia de la ciudad24,
propuesta por entonces absolutamente novedosa, hoy ya costumbre habitual en nuestra tradición urbana.
No obstante, la céntrica Pedregosa habría de esperar algunas décadas más, tiempo durante el cual se
prolongó esta tendencia del nomenclátor. Más de medio siglo años después, en 1914, el Ayuntamiento
pensó en cambiar el arcaico nombre de la calle Pedregosa por otro que ofreciera tributo a alguien de
renombre, aprovechando los actos de homenaje que el consistorio estaba planificando en torno a varios
cordobeses insignes vivos o fallecidos. Así, el 8 de junio de 1914 la corporación municipal presidida por
don Manuel Enríquez Barrios decidió rebautizarla en honor al por entonces muy célebre hijo de la ciudad,

20  ARANDA DONCEL, J. “Córdoba en los siglos de la Modernidad”…, p. 311.


21  RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ DE SALAMANCA, T., Paseos por Córdoba o sean apuntes para su historia,
Córdoba, 1983, pp. 541 y 542.
22  Ibídem, p. 542.
23  GARCÍA VERGUDO, F. R. y MARTÍN LÓPEZ, C., “Los nombres de las calles de Córdoba. El Casco histórico”, Boletín
de la Real Academia de Córdoba, nº 120 (enero-junio 1991), p. 221.
24  Ibídem, pp. 219-220.

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Gonzalo J. Herreros Moya

don Marcos Rafael Blanco Belmonte25 (187126-1936), fecundo poeta y periodista que gozaba de una fama
nacional de altura. A pesar de lo avanzado de los tiempos –como dijimos más arriba– en el mismo acuerdo
por el cual el alcalde enalteció los méritos del señor Blanco Belmonte, se apremió al arreglo del pavimento
de la misma calle, que llevaba pendiente desde hacía una década27.
Por último, y dentro también de este plan de urbanismo liberal y romántico, aunque en gran
medida heredero de la ilustración, los cabildos locales comenzaron a llevar a la planificación urbanística la
nueva imagen burguesa de construcción de edificios, ensanche de las ciudades, cambios en la alineación
de calles, creación de parques, paseos, avenidas y todas las grandes obras de infraestructuras que nacen en
este momento a mediados del siglo XIX. En Córdoba, la reorganización urbana no tuvo una coherencia
ni un Plan general, y se prolongó alrededor de siete décadas28. Entre la creación del paseo del Gran
Capitán29, el derribo de conventos y murallas30 y la construcción de los primeros edificios de corte
neoclásico, regionalista e historicista, se planteó la actuación sobre calles concretas que por entonces aún
resultaban estrechas y tortuosas ante la necesidad de descongestionar el tránsito y mejorar las redes de
saneamiento y pavimento31. Entre las muchas medidas que se tomaron, la más repartida y aplicada que
llegó a plantearse para un altísimo porcentaje de calles en todos los barrios, estuvo la realineación32, obra
urbanística consistente en derribar casas o cualquier tipo de edificios con el fin de suprimir esquinas,
estrechamientos, curvas, recodos y otras irregularidades típicos de otra época, y formar las vías de forma
rectilínea. Afortunadamente, muchos de los expedientes de realineación propuestos que hubieran acabado
con aún más inmuebles de valor histórico, quedaron en nada o a medias. Entre las muchas calles para
las cuales se incoaron expedientes de realineación estuvo la calle Pedregosa en este mismo período. De
esta forma, en 1870 se comienzan las negociaciones para adquirir y expropiar ciertos inmuebles con el
objetivo de demolerlos ya que así “mejoraría la viabilidad en un sitio frecuentado por cuantas personas
tienen que visitar la Catedral”33. Sin embargo, el ambicioso proceso de realineación quedó suspendido por
falta de fondos, como muchos otros iniciados. Hay que esperar a 1882 para que se lleve a cabo la única
intervención notoria de realineación de la calle, que afectó al número 8, y que fue mucho menor de la
prevista una década antes34.
Así pues, con el transcurso del novecientos, la antigua calle Pedregosa, ya Blanco Belmonte, no
sufrió más cambios dignos de mención que los propios de la evolución de los tiempos, tales como el
aspecto de algunas fachadas, alcantarillado, iluminación, pavimentación y reformas generales que cada
momento urbanístico ha ofrecido, y mostrando tal cual el trazado de la vía. La última y más notable de
estas intervenciones contemporáneas, hace escasos cinco años, ha sembrado su andadura de enlosado
granítico gris y rosa, y ha colocado de forma innovadora una fila de escalones a los pies de esta casa
solariega de los Mesa para asimilar el paulatino desnivel que la calle ofrece en su camino hacia el río.
Principal puerta entre el populoso centro y la Córdoba histórica, recibe el ir y venir de propios y extraños,

25  AHMC, 08.03.07, Sección Urbanismo y fomento. Fomento. Hombres ilustres, C. 2426, expte. 35. En la misma fecha, el
Excmo. Ayuntamiento acordó cambiar el nombre de la calle de la Espartería por el de Rodríguez Marín.
26  En la calle Cardenal Herrero existe una placa que conmemora tal nacimiento.
27  AHMC, Ibídem.
28  GARCÍA VERDUGO, F. R. y MARTÍN LÓPEZ, C., Cartografía y fotografía de un siglo de urbanismo en Córdoba, 1851-
1958, Córdoba, 1994, pp. 18-32.
29  Que se extendió desde 1851 a 1900. GARCÍA VERDUGO, F.R., Córdoba, burguesía y urbanismo, Córdoba, 1992, pp.
106-137.
30  Que se puede fechar entre 1852 y 1905, Ibídem, pp. 42-45; GARCÍA VERGDUGO, F. R., y MARTÍN LÓPEZ, C.,
Cartografía y…., pp. 74-76.
31  Ibídem, p. 33.
32  Ibídem, pp. 96-117.
33  AHMC, 08.04.04. Urbanismo y fomento. Obras Municipales. Alineación de calles, Caja 769, expte. 127.
34  AHMC, Ibídem, Caja 771, expte. 171.

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

destacando el papel que adquiere en momentos religiosos como las procesiones de Pasión o el Corpus
Christi, como ha hecho desde hace siglos.

La casa de los Mesa, ya por entonces conocida como Palacio de Las Quemadas, a mediados del siglo XX.
Archivo Histórico Municipal de Córdoba. Sign. A-148, F. 15.

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Gonzalo J. Herreros Moya

2. El linaje de Fernández de Mesa, genealogía e historia familiar

Descrito y bien ubicado el emplazamiento en que se eleva la casa solariega de los Mesa, nos
proponemos estudiar de lleno y compendiar toda la historia genealógica que acumula la fundación y
primeros siglos de esta residencia nobiliaria cordobesa.
La estirpe de los Mesa, en el contexto de la élite nobiliaria castellana que hunde sus raíces en los
caballeros que participaron en la conquista de los reinos musulmanes, parece tener su mejor exponente
en los asentados en Córdoba bajo este apellido. Un estudio sin demasiada profundidad documental35 los
atribuye oriundos en un topónimo común, el lugar de Mesa, una parroquia dentro del término municipal
de Grandas de Salime, en Asturias, limítrofe con Galicia. El autor, además, distribuye varias ramas: la
cordobesa, la de Orihuela y la toledana principalmente, y las relaciona con otros individuos de apellido
Mesa de los siglos XV al XVII como si se trataran todos de un mismo linaje. Modestamente creemos
que esta vinculación familiar que se realiza de todos y cuantos personajes apellidados Mesa es bastante
improbable, y tampoco tenemos información solvente acerca de su origen geográfico asturiano, aunque este
último punto se pueda atisbar algo más coherente. Sea como fuere, la más conocida y mejor documentada
familia Mesa, pronto con el patronímico Fernández de Mesa, es la que se asienta en la capital cordobesa
desde el mismo siglo de su incorporación por Fernando III a la Corona de Castilla, encontrando su punto
de verdadero arranque en el siglo XV y encumbrándose a finales del siglo XVII y principios del XVIII, y
de la que parecen partir el resto de las ramas que se ubican en otros lugares de España36, pero siendo una
estirpe de corte exclusivamente cordobés en lo que se refiere al ámbito de la nobleza andaluza37.
Sin embargo, hemos de tener en cuenta dos puntos de notable importancia para acercarnos a una
realización genealógica lo más pulcra posible. Por un lado, las fuentes y la tratadística genealógica son
bastante imprecisos, e incluso abiertamente contradictorios, en la sucesión de esta familia hasta el siglo
XV. Es la figura del chanciller Alfonso Fernández de Mesa la que unifica por fin todos los criterios y del
que hay una constancia documental contrastable y fidedigna; hasta entonces, incluso la generación de
sus padres, es todo, ciertamente, un mar de dudas, con cierto galimatías que hemos intentado subsanar
aunando los criterios de unos y de otros. Aunque se la considere una de las “Casas más antiguas e ilustres
de esta ciudad”38, lo cierto y verdad es que su papel dentro de la oligarquía cordobesa antes de la citada

35  GÓMEZ-MENOR, J. C., “Sobre las familias de apellido Mesa”, Toletum, 21 (1987), pp. 239-245.
36  RUANO F., Casa de Cabrera en Córdoba, Ed. Córdoba, 1994, pp. 421-427. Sostiene el autor que durante los siglos XIV
y XV algunos vástagos de la Casa pasaron y/o matrimoniaron en las Canarias, Toledo, Valdemoro y Alicante, creando así las
ramas respectivas de estos lugares a partir del tronco cordobés, y que se han conservado hasta hoy. Por supuesto, las fuentes
notariales, censales y de otro tipo ofrecen más familias afincadas en Córdoba y su territorio con apellido Mesa, pero nada
tienen que ver. La cuestión se complica cuando algunas de ellas alcanzan puestos de escribanos, familiaturas del Santo Oficio
o hidalguías durante la Edad Moderna, ya que pronto se ofrecerá un apariencia implícita de parentesco, que veremos de una
forma muy evidente algunos renglones más abajo con los Cortés de Mesa. Sólo hojeando los índices de las Informaciones
Genealógicas de la Inquisición de Córdoba de J. A. Martínez Bara nos percatamos de la cantidad de grupos familiares homónimos
que pueden confundirse sin dificultad. El más notorio de ellos, Dionisio Fernández de Mesa Sabariego, que a pesar de tal
nómina es nieto de un Diego López de Mesa, y para el que declaran varios escribanos, mercaderes y personas de apellidos muy
sospechosos de judeoconversos (Cota, Baeza…), encontrándose por tanto al margen del linaje que nos interesa en esta ocasión
a pesar del escaparate de sus apellidos.
37  En lo que se refiere a Andalucía, y a diferencia de otras estirpes cuyos tentáculos familiares se extendieron por lo alto y ancho
de la región (Guzmán, Córdova, Carrillo, Ponce de León, Saavedra…) sólo se documentan los Fernández de Mesa en Córdoba,
ya que los principales estudios al respecto de otras ciudades y grupos de élite no los incluyen en su nómina de linajes. Vid.
entre otros: DELGADO BARRADO, J. M., y LÓPEZ ARANDIA, M. A., Poderosos y privilegiados. Los caballeros de Santiago
de Jaén (siglos XVI-XVIII), Madrid, 2009; FORNELL FERNÁNDEZ, F. J., Linajes gaditanos en la Baja Edad Media, Cádiz,
2010; SÁNCHEZ SAUS, R., Linajes sevillanos medievales, Sevilla, 1991; SÁNCHEZ SAUS, R., Linajes medievales de Jerez de
la Frontera, Sevilla, 1996; SORIA MESA, E., Linajes granadinos, Granada, 2008; – Señores y oligarcas: los señoríos del Reino de
Granada en la Edad Moderna, Granada, 1997; o los trabajos de los linajes de Jaén de R. CAÑADA QUESADA.
38  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica de la Monarquía Española, Casa Real y Grandes de España,
Ed. Sevilla, 2001-03, tomo IX, p. 456.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 107


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

figura del oficial de palacio, verdadero impulsor del linaje a mediados del cuatrocientos, es prácticamente
inexistente. Las relaciones familiares y matrimoniales que describen los genealogistas con anterioridad a
este personaje son de escasas miras y el conocimiento de su pasado familiar ofrece dudas razonables, a
diferencia de otras muy bien conocidas desde el momento de la conquista de la ciudad de la Mezquita39.
Así pues, en lo referente a los siglos XII al XV, con franqueza, se ha intentado ofrecer una información
crítica con los escasos y discordantes materiales genealógicos disponibles.
Y en segundo lugar, debemos atender a que al menos hasta comienzos del siglo XVI existen en
Córdoba, a su vez, partiendo del mismo tronco de los Mesa conquistadores de la ciudad, varias ramas con
identidad propia: la primogénita que serán alcaides de Monturque, extinta y venida a menos ya en el XVI,
y con una rama a su vez desgajada a Valdemoro, Aranjuez y en el Perú; la de los señores de Villarrubia,
combinando el apellido con Figueroa, segundogénita; la de los señores del Chanciller, que llegarán a
asimilar el marquesado de Villaseca en el siglo XVIII; la de los Alcaides de Espejo, luego dueños del
mayorazgo de Caños de Moclín, que ascendería a marquesado pero ya en dentro de los linajes Cárcamo y
Argote, con una sección familiar que tuvo serios problemas con la Inquisición; y la de los Ruiz de Mesa,
presuntamente pariente de las anteriores, nacida en el siglo XIV, con sucesión bastante posterior pero muy
mal documentada; así como otras menores, que parten de algunas de las anteriores, depauperadas, que
vivieron en las collaciones de San Nicolás de la Villa y San Juan. No obstante a todo ello, desde la segunda
mitad del siglo XVII hasta el final de la Modernidad sólo permanecerá la del Chanciller, que consolidará el
apellido en Córdoba y llegará a las mayores aspiraciones sociales de la época. Será esta rama la constructora
del edificio que centra la atención de este trabajo, y, además, la progenitora de la que pervive hasta la
actualidad este apellido. Por todo lo cual será la que nos haga constatar mayores detalles. Pero conviviendo
con todas ellas, y como ya hemos apuntado, se documentan en Córdoba durante la misma época otras
familias locales de rango medio apellidadas Mesa que no poseen relación con este linaje nobiliario, y de
cuyas filas salieron desde bajos hidalgos hasta médicos, mercaderes y hombres destacados, como el célebre
Juan de Mesa Velasco, imaginero barroco, pero que no merecen que nos detengamos en ellas.
Por si fuera poco con este mosaico esbozado, hemos de sumar una última identidad familiar con
el apellido Mesa en la aristocracia de Córdoba durante los siglos modernos: los Cortés de Mesa o Mesa
Cortés40. Este linaje de génesis modesta, “labradores ricos aparentemente hidalgos”41 proviene de Lucena42,
pero a partir de la segunda mitad del siglo XVI prospera en Córdoba capital a través de numerosas
canonjías y raciones catedralicias que se extenderán en su ámbito parental hasta bien entrado el siglo
XVIII43. La fundación de mayorazgos y de una capilla en la Catedral44 así como la incorporación de dos
de sus miembros al cabildo de veinticuatros45 puso a estos Cortés de Mesa a la par que sus homónimos
Mesa que nos ocupan, pero nada comparten ambos en cuanto a su procedencia a pesar de que algunos
estudios hayan incardinado ambas Casas en el mismo tronco46. Hasta tal punto es fácil la confusión, que

39  Como son los pasados genealógicos de los Saavedra, los Fernández de Córdoba, los Cabrera, los Gutiérrez de los Ríos, los
Aguayo, los Sousa, los Venegas o los Carrillo.
40  SORIA MESA, E., El cambio inmóvil, Córdoba, 2000, pp. 97-99.
41  Ibídem., p. 97.
42 Y así los Cortés y los Mesa continuaron formando parte de la élite lucentina como regidores. Vid. SERRANO TENLLADO,
A., El poder socioeconómico y político de una élite rural. Los regidores de Lucena en la segunda mitad del siglo XVII, Córdoba, 2004.
43  DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., El clero catedralicio en la España Moderna: los miembros del cabildo de la Catedral de Córdoba
(1475-1808), Tesis doctoral, Universidad de Córdoba, 2011, pp. 163-165.
44  Al menos desde 1596, conocida como la capilla de San Marcos, Santa Ana y San Juan Bautista. NIETO CUMPLIDO, M.,
La Catedral de Córdoba, Córdoba, 2007, pp. 418 y 419; MOLINERO MERCHÁN, J. A., La Mezquita-Catedral de Córdoba:
símbolos de poder, Córdoba, 2005, p. 429-430
45  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, exptes. nº 252 (1657) y 266 (1667).
46  DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., El clero catedralicio… p. 163, reconoce que las técnicas de asociación entre ambos linajes
fueron “tan eficientes” que le llevaron durante algún tiempo a confundir miembros de una y otra parentela; en MOLINERO
MERCHÁN, J. A., Op. cit., p. 429, empero, el autor sí cae en la trampa que pretendieron los Cortés de Mesa al incluir en

108 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

al afincarse en Córdoba los Cortés de Mesa lucentinos lucirán en sus armas la misma idea heráldica que
los Fernández de Mesa, probablemente en una denodada intentona por sumarse paulatinamente a las
rancias calidades de estos últimos. Proceso de asociación de viejos con nuevos linajes que nada tienen que
ver entre sí, desembocando en abierta usurpación, bastante usual en unos siglos donde pertenecer a una
filiación familiar lo podía ser todo47.
Hechas estas pertinentes aclaraciones, tratemos en profundidad la Casa que nos ocupa. Aunque
conocemos a grandes rasgos la evolución básica de los Fernández de Mesa en Córdoba, es nuestra
intención acercarnos a la historia genealógica de este linaje, comparando la fuentes históricas con los
estudios genealógicos y biográficos contemporáneos48 y completando toda la información con referencias
archivísticas de todo tipo para obtener un perfil cotejado lo más fiel posible a lo que fue el devenir de esta
Casa cordobesa.

la amplia nómina de los prebendados de su linaje a don Luis Fernández de Mesa y Argote, que acabará siendo marqués de
Villaseca, ajeno por completo a ellos. Por último, MORALES Y PADILLA en su Historia de Córdoba, en el tomo referido a
las genealogías que se citará abundantemente a continuación, incluye a los Cortés de Mesa dentro de los capítulos dedicados
a los Fernández de Mesa como si de una misma sangre se tratara. A renglón seguido, se justifica alegando que lo hace por
“haber emparentado con los caballeros Mesas de Córdova, los que en ella se llaman Cortés de Mesa”. Es decir, sabe que no
forman parte de lo mismo, pero se ha dejado llevar por la ola alcista de los Cortés, que ya por aquellas mismas fechas habían
emparentado con los señores del Chanciller por matrimonio. Tan es así que a los progenitores de estos Cortés de Mesa,
MORALES los hace provenir de Calatayud, de Viana, y de Ponte de Lima, desde donde vinieron a Andalucía en la lucha
contra los moros, poniendo en evidencia que en realidad unos y otros nada tienen que ver, aunque anima a inducir al lector
tal parentesco con una tremenda confusión de apellidos que se ha demostrado falsa. (Ya dudada de él RUANO, p. 414; Vid.
para la genealogía correcta de esta familia la precitada tesis doctoral de A. J. DÍAZ RODRÍGUEZ). Y aún cuando pudiéramos
admitir siguiendo a Morales que ambos linajes poseyeran un antepasado cantábrico común y remoto, desde luego la evidencia
muestra que cuando los dos círculos familiares coinciden en la Córdoba del siglo XVI, no tienen ninguna identidad entre sí.
Más aún, los Fernández de Mesa presumen ser un viejo linaje de conquistadores y oficiales de palacio, y los Cortés de Mesa
son unos arribistas recién llegados de Lucena y formados a la luz del cabildo Catedralicio, aunque ambos se integren ya en el
seiscientos dentro de la misma órbita de la oligarquía cordobesa.
47  SORIA MESA, E., El cambio inmóvil, pp. 161-166 para el caso de unos Fernández de Córdova falsos; y “Tomando nombres
ajenos. La usurpación de apellidos como estrategia de ascenso social en el seno de la élite granadina durante la época Moderna”,
en Las élites en la Época Moderna: La Monarquía Hispánica, Tomo I, Córdoba, 2010, pp. 9-28.
48  La estructura de la genealogía resulta de la consulta y comparación de: MORALES Y PADILLA, A., Historia general de la
muy ilustre y leal ciudad de Córdova y de sus nobilísimas familias, Córdoba, ed. 1662, manuscrito conservado en la Biblioteca
Municipal, en el tomo referido a genealogías, casi más principal que el dedicado a la historia de la ciudad. No obstante, es una
obra que requiere de gran cautela, como ya advirtió don Luis de Salazar y Castro (SORIA MESA, E., La biblioteca genealógica
de don Luis de Salazar y Castro, Córdoba, 1997, p. 66); Noticias genealógicas y descripción de la Nobilísima ascendencia y origen
que traen los señores del apellido Mesa en Córdoba, manuscrito conservado en AHV, Genealogía y Heráldica, leg. 432, expt. 7;
PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Glosas a la Casa de Córdova, impreso sin edición en dos tomos,
Córdoba, 1991, BNE, signatura 9/47413; PORRAS BENITO, V. y PORRAS DE LA PUENTE, A., Glosas a la Casa de
Córdova, Sevilla, 2004, (aclararemos cuando se trate de una o de la otra); RAMOS, A., Descripción genealógica de la Casa de
Aguayo, Málaga, 1781 (Ed. Sevilla, 2006); y RUANO, F., Casa de Cabrera en Córdoba, Córdoba, 1779, ed. 1994, pp. 414-
450. A partir de este momento, todas ellas se citarán sólo con el nombre del autor y la página. El más seguido será el trabajo
genealógico de Ruano; no obstante, cotejadas dichas fuentes lo cierto es que probablemente este autor escribiera el capítulo
dedicado a los Fernández de Mesa empleando en parte los materiales del actual archivo de Viana, por entonces de la Casa de
Villaseca.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 109


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Escudo de armas de los Cortés de Mesa ubicado en la rejería superior de su capilla de San Marcos, Santa Ana y
San Juan Bautista, en la Catedral de Córdoba, construida por con Cristóbal de Mesa Cortés y consolidada por
su sobrino don Andrés de Mesa Cortés, entre 1596 y 1622. En el segundo cuartel se aprecia el escudo de los
Mesa tal y como lo empleaban los Fernández de Mesa de Córdoba capital, con su bordura de espadas, y no de
aspas, intentando así emular un parentesco heráldico.

2.1. Orígenes de la Casa de Mesa

D. GONZALO DE MESA, caballero de Toledo en época de Alfonso VIII, que casó con doña
FLAMA, a quienes el rey concedió el lugar de Bogas cerca de Toledo49. La tradición sostiene que participó
en la conquista de Baeza50, que tuvo lugar en 1227, por cuya hazaña incorporó a sus armas –que eran dos
mesas rojas y sobre cada una tres panes de oro–una orla de ocho aspas porque se tomó posesión de dicha
ciudad el día 30 de noviembre, San Andrés, cuyo martirio fue, según la tradición, la crucifixión en una
cruz en forma de aspa. Fueron padres de:

D. FERNANDO51 GONZÁLEZ DE MESA, que vivió y casó en Trujillo, Extremadura, con


doña MENCÍA DE CHAVES, a finales del siglo XII. De su numerosa prole, se recuerdan:
I. D. GONZALO DE MESA, de cuya sucesión nada se sabe.
II. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que hará la siguiente generación.
III. D. FERNANDO DE MESA52, era dignidad en la Catedral de Córdoba53, abad de
Santillana y capellán de Alfonso X, a quien le unió un estrecho vínculo en la conquista
de Sevilla, cuando el 7 de diciembre de 1257 fue elegido Obispo de Córdoba. Parece que
ejerció con altura su cargo después de algún tiempo de cierto desgobierno. Continuó
con la organización parroquial del obispado y acrecentó los bienes de la mesa episcopal

49  RUANO, p. 414, dice que toma este dato de la Crónica de Calatrava, de Francisco de Rades y Andrada, publicada en 1572.
50  MORALES Y PADILLA, f. 380. Como se ha dicho y se reincidirá, no son pocas las divergencias que tienen los genealogistas
en estas primeras generaciones de los Fernández de Mesa hasta entrado el siglo XIV. Así en las cinco primeras generaciones,
Morales, Ruano y otros atribuyen nombres, filiaciones y paternidades diferentes a unos y a otros, aún con coincidencias.
51  En algunas fuentes se le identifica con el nombre de Ruy.
52  En Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7, se le hace hijo de don Alonso
Fernández de Mesa y de doña Elvira de Sotomayor, que vendrán posteriormente.
53  Los principales datos de este prelado tomados de SANZ SANCHO, I., “Episcopologio Medieval cordobés. Siglos XIII-
XIV”, Hispania Sacra, 54 (2002), pp. 32 a 35. Más datos en NIETO CUMPLIDO, M., “La elección de obispos de Córdoba
en la Baja Edad Media”, en Andalucía Medieval: nuevos estudios, Córdoba, 1979, pp. 75-102; SANZ SANCHO, I., “Notas
sobre la casa de os obispos de Córdoba en la Edad Media”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval, t. 18 (2005),
pp. 245-264; – “El poder episcopal en Córdoba en la Baja Edad Media”, En la España Medieval, nº 13 (1990), pp. 163-205.

110 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

así como de la capitular. Fundó la capilla de Santiago en la Catedral de Córdoba.


Había vivido durante años en sus casas principales de la judería que a su muerte,
acaecida el 16 de noviembre de 1274, donó al cabildo, siendo enterrado en su capilla
catedralicia. A mediados del siglo XVI, el obispo don Leopoldo de Austria54 modificó
la sepultura de don Fernando de Mesa que estorbaba para la construcción del nuevo
gran Crucero, junto con la de otros cuatro prelados medievales cordobeses55, y levantó
la tumba de los Cinco Obispos en el lado exterior de la epístola del nuevo crucero,
donde en efecto hasta hoy reposan en un mausoleo conjunto con sus correspondientes
escudos de armas56.
IV. D. RUY FERNÁNDEZ DE MESA, conquistador de Córdoba, que tuvo por hijos,
empleando el patronímico Ruiz de Mesa57:
1. D. FERNANDO RUIZ DE MESA, casó con doña URRACA GARCÍA, a
través de cuyo matrimonio vinieron muchos caballeros apellidados Ruiz de
Mesa en Córdoba y en la conquista de Tenerife. Entre ellos don ÁLVARO
RUIZ DE MESA, alcaide de la villa y castillo de Ximena, y quizá también el
canónigo Gutierre Ruiz, que testó en 134958.
2. D. ÁLVARO RUIZ DE MESA, caballero de Córdoba, casado con doña
ELVIRA, de cuya vida y sucesión no se tiene noticia
3. D. GUTIERRE RUIZ DE MESA59, fue canónigo de la Santa Iglesia de
Córdoba en 1294, arcediano de Pedroche en 1300, luego Deán del cabildo en
1303 y juez ordinario, de donde pasó a ser obispo de Jaén en 1317 y obispo
de Idanha, reino de Portugal, en 1322. Fue proclamado obispo de Córdoba el
día 11 de abril de 1326 como sucesor de don Fernando Gutiérrez de los Ríos.
Al parecer fundó varias memorias en la Catedral. Murió el día 8 de febrero
de 1336, siendo enterrado en la capilla de Santiago, dispuesta por su tío y
también obispo don Fernando de Mesa. Como ocurriera con su pariente, fue
también removido el sepulcro de este prelado por don Leopoldo de Austria a
mediados del quinientos para componer la sepultura de los Cinco Obispos en
la Catedral. En ambas se observa el mismo blasón de la Casa de Mesa.
4. Dña. MENCÍA RUIZ DE MESA, que fundó memorias en la Catedral donde

54  Exactamente en 1554, tal y como consta en la inscripción del sepulcro. MOLINERO MERCHÁN, J.A., La Mezquita-
Catedral de Córdoba: Símbolos de poder, Córdoba, 2005, p. 291; ARANDA DONCEL, J., “La familia del emperador: Leopoldo
de Austria, obispo de Córdoba (1541-1557)”, en MARTÍNEZ MILLÁN, J. (coord.), Carlos V y la quiebra del humanismo
político en Europa (1530-1558), vol. II, Madrid, 2001, p. 417; ANÓNIMO, Casos notables de la ciudad de Córdoba, Ed.
Córdoba, 2003, pp. 171-72; RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ DE SALAMANCA, T., Paseos por Córdoba, o sean
apuntes para su Historia, Ed. Córdoba, 1983, p. 586.
55  Serían su sobrino don Gutierre de Mesa, don Juan Fernández Pantoja (1379-1397), don Gonzalo Venegas (1425-1439) y
don Tello Buendía (1483-1484). MOLINERO MERCHÁN, Ibídem, p. 292.
56  Unos escudos, al menos en el caso de los dos obispos Mesa, que debieron de ser creados ex novo por carecer a buen seguro
sus tumbas medievales de laudas heráldicas. MOLINERO MERCHÁN, Ibídem.
57  RUANO, pp. 415-416, aclara que conoce esta descendencia por un decreto despachado en Valladolid en 17 de junio de
1314 por el infante don Pedro de Castilla.
58  SANZ SANCHO, I., “Episcopologio medieval cordobés…”, p. 49, se cita que existió un Gutierre Ruiz sobrino del obispo
don Gutierre Ruiz de Mesa, que fue canónigo hasta su muerte en 1349.
59  Los principales datos de este prelado tomados de SANZ SANCHO, I., “Episcopologio Medieval cordobés. Siglos XIII-
XIV”, Hispania Sacra, 54 (2002), pp. 48 a 51. Para ver más referencias al respecto de los obispos en la época bajomedieval, ver
nota 52.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 111


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

era dignidad su hermano.


5. Dña. N, mujer de D. JUAN PÉREZ, caballero de Córdoba y vecino de la
collación de la Catedral60.

D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, primero en emplear el apellido que luego ha pasado a la


posteridad uniéndole a Mesa el patronímico de Fernández como hijo de don Fernando. Fue conquistador
de Córdoba61, a donde vino por capitán de la gente de Trujillo62. Todos los genealogistas convienen en que
es el tronco común de las diversas ramificaciones de los Mesa63. Casó con doña CATALINA DE SOUSA,
hija de otro conquistador de Córdoba, don Gil Gomez de Sousa64 originario de Portugal, comendador
mayor de León en la Corona de Castilla, y de su mujer doña María Díaz de Haro65, hija a su vez también
de otro conquistador de la ciudad, don Pedro Díaz de Haro y de doña Leonor Fernández de Castro, su
esposa. Don Alonso Fernández de Mesa tuvo por descendencia a:
I. D. GONZALO DE MESA, que sigue.
II. D. RUY FERNÁNDEZ DE MESA, como su tío y su primo perteneció a la mesa
capitular de la Catedral de Córdoba, siendo deán y canónigo de la misma ya en 1284
bajo el episcopado de don Pascual.
III. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA66.

Franja superior del mausoleo


que construyera en 1554
(como se aprecia en la
imagen) el obispo don
Leopoldo de Austria para
los Cinco Obispos. Aunque
descontextualizado, ya que
por las fechas vitales estos dos
obispos de la familia Mesa no
debieron de usar escudo de
armas aún, lo cierto es que
constituye la más temprana
representación heráldica de
la familia Mesa que se ha
conservado en Córdoba. A
la izquierda está ubicado el
sepulcro de don Fernando de
Mesa y a la derecha el de su
sobrino don Gutierre.

60  RUANO, p. 416, cuenta esta información tomada de una escritura de venta dada en Córdoba a 17 de septiembre de 1272.
61  En las Noticias genealógicas… AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte 7, f. 8, se le cita como el primero
que vino a Córdoba, aunque lo describe como padre de tres hijos: don Ruy, del obispo don Gutierre de Mesa y de don Alonso,
que murió mozo.
62  Esta referencia literal en RUANO, p. 419; y de las Noticias genealógicas…, AHV, Genealogía y Heráldica, leg. 432, expt. 7
63  MORALES Y PADILLA, f. 380.
64  Perteneciente al linaje que más tarde empleará el patronímico de Alfonso de Sousa, dueños del heredamiento de Rabanales,
señores de la Villa del Río, luego condes de Arenales, marqueses de Guadalcázar y de Hinojares por matrimonio.
65  Refiere RUANO, p. 419, que hijo de este matrimonio también fue el venerable Fray Simón de Sousa, comendador de los
conventos de Jerez y de Córdoba en la orden de la Merced y obispo de Badajoz y de Tuy.
66  RUANO, Ibídem, aclara que ignora su estado. Las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C.
432, expte 7, f. 8, dicen que murió mozo.

112 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

D. GONZALO DE MESA, alcalde mayor en el cabildo municipal de Córdoba desde 1296, junto
con grandes señores como don Alonso Fernández de Córdova, señor de Cañete y Alcalá, y don Fernando
Díaz Carrillo, señor de Santa Eufemia. Fundó la capilla de la Santa Cruz en la Catedral de Córdoba, para
su enterramiento y sus descendientes, dotándolas con unas casas principales en la plaza frente del Palacio
del Obispo. Casó con doña ALDONZA LÓPEZ. A esta señora, ya viuda, le vendieron don Fernando
Ruiz de Mesa y su mujer doña Urraca García, ya citados, un cortijo con su heredamiento en 130767. De
su matrimonio nacieron
I. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. D. ÁLVARO GONZÁLEZ DE MESA, señor de un heredamiento que llevaba su
nombre. Parece que sólo tuvo por descendencia a:
1. Dña. ALDONZA ÁLVAREZ DE MESA, que casó con D. FERNANDO
DÍAZ, alcalde de la Justicia de Córdoba. Por su testamento se mandó enterrar
en la capilla de la Santa Cruz, en la Catedral de Córdoba, fundación de su
abuelo don Gonzalo de Mesa.
III. D. GONZALO DE MESA, llamado como su padre, fue un destacado militar68,
caballero de la Orden de Calatrava y comendador de Collado. Parece que murió sin
sucesión.
IV. D. GUTIERRE GONZÁLEZ DE MESA, llamado así como su pariente el obispo de
Córdoba, murió sin sucesión.

D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, vivió en la primera mitad del siglo XIV, y parece que
sirvió con notable disposición en las guerras de Gibraltar (1333) y Algeciras (1344), como sus hermanos.
Casó en dos ocasiones, la primera con doña BEATRIZ FERNÁNDEZ DE CABRERA, hija de don
Ponce de Cabrera, señor de las Torres, caballero de la Banda, y de doña Constanza Alfonso de Córdoba;
nieta de don Arias de Cabrera, fundador de este Castillo y progenitor de la Casa de Cabrera en Córdoba69,
y de su esposa doña Beatriz Fernández, por lo paterno; y de don Alonso Fernández de Córdova, señor
de Cañete, adelantado mayor de la Frontera y progenitor de la gran Casa de Córdova70, y de doña Teresa
Ximénez de Góngora, su esposa. Sin embargo, no tuvo sucesión don Alfonso de este matrimonio, por lo
que casó de segundas con Dña. ELVIRA MÉNDEZ DE SOTOMAYOR, prima hermana de su primera
mujer, hija de don Garci Méndez de Sotomayor, señor del Carpio, y de su esposa doña Urraca Alfonso
de Córdoba. Era nieta paterna de don Garci Méndez de Sotomayor, señor del Carpio, y de doña Juana
Rodríguez de Jódar, y materna de los citados don Alonso Fernández de Córdova y doña Teresa Ximénez
de Góngora71. Tuvieron don Alonso y doña Elvira por hijos a72:
I. D. GONZALO DE MESA, que murió sin sucesión, podríamos suponer en vida de
sus padres.

67  Según RUANO, p. 420 este cortijo costó 21.000 maravedís, se encontraba más allá de Cañete, lindando con cortijos de
Estremera, Castro Gonzalo y de la propia compradora.
68  RUANO p. 420, nos cuenta una esforzada anécdota militar sobre este caballero socorriendo al rey don Alonso XI cuando
se dirigía a la conquista de Gibraltar, suponemos en la infructuosa intentona castellana de recuperar la plaza en 1333.
69  RUANO, p. 135.
70  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia Genealógica…, tomo VI, p. 42.
71  Ibídem, p. 41
72  Es este uno de los momentos más críticos de la reconstrucción genealógica. En Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana,
Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7, se narran dan por hijos de este matrimonio al obispo don Fernando de Mesa, ya
citado en la primera generación, y a don Gonzalo de Mesa, que casaría con Marina Lisón. Estos serían padres de don Alonso
Fernández de Mesa, que casado con doña Juana de Guzmán serían los progenitores de don Gutierre de Mesa, muerto mozo,
don Ruy Fernández de Mesa y don Gonzalo de Mesa, caballero de Calatrava según la Crónica de las Órdenes de Rades de
Andrada, capítulo 27, hoja 55. Este último Ruy Fernández de Mesa sería el esposo de doña Leonor de la Vega, por donde
vuelven a encontrarse las versiones genealógicas. Estas notas, por tanto, incluyen dos generaciones más dentro de la ascendencia.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 113


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

II. D. RUY FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.


III. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que casó en Toledo con una señora de la
Casa de Acuña, y tuvo allí sucesión73.

D. RUY FERNÁNDEZ DE MESA74, vivió en la segunda mitad del siglo XIV, sirviendo primero
al rey don Pedro y luego a don Enrique de Trasmatara, y sucedió en su Casa por muerte de su hermano
mayor. Casó en Toledo –justificamos que se encontraba fuera de Córdoba por no ser el inmediato sucesor
hasta la muerte de su hermano don Gonzalo–con Dña. LEONOR DE LA VEGA, hija de don Diego de
la Vega, caballero de Toledo, y de doña Leonor Laso de Salcedo. Tuvieron por hijos, al menos
I. D. GONZALO DE MESA, que sigue.
II. D. DIEGO FERNÁNDEZ DE MESA, cuyo estado se ignora75.
III. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, con sucesión76.

D. GONZALO DE MESA, primogénito77, sucedió en su Casa y sirvió en época de los reyes Juan
I y Enrique III especialmente en las guerras de Portugal y Granada. Vivió hasta comienzos del siglo XV.
Casó con doña ISABEL78 DE QUESADA. Tuvieron por hijos a:
I. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. D. PEDRO FERNÁNDEZ DE MESA, que pasó a Alicante79, donde vino una larga sucesión
hasta hoy80.

73 Vid. FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Op. cit., tomos II y III dedicados a la Casa de Acuña. Así lo declara
RUANO, p. 421 y las Noticias genealógicas… No obstante, este mismo comentario lo trae MORALES Y PADILLA, f. 380 vº
al respecto del un homónimo que se citará a continuación, hijo de don Ruy Fernández de Mesa.
74  A partir de esta generación, los genealogistas son plenamente coincidentes en lo que a nombres, casamientos y filiaciones se
refiere. Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7.
75  RUANO, p. 421, el único genealogista que lo nombra, así lo reconoce.
76  RUANO, p. 421 le atribuye a este señor la progenitura de los caballeros Mesas que habitaron en Córdoba en las collaciones
de San Nicolás de la Villa y de San Juan de los Caballeros, aunque creemos que es una imprecisión –de las pocas de esta autor–,
ya que hemos identificado la procedencia de esos Mesa de San Nicolás, como hace MORALES Y PADILLA f. 384vº, aun con
matices, a una generación siguiente –como se verá–. Por su parte, Morales identifica a este don Alfonso Fernández de Mesa
como el que “casó en Toledo con una señora del linaje de Acuña”, probablemente siguiendo las Noticias genealógicas…, AHV,
Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7, fechadas hacia 1605, y lo coloca como el primogénito de sus padres,
Don Ruy y doña Leonor, información que RUANO asigna a un homónimo de la generación anterior, como hemos preferido
suscribir. En definitiva, cruzadas las fuentes, no hemos seguido para este vástago de la Casa de Mesa a ningún autor en concreto
por no ofrecer garantías suficientes.
77  MORALES Y PADILLA, f. 380vº, lo cita como el segundo y último de sus hermanos.
78  RUANO, p. 421, la hace hija de don Pedro Díaz de Quesada, señor de Garcíez y de doña Juana Fernández de Cárcamo.
Don Pedro fue embajador de Castilla en Aragón en 1398 y defensor del sitio de Baeza del ejército granadino de 1407, e hijo
de Día Sánchez de Quesada, señor de Garcíez, regidor de Baeza, y de doña María Alfonso de Biedma. Su esposa doña Juana
era hija de don Pedro Fernández de Cárcamo, señor del Castillo del Aguilarejo en Córdoba, familia de conquistadores, y de
su esposa doña Mencía Gómez de Grijalva. En cambios, otras genealogías la llaman Constanza de Quesada, MORALES Y
PADILLA, f.380vº y Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7, donde figura
sencillamente como hija de un capitán de Baeza.
79  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7.
80  Diferentes registros y concesiones de hábitos que se encuentran en el AHN dan prueba de esta sucesión aún siglos después. En
1576 (expte. 194) demuestra su nobleza para entrar en la Orden de Montesa don Jaime Fernández de Mesa y Vallebrera, natural de
Alicante. Años después, prueban para ingresar en la misma orden (exptes. nº 192 y193) don Jaime Fernández de Mesa y Fernández
de Mesa, en 1605, y su hermano Luis, en 1608, todos vecinos y naturales de la capital alicantina; ya en el siglo XVIII, el expediente
de la Orden de San Juan de Jerusalén, nº 24.564, de 1778, ofrece las pruebas de nobleza de don Francisco Rovira Fernández de
Mesa, hijo de doña Vicenta Fernández de Mesa, naturales de la misma ciudad mediterránea; y un primo hermano del anterior,
don Miguel de Bonanza y Fernández de Mesa, ingresó en la misma orden maltesa en 1793, (expte. nº 24.525). En Consejos, leg.
22.181, expte 6 se encuentra también una concordia sobre la tenuta del mayorazgo fundado por doña Francisca Fernández de
Mesa entre don José Fernández de Mesa y doña Josefa Escorcia, nacidos todos en Alicante.

114 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

III. D. ANDRÉS GONZÁLEZ DE MESA81, Alcaide del Castillo de Espejo desde 146582, señorío
de la Casa de Córdova, cuya sucesión recaerá con el tiempo en el linaje Cárcamo, luego
marqueses de la villa de Caños de Moclín y unidos a los marqueses de Cabriñana, por donde
todos ellos tuvieron enterramiento en la capilla de San Bartolomé, en San Nicolás de la Villa.
Casó con Dña. JUANA DE GUZMÁN83, hija de don Juan Pérez de Guzmán, el Póstumo,
y de doña Leonor López de Hinestrosa; nieta, por tanto, de los primeros condes de Niebla.
Sabemos que fueron padres de:
1. D. PEDRO GONZÁLEZ DE MESA, el Viejo84, sucesor en la Casa de su padre,
fue alcaide de Espejo, al menos, desde 1466, y veinticuatro de Córdoba desde 146985.
Vasallo del rey Enrique IV. Casó con Dña. JUANA DE AGUAYO, hija de Frey Ruy
Gutiérrez de Aguayo, comendador de Almagro y de Torres en la orden de Calatrava,
y sobrina del chantre don Fernán Ruiz de Aguayo, como hijos ambos que eran, y
nieta doña Juana, de don Fernán Ruiz de Aguayo, tercer señor de los Galapagares,
y de su primera mujer doña Elvira Fernández de Gahete86. Participó en la célebre
batalla de Lucena en 1483 y, juntamente con el alcaide de Lucena87, trasladó hasta
Córdoba a Boabdil, preso tras dicho enfrentamiento. Compró el cortijo de Lora en
el término de Bujalance a Juan Contador en febrero de 1479, poco antes de testar88.
Fundó mayorazgo en su testamento dado en Córdoba en agosto del mismo año89,
encabezando por sus casas principales en la collación de San Nicolás de la Villa, donde
era vecino. Falleció don Pedro a comienzos de agosto de 148890. Tuvo enterramiento
en la capilla de San Bartolomé, en la parroquia San Nicolás de la Villa91, fundando allí

81  El punto de partida sobre este caballero cordobés y su descendencia, tomados de CABRERA SÁNCHEZ, M., “Los
regidores de Córdoba en 1480. Aproximación prosopográfica”, Meridies, III (1996), p.75-76 y 79-80, en combinación con las
genealogías de MORALES Y PADILLA, f.384vº. Este último empleará el patronímico Fernández de Mesa, pero el resto de las
fuentes los citan como González de Mesa, por lo que hemos preferido esta denominación. Denomina a toda esta rama “Los
Mesas de San Nicolás de la Villa”, y aunque efectivamente residieron en esta collación, creemos más sólido identificar a estos
sólo con la descendencia de Antón Ruiz de Mesa, nieto de don Andrés González de Mesa.
82  Ofrece la fecha de la cédula MORALES Y PADILLA, f.384vº.
83  MORALES Y PADILLA, f. 384vº, aunque constata la misma filiación y linaje, la llama LEONOR. No obstante, la Dra.
Cabrera Sánchez demuestra que de los hijos de don Juan de Guzmán y doña Leonor de Hinestrosa, fueron Pedro de Guzmán,
Juan de Guzmán, Luis de Guzmán, Beatriz, Catalina y Leonor. Así, la que correspondería a tal esposa de Andrés González de
Mesa, fue en realidad madre de Alfonso de Sotomayor, de donde vendrán los condes de Belalcázar y duques de Béjar. De esta
forma, es muy probable que, se llamara como se llamara, la paternidad verdadera de esta señora no sea la que la mayoría de las
genealogías le asignan como hija del Póstumo del conde de Niebla. Vid. CABRERA SÁNCHEZ, M., “La nobleza andaluza de
finales de la Edad Media: los Guzmanes de Córdoba”, Historia, Instituciones, Documentos, 33 (2006), pp. 9-48.
84  MORALES Y PADILLA, f. 384vº.
85  CABRERA SÁNCHEZ, “Los regidores…”, pp. 75-76. RAMOS, p. 16 suscribe el cargo de veinticuatro.
86  RAMOS, pp. 13 y 16. Aclara el propio autor de la Descripción genealógica de la Casa de Aguayo que no glosa la descendencia
de don Pedro González de Mesa y doña Juana “por falta de instrumentos”, por lo que intentamos por el presente trabajo esbozar
ese vacío.
87  Así lo afirma CABRERA SÁNCHEZ, M., Op. Cit., p. 76, citando a FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA, F., Historia de la
Casa de Córdoba, p. 99.
88  La venta se realizó con fecha de 4 de febrero de 1479 ante Alonso González, escribano público.AHV, Fondo Viana,
Propiedades, leg. 681, expte. 3-4.
89  Ante Diego González y Gómez González, el día 26 de agosto de 1479, donde dispone su enterramiento y el orden del
vínculo, previo real albalá del rey Enrique IV.
90  CABRERA SÁNCHEZ, “Los regidores…”, pp. 75-76, asegura que es posible que muriera por la epidemia de peste que asoló
Córdoba en aquellas fechas. Es muy probable que alguna de las muertes de sus hijos don Pedro, don Álvaro, don Alfonso y
Mari González de Mesa, fallecidos también entre julio y finales de agosto de 1488, se deba a esta misma causa.
91  Así aparece en el testamento de su hija Mari González de Mesa. AHV, Fondo Viana, Testamentos y mayorazgos, C. 114,
expte 31.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 115


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

memorias. Fueron padres don Pedro y doña Juana, al menos, de 92:


A) D. CRISTÓBAL DE MESA, veinticuatro de Córdoba, al menos, entre
1478 y 150493. Primer dueño del mayorazgo de Caños de Moclín. Testó en
Córdoba en 151994. Fue albacea de su hermana y tutor de sus hijos menores
a la muerte de ésta. Casó con Dña. ALDONZA95 DE AGUILAR, hija de
Diego de Aguilar, caballero de Écija, vasallo del rey don Juan II y de doña
María Alonso de Valderrama y Figueroa. Testó esta señora en Córdoba en
151496. Fueron padres de97:
A. D. PEDRO DE MESA, veinticuatro de Córdoba, segundo dueño
del Mayorazgo de Caños de Moclín. Pleiteó con su primo Jorge de
Mesa en dos ocasiones por sendos mayorazgos, en 1522 y 152698.
Testó en 153299. Nombró por su heredera a su hermana doña Juana
de Aguilar.
B. D. ANDRÉS DE MESA, veinticuatro de Córdoba. Testó en Zafra
en 1521100. Nombraba por heredera de sus bienes a su hermana
Francisca.
C. Dña. JUANA DE MESA AGUILAR, fue tercera poseedora del
mayorazgo de Caños de Moclín, la hacienda del Moyano y otras
tierras por muerte de sus dos hermanos. Casó en 1519101 con JUAN
JIMÉNEZ SERRANO, regidor de Gibraltar y jurado de Córdoba.
Doña Juana testaría en Córdoba en 1532102. Le sucedió su hermana
última.
D. Dña. MARÍA, fue monja103.
E. Dña. FRANCISCA DE AGUILAR Y MESA, cuarta dueña del
mayorazgo de Caños de Moclín por sucesión de sus hermanos.
Testó en Córdoba en 1567104. Había casado hacia 1560 con don
MARTÍN FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA Y CÁRCAMO, hijo
de don Gonzalo Fernández de Córdova, veinticuatro de Córdova
y dueño del mayorazgo de la Trinidad, y de doña María de

92  CABRERA SÁNCHEZ, “Los regidores…”, pp.79-80, en tanto que es un listado prosopográfico, los ordena por orden
alfabético. Así pues, se ha seguido el orden que asevera MORALES Y PADILLA, f. 384vº, presumiendo primogenitura.
93  CABRERA SÁNCHEZ, Ibídem.
94  Ante Juan Rodríguez de Trujillo, el día 8 de febrero de 1519. PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUNETE, A.,
Glosas…, 2º tomo, pp. 679.
95  MORALES Y PADILLA, f. 384, se refiere a ella como Francisca.
96  Ante Fernán Rodríguez de Orbaneja, el día 14 de enero de 1514. PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUNETE,
A., Glosas…, 2º tomo, pp. 679.
97  Esta descendencia en PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Glosas…, 2º tomo, pp. 678-680;
MORALES Y PADILLA f. 384vº, sólo cita la hija por la que sucederá la Casa.
98  ARChGr, Pleitos, Caja 2719, pieza 38; y Caja 5424, pieza 2.
99  Ante Gonzalo Fernández, en Córdoba, el día 2 de febrero. Funda memoria en su capilla parroquial. PORRAS BENITO,
V., y PORRAS DE LA PUNETE, A., Glosas…, 2º tomo, pp. 679.
100  Ante Juan de Paz, escribano público de Zafra, el 14 de junio de 1521. Ibídem.
101  Dote en Córdoba ante Juan Rodríguez Trujillo, escribano público de Córdoba, en 8 de febrero de 1519. Ibídem.
102  Ante Juan de Azuaga, el día 10 de julio de 1532. Ibídem.
103  Ibídem.
104  Ante Juan Clavijo, escribano público, AHPC, leg. 12.854, 23 de mayo de 1567.

116 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Sotomayor105. Por este matrimonio vendrán los señores y luego


marqueses de Caños de Moclín, de apellido Cárcamo y Mesa, hasta
que a finales del siglo XVII recae en la varonía Argote. Heredó la
Casa su hijo don Jerónimo de Cárcamo y Mesa.

Cuadro heráldico situado en el ático del altar de la capilla de San Bartolomé, en la iglesia parroquial de San
Nicolás de la Villa, en cuya collación habitó la rama de los Mesa alcaides de Espejo y dueños del mayorazgo de
Moclín. En él se representa, en escusón FENÁNDEZ DE CÓRDOVA, en el primer cuartel CÁRCAMO, en el
segundo MESA, en el tercero MENDOZA y en el cuarto FIGUEROA, por haber caído esta rama de los Mesa
en la varonía Fernández de Córdova, que empleó Cárcamo, y que fueron desde el siglo XVIII marqueses de
Villacaños de Moclín.

B) FERNANDO DE MESA, criado de la reina doña Isabel de Castilla, quien


le hizo provisión de una veinticuatría de Córdoba en 1478 y la ostentó, al
menos, hasta 1499106. Como su hermano don Cristóbal, fue albacea de su
hermana por manda testamentaria. Testó en 1488107. Casó con Dña. INÉS
DE CABRERA108, hija de Bartolomé Ruiz de Mesa109 y de Leonor Fernández
de Peralta. Fueron padres de:
A. JUANA GONZÁLEZ DE MESA
B. LUISA DE MESA
C) D. ALFONSO DE MESA110, parece que fue veinticuatro de Córdoba a la
muerte de su hermano Pedro de Mesa, e igualmente heredó la alcaidía de
Fuengirola por la minoría de edad del hijo de éste, Jorge de Mesa. Era también
regidor de Málaga por los méritos obtenidos en la conquista de Granada. En

105  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, p. 331, nota al pie.
106  CABRERA SÁNCHEZ, M., “Los regidores…”, p. 80
107  En el oficio 14, el día 30 de julio de 1488. Parece que pudo estar enfermo de peste como sus hermanos y su padre, aunque
no muriera finalmente. PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Glosas…, tomo II, p. 680
108  MORALES Y PADILLA, f. 384, dice que don Fernando de Mesa casó con doña Marina Sotomayor y Zayas, hija de Pedro
Fernández de Aranda y doña Francisca de Zayas.
109  Quizá pariente lejano de los Ruiz de Mesa provenientes de Ruy Fernández de Mesa, conquistador de Córdoba. Ambos
individuos aparecen, en efecto, relacionados en CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía… p. 356.
110  Los datos sobre este caballero tomados de SORIA MESA, E., El cambio inmóvil, p. 82; y AGS, Cámara de Castilla, leg.
185, p. 60, extractados y facilitados a su vez por el Dr. Soria.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 117


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

1508 debió huir de Córdoba para salvar su vida a causa de las persecuciones
contra judeoconversos del inquisidor Lucero111. Casó con Dña. MARÍA DE
MONTEMAYOR. 112D. Alfonso testó en 1488113, nombrando por albacea
a su hermano Cristóbal de Mesa, aunque sabemos que murió en 1526. Estos
señores fueron padres de:
A. ALONSO DE MESA
B. JUAN DE MESA
C. MARÍA DE MESA
D) MARI GONZÁLEZ DE MESA, esposa de D. JUAN PÉREZ DE GODOY,
veinticuatro de Córdoba. Testó enferma el 28 de agosto de 1488114, muriendo
al parecer poco después. Por él, mandaba ser enterrada en la capilla de su
padre en San Nicolás de la Villa, a la que dota con bienes. Dejaba por albaceas
a sus dos hermanos mayores y, en concreto a Cristóbal de Mesa, la tutoría de
sus hijos. Tuvo por hijos de su matrimonio a:
A. Pedro de Godoy
B. Juan Pérez de Godoy
C. Urraca de Sandoval.
E) ÁLVARO DE MESA, veinticuatro de Córdoba al menos entre 1480 y 1488,
fecha esta última en que testó y murió115. Sus herederos, en concreto su nieto
Francisco de Saavedra, comparecieron en 1526 para reclamar la herencia de
la alcaidía de Fuengirola, concedida a su hermano Pedro de Mesa y luego
ostentada por su hermano Alonso de Mesa116. Casó con Dña. CONSTANZA
MALDONADO. Fueron padres de:
A. D. PEDRO DE MESA.
B. Dña. LUISA DE MESA. Fue madre de Francisco de Saavedra
C. Dña. JUANA GONZÁLEZ DE MESA, que casó con Juan
Halconcillo, de “noble linaje”117, padres de Pedro Fernández de
Mesa Halconcillo.

111  Por las insistentes sospechas de su parentesco o relación con criptojudíos. Aunque no se ha podido demostrar del todo
una filiación conversa de los Mesa, sí es cierto que había recelos sobre su origen judío en la época. Así lo cuentan Colodro y
Escusado, en los Casos notables de la Ciudad de Córdoba, al narrar la desdichada muerte de don Rodrigo de Vargas. Ponen
en boca de don Rodrigo, en el último tercio del siglo XVI, una acusación de judía sobre una hermana de don Pedro de Mesa,
quien poco después parece que era canónigo, o pariente de uno homónimo. No obstante, por las referencias familiares con
el racionero don Pedro Cortés, pudiera tratarse que estos Mesa con fama de judíos fueran los que luego se llamarán Cortés
de Mesa, de los que ya hemos hablado. Por otro lado, no es descartable que la crónica hable no tanto de una hipotética fama
judaica de los Mesa como de la ruindad y falsedad de tales acusaciones vertidas por don Rodrigo, funesto protagonista de la
historia. ANÓNIMO, Casos notables de la Ciudad de Córdoba, pp. 50-57, y 62.
112  Desconocemos por completo la filiación de esta señora. Con todas las dudas, pudiera ser la doña María de Montemayor
que aparece en último lugar como hija de don Fernando Alfonso de Montemayor, señor de Albendín, y doña Beatriz Fernández
de Córdova, señora de Montalbán, en FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, p. 240.
113 También ante el oficio 14, el día 28 de junio de 1488. PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Ibídem
114  Ante Pedro González, escribano de Córdoba. AHV, Testamentos y mayorazgos, C. 114, expte 31. Toda la información
reflejada al respecto de esta señora ha sido extractada de esta escritura. Lo trae también CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza,
oligarquía… p. 359.
115  CABRERA SÁNCHEZ, M., “Los regidores…”, p. 79, arroja esta fecha a través del cotejo de escrituras notariales. En el
ya citado memorial de Simancas se dice que fue muerto por los moros, aunque sin aclarar fecha. AGS, Cámara de Castilla, leg.
185, p. 60.
116  AGS, Ibídem.
117  MORALES Y PADILLA, f. 384vº.

118 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

F) PEDRO DE MESA118, criado de los Reyes Católicos, veinticuatro de


Córdoba, desde 1477 hasta su muerte119, y alcaide de Fuengirola, mercedes
ambas concedidas por los monarcas por sus méritos en las batallas contra
el Reino de Granada. Casó con ELENA TAFUR, hija de don Pedro Tafur,
veinticuatro de Córdoba. Fueron padres de:
A. JORGE DE MESA, nacido entre 1486 y 1487, fue veinticuatro de
Córdoba120. A la muerte de su padre debió suceder en las mercedes
paternas, pero por su minoría de edad ostentó la tenencia de la
alcaidía de Fuengirola su tío Alonso. Muerto éste en 1526, Jorge de
Mesa pasó a desempeñar dicho oficio aunque lo reclamaron también
para sí los descendientes de su tío Álvaro de Mesa121. Pleiteó con su
primo Pedro de Mesa en dos ocasiones por sendos mayorazgos, en
1522 y en 1526, la última de ellas, en concreto, por el vínculo
fundado por el abuelo de ambos, Pedro González de Mesa122.
B. ANTÓN DE MESA123, que casó con Dña. ELENA
BUSTAMANTE, hija de un caballero del linaje Carrillo y de doña
Catalina Bustamante. Fueron padres de Dña MARÍA DE MESA.
2. Dña. LEONOR DE MESA, que fue mujer de D. PEDRO FERNÁNDEZ DE
FRÍAS, veinticuatro de Córdoba, en cuya sucesión vendrá este linaje cordobés.
3. D. ANTÓN RUIZ DE MESA, que casó con Dña. MARINA RUIZ DE
CABRERA SAAVEDRA, fueron padres de:
G) JUAN DE MESA, que tuvo a
A. ANTÓN RUIZ DE MESA
B. MARTÍN DE MESA
C. MARÍA, mujer de ALFÓN DE UCEDA.
H) D. PEDRO DE MESA, vasallo del rey. Vecino de San Nicolás de la Villa.
Testó en 1483124. Casó dos veces, y las dos con dos señores llamadas BEATRIZ
FERNÁNDEZ. Fue padre de tres hijas de su primer matrimonio y de cuatro
hijos del segundo:
A. MARÍA DE MESA, mujer de ALFONSO DE LA CRUZ.
B. BEATRIZ DE MESA.
C. LEONOR DE MESA, mujer de GONZALO GIL VELLOSO.

118  Ibídem, se confunde a este Pedro de Mesa con otro homónimo, hijo de su hermano Álvaro de Mesa.
119  Que sería 1488 según CABRERA SÁNCHEZ, M., “Los regidores…”, p. 80, citando la escritura de su testamento. Sin
embargo, en el memorial por el que su hijo Jorge de Mesa pide suceder en los oficios de su padre se declara que Pedro de Mesa
murió en el cerco de Málaga, a manos de los moros, en 1487. AGS, Cámara de Castilla, leg. 185, p. 60.
120  Siguiendo la historia judeoconversa de la familia rescatada por el Dr. Soria, sería este Jorge de Mesa quien en 1526, fallecido
ya su tío Alonso de Mesa, solicita la concesión de sus oficios como su heredero. SORIA MESA, Ibídem. No obstante, puede
que haya demasiada confusión de datos genealógicos al respecto de los individuos judeoconversos y las hipotéticas filiaciones
con los caballeros Mesa de verdadero abolengo, con lo que algunos datos ofrecidos en este trabajo puede que correspondan sólo
a la “oficialidad” genealógica.
121  AGS, Cámara de Castilla, leg. 185, p. 60. Debo esta información íntegramente al Dr. Enrique Soria Mesa, como otras
tantas referencias, datos y enfoques de este trabajo.
122  ARChGr, Pleitos, Caja 2719, pieza 38; y Caja 5424, pieza 2
123  En el memorial ante citado, AGS, Cámara de Castilla, leg. 185, p. 60, se declara que, al menos ya en 1526, Jorge de Mesa
es hijo único y heredero de su padre Pedro de Mesa, por lo que este Antón de Mesa debía de haber fallecido para entonces, o
estamos ante otro error de MORALES Y PADILLA, f. 384vº.
124  Ante Sancho Romero, el día 20 de noviembre de 1483. PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUNETE, A.,
Glosas…, 2º tomo, pp. 681

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 119


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

D. PEDRO DE MESA.
E. NICOLÁS DE MESA.
F. FRANCISCO DE MESA.
G. BARTOLOMÉ DE MESA.
I) D. MARTÍN DE MESA125, que casó con Dña. GUIOMAR FERNÁNDEZ
DE PERALTA. Tuvieron:
A. D. ANTONIO.
B. Dña. FRANCISCA DE MESA, mujer de D. PEDRO DE
HOCES, jurado126 de la collación de Omnium Sanctorum desde
1497, y dueño del heredamiento del Algibejo127, hijo de don Lope
de Hoces, jurado de la misma collación que le traspasó el oficio, y
de doña Leonor Fernández de Mesa128, su primera mujer129. Don
Pedro y doña Francisca consolidarán su heredad del Algibejo con
algunas compras y con el reconocimiento de tierra adehesada ya en
los años 20 del siglo XVI. Por este matrimonio vendrá la sucesión
de los dueños del propio Algibejo, convertidos a finales del siglo
XVI, por agotamiento de la rama primogénita de los Hoces, en
señores de La Albaida, y luego en condes de Hornachuelos130. Doña
Francisca quedó viuda en 1516, y en 1535 aparece de nuevo casada,
ahora con el caballero Diego de Meneses, aún siendo vecina de la
collación de Ómnium Sanctorum131.
IV. Dña. ELVIRA MÉNDEZ DE SOTOMAYOR O DE MESA132, fue primera mujer de D.
PEDRO FERNÁNDEZ DE MONTEMAYOR, el viejo, señor de Cañetejo y la Alamedilla,
veinticuatro de Córdoba133, vasallo del rey y regidor de Córdoba, hijo de Martín Alfonso de
Montemayor, tercer señor de Montemayor y segundo Alcaudete fallecido en 1426, varón de
la Casa de Córdova134, y de su segunda mujer doña María García Carrillo de Córdoba. Don
Pedro y doña Elvira tuvieron amplia descendencia, pero con sucesión masculina agotada en
seguida. Su hija Aldonza de Montemayor casó con don Fernando Ruiz de Aguayo, señor
de la Fortaleza y Torre de Aguayo, veinticuatro de Córdoba, hijo del cuarto señor de los
Galapagares135.

125  MORALES Y PADILLA f. 382vº, identifica a este don Martín de Mesa primero con un vástago homónimo de la rama
de los alcaides de Monturque y más adelante, f. 384vº, con el hijo también homónimo de su hermano Juan de Mesa. Hemos
preferido, por la coherencia y los datos aportados, seguir las indicaciones genealógicas de PORRAS BENITO, V., y PORRAS
DE LA PUENTE, A., Glosas…, tomo II, p. 681.
126  RAMOS, p. 302, hace a este señor y a su padre, erróneamente, señores de La Albaida, señorío que ostentaban los
primogénitos del linaje, por aquel tiempo Diego de Hoces y su hijo don Pedro González de Hoces, ambos caballeros
veinticuatros. OSTOS SALCEDO, P., Notariado, documentos notariales y Pedro González de Hoces, veinticuatro de Córdoba,
Sevilla, 2005, p. 32, CABRERA SÁNCHEZ, M., “Los regidores…”, pp. 75 y 77.
127  CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, p. 142; OSTOS SALCEDO, P., Notariado…, pp. 31-33
128  De la Casa de los señores de Villarrubia, que se tratará más abajo.
129  RAMOS, p. 302
130  MÁRQUEZ DE CASTRO, T., Títulos …, pp. 117-126.
131  OSTOS SALCEDO, P., Notariado…, p. 32.
132  Se la conoció por los dos apellidos, como recogen RUANO, p. 422 y RAMOS, p. 265.
133  RAMOS, Ibídem.
134  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, pp. 221-296; CABRERA SÁNCHEZ, M.,
Nobleza, oligarquía…, p. 46-47.
135  RAMOS, p. 265.

120 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, primera gran figura de este linaje y artífice de su


consolidación social en Córdoba, fue veinticuatro de Córdoba, dueño136 de los heredamientos del Redondo
y del Chanciller137, Alcaide de los Reales Alcázares de Córdoba, y Chanciller mayor138 de Castilla con el rey
Juan II, su principal valedor. También tuvo el oficio de tesorero del rey139, cargo que puede que desempeñara
tras el de Chanciller por ser el más tardío con que se le recordó y nunca citándose ambas dignidades a la
par. Gozó de forma vitalicia varios juros sobre la ciudad de Córdoba que la hacían beneficiario de varios
miles de maravedíes al año, tales como la alcabala de la fruta verde (1439) o el almojarifazgo (1445)140.
Falleció a finales del año de 1445141. Había casado142 con Dña. BEATRIZ GONZÁLEZ DE QUIRÓS143,
dama de la reina doña Catalina mujer de Juan II de Castilla144; hija de Alfonso Bernaldo de Quirós,
señor de Aborrós en Córdoba, capitán en la frontera, comendador de Zalamea en la Orden de Alcántara

136  Es muy común que en muchas crónicas y genealogías se denomine, induciendo a error, como “señor” a quien sólo tiene
la propiedad, a menudo amayorazgada, de un bien rústico, pues strictu sensu sólo es tal quien tiene la merced Real de la
jurisdicción sobre un lugar, villa o despoblado. Así pues, para este caso, hemos preferido emplear un término más ajustado
a la realidad, “dueño”, pues no será más que el poseedor de tales cortijadas. Un descendiente de este caballero, don Alonso
Fernández de Mesa y Argote, comprará en 1644 a la corona la jurisdicción señorial del Chanciller, y por tanto pasaremos a
considerarlo, ahora sí, como primer “señor”. En cualquier caso, es indiscutible que la posesión de estas tierras son el verdadero
germen de esta Casa cordobesa.
137  Durante tiempo, los estudiosos, entre otros Morales y Padilla, tuvieron la impresión de que la denominación de este cortijo
hacía honor a este dueño a causa de su oficio. No obstante, T. Márquez de Castro y F. Ruano desmienten el equívoco, ya que
el bautismo de estas tierras se refieriría a otro Chanciller, en concreto a don Pedro Martínez de Barrionuevo, Chanciller mayor
de Fernando III de Castilla al conquistarse Córdoba, a quien le tocó este heredamiento tras participar en el repartimiento.
Luego gozaron estas tierras sus descendientes que las vendieron, donaron y fraccionaron hasta que a mediados del siglo XV
don Alfonso Fernández de Mesa –casualidad que fuera otro Chanciller, esta vez de Juan II–las reúne conformando la unidad
del Chanciller para él y sus sucesores. Vid. MÁRQUEZ DE CASTRO, T., Títulos de Castilla…, p. 192, y RUANO, F., p. 422.
138  Antes había desempeñado el cargo –o quizá se trate del mismo oficio de Chanciller pero con distinto nombre–de Registro
del Consejo Real, de que le había hecho merced el rey don Juan II por Cédula de 17 de abril de 1427, en Zamora. AHV,
Fondo Viana, Empleos y honores, L. 50, expte. 6. No obstante, GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España,
vol. 3, h. 1720, Mss 11.776, BNE, f. 6. dice que fue Tesorero del rey don Juan II y “Teniente” de Chanciller Mayor de Castilla,
por lo que puede que su posición dentro de la administración del estado no fuera tan preeminente. Según las 7 Partidas de
Alfonso X, Segunda partida, título 9º, Ley 4, Chanciller es “el segundo oficial de la casa del rey de aquellos oficios que tienen
secretos”, y remarca que “así como el capellán es medianero entre Dios y el rey espiritualmente en hecho de su alma, otrosí
lo es el chanciller entre él y los hombres cuanto en las cosas temporales”. Así pues, un cargo político de palacio de capital
importancia en la época, por el que pasaba toda la documentación emanada del gobierno y la corte. Sebastián de Covarrubias y
Orozco, en su Tesoro de la lengua castellana o española, de 1611 (edición integral e ilustrada de Ignacio Arellano y Rafael Zafra),
Madrid, 2006, en su definición de “chanciller”, aunque remite a “canciller”, comenta que este título lo tenían los Arzobispos
de Toledo, aunque más adelante comenzó a encomendársele a otras diferentes personas. El teólogo y jurista Rodrigo Fernández
de Santaella, en Sacerdotalis instructio circa missam (Sevilla, 1499), define Chanciller o canciller como el ordenador de leyes
para buena gobernación.
139  AHV, Obras pías, leg. 64, expte 16, por el que se le cede a la viuda del “caballero don Alonso Fernández de Mesa, tesorero
del rey y veinticuatro de Córdoba” un rincón del monasterio de san Pablo para fundar capilla. También en AHV, Fondo Viana,
Empleos y honores, leg. 50, expte. 7, consta una carta real para que “los hijos y herederos de Alfonso Fernández de Mesa,
tesorero que fue del rey” tomasen cuenta de ciertas cantidades, por donde se da cuenta de que a las alturas 1454 –años después
de la muerte de don Alfonso Fernández de Mesa–aún les debe el rey don Juan II a los hijos de este señor cantidades del cargo
de tesorero que había desempeñado. También lo declara así su hijo don Gonzalo en su testamento en 1477.
140  CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía.., p. 272.
141  La capellanía en el monasterio de San Pablo la funda su mujer recién viuda en enero de 1446, AHV Ibídem.
142  Debió de ser antes de 1429, ya que por entonces figuran ya como matrimonio otorgando escrituras.
143  La filiación de esta señora la ofrecen MORALES Y PADILLA, f. 380vº; RUANO, p. 423; y AHV, Genealogía y Heráldica,
C. 432, expte. 7, f. 12. No obstante, GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España, vol. 3, h. 1720, Mss
11.776, BNE, f. 6vº, dice que esta señora “en las escrituras está nombrada sin apellido” y alega que el historiador de los Linajes
de Córdova (entendemos se refiere a Morales) le atribuye el de Quirós. En las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana,
Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, se llama Juan a su padre, en los demás, Alfonso.
144  MORALES Y PADILLA, f. 380vº.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 121


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

y de los Bastimentos de la orden de Santiago –hijo a su vez de don Gutierre de Quirós, célebre alférez
mayor del pendón de Juan I en la batalla de Aljubarrota donde murió y de doña Sancha Quijada–, y
de doña Constanza Ximénez de Góngora, dama cordobesa –hija de don Alfonso Ximénez de Góngora,
veinticuatro de Córdoba, y de doña Luisa de Godoy145–.
Fue don Alfonso el primer propietario del cortijo del Chanciller146 gracias a una doble adquisición;
la primera, el 31 de diciembre de 1429 compró una parte al monasterio dominico de Sacala Coeli147, y
la parte restante de dichas tierras, que por entonces pertenecían al señor obispo don Sancho de Rojas y
al Cabildo, las permutaron por otras de su propiedad, llamadas del Alarife en la ribera del Guadajoz y
dos hazas de tierra cerca de Casillas, el 27 de abril de 1442148. Para entonces, don Alonso Fernández de
Mesa y su mujer ya habían comprado, con fecha de 22 de julio de 1431 el cortijo de doña Urraca, que
era lindero con el propio del Chanciller149. Completan el rosario de compras de bienes rústicos, entre
otras, la adquisición de parte del cortijo de las Casillas en 1442150. Recibió don Alonso privilegio real para
cerrar el cortijo del Chanciller por merced de Juan II en 1436151. Doña Beatriz, su esposa, establece un
convenio, en nombre de don Alfonso y recién fallecido éste, con los religiosos del monasterio de San Pablo
de Córdoba por el cual les cedían un rincón de su iglesia para establecer capilla y enterramiento familiar.
En concreto, con fecha de 27 de enero de 1446152, el prior Gómez de Buenrrostro y toda la comunidad
de la orden de Predicadores de este cenobio, le ceden a la viuda e hijos del fallecido don Alonso Fernández
de Mesa, por “su afecto, devoción y limosnas”, el rincón que está a mano izquierda entrando por la puerta
principal y cuyo perímetro abarca haciendo ángulo recto hasta la puerta lateral que está junto a la capilla
de doña Leonor López de Córdova, para que construyan una capilla y se entierren los restos mortales de
don Alonso, sus hijos y descendientes. En la misma fecha, la comunidad de San Pablo se compromete a
decir tres misas semanales, lunes, viernes y sábados, por siempre, para rezar por su ánima y de todos sus
descendientes. Es, pues, la constitución de la capilla familiar que emplearán los Fernández de Mesa como
panteón hasta el siglo XIX153.

145  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo VI, p. 440; RUANO, p. 423.
146  El cortijo del Chanciller en su totalidad tenía doce yugadas –835 fanegas según el Catastro de Ensenada de 1752–y estaba
situado a una legua al sur de Córdoba, frente del cortijo llamado del Montón de la Tierra (que acabó siendo de los Páez de
Castillejo) y otro de las Quemadas (que fue cabeza de los Muñiz de Godoy). Lindaba con el cortijo de Doña Urraca, con el
del Galapagar de la orden de Calatrava, con el de Payo Ximénez, con el de Martín Alfonso de Saavedra y sus hijos con tierras
de don Álvaro Pérez de Guzmán y con el río Guadalquivir, llamado también Río Grande. RUANO, p. 423; MÁRQUEZ DE
CASTRO, p. 192; LÓPEZ ONTIVEROS, A., Córdoba 1752 según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, Madrid,
1990, pp. 52,
147  Ante Pedro Fernández y Gonzalo Pérez de Mesa, escribanos públicos, en 31 de diciembre de 1429. RUANO, F., p. 422;
MÁRQUEZ DE CASTRO, Ibídem.
148  Ante Pedro Martínez de Barrio, notario apostólico. RUANO, F., p. 423; MÁRQUEZ DE CASTRO, Ibídem.
149  RUANO, F., Ibídem; MÁRQUEZ DE CASTRO, Ibídem.
150  Que compraron a Mencía Alfonso de Gahete, viuda de Ruy Martínez de Valderrama, el día 31 de diciembre de 1442, ante
García Ruiz de Mora y Juan González, escribanos públicos, exactamente la parte de 2’5 yugadas y 5 aranzadas. AHV, Fondo
Viana, Pergaminos, L. 369, expte 3.
151  Despachado en Illescas el 7 de noviembre de 1436, refrendado por Fernán Díaz de Toledo, oidor refrendario y secretario.
MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193.
152  Ante Juan Ruiz, Notario Apostólico, Juan Rodríguez de Alcaraz y Fernando Gómez de Córdoba. AHV, Obras Pías, leg. 64,
expte 16. Trae también estas escrituras, probablemente consultadas en el mismo archivo, RUANO, F., Op. Cit., p. 423. Y en
efecto, como remarca este autor, gracias a esta escritura conocemos la prole completa y por orden de edad de este matrimonio
entre don Alonso y doña Beatriz.
153  La posesión, patronato o simplemente el derecho de enterramiento en una capilla deviene uno de los más señeros símbolos
de identidad del linaje durante los siglos medievales y modernos y una aspiración generalizada de los grupos sociales medios
y privilegiados. La capilla de San Jacinto, que así se bautizará este espacio religioso de los Mesa, albergará los restos mortales
de las siguientes generaciones de esta estirpe, al menos que sepamos, de las líneas de Villarrubia y el Chanciller, que, como
veremos, llegarán a tener algún encontronazo por su titularidad. Desmantelada tras la desamortización decimonónica y las

122 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Fueron los siete hijos de este matrimonio154:


I. D. GONZALO DE MESA, que fue el primogénito, y que hará la Casa de los Alcaides de
Monturque
II. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que seguirá encabezando la Casa de Villarrubia.
III. D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA, que seguirá encabezando la casa del Chanciller.
IV. D. DIEGO FERNÁNDEZ DE MESA, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Toledo en
la segunda mitad del siglo XV. En 1464 se convino con sus hermanos don Rodrigo de Mesa y
doña Catalina de Mesa sobre la partición de los bienes de la Fuente del Arco, el Chanciller y
doña Urraca, herencia de sus padres, don Alonso y doña Beatriz, siendo probablemente seglar
aún155.
V. Dña. LEONOR FERNÁNDEZ DE MESA156, que casó con D. PEDRO RUIZ DE
QUINTANA, que fue veinticuatro de Córdoba. Testó doña Leonor en 1483157. Tuvieron
cuatro hijos, y su descendencia, que no viene al caso, emparentó con los Argote y los Góngora,
encontrándose así entre ellos los marqueses de Villaseca o los de Cabriñana.
VI. Dña. ISABEL FERNÁNDEZ DE MESA, que casó en 1442158 con D. JUAN ALFONSO
DE SOUSA159. Este caballero sería veinticuatro de Córdoba desde 1468 hasta su muerte,
en 1494160, vasallo del Rey, capitán General de Caballería, Corregidor y Justicia Mayor de
Córdoba en ausencia de Gómez Dávila, alcaide del Castillo de Bujalance y fundador del
mayorazgo de Rabanales. Era hijo de don Diego Alfonso de Sousa, dueño de los heredamientos
de Rabanales en tiempo del rey don Juan II161 y veinticuatro de Córdoba, y de doña María
Alfonso de Córdoba, su mujer. De este matrimonio procederán las sucesivas generaciones de
esta importante Casa en Córdoba, que serán señores de Villa del Río, condes de Arenales, los
marqueses de Guadalcázar, de Mejorada, de la Breña y de Hinojares162.
VII. Dña. CATALINA FERNÁNDEZ DE MESA163, esposa de D. RUY FERNÁNDEZ
DE PEÑALOSA, veinticuatro de Córdoba. Esta señora, en 1464, conviene el reparto de los
bienes164 que quedaron por fin de sus padres entre sus hermanos don Rodrigo y don Diego.

reformas del XX, nada más que el perímetro enrejado queda hoy de esta capilla, siendo obviada por los estudios hasta ahora
realizados. E.g., SERRANO OVÍN, V., “La iglesia del Real convento de San Pablo. Córdoba”, Boletín de la Real Academia de
Córdoba, nº 95 (1975), pp. 79-130.
154  Hay verdadero conflicto entre las versiones sobre el orden de nacimiento de estos hermanos. Hemos seguido finalmente
el criterio de las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, orden que coincide en
gran manera con RUANO, pp. 423-425. No obstante, MORALES Y PADILLA, f. 380vº, los cita en otro orden: don Alonso,
don Rodrigo, don Gonzalo, don Diego, doña Isabel, doña Leonor y doña Catalina.
155  AHV, Fondo Viana, Pergaminos, C. 100, expte 3; Pleitos, L. 4, expte 7.
156 Tuvo un considerable nivel económico como reflejan los siete criados de que hablaba en su testamento. CABRERA
SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, p. 359.
157  Exactamente el día 29 de marzo de ese año. CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, p. 358. Debo la referencia
exacta de este testamento a la amabilidad de la Dra. Cabrera Sánchez.
158  La dote se otorgó por valor de 249.750 maravedís, siendo las arras de 27.750. CABRERA SÁNCHEZ, M., Ibídem,
p. 330. Los capítulos matrimoniales pasaron ante Antón Martínez de la Cruz, escribano público de Córdoba, el día 20 de
septiembre de ese año de 1442. Noticias genealógicas…AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7, f. 18
159  GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España, vol. 3, h. 1720, Mss 11.776, BNE, f. 6vº; y Noticias
genealógicas…AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7
160  CABRERA SÁNCHEZ, M., “Los regidores…”, p. 84.
161  GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España..., Ibídem.
162  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 113-114.
163  MORALES Y PADILLA, f. 380vº, atribuye a esta señora y a su hermana doña Leonor la fundación del monasterio de
Santa Inés, cosa que RUANO, p. 425 pone en duda. Las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica,
L. 432, expte. 7, las nombra directamente como monjas, aunque nada dicen sobre la fundación de ningún convento..
164  Se trataba, como ya se ha dicho, de los cortijos del Chanciller, doña Urraca y la Fuente del Arco. AHV, Fondo Viana,

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 123


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

2.2. La Casa de los Alcaides de Monturque y los Mesa de Valdemoro

D. GONZALO DE MESA, primogénito de sus padres don Alfonso Fernández de Mesa y doña
Beatriz González de Quirós, fue Registrador Mayor de Enrique IV, y veinticuatro de Córdoba165. Debió
de recibir parte del cortijo de doña Urraca por herencia paterna. Testó el 24 de marzo de 1477166, y debió
de morir poco después, disponiendo se enterrara en el Real Convento de San Pablo, en la capilla fundada
por sus padres. Tuvo varios hijos con CATALINA FERNÁNDEZ167, que fueron:
I. D. CRISTÓBAL DE MESA, que sigue.
II. D. DIEGO FERNÁNDEZ DE MESA, debió de marchar a la Corte heredando las influencias
de su padre y su abuelo, y así fue alcaide y gobernador de los Bosques de Aranjuez y contino de
la Casa Real. De él procede el asentamiento de este linaje de los Mesa en Valdemoro168. Casó
con Dña. JUANA SÁNCHEZ, con quien tuvo a:
1. D. GONZALO DE MESA, que fue mayordomo de Aranjuez, casó con Dña. JUANA
XIMÉNEZ, y fueron padres de:
A. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, criado de Felipe II169, fue gobernador
y juez de los Bosques y Real sitio de Aranjuez. Fundó mayorazgo en cabeza
de sus hijos con diversos bienes y censo en Madrid. Casó con Dña. MARÍA
XIMÉNEZ, hija de Francisco Ximénez, y tuvieron a:
a. D. DIEGO FERNÁNDEZ DE MESA, no debió de tener sucesión y
murió joven
b. D. ALONSO DE MESA, que tampoco debió de tener sucesión,
muriendo igualmente mozo.
c. Dña. ANA FERNÁNDEZ DE MESA, que casó con el Dr. D.
FRANCISCO DE SANDI170, caballero de Santiago171, natural de
Cáceres, oidor de México, Presidente y Gobernador de Filipinas de
1575 a 1580, Presidente de la Real Audiencia de Guatemala de 1593 a
1596 y Presidente, de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada
de 1597 a 1602. Fundaron estos señores mayorazgo, a buen seguro
como acrecentamiento del establecido por los padres de doña Ana.

Pleitos, L. 4, expte. 7; Pergaminos, C. 110, expte. 3.


165  Este dato reforzado por los genealogistas apoya la idea de que fuera el mayor de sus hermanos. Noticias genealógicas…,
AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, al contrario de lo que opina MORALES Y PADILLA, f. 380vº,
que lo sitúa en tercer lugar.
166  Ante Pedro Ruiz Chillón, escribano público de Córdoba, mandándose enterrar en la capilla de los Mesa en el convento
de San Pablo. AHV, Fondo Viana, Testamentos y mayorazgos, C. 114, expte 13. CABRERA SÁNCHEZ, M., Ibídem, no cita
a este caballero en su completa nómina de veinticuatros de 1480, por lo que suponemos debió de haber muerto antes de esta
fecha, lo que añade valor a la consideración de que fue el primogénito como sostiene RUANO, p. 423 en contra del orden de
hijos que describe MORALES Y PADILLA, f. 382vº. Este último, además, hace constar que la fecha del testamento fue el 24
de marzo de 1479, año, por tanto, erróneo.
167 MORALES Y PADILLA, f. 382, la llama “doncella de hidalga sangre”, sin ofrecer ningún dato al respecto. En ciertas
escrituras notariales aparece como Catalina Rodríguez, tal y como consta por las escrituras de compra de unas casas en la calle
Zarco, en 1466, quien a su vez, tras la muerte de su marido, la vende, en 1478, al señor de Belmonte. AHV, Fondo Viana,
Pergaminos, C. 30, exptes. 1c y 1d. Por su parte, en Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L.
432, expte. 7, se expresa abiertamente que era hija de “un labrador”, añadiendo que no casó con don Gonzalo de Mesa, si no
que “tuvieron amistad” y de su edad moza nacieron varios hijos, ofreciendo la duda sobre si luego casaron y legitimaron a los
mayores.
168  MORALES Y PADILLA, f.382vº, apostilla “de quien desciende Alfonso Fernández de Mesa, el de Valdemoro”.
169  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7.
170  En la bibliografía actual aparece como Sande.
171  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7.

124 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Tuvieron por hijos a don Francisco de Sandi y Mesa, caballero de


Santiago172, don Fernando de Mesa y doña María Fernández de Mesa.
Creemos que fue esta última quien casó con don Francisco Eguiluz
y Herencia, caballero de Santiago, alcalde y guarda mayor de la Casa
y Reales Bosques de El Pardo, vecino de Valdemoro. Serían padres
estos a su vez de doña Juana Eguiluz y Mesa, casada en Valdemoro
en 1657 con don Juan de Sandoval Bedoya, caballero de Calatrava,
y don Francisco de Eguiluz Sande y Mesa, casado don doña Teresa
de Torres y Sandoval. Una hija de estos últimos fue doña María de
Eguiluz Sande y Mesa, nacida en Valdemoro y allí casada con don Juan
de Figueroa Tercero Fernández de Córdoba, caballero de Calatrava,
veinticuatro de Córdoba173, por donde seguirá esta familia, de nuevo
en Córdoba174.
d. Dos hijas que con el hábito de Santiago entraron en el monasterio
de las Comendadoras.

III. Dña. CATALINA FERNÁNDEZ DE MESA175.


IV. Varias hijas176.

D. CRISTÓBAL DE MESA, probablemente veinticuatro de Córdoba, conquistador de Granada,


encabeza la rama de los parientes mayores de la Casa de Mesa en Córdoba. Casó con Dña. LEONOR
DE HOCES, hija177 de don Pedro de Hoces, primer señor en su linaje y fundador178 de la heredad de la
Albaida, guarda del rey don Juan II de Castilla y su embajador en tierras inglesas, y de doña María García
Carrillo. Fueron padres de179:
I. D. FERNANDO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. Dña. LUCÍA DE MESA, que fue llevada por un tío suyo, primo hermano de su padre180, a
casa de los Condes de Osorno, donde se crió. Casó en Toledo con D. ALONSO ÁLVAREZ
DE TOLEDO181. Doña Lucía comparece en 1546 ante la Justicia, como vecina de Toledo,

172  AHN, Órdenes Militares, Santiago, expte. 7573, fechado en 1610.


173  Desde 1730. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte 350.
174 Toda esta información en PORRAS, Bocetos genealógicos…, pp. 402-412.
175  RUANO, Ibídem, hace constar que ignora su estado.
176  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7.
177  MORALES Y PADILLA, f. 382 vº ofrece esta filiación. No obstante, en un cruce de fuentes, se ha comprobado que la
única hija de ese matrimonio llamada Leonor usó el apellido Carrillo y casó con García Cabeza de Vaca, OSTOS SALCEDO,
P., Notariado…, p. 33. Pudiendo no ser estas informaciones contradictorias, sino simplemente incompletas, se ha recogido la
antedicha paternidad de doña Leonor de Hoces.
178  OSTOS SACLEDO, P., Notariado…, pp. 25-31.
179  A falta de mayores datos, gran parte de esta descendencia está tomada de MORALES Y PADILLA, fols. 382vº y siguientes,
corregida con escrituras notariales de archivo.
180  Don Lope de Sosa, según Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, f. 21.
Así lo recoge este documento y el mismo MORALES Y PADILLA, f. 383, pero es sin duda una filiación genealógica más que
dudosa, que hemos traído aquí no sin recelos por no existir un contraste documental sólido que entable relación directa entre
los Mesa de Córdoba y los homónimos toledanos que se relatarán a continuación.
181  No hemos conseguido hallar, por más que se ha pesquisado, la paternidad de este vástago de la Casa de Toledo. Debemos
de suponer que, si realmente era un Toledo, fuera pariente cercano, tal vez un nieto entre la casi treintena que tuvo, del primer
duque de Alba, ya que la condesa consorte de Osorno que acogió a doña Lucía de Mesa, Teresa Álvarez de Toledo, era hija del
propio duque y pudo ejercer su influencia para tal matrimonio. Pero son sólo conjeturas. GARCÍA PINACHO, M. P. (ed.),
Los Álvarez de Toledo. Nobleza viva, Segovia, 1998.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 125


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

para reclamar la parte que a su hijo don Alonso, conquistador del Perú, le debía don
Francisco Pizarro182. Tuvieron por hijos a:
1. D. FRANCISCO DE MESA, que no dejó posteridad, aunque sabemos que vivía
en Toledo aún en 1571, fecha en la que aparece como administrador de los bienes
peninsulares de su hermano don Alonso183.
2. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, El Viejo, nacido en Toledo hacia 1514,
con 18 años pasó a Indias184 donde fue conquistador del Perú185. Allí recibió una
encomienda de indios186 y el cargo de alcalde ordinario de Cuzco en 1552187. Al
respecto de la conquista tuvo ciertos problemas con Francisco Pizarro por haberse
apropiado indebidamente éste del botín que le correspondía a don Alonso de
Mesa, así como de los indios de su encomienda durante sus ausencias188. Fundó el
mayorazgo de Piedrabuena, en Ciudad Real, para su hijo mayor. Vivió en el Perú de
una forma inusitada, con cierto escándalo de sus iguales por tratarse de un caballero
de los de Cajamarca189 y tener diversos hijos con indias y esclavas, viviendo todos en
su casa, y retrasando lo más posible su matrimonio. Casó190 con Dña. CATALINA
HUACO OCLLO, de la familia real Inca, sobrina nieta de Atahualpa. Don Alonso se
encontraba enfermo ya en 1586191, y murió en Cuzco en 1587, dejando una numerosa

182  El 18 de junio de ese año la Real Audiencia de Lima le dio la razón. AGI, Lima, leg. 566, L. 5, ff. 229r-229vº.
183  ARChV, 1.8.1, Registro de Ejecutorias, Caja 1.199, 7.
184  Parece que fueron no pocos los caballeros toledanos que se embarcaron en la empresa conquistadora de Perú buscando
enriquecerse con las grandes remesas de oro que habían visto en primera persona llegar desde Indias. RODRÍGUEZ, D., “Juan
Martínez Rengifo y los Jesuitas: formación de la Hacienda de Santa María de Puquio, (La Huaca) 1560-1594”, en NEGRO,
S. y MARZAL, M.M, Esclavitud, Economía y Evangelización. Las haciendas jesuitas en la América virreinal, Lima, 2005, p. 268.
185  Datos biográficos de este señor en ESQUIVEL Y NAVIA, D. de, Noticias cronológicas de la Gran ciudad de Cuzco, Ed.
Lima, 1980.
186 Ya lo era en 1540 cuando pide volver a España solicitando no se los vayan a quitar. AGI, Lima, leg. 565, L.3, f. 194.
Se poco sirvió la petición, ya que al volver a Cuzco, en 1541, se encontró con que el propio Francisco Pizarro se los había
apropiado. Gracias a ello, conocemos que tenía por encomienda el pueblo de Umate con el cacique Chomán y 300 indios y
en la provincia de Villahermosa y Arequipa un pueblo que dicen los Mitiames de Atuncanan que es en la dicha provincia que
tenían 400 indios y el pueblo de Atuncana con el cacique Achizicana e con el prencipal Chani que es en la provincia de Cuzco.
AGI, Lima, leg. 566, L. 4, f.196.
187 Vivía en casas junto a las de Garcilaso de la Vega, DE LA VEGA EL INCA, G., Comentarios Reales de los Incas, Tomo 2,
Libro Séptimo, Ed. México, 2005, p. 445. Sabemos que fue uno de los encomenderos más ricos del Perú de la época. Ibídem,
pp. 646 y 791.
188  En 1554 parecen estallar todos los conflictos al respecto, aunque colearon hasta 1571. AGI, Indiferente General, 425, L.
23, f. 63-63; Justicia, leg. 1.086; Patronato, leg. 286, R. 88; Patronato, leg. 285, R.14.
189  Se trata del momento de la captura del inca Atahualpa, también llamada Batalla de Cajamarca, que tuvo lugar el día 16 de
noviembre de 1632, en la plaza mayor de Cajamarca, liderada por Pizarro.
190  Aún no había casado en 1554, como demuestra la petición de prórroga de su matrimonio solicitada a la audiencia de Lima.
AGI, Lima, leg. 567, L.7, F.486V-487R.
191  ARChV, 1.8.1, Registro de Ejecutorias, Caja 1.566, pieza 65.

126 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

descendencia natural192, la mayoría ya fallecidos. D. Alonso fue padre, al menos193 de:


A. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, el Joven, heredero de una
gran fortuna de su padre por la conquista del Perú, fue primer señor de
Piedrabuena en Ciudad Real. Casó con Dña. MAYOR DE TOLEDO, hija
de don Antonio de Toledo, señor de la Horcajada, bisnieto del primer duque
de Alba, y Gerónima Dávila, hija del primer marqués de Las Navas, y fueron
padres de:
a. D. MARTÍN FERNÁNDEZ DE MESA, señor de Piedrabuena.
B. MICAEL DE MESA, nacido hacia 1544, hijo de una india de su padre.
Declaró en 1569 para las pruebas de su hermano de padre Vasco de Mesa.
Casó con Lucrecia de Ávalos y Vargas, vecina de Toledo, con quien tuvo al
menos a:
a. MICAELA DE MESA194.
C. JORGE DE MESA, nacido hacia 1550, hijo de otra mujer india y de don
Alonso de Mesa. Fue vecino de Toledo, y falleció en 1593.
D. VASCO DE MESA195, era hijo natural de Alonso de Mesa, cuando estaba
aún soltero, y de Francisca Bancoyllo, hija y nieta de indios.
E. LUISA DE MESA. Conocemos su existencia porque en 1583 pretende casar
bien con la legítima paterna y expone la enfermedad de su padre, vecino del
Cuzco196.
F. FLORENCIA FERNÁNDEZ DE MESA.
III. D. MARTÍN DE MESA197.
IV. Dña. MENCÍA DE MESA, esposa de D. FRANCISCO DE CÓRDOVA198, hijo de don

192  El núcleo familiar de don Alonso, compuesto por multitud de sirvientas y esclavas indias y negras con las que había
tenido una decena de hijos naturales se tuvo en la época como un caso conocido de vida en común de las razas en la clase
conquistadora por su enorme prole ilegítima. LOCKHART, J., Los de Cajamarca. Un estudio social y biográfico de los primeros
conquistadores del Perú, 2 vols, Lima, 1986, vol. 2, p. 156. No nos resistimos a citar con que Marysa Navarro nos dice de él:
“[…]los conquistadores que no tenían una o varias concubinas indias eran la excepción, aunque seguramente pocos llegaron
tan lejos como Alonso de Mesa, uno de los “hombres de Cajamarca”, que acompañaron a Francisco Pizarro en la conquista del
Tahuantinsuyu. Alonso de Mesa tenía dieciocho años y se estableció en Cuzco, donde llegó a ser un rico encomendero. Durante
bastante tiempo se resistió al matrimonio y vivió con sus seis concubinas, entre ellas una esclava negra, y seis hijos ilegítimos. Al
final, se casó con una noble india, doña Catalina Huaco Ocllo, siendo el único hombre de Cajamarca que hizo tal cosa. Murió
dejando al menos cuatro hijos más, de los que sólo legitimó a uno” NAVARRO, M. y SÁNCHEZ KORROL, V., Mujeres en
América Latina y el Caribe, Madrid, 2004, p. 86.
193  Sólo tenemos constancia fehaciente de que fuera hijo de su esposa oficial el primer citado, hómonimo. El resto se citan con
cierto desorden ya que fueron hijos previos o extramatrimoniales, pero con madres diferentes. Fue su descendiente D. Bartolomé
de Mesa Túpac Yupanqui, quien se declara provenir del conquistador Alonso de Mesa y de Túpac Yupanqui. ALAPERRINE
BAUYER, M., “Del colegio de caciques al colegio de Granada: la educación problemática de un noble descendiente de los
Incas”, Bulletin du Institute français de études andines, 2001, 30 (3), p. 509; también lo fue el cacique Bernardino de Mesa, que
testó en Cuzco en 1627, RAMOS, G., “Funerales de autoridades indígenas en el virreinato peruano”, Revista de Indias, 2005,
vol. LXV, núm. 234, p. 462.
194  Conocemos su existencia por A.R.Ch.V., 1.11.3.2, Pelitos civiles, Fernando Alonso (F),Caja 391, 1.
195  Conocemos su existencia por una petición, donde expone sus padres, de pasar a Cuzco, en 1569. AGI, Indiferente
General, leg. 2.084, expte.15.
196  A.R.Ch.V., Registro de Ejecutorias, Caja 1.566, 65.
197  Este individuo es traído por MORALES Y PADILLA, f. 382vº, y es a quien identifica como marido de doña Guiomar de
Peralta y padre de doña Francisca de Mesa que casara con don Lope de Hoces, señor del Algibejo. No obstante, como ya se hizo
constar más arriba, hemos identificado, creemos que más correctamente, a ese suegro del señor del Algibejo con el caballero
don Martín de Mesa perteneciente a la rama de los Alcaides de Espejo.
198  Ubica este matrimonio correctamente PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Glosas a la Casa de
Córdova…, tomo II, pp. 575-576.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 127


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Luis de Córdova, veinticuatro de Córdoba, de la casa de los señores de Lucena, Espejo y


Chillón199, y de Isabel Gómez de Torres, de quien tuvo sucesión.

D. FERNANDO FERNÁNDEZ DE MESA, que fue veinticuatro de Córdoba, casó con Dña.
ISABEL DE CASTILLEJO, y fueron padres de:

D. CRISTÓBAL FERNÁNDEZ DE MESA, alcaide de Monturque, jefe y pariente mayor de la


Casa de Mesa en Córdoba200. Casó con Dña. MARINA201 MÉNDEZ DE SOTOMAYOR, hija de Pedro
Fernández de Aranda y doña María Francisca de Zayas202. Nieta paterna de don Alonso Fernández de
Aranda, caballero de Alcalá la Real, alcaide de Montilla, y nieta materna de Fernando de Zayas, caballero
de Écija. Testó don Cristóbal en 1557203, por cuyo otorgamiento fundaba mayorazgo en cabeza de su hijo,
llamando seguidamente a su hija en la sucesión, con la condición de que llevaran su apellido y armas los
poseedores de dicho vínculo. Falleció el día 15 de agosto de 1566. Se enterró en la capilla de los Mesa, en
San Pablo. Fueron padres204:
I. D. FERNANDO DE MESA, que sigue.
II. Dña. ISABEL DE MESA SOTOMAYOR Y ZAYAS. Casó en Montilla en 1574205 con D.
GONZALO DE CEA Y CÓRDOVA206, veinticuatro207, hijo de Gonzalo de Cea, dueño
del heredamiento de la Carnicera y jurado de Córdoba, y de doña Juana de Córdova, su
mujer. Quedó doña Isabel pronto viuda, por lo que quedaría como tutora y curadora de
sus hijas. Murió en 1620208 en Córdoba, siendo vecina de San Miguel. Fueron así padres
de:
1. Dña. JUANA DE CÓRDOVA Y CEA, que casó hacia el año 1600 con D.
FERNANDO DE CEA Y DE LOS RÍOS, su primo hermano. Esta señora
premurió a su madre, testando en 1609209. Con sucesión en este linaje210.
2. D. CRISTÓBAL DE CEA, nacido en 1579, premurió a su madre211.
3. Dña. MARINA MÉNDEZ DE SOTOMAYOR, esposa de D. PEDRO CABRERA
DE LOR RÍOS, hijo tercero de don Pedro Gutiérrez de los Ríos y doña Leonor

199  Era hijo, a su vez, de don Gonzalo Fernández de Córdova, hermano del quinto Alcaide de los Donceles don Diego
Fernández de Córdova, y de doña Beatriz de Angulo. FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo
IX, pp. 31.
200  PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Bocetos genealógico…, p. 78.
201  MORALES Y PADILLA, f. 383, la llama Mariana, sin embargo en el testamento de don Cristóbal consta claramente
como Marina.
202  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7.
203 Testó exactamente el día 23 de agosto de 1557, ante Martín de Castro, escribano público de Montilla. Su testamento se
abrió en Monturque el día de su muerte. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 118, expte 8.
204  La descendencia de este caballero la conocemos por su testamento y la genealogía adjunta a él que se encuentra en el AHV,
Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C.1 18, expte 8.
205  Dote en la misma villa el día 3 de abril de 1574. PORRAS BENITO y PORRAS DE LA PUENTE, Bocetos…, p. 77.
206  PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, V., Bocetos…, p. 77.
207  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 25.
208 Testó el día 22 de noviembre de 1620, otorgando codicilo el día 27 del mismo, ante Rodrigo de Molina ambas escrituras.
Murió el día 3 de diciembre del mismo año, cuando se abrió dicho testamento, comunicando la muerte su yerno don Andrés
Fernández de Mesa. AHPC, leg. 10.297, Testamentos Cerrados de Rodrigo de Molina (1613-1624).
209  Ante Rodrigo de Molina, escribano público, el día 25 de agosto. PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE,
A., Bocetos…, p. 78.
210 Ver esta sucesión en la Casa de Cea en PORRAS BENITO, V., y PORRAS DE LA PUENTE, A., Bocetos…, pp. 186 y
siguientes.
211  Ibídem, p. 78.

128 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Méndez de Sotomayor, quintos señores de las Escalonias212, caballero que testó y


murió en 1620213. Por este matrimonio vino a parar a los Fernández de Mesa el
mayorazgo fundado en 1557 por don Cristóbal de Mesa, alcaide de Monturque,
a los Marqueses de Villaseca214. Testó doña Marina, por última vez215, en 1645,
estando ya viuda. De este matrimonio nacieron tres hijos:
A. D. PEDRO DE LOS RÍOS Y CABRERA, primogénito, que murió entre
1611 y 1620.
B. Dña. LEONOR CABRERA DE LOS RÍOS, primero llamada LEONOR
DE SOTOMAYOR, única hija y a la postre heredera universal de sus
padres, casó con D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, como se verá
más adelante.
C. D. GONZALO CABRERA DE LOS RÍOS, nació póstumo, en 1612,
pero había ya fallecido cuando testa su madre en 1645.
4. Dña. FRANCISCA DE CEA Y SOTOMAYOR, que fue segunda esposa, como
se verá, de D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA, dueño del Chanciller y de
Benazurera.

D. FERNANDO DE MESA, alcaide de Monturque, que casó con Dña. MARÍA de GÓNGORA
VALENZUELA, hija de Juan Rodríguez de Valenzuela, el de Alcalá, y de doña Leonor de Góngora.
Fueron padres de varios hijos, que ninguno tuvo posteridad, por lo cual el mayorazgo fundado por don
Cristóbal de Mesa pasó a la descendencia de su hermana doña Isabel. Fueron hijos:
1. D. FRANCISCO DE MESA, que murió mozo216.
2. D. CRISTÓBAL DE MESA.
3. Dña. LEONOR DE GÓNGORA, sin sucesión.
4. MARINA MÉNDEZ, sin sucesión.

2.3. La Casa de los Señores del Cortijo Rubio (Villarrubia)

D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, hijo segundo de don Alfonso Fernández de Mesa y


doña Beatriz González, fue veinticuatro de Córdoba y Alcaide de sus Reales Alcázares por merced de Juan
II en 1449217, continuando con esta dignidad bajo los reinados de Enrique IV y de los Reyes Católicos.
Compró, y como tal fue primer dueño en su linaje de los heredamientos de Cortijo Rubio218 (cuando
se compre su jurisdicción pasará a denominarse Villarrubia, hasta hoy) y la Reguera. Casó con doña
MAYOR SUÁREZ DE FIGUEROA, hija de don Ruy Fernández de Córdova, primer dueño del vínculo

212  RAMOS, p. 267.


213  Otorgó testamento el dí a 18 de septiembre de 1611, se abrió el día 20 del mismo mes, tras su muerte, ante Rodrigo de
Molina. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 123, expte 31.
214  AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 118, expte 8.
215 El día 24 de abril de 1645, ante Juan de Paniagua. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 126, expte 20.
PORRAS, Op. cit., p. 78, dice que testó ante Rodrigo de Molina el día 28 de diciembre de 1620, sin hacer alusión a esta
escritura de 1645. No creemos que se trate de un error. Sencillamente, por la fecha y teniendo en cuenta que en esta más
temprana fecha nombra dos hijos, y en 1645 sólo a Leonor, se infiere que el autor de los Bocetos genealógicos cordobeses no
recoge el definitivo testamento de la otorgante si no otro que debía de haber otorgado por cualquier razón muchos años antes.
216  Lo trae MORALES Y PADILLA, f. 383, sin citar más hermanos, y sin embargo en la documentación testamentaria
de su abuelo don Cristóbal de Mesa no consta este nieto y sí se reflejan como herederos otros tres, que se harán constar a
continuación.
217  En Toro, el 25 de noviembre de 1449. Lo trae así RUANO, F. Op. Cit., p. 424, y FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT,
F., Historia Genealógica…, tomo VI, p. 440.
218 MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 129


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

de Fuencubierta, alcaide de Antequera y veinticuatro de Córdoba219, y su mujer doña Teresa Suárez de


Figueroa, progenitores de la Casa de Villaseca. Doña Mayor ya era viuda de don Alfonso en 1487220.
I. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que murió sin contraer matrimonio221.
II. D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE FIGUEROA Y MESA, que sigue
III. Dña. LEONOR FERNÁNDEZ DE MESA, que casó con D. LOPE DE HOCES, jurado
de la collación de Omnium Sanctorum al menos desde 1463 y hasta que renunció su oficio
en su hijo don Pedro de Hoces en 1497222. Hijo de don Pedro González de Hoces, fundador
del mayorazgo de la Albaida y primer señor en su linaje de estas tierras, y de su esposa doña
María García Carrillo. Don Lope de Hoces murió en Córdoba en 1515, habiendo fundado el
mayorazgo del Algibejo, tierras que había heredado de sus hermanos don Gonzalo de Hoces y
don Pedro González de Hoces, chantre de la Catedral223. Este señor también había acumulado
importantes bienes rústicos junto al arroyo de Guadalcázar, junto al arroyo de don Tello, en el
camino de Sevilla y en término de Córdoba224. En su descendencia vino a caer el señorío de la
Albaida a finales del siglo XVI, cuyos poseedores se convirtieron en condes de Hornachuelos225.

D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE FIGUEROA Y MESA226, criado de los Reyes Católicos. Casó


con Dña. ELVIRA SOLIER VENEGAS227, quien trajo por dote a don Rodrigo 500.000 maravedís.
Fundó este señor el mayorazgo del Cortijo Rubio por vía de su testamento, con el tercio y el remanente
del quinto, en 1495228, en cabeza de su hijo don Alfonso. Fueron padres de229:

219  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, Op. cit., p. 438


220  Con fecha de 3 de septiembre de 1487 doña Mayor de Figueroa, viuda del veinticuatro Alfonso de Mesa, cambia una tienda
barbería en San Nicolás de la Villa por otras de los beneficiados de la Magdalena, contiguas al Hospital del Santo Crucifijo, ante
Martín Ruiz de Aguanevada, notario de la Audiencia Episcopal. AHV, Fondo Viana, Pergaminos, L. 66, expte 2.
221  MORALES Y PADILLA, f. 381; Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7.
MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213 omite este hijo diciendo que el primogénito fue don Rodrigo, quien luego vino a heredar.
En cualquier caso, de existir este don Alfonso, deducimos que premurió a sus padres.
222  OSTOS SALCEDO, P., Notariado…, p. 32; CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, p. 142.
223  OSTOS SALCEDO, P., Ibídem.
224  CABRERA SÁNCHEZ, Ibídem.
225  MÁRQUEZ DE CASTRO, pp. 117-126.
226  Que usó y consolidó el Figueroa como primer apellido de su Casa, aunque manteniendo la varonía y el empleo conjunto
con Mesa. La información sobre la inmediata sucesión de este matrimonio tomada de MORALES Y PADILLA, f. 381,
FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Ibídem, RAMOS, p. 114 y siguientes; y de su testamento, en AHV, Fondo Viana,
Testamentos y Mayorazgos, C. 115, expte 1.
227  Así la llama RAMOS, p. 114; MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213, la llama Inés Venegas Solier, y la hace hija de don
Pedro Venegas, quinto señor de Luque, y de su esposa doña Inés de Solier; MORALES Y PADILLA, f.381 la llama igual que
RAMOS; y RUANO, p. 467, la bautiza como Inés Venegas de Córdoba, pero a su vez Morales y Ruano coinciden entre sí en
sus progenitores, pues aseveran que es hija de Egas Venegas, sexto señor de Luque, y doña Isabel de Córdova Montemayor. En
Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7 se la llama Inés Venegas de Solier, hija de
Egas Venegas, señor de Luque y de doña Isabel de Montemayor. Por franja temporal, es más lógico pensar que fuera hija de los
quintos señores, como apoya Márquez de Castro. No obstante, para ninguna de las dos opciones hemos encontrado filiación
cierta de esta señora rastreando toda la casa señorial de Luque, SERRANO LÓPEZ, L. M. (ed.), Memorial de los Condes de
Luque de don Luis de Salazar y Castro, Córdoba, 2008, pp. 32-33, 111-114 y 176-178.
228  Exactamente el día 20 de marzo de 1495, ante Fernando Ruiz de Orbaneja, escribano público de Córdoba. El cortijo que
da nombre al mayorazgo alinda con el de Aguilarejo, La Barquera, La Gorgojuela, Encinarejo y el Río Guadalquivir, y llama
primero a sus hijos varones, y a falta de varón a la mujer como es común, pero imponiendo el uso del apellido Mesa. AHV,
Fondo Viana, Testamentos y mayorazgos, C. 115, expte. 1. Cita también la fundación MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213; y
las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte 7, f. 8
229  La documentación encontrada al respecto de su descendencia no es completa y en ocasiones contradictoria, por lo que
hemos intentado aunarla de la forma más pulcra. Traemos sus hijos por el orden en que se citan en el testamento, aunque
MORALES Y PADILLA, Ibídem, los relata de forma diferente.

130 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

I. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.


II. Dña. MAYOR DE FIGUEROA Y MESA, que casó con D. FRANCISCO DE VARGAS,
señor de la Higuera, en Extremadura, por quien vino esta Casa en aquellas tierras.
III. Dña. TERESA VENEGAS DE MESA230, dama de la reina doña Isabel la Católica, casó en
1504231, con D. ALONSO FERNÁNDEZ DE ARGOTE, octavo señor de Cabriñana del
Monte veinticuatro de Córdoba, siendo su primera mujer. D. Alonso testó en Córdoba en
1522232. Tuvieron a:
1. D. FERNANDO DE ARGOTE, fallecido sin sucesión233.
2. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE ARGOTE, sexto señor de Cabriñana, veinticuatro
de Córdoba, quien testó en 1579234, casado con Dña. INÉS DE LOS RÍOS, hija de don
Martín Gutiérrez de los Ríos, dueño de Torreblanca, y de doña María de Hinestrosa,
progenitores de la casa condal de Gabia. En la descendencia de don Alonso Fernández
de Argote se hallarán los derechos para suceder en el mayorazgo de Cortijo Rubio, y en
cuya sucesión efectivamente acabará por recaer, ya en el siglo XVII, este señorío, con
su denominación de Villarrubia, en los primeros marqueses de Cabriñana y los condes
de Bobadilla235; igualmente, vendrán de este matrimonio, entre otras casas, como los
condes de la Jarosa236. Finalmente, serán los marqueses de la Vega de Armijo quienes,
en el setecientos, ostentarán la posesión de este mayorazgo de Villarrubia.
IV. Dña. BEATRIZ VENEGAS237, que fue monja en el convento de las Dueñas, hoy desaparecido.
V. Dña. INÉS DE SOLIER Y MESA, que pasó a Inglaterra como dama de la reina doña Catalina
de Aragón, esposa de Enrique VIII, y casó con un caballero inglés238.

D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE FIGUEROA Y MESA, dueño del mayorazgo de Cortijo


Rubio, fundado por su padre en él. Casó con Dña. ISABEL239 DE LA CERDA, hija de Hernán Mesía
de la Cerda y de doña Inés de Angulo, señores de la Vega de Armijo. Testó don Alfonso en 1542240, y su
mujer doña Isabel en 1592241. Tuvieron por hijos242 a:
I. Dña. INÉS DE LA CERDA Y MESA, que no casó.
II. D. RODRIGO DE FIGUEROA Y MESA, que sigue.
III. D. HERNÁN MESÍA DE LA CERDA, que murió niño.
IV. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA Y FIGUEROA, colegial mayor del colegio de Santa

230  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213, la coloca ordinalmente antes que su hermana doña Mayor.
231  La dote otorgada el día 8 de junio de 1504 ante Pedro Fernández de Estrada, escribano de Córdoba, MÁRQUEZ DE
CASTRO, p. 213.
232  Con fecha de 21 de mayo de 1522, Ibídem, p. 102,
233  Ibídem, p. 214.
234  Ante Gonzalo de Ciézar, escribano público de Córdoba, el día 21 de abril. MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 215.
235  Para ver una extensa sucesión del mayorazgo y señorío del Cortijo de Villarrubia existe una información genealógica muy
amplia al respecto en el AHV, fondo Torres-Cabrera, Propiedades, L. 368, expte 10. Más información acerca del señorío de
Villarrubia hasta los condes de Bobadilla en MÁRQUEZ DE CASTRO, pp. 215-216.
236  RUANO, p. 424, relata todas las Casas que hasta la fecha llevaban la sangre de este matrimonio.
237  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213, la omite como hija, quizá por no haber tenido posteridad.
238  MORALES Y PADILLA, f. 381. Sin embargo, su padre en su testamento no la cita, según como consta en AHV,
Fondo Viana, Testamentos y mayorazgos, C. 115, expte 1. Tampoco la trae como hija al relatar esta familia MÁRQUEZ DE
CASTRO, p. 213. En Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7 aparece una hija
en último lugar, sin mención de su nombre, que casó con un caballero titulado de Alemania.
239  También llamada Inés. Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte 7, f. 8
240  Ante Alonso de Toledo, escribano público de Córdoba, el día 18 de noviembre de 1542.
241  Ante Alonso Rodríguez de la Cruz, escribano público de Córdoba, el día 28 de diciembre de 1592. AHPC, leg. 12.414.
242  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 213, sólo cita a don Rodrigo y don Alfonso.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 131


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Cruz de Valladolid, donde murió, habiendo testado in scriptis en 1559243.


V. D. JUAN DE LA CERDA, valeroso capitán que murió en el cerco de Malta.
VI. D. PEDRO VENEGAS DE MESA, que no tuvo sucesión.

D. RODRIGO DE FIGUEROA Y MESA, dueño del mayorazgo de Cortijo Rubio, del Consejo
de Hacienda y Junta de Armadas de SM, mayordomo de la reina doña Mariana de Austria, que casó con
su lejana pariente Dña. ANA MARÍA ALFONSO DE SOUSA, hija de don Antonio Alfonso de Sousa,
alcaide del Castillo de La Rambla244, señor de la Casa y mayorazgo de Rabanales y Atalaya, veinticuatro
de Córdoba245, y doña María Suárez de Figueroa246, “caballeros principales de Córdoba”247, de quienes
vendrán más tarde los marqueses de Guadalcázar248. Testó don Rodrigo en 1595249. Tuvieron por hijos a:
I. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE FIGUEROA Y MESA, que sigue.
II. Dña. ISABEL DE LA CERDA, que murió niña.
III. Dña. MARINA o MARIANA DE FIGUEROA, que casó en 1584250 con D. BALTASAR
DÍAZ DE CABRERA, undécimo señor de la Casa, castillo y heredamiento de Torres
Cabrera, veinticuatro de Córdoba, caballero de Santiago, viudo de doña Catalina de
Corral. Testaría este señor en marzo de 1603 falleciendo el día 30251. Fueron hijos de este
matrimonio252:
1. D. BALTASAR DÍAZ DE CABRERA, paje del rey Felipe III, caballero de
Calatrava253, en quien su padre fundó los mayorazgos del Garabato Alto y del
Mármol. Estaba concertado en casar con su prima hermana doña Mariana de
Figueroa cuando, sin haber llegado aún la dispensa, murió mozo. Le sucedió en
sus vínculos y en su compromiso matrimonial su hermano don Rodrigo.
2. D. RODRIGO DE CABRERA, fue segundo dueño de los mayorazgos de El
Garabato y El Mármol, que casará en 1608 con su prima hermana doña Mariana
de Figueroa, como se verá más adelante.
3. Dña. MARÍA DE FIGUEROA, monja en el convento de Santa Clara de Córdoba.
IV. Dña. MARÍA DE LA CERDA, que casó con D. LUIS BAÑUELOS DE LAS INFANTAS.
Vivía esta señora aún en 1594 cuando da poder para pleitos junto con su hermana Marina
de Figueroa y su hermano don Alonso254.
V. Dña. JUANA, monja en el monasterio de Santa Clara.
VI. Dña. ANTONIA, monja en el monasterio de Santa Clara.

243  El día 12 de junio de 1559 ante Juan Valdés, escribano público de Valladolid. Ibídem, p. 214.
244  RAMOS, p. 172.
245  GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España, vol. 3, h. 1720, Mss 11.776, BNE, f. 6
246  Ibídem y RAMOS, p. 172. También aparece esta ascendencia en el expediente para la orden de Santiago de su nieto don
Alonso Fernández de Figueroa y Mesa, en 1592. AHN, Órdenes Militares, Santiago, expte. 2.941.
247  MORALES Y PADILLA, f. 381. El sobrino carnal de esta doña María de Sousa, que fue don Antonio Alfonso de Sousa
–hijo de don Diego Alfonso de Sousa y de doña Ana de Guzmán–fue el fundador del mayorazgo de Aldea del Río. MÁRQUEZ
DE CASTRO, p. 214.
248  RAMOS, pp. 172-173.
249  Ante Fernando Ruiz de Orbaneja, escribano público de Córdoba, el día 20 de marzo de 1595.
250  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214. Dice que los capítulos matrimoniales se otorgaron el día 18 de agosto de 1584. Por
el testamento de don Baltasar consta que la dote se otorgó ante Rodrigo de Molina el día 23 de enero de 1583. AHPC, leg.
10.296, Testamentos Cerrados de Rodrigo de Molina, 1600-1612. Alega que le entregó por dote 1.500 ducados y varios bienes
rústicos y urbanos que le rentaban varias decenas de miles de maravedíes anuales.
251  Cerrado, ante Rodrigo de Molina, en 1603. AHPC, leg. 10.296, Testamentos cerrados de Rodrigo de Molina, 1600-1612.
252  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, pp. 170-173.
253 Pruebas en 1603. AHN, Órdenes Militares, expedientillos, expte. 9.533
254  Dado en Córdoba. AHN, Sección Nobleza, 51.3.1, Guadalcázar, C.8, D. 17.

132 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE FIGUEROA Y MESA, nació hacia 1550255. Fue dueño del
mayorazgo y heredamiento de Cortijo Rubio y caballero del hábito de Santiago256. En 1579 se concordia
con su pariente lejano, don Alonso de Mesa, dueño del Chanciller, para repartir la colocación de los
escudos de armas de los Mesa y los Figueroa en la capilla cuyo disfrute espiritual y de enterramiento
compartían ambas ramas de los Mesa en el convento de San Pablo257. Casó en 1575258 con Dña. ANTONIA
DE MOSCOSO Y CONTRERAS, hermana de don Pedro Moya de Contreras Moscoso259, canónigo y
maestrescuela de la Santa Iglesia de Canarias, Inquisidor de Murcia, fundador y primer inquisidor del
Santo Oficio de la Inquisición en México, Arzobispo de México, Gobernador y Virrey de México y
después Presidente del Consejo Real de Indias, hijos ambos de Pedro de Moscoso Contreras y de doña
Catalina de Moya. Fue su hija única:

Dña. MARIANA DE FIGUEROA Y MESA, que heredó el mayorazgo de Cortijo Rubio. Estando
concertada de casar con su primo hermano don Baltasar Díaz de Cabrera, caballero de Calatrava, murió
este caballero, en 1607260. Entonces, casó con el hermano menor de éste, por tanto también primo de la
contrayente, D. RODRIGO DE CABRERA Y MESA, en 1608261, beneficiario del mayorazgo que fundó
su padre para él262 y dueño también que acabaría siendo del mayorazgo del Garabato263 tras la muerte de
su hermano mayor don Baltasar Díaz de Cabrera, como segundo llamado a su sucesión. Era el último hijo
varón de don Baltasar Díaz de Cabrera, señor de Torres Cabrera y su segunda mujer, doña Mariana de
Figueroa. Fueron estos señores, doña Mariana de Figueroa y su esposo y primo don Rodrigo de Cabrera,
los que recibieron merced, por compra, del rey Felipe III, por compra, de la jurisdicción del Cortijo Rubio,
a partir de entonces denominada “Villarrubia”, en 1613264. Al año siguiente, en 1614, incorporaron al
mayorazgo los cortijos de El Garabato y el Mármol265. D. Rodrigo, vecino de la collación de San Andrés,
testó en Córdoba en el verano de 1615266, muriendo a los pocos días de las heridas recibidas en pendencia
con don Gómez de Figueroa, señor de Villaseca, y don Luis de Figueroa, hermano de éste. Fueron padres de:
I. D. SEBASTIÁN ALONSO DE CABRERA, que será señor y primer Vizconde de Torres-
Cabrera en 1631, dueño de los mayorazgos del Garabato y del Mármol, caballero de Santiago

255  En las pruebas para caballero de Santiago los diferentes testigos le asignan edades comprendidas entre los 40 y los 45 años,
en 1592. AHN, Órdenes Militares, Santiago, expte. 2.941.
256  Así lo traen RUANO, p. 467 FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, Tomo VI, p. 451, y
MORALES Y PADILLA, f. 381vº. Y en efecto, lo fue en 1592, AHN, Órdenes Militares, Santiago, expte. 2.941.
257  El día 6 de febrero de 1579, ante Rodrigo de Molina. AHV, Fondo Viana, Obras Pías, L. 64, expte 16. Por este testimonio
notarial se demuestra que la identificación de este enterramiento y capilla a fines del XVI abarcaba a una parentela muy amplia
de la Casa de los Mesa, al menos a las ramas de Villarrubia y del Chanciller.
258  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214. Carta de dote ante Rodrigo de Molina, escribano público de Córdoba, el día 24 de
julio de 1575, AHPC, leg. 10.328, f. 1.145.
259  “Uno de los más insignes varones y virtuosos Prelados de su tiempo” FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia
genealógica…, tomo IX, p. 173, en una nota al pie.
260  Aseveración hecha en MORALES Y PADILLA, f. 381 vº y FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia
genealógica…, tomo IX, p. 171.
261  Capítulos matrimoniales ante Rodrigo de Molina, ese mismo año, recibiendo dispensa en 1610 por ser primos hermanos,
MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214.
262  Por manda testamentaria, don Baltasar Díaz de Cabrera, su padre, establece que todos los bienes muebles, plata y deudas
que dejare dichos se vendan, y con su valor se adquieran tierras que formen este vínculo para su hijo don Rodrigo. Sería,
seguramente, el mayorazgo de El Mármol.
263  Por su testamento, en 1603. AHPC, leg. 10.296, Testamentos cerrados de Rodrigo de Molina, 1600-1612.
264  SORIA MESA, E., El cambio inmóvil, p. 181; MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214, afirma que el Real Privilegio lo
concedió el rey don Felipe con fecha de 17 de noviembre de 1613.
265  AHV, Fondo Viana, Testamentos y mayorazgos, C. 115, expte 1
266  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214. Testó cerrado el día 1 de agosto de 1615. AHPC, leg. 10297, Testamentos cerrados
de Rodrigo de Molina (1613-1624)

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 133


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

y veinticuatro de Córdoba. Murió en 1635 sin haber casado267.


II. D. BALTASAR DE CABRERA, que murió mozo 268, aunque después que su padre (1615)269.
III. Dña. MARIANA DE FIGUEROA, que casó en 1624270 con D. GÓMEZ SUÁREZ DE
FIGUEROA271, señor de Fuencubierta y Villaseca, veinticuatro de Córdoba, hijo de don Luis
Gómez de Figueroa y Córdova, segundo señor jurisdiccional de Villaseca, y de doña María de
Guzmán y Argote272. La pronta muerte de doña Mariana hizo que de este matrimonio naciera
sólo una hija, y que el dos veces viudo señor de Villaseca contrajera nuevo matrimonio en
1628273. Fue su única hija:
a. Dña. JUANA FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA CABRERA Y FIGUEROA274, señora
de Villarubia, por su madre, y segunda vizcondesa de Torres Cabrera en 1635 por
herencia de su tío275 tras morir sin sucesión. Se concertó en casar dos veces, la primera
en 1634 con don Pedro Venegas, primogénito del primer conde de Luque, por cuya
muerte no se pudo realizar la unión276; y la segunda con don Diego de Cabrera y
Sotomayor, señor de Montalbo y Sanchuelo, caballero de Alcántara277, veinticuatro de
Córdoba278, cuyo compromiso final no se pudo realizar por morir la novia sin edad
suficiente. Por ello, la segunda vizcondesa de Torres Cabrera y señora de Villarrubia
no tuvo descendencia. A la muerte de estos dos prometidos se dividieron los estados
que estaban previsto unirse de Villarrubia, Torres Cabrera y Montalvo, buscando cada
uno su parentela más cercana279. Éste último siguió en la Casa de Cabrera por el
segundo matrimonio de su viudo, don Diego. Torres Cabrera, por su parte, pasó a
la Casa de Córdova, en una rama segunda de los señores de Zuheros, en cabeza de
don Juan Fernández de Córdova, que sería tercer vizconde y en 1658 primer conde
de Torres Cabrera280. Por su parte, el señorío de Villarrubia, aunque sobre él tuvo
pretensiones por considerar más válida la varonía don Alonso Fernández de Mesa281,
señor del Chanciller –del mismo tronco que los señores de Villarrubia, aunque lejano–,
finalmente pasó al pariente más cercano, aunque no del mismo linaje, don Diego
Fernández de Argote, señor de Cabriñaña y caballero de Santiago, como descendiente

267 Todos estos datos en FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, p. 173.
268  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, Ibídem; RAMOS, p. 255.
269 Ya que lo nombra en su testamento. AHPC, Testamentos Cerrados de Rodrigo de Molina, leg. 10.297.
270  Capítulos ese mismo año otorgados ante Rodrigo de Molina, MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214.
271  Protagonista de una historia de lo más chusca pero, según su narrador, habitual en aquellos tiempos y latitudes. Había
sido este caballero, en efecto, el autor de la muerte del padre de su ahora mujer, que tras el desafío y fallecimiento con don
Rodrigo Cabrera y Figueroa, en 1615, fue condenado en 1617 a pagar 8.000 ducados de multa y desterrado varios años a
Orán y otros lugares, aunque se avino a concordia con la viuda y se concertó el matrimonio con su hija, ya que por entonces
don Gómez había quedado también viudo de su primera matrimonio con doña Gregoria Portocarrero. FERNÁNDEZ DE
BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo VI, p. 451.
272  Ibídem, pp. 445-450.
273  Ibídem, p. 452.
274  A pesar de esta larga nómina de apellidos que lo omite, la varonía de su abuela y su principal vínculo, Villarrubia,
provenían del linaje de Mesa.
275  Como única sobrina viva que era del primer vizconde. FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…,
tomo IX, p. 173.
276  SERRANO LÓPEZ, L.M., Memorial de los Condes de Luque de D. Luis de Salazar y Castro, Córdoba, 2008, p. 157.
277  Desde 1640, AHN, Órdenes Militares, Alcántara, expte. 241.
278  Desde 1637. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte 181.
279  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Ibídem.
280  Ibídem, p. 171
281  Como se comprueba en el memorial otorgado por él, en 20 de octubre de 1645. AHPC, leg. 11.766, f.1340

134 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

que era de doña Teresa Venegas de Mesa –hija segunda de don Rodrigo Fernández
de Figueroa y Mesa, fundador del mayorazgo del Cortijo Rubio– y de don Alonso
Fernández de Argote, señor de Cabriñana282.
IV. D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE CABRERA, murió mozo, antes que su padre (1615).
V. D. ANTONIO DE MOSCOSO Y CABRERA, murió también mozo, antes que su padre
(1615).
VI. Dña. ANTONIA DE CABRERA, que fue monja en Santa Clara la Real de Córdoba283.
VII. D. ALONSO DE FIGUEROA MESA Y CABRERA, caballero de Calatrava, veinticuatro de
Córdoba, que murió sin casar284.
VIII. Póstumo, nacido en 1615 que declara su padre al testar.

2.4. La Casa de los Señores del Chanciller, luego Marqueses de Villaseca

D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA285, hijo cuarto del Chanciller don Alfonso Fernández
de Mesa y doña Beatriz González de Quirós, fue veinticuatro de Córdoba, al menos entre los años 1480
y su muerte, acaecida en 1496, y servidor en las tropas castellanas al servicio de Enrique IV y de los Reyes
Católicos. Recibió del reparto de los bienes de sus padres, según las particiones hechas en 1464286, entre
otros, los heredamientos del Chanciller, doña Urraca y el Redondo287, salvo algunas partes que hubo
de comprar a sus hermanos para completar las lindes de estas tierras, así como otras viñas, arboledas y
bienes urbanos. Sabemos también que poseyó también el cortijo del Cañaveralejo288, o el de la Higuera289.
Entendemos que recibió las tierras del Chanciller por un reparto entre hermanos pero, aunque andando
el tiempo la rama a la que dio origen sería la más trascendente, en origen este heredamiento no debía de
ser el más señero de su Casa, ya que sus dos hermanos mayores llegaron a adultos, tuvieron descendencia
abundante y, sin embargo, este cortijo fue adjudicado al hijo cuarto, que fue don Rodrigo. En 1477290
recibió facultad de los Reyes Católicos para fundar mayorazgo en cualquiera de sus hijos con cualquiera
de sus bienes, y en efecto así estableció vínculo por su testamento, otorgado en Córdoba el 5 de octubre
de 1496291 , en cabeza de su hijo Rodrigo Fernández de Mesa292. Para entonces también había recibido

282  Estos itinerarios en FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo VI, pp. 453-454, y tomo IX,
pp. 171-173.; y MÁRQUEZ DE CASTRO, pp. 214-216.
283  FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica… tomo IX, p. 173.
284  Sólo trae a colación este hijo MORALES Y PADILLA, f. 381 vº, citándolo como primogénito. Puede que se trate de un
error, una confusión o del póstumo que se citará en último lugar, que trae MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 214. En cualquier
caso, existe un don Alonso de Cabrera y Figueroa, hijo y nieto de exacta filiación, que prueba su limpieza para ser veinticuatro
de Córdoba en 1631, por lo que es obvio que existió este caballero. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza,
expte 168. Por lógica familiar, debió de morir antes que su hermano mayor, don Sebastián Alonso.
285  RUANO, p. 424, lo hace hijo cuarto, mientras que MORALES Y PADILLA, f.381, lo hace segundo.
286  Exactamente el 11 de febrero de 1464, ante Pedro Fernández de Maqueda y Fernando Gómez de Córdoba, escribanos de
Córdoba, entre él y sus hermanos don Diego y doña Catalina, como ya se ha citado, de los bienes del Chanciller, doña Urraca
y Fuente del Arco. AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4, expte 7; Pergaminos, C. 100, expte 3.
287  Poco después vendería estas tierras a Garci Fernández de Córdova, señor de Guadalcázar, alcalde mayor de Córdoba y
Alcaide de sus Reales Alcázares, por 450 doblas castellanas. RUANO, F., Ibídem. FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F.,
Historia genealógica…, tomo IX, pp. 381-441; CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, pp. 61 y 66.
288  Que, por ejemplo, arrendaba en 1475. CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, p. 163.
289  Sabemos que lo poseyó por darlo en arrendamiento, entre otras fechas, en 1490 o 1496, Ibídem, p. 166, p. 169.
290  Exactamente el 3 de octubre de 1477, dado en Sevilla, según RUANO, p. 425 y MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193. En
AHV, Fondo Viana, testamentos y mayorazgos, C. 115, expte 5, se refleja que la licencia fue dada en 1467, en Sevilla.
291  Ante Pedro Ortiz y Pedro Fernández el Rico, escribanos de Córdoba. RUANO, Ibídem. AHV, Fondo Viana, Testamentos
y mayorazgos, C. 91, expte. 6.
292  Aunque no expresamente agnaticio, siglos más tarde se interpretarán las llamadas de sucesión de este mayorazgo como de
agnación rigurosa. AHV, Fondo Viana, Pleitos, leg. 4, expte 7.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 135


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

privilegio de cerramiento del propio Chanciller, concedido por Juan II, refrendado más tarde por la reina
Isabel “estando en Córdoba” por Real Cédula de 14 de junio de 1484293. Por esta escritura quedaban
configuradas como las principales solariegas sus casas en la collación de San Andrés – que había recibido
como dote de su primera mujer, situadas junto al hospital que fundó su suegro don Luis González de Luna
y con la calleja que sale al Realejo294–, y el cortijo del Chanciller como el bien raíz central: los dos elementos
emblemáticos identificativos propios de toda casa nobiliaria, a los que se sumaba el enterramiento en su
capilla propia en San PAblo. En 1483 se concertó con el convento de San Pablo para la reedificación de
la capilla de San Jacinto que les habían cedido a sus padres295. Casó don Rodrigo en dos ocasiones, la
primera, hacia 1470, con Dña. TERESA DE LUNA, que le traería por dote, como hemos dicho, entre
otros bienes, las casas de San Andrés que se convertirían en las principales del mayorazgo años después;
hija de don Luis González de Luna, veinticuatro de Córdoba, secretario de Cámara del rey Juan II y su
embajador en el Reino de Granada, vecino de la collación de San Andrés296, y de su esposa doña María
de Saavedra297. En 1477, tras la reciente muerte de don Luis González de Luna, don Rodrigo de Mesa le
otorgó reconocimiento de acrecentamiento de dote a su mujer doña Teresa con los bienes que acababa de
heredar de su padre y que añadía a su aportación matrimonial298.
Fallecida esta señora sin haber dado a luz más que a un hijo –en 1490 ya figura su esposo como
viudo y aún sin haber contraído nuevas nupcias– don Rodrigo casó una segunda vez, ya bastante entrado
en años299, con Dña. ELVIRA DE LA CERDA, hija300 legítima de Gonzalo Ruiz de Cabrera, jurado por
la collación de San Miguel301, señor de los Cansinos, y de su mujer doña Leonor de Angulo, siendo así
bisnieta materna de los señores de la Vega de Armijo, por donde tomaba su apellido. Doña Elvira testó
y murió en Córdoba en 1494302, siendo muy joven, pues aún vivía su madre y dejando tres hijos de muy
corta edad. Fue sepultada en la capilla de San Jacinto de San Pablo, donde tenía enterramiento la familia
de su esposo. Don Rodrigo Fernández de Mesa, viudo de sus dos matrimonios y enfermo, muere entre los
días 6 y 11 de octubre de 1496, después de haber testado el día 5. Fue enterrado en el panteón familiar que
fundara su padre en la capilla familiar del monasterio de San Pablo. Quedaban así a los tres hijos menores
de este matrimonio huérfanos por completo, razón por la que se encargó de su tutoría su abuela materna,
doña Leonor de Angulo, viuda del jurado Gonzalo de Cabrera303.

293  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193.


294  RUANO, p. 426.
295  Ante Juan Ruiz Chillón, con fecha de 11 de febrero de 1483. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 29, expte. 58-31.
296  Aún siguen en pie las casas principales de este linaje de los Luna en Córdoba, en la plaza de San Andrés.
297  Este dato en MORALES Y PADILLA, f. 381vº.
298  Ante Juan Ruiz Chillón y Gómez González, el día 19 de junio de 1477. AHV, Fondo Viana, Pergaminos, C. 86, expte. 13.
T. Márquez de Castro, creemos, yerra atribuyendo esta carta de dote a su segunda esposa doña Elvira de la Cerda, MÁRQUEZ
DE CASTRO, p. 193
299  Debía de rozar la cincuentena cuando casó con doña Elvira, su segunda esposa.
300  MORALES Y PADILLA, f. 382, la hace hija de Luis Mesía de la Cerda, señor de la Vega y de doña Leonor de la Cerda,
y nieta paterna de don Fernando de la cerda Mesía, comendador de Segura, electo Maestre de Santiago, y nieta materna
de Alonso Fernández de la Cerda y de doña Mayor Alfonso de Sousa, y bisnieta de Alonso Fernández de la Cerda, hijo de
don Fernando de la Cerda, segundo hijo del infante don Fernando de la Cerda. Aquí hemos reflejado la consensuada en
MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193, y RUANO, p. 426.
301  Lo trae CABRERA SÁNCHEZ, M., Nobleza, oligarquía…, pp. 133 y 145, como uno de los jurados de número antiguo
en 1480, quien ostentó su juradería entre 1468 y su muerte.
302  Exactamente el día 10 de marzo de 1494 ante Lope Ruiz de Orbaneja y Pedro Fernández de Herrera, escribanos públicos
de Córdoba, mandándose enterrar en la capilla de los Mesa en San Pablo, por su marido. Declara como sus herederos a sus
tres hijos varones, don Ruy, don Gonzalo y don Alfonso. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 114, expte 39.
MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193, reflejo la misma fecha pero para el año 1496, mismo año del testamento de su marido.
303  Así consta en la carta de posesión de los bienes paternos que tutela doña Leonor, temiendo que alguien pueda usurpar los
bienes de sus nietos, aún párvulos, con fecha de 11 de octubre de 1496. Se declara que don Rodrigo dejaba las casas principales
en San Andrés con otros dos pares de casas contiguas, el cortijo del Chanciller con 2.000 cabezas de ganado lanar y cabrío, 96

136 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Fueron los hijos de don Rodrigo de Mesa:


I. (Del primer matrimonio). D. ALONSO DE MESA. Entró como religioso dominico en
el convento de San Pablo304, bajo el nombre de Fray Pedro, en 1490305. Murió joven al
poco tiempo de quedar huérfano de madre, y le sucedió en su legítima herencia materna
su padre, don Rodrigo, ya casado de segundas.
II. (Del segundo). D. RUY O RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA. Era el inmediato
sucesor del mayorazgo que fundó su padre en 1496. Sin embargo debió de morir poco
después que su progenitor y sin descendencia.
III. D. GONZALO FERNÁNDEZ DE MESA. Murió igualmente sin sucesión, desconocemos
si antes que su hermano Rodrigo.
IV. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que será finalmente en quien continúe la
Casa.
V. Dña. ELVIRA DE LA CERDA306, llamada como su madre.

D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA. Quedó muy niño huérfano de madre (1494) y de


padre (1496), y por la joven muerte de sus hermanos fue el definitivo sucesor en el mayorazgo y bienes de
sus padres. Casó hacia 1516307 con Dña. CATALINA DE ANGULO Y VELASCO, que era la segunda
hija de don Alfonso Fernández de Velasco, famoso Teniente de Capitán General de Orán, comendador,
visitador y procurador general de la Orden de Calatrava, que cortó la cabeza a Barbarroja en África308 por
donde traen los Velasco esta cabeza en el mantel de su escudo de armas, y de su mujer doña Beatriz de
Angulo, hija a su vez de Juan de Angulo, caballero de Calatrava. Don Alfonso tuvo así mucha relación con
este otro linaje de la oligarquía cordobesa, como se comprueba con el hecho de que dos de sus albaceas
testamentarios son Velasco de su familia política; que en 1520 se trasladara a vivir a una residencia muy
cercana a la casa solariega de éstos, en la calle Pan y Conejo, en la collación de San Juan309; y con la
fundación de una memoria de misa en la misma iglesia parroquial310, donde eran preeminentes estos
señores, en la capilla que su suegro había fundado y promovido311. Bastante anciano en comparación con

reses vacunas, 13 burras chicas y grandes, 19 yeguas y potros, 120 gallinas y pollos, el apero del citado predio, el cortijo de la
Higuera, el de la Veguilla llamado de Orbaneja, una heredad en el Arcón de la Sierra de Córdoba, en el pago de Santo Domingo
de Scala Coeli, y un pedazo de olivar en el pago de la Cruz de Linares. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 91, expte 6.
304  RUANO p. 426, dice que lo fue en Sevilla, mientras que MORALES Y PADILLA, f. 382 y Noticias genealógicas…,
AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte 7, lo ubican en Córdoba. Ambas ciudades tienen un convento bajo
esa advocación de la orden dominica, por lo que no puede parecer confuso su destino. Aunque por proximidad geográfica y
espiritual se invite a pensar que es Córdoba más lógica opción, por la escritura de toma de posesión de su padre don Rodrigo,
en 1490, se hace constar que don Alonso de Mesa entra como dominico en Sevilla, por lo que, de nuevo, puede demostrarse
más acertado Ruano. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 91, expte 2.
305  Su padre toma posesión de los bienes que le correspondían por la herencia materna a don Alonso, por acabar de entrar éste
en religión, el día 29 de abril de 1490, ante Antón García y Luis Fernández. Se refiere en concreto a las casas en San Andrés,
el cortijo de Carrasquilla, el cortijo de la Higueruela, y el cortijo de Orbaneja. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 91,
expte 2.
306  Sólo la cita MORALES Y PADILLA, f.382; debió de morir antes que su madre, ya que no la cita en su testamento.
307  Parece que la dote se otorgó en ese año, en el oficio 24, según y como trae PORRAS, Bocetos genealógicos…, p. 498.
308  Ibídem, pp. 497-499. RAMÍREZ DE ARELLANO Y GUTIÉRREZ DE SALAMANCA, T., Paseos por Córdoba o sean
apuntes para su Historia, Córdoba, 1983, p. 452; y Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L.
432, expte. 7
309  Como demuestra la correspondiente carta de arrendamiento, con fecha de 8 de junio de 1520. AHV, Fondo Viana,
Pergaminos, L. 365, expte 14.
310  Memoria de una fiesta solemne fundada el 7 de enero de 1529 ante Gonzalo Fernández de Córdova, escribano público de
Córdoba, por el día de San Juan Bautista. RUANO, F., p. 427. La casa solariega de los Velasco aún sigue visible a pocos metros
de la antigua parroquia de San Juan de los Caballeros.
311  PORRAS, Bocetos genealógicos…, p. 498.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 137


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

la edad con que finaron sus inmediatos progenitores, murió don Alfonso Fernández de Mesa en Córdoba,
en 1560, en su residencia de la collación de Ómnium Sanctorum, habiendo testado el día 4 de octubre312.
Fue enterrado en la capilla de los Mesa de San Jacinto en el monasterio de San Pablo, como sus padres,
abuelos, hermanos y su mujer, de la que era ya viudo. Fueron sus hijos:
I. D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. D. ALONSO DE VELASCO, llamado como su abuelo materno, murió sin sucesión siendo
ajusticiado y degollado en Córdoba por haber dado muerte a don Andrés de la Cerda313.
Premurió a su padre.
III. D. JUAN FERNÁNDEZ DE MESA, caballero de la orden de San Juan en 1546314, mediador
que fue cuando los sucesos ocurridos en tiempos del corregidor don Fernando Duque de
Estrada, quien ejerció gran violencia315. Premurió a su padre.
IV. Dña. BEATRIZ DE ANGULO, mujer de D. MARTÍN ALFONSO DE GODOY, del que
era viuda ya en 1560. Era hijo de don Luis de Godoy Ponce de León y de doña María Alfonso
de Montemayor. Del matrimonio entre don Martín y doña Beatriz procederán, entre otros,
los marqueses de las Escalonias, los de la Vega de Armijo y los del Villar. Doña Beatriz vivía en
1575, cuando testa su hermano mayor, de quien fue albacea.
V. D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA, gran caballero y jinete de Andalucía316, y familiar
del Santo Oficio desde 1568317. Casó318 con Dña. MARINA DE ARGOTE, hermana de su
cuñada, doña Andrea, mujer de su hermano mayor, Andrés. Testó don Rodrigo en 1569 por
primera vez319. Fueron don Rodrigo y su mujer albaceas de la testamentaría de su hermano en
1575 y él, además, tutor de su sobrino don Alonso durante su minoría de edad. En 1578 don
Rodrigo y doña Andrea se realizaron donación recíproca de todos sus bienes instituyéndose
como herederos universales el uno en el otro320. Aún vivía don Rodrigo en 1586321, aunque no
debió de morir mucho después. Doña Marina, su esposa, testa ya viuda en 1597, muriendo
en 1602322, sin posteridad.

312  El día 4 de octubre de 1560 ante Rodrigo de Molina. AHPC, leg. 10.302, f. 206.
313  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7. PORRAS, Bocetos genealógicos…,
p. 499. Parece que pudieron ser este don Alonso y su hermano don Juan, de la orden de San Juan, los hermanos Velasco de
quienes se cuenta una historia de venganza en RAMÍREZ DE ARELLANO, T., Paseos por Córdoba…, p. 155. En tal caso, el
asesinado, don Andrés Mesía de la Cerda vendría a ser su tío paterno, y el ajusticiado, don Alonso Velasco, lo fue en el calvario
de los Marmolejos, junto a San Pablo, por cuya muerte su familia, entre el horror, la vergüenza y la tristeza, ofreció un funeral
nunca visto hasta el momento. Espacio que preferimos dejar a la leyenda.
314  AHN, Orden de San Juan de Jerusalén, lengua de Castilla, expte 23.050.
315  La historia de este corregidor y su hermano fray Diego de Estrada la cuenta RAMÍREZ DE ARELLANO, T., Paseos por
Córdoba…, p. 158-159.
316  Debió de ser fama cierta, pues varios genealogistas así lo recuerdan.
317  AHN, Inquisición, leg. 5.168, número 3. MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición
de Córdoba conservadas en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1970, Tomo I, p. 277. Traído también por VALVERDE
MADRID, J., “Familiares del Santo Oficio en Córdoba (I)”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, nº 137 (julio-diciembre
1999), p. 106. Aunque plagado de errores e imprecisiones, este último artículo contiene información prosopográfica útil al
respecto.
318  Aunque desconocemos la fecha exacta, la dote se otorgó con fecha de 14 de febrero de 1578 ante Pedro de Navarrete. AHV,
Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte. 55-20.
319  AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte. 54-18.
320  Ante Pedro Navarrete, escribano público de Córdoba. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 29, expte 58-19.
321  Imponen un censo ambos con fecha de 22 de marzo de 1586 ante Pedro Navarrete. AHV, Fondo Torres-Cabrera, C. 30,
expte 59-25.
322  Testó el día 11 de abril de 1597, ante Rodrigo de Molina, realizando postrer codicilo sobre una memoria de misas en
la Encarnación, el día 29 de enero de 1602, ante Andrés Sánchez. Se manda enterrar en dicho convento y deja por universal
heredera de sus bienes –y los de su marido–, a su sobrina doña Francisca de Argote y Saavedra. AHV, Fondo Torres Cabrera,

138 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

VI. Dña. ELVIRA DE VELASCO323, monja profesa en el Monasterio de Santa Clara de


Córdoba324. Vivía aún en 1560, ya que su padre la cita como heredera.

D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA, primero de su nombre dentro de su linaje, nació en


1518325, y sucedió en la Casa a la muerte de su padre, en 1560, cuando ya pasaba la cuarentena. Casó
con Dña. ANDREA DE ARGOTE, quien merece especial atención por la repercusión que tuvo su
matrimonio en la consolidación de la Casa del Chanciller. Era esta señora hija de don Tello González de
Argote y Aguilar, jurado de Córdoba326, y de doña Catalina Fernández de Argote327; siendo nieta paterna
de don Juan Martínez de Argote, jurado de Córdoba, nieto de los señores de Cabriñana, y de doña María
de Angulo, hermana entera del obispo de Córdoba y presidente de la Real Chancillería de Valladolid, don
Martín Fernández de Angulo; y nieta materna de Martín Fernández de Argote, teniente de capitán general
en Orán, dueño de Benazurera y de diversos bienes en Adamuz, Castro del Río y Orán, en África, y de
doña Marina Ruiz de Quintana –quien a su vez era hija de don Pedro Ruiz de Quintana, veinticuatro y de
doña Leonor Fernández de Mesa, citados en este trabajo–. Este don Martín de Argote, su abuelo, era a su
vez también nieto de los señores de Cabriñana, por lo que ambas ascendencias proceden en generaciones
cercanas del mismo tronco de los Argote, señores, con el tiempo, marqueses de Cabriñana.
La cuestión se centra en que doña Andrea y su única hermana superviviente, doña Marina –
mencionada ya porque casó con otro Mesa, don Rodrigo, hermano de don Andrés–reunían en sus personas
la acumulación de estas dos ramas de los Argote, por los avatares familiares y la desaparición de más
varones inmediatos. Así, ante la falta de descendencia a la postre de doña Marina, el único hijo de doña
Andrea de Argote y su esposo don Andrés Fernández de Mesa, don Alonso, quedaría como heredero del
importante conjunto que suponían la casa del Chanciller, paterna, y la herencia materna, que constituía
el mayorazgo de Benazurera y sus bienes agregados.
Por su parte, el mayorazgo de Benazurera había sido fundado en 1519 por don Andrés Fernández
de Argote328, tío materno de doña Andrea, formado por el cortijo homónimo en el término de Castro
del Río, otras tierras en Córdoba y diferentes bienes en Orán329, en el norte de África. Además se fue
acrecentando con unas casas principales en la calle Pedregosa330, así como varias huertas y casas tienda
en el camino de Baena y en la propia villa de Baena331. Por tanto, la unión de los Mesa y los Argote, y
el azar genealógico final, supuso un acrecentamiento patrimonial en la consolidación de esta rama de
los Fernández de Mesa, al incorporar numerosos bienes rústicos y urbanos en la figura de don Alonso
Fernández de Mesa y Argote.

C. 28, expte. 54-18.


323  RUANO, F., p. 427 y MORALES Y PADILLA, f. 382, la apellidan De la Cerda, aunque en el testamento del padre aparece
apellidada como Velasco. AHPC, leg. 10.302, f. 206.
324  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7
325  En una carta de arrendamiento fechada en 1520 se dice que don Andrés tenía dos años. AHV, Pergaminos, L. 365, expte.
14,
326  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193.
327  De cuyo matrimonio se otorgó dote el día 30 de noviembre de 1517 ante Martín Ortiz. Se partieron los bienes de doña
Catalina de Argote entre sus dos hijas el día 20 de junio de 1561 ante Luis Núñez de Toledo, escribano de Córdoba. Todo ello
según MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193.
328  Por su testamento, otorgado el día 17 de febrero de 1519 ante Martín Ortiz, escribano público. RUANO, p. 428.
329  Doña Andrea y doña Marina tomaron posesión de los bienes de Orán en 1558. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 31, expte
61-1.
330  En 1525 a través del testamento de Tello de Argote, padre de doña Andrea y doña Marina, dado en Córdoba ante Martín
Ortiz, escribano público, el día 22 de febrero de 1525. RUANO, p. 429.
331  Adquiridos por don Tello de Argote y doña Catalina de Argote en la década de los treinta. RUANO, p. 429.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 139


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

140 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Doña Andrea de Argote testó en Córdoba en 1573332, muriendo en el verano de ese año. Don
Andrés testó y murió viudo, en Córdoba, en 1575333, mandando que lo sepultaran en la capilla de San
Jacinto del convento de San Pablo, a la que tenía derecho, dejando tan sólo un hijo como descendiente.
Como su padre tampoco vivió en las casas principales de su mayorazgo, en San Andrés, y moriría en la
que había sido su residencia habitual, las casas que había traído el mayorazgo de su mujer, en la calle
Pedregosa, collación de Santa María (la Catedral).
Como queda ya dicho, a ambos les sucedió:
D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE, sucedió en las Casas y mayorazgos de su
padre y de su madre, por lo cual usó los apellidos Mesa y Argote. La conjunción de las dos (Chanciller-
Benazurera) establecería de forma continua el empleo de estos dos apellidos por él y todos sus descendientes
hasta finales del siglo XVIII. Al quedar como huérfano de sus dos progenitores siendo aún menor, ejerció
como su tutor su tío don Rodrigo, como había mandado su padre en su testamento. Fue familiar del
Santo Oficio334. Casó hacia 1576335 con Dña. FRANCISCA DE SAAVEDRA, hija de don Francisco de
Saavedra, veinticuatro de Córdoba, y doña Francisca de Saavedra, su mujer, y nieta paterna por tanto del
primer conde del Castellar, y nieta materna de don Juan Pérez de Saavedra, caballero de Santiago336. En
1579, don Alonso Fernández de Mesa concertó con su primo don Alonso Fernández de Figueroa y Mesa,
como se dijo en su lugar, para la colocación de los escudos de los Mesa y los Figueroa en la capilla de San
Jacinto en el convento de San Pablo337, donde tenían enterramiento las familias que cada uno encabezaba,
por ser descendientes del mismo tronco de los Mesa a mediados del siglo XV, pero que a estas alturas ya
se encontraban muy diferenciadas con casas nobiliarias propias.

La capilla de San Jacinto, en


el convento de San Pablo, fue
fundada en 1446 en memoria
del recién fallecido chanciller
don Alonso Fernández de Mesa.
Progenitor de una importante
sucesión, en el siglo XVI se
consolidaron en su descendencia
dos ramas diferenciadas con
apellido Mesa, pero que, por
provenir por varonía y de forma
legítima de él, mantenían su
enterramiento en este sacro
lugar. Así, las cabezas visibles de
ambas se concertaron en 1579 para colocar en el pretil que remataba el flanco oriental de la misma los escudos de armas de
los Mesa, (casa del Chanciller), a la izquierda, y los Figueroa (casa de Cortijo Rubio), a la derecha. AHV, Fondo Viana, Obras
Pías, L. 64, Expte. 16.

332  Exactamente el día 14 de julio de 1573, ante Rodrigo de Molina. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 120,
expte 2. Así lo trae MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193; RUANO, p. 429 equivocadamente lo sitúa en el mismo día y mes,
pero de 1575.
333  Ante Rodrigo de Molina, escribano público de Córdoba, el día 12 de septiembre de 1575. AHV, Fondo Torres Cabrera,
C. 28, expte. 54-18. Así lo citan MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 193, y RUANO, p. 427. AHPC, leg. 10.328, f. 1549.
334  MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición de Córdoba conservadas en el Archivo
Histórico Nacional, Madrid, 1970, Tomo I, p. 228. No se conserva expediente. Así se hace constar aún en vida cuando se
escriben las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, f. 24.
335  En 1609 declara al testar don Alonso que hacía “treinta y tres años poco más o menos” que contrajeron matrimonio.
AHPC, leg. 10.760, f. 895vº. Entre 1577 y 1579 se otorgaron además diversas cuentas de su matrimonio, como tenemos
noticia. AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte 7, f. 8
336  MORALES Y PADILLA, f. 382vº.
337  El día 6 de febrero de 1579, ante Rodrigo de Molina. AHV, Fondo Viana, Obras Pías, L. 64, expte 16. AHPC, leg. 10.339,
f. 331.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 141


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Vivió don Alonso en casas de su propiedad, heredades de su madre doña Andrea, en la calle
Pedregosa, en el mismo emplazamiento donde más tarde acabaría por superponerse a ellas la mansión
barroca que hoy contemplamos. Es por ello que, constatando que siempre había habitado en ellas,
prescindiendo de las casas solares de su mayorazgo del Chanciller, quiso subrogarlas y permutarlas para
convertirlas en principales, cambiándolas por las originalmente vinculadas, sitas en la collación de San
Andrés. Así, se le concedió Real Cédula de Felipe II, fechada en 16 de agosto de 1580 para poder realizar
dicho canje, y en efecto lo ejecutó en 13 de marzo de 1590338. Y es que, reconocía don Alonso, que las
casas en la calle Pedregosa “valen muchos más dineros” y estaban “en mejor sitio” que las originalmente
amayorazgadas del barrio de San Andrés, en una clara intencionalidad de buscar una residencia nobiliaria
de más eminencia y mejor ubicación.
Doña Francisca moriría en Córdoba en 1602339, aunque había testado ya en 1590340. Don Alonso
Fernández de Mesa, ya viudo y muy enfermo341, testó en Córdoba, el día 22 de agosto de 1609342, muriendo
poco después, siendo sepultado donde él mismo dispuso en la capilla de San Jacinto, en el convento de
San Pablo. En su testamento declaraba que no tenía bienes libres más allá de los vinculados al Chanciller
y a Benazurera343. Tuvieron don Alonso y doña Francisca por hijos a:
I. D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE, que sigue.
II. D. FRANCISCO DE SAAVEDRA Y MESA, que casó el día 16 de noviembre de 1619344 con
Dña. ELENA CARRERAS, hija de don Pedro Fernández Carreras, jurado de Córdoba, y de
doña María Carreras345. Desconocemos sucesión. Este caballero es uno de los autores de las
genealogías de su Casa346.
III. D. RODRIGO DE MESA347, sabemos de su existencia por ser citado en el testamento de su
madre en 1590, pero debió de morir poco después, muy joven. En el testamento de su padre, en
1609, ni se le nombra.
IV. D. JUAN FERNÁNDEZ DE MESA, aunque desconocemos datos biográficos, sabemos que
ingresó en la orden de San Juan de Jerusalén, efectuándose sus pruebas en 1611348, estando aún
soltero.
Dña. ANDREA DE ARGOTE Y SAAVEDRA. Casó en 1598349 con D. PEDRO VENEGAS
DE MORALES, familiar del Santo Oficio de la Inquisición350, en cuya dote se le dieron 5.000

338  Ante Rodrigo de Molina. AHPC, leg. 10.377, f. 658


339  En el testamento de su esposo, en 1609, consta que murió hacía siete años.
340  Exactamente ante Rodrigo de Molina, escribano público de Córdoba, el día 29 de julio de 1590. AHV, Fondo Torres
Cabrera, sección Testamentos, C. 28, expte. 54-18. AHPC, leg. 10.378, f. 1.410.
341  Ni si quiera puede firmar el testamento a causa de su grave enfermedad.
342  Ante Gonzalo Fernández de Córdova, escribano público. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte 54-18. AHPC, leg.
10.760,f. 895vº.
343  A buen seguro, como se comprueba con las dotes de sus hijas, por que los había dado en este concepto.
344  La referencia exacta la trae RUANO, p. 430.
345  Los Carreras son un linaje aupado por el promotor de la familia en Córdoba, don Melchor Fernández Carreras, que fue
canónigo y Arcediano de los Pedroches, y que acabó dando varios miembros como jurados y uno como regidor durante el
siglo XVII, aunque, no obstante, tienen un “sospechoso origen portugués”, SORIA MESA, E., El cambio inmóvil, p. 94. Vid.
AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, Pedro Fernández Carreras (1663) y de Bernardino de Salcedo y
Castilla (1698)
346 Tal y como se declara él mismo, y que tanto hemos citado en el presente trabajo: Noticias genealógicas…, AHV, Fondo
Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7
347  No lo citan ni RUANO, p. 430 ni MORALES Y PADILLA, f. 382vº.
348  AHV, Fondo Viana, Empleos y honores, leg. 48, expte. 15.
349  Capítulos matrimoniales el día 2 de noviembre de 1598 ante Rodrigo de Molina. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 28,
expte L 54-18.
350  MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición de Córdoba conservadas en el Archivo

142 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

ducados351. Fue ese señor dueño de los mayorazgos de Huéchar, la Alamedilla de los Libros, del
licenciado Bartolomé de Ávila y de la agregación de don Diego de Ávila, entre otros bienes y
tierras en el término de Fuente Obejuna, como hijo que era de don Francisco Díaz de Morales
y doña Juana de Castillejo y Ávila. Por esta unión vendrán los Díaz de Morales en Córdoba, así
como las casas condales de Gabia y otras muchas.

Escudo de armas
de don Juan
Fernández de
Mesa y Argote,
aparecido en
sus pruebas de
nobleza para
la orden de
San Juan de
Jerusalén, en
1611. Se puede
apreciar cómo
en la bordura del
apellido Mesa
no aparecen las
aspas de San
Andrés, sino
tres espadas,
que será la
diferencia propia
de los Mesa
cordobeses.
Refleja en el
segundo cuartel
las armas de los
Saavedra, por su
madre, cortado
todo con Argote,
que es el propio
de su abuela
paterna, de cuyo
importante
aporte
patrimonial
para los Mesa ya
hemos hablado.
AHV, Fondo
Viana, Empleos y
Honores, leg. 48,
expte. 15.

Histórico Nacional, Madrid, 1970, Tomo I, p. 228. No se conserva expediente.


351 . Se otorgó la dote con fecha de 28 de junio de 1603, ante Rodrigo de Molina. AHV. Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte
55-21

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 143


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

V. Dña. FRANCISCA DE ARGOTE Y SAAVEDRA. Fue heredera universal en 1602 de los


bienes de sus tíos abuelos don Rodrigo de Mesa y doña Marina de Argote. Casó en 1604352
con D. MARTÍN ALONSO DE CEA Y CÓRDOBA, veinticuatro de Córdoba353, familiar
del Santo Oficio y cofrade de La Caridad, para quien ésta fue su segunda mujer. Don Martín
Alonso era hijo de don Gonzalo de Cea, dueño de la Carnicera y de Estebanía la Alta, jurado
de Córdoba y familiar del Santo Oficio, y de doña Juana de Córdova354. Aportó al matrimonio
doña Francisca, entre otros bienes, unas casas principales en San Andrés, que por su descripción
creemos que son las que sus padres habían subrogado como principales del mayorazgo del
Chanciller en 1590 por las otras de la calle Pedregosa, y por tanto las que hasta entonces habían
sido solariegas de dicho vínculo. Fueron don Martín Alonso y doña Francisca vecinos de Santa
Marina. Este caballero fundaría mayorazgo –aunque en realidad se trata de una gran ampliación
de la Carnicera fundado por sus antepasados–en marzo de 1608355, agregando precisamente esas
casas antaño principales de los Mesa que le había traído su mujer en dote. No obstante, en 1609
ya estaba viuda doña Francisca de su marido, quien debió de morir a finales de 1608356. Sería
enterrado en San Agustín, en la capilla de San Nicolás Tolentino, en la que tenía derecho, por
manda testamentaria. Doña Francisca testó en 1615 aunque, a pesar de ello, creemos que murió
años más tarde, en 1628357, siendo enterrada también en el convento de San Agustín, donde
yacía su marido y sus suegros. Tuvo este matrimonio dos hijos, de quien doña Francisca quedó
como tutora tras la muerte de su esposo siendo estos aún menores. Padres, por tanto, de:
1. D. GONZALO JACINTO DE CEA Y CÓRDOVA, nacido hacia 1605, por quien
sucederá la Casa358. En su descendencia vendrán los siguientes dueños del mayorazgo de
la Carnicera y los Condes del Menado, ya dentro del linaje Guzmán.
2. D. ALONSO DE MESA Y ARGOTE, nacido hacia 1606, caballero y comendador de la
Higuera de la Orden de San Juan359, y cofrade de la Hermandad de la Santa Caridad de
Córdoba360, de quien no hubo sucesión. Vivía aún en 1656.
VI. Dña. MARÍA DE GUZMÁN361. Murió moza “el año de la peste”362, pocos meses después de su
madre, en 1603, sin haber contraído nupcias. Así, su padre heredó su legítima materna.
VII. Dña. ANA MARÍA FERNÁNDEZ DE ARGOTE, última de los hijos del matrimonio de
sus padres, casó el día 11 de agosto de 1608 con D. LUIS CORTÉS DE MESA, perteneciente a
este linaje del que ya hablamos más arriba. Fue hijo de Juan Cortés de Mesa y de su mujer doña
María de Fonseca, y hermano y sobrino de varias dignidades del cabildo catedralicio de Córdoba.
Este matrimonio suponía la unión de las dos familias principales que usaban el apellido Mesa

352  Se realizaron las capitulaciones matrimoniales en Córdoba, ante Rodrigo de Molina, el día 15 de noviembre de 1604. Se
hizo efectiva la dote ante Rodrigo de Molina el día 31 de marzo de 1608. AHV, Fondo Torres-Cabrera, C. 28, expte. 55-22.
353  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 1.
354  PORRAS BENITO, V. y PORRAS DE LA PUENTE, A., Bocetos genealógicos…, pp. 38-40.
355  El día 3 de marzo de 1608 ante Rodrigo de Molina. PORRAS, Bocetos…, p. 39.
356 Testó el día 7 de octubre de 1608 ante Rodrigo de Molina, escribano de Córdoba, mandando ser enterrado en el convento
de San Agustín, donde tenía derecho y patronato. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte. 54-9. Se ejecutó la curaduría de
sus hijos don Gonzalo de Cea y don Alonso de Mesa y Argote el 28 de julio de 1609 ante la Justicia de Córdoba. AHV, Fondo
Torres Cabrera, C. 32, expte 63-19.
357 Testó el día 6 de septiembre de 1615 ante Rodrigo de Molina, mandándose enterrar junto a su marido, en San Agustín.
Por el testimonio de partición de sus bienes, dado en Córdoba ante Rodrigo de Molina, el día 19 de octubre de 1628, entre sus
dos hijos se puede colegir que murió ese mismo año. AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte. 54-9.
358  PORRAS, Bocetos…, pp. 43 y siguientes.
359  Ibídem, aunque no tenemos constancia de su expediente.
360  Ibídem.
361  No la cita MORALES Y PADILLA, f. 382vº.
362  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7

144 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

en Córdoba, y que pretendidamente por los Cortés simulaban proceder de la misma casta,
emparentando así colateralmente con otras familias de primera fila como los Saavedra o los
Argote363. Sus descendientes enlazarán con los Corral y los marqueses del Villar y de Rivas, en
cuya Casa se conservaron los mayorazgos de este enlace.

D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE, sucedió en las Casas del Chanciller y


Benazurera a la muerte de su padre en 1609, aunque desde 1605 gozaba el usufructo de los mayorazgos
de sus padres, que le habían cedido en vida364. Fue Familiar365 y Alguacil Mayor del Santo Oficio de
Córdoba. A la muerte de su cuñado don Martín Alonso de Cea y Córdova, y ante la perspectiva de que
el hijo e inmediato sucesor de éste, don Gonzalo Jacinto de Cea, contaba con pocos meses de vida366,
don Andrés –además albacea del dicho don Martín Alonso–recibió el cargo de caballero veinticuatro
de Córdoba entre tanto su sobrino pudiera desempeñarlo, y así en efecto se incoaron las pruebas para
ser regidor en el mismo año de 1609367. Dejó de desempeñar este oficio en 1618, cuando don Gonzalo
Jacinto de Cea alcanzó la mayoría de edad.
Casó este caballero en dos ocasiones. La primera, aún en vida de su padre368, con Dña. BEATRIZ
PONCE DE LEÓN, hija de don Pedro Mesía de la Cerda, veinticuatro de Córdoba, hijo de los señores
de la Vega de Armijo, y de doña María Carrillo Cevico, hija de los señores del mayorazgo del Cevico en
Baena. Por muerte sin descendencia de las hermanas de doña María Carrillo, que fueron doña Francisca
de Pineda y doña Leonor de Godoy, vino a heredar doña Beatriz Ponce de León el mayorazgo fundado por
sus citados abuelos maternos369, y a través de ella, su hijo don Alonso de Mesa. Sin embargo, doña Beatriz
murió en 1612, poco después de haber otorgado testamento370.
Así pues, don Andrés Fernández de Mesa volvió a contraer nupcias371 con Dña. FRANCISCA DE
CEA Y CÓRDOVA, hija de don Gonzalo de Cea y Córdova, veinticuatro de Córdoba372, y de doña Isabel
Méndez de Sotomayor y Zayas, de quienes ya hablamos al tratar de los Mesa, Alcaides de Monturque,
y por tanto parientes lejanos por el linaje Mesa. Era esta doña Francisca Cea, además, por Cea, sobrina
carnal de don Martín Alonso de Cea, cuñado de don Andrés, como esposo de su hermana doña Francisca
de Saavedra y Mesa, citados algo más arriba.

363  DÍAZ RODRÍGUEZ, A., El clero Catedralicio en la España Moderna: los miembros del cabildo de la Catedral de Córdoba
(1475-1808), Tesis doctoral, Córdoba, 2011, p. 164.
364  Obligándose don Andrés a suministrarle anualmente a don Alonso, su padre, 300 ducados y seis cahíces de pan, ante
Rodrigo de Molina, escribano público de Córdoba, con fecha de 30 de marzo de 1605. AHV, Fondo Viana, Testamentos
mayorazgos, C. 95, expte 7.
365  MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición de Córdoba conservadas en el Archivo
Histórico Nacional, Madrid, 1970, Tomo I, pp. 229, 277. No se conserva expediente.
366  PORRAS, Bocetos…, p. 43.
367  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 109.
368  Así se hace constatar en las Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte. 7, f. 24.
369  RUANO, p. 431, especifica que fue un mayorazgo hecho ante Alonso de Toledo, escribano de Baena, otorgado el día
7 de diciembre de 1587, fruto del tercio y del quinto que iban a recibir sus hijas, y que se vincularían en caso de tener éstas
descendencia, como así ocurrió.
370  Ante Gonzalo Fernández de Córdova, escribano público, el día 8 de enero de 1612. AHPC, leg. AHPC 10.763. MORALES
Y PADILLA, f. 382vº, no hace mención a doña Francisca, segunda mujer de don Andrés, por lo que o la obvió de forma
deliberada e incomprensible, o en el momento de la redacción de esa genealogía aún no se había producido dicho casamiento.
371  Aunque no hemos podido ofrecer una fecha exacta de su celebración, debe extenderse entre finales de 1612 y finales de
1616. En cualquier caso, la fecha que se ofrece en PORRAS, Bocetos… p. 79 de 7 de marzo de 1609 es del todo imposible,
ya que no había muerto aún la primera mujer de don Andrés, doña Beatriz.
372  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 25.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 145


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

No obstante, doña Francisca, segundas mujer de don Andrés Fernández de Mesa, moriría al poco
de su matrimonio, testando en Córdoba en 1617373.
Dos veces viudo y padre de cuatro hijos, don Andrés Fernández de Mesa, testó en Córdoba el 10
de abril de 1636374, muriendo pocos días después375.
Fueron hijos de su primer matrimonio:
I. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. D. PEDRO MANUEL MESÍA DE LA CERDA, llamado así como su abuelo materno, fue
dominico en el Convento de san Pablo el Real de Córdoba.
III. Dña. FRANCISCA ANA DE SAAVEDRA PONCE DE LEÓN, llamada como su abuela
paterna, entró como monja novicia en el monasterio de Santa Clara de Córdoba en 1624,
profesando definitivamente como monja de hábito, velo y clausura en esta observancia en
1625, año en que renunció su legítima herencia paterna376. Aún vivía en 1653377.
De su segunda esposa tuvo una única hija:
IV. Dña. FRANCISCA DE MESA Y CÓRDOVA, que nació poco tiempo antes de la muerte
de su madre en 1617, razón por la cual hubo de ejercer como su tutor y curador su hermano
don Alonso378. Casó en la parroquia del Sagrario de la Catedral de Córdoba en el día 14 de
marzo de 1643379 con D. ANTONIO CARLOS DE CORRAL Y GUZMÁN380, caballero
de Calatrava381 y, al año siguiente, veinticuatro de Córdoba382, que a la muerte de su padre
en 1675 se convertiría en dueño del mayorazgo de segundogénito que fundara el canónigo y
tesorero don Antonio de Corral por su testamento en 1590. Era hijo de don Juan Alonso de
Corral y Guzmán y de su primera mujer doña Francisca de Saavedra y Torreblanca, señores
de Santa Cruz de los Llanos. Doña Francisca y don Antonio Carlos tuvieron un hija, Dña.
FRANCISCA DE CORRAL Y MESA, que casó hacia 1683 con D. FERNANDO DE
ANGULO Y CÁRCAMO, veinticuatro de Córdoba –en 1685383–, I marqués de Miraflores384.
Testó este caballero en Córdoba, en 1692385, declarando no tener hijos de su matrimonio;
y así, igualmente, le siguió en la muerte su esposa doña Francisca de Corral hacia 1697. De
esta forma, doña Francisca de Mesa, muy anciana, viuda y habiendo visto morir a su única

373  El día 18 de diciembre de 1617, ante Rodrigo de Molina, escribano público. AHPC, leg. 10.473, f. 2.964. Cita la fecha
PORRAS BENITO, Bocetos… P. 79.
374  Ante Juan de Paniagua, escribano público. AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte 7, f. 18. AHPC,
leg. 11.753, f. 353.
375  Su hijo don Alonso Fernández de Mesa toma posesión de los bienes heredados de su padre en Castro del Río con fecha de
24 de abril de 1636, ante Pedro Fernández de Alba Galeote. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 91, expte 37.
376  Dicha renuncia tuvo lugar el día 26 de mayo de 1625, ante Rodrigo de Molina. AHPC, leg. 10.503, f. 747.
377  Como consta de una escritura donde aparece como monja profesa de dicho monasterio de Santa Clara, ante Juan Mansilla
Arriaza. AHPC, leg. 11.871, f. 109.
378  Como consta de la escritura de la carta de pago de sus bienes, con motivo de su próximo casamiento, en 24 de noviembre
de 1642, ante Juan de Paniagua. AHPC, leg. 11.760, f. 1817
379  La capitulaciones matrimoniales se habían otorgado el día 9 de marzo de 1642 ante Juan de Paniagua. AHPC, leg. 11.759,
f. 397.
380 Todos los datos sobre este caballero y su ascendencia en PORRAS BENITO, V., Glosas… p. 545-559.
381  Lo era desde 1642. AHN, Consejo de Órdenes, Caballeros de Calatrava, expte. 667.
382  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 210, de 1644.
383  AHMC, Ibídem, expte. 302.
384  PORRRAS, Bocetos, p. 79-80. Aunque es un título nobiliario al que se le pierde la pista tras la muerte sin descendencia
de este caballero, tenemos varias constancias de su existencia. Así lo intitulo también Salazar y Castro en sus obras. Vid en la
Biblioteca de la Real Academia de la Historia, colección Salazar y Castro, Costados de Fernando de Angulo y de Cárcamo,
Cárdenas y Angulo, I marqués de Miraflores de los Ángeles, Ms. 9/295, f. 410 rº.
385  El día 7 de diciembre de 1692 ante Alonso de Acosta.

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Gonzalo J. Herreros Moya

hija, testó y murió en Córdoba en 1701386 dejando por heredero universal y albacea a su
más cercano pariente, su sobrino nieto don Alonso Fernández de Mesa y Argote, nieto de su
hermano don Alonso, quien sería poco después segundo marqués de Villaseca.

D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE, primogénito de sus padres, fue así dueño
del Chanciller y de Benazurera, por herencia paterna, y del vínculo del Cevico por la vía materna, tras la
muerte sin descendencia de sus tías. Fue vecino de Córdoba y de Villaralto. Una vez dueño y cabeza de
su casa, don Alonso comenzó a llevar a cabo una deliberada política de acrecentamiento del patrimonio
y la presencia social de la casa. Así, tenemos constancia de que entre 1639 y 1641 realiza varias compras
de terrenos rústicos en Córdoba, Hornachuelos y Obejo, algunas de ellas colindantes con cortijos suyos
como el de las Algorfillas387. De la misma forma, fue familiar del Santo Oficio desde 1639388 y se convirtió
en veinticuatro de Córdoba, no por herencia de su padre, ya que éste había traspasado la regiduría que
ostentaba de forma interina en 1618 a su legítimo poseedor, sino por compra del oficio a la Corona en
1642 por valor de 2.500 ducados389. Al año siguiente, se ejectuaron las pruebas en el cabildo cordobés
para su acceso390, y finalmente acabaría su testamento vincularía dicha veinticuatría al mayorazgo del
Chanciller. Por último, en 1644391, consiguió de Felipe IV la merced de señorío y jurisdicción civil y
criminal de su cortijo del Chanciller. Con todo ello conseguía don Alonso dar firmes pasos para consolidar
de forma notable el poderío social de su casa.
Casó don Alonso de Mesa con Dña. LEONOR CABRERA DE LOS RÍOS MÉNDEZ DE
SOTOMAYOR, hija y única heredera que quedó de don Pedro Cabrera de los Ríos392, familiar del Santo
Oficio393, dueño de los heredamientos de las Algorfillas y Doña Urraca394, veinticuatro de Córdoba395 –
hijo segundo de don Pedro Gutiérrez de los Ríos y de doña Leonor Méndez de Sotomayor, señor de las

386  El día 22 de julio de 1701 ante Diego de Pineda; ante el mismo escribano declara memorial de deudas el día 1 de agosto
y codicilo el día 25. Debió de morir a finales de agosto o principios de septiembre del mismo año. AHPC, leg. 16.051, ff. 263,
269 y 270.
387  RUANO, P. 431.
388  AHN, Inquisición, leg. 5.162, número 4. MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición
de Córdoba conservadas en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1970, Tomo I, pp. 277-278. VALVERDE MADRID, J.,
“Familiares del Santo Oficio en Córdoba (I)”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, nº 137 (julio-diciembre 1999), p. 107
389  Se trata del oficio 55 del que trata en su trabajo el Dr. Soria Mesa, y que permanecerá en los Fernández de Mesa hasta su
extinción en el siglo XIX. SORIA MESA, E., “Los veinticuatro de Córdoba en la Edad Moderna. Aproximación documental
al análisis de un grupo de poder”, en PALACIOS BAÑUELOS, L., De puntillas por la Historia, Córdoba, 1997, p. 254.
390  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 199.
391  La merced fue dada en Zaragoza el día 3 de septiembre de 1644. Lo aposesionó de la dicha jurisdicción el corregidor de
Córdoba don Gerónimo Pueyo el día 15 de noviembre de 1644 ante Juan de Paniagua, escribano público. La Real Cédula se
expidió en Cariñena el día 22 de octubre del año de 1645. AHV, Fondo Viana, Propiedades, L. 50, expte 55; SORIA MESA,
E., El cambio…, p. 80
392  Quien testaría en Córdoba, ante Rodrigo de Molina, el día 18 de septiembre de 1611, falleciendo el día 20 del mismo mes.
AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 123, expte 31.
393  MARTÍNEZ BARA, J. A., Catálogo de informaciones genealógicas de la Inquisición de Córdoba conservadas en el Archivo
Históricon Nacional, Madrid, 1970, Tomo I, pp. 122-123. En su expetediente, AHN, Inquisición, leg. 1.512, número 17
parece que tuvo problemas este pretendiente para la familiatura en 1610 por haber rumores de no ser limpio por su padre,
aunque finalmente pasó las pruebas.
394  12 ubadas y media del cortijo de las Algorfillas y 9 ubadas de Doña Urraca es lo que llevó por dote doña Leonor de
Sotomayor, hija de don Pedro Cabrera y doña María Carrillo, cuando casó con don Pedro de los Ríos en 1556. Con estos
bienes –y otros–fundó mayorazgo esta señora en cabeza de su hijo, don Pedro Cabrera de los Ríos, que de su matrimonio
con doña María Méndez de Sotomayor sólo llegó a edad adulta su hija doña Leonor, quien lo recibió. A su vez, esta señora los
legó a sus hijos, ya dentro del linaje Mesa. Esta dote se otorgó el día 20 de mayo de 1556 ante Alonso de Toledo. AHV, Fondo
Viana, Pergaminos, C. 65, expte 3-6.
395  Desde 1607, AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 99.

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Escalonias– y de su esposa doña Marina Méndez de Sotomayor396 –hija de don Gonzalo de Cea y Córdova,
señor de la Carnicera y veinticuatro de Córdoba y de doña Isabel de Zayas, ya citados más arriba–. Gozaba
esta señora un censo de 10.000 ducados de principal, propio de su Casa, que estaba situado contra bienes
de propios y arbitrios de la ciudad de Málaga, y cuyo capital legó a su hijo don Andrés397.
Poco disfrutaría don Alonso los logros que estaba consiguiendo. En plena vorágine de su
consolidación social398, se vio afectado de una enfermedad repentina y tuvo que testar el día 19 de octubre
de 1645399, otorgando memorial el día siguiente y falleciendo horas después. Don Alonso Fernández de
Mesa, primer señor jurisdiccional del Chanciller, fue sepultado, como mandaba en su testamento, en la
capilla de San Jacinto del Convento de San Pablo, donde descansaban sus padres y abuelos. Francisco de
Aguilar, maestro de sastre, hizo para su funeral ropas de luto por valor de 153 reales400. En el memorial de
deudas otorgado por don Alonso el día 20 de octubre, víspera de su muerte, declaraba que aún le restaban
por pagar dos de los cuatro plazos con que había agradecido a SM la merced del señorío del Chanciller.
Igualmente, insiste en esta carta ser el legítimo sucesor de la Casa y mayorazgo de doña Mariana de
Figueroa “por descender ambos de una casa”401 y ser el pariente más cercano; se trata de la señora de
Villarrubia, que ya tratamos al hablar de esta rama. No obstante, como también vimos, este señorío
finalmente recayó en los Argote de Cabriñana, por ser parientes más cercanos aunque no pertenecieran
por varonía a los Mesa, como reclamaba don Alonso en sus últimas voluntades. El día 29 de ese mismo
mes ya comparecía su mujer como viuda para ejecutar la tutela de sus dos hijos menores.
Testó doña Leonor Cabrera en 1649402 sintiéndose enferma, aunque no falleció de su afección y
sobrevivió algunos años más. De nuevo aquejada de enfermedad en el verano de 1654, llamó a su confesor,
Pedro de Avendaño, de la Compañía de Jesús, para que le diese la extremaunción y redactase un memorial
con sus últimas voluntades403, falleciendo en su casa de la collación de San Juan de los Caballeros –en la
que vivía en arrendamiento por encontrarse en obras sus casas principales, como veremos–en la noche del
26 de julio de ese mismo año404. Sería llevada a enterrar a la capilla de San Jacinto, de la que era patrono su
difunto esposo y ahora su hijo, en el convento de San Pablo. Por su testamento, partía el tercio de mejora
y el remanente del quinto a partes iguales entre sus dos vástagos. Tras su finamiento, siendo aún menores,
quedó Cipriano de Luque como tutor de don Andrés y don Pedro.
De su unión sólo nacieron dos hijos:
I. D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. D. PEDRO CABRERA DE LOS RÍOS, llamado así como su abuelo materno. En 1645,
por vía testamentaria, su abuela materna doña Marina Méndez de Sotomayor fundaba en su

396 Testaba en Córdoba, ante Juan de Paniagua, el día 24 de abril de 1645. AHV, Fondo Viana, Testamentos y mayorazgos,
C. 126, expte 20.
397  RUANO, P. 433. AHV, Fondo Viana, Pleitos, leg. 4, expte 7.
398  Una apreciación que puede parecer personal, pero hemos de tener en cuenta que en los últimos tres años había comprado
una veinticuatría y un señorío, que a fecha de su muerte no había terminado de pagar, y había recibido la merced de un hábito
que ni si quiera había podido tramitar, y cuya gracia rogó al rey la cristalizara en su hijo mayor don Andrés.
399  Ante Juan de Paniagua, escribano público de Córdoba, ante quien también otorgó el resto de escrituras del final de su vida.
AHPC, leg. 11.766, ff. 1308 (testamento), 1338 (memorial) y 1343 (tutela de sus hijos).
400  Escritura con fecha de 9 de enero de 1646. AHPC, leg. 11.767, f.58.
401  AHPC, leg. 11.766, f.1340, una de las mandas dentro del memorial.
402  El día 27 de diciembre de 1649, ante Juan Arias de Mansilla, escribano público de Córdoba. AHPC, leg. 11.872, 1654,
Juan Mansilla de Arriaza, f.345. También en AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 126, expte 34a36.
403 Y en efecto así lo hizo y entregó a su testamentaría, dentro de los nueve días después de su finamiento dispuestos por ella
misma, el 1 de agosto siguiente. AHPC, leg. 11.872, f. 358.
404  Como consta de los testimonios dados el mismo 26 de julio de 1654 ante Juan Mansilla de Arriaza, leg. 11.872, f. 345,
cuando se abre y publica su testamento. Igualmente, se constata esta fecha en su partida y fe de defunción, Archivo de la
Parroquia de San Juan y Todos los Santos, Libro I de defunciones de San Juan de los Caballeros, f. 65.

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

cabeza un vínculo405 que le permitiría su sustento en su vida adulta. Consistía dicho vínculo
en 6 ubadas y cuarto de tierra en el cortijo de las Algorfillas y el patronato anejo sobre una
capellanía y obras pías en el convento de los Carmelitas Descalzos. Así, al morir su madre en
1654, sucedió en este mayorazgo de parte de las Algorfillas, por mandato de su abuela doña
Marina, e igualmente sucedió en la mejora del tercio y el remanente del quinto ofrecido por el
testamento de su madre doña Leonor, por el que le adjudicaba otro mayorazgo, que contenía la
otra parte del cortijo de las Algorfillas y doña Urraca. No obstante, en 1661, su hermano don
Andrés le lleva ante la Justicia por pertenecerle a él como primogénito este último mayorazgo
de las Algorfillas y doña Urraca según sus principios fundacionales, y acabó por adjudicársele,
perdiendo don Pedro su goce406. Por su testamento, que otorga con avanzada enfermedad, con
fecha de 24 de octubre de 1670, dejaba por heredero de todos sus bienes a su único hermano,
por no tener hijos ni más herederos, y se mandaba enterrar en la capilla familiar del convento
de San Pablo, fundando en ella una capellanía407. Al día siguiente, otorgaba codicilo por el que
revocaba la fundación de la misma para acrecentar la que había establecido su madre408. Debió
de morir al día siguiente o en fechas inmediatas, sin haber cumplido la treintena409.

D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE Y CABRERA DE LOS RÍOS, debió de


nacer en 1640410. Sucedió a su padre a su muerte, en 1645, con apenas cinco años de vida, convirtiéndose
en segundo señor del Chanciller, dueño del mayorazgo de Benazurera, el Cevico y años más tarde, por
herencia de su madre, tras pleito mantenido con su hermano en 1661, del vínculo de las Algorfillas y
Doña Urraca, y a la muerte de éste mismo, dueño de la otra parte de las Algorfillas que había vinculado
su abuela doña Marina Méndez de Sotomayor. En todo ese tiempo, siendo menor, había quedado como
tutora su madre doña Leonor, lo que no le impediría al año de morir su padre tomar posesión de su puesto
vinculado como veinticuatro de Córdoba411. Dos años después, en 1648, consiguió, siendo el primero

405  Doña Marina Méndez de Sotomayor, esposa de don Pedro Cabrera de los Ríos, testó en Córdoba el día 24 de abril de 1645
ante Juan de Paniagua, fundando mayorazgo para su nieto menor, dejando por heredera universal del resto de sus bienes y el
usufructo de dicho mayorazgo durante su vida, a su hija doña Leonor Cabrera de los Ríos, madre del dicho beneficiario del
vínculo. Se trata abiertamente de un mayorazgo de segundogenitura, que siempre que hubiere hijos segundos no lo gozare el
primogénito. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C. 126, expte 20; AHPC, leg. 11.765, f.555.
406  La ejecución de la asignación de este vínculo a don Andrés fue con fecha de 9 de marzo de 1661 ante la Justicia de
Córdoba. AHV, Fondo Viana, Tomas de Posesión, C. 91, expte 48a
407  Ante Pedro Jurado de Montemayor, escribano público de Córdoba. AHV, Fondo Viana, Testamentos y Mayorazgos, C.
127, expte 7. También en AHPC, leg. 8529, f.1451 y ss. La capellanía tenía como dote una huerta en Montilla, estableciendo
con ella las misas que cupieren sabiendo que cada misa debía pagarse a razón de un ducado. Nombraba por primer capellán
al Ldo. Diego Gutiérrez de Salamanca, notario del Santo Oficio y como primer patrón a su hermano don Andrés, vinculando
dicho patronato al mayorazgo del Chanciller.
408 . En primer lugar dedica la huerta de dotación original para que el Ldo. Juan de Arenillas, durante los días de su vida, le
diga las misas que cupiesen en un año a razón de un ducado por misa; y tras la muerte del dicho presbítero, que hagan lo mismo
el Ldo. Diego Gutiérrez de Salamanca, y tras su muerte el Ldo. Pedro de Vacas. Y tras todos ellos tres, que la herede su hermano
don Andrés o el sucesor de su Casa, siempre y cuando acrecentasen la capellanía que fundó su madre doña Leonor con 1.000
ducados para decir cincuenta misas anuales. Ante el mismo escribano, Pedro Jurado de Montemayor. AHV, Fondo Viana, C.
127, expte 7. También en AHPC, leg. 8.529, f.1454.
409  El día 14 de noviembre siguiente ya toma don Andrés Fernández de Mesa posesión del mayorazgo de parte de las
Algorfillas, fundado por su abuela doña Marina para su hermano don Pedro Cabrera, por el fallecimiento de éste. AHPC, leg.
8.529, 14 de noviembre de 1670, ante Pedro Jurado de Montemayor.
410  En el testamento de su madre, en julio de 1654, se le considera aún menor de 14 años, pero por una escritura otorgada
a finales de septiembre ese mismo año, comparece ya por ser mayor de 14 años y menor de 25, por lo que cumpliría esa edad
entre julio y septiembre de 1654, naciendo por tanto en 1640. AHPC, leg. 11.872, f. 351vº y 502.
411  En 1646. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 218.

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Gonzalo J. Herreros Moya

en la Casa del Chanciller, el hábito de la orden de Calatrava412. Durante su infancia y juventud recibió
educación en su casa por parte del Ldo. Diego de Arce, presbítero a quien su madre dejaba como capellán
de la capellanía que fundó por su memorial413. Cuando fallece su progenitora, en 1654, aún no alcanzaba
la mayoría de edad, por lo que administró sus bienes Cipriano de Luque. Siendo ya adulto, gobernaría su
Casa y mayorazgos, hasta su muerte, acaecida en 1686414.
Sería durante su minoría de edad y poco antes de la muerte de su madre cuando se construiría
la nueva residencia de los Fernández de Mesa, levantando la casa palacio que hasta hoy nos ha llegado.
Entendemos que el proceso de construcción de la casa lo habría ideado su padre don Alonso –gran
impulsor del linaje y cuyos objetivos se truncaron con su muerte en 1645–partiendo el grupo de inmuebles
contiguos que tenían en dicha calle, y diseñando una residencia de nueva planta sobre su superficie. Y
es que a esas alturas, la parte central de la calle Pedregosa en el flanco derecho conforme se baja hacia la
Catedral estaba copada por varias casas pertenecientes a los Mesa, heredadas y compradas en el último
siglo, pero que habían llegado a sus manos gracias a su enlace con los Argote y a través de un sinuoso
camino, que procedemos a explicar.
En sí, todo ese conjunto de casas procedía de la familia Argote, que las incorporaron al patrimonio
de los Mesa a través del doble enlace entre los hermanos don Andrés y don Rodrigo Fernández de Mesa con
doña Andrea y doña Marina de Argote, respectivamente. Fueron varias: las principales donde hicieron su
morada durante el siglo XVI don Tello de Argote y doña Catalina de Argote y luego sus hijas doña Andrea
y doña Marina –que eran propias de don Tello, quien las asoció en 1525 al mayorazgo de Benazurera,
fundado por su cuñado en 1519415–, valoradas (en el año 1561) en un millón de maravedís; otras que
estaban debajo de las susodichas y que alindaban con una calleja barrera y con casas de Fernán Páez
de Castillejo, por valor de 400.000 maravedís; otras en la misma calleja barrera que alindaban con las
anteriores y con el monasterio de Jesús Crucificado, por valor de 100 ducados; y otras en la misma calle
Pedregosa, junto a las anteriores y que estaban valoradas en 60.000 maravedís416. De ellas, las primeras
eran las vinculadas al mayorazgo de Benazurera, y el resto eran inmuebles libres que había comprado
Catalina de Argote en 1534417.
Las vinculadas fueron transmitidas a doña Andrea, como poseedora del mayorazgo de Benazurera,
y como esposa de don Andrés Fernández de Mesa las acabó heredando su hijo don Alonso en 1575. Fue
este último quien prefiriendo vivir en ellas, por escritura de 13 de marzo de 1590 las permutó y subrogó
por las suyas propias del mayorazgo del Chanciller418, en San Andrés, como ya se dijo
De la otra parte, las casas libres las recibió doña Marina de Argote, hermana de doña Andrea.
Esta señora no tuvo hijos de su matrimonio con Rodrigo de Mesa, por lo que se las dejó en herencia a su
doblemente sobrina doña Francisca de Argote y Saavedra, mediante su testamento dictado en 1597419,
para que las llevase por dote a su casamiento. Cuando esta doña Francisca casó con don Martín Alonso
de Cea, veinticuatro de Córdoba, en 1608, pasaron estas casas libres de la calle Pedregosa, por tanto, a la
familia Cea. Sin embargo, volverían a reunirse todas las viviendas debido a la compra que realiza el día 13

412  AHN, Consejo de Órdenes, Orden de Calatrava, expte. 932. En realidad, esta merced de hábito le había sido concedida
por sus servicios a su padre don Alonso, quien por su pronta y repentina muerte no puedo hacer uso de ella y se la transmitió
por vía testamentaria. AHPC, leg. 11.766, ff. 1308
413  AHPC, leg. 11.872, f. 369.
414 Testó ante Diego de Pineda, escribano público de Córdoba, el día 4 de noviembre de 1686. AHPC, leg. 16.041, f. 273.
415  RUANO, p. 429.
416 Todo ello en diversas escrituras que contiene el AHMC, Sección 5.01.02, Caja 114, expediente 1, que contiene la partición
de los bienes entre doña Andrea y doña Marina de Argote por fallecimiento de su madre y su padre, ante Luis Núñez de Toledo,
el 20 de junio de 1561.
417  El día 17 de abril de 1534, ante Pedro de Villarreal. AHV, Fondo Torres-Cabrera, C. 31, expte 61-41.
418  Ante Rodrigo de Molina. AHPC, leg. 10.377, f. 658
419  AHV, Fondo Torres Cabrera, C. 28, expte. 54-18.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 151


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

de julio de 1632420, don Alonso Fernández de Mesa y Argote, siendo todavía sólo heredero de su Casa, a su
primo don Alonso de Cea y Mesa –hijo y heredero de los citados doña Francisca de Argote y don Martín
A. de Cea–, por valor de 131.250 maravedís. De esta forma, don Alonso Fernández de Mesa, que poco
después sería dueño del Chanciller (y de las de casas de los Argote legadas por su bisabuela doña Andrea
de Argote a su abuelo don Alonso Fernández de Mesa –el que las había hecho principales del mayorazgo
en 1590–y luego a su padre, don Andrés Fernández de Mesa), volvería a reunir con esta adquisición el
nutrido grupo de viviendas que en la calle Pedregosa habían conjuntado los Argote un siglo antes.
Entendemos que a lo largo de la corta vida adulta de don Alonso Fernández de Mesa gran parte
de todo este conjunto acabó por estar unido entre sí para dotarlas de una habitabilidad. Pero en cualquier
caso, la adquisición que este caballero hace en los años 30 induce a pensar en una clara aspiración de
unificación de todas ellas. Es este el motivo por el que aseverábamos que la construcción de una nueva casa
principal para los Mesa debió de proyectarla el primer señor del Chanciller, aunque se construyera nueve
años después de su finamiento. Sea como fuere, lo cierto es que a su muerte en 1645 no se había movido
aún una piedra para realizar ninguna nueva residencia.
Pero en 1653 parece que la idea de renovar las casas principales de los Mesa es ya un hecho. En el
mes de enero de ese año, la señora viuda del Chanciller, doña Leonor Cabrera de los Ríos y sus dos hijos,
Andrés y Pedro, pasan a vivir a otro domicilio, como demuestra el arrendamiento y ocupación de otra
residencia nobiliaria de cierta entidad, las casas principales de don Francisco de las Infantas y Aguayo,
veinticuatro de la ciudad, sitas en al collación de San Juan, por tiempo de dos años421, período durante
el cual se ejecutarían las obras y labra de su nueva morada. La edificación, en un principio, debía de
cumplirse en el plazo previsto, como acredita la escritura de Benito del Pino, maestro cerrajero, en el mes
de junio de 1654, obligándose a hacer y entregar a doña Leonor doce rejas de las ventanas y el balcón
principal de la casa en construcción, en un plazo de cuatro meses422. Doña Leonor Cabrera no pudo ver
acabada la construcción, como hemos viso, por morir a finales del mes de julio aún viviendo en la casa
habían arrendado a don Francisco de las Infantas. Sin embargo, parece que –como es usual–las obras se
demoraron más de lo previsto, y en 1655 se concertó don Cipriano de Luque como tutor y curador de los
hermanos don Andrés y don Pedro para arrendar a don Francisco de las Infantas sus casas dos años más
ante la imposibilidad de ocupar aún la nueva residencia de los Mesa, que estaba sin terminar423. De esta
forma, concluimos que la construcción de la mansión de los Mesa que se conserva hasta la actualidad se
prolongó entre comienzos 1653 y finales 1656.
En efecto, las labores constructivas, aunque en algunos puntos, como ha reflejado la arqueología
posterior, conservaron ciertas estructuras anteriores, se alargaron debido al ambicioso proyecto que
suponía una nueva residencia según los parámetros barrocos. Por el trazado lógico de la calle, se invita
a pensar que una parte de las casas anteriores de su propiedad fueron demolidas para hacer solar y con
ello ensanchar la calle justo en la zona de entrada de la nueva residencia. Con ello se permitía una vista
completa de la imponente fachada, que en la estrechura que describía la línea anterior de edificios hubiera
pasado desapercibida, o hubiera sido inviable. La construcción de estas casas principales constituía pues
una abierta política de exhibición de imagen nobiliaria y poderío arquitectónico de unos Fernández de
Mesa que en las dos últimas décadas habían entrado de lleno en la vanguardia de la oligarquía local, con
la consecución una veinticuatría (1642), del señorío (1644) y un hábito militar (1648). Como ya hemos
dicho, a finales de 1656 los Fernández de Mesa pudieron regresar y avecindarse en la calle Pedregosa en su
nueva y flamante casa solariega. Sería pues don Andrés Fernández de Mesa, segundo señor del Chanciller,
el primer morador de su linaje en esta residencia palaciega cordobesa.

420 Ante Rodrigo de Molina. AHPC, leg. 10.524, f. 1.124vº.


421  Pagando cada año 2.000 reales. Ante Juan de Mansilla Arriaza, AHPC, leg. 11.871, f. 69
422  Por lo que pagó doña Leonor 56 maravedís por cada libra de metal empleada. Ante Juan de Mansilla Arriaza, AHPC leg.
11.872, f. 337.
423  Con fecha de 26 de septiembre de 1655 se constató la carta de pago del alquiler de ese año y del siguiente, por valor de
2.000 reales cada uno. AHPC, leg. 11.875, f. 359.

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Gonzalo J. Herreros Moya

La casa se componía de planta baja y principal, y estaba organizada en dos patios, uno de acceso,
con las cocheras, portería, y pilón y abrevadero para caballos, desde el cual partía la escalera principal, y el
otro, un claustro que distribuía la segunda sección de la casa, comunicados ambos por una galería cerrada.
Por la pendiente de la calle, en el lado suroeste de la casa se describía una planta sótano con bodega. En
la parte postrera se ubicada un pequeño patio con una fuente424. La planta, que tenía de superficie 1.959
varas425 era altamente irregular, y aún en el siglo XIX se constata que la casa estaba llena de desniveles,
escalones, huecos y pasadizos, herencia directa derivada de la unión de todos los inmuebles anteriores.
Con el tiempo, don Andrés mejoraría las prestaciones de la casa notablemente, canalizando agua
hasta ella. Lo hizo mediante la compra de una paja de agua426 del Cabildo al convento de San Pablo –de las
dos que gozaba dicho cenobio–, en 1663427. Años más tarde, en 1683, mandaría hacer la correspondiente
construcción de una tubería que canalizara la misma hasta su residencia, junto con otros caballeros
interesados en conducir el agua hasta la misma parte de la collación de la Catedral428. Con esto, la casa
principal de los Mesa quedaba plenamente equipada con una cantidad de agua corriente que para la época
era toda una suntuosidad.
La fachada era sin duda el punto culminante de la nueva factura de la residencia de los Mesa.
La puerta de acceso, una de las más eminentes de la arquitectura cordobesa de la época, se describe
en dos cuerpos, el inferior con el portón principal adintelado “sobre el que corre un friso con triglifos
y metopas”, “flanqueado por pilastras dobles y columnas toscanas”429, y el superior, un amplio balcón
también adintelado. En esta parte encontramos uno de sus elementos más interesantes: el escudo de
armas. La unión heráldica representada en el tímpano del arco que preside el balcón de la portada recoge
tres elementos que definen la Casa –y la casa–. En primer lugar, el blasón representa la unión de los
FERNÁNDEZ DE MESA, en el primer cuartel, y de los ARGOTE, en el segundo. Se trata pues de una
representación no tanto matrimonial como patrimonial, ya que describe los dos pilares socioeconómicos
de la familia, el señorío y heredamiento del Chanciller (propio de MESA) y las tierras de Benazurera con
todos los agregados de las Algorfillas, las casas en la calle Pedregosa y los bienes en Orán (que vienen por
ARGOTE). No en balde, el segundo señor del Chanciller se llamará don Andrés Fernández de Mesa
Argote, aunque este segundo apellido le viniera dado al constructor por su tatarabuela doña Andrea de
Argote. Era la misma composición que habían usado su padre y su abuelo, ofreciendo una cohesión entre
la asociación de los dos apellidos de la Casa y su plasmación heráldica. Hemos de observar, no obstante,
que las armerías de los Mesa son las propiamente cordobesas de esta rama, ya que la bordura está cargada
con tres espadas, como veíamos en los escudos de los obispos en la Catedral (1554) y en el blasón del
expediente de don Juan Fernández de Mesa (1611430), y no con la de aspas, que describe Argote de

424  Descripción de la casa de los siglos XVIII y XIX que en parte se ha conservado. AHV, Fondo Viana, Tomas de Posesión,
C. 92, exptes. 18 (1718), 24 (1735) y 27 (1738). Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio
136, inscripción 2 (1867).
425  Equivalentes a 1.368 metros y 80 decímetros cuadrados.
426  Unidad de medida antigua de aforo, que equivalía a la decimosexta parte del real de agua, o poco más de dos centímetros
cúbicos por segundo. Incluso en algunos países de Centroamérica, se le llama paja de agua a un riachuelo. Diccionario de la
Real Academia Española.
427  Ante Pedro Jurado, escribano de córdoba, el día 10 de marzo de 1663 y por otra escritura, el 31 de marzo de 1663, ante
Nicolás de Torres. AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4, expte 7; AHPC, leg. 8.511, f. 320. Había presentado petición previa en el
cabildo de la S.I.C. el día 8 de febrero previo, como consta por las dichas escrituras, ya que hacía falta trasvasar el agua del arca
de la Puerta del Rincón a la del convento de Santa Ana, próximo a sus casas principales.
428  En concreto junto con don Diego de Cabrera, caballero de Alcántara, y con don Martín Fernández de Vera, para lo cual
obligaron al maestro cañero Sebastián Barrilero. En Córdoba, el día 2 de enero de 1883. Ante Diego de Pineda, AHPC, leg.
16.039, f. 1.
429  MUÑOZ JIMÉNEZ, S., y LUQUE PESO, D., “Portadas cordobesas de los siglos XVII y XVIII: la arquitectura privada”,
Arte, Arqueología e Historia, nº 7 (2000), p. 25.
430  AHV, Fondo Viana, Empleos y Honores, leg. 48, expte. 15.

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Molina431.
El segundo elemento a destacar es la cruz acodada de Calatrava, de cuya orden había recibido
el propio don Andrés un hábito de caballero en 1648 como se ha dicho, y que es indiscutiblemente
coherente con la datación del escudo, ya que don Andrés será el primero de su rama en recibir tal merced.
Por último, remata el blasón una corona de difícil adscripción tipológica si seguimos los parámetros
heráldicos románticos y contemporáneos. Pensamos que no representa más que el poder señorial de la
Casa. Todo el escudo es de una factura gruesa y rimbombante, típicamente barroco, adosado a un lecho
de volutas que adornan los cuatro puntos cardinales.
En otro orden de cosas, ya en 1670, don Andrés Fernández de Mesa sucedió como único heredero
a su hermano don Pedro Cabrera de los Ríos en todos sus bienes432, aunque, como vimos al hablar de
él, ya habían tenido algunos encontronazos legales sobre el disfrute de ciertos cortijos. Al año siguiente,
en 1671, continuó ampliando su patrimonio, adquiriendo unas casas solares frente a las principales, por
compra a doña María Vázquez y don Juan Vázquez Herrera433. Para entonces toda la sección central de la
calle Pedregosa estaba bajo su propiedad.

Tímpano sobre el balcón de la fachada principal de la casa de los Mesa, en la calle actual de Blanco
Belmonte, que protege el pomposo escudo colocado hacia 1656, cuando se levantó el edificio. En el
primer cuartel, FERNÁNDEZ DE MESA, que son dos mesas puestas en palo cada una con tres panes,
y una bordura cargada con tres espadas; el segundo, ARGOTE, que es una cruz de veros. Viene a
significar la unión patrimonial de las Casas del Chanciller y Benazurera.

431  ARGOTE DE MOLINA, G., Nobleza de Andalucía, Sevilla, 1588, p. 66, donde dice que traen una bordura cargada con
ochos aspas de oro en campo rojo, por haber participado estos señores en la conquista de Baeza en el día de San Andrés, 30 de
noviembre, de 1227, en alusión al martirio de este apóstol en una cruz aspada. También lo sostiene MORALES Y PADILLA,
f. 380. Incluso, el propio autor de los Paseos por Córdoba, aun describiendo el escudo, yerra y dice que posee “una bordura de
gules y ocho aspas también de oro”. RAMÍREZ DE ARELLANO, T., Paseos por Córdoba…, p. 542.
432  Entre ellos la parte vinculada el cortijo de las Algorfillas y de los Charcos, en Castro del Río. Toma posesión formal de los
bienes de su hermano el día 26 de noviembre de 1670. AHV, Fondo Viana, Tomas de Posesión, C. 91, expte 48-b. AHPC,
leg. 8.529, f. 1526.
433  Ante Gonzalo de Rivas, escribano público, con fecha de 23 de abril de 1671. AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4, expte 7.

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Gonzalo J. Herreros Moya

Durante su vida, casaría un total de tres ocasiones aunque del tercer enlace no llegó a tener sucesión.
Su primera mujer fue Dña. PAULA FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA Y MESÍA434, con la que contrajo
matrimonio435 en la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas el día 15 de junio de 1668436, sin
haber otorgado escritura de arras y dote. Había nacido esta señora en Córdoba, y fue bautizada como su
abuela materna437 en la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, como correspondía a la vecindad de
la Casa de Villaseca, en 1649438, siendo la tercera y última hija de don Luis Gómez Bernardo Fernández de
Córdova y Figueroa, señor del Encinar de Villaseca439, entre otros mayorazgos, veinticuatro de Córdoba,
caballero de la orden de Calatrava, y patrono de la capilla mayor del convento de Santa Isabel de los
Ángeles y de la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, y de doña Isabel Fernández de Córdova. A
través de este matrimonio, andando el tiempo, vino a caer el marquesado de Villaseca en la Casa de los
Fernández de Mesa, como veremos más seguidamente. Testó doña Paula, tras haber dado tres hijos a su
esposo, en noviembre de 1673440, muriendo poco después, aún en vida de sus padres.
Fallecida esta señora, contrajo segundo matrimonio don Andrés Fernández de Mesa el día 4 de
abril de 1675441 con Dña. ANA MARÍA ALFONSO DE SOUSA Y CÁRCAMO, hija de don Juan
Alfonso de Sousa y Córdova442, II señor de la villa de Aldea del Río443, caballero de Alcántara, veinticuatro
de Córdoba desde 1654444 y alcaide perpetuo de la villa de la Rambla, luego corregidor de la ciudad de
Granada entre 1665 y 1667445, Alcalá y Jerez de la Frontera446, y de doña Ana María Íñiguez de Cárcamo
y Eraso, fallecida en 1665447.
Tras varios partos, murió la segunda mujer de don Andrés Fernández de Mesa, por cuya causa volvió
a contraer matrimonio, en 1685, esta vez con Dña. MARÍA JOSEFA FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA,
hija de don Juan Fernández de Córdova Ponce de León y Cárcamo, caballero de la orden de Alcántara,
veinticuatro de Córdoba desde 1655448, paje del rey Felipe IV, contador mayor de finanzas de la ciudad

434  Esta es la sucesión de apellidos que emplea al testar, pero en ocasiones se la llamó como su abuela, doña Paula Mesía de
Guzmán, o doña Paula Fernández de Córdova y Figueroa.
435  Aparece este enlace en SALAZAR Y CASTRO, F., Historia Genealógica de la Casa de Lara, tomo II, Libro XV, pp. 735
436  AHV, Fondo Viana, Partidas matrimoniales, C. 85, expte 1-46. Archivo Parroquial de Santa Marina, libro 3º de
matrimonios, f. 140.
437  Que fue doña Paula María Mesía, por lo cual esta señora usó también en ocasiones este mismo apellido. FERNÁNDEZ
DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, pp.452-454.
438  Exactamente, se cristianó el día 8 de enero de 1649. Archivo Parroquial de Santa Marina, libro 6º de Bautismos, folio 246.
439  Para estudiar más extensamente esta Casa de Villaseca, ver FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia
genealógica…, tomo VI, pp. 437-459; PRIMO JURADO, J. J., Memoria histórica y vida de la nobleza a través del Archivo Viana
(siglos XII-XXI), Córdoba, 2009, pp. 23-60.
440  El día 20 de noviembre de 1673 ante Antonio de Mesa y Angulo, escribano público de Córdoba. AHPC, leg. 10.568, f.
509.
441  Los casó don Juan de Arenillas Benavides, procomisario del Santo Oficio, previa dispensa por tener los contrayentes cuarto
grado de consanguinidad. Fueron testigos a la boda don Alonso de Cárcamo, caballero de Calatrava y señor de Aguilarejo, don
Fernando de la Cerda, caballero de Calatrava y veinticuatro, y don Andrés de Córdova, conde de Torres Cabrera. Se velaron el
día 23 de enero de 1681, como consta en una nota al margen.AHV, Fondo Viana, Partidas matrimoniales, C. 85, Expte 1-49.
Archivo Parroquial de San Andrés, Tomo 4 de matrimonios, folio 327vº.
442  RAMOS, p. 173
443  GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España, vol. 3, h. 1720, Mss 11.776, BNE, f. 5
444  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 239
445  DÍAZ MARTÍN DE CABRERA, J., “Curiosidades históricas granadinas. Segunda parte. Los muy ilustres señores
corregidores de la ciudad de Granada”, Revista de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1918, p. 29.
446  GUERRA Y SANDOVAL, J. A., Minutas y linajes de España, vol. 3, h. 1720, Mss 11.776, BNE, f. 5
447  Ibídem.
448  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 247. A pesar de su nominación, el expediente se ha
perdido.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 155


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

de Sevilla, familiar del Santo Oficio de la Inquisición449, y de doña Ana de Caicedo y Saavedra, que era
su segunda mujer, –hija de los señores de Cordobilla–450. Había nacido doña María Josefa en Córdoba,
el día 4 de mayo de 1663, siendo bautizada ese mismo día en la parroquial de Santa María Magdalena451,
siendo por tanto veintitrés años menor que su marido don Andrés Fernández de Mesa. No obstante,
duró muy poco este matrimonio, del que no hubo descendencia, debido la pronta muerte de esta señora.
Testaba doña María Josefa muy enferma, meses después de su boda, el día 21 de mayo de 1685452 a través
de su madre doña Ana Caicedo, a quien había dado poder para ello ese mismo día453, muriendo poco
después. Como ya hemos apuntado, su marido le sobreviviría apenas año y medio, testando a comienzos
de noviembre de 1686454, siendo enterrado en la Santa Iglesia Catedral el día 12 de enero de 1687455. Hizo
falta realizar ante la minoría de edad de los hijos de su segundo matrimonio su correspondiente cura ad
litem tras su muerte, que se ejecutó el mismo día de su fallecimiento por parte del marqués de Moratalla
y conde de Priego456 .
Así pues, fueron hijos de don Andrés Fernández de su primer matrimonio:
I. D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue.
II. Dña. LEONOR FERNÁNDEZ DE MESA, murió antes que su padre.
III. Dña. ISABEL FERNÁNDEZ DE MESA, fue bautizada en el Sagrario de la Santa Iglesia
Catedral el día 22 de agosto de 1672457. Casaría, siendo segunda mujer, en 1687458 con
D. LUIS ANTONIO DE BAÑUELOS PÁEZ DE CASTILLEJO Y VALENZUELA,
nacido en 1656, titular de los mayorazgos y señoríos de Villaharta, la Torre del Ochavo,
el Montón de la Tierra, los Mochos, etc. Fue hijo de Antonio Francisco de Bañuelos,
caballero de Calatrava, veinticuatro de Córdoba459 y señor de la Torre del Ochavo, y
de su segunda esposa doña Magdalena Páez de Castillejo, a su vez hija y con el tiempo
sucesora de los señores de Villaharta y el Montón de la Tierra. Testó don Luis Antonio
en Córdoba en 1724, muriendo en 1727460. Por su parte, doña Isabel de Mesa testó
en Córdoba en 1732, suponemos muriendo poco después461. De esta unión vendrá la
sucesión a los bienes y señoríos de los Páez de Castillejo462. De entre sus vástagos fue hija
María Josefa de San Tadeo, religiosa en el Císter463.
Del segundo matrimonio, con Ana María de Sousa, nacieron464:

449  Desde 1667. FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, F., Historia genealógica…, tomo IX, p. 334
450  Ibídem, p. 338.
451  Ibídem, p. 342.
452  Ante Diego de Pineda. AHPC, leg. 16.040, f. 160.
453  Ibídem, f. 159.
454  AHPC, leg. 16.041, f. 273
455  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, f. 47.
456  Ante Diego de Pineda, AHPC, leg. 16.041, f. 14.
457  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, f. 47.
458  Capitulaciones matrimoniales otorgadas el día 15 de septiembre de 1687, ante Cristóbal López Hidalgo. La contrayente
no debía de tener más de quince años. PORRAS BENITO, Glosas a la Casa de Córdova…, p. 286. Los datos de esta señora
son en su mayoría de este autor.
459  Desde 1643. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 202.
460 Testamento ante Diego de Cáceres Berlanga, el día 3 de junio de 1724, otorgando codicilo el día 19 de noviembre del
mismo año. AHPC, leg. 10.611, f. 254. Murió el día 12 de noviembre de 1727. PORRAS BENITO, Glosas a la Casa de
Córdova…, p. 286;
461  Otorgó testamento el día 13 de junio de 1732 ante Diego de Cáceres. Ibídem.
462  MÁRQUEZ DE CASTRO, pp. 137-140.
463  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, f. 47.
464  RUANO, p. 434, aclara “entre otros que murieron niños”, y que por tanto debía de conocer pero que no cita.

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Gonzalo J. Herreros Moya

IV. D. JOSÉ FERNÁNDEZ DE MESA, fue bautizado el día 30 de mayo de 1683 en la


parroquia del Sagrario de la SIC. Murió a los seis años de edad “ahogado en el pozo”. Su
entierro fue el día 18 de junio de 1689, en la Santa Iglesia Catedral465.
V. Dña. ANA FERNÁNDEZ DE MESA Y SOUSA, que casó con D. ANTONIO DE
UBILLA Y MEDINA, secretario de Estado y del Despacho de Felipe V, que luego sería I
marqués de Rivas del Jarama466, y de cuyo matrimonio no hubo sucesión. A la muerte del
marqués en 1726 sin herederos directos, recibió la merced del marquesado la Venerable
Orden Tercera, quien ejecutó la sucesión asignando a don Nicolás Manso de Velasco
como segundo marqués.
VI. Dña. MARÍA FERNÁNDEZ DE MESA Y SOUSA, nacida en Córdoba en 1681467.
Casó el día 1 de enero de 1706 en la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas468
con D. MARTÍN JOSÉ DE CAICEDO Y SAAVEDRA, señor de Cordobilla, hijo de
don Pedro de Caicedo y de doña María Antonia de Argote, su esposa, vecino en la
collación de Magdalena. De este matrimonio vendrán los siguientes señores (dueños) de
Cordobilla, enlazados en la segunda mitad del siglo XVIII con los condes de La Jarosa469.
VII. Dña. LUISA FERNÁNDEZ DE MESA Y SOUSA, que fue monja en Santa Isabel
de los Ángeles, convento cuyo patronato ostentaba la familia de la primera mujer de
su padre, y luego su hermano don Alonso como II marqués de Villaseca. Testó junto
a su hermana Leonor en Córdoba, en 1700470, habiendo pasado el año preceptivo de
noviciado y estando próxima a su profesión en la orden. Por esta escritura, se reservaban
estas hermanas su legítima para mantenerse con decencia durante su noviciado y el resto
de su vida. Acabada la vida de una de las dos, manda se instituyeran misas por su alma,
y finadas las dos hermanas monjas, el resto del caudal de dividiera en tres partes iguales:
una para doña María de Mesa, su hermana; otra para su hermano don Alonso, señor del
Chanciller; y la última para una memoria de misas por su alma en el mismo convento
de Santa Isabel.
VIII. Dña. LEONOR FERNÁNDEZ DE MESA Y SOUSA, igual que su hermana,
fue monja en Santa Isabel de los Ángeles. Como se ha dicho, testaron juntas y bajo los
mismos términos en diciembre de 1700, a punto de profesar en dicha orden471.

2.5. La época del marquesado (1704-1749)

D. ALONSO FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE CABRERA DE LOS RÍOS, primogénito


de sus padres, nació en Córdoba en 1670472, siendo el primero de su linaje que vino al Mundo en las

465  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, L. 432, expte. 7, f. 47.
466 Título otorgado con fecha de 3 de enero de 1702 por Felipe V. Extinguido en el siglo XIX, fue rehabilitado por la sevillana
Mª de las Mercedes Van Moock-Chaves y Guardiola en 1965. VV.AA., Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles,
Madrid, 2008, p. 798.
467  El día 9 de abril de 1681, siendo bautizada el día 12 del mismo mes y años como María Josefa Ignacia de Santo Domingo,
siendo su padrino don Jorge de la Cerda, canónigo de la SIC. AHV, Fondo Viana, Partidas de bautismo, C. 85, expte 2-72.
468  Los casó el cuñado de la contrayente, como hermano que era de don Luis Antonio de Bañuelos y Páez de Castillejo, el Dr.
D. Francisco Bañuelos y Paéz, canónigo y maestrescuela de la SIC. Fueron testigos don Luis Bañuelos, caballero de Calatrava,
don Alonso de Narvaéz y don Diego de Narváez. AHV, Fondo Viana, Partidas matrimoniales, C. 85, expte 1-58. Archivo
Parroquial de Santa Marina, Libro 4 de matrimonios, folio 315. DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., El clero catedralicio en la España
Moderna, Tesis doctoral, Córdoba, 2011, p. 442.
469  RAMOS, p. 120.
470  El día 4 de diciembre, ante Juan Simón Hermoso. AHPC, leg. 12.260, f. 841
471  Ibídem.
472  Nació el día 16 de diciembre, y fue bautizado el día 20 del mismo mes de 1670 en el Sagrario de la SIC de Córdoba

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

casas principales de la calle Pedregosa tras la construcción de la casa palacio. A la muerte de su padre en
1686, fue veinticuatro de Córdoba473, tercer señor de la villa del Chanciller, y dueño de los mayorazgos
de Benazurera, Algorfillas, doña Urraca y el Cevico. Casó, casi a la par que su hermana Isabel, y sin haber
cumplido los 17 años, el día 12 de noviembre de 1687474, con Dña. ANA ANTONIA FERNÁNDEZ
DE ARGOTE. Esta señora había nacido en Málaga en 1669475, hija de don Diego Fernández de Argote
y Guzmán, caballero de Calatrava y veinticuatro de Córdoba –que en 1706 recibiría por Real Cédula de
Felipe V el título de marqués de Cabriñana476– y de doña Inés Francisca de Berlanga y Fajardo, señora de
la Casa de Berlanga y patronato de Santo Domingo de Málaga, fallecida el 17 de noviembre de 1682477,
proveniente de este linaje de regidores perpetuos de la ciudad de Málaga.
Ya en 1704, con el fallecimiento de su tío don Gómez Suárez de Figueroa y Córdova, veinticuatro
de Córdoba y primer marqués de Villaseca478, sin descendientes de su matrimonio con doña María de
la Concepción Fernández de Argote, se convertirá don Alonso de Mesa, como sucesor más inmediato,
en segundo marqués de Villaseca, heredando el suntuoso mayorazgo principal de Villaseca, entre otros
vínculo y demás bienes rústicos y urbanos, incluidos las casas principales de don Gome en la collación de
Santa Marina –hoy Palacio de Viana–, y el patronato de la capilla de Santa María de Gracia, de la cofradía
de Ntra. Sra. de las Angustias de San Agustín479, las capellanías de las Varas de Palio de la parroquia de
Santa Marina, la regalía de tener tarima y escaño en la capilla mayor de dicha parroquia, y el patronato
del convento de Santa Isabel de los Ángeles con enterramiento en él480. Ostentó además el oficio de
Gentilhombre de Cámara de Su Majestad, que creemos le vendrá dada por esta sucesión marquesal. Fue
devoto este marqués de la cofradía de Jesús Nazareno, una de las más aristocráticas de la ciudad, como
demuestran varios objetos de valor donados en vida a la iglesia y hospital de esta advocación481.
No obstante a pasar a ostentar este título y todos los bienes y privilegios a él asociados, don Alonso

como Alonso Juan de Mata José, siendo su compadre Rodrigo López de Molina, presbítero. AHV, Fondo Viana, Partidas de
Bautismos, C. 85, expte 2-67. Archivo Parroquial del Sagrario de la Catedral, libro 11 de Bautismos, f. 111.
473  Formalmente desde 1690. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 308.
474  Ofició el matrimonio el Dr. D. Diego de Bañuelos y Cárdenas, maestrescuela y canónigo de la SIC. Fueron testigos
don Francisco de Córdova, conde de Priego, don Gerónimo Páez de Castillejo y don Diego de Pineda. AHV, Fondo Viana,
Partidas matrimoniales, C. 85, expte 1-55. Archivo del Sagrario de la Catedral de Córdoba, libro 8 de Matrimonios, f. 356.
Capitulaciones ante Diego de Pineda, escribano público de Córdoba, el día 19 de septiembre. AHPC, 16.041, f. 320. En dote,
trajo esta señora 12.000 ducados y su esposo le ofreció 4.000 ducados en arras. RUANO, p. 449.
475  Bautizada en la iglesia de los Santos Mártires de Málaga el día 4 de noviembre de 1669. PORRAS, Glosas…, p. 287.
476  MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 103
477  SALAZAR Y CASTRO, F., Historia Genealógica de la Casa de Lara, tomo II, Libro XV, pp. 838 y 839.
478  Por merced de Felipe V, dada por Real Cédula en Madrid, el día 16 de febrero de 1703, sobre la jurisdicción despoblada de
Villaseca, de la que era señor jurisdiccional desde que la comprara a la Corona su antepasado don Gómez Suárez de Figueroa,
en 1559. FERNÁNDEZ DE BETHÉNCOURT, Op. cit., p. 457; y SORIA MESA, E., El cambio inmóvil, pp. 180 y 186. Así
pues, ese primer marqués había gozado tal título apenas unos meses.
479  El patronato de esta cofradía no era cualquier nimiedad: tenían el privilegio de llevar el estandarte de la cofradía, de exhibir
su escudo de armas en el cortejo de la cofradía y en la capilla de San Agustín, y de enterrarse con preeminencia en el panteón
de la capilla de la hermandad, entre otras prerrogativas instauradas en 1663. Además, este privilegio hacía a los patronos tener
abundantes muestras de caridad y donaciones con la hermandad, como muestra en 1712 la donación de un monillo y una
basquiña de ordinario para la imagen de la Virgen por el marqués. ARANDA DONCEL, J., La Hermandad de las Angustias y
la Semana Santa de Córdoba durante los siglos XVI al XX, Córdoba, 2004, p. 68.
480  Una breve monografía, aún con algunas imprecisiones, sobre el patronato de Santa Isabel de los Ángeles realizado por
ESPEJO CALATRAVA, P., “El patronato de la capilla mayor del convento de Santa Isabel de los Ángeles”, Boletín de la Real
Academia de Córdoba, nº 110 (enero-junio 1986), pp. 179-188.
481  Ante Francisco Vizcaíno, escribano público, el día 11 de abril de 1706 donó varias alhajas de plata , muebles, lámparas
y útiles litúrgicos para el servicio de la iglesia de Jesús Nazareno. AHV, Fondo Viana, Obras Pías, L. 65, expte 4. Se trata, sin
duda, de una de las cofradías aristocráticas y elitistas por excelencia de la ciudad. Vid. ARANDA DONCEL, J., Historia de la
Semana Santa de Córdoba, la cofradía de Jesús Nazareno, Córdoba, 1989.

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Gonzalo J. Herreros Moya

Fernández de Mesa y sus inmediatos sucesores continuarán viviendo en las casas principales de la calle
Pedregosa como su residencia oficial y única, dejando a un lado el uso de las casas propias del mayorazgo y
señorío de Villaseca, las casas de don Gome, en la collación de Santa Marina. Hasta tal punto ejemplificó
la preferencia por las casas de los Mesa en detrimento de estas últimas, que los siguientes marqueses de
Villaseca dieron en arrendamiento en sucesivas ocasiones estas casas principales, hoy conocidas como
palacio de Viana, a otros miembros de la aristocracia local interesados en vivir en ella. El caso más llamativo
ocurre en 1735, cuando por seis años el vizconde de Sancho Miranda arrendó al quinto marqués de
Villaseca las “casas principales en la collación de Santa Marina que generalmente llaman de las Casas de
Don Gómez”482. Queda pues evidenciada la gran importancia que para el linaje y su manifestación social
tuvo el palacete de la calle Pedregosa. El callejero da buena muestra de ello, al tener bautizada desde el siglo
XVIII como “Villaseca” la calleja sin salida situada en la calle Pedregosa, hoy Blanco Belmonte, frente a
la morada de los Mesa.
Testó este señor marqués de Villaseca a través de un poder notarial dado en diciembre de 1711483,
en virtud del cual testó su mujer doña Ana Antonia en enero de 1712484, ya viuda. Había, pues, muerto el
día 23 de diciembre este segundo marqués de Villaseca en sus casas principales del Chanciller. Su mujer,
doña Ana Antonia de Fernández de Argote quedaría como tutora de sus hijos menores y le sobreviviría más
de un cuarto de siglo. Durante ese tiempo, ejercerá como árbitro en el reparto de bienes y asignaciones de
toda su prole (9 vástagos), viendo morir a cuatro de ellos, y siendo madre, en vida, de los sucesivos tercer,
cuarto y quinto marqués de Villaseca. Fallecería en Córdoba también en su residencia de la calle Pedregosa
en 1738485. Fue sepultada, como su esposo, en la capilla de los Mesa en el convento de San Pablo.
Fueron hijos de don Alonso y doña Ana Antonia:
I. Dña. PAULA FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE, bautizada como su abuela paterna en
el Sagrario de la SIC el día 2 de mayo de 1690486. Vivió sin contraer nupcias en la casa familiar
de los Mesa hasta su muerte a finales de 1736487. Dejó como heredera universal a su hermana
doña Marina.
II. D. DIEGO FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE, debió de nacer a finales de 1695 o
comienzos de 1696, en la casa solariega de sus padres. En 1712488, tras la muerte de su padre
y siendo aún menor, se convirtió en tercer marqués de Villaseca, cuarto señor de la villa
del Chanciller y de todos los mayorazgos de los Mesa, Argote, Figueroa, Villaseca, Cevico y
Cabrera de los Ríos. De este momento nos ha llegado la que es, probablemente, la más antigua
descripción de la casa principal de los Mesa. Así, en enero de 1712 se describe que para tomar
posesión de ella el representante de don Diego Fernández de Mesa “[…]cerró y abrió las
puertas de la calle y se paseó por su primer patio y llegó a una fuente que en él está y echó una
piedra en ella y después pasó a sus caballerizas y las paseó y después entró en el patio segundo
de dichas casas que tiene sus portales bajos con órdenes de arcos y columnas y en medio de él

482 Traído por PLAZA GARCÍA, S., “Prestigio, ciudad y casas nobiliara…”, p. 526.
483  El día 21 de diciembre de 1711 ante Diego Juan de Pineda, escribano público de Córdoba. RUANO, p. 449. El día 23
de diciembre dio comienzo el inventario de sus bienes ante el mismo escribano. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C.
92, expte 18.
484  Ante Diego Juan de Pineda, AHPC, leg. 15.985,14 de enero de 1712. RUANO, p. 449.
485 Testaba ante Francisco Antonio de Aranda, ya enferma, el día 9 de mayo de 1738. RUANO, p. 449 Declaraba haber
tenido nueve hijos y los cuatro que ya habían fallecido (Diego, tercer marqués de Villaseca, Luis, canónigo y cuarto marqués de
Villaseca, María de la Concepción y Paula). AHV, Fondo Viana, testamentos y mayorazgos, Caja 128, expte 34.
486  Noticias genealógicas…, AHV, Fondo Viana, Genealogía y Heráldica, C. 432, expte 7, f. 47.
487  Había testado ante Diego Juan de Pineda, escribano público de Córdoba, el día 28 de septiembre de 1736. AHPC, leg.
16.011, f. 1.471.
488 Tomó posesión de todos los bienes paternos entre los días 2 y 11 de enero de 1712, actuando en su nombre Manuel
González de Valderrama como curador ad litem. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 92, expte 18.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 159


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

una fuente de alabastro, donde meneó el agua e inmediatamente pasó al cuarto bajo de mano
derecha y se paseó en él y después al jardín y cortó en él diferentes ramas de limas y jazmines
y llegó a un estanque que en él está y echó una pierda en él. Todos los cuales dichos autos
dijo que hacía e hizo en señal de posesión y por posesión que de las dichas casas principales
en voz y en nombre de los demás mayorazgos que le pertenecen […]”489. Fue Gentilhombre
de Cámara del rey Felipe V, desde que en el mismo año de 1711 su padre le traspasara los
honores de dicho oficio palatino490. Sin embargo, murió siendo aún joven, sin sucesión y sin
haber tomado estado, en 1723.
III. D. LUIS FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE491, que nació en Córdoba el día 10 de enero
de 1702. Había iniciado su carrera eclesiástica en 1722 con una canonjía y la coadjutoría del
Deán de la Catedral de Córdoba don Pedro de Salazar y Góngora –que luego será obispo de
la diócesis–, cuando en 1723 murió su hermano don Diego y se encontró como inmediato
sucesor de su Casa. A pesar de ello, quiso continuar con su puesto en el cabildo ya que “desde
su tierna edad fue inclinado a seguir el estado eclesiástico”492, y en ese mismo año renunció
todos sus mayorazgos, títulos y patronatos en cabeza de su hermano siguiente, don Pedro493,
aunque se reservaba para él seguir viviendo en la casa solariega de la calle Pedregosa y una
renta de 7.000 ducados anuales –una cantidad nada despreciable, por cierto–. Por todo ello,
se intituló como marqués de Villaseca, cuarto en el ordinal de dicha merced, aunque como
decimos continuó su vida religiosa. Ya en 1733 su madre le dio carta de pago de todos los
gastos hechos para sus bulas494. Testó y murió en Córdoba, en 1735495.
IV. D. PEDRO FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE, que sigue.
V. D. JUAN FERNÁNDEZ DE MESA, que seguirá.
VI. D. ANDRÉS FERNÁNDEZ DE MESA, nacido en 1709. En 1752 vivía soltero, como
caballero notorio y con dos sirvientas496. Murió sin descendencia.
VII. Dña. MARINA FERNÁNDEZ DE MESA, como su hermana, murió sin haber tomado
estado, aunque después de su madre.
VIII. Dña. JOSEFA FERNÁNDEZ DE MESA, que casó –entendemos siendo segunda mujer–
con D. ANTONIO DE GÓNGORA Y ARMENTA, teniente coronel del Regimiento de
Dragones de Pavía, dueño de los mayorazgos de Monserguido y de la Torre del Ochavo. Era
hijo de don Lucas de Góngora y Armenta, caballero de Calatrava, veinticuatro de Córdoba497,
y de doña Ana María de Bañuelos y Acevedo, dueños de los citados mayorazgos. No obstante,
este matrimonio no tuvo sucesión. Había casado previamente don Antonio de Góngora y
Armenta con doña Isabel Manuela Hipólita Nieto Tamariz, natural de Lucena, de quien sí
tuvo hijos498. En 1738 ya se encontraba doña Josefa viuda de su esposo don Antonio.

489  AHV, Tomas de posesión, Ibídem.


490  El día 1 de junio de 1711, ante Diego de Cáceres, escribano público de Córdoba. PORRAS, Glosas…, p. 288.
491  Los principales datos biográficos de don Luis tomados de DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., El clero catedralicio en la España
Moderna, los miembros del Cabildo de la Catedral de Córdoba (1475-1808), Tesis Doctoral, Córdoba, 2011, p. 468.
492  AHPC, leg. 15.996, f. 934vº
493  El día 28 de septiembre de ese año renuncia el marquesa de Villaseca, ante Diego Juan de Pineda, escribano de Córdoba,
y el día 17 de noviembre del mismo año, ante el mismo escribano, el resto de mayorazgos reservándose su renta. AHPC, leg.
15.996, ff. 754 y 932. PORRAS, Glosas…, pp. 288 y 289.
494  Ante Diego Juan de Pineda, escribano público de Córdoba, el día 2 de junio de 1733. RUANO, p. 450.
495  Ante Diego Juan de Pineda, otorgó testamento (18 de mayo de 1735), codicilo y memorial post mortem (día 28 del
mismo). AHPC, leg. 16.009, fols. 529 y 545.
496  AHPC, Catastro de Ensenada, Libro 3º de familias seglares, f. 272.
497  Desde 1654. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 243.
498  Como se puede ver por la sucesión del expediente de veinticuatro de don Lucas de Góngora Armenta y Bañuelos, que en

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Gonzalo J. Herreros Moya

IX. Dña. MARÍA DE LA CONCEPCIÓN FERNÁNDEZ DE MESA Y ARGOTE, era la más


pequeña de los hermanos, y murió antes de 1738, ya que su madre, al testar, la cita como
difunta.

D. PEDRO FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE CABRERA DE LOS RÍOS Y CÓRDOVA,


que nació en Córdoba en las casas principales de la calle Pedregosa en 1706499. En 1723, al morir su
hermano don Diego, el siguiente sucesor, su hermano don Luis, renunció los títulos y mayorazgos de
Villaseca, el Chanciller y todos sus agregados por haber iniciado carrera eclesiástica, por lo que don Pedro
se convertiría en quinto marqués de Villaseca de facto. No obstante, no tomaría posesión de iure de todos
sus bienes, mayorazgos, derechos y patronatos como marqués y sexto señor de la villa del Chanciller
hasta 1735500. Casó con 30 años con Dña. MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DE VALENZUELA Y
ALFONSO DE SOUSA, en el sagrario de la Santa Iglesia Catedral, en 1736501. Era esta señora poseedora
el mayorazgo del Jardón y varios vínculos de los linajes de Navarrete y Valenzuela, así como patrona de
la capilla mayor del hoy desaparecido convento de Ntra. Sra. de las Nieves, como hija de los difuntos
don Luis Fernández de Valenzuela Godoy y Navarrete y de doña Ana Alfonso de Sousa Ruiz de León y
Manuel, siendo nieta materna de los sextos condes de Arenales. Del matrimonio entre don Pedro y doña
María Antonia sólo había nacido una hija, cuando fallece el marqués en 1738502, por lo que su esposa
quedó como tutora de la menor que quedaba huérfana de padre, doña Ana Rafaela.
La marquesa viuda de Villaseca le sobreviviría a don Pedro más de dos décadas. Volverá a casar en
1741 con don Diego Cabrera y Sotomayor, señor de los mayorazgos de Salmerón, Montalvo y Sanchuelo,
sucesor de la casa condal de Villanueva de Cárdenas, quien no obstante falleció poco tiempo después, en
1745. Doña María Antonia Fernández de Valenzuela moriría en Córdoba, doblemente viuda, en 1771503.
Así pues, fue hija única del quinto marqués de Villaseca y su esposa:

Dña. ANA RAFAELA FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE CÓRDOVA Y VALENZUELA,


que nació en Córdoba, en las casas principales de los Mesa, en 1737504. Con apenas un año de vida, en
1738505, quedó huérfana de padre, convirtiéndose en sexta marquesa de Villaseca y séptima señora del
Chanciller, siendo tutora su madre doña María Antonia de Valenzuela por no tener ni dos años de edad.
Sin embargo, su tío don Juan Fernández de Mesa, acudiendo al principio fundador del mayorazgo
del Chanciller, dispuso pleitear contra doña Ana la posesión y sucesión de este vínculo por considerarlo de

1781, menor de edad, accede al oficio, siendo hijo de don Antonio de Góngora Armenta y Bañuelos y de doña Isabel Nieto
Tamariz, como nieto paterno de don Lucas de Góngora y Armenta y doña Ana María Bañuelos y Acevedo. AHMC, caballeros
veinticuatros, expedientes de limpieza, expte 378.
499  Fue bautizado el día 10 de abril de ese mismo año en el Sagrario de la SIC de Córdoba. PORRAS, Glosas..., p. 290.
500  Exactamente el día 29 de julio de 1735, tras la muerte de su hermano. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 92,
expte 24. A pesar de haber renunciado don Luis en él en 1723, hasta su muerte no se tomó formal posesión por parte de Pedro
Fernández de Mesa, entendemos queriendo respetar al menos simbólicamente la legítima titularidad de su Casa.
501  Exactamente el día tres de agosto de 1736. PORRAS, Glosas…, p. 290.
502  Da poder para testar por él a su mujer el día 15 de septiembre de 1738 ante Diego Juan de Pineda, escribano de Córdoba,
falleciendo pocos días más tarde. Por las obvias razones de la tardanza en las comunicaciones de la época, cuando el Papa
Clemente XII expide el Breve por el que concede a don Pedro Fernández de Mesa y doña María Antonia Fernández de
Valenzuela el privilegio de celebrar misas en sus oratorios privados de Córdoba, el día 22 de enero de 1739, consta como si aún
estuviera vivo, cuando había fallecido hacía meses. AHV, Fondo Viana, Pergaminos, C. 97, expte. 45.
503 Testó ante Rodrigo Barroso, escribano público de Córdoba, el día 31 de diciembre de 1770.
504  Fue bautizada en el Sagrario de la SIC de Córdoba el día 17 de junio de 1737. AHV, Fondo Viana, Partidas de bautismo,
C. 85, expte 2-86.
505 Tomó posesión de las casas principales de la calle Pedregosa el día 5 de octubre de 1738 y del resto de los bienes paternos
el día 18 del mismo, ante Diego Juan de Pineda, escribano público de Córdoba. Actuaba en su nombre Juan Rafael Torralbo,
curador ad litem, ante la párvula edad de la heredera. AHV, Fondo Viana, Tomas de posesión, C. 92, expte 27.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 161


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

agnación rigurosa506. Y así, en efecto, la Justicia le proveyó de razón a este caballero en 1749, motivo por el
cual a sus once años doña Ana Fernández de Mesa dejó de ser señora del Chanciller y hubo de abandonar
las casas principales del Chanciller en la calle Pedregosa. Pasaría entonces a vivir definitivamente en las
casas de la Rejas de don Gome, que eran las propias solariegas del marquesado de Villaseca, en la collación
de Santa Marina.
No obstante, a pesar de esta desposesión, doña Ana Rafaela estaba destinada a heredar en vida
multitud de mayorazgos y bienes por parte de su padre, que se acrecentarían al recibir la herencia materna
en 1771. Por otra parte, tras la muerte de su pariente doña María Belén Fernández de Córdova, se
convirtió en señora de Belmonte, Moratalla, Añora el Cojo y una larguísima sucesión de vínculos. Así
es como a su muerte, acaecida en sus casas principales de las Rejas de don Gome, el día 7 de febrero de
1788507, declara un total de dieciocho mayorazgos y más de una decena de patronatos.
Casó esta señora el día 30 de mayo de 1752508, festividad de San Fernando, con don Fernando de
Cabrera y Méndez de Sotomayor, que era hijo primogénito –del primer matrimonio–del segundo marido
de su madre, ya citados. Don Fernando, que había nacido en 1737, el mismo año de doña Ana, sería
con el tiempo cuarto conde de Villanueva de Cárdenas, dueño de varios mayorazgos. Fue este caballero,
además, el dedicatario de la obra Casa de Cabrera en Córdoba509. Hubo de este matrimonio numerosa
prole por donde vendrán los siguientes marqueses de Villaseca, condes de Villanueva de Cárdenas, luego
también condes de la Jarosa y de Talhara, marqueses de Fuentes, de la Rosa, de la Mota de Trejo y de
Ontiveros, bajo el linaje de los Cabrera.

2.6. Continuación de la Casa del Chanciller: el declive de un linaje y la venta de la casa

D. JUAN FERNÁNDEZ DE MESA, cuarto hijo de don Alonso Fernández de Mesa y Argote y
doña Ana Antonia Fernández de Argote y Berlanga, marqueses de Villaseca, nació en Córdoba en 1708510.
En vida de sus hermanos don Luis y don Pedro mantuvo ciertas reclamaciones para que se le asignaran
ciertos ducados anuales para mantenerse dignamente. Aunque tuvo la prerrogativa de ser veinticuatro
de Córdoba y así lo hace constar su hijo don Rodrigo al heredar el oficio, no parece que nunca ejerciera
este puesto en el cabildo cordobés511. Pleiteó con sobrina por la agnación rigurosa del mayorazgo del

506  El pleito se produce entre 1748 y 1749. Con fecha de 26 de agosto de 1749 se le adjudicó definitivamente el mayorazgo
del Chanciller a don Juan, aunque todo el resto de bienes y vínculos que los Mesa habían asimilado en los últimos tres siglos
permanecieron en la Casa de Villaseca en cabeza de doña Ana Rafaela. AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4, expte 7. No obstante,
la lectura jurídica de la fundación del mayorazgo no estaba exenta de interpretación, ya que los argumentos que forzaban a la
sucesión por varón de forma exclusiva se remiten a que en la fundación del mayorazgo, don Rodrigo de Mesa, en 1496, relataba
sólo la sucesión de varones, aunque en ningún momento se consignaba una agnación rigurosa de forma explícita.
507  Se ofició su funeral el día 8 de febrero de 1788 en su parroquia de Santa Marina. La Universidad de beneficiados la llevó
ese mismo día a sepultar en el enterramiento propio de la SIC, uno de tantos que le correspondían por herencia y matrimonio.
Había testado varias veces ante Juan Ignacio del Pino: en 1767, en 1780 y, la última, en 1788, la víspera de su muerte, y que
ya no pudo firmar por su avanzada enfermedad. AHV, Fondo Viana, Partidas de defunción, C. 85, expte 1-102. Archivo
Parroquial de Santa Marina, Tomo 9 de defunciones, Folio 147.
508  En la parroquia del Sagrario de la SIC, oficiando el matrimonio el Dr. D. Pedro de Cabrera y Cárdenas, Deán y canónigo
de la misma, siendo testigos don Andrés Fernández de Mesa y Argote y don Ignacio Giménez del Castillo, presbítero, en otros.
El día 26 de julio de ese mismo año se dieron las bendiciones nupciales en el oratorio de su casa. AHV, Fondo Viana, Partidas
matrimoniales, c. 85, expte 1-64. Habían realizado las capitulaciones matrimoniales el día 27 de noviembre de 1748 ante Juan
de Pineda, escribano público de Córdoba. PORRAS, Glosas..., p. 305.
509 Tan citada en el presente trabajo, escrita por el padre Ruano en 1756, siendo publicada en 1779, y reeditada de 1994, en
Córdoba, por doña Concepción Muñoz Torralbo y doña Soledad García-Mauriño Martínez.
510  Fue bautizado en el Sagrario de la SIC de Córdoba el día 12 de septiembre de 1708. PORRAS, Glosas..., p. 387.
511  No existe expediente correspondiente en el AHMC, aunque así consta en las fuentes del oficio cuando lo hereda su hijo.
En cualquier caso, desde la muerte de su padre en 1712 ninguno de sus hermanos ejerció la dignidad de veinticuatro vinculada

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Gonzalo J. Herreros Moya

Chanciller512, que llevaba este cortijo, las casas principales en la calle Pedregosa, el patronato de la capilla
de San Jacinto en San Pablo y el oficio de veinticuatro de Córdoba. Gracias a una fuente de conocida
importancia, el Catastro de Ensenada, conocemos la situación económica del principal y único recurso de
este mayorazgo, el cortijo del Chanciller. Para entonces, a las alturas de 1752513, este cortijo de 835 fanegas
comprendía tierra de regadío de primera calidad plantada de hortaliza, con frutales y moreras, y secano
–de las tres calidades–reducido a sembradura habitual de los cortijos de la campiña, con encinas y álamos
blancos y negros, aunque se reconoce que los plantíos no tienen orden alguno. La distribución exacta
del espacio era de 10 fanegas de regadío de hortaliza, 805 fanegas de sembradura de secano de segunda
calidad, 10 fanegas pobladas de encinas con producción de segunda calidad, y 10 fanegas de alamedas,
mitad blancos y mitad negros, de tercera calidad. Producen trigo, cebada y bellota. El cortijo posee además
una casa de recreación. Se aclara que la jurisdicción se vendió por 19.933 reales y 11 maravedís, dada el día
22 de octubre de 1645 por Felipe IV, y que los derechos y regalías de la jurisdicción civil y criminal, mero
mixto imperio, señorío, vasallaje, horca y cuchillo, penas de cámara y de sangre, derechos de martiniega
y demás no reportan utilidad alguna a don Juan de Mesa y Argote. No obstante, por entonces, el cortijo
del Chanciller no le reportaba a su dueño más de 5.000 reales de vellón anuales514, es decir, apenas 460
ducados al año, cuando había reclamado 1.200 ducados en vida de su hermano para su manutención
anual515. Esto generó sin duda que el estatus social y económico de la Casa del Chanciller, hasta entonces
emparentada con los primeros títulos y linajes de Córdoba, sufriera un descenso súbito en sus pretensiones
y rango social. Sabemos que en esa misma fecha vivía todavía soltero, como caballero notorio, a sus
cuarenta y tres años, teniendo en sus casas principales a un paje, un mozo de caballos y una criada516.
Casó517 con cuarenta y seis años, en 1754, en Córdoba, en la parroquia de San Miguel Arcángel,
con Dña. PAULA FERNÁNDEZ APOLINARIO518 Y VARGAS MACHUCA, que había nacido en
Córdoba en 1730519 –por tanto veintidós años más joven–, siendo hija del de don José Cayetano Apolinario
Fernández y doña María de Vargas Machuca520.

al mayorazgo del Chanciller, y a las alturas de 1749, cuando pleitea con su sobrina por el mayorazgo del Chanciller, aún no lo
era, ni tampoco lo declara en su testamento en 1771 ni su viuda al hacer lo propio en 1803. AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4,
expte 7. En PLAZA GARCÍA, S., “La familia Fernández de Mesa. Una aproximación al estudio de la élite local cordobesa en
el siglo XVIII”, en Actas de del III Congreso de Historia de Andalucía, Córdoba. Andalucía Moderna, Tomo II, Córdoba, 2001, p.
207, la autora también se extraña de este vacío el uso del oficio. No obstante, cuando en 1761 prueba la hidalguía de sus hijos
aún tampoco se proclama veinticuatro de la ciudad. AHMC, 2.11.01, Ejecutorias de nobleza, C. 44, expte. 44.
512  Pleito que duró desde 1748 a 1750. Se le aprovisionó favorablemente a su causa el día 25 de agosto de 1749, y se libró
la toma de posesión de dicho mayorazgo el día 4 de junio de 1750. AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4, expte 7 y Fondo Torres
Cabrera, C. 50, expte 36-1
513  P. 52, 69, 71, 73, 75, 85, 91, 123, 147
514  AHV, Fondo Viana, Pleitos, L. 4, expte 7.
515  Es posible que la estimación reflejada en el Catastro fuera incluso menor, como comenta PLAZA GARCÍA, S., “La familia
Fernández de Mesa…”, p. 205.
516  AHPC, Catastro de Ensenada, Libro 1º de Familias Seglares, fol. 3.
517  Esta consorte supone un descenso cualitativo del rango de matrimonios hasta entonces concertados por los Mesa, que
habían ido in crescendo desde el siglo XV, como demuestra que la inmediata parentela de esta señora no tuviera ningún tipo
de distinción, honor u oficio relacionados con la oligarquía, ni mucho menos título y señorío. Vid. PLAZA GARCÍA, S., “La
familia Fernández de Mesa…”, p. 202. Contrajeron matrimonio en la parroquia de San Miguel Arcángel el día 30 de enero de
1754, otorgándose dote cuatro años después. AHMC, 2.11., ejecutorias de nobleza, Caja 44, expte. 44. PORRAS, Glosas..., p.
388 dice que se otorgó la escritura correspondiente en el oficio 19 el año 1759, mas no hemos hallado rastro de esta escritura
en tal oficio y año.
518  Aunque en algunos trabajos y escrituras se denomine “Polinario”, es “Apolinario” la forma correcta.
519  Bautizada en la parroquial de San Nicolás de la Villa el día 20 de febrero de 1730. PORRAS, Glosas..., p. 388.
520  Un matrimonio que intentó ocultar lo llano de su ascendencia con el uso de apellidos compuestos tan eufónicamente
aristocráticos como ficticios. Así, aunque doña Paula empleara Fernández Apolinario y Vargas Machuca, su padre fue “José
Fernández, llamado Apolinario”, siendo hermano de éste don Pedro Apolinario, labrador de la collación de Óminum Sanctorum

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Don Juan Fernández de Mesa, para dejar constancia de la nobleza de su prole –a pesar de la franca
decadencia en que se encontraban–en 1760 escribe al Cabildo municipal, adjuntado pruebas que lo
acreditaran, para que se empadronaran como hidalgos sus hijos aún de muy corta edad,521.
Testó don Juan Fernández de Mesa en Córdoba, en 1771522, y fallecería en su casa solariega en
agosto de 1772. En el mes de diciembre de este mismo año, su mujer realizaría la cura ad bona de sus
nueve hijos, todos menores523. Su esposa testaría en 1803 y fallecería, tras más de treinta años viuda, en
1807524, siendo ya vecina de la collación de El Salvador y Santo Domingo de Silos.
Don Juan, aún de soltero, fue padre con doña María Josefa Bonilla de:
a. D. ALFONSO FERNÁNDEZ DE MESA, nacido en Córdoba en 1744. Casó con doña Josefa
de Dios Díaz y Ariza. Testó este señor en Córdoba en 1796525. Desconocemos su descendencia.
Ahora sí, de su matrimonio, don Juan y doña Paula fueron padres de:
I. Dña. ANA ANTONIA FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO, nacida en Córdoba en
1755526. Casó en Montoro con don José Gómez de Lara y Quirós. Sabemos que vivía en 1799
junto con su hermano Antonio en la calle Santa Ana527 en Córdoba.
II. D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO, que sigue.
III. D. JOSÉ ANTONIO RAFAEL FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO, nacido en
Córdoba en 1759528, no contrajo matrimonio. Y así murió “mozo soltero”, y sin descendencia
conocida, en 1827529, siendo vecino de San Juan y Todos los Santos.
IV. D. FRANCISCO DE BORJA ANTONIO RAFAEL FERNÁNDEZ DE MESA Y
APOLINARIO, nacido en Córdoba en 1760530, se dedicó a la vida eclesiástica como presbítero.
Disfrutó durante su vida diversas capellanías, entre ellas las que fundó don Diego Fernández de
Argote en la Catedral en la capilla de San Bernabé; la que se servía en la capilla de San Antonio
Abad –también en el templo mayor–por fundación de don Gómez Suárez de Figueroa; la que
fundada en la ermita del cortijo de Moratalla por doña María Fernández de Córdova; la del
oratorio del cortijo del Chanciller establecida por doña Leonor Cabrera y de los Ríos; la que
fundó don Tello de Aguilar en la capilla de San Acisclo y Santa Victoria en la Catedral; la que
fijó don Pedro Muñiz de Godoy en la misma; y otra media decena más. Murió en Córdoba en

(AHPC, leg. 8.764, 9 de marzo de 1776); por su parte, su madre no era más que doña María de Vargas, hija de don Antonio
de Vargas y doña Francisca Rodríguez, como declara en su testamento de 1770, aunque su hija doña Paula prefiriera asociarlo
como “Vargas Machuca” (AHPC, leg. 9.946, 25 de abril de 1770). La evidencia mayor de la baja procedencia de esta familia se
demuestra con la constatación de que el hermano mayor de doña Paula, don Andrés Fernández Apolinario no fue sino cirujano.
521  AHMC, 2.11, ejecutorias de nobleza, C. 44, expte 44.
522  El día 14 de agosto de 1771 ante Francisco de Molina y Berlanga, escribano público de Córdoba. AHPC, leg. 9.946, f.
172
523  Exactamente el día 12 de diciembre de 1772, ante Francisco Molina y Berlanga, AHPC, leg. 9.946, año 1772, 12 de
diciembre (s. foliar)
524 Testó el día 8 de octubre de 1803 ante Rafael Fernández de Cañete, escribano público de Córdoba. AHPC, leg. 14.890, f.
165. Fallecería el día 18 de abril de 1807, siendo oficiado su funeral en la parroquial de El Salvador al día siguiente. PORRAS,
Glosas… p. 388.
525  El día 4 de abril de 1796, oficio 35. Ibídem, p. 390.
526  Sería bautizada en el Sagrario de la Catedral de Córdoba el día 28 de agosto de 1755. Desconociendo más datos de
esta señora, Ibídem, p. 390 le atribuye un matrimonio con un señor valenciano, caballero de la Orden de Carlos III, pero
no habiendo más evidencias que las que muestra su autor y siendo probable que no se trate de ella, creemos poco fiable esta
información por la que no la incluimos aquí.
527  Archivo Hermandad de los Dolores, Cobratorios, 1799.
528  Bautizado en el Sagrario de la SIC el día 27 de julio de 1759. AHMC, 2.11, ejecutorias de nobleza, Caja 44, expte. 44.
529  Había testado el día 28 de julio de 1827 ante Rafael Fernández de Cañete, escribano público de Córdoba. AHPC, leg.
10.876, f. 230.
530  Bautizado en el Sagrario de la SIC el día 10 de octubre de 1760. AHMC, 2.11., ejecutorias de nobleza, Caja 44, expte. 44.

164 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

1827, siendo vecino de la collación de San Juan y Todos los Santos531.


V. Dña. MARÍA FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO. En el momento de testar su
madre en 1803 aúne estaba soltera viviendo junto a ella.
VI. Dña. RAFAELA FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO, fue monja en el convento de
Santa Clara, y vivía aún en 1799532.
VII. Dña. PAULA FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO. Al igual que hemos dicho de
su hermana doña María, cuando testa su madre en 1803 estaba aún sin casar viviendo junto
con su viuda madre.
VIII. D. ANTONIO FERNÁNDEZ DE MESA Y APOLINARIO, nació en Córdoba en
1776, fue Guarda Marina desde 1793. Aún vivía en 1799 junto con su hermana Ana Antonia,
en la calle de Santa Ana533. Murió en 1803, ya siendo Alférez de navío en América, dejando
como heredera a su madre534.

D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA FERNÁNDEZ APOLINARIO ARGOTE Y


VARGAS MACHUCA, nacido en Córdoba en 1757535 en las casas principales de la calle Pedregosa,
cabeza del vínculo paterno. A la muerte de su padre en 1784 se convirtió en señor jurisdiccional de la villa
del Chanciller y veinticuatro de Córdoba536. Fue agraciado por Carlos IV como caballero de la Orden
de Carlos III en 1790537. Al año siguiente ingresó en la Cofradía de La Caridad de Córdoba. También
fue maestrante de la Real Maestranza de Ronda. Para entonces ya había casado, en 1778538, con doña
MARÍA DE LOS DOLORES DEL ROSAL Y ENRÍQUEZ, hija de don Felipe Antonio del Rosal Ullé,
natural de Lopera, en el Reino de Jaén, y de doña Francisca Gómez Enríquez, natural de Córdoba. Fueron
don Rodrigo de Mesa, su mujer y sus hijos cofrades de la Hermandad de los Dolores539. Don Rodrigo
Fernández de Mesa murió después de 1821. Su esposa moriría viuda, y tras haber enterrado a sus dos hijos
varones, el 26 de febrero de 1846, testando por poder semanas más tarde540.
De este matrimonio nacieron tres hijos:
I. Rvda. Madre Dña. MARÍA DE LA CONCEPCIÓN FERNÁNDEZ DE MESA Y DEL
ROSAL, entró como carmelita de velo negro en el convento de Santa Ana, muy cercano a
las casas de su linaje, como madre Trinidad, llegando a ser priora. Sabemos que vivía aún en
1867541.

531  Había testado ese mismo año el día 3 de abril, ante Rafael Fernández de Cañete. AHPC, leg. 10.876, f. 146. Es en este
documento testamentario donde relata todas las capellanías gozó en vida.
532  Como muestra que fuera hermana de la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores en ese mismo año. Archivo Hermandad
de los Dolores, Cobratorios, 1799.
533  Archivo Hermandad de los Dolores, Cobratorios, 1799.
534 Tal y como consta por el poder que otorga su madre al respecto del testamento de su hijo don Antonio recién fallecido, en
13 de agosto de 1803. AHPC, leg. 14.980, f. 133
535  Fue bautizado en la parroquia del Sagrario de la S.I.C. el día 15 de enero de 1757. AHMC, 2.11, ejecutorias de nobleza,
Caja 44, expte. 44..
536  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 381.
537  AHN, Estado, Secretaría de Órdenes Civiles, Carlos III, expte. 412.
538  El día 22 de noviembre de 1778 en la parroquia de Santo Domingo de Silos, de Córdoba. Se otorgaron dote y arras ese
mismo día ante Pedro Blázquez Carrillo, siendo la dote de 16.710 reales y las arras de 22.000 reales. PORRAS, Glosas…, p.
391.
539  Archivo Hermandad de los Dolores, Cobratorios, 1799, 1814, 1821
540 Testó por poderes el día 27 de abril de 1846 ante Antonio Barroso, y sus bienes se partieron el día 27 de septiembre del
mismo año ante el mismo escribano.
541  Así lo demuestran interesantes escrituras y memoriales otorgados ante José María Chaparro y Espejo en 1867, AHPC, leg.
8.407, f. 1.002.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 165


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

II. D. RODRIGO EDUARDO FERNÁNDEZ DE MESA, que sigue la Casa.


III. D. MARIANO FERNÁNDEZ DE MESA Y DEL ROSAL, que seguirá más adelante.

D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA ARGOTE Y DEL ROSAL, nació en Córdoba en


1779542. A la muerte de su padre, se convirtió en el último señor jurisdiccional de la villa del Chanciller,
jefe y pariente mayor del linaje de Mesa en Córdoba. Antes, en 1818, había recibido la renuncia de su
padre del oficio de veinticuatro de Córdoba543. Fue cofrade de la hermandad de La Santa Caridad y de la
hermandad de los Dolores544. No contrajo nupcias, por lo que a su muerte, acaecida el día 3 de octubre
de 1845, no dejó descendencia, heredando, entre otros, sus sobrinos. En concreto, la casa solariega de la
calle Pedregosa recayó en su sobrino don Rodrigo Fernández de Mesa y Alcántara. Para entonces, ya había
perdido, conforme a las leyes de 1837, la jurisdicción sobre el Chanciller. Fue probablemente el último de
su saga que habitara como residencia principal en las casas solariegas de la calle Pedregosa. La propiedad
de la casa vendría, por tanto, en la posteridad de su hermano don Mariano.

D. MARIANO FERNÁNDEZ DE MESA Y DEL ROSAL nació hacia 1781 en las casas
principales de su linaje, en Córdoba. Fue como su padre y su hermano miembro de la Hermandad de los
Dolores545. Desprendiéndose cada vez más de la vida familiar y social de la aristocracia cordobesa, casó en
Pedro Abad, en 1817546, con Dña. ROSALÍA ALCÁNTARA Y ROMÁN. Murió antes que su hermano
don Rodrigo, por lo que aunque transmitió los derechos de sus hijos a la herencia familiar nunca gozó
particularmente sus propiedades, siendo realmente su hijo varón el que sucedió en la mayoría de los bienes
del antiguo mayorazgo del Chanciller. Don Mariano y doña Rosalía tuvieron por hijos:
I. Dña. MARÍA DE LOS DOLORES FERNÁNDEZ DE MESA Y ALCÁNTARA, que
contrajo matrimonio con D. JUAN MANUEL MOLINA CABEZAS, hijo de Juan de Molina
y Avendaño, maestrante de Ronda, y doña María de los Dolores Cabezas y Barcia547.
II. D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA Y ALCÁNTARA, que sigue.
III. Dña. CATALINA FERNÁNDEZ DE MESA Y ALCÁNTARA, que casó con D. FERNANDO
DE AGUAYO Y BERNUY, tercer marqués de Villaverde a la muerte de su hermano mayor en
1865. Había nacido este caballero en Córdoba hacia 1797, hijo de don Gonzalo de Aguayo
Manrique, marqués de Villaverde, veinticuatro de Córdoba548, y de doña María de los Dolores
Bernuy y Valda, su segunda mujer. Por este matrimonio vendrá numerosa sucesión del linaje
de los Aguayo.

D. RODRIGO FERNÁNDEZ DE MESA Y ALCÁNTARA, nació en los años veinte del siglo
XIX, casó con Dña. RAMONA DAZA Y LÓPEZ DE PRIEGO, hija de don Andrés Daza y Herrera,
natural de Lopera, en el Reino de Jaén, y de doña Francisca Rosa López de Priego y Gutiérrez Ravé.
Heredó en 1845 los bienes desvinculados del antiguo mayorazgo del Chanciller, sucediendo a su tío don
Rodrigo Fernández de Mesa y del Rosal, aunque ya vivía plenamente ajeno a la capital cordobesa, en la
villa de El Carpio549. De su matrimonio, cuya posteridad ha mantenido el apellido Fernández de Mesa con

542  El día 22 de octubre de 1779, bautizándose en el Sagrario de la SIC ese mismo día. PORRAS, Glosas..., p. 392.
543  AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 396.
544  Archivo Hermandad de los Dolores, Cobratorios, 1814.
545  Ibídem.
546  Exactamente el día 21 de diciembre de 1817. Ese mismo día se otorgó su dote ante José María Girón y Rosal, escribano
público de Pedro Abad. PORRAS, Glosas..., p. 392.
547  ALMANSA PÉREZ, R. M., Familia, tierra y poder en la Córdoba de la Restauración, Córdoba, 2005, p. 398. Para saber
más sobre su ascendencia, véase PORRAS, Glosas…, p. 393-4
548  En 1780. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte 375.
549  Una prueba definitiva de su continuada ausencia de Córdoba son los listados de empadronamientos vecinales del siglo

166 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

numerosa representación hasta la actualidad550, nacieron tres hijos, que fueron551: doña Rosalía Mariana
Fernández de Mesa y Daza, casada con don Salvador Barasona Candán, don Mariano Fernández de Mesa
y Daza, casado con doña María Josefa Porras Pérez Albirón, y doña Francisca Rosa Fernández de Mesa
Daza552, que casó con don Juan Sotomayor Navarro.
Testaron don Rodrigo y su mujer doña Ramona en la villa del Carpio, donde eran vecinos, en
24 de julio de 1855553. En dicho testamento se definía que si para ejecutar lo mandado era fuerza vender
los bienes del matrimonio, se ejecutara como tal. Y bajo esta disposición murió el día 2 de octubre de
1874 don Rodrigo Fernández de Mesa, llevando ya algunos años viudo de su esposa doña Ramona. A
su muerte, sus albaceas don Andrés López de Priego y Zamorano y don Joaquín Candau observaron que
no había suficiente metálico para pagar deudas ni atender otras necesidades, por lo cual pidieron al juez
de primera instancia de Bujalance autorización para la enajenación del inmueble y su salida a pública
subasta judicial. Don Antonio de Porras Ayllón y don Tomás González, a la sazón curadores ad litem de
los hijos menores, que eran aún don Mariano y doña Francisca Rosa Fernández de Mesa, presentaron
consentimiento para la causa en 19 de enero de 1875, y así comenzaron los trámites para su salida. Los
peritos midieron el valor de la Casa en 44.910 pesetas. El día uno de abril de ese mismo año se concedió
el remate de la venta a don Manuel Raón, en 45.000 pesetas554, pero a voluntad propia cedió dicho remate
a favor de los condes de las Quemadas, como se verá. A partir de este momento, la historia de la Casa
comenzaba a escribir un nuevo capítulo.
Es don Rodrigo el último eslabón de todo el linaje de los Mesa que hasta aquí nos interesa, ya que
con él se pierde del todo la identificación de su linaje con los elementos propios que lo habían definido en
los último siglos, en concreto el objeto que nos atañe, las casas principales de la calle Pedregosa.
El cambio de manos de esta casa palacio se enmarca dentro de todo un proceso de traspaso de
patrimonio facilitado por las leyes promulgadas por los gobiernos liberales durante el reinado de Isabel
II. Recaídos en manos de ramas menores depauperadas de antiguos linajes locales o en familias ajenas
por completo a Córdoba por azar genealógico, muchos inmuebles señoriales y blasonados de la Córdoba
del siglo XIX –e igualmente de todos los rincones de la España de la época–pudieron por fin venderse
tras siglos instalados en estáticos mayorazgos, librando así a sus propietarios de residencias que a menudo
ya no usaban, otrora iconos visuales de su Casa, pero ya entonces más un lastre económico que sólo
generaba gastos. Así, fueron adquiridas numerosas residencias ilustres y palaciegas por una nueva nobleza,
familias de fortuna más o menos reciente, en muchos casos emparentadas con aquellos linajes de antiguo
y con ricos labradores, exitosos militares o avezados políticos caciquiles, generando una nueva aristocracia
aburguesada que ansiaba emular las formas nobiliarias más tradicionales, y cuya sustitución al frente de la
propiedad de estas casas fue su evidencia más clara.
Así ocurrió con el palacio de los Páez de Castillejo que, extinto este linaje, sucedió en su titularidad
la casa ducal de Alba, que lo vendió a la familia del obispo Trevilla a mediados del siglo XIX555; con el

XIX, donde repetidamente se hace constar que el número 30, luego 26, de la calle Pedregosa pertenece a Rodrigo de Mesa, pero
siempre se encuentra arrendado a terceras personas. Así, en 1850 ocupan la casa don Fernando de Aguayo y su familia, que
paga 2.000 reales al año; en 1860, Manuel Pérez y su familia; y en 1869, José Bellido y su mujer, que ya pagan 6.000 reales al
año. AHMC, 12.09.01, Padrones domiciliarios, libros 1013, 3972 y 3948, y caja 1137
550 Ver para más PORRAS, Glosas..., p. 402-431.
551  El día 26 de junio de 1875 ante don Francisco de Asís Aguado, notario de Bujalance, se otorgó la adjudicación de bienes
de estos hermanos tras la muerte de su padre y venta de las casas solariegas de Córdoba.
552 Testó esta señora en Bujalance el día 19 de septiembre de 1893, ante don Francisco Gómez y Ruiz, falleciendo en El
Carpio el día 19 de mayo de 1896.
553  Ante don Francisco del Prado, notario.
554 Toda esta información judicial y catastral en Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio
136.
555  MUÑOZ VÁZQUEZ, M., “Casas solariegas de Córdoba. Palacio de los Páez de Castillejo, plaza de los Paraísos y cuesta
de Peramato”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, nº 84 (julio-diciembre 1962), pp. 33-78

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 167


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

palacio fortaleza del marqués del Carpio, en la calle San Fernando, igualmente asimilado por los Alba tras
su fusión con dichos marqueses, y vendido a la familia Herruzo por los mismos años; el imponente palacio
de los vizcondes de Miranda, que ya ajenos a Córdoba, lo venden al barón de San Calixto; la casa solariega
de unas de las ramas de los Méndez de Sotomayor, lograda por el célebre y advenedizo marqués de la
Fuensanta del Valle por el mismo tiempo, hoy conservatorio de música; la icónica casa de los Carbonell,
que no era sino la solariega de los marqueses, luego duques de Rivas, hasta su venta; la rojiza residencia de
los condes de Torres-Cabrera, que la ciudadanía ya conoce por la casa de los Cruz-Conde, saga de alcaldes
y políticos desde la Restauración que la adquirió ya entrado el siglo XX; o, que nos ocupa, la casa solar de
los Fernández de Mesa, que albergó a los flamantes primeros condes de Las Quemadas. Y en este contexto
y por esta razón cerramos el capítulo de los señores del Chanciller para abrir una nueva etapa.

3. La época de los Condes de las Quemadas



Para hablar de los compradores de la casa solariega de Mesa, de los condes de las Quemadas,
hemos de ofrecer unos necesarios apuntes en torno a la ascendencia y naturaleza de los condes de Gabia,
ya que la figura clave, doña Rosario Losada, formaba parte de las filas de la más linajuda aristocracia local
por ser un vástago de esta Casa cordobesa.
Don Francisco Lope de los Ríos, dueño de diversas tierras, heredamientos y mayorazgos en
Córdoba, Granada y Jaén, tales como el de los Cerón, Torreblanca, la Torre de don Lucas, la Higuera, los
Castellones o la Herradura556, había nacido en Córdoba en la primera mitad del siglo XVII, y encabezaba
una de las cuatro casas conformadas del linaje de los Gutiérrez de los Ríos, cuya rama principal eran
los señores, ya por entonces condes, de Fernán-Núñez. Fue ese señor, además, en 1667, veinticuatro de
Córdoba557. Estaba casado desde 1634558 con doña Urraca de Argote y Gutiérrez de los Ríos559, su pariente,
que aportó a la unión, como dueña que era, el mayorazgo del Morillo. Así, con la intención de ascender
la posición de su casa, consiguió que la Corona le otorgase en 1673 el vizcondado de los Castellones,
utilizando la denominación de una de sus cortijadas, y como título previo según los usos del momento a
otro título de Castilla definitivo. Así, entre 1678 y 1680, se convirtió en señor y primer conde de Gabia la
Grande560. Moriría en Córdoba ocho años más tarde, el día 25 de agosto de 1688. Había testado a través
de un poder dado a su mujer el día 23 de agosto anterior561. Estos señores fueron padres de un varón,
don Martín de los Ríos y Cerón, segundo conde de Gabia, y de cuatro mujeres. La mayor de ellas, doña
Luisa de los Ríos, fue la progenitora de los siguientes condes de Gabia tras agotarse la descendencia de su
hermano don Martín562.

556  MÁRQUEZ DE CASTRO, T., Títulos de…, pp. 115-116.


557  Que había adquirido por 8.000 ducados en 1656. AHMC, 2.09, Caballeros veinticuatros, pruebas de nobleza, expte. 268.
558  Capitulaciones matrimoniales ante Rodrigo de Molina, escribano público de Córdoba, el día 12 de diciembre de 1634.
MÁRQUEZ DE CASTRO, p. 116.
559 Testaría esta señora ante Melchor Junguito, escribano público de Córdoba, el día 10 de febrero de 1691.
560  El comprador de esta villa, ubicada en el Reino de Granada, había sido don Rodrigo de Tapia y Vargas, en 1628, por la que
debía pagar 3.200.000 maravedís. Sin embargo, tras un proceso judicial en el que se concretó que debía de haberse abonado
una cantidad mucho mayor, se sometió a concurso de acreedores a este don Rodrigo, en 1678. El remate fue asignado a con
Francisco Lope de los Ríos por 8.000 ducados, a través de la Real Provisión de 12 de noviembre de 1678. La merced de conde
sería otorgada por Carlos II el día 27 de noviembre de 1680 sobre el mismo lugar de Gabia la Grande. AHN, Consejos, leg.
11.520, expte. 122. SORIA MESA, E., La venta de señoríos en el Reino de Granada bajo los Austrias, Granada, 1995, p. 114.
561  Ante Francisco de Valderrama Rosal, escribano público.
562  Sobre toda esta familia, hay una abundante documentación notarial y genealógica del siglo XVIII en AHPC, leg. 5.497
y 5.498.

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Gonzalo J. Herreros Moya

Así, un siglo más tarde, centramos la atención en el bisnieto de doña Luisa, que fue don Mariano
Gutiérrez de los Ríos563, sexto conde de Gabia la Grande, honrado con la Grandeza de España para
su título en 1802564, y dueño de una patrimonio aumentado tras varias generaciones de casamientos
interesantes para su Casa. Y él no fue menos, ya que contraería matrimonio, en 1759, con doña María
Antonia de Godoy y Ponce de León, quien a la muerte de sus padres se convertiría en cuarta condesa
de Valdelagrana (o Valdelasgranas), señora jurisdiccional de La Barquera, Las Quemadas y Doña Sol565
y dueña de casi una veintena de mayorazgos repartidos por Córdoba, Badajoz, Trujillo y Andújar566. Se
unían así pues con este matrimonio las Casas de Gabia y la de Valdelagrana, con todos los bienes, vínculos
y patronatos anejos a cada una.
Nieto de estos señores será el Excmo. e Ilmo. Sr. don Pedro Losada y Gutiérrez de los Ríos, nacido
en Fagoaza567 (Orense), hijo de doña María del Rosario Gutiérrez de los Ríos –hija de los anteriores–,
y don Antonio de Losada y Quiroga, militar de familia galaico-leonesa568. Así, sería don Pedro décimo
conde Gabia la Grande, Grande de España, y octavo conde de Valdelagrana, por muerte, en 27 de abril de
1838, de la condesa doña María del Rosario Gutiérrez de los Ríos, su madre569. Había casado en Madrid,
en la parroquia de San Sebastián, en 1834 con doña Ángela María de África Fernández de Liencres y
Carvajal, nacida en Ceuta, hija de los primeros marqueses del Donadío y su pariente, ya que su madre era
doña María del Buen Consejo Carvajal y de los Ríos, vizcondesa de Miranda. Del matrimonio Losada y
Fernández de Liencres nacieron varios hijos, que fueron: don Antonio Ángel, nacido en 1835, que sería
por cesión en vida de su padre IX conde de Valdelagrana, y, luego por sucesión, XI conde de Gabia; don
Ángel, nacido en 1836, que sería creado I marqués de los Castellones y Grande de España, en cuya prole
sucederán los títulos de la familia; doña María del Rosario, nacida en 1838, primera condesa de Las
Quemadas, quien nos interesa; doña María del Buen Consejo, nacida en 1840, y casada con don José
Ramón de Hoces, IX conde y luego I duque de Hornachuelos; don Diego, nacido en 1843, cuya única
hija moriría párvula; doña Ángela, nacida en 1847, que no tuvo posteridad; don José María, nacido en
1852, que tampoco tuvo posteridad; y doña Julia, nacida y fallecida en 1853.
Así, es como hemos dado con la figura de doña María del Rosario Losada y Fernández de Liencres,
la tercera de los hermanos y la mayor de las cuatro mujeres. Nació en Córdoba el día 9 de noviembre
de 1838570, siendo bautizada el día 10 del mismo en la parroquia de Santiago de la capital571. Como
correspondía a las tradiciones de su tiempo y su estatus social, su misión desde joven sería la de casar
ventajosamente y seguir fortaleciendo los cimientos sobre los que se asentaba su familia.

563  Nacido en Córdoba en agosto de 1744, en su collación de La Magdalena.


564  AHN, Sección Nobleza, Archivo de los Condes de Gabia, Grandeza de España otorgada por Carlos IV el día 4 de octubre
de 1802.
565  SORIA MESA, E., El cambio inmóvil…, p. 181. La jurisdicción se hizo efectiva a don Antonio de Godoy y Ponce de León,
caballero de Calatrava, a través de la Real Cédula dada por Felipe IV en Zaragoza el 25 de abril de 1645 y la Real Provisión dada
en Madrid el 31 de agosto de 1648, asentándose el pago correspondiente por el interesado en el Consejo y Contaduría Mayor
de Hacienda el 15 de octubre de 1648. AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480
566  MÁRQUEZ DE CASTRO, pp. 181-186.
567  Hoy dentro del término municipal de O Barco, como Xagoaza.
568  Hemos encontrado referencias divergentes sobre la localidad natal de este señor, desde Santurce a Villafranca del Bierzo,
por lo que no habiendo abundado en una certeza clara, preferimos no constatarla.
569  Real carta de sucesión y confirmación de sus títulos. AHN, Consejos, leg. 8.983, año 1.849, Exp.30 
570  VV.AA., Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles, Madrid, 1995, p. 765.
571  En su primer testamento ofrece muchos datos vitales, entre ellos estos y otros muchos de sus padres y abuelos, que han
clarificado muchos asuntos de su vida. AHPM, Protocolo 35.840, ff. 4.433.

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NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

No obstante a ello, cercana a cumplir los 28 años aún no había contraído matrimonio572, por lo que
debieron de comenzar las prisas para buscarle un marido. Es entonces cuando don Pedro Losada, ansiando
aumentar el atractivo aristocrático de su hija y estando ya en trámites de concertar su matrimonio, remite
sendos memoriales a la reina doña Isabel II solicitando un título nobiliario para su hija con el fin de
elevar su distinción ante su próxima boda. El conde de Gabia se “atreve” a proponerle a la soberana que la
denominación del título se produzca sobre alguno de los señoríos antiguos de la familia de los que “por las
vicisitudes de los tiempos ha perdido la posesión”573. De este modo, con fecha de 20 de febrero de 1867,
escribiendo desde Granada, remite un primer memorial exponiendo el título de condesa de Doña Sol,
sobre ese antiguo señorío que poseían los Godoy, sus antepasados. No obstante, con fecha de 2 de marzo
del mismo año, ahora desde Madrid, el conde de Gabia corrige –o sencillamente ofrece otra opción–
suplicando a Su Majestad, a través de un segundo memorial, el título de condesa de las Quemadas574, por
idénticos motivos sobre emplear una de las jurisdicciones históricas de la Casa abolidas con las leyes
liberales. Efectivamente, el archivero del Ministerio de Gracia y Justicia, examinando esta petición, eleva
un informe a la autoridad competente de dicho estamento mostrando su extrañeza por el contenido de la
solicitud del conde de Gabia, porque esos señoríos “son ya caducos con las leyes terminantes” y el marco
jurídico de la época ya no contemplaba las fórmulas de antaño, según las cuales había sido común crear
un título nobiliario a partir de un señorío jurisdiccional575. Sea como fuere, tras un proceso de más de
un año, la reina Isabel, a través del decreto dado en Palacio el día 3 de abril de 1868, se sirvió de otorgar
la merced a los solicitantes, siendo finalmente elegida la denominación de “condesa de las Quemadas”576.
Pagados los impuestos, el Real Despacho de concesión del título se expidió el día 8 de junio siguiente577.
Y mientras se dilató todo este proceso de más de año y medio, se había encontrado definitivo
marido para doña Rosario. El elegido sería un militar de gruesos méritos pero flaco linaje, don Enrique
Enríquez y García, vecino de Granada, ciudad ésta donde es más que probable que se conocieran el padre
de la contrayente y el futuro esposo578. Este había nacido en Málaga en 1820, siendo bautizado el día 3 de
septiembre de ese año en la parroquia de San Juan de esta ciudad mediterránea. Era hijo de don Manuel
Enríquez Suárez579, natural de San Fernando (Cádiz), dueño de una de las más importantes casas de
comercio malagueñas de mediados de siglo, y de doña Antonia García Moreno, natural de Nerja (Málaga),
difunta al momento del casamiento580. Como vemos, un militar de la naciente burguesía liberal que poco

572  En efecto una edad bastante tardía para contraer matrimonio en aquellas fechas, teniendo en cuenta que su hermana María
del Buen Consejo ya había casado en 1859 sin haber cumplido la veintena. En cualquier caso, ambas contraerían matrimonio
con hombres mucho más maduros que ellas, ya que el que sería marido de doña Rosario le sobrepasaba en 18 años y el conde
de Hornachuelos, esposo de Mª del Buen Consejo, era 15 años mayor que su esposa.
573  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480
574  Ibídem
575  Decenas de casos sólo en el Reino de Córdoba, E.g., los señores de Fernán-Núñez, luego condes (1639) y duques (1817),
de los Gutiérrez de los Ríos; el señorío de Luque, convertido en condado en 1624, que ostentó la familia Venegas; los señores de
Villaseca hechos marqueses en 1703, ya tratados, en una de las ramas de los Fernández de Córdova, luego Fernández de Mesa
y Cabrera; o los señores de Baena, ascendidos nada menos que Duques, en 1566, en la Casa de Córdova.
576  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480. La interesada abonó los impuestos especiales con fecha de 28 de mayo de 1868, ascendiendo
estos a la cantidad de 3.200 escudos. Sería una de las últimas mercedes nobiliarias que concedería la reina doña Isabel, ya que
marchó de España en otoño de ese mismo año tras La Gloriosa.
577  AHN, Consejos, 8.987, año 1868, exp.639.
578  Máxime teniendo en cuenta que el palacio granadino de los condes de Gabia de Granada (plaza de los Girones, número 1)
está muy próximo a la Capitanía General donde era oficial don Enrique. Debemos presumir que hasta el mismo siglo XIX los
condes de Gabia no tenían residencia en Granada, ya que mantenían sus vecindad en Córdoba; pero lo cierto es que a mediados
de la centuria decimonónica don Pedro Losada debió de adquirir esta residencia de la plaza de los Girones, que antaño fuera
de la familia Zapata, residiendo en ella amplias temporadas de su vida. Algunas notas sobre este palacio en MORENO
OLMEDO, M.A., Heráldica y genealogía granadinas, Granada, 1989, p. 93.
579  Debió de morir, como atestigua el reparto de sus bienes, en 1863.
580 Todos estos datos vitales los ofrece el propio don Enrique en su testamento. AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.427.

170 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

tenía que ver con la anciana genealogía de conquistadores y reyes medievales de doña Rosario, su futura
esposa, pero que gozó en vida numerosos reconocimientos militares y civiles. Así, aunque cuando casó con
doña Rosario era solo Mariscal de Campo y Gobernador Militar segundo cabo de la Capitanía General de
Granada, alcanzó con el tiempo el rango de Capitán General de Galicia y de Granada, Teniente General
del Ejército, fue Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, condecorado con el Mérito
Militar, y con la de Isabel La Católica, recibiendo también la cruz de San Fernando de primera clase, por
citar sólo las más señeros, entre otros méritos de guerra581.
Para el matrimonio entre doña Rosario y don Enrique, su padre, en tanto que poseedor de título
de Castilla y Grande de España, y con previsión de que su hija pronto iba a obtener una merced similar,
tuvo que pedir permiso formal a la Corona para poder validar el futuro casamiento582, y así la reina doña
Isabel dio su beneplácito para formalizar el matrimonio a través de su Real Despacho dado el día 28 de
febrero de 1867583. El maridaje se celebró en la parroquia de El Salvador y Santo Domingo de Silos de
Córdoba, la antigua iglesia del Colegio de Santa Catalina de la Compañía de Jesús, el día 22 de abril de
1867584. La carta de donación de dote y arras se había otorgado el día anterior, 21 de abril, en la misma
ciudad, en el domicilio propio de los condes de Gabia585. La dote586 consistía en numerosos objetos de
hogar, ropas, alhajas, dinero y regalos, incluyendo los caudales que los padres de la contrayente le cedieron
en Guadix, provincia de Granada, por valor de 211.959 reales, que había heredado el conde de Gabia de
su difunta tía doña María del Carmen Gutiérrez de los Ríos Fernández Zapata, marquesa de Bogaraya.
Aparte de los citados en Guadix, el valor de los bienes muebles y en metálicos ascendía a 88.041 reales, y
los regalos que se le hicieron contaron por un total de 149.054 reales. Entre las personas que ofrecieron
dichos presentes se contaron el mismo contrayente, los hermanos del novio, los hermanos y los padres
de la novia, los condes de Gabia y el conde de Valdelagrana587, los condes de Nava del Tajo, el marqués
de Mudela –consuegro de los condes de Gabia–, los condes de Hornachuelos –cuñado y hermana de
la contrayente–, los marqueses de Valdeflores, los condes del Fuente del Salce, el próximo alcalde de
la ciudad don Ángel de Torres o la condesa viuda de Santa Ana588. Una selección que muestra la flor y
nata589 de la sociedad cordobesa que asistió al enlace y que ofreció presentes al matrimonio. Don Enrique
Enríquez aportó unas arras por valor de 60.000 reales, perfilando así el valor total del caudal aportado por
ambas partes a 509.054 reales590.
Aunque no se informe de manera directa de dónde comenzaron a vivir los recién casados, hay

581  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480; AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.427.
582  Según la Pragmática Sanción, que seguía vigente, dada por Carlos III en 1776, por donde, entre otras disposiciones,
para evitar los matrimonios morganáticos, los títulos de Castilla debían solicitar permiso y visto bueno al monarca para poder
contraer matrimonio. LAINA GALLEGO, J. M., “Licencia paterna y real permiso en la pragmática sanción de 1776”, Revista
de derecho privado, Año nº 77 (1993), Mes 4, pp. 355-378.
583  AHN, Consejo, 8.970, año 1867, Exp.518 
584  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480.
585  Por su contenido se trata también esta escritura de capítulos matrimoniales. Ante José María Chaparro y Espejo, notario
del número. AHPC, leg. 8.405, f. 458.
586  No obstante, tal y como se deja claro, aunque la dote pudiera no parecer elevada, se ha de tener en cuenta que sus padres
pertenecen a una de las Casas “principales de Andalucía”, y valía mucho más por los bienes, no escasos, que vendría a heredar
la contrayente, como así fue.
587  Recordamos aquí que este título lo ostentaba el hermano mayor de doña Rosario, don Antonio Ángel Losada, por cesión
de su padre.
588 Todos ellos así se consignan en la carta de dote, AHPC, leg. 8.405, f. 458
589  Además de todo ello, merece citar a uno de los testigos de la escritura, que fue don José Illescas Cárdenas, que había sido
alcalde de la ciudad y procurador en Cortes, y por entonces magistrado honorario de la audiencia de Granada y comendador
de la orden de Isabel la Católica. AHPC, leg. 8.405, f. 458.
590  Una cantidad nada desdeñable si tenemos en cuenta que al año siguiente, cuando entre en valor la peseta, al cambio serían
casi 130.000 pesetas de la época. AHPC, leg. 8.405, f. 458

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 171


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

constancia de que residieron esos primeros meses tras su enlace en la residencia principal de los padres
de doña Rosario, los condes de Gabia591. Por fin, meses después, el matrimonio encontró un hogar a
la altura de su estatus donde comenzar juntos una vida matrimonial. Sería concretamente el día 16 de
octubre de 1869592, día en que se mudaron a la antigua casa solariega de los Mesa, número 26 de la calle
Pedregosa, que habían arrendado a su propietario, don Rodrigo Fernández de Mesa, por tiempo de seis
años. Se trataba sin duda de una residencia de lo más altiva y eminente, que sus dueños, los arruinados
Mesa como se ha dicho, ya no habitaban y cuyo empleo por los Enríquez Losada, flamantes recientes
condes de las Quemadas593, ofrecería todo el realce necesario a su posición social. Cada año costaría a la
pareja el alquiler de este palacete 6.000 reales, que eran 600 escudos594. Esta cantidad, que pudiera parecer
elevada595, ensombrece al observar la cantidad de servicio que tuvieron los condes de Las Quemadas al
poco tiempo de comenzar su vida en este nuevo domicilio. Así, en 1873, viven con ellos en la casa siete
sirvientes además del portero con su mujer y su hijo596. Desde luego, gozaban de un tren de vida de lo más
elitista, como correspondía a las aspiraciones de su familia.
Y es que ese nivel de gasto que en la década de los 70 tienen los condes, pagando un arrendamiento
tan alto y manteniendo tanta servidumbre, estaba bien sustentado las importantes rentas que les generaban
sus propiedades. Un ejemplo lo vemos cuando a comienzos del año 1875 otorgan el arrendamiento de
unas tierras cuyo usufructo disfrutaban por cesión del conde de Gabia, el cortijo del Morillo, y que les
suministraba la importante cantidad de 11.000 reales de vellón al año, es decir 2.750 pesetas597. Viendo
esta muestra de parte de su volumen de ingresos, así como su capacidad de gasto, podemos colegir el
portentoso nivel económico que se permitieron.
Precisamente, el mismo día de la fecha del arrendamiento antecitado, a comienzos del 1875 estando
cercano a expirar el plazo de seis años establecido en la escritura del arrendamiento de su vivienda, toman
la decisión de convertirla en su propiedad. Fallecido el propietario del inmueble en el mes de octubre
anterior, habían salido a subasta pública judicial los bienes de ese señor, entre ellos la propia casa donde
los condes tenían su residencia, y deciden que era el momento para adquirirla. Para ello, el día 22 de enero
de 1875 le dieron poder al propio conde de Gabia, padre y suegro, para que realizara en su nombre la
compra venta de la vivienda a la testamentaría del difunto propietario, don Rodrigo Fernández de Mesa y
Alcántara598, tras aprobarse por los curadores de los herederos de don Rodrigo su salida a público concurso
el día 19 del mismo mes. A su vez, el conde de Gabia sustituyó el poder en don Mariano López Amo para
que realizara la operación. Finalmente, el día 9 de abril de 1875599 se aprobó el remate ofrecido por los

591  En un poder otorgado por don Enrique Enríquez el día 12 de febrero de 1869 se hace constar que vive en “casas del conde
de Gabia”. AHPC, leg. 8.412, 12 de febrero de 1869.
592  No obstante la carta de arrendamiento ante notario se otorgó con fecha de 19 de diciembre siguiente de 1869. AHPC,
leg. 8415, f. 2.330.
593  Es la primera vez que en una escritura notarial firmaría don Enrique como “conde de las Quemadas”.
594  AHPC, leg. 8.415, f. 2.330.
595  Era una renta correspondiente a las más notables casas de Córdoba. En el mismo momento, el duque de Rivas arrendaba
a los Carbonell y Morand su espectacular palacete por la misma cantidad. AHMC, 12.09.01, Padrones domiciliarios, Libro
1013, Barrio de La Catedral (1869).
596  Conocemos sus nombres: Francisco Tienda Cubero y su mujer Josefa Guerrero, sirvientes; Sebastián Moreno, Socorro
Cruce, viuda, Antonio García Cruce, su hijo, José Hurtado y Antonio Luque Castro, sirvientes. Manuel Pavón Fernández,
portero, de 27 años, su esposa Rosario Doblas de 20 y su hijo Enrique de 1 año. AHMC, 12.09.01, Padrones domiciliarios,
Caja 1139, Barrio de La Catedral (1873).
597  AHPC, leg. 9.454, f. 15.
598  AHPC, leg. 9.454, f. 25.
599  La escritura se formalizó en Bujalance, el día 30 de abril de 1875 ante don Francisco de Asís Aguado, otorgándola don
Mariano López Amo, como apoderado de los condes de las Quemadas, y los ya citados don Andrés López de Priego y don
Joaquín Candau, por parte de la testamentaría de los Fernández de Mesa; y se presentó en el Registro el día 24 de mayo
siguiente. Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136.

172 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

condes de las Quemadas del valor de la casa, quienes pagaron por la misma 45.000 pesetas, levemente
superior a la cantidad inicial de 49.910 pesetas, libre de gravámenes, fijadas inicialmente para la puja600.
En realidad, tal y como figura en la documentación, la compradora de la casa palacio es la propia condesa
doña Rosario. Su esposo, ya por entonces tal y como se refleja en los otorgamientos, tenía el recién
estrenado rango de Capitán General de Galicia.
Sería en fechas inmediatas cuando los condes de Las Quemadas llevarían a cabo ciertas reformas
sobre una vivienda que debía de ser tan ostentosa como añeja, y que hasta entonces no habían podido
ejecutar libremente por haber sido hasta entonces sólos sus inquilinos. Así, se dispusieron estucos, frisos,
yesos y decoraciones en ventanas, puertas y techos, se renovaron solerías –como la del claustro blanco, que
han documentado las labores arqueológicas más recientes–y la instalación de calefacción. No obstante,
la más ostentosa y evidente reforma resultaría la intervención heráldica que se pintó en la notable yesería
barroca de la bóveda de la escalinata. En ella, la condesa601 desplegó todos los recursos heráldicos posibles
para dotar a su nueva casa de una personalidad nobiliaria absolutamente descriptiva de su pasado, de
su genealogía. Aprovechando los abultamientos que ya tenía la decoración en yeso, mandó pintar cinco
escudos, uno central y cuatro perimetrales, que hablaran de sus glorias pasadas, recogiendo todo su linaje,
incluso los antepasados más remotos.
El que ocupa la posición principal es un blasón602 cuartelado con escusón, donde el mismo
escusón recoge el linaje GUTIÉRREZ DE LOS RÍOS, por ser ella y su Casa procedente de esta familia
cordobesa, los condes de Gabia; el primer cuartel, trae LOSADA, varonía de su padre; el segundo,
FERNÁNDEZ DE LIENCRES, que es su madre; el tercero, CARVAJAL, también por su padre; y el
cuarto, no hemos conseguido identificarlo, pudiendo ser alguna variante de PANDO, por su madre,
QUIROGA o ZÚÑIGA, por su padre. Todo el escudo está rodeado con la divisa “FLUMINUM
FAMILIA GOTHORUM E SANGUINEM REGUM”, es decir, “De los Ríos, familia de Godos y sangre
de Reyes”, propia de los Gutiérrez de los Ríos; y rematado por la corona de conde, según las leyes heráldica
románticas ya vigentes. Los otros cuatro escudos representan cada uno a los linajes más notables en el árbol
de la condesa, por lejanos que fueran. En el flanco este, el de la fachada, PONCE DE LEÓN, que le venía
por su bisabuela doña María Antonia Godoy y Ponce de León, condesa de Valdelagrana; en el lado sur, de
nuevo CARVAJAL, por su madre, representando este importante linaje del Reino de Jaén; en el medallón
que mira al oeste, FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA, de las ramas de Lucena o Cabra por tener partido el
rey preso, que si bien es cierto le tocaba por varios costados, no es menos verdad que hay que remontarse
al siglo XVII para encontrarlo en su árbol, pero identificaba al más poderoso y omnipresente linaje de
Córdoba; y en el flanco norte, MUÑIZ DE GODOY, el propio de sus cortijos y título de las Quemadas,
por ser esta familia cordobesa la que incorporó a la Casa de Gabia los señoríos de las Quemadas, Doña
Sol y La Barquera y el condado de Valdelagrana. Era, pues, una espectacular composición heráldica que
dotaba a su ya de por si notable mansión de un mayor carisma aristocrático, y legando una de las mejores
muestras de armerías que se conservan en la ciudad.

600  Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136.
601  Por lo que parece, aquí el papel y la persona del conde consorte no tuvieron la menor importancia, ni si quiera atribuyéndole
algún falseado blasón.
602  En el palacio de los condes de Gabia, en la plaza de los Girones de Granada, aún se puede contemplar el escudo de armas
que colocó el padre de la condesa de las Quemadas. MORENO OLMEDO, M.A., Heráldica y genealogía granadina, Granada,
1989, pp. 93-94 y 275. Aunque de factura más tosca y con un diseño algo atrevido, este blasón granadino inspiró en gran
manera el ideado por doña Rosario para la bóveda de su escalinata. El de su padre, que podemos fechar a mediado del siglo
XIX, es un escudo cuartelado, donde los cuarteles 1º y 3º se refieren al conde de Gabia, siendo LOSADA y GUTIÉRREZ
DE LOS RÍOS, respectivamente; y los cuartes 2º y 4º identifican los linajes de su mujer, la condesa consorte de Gabia, con
FERNÁNDEZ DE LIENCRES y CARVAJAL. Así pues, doña Rosario emplea estos mismos temas heráldicos, aunque da
mayor precedencia a las armas de los Gutiérrez de los Ríos al aparecer en el escusón central. Igualmente, en el escudo del
palacio de Granada, aparece el lema y divisa “FLUMINUM FAMILIA GOTHORUM SANGUINE REGUM”, que repetirá
la condesa en su representación heráldica, aunque con un diseño más cuidado. La corona de ambos escudos responde a la
clasificación de conde como ya se había acostumbrado a codificar en el siglo XIX.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 173


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Escudo del conde de Gabia, padre de la primera condesa de las Quemadas, en su


palacio de la plaza de los Girones. Esta residencia granadina había sido adquirida
por el mismo don Pedro Losada, y sobre su fachada, a ambos lados del balcón
principal, adosó su escudo de armas, ya descrito. La composición de este blasón
inspiró la distribución de cuarteles que compondría su hija en su residencia
cordobesa, aunque no así su estética.

El escudo de armas propio de la


condesa, el central como se verá en
la panorámica de la página siguiente,
tiene en escusón GUTIÉRREZ DE
LOS RÍOS, que era por donde venían
los condes de Gabia, la Casa de sus
padres; seguidamente, en el primer
cuartel y el segundo LOSADA y
FERNÁNDEZ DE LIENCRES, los
dos primeros apellidos de la condesa,
por su padre y por su madre. Rodea el
escudo la divisa propia de los Ríos y lo
remata la corona de conde.
Llama la atención la completa ausencia
de motivos heráldicos referidos al
conde consorte de Las Quemadas, don
Enrique Enríquez.

174 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Visión completa de la bóveda de yesería del siglo XVII que cubre la escalinata principal, en la cual la condesa
de Las Quemadas quiso exponer sus armas tras la compra de la casa, hacia 1880. En el blasón central vemos las
armas propias de la aristócrata, y en las secciones exteriores los de los linajes de Ponce de León (abajo), Carvajal
(derecha), Muñiz de Godoy (izquierda) y Fernández de Córdova (arriba), todos en su pasado genealógico.

Con una solidez económica y patrimonial y un explícito interés por barnizar su vida de románticas,
y cada vez más desusadas, maneras, los condes de Las Quemadas buscaron sumergir su cotidianeidad en
la alta sociedad Así, pronto podemos comprobar que, a pesar de los esfuerzos e inversiones realizadas en

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 175


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

esta residencia cordobesa, y de que la mayor parte de sus intereses rentistas se encontraban en Andalucía,
la vida de este matrimonio se trasladó paulatinamente de Córdoba, en parte debido a los destinos militares
de don Enrique y, por otro lado, a su establecimiento de domicilio en Madrid, precisamente buscando
imbuirse de una vida cada más distinguida, en la Corte. Motivo este último que también les acercó
con asiduidad, siguiendo al más selecto Gotha español, a los veranos en San Sebastián, a medida que se
retiraban aún más de la ciudad de la Mezquita. Sólo un importante paréntesis empañó la despreocupada
situación en que vivían los condes por aquellos años, ya que tuvieron que hacer frente a un triste episodio
familiar. En 1879, y a las semanas de haber contraído matrimonio con doña Malvina Bonaplata, moría el
hermano de la condesa, don Diego Losada, con 35 años de edad.
Sea como fuere, entre bailes y recepciones, estancias en Córdoba, Madrid y San Sebastián, visitas
a la familia y a los amigos, los hijos de este matrimonio no llegaban. De esta manera, probablemente
atormentada, ante la perspectiva de haber llegado a una edad biológicamente complicada para procrear
descendencia por haber pasado los 43 años, doña Rosario determinó solicitar a la Corona poder transmitir
a un sobrino carnal el título nobiliario que ostentaba, mediante una carta dirigida al rey y fechada
en Madrid el día 1 de marzo de 1883. Y en efecto, así se lo concede don Alfonso XII mediante una
autorización expedida en Palacio el día 12 del mismo mes, y formalizada a través de Real Despacho el
día 26 de abril603. No obstante a la pesadumbre de falta de descendientes, no tener deberes maternales le
permitió, sin duda, una constante vida en la Corte que parece verse perfilada pocas fechas más tarde, al
recibir la condecoración de la Banda de Damas Nobles de la Reina María Luisa604. Y, de otro lado, esta
ausencia de hijos le generó entablar una especial vinculación son los hijos de sus hermanos, especialmente
con sus sobrinas mujeres. Así, el 5 de octubre de 1867, pocos meses después de su boda, nacería en
Córdoba la tercera hija de los condes de Hornachuelos, su cuñado y su hermana, a la que pondrían por
nombre Mª de Rosario, en honor de ella misma como madrina de su bautizo que fue605. Años después, en
Madrid, el 16 de marzo de 1880, nacería la primera hija de su hermano el marqués de los Castellones,
Beatriz, siendo también amadrinada por su tía doña Rosario. Y por fin, otro caso similar, de nuevo en
Córdoba, cuando tras el nacimiento el día 13 de junio de 1884 de la última hija de los mismos condes,
ya duques, de Hornachuelos, a la que pusieron por nombre Ignacia Ginesa606, fue de nuevo madrina de
bautismo la condesa de las Quemadas, su tía607.
Pero a esas alturas de los años 80, los condes de Las Quemadas se habían establecido definitivamente
ya en Madrid, como demuestran sus testamentos y la localización de la mayoría de sus cartas, a pesar de
mantener residencia abierta en Córdoba. Así, al menos desde 1887 vivían don Enrique y doña Rosario en
la calle del Sordo, número 23608, pasando ya en los años 90 a cambiar su domicilio al entresuelo izquierda
de la casa número 35 de la Carrera de San Jerónimo. Y si la primera parte de esos años los pasó bautizando
a sus sobrinas, a mediados de la década la situación familiar cambió drásticamente, y en ochos años debió
enterrar la condesa a sus padres y a su marido.
En efecto, su madre, doña Ángela Fernández de Liencres fallecía el 15 de abril de 1885, a los 76
años de edad, y en 1890 doña Rosario y sus hermanos pierden a su padre, el conde de Gabia, don Pedro
Losada, con 81 años. Estas muertes, aunque suponían un golpe para la familia, posibilitaron, en cambio,

603  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480. También en AHN, Consejos, 8.989, año.1883,Exp.18
604  Así, en su testamento de 1887 la vemos presumir de esta distinción, siendo el expediente 838 de la Banda. AHPM,
Protocolo 35.840, f. 4.433; AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
605  Fue padrino también su esposo, don Enrique, sin ser todavía condes de las Quemadas. A la bautizada se le impusieron
los nombres de María del Rosario Petra Josefa Rafael Enriqueta Ramona Vicenta Plácida de la Santísima Trinidad. Archivo de la
Parroquia de San Juan y Todos los Santos, Libro 6 de bautismos (1864-1870), f. 145vº.
606  PORRAS, Glosas…, p. 381.
607  Estos amadrinamientos constan por su segundo testamento, dado en Madrid, el 12 de marzo de 1894. AHPM, Protocolo
37.743, f.773.
608  Como de muestran en sus testamentos, dados en 10 de octubre de 1887, AHPM, Protocolo 35.840, ff. 4.427 y 4.433.

176 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

que sus hijos, y en concreto la condesa de Las Quemadas, consolidaran el enorme conjunto patrimonial
que resultaba de los bienes cedidos en vida con los propiamente heredados tras su finamiento609.
Dueños ya de un impresionante patrimonio, los condes de Las Quemadas continuaron su vida
social, en la que ya eran imprescindibles los veranos en San Sebastián. Y justamente, en una de esas
estancias, al poco tiempo, se convirtió en viuda doña Rosario. Su esposo don Enrique610, fallecía en el
Hotel Continental de dicha urbe el día 29 de julio de 1893, a los 73 años de vida. Sería enterrado en el
cementerio de Polloe de la capital guipuzcoana, en el número 45 de la calle San Prudencio611, entre tanto
fuera llevado su cadáver a la capilla familiar de su mujer, en la Catedral de Córdoba, donde había dispuesto
ser enterrado612. Moría bajo testamento otorgado en Madrid el día 10 de octubre de 1887613, dejando por
albaceas a su suegro, el conde de Gabia, que ya había fallecido, y a la condesa de las Quemadas, su mujer,
quien a su vez figuraba como universal heredera.
Gracias a la ejecución de la división de los bienes del conde, hecha en Madrid, el día 29 de
enero de 1894614, y que describía el conjunto patrimonial del matrimonio Enríquez Losada, ahora ya
exclusivamente propio de su viuda doña Rosario, conocemos de forma detallada la fortuna –porque lo
era–de que gozaban, toda vez que había sido completada por las legítimas de los padres de la condesa tras
la muerte de ambos. Se hacen constar:

Dinero en metálico: 26.196 pesetas.


Efectos públicos (títulos de deuda y demás): 174.983 ptas.
Valor de alhajas de oro y plata: 40.000 ptas.
Valor de sus muebles y sus ropas: 8.439 ptas.
Derechos reales en Córdoba y Écija (por censos): 5.222 ptas.
Acciones en empresas: 179.625 ptas.
Bienes Inmuebles:
CÓRDOBA.
- Casa en la calle Pedregosa
- Casa en la calle Juan de Mena
- Casa en la calle Puerta de Baeza
- Casa en la calle Los Morillos
- Tres casas portales en la cuesta de Luján
- Casa en la calleja Pan y Conejo
- Dos casas en la calle Frías
- Finca de Las Quemadas
- Cortijo de Doña Sol
- Cortijo de El Morillo
- Cortijo de Palomarejo
- Cortijo del Fontanar de La Barquera
- Hacienda Cueva de las Cabras

609  La hijuela entre los vástagos del conde de Gabia se ejecutó ante Luis González Martínez, notario de Madrid, el día 13 de
diciembre de 1890. Se expidió carta de sucesión al título de conde de Gabia en el mes de julio. AHN, Consejos, leg.8991,
expte. 32.
610  En el momento de su muerte se declaran otros títulos y cargos militares tales como Jefe del Cuarto militar de la Reina
Regente y la Cruz de Hierro de Austria. Aunque también se intitula caballero de la Orden de Carlos III, lo cierto es que no hay
rastro por ningún lado de su expediente, fecha o concesión. AHPM, Protocolo 37.743, f. 285.
611  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480.
612  AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.427.
613  Ante don Miguel Díaz Arévalo. AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.427.
614  Ante don Francisco de Moya y Moya, notario. AHPM, Protocolo 37.743, f. 285.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 177


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

- Hacienda de La Madriz
- Hacienda de La Madriz Baja
- Huerta de Detrás de la Puerta, en el Granadal.
- Parte de la Huerta del Leal
- Un haza del Arenal, en el arroyo de la Fuensanta
- Siete hazas del Marrubial
- Haza en el pago de los Aguijones
- Dos hazas en el pago de La Madriz Baja
- Hazas de tierra calma de los Marmolillos
MONTORO
- Mitad de una finca
CASTRO DEL RÍO
- Cortijo de Benazurera la Baja
ÉCIJA
- Hacienda de las Almenillas
- Cortijo de Las Paredes
- Dehesa del Chaparral
- Dehesa de la Sierrezuela Baja
- Cortijo de Fuente de la Alcuza
- Haza de Zajón
ÚBEDA
- Huerta de Puerta de Granada
- Cortijo de los Estebados
BAEZA
- Hazas y solares
Valor de todos los bienes inmuebles: 959.945 pesetas
TOTAL: 1.395.411 pesetas615.

Como muestra este listado, la condesa de Las Quemadas pasaba así a ser la dueña y administradora
de un enorme caudal de forma exclusiva. Viendo la pormenorización de los bienes que constituyeron su
hacienda, en primer lugar, se constata cómo la mayor cantidad del patrimonio de los condes procedía de la
herencia recibida por los padres de ella. Pero además, es notable saber que en el reparto de dichos bienes, a
la condesa se le adjudicaron tierras con cierta coherencia histórica y familiar, ya que el grueso de sus bienes
raíces procedían de la ascendencia Godoy, creando así una asociación continuada entre los pretéritos
señores de Las Quemadas, Doña Sol y la Barquera y lo condes de Las Quemadas decimonónicos.
De este modo, y demostrando que a pesar de la muerte de su marido no iba a apartarse de sus
quehaceres aristocráticos, quiso hacer justicia a los méritos de su ascendencia, profesando una mentalidad
quizá marcada por una distinguida vida tan romántica como decadente. Así, remite al señor Ministro de
Gracia y Justicia una petición, con cierto enojo, en Madrid, con fecha de 7 de diciembre de 1893, por la
que se quejaba de la ausencia de referencias históricas en la sección referida a títulos nobiliarios de la Guía
oficial de España sobre los precedentes de su título en el siglo XVII en el señorío de Las Quemadas, como
sí se relataba en otros títulos de origen similar. En ese momento parece que esta Guía se limitaba a ofrecer
la fecha de la creación del mismo condado, sin recoger más detalles al respecto, y doña Rosario pretende
subsanar este agravio para con su Casa. Para ello, adjunta una copiosa documentación histórica y copias
notariales del siglo XVIII que acreditaban su genealogía y justificaban su solicitud616. Pocos días después,

615  AHPM, Protocolo 37.743, f. 285.


616  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1480. Existe en este expediente una recopilación histórica realizada y copiada en 1798, de las
mercedes de los Godoy fechadas entre 1645 y 1648, que debe de ser toda esta documentación que adjuntó la condesa para

178 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

la Reina Regente –como si a sus manos no llegaran con seguridad asuntos de mayor gravedad–contestaba
a la misiva afirmativamente, comunicando la incorporación de los datos facilitados a dicha Guía.
En otro orden de asuntos, la condesa doña Rosario también había testado, al igual que su marido,
por primera vez –sería la primera de cinco ocasiones–en octubre de 1887617. Por él consideraba como
herederos y albaceas a su esposo y su padre618 según las partes correspondientes con arreglo a derecho, y
sólo llamaba a sucederle en sus propiedades y título, en caso de que estos señores faltaran, a sus sobrinas y
ahijadas por orden de edad: doña Rosario de Hoces y Losada, doña Beatriz Losada y González de Villalaz
y, por último, a doña Ignacia de Hoces y Losada619. Pero las consecutivas muertes de su padre en 1890
y la de su esposo en 1893 debieron de sumir a doña Rosario en cierto desasosiego, ya que desaparecían
los albaceas y primeros llamados a la sucesión de su legado. Por esta nueva situación debía considerar un
nuevo orden testamentario.
En efecto, volvió a testar el día 12 de marzo de 1894620, llevando meses viuda621. Por este segundo
testamento nombra como heredera del título de Las Quemadas, en primer lugar, a su sobrina y ahijada
doña Beatriz Losada y González de Villalaz, y tras ella a doña Ignacia de Hoces y Losada, también sobrina
y ahijada –a la que lega personalmente el cortijo de Doña Sol–, y si faltaran ambas al tiempo de su
finamiento, entrara a sucederla su sobrino don Pedro Losada y González de Villalaz, hermano de la
primera llamada. Sin embargo, no se olvida de su primera ahijada, doña Rosario de Hoces y Losada, a
la que manda diversos bienes bancarios y muebles, así como el cortijo del Morillo, en Córdoba, y otras
tierras. También se acuerda de sus sobrinos políticos, los hijos del hermano de su marido, a quien manda
ciertas cantidades de pesetas, nada desdeñables. Finalmente, del conjunto de sus bienes raíces, muebles y
metálicos nombra como heredera universal a doña Beatriz Losada, y si faltara, que se repartieran a partes
iguales, respetando los legados previos, entre los tres ya citados: doña Ignacia, doña Rosario de Hoces y
don Pedro Losada. Lo dejaba todo bien atado.
No obstante, poco después muestra su voluntad de matizar algunas cuestiones establecidas en este
testamento. Así, estando en Madrid, con 55 años, el día 10 de julio de 1894622, a las 16.30 horas, vuelve
a testar la condesa de las Quemadas, siendo la tercera en su vida, y la segunda de ese año. Por él suscribe
las líneas generales del testamento de marzo, pero funda una misa diaria por su alma y la de su esposo en
la capilla del Espíritu Santo de la S.I.C. de Córdoba, donde manda enterrarse y espera que se trasladen los
restos mortales del conde, su marido.
Aunque por estas dos escrituras la condesa de Las Quemadas parecía tener su sucesión bien aclarada,
lo cierto es que en 1898 da un paso en lo que se refiere a dejar constancia de ello. Así, próxima a cumplir
la mayoría de edad su sobrina carnal doña Beatriz Losada y González de Villalaz decide establecerla
oficialmente como su sucesora en su título del Reino. Esta decisión de la condesa se dejó registrada ante
notario el día 10 de enero de ese año623. El día 15 del mismo escribe a la Corona para que la Reina Regente
sancione y autorice esta sucesión, aunque ya lo había concedido el rey Alfonso XII en 1883, como ella
misma declara624. El día 18 de febrero, doña Beatriz Losada, sin haber cumplido los 18 años, remite a la

dotar de argumentación sus postulados.


617 Testó la primera vez el mismo día y ante el mismo notario que su esposo, el día 10 de octubre de 1887, en Madrid, ante
don Miguel Díaz Arévalo. AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.433.
618  No a su madre, ya que, como hemos visto, estaba fallecida desde 1885, en Madrid. AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.433.
619  AHPM, Protocolo 35.840, f. 4.433.
620  Ante don Francisco de Moya y Moya. AHPM, Protocolo 37.743, f. 773.
621  En algunos medios de la red se hace constar que doña Rosario casó en segundas nupcias siendo madres de una decena de
hijos, lo que resulta de todo punto falso.
622  Se trata, en realidad de un codicilo a partir del testamento realizado en marzo. Ante Francisco de Moya y Moya. AHPM,
Protocolo 37.746, f. 3.142.
623  Ante Francisco de Moya y Moya, notario de la villa y Corte de Madrid. AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
624  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 179


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Corona una notificación de la aceptación de ser heredera y sucesora de su tía carnal, y así, el 7 de marzo
siguiente, doña María Cristina de Habsburgo, Reina Regente de España, en nombre de su hijo don
Alfonso XIII, aprobó este nombramiento625.
Esta situación se reforzaría aún más poco tiempo después, cuando la condesa doña Rosario cambia
y consolida la relación y el acercamiento que mantenía con su sobrina predilecta. El día 16 de mayo
de 1901, la condesa de Las Quemadas adoptó judicialmente a doña Beatriz Losada, quien a partir de
entonces, además de ahijada, sobrina y heredera se convertiría en hija adoptiva, tras recibir ambas la
autorización judicial competente y la anuencia de los padres de la joven626. Los motivos de la adopción son
claros y se manifiestan en la escritura notarial, haciéndose constar que doña Beatriz “pasaba la mayor parte
de los días en su casa” desde niña, lo que aumentó “el cariño que desde un principio se profesaron”627.
No obstante, probablemente tuviera también que ver en esta acción la inminente boda de doña Beatriz,
quien contraería matrimonio exactamente un mes más tarde, en Madrid, con don Joaquín Patiño y Mesa,
como se verá.
Por si aún le quedaba algún fleco suelto en torno al destino de sus bienes, la condesa de Las
Quemadas testaría de nuevo, también en Madrid, el día 9 de julio de 1903, a las 12.30 horas628. En él
declaraba sus principales hechos vitales, su difunto marido y su viudez así como su definitiva heredera e
hija adoptiva, que aseguraba la sucesión de su linaje, pues ya estaba casada y era madre de una hija, a la
que habían puesto el nombre de su abuela adoptiva, Rosario629.
Como si de una afición se tratase, testaría la condesa de Las Quemadas, ya por quinta y última
vez, en Madrid, ante el mismo notario, el día 6 de febrero de 1908, a las 15.30630 horas, reafirmándose en
todo lo anterior. Ese mismo año cumpliría las sesenta primaveras.
Comenzado ya el siglo XX, viuda y a pesar de ser ya sexagenaria, la vida en sociedad de la condesa
de Las Quemadas no decayó en absoluto, centrándose ya por completo en la villa y Corte, con continuos
viajes a San Sebastián en época primaveral y estival. Los periódicos de la época permiten con sus crónicas
reconstruir en cierta manera esa agenda de doña Rosario Losada. Así, el 10 de mayo de 1907 se recogía
en el diario ABC, en notas de sociedad, “Ha llegado a Madrid la condesa de Las Quemadas”631. Aún se
dejaba ver por su ciudad natal, como se constata con su vuelta a Madrid desde la capital cordobesa en
abril de 1910632. La vemos participar en 1913, el día 5 de octubre, en el acto litúrgico de celebración de
su onomástica junto a otras damas tituladas de Madrid bautizadas en honor a la Virgen del Rosario, como
ella, entre las que se encontraban las duquesas de Aliaga y Monteleón, la marquesa de Canillejas, o las
condesas del Melgar y Peñaranda633. A mediados de julio 1915, como correspondía, marchaba a pasar la
temporada estival a San Sebastián634. Al año siguiente, en septiembre de 1916635, la vemos asistir también
en la capital guipúzcoana, con su sobrina y su marido, a la boda de doña Jesusa Espinosa de los Monteros
y don Eugenio Barroso Sánchez-Guerra, junto con toda una pléyade de altos militares, marqueses, condes

625  Ibídem.
626  La adopción se rubricó ante don Francisco de Moya y Moya. AHPM, Protocolo 40.769, escritura 245 fecha 16 de mayo
de 1901; AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
627  AHPM, Protocolo 40.769, escritura 245
628  Ante el notario de Madrid Francisco de Moya y Moya. AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
629  Rosario Patiño y Losada, única hija de doña Beatriz Losada y don Joaquín Patiño, había nacido en Córdoba, en la hacienda
de Las Quemadas, el día 14 de febrero de 1902. VV.AA., Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles, Madrid, 2005, p.
465.
630  Ante Francisco de Moya y Moya. AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
631  Diario ABC, nº 705, 10 de mayo de 1907, p. 4.
632  Diario ABC, 15 de abril de 1910, p. 6.
633  Diario ABC, 4 de octubre de 1913, p. 5.
634  Diario ABC, 13 de julio de 1915, p. 13.
635  Diario ABC, 13 de septiembre de 1916, p. 14.

180 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

y altos empresarios. A mediados de julio 1917 de nuevo se reflejaba su marcha a San Sebastián para el
veraneo, esta vez a la par que lo hacían los duques de Alburquerque y los de Ahumada636.
Como vemos, a esas alturas la ciudad de la bahía de La Concha se había convertido en su segunda
residencia. Llevaba viajando anualmente a ella desde tiempos del rey Alfonso XII, en ella vio morir y
enterró a su esposo, habían viajado con ella sus sobrinas y sobrinos nietos asistiendo a todo tipo de eventos
y será allí también donde cambiaría su relación con la ciudad que la vio nacer, escribiendo un nuevo
capítulo de la casa que ya todo el pueblo cordobés conocía como de “Las Quemadas”. En en el verano
de 1919, con sus ochenta años cumplidos, volvía a San Sebastián para pasar el verano la condesa cuando
decidió vender el palacete en el que había comenzado su vida marital hacía, exactamente, medio siglo. No
obstante, entendiendo que con la intención de mejorar las condiciones del antiguo inmueble, antes de
venderlo decide la señora incorporar una mayor cuantía de canalización de agua a la vivienda, para dotarlo
de mejor equipamiento como correspondía a los tiempos, y así compra un cuarto de paja de agua, además
del medio que ya tenía desde 1663637, dotando a la finca de tres cuartas partes de paja de agua corriente.
Lo realiza mediante un poder dado en la capital guipuzcoana el día 14 de agosto de 1919638 a don Pedro de
Toro y Lobato, administrador de fincas, vecino de Córdoba. Arreglada esta mejora, el día 30 de agosto639
vendía la condesa de las Quemadas su vivienda cordobesa, de la calle ya rotulada con el nombre de Blanco
Belmonte, a su sobrina carnal doña Ana María de Hoces y Losada, esposa de don Francisco Fernández
de Mesa Porras. El precio del inmueble fue esta vez de 52.000 pesetas640. Suponía, pues, el paso de otra
página en la historia del edificio.
No obstante, pocos eran los compases que le quedaban de vida. Era la última representante de
sus hermanos, tras morir en 1904 el marqués de los Castellones, en 1909641 el conde de Gabia y en
1918 su hermana Mª del Buen
Consejo, duquesa viuda de
Hornachuelos. Y así tras casi
28 años de viudez, la ilustrísima
señora doña Rosario Losada y
Fernández de Liencres, primera
condesa de Las Quemadas,
expiró en su domicilio
madrileño de la Carrera de San
Jerónimo a los 82 años de edad,
el día 18 de marzo de 1921, a
las dos horas de la madrugada,
a consecuencia de la diabetes
sacarina que padecía. A pesar de
llevar casi toda su vida de adulta
en la Corte, en sus últimas

636  Diario ABC, 19 de julio de 1917, p. 13.


637  Como ya se relató más arriba. Vid. nota 425.
638  Ante don Luis Barrueta, notario de la capital guipuzcoana. Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623,
tomo 623, folio 136. Inscripción octava.
639  Ante don Cristóbal Jiménez Gilabert, notario de Córdoba. Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623,
tomo 623, folio 136.
640  Hizo constar la compradora que el dinero en metálico con que pagaba la compra procedía directamente de la venta que
le hizo de otra casa al señor marqués de la Vega de Armijo en la calle de Santa Ana, hoy Ángel de Saavedra, otorgada el mismo
día ante don Francisco Rodríguez y Gonzalo, notario de la ciudad. Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623,
tomo 623, folio 136.
641  Exactamente el día 19 de febrero de 1909.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 181


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

voluntades dispuso querer ser enterrada, como su marido, en la capilla del Espíritu Santo, propiedad de
los condes de Gabia, en la Catedral de Córdoba, donde tenía derecho de sepultura642. Como se demuestra
por la fe de defunción, vivían con ella en su residencia su hija adoptiva, sobrina y heredera, doña Beatriz
Losada, y su esposo don Joaquín Patiño.
Medio siglo después de su finamiento, un colegio de la capital cordobesa, inaugurado en 1971,
llevaría el nombre de Condesa de Las Quemadas, en su recuerdo.

4. Conclusión (I): La continuación de los Condes de las Quemadas

Tal y como estaba previsto por doña Rosario, le sucedería en el título su sobrina e hija adoptiva doña
Beatriz Losada y González de Villalaz. Esta segunda titular de la merced condal había nacido en Madrid el
día 18 de marzo de 1880 a las dos de la tarde643, siendo hija como ya hemos visto de don Ángel Losada y
Fernández de Liencres, natural de Úbeda (Jaén) y de doña María del Dulce Nombre González de Villalaz
y Fernández de Velasco, natural de París644, primeros marqueses de los Castellones645, casados en 1872646,
quienes fueron vecinos de Madrid en la calle Alcalá, número 65647. Era nieta por la parte paterna, como se
puede deducir, de los Excmos. Sres. D. Pedro Losada y Gutiérrez de los Ríos y Dña. Ángela Fernández de
Liencres y Carvajal, condes de Gabia y vecinos de Córdoba, y por la parte materna de D. Juan González de
Villalaz y Madrazo-Escalera, natural de Bárcenas de Carriedo, pedanía de Villacarriedo, Santander, y doña
Teresa Fernández de Velasco y Pérez de Soñanes648, natural de Villacarriedo, del mismo lugar.
Doña Beatriz sería la sobrina predilecta de la primera condesa de las Quemadas, y así fue adoptada
por ella, como se ha dicho, en mayo de 1901. Justo un mes más tarde, el día 17 de junio de ese mismo
año, doña Beatriz Losada casaba en Madrid con don Joaquín Patiño y Mesa, coronel de la Escolta Real, a
quien a buen seguro habían conocido en San Sebastián, pues también fue Juez eventual de dicha ciudad
y, ya en los años treinta, Presidente de su Diputación. Éste era el hijo pequeño del matrimonio formado
por don Nicolás Patiño y Osorio, marqués de Castelar, y doña Mª Dolores de Mesa y Queralt, marquesa
de Villafiel, y había nacido en Madrid el día 13 de enero de 1876649.

642  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480. Esta capilla fue conferida por acuerdo capitular el día 13 de marzo de 1865 a don Pedro
Losada, conde de Gabia, padre de doña Rosario, para su sepultura y la de sus descendientes, aunque la habían edificado en el
siglo XVI los hermanos Simancas. NIETO CUMPLIDO, M., La Catedral de Córdoba, Córdoba, 2007, p. 406.
643  Registro Civil de Madrid, Libro 31 de nacimientos, f. 388 vº.
644  Había nacido en la capital francesa por ser su familia de abierta simpatía carlista y haber pasado a Francia tras la victoria
isabelina.
645 Título rehabilitado por su padre, el conde de Gabia, a partir del vizcondado de los Castellones, previo al propio condal de
Gabia, rehecho ahora como nueva merced de marqués. En Madrid el 28 de junio y en Córdoba el 10 de julio de 1867, don
Pedro Losada, conde de Gabia, –en una operación jurídicamente tan dudosa como habitual en la época, como era transmitir
un vizcondado que por su naturaleza de previo debía suprimirse tras la merced del título final–cedía este vizcondado a su hijo
don Ángel Losada, AHPC, leg. 8.406, f. 848, 1867, José María Chaparro y Espejo. El real despacho del nuevo marquesado se
formalizó el día 21 de diciembre de 1868, AHN, Consejos, 8.987, año 1868, Exp.668.
646  El día 14 de mayo de 1872 se expidió real despacho concediendo a don Ángel el matrimonio con doña María, ya que
necesitaba licencia de la corona por ostentar título de Castilla. AHN, CONSEJOS, 8970, año 1872, Exp.232 
647  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
648 Por Velasco se le atribuye ascendencia de la Casa de Frías, pero es sólo eso, una atribución, y no podemos demostrar
fehacientemente que provenga de esta filiación; por Pérez de Soñanes, era nieta de los señores de Villacarriedo, de donde era
natural, propietarios del espectacular palacio del siglo XVIII, aún en pie y donde nació, hoy conocido como Palacio de Soñanes,
declarado Bien de Interés Cultural en 1981. Un hermano de esta señora fue don Fernando Fernández de Velasco y Pérez de
Soñanes, propietario del edificio, que tuvo una espectacular y famosa biblioteca en el siglo XIX. Hoy está convertido en Hotel.
CAMPUZANO RUIZ, E., Casonas y Palacios de Cantabria, Santander, 1991. GARCIA GUINEA, M.A., Guía artística de
Cantabria, Santander, 1988. ORTIZ DE LA TORRE, E., La montaña artística. Arquitectura civil, Santander, 1927
649  VV.AA., Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles, Madrid, 1995, p. 765.

182 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Doña Beatriz y don Joaquín se convertirían en condes de Las Quemadas tras la desaparición
de la primera condesa en 1921. El día 30 de abril de ese año, a las pocas semanas del óbito, escribe a la
Corona y al Ministerio de Gracia y Justicia don Joaquín Patiño y Mesa, como esposo de la sucesora, para
comunicar la muerte de la condesa de las Quemadas y solicitar que se expidiese y proveyese la sucesión del
título a favor de su esposa, sobrina e hija adoptiva de la finada, tal y como estaba previsto. Los trámites
tardaron poco, y el día 18 de junio de ese mismo año se aprobaba la carta de sucesión del título condal
a favor de doña Beatriz, quien abonaría los impuestos especiales, por valor de 30.000 pesetas, el día 8 de
julio de ese año de 1921, completando el trámite de la sucesión y convirtiéndose en segunda condesa de
las Quemadas650.
A la nueva condesa de Las Quemadas le deparaba una longeva vida que, sin embargo, se vio
ensombrecida por la soledad en su madurez. De su matrimonio sólo vendría al mundo una hija, el 14 de
febrero de 1902, a la que doña Beatriz quiso bautizar en Córdoba, en su finca de Las Quemadas, como
su madre adoptiva, Rosario. Desgracias de la vida, cuando esta niña se hizo adulta, se planificó su boda
para comienzos de la primavera del año 1921 con el hijo de los marqueses de Montefuerte y condes de
Paraiso, pero hubo de ser aplazada651 por coincidir con el fallecimiento de su tía abuela, la condesa de Las
Quemadas, doña Rosario, que pasaría de esta vida el día 18 de marzo de ese año. Finalmente, Rosario
Patiño Losada contraería matrimonio, siendo ya sus padres condes de Las Quemadas, en Madrid el día 22
de abril de 1921, en la iglesia del Santísimo Cristo de la Salud652.
La condesa doña Beatriz heredó de su tía todos sus bienes metálicos, muebles y raíces constituyendo
así su patrimonio un vasto conjunto que le permitió llevar una vida bastante acomodada, dentro de la
dinámica de la Corte y la alta sociedad madrileña. Así, la vemos asistir a todo tipo de actos sociales, tales
como la boda de Mª Lourdes Escrivá de Romaní y el Marqués de Valterra, que tuvo lugar en febrero de
1922, y a la que asistió junto a los príncipes de Hohenlohe, los duques del Infantado, los marqueses de
Hinojares o los condes de Sástago, por citar sólo algunos de la cuarentena de títulos que allí se dieron
cita653. De la misma forma, seguirían pasando las temporadas estivales en San Sebastián, desde el mismo
año siguiente de la desaparición de su tía doña Rosario654, o acudiendo a animadas cacerías655.
En 1927, los condes de Las Quemadas consiguieron para su unigénita, madre ya de sus primeros
hijos, la rehabilitación de un título que le correspondía a su padre don Joaquín por un lejano vínculo con
familias italianas. Se trataba del ducado de Grimaldi656, que se había dejado de emplear desde finales del
siglo XVIIII. Así pues, doña Rosario Patiño y Losada y su esposo, don José María Márquez Castillejo,

650  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480. VV.AA., Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles, Madrid, 1995, p. 765.
651  En efecto, así lo recogieron las crónicas de sociedad. Diario ABC, 23 de marzo de 1921, p. 13.
652  Al día siguiente, la prensa recogía una prolija crónica del enlace. Fueron testigos por la novia su padre, su tío paterno el
marqués de Castelar y sus tíos maternos el marqués de los Castellones y el marqués de Amurrio; por parte del novio fueron
testigos sus hermanos don Juan y don Rafael Márquez, su tío el marqués de Martorell y su primo el conde de Floridablanca.
Asistieron medio centenar de títulos del Reino a la boda. ABC, 23 de abril de 1921, p. 15; Blanco y Negro, Madrid, 1 de mayo
de 1921, p. 30.
653  Diario ABC, 24 de febrero de 1922, p.16.
654 Diario ABC, 24 de agosto de 1922, p.16; Diario ABC, 11 de julio de 1927, p. 24; Diario ABC, 20 de julio de 1930, p. 29.
Se informa de los traslados a San Sebastián de los condes de las Quemadas con su hija y su yerno.
655  Diario ABC, 31 de diciembre de 1924, p. 17
656  Fue concedido por Carlos III, con Grandeza de España, el día 8 de febrero de 1777 a don Pablo Gerónimo Grimaldi y
Pallavicini (Génova, 1706-1789), marqués de Grimaldi en Génova, caballero del Toisón de Oro, gentilhombre de Cámara con
ejercicio de SM y primer secretario de Estado y del Despacho, entre otros cargos. Al él le sucedió su sobrino don Francisco
Grimaldi y Spínola, y a este a su vez su hija doña María Teresa Grimaldi, la última que, acaso, parece haber ostentado el título.
Para la rehabilitación, doña Rosario Patiño debió levantar su genealogía nada menos que hasta el siglo XVI, pasando por
los Spínola y Osorio, hasta llegar a don Nicolás Patiño y Osorio, su abuelo paterno. ZABALA MENÉNDEZ, M., Historia
genealógica de los títulos rehabilitados durante el reinado de don Alfonso XIII, tomo III, Sevilla, 2007, pp. 31-94; VV.AA., Elenco
de Grandezas y títulos nobiliarios españoles, Madrid, 1995, p. 465.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 183


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

gentilhombre de Alfonso XIII, se convertían en terceros duques de Grimaldi. Este tercer duque consorte
de Grimaldi y yerno de los condes de Las Quemadas había nacido en Granada, en el palacio de los señores
de Ansoti, propiedad de su madre, el día 30 de septiembre de 1892, siendo hijo de los también granadinos
don José María Márquez y Márquez y doña Mª Mercedes Castillejo y Sánchez de Teruel, marquesa de
Montefuerte, quienes se convertirían también en condes del Paraíso por muerte de un lejano pariente.
Doña Mª de las Mercedes era, además, la hija pequeña del conde de Floridablanca y de la condesa de Villa
Amena de Cozvíjar657.
De su matrimonio, doña Rosario sería madre de diez hijos658, a los que dejaría huérfanos con su
muerte el día 13 de marzo de 1942, a los cuarenta años de edad, sin haber alcanzado aún su primogénita la
mayoría de edad. Quedaban así sus padres como abuelos de una gran prole por la que habrían de velar. Sin
embargo, cinco años más tarde, el conde consorte de Las Quemadas y padre de la fallecida, don Joaquín
Patiño, moría en Madrid, el día 12 de julio de 1947659, con lo que dejaba completamente sola a doña
Beatriz al cargo de su Casa y su familia, toda vez que, por su parte, el duque viudo de Grimaldi, aunque
viviría treinta años más que su mujer, lo haría dedicado a la vida militar, política y social. Además, don
José María se convertiría en 1951, a la muerte de su madre, en octavo marqués de Montefuerte, y sería
agraciado en vida, además, con el hábito y la encomienda mayor de Aragón en la orden de Calatrava,
con la distinción de maestrante de Sevilla y otras condecoraciones militares, entre ellas la Cruz al Mérito
Naval660.
Habiéndose dedicado los últimos treinta años de su vida a cuidar de su familia, falleció doña
Beatriz Losada, segunda condesa de las Quemadas, en Madrid el día 27 de junio de 1972, nada menos
que a los 92 años de vida, rodeada de sus nietos y sus bisnietos. El día 10 de noviembre del mismo
año, su sobrino carnal don Emilio Losada Drake, marqués de los Castellones, escribía al Ministerio de
Justicia661 para que se le ejecutase sucesión del mismo como hijo mayor del hermano mayor de la fallecida,
don Eduardo Losada y González de Villalaz. Sin embargo, inmediatamente, por otra carta, él mismo
se retiró tal aspiración sin más. Es así como el 27 de diciembre de 1972 comparece don José Joaquín
Márquez Patiño, cuarto duque de Grimaldi, nieto varón mayor de la finada, exponiendo que habiendo
fallecido su abuela materna doña Beatriz Losada, y que faltando la hija de ésta, que fue su madre, es el
inmediato sucesor del título de Conde de las Quemadas, alegando para ello diversas escrituras y el árbol
genealógico correspondiente662. Además, por las mismas fechas, él mismo comenzó también la burocracia
correspondiente a la sucesión del marquesado de Montefuerte por la igualmente reciente muerte de su
padre, don José María Márquez Castillejo, el día 15 de octubre de 1972.
En efecto, del matrimonio entre doña Rosario Patiño Losada y don José María Márquez Castillejo
fue segundo hijo, y primer varón, don Joaquín Márquez Patiño. Había nacido el día 24 de agosto de 1923
en San Sebastián, ciudad como hemos comprobado de importante presencia para esta historia familiar.
Casó el día 25 de febrero de 1949 en Madrid, con doña María de las Mercedes Ulloa y Ramírez de Haro,
natural de la capital, hija de Álvaro de Ulloa y Cristina Ramírez de Haro, hija a su vez de los condes
de Adanero. Para entonces, y como sucesor que fue de este título en 1942 tras la muerte de su madre,
ya era cuarto duque de Grimaldi. De este matrimonio entre don José María y doña Mercedes nacieron

657  ALMANSA PÉREZ, R. M., Familia, tierra y poder en la Córdoba de la Restauración, Córdoba, 2005, p. 393. El señorío
y título de condado de Villa Amena de Cozvíjar es uno de los históricos del Reino de Granada, comprado a la Corona por el
Ldo. Gregorio López Madera en 1634 y ascendido a condado en 1687, ya en la varonía Sánchez de Teruel. SORIA MESA, E.,
La venta de señoríos en el Reino de Granada bajo los Austrias, Granada, 1995, pp. 63 y 113.
658  Fueron: Beatriz, José Joaquín, Fernando, Mercedes, Rosario, Teresa, Ignacio, Cristina, Alfonso y María Victoria.
659  VV.AA., Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles, Madrid, 1995, p. 765.
660  Entre otras, como se menciona en su esquela obituaria aparecida en el Diario ABC del 16 de octubre de 1972, fecha
siguiente a su muerte.
661  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.
662 Toda esta información a través de las cartas y partidas correspondientes recogidas en AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.

184 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

tres vástagos: José Joaquín, Antonio Álvaro y María del Rosario. Sin embargo, en medio de la solicitud
y provisión del título de los títulos que le irían a corresponder por su abuela (Las Quemadas) y su padre
(Montefuerte), ambos fallecidos en el mismo año de 1972, don José Joaquín murió el día 7 de marzo de
1973, en Navalmoral de la Mata, provincia de Cáceres663, sin dar tiempo a que sucediera en tales mercedes.
Entonces, pasarán los derechos a la siguiente generación, por lo que comparecieron don José
Joaquín y don Antonio Álvaro Márquez Ulloa, hijos del recién fallecido y bisnietos de la segunda condesa,
para procurar la provisión de los títulos de Grimaldi, Montefuerte y de las Quemadas. Según las leyes de
aquél momento los tres se concentrarían en el hijo mayor, pero se reservó sólo el ducado de Grimaldi y
el marquesado de Montefuerte, cediendo y renunciando en un gesto de gentileza el de Las Quemadas, el
día 14 de abril de 1973, a su hermano don Antonio. Así pues, es don Antonio Márquez quien retoma el
proceso de sucesión del condado de Las Quemadas.
Éste acredita ser hijo legítimo de sus padres, y haber nacido en Madrid el día 30 de enero de 1953,
por lo que para entonces apenas tiene veinte años de edad. La solicitud formal de la tramitación del título
se formalizó el día 2 de julio de 1973 y apareció en el Boletín del Estado el día 19 de julio siguiente664. El
ministro competente dio orden de expedir carta de sucesión del título de Conde de las Quemadas a favor de
don Antonio Álvaro Márquez Ulloa el día 17 de enero de 1974, apareciendo en el boletín correspondiente
al 7 de febrero. Aunque los impuestos extraordinarios de la transmisión se abonaron el día 30 de abril de
1974 por parte del interesado, no se le expidió carta de sucesión definitiva hasta el año siguiente. Ésta
está rubricada en Madrid, a 20 de marzo de 1975, por S. E. El Jefe del Estado665. Es precisamente por
estas fechas cuando se consolidó la disgregación del patrimonio transmitido por la primera condesa de
las Quemadas, vendiéndose el cortijo que daba nombre al condado en ese mismo año, y del que derivó
el actual polígono industrial homónimo en la capital cordobesa. Don Antonio Márquez Ulloa, ya como
tercer conde de Las Quemadas, casó en dos ocasiones: la primera con doña Marta Navarro Valero, siendo
padres de Íñigo Márquez Navarro (1981); y la segunda, en 1989, con doña Carmen Herbosch Huidobro,
de quienes nació Claudio Márquez Herbosch. Esta última condesa consorte de Las Quemadas moriría
en Madrid el día 26 de enero de 2003, aunque, a pesar de seguir titulándose así, ella y su marido ya no
gozaban de dicha merced.
Y es que la continuidad de este título había sufrido un vericueto legal algunos meses antes. El
conflicto comenzó el 30 de enero de 2002, cuando compareció ante la justicia ordinaria don José Joaquín
Márquez Príes, sexto duque de Grimaldi y marqués de Montefuerte, hijo mayor de don José Joaquín
Márquez Ulloa –a quien antes nombramos alegando que había renunciado el condado de Las Quemadas
en su hermano–, declarándose tener mejor derecho al título de Las Quemadas en detrimento de su vigente
poseedor, su tío carnal don Antonio Márquez. Y así, la juez que tramitó la causa judicial declaró, a favor de
este señor, que la renuncia que su padre había hecho de este título no tenía valor y la declaraba nula, por
lo que debía pasar al solicitante. El día 24 de junio de 2002, el BOE666 reflejaba la desposesión del título
del tercer conde de las Quemadas a favor de don José Joaquín Márquez Príes, sobrino del hasta entonces
conde, siendo así el cuarto titular. A través de esta orden ministerial se revocaba la de 17 de enero de 1974
y se cancelaba la carta de sucesión de 1975 que habían conferido el tíulo de Las Quemadas a don Antonio
Márquez Ulloa. El rey don Juan Carlos le expidió Real Carta de sucesión el día 19 de julio de 2002667.

663  AGMJ, leg. 171-2, expte 1480.


664  Ibídem
665  Ibídem.
666  Orden del Ministerio de Justicia. Boletín Oficial del Estado, nº. 170 de 17 de julio de 2002, p. 26.250.
667  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1.480.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 185


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

La Casa de Gabia y los condes de Las Quemadas

Pedro Losada y Gutiérrez de los Ríos, Ángela Fernández de


X conde de Gabia La Grande Liencres Carvajal
y VIII de Valdelasgranas

Antonio Losada y Ángel Pedro Losada y María Rosario Losada y Enrique Enríquez
Mª Carmen Fernández de Fernández de Liencres, González de Fernández de Liencres, y García,
de las Rivas Liencres, XI conde I marqués de los Castellones Villalaz y I condesa de Tte. Gral. Reales
y Urtiaga de Gabia y IX de (*1868); G. de España (1893) Fernández de Las Quemadas (*1867) Ejércitos
Valdelasgranas Velasco 9-XI-1838 – 18-III-1921
Sin sucesión

Francisco Losada y de las


Rivas, XII conde de Gabia, X
Juan Losada y González de Eduardo Virginia Beatriz Losada y Joaquín Patiño y Mesa,
de Valdelasgranas y III
Villalaz, II marqués de los Losada y Drake González de Villalaz, comandante de
marqués de Mudela
Castellones, XIII conde de González de Fernández II condesa de Artillería
Sin sucesión Gabia Villalaz Durán Las Quemadas
16-III-1880 - 27-VI-1972
Sin sucesión

Carmen Peñalba Emilio Losada Drake, III marqués de Mª Rosario Patiño Losada, José María Márquez y
Baillo los Castellones, XIV conde de Gabia III duquesa de Grimaldi Castillejo,
(Rehabilitado en 1927) VIII marqués de
14-II-1902 - 13-III-1942 Montefuerte

Inmaculada Alfonso Losada y Peñalba,


Medina Díez XV conde de Gabia, IV marqués de José Joaquín Márquez Patiño, María de las
los Castellones IV duque de Grimaldi (1944-1973) Mercedes Ulloa y
24-VIII-1923 – 7-III-1973 Ramírez de Haro

1 José Joaquín 2 Antonio Álvaro


Carmen Príes Márquez Ulloa Mª Pilar Garralda Márquez Ulloa,
Ricardo V duque de Grimaldi (1975-1999) Ruiz de Velasco III conde de las
(en 1973 renunció sus derechos a Quemadas (1975-2002)
Las Quemadas en su hermano) n. 30-I-1953
IX marqués de Montefuerte
11-XII-1949 - 14-IX-1999

José Joaquín Márquez Príes, Mª Mercedes Márquez Garralda,


VI duque de Grimaldi (2000-actualidad) X marquesa de Montefuerte
IV conde de Las Quemadas (2002-actualidad)
[por resolución judicial contra su tío]
n. 22-IV-1978

Sucesión genealógica de los condes de Las Quemadas dentro de la Casa de Gabia. Sólo se ha reflejado la
descendencia relevante para este estudio. Las fechas completas en cursiva E.g. 11-XII-1949 – 14-IX-1999, se
refieren a nacimiento y muerte; las que aparecen entre paréntesis, constatan años de concesión, rehabilitación o
posesión del título.

El cuarto y actual conde de Las Quemadas, residente en Madrid y que desde 1999 es también
sexto duque de Grimaldi, trae los datos vitales de sus padres y suyos propios en el memorial que adjunta
a la resolución judicial remitida al Ministerio de Justicia. Así, se hace constar que su padre José Joaquín
Márquez Ulloa había nacido en Madrid, a las 11.30 horas del día 11 de diciembre de 1949, y que había
casado en la villa de Galápagos, Guadalajara, con doña Carmen Príes Ricardo, el día 15 de octubre de
1976668. Para entonces el contrayente ya era, por la muerte de su padre en 1973, quinto duque de Grimaldi
y marqués de Montefuerte. Años después fallecería su esposa, y volvió a contraer matrimonio con doña
Pilar Garralda y Ruiz de Velasco. Del primer matrimonio nacería sólo un hijo varón, José Joaquín, que
nos ocupa; y del segundo, sólo una hija, doña Mercedes Márquez Garralda. Don José Joaquín Márquez
Ulloa moría en Madrid el día 14 de septiembre de 1999, en la clínica La Luz, siendo enterrado al día
siguiente en el cementerio de San Isidro669. Por expresa voluntad del fallecida, hizo un reparto equitativo
de sus dos títulos nobiliarios, legando el ducado de Grimaldi a su hijo José Joaquín y el marquesado
de Monterfuerte a su hija doña Mercedes. Sólo tres años más tarde, como hemos contado, el duque de
Grimaldi conseguiría que la Justicia desposeyera a su tío don Antonio Márquez del título de conde de Las
Quemadas para pasar a ostentarlo él mismo hasta la actualidad.

668  Diario ABC, 20 de octubre de 1976, p. 37.


669  AGMJ, leg. 171-2, expte. 1.480.

186 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

5. Conclusión (y II): La Casa de los Mesa hasta hoy. De residencia particular a centro educativo

Recuperando la historia de la casa por donde la habíamos dejado, en el momento de su
desvinculación con la condesa doña Rosario, en 1919, la antaño casa solariega de los Mesa ya había
sido rebautizada por el pópulo local como Palacio de Las Quemadas, a pesar de que ella había sido su
propietaria apenas cuarenta y cinco años y la había habitado apenas un puñado de ellos, en comparación
con los más de dos siglos de pertenencia anterior a los señores del Chanciller. Pero en esto de los bautismos
espontáneos del vulgo cualquier enmienda resulta inútil. De todos modos, la documentación oficial y
administrativa generada en el siglo XX incorporó esta denominación a su burocracia diaria, aunque tal
se ofrece errónea o, cuando menos, injusta, como decimos, por no corresponder a toda la trayectoria
histórica del inmueble.
Más aún cuando, precisamente, la condesa de Las Quemadas transmite el edificio, de nuevo
–casualidad o causalidad– a la familia Mesa. Como anunciamos más arriba, a doña Rosario Losada y
Fernández de Liencres, primera condesa de Las Quemadas, le compran su residencia cordobesa doña
Ana de Hoces y Losada, su sobrina carnal, y su esposo don Francisco Fernández de Mesa Porras, nieto de
aquel don Rodrigo Fernández de Mesa y Alcántara, último propietario en su linaje de la casa solariega.
Como vimos, la compra se hizo efectiva el 30 de agosto de 1919670. Varios pudieron ser los motivos, y
probablemente se dieran cita todos a la par, de esta compra-venta por parte de estos señores. En primer
lugar, la condesa de Las Quemadas, ya bastante anciana, vivía de forma permanente en Madrid, con
lo que los gastos y la atención que requería una residencia en Córdoba que no utilizaba se perfilarían
como bastante improductivos. Por otro lado, no hay que desdeñar cierta nostalgia de la familia Mesa en
recuperar una vivienda que había sido una de las más señeras de la ciudad y que habían perdido por los
avatares económicos y sociales de la familia durante el siglo XIX, y más aún cuando existía una posibilidad
de adquirirla a un precio671 razonable gracias a que una parte del matrimonio comprador era familia
directa e inmediata de la vendedora. Pero, y por último, ha de observarse también que don Francisco
Fernández de Mesa, su nuevo ocupante, estaba iniciando una importante carrera política en el ámbito
local, que le llevarían a ostentar la alcaldía de la ciudad de Córdoba pocos meses después, entre 1920 y
1921, hasta su dimisión efectuada el 1 de julio de 1921. Así pues, es bastante probable que el domicilio en
un palacete de tal categoría tuviera mucho que ver con la posición social a la que aspiraba don Francisco
y que se vería notablemente reforzada con este nueva residencia.
Don Francisco Fernández de Mesa Porras era hijo de don Mariano Fernández de Mesa Daza y
doña Mª Josefa Porras y Pérez Albirón672, y había nacido en Córdoba el día 17 de julio de 1879. Casó a
comienzos de siglo con doña Ana Mª de Hoces y Losada, hija penúltima de don José Ramón de Hoces
y González de Canales, noveno conde y primer duque673 de Hornachuelos, y de su segunda esposa, doña
Mª del Buen Consejo Losada y Fernández de Liencres, hermana de la primera condesa de las Quemadas,
como hija que era, a su vez, del décimo conde de Gabia, del que ya hablamos. Los Fernández de Mesa
Hoces fueron padres de once hijos: Mª del Buen Consejo, Mariano, José Ramón, Ana Mª, Ángela María
de África, Mª del Pilar, María del Rosario, Francisco de Asís, Rafael, Jesús e Hipólito674. Es así como la
casa de Las Quemadas, prácticamente vacía durante años, comienza en 1919 una etapa llena de vida
protagonizada por una enorme prole.

670  Ante don Cristóbal Jiménez Gilabert, notario de Córdoba. Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623,
tomo 623, folio 136.
671  Si en 1875 el inmueble se había vendido por 45.000 pesetas, en 1919 estos señores la adquirieron por 52.000, una
variación bastante económica teniendo el casi medio siglo transcurrido.
672  PORRAS, V. y PORRAS, A., Glosas…, p. 404.
673 Título creado en 1868 sobre el antiguo de conde de Hornachuelos, otorgado a su antepasado don Lope de Hoces en 1640.
VV.AA., Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles, Madrid, 1995, pp. 495-6.
674  En 1921 aún no habían nacido estos dos últimos, por lo que, al menos estos dos, debieron de nacer en el mismo Palacio
de las Quemadas. Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136, inscripción 16.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 187


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

Debido a las reformas que había llevado a cabo la anterior propietaria a finales del siglo XIX, la
casa estaba habitable y actualizada con los nuevos tiempos, por lo que no fueron muchos los cambios que
debieron de llevar a cabo sus nuevos propietarios. No obstante, un testimonio heráldico sí que evidencia,
al menos, una intervención en este inmueble a comienzos de los años veinte. Se trata de un pavimento
con baldosas de barro combinadas con olambrillas heráldicas que se dispuso en el pasillo que comunicaba
los dos patios principales del edificio así como en el suelo de la ventana situada junto a la puerta principal.
Estas olambrillas contienen los blasones de los Hoces, los Mesa y los Losada, entre otros motivos heráldicos
o decorativos, lo que ubica perfectamente su colocación durante la estancia de esta familia. Sin embargo,
poco tiempo habitaron este matrimonio y sus hijos el Palacio de las Quemadas.
Pero eran muy pocos los momentos que el destino tenía escritos para esta familia como habitantes
de la mansión. El día 27 de enero de 1924 moría en Madrid don Francisco Fernández de Mesa, y pocos
días más tarde, el día 14 de febrero, en la misma ciudad, fallecía su viuda doña Ana María de Hoces, bajo
el testamento otorgado en 1921675. Entonces, sus albaceas testamentarios, don Rodrigo Fernández de
Mesa y Porras, hermano y cuñado de los fallecidos, y un sobrino, don Rodrigo Barasona y Fernández de
Mesa, se hicieron cargo de hacer cumplir las mandas testamentarias y ejecutarlas en nombre de sus hijos
menores. Estos dos familiares, más otros tantos nombrados como tutores de cada uno de los hijos menores
que habían quedado por el fallecimiento de este matrimonio, decidieron entonces vender el inmueble
para hacer efectivas las legítimas y afrontar los gastos de cada uno de los huérfanos.

Olambrillas ubicadas entre las baldosas de barro cocido en ciertos pavimentos de la casa, fruto de las reformas
que llevó a cabo el matrimonio de doña Ana de Hoces Losada y su esposo don Francisco Fernández de
Mesa Porras. Como se puede ver, a la izquierda se muestra la referida al linaje FERNÁNDEZ DE MESA,
representada de forma canónica con la bordura de aspas –y no con las espadas que hasta ahora habían empleado
los Mesa de Córdoba–, y a la derecha el linaje HOCES, con las cinco hoces puestas en sotuer.

Esta vez el comprador sería don José López Laguna, natural y vecino de Fernán-Núñez,
perteneciente a un importante linaje ascendente de este municipio676, casado con doña Rosario Gómez
Giménez. López Laguna adquirió el inmueble a través de la subasta judicial correspondiente, en cuyo
remate pagó 225.000 pesetas677, como se muestra por medio de diversas escrituras dadas en Córdoba
entre el 16 y el 25 de mayo de 1925678. Este propietario de gran riqueza por sus posesiones en la campiña,
es el que, andando el tiempo, sería conocido en la capital popularmente como “el tío del queso”. Con el
paso de los años, el matrimonio comprobó que la casa sufría los embates del tiempo, y decidieron llevar
a cabo algunas reformas necesarias para su mantenimiento. En efecto, ciertas intervenciones se realizaron

675  En Córdoba, el día 17 de diciembre, ante don Francisco Rodríguez y Gonzalo


676  Para saber más sobre su familia y su proceso de ascenso, vid. NARANJO RAMÍREZ, J., “Acerca de la burguesía agraria:
el caso de Fernán Núñez (Córdoba)”, Ifigea, VII-VIII (1991-92), pp. 163-187.
677  Esta cantidad incluía todos los gastos de gestión de la subasta y de la notaría, así como la cancelación de dos préstamos
hipotecarios con que se había gravado el inmueble.
678  Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136, inscripción 17.

188 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

para subsanar el mal estado en que se encontraban algunas partes de la misma por no haberse reformado
en mucho tiempo; otras, sencillamente, para incorporar algunas comodidades propias de los tiempos.
Así, en 1933, se inició la construcción de un cobertizo y un servicio con retrete, así como la reforma
de varias solerías679. Tal y como consta por otros expedientes de obras municipales, sabemos que ya en
1936 el edificio está dentro de la nómina de Monumentos Históricos y Artísticos del Ayuntamiento de
Córdoba. Al año siguiente, López Laguna realizó otra reforma, esta vez para sustituir el entramado de
madera de la galería de la azotea por uno metálico, ya que se encontraba ruinoso680. Por último, entre
1950 y 1951 se llevó a cabo una reforma casi integral de los tejados del edificio, reparando con teja árabe
ordinaria la techumbre, así como varias solerías y enlucidos681. Como vemos, durante los cincuenta años
en los que fueron dueños de la casa don José López y doña Rosario Gómez el edificio estuvo en constante
restauración, lo que permitió mantener habitable una residencia de más de tres siglos. Aunque no tenemos
constancia exacta de la fecha, sería por aquellos años cuando se realizaría el cobertizo y la escalera de
metal por la que se accedía al sótano, situada en el flanco este del claustro, la más violenta intervención
arquitectónica infligida sobre el edificio hasta la fecha.
Octogenario, López Laguna fallecería en Córdoba en 1975, tomando posesión de la casa, como
herencia, su esposa doña Rosario, el día 11 de febrero de ese mismo año682. Esta señora, muy anciana y
viuda, no tardaría en querer poner en venta una casa demasiado grande para su soledad, y en pocos años
encontró un entusiasta interesado.
Es entonces cuando entra en escena la figura de don Miguel Salcedo Hierro683, profesor de
interpretación, y a finales de los años 70 ya vicedirector, en el Conservatorio de Música y Declamación
de Córdoba, quien había sido concejal de cultura bajo la alcaldía de don Antonio Alarcón Constant
(1971-1979). Con una abnegada dedicación al teatro, ya había conseguido en 1947 incluir los estudios
de interpretación dentro del Conservatorio de Música de Córdoba, pero continuó su lucha por constituir
una escuela de danza y arte dramático propia independiente del conservatorio. Así, mantuvo durante
años sucesivas reuniones con las autoridades competentes en Madrid, en el Ministerio de Educación,
para conseguir su objetivo, en medio de toda la vorágine constitutiva del Estado de las Autonomías y la
transmisión de las competencias en Educación a la naciente Junta de Andalucía. Es así como conocedor de
las posibilidades de adquirir el palacio de Las Quemadas por las demostradas intenciones de doña Rosario
Gómez de venderlo, apostó insistentemente por esta antigua casa solariega como sede del nuevo centro
educativo que pretendía formar. Y finalmente sus esfuerzos tuvieron su recompensa.
El día 17 de octubre de 1980, formalmente, a través de la Orden Ministerial correspondiente, el
Ministerio de Educación y Ciencia conformó la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Córdoba
segregándola del Conservatorio Superior de Música, y adquirió para su sede, de manos de doña Rosario
Gómez Giménez, el antiguo palacio de Las Quemadas por escritura dada en Córdoba a 17 de septiembre
de 1980. Por el inmueble, la Junta de Construcciones, Instalaciones y Equipo Escolar del Ministerio de
Educación pagó la cantidad de 46.636.300 pesetas. Se formalizó esta adquisición en Madrid, el día 8 de
enero de 1981684. Don Miguel Salcedo, artífice de la recién nacida institución sería su primer director. A
partir de entonces, la trayectoria de la casa contemplaba un cambio drástico, ya que por muchos cambios
se hubieran sucedido hasta entonces, todo habían sido propietarios particulares, con vida familiar; en ese
1981, sin embargo, el edificio pasaba a ser un centro educativo público.

679  AHMC, 08.05, Obras particulares, C. 388, expte. 64.


680  Ibídem, C. 408, expte. 3.
681  Ibídem, C. 496, expte 57 y C. 503, expte. 19.
682  Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136, inscripción 18.
683  Nacido en Córdoba el día 12 de febrero de 1923 y fallecido en esta misma ciudad el 19 de mayo de 2010. Fue miembro
de la Real Academia de Córdoba desde 1966 y Cronista Oficial de la Ciudad desde 1988. No es exagerado el tributo que a este
hombre se le debe en torno al mundo de la cultura en general y del teatro en particular en el ámbito cordobés.
684  Ante don Antonio Cuerda y de Miguel Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136,
inscripción 19.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 189


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

En efecto, en el mismo mes de enero de 1981 el claustro de profesores y el alumnado de la nueva


Escuela de Arte Dramático y Danza de Córdoba se trasladó a las dependencias de las antiguas casas
principales de los Mesa, cuando aún se conservaban lámparas, chimeneas, estucados y cortinajes del último
siglo que no se habían llevado sus últimos propietarios. Esta situación generó una perentoria intervención
arquitectónica y de equipamiento para dotar al inmueble de la infraestructura que demandaban las
necesidades técnicas de las especialidades educativas que se impartirían.
La reforma se llevó a cabo entre 1983 y 1984, y cambió importantes espacios del palacio – que
debieron ser aprobados por la Dirección Provincial de Patrimonio Histórico-Arstístico, ya que para
entonces tenía ya el reconocimiento de Monumento Histórico-Artístico685–, sobre todo el entorno del
patio de columnas, cuyo flanco occidental se derribó por completo y se levantó de nueva factura. Las
clases se llenaron de espejos y de barras para la danza, se cambiaron solerías y ventanales y se habilitaron
vetustos salones para clases y despachos. En el patio principal, en el pasillo porticado frontal, se colocó un
cierre de metal verdoso y se adosó al pilón el escudo del centro. La obra costaría casi veintitrés millones
de pesetas686. Las reformas se concluyeron en el verano de 1984 con una reposición de pavimentos que
costaron tres millones de pesetas687. Cuatro años después, en 1988, don Miguel Salcedo Hierro concluiría
su vida docente con su jubilación. Le sucedería en el cargo don Luis del Río, catedrático de Danza, que
hasta el momento había sido vicedirector.
No obstante, poco después de emprendida esta reforma se comenzó a contemplar la idea de realizar
una gran modificación del centro educativo, que pasaba por incorporar inmuebles colindantes y ejecutar
una gran reforma integral, aunque esta idea no se culminó hasta más de una década después. Es así como
en 1990 se presentó un anteproyecto en la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento que pretendía unir
el Palacio de Las Quemadas con la vecina y ruinosa casa de los Corteses688, que flanqueaba por el lado
sur, así como otros colindantes colindantes, para crear un gran centro docente que multiplicaría por cinco
la superficie, y albergaría un teatro y un equipamiento de primera calidad. Finalmente, entre el proceso
burocrático y la finalización de las reformas, se desarrolló la gran obra de construcción e incorporación de
la casa de los Corteses como parte de la Escuela de Arte Dramático y Danza entre 1991 y 1997, que lideró
la arquitecta doña Cristina Bendala García. El resultado fue un centro educativo al que se le añadieron
1.914 metros cuadrados de superficie, con 5.127.40 metros útiles de edificio, es decir, la ampliación
superaba con creces a la propia Escuela original, al propio Palacio de Las Quemadas. Las obras tuvieron un
coste de más de 557 millones de pesetas689. El conjunto arquitectónico fue inaugurado por el presidente
de la Junta de Andalucía, don Manuel Chaves, en 1997690.
Previamente, el centro en su concepto exclusivamente institucional se había dividido en dos691,
por la completa implantación de la LOGSE: la Escuela Superior de Arte Dramático, por un lado, y
el Conservatorio Profesional de Danza, aunque ambas corporaciones compartían todo el espacio, es
decir, ninguna estaría adscrita a una parte en concreto de la unión resultante de ambos edificios hasta

685  Por el expediente que a favor del palacio se incoó con fecha de 25 de febrero de 1983.
686  Exactamente 22.998.989 ptas. El arquitecto encargado fue don Joaquín Serrano Díaz. AHMC, 08.05, Obras particulares,
C. 7.913, expte. 33.
687  AHMC, 08.05, Obras particulares, C. 7.914, expte. 11.
688  Se trataba de las antiguas de los Cortés de Mesa, de los que alguna información se ha dicho en este trabajo. A fines del
siglo XX eran propiedad del Excmo. Ayuntamiento, quien las cedió tras las gestiones realizadas durante años entre don Julio
Anguita, alcalde de la ciudad, y el director don Miguel Salcedo.
689  AHMC, 08.05, Obras particulares, C. 10.960.
690  Como reza en la placa conmemorativa.
691  A través del 306/1994, de 20 de septiembre, por el se creaba el Conservatorio Profesional de Danza de Córdoba y
se integraba en el mismo la sección de danza de la Escuela de Arte Dramático y Danza de Córdoba, quedando así las dos
instituciones docentes legalmente separadas, aunque conviviendo en el mismo espacio físico. Entró en vigor el día 1 de octubre
de 1994, y se aplicó en la práctica a partir del día 1 de julio de 1995, fecha en la que se nombró definitivamente una directiva
para cada centro.

190 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

nueva orden. Por entonces, además, se inscribió al palacio de Las Quemadas en el Catálogo General de
Patrimonio Histórico Andaluz, en 1996692.
Aunque la casa de los Mesa continuó empleándose como tal, lo cierto es que las grandes ventajas
y el confort para el desarrollo de la vida docente que ofrecía la parte nueva, con un gran teatro de última
generación, desembocaron en un abandono paulatino del uso de sus dependencias. Ya en 1999 la directiva
de Arte Dramático, encabezada por doña Ángeles Moya, denuncia ante la Gerencia de Urbanismo ciertas
carencias en techumbres y el mal estado de la fachada del Palacio de Las Quemadas, y así la Consejería de
Educación llevó a cabo una importante reforma de todo el tejado y se restauró la fachada principal. Para
entonces, los profesores y alumnos de danza apenas si hacían ya uso de las aulas y despachos que se ubicaban
en el Palacio de Las Quemadas, y poco a poco se fue identificando a la Escuela de Arte Dramático con esta
antigua residencia, y al Conservatorio de Danza con la sección nueva, la casa de los Corteses, aunque no de
forma definitiva ni administrativa. Entre tanto, además, el Conservatorio aprobó su denominación como
“Luis del Río”, en alusión a su primer director y uno de sus profesores más importantes; y, por su parte, el
día 27 de marzo de 2007 la Escuela de Arte Dramático, quiso bautizarse formalmente con el nombre de
“Miguel Salcedo Hierro”, en honor a su promotor, fundador y primer director. Al año siguiente, en 2008,
y a pesar de que las transferencias en materia de educación se habían efectuado tiempo ha, en 1982693–dos
años después de la adquisición del edificio–, el Ministerio de Educación observa que la propiedad del
Palacio de las Quemadas aún era suya, por lo que decidió ceder el inmueble a la Junta de Andalucía, con
fecha de 2 de abril de 2008694, y como tal se inscribió en el inventario de bienes de la Junta de Andalucía.
Pero a finales de la primera década del presente siglo, la casa de los Mesa se encontraba completamente
ruinosa y en un estado ciertamente lamentable, que en muchos casos hacía correr peligro a sus ocupantes.
La administración, consciente de ello, decidió presupuestar una importante intervención arquitectónica
definitiva que recuperara el esplendor del palacio, habilitara de mejor forma el espacio para las necesidades
educativas y se le asignara de forma exclusiva para la Escuela Superior de Arte Dramático, con el objetivo
de hacer efectiva la separación física del centro profesional de Danza, que en lo administrativo ya se había
ejecutado hacía quince años.
Así, el 16 de marzo de 2011 se resolvió la licitación de la reforma695, comenzando las obras en
marzo de 2012, bajo la dirección, de nuevo, de doña Ángeles Moya. El arquitecto encargado de la reforma
ha sido don Arturo Ramírez Laguna, quien se ha propuesto respetar la línea arquitectónica histórica del
palacio. La casa principal de los señores del Chanciller, por todos llamada Palacio de Las Quemadas, abrirá
de nuevo sus puertas tras esta profunda recuperación, siendo ya sede exclusiva de la Escuela Superior de
Arte Dramático “Miguel Salcedo Hierro”, pero sin detenerse en seguir escribiendo páginas sucesivas en la
historia de este secular edificio de la capital cordobesa.

692  Por la Dirección General de Bienes Culturales, en base a la Ley 1/1991 de 3 de julio de Patrimonio Histórico de Andalucía,
que incoó el correspondiente expediente el día 17 de noviembre de 1994, por BOJA nº 203, de 22 de diciembre de 1994, p.
13.733. El proceso continuó y se refrendó el 17 de abril de 1995, notificándose en el BOJA nº 74, de 20 de mayo de 1995, p.
4.699. El proceso siguió favorablemente cuando el 20 de septiembre de ese mismo año se realizó una primera Resolución por
parte de la Dirección General de Bienes Culturales para dicha inscripción, reflejándose en el BOJA nº 38, de 26 de marzo de
1996, p. 3092. Esta consideración anularía, por tanto, la establecida para el edificio en 1983. Finalmente, el 16 de diciembre
de 1996 se acordó la definitiva resolución de inscripción dentro de dicho Catálogo General, según se publicaba en el BOJA nº
77, de 11 de julio de 1998, p. 8.729.
693  Por Real Decreto 3936/1982, de 29 de diciembre.
694  Registro de la Propiedad número 4 de Córdoba, Libro 623, tomo 623, folio 136, inscripción 20
695  BOJA, nº 60, 25 de marzo de 2011, p. 79.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 191


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

APÉNDICE 1
PROPIETARIOS Y TITULARES DE LA CASA PALACIO DE LOS MESA

PROPIETARIO PERÍODO FORMA DE ADQUISICIÓN


Alonso Fernández de Mesa y 1590-1609 Tras heredar casas en la calle
Argote, dueño de los mayorazgos del Pedregosa de su madre doña
Chanciller y Benazurera Andrea, las convierte en titulares
de su mayorazgo.
Andrés Fernández de Mesa Cabrera 1609-1636 Por herencia de su padre, el
y Argote anterior.

Alonso Fernández de Mesa, 1636-1646 Por herencia de su padre, el anterior.


I señor del Chanciller Unió más casas a las anteriores.
Andrés Fernández de Mesa Cabrera 1646-1686 Por herencia de su padre, el anterior.
de los Ríos, II señor del Chanciller Construye la casa solariega con el
aspecto actual.
Alonso Fernández de Mesa Argote 1686-1711 Por herencia de su padre, el anterior
Cabrera de los Ríos y Figueroa,
II marqués de Villaseca
Diego Fernández de Mesa Argote 1712-1723 Por herencia de su padre, el anterior
Cabrera de los Ríos Córdova
III marqués de Villaseca
Luis Fernández de Mesa Argote 1723-1735 Por herencia del anterior. Aunque
Cabrera de los Ríos Córdova, renunció a los títulos y mayorazgos,
religioso mantuvo su residencia en la casa
“IV marqués de Villaseca”
Pedro Fernández de Mesa Argote 1735 –1738 Por herencia de su hermano, el
Córdova y Figueroa anterior, que ya había renunciado
V marqués de Villaseca en él la sucesión del marquesado y
los mayorazgos de su casa en 1723
Ana Rafaela Fernández de Mesa 1738-1749 Por herencia de su padre, el anterior
Fernández de Córdova y Valenzuela,
VI marquesa de Villaseca
Juan Fernández de Mesa y Argote 1749-1772 Por litigio contra su sobrina, la
VIII señor del Chanciller anterior
Rodrigo Fernández de Mesa Argote 1772–¿? d.1821 Por herencia de su padre, el
y Fernández Apolinario anterior.
Rodrigo Fernández de Mesa y Rosal ¿?d.1821-1845 Por herencia de su padre, el anterior
X y último696 señor del Chanciller
Rodrigo Fernández de Mesa y 1845-1875 Por herencia de su tío, el anterior
Alcántara

696 Al abolirse los señoríos jurisdiccionales en 1837.

192 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Gonzalo J. Herreros Moya

Rosario Losada y Fernández de 1875-1919 Por compra a los herederos del


Liencres y don Enrique Enríquez anterior.
García,
condes de las Quemadas
Don Francisco Fernández de Mesa 1919-1925 Por compra a la anterior.
Porras y su mujer doña Ana María
de de Hoces y Losada
José López Laguna 1925-1975 Por compra a los herederos de los
anteriores.
Rosario Rodríguez Giménez 1975-1981 Por herencia de su difunto marido,
el anterior.
Ministerio de Educación y Ciencia 1981-2008 Por compra a la anterior
Junta de Andalucía 2008-actualidad Por cesión del Ministerio de
Educación en virtud del Real
Decreto

APÉNDICE 2
PRINCIPALES HITOS EN LA HISTORIA DE LA CASA DE LOS MESA

FECHA DESCRIPCIÓN
1590 Don Alonso Fernández de Mesa permuta como principales de su mayorazgo
las casas que había heredado de su madre doña Andrea, en la calle Pedregosa,
por las antiguas de su vínculo del Chanciller, en San Andrés, en las que ya no
residía.
1632 Don Alonso Fernández de Mesa, nieto del anterior, compra las antiguas casas de
los Argote, por entonces propiedad de los Cea, completando un gran conjunto
de casas en la calle Pedregosa.
1 6 5 3 - Construcción de la casa palacio de los Fernández de Mesa sobre sus viviendas
1656 anteriores
1663 Agregación de una paja de agua de las aguas del Cabildo, por el cual se canalizó
agua a este inmueble.
1704 Los dueños de la casa solariega se convierten en marqueses de Villaseca.
1749 Su propietario se desvinculan de la casa marquesal de Villaseca.
1860 Cambio del sistema de numeración de las calles de Córdoba por acuerdo
municipal, por el cual la casa pasó de tener el 30 –antiguo, por el sistema de
manzanas–, al 26 –por el sistema de pares e impares a cada lado de la calle.
1875 Los condes de las Quemadas compran el inmueble y llevan a cabo una
importante reforma. A partir de entonces será conocido como “Palacio de las
Quemadas”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 193


NOBLEZA, GENEALOGÍA Y HERÁLDICA EN CÓRDOBA...

1882 Realineación de la calle Pedregosa conforme al proyecto municipal, que no


afectó a la residencia de los condes, ni a otras muchas edificaciones, entre otros
motivos, por falta de fondos.
1914 La calle Pedregosa pasa a ser denominada por acuerdo municipal, con fecha de
8 de junio, calle de “Blanco Belmonte” en honor a este poeta cordobés.
1980 Tras pasar por varias manos privadas, es vendido el inmueble al Ministerio de
Educación con el fin de convertirlo en Escuela de Arte Dramático y Danza
de Córdoba. Se lleva a cabo una gran reforma de adaptación que concluye en
1984.
1994 La UNESCO declara como Patrimonio de la Humanidad el casco histórico de
Córdoba, perímetro donde se encuentra la casa solariega de los Mesa.
1996 El edificio se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
1997 Tras varios años de obras, se une a la casa de los Corteses y otros inmuebles
por el flanco sur, un enorme edificio que responde a las necesidades educativas
artísticas y que incluye un teatro de última generación, la sala Duque de Rivas.
1999 La directiva de la ESAD, ante la perspectiva de cierta decadencia, gestiona una
importante restauración de la fachada y la reforma integral de las cubiertas del
tejado.
2008 La titularidad del edificio pasa, por fin y de forma oficial, a la Junta de
Andalucía, que tenía las competencias de educación desde 1982.
2013 Reinauguración de la casa palacio tras una década de ruina y más un año de
profundas reformas, pasando a identificarse exclusivamente con la Escuela
Superior de Arte Dramático “Miguel Salcedo Hierro”

APÉNDICE 3
PRECIOS DE LA CASA SOLARIEGA DE LOS MESA EN SUCESIVOS MOMENTOS

FECHA PRECIO COMPRA-VENTA


1875 45.000 pesetas D. Rodrigo Fernández de Mesa a doña Rosario Losada
1919 52.000 pesetas Dña. Rosario Losada a don Francisco Fernández de Mesa y
doña Ana de Hoces Losada
1925 225.000 pesetas Los herederos de don Francisco Fernández de Mesa y doña
Ana de Hoces Losada a don José López Laguna y doña
Rosario Gómez Giménez
1980 46.636.300 pesetas Doña Rosario Gómez Giménez, viuda de don José López
Laguna, al Ministerio de Educación y Ciencia

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ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Antonio Míguez Santa Cruz


Universidad de Córdoba

Resumen: Salvo por especialistas como el Dr. Stephen Turnbull, profesor en Leeds, o recientes estudios
nacionales llevados a cabo por Marcos Sala Ivars, el conocimiento sobre el Mon está profundamente
descuidado en la cultura occidental. El presente artículo pretende ser un punto de partida para comprender
el proceso histórico de este emblema japonés, sin olvidar, además, su evolución y permanencias en una
sociedad tan compleja como es la japonesa.

Palabras clave: distinción social, necesidad militar, simpleza esquemática, símbolo independiente,
permanencia.

THE MON. A BRIEF HISTORY OF THE JAPANESE HERALDRY.

Abstract: Except for Dr. Stephen Turnbull, professor in Leeds, and recent national studies carried out
by Marcos Sala Ivars, the knowledge on the mon is deeply careless in the western culture. This article
pretends to be a beginning to comprise the historical process of this japanese emblem. Also a study will be
done on the evolution and permanence of the mon in a society as complex as the Japanese one is.

Key words: social distinction, military need, schematic simplicity, independent symbol, permanence.

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196 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)
ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Antonio Míguez Santa Cruz1


Universidad de Córdoba

“Nunca, ni por un instante, mi alma se alejará del camino de la espada.”


Dokkodo, Musashi Miyamoto

1. Introducción

Aunque la cita del rōnin Miyamoto Musashi sea más compleja de lo que pueda explicarse aquí,
sirve, al menos, para empezar a comprender un concepto clave; sencillamente, pocas civilizaciones
históricas han sentido tanta inclinación natural hacía los usos bélicos como la japonesa. Si consideramos
el paréntesis que supuso el periodo Nara (710-794) y gran parte del Heian (desde 794 hasta la rebelión de
Hōgen en 1156) el archipiélago nipón han sido escenario de las más enconadas luchas por el poder, algunas
entre partidarios de distintos emperadores, otras con el fin de someter levantamientos de tipo agrarista o
religioso, todas ellas fundamentadas en la vanidad naciente del corazón de muchos guerreros, sobre todo
cuando éstos especulaban hasta dónde les podría proyectar su avidez de territorios y títulos.
Entendiendo pues que el origen del sistema heráldico europeo proviene de la más primitiva
distinción en batalla, es de suponer que los japoneses, tan experimentados en esto, también disfrutaran de
algún sistema de diferenciación. En 1880 el gobierno de Meiji publicó un registro donde se especificaba
que existían en Japón tres mil cuarenta mon2 pertenecientes a unos quinientos clanes familiares3. Este dato
bien podría desorientar al estudioso occidental, pues lo normal en Europa es que cada grupo disfrutase
de un blasón propio, estrictamente familiar, heredado de generación en generación. En este sentido ya ha
quedado bien claro que cada clan japonés podría tener más de un mon.
Pero no sólo aquí disienten tales sistemas identificativos; alrededor de la mitad de estos kamon
asumían diseños vegetales, un cuarto se basaba en sencillos objetos cotidianos, siendo el resto de motivos
geométricos. Tan sólo una nimia parte de estos símbolos de familia estaban inspirados en pájaros u otros

Recibido: 29/08/2012. Aceptado: 08/02/2013.


Correo electrónico de contacto: miguezuco@gmail.com
1  Contratado de Investigación de la Universidad de Córdoba adscrito al Departamento de Historia Moderna, Contemporánea
y de América.
2  Símbolo más o menos equivalente al blasón europeo en la sociedad japonesa. Durante el artículo se utilizará indiferentemente
kamon y mon.
3  TURNBULL, S., Samurai Heraldry, Oxford, 2002, p. 52.

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

animales, y es destacable que ninguno tuviera diseños de peces4. Esto contrasta enérgicamente con la
heráldica occidental, donde ejemplos de bestias mitológicas como los grifos eran muy populares.
Ya manejamos dos matices diferenciales: los blasones nobiliarios en Japón no guardaban parecido
alguno respecto a los europeos, siendo más bien emblemas extractados y sencillos, que lo mismo podían
representar una cruz que la flor de la glicinia, el crisantemo de dieciséis pétalos, o una esvástica. De esta
forma, con composiciones tan esquemáticas, es fácil suponer que palabras tales como partido de azur y
gules al chevrón de oro fuesen inconcebibles para una cultura minimalista, condicionada por la estética zen
y, salvo por los diseños de las armaduras, siempre tendente al poco recargamiento.
La tercera gran distinción podría ser la más diferencial de todas; en contraste con las armas
occidentales, donde diversas reglas constriñen un sistema hasta cierto punto cerrado, el mon japonés no
obedece a ningún tipo de ley característica, sino más bien a un método tradicional de perpetuación que
puede ser revisado o abolido con poca dificultad.
¿Es lícito entonces comparar el mon y el blasón europeo asumiendo sus características desiguales?
Después de todo, si el budismo y el cristianismo son entendidos como religiones, o una ropera y una
katana son llamadas espadas, es de justicia reconocer que estamos analizando una heráldica japonesa, pues
las diferencias que se puedan hallar comparándola con la occidental nunca serán más amplias que en
aquellos casos. Todo, simplemente, se limita al uso, a cumplir una función vital, ya sea espiritual, bélica,
o como es el caso, de identificación grupal.

2. El origen del mon

Si bien indefectiblemente el mon responde a unas necesidades militares, es cierto que podemos
encontrar casos de señas de identidad distintivas en etapas anteriores al conflicto Gempei (1180-1185)
y los tres shogunatos. Ya en el periodo de Heian-kyo la cúpula administrativa y cultural se enseñoreaba
adoptando comportamientos y costumbres privativos de su casta. En esta época aún no se guerreaba,
pero en una sociedad donde el color de la vestimenta o el número de pliegues en un abanico podían
constituir elementos de distinción, es de suponer que el poder del símbolo fuera mucho más allá de la mera
suntuosidad. El rasgo diferencial cumplía la función de definir el currículum del individuo, situándolo en uno
de los múltiples estratos sociales, capacitándole para lo que puede o no hacer, quizá también obligándole
a doblegarse ante tal o cual personaje. En el Genji Monogatari, Yugiri, hijo del protagonista, se lamentaba
constantemente por llevar un kimono verde,
típico del sexto grado de la nobleza cortesana. En
otro capítulo Lady Rokujo fue humillada cuando
la colocaron en el último lugar de honor para ver
la procesión de Genji, entre otras cuestiones, por
ser una viuda venida a menos, haber perdido los
favores del príncipe resplandeciente5, y lucir un
carro algo deteriorado6.
Precisamente el hecho de poseer uno
de estos carruajes tirados por bueyes significaba
pertenecer a una élite, por lo cual no es extraño que
los primeros proto-mon aparecieran adornando
las carcasas de dichas carrozas en los periodos Carroza del periodo Heian con el diseño de las nueve estrellas.

4  En la cultura japonesa el pez implica inteligencia, mesura y precaución, valores muy arraigados en el bushido. Por ello mismo
extraña que no haya muestras de este animal en los mon.
5  Así llamó Ivan Morris al príncipe Genji en El Mundo del príncipe resplandeciente, un magnífico repaso tanto a la obra de
Murasaki Shikibu como al periodo en que se desarrollaba.
6  MURASAKI, S., Genji Monogatari, Barcelona, 2006, p. 223.

198 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Antonio Míguez Santa Cruz

Nara y Heian. Estos ornamentos eran de oro en su mayoría,


y solían representar el diseño de las llamadas nueve estrellas, un
círculo central rodeado de ocho menores. Tristemente, poco se
conoce sobre su significado, pero no sería irrazonable pensar
que aludiera a algún prototipo de hinomaru7, cuya imagen fue
muy explotada en siglos posteriores, o incluso a un boceto del
famoso kikugo no mon8, como su propio nombre indica, ya un
mon en toda la magnitud del término.
El origen de este diseño no está más claro que el anterior,
pero sinceramente pensamos que su estructura se corresponde
más con la figura solar que con la de una flor. De una forma u
otra nos hallamos ante un emblema reservado para uso imperial;
ya en 1871 se promulgó un decreto prohibiendo a cualquier
Kigugo no mon. Emblema del Mikado. entidad portar un mon similar, con el claro objetivo de evitar
confusiones. Esto, empero, no implica que a lo largo de la
historia no hallemos diversas variantes del emblema. Sin ir más lejos, en el caso del emperador, el número
de pétalos era de dieciséis para hacer notar que el crisantemo estaba siendo observado desde frente. Por el
contrario, si el emblema pertenecía a un príncipe heredero la flor se vería despojada de dos pétalos, pues
catorce es su número cuando se aprecia desde abajo9.
Esta explicación de los pétalos bien pudiera echar por tierra la teoría del sol, pero si pensamos
en las hojillas como rayos solares es de esperar que el Dairi en funciones irradie más luz que un eventual
sustituto. A este respecto tampoco debemos olvidar el origen divino de los emperadores y sus familiares,
ya que según la mitología y el imaginario popular serían descendientes directos de Amaterasu, diosa del
disco solar. De este modo las radiaciones no serían más que un recordatorio sobre el origen divino de la
institución imperial. Además, no todos los emperadores de la historia de Japón patrocinaron un kikugo
no mon de dieciséis extremidades. Sirva como ejemplo Go Daigo, quien, además de ser el causante de las
guerras Namboku-chō, usó un kikugo de diecisiete brazos, por lo que la teoría del crisantemo perdería aquí
su soporte primordial.
Sobre el Hinomaru volveremos más adelante.

3. El comienzo de la heráldica militar

3.1.Las guerras Gempei


La estabilidad política conseguida mediante los Fujiwara fue consumiéndose a medida que
los militares tomaron consciencia de sus posibilidades como clase. El lujo extremo disfrutado por las
jerarquías de Heian se mantuvo merced a unos impuestos hipertrofiados que, sencillamente, muchos
titulares de shoen10 se negaron a pagar. La falta de un ejército verdaderamente profesional, la complicada
orografía del terreno japonés, o la poca importancia concedida a los asuntos de fuera, hizo imposible tomar
represalias ante estos “insurrectos”. Los inakabitaru, literalmente personas rústicas, vivieron durante un
tiempo dándole la espalda a los seres resplandecientes, y sobre todo focalizando sus intereses y recursos en
el uso de las armas. Más tarde, estos señores coexistieron largo tiempo con el viejo sistema de castas, e

7  Disco del Sol naciente. Su figura se puede observar en la actual bandera japonesa.
8  Crisantemo de dieciséis pétalos, símbolo del Mikado.
9  TURNBULL, S., Samurai…, op. cit., p. 6.
10 Territorios en un principio comunales que más tarde pasarían a ser explotados por la nobleza de grado y las clases militares.
Fueron el precedente de los daimiatos.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 199


EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

incluso llegaron a intentar mimetizarse infructuosamente


con éste. Los barones de las afueras no sólo se habían erigido
ya en una clase militar emergente, sino que además disponían
de la liquidez económica que le faltaba a la deficitaria nobleza
de sangre. Este hecho, no obstante, nunca les valió para ser
considerados como iguales, por lo que pronto los intereses
de unos y de otros chocarían de manera ineludible.
Este viejo sistema ya se tambaleaba antes de la
rebelión Hōgen, pero colapsó verdaderamente cuando dos
de estas familias, los Taira y los Minamoto, protegieron
respectivamente a un candidato para el trono imperial. Esto,
groseramente simplificado, sería el punto de partida de las
guerras Gempei, o dicho de otra forma, el cambio de un
Japón cultural, burocrático y pacífico (ritsuryō)11 por otro El Ageha Chô, presuntamente
donde la guerra coparía el verdadero protagonismo hasta el kamon atribuido a los Taira.
mediados de la era Showa (1945). Es ahora, y no antes,
cuando el mon emerge como verdadera necesidad vital.
De entre los kamon conocidos no es descabellado destacar a la mariposa roja de los Taira y al
índigo diseño floral de los Minamoto como dos de los más populares. Pese a ello, los designios heráldicos
fácilmente pueden inducir al equívoco, y es de recibo decirlo aquí, puesto que no hay constancia de la
existencia histórica de estas dos imágenes en fechas tan tempranas. Las fuentes que las describen siempre
son posteriores a los sucesos, e incluso nunca se ha hallado un soporte del siglo XII con alguna de las
representaciones. Por otro lado, sí estamos seguros del uso de banderas, pendones y hata-jirushis12 de
colores rojo y blanco respectivamente. Aparte de la conservación de telas coetáneas al conflicto -como por
ejemplo el hata-jirushi blanco de los Minamoto conservado en el Museo de Yashima- los gunkimono13
están colmados de alusiones hacia dicha confrontación de colores. Recordando la batalla de Dan-no-ura,
cierto poeta escribió que:

“… las aguas del estrecho de Kanmon bajaron rojas, tanto por la sangre de los guerreros Taira,
como por el tinte de sus banderas…”.

El Heike Monogatari se halla repleto de referencias a los colores de estas dos familias. En el libro
séptimo de la epopeya japonesa se relata cómo el superintendente del santuario de Kumano, Tanzo,
dudaba si apoyar al clan Heike o al Genji:

“… con la esperanza de recibir una señal del Dios Imagumano, (Tanzo) hizo ofrendas y sacrificios,
recitó plegarias e hizo recitar músicas sacras en el santuario de Tanabe. El oráculo le dijo: únete a
los estandartes blancos…”14.

De cualquier forma la negación taxativa de los símbolos sería tanto o más peligrosa que afirmar
jubilosamente su existencia. Recogida también en el Heike Monogatari, la segunda batalla de Uji (1184)
desarrolla un enfrentamiento entre dos primos Genji, Minamoto Yoshinaka y Minamoto Yoshitsune. Si
hacemos caso a la teoría inexistencial, dicho enfrentamiento hubiera sido un auténtico caos derivado de la

11  Sistema burocrático y administrativo en Heian adaptado del modelo Tang.


12  Banderines largos y estrechos que colgaban de una barra horizontal atada a un mástil.
13  Serie de rollos publicados en el siglo XII de clara temática militar. En ellos aparece por primera vez escrita la palabra
“samurai”.
14  ANÓNIMO, Heike Monogatari, Madrid, 2009, p. 729.

200 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Antonio Míguez Santa Cruz

similitud entre los uniformes y colores familiares. Pero antes de seguir extrayendo conclusiones, leamos el
siguiente fragmento:

“… cuando vio cómo se acercaban al palacio cinco o seis soldados que cabalgaban a trote con los blancos
pendones izados y dejando tras de sí una estela de espeso polvo negro (Naritada) se puso a temblar.
Llevaban los yelmos colgados sobre la espalda, como si acabaran de salir de una feroz batalla, y las
mangas del brazo izquierdo, que sujetaba el arco, ondeaban al viento. Naritada, asustado, exclamó:
-¡ay, que otra vez viene Kiso! ¿Qué podemos hacer?
-¡esta vez sí que ha llegado el final para nosotros!- se lamentaban el emperador/monje y sus sirvientes.
Pero nuevamente les llegó el aviso de Naritada:
-¡No, no! Los soldados que se acercan llevan insignias diferentes en sus yelmos. ¡Son guerreros del este los
que hoy están llegando a la capital!”.

A pesar de pertenecer a la misma familia queda claro cómo los


hombres de Yoshitsune llevan insignias diferentes a las de Yoshinaka,
luego fue posible la existencia de signos singulares. ¿Quizá las tropas de
un primo llevaban el conocido mon y las del otro no? ¿Acaso portaba
cada familiar una versión adaptada del mon principal? ¿Llevarían sobre
pendón blanco el mon de Genji usando colores diferentes? Todo ello no
son más que especulaciones, pero muy a tener en cuenta si atendemos
al Honcho Gungiko de Harai Hakuseki, libro del siglo XVIII donde
se defiende que algunas versiones de El Cantar de Heike describían
ibakus15 con los archiconocidos diseños de la mariposa y el bambú.
Así pues, ¿a qué debemos atenernos? ¿a la ausencia física de
pruebas concluyentes o al rastro literario que dice lo opuesto? Nosotros Según algunos textos,
pensamos en una posible solución mixta, aquella que justifica la el Maruni-Sasarindo fue el
ausencia de los mon por ser su uso aún incipiente, y que no niega su kamon de los Genji.
existencia precisamente por el mismo motivo.

3.2. El shogunato Kamakura


El alto coste que supusieron las guerras Gempei para
los Minamoto no implicó, ni mucho menos, una duradera
estancia en el poder. De hecho en 1219 fueron desplazados
del mismo por sus propios shiken16, el clan Hōjō, que gobernó
desde la ciudad de Kamakura bajo un mon de tres triángulos
que simulaban escamas de dragón o bien de pez17. Este fue
uno de los hitos más relevantes de un siglo XIII relativamente
tranquilo, tan sólo alterado, además, por algunos conatos de
restauración imperial y por el conocido intento de invasión
Mongol.

Mitsu Uroko, mon del clan Hōjō.

15 Telones que delimitaban un área donde los militares urdían sus tácticas de batalla. Como los shogunatos son dictaduras
militares, se les llamó Bakufu, o gobierno detrás de la cortina, en clara alusión a estas telas.
16  Especie de validos, primeros ministros. El clan Hojo fue a los Minamoto lo que los Fujiwara para la casa imperial unos
siglos antes.
17  Según la leyenda, Benten, divinidad japonesa que en algunas representaciones aparece con cola de dragón, se habría
aparecido a Hojo Tokimasa. De ahí las escamas en el blasón familiar.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 201


EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Para el estudio de los mon aquí surge una fuente importante: el moko shurai ekotoba -pergamino de las
invasión mongol- fue sin duda esencial para estudiar la apariencia de los ejércitos samurai del periodo. El
mecenas de tal obra fue Takezaki Suenaga, quizá con motivo de hacer valer su participación en la guerra
de 1274. El rollo delata el mayor protagonismo del hata jirushi, así como la existencia de asistentes que
portaban las insignias de los samuráis de renombre. Otra novedad es que, a diferencia del periodo anterior,
los pendones descritos por el pergamino carecen de colores familiares. Aquí cristaliza otra de las grandes
particularidades del mon japonés: el color de la insignia no importa en lo absoluto, al menos durante las
próximas centurias. Sobre fondo negro aparece el dibujo del kamon en blanco, pero bien pudiera hacerlo
en blanco sobre rojo y no importaría nada. Lo verdaderamente
relevante era el símbolo familiar, no sus coloraciones18.
Finalmente, y pese a que nos hallamos ante el periodo
de plena consolidación del mon, los casos de insignias turbias
aún se daban con frecuencia. Un ejemplo claro podría ser el
caso de la familia Chiba. En el Taihieki19 se justifica el mon de
siete estrellas de los Chiba por referirse a una constelación afín a
Miomi Bosatsu, deidad que supuestamente ayudó a esta familia
en una emboscada sucedida en 931. El hecho de diseñar mon en
base a hazañas de los antepasados nos lleva a plantear si muchas
de estas situaciones fueron reales o no. Hasta cierto punto este
fenómeno sería parecido al de algunas familias europeas de
origen alto medieval, ¿son las gestas fundacionales de un linaje
verdaderas, o más bien sirven para “justificar” la nobleza de la
Kikushui, emblema de Kusunoki
familia? Con la cantidad de kamon existentes, de todo habría.
Masashige.

3.3. El shogunato Ashikaga


Aunque supone un glorioso recuerdo para la historia japonesa, la derrota del Kublai Khan debilitó
considerablemente los recursos de la familia Hōjō. Esta coyuntura fue aprovechada por Go Daigo, quien
lideró una cruzada para derrocar a los antiguos shiken y así restaurar el poder imperial anterior a las
guerras Gempei. El emperador fue apoyado en su empresa por afamados samuráis como Nitta Yoshisada,
conquistador de Kamakura en 1333, o Kusunoki Masashige, cuya muerte en la batalla de Minatogawa
(1336) lo erigió en ejemplo de cómo se ha de servir al emperador aún a costa de los intereses propios20.
La inmolación de Masashige supuso el nacimiento de un mártir, un icono de la causa imperial. Por ello
mismo, el diseño de su mon fue glorificado con el famoso kikushui -crisantemo flotante- único caso en la
historia japonesa donde el kikugo aparece en un blasón no imperial.
En cuanto a las leyendas que acompañaban a los mon en los diversos soportes, es ahora cuando
su uso se extiende, a pesar de que ya observáramos el fenómeno a escala más reducida durante el periodo
Kamakura. Es muy esclarecedor el caso de Asuke Jiro, recogido por Stephen Turnbull en su Samurai
Heraldry:

“Nací en una familia guerrera que reverencia la efigie de sus antepasados. Mi fuerza y determinación
son tales que podría cortar a un fiero tigre en pedazos; estudié la técnica del arco y aprendí a
desempeñar el arte de la guerra. Estoy supeditado a dios cuando lucho en combate singular en
batalla. A la edad de 31 años, a pesar de tener fiebre, me fui a Oyama y luché contra mi enemigo
obedeciendo a mi rectitud y no cayendo en la inmoralidad. Mi nombre será alabado por todo

18  Si bien es cierto que algunos mon como el kikugo siempre suelen presentarse del mismo color, en este caso el amarillo. Por
la consabida asociación de colores, otras excepciones son los emblemas de los Heike y los Genji.
19  Crónica de las guerras Namboku-chō del siglo XIV.
20  Samurai significa literalmente “el que sirve”.

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Antonio Míguez Santa Cruz

el mundo y legaré a mis descendientes una flor gloriosa. Los enemigos se quitarán su armadura
y se humillarán ante mí como vasallos. Soy el maestro de la espada, honrado por Hachiman
Daibosatsu. Sinceramente, Asuke Jiro de la provincia de Mikawa…”.

El texto de Jiro es hasta cierto punto un ejemplo tramposo, ya que estas leyendas solían ser desde
luego menos extensas. Cortas o largas, todas perseguían la impresión del rival por medio de las glorias
personales y familiares. De alguna forma estos combates entre guerreros destacados no sólo enfrentaban a
dos bushis, sino que también representaban el choque entre dos clanes de, probablemente, una tradición
centenaria. Por otra parte, la evocación que se hace en el texto a Hachiman, el dios de la guerra, era
también común en los Ashikaga, descendientes a su vez de la línea Seiwa Genji, un requisito indispensable
para ser shogun21.
El singular diseño heráldico de esta familia fue el llamado mon kiri, una estilizada versión de la
paulonia que con el tiempo llegaría a ser reconocida como el segundo emblema imperial tras el kikugo.
Este mon kiri fue concedido a Ashikaga Takauji por los servicios que éste le prestó al emperador Kōmyō
durante el conflicto Namboku-chō. Con el paso del tiempo y la caída
del segundo shogunato, el kiri fue utilizado por otros linajes para
enseñorearse, pues era el único modo de usar un mon relacionado
con el emperador sin entrar en confrontación directa con la Corte.
Antes de que ello ocurriera, Yoshiaki, el último y debilitado shogun
de su dinastía, escribió una misiva donde suplicaba a Oda Nobunaga
que adoptase su blasón, quizá para preservarlo de clanes enemigos.
En la carta, fechada en 25 de Octubre de 1568, se dirigía al daimyo
de Owari como mi padre el señor Oda22. Es probable que el primer
gran unificador nacional no accediera a la petición por tratarse de un
diseño diferente al del mon kiri. Si bien no sabemos el porqué de este
cambio, se demuestra que la pertenencia a una dinastía no implicaba
la obligación de lucir una insignia en concreto, por muy distinguida Kamon usado por los Ashikaga.
que ésta fuere23. Décadas más tarde sería asimilado
por el clan Toyotomi.
4. La masificación del fenómeno y los soportes del mon

4.1.La guerra de ōnin y el Sengoku jidai


El año, 1465. Un inesperado hijo de Ashikaga Yoshimasa, hasta entonces presuntamente estéril,
originó conflicto con el heredero del shogunato, Ashikaga Yoshimi, hermano del shogun y tío de la
criatura. No hubo de transcurrir mucho tiempo para que los partidarios de uno y otro pretendiente
hicieran de la capital un verdadero campo de batalla. Poco después, la mecha se propagaría por todas las
islas, y la influencia del ya de por sí débil shogunato se limitó al área de Kioto. En realidad, la disputa
sucesoria fue pretexto para que los daimyos24 “partidarios” de ambas facciones lucharan por obtener la
supremacía militar del país. Este fue el comienzo del Sengoku jidai25, una guerra centenaria, y que habría
de llevar a Japón hasta el agotamiento más extremo.

21  Hachiman ya fue en su momento la deidad tutelar de los Minamoto.


22  CABEZAS, A., El siglo ibérico en Japón,Valladolid, 1994.
23  La rama Kamakura de los Ashikaga, es decir, los descendientes del hijo más joven de Ashikaga Takauji, tampoco usaron los
recursos heráldicos de sus parientes. En vez de ello solían combinar el mon kiri con el hinomaru, como fue el caso de Ashikaga
Shiyeuji.
24  Señor de un daimiato, territorio cuasi independiente con vagas similitudes al feudo europeo.
25  Recibe este nombre por analogía con el término chino, ya que allí sucedió anteriormente un fenómeno parecido.

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Convertido el shogun en una marioneta con meramente valor simbólico, llegó la hora de los
señores feudales. La mayoría de estos daimyos eran samuráis de linaje, pero la inestabilidad militar
inherente al periodo hacía que su posición pudiera tambalearse fácilmente. Esto no era nada extraño; el
samurái de Muromachi fue objeto de una selección natural, que desechaba a los más débiles o a quien no
supiera asimilar las nuevas formas de guerrear. Entre ellas podríamos destacar, primero, el uso de las armas
de fuego26 y, segundo, el protagonismo alcanzado por la infantería en detrimento de las unidades a caballo.
Estos nuevos guerreros de a pie eran llamados ashigaru27, y a pesar de que no fueron soldados regulares, su
altísimo número los convertía en una fuerza muy aprovechable para quien los supiera guiar. Normalmente
entre su equipo se podía hallar un wakizashi y una lanza larga o yari, parecida a la pica occidental. Este
arma, además de ser muy efectiva, era generalmente menos costosa28 y fácil de conseguir que la naginata29.
El bajo precio que al mercenario le suponía su equipo consecuentemente haría abaratar su contratación,
lo cual significaba que un daimyo podría multiplicar el tamaño de su ejército en pocos días. Algo, desde
luego, insólito hasta la fecha. Conforme el tiempo transcurrió, algunos daimyo -los que podían hacerlo- se
dieron cuenta de que a esta improvisada infantería se le debería otorgar la misma continuidad de empleo
que a los soldados regulares. El resultado fue un incremento del número de guerreros que combatían para
un daimyo poderoso, por lo que la identificación heráldica llegaría a ser incluso más trascendental que
tiempo atrás. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los ashigaru, ahora regulares, pasaron a estar
organizados en unidades específicamente clasificadas y controladas por la heráldica. Así pues, el mon
evolucionó en su uso al igual que el sistema bélico, pasando de ser un mero signo de identificación familiar
a un método de organización militar.
Dicha organización se consiguió por medio del uso sincronizado de elementos visuales e
instrumentos sonoros. Con este sistema se podía mandar e identificar subunidades, por lo que no es
descabellado afirmar que los samuráis debían leer las banderas de sus tropas para conseguir el éxito en
batalla. Fue tal la importancia de la heráldica que muchos soldados fueron contratados, exclusivamente,
para ser portaestandartes y ayudar a la disposición de las tropas. Estos militares podían llegar a representar
del cinco al ocho por ciento de la totalidad en un ejército samurai30. De entre todos ellos destacaba la
figura del Hata Bugyo, o guía de bandera, cuya tarea fue la de asegurarse que todos los estandartes y signos
de identificación estuvieran dispuestos de acuerdo a las premisas pertinentes. Así de crucial fue la correcta
organización de un áscar japonés.

4.2. Los nuevos soportes de bandera


Aparte de los ya conocidos Ibaku y Hata Jirushi, el periodo Muromachi se caracterizó por la
aparición del Mon en muchos otros términos, ya sean de organización/distinción militar o de ornamento
individual. Todos estos símbolos serían transportados por Ashigaru que destacaron en el campo de batalla,
o bien por asistentes de confianza de los altos mandos. En todo caso el ser un portaestandarte de batalla
suponía un gran honor para el guerrero.

1) Los nobori:
Literalmente, banderas estrechas y altas. El nobori consistía en un mástil estrecho de unos cinco
metros que se juntaba con otro de unos sesenta centímetros en la punta. Entre ambos formaban un

26  Introducidas por los portugueses a partir de 1543, las armas de fuego fueron las culpables de que la guerra desembocase
más rápidamente en su fin.
27  Literalmente significa “los de los pies ligeros”.
28  Esto sería aplicable a muchas tipologías de yari, pero el coste final dependería del acabado de la hoja y del forjador. Por
ejemplo, una Futamata Yari, lanza con ornamentos y piezas de metal, sería más cara que una naginata corriente
29  Arma de asta acabada en un alfanje. Cuando el yari se popularizó la naginata pasó a ser utilizada casi exclusivamente por los
sohei, o monjes guerreros. Hasta cierto punto recuerda a la alabarda europea.
30  TURNBULL, S., Samurai…, op. cit., p. 21.

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Antonio Míguez Santa Cruz

ángulo de noventa grados y creaban el espacio para el pendón, cuyo uso respondía
a diferenciar subdivisiones de ejército. El telón podía enrollarse cuando el clima lo
requería.

2) Los sashimono:
Básicamente consistían en una pequeña bandera similar a los nobori
-aunque más pequeña- sujetada rígidamente por nudos a dos palos. Los sashimono
reemplazaron en gran medida al hata jirushi, pues su mayor superficie facilitaba el
visionado del mon en el campo de batalla. Eran encajados en un hueco de madera
lacada atado a la espalda de los guerreros, algo que sin duda debía dificultar su
desempeño en el combate. A cambio, el guerrero llevaría el mon y color emblemático
de su daimyo, pues la tonalidad de la tela volvía a recobrar
cierto valor luego de trescientos años. Por ejemplo, en el caso
de la familia Li de Hikone, el color rojo de fondo era una
característica incluso más importante que el propio símbolo
familiar. No debemos olvidar los numerosos ejemplos de
sashimono tridimensionales como penachos de plumas,
jícaros de madera, abanicos de oro, etcétera. Tusji Hikobei
usó como sashimono una Ema con inscripción incluida escrita
por Takeda Shingen, señor del cual Hikobei era banderizo. La
Nobori con inscripción venía a decir: aquel que lucha con destreza nunca
Hinomaru. morirá.
Solamente los samuráis de muy alto rango como Tsuji
podían ser reconocidos por un diseño personal de sashimono.

3) Los O Uma Jirushi y los Ko Uma Jirushi:


A comienzos del s. XVII la mayoría de los daimyo disponían de dos tipos
de estandarte; el O Uma Jirushi -gran estandarte- y Ko Uma Jirushi -estandarte
menor-. Algunos solían ser banderas alargadas tipo nobori, pero las más comunes
respondían a formas tridimensionales, con diseños de madera fina
en forma de campanas, paraguas, gongs y otros objetos simbólicos. Sashimono de
Muchos de estos O uma jirushi eran tan populares que se Okabe Nagamori
reconocían instantáneamente al verlos, y he aquí algunos ejemplos (On Uma Jirushi).
nuevamente recogidos de la obra de Turnbull. Aparte del típico uma
jirushi con campo azul oscuro y sol, Uesugi Kenshin solía portar otros dos emblemas: uno
llevaba el carácter Di (弟), la primera ideografía del nombre Bishamon Ten, deidad de la
cual Kenshin era muy devoto; la segunda portaba el carácter chino del Dragón (龍). Esta
bandera solía ser alzada cuando se deseaba dar orden de ataque. Takeda Shingen, rival de
Kenshin, usó como estandarte de alto rango una bandera larga y azul con la cita del ancestral
estratega chino Sun Tzu: cambiante como el viento, mortal como el fuego, silencioso como el
bosque y firme como una montaña. El mon de Shingen representaba esquemáticamente
un dibujo con el mismo precepto. Del otro lado, Tokugawa Ieyasu fue conocido por un
abanico dorado que emulaba los rayos del sol naciente, mientras que Oda Nobunaga usaba
indistintamente un paraguas rojo y un sombrero portugués. Toyotomi Hideyoshi utilizaba
una jícara dorada en reconocimiento a su valor en el sitio de Inagayama; con el tiempo
O Uma Toyotomi fue incorporando cada vez más jícaras, una por cada victoria lograda. Otros
Jirushi daimyo eligieron objetos con un significado simbólico. Konishi Yukinaga, quien comandó
de Tsugaru la invasión de Corea en 1592, era hijo de un tratante de medicina de Hakai, por lo tanto
Tamenobu. su uma jirushi fue una gran bolsa de papel blanca utilizada por los farmacéuticos japoneses

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

del periodo. Kato Kiyomasa, devoto seguidor de la secta budista Nichiren, usaba un hata jirushi con la
inscripción: namu mi ojo renge kio, que vendría a decir: aclamando al espíritu de la ley divina. Tsugaru
Tamenogu, uno de los señores del norte de Honshu, luchó bajo un gigantesco Shakujo, sonajero de metal
formado de placas y llevado por los eremitas Yamabushi para asustar a los animales salvajes cuando iban
de peregrinaje. Los Omura de Nagasaki usaban una campana dorada gigantesca, mientras que Ankokuji
Ekei, monje budista, lucía un gran farol dorado.
Todas estas variedades de uma jirushi eran muy pesadas y, por consiguiente, difíciles de manejar;
varios tapices conservados nos muestran a los portadores de estandartes con el uma jirushi de su maestro
acoplado a sus espaldas. Sobre todo esto se observaba en los portadores sashimono, que sujetarían el mástil
usando dos cuerdas largas. El fukinuki, un tipo de banderín gigante parecido al usado en varias fiestas
tradicionales con forma de carpa, era incluso más difícil de manejar, puesto que el viento lo arrastraba.

4) El Horo:
Especie de capa superpuesta sobre un armazón de
junco. El telón se llenaba de aire cuando el jinete cabalgaba y
entonces aumentaba considerablemente de tamaño. Mediante
los horo se podía identificar a guerreros destacados que
actuaban de guardaespaldas o mensajeros. Oda Nobunaga,
por ejemplo, disponía de dos unidades de élite que portaban
horos negros y escarlata, mientras que los guardaespaldas de
Toyotomi Hideyoshi los llevaban de color dorado.
Los guerreros Tsukai Ban31 actuaban como asistentes
en el campo de batalla y por ello debían ser de fácil
identificación. Precisamente por ello llevaban horos. Por
nombrar algunos casos singulares, los mensajeros de Takeda
Shingen, en vez de llevar horo, lucían un sashimono con un
ciempiés estampado. El Tsukai de Ieyasu también llevaba otro
sashimono con el carácter Go, que significa número cinco,
cifra mística asociada con el dios Fudo.

Guerrero portando un Horo.


4.3. El kamon en el equipo del guerrero (Sacado de Samurai Heraldry).
Durante el periodo de los estados combatientes no
sólo se diversificaron los símbolos familiares en estandartes
de asta. Asimismo, las distintas piezas de las armaduras ashigaru y samurai también se constituyeron en
lugares donde emblemas hacían aparición, en la mayoría de los casos, a título identificativo.

1) El kabuto:
Allá por 1592, cuando Yi Sun Sin derrotó a la flota japonesa en Sacheon, el ejército coreano halló
entre los barcos enemigos una extensísima colección de cascos samurai. El almirante Yi calificó estas piezas
como obras de arte32.
La tendencia hacia la uniformidad en los soldados rasos dentro del ejército samurai supuso que
los mandos adoptaran métodos para destacar entre la masa. Una de las prácticas más populares para
conseguir esto fue mostrar un diseño exclusivo de kabuto, propio y singular, quizá incluyendo cuernos de

31  Literalmente cuerpo de mensajeros.


32  TURNBULL, S., Samurai..., op. cit., p. 29.

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búfalo, plumas de pavo real, máscaras de oni33, o caparazones de tortuga.


Los cuernos gigantescos de madera tuvieron éxito entre hombres como
Tokugawa Ieyasu, Kuroda Nagamasa o Yamamoto Kansuke; Maeda
Toshiie lucía un casco dorado alargado y su hijo uno similar en plata.
Uesugi Kenshin, por su parte, solía presentar un espectacular diseño con
tres máscaras de teatro No que se disponían alrededor de la cabeza.
Con las líneas anteriores queda claro el uso del casco como
símbolo individual; de hecho, muchos daimyo lo transportaban hasta
la batalla en la punta de una lanza para que así sirviera como estandarte
personal. Y por supuesto, los kamon también podían aparecer aquí; ello
se observaba con el uso del maedate, una insignia fabricada de metal
fino con diseños lacados de kamon dispuestos en relieve. Los mon eran
colocados en la parte frontal del fukigayeshi, para que así los laterales del
casco ejercieran su función estrictamente defensiva.

2) Las armaduras ashigaru:


Desde 1560 en adelante los ashigaru portaban armaduras
prestadas por el ejército al que servían. Dicha defensa atendía a un
estilo simple llamado Okegawa-do, consistente en una armadura de
placas de hierro horizontales que defendían tanto el pecho como la
espalda. Las superficies sobresalientes estaban lacadas y poseían motivos
identificadores comunes, normalmente relacionados con el mon del Kabuto de Satake Yoshinobu.
(On Uma Jirushi).
daimyo titular del ejército. Este mon era pintado o esculpido en el peto
utilizando una plantilla. Algunos testimonios escritos afirman que el
mon era también aplicado en la espalda, aunque hay muy pocos ejemplos de esto.
Tales diseños nos proporcionaban, en la mayoría de los casos, ejemplos de kamon usados con
propósitos heráldicos, pero existían algunas interesantes alternativas. Según Saito Kibagami, cronista de
la guerra de Manchuria en 1592, algunas tropas de Kato Kiyomasa portaron armaduras con el emblema
de Nichiren grabado en ellas. Los ashigaru, otras veces, podían llevar banderas como el sashimono en
sus armaduras de dotación, cuando no optaron por vestir estrictamente con petos monocromáticos. El
caso más paradigmático es, de nuevo, la familia Li, cuyas tropas íntegramente ataviadas en escarlata eran
conocidas como los diablos rojos.

3) El Tessen y el Dansen:
Muchos estudiosos lo desconocen, pero el Tessen y el Dansen, o abanicos de guerra, se erigen
entre los soportes más representativos del mon. Estos objetos, normalmente de metal, servían tanto como
elementos defensivos como para mandar tropas. Su uso en el combate cuerpo a cuerpo derivaba del
conocimiento del tessenjutsu, un arte marcial que sobre todo se utilizaba para desviar golpes o proyectiles,
aunque también se podía usar para cortar o golpear. Respecto a su faceta de señalización, los abanicos34
se movían horizontal y verticalmente, abriéndose en ocasiones por completo y en otras no tanto. Estas
órdenes eran el inicio de una oleada de señales que recorrían el campo de batalla haciendo sonar conchas
o tambores, levantando o girando estandartes, todo ello para que el ejército avanzara, atacara o replegara
de forma sincronizada.

33  Tipo de demonio japonés.


34  El Dansen, abanico más parecido al paipái, sería la tipología utilizada para emitir órdenes, aunque nosotros pensamos que
el Tessen era empleado igualmente para tales fines.

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Tessen metálico con kamon a la derecha.

Es muy interesante el simbolismo implícito en estos abanicos, puesto que un utensilio con el kamon del
clan, con la carga moral que ello implica, es la fuente primordial de todo movimiento en un campo de
batalla. El general ejecuta, la familia lo manda.

4) El kamon en el nihonto35:
La inclusión del mon en las diferentes partes del armamento
japonés, especialmente en tsubas -guardamanos- sayas -vainas- menuki 
-piezas decorativas en las empuñaduras- y otras partes tales como fuchi,
tsuka o kashira, está ligada a la propia historia de la katana, pero como
venimos observando la casuística se dispara a partir de Muromachi
y Momoyama. Nosotros incidiremos en el caso de las tsubas por ser
soportes desconocidos para algunos estudiosos de la heráldica japonesa,
además de piezas con un elevado valor artístico en sí mismas.
Afamados maestros artesanos como Koike Yoshiro Naomasa,
fundador del estilo de tsuba Yoshiro-Shiki Shinchu Zogan, proyectaron
el uso del mon en esta pieza del nihonto. La pericia de Naomasa se Tsuba con Ageha Chô.
extendió tan rápido que el mismo Toyotomi Hideyoshi le concedió el
título de Tenkaichi, o mejor del mundo. La mayoría de las tsuba de Yoshihiro son del tipo Maru Mimi,
aunque también utiliza otros formatos aparte del circular. Estas tsuba se caracterizaban por poseer Kinsabe
o motivos decorativos en oro, en nuestro caso, los mon. Los shiroganeshi36, potenciaban el visionado de
estos motivos dorados mediante el método denominado shakudo, que lograba una superficie circundante
con un lustroso color negro. Otras tsubas son en sí mismas un mon metálico con aperturas para introducir
la hoja. Un ejemplo es el Ageha Chô de la foto, o mariposa de alas plegadas que ya vimos al comienzo
del artículo asociada con los Heike. Sin embargo, ya en el siglo XVI se había convertido en un elemento
decorativo -como el Hinomaru- del que disponían varias familias. Esto no era nada extraño; el motivo
de la mariposa era muy habitual en el mundo samurai. De hecho, la forma correcta en que se coloca la
hakama al sentarse en posición seiza37 se consigue inspirándose en estas alas de mariposa.

35  Literalmente espada japonesa. Nihonto es el término específico con el que se designa un sable japonés. Así To es una de las
posibles formas de decir katana, a la que también se aplican términos como Tachi y Ken casi indistintamente. Y decimos “casi”
porque cada término guarda una descripción asociada de manera específica. Katana: modelo uchigatana de sable, portada con el
filo hacia arriba; ken: espada más antigua, de doble filo e influencia china; tachi: sable anterior a la katana, con mayor longitud
y curvatura (sori), y que se porta con el filo hacia abajo.
36  Herreros especializados en trabajar metales nobles y blandos para decorar sus piezas.
37  Sentado sobre los talones.

208 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Antonio Míguez Santa Cruz

Pero como hemos dicho, no sólo las tsuba monopolizan las


decoraciones con mon en el complejo marco del nihonto. Por
ejemplo tenemos los kashira o piezas metálicas que se colocan
al final de la tsuka o empuñadura38. Debemos destacar que
hay tantos tipos de kashira como koshirae -monturas- y en
ocasiones eran muy gruesas, abarcando parte de la superficie
de la saya o la tsuka39.
Aunque los koshirae también fueron motivo de
industria artística y eran firmados por reconocidos especialistas,
obviamente la superficie a trabajar es menor, aunque ello
no impidió que se realizaran auténticas obras de arte en ese
limitado espacio. Por supuesto, los mon también fueron aquí
un motivo recurrente, tanto por pertenencia a tal o cual familia
como por decoración. Finalmente, y aunque en ocasiones las
diferentes piezas que conforman el koshirae eran encargadas a
diferentes artistas, era común que, o bien todo el conjunto lo hiciera una sola persona, o que se encargaran
las piezas metálicas y su decoración a un artista y la tsuba a otro, claro está, por gozar de mayor categoría.

5. Simbología religiosa

5.1.Religiones japonesas
Resultaría sorprendente que la cultura religiosa más compleja del mundo careciera de simbología
mística en sus representaciones de mon. Y desde luego que no fue tal el caso; iconos budistas o shinto,
invocaciones a personalidades taoístas, e incluso simbología cristiana fueron recurrentemente usados
por los guerreros en su vida cotidiana. Por ejemplo, los miembros del clan Sakakibara usaban el Horin
-rueda de la ley budista- mientras que los Hachizuka y los Tsugaru adoptaron
el ancestral emblema de la esvástica. El diseño del Tomoe -figura compuesta por
comas- forma tradicional y esquemática de representar las joyas
sagradas de los emperadores, también aparece en varios mon como
el de Kobayakawa Takakaje, un triple Tomoe con la forma del Yin
Yang. La familia Torii usaba un Torii como símbolo heráldico, por
lo cual la onomástica de un clan podía influir en la imaginería del
kamon, aunque fuesen pocos los casos, al igual que sucede con las
armas parlantes europeas. El caso de Tachibana Munesige, cuyo
mon era un Mamori -amuleto de sepulcro- merece también ser
nombrado. Del otro lado es destacable el protagonismo alcanzado
por las plegarias a Hachiman aparecidas en los pendones del
periodo Muromachi, aunque ya pudimos observarlas en las guerras
Gempei de cuatro siglos antes. De esta forma varios fueron los
daimyo que usaron conceptos budistas y shinto como motivos de
su uma jirushi; Jubei Kakashi, Takeda Shingen, o Uesugi Kenshin,
Mon de la familia
fueron ordenados monjes budistas durante sus
Torii, el símbolo
Mon de carreras militares, algo muy comprobable en sus shinto más
Kobayakaw despliegues heráldicos. Tokugawa Ieyasu portaba reconocible
a Takakaje. orgulloso un hata jirushi con el emblema: renuncia (OnUma Jirushi).

38  En ocasiones se pueden ver en el final de la vaina o saya, llamándose entonces saya kashira.
39  Especialmente en monturas de tipo tachi, recibiendo el nombre de kabuto kashira por su forma tipo kabuto.

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

a este obsceno mundo y acércate a la tierra pura, una alusión a la secta budista Jodo a la que el primero de
los Tokugawa perteneció. Maeda Toshiie, por su parte, solía mostrar una bandera con el dibujo de Shoki,
el dios taoísta matador de demonios.

Mikoshi portado por sohei (Sacado de Japanese Warrior Monks 949-1605)

5.2. Los sohei o monjes guerreros


Quizá el primer despunte militarista plenamente consciente de sí mismo fuera constituido en
Japón por los bonzos del monte Hiei. A partir del siglo X, cuando de las “visitas” a la capital los monjes
hicieron su “hábito”, ya portaban signos o estandartes representativos, aunque ninguno tanto como el
Mikoshi, una especie de templete portable con la supuesta cualidad de invocar espíritus vengativos. Sobre
la techumbre de este ídolo se podían observar iconos redondos con motivos espirales,
tal vez precursores de la esvástica.
Mención aparte merecen los ejércitos de los monjes guerreros del Ikko Ikki,
de la secta Jodo Shinsu, quienes se opusieron a Oda Nobunaga durante la década de
1570. A pesar de que los sohei disponían de su propia línea distintiva de heráldica,
hicieron poco uso de ella, ya que solían reclutar entre sus filias a individuos de la
más diversa índole. Por ello, en lugar de kamon, un símbolo tan sólo relevante
para unos pocos, predominan significaciones religiosas en pendones, así como una
vasta colección de banderas con emblemas budistas. Namu Amida Bosatsu era una
invocación muy frecuente en las banderas Ikko ikki, e incluso hubo contingentes que
utilizaban el Sotoba, pirámide cosmogónica budista. Estos fanáticos bonzos colocaron
dichos estandartes en el templo de Ishiyama Jonganyi, en el que fuera el sitio más largo
en la historia de Japón. Por otra parte, los ejércitos Ikko ikki, así como sus seguidores
-principalmente la familia Mori- también hicieron uso del Motto: aquel que avanza
ganará el cielo, pero aquel que retrocede irá al infierno. Durante la batalla de Azukazaka,
en 1564, los monto -miembros- de Ikko ikki avanzaron contra Ieyasu con este emblema
grabado en sus yelmos40.

5.3. Simbología cristiana


Muchos japoneses, no sólo los de bajo extracto, se convirtieron al cristianismo
con la llegada de los europeos, lo que supondría la implantación de la iconografía
cristiana en los distintos soportes representativos del mon. Entre estos samuráis podemos Hata Jirushi de
Ōtomo Sōrin.

40  Para saber más, TURNBULL, S., Japanese Warrior Monks AD 949-1603, Oxford. 2003.

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Antonio Míguez Santa Cruz

nombrar a Ōtomo Sōrin, señor de Bungo, quien introdujo una cruz debajo de su kamon familiar, o Kato
Yoshiaki, que adoptó directamente el símbolo de Cristo como emblema identificativo. Es muy singular el
memorial de un jesuita portugués que describe la vestimenta de “Don Batolomé”, nombre cristianizado
del daimyo de Ōmura, cuando luchó en batalla contra Matsuura de Hirado:

“Él -Don Bartolomé- entró en batalla con un vestido donde llevaba en el pecho izquierdo una
cruz, y en el derecho una corona de espinas con los clavos, y a las espaldas otra cruz, y llevaba por
vandera una cruz, que le fue dada por el padre Cosme de Torres”41.

De forma similar, el ejército parcialmente cristiano de Shimabara hizo uso de estos emblemas
religiosos. Por otro lado, durante el sitio al castillo de Osaka en 1615 es conocido que hubo muchos
cristianos en la guarnición de Hideyori. Las banderas de estos samuráis pendían de las almenaras del
castillo, según sostiene Turnbull, para irritar la moral de un Ieyasu Tokugawa muy
contrario a la doctrina de Jesu (Jesús).
No obstante a lo anterior, es importante dejar claro que muchos de estos
diseños con forma de cruz no respondían a un significado cristiano, pues derivaban
del carácter chino Shi (十), que significaba diez. Dicha cifra simboliza para la cultura
oriental lo perfecto, lo entero, en suma un fetiche de buena suerte para una coyuntura
peligrosa como es una batalla. Los Shimazu de
Satsuma, a pesar de ser de Kuyshu, constituyen el más
claro ejemplo de esta casuística.
Pero la cuestión no acaba aquí. Algunos expertos
van más allá y sostienen que la genuina cruz japonesa
aparecería con dos maderos del mismo tamaño,
mientras que la cristiana tendría el vertical más largo.
Sin entrar a valorar si la teoría anterior es verdadera
o falsa -en todo caso sería discutible- pensamos que,
en fechas tan tempranas, la iconografía europea no Carácter chino
Ángeles adorando a Dios en un habría tenido tiempo para impregnarse de japonismos Shi en pendón
diseño de Nobori de los Shimazu.
(Fuente: Samurai Heraldry)
religiosos.

6. El shogunato de Tokugawa

La celebérrima batalla de Sekigahara (1600) puso fin al periodo Azuchi e instauró el tercer y último
shogunato de la historia japonesa. Si bien es cierto que la amenaza del clan Toyotomi no se vería sofocada
hasta la muerte de Hideyori (1615), los Tokugawa comenzaron a partir de entonces a sentar las bases para
el Japón moderno. Esto, junto al hecho de ser el pacificador del país, ha llevado a muchos historiadores
nipones a ensalzar la figura de Ieyasu, pero no explican a costa de qué consiguió tales conquistas.
Ieyasu, después de todo, no permitiría disensión alguna tras haber logrado “unificar” las islas.
Medidas tales como la expulsión de los europeos y la persecución a los cripto-japoneses (kakure kirishitan),
la extrema vigilancia a los daimyos partidarios de Ishida Mitsunari, o los aranceles y controles de paso en
las vías japonesas, son sólo el principio de una dictadura durísima, recrudecida con Iemitsu Tokugawa,
y que terminaría con Japón dándole las espaldas al mundo hasta la llegada de los EE.UU. en la segunda
mitad del siglo XIX.

41  ANÓNIMO, “Carta que un portugués hombre honrado escribió de Japón al Padre Francisco Pérez, a la China, de las cosas
de Japón, y del viaje de los padres que en aquella Nao fueron a Japón. Julio 1564”, en ÍÑIGUEZ DE LAQUERICA (ed.),
Cartas que los padres y hermanos de la Compañía de Jesús escribieron, Alcalá, 1575, pp. 5.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 211


EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA


Página del On-uma jiroshi dedicada a Tokugawa Yoshinao

Los doscientos sesenta y ocho años de “paz” del Bakufu no relajaron en lo absoluto el uso del mon.
Sirva como muestra la institución del sankin kotai o asistencia alterna, un método de control que Ieyasu
impuso a todos los daimyo y que implicaba una estancia de seis meses anuales en la nueva capital, Edo.
Esto supuso un nuevo impulso para la imagen del poder, puesto que casi durante todo el año procesiones
de daimyos iban y venían a la capital, atravesando el país, y haciendo ostentación de su fuerza mediante la
simbología. Así es muy fácil entender la vital importancia de conocer el rango de las diferentes familias para
decidir quién debía disfrutar de preferencia. El Daimyo Mon Zukushi, libro que empezó a ser publicado
anualmente en esta época, explicaba detalladamente el estatus de cada clan para dilucidar estas cuestiones42.
Pero eso no es todo; dichas familias destacadas solían hospedarse en palacetes cercanos al castillo,
o bien en barrios con portones vigilados por guardias y separados del
resto. Según Rodrigo de Vivero y Velasco, criollo que acabó en Japón tras
el naufragio de la Nao San Francisco43, emblemas familiares podían verse
encima de las puertas de estas casas:

“... Los caballeros y señores están en calles y barrios que
hacen división de lo demás del pueblo, y con éstos no se mezcla
hombre común, ni persona que no sea de su calidad, y conócese bien
esto en que sólo ellos tienen armas pintadas en lo alto de las puertas
de sus casas…”44. Kamon de Honda Tadakatsu,
una variante Mitsuaoi.
Por lo demás, el kamon también empezaría a ser visto en los ropajes
cotidianos del samurai, algo natural si no había necesidad de pertrecharse la
armadura. Dicha vestimenta consistiría en el kamishimo, que combinaba hakama -pantalones anchos- y el
kimono -traje-. Estas prendas iban acompañadas de una chaqueta de manga ancha llamada kataginu. Los
kamon eran dispuestos en la parte frontal y trasera de los kataginu, además de aparecer en las mangas del
kimono. La chaqueta haori, de muchas utilidades distintas, podía llevar también un mon45.

42  En 1656, un tal Kyuan publicó otro libro llamado On-uma jirushi donde aparece la heráldica de las familias importantes del
periodo Edo. Ya que los regentes de estas familias eran hijos o nietos de daimyos que lucharon durante el Sengoku -propietarios
pues de heráldicas que habían sido correctamente registradas- el libro de Kyuan nos permite valorar el proceso que comprende
el paso de un mon a la siguiente generación. Muchas de sus imágenes pueden apreciarse en este artículo.
43  Esto sucedió el 30 de Septiembre de 1609, cuando Rodrigo se dirigía a Nueva España luego de su interinidad como
gobernador de las islas filipinas. Lo sustituyó el cacereño Juan de Silva.
44  VIVERO, R., Relación que hace Don Rodrigo de Vivero y Velasco de lo que sucedió volviendo de gobernador y capitán general de
las Filipinas, y arribo que tuvo en el Japón, donde se hallan cosas muy particulares, Barcelona, 1904, p. 17.
45  TURNBULL, S., Samurai…, op. cit., p. 48.

212 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Antonio Míguez Santa Cruz

El emblema más característico de este periodo fue,


obviamente, el de la casa shogunal. Su adopción por parte
de los Tokugawa se remonta a la época del padre de Ieyasu,
Hirotada, que vivió desde 1526 a 1549. La historia nos
cuenta que éste, tras un largo viaje, pernoctó en la casa de
un banderizo; al día siguiente, cuando Hirotada despertó,
halló al lado de su futón tres dulces sobre hojas de jengibre
en una fuente de madera redonda. La mitografía arguye que
el samurai quedó tan sorprendido por la belleza del plato
que se apropió del diseño para su mon familiar. Mitsuaoi,
pues así se llama el mon, quizá no tenga un origen muy
épico, pero hasta la fecha es el segundo signo familiar más
Pistola del siglo XVII con motivos Mitsuaoi. reconocible de la historia japonesa46.

6.1. El Genroku
El inflexible sistema de castas japonés se empezó a desintegrar fácticamente cuando los samuráis,
la cúspide de la pirámide, quedaron ociosos, o dicho de otro modo, dejaron de combatir. Probablemente,
la vida de un guerrero del periodo Edo se limitara a trabajar como funcionario un par de días semanales
en el castillo de su señor. El resto del tiempo lo tendría libre para cualquier otra actividad, lo cual derivó
en una pauperización del bushi tanto en términos morales como económicos. ¿Qué haría un individuo
consagrado a una tarea específica, así como con mucho tiempo libre, en una sociedad cambiante como
lo fue aquella? La gran parte, llevar un tren de vida inalcanzable incluso para ciudadanos acomodados.
La enorme oferta cultural y de ocio surgida en la capital fue el origen de un mundo bohemio,
donde las sesiones de teatro Kabuki y Bunraku, junto a las casas de placer o los espectáculos de sumo, se
convirtieron en entretenimientos que obnubilaban los sentidos e hipotecaban a familias enteras. Dicha
tipología de vida no fue desconocida para unos samuráis implicados fervientemente con el fenómeno.
Cuando uno de ellos perdía sus ahorros, por ejemplo en el juego de dados promocionado por la yakuza,
rápidamente acudía al pujante comerciante, que de representar la parte más mísera de la sociedad japonesa
pasó a ser el activador de la pobre economía del país. Poco a poco
esta incipiente burguesía se fue enriqueciendo practicando la usura y
el prestamismo. El resultado de todo lo anterior se pudo observar en
apenas unas décadas: los comerciantes superaron en influencia a los
ahora inservibles guerreros.
Con este escenario no es difícil anticiparse a lo que sigue; a
finales del siglo XVII los samuráis perdieron la exclusividad en el uso
del mon. La nueva tendencia comenzaría con la costumbre kabuki de
lucir kamon en escena. Dichos dibujos fueron al principio emulaciones
de insignias de personajes históricos, ya que no podían tomar prestadas
las verdaderas. Sin embargo, el rápido aumento de popularidad de
estos actores, sin duda las estrellas mediáticas de su tiempo, les hizo
personalizar los diseños y adoptarlos como propios. La importancia
de estos signos de identidad fue tan importante para el kabuki que
se crearon clanes de actores como los Ichikawa, los Jitsukawa o los
Nakamura, entre otros muchos. Tales agrupaciones entraban en pleitos
continuamente, y solían dirimir sus diferencias cantando, actuando o Lámina Ukyo-e que representa al
exhibiendo sus mejores ropajes, mon incluidos, encima del escenario . 47 actor kabuki Rokō Segawa.

46  Claro está, por detrás del kikugo no mon.


47  CID LUCAS, F., La espléndida flor de mil colores: el teatro kabuki, Cáceres, 2006, p. 18.

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Obviamente los comerciantes también se adhirieron a dicha práctica. El viraje en este sentido es
radical, pues a la altura del siglo XVIII ya no sólo importaba la nobleza de sangre para ser dueño de un
mon, sino también el capital y la fama.

6.2. Siglos XVIII y XIX


A pesar de la ley de 1642 donde se decretó que todo clan debería registrar dos diseños kamon
inmutables, la tendencia más bien fue la contraria. Samuráis acaudalados adoptaron nuevos mon de
diseño propio indiscriminadamente, gastando para ello grandes suma de ryō48. Cierto dicho un tanto
satírico de la época retrata esta práctica: Eligiendo un mon para tu ropa caerás en la bancarrota…49.

Mon titular (izquierda) y secundario (derecha) de la casa Saitō.

La proliferación radical del kamon provocó fenómenos que hasta el momento eran tan sólo
fraccionarios; entre ellos podemos nombrar la existencia de mon irregulares, o, por qué no decirlo,
ilegítimos. Éstos podían provenir de diseños que sencillamente no habían sido registrados o bien de
usurpadores que lucían insignias sin tener el derecho legal a hacerlo. El resultado fue que, si bien en
un principio la presencia de emblemas suponía la adherencia directa a un clan, ahora, en unos pocos
casos, podría no ser así. La casuística en este sentido es
prácticamente inabarcable.
En el caso de que dos familias litigasen por un
mismo mon, lo normal sería que se obligara al clan menor
a renunciar a él y adoptar el segundo como principal. De
cualquier modo, existían recursos para renovar kamon
problemáticos sin variarlos totalmente. El más popular
fue el de inscribir el emblema dentro de un círculo, con
lo que el mon cambiaba “oficialmente” aunque no lo
hiciera su naturaleza esencial. A partir de finales del siglo
XIX se recurrió también al cambio de color, como hemos
visto un matiz poco relevante hasta ahora. Así, y hasta
cierto punto, un seguimiento de todas estas alteraciones
podría ayudar a desentrañar la evolución histórica de una
Flota Toyotomi en Sacheon (1592). familia en particular.

48  Aparte de la cuota de registro, el nuevo mon debería ser grabado en todos los objetos personales, ya fueren muebles,
inmuebles, vestimentas o armamento.
49  TURNBULL, S., Samurai..., op. cit., 51.

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Antonio Míguez Santa Cruz

6.3. El Hinomaru
En una correspondencia de 607 enviada a Yangdi -segundo gobernante de la dinastía Sui- el
Mikado se refería a sí mismo como el emperador del sol naciente50. Es muy interesante observar cómo
desde una fecha tan temprana los textos están repletos de referencias al sol como icono nacional japonés.
Según lo anterior deberíamos descartar al Himomaru como un elemento exclusivo de algunos señores,
acercándose más al símbolo protonacional que a cualquier otro concepto51. Hay múltiples ejemplos de esto;
Taira no Atsumori mostró el Hinomaru en su gunsen o abanico; los clanes Takeda y Uesugi lo llevaron
recurrentemente estampado en sus banderas; Sakai Tadatsugu lo portó en su Uma Jirushi, mientras que
Date Masamune lo hizo en su sashimono. Incluso Toyotomi Hideyoshi lo hizo grabar en sus embarcaciones
para las batallas navales de Sacheon y Hansado. Éste último ejemplo, junto al del rōnin Yamada Nagamasa,
quien llevó el emblema como guardaespaldas personal del rey de Siam, se convierten en las primeras
muestras del Hinomaru como símbolo representativo de algo japonés en contextos extranjeros52.
Llegando a la Restauración Meiji el Daijo-kan o Consejo de Estado adoptó el disco solar como
bandera nacional en 1870, algo necesario ante la nueva coyuntura de comercio y relación con los países
occidentales.
A partir de la guerra sino-japonesa y la participación de Japón en la II Gran Guerra, el Hinomaru
se identificó como un símbolo fascista casi a la altura de la esvástica nazi. Ello llevó a los estadounidenses a
restringir el uso de la bandera hasta que MacArthur empezó paulatinamente a levantar las prohibiciones.
A partir de los años cincuenta su utilización se normalizó completamente.


7. La heráldica japonesa en la actualidad

Aunque sus elementos visuales hayan pervivido hasta nuestros días, es notorio que la heráldica
europea es un lenguaje muerto desde hace casi doscientos años. Ciertamente hay equipos de fútbol o
algunas instituciones que aún persisten en el uso de escudos, pero de un modo casi disfuncional, inorgánico
y acartonado, lejos, en definitiva, del papel jugado en la era medieval y la edad moderna53.
Para el caso del mon no puede decirse lo mismo. A pesar del agnosticismo imperante en la población
nipona actual, valores y costumbres inculcados durante siglos no pueden borrarse tan rápidamente. El
antiguo sistema Ie proveniente del confucionismo, o el culto a los antepasados proclamado por la ley
shinto, hacen de la familia, y por ende de sus símbolos, un objeto de recuerdo
perpetuo. Muchísimo más vivo, al menos, que en
el caso occidental.
Pero no sólo el elemento familiar es
sustentador de este código ancestral. La práctica
de las artes marciales contribuye muy activamente
al mantenimiento del kamon, ya sea porque los
maestros son directos descendientes de samuráis,
o porque los alumnos, al llegar a ciertas cotas de Logo de Mitsubishi.
Su fundador, Yatarō
especialización, se ganan el derecho de portar las Iwasaki, fue hijo de
Bandera de la prefectura de Saga. insignias del dōjo. samurai.

50  EDGINGTON, D. W., Japan at the Millenium: Joining Past and Future, Vancouver, 2003, p. 123.
51  En este caso estaría descartado cualquier simbolismo privativo del clan.
52  TURNBULL, S., Samurai…, op. cit., 52.
53 Tan sólo las monarquías y el clero conservan una funcionalidad más o menos activa.

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EL MON. UNA BREVE HISTORIA DE LA HERÁLDICA JAPONESA

Por otro lado, es muy interesante el uso del mon por parte de compañías como pudieran ser Atari o
Mitsubishi. El papel jugado por las grandes empresas en el panorama económico actual es, hasta cierto
punto, comparable a la incidencia de los daimyos del periodo Muromachi sobre Japón. Al fin y al cabo la
influencia de las megacorporaciones poco a poco está reemplazando a los Estados -los daimiatos no dejaban
de ser esto- como verdaderos jueces y dinamizadores del Sistema actual. Lo llamativo es que la pertenencia
a una empresa es en Japón similar al sentimiento que provoca formar parte de una familia. La estructura
piramidal empresarial japonesa está diseñada para que los jefes asuman una figura paternalista, y se incide
en que el honor y el buen nombre de la asociación están por encima de los intereses particulares.


Kikugo no mon en Toisón de Oro.

Finalmente, la globalización y la diplomacia actuales han transportado al mon fuera de las fronteras
nacionales, y lo que es más importante, lo han asimilado al viejo sistema heráldico. Esto sucede, por
ejemplo, cuando una orden de caballería hace miembro de honor al emperador de Japón, cuyas armas, en
este caso el crisantemo de dieciséis pétalos, se incorporan a las de la colectividad que fuere54.

8. A modo de conclusión

En Occidente el prestigio de un escudo procede directamente de la familia que simboliza. De


hecho, las insignias de los personajes evolucionan según lo hace su estirpe, y bien podríamos decir que un
blasón europeo es la “fotografía” de algún individuo o linaje en un momento preciso de la historia. Este
continuo reciclamiento visual se convierte en un lenguaje muerto, en gran medida, cuando las familias a
las que los emblemas representan dejan de ser significativas para una sociedad.
Por el contrario, la permeabilidad del mon le ha servido para adaptarse continuamente a las
cambiantes coyunturas de Japón. El lector habrá comprobado con la lectura del artículo cómo estos
signos apenas cambian con el paso de las generaciones. Esto hace, que salvo excepciones concretas, el
mon no logre su prestigio en función del clan que representa, sino que diversos elementos folclóricos
actúan para que el símbolo alcance por sí mismo un valor intrínseco. Así pues, la independencia del
símbolo japonés ha permitido que su uso como elemento visual no se haya visto resentido; algo sin duda
especialmente valorable, sobre todo, en un país donde las influencias extranjeras cada vez condicionan
más las costumbres del viejo Yamato.

54  Dicha hibridación se observa también en algunos equipos de la J-League Soccer como el Kashima Antlers. Su emblema es un
escudo suizo partido de púrpura y gules con figura animal esquemática -influencia del mon- en el centro.

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Antonio Míguez Santa Cruz

CUADRO CRONOLÓGICO

Periodos en la Historia de Japón


Prehistoria Paleolítico à 50/35.000 – 13/9.500 a.P.

Jomon à 13/9.500 – 2.500 a.P.

Yayoi à 500 a.C – 300.

Kofun à 300 – 710.


Antigua (Kodai) Nara à 710 – 794.

Heian à 794- 1185.

Medieval (Chusei) Kamakura à 1185 – 1333.

Ashikaga à 1336- 1573.

Premoderna (Kinsei) Azuchi/Momoyama à 1573 – 1600.

Edo à 1600 – 1868.

Moderna (Gindai) Meiji à 1868 – 1912.

Taisho à 1912 – 1926.

Showa à 1926 – 1989.

Heisei à 1989 – Actualidad.

Elaboración propia.

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A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR.


VIVIENDAS DEL CLERO CAPITULAR BURGALÉS EN EL SIGLO XVIII

Francisco J. Sanz de la Higuera


I.E.S. “Torreblanca” (Sevilla)

Resumen: El acceso al contenido de los inventarios post-mortem de algunos de los titulares de la capiscolía
de la Catedral de Burgos permite analizar la existencia de contrastes nítidos entre las formas de vida, la
cultura material y los perfiles ideológicos de clérigos con diferentes sensibilidades y talantes. Unas escoradas
hacia usanzas de raigambre aristocrática más del pasado y otras ligadas a estrategias más ilustradas y de
sesgo más moderno, más burgués y “progresista”.

Palabras clave: cabildo Catedral, capiscol, interior doméstico, vivienda.

THE ENLIGHTMENT FASHION OR THE OLD-FASHIONED NOBILITY.


HOUSES OF CAPITULAR BURGOS CLERGY IN THE EIGHTEENTH-CENTURY

Abstract: The access to the content of probate inventories of some of the headlines of the capiscolia
of Burgos Cathedral make possible to analyse the existence of sharp contrasts between the way of life,
material culture and ideological profiles of clergy with different sensibilities and moods. Some of them
inclined toward more aristocratic roots usages from the past and others linked to more modern and
enlightened strategies, more middle class and “progressive”.

Key words: chapter cathedral, capiscol, domestic interior, house.

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A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR.


VIVIENDAS DEL CLERO CAPITULAR BURGALÉS EN EL SIGLO XVIII

Francisco J. Sanz de la Higuera


I.E.S. “Torreblanca” (Sevilla)

Un rastreo intensivo en los archivos históricos de Burgos ha posibilitado el acceso a varios inventarios
post-mortem1 que sobresalen por la minuciosidad y detalle con que los escribanos los confeccionaron2. Una
de sus principales peculiaridades, merced a la cual se hilvanan las páginas de análisis que tienen ante sus
ojos, es que se especifican, de forma puntual, las estancias que conformaban su entramado interior y
nos permite adentrarnos con absoluta nitidez en su atrezzo doméstico y en la idiosincrasia de la cultura
material que los caracterizaba. Descuellan, por su adecuación a los parámetros de la trayectoria señalada,
los IPM de dos de los capiscoles catedralicios burgaleses del Setecientos. En primera instancia, don Juan de
Salazar y la Vega (1693-1723)3 y, en segundo lugar, don Francisco de Guzmán Díaz (1763-1778)4. De los
restantes titulares de la capiscolía en el siglo XVIII, don Diego Zamora Huidobro (1723-1761), don José
Ventura de Riaño y Arriaga (1761-1763), Don José Manuel Berrio (1778-1793) y don Francisco Javier
de Rábago (1793-1833), lamentablemente no han aparecido, por el momento, inventarios de bienes y,
por tanto, desconocemos los volúmenes de sus niveles de fortuna y la distribución de sus viviendas y sus
fórmulas de residencia.

Recibido: 08/06/2012. Aceptado: 05/10/2012.


Correo electrónico de contacto: sanzdelahiguera@gmail.com
1 Inventarios post-mortem, IPM en lo sucesivo.
2 Véase a este respecto las propuestas y análisis críticos de SOBRADO CORREA, H., “Los inventarios post-mortem como
fuente privilegiada para el estudio de la historia de la cultura material en la Edad Moderna”, Hispania, 215 (2003), pp. 831-837
(825-862) y Las Tierras de Lugo en la Edad Moderna. Economía campesina, familia y herencia, 1550-1860, La Coruña, 2001,
pp. 61 y BAULANT, M., “Typologie des inventaires après décès”, en VAN DER WOUDE, A. y SCHUURMAN, A. (eds.),
Probate inventoires. A new source for historical study of wealth, material culture and agricultural development, Utrech, 1980, pp.
33-42.
3  Archivo Histórico Provincial de Burgos. Protocolos Notariales –en lo sucesivo AHPB. PN–. Domingo Ibáñez Varona. Legajo
9635 (25 de febrero de 1723), folios 89-128.
4  AHPB. Justicia Municipal (en adelante JM). Alonso de Melo Peña. Legajo 987 (16 de septiembre de 1778), folios 1-38.

221
A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

Las viviendas del clero han sido soberbiamente analizadas en múltiples trabajos. Descuellan, por
la calidad de sus propuestas y la audacia de sus contenidos, Cabeza Rodríguez5, Rey Castelao6, Barreiro
Mallón7, Dubert García8, Morgado García9, Álvarez Santaló10, Díaz Rodríguez11, Quintana Andrés12,
Braunstein13 y Fernández Florez14.También son excelentes los planteamientos de Casado Alonso15,
Campos Sánchez-Bordona16 y Ruiz Hernando17 Véanse también las aportaciones de Charles18, González
Heras19 y de Sanz de la Higuera20.
El hábitat que albergaba a los clérigos es imprescindible visualizarlo, no obstante, desde la
perspectiva, más amplia, del escrutinio de la residencia doméstica en el Antiguo Régimen, en general,
y del Setecientos, en particular. Sobresalen en este sentido, citados sin un ánimo exhaustivo y con la

5  CABEZA RODRÍGUEZ, A., Clérigos y señores. Política y Religión en Palencia en el Siglo de Oro, Palencia, 1996, en especial
las pp. 317-352.
6  REY CASTELAO, P., “El clero urbano compostelano a fines del siglo XVII: mentalidades y hábitos culturales”, en EIRAS
ROEL, A., La historia social de Galicia en sus fuentes de protocolos, Santiago de Compostela, 1981, pp. 505-507 (495-519).
7  BARREIRO MALLÓN, B., “Las clases urbanas de Santiago en el siglo XVIII: definición de un estilo de vida y de
pensamiento”, en EIRAS ROEL, A., La historia social de Galicia..., pp. 453-460 (449-493).
8  DUBERT GARCÍA, I., “Los comportamientos del clero urbano en Galicia: El ejemplo de Santiago de Compostela en el s.
XVIII”, en Compostellanum, 31/3-4 (1986), pp. 447 (443-455).
9  MORGADO GARCÍA, A., “Vida de canónigo, percepción, origen y status de vida del alto clero durante el Antiguo
Régimen”, en ARANDA PÉREZ, F. J. (coord.), Sociedad y élites eclesiásticas en la España Moderna, Cuenca, 2000, pp. 89 (77-
99)
10  ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C., “”Vivir como un cura”. Algunas precisiones cuantitativas respecto al imaginario social sobre
el clero en el siglo XVIII”, en ARANDA PÉREZ, F. J. (coord.), Sociedad y élites eclesiásticas..., pp. 101-147 y ÁLVAREZ
SANTALÓ, L. C. y GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, A.,“Riqueza y pobreza del clero secular en la Sevilla del Antiguo
Régimen (1700-1834)”, en Trocadero, 8-9 (1996-1997), pp. 11-46.
11  DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “Cardenales en miniatura: la imagen del poder a través del clero capitular cordobés”, en
Historia y Genealogía, 1 (2011), pp. 11-21 y “Las casas del deán don Juan de Córdoba: lujo y clientela en torno a un capitular
del Renacimiento”, en Hispania Sacra, 123 (2009), pp. 77-104. Véase también su tesis doctoral, El clero catedralicio en la
España Moderna: Los miembros del Cabildo de la Catedral de Córdoba (1475-1808), Córdoba, 2011, en especial “La vivienda
canonical”, pp. 337-357.
12  QUINTANA ANDRÉS, P. C., A Dios rogando y con el mazo dando. Fe, poder y jerarquía en la Iglesia canaria. El Cabildo
Catedral de Canarias entre 1483-1820, Las Palmas de Gran Canaria, 2003, pp. 314 y Finis gloriae mundi. Ideología y sociedad en
Canarias. Los prebendados del Cabildo Catedral durante el Antiguo Régimen (1483-1820), Bilbao, 2004, pp. 229-230.
13  BRAUNSTEIN, P., “Aproximaciones a la intimidad, siglos XIV y XV”, en ARIES, Ph. y DUBY, G. (dirs.), Historia de la
vida privada, tomo II, Madrid, 1988, pp. 463.
14  FERNÁNDEZ FLOREZ, J. A., “Las casas del Cabildo catedralicio en la ciudad de León”, en Archivos Leoneses, 75, 1984,
pp. 31-157.
15  CASADO ALONSO, H., La propiedad eclesiástica en la ciudad de Burgos en el siglo XV: El Cabildo catedralicio, Valladolid,
1980, en especial las pp. 105-107.
16  CAMPOS SÁNCHEZ-BORDONA, M. D., “El espacio residencial privado y su proyección social en la ciudad del
Antiguo Régimen. Las casas del cabildo catedralicio leonés”, en GRACIANI, A., HUERTA, S., RABASA, E. y TABALES, M.
(eds.), Actas del Tercer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Granada, 2000, 183-191.
17  RUIZ HERNANDO, J. A., Historia del urbanismo en la ciudad de Segovia del siglo XII al XIX, Madrid, 1982, pp. 139.
18  CHARLES, O., Chanoines de Bretagne: carrières et cultures d’une élite cléricale au siècle des Lumieres, Rennes, 2004, p. 214-
228.
19  GONZÁLEZ HERAS, N., “La vivienda doméstica española del siglo XVIII según los relatos de viajeros británicos”, en
FRANCO RUBIO, G. (coord.), Miradas propias y ajenas en un baile de espejos, Tiempos Modernos, 21 (2010), “Las casas del
clero y del alto funcionariado”, [En línea] http://www.tiemposmodernos.org/tm3/index.php/tm/article/viewFile/229/296
20  SANZ DE LA HIGUERA, F., “Familia, hogar y vivienda en Burgos a mediados del siglo XVIII. Entre cuatro paredes,
compartiendo armarios, camas, mesas y manteles”, en Investigaciones Históricas, 22 (2002), pp. 207-210 (165-211), “Un
esperpéntico asuntillo de Estado: la casa de los Tomé en el Setecientos burgalés”, en Cuadernos de Estudios del siglo XVIII, 21
(2011), pp. 289-320 y “Una estancia doméstica que se mueve. Entre las calles y las casas de Burgos a mediados del siglo XVIII”,
en Cuadernos de Investigación Histórica, 21 (2004), pp. 469-506.

222 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

certeza de ser gravemente injustos, los trabajos de Franco Rubio21, López-Cordón Cortezo22, Blasco
Esquivias23, Tovar Martín24, Manzanos Arreal25, Reina Mendoza26, Ollero Lobato27, Hernández Bermejo28
o Hernández López29. Siempre, por supuesto, con el concurso de la producción francesa en lo concerniente
al “logement”30. No está de más significar que hemos de contar en todo momento con el acervo bibliográfico
sobre el clero catedralicio en el siglo XVII y XVIII31 y con una óptica global en lo tocante a la cultura
material en el Antiguo Régimen32.

21  FRANCO RUBIO, G., “La vivienda en la España ilustrada: habitabilidad, domesticidad y sociabilidad”, en REY
CASTELAO, O. y LÓPEZ, R. J. (eds.), El mundo urbano en el siglo de la Ilustración, tomo II, Santiago de Compostela, 2009,
pp. 125-135 y “La vivienda en el Antiguo Régimen: de espacio habitable a espacio social”, en Chronica Nova, 35 (2009), pp.
63-103.
22  LÓPEZ-CORDÓN CORTEZO, M. V., “Casas para administrar, casas para deslumbrar: la pedagogía del palacio en la
España del siglo XVIII”, en REY CASTELAO, O. y LÓPEZ, R. J. (eds.), El mundo urbano..., pp. 17-53.
23  BLASCO ESQUIVIAS, B. (dir.), La casa. Evolución del espacio doméstico en España, Madrid, 2006.
24  TOVAR MARTÍN, v., “La arquitectura doméstica madrileña de la segunda mitad del siglo XVIII”, en Anales del Instituto
de Estudios Madrileños (AIEM, 22 (1985), pp. 117-127, “La vivienda madrileña en los años de la Ilustración”, en AIEM, 25
(1988), pp. 299-310 y de la misma autora “Casas y alquileres en el Antiguo Madrid”, en AIEM, 20 (1983), PP. 97-153.
25  MANZANOS ARREAL, P., “La casa y la vida material en el hogar. Diferencias sociales y niveles de vida en las ciudades
vascas del Antiguo Régimen (Vitoria, siglo XVIII)”, en IMÍZCOZ BEUNZA, J. M. (ed.), Casa, familia y sociedad (País Vasco,
España y América, siglos XV-XIX), Bilbao, 2004, pp. 397-428 y “La casa y la vida material en el hogar. Necesidades vitales y
niveles de vida en la Vitoria del siglo XVIII”, en IMÍZCOZ BEUNZA, J. M. (dir.), La vida cotidiana en Vitoria en la Edad
Moderna y Contemporánea, Estella, 1995, pp. 199-237.
26  REINA MENDOZA, J. M., La vivienda en la Málaga de la segunda mitad del siglo XVIII, Málaga, 1986.
27  OLLERO LOBATO, F., “Arquitectura doméstica en Sevilla durante la segunda mitad del siglo XVIII”, en Atrio, 10/11
(2005), pp. 113-123.
28  HERNÁNDEZ BERMEJO, M. A., La familia extremeña en los tiempos Modernos, Badajoz, 1990, en especial las pp. 235-
291.
29  HERNÁNDEZ LÓPEZ, C., Calles y casas en el campo de Montiel. Hogares y espacio doméstico en las tierras de El Bonillo en
el siglo XVIII, Albacete, 2007.
30  BARDET, J. P., CHAUNU, P., DÉSERT, G., GOUHIER, P. y NEVEAUX, H., Le bâtiment. Enquête d’histoire économique,
XIVe-XIXe siècles, París, 1971. VANNESTE, D., “Le logement et la différenciation sociale et résidentielle dans la ville pré-
industrielle en Europe occidentale (XVIe-XVIIIe siècles)”, en Espace, populations, sociétés, 1 (986), pp. 125-136 y FUERER, B.,
Logement et immobilier à la fin de l’Ancien Régime: aspects économiques et sociaux du logement en territoire urbain, le cas genevois,
Genève, 2008.
31  De entre la inmensa nómina de investigadores descuellan, por su excelencia y calidad –lamentablemente es imprescindible
efectuar una selección–, CANOVAS BOTÍA, A., Auge y decadencia de una institución eclesial: el Cabildo Catedral de Murcia
en el siglo XVIII. Iglesia y sociedad, Murcia, 1994. IRIGOYEN LÓPEZ, A., Entre el cielo y la tierra, entre la familia y la
institución. El Cabildo de la Catedral de Murcia en el siglo XVII, Murcia, 2000. BARRIO GOZALO, M., Iglesia y sociedad en
Segovia, siglos XVI-XIX, salamanca, 2005. CABEZA RODRÍGUEZ, A., La vida en una Catedral del Antiguo Régimen, Palencia,
1997. VILLACORTA RODRÍGUEZ, T., El Cabildo Catedral de León. Estudio histórico-jurídico, siglos XII-XIX, León, 1974.
MORGADO GARCÍA, A., Iglesia y sociedad en el Cádiz del siglo XVIII, Cádiz, 1989. BENITO AGUADO, M. T., La sociedad
vitoriana en el siglo XVIII: el clero, espectador y protagonista, Bilbao, 2001. GARCÍA-CUEVAS VENTURA, J., El Cabildo
catedralicio cordobés desde la Revolución a la Restauración (1788-1882), Córdoba, 1996 y QUINTANA ANDRÉS, P. C., A
Dios rogando y con el mazo dando..., Las Palmas de Gran Canaria, 2003 y Finis gloriae mundi..., Bilbao, 2004. Véase también
MORGADO GARCÍA, A., “El alto clero gaditano durante el Antiguo Régimen (1600-1833)”, en Studia Historica, Historia
Moderna, 16 (1995), pp. 223-255. LATORRE CIRIA, J. M., “Perfiles de un grupo eclesiástico: los canónigos aragoneses
del último tercio del siglo XVIII”, en Hispania Sacra, 124 (2009), pp. 545-569 y CORONAS VIDA, L. J., “Prebendados
cordobeses en la Catedral de Jaén (1700-1737). Estudio social”, en Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas
Letras y Nobles Artes, 109 (1985), pp. 151-157. De substancial aprovechamiento CHARLES, O., Chanoines de Bretagne:
carrières..., Rennes, 2004. LOUPÈS, Ph., Chapitres et chanoines du Guyenne aux XVIIe et XVIIIe siècles, París, 1985 y HUGHES,
A., Sussex Clergy Inventories, 1660-1750, Sussex, 2007.
32  Véase, entre otras muchas propuestas, McKENDRICK, N., BREWER, J. y PLUM, J. H., The Birth of Consumer Society:
The Commercialisation of Eighteenth-Century England, Londres, 1992. SHAMMAS, C., The Pre-Industrial Consumer in
England and America, Oxford, 1990. WEATHERILL, L., Consumer Behaviour and Material Culture in Britain, 1660-1760,
Londres-Nueva York, 1988. ROCHE, D., La culture des apparences. Una histoire du vêtement, XIIIe-XVIIIe siècles, París, 1989.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 223


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

La calidad de sus contenidos y el tratamiento detallado de sus estancias interiores permite no


sólo comparar la entidad y riqueza de sus pertrechos domésticos cuanto también la magnitud de sus
dependencias. El peso relativo y absoluto de las diferentes tipologías de propiedades que se aglutinaban
en sus niveles de fortuna y el número de las estancias que componían sus respectivas viviendas escoraban
a Salazar Vega hacia conductas y comportamientos más en sintonía con la aristocracia noble, muy elitista
y exhibicionista, preñados sus interiores domésticos de elementos decorativos y religiosos, mientras que
Guzmán Santos basculaba más hacia posturas más ilustradas, más instruidas, más de confort, en especial
en la cama y en la mesa.
Eran, como, de manera acercada y sarcástica, ha señalado Díaz Rodríguez “Cardenales en
miniatura”, dignidades y canónigos del Cabildo Catedral burgalés, príncipes locales de la Iglesia, dados
a la buena vida, al lujo y la comodidad33. Pero incluso en el interior de esa categoría socioprofesional tan
elitista y privilegiada se adivinan maneras de concebir y organizar la existencia preñadas de una intensa
diferencialidad, propias de individuos, y de colectivos, marcados por un corte o bien bastante reaccionario
y “austriaco”, del Seiscientos, o bien más progresista, borbónico e ilustrado, con el Setecientos como
referente.

1. VIVIENDAS Y DISTRIBUCIÓN DE LAS ESTANCIAS

Don Juan de Salazar y la Vega, capiscol34 y canónigo entre [1709] y 1723, era un prebendado
muy poderoso en el Cabildo burgalés, dado que aunaba sus quehaceres de dignidad y capitular con sus
labores como “Governador de este Arzobispado por el Illmo Señor Dn Fernando Manuel, Arzobispo deél”,
además de ejercer como “Juez subdelegado la Sta Cruzada” y, remontándonos a sus humildes orígenes,
“Beneficiado [probablemente simple] deel Lugar de Espexo, en el Valle Real de Valdegobía”, localidad en la
que vino al mundo y residían, aún en 1722, sus progenitores35. No es baladí recordar, igualmente, que,
en 1722, en el segmento temporal previo a su muerte, aparece como capellán mayor de la capilla de la
Purísima Concepción, es decir, se encontraba al frente del colectivo de los medio-racioneros de la Catedral
burgalesa, circunstancia que le daba mucho poder e influencia en el Cabildo.
No debía tener buen carácter36 y las relaciones con sus “compadres” fueron, a veces, bastante tensas,
dado que él mismo, en sus últimas voluntades, solicitó “a su Señoría [el Cabildo] me perdone los muchos
defectos que he tenido a su servicio Que asseguro no han prozedido de Voluntad sino de ser hombre mortal,
sujeto a passiones y faltas naturales”37. De su talante febril procedían también las reiteradas repeticiones en

PARDAILHÉ-GALABRUN, A., La naissance de l’intime. 3000 foyers parisiens. XVIe-XVIIIe siècle, París, 1988. VAN DER
WOUDE, A. y SCHUURMAN, A. (eds.), Probate inventories. A New Source for the Historical Study of Wealth, Material
Culture and Agricultural Development, Utrecht, 1980. DE VRIES, J., La revolución industriosa. Consumo y economía doméstica
desde 1650 hasta el presente, Barcelona, 2009. GARCÍA FERNÁNDEZ, M., “La cultura material doméstica en la Castilla del
Antiguo Régimen”, en GARCÍA FERNÁNDEZ, M. y SOBALER SECO, M. A. (coords.), Estudios en homenaje al profesor
Teófanes Egido, tomo II, Valladolid, 2004, pp. 249-270 y RAMOS PALENCIA, F., Pautas de consumo y mercado en Castilla,
1750-1850. Economía familiar en Palencia al final del Antiguo Régimen, Madrid, 2010.
33  DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “Cardenales en miniatura: la imagen del poder...”, Historia y Genealogía, 1 (2011), pp. 11-21.
34  El capiscol, también designado como chantre o cantor, dirigía los oficios de coro. Véase, por ejemplo, los análisis de
CASADO ALONSO, H., La propiedad eclesiástica en la ciudad de Burgos en el siglo XV..., pp. 32 y QUINTANA ANDRÉS, P.
C., A Dios rogando y con el mazo dando..., pp. 55-56.
35  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6934/2 (15 de octubre de 1722), folios 199-203. “Testamento Otorgado por dn
Juan de salazar y la Vega, Capiscol dignidad y canónigo de la Sta Iglesia de estta Ziudad y Gobernador deeste Arzobispado”.
36  Quizás devenido, en parte, de sus achaques físicos, en especial como consecuencia del “grave accidente de supresión de orina”
que perturbó su salud al final de sus días. Archivo Capitular de la Catedral de Burgos – ACCB en lo sucesivo –. Libro de
Registro (LR) 98. Actas Capitulares (AC). Cabildo del 9 de junio de 1721, folio 219v. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F.,
“Aproximación a la “baja laboral” en el siglo XVIII. El “Punctto de Quartanario” en la Catedral burgalesa”, en Hispania Sacra,
(2012) (en prensa).
37  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6934/2 (15 de octubre de 1722), folio 199.

224 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

el cómputo de las misas por su alma. Exhorta “las Concluian con la maior Vrebedad”38.
Salazar residía en la calle Pellejería, en las inmediaciones de la Catedral. De origen alavés, en el
capítulo catedralicio se sentaba también un hermano suyo, don José, canónigo igualmente39. El recorrido
puntual y detallado efectuado por el escribano Domingo Ibáñez Varona40 nos adentra en el atrezzo
doméstico de dicha vivienda y nos muestra sus estancias y menajes. En el primer piso, en la planta
denominada en la época “noble”, nos topamos con siete estancias, a mitad de camino entre lo más íntimo
–dormitorios y salas de estar– y lo más funcional –comedor, biblioteca, cocina y despensa–. En el segundo
piso, dotado con 6 estancias, la distribución era similar a la antecedente, si bien estaba dedicado a acoger a
los criados y quizá albergaría actividades más de verano. En el entresuelo, aunque no citados expresamente
en el IPM, se detecta la presencia de una cochera, una caballeriza, un patio, unas trojes y el portal.
En la primera planta, en el “Quarto de la antesala”, en lo que, a todas luces, parece era el comedor
habitual y la sala de estar, nos topamos con tres mesas –una de nogal y dos de pino–, 13 sillas forradas de
baqueta encarnada –probablemente de pino en su estructura interna– con clavos grandes sobredorados,
dos escritorios de magnífica factura y calidad, y un armario de roble y nogal41. Esta estancia estaba repleta
de imágenes, cuadros y pinturas religiosas, aunque también aparecen florones, países con marcos de pino
dorados, colgaduras42 y cortinas de bayeta encarnada, de tafetán y de estopa en el balcón y en las ventanas.
En el “Quartto principal”, comedor para las solemnidades más excepcionales, se disponían una
mesa de pino, cubierta de baqueta encarnada, y pies de nogal, y 12 sillas de baqueta encarnada con clavos
de bronce estrellado. La pieza más eminente era “Un rrelox de Campanilla Con su caja de pino dada de color
de concha y los perfiles dorados”, tasado en 840 reales43, rodeado de imágenes religiosas, espejos, pinturas,
colgaduras y cortinas encarnadas44.
En la “alcova y Dormitorio”, estancia, sin duda, preñada de intimidad45 y confort, se ubicaba una
magnífica cama, de nogal, y la colgadura del lecho nocturno del capiscol46. Este espacio estaba repleto de
cortinas, reposteros y tapices, láminas y cuadros – uno de ellos con “el triunfo de baco” –. Se completaba

38  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6934/2 (15 de octubre de 1722), folios 199-200. Véase GARCÍA
FERNÁNDEZ, M., Los castellanos y la muerte. Religiosidad y comportamientos colectivos en el Antiguo Régimen, Valladolid, 1996.
HOLLEWAND, K. E., Funeral consumption and social distinction in the early modern Netherlands, Amsterdam, 2011 y SANZ
DE LA HIGUERA, F. J., “Aristocracia eclesiástica en carrera de salvación: las dignidades catedralicias burgalesas a mediados
del Setecientos”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 24 (2007), pp. 355-393.
39  Sabemos de la existencia de un hermano canónigo, don José, que hizo testamento en AHPB. PN. José Fernández Guilarte.
Legajo 6900 (7 de septiembre de 1709), folios 485-486, el cual nombró a don Juan su testamentario y heredero universal de
sus bienes, junto con don Tomás, canónigo también en dicha fecha. De hecho, el capiscol indicó que deseaba ser enterrado
con ellos en la Capilla de San Gregorio, en la Catedral. AHPB. PB. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6934/2 (15 de octubre
de 1722), folio 199v.
40  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 9635 (25 de febrero de 1723), folios 89-128.
41  Ibídem, folios 89-91. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Arcas, arcones, cofres, baúles y armarios. El mobiliario
contenedor en el XVIII burgalés”, en NÚÑEZ ROLDÁN, F. (coord.), Homenaje al profesor Álvarez Santaló, Sevilla, 2012, (en
prensa).
42  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Pajas, catres, cujas, camas,... El lecho cotidiano en el Antiguo Régimen: Burgos (1740-
1780)”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 26 (2009), pp. 435-499 y “Evolución de los lechos cotidianos y los menajes
nocturnos en el XVIII burgalés”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 28 (2011), pp. 389-431.
43  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “La medida del tiempo en Burgos: Relojes a mediados del siglo XVIII”, en Historia Social,
67 (2010), pp. 23-49.
44  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6935 (25 de febrero de 1723), folios 91-92. Véase, como referencia global
para el tratamiento de los atrezzos domésticos THORNTON, P., Seventeenth-Century Interior Decoration in England, France
and Holland, New Haven, 1978.
45  RANUM, O., “Los refugios de la intimidad”, en ARIES, Ph. y DUBY, G. (dirs.), Historia de la vida privada, tomo III,
Madrid, 1990, pp. 211-265.
46  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6935 (25 de febrero de 1723), folios 92-95. El lecho nocturno era “Una Cama
de nogal Con ttres alttos sin la coronación Con sus pilares y colgadura de paño azul Con galón de seda del mismo color y su rodapié”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 225


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

con una mesa de pino, cubierta completamente de baqueta, y pies de nogal y un taburete con cubierta
de alfombra y flocadura de seda. A continuación, se enumeran los “Vesttidos deel difunto” si bien estarían
dispuestos, sin duda, en el armario citado anteriormente. En el “Quarto Pequeño”, tapizadas sus paredes
con múltiples cuadros de temática religiosa, se disponían una armadura de cama para colgadura a modo
de catre, de granadillo, la colgadura y “Quattro asienttos de baqueta encarnada Con clavos sobre dorados a
modo de cattre”, utilizados como lecho nocturno para invitados. Esta estancia da la impresión de estar
dispuesta también como oratorio, no sólo por los susodichos cuadros sino por contener un tabernáculo47.
En él se albergaban, además, una mesa de nogal, un cofre forrado en negro, un baúl pequeño, un archivo
de nogal y un escritorio salamanquino de notable calidad48. La nómina de los “trasttos de cozina” y del
“Quartto de la Espensa”49 nos precipita, con el pasar de los folios, a la consideración del “Quartto de la
librería”, estancia repleta de libros50 y amueblada con tres mesas de nogal, una silla vieja y una armadura
de cama de haya, dotada de tres jergones, probablemente lecho nocturno de la criada. El punto decorativo
lo ponía una cortina de bayeta encarnada y el sesgo más atípico proviene de la presencia de un mortero
de estilar, una romana de nueve arrobas y cinco libras, 451 reales de cera vieja, blanca y amarilla, y ocho
libras de azúcar51.

CUADRO I Librerías en Burgos. Siglo XVIII

Nº de tomos Nº de obras Reales de vellón %_(1)


Salazar y la Vega 435 257 4809 10.4
Guzmán Díaz 382 200 6369 15.4
Dignidades Catedral 156 86 2108 4.5
Clero (Burgos) 105 58 949 7.9
Burgos (Total) 75 44 695 1.1
Fuente documental: AHPB. PN. Múltiples Legajos.
(1) Porcentaje de las librerías sobre los bienes muebles.

47  “Un tabernáculo de ágata Con guarnizión adornada de Jaspe con un Sn Francisco”. AHPB. PN. Legajo 6935, folio 95v.
Una breve nuestra bibliográfica, de entre la mucha cantidad de propuestas posibles, sobre oratorios domésticos hace brillar
con luz propia a MORGADO GARCÍA, A., “Solicitudes de fundación de oratorios en la diócesis de Cádiz (1650-1814)”,
en Trocadero, 1 (1989), pp. 67-91. NADAL INIESTA, J., “El mobiliario doméstico en la Murcia de principios del siglo
XVIII (1700-1725)”, en Imafronte, 18 (2006), pp. 93-103 y “La escultura en el ámbito doméstico murciano (1700-1725)”,
en Imafronte, 15 (2000), pp. 183-203. SÁNCHEZ REAL, J., “La sacralización del espacio en la villa de Adra (siglos XVI-
XVIII)”, en RUIZ FERNÁNDEZ, J. y SÁNCHEZ RAMOS, V. (coords.), Actas de las Primeras Jornadas de Religiosidad
Popular, Almería, 1997, pp. 51-62 y “El oratorio: espacio doméstico en la casa urbana en Santa Fe durante los siglos XVII y
XVIII”, en Ensayos. Historia y Teoría del Arte, 8 (2003), pp. 157-226.
48  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6935 (25 de febrero de 1723), folios 95-96.
49  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6935 (25 de febrero de 1723), folios 96-98.
50  Salazar poseía una excelente biblioteca, dotada con 435 tomos pertenecientes a 257 obras, tasadas en 4.809 reales de
vellón, es decir, el 10.4 % de sus bienes muebles –véase CUADRO –. No es éste el momento ni el lugar para efectuar un
análisis crítico exhaustivo de dicha biblioteca. Decir solamente que los títulos más caros de su “librería“ eran “Los diez thomos
deel dro Zivil y Canónico” (150 reales), los “nueve thomos de diana rresoluziones morales” (140 reales) “los “Quinze thomos de
Gonet” (100 reales), “Los veinte y siette thtomos de Fray Luis de Granada” (100 reales) y los “Seis thomos de Juan Ignacio” (100
reales). Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “La librería del canónigo lectoral Prieto Bustamante: Libros y mesas de trucos
a la greña. Burgos (1749-1766)”, en ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C. (coord.), Estudios en homenaje al profesor Antonio García-
Baquero, Sevilla, 2009, pp. 639-660, y el acervo bibliográfico en él contenido. Véanse también, entre otras muchas y excelentes
producciones, BUIGUES, J. M., “Los libros de los leoneses en la Edad Moderna”, en Bulletin Hispanique, 99 (1997), pp. 211-
229 y PEDRAZA GRACIA, M. J., “Lector, lecturas, bibliotecas...: el inventario como fuente para su investigación histórica”,
en Anales de Documentación, 2 (1999), pp. 137-158.
51  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6935 (25 de febrero de 1723), folios 98-99.

226 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

En la segunda planta, se ubicaba, en primera instancia, el “Quartto primero en el segundo altto”. El


mobiliario dispuesto en esta estancia, un arcón grande de nogal, un guardarropa de pino con tres nichos,
cuatro cofres de pino, “Un rropero Grande de Pino con su navetta arriva y avajo [y] dos medias puertas” y un
pequeño arcón de castaño, nos permite aventurar su uso como segundo espacio contenedor en la vivienda
del capiscol, llenos hasta los topes con la vestimenta del clérigo52. Aunque no se significa expresamente, se
adivina la existencia de un cuarto segundo, intermedio en la crujía, dependencia ocupada por dos cujas
de tablas para tender colchones, probablemente habilitada para el criado53. En el “Tercer quartto de arriba”
se significa la presencia de dos mesas de pino, en el “Quartto Quarto de arriva” lo más sobresaliente era
una mesa crecida de pino, un arcón de nogal y un arpa sin cuerdas y en el “Quartto sestto sobre el patio” se
alojaban una mesa ochavada, un arca de ciprés, un cofre pequeño de la misma madera y diverso mobiliario
viejo, arrinconado y en desuso54.
Fuera del contexto espacial, aunque fácilmente localizables en sus respectivos lugares de ubicación,
fueron detallados, en primera instancia, la “librería”, los vehículos, guarniciones y animales de tiro55 y las
reservas de grano que quedaron “en ser” por la muerte del clérigo, y, por otra parte, las “medias puertas”
y las vidrieras56, los menajes constitutivos de los lechos nocturnos57, las mantelerías y cuberterías58 y
muchos de los objetos de adorno personal y de la decoración doméstica. Es, a mi entender, significativa la
presencia de “Un espadín mui pequeño y una daguita”59 y de “Quattro bolas de ttrucos”, carente de mesa para

52  De entre la densa y excelente bibliografía sobre vestimenta clerical descuellan, a mi juicio, las propuestas de IRIGOYEN
LÓPEZ, A., “Los tratados de perfección sacerdotal y la construcción de la identidad social del clero en la España del siglo
XVII”, en Hispania, 230 (2008), pp. 707-734. IRIGOYEN LÓPEZ, A. y GIORGI, A., “Un clérigo vestido de pulcritud.
Imagen de una identidad de prestigio y de distinción en la España Moderna”, en Actas del Congreso Internacional “Imagen y
Apariencia”, Murcia, 2009 [En línea] http://congresos.um.es/imagenyapariencia/11-08/paper/viewFile/
2281/2231. GIORGI, A., “El vestido o la representación Moderna de la elite española”, en SORIA MESA, E. y BRAVO
CARO, J. J. (coords.), Las élites en la época Moderna: la monarquía española, IV: Cultura, Córdoba, pp. 153-158. GARRIDO
GALLARDO, M. A., “El traje de clérigo: función y significación”, en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 43 (1988),
pp. 307-316 y MARTÍNEZ ALCÁZAR, E., “Características del atuendo español del setecientos a través de la documentación
notarial de Murcia”, en Imafronte, 19-20 (2007-2008), pp. 177-193.
53  AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6935 (25 de febrero de 1723), folios 103-109.
54  AHPB. PB. Legajo 6935, folios 111-114.
55  Véanse SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Una estancia doméstica que se mueve...”, en Cuadernos de Investigación Histórica,
21 (2004), pp. 469-506 y, sobre todo, LÓPEZ ÁLVAREZ, A., Poder, lujo y conflicto en la Corte de los Austrias. Coches, carrozas
y sillas de mano, 1550-1700, Madrid, 2007.
56  Los prebendados catedralicios tenían una notable afición a colorear sus estancias con múltiples vidrieras. En el caso del
capiscol Salazar descuellan “dos medias puertas Con sus vidrieras que ttienen veintte y quatro bidrios las que se allan en el quarto
alcoba principal” (60 reales) y “Quatro vidrieras en dho quarto principal que se allan en la ventana” (60 reales). AHPN. PN.
Legajo 6935, folio 98v. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Aristocracia eclesial en carrera de salvación: las dignidades
catedralicias burgalesas a mediados del Setecientos”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 24 (2007), pp. 382-384 (355-
393).
57  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Pajas, catres, cujas, camas...”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 26 (2009), pp. 435-
499 y “Evolución de los lechos cotidianos....”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 28 (2011), pp. 389-431.
58  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Aproximación a la mesa de los burgaleses. Cuberterías y platos en el Setecientos”, en
GARCÍA FERNÁNDEZ, M. (coord.), Actas del Congreso Internacional “Cultura material y vida cotidiana en el panorama
historiográfico modernista español: Proyectos y Escenarios, Madrid, 2012 (en prensa).
59  Además de las armas de corte, aunque como se ha señalado de carácter puramente ceremonial (tasadas en 10 reales de
vellón), Salazar tenía 3 escopetas, valoradas en 40 reales. AHPB. PN. Legajo 6935, folios 114 y 120. Muy escasa dotación de
armas, básicamente de talante vestimental y para la práctica de la caza, nada que ver con el inmenso arsenal que atesoraba su
compadre el canónigo Verde Sañudo en esa misma época. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Armas en las casas burgalesas
del siglo XVIII. Entre la funcionalidad y el exhibicionismo”, en Studia Histórica, Historia Moderna, (2013) (en prensa) y “¿Qué
había debajo del “solideo con orejeras” del canónigo Verde Sañudo? (Burgos, 1707-1718)”, en Historia y Genealogía, 2 (2012),
pp. 239-267. Sobre atuendos, prestigio social y rango, véanse ÁLVAREZ-OSSORIO ALVARIÑO, A., “Lujo y movilidad
social. Iglesia y Corona frente a la quiebra de la distinción en Castilla (siglos XVI-XVIII)”, en Secondo Congresso Italo-Ibérico di
Demografía Storica, vol. 2, Savona, 1992, pp. 752-767.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 227


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

el juego correspondiente60. El capiscol Salazar disfrutaba de una puesta en escena aristocrática, cromática y
preñada de color – vidrieras por toda la casa –, coqueta y grácil – el espadín y la daga –, grandilocuente y
exuberante – reposteros, tapices, alfombras, objetos religiosos, … – y del disfrute de medios de transportes
rápidos, versátiles y elitistas.
Don Francisco de Guzmán, natural de tierras de Palencia61, había sido colegial en el mayor de San
Salvador de Oviedo de la Universidad de Salamanca62, desde donde, y merced “al mérito y buenas partes” –
además de a jugosas contribuciones económicas posteriores63 – había sido nombrado por Carlos III como
capiscol en diciembre de 1762 y tomado posesión en enero de 176364. También había disfrutado de un
enorme poder en su calidad de “Provisor y Vicario General de todo el tiempo que lo fue deste Arzovispado a
nombramiento del Illmo Sor Dn Josef Xavier Rodríguez de Arellano, Arzovispo deél”65 y rector del seminario
de San Jerónimo.
A la descripción de la estructura interna de la vivienda del capiscol Guzmán, es decir, a las pautas
esenciales de la distribución horizontal y vertical de sus estancias, accedemos, antes incluso del detallado
recorrido que el escribano Alonso de Melo Peña66 efectúa en dicho inmueble, cuando el dicho notario pasó

60  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Ocio privado y juegos públicos en el Burgos del Setecientos: una aproximación socio-
económica” y ANSÓN CALVO, M. C., GONZÁLEZ ALONSO, N. y MANZANO LEDESMA, F., “”Un golpe de suerte”:
las mesas de trucos en el siglo de las Luces”, ambos trabajos en NÚÑEZ ROLDÁN, F. (coord.), Ocio y vida cotidiana en el
mundo hispánico”, pp. 683-696 y 713-723, respectivamente. Véase igualmente SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Lugares para
el ocio en el Burgos del XVIII: una aproximación socio-económica”, en Studia Historica, Historia Moderna, 27 (2005), pp.
275-305 y del mismo autor “”Aguafiestas”, fiasco económico y extinción de la mesa de trucos catedralicia”, en Boletín de la
Institución Fernán González, 240 (2010), pp. 185-193.
61  El capiscol Guzmán era hijo de don José de Guzmán y doña Manuela Díaz Santos, vecinos que fueron de Villalumbroso,
villa de Palencia de donde él era natural. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Cebada, mulas, caballos, carruajes y habas. La
Catedral de Burgos en el Setecientos”, en Hispania Sacra, 116 (2005), pp. 559-588 y “La librería del canónigo lectoral Prieto
Bustamante...”, en ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C. (coord.), Homenaje al profesor Antonio García-Baquero, Sevilla, 2009, pp.
639-660. Su filiación en AHPB. PN. Alonso de Melo Peña. Legajo 7213 (15 de octubre de 1778), folios 404-407.
62  Su estancia en Salamanca se detecta a través del Archivo de la Universidad de Salamanca. Legajos 455, 456, 458,
459, 461, 468,469 y 470 (1747-1763), como estudiante de Artes, Cánones y Leyes. Su prosopografía familiar en el Archivo
Diocesano de Palencia. Villalumbroso. Sacramentales. Libros 1º, 2º y 3º (Matrimonios, Defunciones y Bautismos). Doy las
gracias, de manera pública, a su archivero, don Francisco Herreros Estébanez, por todas las facilidades, ayudas y sugerencias
que me brindó en la búsqueda de los Guzmán de Villalumbroso.
63  Guzmán había invertido 24.444 reales de vellón en el “Real fondo vitalizio de la Corte de Madrid”. Véase TORRES
SÁNCHEZ, R., “Seguro de hombres y auxilio de reyes. El Fondo Vitalicio y la Real Hacienda española de Carlos III”, en
Obradoiro de Historia Moderna, 15 (2006), pp. 139-172. En SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Cebada, mulas, caballos,
carruajes y habas. La Catedral de Burgos en el Setecientos”, en Hispania Sacra, 116 (2005), pp. 559-588, se sostiene la hipótesis
de la existencia de una venalidad, de un sonido del dinero, encubierto, también entre los clérigos, de similar talante al manejado
por los militares para alcanzar empleos en los Reales Ejércitos. Todo estaba en almoneda, la milicia, la justicia, los títulos,
las dignidades catedralicias, el clero en general. Véase ANDÚJAR CASTILLO, F., El sonido del dinero. Monarquía, ejército y
venalidad en la España del siglo XVIII, Madrid, 2004. ANDÚJAR CASTILLO, F. y FELICES DE LA FUENTE, M. M. (eds.),
El poder del dinero. Ventas de cargos y honores en el Antiguo Régimen, Madrid, 2011 y SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “De
Burgos a El Puerto de Santa María: el futuro profesional de la nobleza de provincias. Los marqueses de Lorca en el Setecientos”,
en Trocadero, 20 (2008), pp. 199-215. Información sobre dicha operación inversora en AHPB. PN. Alonso de Melo Peña.
Legajo 7213 (15 de octubre de 1778), folio 405v (404-407) en el “Testamento del Dr Dn Juan Franzisco de Guzmán”.
64  ACCB. Libro 111, 15 de diciembre de 1762, folios 713-714, y 23 de enero de 1763, folio 717.
65  Sabemos de ello por AHPB. Justicia Municipal (JM). Alonso de Melo Peña. Legajo 987 (5 de septiembre de 1778), folio 1r
(inventario post-mortem) y AHPB. PN. Alonso de Melo Peña. Legajo 7213 (15 de octubre de 1778), folio 405v. Véase también
ACCB. AC. LR 108. Cabildo del 10 de enero de 1763, folio 348av (presentación) y Cabildo del 25 de enero de 1763, folio
353av (toma de posesión) y ACCB. Diversos. Libro 39, folio 15r. Libro de entradas y salidas de prebendados (25 de enero de
1763).
66  El inventario post-mortem de Guzmán en AHPB. JM. Alonso de Melo Peña. Legajo 987 (5 de septiembre de 1778), folios
1-38 (suelto).

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Francisco J. Sanz de la Higuera

“a la Casa en que bibía y Abittaba” la dignidad catedralicia recientemente fallecida67. En el momento del
“Recogimiento de Llabes”, el escribano señaló que, en el cumplimiento de sus quehaceres profesionales, se
topó, de cuerpo presente, con el clérigo fallecido “cuio Cadaber enconttré con las Vesttiduras Presbitteriales68,
Expuestto en la Sala de uno de los Quarttos de la referida Casa, y habiendo subido a el que esttá enzima de estte
y enconttrado al Sor Dn Franzisco Xabier de Rábago69, Canónigo de dha Sta Yglesia que se halla de Guesped
en la Cittada Casa”, le fueron entregadas las “Siette llaves grandes y pequeñas que dijo heran las únicas que
traia consigo dho Sr Capiscol”. Este sucinto relato anticipa la estructura básica del edificio, dotado, como
era usual, de entresuelo, planta noble y segundo piso. Junto a Guzmán y Rábago corresidían, además, don
Vicente Senderos, capellán del número, y Josefa Gil, ama y criada del capiscol70.
La vivienda del capiscol Guzmán disponía, en la planta de arriba, de un “Quarto Principal”,
estancia en la que falleció el eclesiástico, dormitorio y comedor de invierno, en que el mobiliario esencial
era una cama de pie de cabra de pino pintada y dorada, un canapé grande o camón de nogal forrado de
lienzo pintado71, tres mesas redondas, una de ellas de madera de cedro, 12 sillas grandes de paja pintadas
y doradas, seis de baqueta grande en hechura antigua y otras cuatro más, grandes, de nogal, forradas
en damasco, una papelera de nogal hecha a la moderna, una caja para el acomodo de la plata, un baúl
forrado en cuero y una naveta de pino72. La estancia estaba ornamentada con múltiples imágenes, láminas
y cuadros de temática sacra73. Llama la atención, a todas luces, la mezcla, contrastada, entre objetos de
sabor tradicional y pertrechos de sesgo más moderno74. En el “Quarto Segundo”, dormitorio, comedor y
despacho de trabajo al mismo tiempo, se arremolinaban, de forma simultánea, una cama de pino, pintada
y con su encaje dorado, una mesa grande de pie con su cubierta de cabretilla y 18 taburetes de nogal “hechos
a la moderna” (sic), de pie de cabra, forrados el asiento y el respaldo de Damasco carmesí y un estante para

67  El Capiscol Guzmán residió en la casa nº 125 propiedad del Cabildo Catedral, sita en la Plaza del Sarmental, con un
contrato por 9 años desde 1778 y un alquiler anual de 642 reales y 6 gallinas de tres reales. ACCB. Libros de Subsidio y
Excusado y otros. Legajo 90. Libro de Cabezas de casas, folio 150.
68  Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Vestiduras, hábitos, papeletas y ataúdes: el cadáver clerical en el Burgos del XVIII”,
en Huarte de San Juan, Geografía e Historia, 12 (2005), pp. 215-246, “Aristocracia eclesial en carrera de salvación...”, en
Cuadernos de Investigación Histórica, 24 (2007), pp. 355-393 y “La terrible f(r)actura de la muerte. Fallecer en el Burgos del
Setecientos”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 23 (2006), pp. 251-284.
69  Rábago fue promovido a capiscol en 1793. Al parecer no sólo fue copartícipe del edificio en que vivía Guzmán sino
también su confidente y hombre de confianza. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “”Un capellán que sirve la mesa” y otros
menesteres: Burgos a mediados del siglo XVIII”, en Studia Historica, Historia Moderna, 24 (2002), pp. 331-362.
70  Nos hallamos, por tanto, ante un hogar sin estructura familiar, un (2c)3 según la terminología de Laslett y la Escuela de
Cambridge. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “”En casa, [cama] y compañía”: yacer a lomos del siglo XVIII en los hogares
eclesiásticos burgaleses”, en Hispania Sacra, 118 (2006), pp. 545-577 y “Carrera eclesiástica y algunos deslices de Felipe del Hoyo
y Pedro Celestino Tomé, arcedianos de Burgos (1731-1784)”, en Hispania Sacra, 124 (2009), pp. 649-690. Véase también las
excelentes y nutritivas producciones de IRIGOYEN LÓPEZ, A., “Casa y hogares de los prebendados murcianos durante el
siglo XVIII”, en Revista de Demografía Histórica, 26/1 (2008), pp. 173-202 y “Análisis de los hogares eclesiásticos en Murcia
durante el siglo XVII”, en CHACÓN JIMÉNEZ, F. y FERRER i ALÓS, Ll. (eds.), Familia, casa y trabajo, Murcia, 1997, pp.
181-196.
71  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Aproximación al devenir del canapé en los interiores domésticos burgaleses del XVIII”,
en Cuadernos de Historia Moderna (2012), (en prensa).
72  Guzmán disponía de “Un peso de Pesar Moneda con falta con una Pesa con su Caja de Madera”, signo evidente de su talante
calculador y atesorador. Disponía, en efectivo, de una más que notable cantidad de “Dinero” en múltiples monedas. AHPB.
JM. Alonso de Melo Peña. Legajo 987, folio 5v.
73 Véanse las propuestas y análisis de PAYO HERNANZ, R. J., Arte y sociedad en Burgos en la segunda mitad del siglo XVIII,
Burgos, 2003. SUREDA BERNÁ, M. J., “Una aproximación al estudio del consumo artístico en la Barcelona de finales del
siglo XVIII”, en Pedralbes, 5 (1985), pp. 133-146. MARTÍN MORALES, F. M., “Aproximación al estudio del mercado de
cuadros en la Sevilla barroca (1600-1670)”, en Archivo Hispalense, 210 (1986), pp. 137-160 y AGO, R., “Collezioni di quadri
e collezioni di libri a Roma tra XVI e XVIII secolo”, en Quaderni Storici, 37/2 (2002), pp. 379-403.
74  AHPB. JM. Alonso de Melo Peña. Legajo 987 (16 de septiembre de 1778), folios 8-10.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 229


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

libros75. La nota de color la ponían no sólo las láminas de cobre con marcos negros, de temática religiosa,
sino, también, una caja para el reloj de muestra con tres puertas y su “Relox de Similor”76 y un Agnus con
las efigies de la adoración de los Reyes y el Cordero Pascual, sito sobre una peana de madera de peral77.
En la planta de abajo se detalla un “Quarto Principal” con funciones de dormitorio y sala de estar.
El mueble esencial era un catre de haya y pino, ubicado en una estancia en la que se describe la presencia
de cinco mesas –tres de pino, una de roble y una de nogal, esta última “de Pie de Cabra para juego,
forrada en bayeta verde, con su Navetilla”78– y un estante pequeño de pino. El espacio estaba decorado con
estampas de papel, cuadros dorados, láminas, un relicario de flores y un espejo. Es digno, también, de
mención el “Relox de madera con Medio quarto y despertador”79.
En el “Quarto Segundo de avajo”, el escribano anotó la presencia de un catre torneado viejo y “otro
Catre para Camino que se compone de Armadura de Aya, Errages, tela de Lona, forrada en Crea, su Gergón,
dos Colchones de Terliz de Aguas y maletón de Baqueta, todo nuevo”, una cuja de pino con sus cordeles, un
estante con sus tablas de pino y palomillas80 y la disposición de cinco baúles grandes, de notable capacidad,
donde se custodiaba el vestuario del clérigo81. En esta estancia reposaban los pertrechos cinegéticos del
capiscol. Muchos eclesiásticos eran amantes de la caza. Guzmán era propietario y usufructuario de una
“escopeta larga con el Punto y fogón de oro” y otra más corta, cartucheras y bolsas para munición, morrales,
frascos para pólvora y un cinto con tres bolsas. El equipo se completaba con una silla con sus arreos
duplicados, sin estribo, para la mula, dos cajas para vasos de camino y “Catorze Vasos grandes y pequeños
con el Apellido de Guzmán” y “Un Servicio de Mesa de Camino que se compone de dos fuentes y doce Platos
de Ojadelata”82. El entresuelo se completaba, como es obvio aunque no se significan de forma precisa
sus dependencias, con una caballeriza –el capiscol era propietario de dos caballos83–, un pajar84, una

75  Guzmán – véase CUADRO I – disponía en su biblioteca de 200 obras, con 382 tomos, tasadas en una sima elevada, casi
6.500 reales. El promedio del clero burgalés no llegaba a los 1.000 reales.
76 Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “La medida del tiempo en Burgos...”, en Historia Social, 67 (2010), pp. 23-49 y
“Relojes, espacios y tiempo. Burgos en el Setecientos”, en Historia Social (2012), (en proceso de evaluación por el Consejo de
Redacción).
77  AHPB. JM. Alonso de Melo Peña. Legajo 987 (16 de septiembre de 1778), folios 9.
78  Véase lo significado en la Nota 60.
79  AHPB. JM. Alonso de Melo Peña. Legajo 987 (16 de septiembre de 1778), folios 10-11.
80  Al parecer, los libros Guzmán los tenía diseminados por toda la vivienda.
81  Guzmán disponía de “Una Percha para colgar Ropa” y de una maleta de paño azul, pertrechos vinculados a una existencia de
movilidad, de cambio incesante de lugar, como anuncian también el catre de camino y los menajes de mesa portátiles. AHPB.
JM. Legajo 987, folio 11v-12.
82  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Armas en las casas burgalesas del siglo XVIII. Entre la funcionalidad y el exhibicionismo”,
en Studia Historica, Historia Moderna, (2012) (en prensa) y “A la mesa de los burgaleses del Setecientos. Mantelerías, cuberterías,
vidrio y vidriados”, en Investigaciones Históricas (2012), (en evaluación por el Consejo de Redacción). AHPB. JM. Legajo 987,
folios 11-12.
83  Guzmán, que recordemos no tenía entre sus pertrechos coche alguno, montaba sobre “Un Caballo de hedad de Siete años
con su silla y demás Aperos” (1.200 reales) y “Otro Caballo pequeño o Jaca de hedad Cerrada” (350 reales) “Una Silla de Montar
con su Freno y demás aperos quasi nuevos” (120 reales), acostumbrado a los habituales desplazamientos por el Arzobispado, en su
calidad de provisor y vicario general, y a la realización de su afición a la caza. AHPB. JM. Legajo 987, folio 24v.
84  El escribano anotó la existencia de 130 arrobas “que se considera habrá sobre poco más o menos de Paja”. AHPB. JM. Legajo
987, folio 12v.

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Francisco J. Sanz de la Higuera

carbonera85 y una troje86, además, por supuesto, del portal de entrada.


En la parte de arriba, se constata la existencia de un “Quarto Terzero de la Última vivienda” –
comedor de verano dotado de una mesa de pino y 11 sillas grandes y pequeñas de paja, a la par que
dormitorio para la servidumbre, con una cuja de pino– y una cocina, preñada de sartenes, calderas,
ollas y demás pertrechos para la elaboración de las comidas87. La vivienda de Guzmán, al igual que la de
Salazar, disponía de chocolateras de notable calidad y factura, como era habitual en las viviendas de los
clérigos y de gran parte de la población, dada al consumo de dicho producto alimenticio en el devenir del
Setecientos como respuesta dietética o como terapia de circunstancias ante el empeoramiento climático
de principios y finales del siglo 88.
Fuera del contexto espacial –aunque de fácil ubicación, por sentido común– se detallaron “Las
Esteras de los Quartos, de esparto, que havitaba el Difunto, vien tratadas” y “Las de los Otros quartos” que
no se tasaron por inútiles, 18 peludos bien tratados, las “Ropas de Seda, Lino y Lana”, que incluían las
cortinas repartidas por las estancias del inmueble89, los menajes de los lechos nocturnos90 y las mantelerías
y cuberterías y menajes de mesa91.
La vivienda del capiscol Salazar tenía el sabor de una casa-mansión de raigambre nobiliar,
dispuesta con múltiples estancias y preñada de mobiliario de alcurnia –sobre todo camas de maderas
nobles y colgaduras de gran espectacularidad y exuberancia y escritorios de elevados precios– y elementos
ornamentales de marcado carácter aristocrático, en especial reposteros con escudos de armas y tapices de
grandes dimensiones. La disponibilidad de tres furlones, coches tirados por un par de mulas, acercaba al
capiscol Salazar a la élite gobernante de la ciudad92. Frente al aire más atávico, más rancio y “viejo” de

85  En el mes de septiembre, Guzmán, ya fuera por nuevas compras o por tenerlo en ser de años anteriores, disponía de 250
arrobas “que Sobre poco más o menos se considera habrá de Carbón de enzina [y] Robre”, signo inequívoco no sólo de su espíritu
previsor sino también de una climatología tendente al agravamiento de la frialdad y el deterioro climático. Véase SANZ DE
LA HIGUERA, F. J., “Crisis climática en Burgos a fines del Setecientos: el “Apedreo y continuas lluvias” de 1794 y 1796”, en
ALBEROLA ROMÁ, A. (coord.), Clima, naturaleza y desastre en España e Hispanoamérica durante la Edad Moderna, Valencia,
2012 (en prensa).
86  En el inventario post-mortem se describe la existencia de 14 fanegas de cebada y 6 fanegas de avena, asociadas directamente
a la citada paja, a los caballos, y a la silla de montar y las escopetas. AHPB. JM. Alonso de Melo Peña. Legajo 987, folio 24. El
cuarto segundo de bajo en los folios 11-12.
87  AHPB. JM. Legajo 987, folio 12.
88 Véanse a este respecto SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Clero catedralicio y consumo de chocolate en el Burgos del
Setecientos”, en Estudis, 2012 (en proceso de evaluación por el Consejo de Redacción) y “El consumo de chocolate en el Burgos
del Setecientos”, en Tiempos Modernos, 24, (2012), pp. 1-30.
89  En especial, las 16 compradas en el expolio del arzobispo de Burgos Francisco Díaz Santos Bullón, titular de la diócesis
entre agosto de 1761 y febrero de 1764, antecesor, a la postre, de Rodríguez de Arellano. AHPB. JM. Legajo 987, folio 17. El
citado Arzobispo era tío de Guzmán, del que se dice textualmente “haverle servido quinze años”. Véase BARRIO GOZALO,
M., Los obispos de Castilla y León durante el Antiguo Régimen, Zamora, 2000, en especial la página 178. Sobre las compras de
pertrechos de segunda mano véase BARTOLOMÉ BARTOLOMÉ, J. M., “El comercio de oportunidades en la provincia de
León: las almonedas urbanas y rurales (1700-1850)”, en Tiempos Modernos, 22 (2011).
90  AHPB. JM. Legajo 987, folios 17-20. Véase Nota 42.
91  AHPB. JM. Legajo 987, folios 20-22. Véase Nota 81.
92  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Una estancia doméstica que se mueve...”, en Cuadernos de Investigación Histórica, 21
(2004), pp. 469-506 y “Cebada, mulas, caballos, carruajes y habas....”, en Hispania Sacra, 116 (2005), pp. 559-588. Véase,
desde una perspectiva general, LÓPEZ ÁLVAREZ, A., Poder, lujo y conflicto en la Corte de los Austrias..., Madrid, 2007 y
ÁLVAREZ-OSSORIO ALVARIÑO, A., “Lujo y movilidad social. Iglesia y Corona frente a la quiebra de la distinción en
Castilla (siglos XVI-XVIII)”, en Secondo Congresso Italo-Ibérico di Demografía Storica, vol. 2, Savona, 1992, pp. 752-767,
“Leyes suntuarias y circulación de élites: el consumo suntuario frente a la sociedad estamental (siglos XVI-XVIII)”, en Primer
Congreso de Jóvenes Geógrafos e Historiadores, Sevilla, 1995, pp. 267 y “Rango y apariencia. El decoro y la quiebra de la distinción
en Castilla (ss. XVI-XVIII)”, en Revista de Historia Moderna, 17 (1998-1999), pp. 263-278. Véase también, y se puede aplicar a
toda este artículo en general, RUIZ GÁLVEZ, A. M., “Guardar las apariencias. Formas de representación de los poderes locales
en el medio rural cordobés en la época Moderna”, en Historia y Genealogía, 1 (2011), pp. 167-187.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 231


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

Salazar, la vivienda de Guzmán, más cercana a la burguesía de los negocios o al clero de rango intermedio,
era más parca en dimensiones y número de estancias, y presentaba una simbiosis de elementos tradicionales
con otros más modernos – canapé, relojes de factura extranjera, papeleras hechas “a la Moderna”, vajillas
de “fábrica Alemana”93, preferencia por los baúles como muebles contenedores frente a los arcones y los
cofres, los armarios, roperos y guardarropas de Salazar94 y la apuesta por los caballos y la silla de montar,
estrategia de un joven acostumbrado a la movilidad, a la rapidez en las reacciones95.
La apuesta de Guzmán estaba, en general, más en sintonía que con el XVII con la mentalidad de la
Ilustración, con el XVIII borbónico, con los nuevos usos y gustos de influencia francesa, inglesa e italiana
que, de la mano de Carlos III, devenía en costumbres y modos menos castellanos y más liberalizadores96.
Las viviendas de los titulares de la capiscolía catedralicia de Burgos en el Setecientos no alcanzaban
a emular las mansiones del arcediano de Palencia, don Francisco de Rivadeneira97 o del deán don Juan
de Córdoba o los palacios de los Bretón de Simancas o del chantre Sigler de Espinosa98. Fuera en
Palencia, Córdoba, Santiago de Compostela99, las dignidades capitulares habitaban, por regla general,
auténticas mansiones que les hacían privilegiados entre los privilegiados. En el Burgos del Setecientos,
tanto el capiscol Salazar, al principio de la centuria, como el capiscol Guzmán, en el último tercio de la
misma, patentizaban a su manera el vivir de unos prebendados catedralicios que eran conocedores de su
importancia en el entramado de poder urbano y convertían sus viviendas en vórtices de lujo, de redes de
influencia y clientela, de rango, hacia fuera, en las fachadas, como hacia adentro, en el boato, la exquisitez
y la magnificencia de sus interiores domésticos. La calidad de los inmuebles que les albergaban era una
obligación aparejada y directamente proporcional a la importancia de sus quehaceres profesionales, de sus
cargos catedralicios, y fiel reflejo de su estatus y rango en la sociedad estamental. El atrezzo doméstico de

93  Guzmán era propietario de “una Bajilla o bujía de Piedra y fábrica Alemana Compuesta de Quatro Docenas de Platos, Dos
fuentes redondas, dos más pequeñas abarquilladas, ottras dos más pequeñas también abarquilladas, dos fruteros calados, quatro
salseras, las dos redondas y las otras dos abarquilladas, con sus tapas y dos soperas grandes”. AHPB. JM. Legajo 987, folio 69.
94  a “pesadez” de Salazar está ligada a su estabilidad en la ciudad. El carácter más trashumante y “ligero” de Guzmán a su
talante proclive a una mayor movilidad. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Arcas, arcones, cofres, baúles y armarios...”,
en NÚÑEZ ROLDÁN, F. (coord.), Homenaje al profesor Álvarez Santaló, Sevilla, 2012, (en prensa).
95  En la almoneda de sus bienes, la silla para la mula con sus arreos fue adquirida en pública subasta por el arcediano de Burgos
Pedro Celestino Tomé, en 130 reales, es decir, con un precio un 8.3 % superior a la tasación en el inventario post-mortem. El
caballo grande y la jaca fueron a parar a manos de otros clérigos, en 1.200 y 350 reales, respectivamente, es decir, el mismo de
su precio inicial. AHPB. J. Legajo 987 (5 de octubre de 1778), folio 73.
96  LOZANO BARTOLOZZI, M. M., Historia del urbanismo en España, II. Siglos XVI, XVII y XVIII, Madrid, 2011, pp.
24. RODRÍGUEZ BERNÍS, S., “El gesto fácil. La europeización de las maneras; entre la sociabilidad y la desenvoltura”,
en Afrancesados y anglófilos. La cultura europea en España, Madrid, 2008, [En línea] http://www.secc.es/media/docs/
afrancesados_19_3-8.pdf y “Nuevas maneras, nuevos muebles”, en Museo de les arts decoratives. Curso “El mueble del siglo
XVIII: Nuevas aportaciones a su estudio, Barcelona, 2008. Agradezco, de manera pública y notoria, a su autora, doña Sofía,
su envío, fiel reflejo de su amabilidad y profesionalidad. También son excelentes las aportaciones – cito solamente algunas de
las más substanciosas – de PIERA MIQUEL, M., “Cómodas y otros muebles de importación en los interiores domésticos
barceloneses del siglo XVIII”, en REY CASTELAO, O. y LÓPEZ, R. (eds.), El mundo urbano en el siglo de la Ilustración, vol.
II, La Coruña, 2009, pp. 371-383, “La cómoda y el tocador, muebles de prestigio en la sociedad catalana del siglo XVIII”, en
Pedralbes, 25 (2005), pp. 259-282 y “”Quan s’és jove per fer bonic i quam s’és gran per no fer fàstic”. Tocadores y lavamanos en la
vivienda catalana de la época Moderna”, en Cuadernos de Historia Moderna, 8 (2009), pp. 93-117. No está de más, a mi juicio,
señalar la imprescindible referencia bibliográfica que suponen las nutricias y maravillosas contribuciones de ECHALECU, J.
M., “El mueble español en el siglo XVIII”, en Anales Españoles de Arte, 30 (1957), pp. 29-54, AGUILÓ ALONSO, M. P.,
“Mobiliario en el siglo XVII”, en El mueble español: estrado y dormitorio, Madrid, 1990, p. 103-132 y JUNQUERA MATO, J.
J., “Mobiliario en los siglos XVIII y XIX”, en El mueble español..., pp. 133-161.
97  CABEZA RODRÍGUEZ, A., Clérigos y señores..., Palencia, 1996, pp. 317-352.
98  DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “”Las casas del deán don Juan de Córdoba...”, en Hispania Sacra, 123 (2009), pp. 77-104 y
“Cardenales en miniatura...”, en Historia y Genealogía, 1 (2011), pp. 11-21.
99 Véase TAÍN GUZMÁN, M., “La biblioteca del canónigo maestrescuela don Diego de Ulloa, impulsor del Barroco
compostelano”, en Semata, Ciencias Sociales y Humanidades, 10 (1998), pp. 321-357.

232 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

sus viviendas y las dimensiones y número de sus estancias expresaban abiertamente su conciencia de ser
y sentirse privilegiados y el éxito que habrían de tener en lograr, “en carrera de salbazión”, yacer, después,
en las capillas de la Catedral.

2. CULTURA MATERIAL COTIDIANA Y ATREZZO DOMÉSTICO

Aunque a través del análisis de la distribución horizontal y vertical de las viviendas de Salazar y
Guzmán han sido ya perfiladas muchas de las líneas esenciales de fuerza, el ADN filogenético de sus formas
de vida y sus costumbres y perfiles ideológicos, es a través del escrutinio de sus estrategias cotidianas en lo
tocante a comer, dormir, vestir, decorar, leer, invertir, atesorar, desplazarse, … en donde nos zambullimos,
de forma resuelta, en la existencia habitual de los hogares de los clérigos capitulares y su afición al lujo, a
los placeres de la mesa, a la buena cama, a saber repletas las talegas de su liquidez monetaria. A través del
CUADRO II se materializa, de forma global, la totalidad de sus pertenencias y el peso absoluto y relativo
de los distintos capítulos de la cultura material y la disposición de sus interiores domésticos.
Los niveles de fortuna de ambos capiscoles, separados sus óbitos por medio siglo de distancia, no
presentan, desde la perspectiva global, unas diferencias substanciales. Salazar disponía de un patrimonio
ligeramente por encima de los 120.000 reales y Guzmán frisaba los 100.000. En ello no diferían
excesivamente de los volúmenes de riqueza de las dignidades catedralicias burgalesas a que hemos tenido
acceso, que, de promedio, rondaban los 128.000 reales. Eran los “príncipes” de la Iglesia burgalesa,
cardenales en miniatura de una pequeña ciudad pre-industrial, pero sus niveles de fortuna eran, con todo,
modestos en relación a la nobleza gobernante y rentista.
En su distribución interna, sí se detectan, sin embargo, algunos contrastes significativos. Si bien en
el cómputo de la importancia de los bienes mueble estaban bastante igualados, en el umbral del 37 al 39%,
nos topamos con un capiscol Guzmán mejor dotado en la disponibilidad de dinero en efectivo –atesoraba
monedas que suponían el 30.8% de su patrimonio frente al 14.8% del alavés Salazar – y un Salazar que
acumulaba deudas a su favor que hipotecaban el 45.8% de su IPM, bastante más que el palentino, cuyas
esperas no superaban el 30% –si bien tenía un pasivo, unas deudas en su contra, no demasiado abultado
pero que detraían un 3.9 % su nivel de fortuna. El contraste con las ocurrencias de otros compadres
–Larrínaga Arteaga100 u Hoyo Santamaría101–, con las dignidades catedralicias en particular y el clero
burgalés en general, con la nobleza dirigente, los comerciantes, los burócratas, los humildes y la ciudad
en su conjunto nos muestra las peculiaridades de los capiscoles analizados, cuyos IPM estaban preñados
de dineros en efectivo, de deudas a su favor muy suculentas y bienes muebles auténticamente envidiables
para la ciudad de Burgos.

100  Canónigo y Abad y señor de San Quirce. AHPB. PN. Jacinto Álvarez. Legajo 7268 (16 de diciembre de 1773), suelto.
101  Canónigo y arcediano de Burgos. Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Carrera eclesiástica y algunos deslices de Felipe
del Hoyo y Pedro Celestino Tomé, arcedianos de Burgos (1731-1784)”, en Hispania Sacra, 124 (2009), pp. 649-690. AHPB.
PN. Diego Fernández Cormenzana. Legajo 7081 (16 de noviembre de 1750), folios 282-310.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 233


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

CUADRO II Niveles de fortuna en el Burgos del Setecientos


Bienes SALAZAR % GUZMÁN % LARRÍNAGA % HOYO STAMª %
MUEBLE 46240.5 37.9 41205 39.9 61099 52.7 21538 59.1
DESPENSA 1792.5 1.5 119 0.1 1040 0.9 300 0.8
DINERO 17955.5 14.8 31840.5 30.8 588 0.5
DEUDAS A FAVOR 55742 45.8 30039 29.2 53229 45.9 14620 40.1
INMUEBLE
IPM TOTAL 121730.5 100 103203.5 100 115959 100 36458 100
PASIVO (1) 4000 3.9
Bienes DIGNIDADES % CLERO % NOBLEZA (2) % COMERCIANTES %
MUEBLE 46183 40.9 11878 35.5 55053 28.3 13140 22.2
DESPENSA 4557 4.1 1296 3.8 6312 3.2 329 0.5
DINERO 42470 37.6 7130 21.3 32296 16.6 17966 30.3
DEUDAS A FAVOR 19656 17.4 8926 26.7 53060 27.3 23629 39.9
INMUEBLE 4250 12.7 47566 24.6 4139 7.1
IPM TOTAL 121730.5 100 33480 100 194287 100 59257 (3) 100
PASIVO (1) 571.5 0.5 470 1.4 10869.5 5.6 21376 36.1
Bienes BURÓCRATAS % HUMILDES % BURGOS %
MUEBLE 26681 24.2 2473.5 70.1 17973.5 29.6
DESPENSA 1745 1.6 433 12.3 1618 2.7
DINERO 17108 15.5 245 6.9 11632.5 19.2
DEUDAS A FAVOR 38424 34.8 203 5.8 17147 28.2
INMUEBLE 26391 23.9 173.5 4.9 12330 20.3
IPM TOTAL 110349 100 3528 100 60701 100
PASIVO (1) 17980.5 16.3 329.5 9.3 6972 11.5
(1) Pasivo: deudas en contra del caudal en el inventario post-mortem.
(2) Nobleza: aristocracia nobiliar terrateniente y dirigente de la Ciudad (Concejo).
(3) El nivel medio de fortuna de los Comerciantes suponía 103.538 reales con la consideración
de los 40.221 reales de vellón que atesoraban en sus tiendas y trastiendas.

Aunque muy similares en su peso relativo, los bienes mueble de uno y otro presentan, empero,
algunas diferencias de grueso calibre que nos catapultan hacia la consideración de comportamientos,
estrategias y mentalidades abiertamente diferentes –véase CUADRO III–. Los capítulos en que están
prácticamente igualados, es decir, en mobiliario, vestuario, menajes del hogar, pertrechos de cocina,
bagatelas para el adorno personal o acceso al juego, ambos disfrutaban, a todas luces, de un mismo grado
de bienestar y lujo, si bien no eran muy tendentes a acumular en sus cuerpos ni en su atuendo excesivos
objetos brillantes u ostentosos. En el análisis de los menajes de cama y de mesa, de objetos religiosos y
decoración del interior doméstico y en el usufructo de transportes es en donde el alavés y el palentino
diferían de manera rotunda.

234 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

CUADRO III Niveles de fortuna en el estamento eclesiástico burgalés (en reales de vellón)

SALAZAR % GUZMÁN % LARRÍNAGA % HOYO %


MOBILIARIO 4612 9.9 3700 8.9 5927 9.7 2242.5 104.
VESTUARIO 4148 8.9 3833 9.3 5256 8.6 3694.5 17.1
MENAJE HOGAR 3977.5 8.6 2849.5 6.9 1031.5 1.7 1176 5.5
MENAJE CAMA 1737.5 3.8 3921 9.5 4129 6.7 2938 13.6
MENAJE MESA 6568.5 14.3 14533 35.3 11057.5 18.2 3427 15.9
COCINA 788 1.7 707 1.7 851 1.4 437 2.1
OBJETOS RELIGIÓN 3588.5 7.7 607 1.5 3887 6.4 1988 9.2
ADORNO PERSONAL 130 0.3 121.5 0.3 215 0.3 35 0.2
OCIO/JUEGO 70 0.1 80 0.2 75 0.1
DECORACIÓN 10038.5 21.8 2714 6.6 17640 28.9 2867 13.3
LIBRERÍA 4809 10.4 6369 15.5 1065 1.7 195 0.9
TRANSPORTE 5778 12.5 1770 4.3 9965 16.3 2538 11.8
TOTAL 46240.5 100 41205 100 61099 100 21538 100
DIGNIDADES % CLERO % NOBLEZA % COMERCIO %
MOBILIARIO 4245 9.2 1553 13.1 5102 9.3 1300 9.9
VESTUARIO 4852 10.5 1606 13.5 4529 8.2 2035 15.5
MENAJE HOGAR 2137 4.6 691 5.8 2550 4.6 1417 10.8
MENAJE CAMA 3110 6.7 1114 9.4 4066 7.4 1812 13.8
MENAJE MESA 9358 20.3 1622 13.6 10344 18.8 2471 18.8
COCINA 696 1.5 338 2.8 893 1.6 596 4.5
OBJETOS RELIGIÓN 2522 5.5 850 7.2 2616 4.7 523 3.9
ADORNO PERSONAL 1066 2.3 235 1.9 7759 14.1 1913 14.5
OCIO/JUEGO 21 0.04 12 0.1 30 0.05 36 0.3
DECORACIÓN 7364 15.9 1726 14.6 10670 19.4 1016 7.7
LIBRERÍA 2108 4.6 889 7.5 429 0.7 18 0.1
TRANSPORTE 8704 18.8 1242 10.5 6065 11.1 3 0.02
TOTAL 46183 100 11878 100 55053 100 13140 100

En la disposición de la mesa, Guzmán acumulaba el 35.3% de sus bienes de entrecasa. Salazar


alcanzaba difícilmente, en este capítulo, el 14%. Además de apostar por la posesión de cuberterías,
mantelerías y complementos para la mesa de extraordinaria variedad y riqueza, Guzmán apetecía de
buenos menajes de cama –con un 9.5% de su patrimonio dispuesto en tales menesteres frente al 3.8%
de Salazar–. Estas estrategias para el comer y el dormir quedaban eclipsadas, empero por la exuberancia
y el rictus más atávico y religioso de Salazar que, a la manera nobiliar, se envolvía, en el seno de sus
estancias, con elementos decorativos y ornamentales de gran abundancia y calidad frente al carácter más
austero de Guzmán. Salazar inmovilizaba en el capítulo decoración o atrezzo doméstico el 21.8% de sus
bienes frente al modesto 6.6% de Guzmán, nada dado a los reposteros, los tapices… y carente, también,
de un despliegue religioso sobrecargado, que, en su caso, interesaba al 1.5% de su patrimonio, en claro
contraste con Salazar que elevaba al 7.7% el volumen de pertrechos manifiestamente sacros de su casa
–prácticamente la totalidad de sus estancias disponían de objetos religiosos, en las paredes, sobre las
mesas… –. Guzmán, bastante más parco, apostaba por una presencia tibia y no sobrecargada de cuadros,
láminas y esculturas de corte sacro –véase CUADRO IV–.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 235


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

CUADRO IV Objetos religiosos en casa de los capiscoles catedralicios

SALAZAR (1723) GUZMÁN (1778)


ESTANCIA Nº Objetos Precio (1) % Nº Objetos Precio (1) %
Cuarto Antesala 8 1778 52.6
Cuarto Principal 2 360 10.6 7 219 41.4
Alcoba Dormitorio 1 20 0.6
Cuarto pequeño 8 582 17.3 6 176 33.3
Cuarto Librería
Cuarto 1º (2º alto) 1 2 0.06 9 134 25.3
Cuarto 3º (2º alto)
Cuarto 4º (2º alto)
Cuarto 6º (2º alto) 18 639 18.9
TOTAL 38 3381 100 22 529 100
(1) Precios de tasación en reales de vellón.

Otro de los parámetros en que Salazar era más aristocrático, y denotaba una mayor cercanía a
posiciones de mayor alcurnia, era en la disponibilidad de carruajes. El “furlon bueno de berano con su
aderezo y Cuviertta” y los otros dos más pequeños, tirados por “un par de mulas de coche”, provistos
de guarniciones muy viejas y un arca de coche, eran un tesoro para Salazar, transportes con los que se
equiparaba con la elite urbana más rutilante102. Guzmán, como ya señalamos anteriormente, apostaba
por una mayor versatilidad y ligereza en los desplazamientos, no sólo por sus quehaceres profesionales, en
especial como procurador y vicario general del Arzobispado, bajo la égida de Rodríguez de Arellano, sino
también por su afición a la caza.

3. EL PLACER DE LA MESA Y EL GOZAR DE LA CAMA

Donde sus trayectorias para la cotidianeidad eran manifiestamente discrepantes era en la disposición
de sus lechos nocturnos y en la logística de los menajes a colocar sobre la mesa. Guzmán, más liviano y
menos dado al exhibicionismo y al sobrecargado boato nobiliar, no envolvía sus camas con las colgaduras
grandiosas con que Salazar implementaba sus aparatosos lechos nocturnos. Guzmán era más de calidad
en los menajes de dentro de la cama, más práctico y funcional, si se quiere decir así, mientras que Salazar,
sin desmerecer el confort, protagoniza una tendencia más envolvente, más aparatosa, más aristocrática,
menos burguesa –véase CUADRO V–. Guzmán era dueño de casi el doble de dinero en efectivo que
Salazar –31.840 ½ reales del primero frente a los 17.955 ½ reales del segundo– y podía, sin lugar a dudas,
haber desplegado la estrategia “regresiva” de adquirir, en venta primigenia o de segunda mano, a través de
las almonedas públicas, colgaduras para sus camas.

CUADRO V Capiscoles y lechos cotidianos

SALAZAR GUZMÁN
Tasación (1) % Tasación (1) %
COLGADURAS 5223 69.4
MOBILIARIO 564 7.5 578 12.8
MENAJES 1737.5 23.1 3921 87.2
TOTAL 7524.5 100 4499 100

102 Véase Nota 91.

236 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

El aspecto sobrecargado y abigarrado de la disposición para lo nocturno de Salazar, en franca


oposición con la desnudez de los lechos nocturnos de Guzmán, nos lanza un mensaje contundente.
El ilustrado, borbónico, acelerado, “progresista”, “burgués” Guzmán rehuye de colgaduras, de la misma
forma que logró suprimir el privilegio de la cebada para los animales de tiro de los coches de sus compadres
capitulares103. No sólo porque él no disponía de carruajes sino porque su mentalidad, su ideología, su
carácter, más liberal, transitaba por liquidar los “sancta sanctorum” de la intimidad asfixiante del Antiguo
Régimen. Llevar la luz, esclarecedora, y el aire, límpido, incluso hasta los lechos nocturnos, suprimiendo las
estancias dentro de las estancias que se conformaban con el tropel de cortinas y cielos que se construían con
las colgaduras era su mensaje. Que se completa, además, y ello es inversamente proporcional a lo anterior,
con la disponibilidad de unos menajes de cama –véase CUADRO VI– preñados, hasta lo inverosímil,
con más sábanas, más lenzuelos, más colchas y más almohadas con funda, y muchos menos jergones y
cobertores. El pasajero y fugaz, aunque no por ello menos confortable, Guzmán, frente al más consolidado
y pesado Salazar. El cambio inmóvil104 de Salazar en marcado contraste con el móvil e intercambiable
Guzmán. El dinamismo, la ausencia de asfixiantes envoltorios del palentino y el anquilosamiento, la
cromática pesadez de las colgaduras, del alavés patentizan en la filosofía, en la antropología, de los lechos
nocturnos lo retrógrado, lo obsoleto, lo de siempre, lo del Antiguo Régimen que contamina la puesta en
escena de Salazar frente al límpido y luminoso abajo las “murallas” del ilustrado Guzmán, más aficionado
a la comodidad funcional que al boato impactante.

CUADRO VI Lechos nocturnos y estrategias mentales.

SALAZAR (1723) GUZMÁN (1778)


Nº Precio (1) Nº Precio (1)
Colgaduras 4 5223 5223
Camas 3 384 2 220
Catres 1 60 564 3 350 578
Cujas 11 120 1 8
Jergones 3 24
Colchones 21 704 18 1038
Sábanas 10 192 40 1061
Lenzuelos 4 40 14 204
Mantas 11 203 15 483
Colchas 7 242 1737 12 691 3921
Cobertores 3 65
Almohadas 2 27 58 349
Almohadones 5 72
Paños (2) 3 128
Fundas 8 32 13 65
TOTAL 7524 7524 4499 4499
(1) Precio: Tasación en reales de vellón.
(2) Paños para cubrir almohadas.

Esa misma dinámica ideológica y práctica – para unos, Salazar entre ellos, característica de la
sociedad cortesana105, aristocratizante y ritual, y para otros, materializado en Guzmán, tendente al logro

103  SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Cebada, mulas, caballos, carruajes y habas...”, en Hispania Sacra, 116 (2005), pp. 559-
588.
104 Véase SORIA MESA, E., El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias en una élite de poder (Córdoba, ss. XVI-XIX),
Córdoba, 2000 y WARO-DESJARDINS, F., “Permanences et mutations de la vie domestique au XVIIIe siècle: une village du
Vexin français”, en Revue d’Histoire moderne et contemporaine, 40/1 (1993), pp. 3-29.
105  ELIAS, N., La sociedad cortesana, Madrid, 1993.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 237


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

de una mayor modernidad – se plasma, también, en las maneras de disponer la mesa –véase CUADRO
VII–. Más o menos igualados en lo tocante al mobiliario, Guzmán apostaba por una funcionalidad más
esmerada y diversificadora frente a la ramplonería de Salazar –véase CUADRO VIII–. Guzmán era
poseedor de mantelerías, cuberterías y complementos para la mesa no sólo más modernos y más numerosos
sino, y sobre todo, de una variedad impactante. Entre las disponibilidades del ilustrado Guzmán aparecen
múltiples cuchillos, incluso trinchantes, y un cucharón, ausentes en la mesa de Salazar. El despliegue de
plata, peltre, “Talavera”, cristal” y “China” existente entre las pertenencias de Guzmán nos hablan de
un dinamismo adaptado a los tiempos, a las tendencias extranjerizantes, que el más abigarrado, escueto
y limitado repertorio de Salazar. Guzmán no poseía una “mesa pequeña para zenar en la Cama forrada
en baqueta” porque esa pertenencia denota, a mi juicio, servidumbre, verticalidad autoritaria, sobre
las criadas, sobre el personal doméstico, obligado a inclinarse ante el prebendado que disfruta de los
placeres mientras el trabajador sufre, se mancilla y calla –el salario, a percibir no se sabe cuándo, ata a los
pobres a la claudicación, a la supervivencia ramplona, frente al lujo desmedido, el exquisito confort de los
privilegiados–.

CUADRO VII Clérigos y maneras de mesa

SALAZAR (1723) GUZMÁN (1778)


Precio (3) % Precio (3) %
Mobiliario 1296 21.1 1633 11.8
Menaje textil (1) 270.5 4.4 1310 9.4
Cuberterías de plata 958.5 15.5 4415.5 31.8
Menajes de plata 3427 55.5 5922 42.7
Otros menajes (2) 218 3.5 593 4.3
TOTAL 6170 100 13873.5 100
(1) Manteles, servilletas y paños de manos.
(2) Peltre, Talavera, Cristal y China.
(3) Tasación en reales de vellón.

Los Salazar miraban hacia atrás con la seguridad pasmosa de quienes no tiene intención de moverse
de donde están, de la prebenda substanciosa, de los privilegios estamentales, de la vivienda amplia y lujosa,
del prestigio y la magnificencia. Guzmán Díaz se sabía transeúnte, pasajero del tiempo y en el tiempo.
Su “Relox de Similor”, de faltriquera, portátil, móvil, funcional, sugiere que era habitante de aquí y de
allá – Palencia, Salamanca, Burgos–, exigente con el incesante discurrir de las horas. Sus artefactos para el
control del tiempo son livianos, ligeros, ejecutivos. Salazar disponía de “Un rrelox de Campanilla Con su
caja de pino dada de color de concha y los perfiles dorados”, instalado en el “Quartto principal” de la vivienda
que lo albergaba, pertrecho caro (840 reales), pesado, sólidamente dispuesto e inmóvil. Se movían sus
manecillas y su campanilla y nada más.

238 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

CUADRO VIII Dignidades catedralicias y disposición de la mesa

SALAZAR (1723) GUZMÁN (1778)


Material Nº Precio (1) MaterialNº Precio (1)
Mesas Madera 12 304 Madera 10 370
Mesa Cenar Cama Madera 1 18 1296 1633
Sillas Madera 28 959 Madera 33 363
Taburetes Madera 1 15 Madera 18 900
Manteles Textil 8 51 Textil 20 712
Servilletas Textil 50 149.5 270.5 Textil 63 327 1310
Paños de mano Textil 15 70 Textil 56 271
Cucharas Plata 16 494 Plata 32 1619
Tenedores Plata 15 464.5 958.5 Plata 33 1619
Cuchillos Plata 19 997.5 4415.5
Cuchillos trinchantes Plata 1 70
Cucharones Plata 1 110
Salvillas Plata 2 817.5 Plata 4 3262.5
Vasos Plata 5 227 Plata 2 93.5
Jarros Plata 1 626.5 3427 Plata 1 540 5922
Escudillas Plata 1 71
Vinajeras Plata 1 236
APS (2) Plata 2 924
Copa Cabana Plata 1 525
Bandejas Plata 4 1655
Mancerinas Plata 1 129
Saleros Plata 1 242
Fuentes/1/2 Fuentes Peltre 7 30 Peltre 6 58
Platos Peltre 67 120 150 Peltre 46 184 262
Servicio Camino Peltre 1 20
Escudillas Talavera 3 3
Jarras Talavera 3 25 Talavera 2 4
Platos Talavera 13 6 Talavera 79 54
Jícaras Talavera 14 12 68 Talavera 54 13.5
Fuentes Talavera 14 28.5 153
Medias Fuentes Talavera 8 15
Soperas Talavera 4 21
Platillos Talavera 22 7
Salseras Talavera 12 8
Vinajeras Talavera 1 2
Copas Cristal 144 108
Vasos Cristal 21 14 122
China _(3) 21 56 56
TOTAL 6170 6170 13873.5 13783.5
(1) Precio: Tasación en reales de vellón.
(2) Azucarero, Pimentero y Salero
(3) 6 platillos, 2 escudillas, 1 cuenco y 12 jícaras

Escasa vocación de traslado tenían igualmente los cofres, arcas, arcones, armario, ropero y
guardarropa de Salazar –véase CUADRO IX–. Los cinco baúles de Guzmán intuían otros derroteros,
truncados lamentablemente por la muerte del dinámico y contestatario capiscol a los 15 años de su llegada
a Burgos. Probablemente ansiaba unos quehaceres profesionales de mayor calado y altura –un deanato106,
un obispado… –.

106  Guzmán a la muerte de Calderón de la Barca propuso su candidatura para deán. No fue elegido. ACCB. Libro 111 (1773),
folios 752-1754 y AHPB. PN. Francisco de Villafranca. Legajo 7099/4 (4 de diciembre de 1773), folio 217. Poder de don
Juan Francisco de Guzmán para presentar solicitud ante el Consejo de Castilla para “...hacerme la gracia de la Dignidad de Deán
vacante (...) por fallecimiento del Dr. Dn Alonso Calderón de la Barca y que a este fin se me proponga en la Consulta...”.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 239


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

CUADRO IX La necesidad de conservar vestuarios y menajes

SALAZAR (1723) GUZMÁN (1778)


Mueble contenedor Nº % Precio (1) Nº % Precio (1)
ARCAS 2 12.6 103
COFRES 7 43.8 157
ARCONES 3 18.8 138
BAULES 1 6.2 15 5 100 227
ARMARIOS 1 6.2 44
ROPEROS 1 6.2 40
GUARDARROPAS 1 6.2 20
TOTAL 16 100 517 5 100 227
(1) Tasación en reales de vellón.

4. ENTRE EL MÁS ACÁ Y EL MÁS ALLÁ: VIVIENDAS Y TUMBAS

“En carrera de salvazión” –el 60% de las dignidades catedralicias redactaban al menos un
testamento–, tanto Salazar como Guzmán pasaron, al hilo de sus respectivos fallecimientos, desde sus
viviendas habituales en vida a las tumbas que señalaron como lugares de descanso de sus cadáveres en
lo sucesivo. Ambos coincidieron, de manera similar –como era lo habitual entre el clero burgalés–, en
ser ataviados con las “Vestiduras Pres viteriales”, según la expresión de Guzmán –es decir, con el “hábito
saçertal” (sic) en palabras de Salazar107. Tampoco discreparon en el lugar, en el interior de la Catedral que
era su espacio profesional, si bien Salazar fue mucho más contundente y directivo al determinar que su
cuerpo fuera inhumado en la capilla de san Gregorio, “en la Sepultura que estubiere desocupada del lado en
que están enterrados los Sres Dn Joseph y Dn Thomás de Salazar, mis hermanos, canónigos Que fueron de esta
Yglesia”. Guzmán fue bastante más liberal y quizá hasta descuidado al encargar al fabriquero de turno en
la Catedral que eligiese la capilla y la sepultura que él creyera oportuna108. Las dignidades catedralicias
burgaleses optaban en el 60% por enterrarse en dicho edificio.
Guzmán no es que fuera un descreído ni estaba en el camino de la descristianización y mucho menos
de la apostasía. Empero, con bastantes menos objetos de temática religiosa que Salazar, también dedicó
más líneas, el 67.1%, de su testamento a cuestiones materiales mientras que en las últimas voluntades de
Salazar a esta temática competen el 60.9% de las líneas escrituradas por el escribano –con documentos
técnicamente similares desde la óptica del tamaño, 4 folios para cada uno–. Salazar encargó para sí 1.000
misas rezadas, con un desembolso cercano a los 2.700 reales y Guzmán pormenorizó 700, con un gasto
casi similar. La voluntad de eternizar su recuerdo, a través de misas perpetuas, no fue, sin embargo, uno de
los rasgos característicos de las dignidades catedralicias burgaleses. El 70% de ellas, y ni Salazar ni Guzmán
fueron una excepción, no dedicó ni una sola línea de sus testamentos a pergeñar ese extremo.
Salazar dotó a sus sobrinas, monjas profesas, con 1.300 reales, para “vestuarios y remedio de sus
nezesidades”. Guzmán, bastante más espléndido, mandó entregar, y así lo expresó en una “Memoria Escrita
de Puño y Letra”, a su sobrina carnal, soltera, la crecida suma de 38.444 reales “para ayuda de sus Alimentos”.

107 Véase SANZ DE LA HIGUERA, F. J., “Aristocracia eclesial en carrera de salvación...”, en Cuadernos de Investigación
Histórica, 24 (2007), pp. 355-393 y “Vestiduras, hábitos, papeletas y ataúdes...”, en Huarte de San Juan, Geografía e Historia,
12 (2005), pp. 215-246. Es imprescindible la lectura de GARCÍA FERNÁNDEZ, M., Los castellanos y la muerte..., Valladolid,
1996 y resultan muy sugestivas y provechosas las propuestas de SÁNCHEZ GONZÁLEZ, R., “Religiosidad barroca y
sentimientos ante la muerte en el Cabildo catedralicio de Toledo”, en Studia Historica, Historia Moderna, 18 (1998), pp.
299-320, QUINTANA ANDRÉS, P. C., “Actitudes del alto clero canario ante la muerte: preeminencia, ostentación social y
conflictividad durante la Edad Moderna”, en El Museo Canario, 61 (2006), pp. 181-215 y GARCÍA CRESPO, C., “Testamentos
de eclesiásticos”, en Argutorio, 16 (2006), pp. 55-57.
108  El testamento de Salazar en AHPB. PN. Domingo Ibáñez Varona. Legajo 6934/2 (15 de octubre de 1722), folios 199-203
y el de Guzmán en AHPB. PN. Alonso de Melo Peña. Legajo 7213 (15 de octubre de 1778), folios 404-407. Las próximas
citas textuales aparecen en su documento correspondiente.

240 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Francisco J. Sanz de la Higuera

Fue, sin embargo, más cicatero con el servicio doméstico que le atendía cotidianamente –“Dejo a Arbitrio
y Voluntad [de los testamentarios] la asistencia a los criados y Criadas que tenía y los Lutos que se les havía de
hacer”– y, empero, muy pródigo y benéfico al señalar que “fue su voluntad que en los Tres días de Funeral
se diese la limosna regular a todos los Pobres que concurriesen a rrezibirla a la Puerta de su Casa como Se
acostumbra”. Salazar, muy puntilloso con las mandas a sus criadas y criado, nada consignó para el reparto
de caudales a los paupérrimos ni a la puerta de su vivienda ni en lugar alguno.
Redactaban y rubricaban sus últimas voluntades con el cuerpo y la mente más o menos sanos
–“estando en pie aunque con algunos habituales achaques y en mi Cabal Juicio”, puntualizó Salazar109, y
“estando como estoy enfermo en Cama de enfermedad natural” según dijo Guzmán110– y sin saber “el
tiempo de Vida Que me conzederá la Divina Clemencia, ni el estado que tendrá mi hazienda al Tiempo de
mi fallezimiento”, prodigioso ejercicio de contemplación de la caducidad vital y de previsión de tránsito
entre su vivienda terrestre, con prurito de sociabilidad, en el seno de la urbe en que residían, y la postrera
residencia de sus cuerpos, más o menos monumental, en la Catedral, espacio preñado de una absoluta
vocación de eternidad. Sabían que al fallecer iban a abandonar sus casas del más acá, aquellas estancias
en que tantos desvelos y atenciones habían desplegado para vivir con comodidad y confort, pero nada
podían hacer al respecto, salvo dejar bien ordenadas sus pertenencias. Por un impresionante juego de
coincidencias sus últimas voluntades fueron elaboradas, en ambos casos, un 15 de octubre, en 1722
(Salazar) y en 1778 (Guzmán).

5. ¿CONCLUSIONES?

Señalaba, muy acertada y proverbialmente, Díaz Rodríguez que “Aún es mucho el camino por
recorrer en cuanto a los aspectos sociales y culturales del clero en el Antiguo Régimen”, en especial en lo
referente a los vastos huecos de desconocimiento que existen sobre sus hogares y residencias. El contraste
entre las viviendas, culturas materiales, interiores domésticos y estrategias mentales del capiscol Salazar
y el capiscol Guzmán, dignidades de la Catedral de Burgos en el primer y casi el último segmento del
Setecientos, permite, a mi juicio, colocar un modesto ladrillo, adobe quizá, en tales vórtices de la historia
y mejorar, en la medida de lo posible, la comprensión –como igualmente apunta Díaz Rodríguez– “del
papel de estos altos eclesiásticos en sus familias y del significado del lujo doméstico”111.
Lamentablemente sólo se ha recopilado, al día de hoy, información para dos de los seis titulares
de la capiscolía catedralicia burgalesa del XVIII. Disponer de todos ellos hubiera constituido una ocasión
inenarrable de abordar con detenimiento el devenir secular de unos clérigos de substancial peso en la
estructura capitular burgalesa. En todo caso, aún con únicamente el 33.3% de los IPM posibles, es
plausible zambullirnos, a través de una breve muestra, en sus personalidades, en sus entornos, en sus
costumbres, en sus maneras de vivir, comer, dormir… es decir, en algunos de los perfiles de las existencias
cotidianas del clero catedralicio, es decir, de una parte esencial de las elites urbanas del Setecientos, entre
los Austrias y los Borbones, entre el sabor amargo del XVII y el paladar agridulce del XVIII.
Si “la tan mentada vida de canónigo sigue siendo a fecha de hoy mal conocida en nuestro país”112,
el traer a colación las hormas habitacionales en que se albergaban los capiscoles burgaleses del Setecientos
posibilita indagar sus comportamientos de emulación, sus estrategias en la búsqueda de imágenes de poder,
con una “monumentalización de la casa” que reflejara, de forma fidedigna y prístina, la dignidad del rango
de su ocupante. Vivían holgadamente, lejos de las estrecheces de los paupérrimos. Disponían de talegas

109  De hecho, Salazar falleció el día 27 de febrero de 1723.


110  Guzmán rubricó un “Poder para testar” el día 5 de septiembre de 1778, horas antes de su defunción. AHPB. PN. Alonso
de Melo Peña. Legajo 7213 (5 de septiembre de 1778), folios 376-377.
111  Ambas citadas en DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “Las casas del deán don Juan de Córdoba...”, en Hispania Sacra, 123
(2009), pp. 78 (77-104) y “Cardenales en miniatura. La imagen del poder....”, en Historia y Genealogía, 1 (2011), pp. 11-21.
112 Véase DÍAZ RODRÍGUEZ, A. J., “Cardenales en miniatura...”, pp. 13.

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 241


A LA MODA ILUSTRADA O A LA VIEJA USANZA NOBILIAR...

de dinero abundantemente pobladas. Dormían y comían arropados por menajes y mobiliarios de notable
empaque y calidad. Eran, en suma, individuos que gozaban de magníficas redes sociales de influencia y de
un prestigio inmenso, incardinados al ente al que pertenecían, la Santa Iglesia Metropolitana, no sólo de
Burgos capital sino del urbi et orbe católico en su totalidad. Caso de existir el cielo, una de sus sucursales se
había materializado en las casas de los prebendados catedralicios. Y se encontraba más en el más acá que
en el más allá. Quienes anhelaban sus formas de vida lo sabían muy bien, precisamente porque no tenían
ni siquiera algo remotamente parecido.
Constituye este trabajo un entremés, un entrante modesto, para un ágape en el que el primer plato
sea un análisis, con mucho mayor detenimiento y profundidad, de los niveles de fortuna, los interiores
domésticos y las estrategias mentales de las dignidades catedralicias burgalesas en su conjunto, y un segundo
esté pergeñado alrededor del contraste de su singularidad, ser los “príncipes” de la Iglesia burgalesa, con el
resto de los clérigos residentes en Burgos –catedralicios, parroquiales, del Hospital del Rey o de hospitales,
conventos y monasterios– y con las demás categorías socio-profesionales de esta ciudad pre-industrial
castellana. El postre tendrá un componente geográfico eminente. No sólo se trata de mirar hacia adentro,
a los atrezzos domésticos, sino también hacia fuera, hacia la ubicación, en el entramado urbano, de las
viviendas que acogían a los eclesiásticos. El rango y la apariencia dependían tanto del qué y cuánto llevar
en el atuendo y cómo vestir la casa, en su interior y en su exterior, como del en dónde estar situado,
albergado, localizado, en la compleja trama del viario urbano burgalés113.

113  El punto de partida para dicha singladura comienza por transponer a Burgos las propuestas de VANNESTE, D., “Le
logement et la différenciation sociale et résidentielle dans la ville pré-industrielle en Europe occidentale (XVIe-XVIIIe siècles)”,
en Espace, populations, sociétés, 1 (1986), pp. 125-136 y de BOUDRIOT, P. D., “Une source pour l’étude de l’habitat parisien
au début du XVIIe siècle: Pierre le Muet”, en Histoire, économie et société, 4/1 (1985), pp. 29-41.

242 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

De financieros judeoconversos a nobleza titulada.


Las estrategias de ascenso social de la familia Pisa (siglos XVI – XVII)

Rocío Velasco Tejedor


Universidad de Córdoba

Resumen: El presente artículo constituye el análisis social y familiar de un destacado linaje judeoconverso
aún poco conocido, los Pisa, procedente de Almagro (Ciudad Real), que a finales del siglo XV reunía las
claves que permitieron su ascenso social partiendo de negocios financieros y mercantiles. El estudio de
sus estrategias familiares supone un caso probablemente paradigmático de los procesos de movilidad que
observamos en la España de la Edad Moderna.

Palabras clave: Pisa, familia conversa, ascenso social, Almagro, estrategias familiares.

FROM JUDEOCONVERSO FINANCIERS TO TITLED NOBILITY.


THE STRATEGIES ON SOCIAL MOBILITY IN THE PISA FAMILY (XVI-XVII CENTURIES)

Abstract: In this paper the authoress analyses the social and familiar strategies of a still little-known
judeoconverso lineage from Almagro (Ciudad Real), named Pisa. In the late XV century, this family
found the keys to achieve its purpose of becoming part of the nobility through finances and commercial
business. This social and familiar mobility is a paradigmatic case of the mobility processes which were a
quite typical phenomenon in Spanish Early Modern Age.

Key words: Pisa, convert family, social promotion, Almagro, familiar politics.

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244 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)
ISSN 2173-6030 | Historia y Genealogía Nº3 (2013) |

De financieros judeoconversos a nobleza titulada.


Las estrategias de ascenso social de la familia Pisa (siglos XVI – XVII)

Rocío Velasco Tejedor


Universidad de Córdoba

Introducción

“En pocos terrenos ha avanzado tanto la ciencia histórica en los últimos años”1, escribió Domínguez
Ortiz en 1978 acerca del estado de investigación del llamado problema converso. A punto de cumplir
treinta y cinco años esta afirmación, podemos asegurar que esta cuestión ha ido todavía más lejos desde
entonces y que a día de hoy se ha hecho con un campo propio en el seno de la historiografía actual, tal
vez por el desafío que supone el estudio de este escurridizo sector humano. Especialmente en las últimas
décadas, un importante conjunto de historiadores está componiendo un puzzle que demuestra lo que
Domínguez Ortiz sólo sospechaba desde los años cincuenta: que muchos de los descendientes de aquellos
judíos convertidos, más que pudientes gracias al comercio y las finanzas, jugaron un papel muy destacado
en las altas esferas de la vida pública española, y fueron uno de los ejes fundamentales que compusieron
una de las sociedades más contradictorias y fascinantes de la Historia. Este camuflaje permitió a algunos
de sus sectores ir cumpliendo todo un plan concienzudamente trazado –por la familia, cabe concretar –
que les permitió alcanzar un nivel social distinto del que originariamente tenían, y nunca este proceso de
movilidad social vertical tuvo la magnitud con que se dio a comienzos de la Edad Moderna.
Somos conscientes de que estas afirmaciones echan por tierra la estructura ideológica piramidal
que tradicionalmente se ha enseñado. Por un lado, tenemos un esquema ideal de origen divino compuesto
por una serie de teorías perfectas, que llevaban a la sociedad en bloque a considerarse a sí misma estática e
inmóvil; pero el sistema para mantenerlo estaba muy alejado de lo que tal esquema explicaba, pues estaba
basado en una serie de claves económicas y familiares que permitía a los interesados hacerse con un hueco

1 Recibido: 24/10/2012. Aceptado: 04/12/2012.


Correo electrónico de contacto: rovelascotej@gmail.com
Abreviaturas empleadas: AHN (Archivo Histórico Nacional), OO.MM. (Órdenes Militares) CCA (Cámara de Castilla), CED
(Libros de Cédulas), EMR (Escribanía Mayor de Rentas), RGS (Registro General del Sello), AGI (Archivo General de Indias),
AGS (Archivo General de Simancas), ARChG (Archivo de la Real Chancillería de Granada), ARChV (Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid) y RAH, Salazar (Real Academia de la Historia, Colección de Luis Salazar).
Domínguez Ortiz, A., Los judeoconversos en España y América, Madrid, 1978, p. 10.

245
De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

en la compleja red de relaciones de la oligarquía. Muy sintetizado, eso es lo que Soria Mesa vino a llamar el
cambio inmóvil en su libro del mismo título2. Ésta, y es muy necesario recalcarlo, es la clave para entender
los procesos de movilidad social y su desarrollo, a través de los años, por esa larga cadena de individuos que
estaban unidos a partes iguales por lazos de sangre y de interés, en esa creación social y mental llamada linaje.
Ante esto, y siempre tratando de contribuir a la ingente tarea de romper anticuados moldes, el
objeto de nuestra investigación ha sido el análisis de un destacado linaje judeoconverso durante los siglos
XVI y XVII, uno de los más importantes de la España Moderna y del que, sin embargo, los estudios son
prácticamente inexistentes. En el final del siglo XV a mediados del XVI, las peripecias de la familia Pisa
construyen un caso probablemente paradigmático, aunque sin duda no aislado, que se repite por todas
partes en esa España que comienza su andadura en la Edad Moderna; y que no es otro que la puesta en
práctica de los mecanismos pertinentes para el ascenso social de la familia. Estos mecanismos, a grandes
rasgos, constituyen una estrategia familiar que permitía a los miembros de la familia alcanzar la cúpula de
poder económico, político y sobre todo social. Los pasos para conseguirlo nos han permitido establecer
un estándar de comportamiento muy concreto, patrón que como tantas otras familias, los Pisa siguieron,
y esto es lo que analizaremos a continuación, centrándonos en especial en la sucesión de García de Pisa,
vecino de Almagro e hijo de Juan Rodríguez de Pisa, quemado post-mortem por la Inquisición en 1485.
Los Pisa, procedentes de la localidad manchega de Almagro, son prácticamente una novedad en
el terreno historiográfico: los datos son abundantes, si bien están muy dispersos y resultan confusos. Sin
duda, requieren un estudio en profundidad, no sólo por su propia relevancia, sino porque nos pueden
servir de modelo a la hora de investigar la movilidad social de buena parte del colectivo judeoconverso.
Su motor no fue otro que la familia, esa institución involuntaria e inevitable, primer grupo en el que se
inscribe el individuo desde el mismo momento de nacer y que es base de todo este proceso; sin la que
es imposible que, en efecto, se produjera ninguna movilidad. Los demás cuerpos económicos, sociales o
culturales de los que el individuo forma parte a lo largo de la vida vienen dados por este primer contexto
vital. La familia es la que establece el orden y da a cada vástago una identidad, y es interesante pensar que
esto puede aplicarse a todas las clases sociales.
Nuestro planteamiento, en suma, se ha centrado en exponer particularmente cómo cumplieron
esta aspiración, mediante las políticas o estrategias familiares que fueron llevadas a cabo para hacerse con
un hueco en la oligarquía, y alcanzar la gloria de ser aceptados en la cúpula de poder en distintos puntos
de España. Para esta tarea, se ha demostrado esencial para nosotros la introducción de la genealogía como
hecho histórico en sí mismo y para ayudarnos a conseguir la reconstrucción familiar3. Gracias a ella,
hemos sido capaces de interpretar y detectar la existencia de un modo de vida nada estático, sino ante todo
dinámico y muy bullente, en un contexto complejo y perfectamente planificado de movilidad.
Y, más allá de la familia, son imprescindibles las redes sociales que éstas componen al relacionarse
con otras que tienen sus mismas pretensiones. De esta manera, además de los Pisa, en muchas ocasiones
hemos debido indagar acerca de esas familias y personajes secundarios que enlazan con ellos, como la
familia de la Sierra y la familia Villarreal, así como Marcos de Madrid o Alonso Gutiérrez de Madrid,
más estudiados en artículos monográficos4 y con los que estuvo muy vinculado García de Pisa, en lo

2  Hablamos, por supuesto, de El cambio inmóvil: transformaciones y permanencias en una élite de poder (Córdoba, ss. XVI-XIX),
Córdoba, 2000. Esta idea quedó desarrollada de forma más completa en su obra posterior, La nobleza en la España Moderna:
cambio y continuidad, Madrid, 2007.
3  Enrique Soria Mesa ha centrado algunos estudios en recalcar la necesidad que tienen los historiadores de esta ciencia auxiliar.
“Genealogía y poder. Invención de la memoria y ascenso social en la España Moderna”, Estudis, 30 (2004), pp. 21- 55.
4  Vid. Parelló, V. “Un oligarca converso de la Mancha. El caso de Marcos de Madrid”, Sefarad, 59:2 (1998), pp. 315-
351; y Martínez Millán, J., y Carlos, C. de, “Los conversos y la Hacienda Real de Castilla en la primera mitad
del siglo XVI: las actividades de Alonso Gutiérrez de Madrid en la Corte de Carlos V”, en Civil, P. (coord.), Siglos Dorados.
Homenaje a Agustín Redondo, Madrid, 2004. En este sentido, arroja algo de luz un artículo de Vincent Parelló sobre el proceso
de integración de varias familias conversas de La Mancha desde una perspectiva económica, además de incluir varios apéndices
con algunas genealogías muy interesantes: hablamos de los Alcaraz, Alcocer, Aranda, los Peña, los Villarreal y, cómo no, los

246 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Rocío Velasco Tejedor

profesional y en lo familiar, como un todo indivisible.

1) El origen geográfico y socio-económico: Almagro, corazón converso del Campo de Cala-


trava.

Cabe hacer una serie de apuntes iniciales sobre la relevancia que presenta la configuración de
Almagro a finales del siglo XV, pues va a determinar en buena medida la posición de la familia Pisa –así
como a explicar su fortuna y su estatus prominente en el Campo de Calatrava. Esta región, como en diver-
sas ocasiones ha explicado Vincent Parelló, presenta un triple interés desde el punto de vista económico,
político y social, pero también administrativo5.
El Campo ofrecía en los siglos XV y XVI grandes posibilidades en el terreno económico por su
posición estratégica en la geografía española. El territorio de la Mancha estaba atravesado de norte a sur
y de oeste a este por rutas económicas y ganaderas (como todo lo relacionado con la industria textil) de
importancia fundamental, que ponían en conexión zonas capitales de Andalucía, Castilla la Vieja, las
grandes dehesas extremeñas y ciudades levantinas como Valencia, Alicante y Murcia6.
Cabe destacar que Almagro, dentro de este rico panorama, se presentaba como el único centro
urbano con una función económica y administrativa muy reseñable; pues allí estaba centralizado el cobro
y gestión de las rentas de la Mesa Maestral de la Orden de Calatrava, así como el de los impuestos reales,
lo que lo convertía en uno de los municipios más poblados de la región. Por todo lo dicho, era un
centro de referencia para que distintas comunidades judías asentaran allí sus actividades –y es posible que
incluso superaran en número a los cristianos viejos–, y su presencia sería aún más notable por la relevancia
del lugar y la importancia de sus oficios7. En general, las comunidades judeoconversas de La Mancha
representaban un porcentaje bastante importante de la población, no sólo por su número como por su
tradicional concentración urbana, centrada en las principales actividades administrativas, comerciales y
artesanales8 –para las cuales mostraron ser especialmente aptos frente al tradicional desinterés cristiano-
viejo –que realizaban bajo la protección de los caballeros de Calatrava. De hecho, aunque convertidos,
muchas de estas familias continuaron practicando el judaísmo con cierta libertad hasta la década de 1480,
coincidiendo con la muerte de su protector, el maestre Rodrigo Téllez Girón, y la implantación de la
Inquisición en Ciudad Real en 1483.
De esta manera, en Almagro se encontraban, a finales del siglo XV, las claves que ofrecían la
posibilidad de enriquecerse con rapidez y de favorecer el proceso de ennoblecimiento si se tenía la suficiente

Rodríguez de Pisa. Parelló, V., “Sociología conversa en los siglos XV y XVI. La dinámica de las familias manchegas”,
Sefarad, 59:2 (1999), pp. 391-418.
5  Parelló, V., “Un oligarca converso de la Mancha.…”, op. cit., p. 317- 318.
6  Ibídem.
7 Tanto sería así que Almagro albergaba la única aljama organizada de la zona a la altura de 1485. En Suárez, L., Documentos
acerca de la expulsión de los judíos, Valladolid, 1964; y Domínguez Ortiz, A., La clase social de los judeoconversos…, op.
cit., p. 141 y 181.
8  No merece mayores atenciones su dedicación casi exclusiva al funcionariado, a las profesiones liberales y a todos los tipos
imaginables de la artesanía y del comercio (mercaderes, cambiadores, arrendadores de rentas); en definitiva, “industrias típicas
de judíos”. Villegas Díaz, L. R., “Sobre judeoconversos manchegos. Unas precisiones”, en Ruiz Gómez, F., Espadas
Burgos, M., Encuentros en Sefarad. Actas del Congreso Internacional “Los judíos en la Historia de España, Ciudad Real, 1987,
pp. 175 -188. Por su parte, en este sentido incluso los mercaderes, llamados ruanos, contaban con representación concejil desde
1483 junto a los hombres buenos y el estado noble. J. López- Salazar relata perfectamente los sentimientos de rechazo que llegó
a ocasionar este sistema de representación en “Limpieza de sangre y división de estados. El municipio de Almagro durante el
siglo XVI”. Studia historica. Historia Moderna, 12 (1994), pp. 160 y ss. También es destacable que, en una fecha tan tardía
como 1490, estos ruanos llegaron a pedir a los Reyes Católicos la concesión en Almagro de dos mercaderes como representantes
del concejo para repartimientos. AGS, RGS, 1490-abril, fol. 101. En Toledano Galera, J., “Conversos y comercio en el
Campo de Calatrava en la Edad Media, siglos XV-XVI”, Cuadernos de Estudios Manchegos, 23-24 (1999-2000), p. 38.

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

destreza: poco a poco los Pisa fueron alcanzando cierta situación económica, cierto estatuto jurídico y
cierto poder político, asociación que les abrió las puertas a esa ansiada nobleza9.
El primer paso, la riqueza, se revistió de una nueva importancia característica de la economía
de cambios del momento, que hizo que aquélla entrara a jugar “un papel enormemente destacado en la
consecución del poder político y del prestigio”10. Es lógico pensar que, a más conversos enriquecidos, más
potenciales matrimonios mixtos podían producirse, especialmente en las capas altas de ambos grupos. Y
así, se aunaron fortunas bien posicionadas en la burocracia y las finanzas con la buena posición social de
un nombre. Fue una etapa única, pujante: a los conversos se les abrieron las puertas de recibir el mismo
trato a niveles legales que a los cristianos viejos, antes de que se acrecentara la obsesión por la limpieza de
sangre, y el resultado fue un conjunto de vástagos de sangre mezclada que tuvo todas las posibilidades –en
todo caso más que sus padres –de prosperar y alcanzar mejores posiciones, y ahí está la clave del éxito
posterior de su prole, que asalta rápidamente los distintos espacios de poder.
En esta coyuntura, las claves de los negocios no fueron otras que la vecindad, la amistad y
especialmente el interés11. Los buenos contactos, por tanto, fueron una parte intrínseca del sistema y
tenían diversas áreas de actuación, de las cuales la más interesante es la de orden familiar. Lo vemos en
García de Pisa, quien tuvo un gran éxito en sus actividades financieras, y colocaría a su descendencia en
posiciones muy ventajosas para lograr el esperado salto en el escalafón social. Fue uno de los principales
financieros de Almagro y un mercader a gran escala: gracias a sus contactos comerciales, que lo ponían en
relación con poblaciones del oeste de Andalucía y Bajo Guadalquivir12, García llevó a cabo un recurrente
transvase de beneficios hacia la formación de un rico y extenso patrimonio rural, primer paso para un
futuro mayorazgo que mejorara la calidad de la descendencia y ampliara las relaciones familiares con
otros linajes13. Ésa es la intención que está detrás de todo. Sólo sus tierras tenían un valor de 395.000
mrs, poseía 3300 cabezas de ganado en 1467, contaba una huerta valorada en 30.000 mrs e impulsó la
construcción de un molino en la ribera del Guadiana, llamado del Canal, que luego le sería acensado en
147214. Además, con estos pingües beneficios fundaría la capilla familiar en la iglesia de San Bartolomé de
Almagro, que con el tiempo sería uno de los ejes del linaje.
En 1495 se animó con otros compañeros de profesión a fundar una compañía comercial que
desplegaría todo el potencial económico que sus miembros tenían por separado, y que corrió a cargo
del arriendo de las sustanciosas alcabalas del Campo de Calatrava y su Orden durante gran parte la
primera mitad del siglo XVI. A pesar de sus amplias redes, no parece que García estableciera contactos
con las compañías genovesas o alemanas tan activas por esta época, antes parece que su círculo permaneció
compuesto casi en exclusiva por conversos.
Principalmente, además de García, su compañía estaba formada por Diego Sánchez de Arroyal

9  Parelló, V., “Sociología conversa en los siglos XV y XVI…”, op. cit., p. 400-402.
10  Soria Mesa, E., La biblioteca genealógica de don Luis de Salazar y Castro, Córdoba, 2007, p. 54.
11  Alonso García, D., “La configuración de lo ordinario en el sistema fiscal de la Monarquía. 1505-1536”, Studia
Historica. Historia Moderna, 21 (1999), p. 143.
12  Entre estas poblaciones mencionamos el arrendamiento de las alcabalas y almojarifazgo de Jerez y Carmona, traspasado en
1494 por Fernando de Villarreal y Alfonso Gutiérrez de Madrid, sus futuros yernos. También enviaban a esa zona “cargas de sus
mercadurías”, incluyendo Sevilla. AGS, RGS, 1494-septiembre, fol. 3. En Toledano Galera, J., “Conversos y comercio
en el campo de…”, op. cit., p. 33.
13  Este proceso de formación de un patrimonio rural ha sido estudiado en Almagro por Ángeles Martínez Romera en
“La imposición de criterios económicos urbanos al entorno rural: el caso de los mercaderes de Almagro”, en Arízara
Bolumburu, B., Solórzano Telechea, J. Á. (coord.), La ciudad medieval y su influencia territorial, Logroño,
2007, pp. 205-220.
14  AGS, CCA-CED, 3-2, 41, 2 y AGS, EMR, leg. 550; en Martín Romera, Á., “La imposición de criterios económicos
urbanos…”, op. cit., p. 209-210, 216; y en “Documentos de la Orden de Calatrava”, Boletín de la Real Academia De La Historia,
T. XXXV, Madrid, 1888, p. 156. [Consultado en Biblioteca Cervantes Virtual]. Este molino también aparece nombrado en su
testamento, del que destina las tres quintas partes a dote de su hija Teresa.

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Rocío Velasco Tejedor

y dos futuros yernos, Alonso Gutiérrez y Fernando de Villarreal, todos conversos. Y es que un matiz
que cambiaba por completo la asociación es que los fiadores, por lo común, eran parientes directos de
los miembros de la compañía y, si no lo eran, prontamente establecían lazos matrimoniales con hijas
o hermanas. Precisamente por ello, Parelló considera que la mayor originalidad de la familia conversa
manchega del siglo XVI reside en su carácter claramente endogámico15, que creemos propiciado por su
concentración en grandes núcleos urbanos y financieros. Se produjo una amalgama total entre la familia y
las compañías comerciales, y no por capricho: como señala muy acertadamente Ortega Cera, la gestión de
los impuestos era un medio de vinculación al poder y acabó transformándose en un medio de promoción
social16. De esta manera, la capacidad de otorgar poder de la administración quedó por delante de la
administración misma.
Así, dos hijas de García de Pisa contrajeron matrimonio con dos miembros de gran preeminencia
en el sector. María Rodríguez de Pisa casó con Alonso Gutiérrez de Madrid (nacido de la Caballería, un
popular apellido converso de la zona) y Aldonza hizo lo propio con Fernando de Villarreal. En este caso se
trató de un matrimonio doble, pues una Teresa de Villarreal, probablemente hermana de Fernando, casaría
entre 1510 y 1516 con Juan Rodríguez de Pisa, uno de los hijos más jóvenes de García. Por un lado, la
especialidad de Fernando estuvo en arrendar y fiar rentas dentro del ámbito del Campo de Calatrava y en
Jaén; y lo conjugaba con una destacable cabaña ganadera, compuesta en 1495 por 7000 ovejas y carneros
y por 300 vacas, todo lo cual le valía más de dos millones de maravedíes en 152117.
Mucho se ha dicho del otro yerno, Alonso Gutiérrez, ambicioso y astuto personaje que se afincó
en Madrid tras una larga carrera en la que ejerció los cargos financieros más importantes de la época, y
cuyo poder económico y político fue indiscutible hasta entrada la década de los treinta de 1500. Mantuvo
en sus inicios luchas encarnizadas con los Coronel por el arrendamiento de rentas reales, jugueteó a
intercambiar cargos municipales de Sevilla, Madrid y Toledo; no perdió ocasión de hacer negocios
particulares aprovechando el movimiento comunero, posteriormente ascendió a tesorero mayor de Carlos
V y fue receptor general durante las reformas fiscales de la Hacienda, en la que aprovechó para colocar a
distintos miembros de su familia. Examinaremos con detenimiento su descendencia, colocada de manera
estratégicamente paradigmática, más adelante.
Otra hija de García, Juana, contrajo nupcias con Marcos de Madrid, que descendía de conversos
que habían tenido problemas con el Santo Oficio y era un rico señor de un ganado que sumaba más de
10.000 ovejas18. Aunque no tuvieron hijos varones, la estrategia familiar volvería a cruzar a los descendientes
de Marcos con algunos Pisas descendientes de otro hijo de García, Alonso de Pisa el Romano, como
tendremos ocasión de ver. En 1542, en el afán por alcanzar una vida rentista, de aspecto más nobiliario,
Marcos pasó a ser banquero de Carlos V al conseguir la gestión completa de las rentas de la Mesa Maestral
de Calatrava, por la astronómica cifra de 25.500.000 de maravedíes19. Dos años después conseguía en
Almagro una regiduría perpetua por 600 ducados, que pasó a su hijo Diego Alfonso de Madrid, nacido de
su segunda mujer, además de un mayorazgo que vinculaba sus numerosos bienes rústicos. Las aspiraciones
de Marcos de Madrid continuaron así en su primogénito: en 1554 la reina doña Juana le vendió la

15  Parelló, V., “Un oligarca converso de la Mancha…”, op. cit., p. 326.
16  Ortega Cera, Á., “Arrendar el dinero del rey. Fraude y estrategias financieras en el estrado de las rentas en la Castilla
del siglo XV”, Anuario de Estudios Medievales, 40:1 (2010), p. 228.
17  Debió dedicarse a estas tareas en los años de 1488- 1490 por Úbeda, Baeza y Andújar, fecha en que volvería a avecindarse
en Almagro. AGS, EMR, HH. II., 547. Por otro lado, las ovejas constituían en 1521 el 60’2% del total de su patrimonio.
En Martín Romera, Mª Á., “La imposición de criterios económicos urbanos…”, op. cit., p. 214; y vid. los bienes de
Fernando de Villarreal (1521) en Apéndice 4, Parelló, V., “Un oligarca converso de la Mancha…”, op. cit., pp. 335-337.
18  “Carta de Carlos V dirigida al bachiller de Almagro, Álvaro de Pisa”, AGS, Exp. Hacienda, 38-2-II. En Parelló V., “Un
oligarca converso de la Mancha…”, op. cit., p. 321- 324.
19  Fue el último vecino de Almagro en conseguirlo, lo que nos demuestra su habilidad y capacidad de gestión, y la compleja
trama de clientes que seguramente le respaldó. AHN, OO. MM., AT, leg. 41623.

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

jurisdicción de la villa de Valenzuela de Calatrava por algo más de diez millones de maravedíes, lo que lo
convirtió en señor de vasallos20, uno de los títulos de nobleza de más bajo rango, sí, pero un muy buen
primer paso que sus descendientes, los Zúñiga, obtuvieran posteriormente la hidalguía y tiempo después
un título noble.

2) Juan Rodríguez de Pisa y los primeros Pisas. Una endogamia socio-religiosa.

Como hemos dicho, las primeras noticias que tenemos de la familia Pisa nos trasladan a las últimas
décadas del siglo XV en Almagro. Prontamente los vemos actuar sobre tres ejes que les permitían influir
en su entorno: la riqueza de sus negocios vino acompañada por una progresivamente mejorada posición,
primero económica (que permitiría estudios universitarios y un temprano control de oficios municipales
mediante la venalidad de cargos) y después social, basada en relaciones de parentesco. Posteriormente,
entraba el juego la vinculación de bienes de sus grandes fortunas y posesiones raíces, que se había aprobado
en Toro en 1505, oportunidad jugosa que se ofrecía perfectamente a hacer pensar, con el tiempo, que esos
vínculos se poseían por nobleza; en especial si se completaba con otras estrategias que ayudaran al prestigio
y distinción del linaje (como la fundación de patronatos con beca o capellanías, u obras pías con una renta
asignada para segundones y sobrinos, a veces con normas muy estrictas sobre el orden y condiciones de
los beneficiarios).
Por otro lado, la política matrimonial –especialmente de las hijas –fue el eje axial de las estrategias
familiares, pues permitían establecer relación con otros linajes con intereses comunes, adaptados a las
necesidades de cada momento (grandes propietarios con ambiciones nobiliarias, familias empobrecidas de
la oligarquía, concentración patrimonial mediante matrimonios consanguíneos…). Si se efectuaban con
la élite mejor situada dentro de sus posibilidades, estas uniones permitían que la calidad de la descendencia
subiera de categoría y estuviera más cerca de conseguir derechos de títulos y honores21. De esta manera, al
compartir una misma forma de relación entre varias familias se creaba una importantísima identidad de
expectativas comunes que lograba mantenerlas realmente unidas22.
El reconocimiento de su calidad nobiliaria venía algo después, basado en demostraciones testificales
que, en general, se dejan engañar por lo que ven: una familia principal, limpia y noble que vive de rentas y
censos, posee palacios con orgullosos escudos de armas en las portadas y trabajan para beneficio del pueblo
en el gobierno de sus ciudades. Ante tal despliegue de poder en sus diversas parcelas, las ejecutorias de
hidalguía y de limpieza de sangre fueron muy fáciles de conseguir. El tiempo, como siempre, hizo olvidar
a la memoria, pero no sólo el tiempo jugó a su favor: el soborno y la amistad con los testigos, como otra
forma de poder, fueron siempre esenciales para este fin.
Con pocos matices, éste es el camino seguido por la descendencia de Juan Rodríguez de Pisa, que
encabeza a mediados del siglo XV nuestra reconstrucción genealógica. Muy poco sabemos del fundador,
el padre de García, pero lo que tenemos es muy significativo: Juan Rodríguez de Pisa, que había muerto
en 1461, fue condenado y penitenciado por la Inquisición, acusado de herejía, en 1485. Este hecho
trastocaría para siempre la vida de sus descendientes, que trataron de ocultarlo por todos los medios. El
método que emplearon no era nada extraño ante problemas de este tipo: algunos de estos descendientes
que vivieron en el siglo XVII, como Gaspar Osorio Mejía, Antonio y Jerónimo Gutiérrez de Anaya o
Antonio Zapata, se hicieron descender –a sabiendas o no –de un hermano de Juan Rodríguez alejado de
toda duda de mancha, Miguel de Pisa, que murió en 1481 y que, según una de las tablas genealógicas

20  AGS, leg. 380, núm. 96.


21  Soria Mesa, E., “Burocracia y conversos. La Real Chancillería de Granada en los siglos XVI y XVII”, en Aranda
Pérez, F. J. (coord.), Letrados, juristas y burócratas en la España Moderna, Cuenca, 2005, p. 20.
22  Estos procesos de redes familiares han sido estudiados por Chacón Jiménez, que destaca con luz propia en el panorama
español en investigaciones sobre la categoría de la familia como grupo social y objeto de análisis. Chacón Jiménez, F.,
Poder y movilidad social. Cortesanos, religiosos y oligarquías en la Península Ibérica, Madrid-Murcia, 2006, p. 52.

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Rocío Velasco Tejedor

elaboradas por Salazar y Castro para esta familia, estuvo casado con María de Deza23.
De estas tablas, nos consta otra encabezada por Juan Rodríguez en la que aparece casado en
primeras nupcias con Constanza Rodríguez y por segunda vez con María González. Tuvo nueve hijos
varones según Vincent Parelló, y en la tabla mencionada también aparecen los nombres de Leonor y Juana
de Pisa, sin sucesión24. De los nueve hijos, sabemos que Hernando, posiblemente el mayor, era especiero
(oficio típico de conversos) y que fue reconciliado con la Iglesia, como también su hermano Miguel, que
era bachiller en leyes –también lo era otro hermano llamado Manuel, de quien se dijo que guardaba el
sábado –y un tercer hermano, Diego, también condenado por la Inquisición.
Lo que sabemos de sus matrimonios nos confirma el hecho de que en estos años distintos
miembros de la familia Pisa habían seguido la endogamia socio-religiosa común a los conversos durante
todo el siglo XV, pues sus mujeres pertenecían a familias de claro origen judío que fueron investigadas y
condenadas por la Inquisición en un porcentaje muy significativo de casos. En este tiempo la endogamia
permitía en muchos casos que pudieran seguir manteniendo sus costumbres y ritos semitas en el ámbito
familiar, y protegerse así en una sociedad que los rechazaba sistemáticamente. Es en sí muy elocuente que
apenas habían pasado cinco años desde la implantación de la Inquisición en España, cuando se decidió
que el tribunal de Toledo debía pasar primero por Ciudad Real y por Almagro, donde actuaron durante
dos años, hasta mediados de 148525. Entre los Pisa encontramos apellidos conversos de lo más sonado:
Caballería, Villarreal, de la Sierra, Bonilla, Franco/Núñez Franco y de los Olivos, todos ellos investigados
y procesados en masa.
Así, Inés Rodríguez de los Olivos estaba casada con Hernando de Pisa cuando fue relajada al
brazo secular antes de 149026. Mujer de un licenciado Juan de Pisa –hijo de este matrimonio –fue María
Franca, procesada en 1510 por injurias, y que llevaba a sus espaldas varios quemados y relajados en
su familia27. Por su parte, las hermanas Beatriz González y Juana García (casadas respectivamente con
Manuel y Gonzalo de Pisa) procedían del clan de los Bonilla, cuyos padres –y posiblemente su hermano,
Mendo –habían sido quemados en estatua en 1485. Otro hermano de Hernando, Lope, estaba casado
con Leonor González, hija y sobrina de dos de las judaizantes más reputadas de toda Ciudad Real28. Una
sobrina de Lope, Catalina de Pisa, estaba casada por las mismas fechas con un primo de Leonor, Rodrigo
de la Sierra, y ambos eran bien conocidos en Ciudad Real por seguir practicando el judaísmo29.

23  “Tabla genealógica de la familia de Pisa”. RAH, Salazar, D-34, fol. 193v, núm. 27808. Con estas variaciones que adornan
llamativamente la realidad, contamos con reproducciones de los testamentos de Miguel de Pisa, de 1501, y el de García de
Pisa, de 1510, que en el siglo XVII tenía en su poder Gaspar Osorio. Víd. Biersack, M., “Juan Rodríguez de Pisa, letrado y
humanista granadino, traductor de Pico de la Mirandola”, Bulletin Hispanique, 111 (2009), pp. 7 -50.
24  “Apéndice 5: Familia Rodríguez de Pisa”, en Parelló, V., “Sociología conversa en los siglos XV y XVI…”, op. cit., p.
412-414. Para la tabla de Salazar, vid. “Tabla genealógica de la familia de Pisa”. RAH, Salazar, d-35, fol. 144, núm. 28182.
25  Contreras Contreras, J., y Dedieu, P., “Geografía de la Inquisición española. La formación de distritos, 1470-
1820”, en Hispania, XI (1980), p. 87
26  Posiblemente cuando fueron quemadas otras ocho personas de su familia –de los Olivos o del Oliva –, entre 1484 y 1485.
Beinart, H., Records of the Trials of the Spanish Inquisition in Ciudad Real, 1484-1485. T. IV, Madrid, 1984, p. 502.
27  Eran vecinos de Moral de Calatrava y posiblemente este Juan sea el alcalde de hijosdalgo de la Chancillería de Ciudad Real
inhabilitado en 1501 por ser “hijo de reconciliado e nieto de quemado”, según la definición dada por Martín de Córdoba en
sus investigaciones. Catálogo de las causas contra la fe seguidas ante el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Toledo y de las
informaciones genealógicas de los pretendientes á oficios… En Coronas González, S. M., “La Audiencia y Chancillería de
Ciudad Real. 1494-1505”, Cuadernos de Estudios Manchegos, 11 (1981), p. 118.
28  Estas hermanas fueron María Díaz la cerera, quemada en ausencia en 1494 como líder activa de la comunidad conversa de la
ciudad; y Leonor González, madre de Rodrigo de la Sierra, quemada en persona en 1492. No parece que Lope y Leonor fueran
procesados, por lo que tal vez no eran judaizantes. Esta relación puede verse en las reconstrucciones genealógicas de Beinart
para Leonor González y para María Díaz, la cerera. En Beinart, H., Records of trials…, op. cit., T. I, p. 67 y 332.
29  En total, Rodrigo compareció ante la Inquisición en 1483, en torno a 1512 y en 1521, a pesar de lo cual escapó con vida. El
testimonio de Catalina, por su parte, fue rechazado, y esto es interesante, por ser nieta paterna de un quemado en la hoguera,
que no podía ser otro que Juan Rodríguez de Pisa. Pese a la evidencia de las pruebas, Beinart no resuelve si ella fue procesada

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

De la citada genealogía de Parelló, el único de los nueve hijos de Juan Rodríguez del que no se
refiere ningún dato más que el nombre (lo que sí tenemos para el resto de hermanos) es García de Pisa,
nuestro financiero de éxito y largo alcance. Desconocemos la fuente principal de Parelló, pero es posible
que este vacío se justifique porque la rama quedara oculta por el interés de sus descendientes, y se colocara
para Miguel de Pisa, ya que varios hijos de García consiguieron integrarse con notable éxito en la cúpula
de la oligarquía, como veremos, y cuando convino tuvieron que reinventar el nombre de su abuelo, lo que
no les costó demasiado esfuerzo dada su riqueza.
Nos detenemos en García. En principio, no nos queda claro el nombre de su esposa: su testamento
de 1510 establece que las dos mujeres que tuvo se llamaron María Díaz Agujetas, y la segunda María Toledo,
aunque Villegas Díaz y Vázquez Cano aseguran que su nombre era María Sánchez30. Su matrimonio
engendró seis mujeres y tres hombres, que casaron como indica la tabla nº 1 en la página siguiente.
En su testamento, García dispone las herencias y mejoras acorde con un plan estratégico de
inversión familiar y de protección de los hijos en riesgo de quedar excluidos o de caer en la pobreza. Alonso
y Andrés, respectivamente, son mejorados en el tercio y en el quinto de sus bienes, además de recibir a la
muerte de su padre 120.000 maravedíes cada uno, “porque otros tantos he dado en casamiento a Ysabel
de Pisa, mi fixa”31. Las dotes son aun superiores para el resto de hijas que ya estaban casadas, posiblemente
las mayores: la de María Rodríguez fue de 175.000; la de Aldonza de Pisa, de 170.000; la de Catalina,
cuyo nombre por cierto no se menciona, fue de 135.000 maravedíes. El nombre de su marido, Rodrigo
de la Sierra, cuya familia desapareció por completo al paso de la Inquisición, queda transformado en un
disimulado Rodrigo de la Serna, lo que nos hace pensar que el testamento fue modificado o falsificado
con posterioridad. En cuanto a Juana y Teresa, son mejoradas para poder casar con otros 20.000 mrs cada
una, y pone especial atención en Teresa, quizá la más joven. Parece que por aquel tiempo Juan Rodríguez
estaba realizando sus estudios de Leyes, pues su padre le deja otros 20.000 maravedíes para poder comprar
libros. Juan casaría entre esta fecha y 1516, cuando es vecino de Granada junto a su esposa.
Una vez más, lo más evidente de esta lista de consortes –pero no lo menos ordinario –es la
vinculación de estos Pisa con otros reconocidos conversos, que habría que añadir al mencionado proceso
de integración de familias judeoconversas en ascenso social, como parte de la endogamia socio-religiosa.
Ése es el caso de los Villarreal, Alfonso Gutiérrez de la Caballería/de Madrid, los Oviedo y de Rodrigo
de la Sierra, al menos. Sí es destacable que todos ellos eran económicamente poderosos y habían hecho
sus fortunas en los negocios de arrendamientos y como recaudadores, algunos de ellos en la compañía de
mercaderes de la que era miembro preeminente García. Sin embargo, la siguiente generación eliminará de
golpe esta práctica, que frena sin duda sus pretensiones de una mejor valoración social. A partir de la nueva
centuria se han desatado mayores y encendidas pasiones en los cristianos viejos contra los judeoconversos,
y toda relación con esas familias desapareció o se camufló, de manera que la opinión pública, la que
de verdad contaba después de todo, dejara en adelante de relacionar a los Pisa con descendientes de
penitenciados y quemados.
Otro elemento de importancia en el proceso de ascensión social, fruto directo de su boyante
economía, es la fundación por García de una capellanía bajo la advocación de San Andrés en la iglesia de
San Bartolomé, de la que dejaría encargado a Andrés y su descendencia.

finalmente o no. “PISA, Catalina de”. Notas biográficas en Beinart, H., Records of trials…, op. cit., T. III. Juicios nº 108,
fol. 13v; y nº 109, fol. 23r y 100r.; y T. IV, p. 496-497 y víd. también p. 190.
30  Villegas Díaz, L. R., “Sobre judeoconversos manchegos…” op. cit., p. 183; y Vázquez Cano, A. A., “Los Pissas”,
Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su reino, T. IV, Granada, 1914, p. 159.
31 Testamento de García de Pisa (04/1510), incluida en “Información testifical de la calidad, nobleza y limpieza de sangre de
Miguel de Pisa, natural de Padrón y vecino de Almagro”. En RAH, Salazar, M-99. fol. 164.

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Rocío Velasco Tejedor

Tabla nº 1
Descendencia de García de Pisa

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

3) De las finanzas a unos apellidos bien formados. La descendencia de García de Pisa.

En el siglo XV, los matrimonios que conocemos de los hijos de Juan Rodríguez estaban basados en
la continuidad con la tradición judía; y todos los de García, una generación después, también casaron sin
excepción con conversos, pero lo llamativo del caso es que prácticamente todos eran ricos o de tradición
financiera, como el propio García. Sería esta concentración de riqueza la que rompería con el molde y
atraería mejores apellidos para los frutos de estos matrimonios. Y es que, a lo largo de la primera mitad del
siglo XVI, el principal interés para vincular grupos conversos y de cristianos viejos estuvo, por un lado,
en la búsqueda de un estatus social más próximo al que convenía al nivel de riqueza y, para el segundo, en
mantener la vida regalada que llevaban; pues en general ninguno podía obtenerlo por sí mismo.
Precisamente, ése era uno de los procedimientos más frecuentes para evadirse de la clase conversa:
cambiar de apellidos, además de cambiar de residencia. Esto lo hicieron muchos Pisa: casi todos los hijos
de García, por ejemplo, emigraron a distintas ciudades del sur y del norte (Juan vivió en Granada32, María
en Madrid), aunque otros quedaron en el ámbito más cercano (Aldonza y Catalina vivieron en Ciudad
Real, y Juana en Toledo), o no se movieron de Almagro, como Alonso el Romano y Andrés. Los apellidos
cambiaron rápidamente y pocos mantuvieron el “Pisa” más allá de la segunda generación a partir del siglo
XVI; no sólo por ser un apellido notado –los había peores, después de todo –, también porque los cónyuges
de estos Pisa van a tener apellidos más deseables que transmitir a sus descendientes. Quienes más tiempo
lo mantuvieron fueron los descendientes del Juan Rodríguez de Pisa granadino (probablemente tuvo que
ver el prestigio que habían alcanzado allí a raíz de la muerte de San Juan de Dios en su casa33), hasta que a
principios del siglo XVII entroncaron dos generaciones consecutivas con Fernández de Córdoba, que no
había apellido Pisa que lo superara.
Por otro lado, también se dieron casos en los que toda la riqueza se quedó en la familia al recurrir
a parientes para algunos matrimonios. La endogamia, en cierto modo, era una pequeña parada en el
ascenso social, pues la familia no extendía más sus redes, pero cuando el patrimonio podía estar en riesgo
merecía la pena hacer el sacrificio de casar con un primo y esperar que los hijos de ambos continuaran con
el proceso posteriormente. Esta opción se enmarca claramente en un comportamiento proto-nobiliario,
que tiene el suficiente interés en no perder poder que recurre a esta posibilidad no sólo porque pretende
mantenerlo, también porque sabe que la próxima generación lo seguirá aumentando. De esta manera, la
endogamia en las distintas formas que hemos visto –socio-religiosa, económica y familiar –se reveló, en
palabras de Domínguez Ortiz, como el elemento “más decisivo para la individualización y persistencia
de un grupo social”34.
Por seguir en Granada, el nieto primogénito de Juan Rodríguez de Pisa, Juan de Pisa y Osorio,
caballero veinticuatro, no sólo concentró en su persona los dos mayorazgos fundados por su abuelo
paterno en 1535 tras la muerte sin sucesión de su tío Diego35, también los del materno, pues había casado

32  Es destacable que muchos conversos emigraron en esta época a la capital nazarí, elección que no sólo vino dada por la
sede de la Real Chancillería, también por ser una tierra nueva que no tenía pasado para Castilla, y que permitía todas las
posibilidades en la coyuntura social y económica que ya hemos señalado. Granada era “el reino de la movilidad”, como bien
ha señalado Enrique Soria en “Nobles advenedizos. La nobleza en el reino de Granada en el siglo XVI”, en Belenguer, E.
(ed.), Felipe II y el Mediterráneo, T. II, Barcelona, 1999, pp. 61 -76.
33  Ana de Osorio, mujer del veinticuatro García de Pisa, primogénito de Juan Rodríguez, ya tenía fama en Granada de ser una
mujer muy piadosa cuando se enteró de que Juan de Dios, fundador del hospital de enfermos, se estaba muriendo. Insistió en
trasladarlo a su palacete, donde murió en marzo de 1550, lo que hizo a la familia aún más conocida y querida en la ciudad.
De hecho, sus restos estarían enterrados en la capilla familiar de los Pisa en la iglesia de la Victoria hasta 1664. En Mina y
Salvador OH, M. de, Personajes y perfiles geográficos y monumentales juandedianos. Visitar la Granada de San Juan de Dios,
Granada, 1994, p. 80-85.
34  Domínguez Ortiz, A., La clase social de los judeoconversos…, op. cit., p. 151.
35  Debió ser en fecha posterior a 1561, cuando el tío de Diego, Alonso el Romano, lo citaba en su testamento con intención de
que su patronato proveyese a sus hijos si es que llegaba a tenerlos. En Vázquez Cano, A. A., “Los Pissas”, op. cit., p. 159.

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Rocío Velasco Tejedor

con su prima hermana María de Osorio, hija de sus tíos Francisco de Osorio y Ana de Vozmediano, con el
propósito de fortalecer esta fortuna36. Su descendencia, sin embargo, tendría bastante inestabilidad porque
las herederas fueron sistemáticamente mujeres, con lo cual el patrimonio acabó en una rama natural
procedente de don Antonio Fernández de Córdoba, deán de la catedral en esa ciudad. Mariana, la única
hija de Juan y María, casó en 1590 con Luis Fernández de Córdoba y Bernuy (apellido éste que podría
remontarnos a la importante familia conversa de Burgos que mantenía fuertes relaciones comerciales en
el siglo XVI), mayorazgo y segundo señor de la Casa, lo que, después de una generación sin sangre nueva,
dio un fuerte empuje y significó el ascenso de esta rama Pisa a una nobleza muy reputada y poderosa.
Fue un matrimonio hipergámico en toda regla, que se consolidó en las hijas del enlace mediante la clásica
fórmula endogámica tío/sobrina. La mayor, doña Ana María de Córdoba y Pisa, necesitó dispensa en
1606 para casarse con el primo de su padre, don Antonio de Córdoba, señor de Órgiva, Gentilhombre
de Su Majestad y caballero de Calatrava, desde 1625 primer marqués de Valenzuela. Ambos maridos
descendían por parte de padre de don Álvaro de Córdoba, segundo hijo del conde de Cabra37.
Otro caso de lo más llamativo que demuestra la estrategia familiar entre Pisas es el que se siguió
para no perder el mayorazgo fundado por Alonso de Pisa el Romano en su único hijo, Hipólito. Al menos
dos hijos de éste, Juan y Alonso Osorio de Pisa, murieron sin descendencia, lo que dejó a la mayor de las
hijas, Magdalena, que estaba casada con Gaspar Megía, al frente de la sucesión. Su primogénito, Gaspar
Osorio Megía, regidor perpetuo de Almagro, casó con su prima por parte materna, doña Catalina de
Zúñiga y Oviedo, quien era nieta de Andrés de Pisa el mozo y de Diego Alfonso de Madrid, señor de
Valenzuela desde 1554. Con anterioridad, estos habían concertado entre sus hijos un doble matrimonio
cruzado, que hace indudable el interés de las dos familias por quedar unidas: un hijo y una hija de Andrés
–Bernardino e Isabel –casaron respectivamente con una hija y un hijo de Diego Alfonso –Bernarda y Juan.
Isabel de Oviedo y Juan de Zúñiga fueron los padres de Catalina.
Por esta época, el joven Gaspar, mayorazgo y ya relacionado con la nobleza de señorío por
matrimonio, compraba su hidalguía a la Corona en 1625, fecha algo tardía, por el precio de 4000
ducados38. Una generación después el nudo volvía a apretarse: el hijo de Gaspar y Catalina, Diego Osorio y
Zúñiga, casó con la hija de su primo hermano, María de Zúñiga, lo que permitió concentrar el patrimonio
del mayorazgo, al que se sumó el señorío de Valenzuela tras la muerte sin sucesión de los hermanos de
María39. El nieto de esta última pareja, don Gaspar Osorio y Mejía, caballero de Santiago, alcanzó en
1735 el marquesado de Mejía, sustituido por Torremejía desde 1799, a fin de una sonoridad mejor y de
esconder ligeramente el hecho de ser un título de nueva creación, a raíz del apellido.
Hemos dejado para último lugar el caso familiar de Alonso Gutiérrez de Madrid, uno de los
financieros más ricos e importantes de la Hacienda de Castilla, y de su esposa María Rodríguez de Pisa,
afincados en Madrid. Tomamos su ejemplo como el prototipo de familia conversa adinerada en pleno
ascenso social. Los padres, conversos con un enorme poder procedente de las finanzas, llevaban una

36  Salazar y Castro, L. de, Árboles de costados de gran parte de las primeras casas de estos reynos, cuyos dueños vivían
en el año de 1683, Madrid, 1795 [Consultado en Google Libros, 8/07/2012], p. 173. En otro de sus árboles, Salazar ocultaría
este matrimonio endogámico casando a Juan con una hipotética pariente del famoso secretario de Carlos V, doña Juana de los
Cobos, apellido que aportaba un prestigio mucho mayor. Vid. “Tabla genealógica de la familia de Pisa”. RAH, Salazar, D-34,
fol. 193v, nº 27808.
37  Sobre esta rama de los Fernández de Córdoba pueden consultarse los artículos de Molina Recio, R., “La nobleza
española en la Edad Moderna: los Fernández de Córdoba. Familia, riqueza, poder y cultura”, Tiempos Modernos, 12:4 (2005);
y “La familia nobiliaria en la Edad Moderna: el ejemplo de los Fernández de Córdoba”, en Guillamón Álvarez, F.
J., Centenero de Arce, D., Muñoz Rodríguez, J. D. (coord.) Entre Clío y Casandra: poder y sociedad en la
monarquía hispánica durante la Edad Moderna, Murcia, 2005, pp. 59-94.
38  “En 4 de Diciembre del mismo año [1625] S. M. declaró hijodalgo a D. Gaspar Osorio Mexía, vecino de la villa de Almagro,
y a sus hijos y descendientes, y sirvió con 4.000 ducados”. Real Academia de la Historia, Revista de Historia y Genealogía. T. I,
Madrid, 1912. p. 40. [Consulta web en Internet Archive, 29/04/2012]
39 Tabla genealógica de la familia Osorio, vecina de Almagro (Ciudad Real). RAH, Salazar, D-35, fol. 66 v, nº 28025.

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

vida ennoblecida, tenían fundada una magnífica capilla familiar en San Martín de la Villa, al lado de
su ostentoso palacio40, y tuvieron once hijos a los que dieron distintas salidas sociales acordes con los
medios económicos de los que la familia podía hacer uso. Como productos de ésta, fueron colocados
primorosamente siguiendo un esquema estratégico que los dirigió hacia la conquista de espacios de
poder y de privilegio que no nos es en absoluto desconocido, y que demuestra de forma paradigmática
la dimensión social del fenómeno familiar, aunque en este caso no fue necesario recurrir a la endogamia,
pues el patrimonio no se puso en peligro por una única heredera como ocurrió a los Pisa de Granada.
Para los dos hijos mayores, Diego y Gonzalo Gutiérrez de Pisa –líneas troncales del linaje–, sus
padres fundaron sendos mayorazgos41 y enviaron al tercero, Felipe, a la carrera de armas, la cual lo llevó
a pasar a Indias como capitán en 153542. Consta que fueron criados del Emperador, pero ninguno estaba
destinado a ser el que perpetuara el linaje. La fortuna hizo que Diego también se embarcara a las Indias en
1541 como gobernador de Veragua, en el actual Panamá, pero no viviría demasiado en el Nuevo Mundo.
Tras un gobierno en palabras de Toajas “muy poco honorable”, murió asesinado en 1545 por un cacique
indio que se rebeló por el despotismo con el que trataba a su pueblo. El mismo año, el joven Felipe, que
por sus servicios había recibido una encomienda de indios, era degollado por orden de Gonzalo Pizarro,
pues había huido “abandonando a su gente” 43.
La política matrimonial de las hijas estuvo claramente basada en la búsqueda de la hipergamia, es
decir, de candidatos de mayor alcurnia que permitieran ir logrando una red clientelar lo suficientemente
importante como para adquirir más reconocimiento e influencia. María y Ana Gutiérrez Pisa, también
llamadas de Toledo, realizaron sendos estupendos matrimonios con dos importantes señores de vasallos,
nietos del duque del Infantado: don Bernardino de Mendoza y Toledo, señor de Cubas y Griñón de la Sagra,
regidor de Madrid; y don Luis Laso de Mendoza y Osorio, tercer señor de Yunquera, respectivamente. La
progresiva acumulación de patrimonio por parte de los descendientes de ambas desembocaría en nobleza
de título en el siglo XVII y XVIII.
Sin dejar de seguir la clásica estrategia, varios hermanos fueron apartados del patrimonio vinculado
al entrar en la carrera eclesiástica. Estos fueron el quinto y sexto hermano, Alonso y Francisco, que
recibieron respectivamente la orden regular franciscana44 y la sacerdotal; mientras Marina era abadesa de
las Dueñas de Sevilla en 1572; e Inés quedó monja clarisa en la Concepción de Madrid.
El problema –y la desgracia –vino cuando los varones mayores comenzaron a morir sin
descendencia. Las muertes de Diego, Gonzalo y Felipe provocaron que todo el patrimonio vinculado
recayera en Francisco, presbítero en Colmenar Viejo, que lo conservó hasta 1571, cuando lo traspasó a
cambio de una renta al séptimo hermano, doctor y colocado como regidor de Madrid, Jerónimo, quien

40  Desde 1535, el palacete sirvió de aposento para sus estancias en Madrid a varios miembros de la familia real, motivo por
el que la infanta Juana, que incluso había nacido en él, se lo compró a María de Pisa para fundar el convento de las Descalzas
Reales. Toajas Roger, Á., “El tesorero Alonso Gutiérrez y su capilla en San Martín. Notas y documentos sobre patronazgo
artístico en el Madrid del Quinientos”, Anales de Historia del Arte, 15 (2005), pp. 87-125.
41  El mayorazgo de Diego fue fundado cuando tenía unos quince años, en 1525. “Declaración de María de Pisa sobre los
mayorazgos de su casa” (1570). Archivo de Protocolos de Madrid, Prot. 269.
42  Es de mención que bastantes personas apellidadas Pisa y naturales de Almagro y de Toledo pasaron a Veragua este año con
Felipe Gutiérrez: Diego Sánchez, hijo de Diego Rodríguez de Pisa y de Beatriz de Villarreal, vecinos de Almagro; García Flores
de Pisa, hijo del bachiller Gonzalo de Pisa y de Beatriz Gutiérrez, natural de Almagro; Alonso de Pisa, hijo de Diego de Pisa
y de María González, natural de Almagro; Alonso de Pisa, hijo del doctor García de Pisa y de Teresa de Villarreal, vecino de
Toledo; y su hermano Diego de Pisa. Como ya se deduce, pese a la ascendencia judía, ninguno de ellos tuvo problemas para
embarcarse. AGI, Pasajeros, Lib.2, Exp.250, Exp.727, Exp. 728, Exp.248 y Contratación, 5536, Lib.3, fol.149 (4).
43  Al año siguiente de su muerte, su madre María – viuda desde 1538 –negociaba en Madrid que la encomienda pasase a la
persona que ella nombrara.”Encomienda de indios de Felipe Gutiérrez”, 1546, Madrid. AGI, Lima, 566, Lib.5, fol.189v-190r.
Vid. Toajas Roger, Á., “El tesorero Alonso Gutiérrez y su capilla…” op. cit., p. 20.
44  Estudió en el Colegio Mayor de los Apóstoles de Alcalá, vivió en Salamanca y ya estaba ordenado en 1560, cuando se le
realizó la “Información genealógica de Fr. Alonso Gutiérrez Pisa”, AHN, INQUISICIÓN, 1369, Exp.12. En Toajas Roger, Á.,
“El tesorero Alonso Gutiérrez y su capilla…”, op. cit., p. 94, 106 y nota 20.

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Rocío Velasco Tejedor

probablemente se estaba muriendo45. Así las cosas, los mayorazgos del Tesorero acabaron en el segundo
hijo de Jerónimo, don Jerónimo Gutiérrez de Anaya, que casó con doña Ana Carrillo Fontes de Albornoz,
procedente de una larga familia de alcaldes y regidores de Murcia por el estado noble que enlazaba con
los famosos Riquelmes murcianos46. Jerónimo tuvo al menos dos hijos de esta unión, don Jerónimo y
don Antonio Gutiérrez de Anaya y de Albornoz. Este Jerónimo, oficialmente hidalgo junto a su hermano
desde 1639, no tardó en iniciar los trámites para ser nombrado caballero de Santiago, cuyas pruebas
comenzaron en 164047. Uno de los testigos fue su primo don Antonio Zapata, hijo de su tía María de
Guevara, y cuyo hábito de Calatrava sirvió como acto positivo para dar a Jerónimo más posibilidades.
En el pleito de hidalguía, la genealogía de Alonso Gutiérrez de Madrid se altera de manera
despiadada. Lo más común era superar las pruebas genealógicas falseando los nombres de los abuelos, como
vemos en una información genealógica realizada para Fray Alonso de 1560, en la que los progenitores de
su padre fueron Diego Ruiz de San Pedro y Marina Gutiérrez, vecinos de Toledo. En cuanto a su madre,
María de Pisa, según la información tuvo por padre a Gonzalo de Pisa y a García de Pisa por abuelo;
cuando tenemos claro que estos fueron García y Juan Rodríguez de Pisa, el quemado. Sin embargo, casi
80 años después, Jerónimo y Antonio establecieron que los padres de Alonso Gutiérrez, sus tatarabuelos,
eran Diego Gutiérrez y María Alonso, vecinos y naturales de Tartalés de los Montes, situado en el valle
de Valdivieso (Burgos), donde se encuentra “la casa y solar de los Gutiérrez”. Indiscutiblemente, estos
segundos bisabuelos son más oportunos –en el mismo grado que estereotipados –frente a un Ruiz de San
Pedro que es, en cambio, converso a todas luces48.
En cuanto a don Antonio, si bien hasta donde sabemos no pleiteó ningún hábito, había comprado
la villa de Fuentes de Magaña y el lugar de El Espino, dos pequeñas poblaciones de las Tierras Altas de
Soria, antes de 162849. Los vecinos de estos lugares presentaron un pleito al poco tiempo, porque don
Antonio empezó en 1633 a nombrar cargos del cabildo (alcaldes de hermandad, regidores y procurador)
cuando no tenía ese poder. El argumento principal dado en el juicio por la defensa fue que las villas “son
suyas, y que los vecinos dellas son sus vasallos”50. La estrategia para convertir estos pueblos en sus señoríos
jurisdiccionales –que con gran probabilidad era lo que pretendía –no salió como esperaba, pero consiguió
que el concejo le presentara tres candidatos a alcalde mayor y alguaciles para que él pudiera elegir entre
ellos, mientras que los cargos de alcalde de hermandad, regidores y procurador siguieron nombrándose
por el concejo a la manera tradicional.

45  En 1572 su viuda, doña Aldonza de Anaya y Guevara, gestiona el cobro del arrendamiento de unas tierras. “Aldonza de
Anaya, mujer que fue del doctor Jerónimo de Pisa, regidor de Madrid, y tutora de los bienes de Alonso Gutiérrez, su hijo
mayor (sucesor del mayorazgo)…” (1572). ARChV, Pleitos Civiles, Fernando Alonso (F), CAJA 1429, nº 4.Para la renta de
Francisco, vid. Archivo de Protocolos de Madrid, Prot. 269, f. 155-157, Madrid, 16/02/1570; y Prot. 270, f. 1143v-1150,
Madrid, 17/12/1571.
46  Para conocer mejor a esta familia es recomendable el libro de Manuel Pérez García, quien los estudió en Armas, limpieza
de sangre y linaje. Reproducción social de las familias poderosas de Murcia (ss. XVI- XIX), Murcia, 2006. Mencionando a los
Riquelme, es de obligada referencia la obra de Jaime Contreras sobre las luchas banderizas en las que participaron, Sotos contra
Riquelmes: regidores, inquisidores y criptojudíos, Madrid, 1992.
47  “Pleito de hidalguía de Antonio Gutiérrez de Anaya y Jerónimo Gutiérrez de Anaya, vecinos de Ambroz (Madrid)”, 1636.
ARChV, Sala de Hijosdalgo, Caja 230, nº 4; y “Gutiérrez de Anaya y de Albornoz, Jerónimo”. AHN, OO. MM., Santiago,
Exp.3698, nº 8-9.
48 Conocemos unos San Pedro que vivieron en la parroquia de San Ginés de Toledo, donde Alonso Gutiérrez estuvo avecindado
los años que vivió allí a finales del siglo XV, pero no queda claro que él perteneciera a esta familia. De este linaje reconstruye
varias genealogías Linda Martz en “Families in Fifteenth and Sixteenth Century. Toledo: The significance of lineage”, Sefarad,
48:1 (1988), p.117- 196.
49  En este año otorgaba un poder para que en ellas otra persona cumpliese sus funciones. “Poder de Don Antonio Gutiérrez
de Anaya al licenciado Fray Mateo de Liceras, capellán de la parroquia de Santiud” (9/05/1628). ARChV, Ejecutorias, Caja
2603, 38, fol. 2.
50  “Ejecutoria del pleito litigado por los concejos y vecinos de los lugares de Fuentes de Magaña y El Espino (Soria) con
Antonio Gutiérrez de Anaya, dueño del lugar de El Espino”. ARChV, Ejecutorias, Caja 2603, 38, fol. 6.

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

Completado el cuadro que aunaba los tres pilares del esquema mental de la época, a saber, nobleza
certificada (mínimo la hidalguía, adornada según el caso con otros títulos), limpieza de sangre basada en
falsas pero verosímiles genealogías, y una honra pública construida en base a un comportamiento y valores
propios del estado nobiliario (mansión palaciega, pertinentes armas heráldicas, capilla familiar destacada
y suntuaria, actitud pública profundamente religiosa y caritativa, cohorte de criados y clientes); los Pisa
consiguieron con una rapidez sorprendente la consolidación de su ascenso social a la élite, que gran parte
de sus miembros ya ostentaba a mediados del siglo XVI.

4) Conclusiones finales.

El trabajo presentado ha pretendido poner de relieve un hecho que ya forma parte indiscutible del
panorama historiográfico, que no es otro que la importancia tan fundamental de la comunidad conversa
como grupo dinamizador de la sociedad castellana de la Edad Moderna española, tan única como
fascinante. Consideramos que uno de los puntos más importantes de estos estudios es la comprobación de
los contrastes, realmente sorprendentes, que existían en el seno de la estructura ideológica que sustentaba
todo el sistema social, pues las fuertes creencias en la continuidad sin cambios de la sociedad fueron
mucho más potentes que una realidad encubierta de constantes movimientos, que se nos revelan a poco
que indaguemos en los archivos y la documentación.
Por otro lado, hemos pretendido hacer hincapié en la importancia tan radical de la familia
como la gran maquinaria de la movilidad social, que, como seno primero del individuo y de las nuevas
generaciones, determina desde que el individuo nace cuál será su papel en el mundo, para así contribuir
a alcanzar la meta conjunta de formar parte de la élite social desde la parcela de poder que se le haya
asignado. La dinámica de la familia Pisa es un ejemplo perfecto de esta tónica general y eso que, como
dijimos en la introducción, no se trata de un caso particularmente diferenciado del resto, aunque cuenta
con el atractivo añadido de que la familia partía de una base de discriminación que, desde sus comienzos,
define todo proceso de ennoblecimiento e integración que el grupo lleva a cabo. Para ello, una estrategia
familiar que no dejaba nada al azar y que tenía como su pieza clave la riqueza ofrecida por las finanzas,
demuestra la hábil destreza de este clan familiar como cerebro de operaciones y motor de la movilidad a la
hora de levantar a sus descendientes a los más altos honores, y no lo hubieran conseguido de otra manera.
Como ha quedado patente, la tarea de reconstruir familias y políticas familiares ha encontrado su gran
aliada en el empleo de la genealogía como elemento imprescindible, urgente y en realidad obvio a la hora
de iniciar cualquier análisis sobre la institución familiar en la época moderna.
Algunas de estas vertientes de la historia social (la familia conversa, la genealogía, la movilidad
vertical) todavía precisan de mucho trabajo de investigación, aunque pensamos que las bases hasta el
momento son sólidas. Más allá de ofrecer visiones generales que siempre pecan de colectividad y
uniformismo, aún ignoramos muchísimos ascensos que se produjeron de manera clandestina, gran parte
de los cuales fueron llevados a cabo por judeoconversos. El mundo converso se nos ha desvelado con
una complejidad extrema, pero su enorme importancia en la Historia de la España Moderna justifica
los esfuerzos que han realizado y realizan autores como Haim Beinart, Enrique Soria, Vincent Parelló y
muchos otros.
Finalmente, confiamos haber contribuido con esta pequeña aportación a ejemplificar un grupo
más de los cientos que alcanzaron la cima de forma subrepticia para la imagen oficial del esquema que tenía
la sociedad, pero que en absoluto era ajeno al auténtico funcionamiento del sistema.

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Rocío Velasco Tejedor

Anexo: Algunas tablas genealógicas


Nota: todas las tablas son de elaboración propia.

Tabla nº 2
Genealogía de María Rodríguez de Pisa (estrategia familiar estándar)

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De financieros judeoconversos a nobleza titulada...

Tabla nº 3
Genealogías de Alonso, Juana y Andrés de Pisa (caso de endogamia familiar)

260 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)


Rocío Velasco Tejedor

Tabla nº 4
Genealogía de Juan Rodríguez de Pisa (caso de endogamia familiar por una única heredera)

Historia y Genealogía Nº3 (2013) | 261


262 | Historia y Genealogía Nº3 (2013)

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