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Síntesis

Laval, Christian (2003) “El gran mercado de la educación”, en: La escuela no es una
empresa. El ataque neoliberal a la enseñanza pública. Barcelona: Paidós, pp. 159 – 188.
Mtra. Ana Cárdenas Chávez.

Este texto permite entender a la educación como una inversión, con una gran rentabilidad, de ahí,
que uno valore la importancia y relevancia que le han dado a la formación , y es observar como el
saber, conlleva implícito y explícitamente un valor agregado que da grandes beneficios a unos
cuantos, ver a la educación como una mercancía, garantiza mayores recursos y beneficios a unos
cuantos, antes, se valoraba la fuerza física, hoy los saberes, los conocimientos, el capital humano ha
cobrado gran relevancia, la mercantilización ha llegado a todos los sectores de la población, se
suministra mano de obra no solo barata sino además adaptada a las necesidades de la economía.
Salir a un centro comercial y mirar a su alrededor implica darse cuenta de tantas necesidades
innecesarias que nos venden para el ejercicio de la enseñanza, desde una revista de apoyo, como
de materiales educativos específicos, nos hemos vuelto consumidores, tanto de bienes materiales,
de cursos etc, nos han vendido tan bien que desde la comodidad de nuestros hogares y sin necesidad
de desplazaros la educación llega a nuestros hogares, los cursos en línea, las estrategias de
mercadotecnia han funcionado exitosamente.
La escuela se ha transformado en empresas productoras de mercancías específicas, una escuela es
más competitiva que otra, le educación en verdad, es un mercado prometedor no para mejores
condiciones de vida sino de mejor mercado, mejor estratega para formar el capital cultural
necesario, adaptable, el saber es un bien privado, la escuela cada vez es más privada. La tecnología
a abierto a nuevos mundos no solo para conocerlos sino para que ambicionemos y consumamos sus
productos, su educación, sus cursos, , existe actualmente las mercancías educativas en libre
circulación por el mundo, el estudiante tiene nuevas oportunidades de estudiar en el extranjero, se
valora lo ajeno por lo nacional, la educación es la mejor mercancía, los programas de estudio son
puestos en marcha en nuestro país porque han funcionado en otros, , la gestión educativa retoma
estrategias internacionales, nuestros objetivos son los objetivos planteados en reuniones de
diversos países, ¿pero qué pasa con nuestras características particulares de cada país? Se dejan de
lado por atender a objetivos internacionales.
Hasta el papel del docente ha cambiado ahora tiene que dirigir, guiar y motivar para responder a
demandas internacionales y dar buenos resultados en pruebas estandarizadas, el internet el e–
lerning, la formación a distancia acorta mundos y enseñan nuevas culturas escolares. La gente ve lo
bonito de acortar distancias de conocer nuevos mundos de abrir fronteras pero no observa el
incremento de las desigualdades, que hoy competimos con más personas, ahora nuestra formación
profesional no es suficiente, hay que actualizarse, especializarse y no entendemos que competimos
no solo con gente de nuestro país, sino de otros países, se incrementa el desempleo, las escuelas
compiten los alumnos compiten estamos en un mundo de la competitividad.
REPORTE DE LECTURA
De Selys, Gérard (2003) “La escuela, gran mercado del siglo XXI”, en: La educación no es una
mercancía. Selección de artículos publicados Le Monde Diplomatique. Santiago, Chile:
Editorial Aún creemos en los sueños, pp. 73 – 82
Mtra. Ana Cárdenas Chávez.
Cuando recuerdo del sistema dual, los becarios veía las bondades de que escuela y empresa
trabajaran juntos en programas de enseñanza, creía en ella, el desencanto llega cuando uno se
percata que el individuo es visto como una simple mercancía, como un objeto al que hay que
moldear para que embone correctamente, y aun así, hay que seguirle alimentando formando con
cursos, diplomados, capacitaciones que lo llenen de conocimientos necesarios para su adaptación
al mercado laboral.
Reducir costos a la industria conlleva a la mercantilización del servicio, la escuela se ha convertido
en el mejor mercado, un mercado de servicios, un mercado de ilusiones, un mercado que tiene un
costo no para quien lo emplea sino para el sujeto que ambiciona trabajar en “x” o “y” empresa, por
lo tanto hay que crear nuevas necesidades. Pero cuándo los docentes nos daremos cuenta de ello,
y aún más cuándo trataremos de formar para el cambio, hay que reorientar nuestra intervención,
creo, que no podemos negar la realidad actual, pero si podemos contribuir a formar sujetos críticos
conscientes de la gran mercadotecnia, que gira alrededor de la educación.
Me parece que muchos hemos caído en el uso y abuso de creer en la tarjeta de acreditación de
competencias y, acreditamos nuevos conocimientos, y no importa el costo, lo importante es tener
más y más y creemos que nos abrirá nuevas puertas, el mundo de las ilusiones ha llegado el país de
las maravillas lo tenemos enfrente nuestro, somos los mejores clientes que pagamos todo lo que
nos ofrecen. Países consumistas como el nuestro es quien le ha abierto las puertas al neoliberalismo.

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