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Para argumentar lo anterior, recuperan una afirmación de Weber que refiere que “(…) aun
el más positivista, utiliza consciente o inconscientemente un procedimiento, pero que no
puede ser dominado más que si se utiliza con conocimiento de causa.” Y citan que: “(…) la
comparación orientada por la hipótesis de las analogías constituye no sólo el instrumento
privilegiado de la ruptura con los datos preconstruidos, que pretenden insistentemente ser
considerados en sí mismos y pro sí mismos, sino también el principio de la construcción
hipotética de las relaciones entre relaciones.” (Bordieu, Chamboredon y Passeron, 1985, p.
74).
Por ello sugieren que una de las principales herramientas de investigación es la crítica
lógica de la sociología espontánea que, en donde es necesario más que la afirmación
anticipada, la prevalencia de la duda. Más que negar la presencia de los supuestos, obliga
a cuestionar las respuestas o evidencias esperadas de los enigmas, antes de caer en la
tentación de dar por hecho algo que en realidad no se ha conocido y desde luego se carece
de condiciones para ofrecer explicación. Dado que: “Un objeto de investigación, por más
parcial y parcelario que sea, no puede ser definido y construido sino en función de una
problemática teórica que permita someter a un sistemático examen todos los aspectos de
la realidad puestos en relación por los problemas que le son planteados”. (Bordieu,
Chamboredon y Passeron, 1985).
En este sentido y a manera de cierre en este texto, es preciso hacer énfasis en la posición
sostenida por los autores, en contra de la definición restrictiva de las técnicas de recolección
de datos que confiere al cuestionario un privilegio indiscutido y la posibilidad de ver más
que sustitutos aproximativos de la técnica real en métodos, no obstante tan codificados y
tan probados como los de la investigación etnográfica (…). Por el contrario sugieren (…)
restituir a la observación metódica y sistemática su primado epistemológico, por lo que
advierten que: “Lejos de constituir la forma más neutral y controlada de la elaboración de
datos, el cuestionario supone un conjunto de exclusiones, no todas escogidas y que por
tanto (…) permanecen inconscientes (…)”.(Bordieu, Chamboredon y Passeron, 1985, p.
66).
De ahí que, tanto para la práctica profesional como la de investigación, los autores sugieren
lograr un estado de conciencia cuyo punto de partida sea la confrontación entre los
esquemas de conocimiento (apriorísticos: empíricos o teóricos) que suponen una barrera
que limita la aproximación al objeto de conocimiento en su estado natural, particularmente
cuando se trata de naturaleza social. Como se mencionó líneas arriba, elaborar
anticipadamente juicios determinísticos, es repetir acríticamente modelos de conocimiento
probados en la confirmación de certezas, que asimismo en aras de la búsqueda de la
“verdad absoluta, unívoca y uniforme” implementa para su recogida instrumentos
tendenciosos y manipuladores de información y datos que satisfacen el rigor inmediato de
un conocimiento objetivado (“acabado”) tras el disfraz de una “metodología científica”, tal y
como los autores la refieren.
Interesante lección, al cuestionar la ruta que orienta la construcción del conocimiento social,
sometiendo permanentemente a juicio no lo que se pretende conocer, sino lo conocido y
las formas en que aproxima el sujeto al objeto estudiado. Como la única opción para hacer
que emerja en sí mismo y por sí mismo el conocimiento, sin condicionamientos heredados
por la tradición de la ciencia. Tomando distancia inicialmente de las intenciones,
generalmente inconscientes de quién pretende generar conocimiento. Y me refiero a una
distancia consciente, reflexiva y crítica que así también es natural, por ello riesgosa, si no
se descubre a tiempo. La ruptura entonces, no es la negación o bien oposición, más bien
puede ser un estado autorregulador que ayude a controlar la influencia de los propios
prejuicios que lejos de favorecer respuestas, contaminan de anticipaciones lo que aún no
se ha conocido.
De esta manera las herramientas o andamios de aproximación, responderán acorde a las
condiciones propias del objeto de conocimiento sin ser sometidas a medidas que laceren
su naturaleza. Por ende, los logros de un trayecto de este tipo, dignifica no solo al
conocimiento sino a su vez, al que pretende conocer.
Referencia bibliográfica:
Bourdieu, P., Chamboredon, J.C. & Passeron, J.C. (1985). El oficio del sociólogo.
Presupuestos epistemológicos. Octava Edición. España: Siglo XXI.