manejar como realidad e idea. Unas veces el Estado es realidad y la sociedad idea, otras veces la sociedad es realidad y el Estado idea. Se trata de presentar la oposición de Estado y sociedad como la contraposición de realidad e idea, sólo que de acuerdo con los diversos puntos de vista de los sociólogos unas veces el Estado es realidad y otras veces es idea, lo mismo acontece con la sociedad, unas veces es realidad y otras veces es idea. Contraponer el Estado y la sociedad, en el sentido de que el primero sea realidad y la segunda idea; o a la inversa, considerar la sociedad como realidad y el Estado como idea es incurrir en un error metodológico, ya que toda oposición solamente se puede dar en el nivel del ser o en el nivel del deber ser. Un ser no puede ser contrapuesto a un deber ser sino a otro ser, así como un deber ser solamente puede ser opuesto a otro deber ser. Cuando se considera el Estado como realidad y la sociedad como idea no se trata de la contraposición de un ser y un deber ser, sino de postulados ético-políticos opuestos, encubiertos con la pretendida oposición entre un ser; el del Estado y un deber ser; el de la sociedad; o a la inversa, el ser de la sociedad es contrapuesto al deber ser del Estado.
Ya en San Agustín se puede observar la utilización de
la contraposición de dos formas de organización, la una como representante del bien, la otra, como representante del mal. Él contempla al Estado, la organización de la bienaventuranza temporal, como una horda de ladrones, como comunidad del mal, como civitas diaboli, opuesta a una comunidad del bien, a la civitas dei, cuya realización, por su parte, corresponde a la Iglesia. A esta comunidad del bien la Sociología del siglo xix, la hubiese denominado: la sociedad. Esta sociedad, es el reino del bien que corresponde a la naturaleza, que no es otra, que la naturaleza del hombre. Por el contrario, Hobbes contempla la sociedad, anterior al Estado, la cual es independiente de éstle, como una horda de lobos destructivos que pretenden devorarse entre sí, y alaba al Estado como el medio de que se dispone para alcanzar la salvación de este infierno. Por el contrario, otros teóricos del Derecho Natural justamente a esta sociedad preestatal la consideran como la situación paradisíaca de la libertad de los hombres en sí buenos y consideran al Estado como el infierno de la servidumbre, como la causa de todo mal, no como la garantía contra la maldad del hombre, como Hobbes lo había considerado, sino por cuya causa resulta un estigma para el hombre, por lo cual se exige que se restaure la situación originaria, que es una especie de paraíso original. Precisamente en este sentido se trazan las teorías jusnaturalistas del liberalismo y del anarquismo y en lo único en que se diferencian es en el diverso grado de sus consecuencias.
Partiendo de. la hipótesis aceptada por Hegel
se llega a sostener que el Estado es la reahdad de la idea moral, o como lo sostiene Stein; el principio del Estado es el interés general, el de la sociedad el interés individual. Es la misma oposición entre el bien y el mal, entre el altruismo y el egoísmo, entre el interés solidario y el interés individual, la que se manifiesta en lo$ conceptos de Estado y sociedad sostenidos por la corriente ideológica del marxismo. Como buen discípulo de Hegel toma Marx de este pensador la oposición dialéctica entre Estado y sociedad. Marx sostiene dos puntos de vista opuestos en lo que toca a la relación entre Estado y sociedad. En sus trabajos iniciales Marx se había mantenido fiel al punto de vista de Hegel en lo que se refiere a la relación entre los conceptos de Estado y sociedad. En dichos trabajos, por ejemplo, en la Cuestión Judía, se había referido Marx a la sociedad como la expresión de los intereses individuales y egoístas, mientras que el Estado político perfecto era algo totalmente diferente de la sociedad. Todos los supuestos relativos a la vida egoísta pertenecen a la sociedad, por lo cual quedan fuera del Estado. Después la terminología se invierte totalmente: el Estado es en dónde cobra expresión un principio inmoral, el de los intereses de clase, egoístas, mientras que la sociedad llega a ser la expresión de la solidaridad moral. En los escritos iniciales el Estado encamaba al bien y la sociedad al mal, pero después, a la inversa, el Estado era la encarnación del mal y la sociedad era la expresión del bien.
Aquí se advierte que en un mismo pensador se
da un cambio a través de las diversas épocas de desarrollo de su pensamiento, de los puntos de vista valorativos, carentes de valor científico, en relación con los conceptos de Estado y sociedad. Hay abiertamente en Marx la contraposición en relación con la pareja de conceptos que nos ocupa de dos puntos de vista ideológicos, como aquella que se presentó en San Agustín entre el Estado como comunidad del mal —civitas diaboli— y la comunidad del bien --civitas dei— cuya realización corresponde a la Iglesia. Paralelamente en el maixismo, el Estado —civitas diaboli— debe ser superado, debe desaparecer y su lugar ha de ser tomado por la sociedad —civitas dei— independiente del propio Estado y en la cual no existen las clases sociales. La Sociología del siglo xix a la comunidad del bien de San Agustín la denominó: sociedad, por lo menos en las corrientes del liberalismo y del anaiquismo. La diferencia que se da entre San Agustín y Marx consiste en que el ideal del primero se traslada a un ultramundo; y el del segundo, por medio de una ley causal del desarrollo histórico ha de realizarse en este mundo. Una, la de San Agustín, es una concepción ultramundista del ideal; otra, la de Marx, es una concepción intramundista del propio ideal.
Si el individuo no es tomado en cuenta, sólo queda la
sociedad, y por consiguiente, en la naturaleza de esta última debe buscarse la explicación de la vida social. Entonces cabe preguntarse: ¿Cuál es la naturaleza de la sociedad? Al responder a esta pregunta Durkheim se aproxima a una concepción sistémica de la sociedad. Esta no es meramente una suma de individuos, sino un sistema formado por asociación o vinculación recíproca entre los hombres, que llega a tener una realidad específica, con características propias. La conciencia individual es la condición necesaria, pero no suficiente para la formación de la sociedad. Las mentes de los individuos se combinan para formar esta realidad que llamamos sociedad. La penetración y fusión mutua de las almas individuales es la que genera el nuevo ser que llamamos sociedad. A través de la interpretación y fusión recíproca de las almas individuales produce un nuevo ser psíquico, que représenta una nueva individualidad psíquica, solamente que ésta ofrece una realidad específica diversa de aquella que tienen las almas individuales antes de fusionarse. Precisamente en la naturaleza de este nuevo ser: la sociedad, es en donde debe buscarse la explicación de los fenómenos sociales. El grupo piensa, siente y actúa de manera diversa a como piensan, sienten y actúan los individuos cuando se encuentran aislados.
Como se sabe, el célebre sociólogo francés, cuyo pensamiento
se expone, considera como una propiedad de los fenómenos sociales, el que ejerzan desde afuera una coerción sobre la conciencia individual. La sociedad está en consecuencia capacitada para imponer al individuo los tipos de pensamiento y conducta, los cuales con su autoridad presenta como válidos frente a él. La autoridad de la sociedad consiste en su capacidad para obligar; esta imposición consiste en una obligación para llevar a cabo cierta conducta. Porque esta obhgación procede desde afuera, la fuente de todo lo obligatorio se encuentra fuera del individuo. Con esto quiere Durkheim enfatizar la objetividad de lo social.
El Estado parece ser para Durkheim la suma de todos
los lazos sociales, de todas las obligaciones. En última instancia el Estado se entiende, en Durkheim, como un contenido específico de carácter espiritual, es decir, como la validez de un sistema de normas. A esta conclusión arriba Kelsen respecto a Durkheim, en la materia que nos ocupa, cuando expresa: "La sociedad es la fuente de todas las obligaciones; pero el Estado, la sociedad como un todo. La Sociología de Durkheim conduce a una teoría jurídica del Estado." 23 Al exponer la tendencia normativa de la antigua Sociología se pudo observar que tanto en Spencer como en Durkheim, el lenguaje empleado por ambos autores es característico de las ciencias naturales, pero que detrás de ese lenguaje se ocultaba una tendencia normativa en dos direcciones, a saber: para la determinación conceptual de la sociedad y para la determinación conceptual del Estado.