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Esta pluralidad implica en Boas y sus discípulos el relativismo cultural que obliga
a abandonar “la pretensión de objetividad absoluta del racionalismo clásico para
dar entrada a la objetividad relativa basada en las características de cada cultura”.
Desarrollo
Este es continuado por la “fase abstracta” del concepto de cultura. En esta fase,
la cultura se restringe a “los sistemas de valores y a los modelos normativos que
regulan los comportamientos de las personas”. La cultura se define en términos de
modelos, pautas, esquemas de comportamiento.
Y para finalizar y la que más nos importa en esta concepción de ideas es la “fase
simbólica” que bien formulada busca del concepto de cultura y esta se define
como el “entramado de significados”. Ésta postura tuvo repercusiones en el
paradigma dominante de la antropología y los estudios culturales. Por un lado, se
fijó la atención en el aspecto simbólico de la cultura. Por otro, introdujo la visión de
que los objetivos de la antropología es la “interpretación” de la cultura, es decir,
encontrar buscarle significado a todo lo que este en sociedad. Lo que también
generó la pérdida de confianza en la objetividad en la investigación y en lo que en
verdad el investigador como el “narrador” e “interpretador” de la cultura intenta
mostrar, por tanto, dependiente de los propios modelos culturales del mismo.
Conclusión
De esta forma se entiende entonces que la razón por la cual se incluyó la idea de
simbólica en la cultura no fue solo por alargar más el nombre, si no que con él
asumió todas las características que lo llevan a mejorar la forma de estudiarse y
de trasmitirse la misma y que pueda ser estructurada de un modo que los sujetos
que conforman dicha cultura puedan sentirse mejor definidos por ella y que no
solo sea un concepto vacío, pero aun así para mi esta concepción aún está abierta
a cambios y puede ser aún mejor estructurada.