Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
contacto@elaleph.com
http://www.elaleph.com
Primera edición
ISBN
PSEUDOCIENCIA
¿QUÉ ES Y CÓMO DEFENDERSE DE ELLA?
elaleph.com
Dedicatoria
CÓMO SURGIÓ ESTE LIBRO
TAL VEZ LA lucha más grande de un filósofo es contra el pre-
juicio. La fenomenología de Husserl se planteó como un saber
sin supuestos, pero las críticas que recibió de parte de la her-
menéutica hicieron que este proyecto fuera abandonado por
imposible. Y es verdad. No podemos liberarnos de todos
nuestros prejuicios. Sin embargo, sí podemos tratar de neutra-
lizarlos lo más que sea posible para mantener la mente abierta.
Uno de esos prejuicios, heredados de la ciencia moderna, es
que no hay fenómenos, en el ámbito macroscópico, que re-
quieran de explicaciones que trasciendan los límites de la cien-
cia newtoniana. Esos fenómenos son llamados habitualmente
“paranormales”, para distinguirlos tanto de las experiencias
habituales, como de las anormales, es decir, de las producidas
por lo que se considera una disfunción en los órganos de per-
cepción o de pensamiento.
Que haya fenómenos inhabituales en la experiencia de to-
dos, tales como sincronicidades, dejá vu, premoniciones o
intuiciones de algún tipo, no significa que no puedan expli-
carse de una manera clásica. Esos fenómenos forman parte
de nuestro mundo vivido, al igual que aquellos que entran en
los circuitos trazados por la ciencia sobre el fondo del caos
real. Si la filosofía se ocupa de todo, también debe ocuparse
de ellos, así como de la manera en que han sido explicados.
Una de esas maneras es lo que la ciencia considera una expli-
cación “pseudocientífica”. De esa explicación se ocupará este
libro, desde una perspectiva fenomenológica, tratando de
—7—
DANIEL OMAR STCHIGEL
—8—
INTRODUCCIÓN
LA PSEUDOCIENCIA EN UN MUNDO DE CONFUSIÓN
—9—
DANIEL OMAR STCHIGEL
1 Serres, Michel, La interferencia. Hermes II, Bs. As., Almagesto, 2000, pp. 19
y ss.
— 10 —
LA PSEUDOCIENCIA
2 Foucault, Michel, La arqueología del saber, Bs. As., Siglo XXI, 2004, pp. 50 y
ss, y pp. 306-307.
— 11 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
3 Meinong, Alexius, Teoría del objeto y Presentación personal, Bs. As., Miño y
— 12 —
LA PSEUDOCIENCIA
CAPÍTULO I
¿QUÉ ES LA PSEUDOCIENCIA?
— 13 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
4 Shermer, Michael, Por qué creemos en cosas raras, Barcelona, Alba, 2008, pp.
76 y ss.
5 Bunge, Mario, “¿Qué son las seudociencias?”, en La Nación, lunes 19 de
febrero de 2001.
— 14 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 15 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 16 —
CAPÍTULO II
LA PSEUDOCIENCIA, ENTRE
LA U-TOPÍA Y LA U-CRONÍA
— 17 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 19 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 20 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 21 —
CAPÍTULO III
¿POR QUÉ UN SABER IMPERECEDERO
EN UN MUNDO DE CAMBIO?
— 23 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 25 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 29 —
CAPÍTULO IV
FUNDAMENTOS RACIONALES DE LA PSEUDOCIENCIA
8Agamben, Giorgio, Signatura rerum. Sobre el método, Bs. As., Adriana Hidal-
go, 2009, pp. 47 y ss. Ver también Foucault, Michel, Las palabras y las cosas,
México, Siglo XXI, 1969, pp. 34 y 35.
— 31 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
9 Bachelard, Gastón, La formación del espíritu científico, Bs. As., Siglo XXI,
2007, p. 11.
— 32 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 35 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 36 —
CAPÍTULO V
SIGNATURAS ESPIRITUALES VERSUS
SIGNATURAS CIENTÍFICAS
— 37 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 44 —
CAPÍTULO VI
SECULARIZACIÓN Y REGULACIÓN
COMO CARACTERÍSTICAS DEL USO CIENTÍFICO
DE LAS SIGNATURAS
— 45 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
11 Foucault, Michel, Las palabras y las cosas, op. cit., pp. 26-82.
— 47 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
y reverencia.
— 49 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 51 —
CAPÍTULO VII
EL USO PSEUDOCIENTÍFICO
DE HIPÓTESIS CIENTÍFICAS
— 53 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 54 —
LA PSEUDOCIENCIA
240 y ss.
15 Penrose, Roger, Las sombras de la mente, Barcelona, Crítica, 1996, pp. 368 y
ss.
16 Talbot, Michael, El universo holográfico, op. cit., p. 15.
— 55 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
17 Experimento que sirvió para probar que dos partículas con un mismo
punto de origen siguen conectadas a la distancia, de tal modo que una
medición en el estado de una de ellas genera indeterminación en la medi-
ción del estado de la otra.
— 58 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 60 —
CAPÍTULO VIII
¿ES PSEUDOCIENTÍFICA UNA TEORÍA CIENTÍFICA
CAPAZ DE EXPLICAR FENÓMENOS PARANORMALES?
— 61 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
y ss.
— 62 —
LA PSEUDOCIENCIA
tanto con las que se refieren a otros signos del entorno que
nos pasan desapercibidos, pero a los que son sensibles los
animales –quienes corren antes de la producción de un sismo–
y ciertas personas. Lo mismo podemos decir de la percepción
del futuro. Más especulativo resulta pensar que la presencia de
mi mano en un lugar alejado, aunque sea pequeña, puede tener
energía suficiente como para mover un objeto a distancia. Se-
ría fácil negar esta posibilidad si las causas actuaran sólo por
contacto físico, de una manera mecánica, pero lo cierto es que
ya el fundador de la física de los objetos macroscópicos, Isaac
Newton, tuvo que dar cuenta de la gravedad como de una
escandalosa “acción a distancia”. Además, en física cuántica no
hay choques entre partículas, sólo un acercamiento hasta el
punto en que el campo que rodea las partículas condensa en
alguna partícula virtual portadora de fuerza.
Inmediatamente, Talbot empieza a sacar consecuencias éti-
cas de la posición de Bohm. Si el universo es una totalidad,
fragmentarlo es malo y va contra su naturaleza. Además,
acuerda con el psiquiatra Ullman en que vagas asociaciones
entre los sueños de una persona y las cosas que ve otra al
mismo tiempo son indicios de que, al hundirnos en el sueño,
entramos en contacto con el orden holográfico subyacente a
nuestra experiencia habitual del mundo. El psicótico tiene
momentos de contacto con ese orden, en el que las cosas se
desestructuran espacio-temporalmente y causalmente, y el
individuo se ve fusionado con totalidades grupales cada vez
mayores. El maníaco directamente vive por momentos en ese
orden subyacente, y trata de defenderse de él para mantener
una vida social “normal”, etcétera. Este “etcétera” no es ca-
sual. En ningún caso estas líneas de especulación, junto con la
idea de un inconciente colectivo en el que están los arquetipos
junguianos conviviendo con otras infinitas formas de informa-
ción no localizada y que cualquiera podría captar en principio,
llevan a formular teorías que permitan recorrer todas estas
experiencias de manera coherente. Como lo que el orden im-
— 64 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 69 —
CAPÍTULO IX
¿ES LA MEDICINA UNA CIENCIA?
— 71 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
fenómenos. Por eso los escépticos sostienen que todas las expe-
riencias transpersonales que menciona Grof no cuentan como
lo que la ciencia entiende por “evidencia empírica”.
Así como la teoría holográfica puede explicarlo todo, mu-
chos ejemplos relatados por Talbot, como la influencia de la
visualización en los logros físicos de los deportistas o en la
efectividad de la cura de enfermedades, no quedan mejor ex-
plicados a partir de dicha teoría. Constituyen, eso sí, como la
sanación o el llamado “efecto placebo”, fenómenos que son
admitidos, por ejemplo, por la medicina, lo mismo que la fe en
la curación o la sanación por la oración, que todos los médicos
aceptan como “hechos”, pero que no intentan explicar. Per-
manecen como un grueso entramado de anomalías de difícil
explicación, que los médicos aceptan quizás porque ellos no
son científicos. Ellos se guían por un criterio de utilidad distin-
to al que usa la ciencia. Para la ciencia, lo útil es lo que vuelve
coherente la experiencia. Para la medicina, y para muchos psi-
coterapeutas, más allá de la escuela a la que pertenecen, lo útil
consiste en aquél medio más adecuado para el logro del estado
estable o metaestable al que se dirige el desarrollo convencio-
nal o no convencional del individuo. Y si bien médicos y psi-
cólogos utilizan parámetros como la disminución del dolor
físico o psíquico, la modificación del cuerpo para adaptarlo a
un modelo estético socialmente aceptado, o para permitir a
una persona integrarse al mercado laboral o tener hijos, o bien,
simplemente, ayudarlo a ser él mismo en la medida en que
quiera serlo, cuál de todos estos parámetros primará es algo no
preestablecido. Lo que sí es claro, es que los medios utilizados
serán los que resulten más efectivos.
Mario Bunge piensa que los medios más adecuados son los
que están de acuerdo con el mejor saber con el que contamos
en un momento dado, que el mejor es el más racional, y que el
máximamente racional es el científico. Pero todo esto es un
prejuicio. Si la fe mejora a un paciente, para el médico es bien-
venida. Lo mismo podemos decir de cómo un paciente puede
— 72 —
LA PSEUDOCIENCIA
nos, que ponía en el mismo plano homogéneo todo lo visto y oído, como
indica Foucault al señalar la perplejidad de Buffon frente a la mezcla de
descripciones exactas, fábulas, dichos, mitología y magia en los textos del
reputado naturalista Aldrovandi. Ver Foucault, Michel, Las palabras y las
cosas, op. cit., pp. 47 y 48.
— 74 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 75 —
CAPÍTULO X
HURACANES Y ALAS DE MARIPOSA
— 77 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 81 —
CAPÍTULO XI
QUÉ PODEMOS IMAGINAR QUE HAY
EN LOS LUGARES QUE NO PODEMOS VER
— 83 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 85 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 86 —
CAPÍTULO XII
UNA DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA
DE LO PARANORMAL
— 87 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
tarse por las condiciones que hacen que algo sea vivido por
nosotros como real. Llegó a la conclusión de que lo real impli-
ca un horizonte sin límites, una separación figura-fondo, el
mantenimiento de una coherencia en las sucesivas apariciones
de lo que se presenta como “la misma cosa”, y la persistencia
de algo oculto, es decir, la imposibilidad de desplegar todos los
aspectos del mismo objeto como si desenrolláramos un papi-
ro. Lo real es tal que, cuando estiramos una parte del rollo, el
otro extremo vuelve a enrollarse.
Husserl habló de estas cosas con un lenguaje complejo, en
una filosofía que elaboró sin haber leído a los clásicos, y fue
rápidamente eclipsado por Heidegger, un discípulo demasiado
brillante, que no aceptaba tener que construir un método, y
que manejaba mucho mejor el lenguaje. Pero no hay nadie que
haya intentado ser más neutro en la consideración de lo que
vivimos tal como lo vivimos que Husserl. Si hubiera visto a un
janseinista levitar, no hubiera pensado que soñaba despierto.
Hubiera descripto lo que veía, hubiera tratado de experimentar
la situación con todos los sentidos, y se hubiera preguntado,
posiblemente, por qué ese tipo de experiencias intersubjetivas
terminaron por extinguirse. Para Husserl, podríamos decir
que lo real es lo que, en medio de los objetos de todo tipo
que tratan de atrapar nuestra atención, logra sobrevivir, pros-
perar y extenderse. El universo, visto desde su perspectiva, es
un gran campo de experimentación de realidades virtuales
que compiten por adquirir el carácter de “realidades reales”.
Podríamos llamar a esto “lucha por la supervivencia”, aunque
sólo metafóricamente.
Podemos aceptar que todos los testimonios que recoge
Talbot reflejan experiencias individuales o colectivas. Podemos
ponernos empáticamente en el lugar de aquéllos que dicen
haberlas tenido, y comprobar que nosotros podríamos haber-
las tenido también. Pero somos finitos. Podemos saltar de un
mundo vivido a otro, pero hay una especie de principio de
degradación termodinámica que va dejando en el margen de la
— 90 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 91 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 92 —
CAPÍTULO XIII
CUANDO EL TODO SE RESQUEBRAJA
— 93 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 95 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 97 —
CAPÍTULO XIV
EXCURSUS SOBRE LA TÁCTICA DE HOUDINI:
LA MAGIA COMO ILUSIONISMO
— 99 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
22 Shermer, Michael, Por qué creemos en cosas raras, op. cit., pp. 37 y ss.
— 100 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 102 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 103 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 106 —
CAPÍTULO XV
CUANDO LA PSEUDOCIENCIA SE TRANSFORMA
EN CIENCIA-FICCIÓN
— 107 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
una etapa intermedia, la de las utopías del siglo XVII, que empezaron sien-
do centralmente político-sociales, pero luego se fueron volviendo más
marcadamente científico-técnicas. La diferencia central entre ciencia ficción
y utopía es espacio-temporal: lo que la utopía ubicaba en un ahora con un
lugar espacial marginal, generalmente en una isla o en algún sector de terri-
torio sin explorar, la ciencia ficción lo pone en un futuro que generalmente
tiene lugar aquí, es decir, entre los hombres. Las aventuras espaciales de la
época de los grandes viajes es sustituida por aventuras temporales, ahora
que, satélites mediante, no hay lugar en la Tierra donde puedan ubicarse las
líneas de fuga. Ver Sfez, Lucien, La salud perfecta, Bs. As., Prometeo, 2008,
pp. 249 y ss.
— 108 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 109 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 116 —
CAPÍTULO XVI
CÓMO CONSTRUYE LA FÍSICA SUS LÍNEAS DE FUGA
— 117 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 121 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 124 —
CAPÍTULO XVII
¿LA FUTUROLOGÍA ES UNA CIENCIA?
— 125 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
27 Sibilia, Paula, El hombre postorgánico, Bs. As., F. C. E., 2009, pp. 49 y ss.
28 Sfez, Lucien, La salud perfecta, op. cit., pp. 341 y ss.
— 127 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 128 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 129 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
31 Shermer, Michel, Por qué creemos en cosas raras, op. cit., pp. 383 y ss.
— 131 —
CAPÍTULO XVIII
CUANDO LOS LÍMITES ENTRE LA CIENCIA
Y LA PSEUDOCIENCIA SE BORRAN
32De hecho, suele ocurrir que las mentalidades cientificistas, sin salirse de
los márgenes del límite clásico, manejen ambas maneras de encontrar el
lugar de lo “esencial”, sea en el pasado, sea en el futuro. Así, el escéptico
Shermer, para desacreditar la idea de la diferencia entre las razas, menciona
dos argumentos, uno inmediatamente después del otro: en cuanto al pasa-
do, todos descendemos de hombres venidos de África. En cuanto al futu-
ro, los matrimonios interraciales acabarán tarde o temprano con esas dife-
rencias. Ver Shermer, Michael, Por qué creemos en cosas raras, op. cit., p. 23.
— 133 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 139 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 140 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 141 —
CAPÍTULO XIX
PATAFÍSICA
— 143 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 146 —
CAPÍTULO XX
“¡ESTÁ VIVO, VIVO!”
— 147 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
36 Ver Sfez, Lucien, La salud perfecta, op. cit., pp. 267 y ss.
— 148 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 151 —
CAPÍTULO XXI
¿CÓMO ORIENTARSE EN EL PENSAMIENTO?
— 153 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 155 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 156 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 159 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
39 Hutin, Serge, Los gnósticos, Bs. As., EUDEBA, 1976, pp. 11-12.
40 Sfez, Lucien, La salud perfecta, op. cit., p. 400.
41 Hutin, Serge, Los gnósticos, op. cit., p. 37.
— 160 —
LA PSEUDOCIENCIA
— 161 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 164 —
BIBLIOGRAFÍA
Agamben, Giorgio, Signatura rerum. Sobre el método, Bs. As.,
Adriana Hidalgo, 2009.
Bachelard, Gastón, La formación del espíritu científico, Bs. As.,
Siglo XXI, 2007.
Bergson, Henri, La evolución creadora, Madrid, Espasa-Calpe,
1973.
Bohm, David, La totalidad y el orden implicado, Barcelona,
Kairós, 1987.
Bunge, Mario, “¿Qué son las seudociencias?”, en La Nación,
lunes 19 de febrero de 2001.
Deleuze, Gilles, Crítica y clínica, Barcelona, Anagrama, 2009.
Foucault, Michel, La arqueología del saber, Bs. As., Siglo XXI,
2004.
Foucault, Michel, Las palabras y las cosas, México, Siglo XXI,
1969.
Gribbin, John, En busca de SUSY. Supersimetría, cuerdas y la
teoría de todo, Barcelona, Crítica, 2000.
Hutin, Serge, Los gnósticos, Bs. As., EUDEBA, 1976.
Kaku, Michio, Física de lo imposible, Bs. As., Sudamericana,
2009.
— 165 —
DANIEL OMAR STCHIGEL
— 166 —
ÍNDICE
CÓMO SURGIÓ ESTE LIBRO 7
INTRODUCCIÓN
La pseudociencia en un mundo de confusión 9
CAPÍTULO I
¿Qué es la pseudociencia? 13
CAPÍTULO II
La pseudociencia, entre la u-topía y la u-cronía 17
CAPÍTULO III
¿Por qué un saber imperecedero
en un mundo de cambio? 23
CAPÍTULO IV
Fundamentos racionales de la pseudociencia 31
CAPÍTULO V
Signaturas espirituales versus signaturas científicas 37
CAPÍTULO VI
Secularización y regulación como características
del uso científico de las signaturas 45
CAPÍTULO VII
El uso pseudocientífico de hipótesis científicas 53
CAPÍTULO VIII
¿Es pseudocientífica una teoría científica
capaz de explicar fenómenos paranormales? 61
CAPÍTULO IX
¿Es la medicina una ciencia? 71
CAPÍTULO X
Huracanes y alas de mariposa 77
CAPÍTULO XI
Qué podemos imaginar que hay en los lugares
que no podemos ver 83
CAPÍTULO XII
Una descripción fenomenológica de lo paranormal 87
CAPÍTULO XIII
Cuando el Todo se resquebraja 93
CAPÍTULO XIV
Excursus sobre la táctica de Houdini:
la magia como ilusionismo 99
CAPÍTULO XV
Cuando la pseudociencia se transforma
en ciencia-ficción 107
CAPÍTULO XVI
Cómo construye la física sus líneas de fuga 117
CAPÍTULO XVII
¿La futurología es una ciencia? 125
CAPÍTULO XVIII
Cuando los límites entre la ciencia
y la pseudociencia se borran 133
CAPÍTULO XIX
Patafísica 143
CAPÍTULO XX
“¡Está vivo, vivo!” 147
CAPÍTULO XXI
¿Cómo orientarse en el pensamiento? 153
CONCLUSIÓN
Un sol demasiado fuerte que impide ver el horizonte 159
BIBLIOGRAFÍA 165