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MATERIA:
PSICOFARMACO
PARALELO:
“A”
DOCENTE:
PERIODO ACADÉMICO:
Esta técnica tiene su base en la concentración en las sensaciones físicas de la persona que
la practica a través de la relajación profunda. Schultz determinó que la mayoría de las
personas son capaces de llegar a este estado profundo de relajación simplemente con el
poder de su imaginación, en eso consiste el Entrenamiento Autógeno.
Punto de partida imprescindible. Estos ejercicios sólo resultan eficaces cuando quién
lo realiza se ensimisma y concentra, siendo más fácil en las siguientes condiciones:
2. Postura cómoda, sentado en un sillón ó bien acostado con los brazos extendidos a
lo largo del cuerpo. La posición inicial del entrenamiento autógeno que sugería el
propio Schultz es sentado en una silla cómoda en lo que él mismo definió como
“posición de cochero“. La postura debe ser lo más relajada posible apoyando los
antebrazos sobre las piernas ligeramente separadas y dejando caer las manos entre
ellas.
3. Ojos cerrados
4. Ahora, dígase a sí mismo "estoy completamente tranquilo".
Cuando las extremidades están relajadas, por ejemplo, se tiene una sensación agradable
de pesadez en ellas. De esta manera, el entrenamiento autógeno sugiere que para
conseguir esta sensación de relajación lo que debe hacer la persona es convencerse a si
misma, mediante la concentración, de que sus extremidades pesan. De esta manera, es el
convencimiento interno de la propia persona el que logra la sensación de relajación en su
cuerpo.
Este primer ejercicio es muy básico pero es imprescindible que, como en todos los
siguientes, lo domines a la perfección para pasar al siguiente ejercicio.
Este primer ejercicio debe hacerse unas tres veces al día y no debería llevarte más de 5
minutos en total.
Cuando sientas que dominas por completo este ejercicio, alárgalo hasta los 20 minutos o
más por sesión, añadiendo el resto de extremidades de la siguiente manera.
Cuando consigas dominar la sensación de pesadez en las cuatro extremidades estarás
preparado para pasar al siguiente ejercicio.
Por supuesto tanto en este ejercicio como en los siguientes, las sensaciones deben ser
agradables, si sientes sensaciones desagradables o incómodas pasa directamente al paso
8 y retoma el ejercicio en otro momento.
Ejercicio 2: calor
Se ha demostrado que, en condiciones normales, podemos aprender a dominar el sistema
vascular a través del entrenamiento autógeno. La mayor ó menor apertura de los vasos
sanguíneos está regulada por el sistema nervioso, y por tanto, siguiendo las bases del
método de Schultz podemos conseguir dicho objetivo.
Una vez hemos conseguido la sensación de pesadez, pasamos a la sensación de calor. Esta
sensación es muy agradable y permite que los músculos se relajen todavía más.
El ejercicio debe ir a continuación del anterior, de esta manera:
Ejercicio 3: pulsaciones
El corazón es el órgano más adecuado para el entrenamiento autógeno, dado la gran
influencia que ejercen los factores psíquicos sobre éste, y viceversa
Ejercicio 4: la respiración
En ocasiones la relajación interna elaborada a través de una relajación muscular, vascular
y cardiaca se extiende de manera natural a la respiración. Evitaremos efectuar ejercicios
respiratorios voluntarios, pues la respiración tranquila y serena debe surgir
automáticamente.
Cuando ya has aprendido a detectar los latidos del corazón pasaremos al control de la
respiraciónde la siguiente manera:
Ejercicio 5: el abdomen
En este caso se pretende que la persona sienta en toda la región abdominal una sensación
de calor agradable, similar al que se siente en el ejercicio número dos sobre la mano. Para
conseguirlo, es preciso concentrarse a unos 5-7 centímetros por encima del ombligo.
Una vez conseguido el control de la respiración pasamos al abdomen o plexo solar (una
red nerviosa que pasa por detrás del estómago).
El ejercicio se realizará de la siguiente manera:
En este ejercicio será importante que te imagines que tu abdomen es una fuente de
calor que irradia al resto del cuerpo. Las personas que consiguen dominar este ejercicio
relatan una sensación de relajación muy profunda al llegar a él.
Ejercicio 6: la mente
Hasta aquí hemos conseguido una sensación similar a la de un baño sedante; es decir,
todo el cuerpo descansa tranquilo, con sensación de peso, calor, y una actividad
cardirrespiratoria agradable.
Consideraciones finales
Es posible que con los dos primeros ejercicios ya te sientas más relajado, si es así y no te
apetece continuar, puedes quedarte en ese punto y disfrutar de las sensaciones agradables
de relajación.
A pesar de que puedes realizar este entrenamiento tu solo, se recomienda que a partir del
tercer ejercicio se haga en presencia de un profesional que pueda ir guiando la relajación
hasta que la persona la domine.