Sunteți pe pagina 1din 13

Licenciatura y Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales.

Cátedra: Estado y sociedad civil en América Latina.


Profesora: Adriana Palomera.
Ayudante: Armando Donoso.

Informe de lectura:

La economía latinoamericana:
Génesis, auge y declive del sistema económico
neocolonialista.
1820-1930.

Nombre: Rebeca Espinoza


Introducción

Latinoamérica luego de su independencia, de la corona española, hacia 1920, se ve


enfrentada a los nuevos desafíos que tiene una nación, uno de ellos es la economía. Es así
como se observa el comienzo un nuevo proceso que se da en las ex colonias españolas y
portuguesas, llamado neocolonialismo, impulsado por Gran Bretaña y luego por Estados
Unidos. Junto con ello, se ve como las oligarquías latinoamericanas, para 1850, se jactaban
de haber logrado una institucionalización y un “orden” suficiente, como para que el mundo
viera a América Latina como una región llena de potencialidades para realizar negocios. Así
también, como hacia 1929 este sistema económico se derrumba y no queda más salida que
cambiar el modelo económico hacia afuera, por uno hacia adentro.

Palabras claves: economía, monoproductor, exportación, importación, minería,


agricultura, Gran Bretaña, Estados Unidos, oligarquía, neocolonialismo, proteccionismo.

Los primeros indicios de la nueva hegemonía económica.

Luego de la emancipación de las ex colonias españolas y portuguesas, había que volver a


organizar las nuevas naciones que emergían, por lo tanto un ámbito a reestructurar es la
economía. Y unos de los problemas a discutir eran los modos de intercambio de las
mercancías. Como dice José del Pozo, “[…] había que decidir si los contactos con el resto
del mundo se harían en un contexto de libre cambio o de un cierto proteccionismo”1.

América latina fue, es y será siendo una economía de carácter agro-mono-exportadora, es


decir, generalmente, eran sociedades agrícolas que se dedican al cultivo o producción de un
solo producto (dentro de las actividades primarias) que es exportada como materia prima
hacia países europeos que se encuentran en una fase de industrialización.

Las emergentes naciones, hacia el decenio de 1820, se encontraban en dificultades


económicas, que perduraría por dos décadas. Entre ellas podemos mencionar que se
reducen los ingresos reales per cápita; el comercio exterior disminuye, ya que hay una
reducción de capitales, ya sea por la fuga de capitales que pertenecían a los peninsulares y/o
por el desplome del sistema fiscal (no había forma de mantener impuestos reales, por lo
tanto se comienzan a vender los cargos públicos y se mantienen los impuestos hacia los
indios); y baja la producción minera, ya sea por el agotamiento de los yacimientos o por las
inundaciones y/o destrucción de estos a causa de las guerras de independencia.

Asimismo se producen cambios sobre algunos aspectos de la economía colonial. La


eliminación del monopolio hacia el comercio exterior, es uno de ellos. Los mayores
beneficiados son los comerciantes británicos, cuyo negocio es la exportación de bienes
1
DEL POZO, José. “Historia de América Latina y del Caribe. 1825-2001”. Santiago de Chile. LOM
Ediciones. 2002. p 11.
manufacturados. Junto con ello, las jóvenes naciones americanas promocionan sus
territorios para reunir nuevos capitales en el mercado extranjeros. Nuevamente los
británicos fueron los inversionistas mayoritarios. Por otra parte, los estados
latinoamericanos se ven enfrentados a los gravámenes de las importaciones, que en estricto
rigor es, “la sustitución de importaciones baratas de un socio por productos nacionales
más caros”2, es decir, se cobra un precio módico las grandes cantidades de productos
procedentes de América, en cambio, son caros (y en menor cantidad) los productos de
Europa, por el hecho de ser manufacturados. Además la balanza fiscal no se encuentra en
las mejores condiciones, ya que se ve enfrentado a gastos adicionales como la mantención
de un ejército, pensionar a veteranos de guerra, protección de fronteras, etc. A pesar de todo
lo bueno y lo malo dicho anteriormente, estas dificultades se superan.

En cuanto a la agricultura y la ganadería, se puede decir que, la tierra fue muy valorizada
después de las guerras de independencia, ya que a partir de este bien, las elites americanas
se enriquecieron. En el decenio de 1820, comienza la diversificarse los cultivos. Por
ejemplo, el café fue comenzado a cultivarse en Brasil, Venezuela y América Central (sobre
todo en Costa Rica), y esto trae como consecuencia la apertura de nuevas tierras. Otro
cultivo importante es la viña, para la producción de vinos para el consumo interno, que se
da principalmente en Chile a partir de 1850. La caña de azúcar se diversifica en países
tropicales como Puerto Rico y Cuba a partir de 1839, lo que trae consigo una severa
deforestación. Junto con ello, “las Antillas españolas, […] se orientan hacia la agricultura
tropical, […] por la aparición del tabaco”3 En Argentina la ganadería ovina (y la lana)
comienza a emerger en 1830.

En cuanto a la minería 4, era principalmente para satisfacer el sector exportador, pero este
decae luego de terminado el proceso de independencia, ya que disminuye la mano de obra y
por la fuga de capitales que eran –anteriormente– españoles. Países como México,
Colombia, Perú, Bolivia y Chile son los más interesados en restablecer las minas. Inglaterra
es una de las potencias que se interesan por recuperar las minas inyectando capital, ya sea
para recuperar la capacidad minera o para buscar nuevos yacimientos mineros, pero esta
acción fracasa debido a la falta o por la ineficiencia del transporte y por la poca
información sobre nuevos yacimientos. A pesar de eso, la industria minera se recupera en el
decenio de 1840. Chile, en el siglo XIX, es el principal –por no decir el primero– productor
de plata, cobre y luego de salitre (junto con Bolivia). Perú alcanza grandes pagos por la
producción de guano.

2
BULMER-THOMAS, Víctor. “Historia Económica de América Latina desde la independencia”. México.
Fondo de Cultura Económica. 1998. p 43.
3
HALPERIN DONGHI, Tulio. “Historia contemporánea de América latina”. Argentina. Alianza Editorial.
1986. p 28.
4
Según Tulio Halperin, proceso señalado en su libro “Historia contemporánea de América latina”. Argentina.
Alianza Editorial. 1986.
También, en América se dieron casos de actividad industrial. Brasil posía fundiciones de
hierro y comienza con la construcción de barcos, es por ello que, el Estado fomenta esta
actividad con leyes proteccionistas. Otro caso es el de Paraguay, con fundiciones de hierro,
que es protegida por el Estado a través de proteccionismo pero decae por la guerra en 1865-
1870. La industria textil, que se dio en países como Ecuador, México, Guatemala, fue débil
ya que su producción y comercialización era solo en el mercado local.

El libre comercio comenzó a reinar en Latinoamérica luego de su emancipación, “[…] Ello


se explica por las pretensiones de los comerciantes locales y los de origen extranjeros,
sobretodo ingleses, que se establecieron desde comienzos de la Independencia en varias
ciudades”5. Y tenía como bases la exportación de bienes, procedentes principalmente de
Gran Bretaña, que venían de forma directa, sin mayores intermediarios, libre de impuestos,
por lo tanto más baratos. Asimismo, la importación se hacía sin mayores problemas y
podían ser toda clase de mercancías. A pesar de lo espectacular que sonaba el libre
comercio, había otros que apostaban por el proteccionismo (como se menciona arriba,
Brasil y Paraguay), ya que se tenía un cierto temor a “[…] la ruina ante la llegada
indiscriminada de mercancía europea”6. Los políticos, respecto a este tema, no
consideraban necesario suprimir el libre comercio; los empresarios tampoco, ya que
consideraban que el invertir en la industria no era rentable, lo que sí lo era en la producción
agrícola y en la minería. Además, el mercado interno era tan pequeño, que dificultaba el
desarrollo de la industria.

La demanda externa se impuso ante las actividades productivas americanas. Con ello
también aumentó la exportación de bienes y los principales consumidores era Chile,
Argentina, Brasil, Perú, México (en ese orden).

En cuanto a la operación comercial, se puede decir que es controlada mayoritariamente por


extranjeros, especialmente por ingleses y su influencia se puede visualizar tanto en las
inversiones –que iban directamente hacia las actividades mineras y para la construcción de
ferrocarriles–, como en los empréstitos. En esto últimos, la mayoría de los Estado
Americanos que pidieron préstamos, tuvieron problemas en la devolución del dinero, por lo
tanto esto dificulta la entrada de capitales exteriores, traducidas en préstamos y/o
inversiones.

En cuanto a la construcción de ferrocarriles en Latinoamérica, se puede decir que esta


permite la ampliación de los mercados locales y por sobre todo el comercio exterior. Hacia
1850, países como Perú, Chile, México, Brasil, Argentina, ya contaban con grandes redes
ferroviarias para el desarrollo del comercio y mejorar las comunicaciones dentro del
territorio: “fueron los ferrocarriles que a partir de la década del ’50, comienzan a recorrer
el espacio americano venciendo las limitaciones geográficas, enlazando las

5
DEL POZO…, Op. Cit., p 34.
6
Ibíd. p 34.
comunicaciones, y facilitando la extracción de productos sobre todo de la minería. A
través del trazado de ferrocarriles y la obtención de préstamos de procedencia inglesa,
[…], aparece la posibilidad de los Estados constituyan su economía sobre la base de una
modernización de la estructura económica”7. También, en cuanto al área financiera, la
creación de bancos es un hecho a partir de 1830, en Brasil y en México (creación del primer
banco de carácter estatal, en un país donde gobernaba el conservadurismo). Asimismo,
aparecen bancos ya sean de carácter particular o privado (en Chile por ejemplo, con
Agustín Edwards, hacia 1870 ya había creado el Banco Edwards) o extranjeros (bancos
ingleses, como el South American Bank)

En resumen, las nuevas naciones americanas, a pesar de estar independizadas de la corona


española, siguen siendo dominadas, pero en este cao es bajo la hegemonía inglesa. Esta
potencia inglesa, directa o indirectamente, domina las dimensiones que se dan en una
sociedad, en otras palabras, son capaces de interferir en la política y por sobretodo en la
economía de un país. Junto con eso, queda claro que los modos de producción, medios de
producción y la producción misma, no cambian, ya que Latinoamérica sigue siendo una
sociedad agraria, monoproductora y exportadora de materias primas, como en la época
colonial.

El auge del neocolonialismo.

Hacia 1850, nos encontramos en una época en donde el sistema capitalista se encontraba en
su punto más álgido, es decir, en el “gran boom” 8 o en la segunda fase de industrialización
(inglesa). Por lo tanto podemos decir, que el Imperio Inglés necesitaba como nunca antes
producir y para ello necesitaba tanto un mercado estable o disponible para comercializar
sus mercancías, como también grandes volúmenes de materias primas. Por lo tanto el
capitalismo comercial se hace internacional: “este fue el periodo en el que el mundo se hizo
capitalista y una significativa minoría de países “desarrollados” se convirtieron en
economías industriales”9. Asimismo, en el contexto local, se puede mencionar que, las
relativamente nuevas naciones americanas, necesitaban aliados, sobre todo económicos, ya
que las arcas fiscales no eran lo suficiente como para dirigir un país de buena forma. Junto
con ello, se puede decir, que al igual que en la época colonial, el poder sigue en manos de
unos pocos, en este caso no en manos de la corona, sino en manos de las elites u oligarquías
de los diferentes países americanos. Es por ello que podemos decir que aún no existe un
Estado fuerte. Esto como consecuencia del mismo sistema económico, tal como lo reseña
M. Carnoy: “[…] en el siglo XIX, el papel del Estado en las sociedades capitalistas,
aunque importante, era, por lo general, relativamente limitado. Esto fue, en parte, una
reacción al poderoso Estado mercantilista que precedió a la revolución industrial, pero

7
CLEMENTI, Hebe. “La Frontera en América. América del sur. Venezuela – Los Países Andinos: Ecuador,
Perú, Chile, Bolivia. La Guerra del Salitre.” Buenos Aires, Argentina. Editorial Leviatán. 1987. p 14.
8
Según E. Hobsbawm, concepto reseñado en su libro “La era del capital, 1848-1875”.
9
HOBSBAWM, Eric. “La era del capital, 1848-1875”. España. Editorial Crítica. 2007. p 41.
también se debió al gran dinamismo del capitalismo privado”10, esto debido a que “la
energía motora de las sociedades capitalistas residían en la producción empresarial
privada”11. Asimismo podemos decir que en este periodo, las naciones latinoamericanas se
enfrentarán a un “[…] proceso que fue decisivo para la orientación de las economías en la
mayor parte de Latinoamérica. Los capitales se concentraron en dos áreas: las actividades
de exportación y los servicios públicos”12.

Es así como la oligarquía latinoamericana, a partir de un supuesto orden en sus países,


desea progresar, es decir, insertarse en la economía internacional y su principal aliado es el
Imperio Británico (esto cambia hacia 1900, ya que ingresa al juego comercial Alemania,
Estados Unidos y Francia). Esto trae como consecuencia el aumento de la exportación, el
ingreso de nuevos capitales, el dominio comercial extranjero (el inglés), y la producción
que fue controlada por la oligarquía. Asimismo se produce el ansiado crecimiento
económico, lo que generó dentro de las nacionales americanas el aumento de la burocracia
estatal, la ampliación del aparato militar y la extensión de servicios tanto comerciales como
financieros. Gracias a esto nace la clase media y el incipiente proletariado y se genera la
contraposición ciudad-campo.

Este crecimiento económico nace en 187013, con la especialización de las áreas productivas,
ya se impone la idea de dividir las producciones por áreas de exportación, en otras palabras,
dividir los productos agrícolas por climas templados (trigo, maíz, lana, carne ovina y
bovina; cuyos países productores eran Argentina, Uruguay y el sur de Brasil) y tropicales
(caco, azúcar, tabaco, etc.; producidos por Venezuela, América Central y Caribe) y la
minería (nitrato, cobre, plata, estaño; extraídas en Chile, Bolivia, Perú, México). Los
efectos de tal división se ven reflejados en 1880. Es así como la economía inglesa es
intermediaria para comercializar estos producto pero a cambio de imponer reglas en la
producción.

A causa de estas nuevas formas de producción también se produce el acrecentamiento de


las desigualdades interregionales, es decir, los más afectados con esto fueron los
hacendados y los estancieros y se produce una dicotomía entre lo moderno y lo atrasado,
pero en el fondo no existía una gran diferencia entre una y otra, ya se consideraba
“moderno” a la producción al menor bajo costo posible, por lo cual, la agricultura y la
ganadería son de tipo extensivas y es por eso que, los productos que son producidos bajo
este sistema entran al mercado internacional, ya que son baratos y pueden competir en el
comercio exterior. Como la forma de producción de tipo extensiva necesita grandes
extensiones de tierra y mano de obra, el Estado comienza ocupaciones hacia tierras no
10
CARNOY, Martin. “El Estado y la teoría política”. México. Alianza Editorial. 1993. p 12.
11
Ibíd., p 12.
12
DEL POZO, José. “Historia de América Latina y del Caribe. 1825-2001”. Santiago de Chile. LOM
Ediciones. 2002. p 69.
13
Según Carmagnani, suceso mencionado en su libro “Estado y sociedad en América Latina, 1850-1930”.
España. Editorial Crítica. 1984. p 100.
explotadas, en donde por lo general vivían indígenas, mestizos y mulatos (ejemplos: la
ocupación de la Araucanía en Chile, la ocupación de la pampa en Argentina y la ocupación
de la selva amazónica en Brasil). Junto con ello, la poca mano de obra que había en
muchos países de Latinoamérica, como Brasil y argentina, trae consigo las olas migratorias
(que son generalmente grupos de campesinos europeos que vienen a enriquecerse a
América, que de facto no es tan así). En cuanto a la minería, la característica principal es la
presencia de capital tanto extranjero –generalmente inglés por la tanto la inversión en esta
área es mayoritariamente británica– y nacional. El nitrato (o salitre) es el mineral de
exportación principal que se extrae mayoritariamente en Chile. Del mismo modo, otros
minerales como el oro, la plata, el cobre y el estaño, se extraen de México y Colombia.
Pero al mismo tiempo se discutía lo rudimentario que era el sistema de extracción de
minerales, que siguió igual en todos los países mencionados, con excepción de México que
luego se modernizó por la influencia norteamericana.

En cuanto a mercado liberal, es la oligarquía la que la adopta, ya que para mantener su


estatus esta debe seguir acumulando capital. Es por eso que el mercado liberal permite la
construcción de vías férreas para dar funcionamiento a los ferrocarriles y a los servicios
bancarios y servicios de seguros; todo implementado por el Imperio Británico, ya que su
inversión en esta área es alrededor del 61%. Esto trajo con consecuencia la autonomía del
Estado oligárquico pero, del mismo modo, se crean Estados neocolonialistas, es decir,
Estados independientes que de igual forma son dominados por la hegemonía extranjera, la
que en este caso sería la inglesa. Esto se demuestra en los préstamos que son solicitados por
los Estados latinoamericanos para financiar obras públicas (la construcción de líneas
férreas, por ejemplo), pero que producen endeudamiento, tal como lo menciona
Carmagnani: “los prestamos constituyeron, por decirlo así, la cabeza de puente de
penetración del capital inglés en América Latina”14. Por otra parte, estos préstamos
favorecían solo a algunos Estados, es decir, a los países que estaban vinculados a la
exportación. Nos referimos en concreto a Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay, ya
que la suma de préstamos pedidos por estos 5 países da el 91 por ciento del total que
Inglaterra prestó a América.

Por otro lado, la estructura productiva, estaba en mano de la oligarquía nacional de los
diferentes países latinoamericanos, que era un mínimo número de personas, ya que “la
oligarquía local [era un] mínimo porcentaje de la población que controla los recursos
naturales (tierra, minas); el capital inglés, que los controla en parte (minas); [y] el Estado
mediante los impuestos”15, y fue estricto tanto en el área de la agricultura como en la
minería, porque de esa área productiva provenían sus riquezas. Es así como las oligarquías
de América Latina entre 1880-1914 crean bancos, compañías de seguros, sociedades

14
CARMAGNANI, Marcello. “Estado y sociedad en América Latina, 1850-1930”. España. Editorial Crítica.
1984. p 110.
15
Ibíd., p 112.
financieras e industrias, especialmente en países donde sus exportaciones habían
aumentado.

Por otra parte, la estructura financiera se compone por dos flujos: por un lado, el interior y
por otro, el exterior. El flujo interior es de origen productivo, es decir, es local y es
dominada por la oligarquía nacional. Estos crean bancos con el objetivo de “monopolizar el
servicio de tesorería que los gobiernos no habían querido o podido crear”16. En cambio el
flujo exterior no es productivo, ya que se encuentran en manos extranjeras, porque son
préstamos y capitales que provienen de Gran Bretaña. Este flujo efectúo el enlace entre los
intereses económicos de la oligarquía nacional como los de los oligarcas o inversionistas
extranjeros. Pero podemos destacar que los bancos locales tuvieron una dificultad, que era
la imposibilidad de acceder al mercado financiero internacional, por lo que se ven
obligados subordinarse a los ingleses, que si tenía esa capacidad financiera. Esta es una
característica del pacto neocolonial. Es así como la oligarquía y los ingleses se alianzan. La
razón: para obtener el poder absoluto de los factores productivos necesitaban de los
británicos ya que ellos controlaban las innovaciones y el capital. Además podemos
mencionar que gracias a los bancos creados por el flujo exterior, el dinero prestado se
utilizó para el financiamiento del comercio tanto exterior como interior, los gastos públicos,
las actividades productivas (siempre ligadas a productos de exportación), y a la
construcción de infraestructura influyente en la circulación de mercancía que iban desde y
hacia el puerto exportador, por lo que podríamos decir que las inversiones más importantes
se dieron en el sector ferroviario (único transporte que iba desde el centro productor hacia
el puerto exportador y viceversa).

Una de las preguntas que surge es porque el Estado no fue participativo en un sector tan
importante como el de la economía; una de las respuesta que se da esta problemática es que
el Estado estaba más preocupado en recibir dividendos o impuestos, que el participar del
progreso, porque era trabajoso y además porque el Estado estaba bajo la tutela de la
oligarquía –quienes eran justamente dueños de una parte de los medios de producción y
controlaban los modos de producción–. Es por ello que de este proceso podemos destacar
las estrategias de ciertos grupos para mantener la hegemonía, ya que “el sector productivo
continúo siendo un campo exclusivo de las oligarquías y que la estructura financiera la
controlaron conjuntamente las oligarquía y el capital inglés, sobre la estructura de la
comercialización ejerció un dominio monopolístico del capital extranjero, y más
especialmente el inglés”17. Es por eso que los Estados latinoamericanos muchas veces
fueron incapaces de gobernar el país, porque su poder era ficticio o débil y era controlado
por los grandes grupos de poder de la época. Junto con eso, también, porque todavía los
estados de América Latina no se independizaron del todo, ya que seguían bajo de

16
Ibíd., p 114.
17
Ibíd., p 116.
subordinación de una potencia y que esta continuará influenciando está bien entrado el
siglo XX.

La caída del modelo mono-agro-exportador.

Podemos hablar del fin de la economía neocolonialista hacia 1929, pero algunos autores
dicen que fue en 1930, cuando el sistema económico decayó y no volvió a flote.

Hacia 1914, en América Latina se pueden apreciar nuevas transformaciones, esto como
consecuencia del estallido de la Primera Guerra Mundial, en donde se puede decir que
existe un primer momento en donde la economía latinoamericana se desmorona, ya que el
capital británico estaba en descenso hacia 1910, y su participación se vuelve baja –por no
decir nula–, por su participación en dicha guerra. En el periodo que va desde 1914 a 1916,
Gran Bretaña y Alemania dejan de ser clientes y abastecedores en L.A: “[…] la decadencia
de Gran Bretaña como importante potencia económica fue acelerada por la guerra (en la
que Alemania fue eliminada)”18. Junto con ello, “la primera guerra mundial tuvo gran
importancia en el derrumbamiento de la clásica economía mundial capitalista, basada en
el papel dominante de Gran Bretaña y el funcionamiento del patrón oro”19. Es por eso que
América latina sufre un nuevo dinamismo, en donde los precios de la exportación suben y
existe una nueva orientación de intercambios, que benefició en especial a los países
agrarios de clima templado y tropical y a los países mineros; nos referimos a Estados
Unidos, que gracias a la Primera Guerra Mundial, se convierte en el nuevo cliente y
proveedor de mercancía en Latinoamérica, “[…] los Estados Unidos se vieron empujados a
interpretar el papel de principal socio inversionista y comercial en América Latina”20, es
decir, nos encontramos ante una nueva hegemonía económica, que es de manera
permanente hasta 1929, en donde EE.UU era el responsable del 38% de la exportaciones y
34% de las importaciones21, por lo que podemos decir que Inglaterra perdió su hegemonía
económica en América.

Estados Unidos desde 1914 fue el principal inversionista en L.A, sin pausas y esto se
produjo hasta su apogeo en 1929 con la caída de la bolsa de Nueva York, esto se debe a dos
elementos: “la gran rapidez del aumento de las inversiones, especialmente de las de
Estados Unidos, que se multiplicaron por 17, y el hecho que las inversiones
norteamericanas crecieron más que las inglesas después de la Primera Guerra Mundial”22.
Su inversiones se podían encontrar en los servicios públicos, en préstamos, en el sector
bancario y financiero, en el sector minero (México, Perú, Chile, Venezuela) y en el sector
18
THORP, Rosemary. “América latina y la economía internacional desde la primera guerra mundial hasta
la depresión mundial”. En: BETHELL, Leslie. “Historia de América Latina”, Tomo 7: América latina:
economía y sociedad, c. 1870-1930. España. Editorial Crítica. 1991. p 50.
19
Ibíd., p 51.
20
Op. Cit., p 50.
21
Según carmagnani, cifra señalada en su libro “Estado y sociedad en América Latina, 1850-1930”. España.
Editorial Crítica. 1984. p 180.
22
DEL POZO. Op. Cite., p 68.
agrario, sobretodo en la zona de clima tropical, así como lo reseña José del Pozo: “los
capitales se concentraron en dos áreas: las actividades de exportación y los servicios
públicos. En el primer caso, se trataba de inversiones en minas y en la producción de
cultivos al consumo externo”23. La inversión de esta nueva potencia económica fue de 9
veces superior a la que realizó Gran Bretaña en el sector productivo, por lo tanto se puede
hablar de una desnacionalización de los recursos, sobre todo de los naturales, que estaba
fuera del control de la oligarquía.

Aun así, podemos hablar del colapso definitivo del sistema económico mono-agro-
exportador, en 1929, o más bien 1930, cuando se expande definitivamente por toda
América Latina, según Carmagnani: “la crisis económica mundial declarada en 1929 en
los Estados Unidos, que se propagó en américa latina en 1930, representó el fin definitivo
de un modelo de crecimiento que se basaba en la expansión continua de exportaciones
(…)”24. Las consecuencias de dicha crisis es, en estricto rigor, la caída de las exportaciones,
que afectó tanto al volumen como a la caída de los precios de los productos. Así también
hubo una gran retirada de inversiones, es decir, se produjo una gran fuga de capitales
extranjeros. Asimismo los gobiernos al tener deudas externas, se les imposibilitó pagar sus
antiguas deudas, ni obtener nuevos préstamos, por lo que no pueden ni siquiera abonar los
intereses de las deudas. La crisis se perpetuó por dos razones: porque el sistema impuesto
era “basado en las exportaciones y en la dependencia respecto al mercado mundial”25. A
partir de esta crisis se propone una posible solución, que es la implementación de un nuevo
modelo, que consta en la industrialización y desarrollo del mercado interno de los países
latinoamericanos (ISI, Industrialización por Sustitución de Importaciones), con políticas
proteccionista y nacionalista, en otras palabras, es el tener un Estado presente en la
economía, pero que iba a estar bajo la dominación de la oligarquía nacional. En este nuevo
sistema económico, desaparecen las leyes sobre el libre comercio internacional. Pero no se
logra un gran equilibrio con este sistema por dos factores: “[…] primero, la actuación de la
oligarquía; el segundo, el lugar ocupado por las economías latinoamericanas dentro de la
economía mundial”26.

A la vez, se puede hablar de la pequeña industria que nació en América latina, entre 1914 y
1920 –aunque existen antecedentes que había industrias antes de 1914–, que hizo que
aumentaran el número de nuevas sociedades anónimas que le pertenecían a la oligarquía.
La incipiente industrialización se produjo especialmente en los países más vinculados al
mercado internacional. Esto diversificó a la economía en L.A, ya que produjo mayor
acumulación de capital a la oligarquía e hizo nacer a una burguesía nacional o
latinoamericana. Esto mismo causó hostilidad hacia los capitales norteamericanos. Las
industrias de América latina, poseían una modesta infraestructura y se localizaba en países
23
Ibíd., p 69.
24
CARMAGNANI. Op. Cit., p 182.
25
Ibíd., p 182.
26
Ibíd., p 183.
con economías potentes. Los rubros a los que se dedicaban eran el área de las conservas, de
alimentos y textil, es decir, su objetivo era producir bienes de consumo, ya que para esto no
se necesitaba mayor tecnología, pero si abundante y barata mano de obra, lo que era
cuantioso en este territorio. Este desarrollo se produjo por el “[…] progresivo deterioro de
las balanzas de pagos, que provocó la necesidad de sustituir determinados productos de
importación por otros de producción propia. [Así también] el empeoramiento gradual de
las finanzas estatales, que impulsó a los gobiernos a aumentar los aranceles aduaneros.
[Y,] por último, fue la paulatina depreciación de las monedas latinoamericanas con
relación a la libra esterlina, que determinó un encarecimiento suplementario de los
productos de importación”27, es decir, esta diversificación en las economías
latinoamericanas se produjo por la necesidad de sustituir productos extranjeros que se
podían producir en territorio local y no –como dicen algunos autores– por el auge
exportador. Pero la crisis del 29 afectó a la incipiente industrialización, ya que la estancó a
la industria a al artesanado. A pesar de todo, la industrialización nacional se reactiva hacia
1932, con la implantación del sistema ISI. Ante esta situación, nos encontramos con un
fenómeno que es que la oligarquía son los inversionistas, y existen razones no económicas:
“la exacerbación del conflicto que enfrentaba al campo con la ciudad; penetrando en el
interior de la estructura productiva urbana, la oligarquía no solo se hallaba en situación
de controlar mejor dicho conflicto, sino incluso de maniobrar y utilizarlo para sus propios
fines”28.

Sobre lo que podemos decir sobre la crisis es que al sector que más afectó fue al agrícola,
luego al minero y en menor medida al área petrolera y a las industrias, esto debido al retiro
de capitales extranjeros ¿Por qué afectó tanto una crisis económica extrajera a América
latina? Según los historiadores económicos es por el tipo de dependencia hacia las
economías extranjeras, ya que en el caso de Gran Bretaña, la dependencia de L.A a esta
potencia era menos a diferencia de Estados Unidos, ya que con Inglaterra existía más
autonomía por parte de América latina porque a los ingleses solo les interesaba comerciar,
en cambio EE.UU, carece de autonomía , debido a que los norteamericanos introducen
sociedades anónimas pero a través de filiales que es –en estricto rigor– entidades que son
controladas por otras entidades u organizaciones. Junto con ello, esta crisis fue más
desastrosa para las economías latinoamericanas porque al momento de esta crisis se había
suprimido el mercado monetario, no había entradas fiscales, ni aranceles aduaneros sobre la
exportación y la importación. Esto implicó que afectara –en los productos– más a los
precios que a su volumen. También es preciso mencionar que, a pesar de que afectó a toda
la economía, los efectos son distintos según los productos, ya que la ganadería no fue tan
afectada, pero el trigo, el azúcar y el café, tuvieron una caída que va desde el 20 al 40 % de
las exportaciones. En cuanto a la minería, el cobre y el estaño fueron los más afectados,
más no el petróleo. Ante esta crisis, los gobiernos latinoamericanos crearon nuevos
27
Ibíd., p 190.
28
Ibíd., p 192.
impuestos que desincentivó el consumo interno: “esta fallida reforma social, demostración
de que la oligarquía seguía controlando el estado, nos demuestra que, pese al proceso de
desarticulación económica, las políticas que beneficiaban a un solo sector productivo y
cuyo coste recaía de manera indiscriminada sobre la población económicamente más
débil”29.

En síntesis, a comienzos de 1910 y 1914, ya se habían dado las primeras señales de que el
sistema económico de aquella época, ya estaba en declive, esto debido a que las inversiones
inglesas habían bajado, –ya sea por falta de capital o por la guerra– y se suma una nueva
potencia económica que terminará hundiendo por completo el modelo agroexportador
latinoamericano, por la crisis mundial del capitalismo comercial, es decir Estados Unidos.

En conclusión, y a pesar que América Latina obtuvo su emancipación, esta siguió con
parámetros parecido al “legado colonia”, quizás con algunos matices o cambios, pero su
estructura no cambia mucho. Esto lo podemos afirmar ya que el poder o las posesiones de
carácter económico sigue en manos de los mismos: en primera instancia por la antigua elite
criolla (o la nueva elite americana) y luego por el imperio Inglés y los norteamericanos. Es
por eso que muchos autores denominan esta situación como neocolonialismo, es decir, las
nuevas naciones americanas, a pesar de estar independizadas de la corona española, siguen
siendo dominadas, pero en este caso es bajo la hegemonía inglesa, para luego pasar a
depender de Estados Unidos. En un comienzo la potencia inglesa, directa o indirectamente,
domina las dimensiones que se dan en una sociedad, ya que son capaces de interferir en la
política y por sobretodo en la economía de un país. Junto con eso, queda claro que los
modos de producción, medios de producción y la producción misma, no cambian, ya que
Latinoamérica sigue siendo una sociedad agraria, monoproductora y exportadora de
materias primas. Quizás cambian los productos, y algunos países se logran industrializar,
así como la procedencia de los capitales para las actividades económicas, pero todo sigue
igual. Cuando se produce la crisis del 29, los más afectados son obviamente todos los
países dependientes del comercio internacional, por lo que no les queda más remedio que
apostar por una economía hacia adentro. Aun así, el derrumbe del sistema neocolonial,
conllevó a que los gobiernos latinoamericanos tomaran conciencia sobre lo peligroso que es
para la economía nacional depender casi exclusivamente de los mercados internacionales.

Bibliografía.
29
Ibíd., p 200.
BETHELL, Leslie. “Historia de América Latina”, Tomo 7: América latina: economía y sociedad, c.
1870-1930. España. Editorial Crítica. 1991.

BULMER-THOMAS, Víctor. “Historia Económica de América Latina desde la independencia”.


México. Fondo de Cultura Económica. 1998.

CARMAGNANI, Marcello. “Estado y sociedad en América Latina, 1850-1930”. España. Editorial


Crítica. 1984.

CARNOY, Martin. “El Estado y la teoría política”. México. Alianza Editorial. 1993.

CLEMENTI, Hebe. “La Frontera en América. América del sur. Venezuela – Los Países Andinos:
Ecuador, Perú, Chile, Bolivia. La Guerra del Salitre.” Buenos Aires, Argentina. Editorial Leviatán.
1987.

DEL POZO, José. “Historia de América Latina y del Caribe. 1825-2001”. Santiago de Chile. LOM
Ediciones. 2002.

HALPERIN DONGHI, Tulio. “Historia contemporánea de América latina”. Argentina. Alianza


Editorial. 1986. p 28.

HOBSBAWM, Eric. “La era del capital, 1848-1875”. España. Editorial Crítica. 2007.

S-ar putea să vă placă și