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Micaela Bastidas Puyucawa fue la esposa

de Túpac Amaru II y cumplió un rol


protagónico en la gran rebelión
anticolonial de 1780. Nació en 1745 en
Tamburco, provincia de Abancay, región
Apurímac, en la sierra sur del Perú. Sus
padres fueron el afroperuano Manuel
Bastidas y la indígena Josefa Puyucawa.

En 1760, cuando tenía 15 años de edad


contrajo matrimonio con el joven cacique cusqueño José Gabriel
Condorcanqui (Túpac Amaru II) con quien tuvo tres hijos: Hipólito,
Mariano y Fernando. Tuvo una posición acomodada en el Cusco virreinal
ya que su esposo era un importante cacique y próspero arriero. Sin
embargo, vivía indignaba por los abusos que sufrían los indígenas, la
esclavitud de los negros, la elevación de los impuestos y los abusos contra
los indios.

Al estallar la rebelión de 1780, Micaela Bastidas fue la principal consejera


del Inca, y lo mantenía informado de los movimientos realistas cuando
estaba en campaña. Además, desde la ciudad de Tinta (Canchis, Cusco)
dirigió el abastecimiento de armas y alimentos para las tropas rebeldes.

Sus cartas dirigidas a Túpac Amaru II durante la guerra evidencian su


extraordinaria entrega a la causa revolucionaria. Muchos opinan que si el
Inca hubiera tomado el Cusco en los primeros días del levantamiento, como
lo exigía Micaela, hubiera sido casi imposible que los realistas la
recuperaran.

Al fracasar la sublevación fue capturada y llevada al Cusco, donde fue


sentenciada al estrangulamiento. El 18 de mayo de 1781, en la Plaza de
Armas del Cusco, los verdugos le cortaron la lengua y le aplicaron el
garrote vil. Cuando aún agonizaba la remataron con patadas en el vientre y
el pecho. Unos minutos antes, había visto el ahorcamiento de su hijo
Hipólito. Ambas muertes fueron presenciadas por Túpac Amaru II, quien
fue ejecutado el mismo día.
José Gabriel Túpac Amaru o José Gabriel
Condorcanqui Noguera -usó indistintamente
los dos apellidos, conocido como Túpac Amaru
II (quechua: Tupaq Amaru iskay ñiqin).Es
considerado como el fundador de la identidad
nacional peruana.

José Gabriel Condorcanqui nació en Surinama


(Cusco) el 19 de marzo de 1738. Fue el líder
indígena que encabezó la mayor rebelión
independentista en el Virreinato del Perú en
busca de la libertad de toda América, lo que le
valió para ser reconocido como el fundador de la
identidad nacional peruana.

Su nombre en el idioma quechua fue Túpac Amaru II(Amaru significa serpiente


y Tupaq posiblemente significa el que se encuentra o el que pelea), aunque fue
llamado José Gabriel Condorcanqui por los españoles con el fin de desacreditarlo
ante sus seguidores en el Cusco.

José Gabriel fue hijo de Miguel Condorcanqui, gobernador de Surimana y de


Rosa Noguera Valenzuela. Desde muy niño, ejerció los curacazgos de
Pampamarca, Tungasuca y Surimana y se hizo llamar Túpac Amaru en honor al
último de los Incas de Vilcabamba y que fue ajusticiado en 1572 por los
españoles. Fue una persona muy instruida y culta, pues estudió en el Colegio San
Francisco de Borja, uno de los pocos colegios en el Cusco donde se permitía la
educación a los indios abolengo. Fue un alumno persistente y muy inteligente
convirtiéndose en un personaje culto para el gusto de los conquistadores.

Fijó su residencia en la ciudad del Cusco, donde contrajo matrimonio con


Micaela Bastidas el 25 de mayo de 1758. Ambos engendraron tres hijos
llamados: Hipólito, que nació en 1761; Mariano, que nació en 1763 y Fernando,
que nació en 1770. En Cusco tuvo varias propiedades y actividades económicas
que le valieron a él y su familia, una buena posición social.

Pero, dicha situación provocó cierto grado de presión por parte de las autoridades
españolas ante Condorcanqui, quien fue sometido a prebendas y al trabajo
obligatorio a los indígenas en la mita o en el trabajo en las minas en beneficio de
la Corona.
Por ello, Condorcanqui solicitó en 1776 una petición formal ante la Real
Audiencia de Lima para que sea liberado del trabajo obligatorio por ser
descendiente directo de Túpac Amaru, la misma que fue negada y que provocó
un gran rechazo por parte de José Gabriel Condorcanqui ante el sistema.
Los abusos de los corregidores fueron una de las principales causas de la
rebelión indígena, la misma que estalló el 04 de noviembre de 1780 en la
localidad de Pluma con José Gabriel Condorcanqui como principal líder de
este movimiento.

En sus inicios, la rebelión reconoció la autoridad de la corona española,


pidiendo apenas cambios en la organización administrativa del Virreinato
para ponerle fin al abuso de los corregidores. Cuando estalló la lucha, la
rebelión se dirigió hacia el corregidor de Tinta, el español Antonio Arriaga,
quien fue apresado y ejecutado el 09 de noviembre.

Al frente de una nutrida hueste y después de vencer a un ejército de 1200


españoles en Sangarará, Túpac Amaru decidió no dar el golpe definitivo a
la plaza virreynal ubicada en la ciudad del Cusco. Por el contrario, replegó
sus tropas a Tungasuca, en una táctica para facilitar el diálogo con las
autoridades españolas. Esto hizo que los españoles en el Cusco se pudieran
organizar y tuvieran tiempo para recibir refuerzos enviados por el Virrey
procedentes de Lima, Arequipa y Huamanga. Con una nueva estrategia, las
fuerzas españolas pudieron vencer a los rebeldes el 08 de enero de 1781.

Con esta caída, las tropas españolas persiguieron al ejército de Túpac


Amaru y entre los días 5 y 6 de abril de 1781, capturaron a los miembros de
la rebelión, entre ellos, Túpac Amaru.
Lo poco que se sabe de la vida
de este caudillo mestizo antes
del año 1742 nos lo han
transmitido los religiosos que
se entrevistaron con él y que
recogieron algunos datos de su
boca, por lo demás dudosos.
Juan Santos afirmaba ser un
descendiente de los incas
nacido en el Cuzco y criado por
los jesuitas. Demostraba tener
una gran cultura, pues
dominaba el castellano y latín,
además del quechua y otros
idiomas nativos. También
afirmaba que uno de sus
maestros jesuitas, al comprobar sus aptitudes intelectuales, lo llevó consigo
a Europa (España y Portugal) y África (San Pablo de Luanda, en Angola).

Regresó al Perú, que lo recorrió del Cuzco a Cajamarca. Hacia 1740 se


ofreció como ayudante de los misioneros franciscanos de la región de
Chanchamayo, en la selva central. Estas misiones habían facilitado la
llegada de los españoles interesados en explotar la sal proveniente de un
cerro aledaño (Cerro de la Sal), quienes empezaron a usar como mano de
obra a los nativos asháninkas, lo que conllevó a una serie de abusos. La
idea de la rebelión surgió entonces en Juan Santos, al comprobar la
desalmada dominación española que ejercían con total impunidad. Se
propuso restaurar el trono de sus antepasados y dar la libertad a los indios.

Al momento de estallar la rebelión, Juan Santos contaba de 30 a 40 años de


edad. Vestía una cushma o camisón típico de los indios selváticos y llevaba
siempre colgada en el pecho una cruz de madera de chonta con cantoneras
de plata. Mascaba abundante hoja de coca, a la que denominaba «hierba de
Dios». Sus rasgos eran de mestizo. Uno de los frailes franciscanos que lo
visitó lo describió como de estatura alta y de piel tostada, añadiendo: «tiene
algún vello en los brazos, tiene muy poco bozo, luce bien rapado… es de
buena cara; color pálido amestizado; pelo cortado por la frente a hasta las
cejas, y lo demás desde la quijada alrededor coleteado», es decir, recogido
en una coleta, según la moda occidental del siglo XVIII.

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