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Las tareas escolares os harán libres

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Félix Angulo
Universidad de Cádiz
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The Justice of Education View project

Proyecto de Investigación del Programa de Excelencia denominado “Riesgo de fracaso y abandono


escolar en Secundaria Obligatoria. Los contextos educativos, familiares y socioculturales. Un estudio
cualitativo”. (Código: SEJ 2664). View project

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TEMA DEL MESLOS DEBERES, ¿HAY ALTERNATIVAS?

LAS TAREAS ESCOLARES OS HARÁN LIBRES


Cargar a chicos y chicas con cantidades de tareas para hacer en casa no parece tener
una relación directa con los beneficios que se les suponen. Los deberes no están pensados
para cada uno ni contemplan las condiciones que tienen para hacerlas. Sería deseable
que la escuela procurara al alumnado el derecho a la adquisición del conocimiento que
se merece y que hiciera uso de la oportunidad de potenciar la creatividad, el pensamiento
y la capacidad crítica.
J. Félix Angulo “Nosotros... estamos acosados por la necesidad de explicar.
Universidad de Cádiz. Universidad
Católica de Valparaíso (Chile).
Enfrentados a algo inusual, nuestro pensamiento no es
¿y ahora qué viene?, sino ¿por qué?”
felix.angulo@uca.es
Roger Scruton (1996). Filosofía para personas inteligentes

C
uando me pidieron que escribiera sobre las “tareas Pero antes de repasar la literatura, detengámonos en el esta-
escolares” (TE de ahora en adelante), lo primero do actual de las TE. Un reciente panfleto de la OCDE (2014)
que me propuse fue revisar la literatura disponi- nos proporciona valiosa información. Según los datos dispo-
ble. O al menos, los trabajos más completos y las nibles por dicha organización económica, el alumnado con
revisiones más importantes. En general, he de advertir que 15 años dedica una media de cinco horas a la semana a las
casi toda la literatura se centra sobre la relación entre tareas TE en los países sometidos a PISA; con extremos tan notorios
escolares y mejora del aprendizaje, o “mejora del rendimien- como Finlandia, cuyos estudiantes dedican unas tres horas a
to escolar o académico”, como todavía se suele decir al viejo la semana; el Reino Unido, seis; España, más de seis horas, e
estilo de la revolución industrial. Italia, cerca de ocho. El estudio hace hincapié en que ha ha-

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bido un descenso notorio en el tiempo empleado en TE entre dios analizados, 15 eran positivas y 19 negativas (Cooper,
el 2003 el 2012. Aunque el panorama que nos ofrece este Robinson y Patall, 2006, p. 48). ¡Pero su propuesta es seguir
breve panfleto está restringido al alumnado de secundaria, investigando pero empleando métodos mixtos (cualitativos
no creo que resulte incorrecto generalizar esta situación al y cuantitativos)! El tercer trabajo es la revisión que Kohn
resto del alumnado y a otros niveles. Como nos recuerda (2006, pp. 3-68) lleva a cabo en su libro. Sus conclusiones
Kohn (2006), las TE son ese tipo de actuaciones que, como son nítidas en el sentido que venimos arguyendo: la relación
nadie las pone en cuestión, se convierten en una especie de entre TE y rendimiento es débil en general e inexistente en
meme pedagógico que docentes y familias transmiten. Hasta la educación primaria (pp. 38 y ss.). Tampoco existe eviden-
el punto de que levantar la voz para criticarlo puede generar- cia que indique que las TE desarrollen características no aca-
nos una amplia animadversión. Por eso, en el documento démicas como los hábitos de trabajo (p. 54).
citado de la OCDE se afirma en la primera página que existen
muy sólidas razones de por qué los docentes asignan tareas Por último, para cerrar esta breve revisión, no quiero dejar
escolares para ayudar al alumnado con dificultades y de bajo pasar un detalle por alto. En el panfleto de la OCDE (2014,
rendimiento a aprender el material y los contenidos trabaja- p. 3) se indica que en muchos países el tiempo dedicado a las
dos en clase (OECD, 2014, p. 1). No importa que esas razo- TE está correlacionado con el rendimiento del alumnado.
nes sólidas no se enuncien, y no importa que el alumnado Sin embargo, cuando analizamos la gráfica que se nos mues-
con dificultades y de bajo rendimiento sea un mero pretexto; tra y leemos la letra pequeña, de 63 países solo en 24 la rela-
en realidad, pareciera señalar dicha afirmación, si las TE son ción es estadísticamente significativa, y no precisamente para
buenas para el alumnado con dificultades, cómo no lo serían España ni Finlandia.
para el resto. Así pues, la pretensión de este tipo de discurso
es justamente hacernos creer científicamente que la TE son De todas maneras, algo sí se puede sacar de estas revisiones.
una pieza básica del aprendizaje de nuestros hijos e hijas y, Determinar qué son las TE es algo complejo, cuando menos.
por ello, un elemento clave de triunfo en el aparentemente El tiempo de la tarea, el tipo de tarea, si va a ser calificada
sistema educativo meritocrático (Dubet, 2011). por el docente, el contexto hogareño de realización y otras
muchas variables intervinientes convierten a las TE en un
concepto experimentalmente elusivo.
A LA CAZA DEL GAMUSINO
Visto lo visto, podemos concluir que estamos ante un caso
Entre la inmensa literatura que se puede consultar sobre las genuino de búsqueda de gamusino, aquel animal imaginario
TE, he seleccionado tres trabajos que me han parecido más que se usa para gastar bromas a cazadores novatos (y que, se-
globales. Uno fue realizado por Paschal, Weinstein y Walberg gún la región, es nombrado de distintas formas, por ejemplo,
(1984), en el que pretenden hacer una síntesis cuantitativa “gangüezno” en Extremadura, “gambosí” en Andalucía, “gam-
de estudios empíricos que analizan los efectos de las TE en el butzí” en Cataluña o “gambozino” en Portugal), pero que no
aprendizaje. De un conjunto de 67 documentos, selecciona- genera la mofa en la tradición popular, sino que se convierte
ron 16 a través de la aplicación de ciertos criterios psicomé- en un tema con enormes repercusiones. Como enfatiza Kohn
tricos. Su conclusión es clara: la evidencia muestra que exis- (2006, p. 16), los efectos emocionales y el impacto sobre la
te un efecto moderadamente amplio cuando las tareas son curiosidad del alumnado que causan las TE son obvias, pero
evaluadas por el docente o comentadas (Paschal, Weinstein, negativas. Estas reacciones adversas pueden generalizarse a
Walberg, 1984, p. 104), algo que ocurre solo en un grupo la escuela misma y a la idea del aprendizaje, del conocimien-
reducido de estudios. Dicho de otra manera, las tareas se ha- to y su importancia (Kohn, 2006).
cen porque son evaluadas por el docente; la evaluación ge-
nera buenos resultados porque las tareas se hacen. ¡Todo un
círculo vicioso! ¿DESTERRAMOS LAS TE?
Otro trabajo clave, más reciente, es el de Cooper, Robinson Como señalamos antes, a pesar de la evidencia abrumadora, el
y Patall (2006), en donde, partiendo de uno anterior de Ha- meme de la importancia y la obligatoriedad de las TE perma-
rris Cooper, de 1989, se vuelven a revisar las investigaciones nece estable. Parece que las familias las demandan, que el alum-
sobre las TE llevadas a cabo entre 1987 y 2003. De un mon- nado las reclama y que los docentes –los que se creen buenos
to de 4.400 estudios relevantes, seleccionaron alrededor de docentes, quiero decir– son los que más TE mandan para casa.
80, que son a los que aplicaron las estrategias de metaanálisis. Eso es lo que parece, aunque puede que algo esté cambiando.
¿A qué resultados llegaron? En el mismo resumen de la pu- En una encuesta publicada en el mes de octubre del 2016 en
blicación lo señalan: “No se ha encontrado evidencia fuerte El País (Álvarez, 2016), el 61% consideraba que las TE eran
que asocie las tareas escolares y el rendimiento, o las TE a las demasiadas. Y aunque la mayoría de las familias con hijos e
calificaciones escolares o los contenidos (lectura versus ma- hijas en Primaria opinan que con una hora diaria sería sufi-
temáticas)”. De las 69 correlaciones informadas por los estu- ciente, recientemente la CEAPA organizó un llamamiento

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para boicotear las TE a lo largo del mes de noviembre del 2016. mas sesiones de quimioterapia, operaciones u otro tipo de
Lo que me preocupa de estas encuestas, pero mucho más de tratamientos; las tareas llegaban y las tenían que hacer si no
los encumbrados estudios que analizamos al inicio de esta querían repetir el curso. Y lo más grave es que, durante el año
reflexión, es una ausencia notable. No he encontrado estudio que estuvo, solo una maestra pasó a visitar a su alumna; nin-
que se centre fundamentalmente en la voz del alumnado; una gún otro docente de Primaria o Secundaria preguntaron por
voz (opiniones, experiencias, etc.) que no parece preocupar su alumnado, por su salud, ni pasaron a visitarlos. Con este
a tan eximios investigadores ni al inefable periódico y, por ejemplo, al que no le he añadido nada de dramatismo, créan-
extensión, a nadie. ¿Qué opinan nuestros alumnos y alum- me, lo que quiero señalar es que en muchas ocasiones los
nas?, ¿cómo ven las TE?, ¿en qué las cambiarían?, ¿las elimi- docentes (salvo honrosas excepciones), ya sea de Infantil, de
narían? Cualquiera puede pensar que el resultado sería un Primaria o Secundaria, no conocen la vida de su alumnado.
rechazo frontal a las mismas, pero eso es mucho aventurar. Están en clase, hacen sus controles, responden a nuestras
Es como creer que nuestro alumnado es vago o que solo le preguntas, nos elaboran los trabajos que les mandamos, pero
preocupa ver la televisión o jugar a los videojuegos, algo, sea siguen siendo unos desconocidos. No sabemos si tiene espa-
dicho de paso, a lo que les condenamos en la familia (cuando cio y tranquilidad en su casa para estudiar o leer; desconoce-
no tienen que disputar con sus padres la videoconsola o el mos incluso si hay una biblioteca cerca, el horario laboral de
programa de TV favorito). Basta un contexto social y educa- los padres. Y a pesar de ese desconocimiento, les lanzamos
tivamente enriquecedor y variado, para que veamos a esos tareas tras tareas y ahí te las apañes, lamentablemente; y si
mismos niños, niñas y adolescentes preocupados, atareados hace falta, les mandamos a la biblioteca del centro castigados,
e implicados en otras cosas. para que tengan muy en cuenta que el lugar del castigo se
asocia con el lugar del saber.
En este punto, debemos ser realistas y preguntemos qué tipo
de tareas suelen traer nuestros hijos e hijas a casa. Una de las ¿Tenemos entonces que desterrar y abolir las TE? La respues-
más comunes se encuentra en completar los Cuadernos Rubio ta sería muy superficial si nos quedamos en un sí o en un no.
(ese best seller educativo que abarca de 3 a 11 años, véase: Quizás lo que competa aquí es desarrollar algo de imaginación
http://cuadernos.rubio.net), o cualquier otro tipo de cuader- pedagógica.
nos. También están esas TE que suponen llevar para casa los
problemas o las preguntas al final del libro de texto, o algunas
otras que al docente se le hayan ocurrido (aunque no suele REPLANTEARSE EL ENCUENTRO
ser el caso cuando el libro de texto se lo ofrece, evitándole CON EL CONOCIMIENTO
pensar). O bien aprender las definiciones, los datos u otra
información que venga en la lección del día, oportunamente Señala Michael Young (2008, 2014), en dos trabajos re-
subrayada en el libro de texto y que, seguramente, será parte cientes, el derecho de todo alumno y alumna a la adquisición
del examen próximo. En resumidas cuentas, TE aburridas, de conocimiento, un derecho que he denominado “justicia
tendentes a la memorización, a la repetición y al tedio, esto cognitiva” (Angulo, 2016). Pero no se confundan, se trata
es, una prolongación de lo que hacemos en el aula. Pero por de conocimiento, no de información o habilidades funcio-
poco que prestemos atención a esta situación, podremos dar- nales. Si queremos simplemente que nuestro alumnado acu-
nos cuenta de que nos encontramos con lo que puede ser mule información o adquiera habilidades como si fueran
considerado como una enorme dejadez profesional por parte rutinas, habremos de aceptar que cualquier teléfono móvil
de los docentes. Si para que sus alumnos y alumnas aprendan o computadora será mejor que el mejor de nuestros alumnos
lo que se supone que tienen que aprender (y no entro en ca- o alumnas.
lificaciones) tienen que dedicar tiempo fuera del horario es-
colar, es que, aceptémoslo, no están haciendo bien su labor. Afortunadamente, lo que sabemos sobre el aprendizaje, la
¿Se imaginan la situación cuando se trate de las “reválidas” compresión y la creatividad nos permite tener una visión
que va a imponer la LOMCE? Veremos a nuestro alumnado distinta y nos ofrece un panorama completamente diferente
haciendo horas extras en casa para poder superar las reválidas al de las convenciones –trasnochadas– en las que sustentamos
y para que las puntuaciones de los centros los haga aparecer nuestras rutinas docentes. Un aprendizaje, pues, no es un
como centros escolares de excelencia. fenómeno aislado de adquisición de ítems de información,
datos o de ejercicios rutinarios, sino una interrelación com-
Sin embargo, es probable que nos encontremos aquí con algo pleja de contenido, motivación/emoción y acción. Además,
todavía más grave. Déjenme que les cuente un caso. Una el aprendizaje siempre se ancla en procesos narrativos, pues
maestra que aceptó hace un año hacerse cargo de un aula necesita la significación que la narratividad nos aporta, y re-
hospitalaria en Materno Infantil de Málaga. Sus niños y ni- quiere la presencia de una “comunidad de aprendices”, como
ñas, como ella los llamaba, recibían de su tutor o tutora del la denomina Rogoff (Rogoff, Turkanis y Bartlett, 2001). Co-
colegio, mientras estaban hospitalizados, ingentes cantidades munidades de aprendices –no confundir con comunidades
de tareas. Daba igual que hubiera sufrido esa semana durísi- de aprendizaje– que participan en el juego del conocimiento,

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como el que llevó al premio Nobel en el 2010 a Andréy Gueim amigas para hablar o simplemente estar juntos, o para leer o
y a Konstantín Novoskólov por su descubrimiento del grafe- llevar a cabo alguna afición, e incluso para no hacer nada,
no (átomos de carbono dispuestos en un patrón hexagonal que también es un derecho, como nos recordó Paul Lafargue
regular, pero de una sola capa; más ligero que el aluminio, en 1883. Hemos de respetar esos tiempos y reducir la presión
más fuerte que el acero y más denso que la fibra de carbono) que ejercemos sobre nuestros hijos e hijas, para que, al menos,
en sus experimentaciones divertidas de los viernes. Comuni- no terminen padeciendo el síndrome del niño apresurado/
dad de aprendices en la que se apoyen unos a otros, que inter- presionado (hurried child syndrome) (Elkind, 2001).
cambien ideas, opiniones, sugerencias; en la que se respeten,
y en la que encuentren el necesario amparo emocional y el Necesitamos pues una nueva ecología del conocimiento (An-
estímulo motivacional. gulo, 2009), una ecología rica, con retos, con diversidad de
instancias, que aliente la creatividad, el pensamiento y la
Todo ello nos lleva a la conclusión de que el aprendizaje es capacidad crítica del alumnado. Se trata de vivir el conoci-
un proceso complejo y un continuo que no acaba en las es- miento, no de sufrirlo. Se trata de que pongamos los cimien-
cuelas y que puede y debe ser apoyado constantemente. Apren- tos para que estas generaciones puedan hacer de este mundo
der, comprender el mundo, adquirir conocimiento es una algo mejor y no tan inane, rutinario, soez, machista, homó-
forma de vida y un elemento clave de nuestra evolución (Gop- fobo, ferozmente competitivo, agresivo e ignorante como el
nik, 2011). Las tareas escolares, por el contrario, son parte presente. Como ha señalado Gardner (2011): “Quiero que
de la mecánica burocrática asentada en nuestras escuelas, mis niños y niñas comprendan el mundo, pero no solo porque
alejadas de la lógica de sentido en que el aprendizaje es com- el mundo es fascinante y la mente humana está llena de cu-
partido por y con otros sujetos. Sea como fuere, nuestros riosidad. Quiero que comprendan para que se posicionen y
alumnos y alumnas tienen derecho a organizar su tiempo lo conviertan en un mundo mejor”. Las escuelas que ha des-
fuera de las escuelas. Para divertirse, para practicar deportes, crito Bona (2016) estoy seguro llevan tiempo en ello. ¿A qué
para leer, para encontrarse en los parques con sus amigos y esperan las demás?

PARA SABER MÁS


■ Álvarez, Pilar (2016). “La mayoría de los españoles cree ■ Gopnik, Alison (2011). El filósofo entre pañales. Barcelo-
que hay demasiados deberes escolares”, en El País, de 8 de na: Temas de Hoy.
octubre. Disponible en: http://politica.elpais.com/politi-
ca/2016/10/07/actualidad/1475865956_738300.html ■ Kohn, Alfie (2006). The Homework Myth:Why Our Kids
Get Too Much of a Bad Thing. Boston: Da Capo Press.
■ Angulo, J. Félix (2016). “Justicias de la escuela pública”,
en Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, ■ OCDE (2014). “¿Perpetúan los deberes las desigualdades
vol. 30, núm. 1, pp. 37-47. en educación?”, en Pisa in focus, n.º 46, diciembre. Dispo-
nible en: http://www.mecd.gob.es/dctm/inee/pisa-in-focus/
■ Bona, César (2016). Las escuelas que cambian el mundo. pisa-in-focus-n46-esp.pdf?documentId=0901e72b81dd8668
Barcelona: Plaza & Janés.
■ Paschal, Rosanne A.; Weinstein, Thomas; Walberg, Her-
■ Cooper, Harris; Robinson, Jorgianne Civey; Patall, Erika bert J. (1984). “The effects of homework on learning: A
A. (2006). “Does homework improve academic achieve- quantitative synthesis”, en Journal of Educational Research,
ment? A synthesis of research, 1987-2003”, en Review of n.º 78, pp. 97-104.
Educational Research, vol. 76, n.º 1, pp. 1-62.
■ Rogoff, Barbara; Turkanis, Carolyn G.; Bartlett, Leslee
■ Dubet, François (2011). Repensar la justicia social. Contra (2001). Learning together. Children and adults in a school
el mito de la igualdad de oportunidades. Buenos Aires: Siglo community. Nueva York: Oxford University Press.
xxi Editores.
■ Young, Michael (2008). Bringing knowledge back in. From
■ Elkind, David (2001). The hurried child: Growing up too social constructivism to social realism in the sociology of educa-
fast too soon. Jackson, TN: Perseus Publishing. tion. Londres: Routledge.

■ Gardner, Howard (2009). “Multiple approaches to un- – (2014). “Knowledge, curriculum and the future school”, en
derstanding”, en Knud Illeris (ed.). Contemporary theories Michael Young; David Lambert. Knowledge and the future school.
of learning. Londres: Routledge, pp. 106-115. Curriculum and Social Justice. Londres: Bloomsbury, pp. 9-40.

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