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Revista Argentina de Clínica Psicológica

ISSN: 0327-6716
racp@aigle.org.ar
Fundación Aiglé
Argentina

Rossetti, María Lucila; Botella, Luis


Alianza terapéutica: evolución y relación con el apego en psicoterapia
Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XXVI, núm. 1, abril, 2017, pp. 19-30
Fundación Aiglé
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281950399003

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Revista Argentina de Clínica Psicológica
2017, Vol. XXVI, N°1, 19-30 19

alianza terapéutica: evolución y relación


con el apego en psicoterapia
therapeutic alliance: evolution and relationship
with attachment in psychotherapy
María Lucila Rossetti*
y Luis Botella**

Resumen
Se estudió la evolución de la alianza terapéutica durante 20 semanas y su relación con el ape-
go considerando la mejoría/empeoramiento sintomático como una variable de confusión. En una
muestra de 30 adultos se administró el Working Alliance Inventory-Short Form en ocho ocasiones,
la Experiences in Close Relationships Scale en una y el Clinical Outcomes in Routine Evaluation
Outcome Measure como medida basal y en la semana 20. Se evidenció una evolución lineal li-
geramente creciente de la alianza terapéutica. Al asociarla con apego, la dimensión de evitación
no reveló correlación. Con la ansiedad sí se mostró una relación negativa más fuerte avanzada la
terapia. No se hizo necesario el ajuste. Se discuten las implicaciones prácticas de estos resultados.
Palabras clave: Alianza terapéutica, apego, psicoterapia.

Abstract
We studied the evolution of therapeutic alliance and its relationship with attachment for 20
weeks, considering symptom improvement / worsening as a confounding variable.
A sample of 30 adults completed the Working Alliance Inventory-Short Form eight times, the
Experiences in Close Relationships Scale once, and the Clinical Outcomes in Routine Evaluation
Outcome Measure at baseline and in week 20. We found a slightly growing linear evolution of
therapeutic alliance. When associated with attachment, avoidance dimension did not reveal co-
rrelation. When associated with anxiety, it did show a stronger negative relationship at advanced
phases of the therapy. No adjustment was necessary. Practical implications of these findings are
discussed.
Key words: Therapeutic alliance, attachment, psychotherapy.
Recibido: 24-10-15 | Aceptado: 08-03-17

En estos últimos 20 años la psicoterapia se ha to. Este vínculo explica el por qué mejoran o no los
esforzado en fundamentar su práctica clínica a partir pacientes al menos tanto como el método particular
de resultados y evidencias sólidas derivadas del ri- de tratamiento. La alianza en psicoterapia individual
gor científico (Norcross, Beutler y Levant, 2006). Ba- entre otras, ha demostrado ser un elemento efectivo
sados en extensas revisiones y meta-análisis sobre de la relación terapéutica sustentado empíricamen-
los efectos de la psicoterapia, las task forces de la te (Norcross y Wampold, 2011). Sin embargo, otros
American Psychological Association (APA) concluye- autores, aunque reconocen que existe una asocia-
ron que la relación terapéutica contribuye de forma ción entre estas variables, plantean que aún existe
sustancial y consistente a los resultados psicotera- escasa evidencia que muestre que la alianza tera-
péuticos independientemente del tipo de tratamien- péutica influye sobre la mejoría sintomática (Muran
y Barber, 2010). A pesar de esta controversia, ambas
posturas coinciden en la existencia de una correla-
* María Lucila Rossetti, 1Universitat Autònoma de Barcelona, España ción entre alianzas fuertes y resultados positivos en
** Luis Botella, FPCEE Blanquerna. Universitat Ramon Llull, España
E-Mail: lluisbg@blanquerma.url.edu
psicoterapia.
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Los términos “alianza terapéutica”, “alianza rapia (3ª a 5ª sesión), la calidad de esta no es cons-
de trabajo” y “alianza de ayuda o asistencial” han tante a lo largo del tiempo (Horvath, 2000).
sido usados en el pasado para referirse a aspec- La investigación ha descrito distintos patrones
tos específicos de la alianza o como sinónimos del en la evolución de la alianza (linear, forma de “U”,
constructo en general (Horvath y Luborsky, 1993). forma de “V”) (Muran y Barber, 2010). Esta relación
En este estudio se utilizarán de manera indistinta está sujeta a tensiones y/o interrupciones en el cur-
estos conceptos incluyendo también el de relación so de un tratamiento. Ciertos parámetros deberán
terapéutica. Esta falta de consenso y precisión en la establecerse tempranamente, de lo contrario el pa-
definición facilitó el uso del término en investigado- ciente tenderá a discontinuar la terapia prematura-
res y clínicos que enmarcan su práctica desde distin- mente o fallar en el compromiso al cambio (Horvath,
tos marcos teóricos. Por otra parte, generó más de 2000).
30 instrumentos diferentes (sin contar las distintas
Ambos, el paciente y el terapeuta, determinan la
versiones de cada uno), que no comparten un punto
calidad de la relación terapéutica (Norcross et al.,
claro de referencia (Horvath, Del Re, Flückiger y Sy-
2006). La contribución del profesional de la salud
monds, 2011).
excede a los objetivos de este estudio que se cen-
El inicio de este concepto (aunque no el térmi- trará solamente en el aporte que el paciente hace a
no en sí mismo) se remonta a la obra de Freud y su esta relación. Si bien se han descrito cualidades del
interés por la función de la transferencia en psicote- cliente que deberán tenerse en cuenta según datos
rapia. A partir de aportes de diversos autores como empíricos para personalizar la terapia y mejorar los
Sterba (1934), Zetzel (1956), Greenson (1965), Lu- resultados, no se ha obtenido suficiente evidencia
borsky (1976), Stone (1961), Rogers (1957) y Bordin para determinar si incluir o no al apego dentro de
(1979, 1994), entre otros, esta concepción evolu- la lista de elementos a considerar (Norcross, et al.,
cionó de formulaciones que enfatizaban las contri- 2006). Aunque se ha estudiado cómo las relaciones
buciones a la relación -ya sean del terapeuta o de de apego presentes o pasadas se vinculan con la
distorsiones cognitivas del vínculo entre terapeuta y alianza de trabajo en general, pocos trabajos han
paciente- a un constructo cuyo énfasis se encuentra examinado el impacto que los patrones de apego
en la cooperación y el consenso entre los actores en del paciente tienen sobre la alianza en su manifes-
el escenario clínico. tación directa en el encuentro terapéutico. Además,
Esta “nueva” noción enfatiza los aspectos con- el apego se ha evidenciado como un superior y más
cientes de la relación (en oposición a procesos in- consistente predictor de la alianza comparado con la
concientes) y el logro de aspectos ligados a la co- personalidad y sintomatología del paciente (Bache-
laboración, como el “trabajar juntos” de la relación lor, Meunier, Laverdière y Gamache, 2010), lo que lo
(Horvath et al., 2011). La calidad y fuerza de la rela- hace factor de interés para la comunidad científica.
ción de colaboración entre paciente y terapeuta es La teoría del apego nació a partir de los estudios
típicamente medida como acuerdo en los objetivos de Bowlby (1969, 1973, 1980) y Ainsworth (1969,
terapéuticos, consenso en las tareas en el trata- 1989). El apego es un sistema innato y funcional
miento y establecimiento de vínculo relacional (Nor- que, aunque es más evidente en la infancia, está
cross et al., 2006). Las alianzas fuertes resultan de activo a lo largo de toda la vida. Predetermina la
buenas correspondencias entre las expectativas de respuesta de las personas frente a situaciones es-
alianza del tratamiento y las características perso- tresantes. Ante una serie de estímulos o situaciones
nales del paciente y el terapeuta (Muran y Barber, desencadenantes que se perciben como amenazan-
2010). tes y generan malestar, el sistema de apego se acti-
En un tratamiento los pacientes consultan por va, pone en marcha pensamientos y comportamien-
sus problemas, con sus propios objetivos y expec- tos relacionados con la búsqueda de proximidad a
tativas de cómo debería ser la terapia, así como los figuras de apego. Estas figuras no son simplemente
mejores medios para resolverlos. Por otra parte, cercanas, sino que son compañías vinculares im-
los terapeutas traen sus ideas basadas en la teoría portantes, individuos especiales en quien una per-
clínica y evidencia científica de cómo el trabajo de- sona se apoya cuando necesita protección y sostén
bería avanzar. Ambos llegan a terapia con sus pro- (Mikulincer y Shaver, 2007).
pias ideas sobre en qué consiste un buen trabajo; la El sistema de apego está formado por una parte
alianza buscará entonces negociar continuamente “normativa” (observable en todos los seres huma-
las diferencias. La negociación de la alianza comien- nos) y otra caracterizada por las “diferencias indivi-
za al iniciarse la terapia y continúa a lo largo de esta duales”. Este ciclo de experimentar amenazas o ma-
(Muran y Barber, 2010). A pesar de que una buena lestar, buscar protección y consuelo de una figura
alianza se debe establecer tempranamente en la te- de apego, pasando por una reducción del estrés y
sentimiento de seguridad, volviendo a otros intere-

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ses y actividades, se volverá un prototipo tanto de los modelos de trabajo más prototípicos y represen-
una regulación emocional como de una regulación tativos de estas interacciones se volverán parte del
de proximidad interpersonal efectiva (Mikulincer y conocimiento procedimental implícito de la persona,
Shaver, 2007). tendiendo a operar automática e inconcientemente
La propensión de buscar y mantener proximidad y de manera resistente al cambio.
con las figuras de apego va evolucionando. En la Así que lo que comenzó como representaciones
adultez ocurren los mismos procesos, pero el um- de interacciones específicas con un cuidador prima-
bral de activación del sistema de apego es general- rio durante la infancia se vuelven características del
mente más elevado que en la niñez. núcleo de la personalidad, son aplicadas en nuevas
Esto se debe a que los adultos han desarrolla- situaciones sociales y relacionales y darán forma al
do una colección de estrategias de afrontamiento sistema de funcionamiento de apego en la adultez.
y capacidades de resolución de problemas que se A los patrones de expectativas, necesidades, emo-
ejercitan de manera autónoma, así como también se ciones, y comportamientos sociales que resultan de
benefician de una fuerte capacidad de pensamiento la historia particular de experiencias de apego se
simbólico. Estas habilidades de calmarse y regu- los llama “estilos de apego” (Mikulincer y Shaver,
lar las emociones permiten a los adultos imaginar 2007). En el adulto son relativamente estables, de-
que están calmados mediante una figura de apego bido a que la nueva experiencia es asimilada a un
o posponer la búsqueda de comodidad hasta que modelo de trabajo existente y porque los patrones
esa figura de sostén esté disponible (Mikulincer y ocasionan la auto-perpetuación de los comporta-
Shaver, 2007). La dependencia en la niñez es ideal- mientos interaccionales. Sin embargo, éstos podrán
mente reemplazada por autonomía emocional en cambiar en la medida que el individuo experimente
los adultos, aunque los seres humanos sanos conti- relaciones interpersonales que se desvíen significa-
núan confiando y dependiendo en las relaciones de tivamente de los modelos prototípicos tempranos
apego en tiempos de peligro, vulnerabilidad o enfer- (Daniel, 2006).
medad (Daniel, 2006). Ainsworth (1989) describió tres categorías (A, B
El ciclo de activación-desactivación del sistema y C) que se corresponden con los estilos de apego
de apego está afectado (tanto a corto plazo como evitativo, seguro y ansioso. Desde un comienzo, los
en el funcionamiento general del sistema) por las tres patrones de apego fueron conceptualizados en
variaciones en las respuestas de los cuidadores en dos dimensiones: evitación y ansiedad (Mikulincer
momentos de búsqueda de proximidad. Esto llevó a y Shaver, 2007). Como se ha descrito, este sistema
Bowlby (1969, 1973, 1980) a estudiar el “vínculo de en la adultez se activa en situaciones que generan
apego” definido como la cristalización psicológica malestar o se perciben como amenazantes, por lo
de la relación de apego con una figura vista como tanto, esto parece hacerse particularmente relevan-
más fuerte y sabia. Las experiencias aisladas con te en momentos en que las personas buscan ayuda
cada figura de apego se irán almacenando en la me- terapéutica (Smith, Msetfi y Golding, 2010). Por de-
moria en forma de “modelos de trabajo”, de modo finición, el paciente es un individuo cuyo malestar lo
que permitirán predecir interacciones con compa- ha empujado a buscar ayuda de alguien presumible-
ñeros de relaciones y ajustar los intentos de bús- mente más fuerte y sabio. Estas personas necesitan
queda de proximidad sin tener que repensar cada sentir que la relación con su terapeuta es suficiente-
uno de ellos. Las interacciones relacionadas con el mente segura como para arriesgarse a una conside-
apego de manera repetida resultan en el aumento rable auto-revelación (Wallin, 2007). Al igual que los
de representaciones mentales estables de sí mismo, padres, el terapeuta es visto como una fuente que
del compañero y de las relaciones. Estas guiarán el provee una base segura al paciente en tiempos de
comportamiento, las cogniciones y las emociones e necesidad, lo que luego le permitirá explorar de un
incluso podrán sesgar los modos en que una perso- modo seguro y desarrollar un mayor entendimiento
na codifica cognitivamente, interpreta y almacena de sí mismos y del mundo (Smith et al., 2010).
en la memoria interacciones subsecuentes con las Los pacientes proyectan sus modelos de trabajo
figuras de apego. internos en el terapeuta y el vínculo que con éste es-
La fuerza y accesibilidad de cada modelo está tablecen, de modo que los patrones de apego afec-
determinada por la cantidad de experiencia en la tan el modo en que interactúan las partes, así como
que está basada, el número de veces que fue apli- la formación y mantenimiento de la alianza (Smith et
cada en el pasado y la densidad de sus conexiones al., 2010). Los clientes con patrones de apego evita-
con otros modelos de trabajo (Mikulincer y Shaver, tivo evaden sus sentimientos y minimizan la impor-
2007). tancia de las relaciones, son sujetos que de manera
ambivalente temen y al mismo tiempo desean vin-
Dados ciertos patrones consistentes en interac-
cularse emocionalmente. Tienen una enorme dificul-
ciones con cuidadores primarios durante la infancia,

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Tabla 1. Descripción de la Muestra. Variables Cualitativas

VARIABLE CATEGORÍAS N (%)

Masculino 9 (30,0%)
Sexo
Femenino 21 (70,0%)

Estudiantes a Tiempo Parcial (No Trabaja) 6 (20,0%)


Estudiantes a Tiempo Completo 9 (30,0%)
Ocupación
Trabajo a Tiempo Parcial (No Estudia) 8 (26,7%)
Trabajo a Tiempo Completo 7 (23,3%)

Con sus Padres 14 (46,7%)


En Pareja 10 (33,3%)
Vivienda
Con otros Familiares o Amigos 5 (16,7%)
En una Vivienda Compartida 1 (3,3%)

Ansiedad/Estrés 11 (36,7%)
Problemas Relacionales e Interpersonales 7 (23,3%)
Problemas en el Ámbito Laboral o Académico 4 (13,3%)
Pérdida/Duelo 2 (6,7%)
Motivo de Demanda Demandas Inespecíficas 2 (6,7%)
Depresión 1 (3,3%)
Problemas de Autoestima 1 (3,3%)
Adicciones 1 (3,3%)
Problemas Físicos/Psicosomáticos 1 (3,3%)

Menos de 6 Meses 7 (23,3%)


Tiempo que Experimenta el Entre 6 Meses y 1 Año 6 (20,0%)
Problema Más de 1 Año 12 (40,0%)
Recurrente 5 (16,7%)
Sí 13 (43,3%)
Otros Tratamientos
No 17 (56,7%)
Sí 2 (6,7%)
Medicación Actual
No 28 (93,3%)
Sí 9 (30,0%)
Medicación Pasada
No 21 (70,0%)

Antidepresivos 7 (23,3%)
Tipo de Medicación
Ansiolíticos 2 (6,7%)

tad en confiar lo suficiente en los demás como para sonas con apego seguro son más capaces de invo-
intimar genuinamente con ellos, son individuos reti- lucrarse en la auto-exploración, abrirse a la auto-re-
centes a sentir emociones que los puedan impulsar velación, desarrollar un entendimiento colaborativo
a conectarse con los demás y aún más a expresarlas. con el terapeuta y evaluar sus relaciones pasadas y
En contraposición, las personas con apego an- presentes. Estas habilidades ayudarán a estos indi-
sioso están llenas de dudas sobre sí mismas y temo- viduos a formar buenas alianzas y mantenerlas me-
res a ser demasiado independientes. Sus vidas es- diante la reparación de rupturas que pudieran surgir
tán estructuradas fundamentalmente en función del (Smith et al., 2010).
temor al abandono. No pueden confiar en la disponi- En síntesis, pese a que se ha evidenciado una re-
bilidad emocional del terapeuta o en sus buenas in- lación entre la alianza terapéutica y los resultados
tenciones. El deseo de búsqueda de intimidad, una de los tratamientos, se sabe muy poco de cuáles
vez alcanzado, lo experimentan como profundamen- son sus componentes, modelado y medición asocia-
te desconcertante e incómodo porque representa do a pacientes con un estilo de apego seguro global
una propuesta que deben rechazar (Wallin, 2007). a una mejor calidad de alianza con el terapeuta, la
Ambos patrones de apego se consideran insegu- evidencia sobre la relación entre apego inseguro y la
ros y resultarán en un impedimento o retraso en la alianza ha sido inconsistente (Bachelor et al., 2010).
formación de una buena alianza. En cambio, las per- En base a lo descrito previamente, la pregunta que

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Tabla 2. Descripción de la Muestra. Variables Cuantitativas

n MEDIA MEDIANA DESVIACIÓN ESTÁNDAR MÍNIMO MÁXIMO


Edad (Corregida)a 30 29,80 28,50 7,57 19,50 48,50
Gravedad del Problema 30 6,47 6,50 1,17 4 8
Funcionamiento Actual 30 62,33 65,00 27,32 10 100
Motivación para el Cambio 30 98,17 100,00 4,25 85 100

WAI-S (S1) 30 67,83 70,00 6,63 52 80


WAI-S (S2) 30 69,53 71,00 7,66 54 84
WAI-S (S3) 30 70,23 72,00 7,62 54 83
WAI-S (S4) 30 70,20 73,50 8,50 57 84
WAI-S (S8) 30 71,77 73,00 7,36 52 84
WAI-S (S12) 30 71,98 72,50 6,48 57 84
WAI-S (S16) 30 71,77 72,00 8,10 54 84
WAI-S (S20) 30 71,57 72,00 8,20 55 84

ECR-S (Evitación) 30 2,98 2,91 0,95 1,47 4,71


ECR-S (Ansiedad) 30 4,35 4,30 0,97 1,73 5,73

CORE-OM (Pre) 30 1,47 1,59 0,66 0,38 2,91


CORE-OM (Post) 30 0,93 0,79 0,57 0,06 2,21
Nota. a Debido a que los datos fueron recogidos en años cumplidos, se hizo una corrección de 0,5.

se plantea este estudio es: ¿cómo se comporta la Materiales


alianza terapéutica a lo largo del tiempo?, ¿es faci-
litada/obstaculizada por ciertas características pro- Cuestionario socio-demográfico ad hoc. Mate-
pias del estilo de apego del paciente? rial construido para la ocasión que recogió datos
Para responder a estas preguntas se observará con formato autoadministrado de opción múltiple
la alianza terapéutica a lo largo del proceso psico- sobre: sexo, edad, ocupación, vivienda, motivo de
terapéutico y se estudiará la relación entre la evolu- demanda clasificada según el sistema CORE, tiempo
ción de este vínculo terapeuta-paciente y el apego. que experimenta el problema, otros tratamientos,
Se espera que a mayor gradación de apego evitativo tipo de medicación actual y/o pasada. Además, se
y/o ansioso menor incremento en la evolución de la indagó percepción subjetiva sobre la gravedad de
alianza. su problema en una escala de 0 (nada) a 8 (mucho).
Del mismo modo en un continuo de 0 a 100 se valo-
ra el funcionamiento actual y la motivación para el
Método cambio. El 100 representa correspondientemente al
mejor afrontamiento posible teniendo presentes las
Participantes
dificultades actuales y a la máxima motivación.
La muestra se recogió en un servicio de psico- Working Alliance Inventory-Short Form (WAI-
terapia adscrito a una universidad de Barcelona: el S; Horvath y Greenberg, 1989). Tracey y Kokotovic
Servei d’Assessorament i Assistència Psicológica (1989) confeccionaron una versión reducida que fue
Blanquerna. Se reclutaron un total de 30 adultos traducida y adaptada para la población española
que acudieron espontáneamente solicitando aten- (Corbella y Botella, 2004). El WAI-S eliminó 24 ítems
ción psicológica. Todos los participantes recibieron del WAI original, manteniendo la estructura de tres
tratamiento psicoterapéutico cognitivo-constructi- subescalas fundamentadas en la teoría de Bordin:
vista ambulatorio con una frecuencia de una hora acuerdo en metas terapéuticas, consenso en las ta-
una vez por semana. Se excluyeron los individuos reas y establecimiento de un vínculo afectivo entre
que padecían trastornos de personalidad o trastor- paciente y terapeuta. Es un cuestionario autoadmi-
nos psicóticos. La gravedad sintomática de los pa- nistrado compuesto por 12 ítems que se puntúan
cientes incluidos en este estudio es equivalente a la en una escala tipo Likert que va de 1 a 7 oscilando
de otros estudios de validación del CORE-OM. En las respectivamente entre nunca y siempre. El mínimo
Tablas 1 y 2 (apartado variables) pueden verse los y el máximo es de 4 y 28 para cada subescala y de
ítems que se valoraron. 12 y 84 para el puntaje total. La fiabilidad general
del WAI-S es de 0,94 y de 0,90; 0,84 y 0,88 para las

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subescalas tareas, vínculo y acuerdo de objetivos ferencias observables en la práctica clínica (Smith et
respectivamente (Tracey y Kokotovic, 1989). La Alfa al., 2010).
de Cronbach general de la versión española es de Asimismo, se evaluó el apego en las relaciones
0,93, sin embargo, los tres factores se mostraron en general y no el apego específico con el terapeu-
muy asociados, aportando evidencia de la alianza ta debido a que los instrumentos que evalúan este
terapéutica como un constructo unificado (Corbe- último han mostrado compartir una gran variancia
lla y Botella, 2004). Se utilizó este cuestionario au- con herramientas que miden la alianza terapéutica,
toadministrado porque ha reportado ser un mejor mostrando no ser constructos significativamente di-
predictor del resultado final de la psicoterapia que ferentes (Bachelor et al., 2010).
la valoración efectuada por el terapeuta (Horvath &
Clinical Outcomes in Routine Evaluation Outco-
Symonds, 1991). Si bien existen más de 30 medidas
me Measure (CORE-OM; Evans et al., 2002). Fue
distintas para evaluar la alianza, en una revisión de
diseñado como medida basal y de resultados en
201 trabajos se identificó al WAI en sus distintas
psicoterapia, se empleó una traducción al español
versiones como la herramienta más utilizada. Este
de formato autoadministrado. Está estructurado
instrumento sumado a otros tres (California Psy-
en cuatro subescalas: bienestar subjetivo (cuatro
chotherapy Alliance Scale-CALPAS, Helping Alliance
ítems), problemas/síntomas (12 ítems que valoran
Questionnaires-HAQ y Vanderbilt Psychotherapy
el grado de ansiedad, depresión, trauma y síntomas
Process Scale-VPPS) recogieron dos terceras partes
físicos del paciente), funcionamiento general (en re-
de la información sobre este tema (Horvath et al.,
laciones íntimas y sociales, evaluado a partir de 12
2011).
ítems) y riesgo (seis ítems que revelan intentos de
Experiences in Close Relationships Scale (ECR; suicidio, autolesiones o actos de agresión a terce-
Brennan, Clark y Shaver, 1998). Se utilizó la versión ros).
traducida y adaptada a la población española como
Se responde a 34 afirmaciones que indagan
ECR-S por Alonso-Arbiol, Balluerka y Shaver (2007).
cómo se ha sentido el paciente en los últimos siete
Es una herramienta autoadministrada formada por
días, en una escala tipo Likert puntuable de 0 (nada)
dos escalas dimensionales continuas: ansiedad y
a 4 (siempre o casi siempre). El protocolo se inva-
evitación. La primera se asocia con el miedo al re-
lida si más de tres ítems no se han respondido, en
chazo y abandono de personas significativas, la se-
las subescalas sucede si falta más de un ítem. El
gunda con el grado de incomodidad del individuo al
puntaje total y el de cada subescala se obtiene cal-
depender o sentirse cercano con los demás. Cada
culando la media del todos los ítems respondidos,
escala se compone de 18 ítems que en función del
resultando en una mínima de 0 y una máxima de 4.
acuerdo/desacuerdo con la afirmación se puntúan
Los puntajes más elevados indican mayor malestar.
en una escala tipo Likert de 1 a 7 (totalmente en des-
La consistencia interna oscila entre 0,75 y 0,95 en
acuerdo, totalmente de acuerdo respectivamente).
todas las subescalas tanto para la muestra clínica
El puntaje mínimo total de cada subescala es 1 y el
como para la no-clínica. La fiabilidad test-retest al
máximo 7, puntajes más altos indican mayor ansie-
cabo de una semana fue de 0,87 a 0,91, la subesca-
dad o evitación en las relaciones de intimidad. Se
la de riesgo obtuvo una correlación menor (0,64) lo
reportaron coeficientes alfa cercanos o superiores
que parece consistente con la naturaleza situacional
a 0,90 y coeficientes test-retest entre 0,50 y 0,75,
y reactiva de estos ítems.
dependiendo del tiempo transcurrido entre las ad-
ministraciones y la naturaleza de la muestra (Miku- Se utilizaron solamente instrumentos respondi-
lincer y Shaver, 2007). La versión española, con dos por los pacientes dado que la literatura indicó
muestras de estudiantes universitarios y de la co- que no se encontraron diferencias significativas al
munidad en general, ha reportado Alfas de Cronba- comparar el tamaño del efecto en estudios cuyas
ch de 0,87 y 0,85 para las escalas de evitación y an- fuentes de información fueron homogéneas (sólo
siedad respectivamente. La estabilidad test-retest pacientes, terapeutas u observadores) con aquellos
en un período de 6 semanas fue de 0,69 para evi- cuyos juicios estaban basados en distintas perspec-
tación y 0,75 para ansiedad, concordante con la no- tivas (Horvath y Symonds, 1991).
ción de que el estilo de apego es relativamente esta-
ble, pero puede ser influenciado por la experiencia Procedimiento
social (Alonso-Arbiol et al., 2007).
Se utilizó un instrumento dimensional y no cate- Los potenciales pacientes se pusieron en con-
gorial debido a la incapacidad de éstos últimos para tacto con el servicio mediante una llamada telefó-
valorar las variaciones de los distintos individuos nica espontánea. Se los citó para una entrevista de
incluidos en una misma categoría a pesar de ser di- admisión en la cual se valoraba su situación clínica.
Se les informó sobre las características del contrato
terapéutico y se les solicitó un consentimiento infor-

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mado por la posibilidad de emplear el material ge- Anova unifactorial intrasujeto de medidas repetidas
nerado en el proceso en proyectos de investigación, para todas las condiciones a lo largo de las 20 sema-
siempre asegurando un total anonimato y confiden- nas. Como se ha reportado a la alianza promediada
cialidad. Luego se los derivaba a un terapeuta quién como un “predictor” menos eficiente de resultados
se responsabilizaba del tratamiento. Previo a este en psicoterapia (Horvath y Symonds, 1991), se uti-
primer encuentro se les administró el CORE-OM y el lizaron las mediciones por separado. Se hicieron
ECR-S. Este estudio analítico longitudinal evaluó la contrastes polinómicos para valorar la existencia de
evolución de la alianza terapéutica a partir del WAI- una tendencia determinada (linear, cuadrática, cúbi-
S en las semanas 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 8ª, 12ª, 16ª y 20ª. ca, de 4º, 5º, 6º o 7º orden).
El diseño de evaluación se fundamentó en la li- En base al ritmo de cambio descrito en la sección
teratura que revela que alrededor de un 15% de los de procedimiento, evidenciado por Kopta (2003), se
pacientes mejoran antes de la primera sesión, un realizaron las siguientes agrupaciones correspon-
50% mejoran en ocho sesiones y un 75% a las 26 dientes a las etapas 1ª, 2ª y 3ª en representación
(Kopta, 2003). Además, se reveló la alianza terapéu- de la evolución de la alianza terapéutica. La primera
tica como un predictor a lo largo de 20 sesiones, e incluyó la sesión 1ª (concordante con la semana uno
inclusive un mejor predictor temprano de resultados de tratamiento). La segunda agrupación se formó
que el cambio cognitivo (Muran et al., 1995), por de las sesiones 2ª, 3ª, 4ª y 8ª (período intermedio
esto se enfatizaron las primeras cuatro sesiones. Se que corresponde a esas semanas). El tercer grupo
decidió utilizar para el análisis 20 semanas por con- se compuso de las sesiones 12ª, 16ª y 20ª (últimas
cebirlo un adecuado indicador de cambio terapéuti- sesiones correspondientes a esas semanas). Se cal-
co, considerando que casi un 75% de los pacientes cularon las diferencias en el puntaje total del WAI-S
deberían haber mejorado para esta fase del proce- entre las etapas 2 menos 1 (A), 3 menos 2 (B) y 3
so. En esta última sesión se administró nuevamente menos 1 (C); se encuentran graficadas en la Figura 1.
el CORE-OM para valorar el funcionamiento global Se observó que las diferencias A, B y C se distri-
del paciente. buían según una curva normal. Para valorar la aso-
Se evaluó la evolución pre-post del bienestar ciación entre la evolución de la alianza y el apego
subjetivo del paciente por haberse documentado se calculó la correlación de Pearson entre A, B y C
como una posible variable de confusión en su rela- con el puntaje de las subescalas de evitación y an-
ción con la alianza terapéutica (Crits Christoph, Con- siedad del ECR-S. Los intervalos de confianza de las
nolly Gibbons y Hearon, 2006). Igualmente se ha correlaciones se computaron utilizando una macro
informado que una menor severidad sintomática se diseñada especialmente para SPSS por Bonillo, Do-
asocia con un mayor reporte de apego seguro (Smi- menech y Granero (2001). Se hizo un posterior análi-
th et al., 2010) y que más sintomatología se relacio- sis incluyendo al cambio sintomático pre-post como
nó con apego ansioso. Las inconsistencias descritas variable de confusión.
en la asociación entre apego ansioso o evitativo y la
alianza podrían deberse a la influencia de terceras Resultados
variables (Bachelor et al., 2010), siendo la mejoría/
empeoramiento sintomático una de ellas. Evolución de la Alianza Terapéutica
El análisis estadístico se realizó a través del IBM
SPSS Statistics versión 19 para sistema operati- Los 30 participantes incluidos en este estudio
vo Windows. La evolución de la alianza se estudió realizaron tratamientos hasta la semana 20, de
a partir del puntaje total del WAI-S. Se realizó un modo que se contó con medidas de todos los instru-
Figura 1. Etapas en el procedimiento de evaluación

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Figura 2. Media del puntaje obtenido en cada subescala del WAI-S a lo largo de las 20 semanas.
(n=30)

mentos de cada sesión de acuerdo al plan diseñado. Asociación entre la Evolución de la Alianza Te-
Para datos más detallados, los descriptivos de la rapéutica y las Dimensiones del Apego (Evitación y
muestra se incluyen en las Tablas 1 y 2. Las subes- Ansiedad)
calas de metas, tareas y vínculo terapéutico tienen La correlación de Pearson entre evitación y alian-
una evolución similar a lo largo de las 20 semanas za en los casos A, B y C proporcionaron valores p >
tal como se observa en la Figura 2. 0,05 revelando que los datos no permitían rechazar
Las barras correspondientes a la desviación tí- la hipótesis nula. Las r en A, B y C resultaron res-
pica no se exponen dado que se superponen entre pectivamente en r = 0,034, r = 0,066 y r = 0,066.
sí dificultando su visualización. Esto indica que no Esto indica una falta de asociación entre la evitación
existen diferencias entre estos tres factores. Se es- y la evolución de la relación terapéutica. En cambio,
tudió entonces la evolución de la alianza a partir del la correlación entre la ansiedad y la diferencia de
puntaje total del WAI-S. Para ello se realizó un aná- puntaje de alianza en A obtuvo una r = -0,165 (p =
lisis de la variancia intrasujeto de un solo factor con 0,383; IC 95% = -0,496 a 0,208), en B una r = -0,355
ocho niveles. (p = 0,054; IC 95% = -0,634 a 0,006) y en C una r =
La prueba de esfericidad de Mauchly fue esta- -0,342 (p = 0,064; IC 95% = -0,625 a 0,021). Las p
dísticamente significativa (p < 0,001). Consecuente- en los casos de B y C están muy cerca de la significa-
mente y debido a que el número de participantes de ción. Al tratarse de una asociación negativa, ante un
la muestra no superaba el número de condiciones mayor incremento de la alianza en A, B y C menores
experimentales multiplicado por 20 (30 < 8 x 20), puntajes en ansiedad y viceversa. Si se hace un aná-
se realizó un análisis univariado corrigiendo los lisis basado en la magnitud, se observa una relación
grados de libertad de la prueba F. Se optó por la más fuerte en B que en A.
corrección más conservadora: Greenhouse-Geisser Ajuste de la Correlación por Mejoría/Empeora-
cuya p = 0,005 indicó la existencia de diferencias miento Sintomático
entre las medias. El tamaño del efecto resultó pe- Dado que el cambio en la correlación previo y
queño (0,12), de modo que el 12% de la varianza de posterior a la inclusión de la tercera variable tuvo
la alianza terapéutica está siendo explicada por la una modificación inferior al 10% no se hizo necesa-
variable tiempo. Los contrastes polinómicos revela- rio el ajuste.
ron la existencia de una tendencia lineal creciente
entre las medias con una p = 0,008. Al comparar la
diferencia entre la media de la semana 1 ( = 67.83 Discusión
IC del 95% entre 65,36 y 70,31 puntos) y la de la se-
Para comenzar, estos resultados indican que la
mana 20 ( = 71,57 con un IC del 95% entre 68,50 y
alianza terapéutica es un constructo unificado. Tal
74,63 puntos), se puede advertir un ligero aumento
como fue señalado por Corbella y Botella (2004), a
en la puntuación total del WAI-S.
pesar de que la teoría distingue entre tres áreas de

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acuerdo (metas, tareas y vínculo), empíricamente timos interpersonales. En palabras de Wallin (2007,
parecería no existir diferencia entre estos tres fac- p. 214) “Siendo reticentes, descomprometidos y
tores. Esto podría deberse a sutilezas de la traduc- controladores, estos pacientes están transmitien-
ción del cuestionario que en inglés se comprenden do sus temores a la intimidad y a la dependencia”.
como entidades distintas y en español resultan más Resulta comprensible que, independientemente del
ambiguas. Comparar una versión del WAI-S con otra grado en el que se ubique cada participante dentro
alternativa para determinar si ésta última se ajusta de esta dimensión, esto no contribuya ni positiva ni
más adecuadamente a la alianza como el constructo negativamente al desarrollo de la alianza.
diferenciado descrito por Bordin (1994) podría ser Esta dimensión no se ve asociada con la alianza
objeto de futuras investigaciones. porque mide justamente grados de desinterés en las
Por otra parte, la alianza terapéutica ha mostra- relaciones interpersonales de intimidad y por lo tan-
do tener una evolución lineal ligeramente creciente to aquí la alianza parecería no importar. Esta falta
a lo largo de las 20 semanas de tratamiento. Este de correlación concuerda con la mayoría de los tra-
hecho reflejaría el progreso de la relación terapéu- bajos incluidos en la revisión de Smith et al. (2010),
tica del paciente promedio, con distintos puntajes aunque no lo hace con la hipótesis de este estudio,
en el CORE-OM inicial y final y diferentes estilos de ni con un reciente meta-análisis que describió una
apego. Esto es consistente con lo evidenciado por correlación negativa significativa entre evitación y
Stevens, Muran, Safran, Gorman y Winston (2007), alianza (Diener y Monroe, 2011).
quienes reportaron una evolución de estas caracte- Los hallazgos de este último artículo deberán
rísticas en el 66 % de una muestra de adultos con observarse con cautela, en primer lugar, porque el
ansiedad, depresión y problemas interpersonales tamaño de la correlación es pequeño (r = -0,15).
(similar a la de este estudio). Sería interesante que Asimismo, este dato es un promedio de 17 estudios
futuras investigaciones compararan la evolución de distintos de diversas características, incluso de di-
la alianza terapéutica según el estilo de apego parti- seños que al calcular la asociación con el apego no
cular del paciente. diferenciaron el tiempo en que fue medida la alian-
Hasta donde sabemos existen sólo tres estudios za, pudiendo confundir el efecto al mezclar períodos
que se han preguntado esto, reportando distintos de establecimiento, consolidación o mantenimiento
patrones evolutivos asociados a diferentes estilos de la relación terapéutica.
de apego. El primero, contó con una muestra de 50 En el caso de la dimensión de ansiedad, se evi-
participantes de Palestina ex prisioneros políticos denció que, a mayor grado, menor incremento de
víctimas de tortura y maltrato bajo tratamiento por la alianza, concordando con la hipótesis planteada.
trauma (Kanninen, Salo y Punamäki, 2000). Aquí se La asociación resultó ser más fuerte al comparar el
hace evidente lo delicado que resulta generalizar vínculo de las últimas sesiones respecto de las in-
no sólo debido a las particularidades de la mues- termedias que las intermedias respecto de la inicial,
tra, sino también a su alta tasa de pérdida (un 28%, indicando que le lleva tiempo a los participantes con
realizando el análisis con 36 participantes de los 50 mayor ansiedad en las relaciones de intimidad a pre-
iniciales). sentar una menor mejoría en el vínculo terapéutico.
El segundo, más reciente, corresponde a una Dicho patrón se encontró también en el estudio
muestra de personas con depresión (Kalogerakos, de Lossa, Corbella y Botella (2012), concretamente,
2010). En todo caso, se sabe muy poco de esta rela- como decíamos antes, en el sentido de que los pa-
ción y aún queda mucho por estudiar. cientes con estilo de apego ansioso tienen dificul-
El tercero (Lossa, Corbella y Botella, 2012) inclu- tades en el establecimiento de objetivos conjuntos
yó una muestra de 30 pacientes en psicoterapia, y con el terapeuta a medida que avanza la psicotera-
llevaba a concluir que los estilos de apego evitativos pia. Este patrón nos llevó en su momento a hipote-
no correlacionaban significativamente con la cons- tizar que a estos pacientes no es el vínculo lo que
trucción de la alianza terapéutica y que los pacien- les genera ansiedad primordialmente sino la antici-
tes con estilo de apego ansioso tienen dificultades pación de los objetivos a alcanzar en terapia ya que
en el establecimiento de objetivos conjuntos con el suponen un cambio en el sistema de constructos en
terapeuta a medida que avanzaba la psicoterapia. sus aspectos más nucleares. El incremento de esta
En cuanto a las dimensiones de apego en el estu- relación a medida que avanza el proceso terapéu-
dio que se presenta en este artículo, parecería que tico también se podría interpretar como un indicio
un mayor o menor grado de evitación en las relacio- de que los pacientes con estilos de apego ansiosos
nes de intimidad no se asocia con la evolución de la esperan resultados más inmediatos y si con el trans-
alianza. Esto resulta consistente con la teoría, dado curso de la terapia no se producen se empiezan a
que esta dimensión valora a las personas que se cuestionar el vínculo con su terapeuta y la alianza
muestran indiferentes y desestiman los vínculos ín- terapéutica se ve amenazada.

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Esto resulta compatible con la teoría del apego, con puntaje muy alto de alianza y dado que tiende a
ya que parece que una vez establecida y consoli- crecer a lo largo del tratamiento, no existió un mar-
dada la relación entre paciente y terapeuta se co- gen importante de cambio. Sin embargo, esta ten-
mienza a poner en juego esta ansiedad relacional. dencia se ha evidenciado con un ligero crecimiento.
Resulta comprensible que estos sujetos, cuando Otra limitación ha sido la utilización de categorías
empiezan a percibir una mayor profundidad e inti- dimensionales de apego. Este hecho, sumado a la
midad en el vínculo con su terapeuta, experimenten falta de un punto de corte validado y a la n peque-
cierto malestar activando el sistema de apego y en ña, no hizo posible un análisis de la evolución de la
consecuencia respondan de manera conflictiva u alianza según los estilos de apego seguro, ansioso y
ambivalente. También es posible entender que en evitativo. Visto desde otro ángulo, esto mismo per-
las últimas sesiones de tratamiento, relacionadas mitió incluir en nuestro estudio la variabilidad de
con la finalización o corte del vínculo con el terapeu- los distintos participantes dentro de cada categoría
ta, se activen estos mismos modelos de trabajo nue- otorgando una mayor validez externa.
vamente traduciéndose en el menor incremento de En cuanto a las ventajas, al tratarse de un dise-
la alianza. Por otra parte, esto aportaría información ño intrasujeto las variables extrañas desconocidas
del apego adulto como relativamente estable (Da- debidas a la variabilidad interindividual quedan
niel, 2006), ya que el patrón medido previo a la pri- controladas, funcionando cada individuo como su
mera sesión permitió explicar de manera consisten- propio control y así aumentando la validez interna.
te con la teoría lo acontecido en la evolución de la De esta manera se reduce la variancia del error y au-
alianza a largo de las 20 semanas. Sería interesante menta la precisión de las estimaciones. Otra ventaja
que futuras investigaciones que midan el apego más ha sido el análisis de la mejoría sintomática como
de una vez, confirmen o refuten este planteamiento. variable de confusión, que garantiza la falta de es-
Incluso en el caso de evidenciarse diferencias en el puriedad al menos por esta variable que la literatura
apego (por ejemplo, inicial respecto al final), habría evidenció como confundidora.
que valorar cuál permite explicar mejor la relación
terapéutica a lo largo del tiempo. Este trabajo, de repetirse con muestras de otras
características, permitirá realizar generalizaciones
La tentativa de ajuste por mejoría/empeora- que ayuden a los terapeutas a tener en mente la
miento sintomático no se hizo necesaria por la falta evolución de la alianza terapéutica de un paciente
de cambio en la correlación entre la evolución de promedio. Con esta información el profesional sabrá
la alianza y el apego. Este hecho interpretado con qué esperar cuando se presenta ante sus ojos una
mucha prudencia podría favorecer una postura de la situación clínica desviada para la que tendrá que
relación como predictora de resultados, reforzando elaborar otra estrategia de trabajo.
el estudio de Byrd, Patterson y Turchik (2010) que
incluye la alianza terapéutica como variable inter- Asimismo, lo evidenciado sobre la relación entre
media entre estilo de apego del paciente y resulta- las dimensiones de apego y la evolución de la alian-
dos del tratamiento. Aún faltan investigaciones que za sugiere la importancia de evaluar los patrones de
confirmen esta causalidad, pero lo que queda claro apego del paciente ante una nueva consulta. Este
es que la asociación entre la evolución de la alianza hallazgo podrá colaborar a una futura adaptación
y el apego no se ve afectada por el alivio sintomático de la psicoterapia a personas con determinados es-
que cada paciente tenga. tilos de evitación/ansiedad relacional en línea con
los tratamientos basados en la evidencia sugeridos
En cuanto a las limitaciones, la primera que se por la APA (Norcross et al., 2006). Será interesante
evidencia es el modo en que se recogió la muestra. que futuros estudios evalúen si resulta más benefi-
Los 30 participantes que participaron no entraron cioso que pacientes con determinado tipo de apego
de forma aleatorizada en el estudio, sino que fueron trabajen con terapeutas de ciertas características.
30 casos que participaron en un tratamiento tera- Del mismo modo, qué tipo de intervenciones serán
péutico durante más de 20 semanas. Asimismo, la más convenientes según el cliente muestre apego
escasa n sumada a la gran amplitud de los IC, po- seguro, ansioso u evitativo y si estas serán más
drían no estar detectando un efecto real existente, adecuadas en el establecimiento, consolidación o
cayendo en un error de tipo II. mantenimiento de la relación. La literatura también
A pesar de esto se ha logrado significación al se verá favorecida de trabajos que continúen estu-
evaluar la tendencia lineal y se ha estado muy cerca diando esta correlación entre apego y alianza con-
de la significación al correlacionar la ansiedad rela- trolando por terceras variables que podrían estar
cional y la evolución de la alianza. Esto sugiere que confundiendo esta asociación. En síntesis, este tra-
sería conveniente repetir el estudio con una mues- bajo contribuye al avance del conocimiento sobre la
tra más grande para poder hacer una estimación evolución de la alianza terapéutica y su relación con
más precisa. Además, los participantes comenzaron

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alianza terapéutica: evolución y relación con el apego en psicoterapia 29

el apego, abriendo el horizonte a nuevos cuestiona- Corbella, S., & Botella, L. (2004). Psychometric properties
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