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DEDICATORIA

Este trabajo está dedicada a mis padres ya que

gracias a ellos puedo estar en esta

linda institución y poder aportar con mis

conocimientos.

2
INTRODUCCIÓN

En su gran mayoría, los adultos de hoy crecieron con modelos autoritarios y sin la
idea de que tenían derechos, por lo que muchas veces les resulta difícil tener una
visión precisa de lo que significa el ejercicio de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes.
Es evidente que considerarlos como sujetos de derechos, es decir como titulares de
derechos y deberes, constituye un necesario y progresivo aprendizaje por parte de
todas y todos los integrantes de la comunidad. Por ello, una de las mejores maneras
de iniciar este proceso es partir del conocimiento del marco normativo que protege
y garantiza sus derechos. Así, la adopción de la Convención sobre los Derechos del
Niño por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1989,
posteriormente ratificada por el Perú, representó un hito para la protección y
reconocimiento de sus derechos.
En este sentido, en su condición de Estado Parte de la Convención, nuestro país ha
venido realizando esfuerzos dirigidos a adecuar sustancialmente su marco
normativo a los estándares internacionales. Con este propósito, en el año 2000 se
promulgó el Nuevo Código de los Niños y Adolescentes en actual proceso de
revisión, el cual no solo regula contextos de dificultad o vulnerabilidad, sino que
consagra y desarrolla los derechos específicos que se reconocen a los niños, niñas
y adolescentes.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 3
1. LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES COMO
DERECHOS ESPECÍFICOS .......................................................................................................... 5
1.1. Reconocimiento de la especificidad de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes ........................................................................................................................... 5
1.2. Reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de
derecho ..................................................................................................................................... 7
1.3. El interés superior del Niño ..................................................................................... 9
1.4. Necesidad De La Incorporación De La Perspectiva De Género En Materia
De Defensa Y Promoción De Los Derechos De La Niñez Y La Adolescencia........ 9
2. NORMAS INTERNACIONALES .......................................................................................... 10
2.1. Declaración de los Derechos del Niño ............................................................... 10
2.2. Convenio relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación en Materia
de Adopción Internacional ................................................................................................. 14
2.3. Ámbito De Aplicación Del Convenio ................................................................... 15
3. DIAGNÓSTICO DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN EN EL PERÚ ............................... 16
3.1. Protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes
como desafío ......................................................................................................................... 16
3.2. Protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes
como desafío ......................................................................................................................... 17
3.3. El sistema de protección integral a la niñez y adolescencia desde un
enfoque sistémico ................................................................................................................ 18
3.4. Situación y Avances del Marco Legal Vigente ................................................. 20
4. EL MALTRATO Y LA VIOLENCIA FAMILIAR E INFANTIL .......................................... 21
4.1. Los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia política.................. 22
4.2. Comportamiento Presupuestal ............................................................................. 22
5. EL SUBSISTEMA DE DESARROLLO DE CAPACIDADES VINCULADO AL ........... 23
DERECHO A LA SUPERVIVENCIA Y AL DESARROLLO ................................................... 23
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 24
ANEXO............................................................................................................................................. 25

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1. LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES COMO
DERECHOS ESPECÍFICOS

1.1. Reconocimiento de la especificidad de los derechos de los


niños, niñas y adolescentes
En materia de respeto y promoción de los derechos humanos existe
una clara tendencia a la afirmación de un mayor reconocimiento y
protección de los derechos de las personas que pertenecen a grupos
o sectores históricamente reconocidos como vulnerables, y que, por
tal razón, requieren de una protección especial que les permita su
plena integración en la sociedad.
Como en todos los otros casos (mujeres, personas con discapacidad,
etc), en un primer momento los derechos de los niños, niñas y
adolescentes carecían de especificidad propia, siendo en
consecuencia protegidos únicamente por los derechos y mecanismos
de protección de derechos humanos en general.
Sin embargo, es innegable que los niños, niñas y adolescentes han
sido históricamente ignorados, excluidos de su condición de sujetos
de derecho y entendidos como objetos de protección por parte del
Estado, la sociedad y las personas mayores que los tienen bajo su
cuidado padres de familia, tutores. Siendo éstos responsables de su
bienestar, también se consideraban moral y legalmente facultados
para corregirlos y decidir por ellos.
Es con el progresivo avance y desarrollo en materia de defensa de los
derechos humanos que se les empieza a reconocer intereses
jurídicamente protegidos distintos de los de sus padres. Es más, se
toma conciencia de que, dada su especial situación de vulnerabilidad,
los niños, niñas y adolescentes se encuentran entre las personas
mayormente afectadas por la violación de sus derechos. Es esta la
razón por la cual, al igual que en el caso de las mujeres, requieren de
un trato y reconocimiento especial en función de las particulares

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circunstancias de vida de la infancia/adolescencia1 a fin de que logren
una real protección y vigencia de dichos derechos.
Es así que en el plano internacional se da inicio al establecimiento de
normas y mecanismos específicos para su protección y promoción. La
aprobación de la Convención sobre Derechos del Niño (la
Convención) en 1989 constituye el hito más importante en el
progresivo reconocimiento de los derechos del niño, niña y
adolescentes, al consagrar de manera integral todos los problemas
que afectan universalmente a la infancia.

Posteriormente, se inicia la adopción de otros tratados de derechos


humanos específicamente vinculados a los derechos de personas
menores de edad en temas por cuya especial relevancia y gravedad
requieren de tratamiento especial, como es el caso de la explotación
sexual, trabajo infantil, entre otros.
De otro lado, en materia de protección internacional también se han
incorporado instrumentos específicos para la protección de los
derechos de las personas menores de edad que, si bien a diferencia
de la Convención no son de carácter vinculante, resultan de gran
relevancia al encontrarse relacionados con aspectos y principios en
materia de justicia penal. Estas normas son las Reglas Mínimas de
Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores
(Reglas de Beijing de 1985), las Reglas de las Naciones Unidas para
la Protección de los Menores Privados de Libertad (Reglas de La
Habana de 1990) y las Directrices de las Naciones Unidas para la
Prevención de la Delincuencia Juvenil (Directrices de RIAD de 1990).
Cabe mencionar que todas las reglas y directrices resultan positivas
por constituir un reconocimiento de la especificidad de los derechos
de los niños, niñas y adolescentes; es más, dada su importancia sus
disposiciones vienen siendo incorporadas en la legislación interna de
casi todos los países de América Latina.

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1.2. Reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como
sujetos de derecho

El real sustento de la nueva doctrina de protección de los derechos de


los niños, niñas y adolescentes consiste en que pasan de ser
considerados objetos de protección a ser sujetos de derechos. Como
tales, requieren no de un proteccionismo paternalista o compasivo
sino del reconocimiento y respeto de su condición de persona. Cabe
mencionar que este reconocimiento logra su máxima expresión con la
aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño.

En efecto, existe una tendencia a un cada vez mayor reconocimiento


de la capacidad de las personas como titulares de derechos y deberes.
Esta capacidad comprende, de un lado, el disfrutar de un derecho
(capacidad de goce) y, de otro, el poder ejercitarlo o ponerlo en
actuación (capacidad de ejercicio).
El ser titular de esta capacidad implica la posibilidad de ejercitar
autónomamente sus derechos y cumplir con sus deberes, teniendo
como principal marco de referencia el discernimiento. Este puede
definirse como la capacidad de la persona para darse cuenta de qué
quiere o no hacer y si es bueno o malo, y comprende la denominada
volición o posibilidad de realizar un acto propio que manifieste esta
decisión.

Cabe enfatizar que la necesaria determinación de la existencia de


discernimiento en la persona, lejos de crear un nuevo límite al ejercicio
de derechos, tiene por objetivo principal la seguridad del individuo,
quien podría no encontrarse en posibilidad de determinar libre y
voluntariamente la magnitud del acto que va a realizar ni sus
consecuencias4. Lo expuesto se encuentra directamente vinculado
con el respeto de su dignidad y con el principio de autonomía individual

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o libre desarrollo de la personalidad expresamente consagrado en el
Artículo 2 inciso 1) de la Constitución Política (la Constitución).

En efecto, en el caso de niños, niñas y adolescentes, existe una


creciente tendencia a la consagración de normas nacionales e
internacionales específicamente dedicadas al reconocimiento de su
condición de sujetos de derecho, tal es el caso de la citada
Convención sobre los Derechos del Niño y del Código de los Niños y
Adolescentes5, así como la creación de instancias especializadas
para su protección.

En lo que refiere a materia civil, esta evolución en la protección de sus


derechos se evidencia, por ejemplo, en la variación de la visión
tradicional del derecho de familia, donde la relación paterno-filial se
basaba en la idea de una total sujeción a la potestad de los padres, a
un modelo actual en el que prima la idea de «espacios de
autodeterminación de menores». Tal como refiere Juan Espinoza,
diversos autores coinciden en que la edad no puede ser, en el marco
de derechos constitucionales, un factor que divida a los seres
humanos de tal manera que, por encima de la mayoría de edad se
considere que se es «completamente persona», y por debajo de ella
se sea «menos persona».
En tal sentido, al momento de realizar una valorización de las
decisiones existenciales del ser humano lo que debe tenerse en
consideración será la madurez de juicio del sujeto de derecho
independientemente de su edad6, ello sin que se deje de reconocer
una progresiva madurez que suele ir de la mano con el transcurrir de
los años. En virtud de lo expuesto existen diversas normas, tanto en
el Código de los Niños y Adolescentes como en el propio Código Civil,
que reconocen la capacidad de los niños, niñas y adolescentes para
el pleno ejercicio de sus derechos en diversas situaciones de su vida,
en concordancia con la progresividad del incremento de la madurez

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con el paso del tiempo, de conformidad con lo dispuesto por el Artículo
IV del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes, en
virtud del cual el niño, niña y adolescente gozan de los derechos
específicos relacionados con su proceso de desarrollo y tienen
capacidad especial para la realización de los actos civiles autorizados
por ley.
1.3. El interés superior del Niño
Un primer aspecto a tener en cuenta en materia del interés superior
del niño es que a diferencia de lo que se pensaba cuando recién surge
este concepto no se trata de un concepto que encierra una simple
declaración de intenciones, de carácter abstracto e indeterminado y
por ende sujeta a múltiples interpretaciones.

En la actualidad y a partir de su consagración expresa como norma en


el Artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, no existe
duda de que constituye una norma jurídica de reconocimiento
universal y obligatorio cumplimiento, cuya falta de respeto genera la
responsabilidad tanto de los Estados parte como de los particulares.
Dado el reconocimiento de un catálogo enunciativo de derechos
consagrados en la Convención, el contenido del interés superior del
niño se define como la plena satisfacción integral de sus derechos.
¿Así, «sólo lo que se considera derecho puede ser interés superior»?
Lo expuesto implica lograr la máxima satisfacción de todos sus
derechos siempre que sea posible y la menor restricción de ellos.
1.4. Necesidad De La Incorporación De La Perspectiva De Género En
Materia De Defensa Y Promoción De Los Derechos De La Niñez Y
La Adolescencia
A pesar de los innegables avances logrados en los últimos años, en el
Perú persiste una real situación de marginación y discriminación
contra las mujeres que restringe la vigencia de sus derechos y dificulta
la construcción de una sociedad igualitaria, ello a pesar de que

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representan más de la mitad de la población total del país. Es esta la
razón por la cual la defensa y promoción de los derechos de las
mujeres requiere ser atendida desde una perspectiva integral.
La situación resulta más grave aún en el caso de las niñas y las
adolescentes, quienes resultan doblemente victimizadas tanto por su
condición de mujeres como por la real situación de vulnerabilidad en
que se encuentran en su calidad de personas menores de edad.
Por lo expuesto, en todo proceso de interpretación y aplicación de las
normas jurídicas vigentes en materia de niñez y adolescencia no
puede dejar de llevarse a cabo un análisis con enfoque de género, a
fin de contribuir al logro de una igualdad real entre los niños, las niñas
y los y las adolescentes en el país. Es precisamente esta la razón por
la que diversos informes internacionales en materia de niñez y
adolescencia vienen realizando este reconocimiento expreso. Tal es
el caso del Informe emitido por el experto independiente de Naciones
Unidas para el estudio de la violencia contra los niños, Paulo Surgió
Pinheiro, que recomienda que los estados aseguren que las políticas
y programas contra la violencia se elaboren y apliquen con una
perspectiva de género, teniendo en cuenta los diferentes factores de
riesgo a los que se enfrentan los niños y las niñas en lo que respecta
a la violencia. En tal sentido, recomienda que los Estados promuevan
y protejan los derechos humanos de las mujeres y niñas y hagan frente
a toda forma de discriminación de género como estrategia amplia18
de prevención de violencia.

2. NORMAS INTERNACIONALES
2.1. Declaración de los Derechos del Niño
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado
en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre y en la
dignidad y el valor de la persona humana, y su determinación de
promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un

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concepto más amplio de la libertad, Considerando que las Naciones
Unidas han proclamado en la Declaración Universal de Derechos
Humanos que toda persona tiene todos los derechos y libertades
enunciados en ella, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
opinión política o de cualquiera otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición,
Considerando que el niño, por su falta de madurez física y mental,
necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección
legal, tanto antes como después del nacimiento, Considerando que la
necesidad de esa protección especial ha sido enunciada en la
Declaración de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del Niño y
reconocida en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en
los convenios constitutivos de los organismos especializados y de las
organizaciones internacionales que se interesan en el bienestar del
niño, Considerando que la humanidad debe al niño lo mejor que puede
darle.
La Asamblea General.
Proclama la presente Declaración de los Derechos del Niño a fin de
que éste pueda tener una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en
bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ella se
enuncian e insta a los padres, a los hombres y mujeres
individualmente y a las organizaciones particulares, autoridades
locales y gobiernos nacionales a que reconozcan esos derechos y
luchen por su observancia con medidas legislativas y de otra índole
adoptadas progresivamente en conformidad con los siguientes
principios:
Principio 1
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta
Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin
excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen

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nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya
sea del propio niño o de su familia.

Principio 2
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de
oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros
medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual
y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones
de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración
fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.
Principio 3
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una
nacionalidad.
Principio 4
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá
derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán
proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales,
incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar
de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.

Principio 5
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento
social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales
que requiere su caso particular.

Principio 6
El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad,
necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer
al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en
un ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo
circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta
edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la

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obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o que
carezcan de medios adecuados de subsistencia. Para el
mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder
subsidios estatales o de otra índole.

Principio 7
El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y
obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una
educación que favorezca su cultura general y le permita, en
condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y
su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y
llegar a ser un miembro útil de la sociedad. El interés superior del niño
debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su
educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer
término, a sus padres. El niño debe disfrutar plenamente de juegos y
recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines
perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas
se esforzarán por promover el goce de este derecho.
Principio 8
El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros
que reciban protección y socorro.
Principio 9
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y
explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá
permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en
ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a
ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su
educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral.
Principio 10
El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar
la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe ser

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educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los
pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que
debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus
semejantes.
2.2. Convenio relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación en
Materia de Adopción Internacional

Reconociendo que, para el desarrollo armónico de su personalidad, el


niño debe crecer en un medio familiar, en un clima de felicidad, amor
y comprensión.
Recordando que cada Estado debería tomar, con carácter prioritario,
medidas adecuadas que permitan mantener al niño en su familia de
origen.
Reconociendo que la adopción internacional puede presentar la
ventaja de dar una familia permanente a un niño que no puede
encontrar una familia adecuada en su Estado de origen.
Convencidos de la necesidad de adoptar medidas que garanticen que
las adopciones internacionales tengan lugar en consideración al
interés superior del niño y al respeto a sus derechos fundamentales,
así como para prevenir la sustracción, la venta o el tráfico de niños,
Deseando establecer a tal efecto disposiciones comunes que tomen
en consideración los principios reconocidos por instrumentos
internacionales, especialmente por el Convenio de las Naciones
Unidas sobre los derechos del niño, de 20 de noviembre de 1989, y
por la Declaración de Naciones Unidas sobre los principios sociales y
jurídicos aplicables a la protección y al bienestar de los niños,
considerados sobre todo desde el ángulo de las prácticas en materia
de adopción y de colocación familiar en los planos nacional e
internacional (Resolución de la Asamblea General 41/85, de 3 de
diciembre de 1986).

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2.3. Ámbito De Aplicación Del Convenio
Artículo 1
El presente Convenio tiene por objeto:
a) Establecer garantías para que las adopciones internacionales
tengan lugar en consideración al interés superior del niño y al
respeto a los derechos fundamentales que le reconoce el Derecho
internacional;
b) Instaurar un sistema de cooperación entre los Estados
contratantes que asegure el respeto a dichas garantías y, en
consecuencia, prevenga la sustracción, la venta o el tráfico de
niños.
c) Asegurar el reconocimiento en los Estados contratantes de las
adopciones realizadas de acuerdo con el Convenio
Artículo 2
El Convenio se aplica cuando un niño con residencia habitual en un
Estado contratante («el Estado de origen») ha sido, es o va a ser
desplazado a otro Estado contratante («el Estado de recepción»), bien
después de su adopción en el Estado de origen por cónyuges o por
una persona con residencia habitual en el Estado de recepción, bien
con la finalidad de realizar tal adopción en el Estado de recepción o
en el Estado de origen.
El Convenio sólo se refiere a las adopciones que establecen un
vínculo de filiación.
Artículo 3
El Convenio deja de aplicarse si no se han otorgado las aceptaciones
a las que se refiere el Artículo 17, apartado c), antes de que el niño
alcance la edad de dieciocho años.

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3. DIAGNÓSTICO DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN EN EL PERÚ
3.1. Protección integral de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes como desafío
Sobre estos trasfondos, que configuran las diversas formas de
violencia que sufren las niñas, niños y adolescentes y que traman las
estructuras de la sociedad y de los individuos que la componen,
interesa colocar la noción de protección integral, «no es posible dar
una definición acabada de protección integral de los derechos de los
niños». Esta afirmación debe entenderse en un contexto en el cual
hace un llamado de atención respecto de la existencia de una disputa
o transición paradigmática entre la doctrina de situación irregular, el
modelo para desarmar, y la doctrina de la protección integral.
el nuevo modelo para armar. Lo que afirma Beloff es que la
«protección integral es protección de derechos» y lo que se busca es
«asegurarles un desarrollo pleno e integral, para que tengan la
oportunidad de formarse física, mental, emocional, social y
moralmente en condiciones de igualdad», porque son sujetos de
derecho. Este planteamiento propone un cambio paradigmático que
se gesta antes de la CDN y que tiene un punto de quiebre con su
aprobación (1989) y entrada en vigencia (1990). Y que, a pesar del
tiempo transcurrido, es un cambio en proceso y que sigue enfrentando
resistencias. En palabras de Beloff (1999) «permite todavía hoy a
algunos funcionarios defender las leyes de la situación irregular como
modelos de protección integral de la infancia» o incluso generar
situaciones que impliquen el riesgo de retroceder en la protección de
derechos. Este cambio de paradigmas es parte del proceso de
generación de cambio en las situaciones concretas de vida de las
niñas, niños y adolescentes y de las condiciones que las determinan;
condiciones que se crean y reproducen en cada uno de los planos de
la vida humana, desde el individual y el relacional hasta el que
involucran las macro estructuras (económicas, sociales, culturales,

16
ambientales y político institucional) pasando por las normas y las
políticas públicas.
La adopción formal y legal de un nuevo paradigma no implica un
cambio automático. Para que el cambio se dé, se requiere un cambio
en las formas de actuar del Estado y de los padres, para garantizarles
la protección en todos y cada uno de sus derechos. Protección que
debería comprender tanto el interés individual violentado o en riesgo
de serlo, como la protección de los intereses colectivos. Así por
ejemplo, el Informe mundial sobre violencia y salud (OMS 2003: 39),
señala que «Si se desea prevenir la violencia, se ha de poner fi n al
abandono que sufren las necesidades de los pobres, que en la
mayoría de las sociedades son quienes suelen recibir menos atención
de los diversos servicios estatales de protección y asistencia».
Enfrentar la resistencia al cambio es también una parte importante del
proceso. Si bien los conceptos de violencia cultural y de violencia
estructural contribuyen a explicar esta resistencia, habrá que trabajar
diversas estrategias a fi n de que la población adulta redefina sus
relaciones con las niñas, niños y adolescentes; esto es especialmente
importante para las relaciones del Estado y de los padres o quienes
hagan sus veces, para con ellos, por los roles que la CDN y el CNA
les confieren. Atendiendo a estas consideraciones, se puede decir que
la protección es integral si responde a una lógica de derechos, y si
enfrenta:

3.2. Protección integral de los derechos de las niñas, niños y


adolescentes como desafío
Sobre estos trasfondos, que configuran las diversas formas de
violencia que sufren las niñas, niños y adolescentes y que traman las
estructuras de la sociedad y de los individuos que la componen,
interesa colocar la noción de protección integral. Mary Beloff (1999:
9), señala que «no es posible dar una definición acabada de

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protección integral de los derechos de los niños». Esta afirmación
debe entenderse en un contexto en el cual hace un llamado de
atención respecto de la existencia de una disputa o transición
paradigmática entre la doctrina de situación irregular, el modelo para
desarmar, y la doctrina de la protección integral, el nuevo modelo para
armar. Lo que afirma Beloff es que la «protección integral es
protección de derechos» y lo que se busca es «asegurarles un
desarrollo pleno e integral, para que tengan la oportunidad de
formarse física, mental, emocional, social y moralmente en
condiciones de igualdad», porque son sujetos de derecho. Este
planteamiento propone un cambio paradigmático que se gesta antes
de la CDN y que tiene un punto de quiebre con su aprobación (1989)
y entrada en vigencia (1990). Y que, a pesar del tiempo transcurrido,
es un cambio en proceso y que sigue enfrentando resistencias. En
palabras de Beloff (1999) «permite todavía hoy a algunos funcionarios
defender las leyes de la situación irregular como modelos de
protección integral de la infancia» o incluso generar situaciones que
impliquen el riesgo de retroceder en la protección de derechos. Este
cambio de paradigmas es parte del proceso de generación de cambio
en las situaciones concretas de vida de las niñas, niños y adolescentes
y de las condiciones que las determinan; condiciones que se crean y
reproducen en cada uno de los planos de la vida humana, desde el
individual y el relacional hasta el que involucran las macro estructuras
(económicas, sociales, culturales, ambientales y político institucional)
pasando por las normas y las políticas públicas.

3.3. El sistema de protección integral a la niñez y adolescencia desde


un enfoque sistémico
El reconocimiento de las niñas, niños y adolescentes como sujetos de
derechos y como actores claves de su propio proceso de desarrollo
de la mano con el reconocimiento de la multiplicidad de actores, y la

18
diversidad de planos y factores que influyen sobre su desarrollo y
bienestar obligan a mirar su realidad en su conjunto, así como a
diseñar estrategias de intervención desde un enfoque ecológico, como
el ya enunciado y dentro de una perspectiva sistémica. Desde el
enfoque de derechos, como ya se ha señalado, el objetivo principal de
la protección integral de la niñez y adolescencia radica en
garantizarles bienestar y desarrollo pleno a lo largo del ciclo de vida.
Por tanto, el sistema de protección integral será «el conjunto de
elementos formales o informales; físicos, psicológicos y afectivos; que
circundan e interactúan con las niñas, niños y adolescentes,
garantizando y promoviendo su desenvolvimiento y desarrollo. Y que
trabajan en conjunto para prevenir y responder al abuso, la
negligencia, la explotación y en general contra toda forma de violencia
hacia la niñez».13 Entre los tipos de actores involucrados en el
sistema se encuentran: la niña o el niño, la familia, la comunidad –en
sus diversas expresiones formales e informales–, el Estado a quien,
en concordancia con la CDN, se considera un actor crítico, y los
actores internacionales. Un sistema de estas características tiene un
plano ético normativo, y dos planos operacionales. En los planos
operacionales se distinguen por un lado la provisión de bienes y
servicios vinculados a los derechos universales, y orientados al
cuidado y desarrollo pleno, a lo cual se ha denominado «Protección
social»; y de otro, los bienes y servicios orientados a protegerlos de la
violencia directa (o simplemente de protección contra la violencia).
Con respecto a los servicios de cuidado y protección social, cabe
señalar que cumplen funciones complementarias a los servicios de
protección contra la violencia, vinculadas a la restitución de derechos
a quienes han sido víctimas de ella.

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3.4. Situación y Avances del Marco Legal Vigente
Las normas legales son un conjunto de reglas que la población
reconoce como pautas de cumplimiento obligatorio para la vida en
sociedad, que se encuentran respaldadas por disposición expresa de
organismos estatales competentes (Poder Legislativo, Poder
Ejecutivo en ejercicio de funciones delegadas, Poder Judicial, en
ejercicio de funciones juridiccionales y organismos de Gobiernos
regionales y locales, en el marco de sus respectivas leyes y
competencias). Las normas legales definen los derechos, las
responsabilidades para su cumplimiento y, de ser el caso, las
sanciones que se derivan de su incumplimiento. Las «normas legales»
están condicionadas en su formulación, interpretación y aplicación por
los valores y las estructuras económicas, políticas y socioculturales
vigentes; con los cuales guarda una relación de complementariedad y

20
de tensión. Es importante hacer notar que las normas legales son
productos socio-históricos que responden a necesidades concretas en
contextos específicos. Por lo general, las normas se gestan y son
aprobadas en situaciones singulares en las cuales se da una
«correlación de fuerzas»9 particular. En este sentido, las normas, y
entre estas las normas legales, expresan terrenos de tensiones: entre
valores y antivalores (por ejemplo: se afirma democracia o
autoritarismo; las niñas, niños y adolescentes se definen como objetos
de tutela o como sujetos de derechos, etc.); entre modelos culturales
(costeños, andinos o amazónicos); o entre modelos de desarrollo
económico (de libre mercado o afirmando la presencia del Estado).

Las normas legales, en tanto forman parte del derecho positivo,


pueden cristalizar una situación dada, como por ejemplo cuando se
formaliza un «derecho consuetudinario» o, por el contrario, trazar un
curso de cambio al definir un «deber ser» que la sociedad quisiera
alcanzar. Los cambios que se introduzcan en las leyes pueden ser
progresivos, en el sentido de que pueden reconocer y ampliar
derechos, o regresivos cuando implican recortes de derechos ya
reconocidos. Desde otro punto de vista, los cambios normativos
también pueden anteceder cambios políticos, sociales o
institucionales al proponer reformas o situaciones a alcanzar, dándole
así a esta norma un carácter «programático». O por el contrario, los
cambios o reformas ya se dieron en la realidad y lo que hace la norma
es legalizar o institucionalizar una situación dada.

4. EL MALTRATO Y LA VIOLENCIA FAMILIAR E INFANTIL

El maltrato infantil es muy frecuente en el hogar y la escuela. Existen muchas


formas de violencia, desde la privación de los bienes básicos para el
desarrollo de capacidades hasta el abandono y la violencia psicológica y
física.

21
Según la ENDES 2000, el 50% de las madres que emplean la violencia física
para castigar a sus hijos pertenece a los dos quintiles más pobres. Por otro
lado, la violencia psicológica no es sólo usada en los hogares pobres sino
también en los ricos. Se puede afirmar que en el maltrato influye el nivel
educativo de los padres, estableciéndose que, a menor nivel educativo de
estos, mayores son las posibilidades de que los niños y las niñas sufran el
maltrato.

Se estima que 8 de cada 10 casos de abuso sexual tienen como victimario a


un miembro del entorno familiar de la víctima. De cada 10 embarazos de
niñas de 11 a 14 años, 6 son producto de incesto o violación

4.1. Los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia política

De 1’600,000 personas afectadas por la violencia política, el 30% está


constituido por niños, niñas y adolescentes. La violencia política ha
dejado un aproximado de 43 mil huérfanos. Muchos de ellos, además
de perder a su familia, han tenido que desplazarse de sus lugares de
origen, lo que ha afectado su desarrollo personal.

4.2. Comportamiento Presupuestal

Los sectores involucrados en justicia y bienestar social de niños y


adolescentes son el MIMDES, los gobiernos regionales y el Poder
Judicial.

El primero de ellos es el más importante, pues representa en


promedio el 79.1% del gasto en este rubro en el período 2003-2005.
Las cifras globales, no obstante, no son alentadoras.

El gasto en justicia y bienestar para niños y adolescentes llega


apenas al 0.28% del gasto público total en esos tres años.

Si examinamos los montos, vemos que el gasto fue de 105.2 millones


de nuevos soles en 2003, que bajaron a 103.1 millones en 2004 y
subieron a 118.2 millones en 2005. El Poder Judicial tuvo

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aproximadamente el 10% de esos montos, con 10.6 millones el primer
año, 11.3 el segundo y 11.1 millones el tercero.

5. EL SUBSISTEMA DE DESARROLLO DE CAPACIDADES VINCULADO AL


DERECHO A LA SUPERVIVENCIA Y AL DESARROLLO

Su núcleo básico está formado por los sectores Salud y Educación, los cuales
desarrollan políticas y programas de carácter universal de mediano y largo
plazo llamados regulares. Sus servicios tienen relación directa y universal
con la infancia, desde la gestación hasta los 18 años en el caso de Salud y
desde los 2 hasta los 18 en el caso de Educación.

Pero no se han establecido suficientes procedimientos y métodos que los


interrelacionen de manera permanente. Se ha avanzado en esta dirección
con el Convenio Marco entre Educación y Salud celebrado en agosto del
2002, y con la ejecución del Programa Escuelas Saludables. Este último, si
bien no se ejecuta en todos los lugares, está bastante difundido.

Ambos sectores funcionan más articuladamente a nivel de provincias que no


son capitales de departamento y en los distritos, pero sobre todo en
comunidades y caseríos, donde resultan siendo la única presencia del
Estado.

El sector Salud ha constituido el Consejo Nacional de Salud, como órgano


consultivo del Ministerio de Salud para concertar y coordinar en todo el país
el Sistema Nacional Coordinado y Descentralizado de Salud. Está
conformado por consejeros nacionales, regionales y locales. Tiene
representantes de los diversos sistemas de salud, público y privado, y de la
sociedad civil, así como varias comisiones trabajando diversos problemas de
salud, pero carece de una comisión de infancia, lo que va en contra de la
estrategia de los modelos de atención integral de salud según ciclo de vida

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BIBLIOGRAFÍA

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1993. Gracia, Musitu (1993).

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de Asuntos Sociales. Guillo Jiménez, Juan (2007).

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ANEXO

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