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COMENTARIO DE TEXTO

ARISTÓTELES, METAFÍSICA
LIBRO I
SENSACIÓN Y CONOCIMIENTO
Todos los hombres por naturaleza desean saber. Señal de ello es el amor a las
sensaciones. Éstas, en efecto, son amadas por sí mismas, incluso al margen de su
utilidad y más que todas las demás, las sensaciones visuales. Y es que no sólo en orden
a la acción, sino cuando vamos a actuar, preferimos la visión a todas —digámoslo— las
demás. La razón estriba en que ésta es, de las sensaciones, la que más nos hace
conocer y muestra múltiples diferencias. (Met., L. I., primerísimo párrafo)
Además, no pensamos que ninguna de las sensaciones sea sabiduría, por más que
éstas sean el modo de conocimiento por excelencia respecto de los casos individuales:
y es que no dicen el porqué acera de nada, por ejemplo, por qué el fuego es caliente,
sino solamente que es caliente. (Met., L. I., 981b10)
CONOCIMIENTO, CIENCIA, PRIMEROS PRINCIPIOS Y CAUSAS
Por otra parte, las más exactas de las ciencias son las que versan mayormente sobre
los primeros principios: en efecto, las que parten de menos principios son más exactas
que las denominadas «adicionadoras», por ejemplo, la aritmética que la geometría. (…)
Ahora bien, cognoscibles en grado sumo son los primeros principios y las causas (…).
Y la más dominante de las ciencias, y más dominante que la subordinada, es la que
conoce aquello para lo cual ha de hacerse cada cosa en particular, esto es, el bien de
cada cosa en particular y, en general, el bien supremo de la naturaleza en su totalidad.
(…) Esta [ciencia], en efecto, ha de estudiar los primeros principios y causas y, desde
luego, el bien y «aquello para lo cual» son una de las causas». (Met., L. I., 982a25-
982b10)
EL ASOMBRO
Que no es una ciencia productiva resulta evidente ya desde los primeros que filosofaron:
en efecto, los hombres —ahora y desde el principio— comenzaron a filosofar al
quedarse maravillados ante algo, maravillándose por en un primer momento ante lo que
comúnmente causa extrañeza y después, al progresar poco a poco, sintiéndose
perplejos también ante cosas de mayor importancia, por ejemplo, ante las
peculiaridades de la luna, y las del sol y los astros, y ante el origen del Todo. Ahora bien,
el que se siente perplejo y maravillado reconoce que no sabe (de ahí que el amante del
mito sea, a su modo, «amante de la sabiduría»: y es que el mito se compone de
maravillas). (Met., L. I., 982b10-20)
CIENCIA DE LAS CAUSAS PRIMERAS, CUATRO CAUSAS
Es obvio, pues, que necesitamos conseguir la ciencia de las causas primeras (desde
luego, decimos saber cada cosa cuando creemos conocer la causa primera). Pero de
«causas» se habla en cuatro sentidos: de ellas, una causa decimos que es la entidad,
es decir, la esencia (…); la segunda, la materia, es decir, el sujeto; la tercera, de donde
proviene el inicio del movimiento, y la cuarta, la causa opuesta a esta última, aquello
para lo cual, es decir, el bien (éste es, desde luego, el fin al que tienden la generación y
el movimiento). (983a25-30)
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PREPLATÓNICA
De los primeros que filosofaron, la mayoría pensaron que los únicos principios de todas
las cosas son de naturaleza material: y es que aquello de lo cual están constituidas
todas las cosas que son, y a partir de lo cual primeramente se generan y en lo cual se
descomponen, permaneciendo la entidad por más que ésta cambie en sus cualidades,
eso dicen que es el elemento, y eso el principio de las cosas que son, y de ahí que
piensen que nada se genera ni se destruye, puesto que tal naturaleza se conserva
siempre (…). (Met., L. I., 983b5-15).
De lo dicho y de los sabios convocados a deliberación hasta este momento, hemos
recogido lo siguiente: los primeros filósofos afirmaron que el principio es corpóreo (…).
Algunos hay que, además de esta causa, proponen aquella de donde se origina el
movimiento (…). (Met., L. I., 987a0-10).
PLATÓN
En efecto, familiarizado [Platón] primero, desde joven, con Crátilo y con las opiniones
heraclíteas de que todas las cosas sensibles están eternamente en devenir y que no es
posible ciencia acerca de ellas, posteriormente siguió pensando de este modo al
respecto. Como, por otra parte, Sócrates se había ocupado de temas éticos y no, en
absoluto, de la naturaleza en su totalidad, sino que buscaba lo universal en aquellos
temas, habiendo sido el primero en fijar la atención en las definiciones, Platón lo aceptó,
si bien supuso, por tal razón, que aquello no se da en el ámbito de las cosas sensibles,
sino en otro tipo de realidades: y es que es imposible que la definición común
corresponda a alguna de las cosas sensibles, dado que están eternamente cambiando.
Así pues, de las cosas que son, les dio a aquéllas el nombre de «Ideas», afirmando que
todas las cosas sensibles existen fuera de ellas y aunque según ellas reciben su
nombre: y es que las múltiples cosas que tienen el mismo nombre que las Formas
correspondientes existen por participación. (Met., L. I., 987a30-987b10).

LIBRO V
POTENCIA
Se llama «potencia» o «capacidad» el principio del movimiento o del cambio que se da
en otro, o bien en lo mismo que es cambiado, pero en tanto que otro: por ejemplo, el
arte de edificar es una potencia que no se da en lo que es edificado, mientras que el
arte de curar, siendo potencia, puede darse en lo que es curado, pero no en tanto que
es curado. En general, pues, se llama potencia o capacidad: de na parte, el principio del
cambio o del movimiento que se da en otro, o bien en lo mismo que es cambiado, pero
en tanto que otro; de otra parte, el principio según el cual algo es cambiado o movido
por la acción de otro, o bien de ello mismo pero en tanto que otro (…). (Met., L. V.,
1019a15-20)
(…) Así pues, la definición principal de la potencia, en su sentido primario, será: principio
productor de cambio en otro, o en ello mismo, pero en tanto que otro. (Met., L. V.,
1020a0-5)
ACCIDENTE
«Accidente» se llama aquello que se da en algo, y su enunciación es verdadera, pero
no, desde luego, necesariamente ni la mayoría de las veces, por ejemplo, si uno
encuentra un tesoro al cavar un hoyo para una planta. El encontrar un tesoro es, desde
luego, un accidente respecto de la acción de cavar un hoyo. (…) Será un accidente
cualquier cosa que se da en algo, pero no se da por tratarse precisamente de esto o de
este momento o de este lugar.
Tampoco hay una causa definida del accidente, excepto el azar, y éste es indefinido.
(Met., L. V.,1025a15-25).

LIBRO VII
GENERACIÓN
Todas las cosas que se generan son generadas bajo la acción de algo, provienen de
algo y llegan a ser algo. (…) Todas las cosas que se generan (…) tienen materia: en
efecto, cada una de ellas tiene potencialidad para ser y para no ser, y tal potencialidad
es la materia en cada cosa. (Met., L. VII, 1032a10-15)

(…) Es evidente que no se genera lo que se denomina forma o entidad, mientras que el
compuesto que se denomina según ésta sí que se genera, y que en todo lo generado
hay materia, y lo uno es esto, y lo otro es esto otro.
Pero, ¿existe acaso una esfera [de bronce] fuera de éstas [las de bronce] o una casa
fuera de las de ladrillos? De ser así, ¿no ocurriría que no se generaría ningún objeto
determinado? Más bien significan «que algo es de tal clase», pero no son algo
determinado. (…) Es evidente que si existen realidades fuera de los individuos, tal como
algunos acostumbran a hablar de las Formas, la causalidad de las Formas no tendrá
utilidad ninguna para explicar las generaciones y las entidades. Y por lo mismo, tampoco
serían entidades por sí mismas. (Met., L. VII, 1033b15-30).

LIBRO XII
LA MATERIA PERMANECE
Hay algo que permanece, mientras que el contrario no permanece. Hay, pues, un tercer
término además de los contrarios: la materia. (…) Todo cambia de ser en potencia a ser
en acto (por ejemplo, de blanco en potencia a blanco en acto, e igualmente en el caso
del crecimiento y la disminución).

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