Sunteți pe pagina 1din 9

¿La Educación Chilena o la imposición mundial?

En este ensayo pretendo abordar la temática de los actores de la educación desde


una perspectiva que permita enfocarlos desde la historia del siglo XX y su legado
inmediato de Estado Docente a Estado Subsidiario como afirma Jorge Nef Novella
quien es Director de la Escuela de Gobierno, Gestión Pública y Ciencia política.
Universidad de Chile , partiré pensando al Estado Chileno como el organismo que vigila
y actúa como garante de la educación, quien entrega las reglas del juego a la hora de
crear las condiciones para que privados se hagan cargo de la administración de los
establecimientos escolares (Ver Ley General de Educación), además proporciona las
instancias necesarias para que se cumpla el derecho de acceso a la educación, en los
niveles preescolar, básico, y medio el cual está estipulado en el texto refundido de la
Constitución Política de Chile, asimismo, delega a los Profesores la facultad de impartir
dicha educación desde una perspectiva instruccional y valórica ( Ver Ley General de
Educación), donde la profesión docente es impensable sin la escuela, la cual ha sido
creada a imagen de la sociedad, y es en esta institución donde se generarán los cambios
para enfrentarla, cuan moderna, globalizada y a la vez resolutiva de los grandes desafíos
de índole económica, social y cultural (Ver Decreto 232).

Ahora bien, tenemos a la familia como “el núcleo fundamental de la sociedad”


(Constitución Política de Chile), encargada de la formación valórica inicial y en donde
se desarrolla la socialización primaria del sujeto de la educación. La familia ejerce el
derecho a la educación y ostenta el poder en cuanto a decisiones y acciones con respecto
al niño, quien es sometido por un sistema que le dice qué hacer, cuándo hacerlo y como
hacerlo, es decir, se asume a este individuo como parte de un sistema que lo define
como “alumno”, sin lograr verlo como alguien más, por lo tanto, lo escolariza (Gimeno
Sacristán 2003), condición que a menudo no respeta las subjetividades de los niños y los
etiqueta haciéndolos parecer sólo cifras y pertenecientes a un imaginario que los
configura como parte de un sistema en constante reinvención, la que es demandada por
la competitividad económica de este país y la mal llamada globalización, que lo único
que realmente genera es conexión impersonal, fría e individualista.

La cuestión que realmente es imprescindible tiene relación con la rehumanización


de esta modernidad tan paradójica, la cual plantea la idea de integración pero a costas de
las identidades de quienes la viven, estas últimas construidas desde los entornos
inmediatos (barrios), devastados en pos del progreso, hasta la interacción con los demás,
también menoscabada por el imaginario de desconfianza e individualismo que se ha
instalado.

La modernidad, otrora colmada de sentimientos de agitación y turbulencia, que en


sus inicios fueron ideas de fuerza de una época de nuestra historia republicana y se
desarrollaron como parte de sus principios fundamentales y que, como afirma Marshall
Berman (1998), “han perdido contacto con las raíces de su propia modernidad”. Según
el psicólogo Michel Freitag, “la modernidad es un modo de reproducción de la
sociedad basada en la dimensión política e institucional de sus mecanismos de
regulación por oposición a la tradición”. ¿Vemos en la actualidad como la modernidad
y el ritmo de la vida industrializada, han ido cambiando nuestra manera de pensar,
aspirando a metas y propósitos netamente materiales, alejándonos cada vez más como
sociedad, dispersando nuestro mundo…?
I. EL ESTADO CHILENO

De Estado Docente desde la Constitución de 1833 y fortalecido en la Constitución


de 1925 hasta 1973, a Estado Subsidiario desde la Constitución de 1980 hasta hoy…
nunca bien ponderado, vilipendiado y cuestionado sino por su extrema intervención en
las políticas públicas o por el manejo que hacen las alianzas sociales que lo controlan,
amenazando constantemente con la fuga de capitales y su posterior emigración a tierras
que permitan la “inversión en libertad” (Desregulación). Todo esto habla de un sistema
neoliberal que sustenta su ideología de mercado por sobre el valor cultural que pueda
desprenderse de él, porque, lamentablemente, carece de todo compromiso con la
identidad de un pueblo y es tan volátil que adolece de raíces sentadas en la cultura de
una nación en particular, ya que partió como un experimento, justamente aquí, en
nuestro Chile.

Como sostiene Adolfo Rivero Caro, abogado, analista político, articulista


y traductor., se aprecia en la dictadura militar de Augusto Pinochet, posterior al fracaso
de su gestión desarrollista-militarista de la primera parte de su régimen, un modelo
económico monetarista con algunos rasgos keynesianos, siendo estos manejados por su
equipo de economistas, los Chicago Boys. Estos serían vitales para la reestructuración
económica de Chile marcada por las crisis mundiales y la nacionalización del cobre, es
el llamado Milagro de Chile, mientras que en los países de la región latinoamericana
colapsaban las aplicaciones del modelo cepalino desarrollista y se experimentaba la
crisis de la deuda externa produciendo la denominada Década perdida (1980).
Obviamente la educación formó parte de la “apertura comercial”, perdiendo su valor
desde el mundo público.

Más tarde los gobiernos concertacionistas de inicios de la década de 1990


desplegaron a su vedette llamada “Reforma Educacional”, la cual no partió oficialmente
hasta después del informe de la “Comisión Nacional para la Modernización de la
Educación”, encabezada por José Joaquín Brunner, y desde ahí pareciese que se ha
desarrollado una suerte de simbiosis, entrampando la realidad de lo que realmente
significa encarar el problema, aun sin solución. Posiblemente tiene que ver con la
semántica, porque según Mauricio Rojas Alcayaga, Magíster Antropología y
Desarrollo, Universidad de Chile, si miramos acuciosamente, con un mínimo rigor
científico, podemos constatar que se pretende desconocer los distintos soportes teóricos
que sustentan a estos dos conceptos. “Reforma” es un concepto inherente a los
paradigmas modernos que impregnaron las políticas públicas durante más de la mitad
del siglo XX, en cambio “modernización” responde a una estrategia neoliberal para
desarticular el rol hegemónico del Estado en la vida pública y los efectos de dichas
políticas expresados en términos de incremento y distribución de valores. Las políticas
educacionales, como un subconjunto de las llamadas políticas sociales, no son una
excepción, de manera que, la producción y distribución del conocimiento y cultura
constituyen un proceso intrínsecamente político que refleja no sólo las ideologías y
sistemas axiológicos predominantes sino que las reglas y mecanismos de legitimación y
reproducción de un orden social instalado. Consecuentemente respondiendo a todo lo
anterior, no es raro ver como se potencia la privatización a pesar de que el Proyecto Ley
General de Educación regulará de manera medianamente eficaz, los excesos cometidos
en el pasado por la LOCE, sin embargo, tampoco es raro ver como se demora la puesta
en vigencia de la LGE, ¿Tendrá que ver con los poderes de tipo fáctico que operan en el
país?
II. LOS PROFESORES CHILENOS

Ex funcionarios fiscales, ex dueños de sus cargos, con ex derecho a carrera


funcionaria desde 1981 y ahora dependientes ya sea de Departamentos de Educación
Municipal (DEP) en los municipios más grandes, o de las turbias Corporaciones
Municipales de Educación. Daría lo mismo visto por Nef Novella, porque el
profesorado perdió su status de funcionario público y se transformó en empleado
particular dependiendo de precarios contratos de prestaciones de servicios con los
municipios, muchos de ellos contratados a honorarios que castra el derecho a las leyes
sociales.

Se ha precarizado la profesión docente con el consiguiente deterioro económico,


ocupacional y de status, con claras repercusiones en términos de menor calidad de la
educación pública, la que, con la municipalización dejó de ser realmente nacional, por
lo tanto, estaría perdiendo identidad cultural y estaría siendo presa del instruccionismo
que lleva inexorablemente al conductismo. Le llaman “educar para la vida”, sin
embargo, parece ser otra sutileza o mejor dicho un eufemismo más para referirse al
verdadero propósito de la reforma, la cual estaría adecuando al sujeto de la educación
para el concierto nacional de las oportunidades laborales en boga, particularmente las
referidas a la producción de bienes y servicios en un ámbito netamente utilitarista que es
propio del sector terciario y, que es bien sabido, no es de larga data ni mucho menos
implicaría compromiso espiritual, sino el abocarse a la especialización, al igual que una
máquina que produce desde una posición determinada dentro de una industria, la
industria de la vida.

Si bien la reforma presenta mejoras sustanciales, no representa una solución integral


ya que mantiene algunos principios de la LOCE como son que no contemple la Carrera
Profesional Docente como parte del nuevo sistema educacional, que no se de una
regulación de la formación inicial docente y la salud profesional, se mantiene la
municipalización de la educación y no expresa claramente la importancia de la
Identidad Cultural en este nuevo marco regulatorio. En suma, atados de manos están y
estaremos, o sea, la lucha continúa.

Los trabajadores de la educación dentro del nuevo sistema, “los semiprofesionales”,


según Iván Núñez en la historia profesional de los profesores han existido cuatro
identidades del trabajo docente que han sido asumidas por los educadores para
autoidentificarse, o han sido asignadas a los educadores por el Estado, la sociedad o
grupos sociales de diversa índole, estas identidades son la de trabajador, la cual surge al
realzar la dependencia contractual del educador en relación a un empleador, ya sea el
Estado o un privado. La identidad funcionaria desde el contexto de Estado docente, la
identidad técnica que reconoce la calidad de especialista del educador claro que aun
nivel de mando medio y por lo tanto restringida, y la identidad que recoge la exigencia
de ser formado en la educación superior y que no constituye necesariamente autonomía,
sino que aspiración y status dentro de esta sociedad estratificada.

¿Qué haría falta para recuperar el sitial que antaño tuvo el maestro rural?

¿Tiene que ver sólo con aspectos de orden socioeconómico el hecho de ser un tanto
mediocre?
III. LA FAMILIA CHILENA

“La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. El Estado reconoce y ampara


a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y
les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos”.
(Constitución Política de la Republica de Chile, capitulo III, de los derechos y deberes
constitucionales). “La educación tiene por objeto el pleno desarrollo de la persona en
las distintas etapas de su vida. Los padres tienen el derecho preferente y el deber de
educar a sus hijos. Corresponderá al Estado otorgar especial protección al ejercicio
de este derecho”. (Constitución Política de la Republica de Chile, Artículo 10º.- El
derecho a la educación). Asimismo, “es deber de la comunidad contribuir al desarrollo
y perfeccionamiento de la educación”. La familia chilena tan arraigada en los principios
concernientes al paternalismo y al sexismo, desde los dibujos animados y juguetes
subordinan a la mujer como inferior, dejando al hombre como héroe y estereotipo para
las niñas. Éste es planteado como un problema generacional que terminaría como en
diez años más, según la tendencia integradora de la mujer en la sociedad chilena, con su
capacidad laboral y su multiplicidad de roles, no sería extraño ya no tener que hablar de
patria sino de matria, es irónico ver que hasta el computador objeta la palabra matria
queriendo transformarla en la palabra matriz: “(Del lat. matrix, -īcis).1. f. Víscera
hueca, de forma de redoma, situada en el interior de la pelvis de la mujer y de las
hembras de los mamíferos, donde se produce la hemorragia menstrual y se desarrolla
el feto hasta el momento del parto.2. f. Molde en que se funden objetos de metal que
han de ser idénticos.3. f. Molde de cualquier clase con que se da forma a algo”. (Real
Academia Española © Todos los derechos reservados) Que terrible es ver como algo tan
sublime se ve tan objetado de manera tan sexista, propio de la familia chilena machista
donde se espera que la mujer sea de tal o cual forma y al hombre también se le persigue
si es diferente, y en donde el concepto hace inferir aun más reproducción del sistema.

Según Blye Frank, Ph.D.Professor Division of Medical Education Director of


Faculty Development Faculty of Medicine, Dalhousie University of Canada, el sexismo,
la homofobia, el hétero-sexismo, y la violencia que desencadenan desde el interior de
las familias hacia la sociedad en su conjunto son una problemática educativa, pero mal
enfocada desde la familia y su sistema de relaciones tendiente a vislumbrar la
importancia de saber lo que significa para ellos “ser hombres” y que entienden ellos por
“masculinidad” y para ellas “ser mujeres” desde su femineidad. Entender el paso de
niña a mujer y el de niño a hombre como un proceso muy difícil al cual no se le ha dado
el grado de complejidad que amerita, es una tarea aun pendiente, por lo tanto, las
fronteras de las femineidades y masculinidades de las jóvenes y los jóvenes a la adultez,
sólo se materializaran en la interacción social.

Otro tema álgido es tratar de integrar a niños provenientes de otras culturas al


enseñarles valores tales como la inclusión, colaboración, cuidado y respeto hacia y
desde otras culturas. Blye Frank nos dice que muchas veces éstas en vez ser integradas,
son atropelladas por el modelo de la cultura establecida, finalmente no integrando los
valores previos que niños y niñas tienen como capital cultural original. Todo esto
fomentado por un muy mal entendido nacionalismo que enseña a los niños a entender
este fenómeno migratorio como competencia laboral, no menos cierto por supuesto,
pero dependerá del entorno del niño en su conjunto superar esta situación.
Aquí hay que detenerse en un punto importante: Cómo incluyen los propios
alumnos a estos niños provenientes de distintos lugares del mundo con distintos hábitos
y cotidianidades. Es aquí donde se da la intimidación de tipo racial. Se demuestra a
través de las intervenciones en los barrios por niños de distinto color, los cuales son
victimas de agresivas intimidaciones aludiendo a su raza y cultura. Los niños se
manifiestan de manera física, explícitamente, las niñas a través de desaires, burlas,
ridículo y calumnias, o sea, implícitamente.

Pasando al tema referente a la relación Familia-Estado, desde este contexto, que el


filósofo nacional Carlos Ruiz Scheneider (1999) realiza una interesante reflexión
respecto a los actuales riesgos de la educación chilena:

“Una orientación alternativa, de carácter republicano, fue prácticamente


predominante en el momento fundacional de las instituciones educativas modernas en
Chile (...). El modelo neoliberal significa el fin de este proyecto. Con sus políticas de
privatización de lo público, a través de mecanismos de subvenciones a la demanda, se
incentiva en los padres y los alumnos, y a través de la autonomía de los proyectos
educativos de las escuelas, no tanto la libertad individual, como el derribamiento de los
muros que permiten que la escuela resista las presiones de un mercado que no tiene
límites y de una diferenciación social que puede tender cada vez más a la conformación
de ghettos sociales”.

Mauricio Rojas Alcayaga (2002) nos hace testigos, de que cada advertencia que
plantea Ruiz, en cuanto a modelos de gestión y decisiones políticas, nuestra reforma la
está implementando, evidenciando su sustrato de mercado. Partiendo como primer
efecto imitativo que las oportunidades y calidades dependen de la capacidad de pago de
las familias, y culminando que los propios resultados oficiales reflejan la consolidación
de una diferenciación estructural entre los niños y jóvenes de nuestro país.

¿A la familia se le ha entregado el deber de exigir el derecho a la educación…?

¿Y si no hay voluntad?

¿Y si se plantea desde una perspectiva pensando a la escuela sólo como una guardería?

¿Si en este puzzle llamado los actores de la educación hay cero compromiso de parte de
la familia con respecto a los niños?

¿Si no hay sistema valórico aceptado por la sociedad en su conjunto desde la familia?

¿Es esa razón suficiente para justificar las malas prácticas docentes al interior de la
comunidad escolar?

¿Entonces que hacemos con la familia ausente….?

Planteo esta serie de interrogantes a razón de que es parte de nuestra realidad nacional el
enfrentarnos a situaciones de estas características…

Ahora hay que pensar en las respuestas.


IV. LA ESCUELA CHILENA

Desde la perspectiva de Roig (1994), cada institución, y precisamente la escuela


entre ellas, elaboran sus propios mitos y fantasmas, que en la práctica son
invisibilizados, se opacan sus intereses hegemónicos, sus supuestos ideológicos, su
naturaleza histórica, son devastados, deshistorizados y revestidos de una aparente
absoluta trascendencia, presentándose como racionales, objetivos y científicos. Esto nos
lleva a pensar en la posibilidad de combatirlos y solucionarlos a corto plazo, de
resignificar la idea de escuela desde una mirada procesal, como si se tratase de un lugar
que solo es condicionado por una serie de variantes académicas, consecuencias del
proceso de transformación curricular, se han desplegado algunos espacios que requieren
mayor precisión y definición, devenidas del desarrollo y profundización de la
investigación y práctica institucionales., si lo pensamos solo así, el error nos abofetea,
ya que se trata de una instalación política ideológica que está al servicio del sistema de
turno y que está pensada para responder ante los requerimientos de la sociedad
neoliberal que nos amamanta desde su consumismo y nos invita a soñarnos felices
desde el confort de los bienes y el status que se nos presentan como el fin siendo que
solo son el medio para llegar aun nivel de comprensión superior de lo que realmente se
trata la vida en su esencia. Esta visión puede sonar bastante apocalíptica y lo que quizás
sirve de salvavidas para ir en su rescate tiene que ver con la rehumanización del
curriculum.

María Luisa Rubinelli y Mario Vilca (2002) nos indican que de otra forma, la
diversidad y la heterogeneidad aparecen como fuentes de conflictos, y éstos como
posibilidad de crecimiento institucional, siempre que fueran resueltos claro está. Esto
nos lleva a imaginar a un procurador de una propuesta curricular que abre uno de los
resquicios que se consideran más significativos de esta innovación: los temas
transversales, estrechamente vinculados al área de Formación Ética y Ciudadana.

Marcelo Krichesky, (1998), también nos ayuda a reflexionar sobre esto: "Por otra
parte, la innovación de la gestión de estos proyectos... radicaría también en recuperar
e integrar las representaciones sociales, y necesidades de los actores que participan de
los mismos, considerando...la diversidad socio-cultural... la relación de los
aprendizajes...y los conocimientos sociales que se aprenden en la vida cotidiana."

Vida cotidiana que nos envuelve a diario y que a decir verdad, nos muestra los
problemas de tiempo en tiempo, los vemos naturales y así se quedan hasta que en unos
años más se vuelven a poner en la palestra, se repiensan y posiblemente se avance un
poco más para solucionarlos, pero se conforman dentro del habitus que internalizados
como imaginario. Si bien es de Perogrullo lo que he expuesto, pero no es menos cierto.

La escuela es el reflejo de la sociedad, donde se comienzan a gestar las ansiadas


movilidades sociales que sacarán de la condición de pobreza a más de alguno que con el
concurso del Estado, los Profesores y en el mejor de los casos las Familias, lograrán
compensar y sacar de la UTI, a la educación chilena que está según demasiados, en
estado terminal. La escuela es el escenario donde convergen la democracia y la manera
de vivir armónicamente en sociedad, la verdad es que no hay que ser tan drásticos, y
mejor pensar que a pesar de todo, en algo podemos mejorar su condición actual, su
mejoría total es efímera ya que se necesitan muchas vidas para su perfeccionamiento y
notros sólo seremos parte de este gran proceso sin fin.
V. LOS ALUMNOS CHILENOS

“El alumno no sabe, viene para aprender del docente, es un sujeto ahistórico... es
un niño”. Esto es lo que formalmente se conoce bajo el concepto de alumno, ahistórico
es bastante discutible ya que se partiría del supuesto etimológico que viene en blanco,
sin vivencia y eso es imposible a no ser que hubiese estado encerrado sin estímulos
dentro de una caja. Lo real es que viene con un capital cultural que debe ser respetado,
rescatado e interpretado desde su propia subjetividad y que ayudará ala construcción de
la vida democrática al interior del aula. La alumnidad, es el neologismo que nos
permitirá caracterizar este concepto mítico. Si buscamos alumno en el diccionario, dice:
"Alumno, na (lat.alumnus): Cualquier discípulo, respecto de su maestro, de la materia
que está aprendiendo, o de la clase, escuela, colegio o universidad donde
estudia..."(Gran Espasa. Diccionario enciclopédico.1998)
Dice Roland Barthes (1989), “... el mito tiene efectivamente una doble función: designa
y notifica, hace comprender e impone...”

Se pretende ver a la educación con un valor cognitivo, como un medio para


enfrentar la vida y en sí ya es un momento significativo de la vida que amerita
reconocimiento desde su primer momento, no hay que esperar por la graduación para
dar aplicación a lo que se aprende como alumno. Ph. Perrenoud (1990), afirma que
¡Tener éxito en la escuela, supone aprender las reglas de juego!". El aula, en este
sentido, como afirma Perrenoud (1990), "constituye un medio de vida especial, un
grupo restringido, hasta cierto punto estable, inserto en una organización burocrática;
(...) en el transcurso de meses y, después, de años, el escolar adquiere los saberes y el
saber hacer, valores y códigos, costumbres y actitudes que lo convertirán en el perfecto
‘indígena’ de la organización escolar o, al menos, le permitirán sobrevivir sin
demasiadas frustraciones, o sea, vivir bien gracias al haber comprendido las maneras
adecuadas. En la escuela se aprende el oficio de alumno".

De esta forma, si bien para el adolescente los padres constituyen, comúnmente, los
“otros significativos” de mayor importancia, en el joven, en su condición de alumno(a),
será entre los pares donde encuentre los otros significativos que le ayuden a comprender
y desenvolverse adecuadamente en el medio escolar, ayudando a construir el "sí-
mismo".

Para Raúl Atria (1993), la labor de un alumno(a), la vida escolar, "es un aprendizaje
para construir y reconstruir el mundo de la vida". De manera que la "identidad" y la
"participación" son los ejes que permiten generar los matices y contrastes, dentro del
mundo de la vida, cuatro cuadrantes. La identidad es siempre un tránsito entre el pasado
y el futuro, mientras que la participación es el paso de lo privado a lo público.

El cruce de estos dos ejes, señala Atria (1993), "establece el escenario completo
donde es posible ‘centrar’ nuestra experiencia personal y social. Al mismo tiempo, este
cruzamiento permite diferenciar los cuadrantes (Los distintos “mundos”) donde se
construye el mundo de la vida", por un lado el mundo de la historia colectiva y por el
otro, el mundo de la vida íntima, luego tenemos el mundo de las utopías y el mundo de
los proyectos de vida.
VI. CONCLUSIONES

Certeramente el alumno conforma la razón de ser todos los demás actores de la


educación, donde sus esfuerzos son guiados en pos de la resignificación de la escuela,
apoyada por un conjunto de medidas tendientes a reforzar los aspectos académicos
desde una serie de reformas que intentan mejorar el modelo institucional, esta vez
intentando integrar la sensibilidad y empatía como artífices de la construcción de una
identidad rehumanizada, conciente del origen común y respetuosa de la diversidad,
asimismo, entregando mejores herramientas de análisis para conformar un ser humano
más crítico y auto crítico, capaz de cuestionar el rumbo para ser capaz de enmendarlo si
se requiere, para vivir en armonía con el medio ambiente dentro de un clima de paz y
tolerancia. Cuando abordé los temas anteriores planteé una serie de interrogantes que
ahora intentaré responder:

• ¿Vemos en la actualidad como la modernidad y el ritmo de la vida


industrializada, han ido cambiando nuestra manera de pensar, aspirando a metas
y propósitos netamente materiales, alejándonos cada vez más como sociedad,
dispersando nuestro mundo…?
El proyecto de ley general de educación tiende a entregar las herramientas para la vida y
a su vez pretende la integración como sociedad para enfrentar en equipo las variantes
de la vida. Ahora depende de nosotros mejorarla in situ, desde el aula.

• Consecuentemente respondiendo a todo lo anterior, no es raro ver como se


potencia la privatización a pesar de que el Proyecto Ley General de Educación
regulará de manera medianamente eficaz, los excesos cometidos en el pasado
por la LOCE, sin embargo, tampoco es raro ver como se demora la puesta en
vigencia de la LGE, ¿Tendrá que ver con los poderes de tipo fáctico que operan
en el país?
Ciertamente que si pero hay que entender la mediación como tal y evitar la coerción,
para crear un clima sano de interacción, ya basta de modelos basados en la represión, en
donde se apela al miedo y la intimidación.

• ¿A la familia se le ha entregado el deber de exigir el derecho a la educación…?


Oportunamente se involucra, si no ocurre, no es suficiente escusa para no atender a los
niños de manera más integral y humana.

• ¿Y si no hay voluntad de la familia?


En el mejor de los casos debería existir la tendencia a trabajar en equipo, de no ser así,
hay que investigar la forma de enfrentar la situación.

• ¿Y si se plantea desde una perspectiva pensando a la escuela sólo como una


guardería?
Gracias a Dios que existe la escuela… ¡En hora buena! Claro que como dice Paulo
Freire (1993), “Profesor si, Tío no” (De Cartas a quien pretende enseñar)

• ¿Si en este puzzle llamado “los actores de la educación” hay cero compromiso
de parte de la familia con respecto a los niños?
Dependerá del compromiso que se tenga como profesor para enfrentar esta situación y
de la capacidad resolutiva y proactiva que se tenga. Por mí parte, creo que no hay escusa
para fallarle a los pequeños.
• ¿Si no hay sistema valórico aceptado por la sociedad en su conjunto desde la
familia?
Es difícil pensarlo así pero es una constante que hay que resolver. Habrá que pensar en
la forma de enfrentar esta situación sin emitir juicios de valor…una ardua tarea.

• ¿Es esa razón suficiente para justificar las malas prácticas docentes al interior de
la comunidad escolar?
De ninguna manera puesto que la formación docente que estoy recibiendo, me está
preparando para no “echarle la culpa al empedrado” y no recurrir al abuso de poder en
caso que me vea sobrepasado. Prefiero dedicarme a otra cosa si voy a maltratar a los
alumnos. En serio.

• ¿Entonces que hacemos con la familia ausente….?


Convocamos a los equipos multidiciplinarios que sean necesarios para que revisemos el
caso y reorientamos el rumbo. No hay razón para no encontrar solución, me gustan los
desafíos y aun creo en la humanidad.

Ahora la pregunta que da el título al ensayo


¿La Educación Chilena o la imposición mundial?

Finalmente, hay que entender la educación como una serie de normativas que
permiten al sujeto de la educación la inserción social en un contexto y lugar
determinado, su posterior movilidad social y la consiguiente reinvención de una
existencia que pudiera estar en riesgo o perdida.

Si se quiere, se puede pensar en la universalidad de ciertos parámetros, aun así, no


es posible extrapolar del todo la realidad mundial y someterla a juicios de valor con
respecto a nuestra realidad pertinente e identitaria, arraigada en nuestra calidad de
nación independiente.

De manera que hay que ser el mejor profesor, comprometido, sin importar más. O se
está dentro o fuera del sistema, esta es la única manera de contribuir a generar los
cambios que se necesiten, dentro del sistema, incluso si las normativas estuviesen
demasiado en contraste con los intereses tendientes a generar los cambios que se
necesiten, hay que ser resolutivo y hay que echar mano de la creatividad para encarar la
vida, sin intentar dicotomizar los matices, sino que aprender a coexistir con las
adversidades y que aprender a leer desde los alumnos.

CRISTIÁN BRAVO GALARCE


II SEMESTRE C
BASES II DE LA EDUCACIÓN
UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

S-ar putea să vă placă și