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El discernimiento descubre el papel del buen espíritu y el comportamiento del mal espíritu,
así como la propia actuación libre del sujeto. Los espíritus se expresan por medio de impulsos
y vehículos y se les denominan mociones si proceden del bueno y tretas si proceden del malo.
Las mociones llevan hacia el Señor y su Reino, mientras que las tretas apartan de Dios y su
reinado.
Las tretas y las mociones se expresan a través de dos estados básicos: consolación y
desolación; en la primera se experimentan movimientos internos de amor a Dios, deseo de la
construcción de su Reino, aumento de fe, esperanza, caridad y alegría, la segunda, se expresa
por medio de oscuridad, turbación, inclinación hacia las cosas del espíritu de este mundo,
tibieza y tristeza. Tanto las tretas como las mociones pueden expresarse por medio de
consolaciones o desolaciones, si la moción conduce a desolación, se trata de una prueba y
conduce al Reino, si la treta conduce a la consolación, esta es falsa y aleja del Reino.
La regla básica del discernimiento puede reducirse a una doble pregunta: ¿qué
experimento? Consolación o desolación, y ¿a dónde me lleva? Moción o treta. Los signos de
que algo proviene de Dios son: un corazón misericordioso, derrotero de obras de justicia, si
la propia persona es objeto de esa moción, si sigue la dinámica pascual, es decir, la muerte
que lleva a la vida, suavidad.
Otro criterio para el discernimiento del estado espiritual es la consolación sin causa
precedente, que siempre es claramente de Dios si supera lo que ordinariamente se puede
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sentir o pensar o va en contra del modo habitual de comportarse y tiene que llevar siempre
a Dios y su causa. Otro signo en esta línea es la dinámica típicamente evangélica: solidaridad
con los enfermos, pecadores y necesitados, un corazón lleno de misericordia, facilidad para
que todo se viva como moción hacia Dios. Esto último, esta connaturalidad para leer todas las
cosas desde Dios se debe a la gracia habitual, mientras que las mociones dadas como
invitaciones momentáneas entran en la gracia actual.
Al hablar de las épocas espirituales san Ignacio parte de las semanas, en la primera, el
espíritu del mundo ataca descaradamente y de forma encubierta en la segunda, es decir,
básicamente es la acción del mal espíritu lo que ayuda a saber la época de un sujeto. Para
poder tener un verdadero discernimiento se precisa una profunda experiencia del papel de
los espíritus, solo así puede desentrañarse la convergencia de los impulsos por donde el
Señor nos quiere llevar y las mociones apuntan hacia una hegemónica: la consigna, el gran
criterio para discernir por ser precisamente el camino por donde el Señor nos lleva.
Por su parte, un fervor indiscreto se apoya en algo sensible que sea positivo, a partir
de lo que fomenta acciones arrebatadas, el sujeto siente que nadie puede ser su juez, se
envalentona, pero en lugar de servir se consume y todo acaba, además, leva a bloquear las
cualidades de los demás. La verdadera consolación conduce a la solidaridad y el interés por
el Reino, produce una honda paz y aumenta la vida espiritual.
¿Qué hacer ante la consolación? Agradecerla, pedir que se interiorice el impulso que
conlleva, renovar los deseos fundamentales y recordar el amor primero, pero si la
consolación se detecta como falsa debe cotejarse con el director, no dialogar con dicho fervor
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o discurso sin un testigo autorizado, no hacer mudanza de los propósitos anteriores y hacer
lo opuesto a lo que propone.
¿QUÉ EXPERIMENTO? Vivencias positivas o negativas donde se plasma la acción del buen
o del mal espíritu y a sabiendas del o los canales donde se dan primordialmente: visual,
auditivo o sensible, esto ayuda a establecer la forma en que el Señor se comunica con el sujeto,
aquí hay que advertir que, si en la cabeza hay discursos, lo más probable es que sea una treta.
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¿CUÁL ES LA OCASIÓN? De ordinario los acontecimientos espirituales vienen provocados
por mediaciones históricas y humanas, debe buscarse si lo que acaece tiene que ver de
manera casi mecánica con ciertos, lugares, personas, acciones..., donde las Babilonias son el
espacio del mal espíritu y las Jerusalén del bueno.
¿CUÁL ES LA REACCIÓN ANTE LA INVITACIÓN? Ante las mociones y las tretas se reacciona de
la misma forma en que se haría en una relación humana: se acepta o se rechaza. Si es moción
se pone en práctica, si es treta, procurar que no haga historia.
¿CON QUIÉN COTEJO LO QUE ESTOY VIVIENDO? Es el momento eclesial del discernimiento, y
es la condición de posibilidad del mismo, la razón es que las mociones son un regalo del Señor
para construir el Reino en una estructura eclesial, aquí es de suma importancia continuar
pidiendo la confirmación por parte de Dios , además de cotejar a nivel personal si ¿me hizo
más libre? ¿integra pasado y presente abriéndome al futuro? y, ¿me siento y me convierte más
en pueblo de Dios? Dentro de este cotejamiento, será la confirmación histórica lo que declara
verdaderamente la voluntad de Dios, es decir, si se construyó o no realmente el Reino, aún
cuando suceda desde el despojamiento de nuestros proyectos por el espíritu del mundo.