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DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

METODOLOGÍAJURÍDICA
Y ARGUMENTACION

Marcial Pons
MADRID ¡ BARCELONA | BUENOS AIRES
201o
La colección Filosofíay Derecho publica aquellos uabajos que han superado una evaluación
anónima realizada por especialistas en la materia, con an-eglo a los estándares usuales en la comu-
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© David Martínez Zorrilla


© MARCIAL PONS
EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES. S. A.
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Impresión: Elecé. Industria Gráfica, S. L.
Polígono El Nogal
Río Tiétar 24, 28 l 10 Algete (Madrid)
MADRID, 2010
A Laura
ÍNDICE

Pág.
INTRODUCCIÓN .........................................................................................
.. 15

PRIMERA PARTE
METODOLOGÍAJURÍ])ICA
INTRODUCCIÓN .........................................................................................
..
21

CAPÍTULO I.LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES,


CASOS DIFICILES Y JUSTIFICACION DE LA RESPUESTA ........ ..
25
1. INTRODUCCIÓN ............................................................................ 25
CASOS GENÉRICOS Y CASOS INDIVIDUALES
..

2. ........................
..
26
3. EL SILOGISMO JURÍDICO ............................................................
..
28
4. CASOS FACILES Y CASOS DIFÍCILES .......................................
..
31
4.1. Problemas vinculados a las premisas nonnativas ...................
..
34
4.1.1. Los problemas de relevancia o de determinación dela
norma aplicable ..........................................................
..
34
4.1.2. Los problemas de interpretación en sentido estricto 35
4.2. Problemas vinculados a las premisas fácticas .........................
..
36
4.2.1. Los problemas de prueba ............................................
..
36
4.2.2. Los problemas de calificación ....................................
..
37

CAPÍTULO II. EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO,


LA SELECCIÓN DEL MATERIAL RELEVANTE Y LA INTER-
PRETACION DEL DERECHO ............................................................
..
39
ÍNDICE

Pág.
39
¡.1 EL PUNTO DE PARTIDA:EL UNIVERSO DEL DISCURSO (UD) .

LA SELECCIÓN DEL MATERIAL IURÍDICO RELEVANTE


41
2. ...... ..

41
aplicabilidad............................................................
2.1. Validez y ..

43
2.1.1. Normas válidas pero no aplicables .............................
..

43
2.1.2. Normas inválidas pero aplicables .................................

45
3. LA INTERPRETACIÓNDEL DERECHO ......................................
..

45
3.1. Introducción. Normas y disposiciones normativas ...................

49
3.2. Teorías de la interpretación jurídica ........................................ ..

49
3.2.1. Las teorías cognoscitivistas de la interpretación ........ ..

3.2.2. Las teorías escépticas dela interpretación ................. ..

53
3 .2 .3. Las teorías intermedias de la interpretación .................

3.3. Problemas del lenguaje: vaguedad, ambigüedad y carga emo-


tlVa ........................................................................................... ..

3.3.1. La vaguedad ............................................................... ..

3.3.2. La ambigüedad ........................................................... ..

3.3.3. La carga emotiva ........................................................ ..

3 .4. Tipos de interpretación jurídica ............................................... ..

3.4.1. Tipos de interpretación en función del intérprete ....... ..

3.4.2. Las técnicas interpretativas. Interpretación literal e in-


terpretación correctora ................................................ ..

CAPÍTULO HI. EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL


DERECHO, LA DETERMINACIÓN DE LA RESPUESTA Y LOS 89
DEFECTOS DEL SISTEMA ................................................................ ..

1. EL ÁMBITO FÁCTICO DEL ANÁLISIS: EL


‘UNIVERSO DE
91
PROPIEDADESY EL UNIVERSO DE CASOS .............................
..

2. EL ÁMBITO NORMATIVO DEL ANÁLISIS: EL UNIVERSO


DE
94
ACCIONES Y EL UNIVERSO DE SOLUCIONES ........................
..

3. LA SISTEMATIZACIÓN Y LA DETERMINACIÓN
DE LA RES-
97
PUESTA ............................................................................................ ..

4. LOS POSIBLES DEFECTOS DEL SISTEMAY SU


TRATAMIEN-
99
TO ...................................................................................................... ..

100
4.1. Consistencia y antinomías....................................................... ..

104
4.1.1. Criterios de resolución de antinomias ........................
..

107
4.2. Plenitud y lagunas ................................................................... ..

109
4.2.1. Otros tipos de laguna .................................................. ..

lll
4.2.2. La tesis de la plenitud del derecho ............................. ..
ÍNDICE ll

Pág.
4.3. Independencia y redundancias ..................................................
112
5. ALGUNOS EJEMPLOS MÁS SOFISTICADOS ............................
..
113
5.1. La restitución de la posesión de un inmueble a su titular .......... 113
5.2. La circulación hacia atrás de los vehículos de motor ................ 117
5.3. La prohibición de fumar en los centros de trabajo ..................
..
121
6. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA SUBSUNCIÓN 127

CAPÍTULO IV. LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA


PONDERACION ....................................................................................
..
129
l. EL CONTEXTO DEL NEOCONSTITUCIONALISMO 129 ...................

2. LA CARACTERIZACION DOCTRINAL DE LOS CONFLICTOS


CONSTITUCIONALES 134
...................................................................
..

3. REGLAS Y PRINCIPIOS (TESIS l) 139 ................................................


..

4. LA ESTRUCTURADE LOS CONFLICTOS CONSTITUCIONA-


LES (TESIS 2) 145
............................................................................
..

5. LA PONDERACION (TESIS 3) 152 .......................................................


..

5 .1. ¿En qué consiste la ponderación? 153 ............................................


..

5.2. ¿Cómo se lleva a cabo Ia ponderación? 155 ..................................


..

5.2.1. El modelo de Alexy 156 ....................................................


..

5 .2 .2. El modelo de Moreso y Mendonca 158 ............................


..

5.3. ¿Cómo se debe ponderar? 161 .......................................................


..

5.3.1. El principio de proporcionalidad ................................


..
161
5.3 .2. La teoría de Susan L. Hurley ......................................
..
171
A

RESUMEN .................................................................................................... 181 ..

SEGUNDA PARTE
.

UNA BREVE
A LA ARGUMENTACION
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN ...........................................................................................
137

CAPÍTULO V. CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA


ARGUMENTACION .............................................................................
..
189
l. ¿EN QUÉ CONSISTEARGUMENTAR?CONCEPTO Y ESTRUC-
TURADE LOS ARGUMENTOS 189 .....................................................

2. JUSTIFICACIÓN INTERNA Y JUSTIFICACIÓN EXTERNA


..

191 ...... ..

2.1. La justificacióninterna 192


............................................................
..
12
ÍNDICE

Pág.

2.2. La justificaciónexterna ........................................................... 194 ..

3. USOS DEL LENGUAJE................................................................... 195 ..

4. ORACIONES, PROPOSICIONES Y NORMAS 198


.............................
..

4.1. Las oraciones........................................................................... ..


198
4.2. Las proposiciones .................................................................... ..
199
4.3. Las normas ............................................ ..
200
................................

4.4. Normas y proposiciones normativas ....................................... ..


201

5. LAS DEFINICIONES ....................................................................... 203 ..

6. PROBLEMAS DEL LENGUAJE: VAGUEDAD,AIVIBIGÜEDAD


Y CARGA EMOTIVA....................................................................... 205 ..

CAPÍTULO VI. LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICA-


CIÓN INTERNA)................................................................................... ..
207

l. LÓGICA PROPOSICIONAL............................................................ ..
209

1.1. La sintaxis de la lógica proposicional .....................................


..
209

Símbolos..................................................................... 209
1.1.1. ..

212
Reglas de formación de fórmulas
1.1.2. ...............................
..

1.1.3. Uso de los paréntesis .................................................. 214 ..

1.2. La semántica de la lógica proposicional 216


.................................
..

1.2.1. Las tablas de verdad 217


., ...................
................................

1.2.2. Clases de enunciados según sus valores de verdad 221 .... ..

1.2.3. Equivalencias lógicas ................................................. 222 ..

1.3. El concepto de consecuencia lógica y las reglas de inferencia. 224


1.3.1. La noción de deducción o consecuencia lógica 224 ......... ..

1.3.2. Las reglas de inferencia ..............................................


225 ..

1.4. El cálculo deductivo ................................................................ 231 ..

LÓGICA DE PREDICADOS............................................................ 234


2. ..

2.1. La sintaxis de la lógica de predicados ....................................


..
235

2.1.1. Los símbolos de LP .................................................... 235 ..

2.1.2. Las reglas de formación de LP 236


...................................
..

2.2. La semántica de la lógica de predicados 237


.................................
..

3. LÓGICA Y NORMAS ...................................................................... 239 ..

3.1. El discurso prescriptivo y la falacia naturalista .........................


243
ÍNDICE 13

Pág.
CAPÍTULOvn. LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS ....................... 245
1. LAS FALACIAS FORMALES .........................................................
..
246
l .1. La falacia de negación del antecedente ...................................
..
247
1.2. La falacia de afirmación del consecuente ................................
..
248
1.3. El non sequitur ........................................................................
..
249
2. LAS FALACIAS MATERIALES .....................................................
..
250
2.1. El argumentum ad hominem ..................................................
..
250
2.2. El falso dilema .......................................................................
..
25 l
2.3. El argumentum ad ígnorantiam ............................................
..
252
2.4. El argumentum ad misericordiam. .........................................
..
254
2.5. El argumentum ad populum ..................................................
..
255
2.6. La falacia de la ambigüedad ..................................................
..
256
2.7. La falacia de la causa falsa (post hac, ergo propter hoc) ...... ..
257
2.8. Las falacias de composición y de división ............................
..
258
2.9. La definición persuasiva ........................................................
..
259
2.10. El enemigo de paja ................................................................
..
260
2.11. El argumento circular (petitio principii) ................................
..
261
2.12. La falacia de la pregunta compleja .......................................
..
261
2.13. La falacia de autoridad (ad verecundianz) .............................
..
262
2.14. El argumento de las consecuencias adversas ........................
..
263
2.15. La falacia del accidente o argumento especial ......................
..
263
2.16. El error de disponibilidad ......................................................
..
264
2.17. La incomprensión de la naturaleza de la estadística ...............
265
2.18. La pendiente resbaladiza (slippery slope) .............................
..
266

CAPÍTULO VIII. LA JUSTIFICACIÓN EXTERNA: ALGUNAS IN-


DICACIONES ........................................................................................
..
269
1. REGLAS CONCRETAS ................................................................... 270
LA ELABORACIÓN DE ENSAYOS BASADOS EN ARGUMEN-
..

2.
TOS .....................
.. 274
2.1. La exploración de la cuestión ..................................................
..
274
2.2. Los puntos principales del ensayo ...........................................
..
275
2.3. La redacción del ensayo ..........................................................
..
276

RESUMEN ....................................................................................................
..
279

GLOSARIO .................................................................................................. 28 1 ..

BIBLIOGRAFÍA .:
................................. .......................................................
..
289
INTRODUCCIÓN

En la formación de cualquierjurista, obviamente ocupan un lugar pre-


ferente todas aquellas materias relacionadas de un modo directo con el
conocimiento del ordenamiento jurídico positivo, como pueden ser el de-
recho civil, el derecho penal, el derecho administrativo, el derecho consti-
tucional, etc. Y de hecho es perfectamente razonable que así sea. Más allá
,

de los detalles concretos, el conocimiento de los conceptos, instituciones


y principios fundamentalesde cada sector del derecho es fundamental para
poder desenvolverse en cualquier actividad que podamos calificar como
«jurídica».
Pero por otro lado, todos coincidiríarnos en que el buen jurista no es
aquel que se limita estrictamente a acumular la mayor información posible
acerca de las normas jurídicas positivas vigentes (tarea que, por otro lado,
en el actual contexto tecnológico carece bastante de sentido), por lo que una
adecuada formación jurídica no debería limitarse tampoco a este aspecto.
El derecho es ante todo un instrumento para conseguir ciertos fines socia-
les y, en cuanto instrumento, su cometido es ser usado. Es aconsejable, en
consecuencia, prestar atención a algunos aspectos vinculados más bien a la
utilizacióndel derecho, y no sólo relacionados con su contenido.
Es por tanto en este contexto en el que cobra sentido acercarnos a al-
gunos aspectos relacionados con el derecho «en acción». En concreto, la
presente obra aborda de manera introductoria dos ámbitos estrechamente
relacionadosentre sí: la nzetodologíajurídica y la argumentación. Dicho de
manera muy esquemática, la metodologíajurídica comprendería todos aque-
llos aspectos relacionados con la determinación de la respuesta jurídica al
caso (es decir, a la determinación de qué es lo que establece el sistema jurí-
dico en relación con cierto supuesto o supuestos que estemos considerando),
16 INTRODUCCIÓN

mientras que la argumentación se vincularía con la justificaciónde las deci-


siones jurídicas. Resulta evidente la estrecha relación entre ambos ámbitos,
pues para que una determinada decisión (por ejemplo, una sentencia judicial
o un acto administrativo) pueda considerarse jurídicamente correcta o justi-
ficada, un aspecto fundamental será que aplique correctamente el derecho,
esto es, que previamente se haya determinado de manera correcta cuál es la
respuesta que el ordenamiento jurídico ofrece al caso.
El libro se estructura en dos partes, dedicadas a la metodología jurídica
y a la argumentación,respectivamente, y con una pretensión marcadamente
didáctica, por lo que puede ser usado como texto de apoyo para la docencia.
En este sentido, abunda el uso de ejemplos y no se recurre en exceso a las
referencias bibliográficasy a las lecturas complementarias.
La primera parte (Metodología jurídica) se centra fundamentalmente
en aspectos tales como la distinción entre casos fáciles y casos difíciles,la
interpretación del derecho, la sistematización del derecho y los conflictos
entre principios y la ponderación. Los objetivos básicos de esta parte serían
los siguientes:
-
Adquirir plena consciencia de las distintas fases y actividades que
comprende la tarea de aplicación del derecho, de sus principales caracterís-
ticas y de los problemas asociados a cada una de ellas, así como sus posibles
vías de solución.
—— Conocer las principales teorías de la interpretación jurídica y las di-
ferentes técnicas interpretativas.
—— Conocer y saber utilizar adecuadamente el modelo de análisis de
sistemas normativos desarrollado por C. E. ALCHOURRÓN y E. BULYGIN.
— Saber cuáles son las principales vías y mecanismos que tiene el ju-
rista o el aplicador del derecho para superar las deficiencias que puede pre-
sentar el sistema jurídico.
—— Tomar conciencia de la especificidad y de la importancia de los con-
flictos entre principios, así como conocer adecuadamente el mecanismo de
la ponderación.
La segunda parte (Una breve introducción a la argumentación) explica
las bases de la actividad argumentativa en general, aunque haciendoreferen-
cia a algunas de las especificidades de la argumentaciónen el ámbitojurídi-
co. Se insiste en la importancia de diferenciar y tener en cuenta los dos com-
ponentes o dimensiones básicas de la justificación: la justificacióninterna o
corrección lógica del razonamiento, y la justificación externa o corrección
o solidez de las premisas. En relación con la justificación interna, se lleva a
cabo una introducción muy elemental a la lógica formal, mientras que res-
pecto a la justificaciónexterna se mencionan ciertas pautas que pueden con-
tribuir a la mejora de la calidad de las premisas utilizadas.Asimismo, ocupa
INTRODUCCIÓN ¡7

un lugar relevante el estudio de las principales falacias argumentatívas. Los


objetivos de esta segunda parte serían los siguientes:

Adquirir unos conocimientos básicos de lógica deductiva para ser
capaces de analizarla corrección de los argumentos desde la perspectiva de
su justificación interna, y de construir argumentos correctos desde el punto
de vista lógico.
—— Conocer y saber reconocer los principales tipos de falacias argu-
mentativas, a fin de evitar su uso en la argumentacióny de detectarlas en los
razonamientos de otras personas.
Asimilar un conjunto de reglas y técnicas básicas para llevar a cabo
——

una argumentación satisfactoria desde la perspectiva de la justificación


externa.
—Tornar consciencia de las especificidades del ámbito jurídico en 1o
que respecta a la práctica argumentativa.
Barcelona, julio de 2010
PRIMERA PARTE
METODOLOGÍA JURÍDICA
INTRODUCCIÓN

El derecho es un instrumento mediante el cual se intentan alcanzar im-


portantes objetivos y funciones sociales, como por ejemplo la seguridad, la
paz social, la legitimación del poder, o la justicia. Entre tales funciones, es
habitual destacar el papel del sistema jurídico como un medio para la reso-
lución de conflictos. El conflicto es un fenómeno muy habitual en todas las
sociedades, en los que los distintos individuos y los colectivos en los que
éstos se integran cuentan con intereses, propósitos, creencias y objetivos
dispares y en no pocas ocasiones, incompatibles. Por esa razón, se hace ne-
cesario contar con mecanismos o instrumentos que nos sirvan para canalizar
dichos conflictos y tomar decisiones de la manera más adecuada posible o,
al menos, de modo que resulte aceptable y no ponga en serio peligro la esta-
bilidady la propia subsistencia de la sociedad.
Existen distintos métodos de resolución de conflictos, pero no todos ellos
resultan igual de (in)satisfactorios.Una manera de «resolver» un conflictoentre
dos o más partes consiste en que una de ellas (la que tenga la capacidad fáctica
de hacerlo) se imponga a las demás, incluso recurriendo a la violenciasi es ne-
cesario; un ejemplo extremo de ello sería la guerra. Otro método, normalmente
mucho más satisfactorio,consiste en la negociación: las partes en conflicto dis-
cuten sus puntos de vista, hacen sus propuestas e intentan llegar a un acuerdo
que sea bueno para todos o, al menos, que resulte aceptable. Desgraciadamente,
no siempre es posible esta solución: las partes pueden no estar en disposición de
dialogar, o no querer dedicar todo el tiempo y el esfuerzo que exige una nego-
ciación, o sus pretensiones pueden estar tan alejadas que no encuentren ningún
punto de acuerdo que todos estén dispuestos a asumir, o simplemente puede
ocurrir que exista un desequilibrio tan grande entre el poder de cada una de las
partes que la más poderosa esté tentada a utilizarotros recursos.
22 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Como sabemos, una mecanismo muy importante de resolución de con-


flictos consiste precisamente en acudir al derecho: éste contiene una serie
de normas que establecen qué debe hacerse ante un determinado supues-
to, y una serie de instituciones (básicamente, jueces y funcionarios públi-
cos) encargadas de determinar cuál es la solución que establece el derecho
para el caso en cuestión, y aplicarla, con el apoyo de la coacción pública
institucionalizada.
Cuando un conflicto se decide en alguna instancia administrativa o
judicial, la tarea básica del juez o funcionario será la de aplicar la respues-
ta que el derecho establezca para el caso; eso es lo que todos conocernos
como «aplicar el derecho» o «decidir conforme a derecho». A pesar de
que en sentido estricto sólo pueden aplicar el derecho ciertas autoridades,
resulta evidente que sólo es posible aplicar el derecho o decidir conforme
a derecho si previamente se ha podido determinar cuál es la respuesta
que el derecho establece para ese caso, y esta tarea no está limitada a
ciertas autoridades públicas, sino que cualquier persona (cualquierjurista,
en sentido amplio) puede llevarla a cabo, o cuanto menos intentarlo. Y es
fundamentalmente en este punto donde cobra sentido hablar de una meto-
dologíajurídica.
La metodología es el estudio del método, y «método» puede definirse
como el esquema o procedimiento seguido para realizar cierta actividad o
conseguir determinados fines u objetivos. Cuando hablamos de la metodolo-
gía jurídica, fundamentalmente nos estamos refiriendo al estudio y análisis
del procedimiento para determinar cuál es la respuesta jurídica para el caso
que estamos examinando, aunque, como veremos, incluye también muchos
otros aspectos.
Muchos pueden preguntarse por el sentido o la utilidad de abordar un
ámbito como el de la metodología jurídica, teniendo en cuenta que cual-
quier jurista mínimamente competente es capaz por lo general de resolver
satisfactoriamentela tarea de detenninar cuál es la respuesta jurídicamente
correcta para el caso o, dicho de otro modo, qué establece el derecho para un
determinado supuesto. Aunque es innegable que eso es así, aquí podríamos
establecer un paralelismo con la arquitectura. Durante la mayor parte de
la historia de la humanidad (y aún es muy habitual en muchos lugares del
mundo), Ia mayoría de viviendas y edificaciones,salvo las más complejas,
se han construido sin la ayuda de arquitectos especializados, e incluso por
las mismas personas que después hacen uso de ellas. La inmensa mayoría
de tales edificaciones se sostienen en pie y cumplen más o menos adecua-
damente sus funciones. No obstante, sólo un arquitecto es capaz, gracias a
su formación y a sus conocimientos, de identificar y diferenciar adecuada
y cuidadosamente cada una de las etapas del proceso de diseño y ejecución
INFRODUCCIÓN 23

de la obra, cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta en cada una
de esas fases, qué problemas pueden surgir en cada una, y cuál es el mejor
modo de resolverlos. Además, su intervención resulta indispensable en los
proyectos más complejos y, en cualquier caso, el resultado final será mejor
si contamos con la participación de un arquitecto.
La idea fundamental de la metodología jurídica es muy similar. Tra-
taremos de ver qué distintas fases comprende la tarea del jurista en la
determinación de la respuesta del caso, qué diferentes actividades se desa-
rrollan, cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta en cada una
de ellas, qué problemas pueden surgir y cuáles pueden ser los mecanismos
más adecuados para afrontarlos. Para este cometido, echaremos funda-
mentalmente mano de conceptos, teorías e instrumentos de análisis que
provienen de la teoría general del derecho, especialmente la de orientación
analítica, con lo que no serán ajenas cuestiones relacionadas con otros
ámbitos como la filosofía del lenguaje o la lógica. Estos instrumentos teó-
ricos nos servirán para una mejor comprensión de cuál es lamás actividad del
jurista, y para intentar contribuir a hacer de ésta una tarea ordenada
y precisa.
A primera vista, la tarea del jurista de determinar o «descubrir» la res-
puesta jurídica a un caso no parece excesivamente compleja, misteriosa o
problemática, sino más bien una actividad sencilla y casi mecánica, resul-
tado de una combinación entre el conocimiento del sistema jurídico y la
práctica adquirida en la resolución de casos. Sin embargo, si nos detenemos
brevemente, veremos en seguida que hay muchas facetas distintas en esta
actividad, y que cada una de ellas reclama la atención en diferentes aspec-
tos, y puede plantear sus propias dificultades específicas. Así, es posible
diferenciar, como mínimo, entre las siguientes actividades,todas ellas estre-
chamente interrelacionadas:
— La determinación de los hechos del caso.
— La selección del material jurídico relevante para el caso.
—— La interpretación de ese material jurídico relevante.
— La sistematizacióndel derecho (cómo el sistema jurídico correlacio-
na los distintos casos o supuestos de hecho con una respuesta jurídica).
—- La calificaciónjurídica de los hechos del caso.
— La determinación de la respuesta al caso.
- La solución de los posibles problemas o deficiencias del sistema.
A lo largo de los capítulos siguientes nos adentraremos en estos distintos
ámbitos, si bien dedicaremos mayor atención a los aspectos normativos que
a los fácticos (es decir, más a los aspectos relacionados con las normas que
a los relacionados con los hechos, sin que ello quiera decir que los aspectos
fácticos carezcan de importancia).
24 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Más en concreto, mientras que el capítulo I tendrá un carácter más ge-


neral e introductorio, mostrando una visión genérica de la aplicación del
derecho (o, en términos más amplios, de la determinación de la respuesta ju-
rídica al caso) y de sus principales dificultades, en los dos capítulos siguien-
tes (II y IH) entraremos más en detalle en los distintos aspectos y tareas que
formarían propiamente parte de una metodología jurídica. Por último, en el
capítulo IV, centraremos la atención en un ámbito que por su relevancia y
dificultad merece un tratamiento más específico y detallado: los conflictos
entre principios jurídicos y 1a ponderación.
Por último, aunque no menos importante, ser consciente de la separabili-
dad de cada una de las distintas tareas del jurista o juez a la hora de «aplicar
el derecho», y tener en cuenta una metodología adecuada para identificar
cada una de las distintas dificultades o problemas que puede presentarse en
cada una de ellas, puede contribuir a disminuir el riesgo de caer en el llama-
do «error judicial» ‘.

' Para
un tratamiento en profundidad del error judicial. que incluye una detallada
clasifica-
ción y explicación de los diversos tipos de error, puede verse MALEM SEÑA, 2008.
CAPÍTULO I
LA APLIpACIÓNCASOS
DEL DERECHO.
CASOS EAcILEs, DIFICILES
Y JUSTIFICACIÓN DE LA RESPUESTA

1. INTRODUCCIÓN
A fin de que el derecho pueda llevar a cabo las funciones y fines que se
propone, parece claro que una condición necesaria es que sus normas sean
cumplidas. De poco sirve dictar normas si después éstas carecen de eficacia,
y sus destinatarios no las tienen en cuenta para guiar su conducta. A su vez,
una condición importante para que el derecho sea eficaz es la posibilidadde
determinación de su contenido; es decir, de saber qué es lo que jurídicamen-
te se requiere en cada caso. Si no es posible saber qué establece el derecho,
cuál es la respuesta jurídica correcta para la situación que nos ocupa, no es
posible hablar de «cumplimiento» u «obediencia» del derecho, ni tampoco
dirigir nuestra conducta conforme a éste.
La idea de derecho está también estrechamente relacionada
aplicar el
con este aspecto. Usualmente reservamos la etiqueta «Aplicación del dere-
cho» a ciertos actos que llevan a cabo ciertas autoridades públicas (jueces y
funcionarios,principalmente),en los que éstas toman decisiones basadas en
normas jurídicas (y que normalmente cuentan además con el respaldo de la
coacción pública institucionalizada propia del Estado) '. Con todo, tanto en

h‘ No" solemos decir, por ejemplo, que nosotros, como individuos, aplicamos el Código de
la Circulación cuando circulamos respetando los limites de velocidad en la carretera, o que apli-
26 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

los actos de aplicación de las autoridades como en el simple seguimiento de


las normas como individuos, es necesario poder determinar el contenido del
derecho; aquello que jurídicamente corresponde hacer. Una decisión de una
autoridad tan sólo estará justificada si es «conforme a derecho», esto es, si
coincide con lo que el derecho establece, o al menos no resulta incompatible
con éste o contraria al sistema jurídico.

La justificación de las decisiones de las autoridades públicas es un as-


pecto de gran importancia, hasta el punto de que en un gran número de ellas
no basta simplemente con que, efectivamente, la decisión sea correcta (con-
forme a derecho), sino que además se exige que haya por parte del órgano
una actividad de argumentación mediante la que se justifique la corrección
de la decisión tomada. El caso más claro es el de las sentencias judiciales.
De acuerdo con un deber constitucional (art. 120.3 CEZ), los jueces y tribu-
nales deben fundamentar sus sentencias, de modo que sería inconstitucional
que una decisión se limitara, por ejemplo, a establecer «condeno al acusado
a la pena de prisión de cinco años», incluso cuando,efectivamente, ésta fue-
se la decisión correcta de acuerdo al contenido del derecho y a los hechos
del caso. En otro tipo de decisiones (por ejemplo, en las providencias),no se
exige esta actividad de motivación o argumentación, pero ello no significa
que no deban estar justificadas.
Es decir, para cualquier decisión, independientemente de que exista o
no una obligación de motivación,deberá ser posible construir un argumento
que muestre que se ajusta a lo que establece el derecho para ese caso o, al
menos, que está permitida o no resulta contraria al sistema jurídico.
Teniendo esto en cuenta, es fácil ver la importancia que tiene el poder
ser capaces de determinar lo que el derecho establece en cada caso.

2. CASOS GENÉRICOS YACASOS INDIVIDUALES


Hasta el momento, hemos utilizado repetidamente la expresión «caso»
para referirnos, por ejemplo, a «las normas que regulan el caso», o a «la
respuesta jurídica al caso». Por desgracia, la palabra «caso» es ambigua, y
debemos tener siempre muy presente en cuál de sus distintos sentidos esta-
mos usando la palabra. Esto es especialmente relevante, dado que esta ambi-
güedad no se elimina ni siquiera cuando hablamos del «caso concreto».

camas el Código Civil cuando cumplimos nuestras obligaciones contractuales. En lugar de ello,
decimos que seguimos o cumplimos estas normas.
3 Art. 120.3 CE: «Las sentencias serán
siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia
pública».
LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES,CASOS... 27
,

En concreto, podemos diferenciar entre los casos genéricos los ca-


y
sos individuales. A veces, al hablar de un «caso» nos referimos a unos
acontecimientos con una existencia empírica concreta, es decir, a unos he-
chos ocurridos en un lugar y momento determinados. Cuando utilizamos
«caso» en este sentido, hablamos de un caso individual. Normalmente éste
es el sentido habitual cuando nos referimos a que «los jueces resuelven los
casos que se les plantean». En muchas otras ocasiones, sin
embargo, no
nos referimos específicamente a ciertos hechos empíricos
concretos, sino
más bien a cierto conjunto o clase de situaciones que comparten ciertas ca-
racterísticas o propiedades. Por ejemplo", cuando afirmamos que el art. 138
del Código Penal regula el caso del homicidio (el caso en que alguien mata
a otro), o cuando decimos que el art. 34 de la Ley Hipotecaria
regula el
caso del tercer adquirente de buena fe (el caso en que un tercero de buena
fe adquiere un inmueble a título oneroso de quien aparece en el registro
como su titular, e inscribe después su derecho). Éstos son llamados casos
genéricos, porque en lugar de referirse a un acontecimiento específico (por
ejemplo, a la muerte de A por parte de B en cierto momento y lugar), se re-
fieren a un conjunto o clase de casos, definido por ciertas propiedades: por
ejemplo, el caso «homicidio» engloba a todas las situaciones, presentes,
pasadas y futuras, caracterizadaspor el hecho de que alguien mata a otro.
Los «casos» recogidos en las normas jurídicas son casos genéricos. Por su
parte, los casos individuales son ejemplos o manifestaciones concretas de
los casos genéricos.
Quizá la distinción resulte más clara en palabras de Carlos ALcHoURRóN
y Eugenio BULYGINZ

<<[...] el término caso es ambiguo, tanto en el lenguaje jurídico, como en el


lenguaje común. Así, por ejemplo, se habla del caso de homicidio político y
del caso del asesinato de Gandhi,del caso de divorcio y del caso de divorcio
de Brigitte Bardot... Obviamente, la palabra “caso” no significa lo mismo en
todas estas frases. El asesinato de Gandhi es un acontecimiento real, que ha
ocurrido en un lugar y en un momento determinado. La expresión “el caso
de homicidio político” no alude a ningún acontecimiento concreto; es una
mera descripción de ciertas propiedades que determinados acontecimientos
pueden tener. La propiedad de ser un homicidio político puede ejemplificarse
en un número indeterminado de situaciones reales u ocasiones... A fin de eli-
minar la ambigüedad, introduciremos las expresiones caso individual y caso
genérico»?

3 ALCHOURRÓN y Bum/om, 1975: 56.


23 DAVID MARTÍNEZ ZDRRILLA

3. EL SILOGISMO JURÍDICO

Si reflexionamos acerca de cómo debe ser un argumento o razonamiento


que justifique una decisión jurídica (esto es, que muestre que esa decisión es
jurídicamente correcta, o conforme a derecho) veremos que, como mínimo,
ésta deberá contar con los siguientes elementos: l) por un lado, con una
afirmación relativa a cuáles son los hechos del caso (individual); y 2) por
otro lado, con otra afirmaciónrelativa a lo que el derecho establece para ese
tipo de casos (genéricos). Además, entre ambas afirmacionesdeberá existir
una relación tal que permita deducir o extraer como consecuencia lógica la
solución del caso individual.
Este esquema tan simple es lo que se conoce habitualmente bajo el título
de «silogismojurídico» o «silogismojudicial». El silogismojurídico consta
de la llamada premisa normativa, relativa al contenido del derecho, y de la
llamada premisa fáctica, relativa a los hechos del caso que ha de decidir-
se. De ambas premisas puede obtenerse la conclusión o respuesta jurídica
del caso, mediante un razonamiento lógico-deductivo (de ahi’ el nombre de
«silogismo»,que significa «razonamiento deductivo»). Un ejemplo sería el
siguiente:
1) Si alguien mata a otra persona, debe ser condenado a la pena de
quince años de prisión (premisa normativa)
2) X ha matado a Y (premisa fáctica)
3) Por lo tanto, X debe ser condenado a la pena de quince años de pri-
sión (conclusión; respuesta jurídica al caso individual)‘.
De acuerdo con una corriente de pensamiento conocida como formalis-
m0 jurídico, de gran importancia sobre todo durante el siglo XIX, la totalidad
(o al menos la gran mayoría) de decisiones jurídicas consistirían en una
aplicación mecánica del silogismojurídico, de modo que el juez (o el apli-
cador del derecho en general) actuaría casi como un autómata,limitándose,
en palabras de MON’1'ESQUIEU, a ser «la boca de la ley» extrayendo de manera
,

casi automática e inmediata la consecuencia jurídica para el caso.


No obstante, esta visión «optimista» de la tarea de aplicación del dere-
cho tiene muchas dificultades. Una de ellas, bastante evidente, es que nor-
malmente los problemas a los que debe darse respuesta jurídica no son tan


Un autor clásico como Cesare DI BECCARIA, en su conocida obra De los delitos y las Penas
(1768).explicaba la tarea de aplicaciónjudicial del derecho en el ámbito penal en los siguientes
términos: «En todo delito debe hacerse por el juez un silogismoperfecto. Pondráse como mayor
la ley general, por menor la acción conforme o no con la ley, de que se inferirá por consecuencia
la libertad o la pena», BECCARlA, 1768: 31.
LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES,CASOS... 29

simples como para poder resolverlos mediante este esquema tan sencillo
de una única premisa normativa y una única premisa fáctica, de modo que,
aun considerando válido este modelo de razonamiento, normalmente será
necesaria una sucesión o encadenarnientode silogismos para llegar hasta la
decisión final.

Supongamos, por ejemplo, que se intenta justificar la imposición de una


determinada pena al acusado por el delito de asesinato. Un asesinato, desde
el punto de vista legal, no es un simple homicidio (matar a otro), sino un
homicidio cualificado por determinadas circunstancias, como por ejemplo la
alevosía (art. 22.1 CP: «Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera
de los delitos contra las personas empleando en la ejecución medios, modos
o formas que tiendan directa o indirectamente a asegurarla, sin el riesgo que
para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido»). El
razonamientojustificatorio contendría, al menos, los elementos siguientes:
— Si el agresor utiliza métodos o medios que intentan asegurar la comi-
sión del delito y evitar los riesgos de la posible defensa de la víctima, actúa
con alevosía.
— Si el agresor ataca a su víctima mientras ésta duerme, intenta asegu-
rarse la comisión del delito al tiempo que evitar los riesgos de la defensa del
agredido.
-— Si el agresor ataca a su víctima mientras ésta duerme, actúa pues con
alevosía.
— El acusado mató a su víctima mientras ésta dormía.
— El acusado mató a su víctima con alevosía.
— Si alguien mata a otro con alevosía, comete un asesinato.
-— El acusado cometió un asesinato.
— Si alguien comete un asesinato, debe ser condenado a la pena de
veinte años de prisión.
— El acusado debe ser condenado a la pena de veinte años de prisión.

Sin embargo, ésta no es la principal dificultad. Un problema de mayor


calado es que, para la corrección o justificaciónde cualquier argumento o ra-
zonarniento (incluyendo por supuesto a los jurídicos),no basta simplemente
con que la conclusión se derive o deduzca lógicamente de un conjunto de
premisas. La justificación tiene dos distintos aspectos o dimensiones, a los
que es habitual referirse como justificación interna y justificación externa
del argumento5.
La justificacióninterna hace referencia a la corrección lógico-deductiva
del razonamiento; esto es, a que la conclusión se deduzca lógicamente (sea

Sobre estos dos aspectos o dimensiones de la justificaciónde las decisiones jurídicas, así
5

comosobre la necesidad de satisfacer ambos, véase por ejemplo WRÓBLEWSKI, 197 l: 409419; o
WRÓBLEWSKI, 1974: 33-46.
30 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

consecuencia lógica) de las premisas. Dicho en otros


la
términos, argumento
el
concluslón existe una
está justificado internamente si entre las prerrusas y
conexión lógica correcta.
Por su lado, la justificación externa se refiere a que las premisas del
argumento sean correctas, verdaderas o sólidas; esto es, el razonamien-
to ha de estar basado en las premisas adecuadas, y hemos de contar con
buenas razones que justifiquen la selección de nuestras premisas en el
razonamiento.
Un argumento precisa de los dos elementos (iustificación interna y ex-
terna) para ser un argumento correcto o justificado (en otras palabras, para
ser un buen argumento)°. Se trata, con todo, de dos aspectos totalmente
independientes: un argumento puede ser correcto desde el punto de vista de
su justificación interna pero no desde la externa, o viceversa (e igualmente,
puede no estar justificado desde ninguna de las dos perspectivas, o estarlo
desde ambas).

Por ejemplo, supongamos el razonamiento siguiente:


l) Si alguien mata a otro, debe ser castigado con la pena de muerte
(premisa normativa)
2) El acusado ha matado a otro (premisa fáctica)
3) Por tanto, el acusado debe ser castigado con la pena de muerte (con-
clusión)
Este argumento no sería correcto, porque a pesar de que la conclusión se
deriva lógicamente de las premisas (justificación interna), éstas (al menos,
la premisa uonnativa) no están justificadas desde el punto de vista externo,
puesto que el derecho penal español no contempla la pena de muerte.
De modo similar, un argumento puede contar con premisas correctas,
externamentejustificadas pero ser erróneo por razones lógicas (la conclusión
,

no se deriva de las premisas):

1) Si alguien mata a otro, debe ser castigado con la pena de prisión de


10 a 15 años (premisa normativa)
2) El acusado ha matado a otro (premisa fáctica)
3) Por tanto, el acusado debe ser castigado con la pena de muerte (con-
clusión)
En este razonamiento,incluso considerando que la premisa normativa es
adecuada y también (por hipótesis) lo es la premisa fáctica, resulta evidente
que de ellas no se puede derivar la conclusión. Por ende, el argumento no está
internamente justificado.

° El Tribunal Constitucional ha reiterado


que la incorrección lógica de una sentencia (con-
tradicciones manifiestas) no sólo supone una vulneración del deber de motivación del art. 120.3
CE, sino también una violacióndel derecho fundamental de tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE).
A modo de ejemplo, véanse STC 16/1993, de 18 de enero, y STC 54/2000, de 28 de febrero.
LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES,CASOS...

4. CASOS FÁCILESY CASOS DIFÍCILES

Con todo, se plantea aquí un problema importante: mientras que la justi-


ficación interna depende de criterios claros (las reglas de la lógica), que nos
permiten determinar con seguridad si un razonamiento está o no justificado
desde esta perspectiva, ¿de qué depende exactamente la justificación exter-
na? O dicho de otro modo, ¿cuándo podemos afirmar que un razonamiento
está externamente justificado‘?
Se trata de algo complejo porque, a diferenciadel aspecto lógico, la so-
lidez de las premisas parece ser una cuestión gradual: una afirmación estará
más justificada o será más sólida cuantas más y mejores razones tenga en su
apoyo. Así, por ejemplo, una afirmación en el ámbito de las ciencias natu-
rales puede considerarse correcta y justificada si responde o se ajusta a una
teoría científica consolidada y ampliamente aceptada. Pero podría ocurrir
que alguien mostrara, con argumentos convincentes, que esa teoría amplia-
mente aceptada tiene problemas y resulta más adecuado sustituirla por otra
teoría alternativa, que explica mejor cierto tipo de fenómenos. Si ese fuera
»

el caso, la afirmaciónoriginal (apoyada por la teoría «estándar») ya no pare-


cería tan justificada externamente o, puesto en otros términos, contaríamos
con distintos grados de justificación.De modo similar’, en el ámbitojurídico
parece que la justificaciónexterna de las premisas fácticas opera del mismo
modo: una afirmación sobre ciertos hechos estará en principio más justifica-
da en la medida en que resulte apoyada por más y mejores pruebas.
Por su parte, la justificación externa de las premisas normativas parece
en principio vinculada al hecho de que describan adecuadamente el conteni-
do del derecho: si coinciden con lo que el derecho realmente establece para
ese caso, será una premisa correcta (justificada),y no lo será en caso contra-
rio. Puede parecer a primera vista que se trata de una cuestión muy simple,
ya que fundamentalmente basta con conocer la ley para saber cuáles son las
normas que se aplican a cada caso, y que es una tarea que cualquier jurista
medianamente competente puede realizar sin excesivos problemas. Pero, si
bien de hecho en muchos casos es así, y la justificaciónexterna de las premi-
sas normativas no suele resultar problemática, por desgracia no siempre el
conocimiento de las normas jurídicas, por amplio que sea, es suficiente para
superar este paso. Puede ocurrir, por ejemplo, que el texto de la ley resulte
muy oscuro y plantee problemas de interpretación, o el sistema jurídico pue-
de presentar algunos defectos (lagunas, contradicciones entre normas, etc.)
que dificulten en gran medida la selección de la/s premisa/s normativa/s.En
estos casos, resultará fundamental poder argumentar y justificar por qué se
hace uso de esas premisas en lugar de otras alternativas, y su justificación
externa dependerá de la solidez de las razones que las apoyen.
32 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

En síntesis, la justificación de un razonamiento jurídico depende, pues,


por una parte, de que la conclusión se obtenga correctamente a partir
de las
premisas normativas y fácticas utilizadas (justificación interna) y, además,
de que dichas premisas normativas y fácticas estén externamente justifica-
das. A su vez, una premisa nonnativa está externamente justificada si se
ajusta al derecho aplicable7, mientras que una premisa fáctica estará exter-
namente justificada si describe un hecho adecuadamente probado‘.

Posiblemente muchos juristas se sientan inclinados a sostener una con-


cepción más robusta de la justificaciónexterna de las premisas fácticas, que
exija la verdad de éstas (la premisa está externamente justificada si y sólo
si es verdadera). La exigencia de verdad en las premisas fácticas parece un
requisito tan natural o incluso obvio que ha llevado a eminentes juristas como
el procesalista italiano Michele TARUFFO a afirmar que una sentencia judicial
que se base en premisas con hechos falsos o erróneos no puede ser nunca
justa9. Ahora bien, la suerte de una afirmación como esa depende del sen-
tido en que se use el adjetivo «justo». Si se usa en un sentido sustantivo o
material (una decisión es justa si y sólo si se adecua a las exigencias de una
teoría moral de la Justicia), no habría demasiados problemas en sostener esta
afirmación (aunque algunos podrían ponerla en duda), pero si por «justa» se
entiende «ajustada a derecho», entonces no hay más remedio que rechazarla,
pues en ocasiones puede haber premisas fácticas justificadas externamente
que no satisfacen el requisito de la verdad.
En efecto, esta concepción es demasiado exigente y no parece adecuada
para dar cuenta del fenómeno jurídico.Aunque es cierto que por regla general
la búsqueda de la verdad ocupa un lugar muy importante en el ámbito jurí-
dico (como 1o muestra, por ejemplo, la existencia de períodos de prueba en
los procesos judiciales, la preponderancia del criterio de la libre valoración
de la prueba frente al sistema de prueba legal, o la existencia del recurso ex-
traordinario de revisión en el ámbito penal), tampoco se trata de un criterio
absoluto. Si lo fuera, no habría más remedio que calificar como injustificadas
decisiones como por ejemplo las siguientes: a) cuando en el proceso civil
existe acuerdo entre las partes sobre alguna cuestión fáctica (hechos no con-
trovertidos), aun cuando la afirmación sea falsa e incluso el juez conozca
su falsedad; b) cuando hace uso de una presunción iuris et de iure, aun
se
conociendo que en realidad los hechos fueron otros; c) cuando una prueba
que mostraba más allá de toda duda razonable la ocurrencia de determina-
dos hechos, es declarada nula por vulnerar algún derecho fundamental, y el
resto de elementos probatorios es insuficiente para constatar ese hecho. Si la

7 Las razones por las que se habla aquí de «derecho aplicable» (normas jurídicasaplicables),
en lugar de «derecho válido» (nonnas que pertenecen al sistema jurídico) se explicarán más ade-
lante, en la sección 2.1 del capítulo II.
‘ Sobre la
prueba de los hechos, véase, por ejemplo, FERRER, 2007.
9 Véase TARUFFO, 2002: 64.
LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES,CASOS 33

justificacióndependiera de la verdad, en estos casos las premisas fácticas uti-


lizadas,pese a cumplir con los requisitos jurídicamente establecidos, estarian
injustificadas, invalidando todo el argumento. Sin embargo, parece que la
situación es la opuesta: no sólo en los supuestos señalados está jurídicamente
justificado usar como premisas fácticas afirmaciones que no se corresponden
con los hechos, sino que en el caso de utilizarpremisas fácticas verdaderas la
decisión estaría jurídicamente injustificada por contravenir el ordenamiento.
Además, y como punto más importante, hay que señalar que si la verdad de
las premisas es jurídicamente relevante, es precisamente porque las normas
jurídicas así lo establecen.
En síntesis, puede afirmarse que el modelo está orientado a la búsqueda
de la verdad, pero a diferencia de lo que ocurre en el ámbito científico, en
el que la verdad es un criterio absoluto de corrección, en el derecho existen
ciertas constricciones (protección de derechos fundamentales o intereses ju-
rídicos relevantes, limitación de la duración de los procesos administrativos
y judiciales para cumplir adecuadamente su función de resolución de conflic-
tos, etc.), que hacen que la verdad pueda ceder frente a otras consideraciones
cuando así lo establezca el propio sistema jurídico.

Es bastante fácil darse cuenta de que no todos los problemas jurídicos


plantean el mismo nivel de dificultad a la hora de justificarjurídicamente
una respuesta. Es en este punto en el que cobra relevancia una distinción ha-
bitual en la teoría jurídica, y que distingue entre los llamados «casos fáciles»
o «casos claros» (clear cases) y los «casos difíciles» (hard cases).

Los casos fáciles o casos claros serían aquellos en los que la justifica-
ción de la respuesta jurídica no plantea dificultades en la medida en que las
premisas normativas y fácticas son claramente identificables: en relación
con las premisas normativas, existe un amplio consenso entre los juristas
acerca de cuál o cuáles son las normas aplicables, así como en relación a
su interpretación, mientras que en relación a las premisas fácticas, resultan
claros cuáles son los hechos del caso (hechos probados), así como su califi-
cación jurídica. En los casos claros es posible extraer con relativa facilidad,
casi de manera mecánica, la respuesta jurídica al caso planteado, utilívando
\-.I.¿.A1¿un¡

argumentos como el del silogismojurídico. La idea central es que todas las


premisas están claras y, gracias al razonamiento deductivo, existe una única
(y determinada) respuesta correcta al caso.
En contraste, los casos difícilesson aquellos en los que, debido a ciertos
problemas que afectan a la/s premisa/s normativa/s y/o fáctica/s, surgen di-
ficultades en relación con la justificaciónexterna que hacen imposible apli-
car mecánicamente mecanismos como el silogismojurídico y que ponen en
cuestión que exista una única respuesta correcta y determinada para el caso.
Si, por ejemplo, existen discrepancias acerca de la interpretación de cierto
precepto de una ley (siempre que éstas den lugar a respuestas divergentes a
34 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

un mismo caso), tendremos (al menos) dos premisas norrnatíVa-S


POSÍbÏCSs
10
ninguna de ellas claramente «evidente», por que Surglra “n
pr°blerïla
de
justificación externa y la necesidad de aportar razones a favor de inter-la
pretación escogida. Además, esta dificultad hará imposible convertir la res-
puesta al caso en una tarea automática,directa o mecánica de aplicación del
silogismojurídico.
El filósofo del derecho escocés Neil MACCORMICK (1941-2009) realizó
una clasificación de cuatro distintos tipos o categorías de casos difíciles”,
en función de la premisa a la que afectan (normativa o fáctica), y el tipo
de dificultad de que se trate. Así, en relación con las premisas normativas,
podemos encontrarnos frente a problemas de relevancia o problemas de in-
terpretacíón en sentido estricto, mientras que en relación con las premisas
fácticas, pueden surgir problemas de prueba, o problemas de calificación
jurídica.

4.1. Problemasvinculados a las premisas normativas


4.1.1. Los problemas de relevancia o de determinación
de la norma aplicable

posible problema con el que podemos topamos consiste en que no


Un
podamos determinar (al menos, con plenas garantías) cuál es la norma o
nonnas aplicables al caso, no por desconocimiento del derecho, sino por
ciertos problemas imputables al propio sistema jurídico. Por ejemplo, puede
ocurrir que el sistema presente una antinomia o contradicción normativa
(que varios preceptos regulen de manera distinta e incompatiblela misma si-
tuación, de modo que, pongamos por caso, un determinado comportamiento
resulte simultáneamente permitido y prohibido por el derecho), o podemos
encontrarnos con que existe una laguna normativa y el ordenamiento no nos
ofrece (al menos, de manera directa y clara) una respuesta para el caso. En
situaciones como éstas, tenemos un problema para determinar cuáles son las
normas relevantes o aplicables al caso; en otras palabras, para saber cuál es
la premisa normativa. En nuestro sistema, como en muchos otros, los jueces
tienen el deberjurídico de resolver los casos que se les plantean (prohibición
del non liquet), de manera que de algún modo deberán superar estas dificul-
tades y suplir estas carencias, aportando las premisas normativas correspon-
dientes. Pero como el ordenamiento no ofrece una única y clara respuesta, la
justificaciónde las premisas normativas escogidas dependerá de la solidez
de las razones que respaldan la selección de dichas premisas. Para afrontar

'° Sobre esta cuestión, véase MACCORMICK, 1978.


LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES,CASOS... 35

este tipo de problemas existen algunas estrategias de larga tradición, como


los criterios para la resolución de antinomias (lex posterior, lex superior...),
o el uso de argumentos como la analogía o el argumento a sensu contrario
(para resolver lagunas),pero, como veremos, cuentan con importantes limi-
taciones y plantean importantes cuestiones.

4.1.2. Los problemas de interpretación en serttido estricto


También puede ocurrir que, a pesar de que, prima facie, sea posible
identificar qué precepto o preceptos jurídicos son los relevantes para el caso
en cuestión, surjan dudas o pueda discutirse acerca de cuál es la interpreta-
ción adecuada de dicho precepto o preceptos (entre varias alternativas ra-
zonables y que dan lugar a consecuencias jurídicas diversas). Ello puede
deberse a la propia redacción de los preceptos (problemas de ambigüedad,
vaguedad o indeterminación de los conceptos utilizados...),a su encaje con
otros preceptos o ámbitos de la regulación, a un cambio de las circunstancias
o el contexto respecto del que existía en el momento de su aprobación, etc.
En cualquier caso, el aspecto interpretativo es de gran importancia, ya que
interpretaciones divergentes pueden dar lugar a respuestas completamente
distintas a la cuestión que ha de resolverse. En estos casos, de nuevo, es pri-
mordial la solidez de las razones que apoyan la premisa normativa elegida.

Como veremos más adelante, la interpretación de los textos normativos


es un aspecto de suma importancia, del cual depende incluso la identidad del
sistema y la respuesta a los distintos casos (es decir, qué normas forman parte
del sistema, y cómo éstas resuelven cada una de las distintas situaciones)._
Dicho en témiinos muy simples, podemos encontramos con que la respuesta
jurídica ofrecida a un mismo caso resulte completamente distinta en función
de la interpretación realizada.
Como ejemplo, podemos hacer referencia al tema de la interrupción de la
prescripción de la responsabilidadpenal (delitos y faltas). Si, desde la corni-
sión del ilícito penal, trascurre el plazo legalmente establecido (actualmente,
fijado en el art. 131 CP), se extingue la responsabilidadpenal y por tanto el
infractorno podrá ser castigado penalmente por esos hechos. No obstante, de-
terminados actos o hechos hacen que el plazo de prescripción se interrumpa,
volviendo a empezar de cero. La interrupción de la prescripción se regula en
el art. 132.2 CP, que establece literalmente: «La prescripción se interrumpirá,
quedando sin efecto el tiempo transcurrido, cuando el procedimiento se dirija
contra el culpable, comenzando a correr de nuevo el término de la prescrip-
ción desde que se paralice el procedimiento o se termine sin condena». Como
puede verse, este precepto se refiere, de un modo muy vago e indeterminado,
a que «el procedimiento se dirija contra el culpable», sin indicar qué tipo de
acto o resolución puede considerarse, a estos efectos, como una dirección del
36 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

procedimiento contra esa persona. Ello ha dado pie a distintas interpretacio-


suficiente
nes: según la jurisprudencia mayoritaria del Tribunal Supremo, es
con la presentación de una denuncia o querella contra el presunto culpable
(eso supondría ya que «el procedimiento dirija
se contra el culpable»), mien-
tras que otras interpretaciones, como la asumida por el Tribunal Constitu-
cional, entienden que para que procedimiento
el se dirija contra alguien, es

necesario que exista algún tipo de decisión o resolución por parte del órgano
judicial que ponga en marcha el proceso penal (la admisión a trámite de una
querella, o la apertura de diligenciasprevias, por ejemplo). Estas diferencias
pueden dar lugar a importantes consecuencias, ya que puede ocurrir (y de he-
cho ha ocurrido en algunos casos) que, de acuerdo con una interpretación, un
delito ya esté prescrito, mientras que de acuerdo con la otra, se haya interrum-
pido la prescripción y por tanto pueda procesarse y condenarse al acusado.
Eso ocurriría cuando, en el momento de interponer la denuncia, todavía no
había transcurrido totalmente el plazo de prescripción, pero s1’ en el momento
de que el órgano judicial iniciara el proceso. Las diferencias en la interpre-
tación determinarán, por tanto, aun basándonos exactamente en los mismos
hechos, si esa persona puede o no ser condenada penalmente.

4.2. Problemasvinculados a las premisas fácticas


4.2.1. Los problemas de prueba

Los problemas de prueba afectan a las premisas fácticas y consisten en


la imposibilidad de establecer, más allá de toda duda razonable (o, quizá
más exactamente, más allá del mínimo de certeza exigido por la ley), que
determinados hechos han acontecido (o que no han acontecido). Son, pues,
situaciones en que existe desconocimiento o conocimiento incompleto de
los hechos relevantes (o bien, situaciones en las que, a pesar de conocer los
hechos del caso individual, éstos no pueden acreditarsejurídicamente por no
alcanzar las mínimas condicioneslegales).

Sin embargo, en muchas ocasiones los problemas de prueba no plan-


tean muchas dificultades en un ámbito pragmático, puesto que usualmente
los sistemas jurídicos establecen que en los casos en que una afirmación no
pueda considerarse probada (por falta del nivel mínimo de certeza exigido
legalmente), los hechos cuya ocurrencia es dudosa se consideran como no
acontecídos,no en el sentido de que se niegue que ocurrieron, sino en el sen-
tido de que no se puede válidamenteutilizarcomo premisa la que afirma unos
hechos no suficientemente constatados. Esto tiene su principal expresión en
el conocido principio del derecho penal in dubio pro reo. Por tal razón, en los
supuestos en que alguna afirmación fáctica no haya quedado suficientemente
constatada, el decisor debe actuar como si los hechos no hubiesen ocurrido.
LA APLICACIÓN DEL DERECHO. CASOS FÁCILES CASOS...
, 37

4.2.2. Los problemas de calificación

Los problemas de calificaciónconsisten en las dificultades que en algunas


ocasiones se plantean en relación con la subsunción del caso individual en el
supuesto de hecho de la premisa normativa, debido a problemas lingüísticos
como la vaguedad y la textura abierta". En estos casos el problema no se
encuentra en un conocimiento defectuoso de los hechos, sino en que, a pesar
de conocer perfectamente lo ocurrido empíricamente, existen dudas acerca de
cómo calificar jurídicamente tales hechos. Un ejemplo de esta dificultad po-
dría ser el siguiente: imaginamos que una persona de talante bromista decide
gastar una broma a otra persona, y finalmenteresuelve esperarla en la entrada
de su casa a que llegue y darle un susto cuando aparezca. Sin embargo, la
víctima tiene el corazón delicado de salud (cosa que el bromista desconoce,
por otra parte), y, con la impresión del susto, sufre un ataque cardíaco y falle-
ce. Aunque los hechos se conozcan perfectamente, puede surgir el siguiente
problema: ¿se ha de considerar que esta persona ha «matado» a su víctima, en
el sentido de que estos hechos son subsumibles en el antecedente del delito de
homicidio (art. 138 CP)? La situación plantea dudas. Por una parte, el susto
responde a una acción consciente y voluntaria del agresor, y es de suponer
que la víctima no hubiera fallecido de no haber sufrido la acción del bromista.
Esto parece inclinarnos a pensar que el susto ha causado la muerte y, por tan-
to, que el agresor ha matado a su víctima.Pero por otro lado, parece también
que el hecho de dar un susto no es un comportamiento del tipo adecuado para
poder imputar a alguien la muerte de una persona. Esto es, la persona falleció’
por sus especiales circunstancias de salud, pero no es imputable la muerte al ‘

susto porque el hecho de dar un susto no es un comportamiento que puedal‘


considerarse adecuado para provocar la muerte de las personas (máxime si se‘ l

desconoce su enfermedad),y así poderles incluir en el antecedente del delito


de homicidio. En este sentido, no puede decirse que el agresor haya matado
a su víctima. En conclusión, no parece poder decirse de modo concluyente ni
que el agresor ha matado a la víctima ni que no la ha matado.
Por otra parte, los problemas de calificación podrían concebirse como
una subclase de los problemas de interpretación, dado que en el ejemplo ex-
puesto, puede considerarse que la discusión gira en tomo de considerar si la
clase «matar» incluye la clase de «asustar a otro cuando tiene problemas de
corazón y muere». No obstante, resulta útil seguir manteniendo la distinción
si se considera que mientras que los problemas de interpretación giran en
torno a casos genéricos (clases), los problemas de calificación se limitan a la
subsunción de casos individuales.

" Estas cuestiones lingüísticas serán tratadas en el apartado 3.3 del capítulo Il.
CAPÍTULO II
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO
DEL DISCURSO, LA SELECCION
DEL MATERIALRELEVANTE
Y LA INTERPRETACIONDEL DERECHO

l. EL PUNTO DE PARTIDA:EL UNIVERSO


DEL DISCURSO (UD)

Gran parte de los contenidos de este capítulo y del siguiente tienen como
referencia principal el modelo de análisis lógico de sistemas normativos de-
sarrollado por C. E. ALCHOURRÓN y E. BULYGIN‘. Dicho modelo es un potente
y riguroso instrumento teórico que nos permite extraer de modo preciso las
consecuencias lógicas que un sistema normativo (en nuestro caso, jurídico)
establece para los distintos casos genéricos que contempla, y permite com-
probar fácilmentelos posibles defectos lógicos que puede presentar. Aunque
dicho modelo no aborda otros aspectos de gran importancia para la práctica
jurídica (como, por ejemplo, la interpretación del derecho), por ser cues-
tiones que quedan al margen del ámbito de la lógica, puede afirmarse que
constituye el elemento central de todas las consideraciones metodológicas
que veremos.
Uno de los conceptos más importantes del modelo de ALCHOURRÓN y
BULYGIN es el llamado Universo del Discurso, o simplemente UD. Cuando

' Véase ALCHOURRÓN y BULYGIN, 1971. Existe una traducción castellana de los propios auto-
res, en ALCHOURRÓN y BULYGIN, 1975.
4o
DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

nos planteamos resolver una cuestión o un problema jurídico, debemos


obviamente tener en cuenta lo que el derecho establece (los distintos pre-
ceptos constitucionales, legales, etc., que puedan resultar
relevantes para
la cual debemos intentar dar una respuesta).
la cuestión que nos ocupa y a
recomendable o siquiera
Pero como resulta obvio, no es necesario (ni sería
asumible) analizar todo el ordenamiento jurídico, o conjunto de todas
el
las normas jurídicas, porque tan sólo un reducido número de preceptos son
los verdaderamente relevantes para el caso. Por ejemplo, si nos pregunta-
mos qué respuesta jurídica procede para una
situación en la que alguien
ha matado a otra persona, parece que no será necesario tener en cuenta
el régimen jurídico de las hipotecas, o la normativa sobre emisiones de
CO2 a la atmósfera, o la regulación del contrato centramos enpor poner
de comodato,
tan sólo algunos ejemplos. En lugar de ello, nos aquellos
preceptos que algún
de modo creemos que pueden resultar relevantes para
determinar las consecuencias jurídicas del homicidio (es decir, que sirven
para determinar la respuesta jurídica en los casos en que alguien
mata a
otra persona).
El UD determina los límites o fronteras de nuestro análisis, y constituye
al mismo tiempo el punto de partida del mismo. Una manera simple de de-
cirlo es que, al menos en principio, no nos interesa saber qué dice el derecho
caen fuera de nuestro
o qué respuestas ofrece el derecho a situaciones que
Universo del Discurso.
En una definición técnica, el Universo del Discurso es el conjunto de to-
das las situaciones o estados de cosas posibles (casos individuales posibles)
caracterizadaspor una o varias propiedades determinadas.
Por ejemplo, si el UD es «matar a otro», nuestro análisis se limitará a
ver qué dice el derecho (cómo regula el derecho)
sobre aquellas situaciones
en las que alguien mata a otro. En el ejemplo expuesto por
ALCHOURRÓN y
BULYGIN para ilustrar su modelo, el UD es «la transmisión de un inmueble a

un tercero por parte de quien no es su legítimo propietario» (esto es, aque-


donación,
.

llos casos en los que alguien transfiere —-por compraventa, etc.-—


a otra persona un bien inmueble sin ser su legítimo propietario). partir
A de
aquí, siguiendo una serie de pasos, conseguiremos construir (sistematizar)
un sistema normativo mediante el que veremos qué
consecuencias establece
el derecho para cada uno de los distintos casos (genéricos) en que se subdi-
vide el UD.
Resulta muy recomendable concebir el UD de tal manera que resulte
suficientemente preciso y concreto. De lo contrario, se añadirá complejidad
al análisis, complejidad que además no nos proporcionará ninguna otra ven-
taja, pues no nos será útil para determinar la respuesta jurídica del caso que
nos ocupa.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...

2. LA SELECCIÓN DEL MATERIALJURÍDICO RELEVANTE

Una vez fijados los límites del Universo del Discurso, el siguiente
paso
-

consistiría en hacer una selección del «materialjurídico relevante»; es decir,


de todos aquellos preceptos y disposiciones jurídicas que, al menos en prin-
cipio, pueden detemiinar la respuesta jurídica a las situaciones que forman
parte del UD. El conjunto de disposiciones que obtengamos será nuestra
«materia prima» para proceder después a la interpretación, la sistematiza-
ción, la determinación de la respuesta y, en su caso, a la resolución de los
problemas que pueda presentar el sistema.
Por ejemplo, si tenemos el UD «matar a otro», parece que claramente
deberíamos tener en cuenta el art. 138 del Código Penal, que afecta de ma-
nera directa a situaciones en las que alguien mata a otro (nuestro UD), mien-
tras que, por ejemplo, no parecería relevante el art. 1.500 del Código Civil,
relativo a las obligaciones del comprador en un contrato de compraventa?
Por desgracia, el único modo de realizar correctamente este paso es me-
diante el estudio y el conocimiento de las distintas ramas del ordenamiento
jurídico (el derecho civil, el derecho penal, el derecho administrativo, etc.),
pues sólo así será posible hacer una buena selección, escogiendo los precep-
tos adecuados y excluyendo los que no lo son. No obstante, esto tampoco
significa que no podamos decir aquí nada que pueda ser de utilidad en rela-
ción con esta actividad. Un aspecto importante a tener en cuenta, y que es
analizado por la teoría general del derecho, es la distinción entre la validez
y la aplicabilidadde las normas jurídicas.

2.1. Validez y aplicabilidad

Parece bastante natural pensar que ese material jurídico que debemos
tener en cuenta para analizar el caso y darle una respuesta debe consistir
en normas jurídicas válidas, esto es, en elementos
que pertenecen o forman
parte del sistema jurídico.
En la teoría del derecho actual, el concepto de «validez» se entiende
como «pertenencia al sistema jurídico»; es decir, dicho en términos muy
simples, una norma válida es una norma que forma parte del derecho3. En
una definición más rigurosa,

Art. 138 CP: El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, a la pena de
1'

prisión de diez a quince años. An. 1.500 CC: El comprador está obligado a pagar el precio de la
cosa vendida en el tiempo y lugar fijado por el contrato.
es importante en la medida en que, tradicionalmente, además de (o incluso
7‘ Esta aclaración

en lugar de) la pertenencia al sistema, el


concepto de «validez» incorporaba otros elementos,
42 DAVID MARTÍNEZ ZORRJLLA

Una nonna N es jurídicamente válida en el momento t si, Y S610 Si. P61‘-


tenece al sistema jurídico SJ
vigente en dicho momento t.
A para que una norma sea válida deben cumplirse una serie de
su vez,
condiciones, como por ejemplo que haya sido dictada por el órgano com-
petente en la materia de que se trate, que se haya seguido el procedimiento
legalmente establecido, que no contfavenga a otros preceptos de rango su-
perior, que no haya sido derogada, etc. Cada uno de estos aspectos (compe-
tencia, derogación, jerarquía, etc.) plantea una serie de cuestiones complejas
que son analizadas por la teoría jurídica, pero no entraremos aquí en estos
temas.

Como se ha apuntado anteriormente, parece bastante razonable exigir


que el material jurídico con el que se trabaja cumpla el requisito de la va-
lidez: por ejemplo, no nos parecería adecuado que si tratamos de determi-
nar la respuesta jurídica a un homicidio que se produjo recientemente, nos
basáramos en el art. 407 del Código Penal de 1973, ya derogado, o en un
artículo del Código Penal italiano, por poner tan sólo dos ejemplos, ya que,
en ambos casos, no pertenecen al sistema jurídico español actual.

Con todo, a pesar de que lo más habitual será que los preceptos jurídicos
relevantes sean normas válidas (pertenecientes), en realidad el criterio fun-
damental no es el de la validez, sino el de la aplicabilidad.En una primera
aproximación infonnal, afinnamos que una norma jurídica es «aplicable»
cuando ésta puede o debe ser usada por los jueces o las autoridadesjurídicas
en general para tomar y justificar decisiones. Es decir, lo más importante no
es que se trate de normas que formen parte del sistema jurídico, sino de nor-
mas que pueden ser usadas por los decisores (como premisas normativas)
para justificar sus decisiones.
En una definición técnica, como la de MORESO y NAvARRo
Una nonna N¡ aplicable en un tiempo ta un caso individual c, que es
es
una instancia de un caso genérico C, si, y sólo si, otra norma Nj, pertenecien-
te al sistema jurídico SJ del tiempo t, prescribe (obliga o faculta) aplicarN¡ a
los casos individuales que son instancias del caso genérico C‘.
Por tanto, que una determinada norma sea aplicabledependerá, en suma,
de que otra norma válida del sistema jurídico obligue o permita su aplica-
ción. Como regla general, las normas válidas (pertenecientes) son normas

como por ejemplo la obligatoriedad de su cumplimiento (fuerza obligatoria) o la posibilidadde


usarla para justificarjurídicamente una decisión por parte de una autoridad (aplicabilidad).
‘ Sobre
pertenencia y aplicabilidad,puede consultarse la obra siguiente: MORBO y NAVARRO,
1998: 273-292.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 43

aplicables,así como las normas aplicables son por lo general normas válidas.
Sin embargo, la validez no es ni condición necesaria ni condición suficiente
de la aplicabilidad,por lo que no se da una total correspondencia entre los
dos conjuntos (normas pertenecientes y normas aplicables), y podemos en-
contrar ejemplos tanto de normas pertenecientes pero no aplicables como de
normas aplicables que no pertenecen al sistema.

2.1.1. Normas válidaspero no aplicables

Algunos ejemplos de normas válidas pero no aplicables serían los si-


guientes:
a) Normas en periodo de vacatio legis. En ocasiones puede existir
(aunque no necesariamente, ya que dependerá de lo que establezca el propio
texto legal) un periodo de tiempo entre la publicación oficial de una disposi-
ción (ley,real decreto, etc .) y su entrada en vigor, que es el momento a partir
del cual podrá ser aplicada. Ese lapso temporal es conocido como la vacatio
legis, cuya duración en nuestro derecho es de veinte días si la propia disposi-
ción no establece otra cosa (aunque la entrada en vigor en ningún caso puede
ser anterior al momento de publicación). Durante ese periodo, la norma es
válida (pertenece al sistema), como lo demuestra el hecho de que puede ser
derogada, pero no es aplicable. Si algún juez u otro órgano aplicaran esa
nonna antes de su entrada en vigor, su decisión sería contraria a derecho.
b) Normas suspendidas. Los distintos sistemas jurídicos suelen incluir .

normas que establecen que, bajo determinadas situaciones excepcionales


que ponen en peligro la estabilidad, ciertas otras normas serán temporal-
mente suspendidas para hacer frente a la situación, de manera que, mientras
dure esa situación excepcional, no serán aplicables. En el derecho español,
el art. 55 de la Constitución establece que en las situaciones de estado de ex-
cepción y de sitio, ciertos derechos fundamentales quedarán suspendidos o
limitados (por ejemplo, la inviolabilidaddel domicilio, la libertad de circu-
lación, el derecho de huelga, etc.). Las normas que reconocen tales derechos
siguen perteneciendo al sistema (no quedan derogadas, ya que cuando la
situación excepcional finaliza,vuelven a tener vigencia sin necesidad de que
sean nuevamente aprobadas), pero no son aplicables.

2.1.2. Normas inválidaspero aplicables

También existen situaciones en las que resultan aplicables normas que


no pertenecen al sistema, como en los casos en que se trate de las normas
siguientes:
44 DAVID MARTÍNEZ ZDRRILLA

a) Normas derogadas. Cuando una norma es derogada, es expulsada


del sistema jurídico y por ello, a partir de ese momento, deja de ser una
norma válida (perteneciente). Sin embargo, ello no significa necesariamente
que no pueda todavía ser aplicable, o que incluso los jueces deban aplicarla
para resolver el caso planteado.

Supongamos que en el momento to, A y B celebran un contrato de arren-


darniento de una vivienda. En dicho momento, la normativa válida y aplica-
ble que regula ese tipo de contratos es la ley L,. En un momento posterior (t,),

se modifica la legislación sobre arrendamientos y la ley L, queda derogada,


sustituyéndola la ley L2. Posteriormente, en el momento tz, surge una desave-
nencia entre A y B y el caso acaba en los tribunales. Aunque dependerá de
los detalles del régimen transitorio, puede ocurrir perfectamente que en esa
situación, el juez deba resolver el caso conforme a lo que dispone la ley L, (y
no según la ley L2, que tan sólo afecta a los contratos celebrados a partir
de
su entrada en vigor), que es la que rige el contrato entre A y B y que por tanto
resulta aplicable, a pesar de estar ya derogada.

b) Normas de derecho extranjero. En ocasiones, puede ocurrir que las


normas que resulten aplicables para resolver un caso sean normas de otro
ordenamiento jurídico extranjero (que, por definición, no pertenecen al sis-
tema jurídico de la nacionalidaddel órgano que toma la decisión). Existe
una rama del derecho, el derecho internacional privado, que fundamental-
mente se ocupa de determinar qué normas son las que resultan aplicables en
situaciones en las que los sistemas jurídicos de distintos países están involu-
crados, por distintas razones.
Por ejemplo, si se celebra en España un contrato entre un ciudadano fran-
cés y otro alemán, y que tiene que cumplirse en Italia, ¿qué normas regirán
ese contrato, las del derecho español, francés, alemán o italiano? ¿Y qué tri-
bunales serán los competentes para el caso de que surja alguna disputa? En
casos como éste puede ocurrir perfectamente que un juez o tribunal deba
aplicar normas jurídicas de otro país, y por tanto pueden resultar aplicables
normas que no pertenecen al sistema jurídico.

c) Normas irregulares. Las normas irregulares son aquellas que, por


alguna razón, no cumplen con todos los requisitos de validez (por ejemplo,
porque el órgano que las dictó se extralimitó de sus competencias, o porque
no siguió correctamente el procedimiento de creación, o porque resulta in-
compatible con lo que disponen normas de rango superior). Estas normas,
por tanto, son inválidas y no pertenecen al sistema jurídico. Sin embargo,
en algunos casos pueden resultar aplicables. En nuestro derecho, por ejem-
plo, las normas con rango de ley contrarias a la Constitución son aplicables
(todos los órganos tienen el deber de aplicarlas) en tanto no sean declaradas
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 45

inconstitucionales por el Tribunal Constitucional. Es más, en la hipótesis


de que el Tribunal Constitucional, erróneamente, declarase que una ley es
constitucional aun cuando fuera contraria a la Constitución, ésta sería apli-
cable con carácter definitivo y todos los demás órganos tendrían el deber de
aplicarla, aun siendo invalida.

3. LA INTERPRETACIÓNDEL DERECHO
3.1. Introducción. Normas y disposiciones normativas
Una vez que contamos con el material jurídico que hemos seleccionado
como relevante en relación con nuestro Universo del Discurso, el siguiente
paso del proceso consiste en la interpretación de dicho material.
«Interpretar» es un término ambiguo, utilizado en muchos contextos
distintos. Se habla, por ejemplo, de interpretar una obra de teatro, interpre-
‘tar la reacción de una persona al recibir cierta noticia, interpretar hechos
históricos, interpretar ciertos documentos, etc. No todos estos sentidos de
«interpretar» parecen relacionados directamente con el lenguaje (interpreta-
ción lingüística). La interpretación lingüística sería aquélla relacionada con
la detenninación del significado de ciertas expresiones lingüísticas (orales
o escritas); es decir, qué significan dichas expresiones. Si nos centramos en
la interpretaciónjurídica, parece que nos estamos refiriendo a un tipo de in-
terpretación lingüística, principalmente a la interpretación de ciertos textos
dictados por el legislador (disposiciones nonnativas).
Por ello, en una primera aproximación, la interpretación jurídica se-
ría la determinación del significado de las disposiciones normativas del:
legislador.
No siempre se presta a la interpretación jurídica la atención que merece,
o se le reconoce la importancia que tiene realmente. Como hemos tenido
la ocasión de comentar brevemente, la interpretación juega un papel muy
destacado, ya que distintas interpretaciones de un mismo precepto (esto es,
distintos significados asignados a una misma expresión lingüística) pueden
conllevarconsecuencias jurídicas totalmente distintas, aun sobre la base de
unos mismos hechos.

Podemos ilustrar este punto con algunos ejemplos. El Código Penal de


1995 regula, en los arts. 248 y siguientes, el delito de estafa. A fin de po-
der sancionar penalmente esta actividad, deben satisfacerse todos los requi-
sitos establecidos por el art. 248.1 CP: error, acto de disposición, perjuicio
patrimonial, etc. Entre estos elementos se encuentra el de que haya habido
por parte del estafador un «engaño bastante», dando a entender que no sirve
46 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

cualquier tipo de engfio, por burdo y simple que sea, sino que para poder
imponer una pena dicho engaño debe ser de una cierta entidad (esto es, míni-
mamente sofisticado).
En relación con este punto, existen dos interpretaciones contrapuestas,
que pueden calificarse como la «interpretaciónobjetiva» y la «interpretación
subjetiva» del engaño, respectivamente. Los partidarios de la «interpretación
objetiva» entienden que la entidad del engaño debe tener en cuenta el modelo
del «hombre medio», es decir, la persona corriente que no es experta ni espe-
cialista en la materia sobre la cual se ha producido el engaño. Por el contrario,
los partidarios de la «interpretaciónsubjetiva» consideran que el engaño debe
calibrarse en función de las circunstancias de la víctima: así si se trata de un
,

especialista en la materia, se exigiría un nivel de engaño muy superior al que


sería exigible tratándosede una persona no experta, porque se parte de la base
de que si alguien es un experto, puede detectar más fácilmentela trampa y es
más difícilel engaño. Estas diferencias no son sólo teóricas, sino que tienen
importantes repercusiones prácticas: pueden suponer que unos mismos he-
chos sean sancionados o que no lo sean (y, por tanto, que el acusado vaya a
prisión o no), en función de la interpretación adoptada. En esencia, se trata de
que un mismo precepto puede expresar normas distintas, y ofrecer soluciones
_

incompatibles a un mismo caso.


Otro ejemplo, bastante común, es el que se produce en muchos de los
casos en los que el Tribunal Constitucional examina la constitucionalidad
de algún precepto legal (o norma con rango de ley, para ser más estrictos).
Salvo algunas excepciones, nonnalmente el precepto impugnado (un artículo
de una ley, por ejemplo) no es ni claramente inconstitucional ni claramen-
te constitucional, sino que dependerá de cómo se interpreten los preceptos
constitucionales y de cómo se interpreten los preceptos que se impugnan.
Por eso, puede ocurrir que un precepto legal se entienda como contrario a
la Constitución, si se interpreta de cierto modo (ya sea dicho precepto legal
y/o la Constitución), mientras que no se considere inconstitucional bajo otra
interpretación. Sea como fuere, lo más destacable es que en ningún caso lo
que se discute es cuáles son las palabras del legislador o del constituyente,
sino el significado de dichas palabras.
Utilizandoun ejemplo reciente, algunos sectores pusieron en duda que la
refonna del Código Civil que introdujo la posibilidaddel matrimonio entre
personas del mismo sexo fuera compatible con el art. 32.1 de la Constitución,
que establece literalmente: «El hombre y la mujer tienen derecho a contraer
matrimonio con plena igualdad jurídica». Esta expresión admite, a] menos,
dos posibilidadesde interpretación: a) que el hombre y la mujer tienen dere-
cho a casarse (entre sí; es decir, un hombre con una mujer) con plena igualdad
de derechos y obligaciones; o b) que tanto los hombres como las mujeres tie-
nen derecho a casarse (sin especificar con quién, ya que esto lo determinará la
regulación legal), y que han de poder hacerlo con plena igualdad de derechos
y deberes. Parece claro que bajo la interpretación a), la regulación legal sería
inconstitucional, mientras que no lo sería bajo la interpretación b). El mismo
tipo de problemas son los que se plantean en el examen de la constitucio-
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 47

nalidad de las recientes reformas delos estatutos de autonomíade algunas


comunidades autónomas.

Teniendo esto en cuenta, es fácil ver por qué un filósofo del derecho
tan importante como Hans KELSEN (1881-1973), cuando escribe sobre la
interpretación del derecho en la General Theory of Law and State (l945)5,
cita el siguiente pasaje del obispo HOADLY (1717): «Whoever hath an abso-
lute authorityto interpret any given or spoken laws, it is he who is truly the
Law-giver to all intents and purposes, and not the person who first wrote or
spoke them» («Quien tiene una total autoridad para interpretar cualesquiera
leyes orales o escritas, es quien verdaderamente es el Legislador para todos
los fines y propósitos, y no la persona que en primer lugar las escribió o
pronunció»). '

En toda interpretación lingüística (incluyendo, por tanto, la interpre-


tación jurídica) es posible diferenciar entre dos elementos: el enunciado
interpretado, y el enunciado interpretativo. El enunciado interpretado es
la expresión lingüística que es objeto de la interpretación, mientras que el
enunciado interpretativo es la expresión del significado de ese enunciado
interpretado.
La estructura de un enunciado interpretativo, por tanto, sería la si-
guiente:
T (enunciado interpretado) significa S
Al menos idealmente, los enunciados T y S deben ser sinónimos (y dos
enunciados E y E’ son sinónimos si, y sólo si, tienen el mismo significado).
La distinción entre enunciados interpretados y enunciados interpretati- 1*

vos nos permite introducir ahora una distinción importante: aquella que dis-
i

tingue entre las disposiciones normativas (a veces también llamadas «for-


mulaciones nonnativas») y las normas (en sentido estricto).
Hasta ahora hemos venido utilizandoexpresiones como «nonnas jurídi-
cas» «disposiciones jurídicas» «preceptos jurídicos» etc. como sinónimos,
, , ,

a fin de no introducir excesivas complicaciones. Sin embargo, teniendo en


cuenta lo que hasta el momento hemos comentado acerca de la interpre-
tación, conviene diferenciar claramente entre lo que, por un lado, dicta el
legislador o autoridad jurídica (disposición normativa), y los significados
atribuidos a ésta por parte de los intérpretes (las normas, en sentido estricto).
A primera vista puede parecer chocante no atribuir el título de «norma» a
aquello que dicta la autoridad, que quedaría reducido a «simples» disposi-

-“ Existe una traducción castellana de esta obra de KEmEN, 1949.


48 DAVID MARTÍNFZ ZORRILLA

ciones, reservando el noble título de «norma» a las «meras» opiniones de los


intérpretes. Pero si reflexionamos sobre ello, veremos que, en realidad, lo
que determinará la respuesta al caso dependerá de cuáles sean las interpre-
taciones que se realicen de las palabras del legislador, y no de las palabras
mismas (esto no prejuzga en modo alguno la cuestión de cuál es la relevan-
cia que las palabras del legislador tienen sobre las interpretaciones posibles
o admisibles —este tema será objeto del siguiente apartado—). Por ello tie-
ne sentido afirmar que las normas dependen de la interpretación, que son,
en definitiva, el resultado de un proceso interpretativo, por lo cual, a partir
de distintas interpretaciones pueden obtenerse distintas normas, y con ellas
distintos sistemas normativos, si entendemos que el derecho es un conjunto
de normas, y no un conjunto de disposiciones normativas.

De hecho, como veremos más adelante (capítulo III), en el modelo de


análisis de sistemas normativos de ALCHOURRÓN y BULYGIN, las nonnas se
definen como enunciado que correlacionan casos genéricos con soluciones.
Como interpretaciones divergentes pueden dar lugar a distintas correlaciones
entre casos y soluciones (es decir, a que el sistema ofrezca respuestas jurídi-
cas distintas a los mismos casos), es más adecuado vincular el concepto de
«norma» al resultado de la interpretación.

Como fácil ver, no siempre hay una única correlación posible en-
es
tredisposición normativa y norma‘ (es decir, no necesariamente existe una
única norma para cada distinta disposición normativa). Puede ocurrir, por
ejemplo, que dos disposiciones distintas expresen una única nonna, por
compartir el mismo significado, como ocurriría, por ejemplo si la autoridad
dictara las dos disposiciones siguientes:
D,: El domingo tendrá la consideración de día festivo.
D2: El día inmediatamente posterior al sábado tendrá la consideración
de día festivo
Aunque se trata de dos enunciados gramaticalmentedistintos, es claro que
comparten un mismo significado, y por tanto, expresan la misma nonna.
Tambiénes posible (y, en cierto modo, bastante frecuente) que una mis-
ma disposición pueda ser interpretada de formas distintas, y por tanto, que
exprese diferentes normas posibles. Supongamos que el legislador dicta la
siguiente disposición:
D3: Los españoles y los extranjeros que tengan su residencia habitual en
España están obligados al pago del impuesto

° Véase GUASTINI, 1992: 23-25.


EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 49

Aquí puede plantearse la duda de si quienes están obligados al pago del


impuesto son, por un lado, los españoles (todos), y por otro lado, los extran-
jeros que tengan su residencia habitual en España, o bien si tanto los espa-
ñoles como los extranjeros han de tener su residencia habitual en España a
fin de estar obligados a pagar el impuesto.

3.2. Teorías de la interpretaciónjurídica

¿Pero en qué consiste exactamente la tarea interpretativa? ¿Qué se en-


tiende por «determinar el significado de las disposiciones normativas»?
Existe una importante discusión teórica sobre este punto: hay quienes sos-
tienen que la interpretación es fundamentalmente una tarea de conocimiento
o descubrimiento de un significado previo, objetivo y preexistente; otros
sostienen, de manera radicalmente opuesta, que todo acto de interpretación
es una libre decisión del intérprete, que asigna o atribuye libremente un
significado, con lo que no existe nada así como los significados «correctos»
u «objetivos» de una disposición. Por último, hay quienes sostienen una
concepción intermedia, afirmando que, en algunos casos, la tarea interpre-
tativa puede reconducirse a un descubrimiento, mientras que en otras cir-
cunstancias, no existe un significado «objetivo» y en último término habrá
discrecionalidad del intérprete. En resumen, estos distintos puntos de vista
pueden verse como las distintas respuestas que pueden darse a la pregunta
de hasta qué punto los significados (las normas) están predeterminados por
las disposiciones normativas, lo que, desde otra perspectiva, es la pregunta
por el ámbito de discrecionalidad del intérprete y la indeterminación del.’
derecho .

En síntesis, las distintas posiciones sobre la «naturaleza» de la interpre-


tación jurídica pueden agruparse en tres categorías o familias: l) las teorías
cognoscitivistas; 2) las teorías escépticas; y 3) las teorías intermedias.

3.2.1. Las teorías cognoscitivistas de la interpretación


Como indica su propio nombre, para estas teorías la tarea interpretativa
consiste en «conocer» un significadoobjetivo y preexistente. El objetivo del
intérprete consiste en descubrir este significado «auténtico», «real» o «ver-
dadero» de los términos en los que se expresa la autoridad que ha dictado
la disposición. Por tanto, bajo este punto de vista existirán interpretaciones
«correctas» o «verdaderas», y el intérprete podrá acertar o equivocarse al
plantear su propuesta interpretativa, en función de que ésta se corresponda o
no con el verdadero significado de la disposición.
50 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Esta concepción es la que encontramos en autores como por ejemplo


CASTÁN TOBEÑAS, quien afirma que «la interpretación de las normas es la in-
dagación del verdadero sentido y por ende del contenido y alcance de las
normas jurídicas»7 (la cursiva es nuestra). Otro ejemplo sería Santi ROMANO,
quien sostiene literalmente lo siguiente: «la verdadera interpretación es una
operación intelectiva que ha de poderse realizar del mismo modo y con los
mismos resultados (...) sea por el juez, sea por otra autoridad, sea por los
privados (...). Ella se resuelve no en un acto de voluntad, sino en una simple
cognición del derecho vigente»“.
Este tipo de teorías suelen basarse en ciertas asunciones,algunas relativas al
lenguaje (filosofíadel lenguaje),y otras relativas al derecho (teoría jurídica).
Por lo que respecta a la concepción del lenguaje que subyace en las
teorías cognoscitivistas, éstas suelen basarse en el esencialismo lingüístico.
Desde el punto de vista del esencialismo, existe algo así como un vínculo
«natural» o «necesario» entre las palabras o expresiones lingüísticas y sus
significados, de manera que cada palabra o expresión tiene sus significados
«naturales», «correctos» o «verdaderos», y cualquier uso de esas palabras o
expresiones que no esté vinculada a su significado objetivo, es un uso inco-
rrecto de las mismas Una interpretación correcta, por ende, deberá ajustarse
.

a los significados «reales».

Aunque no entïaremos en este tema, el esencialismo lingüístico es muy


problemático y ha sido duramente cuestionado por muchos filósofos deldesde
len-
guaje durante el último siglo. Sin ir más lejos, resulta muy complicado
este punto de vista explicar un fenómeno tan corriente como el de la simple
existencia de distintos idiomas. Que diferentes personas utilicen distintas pa-
labras (por ejemplo, «libro» «llibre» «book» etc.) para referirse a un mismo
, , ,

tipo de objetos, pone seriamente en cuestión que exista un vínculo natural


entre las palabras y sus significados. De modo similar, sería complicado ex-
plicar los fenómenos del cambio de significado de un mismo término. Por
ejemplo, en la actualidad se acepta sin demasiados problemas que los libros
electrónicos también se incluyen en el significado de la palabra «libro», pero
esto no era así hace tan sólo unas pocas décadas. Si se sostiene una con-
cepción esencialista, habría que afirmar que alguno de esos significados de
«libro» (ya sea el que incluye el libro electrónico o el que no lo incluye) no
es el «auténtico» significado de esa palabra.

En relación con la concepción del derecho manejada, las visiones cog-


noscitivistas de la interpretación suelen ir vinculadas a una concepción del

7 CASTÁN TOBEÑAS, 1988: 544.


‘ ROMANO, 1947: 119. Citado a través de PRIETO, 1987: Ideología e interpretación jurídica,
Madrid: Tecnos: 84.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 51

derecho conocida como forrnalismo jurídico. Ésta se caracteriza por soste-


ner, entre otras, tesis como las siguientes:
— El sistema jurídico es completo, es decir, carece de lagunas.
— El sistema jurídico es consistente, es decir, carece por completo de
antinomias o contradicciones normativas.
—— Como derivación de las tesis anteriores, el derecho ofrece siempre
una (y sólo una) respuesta correcta para cada caso.
— Los jueces se limitan en todo caso a aplicar la respuesta que el de-
recho establece para el caso. La aplicación del derecho es una tarea casi
automática y los jueces carecen totalmente de discrecionalidad (juez como
autómata).
Con este marco de referencia, es fácil ver que la visión de la interpreta-
ción jurídica será la de una actividad de descubrimiento de un significado
objetivo previo, en la que el intérprete carece de discrecionalidad, al menos
en la medida en que quiera desarrollar correctamente su actividad.

El formalismo jurídico está estrechamente vinculado con las concep-


ciones del positivismojurídico del siglo XIX, en el que gozó de una posición
preeminente durante gran parte del mismo. No obstante, es un error estable-
cer sin más un nexo directo entre positivismojurídico y formalismo, ya que
inclusodesde una óptica positivista, se trata de una concepción ampliamente
superada. Los representantes más destacados del positivismojurídico de las
últimasdécadas (autores como H. L. A. HART o J. RAZ, por ejemplo’) man-
tienen postulados teóricos muy alejados del formalismojurídico.

3.2.2. Las teorías escépticas de la interpretación

En el extremo opuesto del espectro de las teorías de la interpretación jurí-


dica se encuentran las llamadasteorías escépticas. Éstas mantienen un punto
de vista diametralmente opuesto al de las anteriores concepciones cognosci-
tivistas: la tarea del intérprete no consiste en descubrir el significado obje-
tivo o verdadero de la expresión, sino que se trata de una libre asignación o
atribución de significado por parte de aquél. Por ende, la interpretación no
es un acto de descubrimiento o conocimiento, sino una decisión o elección.
Los partidarios de estas teorías suelen llevar además sus posiciones al ex-
tremo: la discrecionalidad de los intérpretes es absoluta; no puede hablarse
en ningún caso de interpretaciones «correctas» o «incorrectas», sino que, a
lo sumo, habrá interpretaciones que tendrán más éxito (en la medida en que

9
Véase, por ejemplo, HART, 1961; y RAz, 1970.
52 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

sean aceptadas y adoptadas por más juristas y jueces), mientras que otras
tendrán menos. En ningún caso, no obstante, hay parámetros objetivos para
determinar el grado o nivel de «corrección» en la interpretación. Ésta res-
ponde a 1a libre voluntad del intérprete, que se guiará por consideraciones
políticas, ideológicas, morales, etc.
Estas posiciones son propias de un tipo de concepciones que se inscri-
ben en lo que se suele denominar como realismo jurídico, cuyos represen-
tantes másdestacados son ciertos autores norteamericanos (autores como
K. LLEWELLYN, O. W. Homes“ o J. FRANK), o los componentes de movi-
mientos como el Critical Legal Studies —cuyo lema es «Law is Politics»—),
aunque también hay representantes destacados en Europa, como la escuela
genovesa (G. TARELLO, R. GUASTINI), o el iusfilósofo francés M. TROPER.
De manera similar a hemos visto en relación con las teorías cog-
como
noscitivistas, podríamos decir que las teorías escépticas se basan en ciertas
tesis relativas al lenguaje y a la teoría del derecho:
En relación con el lenguaje, estos autores rechazan el esencialismo lin-
güístico, manteniendo en cambio posiciones convencionalistas: la conexión
entre las palabras y sus significados no es natural, sino convencional, esto
es, establecida por la comunidad de hablantes. En síntesis, los significados
dependen del uso que los usuarios hagan de los términos. Esto permite ex-
plicar fenómenos como la pluralidad de lenguajes o los cambios de signifi-
cado, así como que las discrepancias en tomo al significado de los términos
no necesariamente responden al hecho de que al menos una de las partes está
«equivocada» en relación a1 «auténtico» significado de la expresión.
En relación con la teoría jurídica, como hemos dicho antes las teorías es-
cépticas suelen relacionarse con las posiciones del realismo jurídico, cuyas
principales tesis serían las siguientes:
—El derecho está radicalmente indeterminado, y nunca ofrece una
única respuesta correcta y predeterminada a los casos en juego. Ello es así
no sólo por defectos del propio sistema (lagunas, contradicciones norrnati-
vas), sino por la propia indeterrninacióndel lenguaje.
La legislación (normas escritas dictadas por las autoridades; aque-
——

llo que normalmente entendemos como el «derecho objetivo») tiene un pa-


pel muy secundario (según algunos autores, prácticamente irrelevante), en
contraste con las decisiones de los jueces. Para muchos autores realistas
el «auténtico» derecho son las decisiones judiciales, y no lo que dice el
legislador.
'° Es famosa la afirmación de Oliver Wendell HOLMES de
que «las profecías acerca de lo que
los jueces harán es lo que yo entiendo por derecho».
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 53

- Los jueces gozan en su actividad de una discrecionalidad absoluta:


la legislación nunca predeterrnina la decisión y los aplicadores tienen total
libertad para dictar sus sentencias, que responden primordialmente a con-
sideraciones políticas, religiosas, morales, ideológicas, socioeconómicas,
etc., y no (o no sólo) jurídicas.
Las teorías escépticas tienen el mérito de señalar la cierta ingenuidad e
idealización del derecho propia de las teorías cognoscitivistas, llamando la
atención sobre el hecho (difícilmente cuestionable) de que los intérpretes
y aplicadores del derecho pueden tener (al menos en algunos casos) cierto
ámbito de discrecionalidad. No obstante, pierden bastante plausibilidadal
llevar sus posiciones al extremo, sosteniendo la indeterminación radical y la
absoluta discrecionalidad de los intérpretes en todos los casos.

En efecto, si las posiciones de las teorías escépticas son llevadas al ex-


tremo y se toman en serio, devienen altamente implausibles. Si realmente a
cualquier expresión se le puede atribuir cualquier significado (si, por ejem-
plo, el art. 5 de la Constitución española, «La capital del Estado es la villa de
Madrid», se puede interpretar como «prohibido salir a la calle a partir de las
seis dela tarde»), además de eliminar cualquier rasgo de seguridad jurídica,
se haría casi imposible la comunicación misma, ya que el receptor de un
mensaje podría entender cualquier cosa. Además, esta posición tiene incluso
problemas de inconsistencia interna: se dice que lo realmente importante no
es la ley, sino las decisiones de los jueces (aplicadores del derecho, en gene-
ral), pero estas autoridades dictan sus decisiones usando el lenguaje, lo que
quiere decir que quienes que tengan que ejecutar sus decisiones, a su vez
podrán interpretar esas decisiones de cualquier modo posible. ¿Deberíamos
pues concluir que el derecho no son las decisiones judiciales,sino las decisio-
nes de los funcionarios que ejecutan las decisiones judiciales?
El realismo jurídico suele ignorar que, en realidad, las situaciones pro-
blemáticas (las que acaban en los uibunales) son un número muy reducido
del total de situaciones que tienen relevancia jurídica. Lo normal es que la
gente cumpla los contratos, pague sus impuestos, etc. sin que surjan excesi-
vas controversias acerca de qué es lo que establece el derecho. Es cierto que
no siempre es así y en determinadas circunstancias puede ser muy compli-
cado determinar lo que el derecho establece, dando pie a la discrecionalidad
de intérpretes y aplicadores, pero es una exageración entender que eso es lo
más habitual.

3.2.3. Las teorías intermedias de la interpretación

Como es de esperar, encontramos también autores que huyen de los ex-


tremos de las teorías anteriores(tanto del excesivo optimismo de los cog-
54 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

noscitivistas como de la discrecionalidad radical de los escépticos), y man-


tienen en su lugar posiciones intennedias. Éstas se caracterizanpor sostener
que la actividad interpretativa en algunos casos se asemeja a un descubri-
miento de un significado «correcto», mientras que en otros supuestos es
más bien una decisión del intérprete. La idea es que en ciertas ocasiones el
significado de las disposiciones normativas es lo suficientemente claro y de-
terminado como para hablar de interpretaciones correctas e incorrectas, en
la medida en que la interpretación adoptada se ajuste o no a los parámetros
de este significado «objetivo» (o más bien, intersubjetivo), mientras que en
otras, no es posible detemiinar unos límites precisos para poder discriminar
claramente entre interpretaciones correctas e incorrectas, con lo cual es el
intérprete quien toma una decisión, y en la que goza de cierto grado de
discrecionalidad.
¿Cómo se compatibilizandos puntos de vista en principio contrapues-
tos, y dónde se sitúa la frontera entre descubrimiento y decisión? De nue-
vo, las claves están en las concepciones del lenguaje y del derecho que se
manejan.
En relación con la concepción del lenguaje, las teorías intermedias se
basan en posiciones convencionalistas, que fundamentan la relación entre
las expresiones y sus significados en la actividad de los participantes de
un lenguaje. Pero, a diferencia de los escépticos, el convencionalismo no
implica una indeterrninación absoluta, ya que los usuarios de un lenguaje
(por ejemplo, el castellano) no atribuimos cualquier significado a una pa-
labra o expresión. Es posible, en muchos casos, identificar claramente usos
correctos e incorrectos de palabras y expresiones; esto es, existen núcleos de
certeza de significados. Cuando nos movemos en el ámbito de estos núcleos
de certeza, podemos afirmar si cierta interpretación es correcta o incorrecta,
y la determinación del significado es más bien un acto de descubrimiento.
Por ejemplo, un hombre que mide dos metros de altura es claramente «alto»
(está en el núcleo de certeza), mientras que evidentemente dicho adjetivo no
puede predicarse de quien mida sólo 1,5 metros. Las meninas de Velázquez
entran de lleno dentro de la categoría de «cuadro», nriientras que un «objeto
que cuelga del techo y que proporciona iluminacióna una estancia» no pue-
de ser calificado adecuadamente como «silla». En relación con el núcleo de
certeza, pueden predicarse usos correctos e incorrectos de las expresiones
(por ejemplo, llamar «silla» a1 objeto del anterior ejemplo, constituye un
uso incorrecto de «silla», puesto que es falso ——no se corresponde con los
usos lingüísticos de la comunidad- que tales objetos sean, en ese lenguaje,
«sillas»).
No cabe duda de que el lenguaje de muchas disposiciones normativas
es lo suficientemente determinado y preciso para permitir interpretaciones
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 55

sencillas y sin prácticamente discusiones acerca de su significado. No obs-


tante, el lenguaje también presenta ciertas dificultades y problemas (como
veremos en el apartado siguiente) que provocan que no sea posible
determi-
nar más allá de toda duda o discusión cuál es el significado o interpretación
«correcta», puesto que varias de ellas (distintas e incompatibles) pueden
ser igualmente razonables. Por ejemplo, ¿Es
«alto» un varón que mida 1’75
metros? ¿Es un cojín puesto en el suelo una «silla»? ¿Se puede calificar
como «roja» una tonalidad que tiende al anaranjado o
al púrpura? En estas
circunstancias, el intérprete gozará de un ámbito de discrecionalidad y la
interpretación será una decisión o atribución de significado.
En síntesis, si nos movernos en el ámbito de la interpretación jurídica,
disposición normativa que
puede sostenerse que toda interpretación de unanúcleo
excluya objetos o situaciones pertenecientes al de certeza o que in-
cluya otros claramente excluidos de éste, según los usos lingüísticos de la
comunidad (en este caso 1a comunidad de los juristas),es una interpretación
incorrecta y por tanto injustificada. Toda interpretación, para ser correcta,
debe respetar el núcleo de certeza (no incluir supuestos que claramente esta-
rían excluidos, ni dejar de incluir supuestos que claramente estarían dentro
de dicho núcleo).

Un ejemplo de interpretación que no satisface las exigencias de respeto


del núcleo de certeza está relacionado con la noción de «flagrante delito»
del art. 18.2 CE. Dicho precepto establece: «El domicilio es inviolable. Nin-
consentimiento del titular o
guna entrada o registro podrá hacerse en él sin
resolución judicial, salvo en caso flagrante
de delito». Es decir, el derecho a
la inviolabilidaddel domicilio, que impide que alguien pueda entrar o regis-
trarlo a menos que demos nuestro consentimiento o haya una orden judicial,
tiene una excepción: el flagrante delito. En el contexto jurídico, se entiende
cuando está cometiendo ese mismo
que estamos ante un delito flagrante se en
(se permite la entrada para evitar el
momento, o justo acaba de cometerse
delito, o bien para impedir la huida del delincuente que acaba de cometerlo).
De hecho, la propia Real Academia define «flagrante» como «Que se está
ejecutando actualmente» y «En el mismo momento de estarse cometiendo
se entiende
un delito, sin que el autor haya podido huir». En cualquier caso,
que la idea «flagrancia» exige algún
de tipo de evidencia o percepción directa
de la comisión del delito (que se está viendo, o escuchando), sin que baste la
«sospecha» a través de indicios o mecanismos indirectos.
Pues bien, es bastante conocido que la Ley Orgánica 1/1992, de 21 de
febrero, de protección de la seguridad ciudadana (popularmente conocida
como «Ley Corcuera»), introdujo en su articulado su propia
definición de lo
que se entendía por «flagrante delito» (art. 21.2),
entendiendo por éste «el co-
nocimiento fundado por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que les
lleve a la constancia de que se está cometiendo o se acaba de cometer alguno
de los delitos que, en materia de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias
56 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

psicotrópicas, castiga el Código Penal, siempre que la urgente intervención


de los agentes sea necesaria para impedir la consumacióndel delito, la huida
del delincuente o la desaparición de los efectos o instrumentos del delito».
Este precepto fue impugnado por entenderse inconstitucional, y el Tribunal
Constitucional, en la STC 341/1993, de 23 de diciembre, declaró inconstitu-
cional el precepto, argumentando que el simple «conocimiento fundado» de
la policía no podía equipararse a la percepción y evidencia directa del delito
asociado al significado de la expresión «delito flagrante». En suma, la ley pre-
tendía incluir en el significado de la expresión algo que claramente quedaba
excluido del núcleo de certeza.

En cuanto a la concepción del derecho que suele vincularse a las teorías


intermedias, puede decirse que se aleja tanto de los postulados del formalis-
mo jurídico, como de los del realismo. Lo más habitual es que, en su lugar,
se asuman ciertas tesis de tendencia «hartiana» (por partir de la base del
positivismo jurídico defendido por H.L.A. HART):
— El derecho está parcialmente indeterminado: en muchos casos (pro-
bablemente en la mayoría), el sistema jurídico ofrece una única respuesta
correcta y predeterminada, pero en otras ocasiones esto no es así, lo cual
puede deberse tanto a defectos del propio sistema (lagunas normativas, con-
tradicciones),como a la indeterrninaciónpropia del lenguaje.
— Los jueces (aplicadores del derecho, en general) gozan de una dis-
crecionalidad limitada: en las situaciones en las que, por las razones que
sean (defectos del propio sistema normativo, indeterminación del lenguaje,
indeterrninación de los hechos del caso, etc.), no existe una única respuesta
correcta, tienen cierto ámbito de libertad para tomar la decisión, lo cual
no implica ni que puedan decidir cualquier cosa, ni que no sea necesario
argumentar adecuadamente la decisión tomada. No obstante, en los demás
casos, existe una solución correcta a la que los decisores deben ajustarse,
y su actividad no es discrecional (es más similar a la del «juez autómata»
propia del forrnalismo).
Con lo expuesto hasta este momento, debería quedar claro que la distin-
ción entre casos fáciles (o casos claros) y casos difíciles que anteriormente
se presentó está estrechamente ligada a una concepción intermedia de la
interpretación jurídica, hasta el punto de que la presupone. Sólo es posible
diferenciar entre supuestos en los que es posible aplicar mecánicamente el
silogismojurídico y supuestos en que no, si se parte de la base de que exis-
ten casos en que hay una respuesta claramente predeterminada (lo que im-
plica que tambiénlo está la interpretación de las disposiciones normativas),
y casos en que no es así (en los que habrá cierta discrecionalidad). Si se
adopta el punto de vista de las teorías cognoscitivistas, todos los casos se-
rían fáciles, en la medida de que siempre existe una única respuesta correcta
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 57

que el aplicador debe descubrir y aplicar. Por su parte, si se adopta el punto


de vista de las teorías escépticas, nunca habría una única respuesta correcta
predeterminada, y todos los casos serían difíciles.

3.3. Problemas del lenguaje: vaguedad, ambigüedady carga emotiva

Usualmente, utilizamos los lenguajes naturales, como el castellano, el


inglés o el francés, por ejemplo, para comunicarnos y argumentar. Normal-
mente, estos lenguajes cumplen sus funciones de manera satisfactoria, pero
hay que señalar también que se ven aquejados por ciertos problemas que
pueden dar lugar a algunas dificultades, impidiéndonos saber con exactitud
o seguridad cuál es el significado de ciertas expresiones. Tales problemas
no obedecen a un conocimiento deficiente del lenguaje, sino a determina-
das características del lenguaje mismo. Entre éstas, podemos destacar las
siguientes: la vaguedad, la ambigüedad y la carga emotiva.

3.3.1. La vaguedad

La vaguedad es una característica de los conceptos, esto es, del signifi-


cado de las palabras, y no de las palabras mismas en cuanto expresiones o
enunciados lingüísticos.
Consiste, en síntesis, en la relativa indeterminaciónde los límites de un
concepto (la connotación del término), que nos impide determinar con pre-
cisión si un objeto cae dentro o fuera de su denotación.

La denotación de un término es el conjunto de objetos designados por


el término (por ejemplo, la denotación de «silla» sería el conjunto de todas
las sillas, esto es, de todos los objetos que son calificables como «silla»).
Por su parte, la connotación de «silla» estaría formada por el conjunto de
propiedades que hacen que cierto objeto sea calificable como «silla»: entre
otras, que sea un objeto apto para sentarse, que esté pensado para una sola
persona, etc.

Los nombres propios designan a un único objeto, y por tanto carecen de


vaguedad, puesto que no se plantean dudas acerca de si la expresión se apli-
ca o no a un determinado objeto. Pero la situación es distinta en los nombres
de clase, que designan conjuntos de objetos definidos por ciertas propieda-
des (como «silla»). Muchos filósofos del lenguaje han destacado que, junto
al «núcleo de certeza» de un concepto, existe también una «zona de penum-
bra» en la que surgen dudas acerca de la aplicación o no de dicho concepto
58 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

a un objeto determinado. Por ejemplo, así como no tendríamos dudas acerca


de calificar a Pau Gasol como «alto», ni tampoco dudaríamos en excluir
de la denotación de «alto» a un varón que mida 1,50 metros (son casos del
núcleo de certeza), en otros casos podemos tener dudas. ¿Es «alto» un varón
que mida 1,75 metros? ¿Cuántos cabellos hay que tener para no ser «calvo»?
¿Cuándo deja una persona de ser «joven»? ¿Puede calificarse como «roja»
una tonalidad que tiende hacia el anaranjado o hacia el púrpura? ¿Cuántos
granos de arena son necesarios para formar un «montón»? ¿Sería una «silla»
el tronco de un árbol en el bosque con el tamaño, altura y forma adecuada
para que una persona pueda sentarse cómodamente?

Es bastante usual diferenciar entre dos tipos de vaguedad: la vaguedad


gradual y la combinatoria.La vaguedad gradual sería la que acabamos de
ver: la imprecisión de los límites de un concepto para poder determinar
qué objetos caen dentro o fuera de su ámbito semántico. Por su parte, la
vaguedad combinatoriaconsistiría en la indeterminación o la controversia
acerca de qué conjunto de propiedades son las que definen un concepto. Un
ejemplo que se propone de manera muy habitual es el de «juego» ". ¿Qué
propiedades o características debe satisfacer una actividad para ser califica-
da como un «juego»? Solemos calificar como «juego» actividades tan dis-
tintas como el ajedrez, los naipes, el boxeo, las apuestas y loterías, muchos
deportes... ¿cuáles son las propiedades comunes a todas ellas que hacen
que todas sean consideradas como «juegos»? No hay azar en todos ellos,
no todos son divertidos, no en todos hay actividad física, no en todos hay
competencia entre sus participantes, etc. Por ello es difícil determinar el
conjunto relevante de propiedades que configuran el concepto de «juego».
Éste es un problema distinto al de casos como «calvo» (vaguedad gradual):
todos estamos de acuerdo en que la propiedad definitoria de «calvo» es la
ausencia de cabello en la cabeza, aunque puedan surgir dudas acerca de si
el individuo X es o no calvo.
No obstante, es posible concebir el problema de la «vaguedad combi-
natoria» de otro modo, en mi opinión más adecuado, según el cual de lo
que aquí se trata es que existen varios conjuntos alternativos de propiedades
definitorias, con lo que, estrictamente, tenemos varios conceptos distintos ex-
presados por la palabra «juego». De este modo, la situación se asimilaríaa un
problema de ambigüedad,que como veremos a continuación,consiste en una
pluralidad de significados, y no en cambio a la vaguedad, relacionada con la
imprecisión de los límites de los conceptos.
En algunos casos, la vaguedad es especialmente intensa, hasta el punto
de que la discusión o controversia acerca del significado es central y forma

" El
ejemplo original fue expuesto por Ludwig WIWGENSTEIN, en WHTGENSTEIN, 1953, Phi-
losophische Unrersuchungen. Existe traducción castellana: WlTfGENSTElN, 1988.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 59

parte del mismo significado del término, como por ejemplo en expresio-
nes como «bueno», «perfecto», «justo» etc. A estas situaciones se las suele
,

denominar como conceptos esencialmente controvertidos. En el contexto


jurídico existen los llamados conceptos jurídicos indeterrninados, como por
ejemplo «razonable», «interés público», «fuerza mayor», «buen padre de
familia»,«justiprecio», etc., en los cuales el nivel de vaguedad es especial-
mente destacable.
Es posible tratar de limitar la vaguedad a través de definiciones que
ofrezcan un mayor rigor y exactitud en la determinación de los significa-
dos. De hecho, esa es la estrategia habitual en el ámbito de los lenguajes
técnicos, como el jurídico. Los conceptos jurídicos, elaborados por la propia
legislación, la jurisprudencia o la doctrina, son por lo general mucho más
precisos que los que usamos en el lenguaje corriente. Con todo, la vaguedad
no es nunca totalmente eliminable, ya que, al menos teóricamente, siempre
pueden surgir nuevas situaciones o casos que vuelvan a plantearnos dudas
sobre su inclusión o no en el ámbito de un determinado concepto. Esta va-
guedad potencial (e ineliminable) de los conceptos es lo que se conoce como
la textura abierta del lenguaje.

Siguiendo un ejemplo usado por el filósofo Genaro R. CARRIÓ", ¿ca-


lificaríamos como «gato» a un animal con forma de gato pero que midiera
1,80 metros y pudiera hablar? El ejemplo puede parecemos muy forzado o
fantasioso, pero eso no debe hacernos perder de vista que siempre es posible
que surjan situaciones que de nuevo nos vuelvan a plantear el problema de
la vaguedad. Pensemos ahora en un ejemplo antes usado,‘ el de la palabra
«libro». Según el diccionario, «libro» significa «conjunto de muchas hojas
de papel u otro material semejante que, encuademadas,forman un volumen».
La definición parece clara, pero los avances tecnológicos hacen que aparez-
can nuevas situaciones (por ejemplo, los «libros electrónicos») en las que
se planteen dudas acerca de si éstas pueden o no calificarse adecuadamente
como «libros».

3.3 .2. La ambigüedad


A diferencia de la vaguedad, la ambigüedad es un problema que afecta a
las palabras (u oraciones),y no a los conceptos. Consiste en que un mismo
enunciado (palabra u oración) es susceptible de expresar varios significados
distintos e incompatibles.

‘3 Véase CARRJO, 1990.


60 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Es posible diferenciar entre distintos tipos o categorías de ambigüedad.


Una primera división básica sería la que diferencia entre la anzbigüedad
extracontextualy la ambigüedad contextual.
La ambigüedad extracontextual es la que se produce cuando una de-
terminada expresión tiene diferentes significados al margen de cualquier
contexto (en el sentido de que el contexto en que dicha expresión se inserta
determina de manera unívoca el significado).
Éste es el caso de la simple polisemia o de las palabras homónimas. Mu-
chas palabras, como por ejemplo «cara», «gato», «luna», «banco», etc. son
ambiguas en este sentido. Así, la palabra «cara» puede querer decir tanto «ros-
tro» o «faz», como «cada una de las superficies de un objeto» (por ejemplo,
cuando se habla de las caras de una moneda). Pero desde el momento en que
la palabra se inserta en un determinado contexto, resulta claro cuál es el signi-
ficado de la expresión. Si se nos pregunta: «¿te has lavado Ia cara?» sabremos
que se están refiriendo a nuestro rostro; si decimos «voy dar de comer al
a
gato» difícilmentealguien pensará en un gato hidráulico; o si alguien nos co-
menta «acabo de hacer un ingreso en el banco», sabemos que se refiere a una
entidad de crédito y no a un objeto de la vía pública para sentarse.
La ambigüedad contextual, por su parte, es la que se produce cuando
una determinada expresión tiene diferentes significados incluso dentro de
un contexto dado.

Este tipo de situaciones suele darse cuando los distintos significados


están relacionados entre sí, o por razones sintácticas (ambigüedad sintácti-
ca), y, como es fácil suponer, plantean muchas más dificultades que la am-
bigüedad extracontextual, pues el contexto no nos permite determinar con
claridad cuál es el significado de entre todos los posibles.
A su vez, una palabra o expresión puede ser ambigua dentro de un con-
texto o bien de manera alternativa (ambigüedad contextual alternativa, de
modo que o bien tiene el significado A o bien tiene el significado B, pero
sólo uno de ellos), o bien de manera simultánea (ambigüedad contextual
simultánea o acumulativa,en la que la expresión tiene distintos significados
en un mismo contexto y al mismo tiempo).

Un caso habitual de ambigüedad contextual alternativa es el de la ambi-


güedad sintáctica, en la que los distintos significados posibles responden a la
estructura sintáctica de la expresión, que permite ser entendida de maneras
distintas (por ejemplo, en las oraciones de relativo):

El enunciado «A la fiesta acudieronhombres y mujeres elegantes» puede


entenderse como que a la fiesta acudieron,por una parte, hombres, y por otra
mujeres elegantes, o que tanto los hombres como las mujeres que acudieron a
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...
61

la fiesta era elegantes. O, poniendo otro ejemplo, si afirrnamos: «He vendido


los libros y los discos que me regalaron», es posible entenderlo como
que he
vendido los libros que me regalaron y los discos que me regalaron, o bien
que
he vendido los libros, por un lado, y los discos que me regalaron,
por otro.
En el ámbito jurídico en ocasiones también se plantean problemas de
ambigüedad sintáctica. En relación con el régimen económico matrimonial
de gananciales, el art. 1.346,7 del Código Civil establece: «Son privativos de
cada uno de los cónyuges: (...) 7° Las ropas y objetos de uso personal
que no
sean de extraordinario valor». ¿El «extraordinario valor» se refiere tan sólo a
los objetos de uso personal, o incluye también las ropas? ¿Sería o no privati-
vo un caro abrigo de pieles?

Pero no todos los casos de ambigüedad contextual alternativa son casos


de ambigüedad sintáctica. Una expresión como «A y B están casados» tam-
bién es ambigua: puede interpretarse como que A y B están casados entre sí
,
o como que A y B son personas casadas (A con C, y B con D). Otro supuesto
habitual es el de la ambigüedad proceso-producto: una misma expresión
puede referirse a una actividad, o al resultado de dicha actividad. Ése es
el caso, por ejemplo, de «interpretación»: puede referirse a la actividad de
determinar el significado de una expresión lingüística, o al resultado de esa
actividad (los significados propiamente dichos).
Por último, también pueden darse casos de ambigüedad contextual si-
multánea, en los que la pluralidad de significados se manifiesta al mismo
tiempo. A diferencia de los casos anteriores que hemos visto, este tipo de
ambigüedad suele ser buscada expresamente, y es propia del lenguaje del
«doble sentido», o de contextos humorísticos.

Cierta publicaciónperiodística tiene el siguiente eslogan: «El primer dia-


rio que no se vende». Con ello quiere decir, simultáneamente, dos cosas:
que se trata de una publicación gratuita, por la que no hay que pagar, y que
además es una publicación independiente, que no está al servicio de ciertos
intereses políticos y/o económicos («no se vende» en ese sentido, a diferen-
cia de lo que —supuestamente— harían los demás). Otro ejemplo se daría
en el siguiente chiste: «¿Por qué el profesor tiene que impartir su clase con
gafas de sol? Pues porque tiene alumnos muy brillantes». Aquí se juega con
el doble sentido de «brillantes»: como personas muy agudas, inteligentes y
aplicadas, y como objetos que brillan.

3.3.3. La carga emotiva

Resulta bastante habitual encontrar expresiones que, junto con su sig-


nificado descriptivo, cuentan también con una dimensión evaluativa o va-
62 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

lorativa, que puede serpositiva o negativa, y que resulta inseparable del


significado de la expresión. Esta dimensión valorativa es lo que se denomina
como carga emotiva.

Por ejemplo, decir que alguien es «perseverante» no es lo mismo que


afirmar que es «obstinado», pues la primera expresión suele implicar una
valoración positiva, al contrario que la segunda, pese a que en ambos ca-
sos nos referiríamos a una persona que mantiene su punto de vista o sus
convicciones o propósitos a pesar de las circunstancias o argumentos en
contra. De modo similar, no es igual calificar a alguien como «intuitivo»
o «espontáneo» que como «irreflexivo» o «irracional», a pesar de que,
desde un punto de vista descriptivo, estamos afirmando básicamente lo
mismo (persona que no guía su comportamiento conforme a la reflexión
racional).
Conviene ser consciente del impacto de la carga emotiva del lenguaje,
y estar en guardia porque ésta suele ser una fuente de falacias argumenta-
tivas. Así, cuando se pretende defender o promocionaralgo, se tiende a ha-
cer uso de expresiones con una fuerte carga emotiva positiva, mientras que
ocurre lo contrario cuando se trata de atacar o desprestigiar una posición,
decisión, punto de vista, teoría, etc. Basta con imaginar la gran diferen-
cia que, en el contexto de una discusión acerca de a quién contratar para
un puesto de trabajo de entre los distintos candidatos, alguien califique a
un aspirante como «intuitivo y perseverante» en lugar de «ineflexivo y
obstinado».

Un caso curioso de carga emotiva es la que acompaña a la noción de


«democracia». Hoy en día es innegable que esta palabra cuenta con una
fortísima carga emotiva positiva, hasta el punto que muchos dirigentes
políticos de regímenes que difícilmente podrían calificarse como demo-
cráticos (no satisfacen la regla de la mayoría, los derechos individuales y
políticos básicos, la separación de poderes, la supremacía de la ley, etc.)
se esfuerzan en presentarlos como «democráticos», para así obtener la le-
gitimidad y el prestigio asociados a ella. Históricamente,no obstante, las
cosas eran muy distintas, ya que durante siglos la democracia se concibió
como un ejemplo de mal sistema político (así ocurre, por ejemplo, en el
pensamiento de PLATÓN, para quien ocupa el penúltimolugar, tan sólo por
delante de la tiranía; o en el de ARISTÓTELES, para quien era una forma
degenerada de la República), y por tanto, calificar un sistema político
como «democrático» era criticarlo y desprestigiarlo. Durante la revolu-
ción americana, los críticos afirmaban que el nuevo modelo propuesto era
una «democracia», y frente a ello sus partidarios se defendían sosteniendo
que no se trataba de una democracia, sino de algo mucho mejor que una
democracia. Con el paso del tiempo, han resultado obvios los cambios
producidos en este punto.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 63

3.4. Tipos de interpretación jurídica


En el ámbito de la interpretación jurídica, una vez vistas las cuestiones
generales anteriores, es posible realizar diversas clasificaciones.Unicamen-
te centraremos nuestra atención en dos de ellas: por un lado, la que tiene en
cuenta quién es el sujeto que lleva a cabo la interpretación y, por otro lado,
la que tiene en cuenta la técnica interpretativa utilizada.

3.4.1. Tipos de interpretación en función del intérprete


Es habitual atribuir un nombre distinto a la interpretación de un precepto
normativo en función de quién es el intérprete que la lleva cabo. En este sen-
tido, las categorías más habituales son las siguientes: interpretación autén-
tica, interpretación oficial, interpretaciónjudicial,interpretación doctrinal e
interpretación operativa o estratégica.
l) La interpretación auténtica es aquella que lleva a cabo la misma
autoridad que ha dictado la disposición normativa que es objeto de inter-
pretación (por ejemplo, cuando el legislador dicta una ley interpretativa de
otra ley, o cuando la exposición de motivos incluye elementos que permiten
determinar cuál es la interpretación que el propio legislador realiza de esa
ley).
2) La interpretación oficial es la llevada a cabo por una autoridad pú-
blica (órganos del Estado, en sentido amplio) en el ejercicio de sus fun-
ciones. Por ejemplo, es el caso de las circulares dictadas por la Dirección
General de Tributos acerca de cómo interpretar ciertos preceptos de la ley
del impuesto sobre la renta de las personas físicas. Para diferenciada de
la interpretación auténtica, la interpretación oficial suele restringirse a los
casos en que el intérprete no es el mismo órgano que dictó la disposición
interpretada. '

3) La interpretación judicial, como su propio nombre sugiere, es la


realizada por los órganos jurisdiccionales en su actividad de aplicación del
derecho. Esta es, posiblemente, la de mayor relevancia de cara a la deterrni-
nación de la respuesta del caso planteado (al menos ello es así en los casos
decididos en sede judicial).
4) La interpretación doctrinal es aquélla realizada por los juristas en
su actividadteórica de descripción y sistematizacióndel derecho (por ejem-
plo, a través de libros y artículos jurídicos). La relevancia e impacto de este
tipo de interpretación depende del prestigio del autor y de las razones ofre-
cidas en apoyo de las interpretaciones propuestas.
64 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

5) La interpretación operativa o estratégica es la utilizada por los


abogados o asesores jurídicos de las partes, y obviamente está guiada prin-
cipalmente por los intereses de la parte que defiende, aunque ello no signi-
fica que no puedan ofrecer razones sólidas en apoyo de las interpretaciones
propuestas.

3.4.2. Las técnicas interpretativas. Interpretación literal


e interpretación corrector-a”
Al menos en teoría, el intérprete no realiza su tarea del modo que libre-
mente le apetezca, sin seguir guía o pauta alguna, sino que se ajusta a cierto
tipo de técnicas, esquemas argumentativos o conjuntos de reglas que gozan
de una larga tradición jurídica, y que, también teóricamente, limitan el con-
junto de interpretaciones posibles o admisibles.
Es fácil ver que, desde una perspectiva escéptica, resultaría altamente
cuestionable afirmar que la existencia de estas técnicas suponga algún tipo de
limitación a la discrecionalidad de los intérpretes.

Incluso el propio derecho positivo se refiere a los criterios o técnicas in-


terpretativas, como ocurre, en nuestro caso, con el art. 3.1. del Código Civil,
que establece: «Las nonnas se interpretarán según el sentido propio de sus
palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislati-
vos, y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo
fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas».
Este precepto enumera un conjunto de criterios o técnicas interpretati-
vas (las que se conocen como interpretación literal, sistemática, histórica,
etc.), pero ni mucho menos resuelve los problemas o dificultades que se
plantean en sede interpretativa. Se siguen planteando muchos interrogan-
tes, fundamentalmente por el hecho de que el propio art. 3.1 CC es a su
vez una disposición normativa, susceptible de ser interpretada de diversos
modos: ¿es la interpretación literal un límite absoluto, o son admisibles in-
terpretaciones que sobrepasen las fronteras de sus significados lingüísticos?
¿Debe entenderse que la enumeración es exhaustiva, o son admisibles tam-
bién otras técnicas no enumeradas? ¿Se plantea una relaciónjerárquica entre
ellas, o todas las técnicas están en un mismo nivel? Si es este último caso,

‘3Para las cuestiones relacionadas con las técnicas interpretativas, resultan destacables, en-
siguientes: CALVO, 1995; GUASTINI, 1992; GuAsmi, 1999; MORESO, 2006, y
tre otras, las obras
TARELLo. 1980. Para un análisis de la interpretación jurídica desde una perspectiva más filosófica,
véanse VERNENGO, 1977; VERNENGO, 1994, y CHIASSONI, 2007.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 65

¿qué ocurre si los resultados de aplicar distintas técnicas interpretativas son


incompatibles? ¿Qué interpretación es la que debería ser elegida?
Según el profesor genovés Riccardo GUASTINI, es posible trazar una
primera gran división entre las técnicas interpretativas, diferenciando entre
la interpretación literal, por una parte, y la interpretación. correctora,
por
otra ‘4. Esta clasificación,como apunta el autor, es conjuntamente exhaustiva
(toda interpretación es o bien literal, o bien correctora, sin que quepa nin-
guna otra posibilidad),y mutuamente excluyente (si una interpretación es
literal, entonces no es correctora, y viceversa). No obstante, las categorías
sonalgo imprecisas, porque la propia naturaleza del lenguaje (vaguedad,
ambigüedad, etc.) hace que no sea posible trazar una frontera clara entre
aquello que es una interpretación literal y aquello que es ya una interpreta-
ción correctora.
La interpretación literal (o declarativa) sería aquella que se ajusta al sig-
nificado lingüístico de la expresión interpretada, según la práctica habitual
de la comunidad lingüística de que se trate (en este caso, la comunidad de
los juristas).
Sería, por tanto, aquella interpretación que «se ajusta a la palabras» del
legislador a la hora de atribuir un significado a la disposición normativa,
tal como éstas se entienden en un contexto jurídico”, o, en palabras del
art. 3.1. CC, la interpretación que se realiza «según el sentido propio de sus
palabras».
En contraste, la interpretación correctora sería aquella que se aparta de
la interpretación literal (dicho de otro modo, la que atribuye un significado
distinto del que resulta de las estrictas palabras del legislador o autoridad ‘

normativa).
A su vez, la interpretación correctora puede ser o bien extensiva, o bien
restrictiva. Una interpretación correctora extensiva, como su nombre su-
giere, es la que «extiende» o amplía el ámbito de aplicación de la norma,
haciéndola aplicable a casos que, de acuerdo con una interpretación literal,
quedarían excluidos de su ámbito de aplicación.
Un ejemplo (hipotético) de interpretación correctora extensiva sería, por
ejemplo, que frente a la disposición «prohibido el acceso de vehículos de
motor al parque» un intérprete sostuviera (mediante algún argumento) que
debe entenderse que tampoco pueden acceder las bicicletas.El sentido literal
de «vehículos de motor» tanto en el lenguaje común como el ámbitojurídico,
,

Véase, por ejemplo. GUASTINI, 2003: 25 y ss.


"‘
"Recordemos que el lenguaje jurídico es un lenguaje técnico (al menos, parcialmente), en
el que las palabras no siempre tienen el mismo significado que en el lenguaje común.
66 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

excluye a las bicicletas,por lo que según una interpretación literal, las bici-
cletas no se verían afectadas por la prohibición.A través de la interpretación
ofrecida, no obstante, se amplía el ámbito de aplicación, afectando a un su-
puesto (las bicicletas)que de otro modo quedaría excluido.

En contraste, la interpretación correctora restrictiva es la que restringe


o limita el ámbito de aplicación de la norma, en comparación con una in-
terpretación literal. Ello supone, por tanto, que supuestos que en principio
quedarían afectados por la norma, resultan, gracias a la interpretación pro-
puesta, excluidos de su ámbito de aplicación.
Supongamos ahora que la disposición establece «Prohibidala entrada de
perros en el parque», pero algún intérprete sugiere (o impone, si se trata de
una autoridad,como por ejemplo un juez) que esta disposición debe interpre-
tarse de manera que excluye a los perros que vayan convenientemente atados
con una correa y provistos de bozal. Es decir, algunos casos que quedarían
incluidos en el ámbito de aplicación de la norma según una interpretación
literal (la clase «perros provistos de correa y bozal» está claramente incluida
en la clase «per-ros»), son excluidos, por vía interpretativa, de su ámbito de
aplicación.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que cuando hablamos de «inter-
pretación literal», no necesariamente estamos afirmando que exista siempre
una única interpretación literal. Los problemas del lenguaje que conocemos
(vaguedad y textura abierta, ambigüedad,carga emotiva) hacen que en no po-
cas ocasiones sea posible atribuir distintos significados a un mismo texto sin
salimos de su líteralidad. Por esa razón, algunas de las técnicas interpretativas
que veremos a continuación pueden ser usadas precisamente para elegir o
privilegiaruna determinada interpretación de entre las diversas interpretacio-
nes literales posibles. Es decir, no necesariamente estas técnicas han de verse
como mecanismos para justificar o proponer interpretaciones correctoras.

Siguiendo en la misma línea, normalmente cada una de estas distintas


técnicas no está necesaria o conceptualmente ligada a un tipo concreto de
interpretación, sino que pueden ser usadas, según las circunstancias, para
justificar interpretaciones de diverso tipo (correctora extensiva, correctora
restrictiva, o bien para elegir entre distintas posibilidadesde interpretación
literal). Algunas técnicas, no obstante, más que ir dirigidas a ofrecer una
interpretación de la disposición normativa, son más bien instrumentos ar-
gumentativos para evitar/resolver problemas del sistema, como por ejemplo
lagunas o antinomias (contradicciones normativas).
Finalmente, conviene destacar que, en no pocas ocasiones, el uso de
distintas técnicas interpretativas puede dar lugar a diferentes normas incom-
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 57

patibles 1°, y en estos casos normalmente no existe una clara ordenación o


jerarquía entre las diversas técnicas.
A continuación veremos brevemente y de manera individualizada algu-
nas de las técnicas interpretativas más habituales: l) el argumento sistemá-
tico; 2) el argumento histórico; 3) el argumento teleológico; 4) el argumento
psicológico; 5) el argumento sociológico; 6) el argumento económico; 7) el
argumento apagógico o reducción al absurdo; 8) el argumento a fortiori;
9) el argumento analógico; 10) el argumento a contrario sensu. Como com-
probaremos, aunque se trata de categorías fácilmente distinguibles desde el
punto de vista conceptual, en su aplicación su distinción no es sencilla en
muchos casos, por lo que es posible que un mismo argumento o razonamien-
to pueda entenderse como una aplicación de más de una de estas técnicas.

l) El argumento sistemático
Bajo este título se aglutinan diversas técnicas de interpretación que tie-
nen en común la idea de que una disposición normativa no debe interpretar-
se aisladamente, sino en relación o conexión con otras disposiciones, ya que
el derecho es un sistema (se asimila este concepto a la idea de un conjunto
ordenado de elementos, al que se suele atribuir las propiedades de la cohe-
rencia y la completitud). A la hora de determinar o atribuir un significado,
pues, debe tenerse en cuenta lo que establecen otros elementos del sistema.
Pueden diferenciarseal menos dos modalidades distintas del «argumento
sistemático»: el argumento a cohaerentia y el argumento sedes materiae.
a) El argumento o razonamiento a cohaerentia establece que una dis-_
posición normativa debe interpretarse de modo que resulte coherente (es
decir, no contradictoria) con otras normas jurídicas del sistema (o, más exac-
tamente, con las interpretaciones de otras disposiciones normativas de la au-
'

toridad). Por esa razón, frente a diversos significados posibles, siendo uno o
varios de ellos contradictorios con otros preceptos, mientras que otro u otros
no, debe optarse por la interpretación que no resulte contradictoria. Se trata,
al menos en la mayoría de ocasiones, de una interpretación correctora, pues
a partir de una interpretación literal se llegaría a una contradicción.

Por ejemplo, supongamos que contarnos con dos disposiciones, a las


que llamaremos D, y D, D, establece «Se prohíbe fumar en la totalidad de
las instalaciones deportivas», mientras que D, dispone textualmente: «Está
permitido fumar en los bares y restaurantes de las instalaciones deportivas,
siempre que tengan una superficie mínima de cien metros cuadrados y zonas

" Esto, como veremos, ocurre de forma habitual cuando contraponemos la analogía al ar-
gumento a contrario sensu.
68 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

físicamente separadas para fumadores y no fumadores». De acuerdo con una


interpretación literal de los preceptos, se produciría una antinornia o contra-
dicción normativa, ya que en los bares y restaurantes de las zonas deportivas
(que cumplan ciertas condiciones) fumar estaría simultáneamente prohibido
y permitido, en función de la norma considerada. En virtud de una interpre-
tación a cohaerentia, podría sostenerse que D, debe interpretarse como que
se prohíbe fumar en las instalaciones deportivas, a excepción de los bares y
restaurantes que cumplan los requisitos establecidos por D2. De ese modo, al
entender que un precepto es una excepción a otra norma general, se preserva
la coherencia del sistema.

Este tipo de argumento suele fundamentarse en la llamada «hipótesis


del legislador racional», según la cual, el legislador (autoridadjurídica, en-
tendida en abstracto y no como personas concretas) es una entidad racional,
por lo que, entre otras cosas, no dicta nonnas contradictorias. Como es fácil
ver, si la hipótesis del legislador racional se toma como una tesis descriptiva
acerca de cómo actúa de hecho el legislador, es difícilmentesostenible y, de
hecho, la necesidad de acudir a un razonamiento a cohaerentia mostraría
que el legislador no ha actuado racionalmente(si lo hubiera hecho, no haría
sido necesario recurrir al argumento a cohaerentia,porque las normas serían
compatibles).
Un ejemplo o manifestaciónespecialmente relevante de argumento a co-
Izaerentia es el de la llamada interpretación conforme. Como sabemos, en
los sistemas constitucionales actuales como el nuestro, las normas constitu-
cionales tienen un rango superior al de las non-nas legales (normas con rango
de ley), por lo que una condición para la validez de las normas legales es que
no resulten incompatibles con la constitución. En algunas ocasiones se plan-
tea la duda de si cierto precepto legal resulta o no inconstitucional, y puede
ocurrir que, interpretado de cierto modo, resulte compatible con la constitu-
ción, mientras que no lo sea bajo otra interpretación (no deberíamos olvidar,
sin embargo, que la constitucionalidad o inconstitucionalidad no dependerá
únicamente de cómo se interprete el precepto legal, sino también de cómo se
interpreten los preceptos constitucionales). En situaciones de ese tipo, lo que
se hace es elegir aquella interpretación que resulta compatible con la constitu-
ción; esto es, se realiza una interpretación conforme a la constitución.
En muchos de los supuestos que llegan al TribunalConstitucional para
el examen de la constitucionalidad de uno o varios preceptos legales, éste
opta, siempre que sea posible, por dictar una sentencia interpretativa, en la
que establece que el precepto en cuestión es compatible con la Constitución,
siempre que sea interpretado de cierto modo. Esto supone, en virtud de la
posición que ocupa este Tribunal en nuestro esquema institucional, que el
resto de órganos jurídicos deberán utilizar esa interpretación del precepto
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 69

o, al menos, evitar la interpretación o interpretaciones que el Tribunal ha


considerado como contrarias a la constitución.

Un ejemplo de este tipo de decisiones es la STC 24/2004, de 24 de fe-


brero. En ésta se discute acerca de la constitucionalidad del art. 563 del Có-
digo Penal”, relativo a la tenencia de «armas prohibidas». El punto central
de la discusión es que, según el tenor literal del precepto, para determinar
cuáles son las «armas prohibidas», ha de acudirse a otras normas (legales o
reglamentarias) que establecen cuáles son esas armas, y esta remisión puede
conllevar que un simple ilícito administrativo sea considerado como un ilícito
penal (delito), lo cual vulneraría ciertas exigencias constitucionales, como
el principio de legalidad penal (los delitos y las penas privativas de libertad
deben estar regulados mediante Ley Orgánica) o el principio de ultima ratio
(último recurso) del derecho penal.
El Tribunal Constitucional estableció que, si el precepto se interpretaba
como una remisión total o en blanco a un reglamento del gobierno (lo que,
por otro lado, es lo que parece derivarse a partir de una interpretación literal),
entonces resultaría inconstitucional.No obstante, no declaró inconstitucional
el precepto porque era posible una interpretación compatible con la Consti-
tución. En concreto, la disposición debía interpretarse como que castiga la
tenencia de armas cuando concurren las condiciones siguientes: a) que sean
armas prohibidas únicamente por una norma extrapenal con rango de ley o
de decreto (excluyendo otros tipos de normas reglamentarias),b) que posean
una especial potencialidad lesiva y c) cuya tenencia se produzca en condi-
ciones o circunstancias que la conviertan en especialmente peligrosa para la
seguridad ciudadana. Como puede observarse, esta «interpretación confor-
me» resulta ser un ejemplo de interpretación correctora restrictiva, ya que no
cualquier supuesto de hecho que quedaría incluido según una interpretación ,

literal («arma prohibida») quedaría afectado por la norma.

b) El argumento sedes materiae consiste en sostener que a la hora


de interpretar una disposición, debe tenerse en cuenta el contexto o marco
normativo en el que ésta se encuentra. Dicho «contexto normativo» puede
resultar muy variable, de modo que puede ser muy limitado (por ejemplo,
la sección concreta del capítulo concreto de la ley en donde se encuentra el
precepto), o considerablemente amplio (por ejemplo, la rama del ordena-
miento de que se trate).

Por ejemplo, muchos autores (sobre todo de la dogmática penalista) sos-


tienen que el concepto de «propiedad» del derecho penal es distinto del con-
cepto de «propiedad» del derecho civil, por lo que en los «delitos contra la

” Art. 563 CP: La tenencia de


armas prohibidas y las de aquellas que sean el resultado de
la modificaciónsustancial de las características de fabricación de las armas reglamentadas, será
castigada con la pena de prisión de uno a tres años.
7o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

propiedad» del Código Penal, que se cometen contra los «propietarios», no


se está protegiendo estrictamente la «propiedad» tal y como es concebida es-
trictamente desde el punto de vista civil (es decir, se puede cometer un delito
contra la propiedad, como por ejemplo un robo o un hurto —art. 234 ss.
y
CP——, sin que la víctima o sujeto pasivo sea el «propietario» desde el punto
de vista civil). Por ende, estos preceptos deben interpretarse de acuerdo con
el contexto nonnativo en el que están incardinados (en este caso, el derecho
penal).
Otro ejemplo posible sería eI de los diversos significados de «funcionario
público» según la rama del ordenamiento jurídico que estemos consideran-
do. El concepto es originario del derecho administrativo, hace referencia
y
a un estatuto jurídico muy determinado rigurosamente
y regulado de ciertos
trabajadores públicos. Si, en cambio, nos movemos en el ámbito del derecho
penal, el concepto de «funcionario público» es distinto (y mucho más am-
plio), ya que no se limita a los individuos que ostenten la condición jurídica
formal de «funcionario» según las normas del derecho administrativo, sino
que, según el art. 24.2 CP, alcanza a cualquier persona (funcionario en sen-
tido administrativo, trabajador público con régimen laboral,
cargos electos,
etc.) que «ejerza funciones públicas». Por esa razón, cuando la ley penal hace
referencia a delitos cometidos por «funcionarios», se entiende que ese con-
cepto no se limita a los funcionarios en sentido formal administrativo.

Un problema relacionado con el argumento sedes materiae es el de la


determinación del contexto normativo relevante, ya que pueden plantearse
dudas o controversias acerca de qué contexto es el que hay que tomar en
consideración.

Un ejemplo de ello sería el siguiente: el art. 10.2 de la Constitución es-


tablece «las normas relativas a los derechos fundamentales a las libertades
y
que la Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Decla-
ración Universal de derechos Humanos y los tratados y acuerdos intemacio-

_
nales sobre las mismas materias ratificados por España». Surge la duda
ha sido objeto de controversias doctrinales) de cuáles son los
(que
preceptos cuya
interpretación debe guiarse por los tratados y acuerdos internacionalessobre
derechos humanos. Según una posición, estos preceptos son los arts. 15 a 29
de la Constitución, que son los que gozan de la máxima protección
jurídica
y están incluidos en una sección que lleva por título «De los derechos funda-
mentales y las libertades públicas». Según otros autores, sin embargo, serían
todos los preceptos del Título I (incluyendo por tanto otros derechos además
de los de los ans. 15 a 29), que lleva por rúbrica «De los derechos deberes
y
fundamentales».

2) El argumento histórico
El llamado «argumento histórico» es un esquema de razonamiento se-
gún el cual las disposiciones jurídicas han de interpretarse de acuerdo con la
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...

tradición jurídica, esto es, conforme a cómo se han entendido históricamen-


te los distintos conceptos e instituciones jurídicas. -

Se trata, por tanto, de un argumento de tipo conservador,


que intenta
mantener la continuidad de la tradición jurídica a la hora de interpretar los
preceptos normativos. En este sentido, se puede oponer al «argumento so-
ciológico», que veremos más adelante, y que sostiene que la interpretación
debe guiarse según el contexto social y los cambios sociales culturales
y
propios del momento en el que el precepto debe aplicarse. Este tipo de ar-
gumento también estaría en la base del recurso al precedente o a la juris-
prudencia como criterio para determinar la interpretación (se interpretan los
preceptos tal y-como se ha venido haciendotradicionalmentepor la jurispru-
dencia en decisiones anteriores).

Utilizandonuevamente un ejemplo que apareció con anterioridad, el del


art. 32.1 CE («El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio
con plena igualdad jurídica»),parece bastante evidente
que la interpretación
tradicional de «matrimonio» es la que hace exclusiva referencia al matrimo-
nio monogárnico y heterosexual, por lo que de acuerdo con esta tradición,
cualquier otra forma de matrimonio quedaría excluida. De hecho, uno de los
argumentos principales de los sectores que se opusieron a la reforma legisla-
tiva que introdujo la figura del matrimonio entre personas del mismo sexo era
que esta unión no podía considerarse propiamente como un «matrimonio».
Si con ello pretende decirse que no se ajusta al sentido «propio», «objetivo»
o «natural» de la palabra, entonces son de aplicación todas las críticas
que ya
vimos frente al esencialismo lingüístico. Si, en cambio, el argumento se limi-
ta a indicar que ésa no es la interpretación que tradicional o históricamente se
ha hecho de «matrimonio»,entonces difícilmentepuede negarse ese extremo,
pero queda en pie la cuestión de por qué debería privilegiarse esta interpre-
tación tradicional frente a otra más acorde con la evolución social y cultural
de nuestra comunidad.
Pero no necesariamente toda interpretación histórica conlleva una restric-
ción de derechos o libertades: podría, por ejemplo, recurrirse al argumento
histórico para sostener que determinadas limitaciones de derechos y liberta-
des impuestas en nombre de la «lucha contra el terrorismo global» son in-
constitucionales, ya que resultan incompatibles con lo que tradicionalmente
se ha entendido que abarcan y protegen estos derechos
y libertades (derecho
a la intimidad, secreto de las comunicaciones,etc.).

cualquier caso, este tipo de argumento interpretativo presenta im-


En
portantes problemas. Por una parte, parece concebir la tradición jurídica
como algo totalmente homogéneo, casi monolítico, cuando en la
mayoría
de cuestiones existen y han existido históricamente controversias, distin-
tas líneas jurisprudenciales o doctrinales, evoluciones, etc. Y
por otro lado,
¿hasta dónde ha de retrotraerse esta apelación a la tradición? ¿Es posible,
72 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

por ejemplo, basarse en una tradición o en antecedentes propios del anterior


régimen predemocrático para interpretar leyes aprobadas por un parlamento
democrático? ¿Es posible incluso ir más allá y apelar al derecho romano?
3) El argumento teleológico
El argumento teleológico (del griego télos, finalidad) consiste en atender
al «espíritu», «finalidad» «objetivos», etc., de la ley a la hora de determinar
,

el significado de sus disposiciones. Puede considerarse que éste es uno de


los argumentos explícitamente reconocidos por el art. 3.1 CC, que establece
.

que la interpretación de las leyes se realizará «atendiendo fundamentalmen-


te al espíritu y finalidad de aquéllas».

Se suele entender este «espíritu», «objetivos», «propósito» o «finali-


dad» en términos objetivos; esto es, como el propósito o finalidad de la ley,
y no del legislador o autoridad concreta que dictó la disposición. Esto ya
nos plantea un primer problema importante, que consiste en que, en sentido
estricto, sólo pueden atribuirse fines u objetivos a sujetos provistos de vo-
luntad, y no a objetos. Por esa razón, sólo puede hablarse de la finalidad u
objetivos de la ley en sentido metafórico, en una metáfora que por otro lado
resulta bastante oscura.
Este tipo de argumento es uno de los que más claramente dan lugar a una
interpretación correctora: usualmente, se recurre al argumento teleológico
para interpretar una disposición en términos distintos a los que resultan de
una estricta interpretación literal, aduciendo que dicha interpretación co-
rrectora de ajusta mejor al «espíritu» de la ley. Esta interpretación correctora
puede ser restrictiva o extensiva, según los casos.
Por ejemplo, supongamos que existe una disposición que establece «No
se admitirá la entrada de perros u otros animales domésticos en los hospita-
les y demás recintos sanitarios». Si tomamos en consideración el supuesto
de una persona invidente que va guiada por un perro lazarillo, a partir de
una interpretación literal resulta claro que no podrá entrar con su perro en
un hospital, pues un perro lazarillo es claramente un perro (se subsume en el
supuesto de hecho de la norma). Alguien podría sostener, no obstante, que
el espíritu o finalidad del precepto no es crear impedimentos o dificultades
a los invidentes, sino tan sólo ayudar a mejorar las condiciones sanitarias de
los recintos hospitalarios, por lo que existiría una excepción para el caso de
los perros lazarillos.Dicha interpretación, que muchos considerarían razo-
nable, se aparta del significado literal, y establece una interpretación correc-
tora restrictiva (excluye del campo de aplicación de la norma supuestos que
estarían incluidos bajo una interpretación literal).
En otros casos, el resultado puede ser el contrario, el de una interpreta-
ción correctora extensiva. Ello ha sido así en un número bastante considera-
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...
73

ble de decisiones del Tribunal Constitucional relativas a


requisitos formales
exigidos por las leyes procesales (a modo de ejemplo, la STC 57/1984, de
8 de mayo, la STC 60/1985, de 6 de mayo, o la STC 118/1988, de
20 de
junio ”‘). La tónica general en estas sentencias ha sido que una interpretación
excesivamente rigurosa o estricta (i.e., literal) de los preceptos"
procesales
relativos a cuestiones o requisitos formales para ejercitar acciones, inter-
poner recursos, etc., resulta incompatible con la finalidad de estas normas,
destinadas a establecer mecanismos que permitan o faciliten la defensa
o
protección de derechos e intereses de las personas a través del acceso a los
tribunales.
Es interesante destacar que precisamente este tipo de
disposiciones, que
establecen plazos, tipos de documentos a presentar, o determinan estricta-
mente quién está legitimado para iniciar un
proceso judicial, interponer un
recurso, etc., son las que habitualmente ofrecen menos dudas de interpreta-
ción, en el sentido de que resulta muy claro cuál es su significado literal. Si,
por ejemplo, un precepto establece un plazo de diez días para interponer un
recurso, difícilmente habrá dudas interpretativas de tipo lingüístico. Como
el incumplimiento de los requisitos procesales formales usualmente conlle-
va consecuencias radicales (inadrnisión de la demanda, desestimación
del
recurso, etc .), los tribunales en ocasiones han optado por «flexibilizar»estas
exigencias, apanándose del significado literal. En estos casos, la interpreta-
ción es correctora extensiva, porque además de comprender los casos en
que
se cumplen los requisitos formales (que, obviamente, no
quedan excluidos),
también se incluirían otros supuestos en los que no se cumple la totalidad de
esos requisitos (no se satisface la literalidad del
precepto).
Un ejemplo de interpretación teleológica en este sentido (relajación de
requisitos procesales mediante una interpretación correctora extensiva) se
puede encontrar en la STC 100/1995, de 20 de junio. Ésta gira en tomo a la
interpretación del art. 148.2 de la anterior Ley de Arrendamientos Urbanos,
que establecía literalmente:
2. Igualmente en todos los procesos que lleven aparejado el lanzamien-
to, para que el inquilino o arrendatario pueda utilizarlos recursos de que trata
la sección tercera de este capítulo, habrá de acreditar, al interponerlos, tener
satisfechas las rentas vencidas con arreglo a lo que viniere pagando a la ini-
ciación del litigio o consignar-las en el Juzgado o Tribunal.
En una interpretación literal, este precepto exige que quien haya sido con-
denado a un desahucio en un proceso judicial, sólo podrá interponer un recurso
si acredita (demuestra) previamente que ha pagado o consignadojudicialmen-
te todas las rentas vencidas. Se suele afirmar
que el objetivo de esta medida
es evitar que los inquilinos que han sido condenados a abandonar la
vivienda

‘3 A éstas y otras decisiones se hace referencia en CALVO, 1995: 67-82.


74 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

usen la táctica de interponer un recurso a fin de alargar el proceso y retrasar el


desahucio (la fecha en la que efectivamente deberán abandonar el imnueble).
Ello conllevaría que la falta de prueba o acreditación del pago o consigna de
estas rentas es un motivo para inadmitir a trámite el recurso. Sin embargo, el
Tribunal Constitucional sostuvo en esta sentencia que esa interpretación era
demasiado «rigorista» y que no podía sin más inadrnitirse el recurso cuando
el arrendatario hubiera pagado o consignado las rentas vencidas pero no lo
hubiera acreditado en el momento de interponer el recurso. En opinión del tri-
bunal, la finalidad de la norma (evitar maniobras dilatoriasque perjudiquen los
intereses del arrendador) también queda satisfecha cuando se ha pagado o con-
signado pero no se ha cumplido el requisito formal de la acreditación de este
hecho, por lo que también en esos casos se admitiría a trámite el recurso. Es
una interpretación, por tanto, correctora (se aparta de la literalidad del precepto,
que exige la acreditación),y extensiva (afecta a casos que quedarían excluidos
bajo una interpretación literal, concretamente aquellos en los que se ha pagado
o consignado pero no se ha acreditado este extremo).

4) El argumento psicológico
El argumento psicológico o de la voluntad del legislador consiste en
intentar fundamentar la interpretación de la disposición en aquello que pre-
tendía o entendía la autoridad concreta que la dictó. Se opone así al argu-
mento teleológico en la medida en que lo relevante aquí no es la «voluntad
de la ley», entendida como algo objetivo y abstracto, sino la voluntad dela
autoridad que la elaboró. Sería pues un intento de descubrir el contenido de
una hipotética «interpretación auténtica» del texto.
‘9

Este argumento puede resultar persuasivo, porque se presenta como el


más respetuoso con el legislador, el que más se somete a su autoridad y el
que menor margen de maniobra deja a la tarea «creativa» de los jueces y
demás intérpretes. Con todo, presenta importantes problemas, tanto desde
una perspectiva epistemológica (conocimiento) como justificativa.
a) Desde una perspectiva epistemológica, el mayor problema evidente
es el de descubrir cuál es esta supuesta «voluntad del legislador». En oca-
siones pueden resultar de utilidad algunos elementos como los preámbulos
o exposiciones de motivos, los trabajos preparatorios (proyectos y antepro-
yectos), o las discusiones parlamentarias,pero en la mayoría de casos, sobre
todo si se trata de normas antiguas, es extremadamente difícil llegar a cono-
cer esta «voluntad del legislador».

Por otra parte, este esquema de razonamiento concibe esta «voluntad»


como algo unitario y perfectamente coherente, cuando habitualmente las

‘9 Recordemos
que la interpretación auténtica es aquélla realizada por la misma autoridad
que dictó la disposición interpretada.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...
75

disposicionesjurídicas son la expresión de un proceso en el que participan


muchos individuos (órganos colegiados, como por ejemplo un parlamento
o
un consejo de ministros), que no tienen
por qué interpretar del mismo modo
el texto que se está aprobando. En un parlamento, por ejemplo, las
opiniones
y voluntades de sus miembros pueden resultar muy dispares; no tienen por
qué entender un mismo precepto de un mismo modo, y es posible que sim-
plemente muchos de sus miembros actúen bajo la disciplina de voto de los
partidos políticos, por lo que su voluntad u opinión individuales resultarán
irrelevantes. Es más, no es infrecuente el caso en que los distintos
grupos
parlamentarios se ponen de acuerdo precisamente en aprobar un deterrnina-
do texto, que resulta lo suficientemente indeterminado o flexible como
para
permitir distintas interpretaciones, acordes con las respectivas orientaciones
políticas”.
b) Además, este argumento resulta problemático desde la perspectiva
de su justificación.Aun bajo la hipótesis de que esta «voluntad del legisla-
dor» fuera deterrninable y clara, se plantearía la cuestión de por qué debería
optarse por una interpretación psicológica con preferencia sobre otras in-
terpretaciones posibles. En las últimas décadas, en los Estados Unidos ha
ido cobrando notable fuerza una coniente de pensamientojurídico conocida
como «originalismo» (originalísnz),que sostiene fundamentalmente
que la
Constitución americana debe interpretarse de acuerdo con lo pensaban sus
autores, a finales del siglo xvm. Partiendo de esa base, resulta claro que la
prohibición constitucional de aplicar «penas crueles e inusuales» (octava en-
rnienda) no excluye a la pena de muerte, ya que a finales del siglo xvm ésta
no era vista como una pena cruel, ni por supuesto inusual. También resultar-
clara la diferencia de criterio en temas como la esclavitud, la discriminación
racial o el trato a la mujer. La cuestión clave es por qué considerar
que las
opiniones de estas personas deben prevalecer sobre otras consideraciones,
dando lugar a una «tiranía de los muertos sobre los vivos» que difícilmente
puede compatibilizarsecon la democracia.
5) El argumento sociológico
El argumento sociológico es el que propone que la determinación o atri-
bución de significado a las disposiciones nonnativas debe ir guiado funda-
mentalmente por la realidad social o contexto histórico del momento en
que
deben aplicarse las normas.
Es, por tanto, un criterio que aboga por una interpretación «dinámica»
de los preceptos legales, que permite cambios en la interpretación
para ade-

"° Un ejemplo paradigmático fue el consenso conseguido para la aprobación de la actual


Constitución española de 1978.
76 DAVID MARTíNI-zzZORRILLA

cuarse al contexto, circunstancias o exigencias sociales y culturales cam-


biantes.En este sentido, se opondría al argumento histórico y al psicológico,
partidarios de la estabilidaden la interpretación y en la preerninencia de la
tradición o el pasado. La mayoría de autores entiende, por otra parte, que
este criterio aparece recogido en el art. 3.1 CC, cuando éste hace referencia
a «la realidad del tiempo en que han de ser aplicadas» las normas.

Este esquema argumentativo puede dar lugar tanto a interpretaciones


extensivas como restrictivas, según los casos (o simplemente interpreta-
ciones distintas, que incluyan supuestos que antes quedaban excluidos y
excluyan situaciones que antes quedaban incluidas). Como ejemplo de la
primera posibilidad,podemos hacer referencia al ejemplo, que ya apare-
ció anteriormente, del art. 32 de la Constitución, relativo al matrimonio. Si
nos basáramos en una interpretación histórica o en una supuesta «voluntad
del legislador» (argumento psicológico),muy probablemente concluiríamos
que el precepto, cuando dice que «el hombre y la mujer tienen derecho a
contraer matrimonio», se refiere exclusivamente a] matrimonio monogámi-
co heterosexual. En un contexto social y cultural como el actual, con los
cambios que ha sufrido nuestra sociedad en las últimas décadas, no existe
razón para entender que el art. 32 CE deba interpretarse como que excluye
los matrimonios homosexuales. Y siguiendo con el mismo esquema, en un
hipotético futuro los cambiossociales podrían conducir a que dejara de tener
sentido la concepción del matrimonio como una figura estrictamente mo-
nogámica. En cualquier caso, una interpretación sociológica da lugar a una
ampliación de los supuestos que quedan cubiertos por la disposición (matri-
monios homosexuales), en comparación con otro tipo de interpretación más
«conservadora» .

Un posible ejemplo de la segunda posibilidadpodría ser el de la inter-


pretación de nociones como «pornográfico» u «obsceno» (arts. 185 y 186
CP), que con toda probabilidad sería más restringido que en décadas ante-
riores (pensemos, por ejemplo, en actos públicos de afecto entre personas
homosexuales, que hace unos años serían calificados como «obscenos»).
6) El argumento económico
Al contrario de lo que podría pensarse por la denominación del argu-
mento, no se trata de vincular la interpretación de las disposiciones a consi-
deraciones de eficiencia económica.
Por «argumento económico» se entiende que si una disposición es sus-
ceptible de varias interpretaciones, y una de ellas resulta redundante (reite-
rativa o superflua) con lo dispuesto por otro precepto y otra no lo es, es pre-
ferible la interpretación que no da lugar a la redundancia. Normalmente se
opta por atribuir un significado distinto a la disposición de menor jerarquía,
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...
77

posterior o más concreta y mantener el de la disposición de mayor jerarquía,


anterior o más general.
c:
Se trata, pues, de otra manifestación mas de la hipótesis del
legislador
racional, ya que se parte del presupuesto de que el legislador o autoridad
normativa no dicta normas superfluas o innecesarias
y, por tanto, si aparen-
temente dos disposiciones dicen lo mismo, deben redoblarse los
esfuerzos
para tratar de descubrir el «verdadero» sentido de los preceptos, pues sería
absurdo que se tratara de una mera repetición. Es más, bajo el
de la racionalidaddel legislador, atribuir el mismo significado a presupuesto
dos precep-
tos sería ir en contra de su voluntad.
En suma, la fuerza o capacidad persuasiva del argumento
depende de la
hipótesis del legislador racional, por lo que si esta se rechaza o se pone en
cuestión, el argumento económico resultará extremadamentedébil.
7) El argumento apagógico
El argumento apagógico, también conocido como «reducción al ab-
surdo» o reductio ad absurdum, tiene como una de sus características más
destacadas el hecho de ser un argumento negativo o indirecto: en lugar de
ofrecer razones o apoyos directos a favor de una determinada tesis
(una
interpretación determinada de una disposición normativa, en nuestro caso),
muestra que otra tesis distinta o incompatible es rechazable por dar lugar a
consecuencias o resultados «absurdos». De ese modo, al rechazar una tesis
o de
punto vista contrario, se apoya indirectamente la tesis o punto de vista
propio.
Originalmente, se trata de un mecanismo que se utiliza en lógica para
comprobar la corrección formal (validez lógica) de un razonamiento deduc-
tivo. Consiste en asumir, como premisa, la negación de la conclusión del
argumento, y si a partir de dicha negación, añadida al resto de elementos del
razonamiento, llegamos a una contradicción, el argumento es correcto, y no
lo será en caso contrario._

Por ejemplo, supongamos que contamos con un razonamiento


que tie-
ne como premisas: l) «p —> q»; y 2) «pq», mientras que la conclusión es
3) «ap». Para comprobar si este razonamiento es correcto mediante la reduc-
ción al absurdo, introducimos «p» (que es la negación de
«-p») en el mismo.
Pero «p», combinado con la primera premisa mediante nzodus
ponens, da
lugar a la conclusión «q», que es incompatible con «fiq» (premisa 2). Por
tanto, el razonamiento es correcto.

En el ámbito de la interpretación jurídica, no obstante, se utiliza


una
noción de «absurdo» mucho más laxa, que no se limita exclusivamente
a
la inconsistencia lógica. Una interpretación puede resultar
«absurda», entre
7g DAVID MARTÍNEZ ZJORRILLA

otros motivos, porque dé como resultado una norma incompatible con otra
norma de rango superior, o sea considerada como injusta, o ureahzable, o
irracional desde el punto de vista económico, etc. En ese caso, ese resultado
se manifiesta como una razón para rechazar esa posibilidadinterpretativa,
e indirectamente, para aceptar la propuesta alternativa respaldada por el
intérprete.
Un ejemplo interesante de uso del argumento apagógico se encuentra
en la STC 64/1983, de 21 de julio. En ésta se discute acerca de la interpreta-
ción más adecuada del art. 9 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (de 1882,
pero todavía en vigor), cuyo texto es el siguiente: «Los Jueces y Tribunales
que tengan competencia para conocer de una causa determinada, la tendrán
para todas sus incidencias (...)». En concreto, se planteaba la cuestión de si
la competencia sobre estas «incidencias» (o cuestiones incidentales, como
también se conocen) incluyen a todas, tanto las de tipo judicial (asuntos que
son resueltos por órganos judiciales) como las de tipo administrativo (asun-
tos que son normalmente resueltos por órganos administrativos), o bien si la
competencia se limita a las incidencias de tipo judicial.
El caso que dio pie a este problema fue el siguiente: un individuo fue
condenado en 1974 por un delito de cheque en descubierto (una modalidad
de estafa), y en el año 1981 se le condena de nuevo, esta vez por un delito de
estafa (tipo general). En esta segunda condena, se le aplicó la agravante de
reincidencia (por tener los antecedentes penales derivados de la condena de
1974), con lo que la pena fue más alta. El problema es que, de acuerdo con
la legislación entonces vigente, los antecedentes penales deberían haber sido
cancelados por haber transcurrido el plazo de caducidad legalmente estable-
cido, pero no lo fueron. El órgano encargado de gestionar los antecedentes
penales no es un órgano judicial, sino un órgano administrativo dependiente
del Ministerio de Justicia, el Registro Central de Penados y Rebeldes. El juez
penal se limitó a comprobar que el acusado tenía antecedentes penales, sin
entrar a considerar la cuestión de si eran o no correctos, de acuerdo con la
ley, ya que, según el juez, ese asunto no es competencia de los jueces, sino
que es un asunto administrativo sobre el cual no tiene competencia. En suma,
pues, se le aplicó una agravante que, de acuerdo con la ley, no debería haber-
se aplicado, dando lugar a una pena superior a la que legalmente le hubiera
correspondido.
El TC, por su parte, sostuvo en su sentencia que la interpretación adecua-
da del art. 9 LECr era la que extendía la competencia a todo tipo de inciden-
cias, tanto judiciales como administrativas. Uno de sus argumentos principa-
les fue mostrar que la otra posible interpretación (sólo incidenciasjudiciales)
daba lugar a consecuencias «absurdas» o inaceptables desde el punto de vista
constitucional: a) Por un lado, porque supondría una vulneración del art. 17
CE (derecho a la libertad),porque la libertad sólo se puede limitar conforme
a la ley, y en este caso se privaría de la libertad por un periodo superior al es-
tablecido por la ley. b) Y por otro lado, porque la negativa del juez a examinar
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 79

el tema de los antecedentes penales supondría una violación del derecho a la


tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), que incluye, entre otras cosas, el dere-
cho a acudir a los jueces para que éstos den una respuesta conforme a derecho
a las controversias que se les plantean. En síntesis, pues, la interpretación se
rechaza por «absurda», ya que es jurídicamente «absurdo» que una norma de
rango legal contravenga disposiciones de rango constitucional.

Como es fácil detectar, pero de todas maneras conviene también des-


tacar, el argumento apagógico resulta bastante débil si es el único que se
utiliza en apoyo de la interpretación propuesta, ya que no ofrece argumento
alguno a favor de ésta, sino tan sólo en contra de otra alternativa posible.
Por ello, es siempre aconsejable que vaya acompañado de algún otro argu-
mento o técnica interpretativa que ofrezca un apoyo directo a la propuesta
planteada.
8) El argumento a fartiori
Estrictamente hablando, el argumento o razonamiento a fartiori no es
una técnica interpretativa, sino más bien un mecanismo para dar respuesta
a un supuesto de laguna normativa (ausencia de norma expresa aplicable al
caso a1 que el juez o aplicador debe dar respuesta). El presupuesto, pues, es
que nos hallamos frente a un supuesto para el cual no existe ningún precepto
que (al menos de manera explícita) determine la respuesta del caso. Sería,
en términos de la clasificaciónde MACCORMICK, un problema de relevancia
o determinación de la norma aplicable. '

El argumento a fartiori consistiría en acudir a otra norma para resol-


ver el caso (una norma que resuelve otro/s caso/s distinto/s),justificando su ‘

aplicaciónpor el hecho de que la razón o fimdamento que subyace en la nor- .

ma aplicada se manifiesta aún con mayor intensidad en el caso a decidir. En e

suma, el argumento requiere: a) una laguna normativa; b) un juicio acerca


de la supuesta razón o fundamento de otra norma del sistema; y c) un juicio
de que, en el caso a decidir, dicha razón o fundamento se manifiesta con una
todavía mayor intensidad que en los casos cubiertos por la norma.
Suele distinguirse entre dos modalidades o fórmulas de argumento a
fartiori, si bienambas se basan en la idea expuesta de la «mayor intensidad»
de la razón subyacente. En concreto, se habla de: a) a maiori ad minus y
b) a minori ad maius.
a) La primera modalidad (a maíori ad minus) se usa cuando se trata
de una norma que confiere derechos o posiciones ventajosas en general, y se
asemeja al dicho «quien puede lo más, puede lo menos».
Por ejemplo, supongamos que una disposición prohibe el acceso de ve-
hículos de motor a un parque, pero permite el acceso de bicicletas, y nos
3o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

preguntamos si está permitido el acceso con patines, ya que la disposición


guarda silencioel respecto. Un intérprete podría sostener que la razón, funda-
mento o finalidad de la norma es garantizar la tranquilidad de los usuarios del
parque, y que si está permitido acceder en bicicleta,con mayor razón estará
hacerlo con patines, ya que afectan menos (en comparación con las bicicle-
tas) a la tranquilidad de los usuarios.
Otro ejemplo: supongamos que una disposición urbanística de un ayun-
tamiento establece que no podrán edificarse viviendas de más de quince me-
tros de altura en las calles de menos de diez metros de anchura. No existe
disposición alguna en relación a la altura máxima de las edificacionesen las
calles de más de diez metros de anchura. En este contexto, podría decirse que
si pueden edificarse viviendas de menos de quince metros cuando la anchura
de la calle es inferior a diez metros, con mayor razón podrán construirse edi-
ficios de menos de quince metros de altura en las calles con anchura superior
a diez metros.

b) La segunda modalidad (a minori ad maius) se utilizacuando el pre-


cepto establece obligaciones o algún tipo de posición desventajosa para los
individuos afectados, basándose en que si una característica, situación, ele-
mento etc. ha bastado para establecer una carga, deber, obligación, etc., tam-
bién debe establecerse esa consecuencia para las situaciones en las que dicha
característica, situación o elemento se manifiesta con aún mayor intensidad.
Por ejemplo, una disposición normativa establece que ciertas clases de
perros (identificados según su raza) deben inscribirse obligatoriamente en
un registro especial. Se aduce que la razón o fundamento de la norma es la
peligrosidad de estos animales, lo que justifica un mayor control de los rnis-
mos. Partiendo de esta base, se plantea el caso de ciertas personas que poseen
grandes felinos (por ejemplo, tigres). Los grandes felinos no están incluidos
expresamente en el precepto, pero podría argumentarse que, a fortiori, estos
animales deben también inscribirse, ya que son aún más peligrosos que los
perros a que hace referencia el precepto.

9) El argumento analógico
El «argumento analógico», «analogía legis» o simplemente «analogía»
tiene muchos aspectos en común con el argumento a fortiori. Al igual que
éste, requiere de una laguna normativa y acude a la aplicación de una norma
que regula otro caso para darle respuesta. La diferencia principal, según
suele aducirse, es que consiste en la aplicación de una nonna que regula un
caso similar (entre el caso a decidir y el caso regulado por la norma aplicada
analógicamente existen similitudes relevantes), extremo que no se requiere
en el argumento a fortiori. Y por otro lado, no es necesario que la razón que
fundamenta la norma aplicada se manifieste con mayor intensidad en el caso
a decidir.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...
31

Se trata de una técnica expresamente recogida en nuestro


derecho positi-
vo, concretamente en el art. 4.1 del Código Civil, que establece literalmente:
«Procederá la aplicación analógica de las nonnas cuando éstas no
contem-
plen un supuesto específico, pero regulen otro semejante entre los que se
aprecie identidad de razón».
Con todo, su diferenciaciónrespecto al argumento a fortiorí resulta
pro-
blemática. Como hemos visto, se dice que la analogía se basa en la similitud
entre casos, y este requisito no es necesario en el razonamiento a
Una ilustración sería el ejemplo antes propuesto de los
fortiori.
grandes felinos y la
obligación de inscripción en un registro especial: la justificaciónde que tam-
bién se inscriban los felinos no se basa en que éstos los
y perros sean seme-
jantes, sino en otras consideraciones (peligrosidad). Pero si atendemos a lo
que establece el art. 4.1 CC, no basta una mera similitud, sino que se exige
que exista una «identidad de razón». Es decir, como señala GUASTINI, tanto
la analogía como el argumento a fortiori exigirían acudir al fundamento
o
principio que subyace a la disposición, con lo que los límites entre ambas
figuras se diluyen".
Sea como fuere, se subraya que la analogía no puede fundamentarse
en meras similitudes superficiales o accidentales, sino que esta «identidad
de razón» exige que se trate de similitudes centrales o relevantes entre los
casos. El problema evidente aquí es
que la «relevancia» de la similitud es
un concepto valorativo y bastante vago que otorga grandes dosis de discre-
cionalidad al intérprete a la hora de decidir si procede o la aplicación del
no
argumento analógico.
La analogía se ha usado en ocasiones para aplicar normas relativas al ï"
matrimonio para casos de uniones de hecho. Hace apenas un par de décadas,
el ámbito de las parejas de hecho era prácticamente un «desierto
jurídico»
en el que apenas había normas relativas a ese
tipo de situaciones, que ade-
más eran muy fragmentadas. Ante esta situación, algunos jueces
que tenían
que tornar decisiones sobre casos en los que estaba involucrada una relación
de hecho acudían a las normas del matrimonio
para dar una solución al caso,
atendiendo a las similitudes que, en muchos extremos, comparten ambos
tipos de situaciones.
Un buen ejemplo lo encontramos en la sentencia del Tribunal
Supremo
de 18 de mayo de 1992. Ésta se refiere a una controversia relacionada
con
el reparto de bienes comunes de los miembros de una unión de
hecho, una
vez finalizada la convivencia. En el caso del matrimonio, esta cuestión
está
minuciosamente regulada, pues forma parte del régimen económico matri-

3'
Véase GUASTINI, 2003: 38.
82 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

monial (gananciales, separación de bienes o participación),por lo que el de-


recho determina la distribución de los bienes comunes tras la disolución de
la comunidad (separación, divorcio, nulidad o fallecimiento). El problema
es que no existía nada similar en relación a las parejas de hecho, por lo que
surge el problema de cómo llevar a cabo la distribución de los bienes tras
la separación. La sentencia indicada procedió a aplicar analógicamente los
preceptos del régimen económico de gananciales, argumentando que existían
similitudes relevantes («identidad de razón») entre la convivencia more uxo-
rio y la matrimonial, siempre que la primera cumpla una serie de condiciones
(que muy habitualmente son satisfechas): «(l)a convivencia more uxorio ha
de desarrollarse en régimen vivencial de coexistencia diaria,estable, con per-
manencia consolidada a lo largo de los años, practicada de forma externa y
pública con acreditadas actuaciones conjuntas de los interesados, creándose
así una comunal vida amplia, intereses y fines, en el núcleo de un mismo ho-
gar» (fdto. 3.°). En el caso individual examinado, se cumplían, en opinión el
Tribunal,esas condiciones: «(d)ichas condiciones se dan concurrentes en las
relaciones que por más de veinte años mantuvieron los litigantes de autos y
con proyección bien concretada de actividades en común, como el reconoci-
miento legal de su hija a la que mantuvieron y educaron; la existencia y ma-
nejo de cuentas bancarias y la compra de bienes producto de sus actividades
negociales compartidas. Eso determina que se ha generado la existencia de un
patrimonio común (...)» (fdto. 3.°).
En síntesis, se asume que ambas situaciones comparten similitudes (con-
vivencia con pretensión de estabilidad,actividades comunes, patrimonio co-
mún, etc.), y que estas similitudes son lo bastante significativas («identidad
de razón») como para aplicar la norma al caso no regulado.
El uso de la analogía, con todo, cuenta con ciertas limitaciones,bastante
comunes entre los diversos sistemas jurídicos. En el caso del derecho es-
pañol, el art. 4.2 del Código Civil establece ciertas excepciones al posible
uso del argumento analógico: «Las leyes penales, las excepcionales y las de
ámbito temporal no se aplicarán a supuestos ni en momentos distintos de
los comprendidos expresamente en ellas». Ello supone que, en estos casos,
existe la obligación de realizar una interpretación literal.
De todos los supuestos del art. 4.2 CC, resulta especialmente destacable
la prohibición del uso de la analogía en el derecho penal, por las cuestiones
que plantea. En principio, esta limitación responde a las exigencias de los
principios de legalidad y tipicidad penal (nullum crimen, nulla poena Sine
lege praevia),que impiden castigarpenalmente conductas distintas de las ex-
presamente indicadas por la ley penal. El propio Código Penal, en el art. 4.1,
reitera, de modo casi idéntico al art. 4.2 CC, esta idea: «Las leyes penales no
se aplicarán a casos distintos de los comprendidos expresamente en ellas». No
obstante, existen al menos dos aspectos problemáticos a destacar:
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 33

a) En primer lugar, gran parte de la doctrina sostiene que, si bien no es


posible la analogía en derecho penal, sí que puede realizarse una interpreta-
ción extensiva de sus disposiciones. No está del todo claro qué se entiende
exactamente por una «interpretación extensiva» en este contexto, ni tampo-
co cuáles serían sus diferencias respecto de la analogía. Parece que muchos
autores entienden que una «interpretación extensiva» es una interpretación
que de algún modo amplía el ámbito de aplicación o los supuestos afectados
por la norma (en relación con el significado literal «común» o «normal»),
pero sin superar los límites del significado literal. Es decir, de entre varios
significados literales posibles, se optaría por la interpretación más amplia (la
que incluye un mayor número de supuestos, o, dicho de otro modo, la que
además de incluir el núcleo de certeza, incluye también otros supuestos de la
zona de penumbra). La analogía, en cambio, se produciría al extralimitarse
del significado literal posible del precepto (casos que no estarían incluidos
ni siquiera en la zona de penumbra).
Aunque conceptuahnente la distinción entre ambas figuras parece clara,
en la práctica plantea muchas dudas, y no es en absoluto fácil determinar si
estamos frente a una interpretación extensiva o frente a una analogía. Un
ejemplo podría ser el del concepto de «trabajador» a efectos penales (en los
delitos contra los trabajadores del título XV del Código Penal). Desde el
punto de vista jurídico, este concepto está definido en el art. 1.1 de la Ley
del Estatuto de los Trabajadores (1980), aunque hay quien sostiene que, a
efectos penales, debe realizarse una «interpretación extensiva», ampliando
el concepto e incluyendo en esa categoría a individuos que no serían «tra-
bajadores» en sentido jurídico-laboral, como por ejemplo las personas que
quieren incorporarse al mercado laboral pero todavía no lo han hecho 1’. Para ï
justificar este punto de vista se apoyan en que sólo así podrían aplicarse cieré‘
tos tipos penales (como el del art. 312.2 CP), o que esa interpretación sería“
más acorde con la interpretación «amplia» que se hace del concepto penal
de «empresario» (argumento sistemático). Pero resulta dudoso que personas
que no se han incorporado aún a una actividad productiva por cuenta ajena
puedan considerarse como «trabajadores» en sentido literal, incluso en una
interpretación que vaya más allá de los límites del art. 1.1 ET, aunque no
haya dudas de que sean potenciales trabajadores.
b) Aunque las disposiciones normativas (arts. 4.2 CC y 4.1 CP) son
muy taxativas a la hora de excluir el uso de la analogía en el derecho penal,
la doctrina y la jurisprudencia, en una larga tradición, limitan esta prohibi-
ción tan sólo a lo que denominan como analogía in malam partenz, es decir,
al uso de la analogía cuando ésta daría lugar a resultados perjudiciales para

33 Véase NAVARRO. 1998: 46-47.


84 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

el acusado (por ejemplo, si se decidiera castigar a alguien por una conducta


no contemplada como delito o falta, pero similar a otra que sí está sancio-
nada). Por el contrario, entienden que sí cabe la analogía cuando ésta es in
bonam partem, es decir, cuando beneficiaal acusado. Los casos más claros
serían los de la aplicación analógica de las causas de exención o atenuación
de la responsabilidadcriminal; por ejemplo, considerando como atenuante
alguna circunstancia que, sin estar expresamente recogida en la ley, es si-
milar a alguna que sí está contemplada. Puede afirmarse, de hecho, que la
analogía in bonam partem está explícitamente reconocida en la propia ley
penal, ya que el art. 21.6 CP establece literalmente como atenuante «(c)ual-
quier otra circunstancia de análoga significaciónque las anteriores». En este
sentido, la STS de 10 de noviembre de 1998 estableció que se podía aplicar
analógicamente la circunstancia de «parentesco» cuando pese a no existir
tal relación, existieran vínculos afectivos y vivenciales de carácter estable,
análogos a los que usualmente se plantean entre parientes.
10) El argumento a contrario sensu
El argumento a contrario sensu (o simplemente a contrario) consiste,
dicho en términos muy genéricos, en limitar la aplicación de un precepto
normativo a los casos o supuestos estrictamente indicados en el mismo, sin
que quepa su «extensión» o «ampliación» a otros casos o supuestos distintos
de los expresamente mencionados.
Aparece así como una técnica interpretativa muy apegada a la letra de
la ley, y por lo tanto, como un mecanismo interpretativo propio de la inter-
pretación literal.
Con todo, tal como señalan autores como TARELLO o GUAsTmI, bajo la
etiqueta de «argumento a contrario» los juristas suelen incluir dos activi-
dades distintas, que no pueden reconducirse a una única categoría”. Por
esa razón, es posible hablar de dos tipos o modalidades de argumento a
contrario:
a) Por un lado, puede hablarse de argumento a contrario como una técni-
ca o argumento interpretativo en sentido estricto, que da lugar a una interpre-
tación literal de la disposición interpretada. Por ejemplo, partiendo de lo que
dispone el art. 19 de la Constitución de 1978: «Los españoles tienen derecho a
elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional»,se diría
que esta disposición establece la norma por la cual cierta categoría de sujetos
(los españoles) gozan de ciertos derechos (libertad de residencia y circulación
por el territorio nacional),sin que establezca nada al respecto de otras catego-
rías de sujetos (extranjeros y apátridas): el art. 19 CE ni reconoce ni excluye

33 Véanse TARELLO, 1980, y GUASTINI, 2003: especialmente pp. 28-30.


EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO...
35

de esos derechos a los extranjeros y apátridas; sencillamente guarda silencio


al respecto, ya que se refiere exclusivamente a «los españoles». La situación
de los extranjeros y apátridas en relación a la posibilidadde circular o residir
en España no depende del art. 19 CE, sino de otras nonnas, en el caso de
que
existan (pues podría haber una laguna nonnativa).
b) Pero por otro lado, es también muy habitual hablar de argumento
o razonamiento a contrario para hacer referencia no ya a una técnica inter-
pretativa en sentido estricto, sino a un argumento creador de normas (más
allá del sentido literal del precepto), de modo similar al argumento analó-
gico o al argumento a fortiori (para dar respuesta a un caso de laguna). En
este sentido, el argumento diría que si un precepto se refiere expresamente
a un cierto caso o conjunto de casos, debe entenderse
que cualquier otra
situación distinta a las expresamente mencionadas debe tener una solución
también distinta («a casos distintos, soluciones distintas»), normalmente
bajo el supuesto de que si el legislador hubiera querido incluir también
ese otro caso, así lo hubiera hecho, y que su no inclusión demuestra
que no
quería que esos casos flzeran tratados del mismo modo. Se basa, pues, en
una presunta voluntad del legislador o autoridad nonnativa,
que es también
otra manifestación más de la hipótesis del legislador racional (el legislador
ha contemplado todos los casos posibles, y ha querido limitar la aplicación
de esa norma a los casos explícitamente contenidos en ella).
Bajo esta modalidad argumentativa, se afirmaría que del art. 19 se
sigue que los extranjeros y apátridas no gozan de la libertad de residencia y
circulación, ya que el precepto se refiere exclusivamente a «los españoles», '

y que con ello el constituyente ha querido excluir expresamente a los ex-


tranjeros y apátridas, pues si hubiera querido que también gozaran de esto
derechos, así lo habría establecido. '

No es inusual incluso concebir esta modalidad de argumento a contrario


como un razonamiento lógico, como algo que «se deduce lógicamente» de
los preceptos afectados. Un ejemplo de este punto de vista puede encontrar-
se en la STC 21/1981, de 15 de junio. En ésta, el Tribunal Constitucional se
pronuncia acerca de la posibilidad de que la administración militar impon-
ga sanciones que, directa o subsidiariamente, supongan una privación de
libertad. El art. 25.3 CE establece que «(l)a Administración civil no podrá
imponer sanciones que, directa o subsidiariamente, impliquen privación de
libertad», pero guarda silencio en relación a la administración militar. El
tribunal afirmó (fdto. 8°) que de ahí se deriva a sensu contrario que la ad-
ministración militar sí que puede imponer ese tipo de sanciones, y que esta
posibilidadse deduce de la Constitución.
No obstante, no es cierto que el argumento a contrario sea un razona-
miento lógico, en el que la conclusión de deduzca o derive lógicamente de
86 DAVID MARTÍNEZ ZORRELA

las premisas. De hecho, su estructura se corresponde con la denominadafa-


lacia de negación del antecedente, que como su nombre indica («falacia»),
es un razonamiento erróneo desde el punto de vista deductivo. De hecho, la
estructura del razonamiento es idéntica a la del argumento siguiente, que es
a todas luces incorrecto:

l) Los perros son mamíferos


2) Los caballos no son perros
3) Por lo tanto, los caballos no son mamíferos
Pero si se trata de un razonamiento incorrecto, ¿por qué se sigue uti-
lizando? Aunque no se trate de un argumento deductivo, puede resultar
bastante persuasivo si se parte de la base de la presunta voluntad del legis-
lador (si hubiera querido que este otro caso quedara cubierto por la norma,
así lo hubiera establecido). Es posible incluso que en algunas ocasiones
resulte razonable sostener que la no inclusión de un supuesto manifiestala
voluntad de la autoridad de excluirlo del ámbito de aplicación de la norma,
pero en cualquier caso, será el intérprete/aplicador quien deberá justificar
este extremo mediante los argumentos pertinentes. Por otro lado, el uso
del argumento a contrario también puede responder a una concepción del
sistema jurídico según la cual éste carece totalmente de lagunas,gracias a
la existencia de nonnas de clausura (del tipo «todo lo que no está prohibi-
do, está permitido»); en este sentido, si la Constitución no prohíbe que la
administración militar imponga sanciones privativas de libertad, entonces
es que lo permite. Pero como veremos más adelante, la existencia de nor-
mas de clausura es una cuestión puramente contingente"; pueden existir
o no existir (existe, por ejemplo, una norma de clausura en el ámbito del
derecho penal), y no es una verdad lógica que los sistemas jurídicos carez-
can siempre de lagunas.

Para finalizar, es necesario hacer las dos puntualizacionessiguientes:


1) En muchas ocasiones, cuando uno o varios preceptos normativos
establecen un listado o enumeración de situaciones, casos o supuestos, pue-
de plantearse la duda de si tal enumeración es taxativa (excluye cualquier
otro supuesto no contemplado expresamente) o meramente ad exemplunz (a
modo de ejemplo, de manera que podrían incluirse otros casos similares).
Al menos en algunos casos, la respuesta no es sencilla, y no puede hablarse
de una solución objetivamente correcta, sino que queda a decisión del in-
térprete (por ejemplo, del TribunalConstitucional). Si se opta por una inter-
pretación a contrario, el intérprete se está inclinando por considerar que la
enumeración es cerrada o taxativa.

3" Sobre este tema, véase la sección 4.2.2 del capítulo III.
EL MÉTODO (I). EL UNIVERSO DEL DISCURSO... 37

Puede ilustrarse esta idea mediante algunos ejemplos. El an. 81.1 CE


establece: «Son Leyes orgánicas las relativas al desarrollo de los derechos
fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben los Estatutos de
Autonomía y el régimen electoral general y las demás previstas en la Cons-
titución». El art. 81.2 CE, por su parte, establece ciertas exigencias formales
(mayoría absoluta del Congreso) para la aprobación de leyes orgánicas. Aquí
se planteó la duda acerca de si la enumeración del art. 81.1 CE era o no ce-
rrada, puesto que de no serlo, cabría la posibilidadde aprobar otras materias
mediante el procedimiento de la ley orgánica, dando así pie a otras «leyes
orgánicas» distintas a las expresamente previstas por la Constitución. La
STC 76/1983, de 5 de agosto, cerró la cuestión estableciendo que la relación
era taxativa, aunque había habido previamente bastante discusión entre los
constitucionalistas.
Otros ejemplos podrían ser los de los arts. 14 y 19 CE (este último ya
visto anteriormente). El art. 14 CE dice: «Los españoles son iguales ante la
Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimien-
to, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social». ¿Puede interpretarse este precepto como que sí es posible
establecer discriminacioneslegales entre los extranjeros, p_or ejemplo, conce-
diendo más derechos a los hombres extranjeros que a las mujeres extranjeras,
o a los extranjeros de cierta religión respecto a de los extranjeros de otras
religiones? Y en relación al art. 19, ¿sería constitucionalmenteadmisible una
norma que obligara a todos los extranjeros a residir en una determinada pro-
vincia, o que impidiera que circularan por el territorio de ciertas Comunida-
des Autónomas?

2) Aunque el argumento a contrario (en su segunda versión) puede


resultar un instrumento útil de cara a resolver casos de laguna normativa, en
la gran mayoría de supuestos da lugar a soluciones distintas (casi siempre
incompatibles) a las que ofrecen otros argumentos útiles para el mismo fin,
como el argumento analógico o el argumento a fartiori .

Al hablar del argumento analógico, vimos cómo este mecanismo argu-


mentativo se había utilizadopara aplicar normas del régimen económico ma-
trimonial a situaciones de parejas de hecho, basándose en la existencia de
similitudes relevantes entre ambas situaciones (por ejemplo, la STS de 18 de
mayo de 1992). Apenas un año más tarde (STS de 22 de julio de 1993), otra
sentencia del Tribunal Supremo rechaza el uso de la analogía, por considerar
que las dos situacionesofrecen considerables diferencias,optando por limitar
la aplicación del régimenjurídico matrimonial a las situaciones expresamen-
te contempladas (matrimonio).
Lo más habitual, a la hora de comparar dos situaciones, será que éstas
no serán tan similares como para compartir todas sus propiedades relevantes
(pues, en ese caso, estaríamos hablando del mismo caso genérico),pero tam-
88 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

poco tan distintas como para no compartir ninguna circunstancia relevante,


por lo que, en suma, la decisión de optar por la analogía o argumento
el a

contrario dependerá de la valoración del intérprete, que elegirá según su

consideración acerca de qué aspectos son los más determinantes: las simili-
tudes o las diferencias.
CAPÍTULO III
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACTÓN
DEL DERECHO, LA DETERNIINACION
DE LA RESPUESTA Y LOS DEFECTOS
DEL SISTEMA

Una vez determinado el ámbitode nuestro análisis (Universo del Discurso),


seleccionado el material jurídico relevante y realizada la interpretación del rnís-
mo (al menos, una primera interpretación aproximativa),el paso siguiente para
determinar una respuesta al caso que nos ocupa consiste en la sistematización.
Usualmente se afirma que una de las tareas básicas de la doctrina o dogmática
jurídica consiste en sistematizar el derecho; por ello suele entenderse la reali-
zación de una descripción ordenada y rigurosa de las respuestas que ofrece el
sistema jurídico a cada uno de los distintos casos (genéricos) del ámbito que se
está analizando. Se trata, de algún modo, de «poner en orden» aquello que, de
manera implícita, pero de modo informal o poco claro, establecen las normas
jurídicas relativas al Universo del Discurso que estamos analizando. Una vez
realizada la sistematización,resultará sencillo (al menos, en principio) identifi-
car cuál es la respuesta que el sistema establece para el caso que nos interesa.

Como se indicó en apartados anteriores, para la tarea de sistematización


resulta especialmente indicado el modelo de análisis lógico de sistemas nor-
mativos desarrollado por C. E. ALCHOURRÓN y E. BULYGIN en su obra Norma-
tive Systems‘ (1971). En este capítulo se presentarán los aspectos centrales

' ALCHOURRÓN y BULYGIN, 1971. La versión castellana es. además, accesible online en la
siguiente dirección: httpz/lwwwcervantesvirtualcom/servlet/SirveObras/457073921034927625
65679/@0OO001 .htm.
9o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

de dicho modelo, intentando mostrar su utilidad y rigor para sistematizar


conjuntos de normas y para detectar posibles defectos del sistema.
Como se trata de un modelo altamente abstracto y formalizado, a fin
de facilitarsu comprensión, nos valdremos de un ejemplo muy simple, que
tomaremos como base para ir avanzando en la explicación de los distintos
conceptos básicos del modelo. Una vez asimilados estos conceptos, podre-
mos aplicarlo en otros contextos de mayor complejidad y sofisticación.

El ejemplo que tomaremos como base es ficticio y extremadamente sim-


ple. Supongamos que se nos plantea la cuestión de si cierto estudiante de
una asignatura puede realizar o no cierta prueba especial para intentar ob-
tener la calificación de «Matrícula de honor». Para simplificar al máximo,
partiremos de un UD (Universo del Discurso) definido como «Cursar la
asignatura X», y supondremos que tan sólo existen dos disposiciones relati-
vas a este UD, dictadas por el profesor de dicha asignatura (que sería, en este
ejemplo, nuestra «autoridad nonnativa»),y que son las siguientes:
D,: Podrán realizar la prueba especial aquellos estudiantes que hayan
obtenido una calificación de «Excelente» en el examen final.
D2: Los estudiantes que no hayan presentado todas las prácticas del cur-
so no podrán realizarla prueba especial.
Tenemos también algunos detalles relativos al caso individual: sabemos
que es un estudiante que obtuvo un excelente en el examen final, pero que
no presentó todas las prácticas del curso.
Con la informaciónde que disponemos, vemos que ya tenemos resueltos
los primeros pasos: tenemos determinado el UD y hemos seleccionado el
material normativo relevante.
En relación con la interpretación de estas disposiciones, no parece tam-
poco que nos enfrentemos a excesivos problemas: puede realizarse fácilmen-
te una interpretación literal según. la cual la primera disposición establece la
norma conforme a la cual «los estudiantes que han obtenido un excelente en
el examen final tienen permitido realizar la prueba especial» y de la segunda
,

disposición se obtiene la norma «los estudiantes que no hayan presentado to-


das las prácticas del curso tienen prohibido realizarla prueba especial».

En la teoría jurídica es muy habitual sostener que todas las normas jurí- ‘

dicas tienen una estructura que correlaciona un supuesto de hecho con una
consecuencia jurídica. En el primer caso, el supuesto de hecho sería «haber
obtenido un excelente en el examen final» y la consecuencia correspondiente
sería «permitido realizar la prueba»; en el segundo, el supuesto sería «no
haber presentado todas las prácticas del curso» y la consecuencia «prohibido
realizar la prueba».
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO...

1. EL ÁMBITO FÁCTICO DEL ANÁLISIS: EL UNIVERSO


DE PROPIEDADESY EL UNIVERSO DE CASOS

Como acaba de indicarse, tradicionalmente se entiende que las normas


jurídicas tienen una estructura que conecta un supuesto de hecho con una
consecuencia jurídica. Por lo general, ese «supuesto de hecho» es un caso
genérico (por ejemplo «matar a otro»), mientras que la «consecuencia jurí-
dica» (la respuesta que el derecho establece como respuesta a ese caso) es
normalmente la obligación, prohibición o pennisión de una conducta (en el
ejemplo, sería la obligación del juez de imponer una determinada pena de
prisión). En consecuencia, es posible diferenciar dos ámbitos distintos: el
ámbitofáctico, relativo a los hechos (a los distintos casos o «supuestos de
hecho»), y el ámbito normativo, relativo a las soluciones o respuestas que el
sistema normativo vincula a esos hechos (casos).
Si tratamos de sistematizar el derecho, necesitamos poder realizar de
algún modo una relación completa de los distintos casos genéricos regu-
lados por el sistema (dentro de los límites del Universo del Discurso que
manejamos) para ver luego cuál es la respuesta jurídica de cada uno de ellos.
Debemos, por tanto, determinar el ámbitofáctico del análisis.
¿Cómo es posible determinar la cantidad total de casos genéricos del
sistema analizado, así como su identidad? Imaginemos, a modo de ejemplo,
que contamos con un conjunto de personas, que son los estudiantes de un
aula determinada. Consideraremos, metafóricamente, que cada uno de esos
estudiantes, con nombre y apellidos, es un «caso individual» del Univer-_., A

so del Discurso formado por el aula. Podríamos utilizar muchos criterios


distintos para clasificar a esos estudiantes en distintos subconjuntos (casos
genéricos),definidos por ciertas propiedades. Por ejemplo,podemos utilizar
como criterio la propiedad «ser mujer»: de ese modo tendríamos ya dos con-
juntos diferenciados: el delos estudiantes que presentan la propiedad «ser
mujer», y el de los que no presentan tal propiedad (es decir, el de los hom-
bres). Podemos ahora dar un paso más, e introducir el criterio de «ser mayor
de 25 años», sin eliminar el anterior. De ese modo, los conjuntos o casos
genéricos ya son cuatro: l) el de las mujeres mayores de 25 años, 2) el de las
mujeres menores de 25 años, 3) el de los hombres mayores de 25 años, y 4)
el de los hombres menores de 25 años. Y si añadimos una tercera propiedad,
como la de «ser repetidor», contaremos ya con ocho casos genéricos distin-
tos, entre ellos, a modo de ejemplo, el de los hombres menores de 25 años
que son repetidores, o el de las mujeres mayores de 25 años no repetidoras.
Un aspecto destacable es que cada uno de los estudiantes del aula (cada uno
de nuestros «casos individuales») formará parte de uno y sólo uno de estos
92 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

distintos casos genéricos: no habrá ningún estudiante que no sea clasificable


en alguno de estos subconjuntos, y ningún estudiante formará parte de dos
o más subgrupos distintos.

Podríamos hacer uso de muchos otros criterios posibles o imaginables,


como por ejemplo «tener los ojos azules» o «ser hincha del Barca». No obs-
tante, normalmente elegiremos tan sólo unos pocos, aquellos que por una u
otra razón nos parezcan relevantes o útiles para los fines que nos hayamos
propuesto. Esto es lo que hace el legislador (o autoridad normativa) cuando
dicta sus disposiciones: elige tan sólo algunas propiedades como relevantes
para configurar la respuesta jurídica. Por ejemplo, el hecho de que el delin-
cuente haya actuado o no con premeditaciózz a la hora de cometer un horni-
cidio es una propiedad relevante porque ese aspecto influye en la respuesta
del sistema normativo (que la sanción aplicable sea una u otra), mientras que
el hecho de que la víctima usara o no sombrero en el momento del crimen
es algo totalmente irrelevante, de acuerdo con las normas del Código Penal
que regulan los delitos contra las personas.
Volvamos ahora a nuestro ejemplo de las disposiciones dictadas por el
profesor de una asignatura para determinar quién puede realizar la prueba.
Ala vista de las distintas disposiciones normativas que tenemos, hemos de
tratar de extraer cuáles son las propiedades relevantes del sistema, es decir,
cuáles son aquellas circunstancias cuya presencia o ausencia pueden pro-
vocar que la respuesta sea distinta. Una vez las hayamos identificado todas,
habremos determinado el Universo de Propiedades (UP) del sistema nor-
mativo, lo cual, a su vez, nos permitirá identificar la totalidad de los casos
genéricos (Universo de Casos).
El Universo de Propiedades (UP) es el conjunto de las propiedades re-
levantes del sistema normativo, que nos permitirá determinar la totalidad de
los casos genéricos del sistema (Universo de Casos o UC).
Pues bien, examinando las únicas disposiciones con que contamos, pa-
rece bastante claro que existen tan sólo dos propiedades relevantes: 1) Por
un lado, haber obtenido un excelente en el examen final (que simboliza-
remos como «E»); y 2) por otro lado, haber entregado todas las prácticas
(«P»). Al margen de estas circunstancias, no parece que ninguna otra, como
por ejemplo el ser o no repetidor, o haber aprobado o no un examen parcial,
por ejemplo, tengan incidencia alguna para determinar si el estudiante puede
o no presentarse a la prueba. Tan sólo la presencia o ausencia de alguna de
las dos propiedades relevantes citadas es la que puede suponer cambios en
la respuesta del caso.

Por tanto, el Universo de Propiedades queda del siguiente modo:


UP = {E, P}
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 93

Como se ha apuntado, el UP nos permite determinar el conjunto de to-


dos los casos genéricos del sistema (el Universo de Casos). El número total
de casos dependerá de todas las combinacionesposibles de las propieda-
des relevantes y sus negaciones. En este ejemplo, como contamos con dos
propiedades (y sus correspondientes negaciones),sólo son posibles cuatro
casos genéricos: 1) estudiantes que han obtenido un excelente y que han
presentado todas las prácticas (E A P)’; 2) estudiantes que han obtenido un
excelente pero no han presentado todas las prácticas (E A -|P); 3) estudiantes
que no han obtenido un excelente pero han presentado todas las prácticas
(-E A P); y 4) estudiantes que no han obtenido un excelente y que no han
presentado todas las prácticas (ñE A -=P).
No es posible ninguna otra situación: cada uno de los estudiantes del
curso (es decir, todos los casos individuales del UD) estará integrado en
uno y sólo uno de esos cuatro casos genéricos. Los casos del UC forman
lo que en lógica se conoce como una división: son conjuntamente exhausti-
vos (todos los casos individuales del UD estarán incluidos en algún grupo)
y mutuamente excluyentes (ningún caso individual puede estar incluido en
más de un grupo).

En realidad, como señalan ALCHOURRÓN y BULYGIN3, a fin de que se for-


me una división es necesario que los elementos del UP cumplan una serie de
condiciones:
l) Los distintos elementos deben ser lógicamente independientes: es
decir, Ia presencia de cada propiedad ha de ser compatible con la presencia o
ausencia de las demás (por ejemplo, el haber obtenido un excelente debe ser
compatible tanto con la presentación o no de todas las prácticas).
2) Los elementos del UP deben ser lógicamente independientes de los i‘
elementos del Universo de Casos (UA).
3) El UD y el UP tienen que ser universos correspondientes (cada uno
de los elementos del UD debe poder tener cada una de las propiedades del
UP).
El número total de combinacionesde las propiedades del UP puede de-
terminarse mediante la fórmula 2“, donde n es el número de elementos del
Universo de Propiedades. De este modo, si tenemos dos propiedades (n = 2),
habrá 23 = 4 casos en el UC. Si, en cambio, tuviéramos 3, habría 23 = 8 ca-
sos; con 4 propiedades, 2" = 16 casos, y así sucesivamente. Podemos com-
probar cómo el número de casos del UC aumenta en progresión geométrica
en relación con el incremento de las propiedades del UP.

3
El símbolo «El símbolo "A” es el símbolo lógico de la conjunción, mientras que el símbolo
"-»” representa la negación».
3 Véase ALCHOURRÓN
y BULYGIN, 1971: 22-24.
94 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

A continuación representa-emos el Universo de Casos de nuestro ejem-


plo enla tabla siguiente, en la que el símbolo «+» representa la presencia de
una propiedad, y el símbolo «_» su ausencia:

Universo de Casos

Antes de pasar al siguiente punto, hay que aclarar que los diferentes ca-
sos del UC son categorías lógicas, es decir, casos lógicamente posibles, y no
necesariamente habrá siempre situaciones que, de hecho, encajen en todos y
cada uno de los casos genéricos posibles. Es decir, algunos de los casos pue-
den ser enzpíricanzente vacíos, en el sentido de que no existan casos indivi-
duales (casos «reales») que sean subsumibles en ellos. Por ejemplo, podría
ocurrir que no hubiese ningún estudiante que, habiendo obtenido un exce-
lente en el examen final, no hubiera presentado todas las prácticas del curso
(esto es, que no tuviéramos ninguna situación subsumible en el caso 2),pero
eso no implica que esta situación no sea posible, o que no tenga atribuida
ninguna consecuencia por parte del sistema. Por eso, es importante recordar
que el hecho de que algún caso sea empíricamente vacío no supone que no
deba ser tenido en cuenta en el análisis, ya que también forma parte del sis-
tema: puede ocurrir que el legislador dicte una norma que no resulte nunca
aplicable porque nunca se da el supuesto de hecho, pero eso no significa que
no forme parte del sistema jurídico. Además, podría ocurrir que en el futuro
surgiera algún caso individual subsumible en ese caso genérico.

2. EL ÁMBITO NORMATIVO DEL ANÁLISIS: EL UNIVERSO


DE ACCIONES Y EL UNIVERSO DE SOLUCIONES

En el modelo de ALCHOURRÓN y BULYGIN, las «normas» son definidas en


sentido estricto como enunciados que correlacionan casos con soluciones.
Ya hemos tratado brevemente el ámbito fáctico, relativo a los casos, por lo
que ahora exarninaremos el ámbito normativo, relativo a las soluciones.
Los autores argentinos definen una solución como una modalización o
calificacióndeóntica de una acción.
EL MÉTODO (u). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 95

Por tanto, podemos diferenciar aquí dos elementos: por un lado, el de la


acción (o comportamiento, en términos más generales), y el de la califica-
ción o modalización deóntica, por el otro.
La acción es por tanto un comportamiento (en sentido amplio, incluyen-
do tanto acciones positivas como omisiones) regulado por el sistema. Esta
«regulación» se hace a través de diversos tipos de calificación deóntica o
normativa (prohibido, obligatorio, etc.). Así, si por ejemplo consideramos
la norma que obliga a circular por la derecha de la calzada, la acción sería
«circular por la derecha de 1a calzada» mientras que la calificacióndeóntica
,

de esta acción sería «obligatorio». La solución sería por tanto «obligatorio


circular por la derecha de la calzada».
Como es de esperar, el conjunto de todas las acciones deónticamente
modalizadas por el sistema se denomina Universo de Acciones (UA).

Los elementos del UA deben reunir también ciertas condiciones, análo-


gas a las de los elementos del UP‘:
1) Deben ser lógicamente independientes entre sí;
2) Deben ser lógicamente independientes de los elementos del UP;
3) El UD y el UP tienen que ser universos correspondientes (cada uno
de los elementos del UD debe poder tener cada una de las propiedades del
UP).

En el sistema de nuestro ejemplo, tan sólo contarnos con una única ac-
ción regulada: la de presentarse a la prueba especial, que podemos simboli-
zar como «p»5. Por tanto,

UA = {P}
Es usual, para simplificar el análisis y centrarlo en las cuestiones que
nos interesan, limitar la extensión del Universo de Acciones, de modo que no
comprenda todas las acciones jurídicamente reguldas en el Unverso del Dis-
curso, sino tan sólo aquélla o aquéllas cuya respuesta nos interesa
determinar.
Por ejemplo, es probable que dentro del UD «cursar la asignatura X» haya
otros preceptos que regulen acciones como la asistencia a las clases, la entre-
ga de las prácticas, los requisitos para superar la asignatura, etc., pero como
sólo nos interesa determinar bajo qué condiciones se puede ——o no»- realizar
la prueba para obtener la calificación de «Matrícula de Honor», limitamos el
UA a esa única acción.

‘ Véase ALCHOURRÓN y BULYGIN, 1971: 22-24.


5 A fin de diferenciar las accionesdel UA de las propiedades del UP y evitar posibles confu-
siones. es aconsejable utilizarmayúsculas para simbolizar las propiedades relevantes, y minúscu-
las (tradicionalmente.letras proposicionales, como «p», «q», «r» ...) para las acciones.
96 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

En relación a las calificaciones o modalizaciones deónticas, tan sólo


existen cuatro posibilidades, denominadas operadores deónticos: Obli-
gatorio (O), Prohibido (Ph), Permitido (P) y Facultativo (F). De este
modo, una solución, como calificación deóntica de una acción, tendrá
un aspecto como «O(p)», «Ph(q)» o «F(p A r)», entre muchas otras
posibilidades.
Los operadores deónticos, además, son interdefirtibles, lo que significa
que cada uno de ellos puede ser definido en términos de otro operador dis-
tinto, estableciendo equivalencias. Normalmente, se toma el operador «per-
mitido» (P) como el primitivo o básico, y se definen los demás en relación
con éste. Partiendo de esta base, los demás operadores quedan definidos del
siguiente modo:
O(a) -=- -rP-v(a)
Esto es, si un comportamiento es obligatorio, es como decir que no está
permitido no realizarlo; por ejemplo, si es obligatorio circular por el lado
derecho de la calzada, no está permitido no circular por el lado derecho de
la calzada.
Ph(a) s -=P(a)
Es decir, si un comportamiento está prohibido,no está permitido llevar-
lo a cabo. Si está prohibido fumar, es que no está permitido fumar.
F(ot) s P(ot) A P-(ot)
Por último, un comportamiento es facultativo si está permitida tanto su
realización como su no realización;esto es, cuando se trata de un comporta-
miento optativo para el sujeto. Conviene no confundirlo con la simple per-
misión: que un comportamiento esté permitido no implica que también lo
esté el no realizarlo. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con las obligaciones:
si un comportamiento es obligatorio (circular por la derecha de la calzada,
para seguir con el ejemplo), ello implica que está permitido realizarlo, pero
no está permitido no realizarlo.

El conjunto de las soluciones del sistema normativo es el Universo de


Soluciones (US).
En el sistema de nuestro ejemplo, si examinamos la disposición D¡, ve-
mos que se da la posibilidadde presentarse a la prueba a los estudiantes que
cumplen ciertos requisitos. Si bien en una primera impresión podría parecer
que se trata de una permisión «P(p)», esto no es exacto, ya que lo que el
precepto establece es una posibilidad,que los estudiantes podrán ejercitar o
no, según su libre criterio. Por tanto, es más adecuado entenderlo como un
comportamiento facultativo «F(p)».
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 97

Por su parte, la solución establecida en la disposición D._, plantea menos


dudas, ya que claramente se trata de una prohibición (la prohibición de rea-
lizar la prueba): «Ph(p)».
En suma, nuestro US contiene dos elementos, «F(p)» y «Ph(p)». Por
tanto,
US = {F(P), Ph(p)}

3. LA SISTEMATIZACIÓN Y LA DETERMINACIÓN
DE LA RESPUESTA

Una vez obtenidos todos los elementos anteriores (UP, UC, UA y US),
ya estamos en disposición de poder representar formalmente las normas del
sistema, entendidas como enunciados que correlacionan casos con solucio-
nes. El siguiente paso sería, pues, pasar de las disposiciones, redactadas en
un lenguaje natural, a las normas, representadas en un lenguaje formal.

Si tomarnos la disposición D¡, parece razonablemente claro que ésta es-


tablece que si se da la propiedad «E» (obtener excelente en el examen final),
corresponde la solución «F(p)» (facultativo realizar la prueba especial). Es
decir, de D, podemos extraer la norma según la cual todos los casos en
que esté presente la propiedad «E» estarán correlacionados con la solución
«F(p)»:
N,: E F(p) —>

No parece poder extraerse ninguna otra norma a partir de D16, por lo que =

pasarnos ahora a D2. Ésta establece que los alumnos que no hayan presen-
tado todas las prácticas del curso («-rP») no podrán presentarse a la prueba,
lo que es un modo de decir que tienen prohibido presentarse a la prueba
(«Ph(p)»). Es decir, correlaciona los casos en que se produce «—uP» con la
solución «Ph(p)»: ‘

N2: -\P Ph(p) ->

Como tampoco parece poder extraerse nada más a partir de Dz, podemos
concluir que el sistema normativo analizadoestá compuesto únicamente por
dos normas: N , y N3. Es decir:
SN¡ {N,,N¿}
=

° Debe tenerse en cuenta


que, como vimos anteriormente, no se da siempre una correlación
exacta entre las disposiciones y las nonnas: una única disposición puede contener diversas nor-
mas, y en ocasiones una norma sólo se obtiene a partir de varias disposiciones.
98 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Una vez que contamos con las normas del sistema, ya podemos pasar
a detenninar todas las consecuencias lógicas que el sistema establece para
los distintos casos del UC. Es decir, podemos comprobar la respuesta del
sistema para todos y cada uno de sus casos (genéricos). Ello se representa
gráficamente mediante una matriz que tiene la estructura siguiente:
Matriz del sistema SN 1

En esta matriz podemos observar cómo cada una de las normas afecta a
distintos casos del UC. La norma N, atribuye la solución «F(p)» a todos los
casos en los que está presente la propiedad «E» (casos 1 y 2),mientras que la
norma N2 asigna la solución «Ph(p)» a los casos en que se da «—rP» (casos 2
y 4). Una vez completada, dicha matriz nos permite de un simple vistazo
comprobar cuál es la respuesta del sistema a los distintos casos genéricos e,
indirectamente, cuál es la respuesta del caso individual que tenemos entre
manos, en la medida en que se subsume en alguno de los diversos casos
genéricos posibles.
El sistema SN, presenta algunas características destacables. Por un lado,
contamos con dos casos genéricos cuya respuesta está claramente determina-
da (casos 1 y 4): Si se trata de estudiantes que han obtenido un excelente en
el examen final y han presentado todas las prácticas del curso (caso 1), la res-
puesta es que pueden presentarse a la prueba (por aplicación de la norma N1);
y si se trata de estudiantes que no han obtenido un excelente en el examen final
y que además no han presentado todas las prácticas (caso 4), tendrán prohibi-
do realizarla,por aplicación de N2. Pero por otro lado, algo extraño ocurre con
los casos 2 y 3. Si se trata de estudiantes que han obtenido un excelente pero
no han presentado todas las prácticas (caso 2),resulta que el sistema establece
simultáneamente que pueden y que tienen prohibido presentarse a la prueba,
lo que resulta inconsistente. Por su parte, el sistema no dice nada acerca del
caso en que no se haya obtenido un excelente en el examen final pero sí se
hayan presentado todas las prácticas (hay una laguna normativa).
En suma, vemos que, si hemos de dar respuesta a algún supuesto sub-
surnible en los casos 2 o 3 (como ocurre en nuestro caso individual, ya que,
al introducir nuestro ejemplo, dijimos que se trataba de un estudiante que
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 99

había obtenido un excelente pero que no había presentado todas las prácticas
——caso 2-), nos enfrentamos a un caso difícil (en concreto, por problemas
de relevancia, de acuerdo con la clasificaciónde MACCORMICK explicada en
la sección 4 del capítulo I).

4. LOS POSIBLES DEFECTOS DEL SISTEMA


Y SU TRATAMIENTO

Desde un punto de vista sustantivo o de contenido, un sistema normati-


vo puede resultar insatisfactorio o defectuoso por múltiples razones: puede
ser injusto, o poco razonable, o ineficaz, o poco oportuno, o contener nor-
mas absurdas, anticuadas, etc. Pero también puede ocurrir que un sistema
normativo resulte insatisfactorio por razones de tipo formal, esto es, por
contener determinados defectos lógicos. Estos defectos son independientes
de la «bondad» o «maldad» del contenido, aunque contamos con la ventaja
de que, a diferencia de los defectos sustantivos, son fácilmente detectables
mediante el modelo de análisis de ALCHOURRÓN y BULYGIN.
Para entender adecuadamente estos problemas, es necesario tener en
cuenta que, desde el punto de vista lógico-formal, de los sistemas normati-
vos son predicables las tres propiedades siguientes: consistencia, plenitud e
independencia. Aunque, siendo más rigurosos, lo que en realidad puede de-
cirse es que un sistema normativo puede presentar esas tres propiedades, y
si que no lo hace (no presenta una o más), entonces el sistema es defectuoso
desde el punto de vista formal.
no
a) La consistencia consiste en que el sistema regula de manera con-
tradictoria los diferentes casos o supuestos que abarca. De ese modo, si (y
sólo si) el sistema no contiene contradicciones normativas (llamadas tam-
bién antinomias),es decir, si no existe ningún caso que esté correlacionado
con soluciones distintas e incompatibles (como ocurriría, por ejemplo, si
una norma establece para ese caso la obligación de hacer x mientras que otra
norma establece para ese mismo caso la prohibición de hacer x), entonces el
sistema es consistente. En cambio, si (y sólo si) el sistema contiene al menos
una antinomia, estaremos ante un sistema inconsistente.
b) La plenitud del sistema consiste en que el sistema normativo ofrece
una respuesta (solución normativa) para todos y cada uno de los casos que
regula. Si algún caso no está correlacionado con solución alguna por parte
de las normas del sistema (ninguna norma da respuesta al caso), entonces
existe lo que se conoce como laguna normativa. Un sistema será completo
si (y sólo si) no contiene lagunas normativas, mientras que el sistema será
incompleto si (y sólo si) presenta al menos una laguna normativa.
10o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

c) La independencia del sistema consiste en que el sistema regula los dis-


tintos casos de manera no redundante. Existe redundancia si más de una norma
del sistema vincula el mismo caso con la misma solución (u otra que se deduz-
ca lógicamente),lo que significa que, al menos en cierto sentido, alguna de las
normas sobra, o resulta innecesaria, puesto que el caso ya estaría regulado con
idéntica solución aunque se eliminara la norma redundante. Un sistema será
independiente si (y sólo si) no contiene redundancias,mientras que el sistema
será redundante si (y sólo si) contiene al menos una redundancia.
Como la identidad de un sistema está determinada por sus consecuen-
cias lógicas (es decir, por el modo en que conecta casos y soluciones), para
solucionar estos defectos deberá procederse a hacer una modificación del
sistema, es decir, un cambio en las normas del mismo. Un modo muy habi-
tual de hacerlo (aunque no el único, como veremos) es modificando la inter-
pretación de una o varias de las disposiciones normativas, utilizandoalguna
de las técnicas y argumentos interpretativos examinados en la sección 3.4.2
del capítulo II.
Como hemos visto en repetidas ocasiones, interpretaciones diversas de
una misma disposición pueden dar lugar a distintas normas jurídicas, en la
medida en que éstas son el resultado de una interpretación y su identidad
depende del modo en que correlacionan los casos con las soluciones. Si
interpretaciones diferentes hacen que a un mismo caso le correspondan so-
luciones distintas, estaremos frente a distintas normas y distintos sistemas
jurídicos; en definitiva, mediante la interpretación estaremos modificando
el sistema.
A continuación veremos con más detenimiento cada uno de los distintos
defectos lógicos (inconsistencia,lagunas y redundancias),así como las téc-
nicas más comunes para enfrentarse a ellos.

4.1. Consistencia y antinomias

Una de las condiciones para que un sistema normativo sea satisfactorio


y pueda cumplir adecuadamente su función de guiar la conducta es que no
contenga antinornias o contradicciones normativas7.
Estas situaciones son problemáticas porque en ellas es imposible satisfa-
cer todas las normas en juego, hagamos lo que hagamos: si, para un mismo

7 Una antinomia
surge cuando varias normas correlacionan el mismo caso con soluciones
distintas e incompatibles (por ejemplo, una de ellas obliga a hacer x al tiempo que la otra prohíbe
hacerlo, o una de ellas prohíbe lo que la otra permite).
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 101

caso, una norma ordena hacer lo que otra prohíbe, si


realizamos el compor-
tamiento para cumplir con la obligación,incumpliremos la prohibición,y si
no realizamos el comportamiento para respetar la prohibición, violaremos
la obligación.
Si el conflicto se plantea entre una prohibición y un permiso, si hace-
mos uso del permiso incumpliremos la prohibición, y si no realizamos el
comportamiento para cumplir con la prohibición, nunca podremos ejercer
el permiso.
A pesar de que toda antinomia se caracterizapor ser una incompatibili-
dad entre normas, es posible diferenciar entre varios tipos o categorías, de
acuerdo con una conocida clasificaciónelaborada por Alf Ross‘.
De acuerdo con el autor danés, es posible distinguir entre antinomias de
tipo total-total, total-parcial y parcial-parcial:
a) En las antinomias de tipo total-total, los ámbitos de aplicación de
las normas en conflicto (por ejemplo, la norma N, y la norma N2) son exac-
tamente coincidentes, de manera que siempre que sea aplicable N¡ también ,

lo será N2, y como las soluciones son incompatibles,siempre se producirá el


conflicto. Como N, y N2 regulan exactamente los mismos casos, si se repre-
sentan los ámbitos de aplicación de cada norma con un círculo, los círculos
de N l y N2 serían totalmente coincidentes:

Si, por ejemplo, la norma N¡ establece «Prohibido fumar en las aulas»,


mientras que N! dispone «Permitido fumar en las aulas», siempre se produci-
rá un conflicto entre ambas, ya que cuando sea aplicable N, (esto es, cuando
estemos en las aulas), también lo será N2, que regulan el mismo comporta-
miento (fumar) de manera incompatible.

b) En las antinomias de tipo total-parcial, el ámbito de aplicación de


una de las normas (la más específica) se incluye dentro del ámbito de apli-
cación de la otra (la más general), de manera que, siempre que sea de apli-
cación la más concreta, se producirá el conflicto con la más general, aunque
no ocurre lo contrario, ya que la norma más general cuenta con un ámbito

5 Véase Ross, 1958.


102 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

propio de aplicaciónen el que no entra en conflictocon la más concreta. Di-


cho de otro modo: todos los casos regulados por la norma más específica son
también regulados por la más general, pero no a la inversa (existe al menos
un caso regulado por la general que no es regulado por la específica).

Por eso, desde el punto de vista de la norma más específica, la antinomia


es total, ya que no se puede aplicar sin que se produzca la colisión; pero
desde la perspectiva de la norma más general, el conflictoes Lan sólo parcial,
ya que no siempre se producirá el conflicto con la otra norma. En este caso,
el gráfico sería el de un círculo mayor (norma general) que engloba otro
círculo más pequeño (norma más concreta).

N1

®
Un ejemplo podría ser el siguiente: la norma N, establece «Prohibido
fumar en todo el recinto universitario», mientras que la norma N, dispone
«Se permite fumar en los pasillos de la universidad». Siempre que sea apli-
cable la norma N2, también lo será N, (porque los pasillos forman parte del
recinto universitario), de manera que se producirá la colisión. En cambio,
es posible aplicar la norma N, en algunos casos sin que ésta colisione con
N, (por ejemplo, cuando nos hallamos en las aulas o en los despachos de
profesores).
c) En las antinomias de tipo parcial-parcial, tanto la norma N, como
la norma N2 cuentan, además de los supuestos en que entran en colisión, con
un ámbito propio de aplicación en el que el conflicto no se produce. Dicho
de otra manera: existen casos en los que es posible aplicar N, sin que ésta
colisione con NZ, y casos en que es aplicable N2 sin que se produzca un con-
flicto con N,. Por tanto, aquí los círculos serían secantes:

Un ejemplo de este tipo de antinomias sería el siguiente: supongamos


que N , establece «Se prohíbe fumar en los vuelos de ámbito nacional»,mien-
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 103

tras que N, dispone «Se permite fumar en los vuelos de más de tres horas
de duración». Si resulta que un vuelo es de ámbito nacional pero dura más
de tres horas, se producirá un conflicto entre N, y N2. Ahora bien, es posible
aplicar N, sin que ésta colisione con N2 (vuelos nacionales de menos de tres
horas), así como es también posible aplicar N2 sin que ésta colisione con N,
(vuelos internacionalesde más de tres horas).

Un aspecto muy positivo del modelo de análisis de ALCHOURRÓN y BULY-


GIN es que no sólo nos permite comprobar de un vistazo si se produce alguna
contradicción normativa o inconsistencia en el sistema, sino que además
resulta muy sencillo comprobar en la matriz el tipo de antinomia que se
manifiesta (total-total, total-parcial o parcial-parcial).
Sabemos que una antinomia es total-total cuando los ámbitos de aplica-
ción de las normas son coincidentes, de modo que regulan exactamente los
mismos casos genéricos. Ello significa que, en una matriz, una antinomia de
este tipo tendría un aspecto similar al siguiente:

j
l


3 :-
_-
Tanto Nl como N2 regulan exactamente los mismos casos (1 y 2),por lo
que siempre colisionan y la antinomia es total-total.
Si se trata de una antinomia total-parcial, una de las normas colisionará
siempre con otra, pero ésta última regulará al menos algún otro caso en el ‘

que no se producirá la colisión. Por ejemplo:

-:_

La norma Nl regula tan sólo el caso 1, y siempre entra en conflicto con
N2. Ésta última, en cambio, también se aplica al caso 3, en el cual no coli-
siona con N,.
En el caso de las antinornias de tipo parcial-parcial, al margen del caso
o caso en que ia colisión se produzca, cada una de las normas implicadas
104 DAVID MARTÍNFZ ZORRILLA

deberá regular al menos otro caso en el que la incompatibilidadno se pro-


duzca. Por ejemplo:

El sistema es inconsistente porque se produce una colisión en el caso 1,


pero ésta es de tipo parcial-parcial porque es posible aplicar tanto N, (caso 2),
como N2 (caso 3) sin que estas normas entren en confiicto.
Si retomamos nuestro ejemplo del sistema normativo SN, (el que re-
gula el acceso a la prueba especial), podemos comprobar que la antinomia
entre N1 y N, es de tipo parcial-parcial, porque a pesar de que tenemos un
confiicto en el caso 2 (estudiantes que obtienen un excelente pero no han
presentado todas las prácticas),tanto N1 como N2 cuentan con un ámbitode
aplicación propio en el que el confiicto no se plantea: así, N, no colisiona
con N2 en el caso 1 (estudiantes que obtienen un excelente y que presentan
todas las prácticas), y N2 no colisiona con N, en el caso 3 (estudiantes que
no obtienen un excelente y que presentan todas las prácticas).

4.1.1. Criterios de resolución de antinomias

A pesar de tratarse de un defecto importante, las antinomias no son situa-


ciones tan excepcionales como podría pensarse, debido a la gran cantidad de
disposiciones que contienen los sistemas jurídicos y la gran complejidad de
éstos. Por esa razón, existe un conjunto de criterios para tratar de resolverlas
(elegir entre las distintas alternativas incompatibles) que cuentan con una
larga tradición en la dogmáticajurídica (lo cua] muestra que son situaciones
relativamente habituales)? Entre ellos, destacarían los tres siguientes:
a) El criterio jerárquico (lex superior derogat legi inferiori). Confor-
me a este criterio, si las normas en confiicto derivan de disposiciones de
distinto rango jerárquico (por ejemplo, Constitución y ley ordinaria, o ley y
reglamento),prevalecerá la norma de mayor rango o jerarquía (por ejemplo,

9El tema de los criterios de resolución de antinomias es más complejo de lo que usualmente
sesupone, ya que aparecen entremezcladas cuestiones relativas a la validez y cuestiones relativas
a la aplicabilidadde las normas jurídicas. Para una análisis más detallado de este tema, véase
MARTINEZ ZORRILA, 2003.
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 105

si N, resulta de un precepto legal y N2 de un decreto gubernamental,preva-


lecerá N,).
En nuestro ejemplo, este criterio no nos sería de utilidad, ya que parti-
mos de la base de que todas las disposiciones han emanado de una misma
autoridad, por lo que no se plantean relaciones jerárquicas entre ellas.
b) El criterio cronológico (lex posterior derogar legi priori). Confor-
me a este criterio, si las disposiciones de las que derivan las normas en con-
flicto han sido promulgadas en distintos momentos temporales, prevalecerá
la más reciente en el tiempo. Este criterio está estrechamente relacionado
con el mecanismo de la derogación en sentido estricto.

Este criterio podría ser de utilidad en nuestro ejemplo si se diera la cir-


cunstancia de que las dos disposiciones del profesor lo hubieransido dictadas
en momentos temporales distintos; en ese caso, tendría prioridad la solución
establecida por la norma derivada de la disposición más reciente.

c) El criterio de especialidad (lex specialis derogar legi generali).


Conforme a este criterio, si entre las normas en conflicto puede plantearse
una relación de especialidad (una resulta más concreta o específica en rela-
ción con la otra, más genérica), prevalecerá la norma más concreta (norma
especial). Este criterio resultará por tanto adecuado para los supuestos de
antinomia total-parcial, que se caracterizanpor el hecho de que el ámbito de
aplicación de una de las normas (la más específica) queda incluido en el de
la otra (la más general).
Dado que hemos comprobado que la antinomia de nuestro ejemplo es de
tipo parcial-parcial, este criterio no resulta aplicable en este caso.
Si bien estos criterios pueden resultar útiles en muchos casos, desgra-
ciadamente no nos permiten resolver todos los supuestos de antinomia. En
primer lugar, podría ocurrir que la contradicción se planteara entre dos dis-
posiciones del mismo rango jerárquico, aprobadas en un mismo momento, y
sin que entre ellas se pueda establecer una relación de especialidad. En estos
supuestos, por tanto, no podríamos utilizarninguno de los criterios citados.
Y en segundo lugar, como han puesto de relieve autores como BOBBIO,
en ciertos casos la aplicación de distintos criterios da lugar a soluciones con-
trapuestas (son las llamadas arttinoznias de segundo grado) ‘°. Por ejemplo,
cuando de acuerdo con el criterio jerárquico, debería prevalecer la norma
N“ mientras que de acuerdo con el criterio cronológico prevalecería N2; o
bien, usando otro ejemplo, cuando de acuerdo con el criterio cronológico

'" Para más detalles sobre las antinomias de segundo grado, véase BOBBIO, 1964: 339-354.
106 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

prevalecería N, , pero de acuerdo con el de especialidad la solución sería la


opuesta.
Estos casos pueden ser bastante problemáticas, ya que, si bien podría
decirse con carácter general que el criterio jerárquico prevalece sobre los de-
más (cronológico y de especialidad), la relación entre estos dos últimos no
resulta muy clara, ya que si acudimos a la jurisprudencia, podemos encon-
trar tanto sentencias que dan prioridad al criterio de especialidad frente al
cronológico (prevalece la norma anterior y especial respecto de la posterior
más general), como también decisiones de signo contrario (prioridad de la
norma posterior general sobre la anterior especial).

El uso de estos criterios (u otros, como el de competencia) no es el único


método para enfrentarse a los problemas de inconsistencia. Como sabemos,
también es posible optar por una interpretación distinta de una o más dispo-
siciones normativas, que, separándose del sentido literal, dé lugar a normas
distintas, y que den lugar a un sistema normativo distinto en el que la con-
tradicción ya no se manifiesta. De hecho, algunas técnicas interpretativas,
como el argumento a coherentia, tienen como finalidad explícita eliminar
las antinomias que se producen a partir de una interpretación directa o literal
de las disposiciones normativas implicadas.
Como hemos visto, en el ejemplo de nuestro sistema sólo seria posible,
a lo sumo, aplicar el criterio cronológico, en el supuesto de que las dispo-
siciones hubieran sido dictadas en momentos temporales distintos. Pero sí
que sería posible, en cambio, hacer uso de algunas técnicas interpretativas o
argumentativas para intentar ofrecer una solución a la antinomia del caso 2.
A modo de ejemplo, podría hacerse uso del argumento psicológico, o del
argumento teleológico.
Como vimos enla sección 3 .4 .2 del capítulo H, el argumento psicológico
trata de fundamentar la interpretación en la voluntad de la autoridad que dictó
la disposición. En este caso, se trataría de intentar determinar si, desde el pun-
to de vista del profesor, el dato de la calificacióndel examen final tiene mayor
importancia que el hecho de haber presentado todas las prácticas, o si ocurre
lo contrario. En el primer caso, se daría prioridad al hecho de haber obtenido
un excelente en el examen, con lo que se entendería que todos los estudiantes
que hayan obtenido un excelente pueden acceder a la prueba, resolviendo
así el caso 2 con la solución «F(p)». Si, por el contrario, se considera que la
autoridad da mayor relevancia al hecho de haber realizado un seguimiento
continuado del curso, habiendo presentado todas las prácticas, se entenderá
que para poder realizar la prueba será necesario satisfacer simultáneamente
las dos condiciones (excelente y prácticas),de modo que el caso dos quedaría
resuelto con la solución «Ph(p)». En cualquier caso, ya se hizo hincapié en las
dificultades relacionadascon este tipo de técnica interpretativa.
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... ¡O7

Otra posibilidadsería hacer uso del argumento teleológico, que pretende


identificarla «finalidad objetiva» de los preceptos interpretados para deterrni-
nar su significado. En este sentido, podría argumentarse que, independiente-
mente delo que opine la autoridad (el profesor de la asignatura), la finalidad
objetiva de la calificación «Matrícula de Honor» es la del reconocimiento de
la excelencia a los mejores estudiantes, y que los «mejores estudiantes» no
son simplemente los que obtienen una buena nota en un examen final, con
independencia del resto de factores, ya que entre otras cosas, esta nota podría
ser en buena medida producto de la buena suerte. Los «buenos estudiantes»
serían aquellos, que, además de sus méritos estrictamente académicos (califi-
caciones),han mostrado de manera constante un alto grado de compromiso,
esfuerzo e interés en la asignatura, y desde este punto de vista, la realización
de las prácticas del curso es un elemento muy importante. Por ese motivo,
prevalecería sobre el mero hecho de haber obtenido un excelente en el exa-
men, y el caso 2 se resolvería dando prioridad a la prohibición de realizar la
prueba.

4.2. Plenitud y lagunas

Como sabemos, un sistema es completo si, y sólo si, la totalidad de los


casos que contempla están correlacionados con una solución. Si ocurre que
algún supuesto no tiene asignada ninguna consecuencia jurídica, existirá
lo que comúnmente se llama vacío legal, y que técnicamente se denomina
laguna normativa.
Una laguna normativa, dicho de manera simple, es un caso no regulado
por el sistema; un supuesto de hecho al que ninguna norma del sistema le _

asigna una consecuencia jurídica.


Las lagunas normativas son, como las antinomias, problemas impor-
tantes de los sistemas jurídicos (o normativos en general), pues en ambos
supuestos éstos dejan indeterminada la respuesta que jurídicamente corres-
ponde al caso (en la hipótesis de la laguna, porque no existe norma alguna
que determine la consecuencia jurídica que corresponde, y en el de las anti-
nornias porque hay demasiadas normas que ofrecen una respuesta).
La situación es especialmente problemática cuando tenemos en cuenta
que la mayoría de los ordenamientos jurídicos (entre ellos el nuestro) esta-
blece el deber de los jueces de resolver los casos que se les plantean (pro-
hibición del non liquet), sin que puedan negarse a decidir bajo el pretexto
de que el derecho no ofrece una respuesta para el caso o de que las normas
son demasiado indeterminadas u oscuras. Por esa razón, cuando el decisor
se enfrenta a una situación de laguna normativa, tiene de algún modo que
suplir las insuficiencias del sistema, y hacerlo además de manera justificada
108 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

y argumentada (no vale con tomar una decisión al azar o que sea fruto
de un
mero capricho).
En nuestro sistema SN, contamos también con un problema de laguna
normativa, concretamente en el caso genérico tercero (no se ha obtenido ex-
celente pero se han entregado todas las prácticas del curso). Este supuesto no
aparece resuelto ni por la norma N, ni por la norma N2, por lo que si se nos
plantea un caso individual de este tipo, debemos buscar alguna solución.
La solución a los casos de laguna normativa viene, como es fácil adi-
vinar, por la vía interpretativa y argumentativa". De hecho, existen ciertas
técnicas interpretativas, como por ejemplo el argumento analógico, el argu-
mento a fortiori o ciertas versiones del argumento a contrario sensu, que
tienen como cometido específico ofrecer una solución a este tipo de proble-
mas. El problema (valga la redundancia) con estos argumentos es que en
muchas ocasiones ofrecen respuestas distintas y contrapuestas, y no siempre
está demasiado claro cuál es el argumento más adecuado en cada ocasión.
Podemos comprobar estas dificultades viendo cómo podrían funcionar
los argumentos analógico y a contrario sensu al aplicarlos a nuestro ejemplo
de la laguna del caso 3:

a) Como vimos en su momento, el argumento analógico o analogía le-


gis parte de las similitudes relevantes entre dos casos (uno regulado y el otro
no) para aplicar la misma solución al caso no regulado, en virtud dela con-
sideración de que los supuestos son lo suficientemente parecidos como para
merecer un mismo trato. Lo que ocurre, no obstante, es que normalmente el
caso de laguna será «similar» a distintos casos, que pueden llevar aparejadas
soluciones distintas. Así, el caso 3 es «similar» tanto al caso l (ambos com-
parten la propiedad «P»; esto es, son situaciones en que se han presentado
todas las prácticas del curso), como al caso 4 (ambos comparten la ausencia
de la propiedad «E»; esto es, son situaciones en las que el estudiante no ha
obtenido un excelente en el examen). Y como es fácil comprobar, las solucio-
nes de los casos l y 4 son distintas e incompatibles. Si se utiliza la analogía
con el caso 4, por ser situaciones en las que no se ha obtenido excelente, la
solución sería que el estudiante no puede realizar la prueba. Si, en cambio, se
utiliza la analogía con el caso l, en la medida en que en ambos casos se han
presentado todas las prácticas, la solución sería que sí que puede realizar la
prueba. En suma, la respuesta dependerá de cuál es la similitud o similitudes
que se consideran como las más importantes o relevantes entre el caso de
laguna y el caso que se utilizacomo parámetro para justificar la solución.
b) Tambiénsabemos que el argumento a contrario sensu puede ser uti-
lizado como argumento «creador» de normas para dar respuesta a situaciones
,

" Sobre el recurso a la interpretación como solución a las lagunas, véase RATn, 2007.
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 109

de laguna normativa. En este supuesto, el fundamento no son las similitudes,


sino más bienlas diferencias en relación con otro caso regulado, a fin de justi-
ficar una solución distinta (máxima «a casos distintos, soluciones distintas»),
usualmente basada en la consideración de que si la autoridad hubiese querido
que la respuesta hubiese sido la misma, así lo habría establecido, y que si no
lo ha hecho es porque quería excluir expresamente esa situación. El problema
es que podemos obtener respuestas distintas en función de los casos y normas
consideradas. Por un lado, la norma N, obtenida a partir de la disposición D,,
,

establece que los estudiantes que hayan obtenido un excelente podrán hacer
la prueba. Esto se presta fácilmente a la interpretación a contrario de que los
estudiantes que no hayan obtenido un excelente no podrán acceder a la prue-
ba. Por lo tanto, el caso 3, en la medida en que es un supuesto en el que el
estudiante no ha obtenido excelente, estará resuelto con la solución «Ph(p)».
Ahora bien,por el mismo esquema de razonamiento, a partir de la norma N,
que establece que quienes no hayan presentado todas las prácticas no pueden
realizar la prueba, obtendríamos que quienes si’ que hayan presentado todas
las prácticas sí que podrán realizar la prueba. Por tanto, también en el marco
del razonamiento a contrario es posible llegar a soluciones contrapuestas ala
laguna normativa.

4.2.1. Otros tipos de laguna


En ocasiones, los juristas utilizan también el término «laguna» para re-
ferirse a situaciones que no son estrictamente de ausencia de regulación
(laguna normativa).
Todas estas situaciones son también supuestos de «carencia» algo, de
pero el uso de la misma expresión para referirse a todas ellas puede lugar
dar
a problemas y equívocos. Por esa razón, ALCHOURRÓN y BULYGIN realizaron
una clasificaciónde los distintos tipos o clases de lagunas.

Según argentinos, además de las lagunas normativas, po-


los autores
demos hablar de lagunas de conocimiento, lagunas de reconocimiento y
lagunas axiológicas‘l.
a) Las lagunas de conocimiento son situaciones de falta de informa-
ción suficiente sobre los hechos del caso (individual) para así determinar
qué solución jurídica le corresponde (qué norma o normas se le aplican). No
se trata estrictamente de un defecto del sistema jurídico, sino de la falta de
información sobre los hechos que realmente acontecieron.

‘3 Sobre estos otros tipos de lagunas, véase ALCHOURRÓN y BULYGIN, 1971: 31 y ss., y 106
y ss.
110 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Por ejemplo, puede sospecharse que cierta persona mató a otra, pero ca-
recer de informaciónsuficiente (pruebas suficientes o adecuadas) para poder
determinar si realmente cometió el homicidio. Obviamente, las consecuen-
cias jurídicas de una u otra alternativa son muy distintas (las normas aplica-
bles y sus consecuencias serán muy distintas en función de si se considera
que esa persona cometió o no cometió el homicidio).

b) Las lagunas de reconocimiento son problemas derivados de la in-


determinación semántica (vaguedad) del lenguaje, que pueden plantear la
duda de si cierto caso individual (del que se conocen todos los hechos; no
es un problema de falta de conocimiento) se subsume o no en el supuesto
de hecho de la norma. Aquí, por tanto, estamos ante el problema de cómo
calificarjurídicamente unos hechos (que se conocen perfectamente), ya que
la vaguedad o imprecisión de los términos de la nonna no permiten dar una
respuesta categórica a esta cuestión.
Un ejemplo: la constitución exige que todo registro en un domicilioesté
autorizadopor una resolución judicial. Esta exigencia, por otra parte, no exis-
te cuando el registro se lleva a cabo en recintos que no tienen la consideración
de «domicilio» (por ejemplo, cuando se registra un automóvil). Suponga-
mos ahora el supuesto siguiente, que se planteó realmente en Estados Unidos
(caso California contra Carney, 105 SCt 2066 (1985)): ¿qué ocurre con un
individuo que usa una autocaravana —una caravana provista de motor y por
tanto capaz de desplazarse por sí misma- tanto para circular por la vía pú-
blica como para dormir? No se trata de un problema de falta de información,
sino de cómo calificar ese caso (la solución sobre si se requiere o no una
orden judicial para el registro será muy distinta si se considera como un «do-
micilio» o como un simple vehículo).

c) Las lagunas axiológicas son situaciones en las que la «carencia» se


sitúa en un plano valorativo o axiológico. Se trata de aquellas situaciones
en las que se considera que el legislador, o la autoridad en general que dicta
la norma, no ha considerado alguna circunstancia o propiedad que debería
haber sido tomada en cuenta, porque se considera relevante desde un punto
moral o valorativo. No se trata por tanto de un problema de ausencia de
solución (el caso está regulado), sino de un defecto valorativo del sistema:
la solución deberíahaber sido distinta porque no se ha tomado en considera-
ción algún aspecto importante que merecía haber sido tomado en cuenta.

Supongamos el caso en el que, en la entrada de un hospital, hay un cartel


que prohíbe la entrada de los perros al recinto hospitalario. En cierto momen-
to, llega al hospital un ciego guiado por su perro lazarillo. De acuerdo con
la nonna sobre el acceso de los perros, el perro lazarillo tiene prohibida la
entrada (el caso está regulado; no se trata de una laguna normativa),pero mu-
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 11 1

chos considerarían que existe una laguna axiológica, ya que deberían haberse
tenido en cuenta ciertas situaciones excepcionales como la de los perros que
sirven de guía a las personas invidentes. Se considera, pues, que el sistema
debería haber tenido en cuenta como relevante cierta propiedad (ser inviden-
te, por ejemplo), y no lo ha hecho.

4.2.2. La tesis de la plenitud del derecho

Algunos destacados juristas y teóricos del derecho han sostenido que


los sistemas jurídicos carecen necesariamente de lagunas normativas, por
razones conceptuales. Uno de estos autores es Hans KELSEN, para quien es
una verdad necesaria o conceptual que los sistemas jurídicos no tienen la-
gunas, ya que es una verdad lógica que «todo lo que no está prohibido, está
permitido» (principio de prohibición).
Este argumento, que a primera vista parece muy plausible, resulta en
realidad bastante problemático y discutible. Existen al menos dos modos
de entender que algo «está permitido»: como un permiso fiterte (o en sen-
tido fuerte), o como un permiso débil(o en sentido débil).Un comporta-
miento está permitido en sentido fuerte si, y sólo si, existe una norma en
el sistema que expresamente permite ese comportamiento, mientras que
un comportamiento está permitido en sentido débilsi, y sólo si, no existe
en el sistema ninguna norma que lo prohíba. Como veremos, la afirmación
de que «todo lo que no está prohibido, está permitido» no resulta dema-
siado satisfactoria, tanto si se entiende permitido en sentido fuerte como »

en sentido débil.

Entendido como permiso fuerte, el principio de prohibición establece-


H

ría que para todo comportamiento que no está prohibido, existe una norma
que expresamente permite dicho comportamiento. Como resulta fácil ver,
la existencia o no de normas que expresamente permitan ciertos comporta-
mientos es una cuestión contingente, que depende de cómo sea cada sistema
jurídico en cuestión, y no es una verdad lógica. Es cierto, con todo, que la
gran mayoría de sistemas jurídicos disponen de ciertas normas de clausura
en ciertas ramas del derecho (normalmente el derecho penal), conforme a
las cuales sólo se puede sancionar penalmente por aquellos comportarnien-
tos que explícitamente estén contemplados como delito (o infracción penal,
en sentido amplio) en el momento de cometerse. Por ello, puede decirse
que todo lo que no está prohibido penalmente, está pennitido penalmente
(sin perjuicio de que pueda estar prohibido y sancionado por otras normas
no penales). De cualquier modo, la existencia de estas normas de clausura
es algo contingente que depende de la voluntad del legislador, y no es una
verdad conceptual o necesaria de todo sistema jurídico.
112 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Entendido como permiso débil(equivalente a «no prohibido»),el prin-


cipio de prohibicióndiría sencillamenteque «todo lo que no está prohibido,
no está prohibido», lo cual, a pesar de ser lógicamente verdadero, es una
simple tautología que no sirve para eliminar las lagunas normativas que
pueda tener el sistema.
En conclusión, el principio de prohibiciónresulta inadecuado como tesis
negadora de la existencia de lagunas normativas, ya que, o bien se trata de
una afirmación contingente (y no de una verdad lógica), o bien, pese a ser
una verdad lógica, no sirve para eliminar las lagunas.

4.3. Independencia y redundancias


Que un sistema normativo sea independiente o que, por el contrario, sea
redundante, dependerá de si presenta o no al menos una redundancia”.
A diferencia de las antinornias y de las lagunas normativas, las redun-
dancias son defectos relativamente poco importantes, ya que la solución del
caso está determinada (sabemos cuál es la consecuencia jurídica del caso).
Por ello, se trataría más bien de un defecto en la «presentación» del sis-
tema, que podría haber sido más elegante o más económica (con menos
elementos). Con todo, la presencia de redundancias puede plantear ciertos
problemas:
1) En primer lugar, si dos (o más) preceptos legales dan lugar a una
redundancia, y sólo se deroga uno de ellos, ¿hay que entender que sólo se ha
eliminado una disposición o formulación que resultaba innecesaria, pero el
caso sigue estando regulado del mismo modo, o bien ha de entenderse que
el legislador ha querido cambiarla regulación del caso?
2) En segundo lugar, en algunas ocasiones, los órganos judiciales
han realizado interpretaciones distintas de preceptos que al menos a pri-
mera vista o en una interpretación literal daban lugar a una redundancia,
para así atribuirles significados distintos (argumento económico). Esto
se basa en la asunción de lo que se ha denominado como la «hipótesis
del legislador racional», que es la creencia de que el legislador es un
ente racional que, como tal, a la hora de dictar normas, no incurre en
contradicciones (antinomias), no deja casos sin respuesta (lagunas), ni
dicta normas superfluas o innecesarias (redundancias). Bajo estos pre-

‘3 Una redundancia consiste en


que varias nonnas del sistema correlacionan un mismo caso
con la misma solución, o con distintas soluciones que se impliquen lógicamente, como «obliga-
torio hacer x» y «permitido hacer x» (ya que la obligación de hacer x implica que está permitido
hacer x).
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 113

supuestos, se entiende que sólo «aparentemente» hay una redundancia,


puesto que el legislador es racional y por tanto los preceptos «deben»
significar cosas distintas. Como hemos visto, la hipótesis del legislador
racional resulta altamente discutible, con lo que no nos vamos a detener
en esta cuestión.

5. ALGUNOS EJEMPLOS MÁS SOFISTICADOS

El ejemplo que hemos tomado como base para explicar los aspectos
básicos del modelo de análisis de sistemas normativos de ALCHOURRÓN
y BULYGIN, aunque simple, resulta útil para comprender adecuadamente
los elementos centrales del modelo, así como para tener una idea de las
principales características y posibles defectos formales de los sistemas
normativos. Con todo, resultará ahora más interesante ver cómo puede
funcionar el mismo esquema cuando es aplicado a problemas propia-
mente jurídicos y más cercanos a los que habitualmente trata un profe-
sional del derecho.
A tal fin, veremos cómo funciona el modelo en otros tres ejemplos dis-
tintos”. El primero de estos ejemplos no es otro que el que los propios
autores utilizan en su obra Normativa Systems para explicar su modelo, y se
refiere a la regulación, según el derecho civil argentino, de la situación en la
que alguien transfiere a un tercero un bien inmueble que no es de su propie-
dad. El segundo de los ejemplos que veremos es relativo a un aspecto de la
circulación de vehículos de motor, según la normativa española de tráfico.
Por último, el tercer ejemplo gira en torno a la prohibición o permisión de '-

fumar en ciertos espacios, de acuerdo con lo establecido por la Ley 28/2005;


conocida como «ley antitabaco».

5.1. La restitución de la posesión de un inmueble a su titular

Como se acaba de apuntar, los autores argentinos toman como base para
explicar su modelo el ejemplo de la situación en la que alguien, sin ser su
legítimo titular (propietario), transfiere un bien inmueble a un tercero, a fin
de determinar cuándo procede jurídicamente la obligación de restituir dicho
inmueble a su legítimo propietario, o bien bajo qué condiciones el tercer
adquirente se ve protegido en su adquisición“.

" Otro ejemplo de aplicación del modelo, de gran interés y todavía mayor sofisticación,
puede encontrarse en ALONSO, 1995: 403-431.
'-‘ Véase ALCHOURRÓN
y BULYGIN, 197 l: 9-21.
114 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

El primer paso, como sabemos, es la determinación de los límites del


análisis definido en el modelo como Universo del Discurso (UD). El UD
,

comprende todas aquellas situaciones en las que alguien que no es el titu-


lar de un inmueble transfiere éste a un tercero o, lo que es lo mismo, los
casos de transferencia de un inmueble que es titularidad de un tercero,
distinto del enajenante y del adquirente. La propiedad definitoria del UD,
por tanto, es la de «ser una transferencia de un inmueble que pertenece a
un tercero».

Los autores analizan cómo son los sistemas jurídicos que regulan este
UD en relación solamente con el tema de la restitución del inmueble a su
legítimo titular (y sin entrar a considerar otras posibles cuestiones, como
por ejemplo cuándo procede el pago de un determinado impuesto, o de los
daños y perjuicios ocasionados, etc .). Para ello toman como referencia cómo
aparece esta cuestión regulada, por un lado, en el proyecto de Código Civil
argentino inspirado en el Esbopo de un Código Civilpara Brasil de Augusto
FRErrAs (un famoso jurista brasileñodel siglo XIX) y, por otro, cómo se regu-
la la cuestión en el Código Civil argentino de 1869, que es el que finalmente
se aprobó y entró en vigor.

Las disposiciones normativas a tener en cuenta son, por un lado, los


arts.3.877, 3.878 y3.882 del proyecto «de FRErrAs», y por otro, los
arts. 2.777 y 2.778 del Código Civil argentino de 1869.
Según los autores, en ambos casos las propiedades relevantes (elemen-
tos del Universo Propiedades o UP) son las tres siguientes: l) la buena fe
del enajenante («EFE»); 2) la buena fe del adquirente («BFA»); y 3) el título
oneroso de la transmisión («TO»).

La «buena fe» se entiende como desconocimiento de que la titularidad


del inmueble era de un tercero. Es decir, el enajenante actúa con buena fe si
desconocía que él no era el auténtico propietario a efectos legales del inmue-
ble, y el adquirente actúa con buena fe si desconoce que el transmitente no era
el legítimo titular. En caso contrario, se actúa con mala fe, entendida simple-
mente como ausencia de buena fe («--BFE» y «-nBFA»,respectivamente).
Por otro lado, la transmisión puede realizarse a título oneroso («TO»),
como por ejemplo una compraventa, o a título gratuito («-»TO»), como por
ejemplo, mediante una donación.
En suma, tenemos UP = {BFB, BFA, TO}
Como sabemos, el número de casos que integran el Universo de Casos
o UC se determina según la fórmula 2". En este caso, a1 contar con tres pro-
piedades, habrá un total de 23 8 casos genéricos, que concretamente son
=

los siguientes:

L_ ,
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... ¡15

Universo de Casos

Respecto del Universo de Acciones o UA, tambiénen ambos casos (proyec-


to de Freitas y Código Civil argentino) el análisis se centra en un único elemen-
to, la acción de restitución del inmueble a su legítimo titular («I»). Por tanto:
UA {r} =

A partir de aquí, debe diferenciarse ya según el sistema normativo ana-


lizado: el del proyecto de FRErrAs o el del Código Civil. Como se ha apun-
tado, los preceptos legales relevantes del proyecto «de FREITAS» eran los
arts. 3.877, 3.878 y 3.882“. Según AucHoURRóN y BULYGIN, de dichos pre-
ceptos se obtienen las siguientes cuatro normas:
N,: ñBFA —>O(r); Si hay mala fe del adquirente, es obligatorio
restituir
N2: -=BFE -> O(r); Si hay mala fe del enajenante, es obligatorio
restituir
N3: -|TO -> O(r); Si la transmisión es a título gratuito, es obligatorio
restituir
N4: BFE A BFA A TO —> F(r); Si hay buena fe del enajenante, buena fe
de] adquirente, y la transmisión es a título oneroso, es facultativorestituir (el
adquirente tiene libertad para restituir o no restituir).
'° Estos
preceptos establecen literalmente lo siguiente:
Art. 3.877 inc. 29: «Compete la reivindicación,cuando la cosa demandada fuere inmueble...
,

contra el actual poseedor, aunque la hubiese de buena fe por título oneroso, si la hubo de enaje-
nante de mala fe...».
Art. 3.878: «Compete la reivindicación,ya sea mueble o inmueble la cosa demandadaz...»
Inc. 2.°: «Contra el actual poseedor, que de mala fe la hubo de enajenante obligado a resti-
tuirla al reivindicante».
Inc. 3.°: «Contra el actual poseedor, aunque la hubiese de buena fe de enajenante de buena
fe, si la hubo por título gratuito...»
Art. 3.882, inc. 1.°: «Tampoco compete la reivindicación,ya sea mueble o inmueble la cosa deman-
dada, contra el poseedor de buena fe que la hubo por título oneroso de enajenante de buena fe...».
116 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Por tanto, el sistema normativo resultante del proyecto «de FREIrAs», a1


que designaremos como 8,, contiene esas cuatro normas:
Sl {N12 N1’ N3’ N4}
=

Del sistema S, resultan las siguientes consecuencias:

Matriz del sistema S,

11--
11--
--_-
Como puede observarse, el sistema S, es, desde el punto de vista formal,
un sistema bastante satisfactorio.No presenta ninguna laguna normativa (es
completo), ni tampoco ninguna antinomia o contradicción normativa (es
consistente), y lo único reprochable es que contiene algunas redundancias,
concretamente en el caso 4 (entre N] y N3), en el caso 6 (entre N2 y N3) y en
el caso 8 (entre N], N2 y N3). Con todo, estos defectos son menores, puesto
que en modo alguno plantean dudas acerca de cuál es la respuesta jurídica
de dichos casos («O(r)»).
Los autores también analizan cómo está resuelta jurídicamente esta
cuestión según lo que establece el Código Civil argentino de 1869. Las dis-
posiciones relevantes son, en este caso, los arts. 2.777 y 2.778”. Según AL-
CHOURRÓN y BULYGIN, de tales preceptos se obtienen dos normas, a saber:
N5: -IBFE A BFA A TO O(r); Si hay mala fe del enajenante, buena
->

fe del aquirente, y la transmisión es a título oneroso, es obligatorio restituir


(an. 2.77 7)
N3: WTO O(r); Si la transmisión es a título gratuito, es obligatorio
—>

restituir (art. 2.778)

‘7 El
contenido literal de los arts. 2.777 y 2.778 del Código Civil argentino es el siguiente:
Art. 2.777: «Compete también [la reivindicación]contra el actua] poseedor de buena fe que
por título oneroso la hubiere obtenido de un enajenante de mala fe...».
Art. 2.778: «Sea la cosa mueble o inmueble, la reivindicación compete... contra el actual
poseedor, aunque de buena fe, si la hubo por título gratuito...»
ELMÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO‘... 117

Este sistema normativo resultante, a1 que denominaremos S2, está por


tanto formado por las normas N3 y N5:
S2 {N3, N5}
=

‘La matriz resultante de S, sería la siguiente:


Matriz del sistema S2

Como se observa, resulta curioso comprobar que el sistema del Código


Civil finalmente aprobado resulta considerablemente menos satisfactorio
desde el punto de vista formal que el sistema resultante del proyecto «de
FREITAS» ya que, si bienel sistema S: es independiente (carece de redundan-
,

cias) y consistente (carece de contradicciones),es un sistema incompleto, ya


que presenta nada menos que tres casos de laguna normativa. Los autores
no se detienen a analizar cómo podrían integrarse estas lagunas, ya que su
objetivo es tan sólo explicar la estructura y funcionamiento de su modelo de
análisis.

5.2. La circulación hacia atrás de los vehículos de motor

Veremos a continuación otro ejemplo de aplicación del modelo, relacio-


nado con un aspecto de la normativa de tráfico. El Real Decreto 13/1992,
de 17 de enero (Reglamento General de la Circulación), entre otras muchas
cuestiones relacionadascon la circulación de vehículos, regula las condicio-
nes en las que se puede circular marcha atrás (arts. 80 y ss.), y la preferencia
de paso en los estrecharnientos de la calzada (arts. 60 y ss.).
Aunque no parece haber problema alguno tomando cada uno de estos
ámbitos por separado, comprobaremos que se plantea un problema cuando
se encuentran dos vehículos en un estrechamiento y uno de ellos ha de dar
[8 :
DAVID MARTÍNEZ ZORRELA

iarcha atrás. El art.80.1 establece con carácter general la prohibición


de
a
ircular marcha atrás salvo en una situación de necesidad y, en todo caso, se
rohïbe hacer un recorrido de más de 15 metros o invadir una intersección
iientras se circula hacia atrás (art. 80.2). Por su parte, para los estrecha-
úentos el reglamento establece unas reglas de preferencia de paso según las
iales en primer lugar hay que estar a la señalización expresa, y en caso de
ue ésta no exista, tiene prioridad el vehículo que llega en primer lugar. Si
egan a un tiempo, se establece una ordenación en función del tipo o catego-
a de vehículos implicados (cuyo fundamento atiende a la dificultad de ma-
iobra). Por último, para el caso de que los vehículos sean del mismo tipo,
eberá retroceder el que ‘tenga que recorrer una distancia menor (art. 62.1 in
ne). Es esta última situación en la que en un estrechamiento se encuentran
as vehículos de la misma categoría la que centrará nuestra atención.

El texto literal de las disposiciones normativas implicadas es el siguiente:


Art. 80.2: «El recorrido hacia atrás, como maniobra complementaria de
otra que la exija (...), no podrá ser superior a quince metros ni invadir un
cruce de vías». .

An. 60.1: «En los tramos de la vía en los que por su estrechez sea imposi-
ble o muy difícilel paso simultáneo de dos vehículos que circulen en sentido
contrario, donde no haya señalización expresa al efecto, tendrá derecho de
preferencia de paso el que hubiere entrado primero. En caso de duda sobre
dicha circunstancia tendrá la preferencia el vehículo con mayores dificulta-
des de maniobra, de acuerdo con los que se determina en el art. 62 de este
Reglamento». -

Art. 62.1: «Sin perjuicio de lo que pueda ordenar el Agente de la Auto-


ridad, o en su caso,_ el encargado de dirigir el paso de los vehículos por las
obras, el orden de preferencia entre los distintos tipos de vehículos cuando
uno de ellos tenga que dar marcha atrás es el siguiente:
1. Vehículos y transportes especiales que excedan de los pesos o di-
mensiones establecidos en las normas reguladoras de los vehículos.
2. Conjunto de vehículos.
n

3. Vehículos de tracción" animal.


4. Turismos que arrastren remolques de menos de Z750 kilogramos de
peso.
5. Vehículos destinados al transporte colectivo de viajeros.
6. Camiones.
7. Turismos.
8. Vehículos especiales que no excedan de los pesos o dimensiones es-
tablecidos en las normas reguladoras de los vehículos.
9. Motocicletas de tres ruedas y motocicletas con sidecar.
lO. Motocicletas, ciclomotores y bicicletas.(...)».
Art. 62 in fine: «Cuando se trate de vehículos del mismo tipo o de su-
puestos no enumerados, la preferencia de paso se decidirá a favor del que
tuviera que dar marcha atrás mayor distancia».
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 119

Para realizar el análisis, conviene en primer lugar delimitar el UD (Uni-


verso del Discurso). Resulta aconsejable acotarlo al máximo para no añadir
innecesariamente complejidad, de modo que consideraremos que el UD es
«encontrarse en un estrechamiento sin señalización de preferencia con otro
vehículo dela misma categoría».
Teniendo en cuenta ese universo del discurso, y habiendo identificado
los preceptos o disposiciones normativas relativas a éste, los elementos del
UP (Universo de Propiedades) parecen ser, de un lado, que se tenga que
invadir una intersección o recorrer más de quince metros (que podemos, en
aras de la simplicidad, tratar de manera conjunta),que simbolizaremoscomo
«IN», y por otro, que se sea el vehículo que tiene que recorrer una distancia
menor (sirnbolizado como «DM»). Con estas dos propiedades, obtenemos
un UC (Universo de Casos) de 23 = 4 casos genéricos posibles. Por su parte,
el UA (Universo de acciones) parece contener una única acción: «circular
hacia atrás», que simbolizaremos como «p».
En cuanto a las normas que podrían formar parte del sistema S3 que
regula este UD:
a) Tendríamos en primer lugar la norma que prohíbe a los conductores
circular hacia atrás más de quince metros o invadiendo una intersección
(art. 80.2),que simbolizaremos de la manera siguiente:
N,: IN -> Ph(p)
b) En seoundo
o luaar,
o
la norma que otorg a P referencia de P aso al con-
ductor que tendría que recorrer una mayor distancia hacia atrás. Esto se
puede interpretar fácilmente como la obligación de dar marcha atrás en el
caso de que se sea el conductor del vehículo que tiene que; recorrer una me-
nor distancia:

N2: DM O(p)
-—>

c) Por último, queda por ver cómo queda resuelto el caso en el que
no se da ninguna de estas dos circunstancias. La situación no acaba de
estar clara porque por un lado tenemos la prohibición general de circu-
lar hacia atrás a falta de regulación expresa, pero por otro lado podemos
considerar que un estrechamiento es uno de los casos en que no es posi-
ble circular hacia delante ni cambiar de dirección o sentido de la marcha
(art. 80.1), con lo que la circulación hacia atrás estaría permitida (aunque
no obligada). Parece más adecuado esto último, con lo cual obtendríamos
la siguiente norma:
N3: -=IN A -DM F(p) —»

En suma, contarnos con los siguientes elementos:


120 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

UD: Encontrarse en un estrechamiento sin señalización de preferencia


con otro vehículo de la misma categoría.

UP = {IN, DM}
{p}
UA =
S3 {Nu N29 N3}
=

Las consecuencias del sistema S3 son las siguientes:

Matriz del sistema S3

Podemos observar cómo en el caso genérico primero (el conductor que


tendría que recorrer una menor distancia recorrería más de quince metros o
invadjríaun cruce) se produce una inconsistencia (antinomia parcial-parcial)
entre N, y N2. Esta inconsistencia conduce inexorablemente a un conflicto
normativo, pues en la situación del caso l el conductor debería simultánea-
mente dar marcha atrás y no dar marcha atrás para cumplir todas las normas
aplicables al caso, y ello es, obviamente, imposible lógica y empíricamente.
Estaríamos, por tanto, frente a un caso difícilpor problemas de relevancia.
Merece la pena destacar que los casos de conflicto se determinan en abs-
tracto y a priori, sin necesidad de que concurra ningún caso individual para
poder detectar el problema. Bien podría ocurrir que de hecho nunca ocurriera
una situación como la del caso l: las carreteras podrían ser tan excelentes que
no hubiera nunca estrecharnientos, o que todos los existentes tuvieran debi-
damente señalizadas las preferencias, o que fueran todos inferiores a quince
metros de longitud o nunca hubiera una intersección en alguno de sus extre-
mos, o simplemente que no coincidieran nunca dos vehículos del mismo tipo
en un estrechamiento. De cualquier modo, el problema del sistema seguiría
estando ahí y dispuesto a manifestarse necesariamente cada vez que surgieran
las circunstancias adecuadas.

La solución de la antinornia del caso 1 es, además, compleja. Al tratarse de


una contradicción entre normas resultantes de disposiciones normativas que
se encuentran en un mismo texto normativo (Real Decreto 13/1992, de 17 de
enero), no podemos acudirni al criterio de jerarquía, ni al criterio cronológico.
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 121

Tampoco puede usarse el criterio de especialidad, ya que la antinomia es de


tipo parcial-parcial y no es posible establecer una relación de especialidad.
Probablemente, la solución tendría que venir por la vía de la interpretación,
que permite diferentes posibilidades: por ejemplo, establecer que la prohibi-
ción de invadir una intersección o recorrer más de quince metros hacia atrás
tiene como excepción el supuesto de encontrarse en un estrechamiento de la
calzada, o bien sostener que la prohibición de invadir una intersección hacia
atrás es absoluta, y que por tanto siempre es el otro conductor, aunque tenga
que recorrer una distancia mayor, quien debe retroceder. Sea cual fuere la
propuesta, el intérprete o decisor tendría que argumentarla del mejor modo
posible, haciendo uso de uno o varios de las técnicas interpretativas o argu-
mentativas que vimos en la sección 3.4.2 del capítulo II.

5.3. La prohibición de fumar en los centros de trabajo

El tercer y último ejemplo de sistematización que veremos está rela-


cionado con la regulación del consumo de tabaco, a partir de la nonnativa
establecida por la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias
frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la
publicidad de los productos del tabaco (popularmente conocida como «ley
antitabaco»).
Esta ley establece un régimen muy estricto sobre ciertas actividades re-
lacionadas con el tabaco, entre ellas la de su consumo (es decir, fumar).
Para lo que ahora nos interesa, centraremos 1a atención en cómo se regula el
consumo de tabaco en ciertos espacios mencionados en el art. 8.1 de la ley,
l

como por ejemplo hoteles, bares, restaurantes, salas de fiesta o aeropuertos,


entre otros. El aspecto más relevante es que existe una prohibición genéri-
ca de fumar en estos espacios, pero cabe la posibilidadde habilitar ciertas
zonas para fumadores, siempre que se reúnan las condiciones exigidas por
el art. 8.2. Como veremos, pueden plantearse problemas cuando las normas
derivadas de estos preceptos se ponen en relación con la prohibición total de
fumar en los centros de trabajo del art. 7.a) de la misma ley.
De nuevo, pues, el primer paso del análisis es delimitar el ámbito del
Universo del Discurso (UD), para centrarnos en aquellos que nos interesa
y evitar complejidades innecesarias en la sistematización.Como acaba de
indicarse, nos interesa conocer el régimen del consumo de tabaco en los
espacios indicados en el art. 8.1, (sin que, al menos por el momento, nos
interese saber cómo está regulado el consumo de tabaco en general o en
otros espacios distintos), por lo que el UD sería «Encontrarse en alguno de
los espacios indicados en el art. 8.1 de la ley 28/2005».
122 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

El paso siguiente consiste en la selección del material jurídico relevante.


A fin de simplificar el análisis, podemos prescindir, entre otros aspectos, del
régimen transitorio de la ley, y limitarnos a tan sólo los preceptos o dispo-
siciones siguientes: art. 7.a) (prohibición de fumar en centros de trabajo,
salvo en espacios al aire libre); art. 8.1 (prohibición de fumar en ciertos es-
pacios, como bares u hoteles, salvo en zonas habilitadas);y art. 8.2 (condi-
ciones que deben reunir las zonas habilitadaspara fumar). El texto de dichas
disposiciones es el siguiente:
Artículo 7. Prohibicióntotal de fumar.
Se prohíbe totalmente fumar, además de en aquellos lugares o espacios
definidos en la normativa de las Comunidades Autónomas, en:
a) Centros de trabajo públicos y privados, salvo en los espacios al aire
libre.
(...)
Artículo 8. Habilitaciónde zonas para fumar.
l. Se prohíbe fumar, aunque se permite habilitarzonas para fumar, en
los siguientes espacios o lugares:
a) Centros de atención social.
b) Hoteles, hostales y establecimientos análogos.
c) Bares, restaurantes y demás establecimientos de restauración cerrados,
con una superficie útil destinada a clientes o visitantes igual o superior a cien
metros cuadrados, salvo que se hallen ubicados en el interior de centros o depen-
dencias en los que se prohíba fumar de acuerdo con lo previsto en el art. 7.
d) Salas de fiesta, establecimientos de juego, o de uso público en gene-
ral, durante el horario o intervalo temporal en el que no se permita la entrada
a menores de dieciocho años, salvo en los espacios al aire libre.
e) Salas de teatro, cine y otros espectáculos públicos que se realizan
en espacios cerrados. En estos casos, la ubicación de la zona de fumadores
deberá situarse fuera de las salas de representación o proyección.
f) Aeropuertos.
g) Estaciones de autobuses.
h) Estaciones de transporte marítimo y ferroviario.
i) En cualquier otro lugar en el que, sin existir prohibiciónde fumar, su
titular así lo decida.
j) En cualquier lugar o espacio permitido por la normativa de las Co-
munidades Autónomas,fuera de los supuestos enumerados en el art. 7.
2. Podrán habilitarse zonas para fumar únicamente en los lugares se-
ñalados en el apartado anterior, siempre que reúnan, al menos, los siguientes
requisitos:
a) Deberán estar debida y visiblemente señalizadas, en castellano y en
la lengua cooficial, con las exigenciasrequeridas por las normas autonómicas
correspondientes.
b) Deberán estar separadas físicamente del resto de las dependencias
del centro o entidad y completamente compartirnentadas, y no ser zonas de
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 12 3

paso obligado para las personas no furnadoras, salvo que éstas tengan la con-
dición de trabajadoras o empleadas en aquéllas y sean mayores de dieciséis
años.
c) Deberán disponer de sistemas de ventilación independiente u otros
dispositivos o mecanismos que permitan garantizar la eliminación de hu-
mos.
d) En todo caso, la superficie de la zona habilitadadeberá ser inferior al
10 por 100 de la total destinada a clientes o visitantes del centro o estableci-
miento, salvo en los supuestos a que se refieren las letras b), c) y d) del apar-
tado anterior, en los que se podrá destinar, como máximo, el 30 por 100 de las
zonas comunes para las personas fumadoras. En ningún caso, el conjunto de
las zonas habilitadaspara fumadores en cada uno de los espacios o lugares a
que se refiere el apartado 1 de este artículo podrá tener una superficie superior
a trescientos metros cuadrados.
En los lugares designados en la letra b del apartado l de este artículo, se
podrá reservar hasta un 30 por 100 de habitaciones para huéspedes fumado-
res.
e) En los establecimientos en los que se desarrollen dos actividades,
separadas en el espacio, de las enumeradas en este artículo, la superficie útil
se computará para cada una de ellas de forma independiente, excluyendo del
cómputo las zonas comunes y de tránsito, en las que, en ningún caso, se per-
rrútirá el consumo de tabaco.
En todos los casos en que no fuera posible dotar a estas zonas de los re-
quisitos exigidos, se mantendrá la prohibición de fumar en todo el espacio.
Podemos observar que el régimen es muy detallado (sobre todo, en las
condiciones que deben satisfacerse para poder habilitaruna zona de fuma--
dores), y esto podría complicar bastante nuestro UP (Universo de propieda-
des). Para evitarlo, los lirnitaremos a lo esencial, lo que en últimainstancia
determinará la calificación deóntica de la actividad de fumar, y que, según"-
parece, se lirnitaría tan sólo a dos elementos o propiedades: 1) En primer
lugar, que el lugar en cuestión tenga o no la consideraciónde «centro de tra-
bajo» [art. 7 apartado a)]; y 2) que exista o no una zona habilitada(art. 8.1),
siempre que cumpla las exigencias legales del art. 8.2 (señalización, sepa-
ración física, que no sea un paso obligatorio, sistemas de ventilación,que la
superficie sea inferior al 10 o al 30 por 100 del total según los casos, etc .),
cuando además, claro está, nos hallemos en dicha zona.
Resumiendo, consideraremos que existen dos propiedades relevantes:
que la zona sea un centro de trabajo (que simbolizaremos como «CT»), y
que estemos en una zona habilitadapara fumar (bajo el presupuesto de que
se satisfacen todas les exigencias legales), que representaremos como «ZF».
Por tanto:
UP = {cr ZF}
124 DAVID MARTÍNEZ ZDRRILLA

Con lo que obtenemos un UC (Universo de Casos) de 21 = 4 casos gené-


ricos, que son: l) que se trate de un centro de trabajo y estemos en una zona
habilitada;2) que se trate de un centro de trabajo y no estemos (o no exista)
en una zona habilitada;3) que no se trate de un centro de trabajo y que es-
temos en una zona habilitada;y 4) que no se trate de un centro de trabajo y
no nos hallamos (o no exista) una zona habilitada. No hemos de perder de
vista que, tal y como se ha definido el UD, partimos de la base de que nos
encontrarnos en alguno de los espacios del art. 8.1 (hoteles, salas de fiesta,
bares, aeropuertos, etc.), independientemente de que sean o no «centros de
trabajo» e independientemente de que haya o no zonas habilitadas.
Es posible plantearse la cuestión de si realmente la propiedad «ser centro
de trabajo» resulta lógicamente independiente del Universo del Discurso, ya
que lo más habitual será que los espacios o instalaciones del art. 8.1 (hote-
les, restaurantes, etc.) cuenten con personal contratado para desarrollar sus
actividades y servicios, de modo que constituyen «centros de trabajo». No
obstante, aun considerando que esa sea la tónica general, es posible concebir
situaciones en las que no nos encontremos ante «centros de trabajo», como
por ejemplo en el caso de bares que sean regentados exclusivamente por sus
propietarios, sin ninguna persona contratada laboralmente para realizar servi-
cios.

Por su parte, el UA (Universo de acciones) se limita a una única acción,


fumar (p). Por tanto:
UA = {p}
El paso siguiente es la interpretación de las disposiciones normativas en
términos de correlaciones entre casos y soluciones, para obtener las normas
del sistema S4. Si atendemos al art. 7.a), vemos que éste establece una pro-
hibiciónabsoluta de fumar en aquellos espacios que tengan la consideración
de centros de trabajo (salvo en zonas al aire libre), sin que se fije excepción
alguna o se permita el establecimiento de zonas habilitadaspara fumar. En
síntesis, la presencia de la propiedad de ser centro de trabajo es condición
suficiente para dar lugar a la prohibición de fumar:
N¡: CT -> Ph(p)
Por su art. 8.1. contendría al menos otras dos normas. Por un
parte, el
lado, permite fumar en las zonas habilitadas para ello (presuponiendo que
se cumplen las condiciones exigidas para estas zonas por el art. 8.2). Esta
permisión ha de entenderse como que es facultativo fumar en estas zonas,
ya que quien se halle en ellas podrá libremente optar por fumar o no fumar.
Por tanto:
NZ: ZF —> F(p)
EL MÉTODO (II). LA SISTEMATIZACIÓN DEL DERECHO... 125

lado, el mismo art. 8.1 establece una prohibición general de


Por otro
fumar en esos espacios, fuera de las zonas habilitadas(en caso de existir).
Es decir, si no nos encontramos en una zona habilitada, está prohibido
fumar:
N3: -IZF -> Ph(p)
En suma:

S4: {Nh N19 N3}


La matriz resultante del sistema S4 es como sigue:

Matriz del sistema S4

Observando la matriz, podemos identificar dos defectos lógicos en el


sistema. Uno de ellos, poco importante, es la redundancia que se produce en
el caso 2 (centro de trabajo y sin ——o fuera de—— zona de fumadores). Este
supuesto está correlacionado con la solución «Ph(p)», esto es, prohibido
fumar, tanto por 1a norma N, derivada del art. 7.a), que proh1'be totalmente
,

fumar en los centros de trabajo, como por la norma N3, derivada del art, 8.1,‘:
que prohíbe fumar en determinados tipos de establecimientos fuera de las
q

zonas habilitadas según los requisitos del art. 8.2. En cualquier caso, el de-
fecto es poco importante a efectos prácticos, porque la solución del caso 2
está claramente determinada: prohibido fumar.
El otro defecto que presenta el sistema S 4 es más importante, y consis-
te en laantinomia o contradicción normativa que observamos en el caso l
(centro de trabajo y zona de fumadores). Este caso está correlacionado si-
multáneamente con la solución «prohibido fumar» por la norma N , deriva- ,

da de la prohibición total de fumar en los centros de trabajo del art. 7.a ), y


con la solución «facultativo fumar» por la norma N2, derivada del art. 8.1.
Ambas soluciones son lógicamente excluyentes, haciendo que el sistema
sea inconsistente. Como podemos observar, tanto N, como N2 cuentan con
otros casos de aplicación en la que el conflicto no se produce, por lo que nos
hallamos ante una antinornia parcial-parcial.
En conclusión, el sistema S 4 es completo, inconsistente y redundante.
126 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

La cuestión de mayor relevancia una vez detectados los problemas es


cómo resolverlos. Nos centraremos únicamente en la antinomia. Podemos
comprobar que los criterios «clásicos» (jerarquía, temporalidad y especia-
lidad) no funcionan, ya que las normas en conflicto provienen de disposi-
ciones normativas de un mismo texto legal, y por tanto de igual jerarquía
normativa y aprobadas en un mismo momento. Al tratarse, por otro lado, de
una antinomia parcial-parcial, no existe una relación de especialidad y tam-
poco podemos acudir al criterio «lex specialis derogar legi generali».

Esta última afirmación merece un comentario adicional. Siendo estrictos,


sólo se puede hablar de «norma general» y «norma especial» si entre los ca-
sos que regulan se produce una relación lógica de inclusión (el conjunto de
todos los casos regulados por, la norma especial se incluye en el conjunto de
los casos regulados por la nonna general, pero no a la inversa, de modo que
ningún caso de la norma especial queda fuera del campo de aplicación de la
norma general, aunque la nonna general regula la menos un caso no regulado
por la norma especial). Por eso, teóricamente sólo es posible el uso del crite-
rio de especialidad cuando nos hallamos ante una antinomia total-parcial. Sin
embargo, en el caso que ahora nos ocupa (centro de trabajo y zona de fuma-
dores) probablemente algunosjuristas se inclinaríanpor afirmar que la nonna
N3 (art. 8.1) es «especial» en relación a N, [art. 7.a)]. Ello es así porque en
ocasiones parece que los juristas hablan de «especialidad» atendiendo a otros
criterios distintos a los estrictamente lógicos. Por ejemplo, podría decirse que
los recintos enumerados por el art. 8.1 (hoteles, restaurantes, salas de fiesta,
teatros, etc.) son «especiales» en relación a la categoría «general» de los cen-
tros de trabajo, que abarcaria también a muchos otros recintos distintos (y
que en total serían mucho más numerosos). Por ello podrían decantarse por
aplicar el criterio de especialidad a pesar de que es lógica (y empíricamente,
es decir, de hecho) posible que algunos de los recintos del art. 8.1 no sean
centros de trabajo.

Si no es posible resolver la contradicción aplicando estos criterios, el


modo de hacerlo será a través de lamodificacióndel sistema normativo por
la vía interpretativa, dando otro significado distinto a una o varias de las dis-
posiciones normativas, de modo que las normas resultantes ya no den lugar
a la antinomia. Esto sería posible hacerlo, al menos, por dos vías distintas:

a) Podría sostenerse que «en realidad» la norma establece que está


prohibido fumar en los centros de trabajo, a excepción de que se trate de
uno de los recintos del art. 8.1 y que existan zonas habilitadas para fumar.
De ese modo, la prohibición del art. 7.a) ya no sería absoluta, a pesar de lo
que establece la literalidad de la disposición. Podría intentar justificarse esta
interpretación mediante, por ejemplo, un argumento sistemático a cohae-
rentia, o a través de un argumento psicológico, sosteniendo que la voluntad
o intención del legislador era permitir que en los recintos indicados en el
EL MÉTODO (n). LA SISTEMATIZACIÓNDEL DERECHO... m

art. 8.1 se pudieran establecer zonas para fumadores, independientemente


de que sean o no centros de trabajo. El éxito de este tipo de argumentos
dependerá de la solidez de las razones que fundamentan la conclusión, así
como de la conexión lógica que exista entre las premisas y la conclusión del
razonamiento.
b) Otra estrategia sería ofrecer una interpretación distinta del concepto
«centro de trabajo» del art. 7.a), haciéndola más restrictiva y excluyendo
los recintos o instalaciones abiertos al público en los que se ofrecen bienes
y servicios (ése parece ser el criterio común que subyace en el tipo de esta-
blecirnientos listados en el art. 8.1). De ese modo, a pesar de que tanto en el
lenguaje común como a efectos del derecho laboral los recintos del art. 8.1
puedan ser «centros de trabajo», se diría que afectos de la ley 28/2005 es-
tos centros a los que se refiere el art. 7.a) se limitan a aquellos espacios e
instalaciones en los que se desarrollan actividades productivas cuyo acceso
está excluido al público general o a personas ajenas a dicha actividad (es
decir, básicamente instalaciones industriales, oficinas, etc.), con lo que no
se incluyen los lugares citados por el art. 8.1. Sería por tanto a un ejemplo
de interpretación correctora restrictiva. De nuevo, su éxito dependerá de la
calidad de la argumentaciónque la apoye.

6. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA SUBSUNCIÓN

En la inmensa mayoría de ocasiones, cuando un jurista o un órgano


aborda las tareas de interpretación, sistematización,etc., a fin de determinar
la respuesta jurídica del caso, no lo hace por motivaciones teóricas, sino
prácticas: el órgano debe tomar una decisión, o el abogado ha de asesorar a
un cliente, etc. En último término, lo que más le interesa no es determinar
cuál es la respuesta del caso genérico, sino más bien cuál es la respuesta del
caso individual. Pero para ello no basta con interpretar y sistematizar,puesto
que lo que con ello se obtiene es una relación de casos genéricos y las res-
pectivas consecuencias lógicas que el sistema establece para los mismos. Es
necesario, además, realizar una calificaciónjurídica de los hechos, lo que
usualmente se denomina también como la subsanación de los hechos (del
caso individual) en el supuesto (caso genérico) de la norma.

Aunque puede parecer que esta tarea no es especialmente problemática,


pueden plantearse algunas dificultades que conviene tener en cuenta:
l) En primer lugar, puede ocurrir que los hechos del caso individual
no sean claros, que resulten (al menos parcialmente) desconocidos o que no

rïmnu-
se hayan podido probar o acreditar adecuadamente. En estos supuestos, nos
falta información sobre los hechos del caso individual, y nos encontramos
128 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

frente a lo que antes de ha denominado como lagunas de conocimiento (y


que en la clasificación de MACCORMICK sería un problema de prueba). Es
evidente que la falta de información sobre los hechos puede dificultar la
calificaciónjurídica de los mismos.
2) También puede ocurrir, en segundo lugar, que se nos presente un
problema de laguna de reconocimiento. Como vimos anteriormente, no se
trata de un problema de ignorancia o desconocimiento de los hechos del
caso individual, sino que debido a ciertos problemaslingüísticos (usualmen-
te, la vaguedad), no está claro si tal caso individual es subsumible o no en
cierto caso genérico (un problema de calificación, en el esquema de MAC-
CORMICK). Puede ocurrir que tengamos dudas sobre cuál es el caso genéri-
co al cual ha de reconducirse, y teniendo en cuenta que las consecuencias
jurídicas atribuidas a los distintos casos genéricos pueden ser radicalmente
distintas, las consecuencias de la indeterminación son importantes. En cier-
tas situaciones, además, puede darse la circunstancia de que un mismo caso
individual sea simultáneamente subsurnible en más de un caso genérico.
Como veremos en el capítulo IV, esta situación no es infrecuente en los lla-
mados «conflictosconstitucionales».
3) También puede plantearse otra dificultad que, si bien no afecta es-
trictamente a la calificaciónjurídica, sí que afecta también a la solución del
caso individual, y que consiste en que la solución ofrecida por el sistema no
esté perfectamente determinada, sino que consista más bien en un conjunto
o marco de respuestas admisibles. Uno de los ejemplos más claros es el de
la fijación de la pena en las normas penales que establecen sanciones entre
un mínimo y un máximo (por ejemplo, pena de prisión de 6 a 12 meses). En
estos casos no puede hablarse estrictamente de la respuesta jurídica correcta
del caso (individual), sino más bien del conjunto de respuestas jurídicas co-
rrectas o admisibles (6 meses, 6 meses y un día, 6 meses y dos días, etc.).
CAPÍTULO IV
LOS CONFLICTOS ENTRE IÏRINCIPIOS
Y LA PONDERACION‘

1. EL CONTEXTO DEL NEOCONSTITUCIONALISMO

Hoy en día es habitual entender que nos hallamos inmersos, en lo que


al ámbito jurídico se refiere, en lo que se ha dado en llamar Neocozzstitu-
cionalisnto. Bajo este rótulo en realidad se hace referencia a cuestiones
distintas que conviene distinguir cuidadosamentez: en ocasiones se usa
para dar cuenta de ciertos cambiosacaecidosen los textos constitucionales
o en la estructura del ordenamiento jurídico en general; en otras ocasio-
nes, a las teorías que dan cuenta de esos cambios; en otros casosja una
ideología que subyace en ciertos juristas y teóricos del derecho que valora
positivamente esos cambios; etc. En lo que ahora nos interesa centraremos
brevemente la atención en el neoconstitucionalismo entendido como un
conjunto de cambios y transformaciones en los contenidos de los textos
constitucionales en las últimas décadas (o, redondeando, en el último me-
dio siglo), que han conllevado también una importante transformación en
el papel desempeñado por ésta en el conjunto del ordenamiento, además
de ciertos cambios importantes en el plano institucional, como se mani-
fiesta por ejemplo en el margen de libertad del legislador o en el papel de
los jueces.

'
Este cuarto capítulo está basado fundamentalmente en MARTÍNEZ ZORRILLA, 2007.
3 Para un cuidadoso análisis de todos los sentidos y dimensiones del «neoconstitucionalis-
mo» véase COMANDUCCI, 2003: 75-98.
13o DAVID MARTÍNEZ ZJORRILLA

Si el siglo xIx y a principios del xx las constituciones europeas


en
eran, a pesar de ser formalmente la pieza clave y
de mayor jerarquía del
ordenamiento, básicamente normas de contenido institucional y procedi-
mental, que determinaban la estructura, competencias y funcionamiento
de las instituciones básicas del estado, y que carecían prácticamente de
contenidos sustantivos que sirvieran de límites a los poderes públicos (pri-
mordialmente a1 legislador), tras la segunda guerra mundial, y en gran
parte motivado por los horrores que se habían experimentado, la práctica
totalidad de las constituciones aprobadas comenzaron a incluir preceptos
con importantes contenidos sustantivos, en forma
de «derechos», «valo-
la inten-
res», «principios», «bienes» o «fines», entre otros. Por otra parte,
ción no era que estos preceptos se limitaran a ser simples declaraciones de
principios o proclamas programáticas, sino que fueran auténticas normas

jurídicas de rango constitucional que limitaran efectivamente a los pode-


res públicos en el ejercicio de sus funciones. Por esa razón, legislador ya
el
no podía contravenirlas, con lo que el ámbito de la
autonomía legislativa
se redujo de manera importante, y en muchos casos se establecieron me-
canismos específicos para la salvaguarda dela supremacía constitucional,
creando órganos específicos, normalmente de naturaleza semijudicial, con
funciones de control de la constitucionalidad de las leyes y de las actuacio-
nes delos poderes públicos. Si además tenemos en cuenta
el alto grado de
abstracción, generalidad e indeterminación que normalmente tienen estos
preceptos constitucionales sustantivos, con sus importantes consecuencias
en el plano interpretativo, se observa en seguida el gran protagonismo que
llegan a adquirir estos órganos de control constitucional, en detrimento de
la autonomíade la que antes gozaba el legislador3.
Por otro lado, estas disposiciones tan generales y abstractas también
han provocado importantes efectos en el ámbito de la jurisdicción ordinaria,
pues no existe prácticamente controversia judicial que no tenga en alguna
medida una «dimensión constitucional», de manera que el papel de los jue-
ces ya no puede limitarse fácilmente a ser «la boca de la ley».

Riccardo GUASTINI, con su claridad y agudeza habituales, ha señalado un


total de siete condiciones (si bien la lista no es cerrada) de «constitucionali-
zación» de un ordenamiento‘. La «constitucionalización»es una propiedad
gradual, de modo que puede hablarse de ordenamientos con un mayor élo
menor grado de constitucionalización,en la medida en que concurran en
un número mayor de las condiciones señaladas o que éstas se
manifiesten

3 Muchos autores, primordialmente del ámbito de la teoría y filosofía política, han visto
en ello un importante problema de legitimidad democrática. Véanse, por ejemplo,
GARGAREILA,
1996, o WALDRON, 1999.
‘ Véase GUASTINI, 2003: 49-73.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 131

con mayor intensidad (si bien las dos primeras son condiciones necesarias).
Las condiciones son las siguientes:
l) Una constitución rígida. La «rigidez» no se entiende aquí necesa-
riamente como la imposibilidadde reforma constitucional (sea total o par-
cial), sino que es suficiente con que exista algún procedimiento agravado de
reforma; esto es, que la constitución se halle «protegida» frente a la legisla-
ción ordinaria.
2) La garantía jurisdiccional de la constitución. Para que la consti-
tución tenga realmente primacía sobre la legislación ordinaria no basta con
un procedimiento agravado de reforma, si no existe ningún mecanismo de
«protección» frente a la vulneración de los preceptos constitucionales. Por
eso se requiere algún mecanismo de control de la constitucionalidad, que
puede adoptar muchas formas distintas: puede ser a priori (antes de la en-
trada en vigor de la ley) o a posteriori (una vez que ésta entra en vigor); in
concreto (con efectos únicamente para las partes de la controversia que se
está planteando) o in abstracto (con efectos erga omnes ——para todos los
poderes públicos—); y también puede ser difuso (ejercido por cada juez en
el ámbito de sus competencias), o concentrado (centralizado en un órga-
no deterrninado, como el Tribunal Constitucional de nuestro país y muchos
otros de nuestro entorno).

El modelo de control de constitucionalidad de cada ordenamiento con-


creto es una combinaciónde las anteriores características,si bien no todas las
combinacionesson posibles. En el caso español se han dado (y se dan) distin-
tos supuestos: durante un tiempo, para las leyes orgánicas, existía un meca-
nismo de control a priori, in abstracto y concentrado. En la actualidad, para
las normas postconstitucionales con rango de ley, el control es a posteriori,
in abstracta y concentrado, mientras que para las normas preconstitucionáles
es a posteriori, in concreto y difuso.

3) La fuerza vinculante de la constitución. Con esta condición se quie-


re mostrar que en la cultura jurídica de que se trate, la constitución no ha
de verse como una simple proclama política o declaración programática,
sino como una fuente de nonnas jurídicas vinculantes y superiores al resto
de las nonnas del ordenamiento. Además, para que se dé esta condición, tal
carácter vinculante se debe extender a la totalidad de sus contenidos; esto
es, no sólo a las normas precisas de contenido institucional o procedimental,
sino también a las normas sustantivas que reconocen derechos y otros bie-
nes constitucionales. En suma, consiste en la consideración de que todo el
contenido constitucional es jurídicamente vinculante.
4) La «sobreinterpretaciózi» de la constitución. Como afirma GUAs-
TINI, toda constitución, por extensa que sea, contiene «lagunas», al menos
132 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

en el sentido trivial de que no puede regular la totalidad de la vida social y


política. Con esta condición se hace referencia a la tendencia en la cultura
jurídica de «extender» la constitución más allá de los límites de su texto
estricto (por ejemplo, identificando «principios y valores básicos», no explí-
citos), como si fuera un instrumento que precisamente regula la vida social y
política en su totalidad, lo que conduce de una manera bastante sistemática a
la mayor utilizaciónde la interpretación extensiva frente a la literal.
5) La aplicación directa de las normas constitucionales.Además de con-
siderar que los preceptos constitucionales son verdaderas nomas jurídicas, vin-
culantes para el legislador, que no puede contravenirlas, y de contar con meca-
nismos de control de constitucionalidad de las leyes, con esta quinta condición
se incide en que no resulta necesario un desarrollo legislativoprevio para poder
aplicar los preceptos constitucionales; en otras palabras, que sus preceptos son
directamente aplicables, sin necesidad de desarrollo legislativo.
6) la interpretación conforme de las leyes. Otro claro signo de la
«constitucionalización»de un ordenamiento consiste en que si una deterrni-
nada disposición normativa legislativa es susceptible de diversas interpreta-
ciones, pero sólo alguna/s de ella/s es/son compatible/s con la constitución,
se prefiera siempre la «interpretación conforme» al texto constitucional? Si
a pesar de que en una interpretación literal la disposición legal sea contraria
a la constitución, es posible una interpretación correctora que la haga com-
patible con ella, se optará por esta última.
7) La influenciade la constitución sobre las relacionespolíticas. Con
esta condición, GUASTINI hace referencia a una serie de factores que tienen
en común la utilizaciónde la constitución (o de los órganos de control de
constitucionalidad) como «armas políticas» argumentos para la toma o jus-
,

tificación de decisiones políticas o para la resolución de controversias de


naturaleza más política que jurídica.
En este contexto, todavía es más ilusoria, si cabe, la imagen del juez
que aplica mecánicamente la ley, que ofrece siempre una respuesta unívoca
y claramente determinada a todos y cada uno de los supuestos sobre los
que debe decidir. En ordenamientos actuales, los preceptos constitucionales
cobran un gran protagonismo, por lo que no es poco habitual que las con-
troversias jurídicas alcancen una «dimensión constitucional» que, unida a la
vaguedad e indeterminación propia de muchos preceptos constitucionales
sustantivos, da lugar a una serie de problemas y dificultades sobre los que
todavía no se ha hecho un tratamiento teórico en profundidad.

5
Aquí se puede recordar lo que se dijo sobre el argumento sistemático a cohaerenria, en la
sección 3.4.2 del capítulo II.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 133

Una de estas dificultades consiste en que no resulta infrecuente que se


presenten situaciones de (al menos aparente) «conflicto constitucional», en
las que existen, cuanto menos primafacie (es decir, a primera vista) dos o
más preceptos constitucionales aplicables al caso que dan lugar a soluciones
incompatibles. Los preceptos en cuestión pueden ser derechos fundamen-
tales, aunque también otros elementos como «bienes constitucionalmente
protegidos», que ni siquiera precisan estar explícitamente reconocidos por
el texto constitucional, ya que pueden ser «implícitos» según se ha sosteni-
,

do reiteradamente en la jurisprudencia constitucional.


Algunos ejemplos servirán para ilustrar mejor el problema. En algu-
nos casos, el conflicto parece plantearse entre dos derechos fundamentales
reconocidos por la constitución, como pueden ser la libertad de expresión
[art. 20.l.a) CE] y el derecho al honor (art. 18.1 CE), o el derecho a la
libertad de información [art. 20.1 .d) CE] y el derecho a la intimidad per-
sonal y familiar (art. 18.1 CE). Un ejemplo es el caso tratado en la STC
160/2003, de 15 de septiembre. Los hechos, esquemáticamente, son los
siguientes: el l7 de marzo de 1994, el sindicato agrícola Unión de Cam-
pesinos Zamoranos (UCZ-COAG) convocó una rueda de prensa, de la que
se hicieron eco varios periódicos de la región, en la que denunciaron que
por parte del Área de Agricultura de la Diputación de Zamora hubo irre-
gularidades y un trato de favor a la empresa Sementales selectos-Disega,
S.L., para la adjudicacióndel suministro de semen de vacuno en la pro-
vincia, a raíz de las estrechas relaciones personales y profesionales que
el responsable del Área de Agricultura mantenía con dicha empresa, y
descartando injustificadamente a otras empresas que ofrecían productos
de igual o superior calidad. Asimismo, manifestaron que la actuación del
responsable de dicha Area constituía un presunto acto de prevaricación. Í
A raíz de estas declaraciones y de la publicación de la noticia en los pe-
riódicos, la empresa Disega S.L. interpuso una demanda contra UCZ por
vulneración del derecho al honor (art. 18.1 CE). Independientemente de la
decisión del Tribunal Constitucional (que dio la razón al sindicato UCZ,
dando prioridad a la libertad de expresión), el aspecto a destacar aquí es el
siguiente: por un lado, parece que las declaraciones de los representantes
del sindicato constituyen un ejercicio de la libertad de expresión y por
tanto estarían amparadas por el art. 20.1 .a) CE; pero por otro lado, dichas
declaraciones contienen acusaciones, afirmaciones y puntos de vista que
afectan negativamente a la credibilidad,buena imagen pública y proyec-
ción externa del responsable de Agricultura de la Diputación de Zamora
y de la empresa Disega S.L., con lo que se estaría vulnerando su derecho
al honor (art. 18.1 CE). Así, al menos a primera vista, un mismo acto 0
comportamiento estaría simultáneamente permitido por la libertad de ex-
presión y prohibido por el derecho al honor.
134 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

En otras ocasiones, el conflicto no se plantea entre dos derechos funda-


mentales, sino que entran en juego otros elementos, a los que la jurispruden-
cia y la doctrina suele denominar «bienes constitucionalmente protegidos».
Por ejemplo, en la STC 110/1984, de 26 de noviembre, el recurrente en
amparo se oponía a la pretensión de la Inspección de Tributos de poner
a disposición de ésta la información relativa a sus cuentas bancarias, por
considerar que ello atentaba contra su derecho a la intimidad (art. 18.1 CE).
El tribunal sostuvo que este derecho está limitado por el deber de todos a
contribuir al sostenimiento de las cargas públicas en función de su capaci-
dad económica (art. 31.1 CE), y que éste exige necesariamente que exista la
institución de la inspección fiscal (para poder determinar dicha capacidad).
En consecuencia, el derecho ala intimidad cede frente a algo como «el de-
ber de contribuir según la capacidad económica», que obviamente no es un
derecho fundamental, pero que es calificado por el tribunal como un «bien
constitucionalmente protegido».
Pero además, ni siquiera es necesario que estos «bienes constitucional-
mente protegidos» se hallen explícitamente recogidos en el texto consti-
tucional, ya que puede tratarse de bienes «implícitos», sin que quede de-
masiado claro si por «implícito» quiere decirse que se deduce lógicamente
de otros elementos explícitos de la constitución, o si los límites son más
amplios. Como ejemplo de conflicto entre un derecho fundamental y un
bien constitucional implícito puede citarse la STC 37/ 1989, de 15 de febre-
ro. En ésta el Tribunal resuelve un recurso de amparo interpuesto por una
mujer contra una providencia de un juzgado de instrucción que ordenaba un
examen ginecológico para recabar posibles pruebas de un presunto delito de
aborto, por considerar que se estaba vulnerando su derecho a la intimidad
(art. 18.1 CE). El tribunal reconoce que se está afectando a la intimidad de
esta persona, porque está realizando un examen sobre el propio cuerpo,
se
incluyendo (principalmente) las partes más íntimas del mismo, pero la pro-
tección de la intimidad cede frente al «interés público en la persecución y
castigo de los delitos», cuando la única manera de buscar la verdad material
sobre unos hechos exige afectar a la intimidad del imputado. Es decir, el
derecho fundamental a la intimidad cede (o puede ceder) frente al bien del
interés público en la persecución y castigo de los delitos, que no está explí-
citamente formulado en el texto constitucional.

2. LA CARACTERIZACIONDOCTRINAL DE LOS CONFLICTOS


CONSTITUCIONALES

Puede decirse que existe un consenso entre la mayoría de autores, que


coinciden en señalar que este tipo de conflictos son sustancialmente (o in-
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 135

cluso radicalmente) distintos de las antinornias o contradicciones normativas


«clásicas» que hemos visto en la sección 4.1 del capítulo III, por múltiples
razones, como el tipo de elementos que entran en conflicto, la estructura de
dicho conflicto, o los mecanismos para resolverlos. Esta distinción con res-
pecto a las antinornias llega hasta el punto de que, para un conjunto bastante
destacable de autores, se trata de situaciones en las que el conflicto norma-
tivo es meramente aparente y no auténtico, y en ellas el objetivo principal
del juez o jurista es determinar cuál es la norma auténticamente aplicable al
caso.

Partiendo de este punto, se puede trazar una clara línea divisoria entre
aquellos que niegan el conflicto (obviamente, no el sentido de que de hecho
no se planteen controversias en las que supuestamente se vean involucrados
distintos derechos fundamentales o bienes constitucionales, sino en el sen-
tido de que no existen verdaderas colisiones o contradicciones nonnativas
en este ámbito, siendo el problema en el fondo sólo aparente), y aquellos
otros que asumen sin problemas la existencia de conflictos o colisiones nor-
mativas (al menos en algunos casos), y que centran su atención en cómo
tratarlas adecuadamente (es decir, cómo analizarlasy resolverlas de manera
satisfactoria)“.
Los autores que niegan el conflictoparecen reconducir todo el problema
a una cuestión de interpretación de los preceptos constitucionales. El punto
relevante es la determinación de los límites precisos de cada derecho o bien
en juego. Así, porejemplo si en un supuesto concreto parece existir una ten-
,

sión entre la libertad de expresión y el derecho al honor, lo que en realidad


ocurrirá es que o bien se trata de expresiones no amparadas por el derecho
de libertad de expresión (y estamos fuera de su ámbito de aplicación),con"
lo que corresponde proteger el honor del afectado, o bien no queda lesiona-
do el honor del afectado, porque se trata de un aspecto no tutelado por ese
derecho. De manera que podría decirse que en realidad ningún ejercicio le-
gítimo de la libertad de expresión lesiona el honor, puesto que si lo lesiona,
no se trata de un ejercicio legítimo (estrictamente hablando, no se ejercita
ese derecho).
Ahora bien, en muchas ocasiones parece que este argumento no cons-
tituye el punto de llegada de un razonamiento, sino más bien un punto de
partida, una asunción previa. Parece partirse de la no colisión y a partir de allí
empieza la tarea de delimitar concretamente cada derecho. Pero si así fuera,

° Entre los
autores que niegan los conflictos podemos encontrar, entre otros. a HABERMAS,
1998; FERRAJOLI,2001; DE Orro, 1988, y OLLERO, 2000: 157-166. Entre los autores que asumen
la realidad de los conflictos, podemos encontrar, entre otros, a ALExv, 1993; GuAsïlNl, 1998: 641-

660; PRIETO, 2002: 97-114, y Momaso, 2003: 99-121.


136 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

en realidad parece que nos encontraríamos ante una petitio principíi. Por otro
lado, aunque se asumiera que los derechos cuentan con límites precisos, de
ahí no se sigue que nunca puedan plantearse conflictos. Aunque dejásemos
al margen los evidentes problemas de la vaguedad y del destacado carácter
valorativo de muchos de los conceptos utilizados por las disposiciones de de-
rechos fundamentales, y admitiésemos la posibilidadde obtener normas pre-
cisas que delimitaran claramente las condiciones de aplicación (así como sus
excepciones) y el conjunto de facultades que incluye cada derecho o libertad
fundamental, de ahí no se seguiría que existiese una perfecta compatibilidad
entre ellas. Dicho en otros términos, una tesis es la posibilidadde obtención
de normas perfectamente delimitadas, y otra distinta y lógicamente indepen-
diente, que sean compatibles entre sí. La primera afirmación no implica la
segundajpor lo que se requiere sostener y justificar ambas. La independencia
puede comprobarse fácilmente en el ejemplo siguiente: supongamos que con-
tamos con una norma N, que prohíbe fumar a los pasajeros de los vuelos de
ámbito nacional, mientras que otra norma N, permite fumar a los pasajeros
de los vuelos de trayecto superior a los 2.000 kilómetros.Tanto N, como N,
son normas perfectamente «delimitadas»: identifican con claridad y precisión
las condicionesde aplicación,los destinatarios afectados, el comportamiento
a realizar, etc. Sin embargo, entran en colisión (antinomia parcial-parcial)
cuando el vuelo de ámbito nacional tiene un trayecto superior a los 2.000
kilómetros. En consecuencia, disponer de nonnas perfectamente delimitadas
no significa que éstas tengan que encajar perfectamente como las piezas de
un puzzle, puesto que pueden superponerse unas con otras.
Por parte de quienes sí que asumen el conflicto, y a pesar de sus dife-
rencias, parece que es posible encontrar una serie de elementos o rasgos
comunes que se atribuyen a los conflictos constitucionales, y que en conjun-
to podríamos denominar como la «concepción estándar» de los conflictos
constitucionales. Esta «concepción estándar» puede resumirse en tres ele-
mentos centrales: l) el tipo de elementos (normas) que entran en conflicto;
2) las características o estructura del conflicto; y 3) los mecanismos para la
resolución del conflicto. *

a) Los elementos en conflicto. La clave de las diferencias entre una


antinomia «corriente» y un conflicto constitucional se encuentra en el
tipo de elementos que entran en colisión: mientras que elementos como
N, y N2 serían reglas, los elementos que entran en colisión en los conflic-
tos constitucionales (derechos, bienes, etc.) son principios. Se plantea
así una clasificación entre normas, con pretensión de ser exhaustiva y
excluyente (si bien la caracterización de estas normas llamadas «prin-
cipios» dista de ser clara o exenta de dificultades, como veremos en la
siguiente sección). El hecho de que los elementos involucrados en el
conflicto sean principios y no reglas conlleva, según estos autores, otras
importantes consecuencias.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 137

b) La estructura del conflicto. Una de estas consecuencias consiste en


que mientras en el ámbito de las antinomias entre reglas es posible deterrni-
nar a priori o en abstracto los supuestos de colisión (así, por ejemplo, sabe-
mos que siempre se planteará un conflicto entre N, y N2 cuando un vuelo de
ámbito nacional tenga un trayecto superior a los 2.000 kilómetros), en las
colisiones entre principios ello no es posible; los principios son en abstracto
válidos y consistentes, pero en determinadas situaciones concretas pueden
dar lugar a conflictos,y estas situaciones de conflicto no son a priori deter-
rninables. Sólo en presencia de un caso concreto puede hacerse patente la
incompatibilidad.Por ejemplo, en abstracto no se plantea ningún problema
de inconsistencia o colisión entre la libertad de expresión y el derecho al
honor, pero en supuestos concretos el ejercicio del primero puede lesionar
al segundo.

PRIETO SANCHÍS claramente sostiene esta tesis en diversos lugares: «se


incorporan [al texto constitucional] normas que resultan coherentes en el
nivel abstracto o de la fundamentación,pero que conducen a eventuales con-
flictos en el nivel concreto o de la aplicación» (PRIETO SANCHÍS, 2003: 133;
«no es posible determinar exhaustivamentelos supuestos de colisión (...) la
colisión sólo se descubre, y se resuelve, en presencia de un caso concreto, y
los casos en que ello ocurre resultan a priori imposibles de determinar (...)
Así, la libertad de expresión y el derecho al honor están recogidos en normas
válidas y coherentes en el plano abstracto, pero es obvio que en algunos ca-
sos entran en conflicto; concretamente, en aquellos casos en que, ejerciendo
la libertad de expresión, se lesiona el derecho al honor» (PRIETO SANcHís,
2002: 99-100.
K. GÜNTHER también se sitúa en esta línea. Este autor distingue entre un
nivel abstracto o «discurso de validez», en el cual pueden darse colisiones
«internas» (según su propia tenninología), y un nivel concreto o «discurso
de aplicación», en el que pueden producirse colisiones «externas». Las co-
lisiones internas «son identificables independientemente de las situaciones
reales de aplicación» mientras que «las colisiones externas [o del discurso de
,

aplicación] sólo pueden identificarse en situaciones de aplicación» (GÜNTHER,


1995: 281).

c) La resolución del conflicto. Otra importante consecuencia, según


la concepción estándar, derivada del hecho de que los elementos en juego
sean principios y no reglas se manifiesta en el método de su resolución. Es
habitual sostener que, ante un conflicto de reglas, sólo hay dos alternativas
posibles abiertas para su solución: o una de ellas se declara inválida, o se
introduce una excepción en una de ellas, para que la colisión no se produzca.
Usualmente ello se hace a través de los conocidos criterios de lex superior,
lex posterior y lex specialis, que ya vimos anteriormente. La solución ofre-
cida por ellos, además (sea en forma de invalidez de una regla o en forma
13g DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

de excepción), es definitiva, enel sentido de que todos los subsiguientes


conflictos son resueltos de idéntica manera. Por el contrario, se dice que en
los supuestos de colisión de principios, ninguno de ellos se declara inválido
ni se le introduce una cláusula de excepción (por ejemplo, diciendo que se
reconoce la libertad de expresión salvo cuando se vulnera el honor de
las
personas). Por el contrario, ambos principios siguen siendo válidos, y no se
introducen cláusulas excepción con
de carácter general.
Se resuelven, en cambio, a través de un mecanismo denominado pon-
deración, estableciendo para el caso cuál de los principios prevalece sobre
el otro. Esta prevalencia, sin embargo, no es de carácter general, lo que
significa que en otro supuesto en el que entren en conflicto los mismos prin-
cipios, bien podría ser resuelto de manera contraria, dando prioridad al otro
principio. La resolución del conflicto, en definitiva, mantiene intactos los
elementos que han colisionado y deja indeterminada (o no totalmente deter-
minada) la resolución de futuros conflictos entre los mismos elementos. La
ponderación, en suma, sería el método o mecanismo para la resolución de
conflictos en sede de principios.
En conclusión, pues, y obviando las diferencias entre autores concretos,
parece que la caracterizacióndoctrinal de los conflictos constitucionales es-
taria fundamentada en las tres tesis siguientes:
TESIS l: Los elementos normativos que entran en conflicto en este
—-

tipo de situaciones no son reglas, sino principios, entendidos como una cate-
goría de nonnas jurídicas distinta y autónomarespecto de las reglas.
—TESIS 2: Los conflictos constitucionales no responden al clásico
modelo de las antinomias, porque no son consecuencia de inconsistencias
lógicas en el sistema normativo. No se trata de conflictos o antinornias in
abstracto, determinables a priori, sino que son antinomias in concreto, de-
pendientes de las concretas circunstancias empíricas del caso.
TESIS 3: Para resolver este tipo de conflictos,los mecanismos tradi-
——

cionales de resolución de contradicciones (lex posterior, lex superior, etc.)


son inadecuados, y se precisa de un mecanismo específico y más complejo,
denominado ponderación, que no supone ni la introducción de excepciones
ni la declaración de invalidez de al menos una de las normas en juego.
A pesar de que estas tres tesis gozan de una aceptación bastante gene-
ralizada tanto entre los teóricos del derecho como entre los jueces, veremos
que resultan problemáticas y que son, cuanto menos, matizables. Intentaré
mostrar, por un lado, que la distinción entre principios y reglas es dudosa y
problemática y, por otro lado, que no existe vínculo conceptual o necesario
alguno entre el tipo de elementos que entran en conflicto (principios) y la
estructura del conflicto y el modo de resolverlo. Es decir, del hecho de que
los elementos que colisionan sean (presuntamente) principios no se sigue
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN
139

necesariamente que tengan una estructura determinada (conflictos in con-


creto, distintos de las antinomias que ya conocemos), ni que el mecanismo
para su solución sea necesariamente la ponderación.

3. REGLAS Y PRINCIPIOS (TESIS l)

Tradicionalmente, al hablar de los principios en el derecho, se hacía


referencia a una fuente del derecho no positiva a la que se podía acudir en
defecto de ley o costumbre aplicable al caso (laguna normativa).

El art. 1.1 CC recoge los «principios generales del derecho» como «fuen-
tedel derecho» y el art. 1.4 CC establece que son aplicables a falta de
ley o
costumbre que regule el caso a decidir.

Sin embargo, estos principios siempre han generado dudas y controver-


sias tanto respecto a qué son como a cuáles son. Así, mientras
que para algu-
nos autores (los llamados iusnaturalistas) los principios
generales serían los
principios de justicia del derecho natural (normas universales, inmutables y
eternas independientes de las decisiones de las autoridades humanas),
para
otros autores (los positivistas jurídicos, que rechazan la idea del «derecho
natural» y sostienen que el único derecho es el positivo, el
que han dictado
las autoridades humanas) serían en todo caso abstracciones o inducciones a
partir del contenido de las normas jurídicaspositivas (así, dentro del ámbito
del derecho civil, podría hablarse del principio de autonomíade la voluntad,
del principio de libertad de forma, o del principio de protección de los terce-
ros de buena fe, por poner algunos ejemplos). "

No es éste, sin embargo, el sentido que aquí nos interesa, sino otro dis-
tinto, que ha cobrado notable fuerza en las últimas décadas gracias sobre
todo al impulso dado por la obra de Ronald DWORK1N7. Este autor trazó una
distinción entre dos tipos-o categorías de normas jurídicas: los principios
y
las reglas. Con el tiempo, esta distinción ha sido ampliamente asumida entre
los teóricos y filósofos del derecho, aunque por desgracia, esta
aceptación
tan generalizada no se ha traducido en unos criterios teóricos claros de dis-
tinción entre ambas categorías. De ese modo, se discute por ejemplo si se
trata de una distinción tan sólo gradual (normas que «tienden más» hacia los
principios y normas que «tienden más» hacia las reglas),o de categoría (una
norma es, o bien un principio, o bien una regla,
que son estructuralmente
distintos). Asimismo, los diferentes criterios de distinción propuestos son

7
Sobre los principios en el derecho según DWORKIN, pueden consultarse las obras siguien-
tes: DwoRmN, 1978, y DWORKIN. 1986.

l_ , _.
14o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

problemáticos, ya que muchos son poco claros o no permiten incluir dentro


considerados
de la categoría «principios» elementos que son habitualmente
como principios, o incluyen otros que casi ningún jurista calificaría como
principios.
pueda decirse con seguridad es que los ele-
Por ello, quizá lo único que
mentos calificados como principios son tan variados que resulta imposible
reducirlos a una única categoría.
Pero pese a estas dificultades, parece que sí que es posible hallar un
cierto consenso en que los principios serían fundamentalmente normas con
un alto grado de generalidad o abstracción, que básicamente se encontra-
rían en los textos constitucionales (y no en la ley ordinaria, o en normas
de rango inferior), y con un importante contenido sustantivo (en forma de
derechos fundamentales, valores, bienes constitucionales, etc.). Se diría, de
ese modo, que en general las normas que reconocen y protegen
derechos
fundamentales (vida e integridad física —art. 15 CE—, dignidad humana
—art. 10.1 CE—, libertad de expresión —art. 20.1.a) CE- ,
derecho de re-
unión —art. 21 CE—, intimidad —art. 18.1 CE—, etc.), así como las que
establecen ciertas garantías como la igualdad ante la ley (art. 14 CE), la
seguridad jurídica (art. 9.3 CE), la irretroactividad de la ley penal desfavo-
rable (art. 9.3 CE), 0 los preceptos constitucionales que guían las políticas
socioeconómicas (protección de la salud —art. 43 CE—, promoción de la
cultura art. 44 CE- protección del medio ambiente art. 45 CE- etc .)

,

,

serían principios.
Como se ha apuntado, se han propuesto diferentes criterios para distin-
guir los principios de las reglas, aunque todos plantean dificultades. Algunos
de ellos son los siguientes:
a) Según el nivel de abstracción, generalidad o vaguedad de la norma.
Conforme a este criterio, los principios serían aquellas normas que utili-
zan un lenguaje con un alto nivel de generalidad, indeterrninación o vague-
dad, mientras que las reglas serían normas más precisas o específicas.
Este criterio es problemático porque, además de ser poco preciso (¿cómo
calcular el grado de precisión de una norma de manera mínimamente rigu-
rosa?, y ¿dónde fijar la frontera?), a lo sumo serviría para establecer un dis-
tinción gradual, pero no estructural o de categoría entre reglas y principios
(sólo varía el nivel de abstracción o generalidad, pero no hay diferencias
estructurales).
b) Según. el grado de «importancia» de la norma.
Se ha propuesto que los principios serían aquellas normas más impor-
tantes, fundamentales o básicas del sistema jurídico, mientras que las reglas
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 14,

serían normas con una importancia menor. Aquí se reproduce el mismo pro-
blema del criterio anterior: la importancia es gradual y es un criterio muy
poco preciso, con lo que no permite una distinción clara.

Además, esa «importancia» puede considerarse desde varios puntos de


vista: desde una perspectiva jurídico-formal o desde una perspectiva valora-
tiva y/o sociológica. Desde una perspectiva formal, las normas «más impor-
tantes» serían las de mayor jerarquía, esto es, las de rango constitucional. En
este caso contaríamos con un criterio claro, pero ningún autor sostiene que
todos los preceptos constitucionales son principios y que ¡iingún precepto no
constitucional lo es. Si se considera, como parece más adecuado, desde una
perspectiva valorativa (cuán importantes para nosotros son esas normas o las
cuestiones que ellas regulan), se convierte en un criterio muy indeterminado
y cuestionable.

c) Según el carácter abierto o cerrado de las condiciones de apli-


cación.
Éste sería uno de los criterios de distinción más ampliamente compar-
tidos, y el preferido por algunos autores que son grandes defensores de la
distinción, como DWORKIN o Arranz-s. y RUIZ MANERO.
Conforme a este criterio, las reglas serían normas cuyas condiciones de
aplicaciónestán cerradas, mientras que los principios tendrían sus condicio-
nes de aplicación abiertas‘.

Que las condiciones de aplicaciónestén cerradas significa que el supues-


to de hecho dela norma determina con carácter completo aquellas condicio-
nes que deben darse para la aplicación de la misma, de manera que si se dan
las condiciones, la norma se aplica, y si no, no se toma en cuenta por no ser
relevante para el caso9.
En cambio, los principios serían normas cuyas condiciones de aplica-
ción no están totalmente determinadas o cerradas, sino que más bien ofre-
cen razones prima facie a favor de una determinada solución, pero existe la
posibilidadde que el caso presente otras circunstancias o propiedades que
hagan que finalmente la solución sea distinta (no se aplique ese principio).
Además, suele afirmarse que no es posible «cerrar» o elaborar un catálogo
completo y definitivo de las condiciones de aplicación de la norma. Por

3 Sobre la distinción entre


principios y reglas según este criterio, pueden consultarse las
obras siguientes: DWORKIN, 1978, y ATIENZA y RUIZ MANERo, 1996.
9 La
regla que sanciona con una multa a los conductores que exceden de la velocidad máxi-
ma permitida se aplica si se dan las condiciones establecidas por la norma (el conductor excede
e] límite de velocidad establecido), y resuelve el caso (se aplica la sanción de multa). y si no, no
se aplica por no ser relevante para el caso.
142 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ejemplo, el hecho de que un periodista publique cierta noticia en unlamedio


de comunicación, es en principio un comportamiento amparado en liber-
tad de información [art. 20.l.a) CE], con lo que «a primera vista» (prima
facie) es un comportamiento jurídicamente permitido. No obstante, puede
ocurrir que haya alguna circunstancia (por ejemplo, que esa información
lesione el derecho a la intimidad de un persona, reconocido en el apartado 4
del mismo an. 20 de la CE) que provoque que esa norma sea «derrotada»
de «aplicarse y
y que la solución del caso sea distinta. Por eso, en lugar
decidir el caso o no aplicarse», los principios serían normas que «inclinan
la balanza» en uno u otro sentido, pero sin determina: automáticamente la
solución. Por eso se dice que su supuesto de hecho está abierto, o al menos
no totalmente cerrado.

Una de las dificultades del criterio propuesto, como explica Juan Carlos
BAYÓN“, es que resulta frecuente encontrar normas que habitualmente son
consideradas «reglas» y que también tienen sus condiciones de aplicación
abiertas y pueden ser derrotadas. Por ejemplo, el Código Penal (art. 138 CP)
establece que si alguien mata a otro (homicidio), debe ser condenado con la
pena de prisión de diez a quince años. Sin embargo, la
circunstancia de matar
a otro no es la única necesaria para dar lugar a la consecuencia (sanción de
cárcel), ya que, además, deben cumplirse otras exigencias como mayoría de
la
edad penal, que no se haya matado en legítima defensa, etc., que están fijadas
«derrotada»
por otras nonnas y que pueden provocar que la norma penal sea .

Por otro lado, existe el argumento llamado «caballo de Troya»: como se


admite que un principio puede constituir una excepción a una regla, y como
los principios, por definición, tienen sus condiciones de aplicación abiertas,
entonces también las reglas tendrían las condiciones de aplicación
abiertas.

d) Principios como normas categóricas.


Un eminente lógico y filósofo finlandés, G. H. VON WRIGHT, trazó una
distinción entre las normas categóricas y las hipotéticas, según si sus condi-
ciones de aplicaciónderivan exclusivamente del contenido de la prescripción
(categóricas),o si incluyen alguna otra condición adicional (hipotéticas)".
Así, un ejemplo de norma categórica sería «cierra la ventana», ya que
las únicas condiciones para que sea de aplicación la norma son las que de-
rivan del propio contenido de lo que se ordena (que haya una ventana y que
esté abierta, básicamente). En cambio, una norma como «si hace frío, cierra
la ventana» es hipotética, porque además de las condiciones derivadas del
contenido de la orden, es necesario que concurra una condición adicional,

'° Véase BAYÓN, 1991: 362.


" Véase VoN WRlGHT, 1963.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 143

lógicamente independiente del contenido: que haga frío. La inmensa mayoría


de normas jurídicas son hipotéticas, en las que cierta condición o conjunto
de condiciones constituyen el «supuesto de hecho» para la aplicación de la
«consecuencia jurídica» (por ejemplo, «superar el límite de velocidad» es
una condición para la consecuencia jurídica del deber de imposición de una
sanción), y existe independencia lógica entre ambos elementos.
Un posible criterio para configurar los principios y diferenciarlos de
las reglas consiste en afirmar que los principios son normas categóricas, al
menos en una primera interpretación. De hecho, muchos de los preceptos
constitucionales sobre derechos fundamentales están redactados de tal ma-
nera que parecen expresar normas categóricas: «Todos tienen derecho a la
vida y a la integridad física y moral [...]» (art. 15 CE); «Toda persona tiene
derecho a la libertad y a la seguridad [...]» (art. 17.1 CE); «Se garantiza el
derecho al honor, a la intimidad personal y familiar, y a la propia imagen»
(art. 18.1 CE); etc.
En estos preceptos, es difícil determinar cuál es el «supuesto de hecho»
de la nonna, ya que parece que no se exige condición específica alguna para
su aplicación (más allá de las condiciones exigidas por su propio conteni-
do). Es destacable, por otro lado, que este criterio no se contrapone necesa-
riarnente con el anterior, ya que puede afirmarse que los principios tienen
abiertas o indeterrninadas sus condiciones de aplicación hasta el punto de
estar presentadas como normas categóricas. Además, se trata de un criterio
claro y que permitiría una distinción entre principios y reglas no de grado,
sino de estructura o categoría.
Sin embargo, tampoco está libre de dificultades, ya que podemosien- s

contrar muchos preceptos que sin ninguna duda serían calificados como
principios y que tienen una estructura de norma hipotética. Por ejemplo,
el «principio de inviolabilidaddel domicilio» (art. 18.2 CE) establece: «El
domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin
consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante
delito». Este precepto es fácilmente interpretable como la norma (hipotéti-
ca) siguiente: «Si no existe consentimiento del titular, resolución judicial o
flagrante delito, está prohibida la entrada o registro del domicilio».
e) Principios como mandatos de optimización.
El principal defensor de esta posición es el autor alemán Robert ALEXY,
para quien los principios son normas que ordenan que algo sea realizado
en la mayor medida posible, dentro de las posibilidadesjurídicas y reales
existentes ‘l.

‘3 Sobre los principios como mandatos de optimización.véase ALEXY, 1993.

r__
144 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

De este modo, un principio establecería un ideal o modelo al que hay


que acercarse en la medida de lo posible. Así, mientras que las reglas
serían
nonnas que sólo pueden ser cumplidas o incumplidas (coincidiendo aquí
con lo afirmado por DWORKIN),los principios son susceptibles de una aplica-
ción o cumplimiento gradual.
Por ejemplo, el art. 46 CE establece: «Los poderes públicos garantizarán
la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico,
cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran
[...]». El modo en que se realice esta conservación y enriquecimiento queda
a decisión de los poderes públicos, que pueden conseguir estas finalidades en
distinto grado.

A diferencia del criterio de la apertura de las condiciones de aplicación,


en el modelo de ALEXY la indeterminación propia de los principios se en-
contraría más bien en la consecuencia jurídica: en las reglas, aquello que se
debe hacer u omitir está mucho más determinado que en los principios, que
dejarían un amplio marco de acción para su satisfacción.
Esta concepción de los principios también presenta dificultades. Quizá
la más destacable es que, a pesar de que el esquema parece funcionar muy
bien para aquellas normas que establecen las directrices básicas en materia
de política social y económica (no en vano, el Capítulo III del Título I de la
Constitución se titula «De los principios rectores de la política social y eco-
nórnica») ya que exigen ser concretados en medidas legislativasespecíficas
,

y pueden ser satisfechos en distinto grado, no parece en cambio ajustarse


bien a otra categoría muy importante de los principios, como son los dere-
chos fundamentales.
En estos últimos, la consecuencia jurídica no parece estar indetermina-
da, sino todo lo contrario; por ejemplo, si tomamos en cuenta los derechos
al honor o a la intimidad (art. 18.1 CE), la consecuencia es que cualquier
comportamiento que atente contra el honor o la intimidad de la persona está
jurídicamente prohibido. La consecuencia, por tanto, es totalmente especí-
fica, porque si un comportamiento concreto atenta contra el derecho, ese
comportamiento se prohíbe.
En suma, ninguno de los criterios propuestos resulta plenamente satis-
factorio,a pesar de lo cual, como se ha dicho anteriormente, la distinción ha
sido ampliamente aceptada y de ella se derivan importantes consecuencias
respecto del modo de resolver confiictos entre nonnas cuando éstas son con-
sideradas «principios».
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN

4. LA ESTRUCTURADE LOS CONFLICTOS


CONSTITUCIONALES (TESIS 2)

La «concepción estándar» de los conflictosconstitucionales parece vin-


cular el hecho de que los elementos en juego sean «principios» (tesis l) con
la afinnación de que este tipo de conflictos es estructuralmente distinto a los
conflictos entre reglas o antinomias «clásicas». En síntesis, se suele sostener
que los conflictos entre reglas son in abstracto y determinables a priori, ya
que responden a la presencia de antinomias o contradiccionesnormativas en
el sistema jurídico. Es decir, existe una incompatibilidadlógica entre varias
normas que hace que, siempre que resulten conjuntamente aplicables, se
produzca un conflicto, ya que es lógicamente imposible dar cumplimiento
a todas ellas. No depende, en consecuencia, de las circunstancias del caso
a decidir, ya que el conflicto se manifestará necesariamente en todos los
casos individuales subsurnibles en el caso genérico. Supongamos que, para
un mismo caso genérico, la norma N , establece la solución «O(p)» y la nor-
ma N, la solución «Ph(p)»: siempre habrá un conflicto porque las normas
son lógicamente incompatibles y es imposible cumplirlas simultáneamente:
si hacemos p para cumplir la obligación, incumpliremos la prohibición, y
si nos abstenemos de realizar p para respetar la prohibición, violaremos la
obligación. De modo similar, si una norma prohíbe hacer p, mientras que
otra permite hacer p, si hacemos uso del permiso y realizamos p, incumpli-
remos la prohibición, y si no realizamos p para cumplir con la prohibición,
nunca podremos hacer uso del permiso.

Por el contrario, se afirma que en los conflictosentre principios no existe


incompatibilidadlógica alguna: los principios en juego son perfectamente
consistentes en un plano lógico o abstracto”, aunque en función de las cir-
cunstancias empíricas (de los hechos del caso individual),pueden entrar en
colisión. La prueba de su compatibilidadlógica es que en muchos otros ca-
sos no se plantea conflicto alguno. Eso hace que los conflictos sean (siempre
según este punto de vista) estructuralmente distintos a las antinomias entre
reglas, puesto que los conflictos se plantean in concreto (dependen del caso
concreto) y no son determinables a priori.
La afirmación de que los conflictos se plantean sin que exista incom-
patibilidadlógica entre las normas afectadas supone aceptar la posibilidad
de que se planteen conflictos normativos (a grandes rasgos, por «conflicto
normativo» puede entenderse la imposibilidadde satisfacer conjuntamente

‘3 Por
ejemplo, no todo uso de la libertad de expresión supone lesionar el honor de alguien,
ni todo ejercicio de la libertad de informacióntiene por qué afectar a la intimidad.
146 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

todas las normas aplicables) al margen de que haya inconsistencias en el sis-


tema normativo. La cuestión de las relaciones entre la consistencia lógica y
la aparición de conflictosnormativos es un tema muy complejo de teoría ge-
neral del derecho en el que no vamos a entrar aquí“. Simplemente diremos
que parece bastante plausible aceptar la posibilidadde conflictos incluso en
el marco de sistemas consistentes.

Un ejemplo de ello es lo que Jorge Rodríguez denomina «conflictos de


instanciación»‘5. En ocasiones, se presentan conflictos que parecen respon-
der exclusivamente a las circunstancias del caso individual, sin que exista
problema lógico alguno en el sistema. Por ejemplo, pensemos en la situación
en la que alguien tiene la obligación de pagar impuesto sobre la renta (arts. 4,
6 y 8 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del IRPF), y además es un
comprador en un contrato de compraventa, por lo que está obligado a pagar
el precio de la cosa vendida (art. 1.500 CC), pero no dispone de suficiente
dinero o bienes para satisfacer ambas obligaciones: si paga el precio para
cumplir con su obligación contractual, incumplirá la obligación tributaria, y
a la inversa. No puede satisfacertodas las normas y no existe ninguna incon-
sístcncia lógica entre ellas. Es más, este tipo de conflictos puede plantearse
incluso con una única norma: si alguien es comprador en dos contratos de
compraventa distintos y sólo dispone de dinero para cumplir con uno u otro
(pero no con ambos), también se planteará un conflicto,pero es obvio que no
habrá inconsistencia lógica, puesto que una norma no puede ser incompatible
con ella misma (salvo que sea autocontradictoria,lo que no es el caso).

La posibilidad de que puedan plantearse conflictos normativos al mar-


gen de inconsistencias lógicas en el sistema parece dar cierta plausibilidada
la tesis 2. A pesar de ello, del hecho de que sea posible que haya conflictos
que no dependan de contradicciones lógicas entre las normas del sistema no
se sigue necesariamente que los conflictos entre principios se deban siem-
pre a circunstancias estrictamente empíricas (y no lógicas). Como pone de
manifiesto el profesor GUASTINI, no existe impedimento teórico alguno para
que puedan plantearse auténticasantinomias o inconsistencias lógicas entre
principios“, ya que la estructura del conflicto no depende del tipo de ele-
mentos involucrados (principios o reglas), sino del contenido de las normas.
Por ejemplo, es perfectamente imaginable que un mismo texto constitucio-
nal contuviera, por un lado, una disposición como «Se reconoce la liber-

" El estudio de estas cuestiones es relevante


para tratar de ver si, aun bajo la hipótesis de
que fuésemos capaces de construir sistemas normativos perfectamente consistentes, desaparece-
rían por completo las situaciones de conflictonormativo. Sobre la relación entre la consistencia y
los conflictos,véase MARTÍNEZ ZORRILLA, 2007: 86-123.
‘5 Véase RODRÍGUEZ, 2002: 99-100.
'° Véase GUASTINI, 1998: 641-660.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN
147

tad de información» y, por otro lado «las actividades


periodísticas estarán
sometidas a un régimen de censura previa». A pesar de
que los elementos
serían «principios», es evidente su incompatibilidadlógica, que daría lugar
a conflictos determinables in abstracto y a priori. Es cierto
que los textos
constitucionales no suelen tener inconsistencias tan evidentes, pero sí
pueden contener otras más sutiles y difíciles de detectar. En un ejemploque del
propio GUASTINI, consideremos una constitución que establece un principio
P¡: «Los ciudadanos están obligados a pagar impuestos» y otro principio
P2: «Los parados estarán eximidos del pago de impuestos mientras dure su
situación de desocupación». A pesar de que no se planteará ningún conflicto
entre P, y P2 cuando se trate de ciudadanos
ocupados o de extranjeros o
apátridas desocupados, cuando se trate de ciudadanos desocupados, estarán
simultáneamente obligados y eximidos de pagar impuestos, ya que se plan-
tea una antinomia parcial-parcial en toda regla entre
P, y P2. Incluso pueden
encontrarse ejemplos reales: según el autor genovés, se plantea un conflicto
de este tipo (antinornia entre principios) entre el principio de
presunción de
inocencia (art. 27.2 de la constitución italiana) y la pennisión de la
prisión
preventiva (art. 13 in fine de la constitución italiana).
Con todo, es cierto que por lo general no parece que los conflictos cons-
titucionales respondan a problemas de antinomia o contradicción lógica en-
tre los principios en juego. Algunos de los casos más habituales
y paradig-
máticos son los conflictos entre la libertad de expresión/información los
y
derechos al honor/intimidad. Si tuviéramos que representar estas normas
formalmente, la libertad de expresión sería, muy esquemáticamente, una
norma categórica que permite (faculta) la exteriorizaciónde
cualquier idea
opinión, valoración o punto de vista [«F(p)»], mientras que el derecho al 9 .

honor sería otra norma categórica que prohíbe cualquier acto o


comporta-
miento que pueda incidir negativamente o lesionar la proyección externa o
buena imagen pública de una persona [«Ph(q)»]. Entre «F(p)»
y «Ph(q)»
no se produce contradicción alguna,
por más que en algunas circunstancias
puedan plantearse conflictos.
Sin embargo, como ya he sostenido en otra parte, creo
que al menos
algunos casos de colisión entre principios (y posiblemente la mayoría) obe-
decen a razones lógicas, por lo que se trata de conflictos in abstracto”.
Existe un espacio intermedio entre la categoría de los conflictos
que res-
ponden a inconsistencias lógicas del sistema (antinomias) y la categoría de
los conflictos que responden a circunstancias estrictamente
empíricas del
caso individual. Los conflictos de esta categoría
pueden denominarse an-
tinomias Contextuales, y se caracterizan por ser conflictos
que responden a

" Véase MARTINFJ ZORRILLA, 2007: 123-141.


148 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

razones lógicas (deterrninables a priori e in abstracto),pero sin que exista


una inconsistencia lógica entre las normas implicadas (no son antinomias
«clásicas»).
En síntesis, una antinomia contextual se produce cuando una misma
acción o comportamiento individual es simultáneamente subsumible en dos
(o más) acciones genéricas que están deónticamente modalizadas de modo
incompatible (facultativo-obligatorio, facultativo-prohibido, obligatorio-
prohibido).
Si recordamos el ejemplo del conflicto que enfrentaba a la Unión de
Campesinos Zamoranos, por una parte, y ala empresa Disega y al respon-
sable del Área de Agricultura de 1a Diputación de Zamora, por el otro, po-
demos ver que un mismo comportamiento o acción individual (en este caso,
las críticas por parte de los ganaderos y las acusacionespor un supuesto tra-
to de favor o incluso prevaricación)puede considerarse, simultáneamente,
como la exteriorizaciónde una opinión o valoración («p»), y como una afec-
tación negativa al honor («q»). Dado que los comportamientos (acciones
genéricas) «p» y «q» están calificadas deónticamente de manera incompa-
tible («p» es facultativo —por la libertad de expresión— mientras que «q»,

está prohibido —por el derecho al honor——), necesariamente, por razones


lógicas, se planteará un conflicto cada vez que una misma acción individual
pueda considerarse subsurnible tanto en «p» como en «q», porque esa ac-
ción individual estará simultáneamente permitida (facultada) y prohibida.
Por tanto, se tratará de conflictos in abstracto, por más que los principios
«F(p)» y «Ph(q)» no sean lógicamente inconsistentes.
La demostraciónformal de las antinomias Contextuales es compleja, aun-
que afortunadamente no hace falta entrar en detalles para comprender el con-
cepto. Con todo, en lo que sigue presentaré los fundamentos de los aspectos
formales de las antinomias Contextuales, para quienes quieran conocer más
detalles.
Un aspecto que ha podido‘ contribuir a que los autores se hayan «ale-
jado» de la idea de antinomia para los conflictos entre principios y se ha-
yan mostrado partidarios de concebirlos como conflictos in concreto puede
estar relacionada con el hecho de entender las clasificaciones de norma
condicional/norma incondicional y norma hipotética/norma categórica
como sinónimas o equivalentes”. Se suele decir que una norma categórica

" Como
ejemplo de identificación de la distinción hipotético-categórico con la clasifica-
ción condicional-incondicional,puede verse la siguiente referencia de HERNÁNDEZ MARÍN: «Un
enunciado hipotético es un enunciado condicional; un enunciado categórica es un enunciado no
condicional (...) todos los enunciados no condicionales son reducibles a algún enunciado con-
dicional (...) Por ejemplo, el enunciado no condicional «Mañana iré a] campo» es sinónimo del
siguiente enunciado condicional: «Llueva o no llueva, mañana iré al campo» (...). Así, pues,
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 149

es una norma incondicional (como por ejemplo «cierra la puerta»), o bien


que puede concebirse como condicional en el sentido trivial de que su an-
tecedente es una tautología (por ejemplo, «si llueve o no llueve, cierra la
puerta»). Una norma hipotética, en cambio, es una norma condicional (por
ejemplo, «si hace frío, cierra la puerta»). No es incluso inusual ver plantea-
da la distinción como la que diferencia entre normas categóricas y normas
condicionales.
No obstante, esta identificación entre las dos clasificaciones no parece ,

adecuada, al menos por dos razones: 1) mientras que la distinción entre con-
dicional/incondicionalobedece a la estructura sintáctica de las fórmulas ló-
gicas, la distinción entre categórico/hipotéticose basa en las condiciones de
aplicación (según sea necesario o no que se dé alguna circunstancia adicional
independiente del contenido para su aplicación. 2) Además de tratarse de dos
clasificacionesque obedecen a distintos criterios, no existe una necesaria co-
rrespondencia entre ambas (en el sentido de que no necesariamente las nor-
mas categóricas son también incondicionales). Dicho en otras palabras, una
norma categórica podría ser representada también en forma condicional (no
tautológica). Ello es así porque tanto las normas categóricas como las hipoté-
ticas tienencondicionesde aplicación.La única (aunque importante) diferen-
cia consiste en que mientras en las normas categóricas todas esas condiciones
de aplicación vienen determinadas por el comportamiento deónticamente re-
guiado, en las hipotéticas existe al menos otra condición que es lógicamente
independiente de las impuestas por la acción regulada. Así, en la norma ca-
tegórica «cierra la puerta», todas las condiciones dependen del contenido de
la acción (que exista una puerta, que esté abierta, que pueda cerrarse, etc.),
mientras que en la norma hipotética «si hace frío, cierra la puerta», existe,
además de las condiciones anteriores, una condición independiente (que haga
frío). Lo anterior implica que no es cierto que las normas categóricas sean
síentpre de aplicación,como ocurriría si su antecedente fuera tautológico. Si
se ha llegado a esta idea es porque en la representación de las normas tienden
a obviarse todas aquellas condiciones que sean implícitas, tanto por el con-
tenido de la acción como por el universo del discurso. Por eso, cuando por
ejemplo se representa una norma hipotética con la forma «p —> O(q)», no se
debe a que la condición «p» sea la única condición de aplicación, sino a que
se suprimen, por implícitas, todas las demás condiciones presupuestas por la
acción «q» y por el universo del discurso.
¿Cómo se podría representar una norma categórica de forma condicio-
nal? Para que ello sea posible, el primer paso consistiría en partir de la in-
tuición siguiente: un comportamiento o acción genérica puede verse como
una cuantificación universal” de todos aquellos comportamientos o acciones

todos los enunciados jurídicos categóricos son reducibles a enunciados hipotéticos». HERNÁNDEZ
MARÍN, 1998: 199-200.
‘9 La necesidad de usar cuantificadores implica
que para representar estar nonnas hace falta
acudir a un modelo de lógica deóntica basada en la lógica de predicados, en lugar de basada en la
lógica proposicional (que es el modelo más habitual).
150 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

individuales que son subsumibles en dicha acción genérica (esto es, que satis-
facen ciertas propiedades gracias a las cuales pueden catalogarse como mani-
festaciones o ejemplos concretos de la acción genérica). A modo de ejemplo,
la acción genérica «fumar» puede concebirse como el conjunto de todaslas
acciones individuales lógicamente posibles en las que alguien fuma (realiza
un comportamiento calificable como «fumar»). Por esa razón, cuando una
norma califica deónticamente un comportamiento o acción genérica, ello
puede verse como una calificacióno modalizacióndeóntica de todas aquellas
acciones individuales que comparten las propiedades de la acción genérica
en cuestión (esto es, subsumibles en dicha acción genérica). La prohibición
de fumar, por seguir con el mismo ejemplo, equivaldría a la no perrnisión de
cualquier acción individual que pudiera considerarse como una manifesta-
ción de la acción genérica «fumar», sin que pueda considerarse, a raíz de esa
única norma, que algunos casos individuales de «fumar» se permiten rnien-
tras que otros no.
En segundo lugar, ha de considerarse que desde el punto de vista deón-
tico una norma puede calificar una acción como «permitida» o como «no
permitida» (dado que el resto de calificaciones son reconducibles a éstas).
Teniendo lo anterior en cuenta, una representación condicionalde una norma
categórica podría tener la forma siguiente:
Vx (Fx —> P(Zx))
En donde la variable «x» representa una acción individual, el predicado
«F» una propiedad que permite la subsunción de la acción individual en
una acción genérica, el operador «P» representa la calificación deóntica
«permitido», y el predicado «Z» es un predicado especial, que permanece
invariable en todas las normas, y que simboliza la realización, el llevar a
cabo o, en otros términos quizá más precisos, el acceso a un mundo per-
sonalmente accesible caracterizado parcialmente por la realización de «x»
por el agente. Por tanto, la fórmula se leería como «para todo x, si x es F,
permitido realizar x».
El ejemplo expuesto corresponde a una perrnisión, pero fácilmente puede
verse, gracias a la interdefinibilidadde los operadores deónticos, cómo se-
ría la representación de una norma prohibitiva, facultativa u obligatoria. Un
ejemplo de prohibiciónquedaría representado como sigue:
Vx (Gx —> -1P(Zx))
Que se lee como «para todo x, si x es G, no está permitido realizarG».
Una norma facultativa, del modo siguiente:
Vx (HX -> P(Zx) A P-|(Zx))
Que se lee como «para todo x, si x es H, está permitido realizar x y está
permitido no realizar x».
Y una norma obligatoria, como sigue:
Vx (-1Ix --P(Zx))
->
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 151

Que se lee como «para todo x, si x no es I, no está permitido realizar x».


Por ejemplo, la norma «obligatorio circular por la derecha de la calzada» se-
ría «para toda acción x, si x no es “circular por la derecha de la calzada”, no
está permitido hacer x». O lo que es lo mismo: no está permitido no circular
por la derecha de la calzada.
Partiendo de esta propuesta de representación de normas categóricas en
forma condicional, veamos cómo quedaría reconstruido uno de los supuestos
«clásicos» de conflicto constitucional: el de la colisión entre la libertad de
expresión y el derecho al honor. Si se concibe,como se ha ido haciendo hasta
el momento, la libertad de expresión como un facultarniento para proferir
cualquier opinión, pensamiento, idea, valoración o expresión lingüística en
general que se estime pertinente, esta norma quedaría representada del si-
guiente modo:
Vx (Fx P(Zx) A P-1(Zx))
->

en donde el predicado «F» significa «ser una proferencia de una expresión».


Y por su parte, si el derecho al honor se interpreta como una prohibición
general de lesionar o menoscabar el prestigio, la credibilidado la buena ima-
gen pública (lo que usualmente se entiende por «honor») de una persona, la
representación de la norma resultante es como sigue:
Vx (Gx -> -iP(Zx))
en donde el predicado «G» significa «ser una lesión del honor de alguien».
En este contexto, se podría realizar una adaptación del modelo de aná-
lisis lógico de sistemas normativos de ALCHOURRÓN y BULYGIN para deter-
minar las consecuencias lógicas del sistema normativo compuesto por estas
dos normas. Es cierto que tal modelo no está concebido para ser utilizado
en combinacióncon una lógica deóntica basada en la lógica de predicados,
y que algunas de sus exigencias metodológicas son el limitarse a normas
hipotéticas y la independencia lógica entre los elementos! del UP y del UA. __

Sin embargo, tal adaptación no supone deformar en exceso el modelo, ’y


nos permite aprovechar las ventajas que ha demostrado para los demás su-
puestos.
En primer lugar, partiremos de un UD determinado por la propiedad
muy genérica, la de «realizar actos de comunicación(en sentido amplio)»,
que pueden ser o no lingüísticos. Las propiedades del UP en este caso
vienen determinadas por los predicados «F» y «G», anteriormente defi-
nidos, y que son (al menos por hipótesis) lógicamente independientes. Al
contar con dos propiedades, el UC está formado por 2’ 4 casos. El UA,
=

en todos los sistemas de normas categóricas, está compuesto por un único


elemento, el predicado «Z». Las normas del sistema son las anteriormen-
te indicadas. Llamaremos N, a la norma «Vx (Fx —+ P(Zx) A P-v(Zx))»
(libertad de expresión), y N2 a la norma «Vx (Gx -> -|P(Zx))» (derecho
al honor).
152 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Matriz del sistema normativo libertad de expresión-derecho al honor

‘:5. J
v‘).
“Mi.

Zx)
- Pax) Pr-(Zx)
A


—_
Como puede observarse, en el caso 1 se presenta una inconsistencia,
puesto que aparece regulado por el sistema simultáneamente con las solucio-
nes «P(Zx)» y «—«P(Zx)». Y tal inconsistencia parece que debería catalogarse
como antinomia in abstracto, pues necesariamente, y con independencia de
otras condiciones empíricas, cada ve: que una misma acción individual se
pueda catalogar simultáneamente como un ejercicio de libertad de expresión
y una lesión del honor conducirá a este resultado, en el que la realización del
comportamiento está simultáneamente permitida y prohibida. Esta situación
puede determinarse con total independencia de que aparezcan situaciones
que de hecho reúnan estos requisitos, y sin ni siquiera conocer previamente
qué tipo de comportamientos específicos (empíricos) pueden estar incluidos
en el caso 1.

5. LA PONDERACIÓN (TESIS 3)

Tanto la tesis 1 como la tesis 2 son problemáticas: la primera, por la


indeterrninación de la categoría de los «principios», y la segunda, porque
parece que los conflictos constitucionales pueden tener diferentes estruc-
turas (antinomias «clásicas», antinomias Contextuales o conflictos de ins-
tanciación), y no necesariamente son conflictos in concreto dependientes
exclusivamente de las circunstancias específicas del caso a decidir.
Ahora es el turno de abordar la tesis 3, que sostiene que los conflictos
entre principios son resueltos a través de un mecanismo denominado «pon-
deración» que, según se afirma, funcionade un modo muy distinto a los cri-
,

terios tradicionales de resolución de antinomias (conflictos entre reglas),ya


que no supone ni declarar inválida una norma, ni introducir una excepción.
Se suele vincular la ponderación a los conflictos entre principios, hasta
el punto que hay autores como Robert ALEXY que parecen establecer un
vínculo conceptual entre ambos: la necesidad de ponderar deriva de que
los elementos en juego son principios y no reglas. No obstante, este víncu-
lo parece excesivo: no existe impedimento teórico alguno para resolver un
conflicto de reglas mediante la ponderación, ni para resolver un conflicto
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 153

entre principios mediante algún mecanismo o procedimiento distinto a la


ponderación. Con todo, es cierto que, como normalmente los conflictos se
plantean entre preceptos constitucionales,los criterios de resolución de anti-
nomias en general no resultan adecuados: no es aplicable ni el jerárquico ni
el cronológico, aunque nada impediría, al menos en teoría, aplicar el criterio
de especialidad en supuestos de antinomia total-parcial (imaginamos, por
ejemplo, que un precepto establece «todas las personas deben contribuir
al sostenimiento de los gastos públicos mediante el pago de impuestos»,
mientras que otro dijera «las personas en paro estarán exentas del pago de
impuestos durante el tiempo que dure su situación de desocupación»).
Tanto la jurisprudencia como la doctrina se refieren a menudo a la pon-
deración, pero desgraciadamente son pocas las ocasiones en las que esta
referencia se traduce en algo más que en una apelación genérica y se entra
en detalles sobre el concepto, la estructura y el funcionamiento de este me-
canismo. Esto se agrava además porque al hablar de «ponderación» incluso ,

en un contexto teórico, no se suelen distinguir claramente tres distintos as-


pectos o ámbitos que deberían quedar bien diferenciados:
1) El aspecto conceptual de la ponderación: ¿En qué consiste la pon-
deración? ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de «ponderar» dos
normas?
2) El aspecto metodológico de la ponderación: ¿Cómo se lleva a cabo
la ponderación? ¿Qué aspectos intervienen en ella y a qué resultado da lugar
ese proceso?
3) El aspecto ¡normativo de la ponderación: ¿Cómo se debe ponde-
rar? ¿Qué criterios o normas debemos tener en cuenta para intentar asegu-
rar que el resultado del proceso sea correcto, justo, o al menos aceptable o
justificado?
En los siguientes epígrafes abordaremos cada uno de estos tres as-

pectos.

5.1. ¿En qué consiste la ponderación?


El de la palabra «ponderación» constituye obviamente una metáfo-
uso
ra. imagen metafórica evoca una balanza en la que las distintas normas
La
son «pesadas», y la decisión final dependerá del «peso» que tenga cada uno
de los principios en las circunstancias del caso a decidir: prevalecerá la so-
lución establecida por aquel principio de mayor «peso» ya que habrá incli-
,

nado la balanza a su favor.


Naturalmente, en sentido estricto las normas no son objetos físicos y por
tanto no tienen peso, pero la metáfora es útil en la medida en que sugiere que
154 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

no todos los elementos en conflicto tienen el mismo grado de importancia


en un caso dado, y que la respuesta se decanta hacia el lado de la norma
que, en las circunstancias del caso a decidir, tiene una mayor relevancia o
importancia.
De ese modo, puede afirmarse que en la doctrina y la jurisprudencia
existe un consenso bastante amplio sobre lo que podríamos denominar
como el «núcleo conceptual mínimo» de la ponderación. Según este núcleo
mínimo, la ponderación consistiría en la atribución de un determinado nivel
de «peso» o «importancia» a cada uno de los elementos en conflicto en las
circunstancias del caso a decidir (no en abstracto), que determina cuál de
estos elementos «vence» sobre el otro (u otros) y resuelve el caso.
Más allá de este núcleo mínimo, sin embargo, se plantean muchas dis-
crepancias entre los autores; además, tales discrepancias giran en torno a
aspectos centrales y no meramente secundarios. Así, una primera división
puede establecerse entre a) quienes conciben la ponderación como una ac-
tividad racional y b) quienes la entienden como una actividad discrecional
no sujeta a los parámetros del control racional. Dentro de este último
grupo,
a su vez, podemos encontrar a autores para quienes la determinación dela
respuesta correcta es una especie de percepción o acto de descubrimien-
to guiado por una especie de sentido de la corrección moral,
que nos guía
hacia la respuesta correcta (intuicionismo), y autores que adoptan un
pun-
to de vista escéptico, afirmando que la ponderación consiste en un
simple
ejercicio discrecional de las preferencias personales del intérprete/decisor
(escepticismo).
Por el otro lado, para muchos otros autores la ponderación es un
pro-
cedimiento racional (o puede reconstruirse y llevarse a cabo como un pro-
cedimiento racional, y por tanto sujeto a las exigencias y parámetros de la
justificación racional). En este grupo también es posible realizar al menos
otra división ulterior. La práctica totalidad de autores
que hablan de la pon-
deración insisten en que se trata de un procedimiento que afecta al «caso
concreto» (normalmente objeto de una controversia judicial). Pero la ex-
presión «caso concreto» es ambigua, del mismo modo que lo es la palabra
«caso»: puede referirse a un caso individual o a un caso genérico. En esta
última posibilidad,los casos «concretos» suelen ser mucho más específicos
o delimitados que los que habitualmente encontramos en los antecedentes
de hecho de las normas jurídicas, pero el aspecto relevante es
que, al estar
determinados por propiedades, la solución ofrecida por la ponderación a ese
caso (concreto pero genérico) será en principio aplicable a
cualquier otro
caso individual posterior que comparta las mismas
propiedades (es decir,
que sea subsumible en el mismo caso genérico). Por tanto, podemos distin- _.

guir entre a) quienes sostienen que la ponderación da respuesta a un caso


._,
._.
LOS CONFLICTOS ENTREPRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 155

individual en sentido estricto, y por tanto la solución no es extrapolable a


ningún otro conflicto,aunque la situación sea muy similar (particularismo),
y b) quienes entienden que la ponderación da respuesta a un caso genérico
(aunque sea muy específico o concreto), de modo que la solución será la
misma para cualquier otro caso de conflicto que comparta las mismas pro-
piedades (universalismo).
Por último,hay que tener en cuenta que, como ya se señaló, hay también
autores para quienes los conflictos son sólo aparentes y no auténticos, y para
éstos la ponderación sería, en el mejor de los casos, un procedimiento para
ayudar a delimitar de modo más preciso el ámbito de aplicación de cada de-
recho o principio implicado (que nunca colisionan entre sí); y en e] peor de
los casos, se trataría de una actividad disruptora que daría entrada a la pura
arbitrariedaddel intérprete/decisor.
En síntesis, podría establecerse el siguiente esquema de clasificaciónde
las distintas concepciones de la ponderación:

concepciones de ponderación

Aceptación del conflicto Negación dei conflicto

Actividad discrecional Actividad racional

Intuicionismo Paricularismo

Escepcionismo Universaiismo

De todas ellas, muy probablemente la concepción universalista ha sido


la que ha tenido un mayor. y más ponnenorizado desarrollo teórico, por lo
que nos centraremos en ella.

5.2. ¿Cómo se lleva a cabo la ponderación?


En este apartado centraremos nuestra atención en ciertos aspectos me-
todológicos relacionados con la concepción universalista de la ponderación.
Como sabemos, desde una óptica universalista, la ponderación es un pro-
cedimiento que más allá de los límites del estricto caso individual a re-
va
solver, y concibe los casos individuales de conflicto constitucional como
ejemplos o manifestacionesde casos genéricos, con lo que el razonamiento
156 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

realizado y la solución del conflicto pueden extrapolarse al resto de conflic-


tos que resulten subsumibles en el mismo caso genérico. Por esta razón, la
concepción universalista parece la más interesante desde el punto de vista
de la racionalidaddel proceso y la previsibilidaddel resultado. Ahora bien,
¿cómo se configura el procedimiento ponderativo bajo una concepción uni-
versalista? Nos lirnitaremos a presentar dos de las propuestas más interesan-
tes: el modelo de ALEXY y el modelo de MORESO y MENDONCA.

5.2.1. El Inodelo de Alexy

En su Teoría de los Derechos Fundamentales, Robert ALEXY sostiene


que cuando se produce un conflicto entre principios (como por ejemplo, en-
tre la libertad de expresión y el derecho al honor), éste se resuelve mediante
el establecimiento de una relación de precedencia entre ambos (es decir,
un elemento precede al otro)”. Ahora bien, existen dos modos posibles de
establecer una relación de precedencia:
a) En primer lugar, puede ser una precedencia incondicionada,de ma-
nera que uno de los elementos de la relación siempre precede o es preferido
al otro:
Pl P P2
O bien
P2 P P¡
En donde «P» simboliza la relación de precedencia, y «P,» y «P2» cada
uno de los principios en juego.

b) Pero la relación de precedencia también puede establecerse de for-


ma condicionada, esto es, diciendo que un principio precede al otro bajo
ciertas circunstancias:
(P1 P P2) C
O bien
(P2 P P,) C
Que se lee como «En las circunstancias C, P, (o P2) precede a P2 (o
1°,)».
Según el profesor alemán, en la ponderación se establece una relación de
precedencia condicionada, y no una relación de precedencia absoluta o in-
3° Véase ALEXY, 1993: especialmente 90-98.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 157

condicionada,que conducir-ía de hecho a un orden jerárquico absoluto entre


principios (por ejemplo, colocando siempre la libertad de información por
encima del derecho al honor). En cambio, que la relación sea condicionada
significa que en ciertas circunstancias C, (por ejemplo, cuando la informa-
ción es de relevancia pública por referirse a un funcionario en el ejercicio
de su cargo), uno de los principios (el derecho a la información) precede al
otro (derecho al honor), pero esto no significa que uno de los derechos sea
superior al otro, porque bajo otras circunstancias C2 (por ejemplo, cuando la
informacióncarece de relevancia pública o es manifiestamenteinjuriosa), el
derecho al honor puede preceder a la libertad de información.
El establecimiento de una relación de precedencia condicionada entre
los dos elementos en conflicto conduce, según ALEXY, a la formulación de
una regla con la estructura siguiente:

C->R
En donde «C» son las circunstancias de la relación de preferencia condi-
cionada, que actúan en la regla como su supuesto de hecho, y «R» es la con-
secuencia jurídica establecida por el principio que tiene preferencia. La co-
nexión entre la relación de precedencia condicionaday la regla subsiguiente
viene determinada por lo que Alexy denomina «Ley de colisión», que se
fonnula de la siguiente manera: «Si el principio P, bajo las circunstancias
,

C, precede al principio P2: (P¡ P P2) C, y si de P, bajo las circunstancias C


resulta la consecuencia R, entonces vale una regla que contiene a C como
supuesto de hecho y a R como consecuencia jurídica: C —> R» (p. 94).
Estas reglas así obtenidas a partir del establecimiento de relaciones de
precedencia condicionada pasan a ser, en palabras de ALEXY, «normas de
derecho fundamental adscriptas», ya que, por así decirlo, pasan a <<incorpo—
rarse» al principio constitucional correspondiente y permiten que posterio-
res casos en los que se den las circunstancias C sean resueltos a través de
un procedimiento subsuntivo, como ocurre con la aplicación de cualquier
regla. Por esa razón, todos los casos futuros de colisión entre los mismos
principios que resulten similares (es decir, que compartan las circunstancias
C que definen el caso genérico), serán resueltos del mismo modo.

La aportación teórica de ALEXY es sin lugar a dudas muy valiosa, y no en


vano este autor es ampliamente considerado como una referencia en el ámbito
de la ponderación, y fue el primer autor que realizó un análisis profundo y ri-
guroso sobre este tema. No obstante, su reconstrucción teórica puede resultar
un poco fragmentaria, en el sentido de que si bien respondería a la pregunta

{_ _
de cómo se da lugar al establecimiento de una regla para decidir ciertos casos
futuros de conflicto (por ejemplo, aquéllos en que se dan las circunstancias
C , o las circunstancias C2), dejaría sin respuesta otros interrogantes, como por
158 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ejemplo qué ocurriría en el supuesto en el que coincidieran las circunstancias


C, y C2 (imaginamos el caso en que la informaciónes de relevancia pública
pero a la vez resulta injuriosa), o la cuestión más general de qué conjunto
total de circunstancias o propiedades es el relevante en los conflictos entre
esos principios (es decir, cuál es el Universo de Propiedades), cuestión cuya
solución daría también respuesta a la pregunta de cuántas situaciones gené-
ricas posibles de confiicto pueden plantearse entre dichos principios (cuál
es el Universo de Casos). Para dar respuesta a estos otros interrogantes es
necesario contar con un instrumental teórico más refinado. Ofrecer esa mejor
reconstrucción con un mejor instrumental ha sido el intento de autores como
J. J. MORESO y D. MENDONCA.

5.2.2. El modelo de Moreso y Mendonca

Estos autores hacen uso de los conceptos del modelo de análisis lógico
de los sistemas normativos desarrollado por ALCHOURRÓN y BULYGIN como
instrumento que permite una clarificaciónen el análisis de la ponderación".
Como vimos en su momento, el punto de partida de todo análisis es la de-
terminación del Universo del Discurso (UD), que delimita nuestro objeto
de estudio. El ejemplo usado por MORESO y MENDONCA es el mismo: los
supuestos de colisión entre la libertadde informacióny el derecho al honor.
El conjunto de situaciones en las que la comunicación de una noticia o in-
formación afecta negativamente al honor (reputación,buen nombre 0 buena
imagen pública) de una persona constituye el UD analizado.
El siguiente paso consiste en determinar, a partir del conjunto de deci-
siones jurisprudenciales, cuáles son aquellos aspectos (propiedades o cir-
cunstancias) que los tribunales toman en cuenta como relevantes para "tomar
una decisión a favor de uno u otro de los elementos en conflicto.El conjunto
de todos estos elementos constituye el Universo de Propiedades (UP), que
a su vez nos permite determinar el Universo de Casos (UC), que es el con-
junto de casos genéricos posibles. Ambos autores, al igual que muchos otros
que han estudiado el tratamiento jurisprudencial de estos conflictos (como
por ejemplo OCALLAGHAN, SARAZÁ, ATIENZA, ORTEGA GUTIÉRREZ o FAYos
GARDÓ)”, coinciden en señalar que los elementos que en un caso pueden
determinar la respuesta en uno o en otro sentido son, en síntesis, los tres
siguientes: 1) la veracidadde la informacióncomunicada (V); 2) la relevan-
cia pública de la información (R); y 3) el carácter injurioso de la misma (I).

3'Véanse MORESO, 2002: 227-_245; MORESO, 2003: 99-121, y MENDONCA, 2003.


31Véanse UCALLAGHAN, 1991; SARAZÁ, 1995; AHENZA, 1998: 75-99; ORTEGA GUTIÉRRE,
1999; FAYos GARDÓ, 2000.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 159

Tenemos, por tanto, el UP {V, R, I}, que da lugar a un UC de 23 8 casos


= =

genéricos.
La actividad ponderativa consistiría estrictamente en la elaboración de
un conjunto de reglas que correlacionan las propiedades del UP (ya sea
aisladamente consideradas o en cierta combinación)con la correspondiente
solución normativa, que sería consecuencia jurídica del principio (derecho,
en este caso) considerado como prioritario bajo esas circunstancias.

Según la reconstrucción de MENDONCA, la posición del Tribunal Cons-


titucional puede sintetizarse en lo siguiente: «El derecho a la información
prevalece sobre el derecho al honor, salvo que la información sea injuriosa
o, aun no siéndolo, no sea veraz o carezca de relevancia pública» (MENDON-
CA, 2003: 79). Esta regla puede, como afirma este autor, descomponerse en
las tres siguientes:
Regla I: El derecho al honor prevalece sobre la libertad de información,
si la informaciónes injuriosa. Expresado formalmente, sería «R,: I (Dh >
->

Li)», donde «Dh» significa «derecho al honor», «Li» «libertad de inforrna-


ción» y el símbolo «>» la prevalencia.
Regla 2: El derecho al honor prevalece sobre la libertad de información,
si la información no es injuriosa y, además, carece de relevancia pública o
no es veraz. «R2: -»I A (-nR v -1V) —>(Dh > Li)».
Regla 3: La libertad de informaciónprevalece sobre el derecho al honor,
si la informacióntiene relevancia pública, es veraz y no es injuriosa. «R3:
R A V A ‘1I—>(LÍ>Dh)».
Con los anteriores elementos, se obtiene el sistema siguiente:

Consecuencias del sistema de ponderación entre «Dh» y «Li»

Como puede observarse, un análisis de este tipo permite ver cómo queda-
rían resueltos todos los casos posibles de colisión entre los elementos en juego
15o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

(en esta ocasión, entre la libertad de información y el derecho al honor). Todo


caso individual que llega a conocimiento del tribunal será necesariamente una
manifestación de alguno de los casos genéricos del UC, por lo que mediante
este análisis podrácomprobarse cuál es la solución que le corresponde, me-
diante un proceso subsuntivo idéntico al de la aplicación de una regla.
Claro que sólo puede llegarse a una reconstrucción como ésta tras una
serie de decisiones en las que los órganos competentes hayan ido perfilando
cuáles son las propiedades consideradas como relevantes y cómo se configu-
ran las reglas que las correlacíonan con las diversas soluciones. Cuando un
conflicto se plantea por primera vez, el órgano jurisdiccional se limita a dar
una respuesta al conflicto planteado, sin pretender solucionartodos los con-
flictos posibles entre esos elementos.Así , por ejemplo, puede ocurrir que en
el supuesto enjuiciado la información transmitida sea de relevancia pública
y ello sea tenido en cuenta por el tribunal para dar preferencia a la libertad
de información respecto al derecho al honor, pero esto no dice nada en rela-
ción con otros casos en los que la información no sea de relevancia pública.
Podría ocurrir que en otro supuesto (en el que la informaciónno se considere
de relevancia pública) el tribunal opte por la solución contraria (prevalencia
del derecho al honor) pero no en virtud de que carezca de relevancia pública,
sino porque el contenido de la comunicación sea injuriosa. Esto dejaría sin
solución el supuesto (posible) en que al mismo tiempo la informaciónfuera
de relevancia pública e injuriosa, en el que el tribunal debería establecer una
respuesta que superase el conflicto entre los dos derechos que volvería aquí
a reproducirse (puesto que según el criterio de la relevancia, prevalecería la
libertad de información,y según el criterio del carácter injurioso, prevalece-
ría el derecho al honor). El conflicto puede solucionarse o bien modifican-
do las reglas de preferencia, sin introducir nuevas propiedades relevantes
(por ejemplo, diciendo que cuando la información sea injuriosa prevalece
el derecho al honor del afectado aunque tenga relevancia pública), o bien
introduciendo una nueva regla para resolver el caso que tome en cuenta una
nueva propiedad, modificando el UC. En cualquier caso, el objetivo final
será poder construir un sistema completo y consistente que tenga en cuenta
todas las propiedades relevantes y dé una respuesta a todos los casos del UC,
para poder determinar mediante un razonamiento subsuntivo la solución a
todos los supuestos de conflicto.
Este modelo metodológico de reconstrucción de lo que podemos llamar
«sistemas de conflicto»,que reformulan de manera formalizada los resulta-
dos de la ponderación entre dos elementos (derechos fundamentales,bienes
constitucionales, etc.), es en muchos aspectos más satisfactorio que el de
ALEXY, puesto que este último se limitaba a decirnos qué ocurría en ciertas
circunstancias C, pero no mostraba cuál es la situación en todos los supues-
tos posibles de colisión.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 151

5.3. ¿Cómo se debe ponderar?


Además de los aspectos conceptual y metodológico, todavía es posible
distinguir al menos otro ámbito importante en el análisis de la ponderación:
el de las pautas, criterios, normas o exigencias que deben seguirse en el pro-
ceso para que el resultado obtenido pueda considerarse justo, correcto, o al
menos aceptable o razonable desde el punto de vista sustantivo.

Hemos visto que la concepción universalista de la ponderación, al ofre-


cer reglas que permiten resolver no sólo el caso individual en disputa, sino
también todos aquellos otros supuestos que compartan las mismas propie-
dades relevantes, resulta atractivo desde el punto de vista de la seguridad
jurídica y la previsibilidady racionalidadde la decisión. Pero no se trata tan
sólo de que contemos con un conjunto de reglas que nos permitan resolver
de manera clara y unívoca todos los casos de conflicto; además, estas re-
glas deben dar lugar a resultados adecuados (o al menos, aceptables) desde
el punto de vista de su justicia o corrección sustantiva. Por tanto, no vale
cualquier tipo de regla o criterio para tomar una decisión. Es por esa razón
que la mayoría de nosotros consideramos razonable que se dé prioridad a
la libertad de información si ésta es veraz y de relevancia pública, o que se
proteja el honor del afectado cuando se utilizan expresiones insultantes o
injuriosas, pero no veríamos justificable,por ejemplo, que se diera prioridad
a la libertad de expresión cuando la sentencia se dictara en los días pares, y
que prevaleciera el derecho al honor cuando la sentencia se dictase en los
días impares, a pesar de que de esa manera contaríamos también con unas
normas claras que determinarían clara y unívocamente la respuesta a todos
los casos de conflicto.
Para guiar el proceso de ponderación en vistas a obtener un resultado co-
rrecto o satisfactorio,tanto la jurisprudencia como la doctrina suelen basarse
en lo que se conoce como el principio de proporcionalidad, que expondre—
mos brevemente a continuación.Pero además del principio de proporciona-
lidad, será interesante aproximarse, también muy brevemente, a otras alter-
nativas propuestas, en especial al modelo desarrollado por Susan HURLEY,
que, como veremos, resulta, al menos en ciertos aspectos, más satisfactorio
que el principio de proporcionalidad.

5.3.1. El principio de proporcionalidad

Con este nombre se hace referencia básicamente a una reconstrucción


teórica de los criterios utilizados por el Tribunal Constitucional alemán
162 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

(que, a grandes rasgos, han sido acogidos por la jurisprudencia constitucio-


nal española y de otros países) a la hora de enjuiciar tanto las ponderació-
nes realizadas por el legislador a través de la aprobación de las leyes (para
determinar así su constitucionalidad),como a la hora de tornar decisiones
enlas controversias entre particulares. Probablemente la elaboración más
completa y teóricamente refinada de esta teoría normativa se encuentra, de
nuevo, en la obra de ALEXY”, por lo que la tomaremos como base para la
exposición de la teoría.
Puede decirse que el principal objetivo de ALEXY es intentar mostrar que
la ponderación es (o, más estrictamente, puede ser) un procedimiento racio-
nal, por lo que las críticas habituales de que se trata de un procedimiento in-
tuitivo (en un sentido despectivo de la expresión) o irracional carecerían de
fundamento. Para este autor la ponderación puede concebirse como un me-
canismo perfectamente racional,y no sólo por lo que respecta a sus aspectos
conceptuales o metodológicos (creación de reglas generales —las «reglas
de derecho fundamental adscriptas»—), sino también en lo que respecta a
la corrección sustantiva de sus resultados. En otras palabras, la precedencia
condicionada entre los principios en conflicto puede fundamentarse racio-
nalmente, gracias al principio de proporcionalidad.
En una primera aproximación muy general, el principio de proporcio-
nalidad se correspondería con- lo que ALEXY denomina «ley de la pondera-
ción»: «Cuanto mayor es el grado de la no satisfacción o de afectación de
un principio, tanto mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción del
otro» (ALEXY, 1993: 161).
Conforme a este criterio, el sacrificio impuesto a un principio (bien,de-
recho, etc.) en aras de la satisfacción de otro sólo estaría justificado en la
medida en que no sea excesivo, es decir, que sea el mínimo indispensable
para no impedir la satisfacción del principio considerado como más irnpor-
tante en esas circunstancias.
Los tribunales y los distintos autores coinciden en que esta «ley de la
ponderación» se decompone en los tres «subprincipios» siguientes: a) el
subprincipio de adecuación o idoneidad; b) el subprincipio de necesidad;
y c) el subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto. Cada uno de
estos subprincipios tiene la consideración de una condición necesaria, de

3’ Entre
otras, en ALEXY, 1993; ALEXY, 2002: 13-64, y ALEXY, 2003: 433-449. Tambiénen la
doctrina hispana deben destacarse algunos tratamientos del principio de proporcionalidad, como
por ejemplo el de Javier BARNÉS (en BARNÉS, 1998: 15-49), el de José M.‘ RODRÍGUFZ DE SANTIAGO
(en RODRÍGUE DE SANTIAGO, 2000), y, sobre todo, el de Carlos BERNAL (en BERNAL PuuDo, 2003).
Para un análisis de la concepción de los derechos y la ponderación en la doctrina italiana, véase
Bm, 1992.
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN
153

tal modo que si la medida no satisface los parámetros de alguno de


ellos,
está injustificada. Además, en el análisis de la justificaciónde la decisión, la
aplicación de estos subprincipios es sucesiva: se comienza analizando si la
medida es idónea o adecuada; si lo es, se pasa a considerar si es necesaria,
y sólo en caso afirmativo se pasará al examen de la proporcionalidad en
sentido estricto. El fracaso de la medida en cualquiera de estas tres etapas
supone su inmediato rechazo por quebrantar la exigencia de proporcionali-
dad, haciendo innecesario el pasar a las etapas posteriores. Seguidamente
veremos de manera muy breve los aspectos centrales de cada uno de los
«subprincipios» señalados.
a) El subprincipio de adecuación o idoneidad
De acuerdo con la definición de BERNAL (BERNAL, 2003: 687),este subprim-
cipio supone que «toda intervención en los derechos fundamentales debe ser
adecuada para contribuir a la obtención de un fin constitucionalmente legíti-
mo». Como podemos apreciar, se impone una doble exigencia: a)
que el fin
perseguido con la medida que restringe o limita el derecho sea «constitucio-
nalmente legítimo» y b) que la medida sea adecuada o idónea para la obten-
,

ción o consecución de tal fin. Estos dos aspectos deben analizarse en este mis-
mo orden (esto es, en primer lugar si el fin es legítimo desde una perspectiva
constitucional y, en caso de que lo sea, si la medida es idónea).
Por lo que respecta al «fin constitucionalmente legítimo», esta exigen-
cia opera de modo distinto en función de si lo que se está examinando es
la constitucionalidad de una ponderación realizada por el legislador (una
precedencia entre dos derechos o bienes en conflicto que se realiza en una
decisión legislativa, es decir, en una norma legal), o si se trata de un conflic-
to susceptible de amparo, entre dos particulares o un particular y el poder .

público. En el primer caso (examen de la constitucionalidadde una ley),esta


exigencia no se interpreta en el sentido positivo de que la medida tenga que
perseguir un fin expresa o implícitamente establecido por la constitución,
sino que se entiende en el sentido negativo de que la medida no debe perse-
guir un fin expresa o implícitamenteprohibido o excluido por ésta. Con ello,
cuando la medida persigue un fin que puede considerarse como una «laguna
constitucional», esta exigencia queda satisfecha.
Esta interpretación se fundamenta en el respeto a la autonomíaparlamen-
taria y al principio democrático, que exige una deferencia hacia el legislador
(una de cuyas manifestaciones es la presunción de constitucionalidad) y que
sólo excluye los fines abiertamente contrarios a la constitución.

En los supuestos de amparo, no obstante, no parece que pueda adoptarse


una interpretación negativa, sino que parece más bien que en estas situa-
164 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ciones la decisión se basa, conceptualmente, en un fin constitucionalmente


reconocido expresa o implícitamente, puesto que la decisión consiste en dar
prioridad a uno de los derechos o bienes constitucionales en confiicto (que,
por definición, son constitucionalmente legítimos). En las situaciones
de
confiicto más usuales (por ejemplo, entre la libertad de expresión y el dere-
cho al honor, o entre la libertad de informacióny el derecho a la intimidad),
la determinación de los fines constitucionalmente legítimos no es motivo de
discusión, porque la decisión se fundamenta precisamente en la satisfacción
de uno de los bienes o derechos en colisión.

En todo caso, lo que habría que analizar en primer lugar es si realmente


las pretensiones de las partes encuentran o no su apoyo en derechos funda-
mentales o en bienes constitucionales explícita o implícitamente reconoci-
dos. Pero como es fácil ver, éste es un requisito conceptual previo para que
podamos hablar realmente de una situación de confiicto constitucional.
La «idoneidad» o «adecuación», por su parte, exige que la medida adop-
tada contribuya (sea apta o útil) a la obtención del fin constitucionalmente
legítimo, porque se parte de la idea de que una lesión o sacrificio de un de-
recho o bienconstitucional sólo se justifica si, entre otros requisitos, se hace
para la obtención de un fin valioso. Si la medida no es idónea o adecuada
para la obtención de ese fin, se trata de una lesión inútil e injustificada. La
exigenciapodría, en principio, establecerse en distintos grados, de tal modo
que podría exigirse que la medida adoptada fuera la más adecuada para la
consecución del fin, o que lo fuera en un alto grado (con lo que se admitiría
la medida a pesar de que existieran otras alternativas más idóneas),o que lo
fuera en algún grado.
El nivel de exigencia de la adecuación funciona de modo distinto en
el análisis de la constitucionalidad de una ponderación legislativa y en los
casos de amparo. En el ámbito del examen de la constitucionalidad de las
leyes, el criterio que opera tiene un carácter negativo: sólo se excluyen aque-
llas medidas que no son idóneas, esto es, que no pueden contribuir de nin-
guna manera (en ningún grado) a la obtención del fin constitucionalmente
legítimo. Por tanto, la exigencia que impone el requisito de la idoneidad es
la de que la decisión contribuya en algún grado a la consecución del fin. El
fundamento de este punto de vista es el mismo que el relativo al fin constitu-
cionalmente legítimo: el respeto a la autonomíadel legislativo y al principio
democrático.
Por lo que respecta al ámbito de ‘las decisiones tomadas en amparo, en la
medida en que realmente las pretensiones de las partes estén fundarnentadas
en derechos o bienes constitucionales (y por ello nos encontremos ante un
confiicto constitucional auténtico),cualquier decisión en favor de uno u otro
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 165

de los elementos en conflicto será una decisión que satisfará la exigencia de


adecuación, en tanto que supondrá el respeto o satisfacción de un derecho
fundamental o un bien constitucionalmente protegido.
b) El subprincipio de necesidad
Si la decisión tomada ha satisfecho las exigencias del subprincipio de
idoneidad (fin constitucionalmente legítimo y adecuación),el siguiente paso
consiste en comprobar si el sacrificio del derecho o bien constitucional que
tal medida supone es necesario, en el sentido de que- no exista alguna otra
alternativa menos gravosa y con al menos el mismo grado de idoneidad para
alcanzar el fin constitucionalmente legítimo.
La no superación de la exigencia de la necesidad ocurre cuando se dan
las condiciones siguientes: a) la existencia de varias alternativas para alcan-
zar el fin establecido; b) que alguna/s de las alternativas sea menos gravosa;
y c) que esta/s altemativa/smenos gravosa/s tenga/n al menos el mismo gra-
do de idoneidad que la medida enjuiciada. Si falta alguno de los elementos
anteriores (esto es, o bien no existen medios alternativos, o ninguno es me-
nos gravoso, o ninguno tiene como mínimo el mismo grado de idoneidad),
la exigencia impuesta por el subprincipio de necesidad queda superada.

Pero además, por otra parte, la doctrina y la jurisprudencia han intro-


ducido otras exigencias que hacen más difícilincluso que una determinada
medida sea rechazada por no satisfacer el requisito de la necesidad a pesar
de que, interpretadas de manera estricta, concurran las tres circunstancias
antes señaladas. Por un lado, no se considera la existencia de alternativas me-
nos gravosas en términos absolutos, sino de acuerdo con un cierto conjunto
de conocimientos empíricos y asunciones valorativas. De este modo, puede
ocurrir que, en términos absolutos, existan alternativas menos gravosas, pero
suficientes
que no se conozcan, o existan dudas por falta de conocimientos
acerca de sus auténticos efectos, o que conlleven considerables dificultades
técnicas para su consecución. Desde un punto de vista valorativo, tampoco
se considera adecuada la asunción de una medida menos gravosa (aunque
se tenga total seguridad sobre este punto) cuando su aplicación
conllevaría
unos costes tan altos que pudieran poner en peligro el desempeño de otras
funciones de los poderes públicos. Además, en lo que se refiere al examen
de la constitucionalidad de una ponderación legislativa, tampoco se exige al
legislador que haya llevado a cabo un examen previo y exhaustivo acerca de
las posibles alternativas, sino que es suficiente con que no exista de modo
evidente otro medio alternativo más benigno y al menos igual de idóneo. De
este modo, lo único que proscribe este requisito es que se produzcan sacrifi-
cios patentemente innecesarios de derechos (STC 55/ 1986).
Por otro lado, sería posible reconstruir algunas de decisiones jurispruden-
ciales relativas a la colisión entre la libertad de informacióny el derecho al ho-
nor en términos de la no satisfacción de la exigencia de necesidad. En concreto,
166 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

así podría verse a la reiterada afirmación de que la constitución no reconoce el


«derecho al insulto», y que la utilizaciónde expresiones formalmente injurio-
sas, aun en el contexto de la comunicación de noticias, es un comportamiento
constitucionalmente ilegítimo. Cuando con ocasión de la comunicaciónde una
noticia se utilizan expresiones formalmente insultantes o injuriosas, aunque se
persigue un fin constitucionalmente legítimo (comunicar una información, y
por tanto realizar una conducta subsumible en un derecho fundamental) y pese
a que el comportamiento es idóneo para ello, difícilmente podría decirse que
también satisface el requisito de la necesidad, porque existen otros medios que
son al menos tan (y normalmente más) idóneos para transmitir la misma in-
formación y que no suponen un sacrificiotan grande para el derecho al honor.
Se pueden comunicar ciertos hechos sin utilizar insultos, que prácticamente
no aportan contenido informativo y afectan muy negativamente al honor de la
víctima. En consecuencia, la utilizaciónde expresiones injuriosas no satisface
la segunda exigencia del principio de proporcionalidad, y por ello se puede
rechazar por injustificada una resolución del conflictoque dé prioridad en estas
circunstancias (utilizaciónde expresiones insultantes o injuiiosas) a la libertad
de información sobre el derecho al honor.

c) El subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto


Si la decisión cumple con las exigencias de idoneidad y necesidad, el
siguiente paso consiste en analizar su proporcionalidad en sentido estricto,
esto es, si el grado de satisfacción del derecho o bien constitucional que
prevalece compensa la lesión o menoscabo del otro bien o derecho. Esta
tercera fase se ajustaría propiamente a lo que se ha denominado como «ley
de la ponderación» y es en definitiva una manifestaciónla regla de raciona-
,

lidad según la cual la decisión es correcta o está justificada si los beneficios


obtenidos superan los costes o cargas que ésta conlleva.
ALEXY ha llevado a cabo un desarrollo y concreción muy destacables en
relación con este subprincipio, sobre todo en el Epílogo a la Teoría de los
derechos fundamentales y en artículos posteriores. No obstante, nos limita-
remos a las líneas generales de su teoría, sin entrar en excesivos detalles y
sofisticaciones(que, por otro lado, no son pocas).
El examen de la proporcionalidad en sentido estricto se desarrollaría en
tres fases consecutivas: a) la determinación del grado de la lesión o menos-
cabo que la decisión provoca en uno de los elementos en conflicto; b) la de-
terminación del grado o la importancia de la satisfacción del otro elemento
del conflicto; y c) la comparación de las magnitudes anteriores en orden a
comprobar si la importancia de la satisfaccióndel elemento prevalentejus-
tifica la lesión o afectación del otro elemento.
La determinación del grado de satisfacción o de lesión de los distintos
elementos en colisión se realiza, según ALEXY, de acuerdo con una escala
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN
157

triádica que distingue entre tres niveles: «leve», «moderado» y «grave» (o,
en lugar de «grave», se puede usar «intenso» o «fuerte» en caso de que ha-
blemos de satisfacción y no de lesión). Esta clasificaciónno la toma el autor
como algo inamovible, sino que reconoce que pueden utilizarse escalas con
un mayor número de segmentos, aunque puntualiza
que usualmente en la
mayoría de casos ya es suficiente con tres niveles distintos (y suficientemen-
te complicada la valoración de acuerdo con esta escala triádica como
para
utilizarescalas más complejas).
La valoración de la lesión de un principio y del grado de satisfac-
ción del otro se hace además atendiendo a las circunstancias del caso,
y no en abstracto (atendiendo a su importancia o jerarquía dentro del
sistema jurídico, pues en tal caso los elementos en conflicto, al ser de
usualmente de la misma jerarquía -—rango constitucional- tendrían el
mismo valor). El elemento lesionado o sacrificado es simbolizado
por
ALEXY con la variable «P¡». Los distintos grados de afectación, que como
hemos visto, pueden ser «leve» (l), «moderado» (m) y «grave» (g), se
simbolizan con la variable «I». Las circunstancias del caso se simbolizan
como «C». De este modo, la expresión correspondiente a la importancia
o grado de afectación del principio P¡ en las circunstancias C se simbo-
liza como «IP¡C».
El esquema no es muy distinto por lo que respecta ala otra magnitud de
la comparación: el nivel de satisfacción del otro elemento del conflicto (que
se simboliza con la variable
«Pj»). El grado o magnitud de dicha satisfacción
se simboliza como «W». La importancia del principio
cias C se simboliza como «WPjC».
«PJ.» en las circunstan- _

De acuerdo con la escala triádica, tanto el valor de IP¡C' como el de


vVPjC
puede ser «l», «m» o «g». La precedencia entre P¡ y PJ. en el caso de conflicto
enjuiciado se determinará de acuerdo con los valores de cada uno de estos
elementos. En total, son posibles nueve situaciones distintas, entre las cua-
les, P¡ precede a PJ. en tres ocasiones, PJ. precede a P, en otras tres, y en otras
_

tres más se da una situación de empate:


Situaciones en que P¡ precede a Pj:
(l) IP¡C: g/ WPjCz l
(2) lP¡C: gl WP¡C: rn
(3) IP¡C: m/ WPJC: 1
Situaciones en que PJ. precede a P¡:
(4) IP¡C: l/ WPjCzg
(5) IP¡C: m/ WPjCzg
(6) IP¡C:l/WPJ.C: m
168 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Situaciones de empate:
(7) IP¡C: l / WPjCz l
(8) IP¡C: m / WPjCz rn
(9) IP¡C: g/ WPJC: g
En los casos de empate, dado que las dos alternativas en conflicto tienen
el mismo valor (en las circunstancias C), existe discrecionalidad. Si se está
enjuiciando una ponderación legislativa, ello significa que la constitución
no prohíbe la decisión tomada por el legislador (ni tampoco la decisión en
sentido contrario), por lo que le ley no puede ser declarada inconstitucio-
nal. Si se conflicto examinado en amparo, la situación es más
trata de un
problemática, porque de acuerdo con esta concepción de ALEXY existiría
discrecionalidadjudicial, en el sentido de que desde un punto de vista axio-
lógico es indiferente qué precedencia se adopte en las circunstancias C entre
los elementos en conflicto (las decisiones estarían igual de (in)justificadas).
En otras palabras, la regla creada a raíz de la ponderación sería igual de (in)
correcta tanto si resuelve el caso genérico en favor de un elemento como si
lo resuelve en favor del otro.

Para clarificary precisar aún más su concepción, ALEXY se sirve de lo que


él denomina «fórmula del peso», y que es una fónnula matemática que asigna
valores numéricos a cada una de las magnitudes anteriores (importancia de
la lesión y grado de satisfacción) para obtener un cociente que determina de
manera precisa la precedencia (o empate, en su caso) de un elemento sobre el
otro. Ahora bien,AL1-:xY insiste en dejar claro que la utilizaciónde esta fónnu-
la y de valores numéricos de las magnitudes relacionadascon la satisfacción
o lesión de principios no puede llevarse a cabo en sentido estricto, sino tan
sólo por analogía o de manera metafórica.
La estructura de la «fórmula del peso» es la siguiente :

GPMC =

G es el peso concreto (en las circunstancias C) de P¡ en relación con P}.


(Pm). Un valor de «l» cuenta como 1 (2°), un valor de «m» cuenta como 2
(2'),y un valor de «g» cuenta como 4 (22). En los casos en que el cociente
sea superior a l, P¡ precederá a P3. Si por el contrario el cociente es menor a
l, P] precederá a P, En todos los casos de empate, el cociente es l (todos los
empates son equivalentes).

Ilustraremos con un ejemplo la aplicación del subprincipio de propor-


_. -
.

cionalidad en sentido estricto, para comprobar su funcionamiento. Concre-


tamente, analizaremos su aplicación en el supuesto de conflicto entre la li-
bertad de información y el derecho al honor en las circunstancias en que la
información sea veraz, no injuriosa y de relevancia pública, cuando se da
.—
¡_.-
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 159

prioridad a la libertad de información.Previamente se ha de haber estableci-


do que esta decisión que favorece a la libertad de información satisface las
exigencias de perseguir un fin constitucionalmente legítimo, que es idónea
para la consecución de tal fin, y que es necesaria (no existen métodos alter-
nativos menos gravosos). No entraremos en esos aspectos y consideraremos
que son satisfechos, para poder centrarnos en la proporcionalidad en sentido
estricto. En primer lugar, hay que asignar una magnitud al grado de lesión o
menoscabo del derecho al honor del afectado en las circunstancias apunta-
das. Esto puede resultar problemático, puesto que aun dentro de las circuns-
tancias genéricas referidas, el grado de afectación puede variar en cada caso
individual. De cualquier modo, como se afirma que no se utilizan expresio-
nes insultantes o injuriosas, usualmente no se excedería de una calificación
de «m» grado medio). En cambio, el grado de satisfacción de la libertad de
infonnacióncuando se informa acerca de asuntos de relevancia pública(por
ejemplo, acerca de las supuestas ilegalidades cometidas por un alto cargo
de un ministerio en el ejercicio de sus funciones), se puede calificar como
«g» (el TribunalConstitucional ha insistido repetidamente en la importancia
que tiene la libertad de información para la formación de una opinión pú-
blica libre, pilar básico en una sociedad democrática, y esta importancia se
manifiesta en mayor medida cuando la informaciónes veraz y de relevancia
pública). En consecuencia, siendo P¡ el derecho al honor (elemento afectado
negativamente) y PJ. la libertad de información,IP¡C tiene un valor de «m»
(«2» en la fórmula del peso) y WPjC un valor de «g» («4» en la fórmula del
peso). Por tanto, P]. prevalece sobre P¡ en las circunstancias de información
veraz, no injuriosa y de relevancia pública (o, en otras palabras, la regla
resultante de la ponderación está justificada).

Sin duda, la formalización de ALEXY del principio de proporcionalidad


puede aportar racionalidad a la ponderación (desde la perspectiva de su co-
rrección sustantiva), aunque cuenta también con algunos problemas. Podría
decirse que el modelo propuesto por Alexy resulta excesivo en algunos as-
pectos, e insuficiente en otros.
l) Por una parte, parecería que la formalizaciónes excesiva, sobre todo
en lo que respecta a la «fórmula del peso», teniendo en cuenta que, como el
propio autor reconoce, el «peso» de los elementos en conflicto (los grados de
importancia de satisfacción y afectación de los mismos) no es cuantíficable en
unaescala métrica, requisito imprescindible para poder usar esas magnitudes
en una fórmula matemática. Es cierto que la fórmula del peso es más bien un
recurso explicativo y que sólo se puede usar por analogía o metafóricamente,
pero puede parecer un poco fuera de lugar porque da la imagen de un rigor y
precisión al que no puede (desde las propias asunciones de ALEXY) llegarse.
2) Pero las mayores dificultades no se encuentran en los aspectos en
que la teoría puede resultar excesiva, sino más bien en los aspectos en que
resulta insuficiente. En este sentido, es problemático que, más allá de las
170 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

consideraciones generales acerca de la argumentación jurídica, la teoría no


de los
aporta criterios relativos a la determinación (o determinación correcta) es,
grados de importancia de satisfacción y afectación de los principios (esto
una magnitud «l»,
carece de criterios para establecer cuándo debe aplicarse
«m» o «g»), que es precisamente lo que tiene mayor importancia a la hora
de analizar la justificación del resultado de la ponderación. Se trata de una
carencia importante porque, en realidad, difícilmente podría estarse en des-
acuerdo con la reconstrucción alexiana de la proporcionalidad, que en cierto
sentido no es más que una aplicación específica de un principio general
de
la racionalidad: lo racional es escoger la alternativa que aporta los mayores
beneficios con los menores costes (o incluso, de manera más simplificada:
se debe escoger la mejor opción). Probablemente
nadie estará en desacuerdo
con la regla, pero el problema y los desacuerdos se encuentran precisamente
en determinar cuál es la mejor opción (y ello depende de la calificacióncomo
único respecto aporta ALEXY es que se pueden
«l», «m» o «g»). Lo que a este
utilizarcualesquiera de los argumentos admisibles en sede de argumentación
jurídica para fundamentar este tipo de afirmaciones sobre el grado o la im-
portancia de afectación o satisfacción de principios, y su fuerza dependerá
solidez de los argumentos utilizados. Aunque es cierto que
a su vez de la
unanimidad
probablemente haya casos claros en los que exista prácticamente hacer frente a la obje-
acerca de la decisión correcta, ello no sirve para poder
ción del escéptico que afirme que la atribución de una cierta magnitud y no
otra al grado de satisfacción o afectación de los elementos en
conflicto es la
simple expresión de preferencias personales discrecionales e injustificadas, lo
y
si un
que no cabe hablar de valoraciones correctas e incorrectas, por que
intérprete califica una magnitud como «l» y otro como «m», en realidad no

puede decirse que uno de ellos (o ambos) hayan emitido un juicio incorrecto
o injustificado.
Por otra parte, muy posiblemente esta falta de tratamiento de los criterios
normativos acerca de las atribuciones de estas magnitudes está estrechamen-
te relacionada con otra cuestión, de gran importancia y a
la que ALEXY no
circunstancias o propie-
dedica demasiada atención: la determinación de las
dades relevantes (las «circunstancias C»). El autor siempre insiste en que la
ponderación es un mecanismo que no establece relaciones de precedencia
absolutas ende los principios en juego, sino que tales precedencias se esta-
Por
blecen de forma condicionada, atendiendo a las circunstancias del caso.
inver-
esa razón en unas circunstancias distintas, la precedencia puede
ser la
sa. No obstante, siempre suele hacer referencia a las
circunstancias del caso
bajo la denominación «circunstancias C», sin entrar en mayores detalles o
cuáles
especificaciones.Con ello da la impresión de que la determinación de
son estas condiciones resulta algo obvio o poco problemático. Sin embargo,
las circunstancias C a que continuamente se hace referencia no son todas
las circunstancias del caso (individual), sino tan sólo las circunstancias
rele-
vantes (definitorias del caso genérico, que ha de ser tal para dar lugar a una
de
regla). Y la selección de las circunstancias o propiedades relevantes entre

todas las circunstancias del caso obedece a criterios valorativos o normativos.


LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 171

Podemos verlo con el siguiente ejemplo: tenemos dos situaciones (casos indi-
viduales) de conflicto entre la libertad de información y el derecho al honor.
En el primero de ellos, un informador comunica una noticia de tal modo que
afecta negativamente al honor de una persona, pero esa persona es un simple
particular sin proyección pública y la noticia difícilmentepuede suscitar el
interés de los demás, por afectar a una cuestión privada del afectado (por
poner un ejemplo, la noticia podría consistir en decir que el individuo X por
lo general no se cambialos calzoncillosen una semana). En el segundo caso,
se informa de las supuestas graves irregularidades cometidas en la gestión de
fondos públicos por parte de un ministro. Probablemente, ambos casos indivi-
duales compartan un buen número de circunstancias o propiedades en común
(así como otro buen número de propiedades serán distintas). Pero de entre
todas ellas, resulta que sólo o principalmente una (la relevancia pública de la
noticia) es determinante para la atribución de una u otra magnitud en el grado
de satisfacción de la libertad de información. Muy probablemente, en el pri-
mer caso se diría que el grado de importancia en la satisfacción de la libertad
de informaciónes sólo «l», mientras que en el segundo sería «g». Pero es ne-
cesario contar con criterios normativos o valorativos para seleccionar cuáles
son estas «circunstancias C» que tanta incidencia tienen en la detenninación
del «peso» de los elementos en conflicto.Y lamentablementqALExYpasa por
alto esta cuestión. Estas insuficiencias quizá podrían ser suplidas mediante la
teoría propuesta por Susan HURLEY, que veremos a continuación.

5.3.2. La teoría de Susan L. Hurley“

La profesora Susan HURLEY (1954-2007) desarrolló, en algunas de sus


obras”, un procedimiento para la toma de decisiones en el ámbito de la
racionalidadpráctica (fundamentalmente en el ámbito moral, pero también
puede usarse en el jurídico) muy sofisticado y especialmente indicado para
fundamentar racionalmentelas decisiones en caso de conflicto (cuando dis-
tintas normas, principios, razones, etc. apoyan soluciones distintas e incom-
patibles, como ocurre en los supuestos de conflicto constitucional).
A diferencia del principio de proporcionalidad, no se trata de una re-
construcción teórica de lo que, de hecho, realizan los tribunales a la hora de
tomar y fundamentar sus decisiones, sino que se trata de un modelo estricta-
mente académico que, hasta donde llega mi conocimiento, no ha sido nunca
usado por los órganos judiciales. Sin embargo, es una alternativa muy inte-
resante al principio de proporcionalidad y merece ser tenida en considera-
ción, ya que, como veremos, en algunos aspectos resulta preferible a aquél.

3‘ Este apartado está basado fundamentalmente en MARTÍNEZ ZORRILLA, 2009: 119-144.


l" Véase HURLEY, 1989, y HURLEY, 1990: 221-251.
172 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Como se trata de un modelo de gran complejidad, basado además en


una compleja teoría filosófica acerca de la razón práctica (el coheren-
tismo), nos limitaremos simplemente a ver algunos aspectos básicos y
centrales de manera esquemática, mostrando además cómo se aplicaría
al supuesto clásico de colisión entre la libertad de información y el de-
recho al honor.
De acuerdo con la perspectiva de HURLEY, a través de la deliberación
se intenta hallar la teoría que dé mejor cuenta de las relaciones entre
las
razones (normas, principios) que apoyan a cada una de las alternativas en

conflicto. La respuesta correcta o justificada del conflicto será aquella que


resulte favorecida por dicha teoría. El principal problema consiste por tanto
en la elaboración o descubrimiento de esa mejor teoría, para lo cual el aspec-
to fundarnental es la deliberación. La deliberación consiste en un proceso
de construcción de hipótesis que permitan pasar de las ordenaciones entre
alternativas establecidas por cada una de las razones en conflicto (que son
incompatibles) a una ordenación definitiva, que determinará la respuesta
del caso. En este proceso deliberativo, a fin de determinar cuál es la impor-
tancia relativa dentro del caso a decidir de cada una de las razones conflic-
tivas, ocupa un destacado lugar el análisis de casos paradigmático: reales
e hipotéticos en donde operan esas mismas razones. Que un caso tenga
la
calificaciónde «paradigmático» depende de que exista un amplio consenso
acerca de su resolución.

El proceso deliberativo es diseñado por HURLEY en forma de cinco eta-


pas consecutivas:
l) La primera etapa consiste en la especificación del problema: se
identifican las alternativas que se plantean en el caso y se determinan las
distintas razones (normas jurídicas) relevantes que se aplican a cada una de
ellas y cómo ordenan las alternativas en conflicto.
En el ejemplo que utilizamos, partimos del caso de la publicación de
una informaciónque afecta negativamente al honor de la persona o personas
afectadas. Tenemos, en consecuencia, un «conflicto de razones» que orde-
nan de manera diversa las alternativas. Por una parte, la actividad del in-
formante se encuentra amparada por el derecho fundamental de libertad de
información [art. 20.1 .d) CE], y según el mismo, estaría permitida la activi-
dad de publicar esa noticia (alternativa A). Por otra parte, esa misma activi-
dad supone un menoscabo del honor del afectado, protegido por el derecho
fundamental a1 honor (art. 18.1 CE), conforme al cua], debería impedirse la
publicación (alternativa B). Es decir, de acuerdo con la primera razón nor-
mativa, la alternativa A prevalece sobre la alternativa B, y de acuerdo con
la segunda razón, la ordenación es la inversa. Así podríamos representar la
,

situación del modo siguiente:


LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN
173

Matriz deliberativa del conflicto información-honor(primera fase)

.
.
-

Alternativa A Alternativa B ¿‘.7

2) La segunda etapa consiste en un examen más detenido de las razo-


nes en juego, intentando determinar más concretamente el propósito (come-
tido, fundamento) de cada razón, con el fin de ayudarnos a determinar mejor
la importancia que tiene cada una de las razones en el caso a_decidir.
En la segunda etapa ya no estaríamos estrictamente frente a normas jurí-
dicas, sino más bien ante lo que usualmente se conoce como las «razones sub-
yacentes» de las mismas. El Tribunal Constitucional español ha reiterado en
múltiples ocasiones (citando sólo algunos ejemplos, vid., por ejemplo, la STC
57/2004, de 19 de abril,la STC 2/2001 de 15 de enero, o la STC 144/1998, de
,

30 de junio) que la libertad de información tiene su base o justificación en la


formaciónde una opinión pública libre, que a su vez es un pilarbásico de una
sociedad democrática. Para que pueda existir tal opinión pública libre es de
capital importancia, según el tribunal, que puedan expresarse libremente ideas
y opiniones (libertad de expresión) e informarse sin limitaciones ni censuras
de los hechos que acontecen (libertad de información). Consideraremos, por
tanto, aunque sea sólo como hipótesis, que la formación de una opinión públi-
ca libre es la razón que fundamenta la libertad de información.

Por lo que respecta al derecho al honor, quizá resultaría más discutible _

problemática la determinación de su principal fundamento. Posiblemente


p‘

o
éste podría situarse en el autorrespeto, en la medida en que la proyección
externa incide también en la imagen que cada uno tiene de sí mismo; o po-
siblemente el fundamento se encuentre en la dignidad de la persona, en la
medida en que una de las dimensiones en las que se plasma el respeto a la
persona es respetando su imagen y proyección pública. De cualquier modo,
no es éste el lugar para zanjar una cuestión como ésta y, tan sólo como hi-
pótesis, situaremos el fundamento del derecho al honor en la dignidad. La
matrizdeliberativa correspondiente a esta segunda fase sería la siguiente:

Matriz deliberativa del conflicto información-honor(segunda fase)

__ _ ¿y ¡ (opinión pública.) (dignidad)


. Alternativa A Alternativa B ¿?
174 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

3) En la tercera etapa se analizan otras situaciones, reales (asuntos ya


decididos) o hipotéticas (experimentos mentales) en las que resulten apli-
cables las mismas razones que las del caso a decidir, y que tengan la consi-
deración de «casos paradigmáticos», esto es, de situaciones cuya solución
resulte clara o evidente y sobre la cual exista un amplio consenso. También
tienen la consideración de «paradigmáticos» aquellos casos cuya respuesta
haya establecido una jurisprudencia consolidada o de seguimiento obligato-
rio por los demás órganos (como ocurre en nuestro sistema con las decisio-
nes del Tribunal Constitucional).
Existe una extensa jurisprudencia sobre el asunto aquí tratado (colisión
información-honor),pero utilizaremostan sólo algunos casos hipotéticos:
a) El primero sería el caso en el que se informa acerca de que el mi-
nistro de fomento aprobó la concesión de las obras del tren de alta velocidad
a una determinada empresa a cambio de una millonariacomisión. En este
supuesto, a pesar de que la noticia afecta negativamente a la proyección
y buena imagen pública del ministro, se considera que debe prevalecer la
libertad de información,porque se trata de hechos de gran relevancia para
la opinión pública.
b) En el segundo caso, se informa acerca de ciertas actividadesde una
persona de relevancia pública (podemos seguir con el ejemplo del ministro)
que afectan a su buena imagen pública pero que no se refieren a ningún
asunto público o relacionado con su cargo (por ejemplo, se dice que ese
ministro nunca devuelve los libros que le prestan, o que nunca paga las
comidas con sus amigos en los restaurantes, o que es aficionado a las pelí-
culas X). En este supuesto, prevalece (al menos como hipótesis) el derecho
al honor sobre la libertad de información,porque se afecta negativamente
al honor de la persona y la información no contribuye prácticamente a la
formación de la opinión pública.
c) En el tercer caso, se informa de la actividadde una persona anónima
(en principio, pues, sin relevancia pública) que ha llevado a cabo un acto que
puede poner en serio peligro la seguridad del estado (por ejemplo, que ha
sustraído importantes documentos secretos del centro de inteligencia). En
este supuesto se considera que debe prevalecer la libertad de información.
d) Por último, consideraremos el caso en que un funcionario público
en el ejercicio de su cargo ha cometido determinadas ilegalidades, pero se
comunica la noticia de forma tal que se utilizanmuchos insultos y descalifi-
cativos injuriosos para con el afectado, lesionando de un modo extremada-
mente grave a su imagen y proyección pública. En este supuesto, se conside-
ra que tiene mayor importancia la protección del honor del afectado.

Representaremos estos casos paradigmáticos en la matriz deliberativa


del siguiente modo:
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN
175

Matriz deliberativadel conflicto información-honor(tercera fase)

""
información Honor
(opinión pública) S° luC‘v"
W ___ (dignidad)
.— Alternativa A Alternativa B ¿?
Caso Alternativa C Alternativa D Alternativa C
y
n aradimáticoA Alternativa D Alternativa C Alternativa D
Caso Alternativa E Alternativa F Alternativa F
a aradi mático B
-
Alternativa F Alternativa E Alternativa E
Caso Alternativa G Alternativa H Alternativa G
aradirnátíco C Alternativa H Alternativa G Alternativa H
Caso Alternativa I Alternativa J Alternativa J
n aradimático D .
Alternativa J Alternativa I Alternativa I

4) La cuarta etapa constituiría el núcleo del proceso deliberativo. En


ella se elaboran hipótesis teóricas acerca de los fundamentos de las solu-
ciones de los casos paradigmáticos seleccionados en la etapa anterior. Tales
hipótesis intentan determinar qué circunstancias o propiedades específicas
de tales casos son las que contribuyen a incrementar o disminuir el
«peso»
o importancia de cada una de las razones en conflicto en relación
con las
demás.
Cada una de las distintas hipótesis identifica ciertas circunstancias o
pro-
piedades y les atribuye relevancia para determinar un cierto resultado. Se
trata básicamente de contrastar cada una de las hipótesis con distintos
casos
paradigmáticos (cuanto mayor sea el número, mejor, en principio),tanto rea- i

les como hipotéticos, para comprobar si ofrecen una resolución satisfactoria


.

del caso. Si la hipótesis manejada es insatisfactoria(esto es, no da adecuada


.

cuenta de los casos paradigmáticos),es abandonada. El objetivo es hallar la


mejor teoría posible, es decir, aquella hipótesis que mejor reconstruya y sea
más compatible con nuestras intuiciones plasmadas en la resolución de los
distintos casos paradígmáticos. El comportamiento de las distintas razones
en tales casos paradigmáticos ayuda al intérprete/decisor a considerar
en
qué medida ofrecen un fundamento para cada una de las decisiones posibles
en las circunstancias del caso a decidir, y determinar así
qué alternativa tiene
«mayor peso» en tales circunstancias, en la medida en que el caso presente
o no determinadas propiedades.

Una de las ventajas que tiene el modelo desarrollado por HURLEY


respec-
to a un modelo del principio de proporcionalidad como el de ALEXY, es que
permite un mayor grado de especificación o de acotación de las propiedades o
circunstancias que resultan relevantes a la hora de fundamentar una regla que
176 DAVH)MARTÍNEZ ZORRILLA

resuelva el confiicto. En el modelo de ALEXY, únicamente se hacía alusión a las


«circunstancias del caso» (o «circunstancias C»), como si se tratara de un as-
son precisamen-
pecto evidente o poco problemático. En el modelo de HURLEY, circunstancias
te las razones consideradas las que delimitan el marco de que
pueden ser consideradas como relevantes. Por ejemplo, si una de las razones

es la contribución a la formación de una opinión pública libre,


sólo podrán ser
consideradas como circunstancias relevantes aquellas propiedades que de algu-
na manera tengan o puedan tener una incidencia en la
formación de tal opinión
pública. Esto excluye que puedan ser considerados como relevantes aspectos
como por ejemplo la fase lunar del momento en que se publica la noticia o el
color del coche del infonnante. En cambio,permite plantearnos legítimamente,
la decisión el hecho de que
por ejemplo, si se puede considerar relevante para
la persona sobre la que se informa tenga o no relevancia pública.
Una primera hipótesis, en consecuencia, podría ser que en los casos en
relevancia pública (a lo que
que la persona sobre la que se informa sea de
denominaremos «p»), prevalece la libertad de información sobre el derecho
al honor. Esta hipótesis puede a primera vista parecer satisfactoria porque
da cuenta del caso paradigmático A, en el que la persona es de relevancia
más
pública y prevalece la libertad de información.Sin embargo, undaexamen
detallado muestra que la hipótesis no es adecuada porque no cuenta del
caso B (en el que la persona también es de relevancia pública pero prevalece
el derecho al honor). Además, como muestra el caso C (en el que se informa
sobre la actividad de una persona en principio anónima), esta circunstancia
de la libertad de
tampoco sería una condición necesaria de la prevalencia
información.En definitiva, pues, debemos abandonar esa hipótesis, y susti-
tuirla por otra más satisfactoria.
Un nuevo candidato que parece ser más adecuado es que el asunto del
cual se informa tenga relevancia pública (que contribuya de manera impor-
tante a la configuración de la opinión pública). A ello nos podemos
referir
el el materia de la
como «q». De este modo, se pone acento en asunto o

que se informa, y no en la persona’ (aunque ésta puede ser un elemento que


incida a la hora de considerar si el asunto es de relevancia pública). Este
nuevo criterio parece más satisfactorio porque resulta no
sólo compatible
con el caso A, sino también con el caso C (que antes quedaba excluido).
Por otra parte, también da cuenta (indirectamente) del caso B en la medida
en que cuando la noticia carece de relevancia pública, prevalece
el derecho
al honor. Sin embargo, todavía no es suficiente para dar cuenta del caso D,

porque las ilegalidades cometidas por funcionarios públicos en el ejercicio


de su cargo son asuntos de interés público y sin embargo aquí no prevalece
la libertad de información.
Para tratar de determinar qué ocurre en el caso D, y por qué en esa
situación consideramos que debe prevalecer el derecho al honor, hemos de
DOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 177

tener en cuenta lo siguiente: el «peso» o importancia del derecho al honor,


que se fundamenta (según hemos considerado) en la dignidad, se basa en
el grado de afectación o lesión de la misma. De modo análogo a corno la
importancia de la libertad de información es mayor cuanto la noticia más
contribuye a la formación de una opinión pública libre, la importancia del
derecho al honor es superior cuanto mayor sea el grado en que se afecta a
la dignidad. En este respecto, la dignidad queda muy gravemente afectada
cuando se utilizan expresiones insultantes, injuriosas o degradantes, no
sólo por la gravedad en sí de las expresiones, dentro de nuestro contexto
lingüístico, sino porque constituyen en cierta medida una manera gratuita
de lesionar la dignidad: la misma información puede transmitirse sin ne-
cesidad de utilizareste tipo de expresiones. El uso de insultos es, por con-
siguiente, una manera gratuita e innecesaria de lesionar el honor cuando
se transmite una información. Por eso, podemos formular la hipótesis de
que cuando se utilizan expresiones insultantes, vejatorias o injuriosas (que
simbolizamos como «r»), prevalece el derecho al honor, incluso cuando la
informaciónes de relevancia pública.
Por eso para que prevalezca la libertad de informaciónno basta con que
,

ocurra «q» (asunto de relevancia pública), sino también que no se usen ex-
presiones insultantes («er»). Por eso, como refinamiento final de nuestra hi-
pótesis, que da cuenta de todos los casos paradigmáticos, diremos que bajo
las circunstancias «q A -vr» prevalece la opción favorecida por la libertad de
información,mientras que si concurre «ñq» o «r», prevalece la alternativa
respaldada por el derecho al honor. Representamos estas conclusiones enla
siguiente matriz:
Matriz deliberativa del conflicto información-honor(cuarta fase)

Información Honor
r

(opinión pública) (dignidad)


Alternativa B Alternativa A '
?

aradimático A Alternativa D Alternativa C Alternativa D

a aradi mático B Alternativa F Alternativa E Alternativa E

aradi mático C
- Alternativa H Alternativa G Alternativa H

u aradi mático D
- Alternativa J Alternativa I Alternativa I
Prevalece D, H Inf. prevalece sobre
Casos A, C ba'o « A -rr» ba'o « A -=r» honor bajo « A -=r»
178 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Matriz deliberativa del conflicto información-honor(cuarta fase) (cant)

Hipótesis def.
Ca-so B
Prevalece E bajo
«ñq A ‘|r»
Prevalece F bajo
«Wq A WI»
Ho?” P1?‘?°.°°
S0 re m ' ajo

Honor prevalece
Hipótesis def. Prevalece I bajo Prevalece J bajo
sobre inf. bajo
Caso D «q A r» «q A 1'»

Queda un supuesto posible no ejemplificado por ninguno de los casos


paradigmáticos aquí expuestos: aquél en que la informacióncarece de rele-
vancia pública y además se utilizan expresiones injuriosas («-uq A r»). Este
supuesto es fácilmente resoluble con la misma hipótesis (prevalencia del
derecho al honor).
5) Por último, en la quinta etapa, se determinan las consecuencias que
la mejor de las hipótesis obtenida en la etapa anterior conlleva para el caso
en cuestión que debe ser resuelto (en otras palabras, cuál de las alternativas
en conflictotiene prevalencia en el caso a decidir, de acuerdo con la mejor
teoría).
En la última fase se aplica la hipótesis definitiva al caso que debemos re-
solver. La solución será una u otra en función de cuáles de las circunstancias
«q» y «r» estén presentes o ausentes. Suponiendo que en el caso a decidir la
informacióntenga relevancia pública y no se utilicen expresiones injuriosas
(«p A --r»), la solución justificada será la de dar prioridad a la libertad de
información:

Matriz deliberativa del conflicto infonnación-honor(quinta fase)

Üjnfárinacíónfr’
(opiniónpúblïéa)
iHanor‘ Solución‘. i‘

ïxdignidad)
_

Alternativa A Alternativa B Altemativa A


"

Alternativa B Alternativa A Alternativa B

A pesar de que lo aquí explicado es una presentación muy esquemática


del modelo, podemos extraer algunas conclusiones:
a) El modelo de HURLEY parece más satisfactorio que el principio de
proporcionalidad al menos en un aspecto importante, que es el relativo a la
determinación de las circunstancias o propiedades relevantes que definen el
caso de conflicto.En lugar de hacer una referencia genérica e indeterminada
LOS CONFLICTOS ENTRE PRINCIPIOS Y LA PONDERACIÓN 179

a las «circunstancias del caso», que por sí sola no ofrece ninguna guía para
la selección de las propiedades, el modelo de HURLEY permite una acotación
de lo que podríamos denominar como «propiedades relevantes admisibles»,
determinadas en función de su aptitud para incidir en las razones que fun-
damentan las distintas soluciones del caso: en otras palabras, sólo son can-
didatos a ser propiedades relevantes aquellas que guardan alguna relación
o incidencia a la hora de satisfacer o impedir la satisfacción de las razones
en pugna.
b) Como observamos al exponer las exigencias del principio de pro-
_

porcionalidad, existían algunas diferencias según se aplique al análisis sobre


la constitucionalidad de una ley o a situaciones propias de un recurso de
amparo. Ello obligaba a realizar algunos ajustes o matizacionesen relación
a cómo se interpretaban las exigencias del modelo en estos distinto ámbitos.
En cambio,el modelo de HURLEY puede funcionar del mismo modo en todos
los supuestos de confiicto constitucional.
RESUMEN

de
A lo largo de las páginas anteriores se ha intentado ofrecer una serie
pautas o guías metodológicas a fin de comprender y «lo
desarrollar mejor la
tarea de determinar «la respuesta juridica del caso», o que derecho
el
establece para la situación planteada».
El derecho sólo puede cumplir adecuadamente sus funciones en la medida
en que sea posible (y relativamente sencillo)
determinar cuál es la respuesta
jurídica de los casos planteados. que primera vista puede parecerdesimple,
Lo a

comprende en realidad un conjunto bastante amplio y heterogéneo activi-


dades de diversa naturaleza, como la determinación de los hechos del caso, la
selección del material jurídico relevante, la interpretación de las disposiciones
normativas,la sistematizacióndel derecho o la subsunción del caso individual
en un caso genérico, entre otras. Cada uno
de estos aspectos o dimensiones
plantea sus propias dificultades, por lo que resulta no sólo clarificador, sino
también útil, comprenderlas y analizadas desde un punto vista teórico.
de

En el primer capítulo analizamos varios conceptos y distinciones teó-


ricas básicas relacionadas con la aplicación del derecho y la determinación
de la respuesta jurídica al caso. Remarcamos la importancia de la distinción
entre los casos individuales (acontecimientos concretos, con
existencia es-
(conjuntos de situaciones
paciotemporal determinada) y casos genéricos
los
definidas por propiedades): mientras que objetivo
el es dar una respuesta o

solución al caso individual, ello se hace a través de normas que se refieren


a casos genéricos. Tambiénse destacó la figura
del silogismojurídico corno
esquema básico para la justificación de las decisiones jurídicas (aplicación
del derecho, en suma), señalando las principales dificultades que pueden
del razonamiento, transfor-
aquejar a las premisas normativas y/o fácticas
mando lo que podría ser un caso fácil en un caso dificil.
132 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

En el segundo capítulo se fijó la atención en dos de las actividades cen-


trales en la tarea de la determinación de la respuesta jurídica del caso: la
selección del material jurídico relevante, y la interpretación del mismo. En
relación a la primera tarea, ocupa un papel central la distinción entre la va-
lidez y la aplicabilidad,puesto que una falta de distinción entre estos dos
aspectos puede conllevar que una decisión jurídica sea injustificada. Por
otro lado, se insistió en la capital importancia (no pocas veces ignorada o
subestimada) de la interpretación del derecho. Sólo seremos conscientes del
verdadero alcance e importancia de esta tarea si tenemos clara la distin-
ción entre las disposiciones normativas (textos dictados por la autoridad)
y las normas (resultado del proceso interpretativo), y no perdemos de vista
la importante consecuencia de que distintas interpretaciones de un mismo
conjunto de disposiciones pueden dar lugar a distintas normas y a distintos
sistemas normativos, y en consecuencia a distintas respuestas a un idéntico
caso. No debemos perder nunca de vista las dificultades derivadas del pro-
pio lenguaje (vaguedad, ambigüedad y carga emotiva), ni las divergencias
a que da lugar el uso de distintas técnicas interpretativas, que pueden ofre-
cer como resultado tanto interpretaciones literales como interpretaciones
correctoras.
El tercer capítulo se dedicó al estudio de una actividadcentral para cual-
quier jurista que pretenda determinar la solución jurídica de un caso: la sis-
tematización;es decir, la determinación de las respuestas o soluciones que
las normas del sistema jurídico vinculan a los distintos casos (genéricos).
Gracias al modelo formal desarrollado por ALCHOURRÓN y BULYGIN, es po-
sible reconstruir de manera rigurosa las consecuencias normativas que el
sistema establece para todos y cada uno de los distintos casos genéricos
posibles (y, de ese modo, nos pemiite también identificar, mediante la sub-
sunción de nuestro caso individual en el caso genérico correspondiente, cuál
es la respuesta jurídica del caso; es decir, nuestro objetivo). Además, el mo-
delo nos permite identificarde manera clara y rigurosa los posibles defectos
_

formales que puede presentar un sistema normativo: las lagunas normativas


(incompletitud), las antinomias o contradicciones normativas (inconsisten-
cia), y las redundancias normativas. En este mismo capítulo también pres-
tamos atención a algunas de las técnicas o mecanismos para hacer frente a
dichas dificultades.
Finalmente, el cuarto capítulo destinó a un problema que ha ido co-
se
brando mayor fuerza a lo largo de los últimos años: el de los conflictos
constitucionales. Su estudio se justifica tanto por las especiales dificulta-
des que plantean (no parecen adecuados los mecanismos tradicionalmente
destinados a la solución de conflictos normativos o antinornias) como por
la relativa frecuencia con la que se manifiestan y la complejidad de su tra-
tamiento teórico. En este sentido, resulta problemática la categoría de los
RESUMEN 133

principios jurídicos (como categoría de normas contrapuesta a las reglas),


así como una adecuada concepción de la ponderación (como mecanismo o
procedimiento para resolver conflictos constitucionales). Respecto a ésta,
resulta conveniente diferenciar al menos tres ámbitos o dimensiones distin-
tas: el conceptual (qué es 1a ponderación),el metodológico (cómo se realiza
la ponderación) y el normativo (cómo se debe ponderar, para hacerlo co-
rrectamente). Desde la perspectiva conceptual, encontrarnos distintas con-
cepciones de la ponderación, de entre las que la concepción universalista
vertiente metodológica,
parece ser la más adecuada o satisfactoria.Desde la
es posible aplicar, con ciertos cambios, el modelo de ALCHOURRÓN y BULYGIN
(como por ejemplo hacen autores como MORESO o MENDoNcA). Por último,
dentro del ámbito normativo, destaca con fuerza el principio proporcio-
de
nalidad como criterio de corrección, aunque puede resultar preferible otro
A

modelo alternativo como el de S. L. HURLEY.

{_ st
¿

,
SEGUNDA PARTE
UNA BREVEINTRODUCCIÓN
A LA ARGUMENTACION
INTRODUCCIÓN

La argumentación,en un sentido muy amplio, es toda aquella actividad


dirigida a la fundamentacióno justificaciónde una posición (ya se trate de
una creencia, de un punto de vista, de una decisión, de una teoría, etc.). No
se trata, por tanto, de una actividadexclusiva de ciertos ámbitosacadémicos
o de ciertas áreas especializadas, sino que, muy al contrario, está también
presente de manera continua en nuestra vida diaria. Constantemente nos ve-
mos expuestos a la necesidad o a la convenienciade intentar apoyar nuestros
puntos de vista, de rebatir opiniones contrarias o de justificar determinadas
decisiones, entre muchos otros ejemplos. Y por supuesto, la argumentación
ocupa un lugar muy destacado en contextos como el científico o el jurídico,
en los que la corrección, la fuerza o la solidez de lo que se defiende o de
las decisiones que se tornan depende exclusivamente de las razones que las
apoyan o fundamentan.
A nadie se le escapará, por tanto, la importancia que tiene el poder reali-
zar esta actividadde la manera más satisfactoria posible, utilizandolos me-
jores ‘instrumentos a nuestra disposición para justificar o fundamentar ade-
cuadamente aquello que sostenemos, al tiempo que evitamos caer en errores-
argumentativos (falacias)que debilitennuestra posición. Esta segunda parte
del libro aborda, de manera introductoria, algunos conceptos, herramientas
y técnicas que nos pueden ayudar en nuestras prácticas argumentativas.
Debe destacarse que la argumentación no es algo absolutamente sepa-
table o independiente ni de la corrección en la expresión ni del ámbito de la
negociación.Así, una correcta expresión (oral u escrita) contribuye a mejo-
rar la calidad de nuestra argumentación,aportando rigor, claridad y orden, y
evitando oscuridades y confusiones. Por otro lado, si somos capaces de ar-
ticular adecuadamente nuestros argumentos, probablemente conseguiremos
DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA
'

188

ventajas de cara a la defensa de nuestros intereses en un contexto de ne-


gociación. Pero no debemos tampoco pensar que son ámbitos que se con-
funden: la práctica argumentativa está muy estrechamente vinculada a con-
ceptos como el de corrección, fundamentación o justificación, lo que no
necesariamente ocurre en los ámbitos de la expresión y de la negociación.
Así, es perfectamente posible expresar correctamente un argumento falaz,
por lo que una buena expresión de nuestro punto de vista no implica que éste
sea correcto o justificado. Por otro lado, la negociación exige siempre un
contexto de interdependencia estratégica (unjuego, en sentido técnico) en el
que nuestro principal objetivo es obtener aquel resultado que mejor satisfa-
ga, en la medida de lo posible, nuestros intereses u objetivos, mientras que la
finalidad primordial en la argumentaciónes alcanzar el resultado correcto o,
al menos, el mejor justificado o fundamentado. Aunque también es perfec-
tamente posible un uso estratégico de la argumentación,utilizandoaquellas
razones que son favorables a nuestros intereses y silenciando,tergiversando
o atribuyendo menor importancia a las razones en contra. Precisamente es
en estos casos cuando resulta de mayor importancia o utilidad contar con un
sólido instrumental argumentativo para poder contrarrestar estas prácticas.
Esta segunda parte aborda el ámbito de la argumentación del siguiente
modo: en primer lugar, se expone una parte general en la que se introducen
los conceptos más básicos y generales (concepto y estructura de argumento,
dimensiones de la justificación, nociones básicas de filosofía del lengua-
je, etc .), para después centrarnos, respectivamente, en la dimensión interna
Gustificación interna o corrección lógica de los argumentos) y externa (so-
lidez de las premisas) de la justificaciónargumentativa. También se presta
una gran atención al aspecto «negativo» de la argumentación: las falaciasar-
gumentativas. Un primer paso necesario para argumentar correctamente es
conocer (y saber reconocer) los principales tipos de errores argumentativos,
para poder evitarlos en nuestros argumentos y ser capaces de detectarlos en
los argumentos de los demás.
Finalmente, debe destacarse que,_ aunque aquí se lleva a cabo una intro-
ducción general a_la argumentación, y por tanto sus contenidos son aplica-
bles a cualquier ámbito, teniendo en cuenta que nos movemos en el ámbito
jurídico en ocasiones se centra la atención en ciertas especificidadespropias
de la argumentación en el ámbito del derecho, que deben tenerse en cuenta
cuando el contexto en el que se desarrolla la argumentación es el jurídico
(abogados,jueces, dogmáticos del derecho, etc .).
CAPÍTULO V
CUESTIONES CONCEPTUALESBÁSICAS
DE LA ARGUMENTACION

En este apartado nos detendremos brevemente en la exposición y desa-


rrollo de ciertos conceptos que resultan fundamentales para afrontar adecua-
damente el tema de la argumentación.Muchos de estos conceptos provienen
del ámbito de la filosofíadel lenguaje‘, pero su inclusión aquí está más que
justificada en la medida en que desconocerlos o no tenerlos en cuenta puede
producir confusiones importantes, o impedir la adecuada comprensión de
aspectos centrales de la argumentación.

1. ¿EN QUÉ CONSISTEARGUNIENTAR? CONCEPTO


Y ESTRUCTURADE LOS ARGUMENTOS

En una aproximacióngenérica, argumentar consiste en ofrecer razones


para la justificación o fundamentación de cierto punto de vista, creencia,
opinión, acción, decisión...
Es decir, toda actividad dirigida a apoyar, defender o respaldar mediante
razones (expresadas a través de un lenguaje) cierta posición (en sentido am-
plio, incluyendo decisiones, opiniones, etc.) puede considerarse como una
actividad argumentativa. A partir de aquí, puede definirse un argumento del
modo siguiente:

' Debemos tener


en cuenta que la argumentación se lleva a cabo a través del lenguaje, con
lo que debemos tener claros algunos aspectos del mismo.
19o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Un argumento es cualquier conjunto de afirmaciones que se ofrezca en


defensa o apoyo de una opinión, decisión o acción.
Como podemos observar, se trata de una definición extremadamente
amplia, ya que no se toma en cuenta ni el tipo de afirmacionesque se ofrecen
ni la «calidad» de las mismas. Ello implica que, por débileso inadecuadas
que sean las razones ofrecidas, seguiremos estando frente a un argumento
en tanto que lo que se pretenda sea el apoyo o defensa de una posición (o
el ataque a la misma, ya que atacar un punto de vista es defender la tesis de
que éste resulta inadecuado o incorrecto). En consecuencia, es posible dife-
renciar entre buenos y malos argumentos.
Los malos argumentos suelen ser denominados como «falaciasfi. Una
falacia, por tanto, es un sinónimo de un mal argumento o, de forma genéri-
ca, de un error en la argumentación.
Uno de los problemas más destacables de las falacias es que, al menos
en algunos casos, pueden resultar sugestivas desde un punto de vista psi-
cológico, lo que nos puede llevar a engaño si no somos lo suficientemente
rigurosos y cuidadosos.
A partir de la propia noción de «argumento» es posible establecer su
estructura básica, distinguiendo entre dos partes claramente diferenciadas.
Por un lado, tenemos aquella opinión, decisión, acción, etc., que se preten-
de justificar, a la que se denomina conclusión, mientras que por otra parte,
todos aquellos elementos que se utilizan como razones para apoyar dicha
conclusión, son denominados premisas. Por tanto, puede ofrecerse una de-
finición más estricta de argumento como aquel conjunto de afirmaciones,
llamadas premisas, que son utilizadascomo razones para apoyar o justificar
otra afirmación,llamada conclusión.
Es importante destacar que el hecho de que algo sea considerado como pre-
misa o como conclusión no depende, del lugar que ocupe dentro del argumento.
Dicho de otro modo, la conclusión puede estar ubicadaindistintamente al inicio
o al final del argumento, sin que esto afecte a su solidez o corrección.

Ejemplo l
Si el banco central baja los tipos de interés para reactivar la economía,
como consecuencia aumentarátambién la inflación.Si la inflaciónaumenta,
disminuirá el poder adquisitivo de los consumidores y bajará la demanda. Y
si baja la demanda, aumentará el paro. Por tanto, si bajan los tipos de interés,
al final aumentaráel paro.

3 Veremos más en detalle los principales tipos de falacias argumentativas en el capítu-


lo VII.
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LAARGUMENTACIÓN 19¡

En este argumento, aquello que se pretende defender o justificar (conclu-


sión) es la afirmación de que la disminución de los tipos de interés conllevará
el aumento del paro, mientras que el resto de afirmaciones son las premisas
que pretenden justificar o fundamentar la conclusión. Las premisas aparecen
en primer lugar, y el argumento finaliza con la conclusión.

Ejemplo 2
En este caso, el acusado debe ser sancionado con la pena de veinte años
de prisión, ya que ha quedado claramente acreditado mediante las pruebas
aportadas en el juicio que mató a la víctima mientras ésta estaba durmiendo,
con lo que existe alevosía, y el Código Penal castiga el asesinato con alevosía
con esta pena de prisión.
A diferencia de lo que ocurre con el ejemplo anterior, en este segundo
argumento la conclusión figura al inicio, tras la cua] se ofrecen todas las pre-
misas que fundamentarían o justíficarían dicha conclusión.

2. IUSTIFICACIÓN INTERNA Y JUSTIFICACIÓN EXTERNA


A la hora de argumentar, nuestro objetivo básico es conseguir que
nuestros argumentos tengan la mayor calidad posible y, en ese sentido,
que se trate de argumentos justificados. ¿Pero en qué consiste la justifica-
ción de un argumento? Muchos autores han remarcado que la justificación
requiere, al menos, dos aspectos o elementos: a) Por una parte, que el vín-
culo o la conexión entre las premisas y la conclusión sea adecuada; esto
es, que realmente esas premisas permitan sustentar la conclusión mediante
una estructura de razonamiento correcta (corrección lógica). b) Por otra
parte, es necesario también que las propias premisas sean sólidas, correc-
tas o justificadas, pues por mucho que nuestro razonamiento sea formal
"

o lógicamente correcto, y que la conclusión se deduzca de las premisas,


éste no tendrá mucha fuerza si se fundamenta en premisas débiles,falsas
o incorrectas.

Por tanto, es posible diferenciar dos dimensiones distintas en la justifi-


cación, ambas imprescindibles pero ninguna de ellas suficiente por sí sola.
A estas dimensiones se las suele denominar como «dimensión interna» y
«dimensión externa» de la justificación,o simplemente como justificación
interna y justificación externa3.

-‘ Sobre esta distinción. puede verse WRÓBLEWSKI, 1971: 409-419, y WRÓBLEWSKI, 1974:
33-46.
192 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

2.1. La justificacióninterna

Se considera que un argumento está internamente justificado si, y sólo


si, entre las premisas y la conclusión existe un vínculo lógico correcto; esto

.m_ïn
es, si seajusta a las leyes de la lógica, de modo que la conclusión se deduce
o se infiere lógicamente a partir de las premisas.

En otras palabras, un argumento justificado desde el punto de vista inter- .


no es un argumento lógicamente válido. -.

Ahora bien, la lógica es una disciplina estrictamente formal (como


las- matemáticas), y como tal, no nos puede dar ninguna pista sobre la
«calidad» del contenido de las premisas. El seguimiento de las leyes de
inferencia lógica nos garantiza que, en el caso de que las premisas sean
verdaderas o correctas, necesariamente también lo será la conclusión que
se deduce de ellas, pero eso no significa que nos asegure que las premisas
sean las adecuadas. Tampoco implica que si un argumento no se ajusta a
las reglas lógicas, las premisas y/o la conclusión será(n) falsa(s). De este
modo, es perfectamente posible encontrarnos tanto frente a un razona-
miento lógicamente incorrecto con las premisas y la conclusión verdade-
ras, como ante un razonamiento lógicamente impecable pero injustificado
debido a la inadecuación o incorrección de las premisas. Veamos algunos
ejemplos:
Ejemplo 1
l) Si llueve, las calles se mojan
2) las calles se mojan
_m
_
.

Por lo tanto,
3) llueve

Este razonamientoresulta inadecuado porque no es correcto desde e] pun-


to de vista lógico (la conclusión no se deduce lógicamente de las premisas)‘.
-

Puede ocurrir perfectamente que sea verdad que si lleve se mojan las calles,
que también sea cierto que las calles se mojan, y en cambio ser falso que
llueva (por ejemplo, si las calles se están mojando como consecuencia de
que un camión del ayuntamiento está regando las calles). En un argumento
lógicamente correcto, la verdad de las premisas garantiza la verdad de la
conclusión; esto es, no puede ocurrir que las premisas sean verdaderas y que
la conclusión no lo sea.

4 La estructura de este razonamiento


se corresponde con la llamada falacia de afirmación
del consecuente, que veremos en la sección 1.2 del capítulo VII.

l’
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN 193

Ejemplo 2
l) Según el derecho penal español, quien cometa un asesinato debe ser
sancionado con la pena de muerte
2) X ha cometido un asesinato
Por lo tanto,
3) X debe ser sancionado con la pena de muerte

Al contrario de lo que ocurre con el primer ejemplo, en este caso el


razonamiento sí que es lógicamente correcto, con lo que el argumento está
justificado internamente. El problema, no obstante, radica en las premisas
(al menos, en la primera de ellas), ya que no es cierto que el derecho penal
español contemple la pena de muerte para los casos de asesinato (quedó
abolida por el art. 15 de la Constitución española de 1978). Por ello, el argu-
mento es tambiénrechazable.
En síntesis, podemos afirmar que la corrección lógica es una con-
dición necesaria, aunque no suficiente, de la justificación o corrección
de un argumento, ya que el mero hecho de que el razonamiento no sea
lógicamente correcto basta para rechazarlo como inadecuado, pero la
satisfacción de esta condición no asegura tampoco la corrección del ar-
gurnento.
Por otra parte, las cosas pueden complicarse porque en no pocas ocasio-
,

nes, muchos razonamientos son entimemáticos. Un entimema es una premi-


sa o conclusión que no se hace explícita, sino que se asume implícitamente
por considerarla como algo presupuesto o incluso evidente. En un argumen-
to entimemático, si atendemos exclusivamente a las premisas explícitas, el
razonamiento no es lógicamente correcto, ya que para que éste pueda consi-
derarse válido, debemos incluir tambiénlas premisas implícitas que se han
obviado. Veamos el ejemplo siguiente:

Ejemplo 3
Yo hago mucho deporte. Por lo tanto, gozo de buena salud.

Si atendemos exclusivamente al contenido explícito, el argumento es


falaz, ya que de la afirmación de que yo hago mucho deporte no se deduce
lógicamente la afirmación de que gozo de buena salud. Para que esta de-
ducción sea posible, debemos incorporar la premisa (implícita) de que las
personas que realizan mucho deporte gozan de buena salud.
Como regla general, conviene evitar los argumentos entimemáticos, a
menos que podamos estar razonablemente seguros de que se trata de pre-
misas muy evidentes o universalmente asumidas. En muchos casos, sin em-
bargo, no es así, y los entimemas pueden ocultar argumentos falaces. Sin
ir más lejos, es cuestionable la afirmación de que hacer mucho deporte sea
194 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

beneficioso para la salud, ya que la ciencia médica alerta de que el deporte


en exceso puede ser perjudicial.

2.2. La justificaciónexterna

Se considera que un argumento está justificado externamente si, y sólo


si, las premisas del razonamiento son sólidas (verdaderas, correctas, etc.).
Un argumento satisfactorio debe basarse en una selección adecuada de
sus premisas. La fortaleza de un razonamiento depende directamente de que
las razones que se aporten para justificar la conclusión sean adecuadas; si
son débiles,cuestionables, o directamente falsas, el argumento carecerá de
fuerza justificatoria.
Ahora bien, la dimensión externa de la justificación plantea muchas
más dificultades que la justificacióninterna. Respecto de esta última, con-
tamos con unos criterios claros de corrección: las reglas lógicas. Si el ra-
zonamiento es lógicamente correcto (se ajusta a las leyes de la lógica),
estará internamente justificado, y en caso contrario, no lo estará. Pero por
desgracia, no tenemos nada parecido en relación con la justificaciónexter-
na. La «solidez» de una premisa es habitualmente una cuestión de grado;
no hay simplemente premisas correctas o incorrectas, sino justificadas en
mayor o menor medida, o más o menos sólidas. También depende del
contexto argumentativo: en el ámbito de la discusión científica, por ejem-
plo, el nivel de rigor y exigencia en relación con las premisas será muy
superior al que podamos exigir en nuestra vida cotidiana (esto es claro, por
ejemplo, si pensamos en la justificación de relaciones causales). Por otro
lado, aquello que ofrece «solidez» a una premisa también depende del tipo
de discurso de que se trate: si se trata de premisas que describen ciertos
hechos, su justificacióndependerá de que sean verdaderas, esto es, de que
se ajusten o acomoden a la realidad que describen, mientras que si se trata
de un discurso prescriptivo o normativo (justificar afirmaciones como «la
pena de muerte es injusta» o «no debemos permitir la discriminación de
la mujer»), la corrección debe basarse en otros parámetros, ya que, como
veremos, en sentido estricto no puede hablarse de verdad o falsedad en
relación con las normas y juicios de valor.
En el ámbito jurídico (abogados, jueces, dogmáticos, etc.), la argu-
mentación se basa fundamentalmente en dos tipos o categorías generales
de premisas. Por una parte, están aquellas premisas que se refieren al
contenido del derecho (qué dice o establece el derecho para cierto caso).
Estas premisas suelen denominarse premisas normativas, y su justifica-
ción dependerá del grado en que se ajusten o no a lo que realmente el sis-
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN 195

tema jurídico establece (pensemos en el ejemplo anterior de la premisa


que afirmaba que quien cometa un asesinato será condenado a la pena de
muerte, como ejemplo de una premisa inadecuada). Por otro lado, otras
premisas son las relativas a los hechos del caso; en cuanto se refieren a
hechos (algo que aconteció), su justificacióndependería en principio de
su verdad o falsedad, pero en el contexto jurídico, el criterio relevante
es el de la prueba: las premisas fácticas que pueden usarse de manera
justificada en un razonamiento jurídico para justificar una decisión son
las relativas a hechos que han sido probados. Y aunque la prueba, a su
vez, se fundamenta en la idea de verdad, el contexto jurídico cuenta con
muchos otros condicionantes que, al menos en algunos casos, resultan
más relevantes que la verdad material, con el fin de salvaguardar ciertos
derechos básicos de las personas y de evitar la dilaciónindefinida de los
procesos judiciales (pensemos por ejemplo en las presunciones, o en la
inadmisión de medios de prueba que vulneren la legalidad o los derechos
fundamentales, por ejemplo)?
Teniendo esto en cuenta, la estructura más básica que puede adoptar un
razonamientojurídico para la justificaciónde una decisión (judicial o admi-
nistrativa) sería la siguiente:
l) Si acontece el hecho X, debe aplicarse la consecuencia jurídica Y
(premisa normativa)
2) Acontece el hecho X (premisa fáctica)
Por lo tanto ,

3) Debe aplicarse la consecuencia jurídica Y

Esta estructura argumentativa suele conocerse como «silogismo juría.


dico», y es válida desde el punto de vista de su justificación interna. Si, .,

además, las premisas están justificadas externamente, el razonamiento jus-


tificaría la decisión.

3. USOS DEL LENGUAJE

Como sabemos, la argumentación es una práctica que se desarrolla a tra-


vés del lenguaje, por lo que depende de éste. El lenguaje es una herramienta
de comunicación extremadamente potente y versátil, que permite llevar a
cabo las más diversas tareas, mucho más allá de la simple transmisión de
información. Desde el punto de vista argumentativo, estas distintas tareas

5 Sobre la prueba, puede verse, por ejemplo, GASCÓN, 1999; FERRER, 2002; FERRER, 2008, y
TARUFFO, 2010.
196 DAVID MARTÍNEZ ZORRJLLA

tienen su incidencia a la hora de plantearnos cómo justificaraquello que afir-


mamos. A través del lenguaje es posible, entre otras cosas, describir, alabar,
criticar, ordenar, contar, prometer, proponer, rezar, explicar historias, contar
chistes, expresar nuestra conformidad, etc. Cada una de estas actividades
puede concebirse como un determinado «uso» del lenguaje y como puede
verse, pueden resultar muy distintos entre sí, por lo que conviene destacar
ciertas características y diferencias entre los mismos. Sin embargo, intentar
realizar una lista completa de los usos del lenguaje sería una tarea poco
menos que imposible, además de poco útil. Por ello, muchos autores se han
limitado a realizar una clasificaciónde los usos del lenguaje fundamentales
o básicos, que suele contener sólo unas pocas categorías, dado que todos los
demás usos, en mayor o menor medida, pueden reconducirse a alguna de las
categorías principales.
La clasificaciónque aquí presentaremos distingue entre los cuatro usos
siguientes: i) uso asertivo o descriptivo; ii) uso prescriptivo o directivo;
iii) uso expresivo; y iv) uso realizativo u operativo.
i) Uso asertivo o descriptivo
Pertenecen a esta categoría todas aquellas expresiones que describen o
informan acerca de determinados hechos, personas, objetos, etc.
Expresiones como «los ángulos de un triángulo suman 180 grados», o
«la distancia aproximada entre la Tierra y el sol es de 150 millones de ki-
lómetros» serían buenos ejemplos del uso asertivo. Los significados de los
enunciados que se enmarcan en este uso asertivo se llaman proposiciones,
que pueden ser verdaderas o falsas, según exista o no correspondencia en-
tre dichos significados y la realidad que describen (que no necesariamente
ha de ser el mundo físico). Así, por ejemplo, el enunciado «los ángulos de
un triángulo suman 180 grados» será verdadero (expresará una proposición
verdadera) si y sólo si de acuerdo con las reglas de la geometría los ángulos
de un triángulo realmente suman 180 grados. En caso contrario, la afirrna-
ción sería falsa.
ii) Uso prescriptivo o directivo
Nos movernos dentro de esta cateaoría
z:
siemP re q ue utilicemos el len-
guaje con el propósito de dirigir la conducta de alguien.
_

Si formulamos la expresión «cierra la ventana, por favor», con ella no


estamos describiendoni informando de nada, sino que pretendemos que el
destinatario haga algo; que se comporte de cierto modo (en este caso, que
cierre la ventana). A diferencia de lo que ocurre con las aserciones, en las
prescripciones no es posible hablar de verdad o falsedad, sino en todo caso
de eficacia o ineficacia (la orden o prescripción será eficaz si el destinatario
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN 197

se comporta de acuerdo con ella —si cierra la ventana-—, y será ineficaz


en caso contrario). Resulta evidente la importancia que este uso lingüístico
puede tener en contextos normativos como el jurídico.
iii) Uso expresivo
Consiste en utilizarel lenguaje para expresar o exteriorizar emociones,
sentimientos o valoraciones,al tiempo que para intentar influir en los senti-
mientos o valoraciones de los demás (crear adhesión).
Para intentar comprenderlo mejor, podemos considerar las diferencias
entre las expresiones «la pena de muerte es considerada injusta en nuestra
sociedad» y «la pena de muerte es un crimen abominable». Mientras que,
en el primer caso, se trataría de informar o describir acerca de la opinión
mayoritaria de la sociedad (se ajustaría por tanto a un uso asertivo), en el
segundo caso, si bien es cierto de que en algún sentido también nos infor-
ma de que la persona que formula el enunciado es contraria a la pena de
muerte, el núcleo principal del significado consiste en la exteriorizacióno
manifestación del rechazo a la pena de muerte —un juicio de valor—, al
tiempo que también, en cierta medida (lo que explica el uso de calificati-
vos como «crimen abominable»),intenta influir en los sentimientos de los
demás. Es una cuestión muy discutida filosóficamente si es posible hablar
de verdad y falsedad en los juicios de valor, por lo que no entrarernos
en esta cuestión, aunque resulta bastante problemático atribuir valores de
verdad a dichos juicios.
iv) Uso realizativo u operativo
Más que un uso específico del lenguaje, se trataría de una categoría bas: ;

tante amplia en la que se enmarcarían múltiples usos del lenguaje que com- ‘

parten una característica fundamental: ser acciones,actividades o comporta-


mientos que dependen del lenguaje y son configurados por éste.
Puede ilustrarse mejor la idea del modo siguiente: todos sabemos que
existen ciertos comportamientos, como andar, respirar, comer, dormir, etc.
que son totalmente independientes del lenguaje, en el sentido de que po-
dríamos realizarlos incluso aunque no dispusiéramos de esta herramienta de
comunicación (de hecho, eso es lo que ocurre con los animales). Sin embar-
go, sin el lenguaje no podríamos hacer acciones como prometer, condenar,
o nombrar un heredero, por poner algunos ejemplos, ya que la manera de
llevarlas a cabo es, precisamente, usando el lenguaje de un cierto ¡nodo
determinado. Así, por ejemplo, si decimos «prometo llamarte mañana» rea-,

lizaremos una promesa, y difícilmente podríamos prometer algo sin usar el


lenguaje de cierto modo. Algo similar ocurre, por ejemplo, con las expresio-
nes«condeno al acusado al pago de una multa de 1000 euros», o «nombro a
María como heredera universal de todos mis bienes».

!_ _
19s DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

4. ORACIONES, PROPOSICIONES Y NORMAS

Una distinción fundamental en el ámbito lingüístico es la que se plantea


entre las expresiones lingüísticas (enunciados) y sus significados. Aunque
la noción de «significado» es una cuestión muy discutida en el ámbito de la
filosofíadel lenguaje, parece en principio bastante claro que podemos dife-
renciar entre una expresión y el significado que se asocia a la misma.
De ese modo, es posible distinguir entre las palabras (en tanto expresiones
lingüísticas) y los conceptos (como el significado que aquéllas expresan). Esta
diferencia queda patente desde el momento en que podemos comprobar que
diversas palabras pueden expresar un mismo concepto (sinonimia),o que una
misma palabrapuede expresar distintos conceptos (anzbigüedad).Si, por caso,
consideramos las palabras «pelota» y «balón», veremos que ambas pueden
usarse para expresar un mismo concepto (objeto de forma esférica capaz de
botar, usado en diversos juegos y deportes), y este fenómeno todavía es más
evidente si tenemos en cuenta los distintos idiomas (pensemos, por ejemplo,
en las palabras «blanco», «white», «bianco», «blanc», «branco», «weiss»...).

Dos expresiones E y E’ son sinónimas si, y sólo si, es posible sustituir E


por E’ o viceversa sin que cambie el significado.
Tambiénes posible que se dé la situación opuesta, es decir, que una mis-
ma palabra pueda expresar más de un concepto (ambigüedad).Por ejemplo,
la expresión «gato» puede referirse a un mamífero de la familia de los feli-
nos, o a un artilugio mecánico para elevar grandes pesos.

4.1. Las oraciones

En los lenguajes naturales (como el castellano, el inglés, el francés, etc.),


las palabras se combinan entre sí para hacer posible la comunicación. Pero
esta combinación no es arbitraria, sino que debe ajustarse a ciertas reglas
gramaticales, o de lo contrario, las expresiones carecerán de significado.
Una sucesión de palabras del castellano como por ejemplo «está casa mon-
taña la cerrada blanca de» no está correctamente formada según las reglas
gramaticales del castellano y no expresa significado alguno. Si, en cambio,
ordenamos las palabras de la manera siguiente: «la casa blanca de la mon-
taña está cerrada», esta expresión estará bien formada gramaticalmente y
expresará un significado. Se tratará, entonces, de una oración.
Una oración es una expresión lingüística gramaticalmente correcta y
con sentido completo.
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN
199

La necesidad de que el enunciado exprese un sentido


completo (al me-
nos, sujeto y verbo) no supone necesariamente que exista una pluralidad
de palabras, aunque esto será lo habitual. Expresiones como
«llueve», en
castellano, ya constituyen por sí solas una oración.

4.2. Las proposiciones

Se entiende por «proposición» el significado expresado por una oración


asertiva.
Así como los conceptos son los significados asociados a ciertas palabras,
las proposiciones son los significados expresados por ciertas oraciones. En
concreto, son los significados expresados por oraciones asertivas (uso aser-
tivo o descriptivo del lenguaje), que describen o transmiten información so-
bre algo. Estas proposiciones, y no las oraciones asertivas, son
susceptibles
de verdad o falsedad, según exista o no correspondencia con la realidad
que
describen (por ejemplo, la proposición «la nieve es blanca» será verdadera
si, y sólo si, la nieve es blanca).
En el contexto argumentativo, son las proposiciones y no las oracio-
nes (expresiones lingüísticas concretas) los elementos a tener en cuenta.
Igual que ocurre con los conceptos, también podemos hallar ejemplos de
oraciones distintas que expresan una proposición idéntica (sinonimia)
y ejemplos de oraciones que pueden expresar diversas proposiciones
(ambigüedad). '

Por ejemplo, las oraciones


0,: Hoy es martes
O2: Hoy es el día inmediatamente posterior al lunes
expresan una misma proposición, al igual que ocurre entre las oraciones
siguientes:
O3: La nieve es blanca
O4: Snow is white
O5: La neu és blanca
O6: La neve e bianca
Por otro lado, una oración como
O7: El gato está en el garaje
Puede expresar dos proposiciones distintas, a saber:
P¡: El mamífero felino está en el garaje
P2: El artilugio mecánico para elevar grandes pesos está en el garaje
200 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

4.3. Las normas

En sentido estricto, las los significados de las oraciones


normas son
prescriptivas (uso prescriptivo o directivo del lenguaje).
Como se indicó anteriormente, en ocasiones se usa el lenguaje no para
informar o describir algo, sino para dirigir la conducta de los destinatarios
de la expresión, como por ejemplo cuando se dice «¡cierra la puerta!» o
«prohibido fumar en las aulas». Los significados de estas expresiones no
falsedad.
pueden ser proposiciones, ya que no son susceptibles de verdad o

Las normas pueden ser eficaces o ineficaces,justas o injustas, razonables o


arbitrarias,útiles o inútiles,pero no verdaderas o falsas.
El hecho de que el concepto de «norma» se atribuya a un significado en
lugar de a una expresión (enunciado) es un dato muy relevante, sobre todo
si asumimos, como es habitual, que el derecho está formado por normas.
En sentido estricto, lo que dicta el legislador (entendido en sentido amplio,
como cualquier órgano o autoridad con capacidad para dictar normas jurí-
dicas) son disposiciones normativas, esto es, expresiones lingüísticas, a las
cuales, a través de la interpretación, se les atribuye un cierto significado (la
norma). Esta distinción es importante, en la medida que implica que diver-
sas interpretaciones divergentes de una misma disposición
normativa (por
ejemplo, un
de artículo de una ley) pueden dar lugar a distintas normas‘.
Es muy habitual encontrarnos con diversas «posiciones doctrinales» sobre
un tema jurídico, o con diversas «líneas jurisprudenciales»
sobre un mismo
asunto. Estas controversias no giran en torno a cuáles han sido las palabras
del legislador, ya que ello está fuera de toda duda, sino que se refieren a
cuál es el modo más adecuado de interpretar o entender esas palabras (los
significados). La interpretación jurídica es por ello uno de los ámbitos más
proclives a la argumentaciónjurídica, ya que los autores basan sus propues-
tas interpretativas en razones, que intentan justificar por qué sus puntos de
vista son más satisfactorios que las posibles alternativas.

Ejemplo: el «engaño bastante» en el delito de estafa


El Código Penal español de 1995 regula, en los arts. 248 y siguientes,
el delito de estafa. A fin de poder sancionar penalmente por esta actividad,
deben satisfacerse todos los requisitos establecidos por el art. 248.1. Entre
ellos se haya habido por parte del estafador un «engaño
encuentra el de que
bastante», dando a entender que no sirve cualquier tipo de engaño, por burdo
y simple que sea, sino que para poder imponer una pena dicho engaño debe
ser de una cierta entidad (esto es, mínimamente sofisticado).

6 Recordemos aquí lo expuesto en la sección 3.1 del capítulo II.


CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN 201

En relación con este punto, existen dos interpretaciones contrapuestas, que


pueden calificarse como la «interpretación objetiva» y la «interpretación subjeti-
va» del engaño, respectivamente. Los partidarios de la «interpretación objetiva»
entienden que la entidad del engaño debe tener en cuenta el modelo del «hombre
medio», es decir, la persona corriente que no es experta ni especialista en la ma-
teria sobre la cual se ha producido el engfio. Por el contrario, los partidarios de
la «interpretación subjetiva» consideran que el engaño debe calibrarse en función
de las circunstancias víctima: así, si se trata de un especialista en la materia, se
exigiría un nivel de engaño muy superior al que sería exigible tratándose de una
persona no experta, porque se parte de la base de que si alguien es un experto,
puede detectar más fácilmente la trampa y es más difícil el engaño. Estas dife-
rencias no son sólo teóricas, sino que tienen importantes repercusiones prácticas:
pueden suponer que unos mismos hechos sean sancionados o que no lo sean (y,
por tanto, que el acusado vaya a prisión o no), en función de la interpretación
adoptada. En esencia, se trata de que un ¡mismo precepto puede expresar normas
distintas, y ofrecer soluciones incompatibles a un mismo caso.

4.4. Normas y proposiciones normativas

Si bien el hecho de que algunos enunciados lingüísticos contengan pa-


labras o expresiones propias de un lenguaje prescriptivo, como «debe», «no
debe», «obligatorio», «prohibido», «permitido», entre otras, puede parecer
un indicio inequívoco de que nos movemos en el ámbito de un uso prescrip-
tivo o directivo del lenguaje, y de que en consecuencia, estos enunciados
expresan normas con la finalidad de dirigir la conducta de los destinatarios,
lamentablemente las cosas no son tan sencillas. Este tipo de expresiones,
que pueden denominarse genéricamente como «oraciones deónticas» (del
A

"

griego déon, deber ser), en ciertos casos pueden ser enunciados descriptivos
que, en cuanto tales, expresan proposiciones (verdaderas o falsas).
Consideremos el ejemplo siguiente:
OD: Está prohibido fumar en las aulas
A pesar de parecer una expresión sencilla y clara, resulta ambigua, ya
que puede interpretarse de dos modos distintos:
0D,: ¡Prohibidofumar en las aulas!
En esta interpretación, estamos claramente frente a una norma (pres-
cripción) que pretende guiar la conducta (es este caso, intentando que no se
fume en las aulas).
Pero también es posible la interpretación siguiente:
ODZ: Existe una nonna que establece que está prohibido fumar en las aulas
202 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

En este caso, no estamos ante una prescripción, sino frente a un enun-


ciado asertivo que nos informa de la existencia de una cierta norma con un
determinado contenido. Como enunciado asertivo, expresa una proposición,
que puede ser verdadera (si realmente existe —ha
sido dictada por la autori-
dad normativa- una norma con ese contenido), o falsa (en caso contrario).
En este último caso, cuando una oración deóntica se entiende como un
enunciado asertivo, se dice que estamos ante una proposición normativa.
Es una «proposición», porque su significado es descriptivo, y es «nor-
mativa» porque lo que describe es una norma. Lo que resulta más proble-
mático es que la gran mayoría de oracionesdeónticas son ambiguas,ya que
pueden interpretarse tanto como normas como también como proposiciones
normativas. La expresión siguiente:
0D,: El comprador está obligado a pagar el precio de la cosa estipulado
en el contrato

Puede entenderse como una norma, si se encuentra en el Código Civil,


o bien como una proposición normativa, si lo hallamos en un manual de
derecho civil. El Código Civil no pretende informar de nada, sino guiar la
conducta, establecer qué debemos hacer bajo determinadas circunstancias,
mientras que un autor de un manual de derecho civil no pretende establecer
cuáles son nuestras obligaciones,sino describiradecuadamente el contenido
del derecho. Puede observarse que sólo el contexto nos permite determinar
si se trata de una norma o de una proposición, ya que la estructura gramatical
de la expresión es exactamente la misma en ambos casos.

Para entender mejor la distinción, podemos hacer referencia a la distin-


ción que en sede de filosofía del lenguaje se establece entre el uso y la men-
ción de una expresión. Tomemos los siguientes enunciados:
E,: «Platón» tiene seis letras
E2: Platón es Aristocles7
En la expresión E2, la palabra «Platón» está siendo usada, ya que se
utiliza para referirse al filósofo ateniense, mientras que en El, la palabra
«Platón» está siendo tan sólo mencionada, ya que se usa no para referimos
al filósofo, sino a la palabra misma. A pesar de que la palabra coincida, sus
significados son distintos, lo que impide entre otras cosas obtener la conclu-
sión siguiente:
E3: «Aristocles» tiene seis letras
Cuando una palabra o expresión lingüística es mencionada, se está usan-
do el lenguaje para hablar acerca del lenguaje, y no de la realidad externa.

7 «Platón» es en" realidad el


apodo o sobrenombre con el que se conocía al filósofo, cuyo au-
téntico nombre era Aristocles. El sobrenombre respondía a su gran corpulencia, ya que «Platón»
significa «ancho de hombros».
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN 293

Cuando el lenguaje se usa para hablar del lenguaje, se puede distinguir entre
el lenguaje objeto (el lenguaje acerca del cual estamos hablando) y el meta-
lenguaje (el lenguaje que usamos para hablar del lenguaje objeto). Aplicando
la distinción al ejemplo de la afirmación en un manual de derecho civil, ésta
sería metalingüística en relación con la nonna del Código Civil a la cual se
refiere, que sería el lenguaje objeto. En conclusión, puede decirse pues que
las proposiciones normativas son metalingüísticas en relación con las normas
que describen.

5. LAS DEFINICIONES

Las definiciones son enunciados que determinan el significado de una


cierta expresión, por lo que, al menos idealmente, el definiendunz (término o
expresión a ser definida) y el definiens (significado del término o expresión
a definir) son expresiones sinónimas: pueden ser intercambiadas sin modi-
ficación alguna del significado. Así, si por ejemplo se define la expresión
«número par» como «número entero divisible por dos», ambas expresio-
nes son intercambiables entre sí sin modificación alguna del significado: los
enunciados «el número 100 es par» y «el número 100 es un entero divisible
por dos» expresan la misma proposición.
Es fácil ver la relevancia que tienen las definiciones en el contexto de
la argumentación y la discusión racional: el significado de aquello que de-
cimos dependerá de las definiciones manejadas. Conviene ser cuidadoso y
preciso en la selección y manejo de las definiciones, puesto que no pocas
controversias, disputas argumentativas o malentendidos responden en rea-
lidad a que los interlocutores adscriben significados distintos a una misma’, fl
palabra o expresión.
Supongamos que dos personas están discutiendo acerca de si una sen-
tencia judicial reciente es o no «justa». Podría ocurrir que el desacuerdo obe-
deciera a que cada uno de los interlocutores utilizara la expresión «decisión
justa» en un sentido diferente; por ejemplo, el sujeto A podría sostener que
la decisión es «justa» en el sentido de que se ajusta a la legalidad, mientras
que el sujeto B afirrnaría que la decisión no es «justa» en el sentido de que no
se adecua a ciertas exigencias sustantivas de justicia. De este modo, podría
ocurrir incluso que el desacuerdo fuese meramente aparente: ambos podrían
coincidir en que la sentencia se ajusta a derecho pero no satisface las exigen-
cias sustantivas de la justicia material.

Por otro lado, no todas las definiciones son reducibles a una única cate-
goría, y al menos debe diferenciarse entre dos tipos o clases distintas: a) las
definiciones lexicográficas,y b) las definiciones estípulativas.
204 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

a) Las definiciones son lexicográficascuando pretenden informarnos


del significado que se atribuye a cierta expresión en una comunidad lingüís-
tica determinada.
Las definiciones que encontramos en los diccionarios serían definicio-
nes lexicográficas, ya que nos informan del significado que los hablantes
de cierta comunidad lingüística (por ejemplo, los hablantes de la lengua
castellana) atribuyen a una cierta palabra o expresión. Así, por ejemplo, el
diccionario de la Real Academia define «libro» como «conjunto de muchas
hojas de papel u otro material semejante que, encuademadas, forman un
volumen». Esto quiere decir que, al menos habitualmente, los hablantes del
castellano utilizan«libro» en ese sentido. Las definiciones lexicográficas,en
la medida que pretenden ser informativas,corresponden a un uso descripti-
vo o asertivo del lenguaje, y pueden por tanto ser verdaderas o falsas, según
se ajusten o no al significado que la comunidad lingüística de referencia
atribuya a la expresión.
De este modo, por ejemplo, diríamos que una definición de «libro» como
«masa de agua salada que cubre la mayor parte de la superficie de la Tierra»
sería una definición falsa, pues los hablantes del castellano no usan la palabra
«libro» en ese sentido.

b) Las definiciones son estipulativas cuando el significado de la pa-


labra o expresión es libremente atribuido por quien define dicha palabra o
expresión.
Puede tratarse de términos o expresiones ya existentes, o de un término
o expresión nueva, a los que se atribuye un significado determinado, que
no tiene por qué coincidir con su significado lexícográfico (en caso de que
el término definido sea preexistente), normalmente con el fin de ofrecer un
mayor grado de rigor, precisión o exactitud en el discurso, o para eliminar
problemas de ambigüedad. Por tanto, se trata de un tipo de definiciones muy
habitual en los contextos teóricos científicos, en los que se exige un grado
de precisión y exactitud superiores a los del discurso corriente.
En el contexto de las definiciones estipulativas, no puede hablarse en
sentido estricto de definiciones «verdaderas» o «falsas», ya que no preten--
den informarnos de cuál es el significado habitual de las expresiones, sino
que se trata de asignar o atribuir el significado que un determinado término
o expresión tendrá en un discurso. El significado libremente atribuido podrá
ser valorado como útil o inútil, como necesario o prescindible, o como pre-
ciso o irnpreciso, pero no como verdadero o falso. El uso del lenguaje apro-
piado no es el asertivo, sino el realizativo, ya que la definición constituye el
significado de la expresión.
CUESTIONES CONCEPTUALES BÁSICAS DE LA ARGUMENTACIÓN
205

En el ámbitojurídico podemos encontrar numerosos


ejemplos de defini-
ciones estipulativas, cuando el legislador determina a través de la ley cuál es
el significado técnico-jurídico de un ténnino o
expresión, que normalmente
es mucho más preciso
y limitado que en el discurso cotidiano.
Por ejemplo, al art. 1.2 del Estatuto de los Trabajadores de
1980 define
lo que se entiende legalmente como «empresario»: «A los
efectos de esta
Ley, serán empresarios todas las personas, físicas o jurídicas, o comunidades
de bienes que reciban la prestación de servicios de las
personas referidas en
el apartado anterior así como de las
personas contratadas para ser cedidas a
empresas unitarias por empresas de trabajo temporal legalmente constitui-
das». Esta definición es más precisa y rigurosa
que el significado corriente
coloquial de «empresario», apartándose además (parcialmente) del significa-o
do común del término, ya que no son «empresarios» a efectos
derecho del trabajo) aquellas personas que no tengan contratados
legales (en el
res» (entendidos tambiénéstos en sentido
«trabajado-
técnico-jurídico).
Como recomendación general, debemos ser cuidadosos a la hora de
de-
finir términos o expresiones, y conviene hacerlo de manera
explícita
todo cuando pretendemos apartar-nos total o parcialmente de los
sobre
dos habituales de dichos términos, a fin de evitar
significa-
posibles malentendidos o
interpretaciones erróneas, y para presentar de la manera más clara posible
nuestros argumentos.

6. PROBLEMAS DEL LENGUAJE: VAGUEDAD,


AMBIGÜEDAD Y CARGA EMOTIVA
Como ya vimos en la sección 3.3 del capítulo II de la
primera parte, las
expresiones lingüísticas de los lenguajes naturales (como el castellano, el
inglés, el francés, etc.) pueden verse afectadas por determinados problemas,
que pueden plantear dificultades para la determinación de su significado. Es-
tos problemas son fundamentalmentede tres
tipos: la vaguedad, la anzbigüe-
dad y la carga emotiva. Como ya los vimos con cierto detalle
no es necesario reiterar lo dicho podemos hacer
anteriormente,
y una remisión general a la
sección correspondiente. Recordemos tan sólo los
conceptos:
a) La vaguedad consiste en la relativa indeterminación de los límites
de un concepto (la connotación del término),
que nos impide determinar
con precisión si un objeto cae dentro o fuera de
su denotacióiz. La vaguedad
potencial e inelirninable de los nombres de clase se conoce como la textura
abierta del lenguaje.
b) La ambigüedad consiste en que un mismo enunciado lingüístico

r_ _
.

_.
(palabra u oración) es susceptible de expresar diversos significados distintos
206 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

e incompatibles.La ambigüedad puede ser contextual o extracontextualy la


pluralidad de significados plantearse de manera alternativa o simultánea.
c) La carga emotiva de una expresión consiste en la dimensión va-
lorativa o evaluativa (sea ésta positiva o negativa) que aparece asociada
indisolublementeal significado descriptivo de la expresión, de modo que, a1
tiempo que se describe algo, simultáneamente también se está valorando de
manera positiva o negativa.
CAPÍTULO VI
LÓGICAYARGUMENTACIÓN
(LA JUSTIFICACION INTERNA)
Como se indicó enla sección precedente, uno de los
de la justificación de un argumento es la llamada aspectos esenciales
justificación interna, esto
es, de la corrección lógica del razonamiento. Si no existe
un vínculo lógica-
mente correcto entre las premisas la
y conclusión, el argumento es rechaza-
ble o inadecuado. Por eso, en este
segundo epígrafe nos centraremos en una
sucinta presentación de la lógica formal como
mecanismo para analizar (e
intentar garantizar) la corrección formal de los
argumentos. Esta «corrección
formal» es 1o que se entiende, en el ámbito de la
lógica, por «validez».
Un argumento válido es todo
argumento satisface los requisitos de
la lógica; esto es, un argumento lógicamente que
correcto.
La validez no debe confundirse con la verdad
o corrección de las premi-
sas. Como ya se indicó, lalógica es una ciencia
estrictamente
posibles los argumentos falsos aunque sean impecables desdefonna], el
y son
de
vista lógico. Ahora bien,un razonamiento punto
es siempre un ma] argumento.
lógicamente incorrecto (inválido)
Nuestro objetivo, tras esta introducción, es ser
analizar adecuadamente argumentos como el capaces de formalizar y
siguiente:
Las próximas elecciones las ganará el
partido A o el
partido A, bajarán los impuestos, mientras que si gana elpartido
B. Si gana el
tarán las inversiones en educación. Pero el partido B, aumen-
partido B no ganará a menos que
consiga el apoyo de los votantes de los cinturones industriales, y como eso no
ocun-irá, ganará el partido A y bajarán los impuestos.
208 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Independientemente de que estemos de acuerdo o no con las distintas


afirmaciones del argumento, a todos nos parece que la forma o estructura
del razonamiento es correcta. De lo que se trata es de poder demostrar de
manera rigurosa que eso es así.

La lógica, como disciplina teórica o científica, fue una invención de


ARISTÓTELES. Esto, por supuesto, no quiere decir que previamente las perso-
nas no razonaran de manera lógica, sino tan sólo que fue ARISTÓTELES quien
por primera vez concibió un corpus teórico unitario y coherente de la lógica,
y la elevó a la categoría de ciencia formal. De hecho, durante siglos hubo un
consenso más o menos universal en que la lógica aristotélica era simplemen-
te la lógica, en el sentido de que todo lo que podía decirse sobre este ámbito
ya lo había dicho ARISTÓTELES. Por ejemplo, un filósofo tan eminente como
KANT, afirmó lo siguiente en la Crítica de la Razón Pura:
«Que la lógica ha tomado este camino seguro desde los tiempos más
antiguos es algo que puede inferirse del hecho de que no ha necesitado dar
ningún paso atrás desde Aristóteles (...). Lo curioso de la lógica es que tam-
poco haya sido capaz, hasta hoy, de avanzar un solo paso. Según todas las
apariencias se halla, pues, definitivamenteconcluida» 1.
Pero la situación daría un giro radical hacia finales del siglo xtx, de la
mano de autores como FREGE, PEANO o PEIRCE. Tradicionalmente,la lógica
se había concebido como la ciencia que trataba de explicar el razonamiento
humano, de manera que no podía independizarse totalmente de la psicolo-
gía. Pero en el siglo XIX se produjo un cambio total de perspectiva, y se con-
cibió la lógica como un mero sistema formal, como la creación de modelos
teórico-formales de cálculo, de modo similar a las matemáticas (de hecho,
se suele considerar que hay una única ciencia lógico-matemática). Los dis-
tintos sistemas de lógica simbólica que se han desarrollado desde entonces
son lenguajes artificiales para el cálculo deductivo, y consisten en un con-
junto de símbolos,unas reglas de formación de expresiones y unas reglas de
inferencia. Al ser una ciencia totalmente formal y abstracta, pueden crearse
múltiples sistemas de lógica formal, que no tienen por qué intentar ajustarse
a los principios razonamiento humano, aunque algunos de ellos son buenos
modelos para dar cuenta del cálculo deductivo natural, y por ello son toma-
dos como modelos de referencia de razonamiento humano correcto.

Lo ocurrido con la lógica es similar a lo que también aconteció con la


geometría. La geometría de Euclides se concebía como un modelo para la ex-
plicación del espacio, y no como un estricto sistema formal, y fue la referencia


KANT,2000 [1787]: 15.
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 209

ineludible en su ámbito durante siglos. Pero a principios del siglo XIX se desa-
rrollaron las primeras geometrías no euclídeas, al principio como experimentos
teóricos, pero que después mostraron su utilidad (por ejemplo, en el campo
de la astronomía y la astrofísica, en el que Einstein se basó en la geometría no
euclídea de RJEMANN). En tiempos más recientes, también se ha comprobado la
utilidad de sistemas de lógica que se alejan de los postulados «clásicos», como
por ejemplo las lógicas no monótonas, para los más diversos ámbitos.

Nosotros centraremos la atención fundamentalmenteen la llamada lógi-


ca proposicional, que es uno de los primeros modelos de lógica simbólica.
Tambiénharemos referencia brevemente a algunos aspectos de la lógica de
predicador (como mecanismo para superar algunas de las limitaciones de la
lógica proposicional) y de la lógica deóntica o lógica de normas.

1. LÓGICA PROPOSICIONAL
La lógica proposicional (lp) es, como todos los sistemas de lógica sim-
bólica, un lenguaje artificial, que se contrapone a los lenguajes naturales
(como el castellano, el inglés, etc.). Los lenguajes artificiales son creados
(inventados) expresamente para ciertos fines y tienen la ventaja de evitar
ciertos problemas de los lenguajes naturales, como la vaguedad o la ambi-
güedad. Otros ejemplos de lenguajes artificiales son los lenguajes de progra-
mación de los ordenadores, como por ejemplo el C, el Basic, etc.
Como todo «lenguaje», la lp tiene su propia «gramática», que incluye
tanto una sintaxis (símbolos y reglas de formación), como una semántica
(reglas de inferencia). La sintaxis comprende las reglas que regulan los sím- ',
bolos y el uso de éstos (serían algo así como las «palabras» y las reglas de
formación de las oraciones en los lenguajes naturales), mientras que la se-
mántica se refiere a la relación entre las expresiones y sus significados.

1.1. La sintaxis de la lógica proposicional

La sintaxis de la lógica proposicional está formada por los símbolos de lp


(las «palabras» de ese lenguaje) y por las reglas deformación de fórmulas de
lp (las reglas para formar «oraciones»,es decir, expresiones con significado).

1.1.1. Símbolos

Los símbolos de lp son los siguientes:


21o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

l) Las letras proposicionales: p, q, r, s...


Cada una de las letras simboliza una proposición, esto es, un significado
completo, como por ejemplo «hoy es lunes», «llueve», o «la fuerza gravita-
cional es directamente proporcional a la masa e inversamente proporcional
al cuadrado de la distancia». Por tradición, suelen comenzar por la letra «p»
minúscula en adelante.
2) Las correctivas: -v, A, v, —>, <—>

Como sugiere su nombre, las conectivas sirven para «conectar» diferen-


tes fórmulas. Existen cinco conectivas básicas:
Negación (n): sirven para negar la expresión a la que preceden. Por
ejemplo, si «p» significa «hoy es lunes», «-rp» significaría «hoy no es lunes»
(o, dicho de manera rigurosa, «no es el caso que hoy es lunes»).
Conjunción (A): funciona de manera análoga a la de la conjunción «y»
del castellano, uniendo dos expresiones: así, si «p» representa «hoy es lu-
nes» y «q» significa «llueve», la conjunción «p A q» sería «hoy es lunes y
llueve».
Disyunción (v): funciona de manera análoga a la disyunción «o» del
castellano, estableciendo una alternativa entre dos (o más) elementos: si-
guiendo el ejemplo anterior, «p v q» significaría «hoy es lunes o llueve».
Debe tenerse en cuenta que las disyunciones pueden ser excluyentes (si la
verdad de uno de los elementos de la disyunción implica que los demás son
falsos), o no excluyentes (si puede darse el caso de que todos los elementos
pueden ser conjuntamente verdaderos). Así, en una disyunción del tipo: «el
candidato A ganará las próximas elecciones o no las ganará» es excluyente,
ya que la verdad de una de las alternativas implica la falsedad de la otra y
no pueden ser ambas verdaderas, mientras que en «hoy es lunes o llueve»
la disyunción no es excluyente, ya que puede darse el caso de que las dos
afirmaciones (que hoy es lunes y que llueve) sean verdaderas. En la lógica
proposícional, la disyunción «v» es no excluyente.
Condicional (—>): Tambiéndenominado «condicional simple», respon-
de a la estructura «si (...) entonces (...)». Si, por ejemplo, «p» significa «el
agua se calienta a una temperatura de 100 grados centígrados» y «q» repre-
senta «el agua entra en ebullición», la fórmula «p ——> q» sería «si el agua
se calienta a una temperatura de 100 grados centígrados, entonces entra en
ebullición». Es decir, el condicional relaciona dos proposiciones afirmando
que si se produce cierta condición o hipótesis (denominada «antecedente»,
y que es lo que se encuentra a la izquierda del símbolo «—>»), entonces se
produce cierta consecuencia o resultado (denominado «consecuente», y que
es lo que se encuentra ala derecha del símbolo «—->»).
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 211

A la hora de formalizar un condicional, debemos tener especial cui-


dado a la hora de identificar correctamente cuál es el antecedente y cuál
es el consecuente, ya que en los lenguajes naturales es muy común
que
aparezcan en orden inverso, indicando antes el resultado o consecuencia,
y después la condición. Por ejemplo, es natural afirmar «el agua entra
en ebullición cuando alcanza los cien grados centígrados», pero el ante-
cedente (la condición para que se produzca el resultado) es que el agua
alcance los cien grados centígrados, que es lo que da lugar a la consecuen-
cia (la ebullición). Por tanto, su estructura lógica sería «si el agua alcanza
los cien grados centígrados, entonces entra en ebullición». Algo similar
ocurriría si afirmamos «no aprobarás el examen final a menos que estu-
dies», cuya estructura lógica sería «si no estudias, entonces no aprobarás
el examen final».

Bicondicional (<->): Equivaldría a la construcción «si, y sólo si (...) en-


tonces (...)». Por ejemplo: «si, y sólo si, una figura geométrica tiene tres
lados y tres ángulos (p), entonces es un triángulo (q)>>. Con ello se está
diciendo que el hecho de que una figura tenga tres lados y tres ángulos bas-
ta para que sea un triángulo, y a la vez, que si una figura es un triángulo,
entonces tiene tres lados y tres ángulos. Esto es equivalente a decir que sólo
cuando una figura tiene tres lados y tres ángulos, es un triángulo. Se deno-
mina «bicondicional»porque sería la unión de dos condicionales: «p q» y ——>

«q —> p». Un bicondicionalestablece lo que se conoce como una condición


necesaria y suficiente.

Condición suficiente, condición necesaria, y condición necesaria y sufi-


ciente
Aunque genéricamente hablemos de enunciados condicionales,no todos '_ . _’
ellos son del mismo tipo. En ocasiones, al usar un condicional, tratamos de p‘ '

afirmar que algo (antecedente) es una condición suficiente para que se pro- L

duzca cierta consecuencia o resultado (consecuente). Esto quiere decir que el


antecedente basta por sí solo para producir el resultado, pero no excluye la
posibilidadde que otras circunstancias tambiénden lugar a ese mismo resul-
tado. Por ejemplo, si afirmamos «los menores de 14 años tienen un descuento
en el precio de la entrada al recinto», estamos diciendo que cierta circunstan-
cia (ser menor de 14 años) basta para dar lugar al resultado (descuento en el
precio de la entrada), pero esto es compatible con que existan otros casos (por
ejemplo, ser mayor de 65 años) que tambiénden lugar al mismo resultado.
Otras veces, en cambio, mediante un condicional se señala que algo es
condición necesaria para el resultado, es decir, que si no se da esa condi-
ción, no se obtendrá la consecuencia. Por ejemplo: «para matricularse en este
curso, es imprescindible presentar una fotocopia del DNI». Con ello se está
afirmando que, si no se cumple con esta condición (presentar fotocopia del
DNI) no se producirá el resultado (matriculaciónen el curso), pero muy pro-
bablemente, además habrá que presentar otros documentos, con lo que la
212 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

presentación de la fotocopia del DNI no es una condición suficiente para el


resultado (aunque sea condición necesaria).
Por último, una condición puede ser simultáneamente necesaria y sufi-
ciente, si es imprescindible para producir el resultado, y además basta por sí
sola para producirlo. En el ejemplo usado con anterioridad, el tener tres lados
y tres ángulos es suficiente para poder ser un triángulo, mientras que no pue-
de serlo si no tiene tres lados y tres ángulos.

3) Los paréntesis: (,)


Los paréntesis sirven para eliminar toda posibilidadde ambigüedaden las
fórmulas, determinando cuál es el significado exacto en situaciones en las qu_e,
sin paréntesis, habría varios significadosposibles. Por ejemplo, si partimos de
que, «p» significa «hoy es lunes» y «q» significa «llueve», una expresión como
«-up A q» podría interpretarse en principio al menos de dos maneras:
a) hoy no es lunes y llueve; o bien
b) no es el caso de que hoy es lunes y llueve
Por esa razón, utilizamoslos paréntesis para eliminar la ambigüedadz. Si
queremos expresar el significado a), la fórmula sería: <<(-Ip) A q», mientras
que si queremos expresar el significado b),la fórmula sería: «-(p A q)».
Se trata del mismo principio que rige el uso delos paréntesis en las
matemáticas, puesto que no es lo mismo la expresión «2 + (5 x 9)» que
«(2 + 5) X 9».

1.1.2. Reglas deformación de fórmulas


Unafónnula es una expresión bienfonnada del lenguajelp, de modo análo-
go a como una oración es una expresión bienformada en un lenguaje natural.
Para que una sucesión de símbolos de lp sea una fónnula, debe ajustarse
a las tres reglas siguientes:

l) las letras proposicionales («p», «q», etc.) son fórmulas.


2) Si «O.» es una fórmula, tambiénlo es «na».
3) Si «a» y «[3» son fórmulas, también lo son «a A B», «a v B»,
«a "’ B» y «Cl “> B».
Dos puntualizacionesimportantes:

«a» y «[3» no son símbolos de lp, sino que representan fórmulas de lp.
Es decir, deben sustituirse por la fórmula de lp que corresponda en cada caso.

1 Muchos de los
paréntesis se pueden eliminar de acuerdo con ciertas reglas que veremos
a continuación.
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 213


Estas reglas pueden ser aplicadas de manera recursiva’ (la recursión
o recursividad es un proceso que se aplica a sí mismo en un número indeter-
minado de ocasiones): así, si por ejemplo «a» y «[3» son fórmulas, también
lo es «a A fi», que como es a su vez una fórmula, puede unirse mediante
conjunción a otra fórmula, y como el resultado de esa conjunción es una
fórmula, puede unirse a otra fórmula, y así sucesivamente.
A la luz de lo anterior, examinemos si una expresión como «mp A q» es
o no una fórmula:
Enprimer lugar, sabemos que las expresiones «p» y «q» son fórmulas
(regla l). Si «p» es una fórmula, también lo será «ap» (en virtud de la re-
gla 2). Y, dado que «-np» y «q» son fórmulas, también lo es la conjunción de
ambas, «-=p A q» (regla 3). En conclusión, nos hallamos ante una fórmula
de lp.
El problema, no obstante, es que se trata de un ejemplo muy sencillo,
pero en expresiones más complejas puede ser muy complicado determinar
si nos encontrarnos o no frente a una fórmula. Por ejemplo, ¿es o no una
fórmula la expresión «(p -q) v -=(r 3)»? Afortunadamente, contamos
-—> e

con un mecanismo que nos permite determinar con facilidady seguridad si


una expresión es o no formalmente correcta (una fónnula). Este mecanismo
se conoce como el árbol de la fórmula, y consiste en ir descomponiendo la
expresión en partes más simples, hasta llegar a sus componentes más bási-
cos, las letras proposicionales.
Para realizar el árbol de una fórmula, en cada paso se descompone la
expresión a partir de la conectiva principal (la que estructura al conjunto de
la expresión, y que siempre debe quedar fuera de los paréntesis), hasta llegar
a las letras proposicionales. Veámoslo con la expresión planteada anterior-
mente como ejemplo:
_

(p —>
nq) v n(r e s)

7K‘; ñú
T S)

P "Cl

q r
7X5 s

3 Un chiste para lógicos: «Para entender lo que es la recursividad, antes hay que entender lo
que es la recursividad».
214 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Una vez realizado el árbol, es posible reconstruir cada paso, en orden


inverso (desde las expresiones más simples a las complejas), y comprobar
si cada uno de esos pasos se ajusta a alguna de las reglas de formación de
fórmulas‘.

1.1.3. Uso de los paréntesis

Como vimos anteriormente, los paréntesis tienen el cometido de elimi-


nar las posibles ambigüedades de una expresión, de modo que el significado
quede perfectamente determinado. La correcta utilizaciónde los paréntesis es
fundamental,ya que su ubicaciónen uno u otro lugarpuede dar pie a significa-
dos absolutamente distintos. Tomemos como ejemplo la expresión siguiente:

Mediante los paréntesis es posible dar lugar a fórmulas totalmente dis-


tintas en su significado. En el ejemplo siguiente, tendríamos un condicional
cuyo consecuente es una conjunción:
f)
-¡P -—> A

También es posible representar una conjunción formada por un condi-


cional y una letra proposicional:
("p q) A r —>

O bien la negación de un condicional:


n(p (q A r)) e

Entre otras posibilidades.


Si bien el uso de paréntesis supone la importantísima ventaja de eliminar
toda posible ambigüedad en una expresión, también es cierto que, en expre-
siones complejas, pueden añadir una dosis suplementaria de complejidad,
por lo cual, al igual como ocurre en las matemáticas,muchos de los parénte-
sis son eliminables sin que por ello el significado cambie o surjan de nuevo
problemas de ambigüedad.En el lenguajelp, la eliminaciónde paréntesis se
rige por las tres reglas siguientes:
l) Los paréntesis exteriores de una fórmula son siempre eliminables.
En sentido estricto, toda fórmula de lp debería estar englobada por pa-
réntesis, aunque por razones de simplicidad no suelen habitualmente poner-

‘ Si nos tomamos la molestia de hacerlo con el árbol del ejemplo, veremos que se trata de
una expresión bien formada, es decir, de una fórmula de lp.
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 215

se (sin ir más lejos, es lo que hemos hecho nosotros hasta el momento),y en


cualquier caso se pueden eliminar siempre.
2) Se pueden eliminar los paréntesis entre conectivas idénticas, salvo
en el caso del condicional (—>) y el bicondicional(<->).
Es decir, cuando los paréntesis se encuentren entre conectivas idénticas,
podremos eliminarlos, siempre que tales conectivas sean negaciones (-1),
conjunciones (A) o disyunciones (v). Por ejemplo:
——De «-|(-vp)» podemos pasar a «fi-Ip»
— De «p A (q A r)» podemos pasar a «p A q A r»
— De «p v (q v r)» podemos pasar a «p v q v r»
En cambio, sería incorrecto pasar de «(p q) r» a «p q r».
-—> —-> -> ->

3) Se pueden eliminar los paréntesis entre conectivas distintas, siem-


pre que la conectiva principal sea tambiénla dominante, de acuerdo con la
siguiente jerarquía:
—#’%
A,V
‘l

La conectiva principal es la que estructura la expresión (la que determi-


na que ésta sea un condicional, o una conjunción, etc.), es la
y que queda
fuera de los paréntesis. Por ejemplo, en la fórmula
P*—>(q/\r)
la conectiva principal es el condicional (->), por lo que el conjunto de la
expresión es un condicional (cuyo consecuente es la conjunción entre «q» y
«r»). Y dado que el condicional, además de ser conectiva principal, es tam-
bién dominante (el condicional tiene una jerarquía superior a la conjunción),
es posible eliminar los paréntesis, por lo que la expresión resultante sería

P ”
q A ï

que sigue siendo un condicional, y no una conjunción entre «p -—> q» y «r».


Veamos cómo funcionaría la eliminaciónde paréntesis en una expresión
compleja como la siguiente:
("((nr V P) q) A ((9 V q) V r)))
->

Se trata de una conjunción entre dos elementos: la negación de un condi-


cional, por un lado, y una disyunción, por el otro. En aplicación de la prime-
ra regla, elirninamos los paréntesis exteriores, con lo
que obtenemos:
=((nr v p) q) A ((13 V q) v r))
->
216 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Mediante la segunda regla, podemos eliminar aquellos paréntesis entre


conectivas iguales, que son sean condicionaleso bicondicionales,con lo que
obtenemos:
-((-Irvp)->q)/\(pvqvr)
Por último, en aplicación de la tercera regla, es posible eliminar también
los paréntesis del antecedente del condicional,con lo que la expresión resul-
tante es la siguiente:

-1(-nrvp—>q)/\(pvqvr)

1.2. La semántica de la lógica proposicional

La semántica ¡rata de la relación o conexión entre los símbolos de un len-


guaje y sus significados. Hasta el momento hemos visto qué tipo de símbolos se
usan en lp y cómo se usan, pero al menos desde el punto de vista dela argumen-
tación,parece que el aspecto más interesante es cómo se relacionanestos símbo-
los con la verdad o falsedad de 1o que se afirma (las premisas y la conclusión).
El núcleo del lenguaje lp son las letras proposicionales, que expresan
proposiciones (cada letra representa una determinada proposición). Cada
proposición tiene dos valores de verdad posibles: o bien es verdadera (si se
corresponde con la realidad que describe), o bien es falsa (si no existe esta
correspondencia).Así, por ejemplo, siguiendo un ejemplo de A. Tai-ski,la pro-
posición «la nieve es blanca» es verdadera si, y sólo si, la nieve es blanca5-6.
A fin de saber si un argumento es correcto desde el punto de vista
deductivo, es fundamental determinar previamente todas sus posibles
asignaciones de valores de verdad (es decir, todas las situaciones po-
sibles en las que sus proposiciones pueden ser verdaderas o falsas).
Por ejemplo, si tan sólo contamos con una única proposición «p», sólo
habrá dos valores de verdad posibles: o bien «p» es verdadero, o bien
«p» es falso. Si, en cambio, contamos con dos proposiciones «p» y «q»,
habrá cuatro situaciones posibles: o bien tanto «p» como «q» son verda-
deros, o bien «p» es verdadero y «q» es falso, o bien «p» es falso y «q»
es verdadero, o bien tanto «p» como «q» son falsos. El número total de
asignacionesde valores de verdad posibles depende por tanto del núme-
5 El
ejemplo fue usado en TARSKJ, 1944: 341-75. Existe una traducción castellana de Paloma
GARCIA ABAD,«La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica», dispo-
nible online en hggzl/serbalpnticmecesl-cmunozl 1/tarskipdf.
° Se
asume aquí el llamado principio de bivalencia: toda proposición o bien es verdadera o
bien es falsa, con independencia de las dificultades que podamos tener para saber si es verdadera
o falsa. Esto último es un problema del conocimiento, no un problema lógico.
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN INTERNA)
217

ro de
proposiciones que manejamos, y puede calcularse conforme a la
fórmula 2“, donde n es el número de proposiciones. Así,
para una propo-
sición,tenemos 2’ 2 valores posibles; para dos proposiciones, 22 4
=
=
valores; para 3 proposiciones, 23 8 valores; para cuatro proporciones
=

2" 16 valores; y así sucesivamente.


=
9

1.2.1. Las tablas de verdad

Las tablas de verdad son representaciones gráficas de todos los


valores de verdad de una fórmula o conjunto de fórmulas.
posibles
Las tablas de verdad son un instrumento muy útil, como
veremos, para
determinar la corrección lógica de un razonamiento, y saber si una con-
clusión se deduce o no lógicamente a partir de una premisa o
conjunto de
premisas.
Veamos un par de ejemplos de tablas de verdad muy simples.
a) Si tan sólo contamos con una letra proposicional «p», sabemos que
sólo tendremos dos valores de verdad posibles (2’): o bien
«p» es verdadero
o «p» es falso:
9

b) Si, por ejemplo, contamos con las proposiciones «p», «q» y «r», --

tendremos 23 = 8 asignaciones posibles, que podemos


representar en la si! ï
guiente tabla de verdad:

Cada proposición determinada, aisladamente considerada,


puede ser
verdadera o falsa, ¿pero cómo afectan las conectivas a la verdad o falsedad
213 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

de una expresión? Por ejemplo, si «p» es verdadero y «q» es falso, ¿el condi-
cional «p —> q» será verdadero o será falso? Para ello, tenemos que conocer
cómo son las tablas de verdad de las conectivas.
La negación
La negación (-1) actúa invirtiendo el valor de verdad de la expresión a la
que afecta. Así cuando la expresión es verdadera, su negación será falsa, y
,

la si expresión es falsa, su negación será verdadera:

Resulta bastante intuitivo: si la afirmación «la nieve es blanca» es ver-


dadera, su negación «la nieve no es blanca» (o «no es el caso que la nieve
es blanca») será falsa, y si la afirmación «la nieve es verde» es falsa, su
negación («la nieve no es verde») será verdadera.
La conjunción
La conjunción (A) de dos fórmulas será verdadera si, y sólo si, todos los
elementos que componen la conjunción son tambiénverdaderos:

Nuevamente, se trata de algo muy intuitivo: para que la afirmación «hoy


eslunes y llueve» sea verdadera, debe ser verdad tanto que «hoy es lunes»,
como que «llueve».

La disyunción
La disyunción (v) de dos fórmulas es verdadera si al menos uno de los
elementos que componen dicha disyunción es verdadero (o dicho de otro
modo equivalente, sólo será falsa cuando todos sus elementos sean falsos):
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 219

Recordemos que partimos de un concepto de disyunción que no es ex-


cluyente, por lo que la verdad de uno de sus elementos no implica la fal-
sedad del otro, ni viceversa. Así, en la afirmación «llueve y hace sol», es
posible que tanto ‘llueve» como ‘hace sol» sean proposiciones verdaderas
(y, en tal caso, la disyunción es asimismo verdadera).
El condicional
Un condicional (—*) es verdadero en todos los casos excepto cuando su
antecedente es verdadero y su consecuente es falso:

Uno de los aspectos que más suelen sorprender a los que se acercan
por primera vez a la lógica es comprobar que un condicional es verdade-
ro cuando no se da su antecedente (el antecedente es
falso). Muchos pue-
den preguntarse: ¿por qué una afirmación como «si la lógica es sencilla,
yo soy extraterrestre» (partiendo de la hipótesis de que la lógica no es
sencilla) es verdadera? Habría al menos dos modos de responder a esta
cuestión. El primero de ellos, el más drástico, sería decir que la lógica se
define de acuerdo con ciertas reglas y que, según esas reglas, ésta es la
tabla de verdad del condicional, por lo que no hay nada más
que comen-
tar (las reglas podrían haber sido otras,
pero en el lenguaje 1p son éstas y
el condicional se define de ese modo). Otro modo de responder,
algo más
«respetuoso», si se quiere, con las inquietudes del estudiante, es que un
condicional no está afirmando ni que se produzca ni que no se produzca
la condición (es decir, según nuestro ejemplo, no dice ni
que la lógica sea
sencilla ni que no lo sea)_, sino tan sólo que, bajo la hipótesis de
que se
produzca el antecedente (que puede darse o no darse), se daría tambiénla
consecuencia. Es decir, que si fuera cierto que la lógica es sencilla, sería
también cierto que yo sería extraterrestre. Por ello, lo único
que excluye
es la posibilidadde que el antecedente sea cierto
y en cambio no lo sea
el consecuente.
El bicondicional
Un bicondicional (e) es verdadero si, y sólo si, los valores de verdad
del antecedente y del consecuente son coincidentes (o bien ambos son ver-
daderos o bien ambos son falsos):
220 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Cómo realizar tablas de verdad


Hasta el momento hemos visto tablas de verdad muy simples, pero la
de
pregunta que se plantea inmediatamente es: ¿cómo realizamos una tabla
-nr»?
verdad de una fórmula más compleja, como por ejemplo «-n(p A q) <->

El primer paso consiste en descomponer las subfórmulas de la expre-


sión, mediante el árbol de la fórmula:
-1(p A <—> -1r

/\
q)
"(p A “r

l l
pAq r

/\ q
P

Una vez realizado el árbol, procedemos a situar todas las subfórmulas


en la tabla, ordenadas de menor a mayor complejidad,
de modo que a la
izquierda tendremos las letras proposicionales, y a la derecha la expresión
completa. Seguidamente, realizamos las asignaciones de valores de verdad
conforme a los criterios que ya conocernos derivados de las tablas de verdad
de las distintas conectivas:
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 221

De este modo ya podemos determinar, por ejemplo, que en el supuesto


de que «p» sea verdadero, «q» sea falso y «r» sea verdadero (caso 3 de la
tabla), el bicondicional<<-\(p A q) <-> -=r» será falso.

1.2.2. Clases de enunciados según sus valores de verdad

En muchas ocasiones, los enunciados que manejamos podrán ser verda-


deros o falsos, en función de cómo sea la realidad (de si nuestra descripción
de la realidad es o no correcta; es decir, de si nuestras proposiciones se co-
rresponden con el mundo). La proposición «la nieve es blanca» es verdadera
en nuestro mundo, pero podríamos imaginar una realidad distinta en la cual
la nieve fuera de otro color. Es decir, «la nieve es blanca» no es verdadero
por razones lógicas, sino que es verdadero de forma contingente: de hecho,
la nieve es blanca, pero es lógicamente posible que las cosas fueran distintas
y que por tanto esa afirmación fuera falsa. Lo mismo ocurre en relación al
bicondicional«-1(p A q) <-> -=r» que hemos visto anteriormente: bajo la hipó-
tesis, por ejemplo, de que «p», «q» y «r» sean verdaderas, el bicondicional
será verdadero, pero no lo es si resulta (por ejemplo) que «p» es falso, «q» es
falso y «f» es verdadero. Que la afirmación sea verdadera o falsa dependerá
de cómo sea la realidad, de la verdad o falsedad de «p», «q» y «r».
Los enunciados que pueden ser verdaderos o falsos en función de las
circunstancias se denominan enunciados contingentes.
Pero no todas las expresiones son de este tipo. Determinados enun-
ciados, por su propia estructura, son necesariamente verdaderos (no pue-
den, por razones lógicas, ser falsos), independientemente de cómo sea la
realidad a la que se refieren. Una expresión como «la nieve es blanca o la
nieve no es blanca», que se puede representar como «p v -np», es necesa-
riamente verdadero, sin importar cómo sea la nieve en realidad (blanca
o no blanca), ya que la propia estructura de la expresión hace que, por
razones lógicas, siempresea verdadera. Estos enunciados son conocidos
como tautologías.
Una tautología es un enunciado necesariamente verdadero, por razones
lógicas.
Si realizamos la tabla de verdad de una fórmula como «p v «p», com-
probaremos que en todos los casos es verdadera:
222 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Este ejemplo es muy simple y resulta evidente que nos encontramos


frente a una tautología, pero también es posible que expresiones más com-
plejas sean tautológicas:

Con independencia de la verdad o falsedad de «p» y de «q», este condi-


cional siempre será verdadero.
También encontramos otro tipo de enunciados que, por su estructura
lógica, son necesariamente falsos: son las contradicciones. Las contradic-
ciones son por tanto afirmaciones falsas en cualquier mundo posible, sea
como sea la realidad.
Una contradicción es un enunciado necesariamente falso, por razones
lógicas.
tipo «llueve y no llueve» («p A ap») es necesaria-
Una afirmación del
mente falsa, independientemente de que llueva o no:

Por supuesto, también existen otros enunciados contradictorios menos


evidentes y más difíciles de detectar, como por ejemplo:

1.2.3. Equivalencias lógicas


En el ámbito de las matemáticas, es fácil comprobar qua algunas expre-
siones son equivalentes, por lo que sería posible sustituir una por otra sin
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 223

que se produjera cambio alguno en el resultado. Por ejemplo, la expresión


«3 + 6» es equivalente a «l + 8» o a «(4 x 2) + l» (entre muchas otras más),
por lo que sería posible intercambiarlas sin que ello provocara ninguna di-
ferencia en el resultado.
En el ámbito de la lógica ocurre lo mismo: determinadas expresiones,
pese a ser diferentes (distintas secuencias de símbolos) tienen un signifi-
cado equivalente y por tanto pueden intercambiarse sin que ello provoque
diferencia alguna en el cálculo deductivo. Se trata de expresiones que son
verdaderas o falsas en los mismos casos (tienen la misma tabla de verdad),
por lo que, indistintamente, puede hacerse uso de cualquiera de ellas, según
nuestra conveniencia.
Dos fónnulas son equivalentes si, y sólo si, comparten la misma tabla de
verdad (son verdaderas y falsas exactamente en los mismos casos).
Enocasiones, de cara a la determinación de si una afirmación se deduce
o nológicamente de un enunciado o conjunto de enunciados, o para construir
de manera más fácil o clara un razonamiento, nos puede resultar más cómodo
transformar una detenninada expresión en otra que sea equivalente, de ahí que
resulte aconsejableconocer algunas de las equivalencias lógicas más comunes.
Porejemplo, las‘ expresiones «p q» y «-up —-> v q» son equivalentes,
como puede verse a través de sus tablas de verdad:

Esto significa que en un razonamiento pueden usarse indistintamente


ambas expresiones, sin que ello afecte a su verdad o falsedad o a su correc-
ción o incorrección lógica’.
La equivalencia lógica suele representarse mediante el símbolo «s» de
modo que «p —-> q E -rp v q» significa que «p -> q» y «-p v q» son equiva-
lentes desde el punto de vista lógico.
Algunas de las equivalencias más comunes son las siguientes (no se
exponen sus tablas de verdad, que en todo caso pueden realizarse como una
actividad complementaria):

7 Es fácil
ver, en consecuencia, que todas las tautologías son equivalentes entre sí ,
al igual
que todas las contradicciones.
224 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ñ-Iasa
a—>Bs-|aVfis-|(a/\-1B)s-\B-—>-1a
aeBg(a-—>B)A(B—>a)=(a——->fi)/\(-nq—>-1|3)
avBs-ua-efisnfiáa
Entre las equivalencias, merecen especial atención las llamadas leyes de
DE MORGAN, que nos permiten transformar las conjunciones en disyuncio-
nes, y viceversa:
aABs-whav-IB)
Es decir, si tanto a como [3 son verdaderos, no es el caso de que no se
déaonosedéB.
GVB=n(-'<1A"B)
Es decir, si se da o bien a o bien [3 (al menos uno de ellos es verdadero),
no es el caso que no se dé ni a ni B.

1.3. El concepto de consecuencia lógica y las reglas de inferencia


1.3.1. La noción de deducción o consecuencia lógica

Ahora que ya contamos con los conocimientos suficientes acerca de la


sintaxis y la semántica de lp, podemos afrontar otras cuestiones que son las
realmente interesantes para determinar si un argumento está internamente
justificado o, lo que es lo mismo, si es correcto desde el punto de vista lógico
y la conclusión se deriva o deduce de las premisas (i.e., es una consecuencia
lógica de las premisas).
En realidad, el concepto de «consecuencia lógica» es muy sencillo, y
tiene que ver con la idea de «transmisión de la verdad» de las premisas a la
conclusión que la lógica garantiza, Expresado de modo riguroso:
[3 es consecuencia lógica del enunciado o conjunto de enunciados a
(«a B») si, y sólo si, en todos los casos en que 0. es verdadero, B también
|=
lo es.
Lo que significa que algo se deduce de una o varias afirmaciones,o que
es una consecuencia lógica de esta o estas afinnación(es),es en síntesis que
la verdad de las premisas garantiza la verdad de la conclusión; que no puede
darse el caso de que las premisas sean verdaderas y la conclusión no lo sea.
Si eso ocurriera, es señal inequívoca de que la conclusión no se deduce de
las premisas, y que el razonamiento no es lógicamente correcto. Como se
indicó en su momento, la lógica es un mecanismo estrictamente formal que
no puede decirnos si estas premisas son o no verdaderas, pero sí que nos
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 225

asegura que, si se da el caso de que sean verdaderas, necesariamente


bién lo será la conclusión, tam-
por lo que podemos sostener ésta con las mismas
garantías con las que sostenemos las premisas.
La determinación de si un enunciado es o no
enunciado o conjunto de enunciados se puede llevar a cabo lógica otro
consecuencia de
de tablas de verdad: se elaboran las mediante el uso
tablas de verdad de las premisas y la con-
clusión, y comprobamos seguidamente si en aquellos casos en el
de las premisas es que conjunto
verdadero, también lo es la conclusión. Si ése es el caso,
podemos afirmar que la conclusión es consecuencia
lógica de las premisas o
dicho de otro modo, que se deduce lógicamente de las 9

premisas.
Veámoslo con un ejemplo: ¿de las premisas «p
deduce la conclusión «ap»?
—>
q», «q -> r» y «pr» se

que las premisas sean todas verdaderas, el octavo (la hipótesis en que
y es
tanto «p», como «q» y «r» sean
proposiciones falsas) y, en ese caso, la con-
clusión es también verdadera. No existe
supuesto alguno en el que las pre-
misas sean verdaderas y la conclusión falsa, de modo que podemos afirmar
que la conclusión se deduce lógicamente de las
lógica de las premisas). premisas (es consecuencia

1.3 .2. Las reglas de inferencia


Las tablas de verdad son un método sencillo
y seguro para determinar la
corrección lógica de un razonamiento,en la medida
si la conclusión es una consecuencia que permiten visualizar
lógica de las premisas. Sin embargo, a
medida que los razonamientos adquieran un
grado complejidad y
de
sofisticación,el método de las tablas de verdadmayor
puede resultar un tanto lento
y engorroso.
226 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Por suerte, contarnos también con las llamadas reglas de inferencia, que
vendrían a ser, metafóricamente hablando, como unos «atajos» a la hora de
razonar deductivamente y de comprobar la corrección lógica
de un razona-
miento. Tales reglas de inferencia son esquemas de razonamiento lógica-
mente válidos que nos garantizan, si nos ajustamos a sus estructuras, que las
conclusiones que obtengamos se deducen correctamente de las premisas.
Centraremos la atención en las reglas siguientes: 1) el modus ponens o
modus ponencia ponens; 2) el modus tollens o modus tollendo tollens; 3) el
silogismo hipotético; 4) el silogismo disyuntivo o modus tollendo ponens;
5) el dilema; 6) la simplificación;7) la adición; y 8) las equivalencias.
1) El modus ponens
El modus ponens o modus ponendo ponens (literalmente, «poniendo,
se pone», aunque una mejor traducción sería «afirmando, se afirma»)
es

un esquema de razonamiento que parte de dos premisas para obtener una

conclusión. Una de esas premisas es un condicional, mientras que la otra


es la afirmación del antecedente de dicho condicional. La
conclusión es la
afirmación del consecuente del condicional. De manera formalizada:
l) 0t—->B
2) a
3) B MPLZ
Por ejemplo: «si llueve, la calle se moja»; «llueve»; por tanto, «la calle
se moja». Siguiendo este esquema garantizamos que la conclusión se dedu-
ce delas premisas (y, por tanto, que si las premisas son verdaderas, necesa-
riamente también lo es la conclusión),como puede comprobarse a través de
la tabla de verdad:

2) El modus tollens
El modus tollens o modus tollendo tollens («quitando, se quita»; o más
bien «negando, se niega»), también cuenta con una estructura de dos pre-
misas y una conclusión. La primera premisa, como en la regla anterior, es
también un condicional, pero la segunda es la negación del consecuente. La
conclusión es la negación del antecedente del condicional:
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN
INTERNA) 227

1) a B —>

2) ñB
3) pot MT 1,2
Por ejemplo: «si llueve, la calle se moja; la calle no se moja; por tanto,
no llueve». Podemos comprobar cómo la conclusión se deduce de las
sas mediante la tabla de verdad:
premi-

3) El sílogismo hipotético
El silogismo hipotético, de nuevo, se basa en dos premisas para extraer
una conclusión. La primera de las premisas es, como en los esquemas ante-
riores, un condicional, mientras que la segunda premisa, a diferencia de las
reglas precedentes, es otro condicional, pero no un condicional cualquiera,
sino un condicional cuyo antecedente coincide con el
consecuente del pri-
mero. La conclusión es un tercer condicional,formado
por el primer antece-
dente y el segundo consecuente:
l) a—>[3
2) B-ex
3) ot-—>x SH1,2
Por ejemplo: «si estudio para el examen, aprobaré esta
esta asignatura, superará el curso;
asignatura; si apruebo
por tanto, si estudio para el examen, superará
el curso». La tabla de verdad muestra la corrección
lógica del razonamiento:

H H H H H HI<
n

H
22s DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

4) El silogismodisyuntiva
El silogismo disyuntivo, a veces también denominado como modus to-
llendo ponens (negando, se afirma), a diferencia de las reglas de inferencia
vistas hasta el momento, no incorpora enunciados condicionales en su es-
tructura. El esquema del razonamiento es como sigue: a panir de una prime-
ra premisa que es una disyunción (que puede ser de dos o más elementos),
y de una segunda premisa que es la negación de alguno(s) de los elementos
de dicha disyunción, como conclusión se obtiene la afirmación de el/los
elemento(s) no negado(s). Puede concebirse este razonamiento como una
especie de «eliminación de alternativas». De manera formal:
D avfi
2) ‘v0. (o bien «-I[3>>)
3) [3 (o bien «ot») SD 1,2
Por ejemplo: «o bien iré de vacacionesa la montaña, o iré de vacaciones
a la playa; no iré de vacaciones a la montaña; por tanto, iré de vacaciones
a la playa». Es importante destacar que puede tratarse de una disyunción
con más elementos (no existe límite alguno en este sentido) y, en este caso,
la conclusión sería la afirmación de todos los elementos que no han sido
negados. Por ejemplo: «o bien iré de vacacionesa la montaña, o iré de va-
caciones a la playa, o me quedaré en casa; no iré de vacaciones a 1a mon-
taña; por tanto, o bien iré de vacacionesa la playa, o me quedaré en casa».
Podemos comprobar a través de la tabla de verdad la validez lógica del
razonamiento:

5) El dilema
Con esta denominación se hace referencia a un esquema de razona-
miento deductivo que, a diferencia de todos los anteriores, precisa de tres
premisas para justificar o fundamentar lógicamente su conclusión. Su es-
tructura es como sigue: a) una primera premisa en forma de disyunción
(entre dos elementos); b) una segunda premisa que es un condicional,cuyo
antecedente es uno de los elementos de la disyunción; y c) una tercera
premisa que, de nuevo, es un condicional, cuyo antecedente es el otro
elemento de la disyunción. La conclusión que se obtiene es una disyun-
ción formada por los dos consecuentes de los condicionales.Expresado de
manera forrnalizada:
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 229

1)avB
2)a—>x
3)f3->ó
4)xvó D 1,2,3
Por e'em lo: «O bien me concederán el nuevo em
p leo, o bien seouiré
o en
lTll puesto actual. S1 consigo el nuevo
empleo, me compraré un coche nuevo,
1
n n

pero si sigo en mi puesto actual, 1o que haré será tomarme una semana de
vacaciones.Por tanto, o me compraré un coche nuevo, o me tomaré una
se-
mana de vacaciones».La tabla de verdad nos
permite comprobar la validez
de este esquema argumentativo:

6) La simplificación
Lasimplificación consiste en la extracción de uno de los distintos ele-
mentos que componen una conjunción. En una
conjunción (como, por ejem-
plo, «hoy es lunes y llueve» cada uno de los elementos que lo componen es
afirmado (la conjunción es verdadera únicamente si todos sus elementos
son
asimismo verdaderos), por lo que cada uno de ellos es también «afirmable»
por separado. Es decir, si afinno «hoy es lunes y llueve» estoy afirmando
que es cierto tanto que «hoy es lunes» como que «llueve» por lo que pueden
deducirse individualmente todos y cada uno de los elementos de la conjun-
,

ción. Formalmente, sería por tanto como sigue:


230 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

l) a A [3
2) a (o también «[3») S 1
Veamos ahora la tabla de verdad:

7) La adición
La adición sería el proceso inverso al de la simplificación,y consiste
en que, a partir de la afirmación de dos premisas, se obtiene
también ló-
gicamente la conjunción de ambos elementos. Esto resulta bastante evi-
dente: si yo afirmo «hoy el lunes» y también afirmo «llueve», implícita-
mente estoy también afirmando «hoy es lunes y llueve» (no podría afirmar
las dos premisas por separado y negar la conjunción sin contradecirme).
Formalmente:
l) a
2) [3
3) aAB A1,2
La tabla de verdad nos muestra la corrección lógica del razonamiento:

8) Las equivalencias
Como ya sabemos, dos expresiones son equivalentes si sus tablas de
verdad son idénticas, es decir, si son expresiones verdaderas y falsas en los
mismos supuestos o bajo las mismas hipótesis. Siendo así, resulta claro ver
que un enunciado lógicamente equivalente a otro es tambiénuna consecuen-
cia lógica del primero, ya que será siempre verdadero en los casos en que el
primero también lo sea (no puede ser de otro modo, si son equivalentes). Es-
trictamente hablando, todo enunciado es consecuencia lógica de sí mismo,
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 231

con lo que también lo serán todas las


expresiones equivalentes, al compartir
la misma tabla de verdad.

1.4. El cálculo deductivo

Con todo lo que hasta el momento hemos visto sobre el


lenguaje
lp, estamos en disposición de realizar ejercicios de cálculo deductivo
(extraer determinadas consecuencias lógicas a partir de un conjunto de
enunciados, o comprobar si ciertas deducciones son o no lógicamente
correctas).
Examinemos un ejemplo. Nos ofrecen cinco premisas, a saber: l) v
p q;
2) r -> s;—> 3) s -=t; 4) p -—> t; y 5) r. A partir de este conjunto de premisas,
nos piden que determinemos si la expresión «q» es o no una consecuencia
lógica de estos enunciados (|= q). Una manera de hacerlo es mediante la
elaboración de la correspondiente tabla de verdad, comprobando si en
aque-
llos casos en que las premisas son conjuntamente verdaderas, tambiénlo es
la conclusión. Pero esto puede resultar innecesariamente
largo, complejo y
farragoso: contamos con un total de cinco letras proposicionales, con lo que
obtendríamos 25 32 casos distintos. En cambio,podemos realizar el cálcu-
=

lo de una forma mucho más ágil y sencillamediante el uso de las


inferencia que acabamos de ver en el anterior apartado. Sería del
reglas de
modo:
siguiente

Dpvq Fq
2)r—> s
3) s -=t
—>

4)p —->t
5)r
6) s MP2,5
7) -t MP3,6
8) -=p MT4,7
9)q SD 1,8
En cada uno de los pasos hemos aplicado una regla de inferencia deter-
minada, en función del tipo de premisas con las que contábamos, y hemos
obtenido una determinada conclusión. Esa conclusión, una vez obtenida,
se convierte en una nueva premisa
que puede ser utilizada en otra regla de
inferencia, y así sucesivamente hasta llegar a nuestro objetivo (en este caso,
«q»),
Veamos un nuevo ejemplo, esta vez con una mayor dificultad:
232 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

1)I'I\"'|S |=-r(pvq)
2) 1- —> ‘¡p
3) s v -wq
4) ns S 1
5) -1q SD 3,4
6) r S 1
7) -=p MP 2,6
8) ap A “q A7,5
9) -1(-v-rp v --»q.) s -n(p v q) E 8 (Ley de De Morgan)
Pero sin duda, desde el punto de vista de la argumentación lo más intere-
sante de la lógica es la posibilidadde utilizarlaen el contexto argumentativo
cotidiano. La argumentación se lleva a cabo a través de los lenguajes natu-
rales, por lo que para analizar su corrección lógica (validez), previamen-
te debemos llevar a cabo la tarea de «traducirla», esto es, de representarla
simbólicamente para así aplicar los conocimientos que hemos adquirido y
comprobar si verdaderamente la conclusión se deduce de las premisas y, por
ende, el argumento está internamente justificado.
Al inicio de la sección 2 se expuso un ejemplo de razonamiento sencillo
de representar
y se indicó que el objetivo de esta sección era ser capaces
adecuadamente y analizar desde el punto de vista lógico la corrección de ra-
zonamientos de ese tipo. Recordemos cuál era el argumento, y procedamos
después a analizarlo desde el punto de vista lógico:
Las próximas elecciones las ganará el partido A o el partido B. Si gana el
partido A, bajarán los impuestos, mientras que si gana el partido B, aumen-
tarán las inversiones en educación. Pero el partido B no ganará a menos que
consiga el apoyo de los votantes de los cinturones industriales, y como eso no
ocurrirá, ganará el partido A y bajarán los impuestos.

Un primer paso necesario en el análisis de cualquier argumento es iden-


tificar y separar adecuadamente las premisas de la conclusión. En el ejemplo
expuesto, la conclusión es que el partido A ganará las elecciones y bajarán
los impuestos, mientras que el resto de afirmaciones serían premisas (razo-
nes que intentan fundamentar o justificar esa conclusión).

El paso siguiente es intentar identificar, del modo más preciso y riguroso


posible, las distintas proposiciones que aparecen en el razonamiento (da igual
será fundamental
que pertenezcan a las premisas o a la conclusión),pues ello
Cada una de esas
para fonnalizaradecuadamente premisas y
las la conclusión.
proposiciones será sirnbolizada con una letra proposicional. En el argumento
que manejamos parece que contaríamos con las siguientes proposiciones:
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 233

p: el partido A gana las elecciones


q: el partido B gana las elecciones
r: bajarán los impuestos
s: aumentaránlas inversiones en educación
t: el partido B conseguirá el apoyo de los votantes de los cinturones
industriales
E
Por razones de claridad y para evitar posibles confusiones, es siempre
recomendable presentar las distintas proposiciones de manera afirmativa,
aunque en el razonamiento aparezcan de manera negativa (como negacio-
nes). Por eso, es preferible representar «t» como «el partido B conseguirá el
apoyo de los votantes de los cinturones industriales» en lugar de «el partido
B no conseguirá el apoyo de los votantes de los cinturones industriales». De
ese modo, es menos problemático determinar el significado de «-ut» (si se
hubiera definido «t» de modo negativo, «--t» significaría que el partido B sí
obtiene el apoyo de los votantes de los cinturones industriales).
Una vez que tenemos las distintas proposiciones simbolizadas, proce-
demos a representar formalmente las premisas y la conclusión. La primera
premisa del texto parece ser «Las próximas elecciones las ganara’ el partido
A o el partido B». Esto puede representarse como la disyunción «p v q» (el
partido A gana las elecciones o el partido B gana las elecciones):
l) pvq
La premisa siguiente afirma «Si gana el partido A, bajarán los impues-
tos», lo que puede simbolizarse como «p ——> r»:
2) p->r
Seguidamente, se afirma: «mientras que si gana el partido B, aumenta-
rán las inversiones en educación». Lo cual puede representarse mediante el
condicional «q —> s»:
3) qm?-
La siguiente premisa, «Pero el partido B no ganará a menos que consi-
ga apoyo de los votantes de los cinturones industriales» es más compleja.
el ,

Parece expresar que el hecho de conseguir el apoyo de los cinturones indus-


triales es una condición necesaria para obtener el resultado de la victoria,
es decir, que si no consigue esa condición, no se producirá el resultado. Por
eso, la manera adecuada de representar esta premisa formalmente sería me-
diante el condicional «-rt ——> -q»:
4) -=t->-=q
La siguiente premisa es «eso no ocurrirá», es decir, que el partido B no
conseguirá el apoyo de los votantes de los cinturones industriales (pt):
234 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

5) -=t

Finalmente, la conclusión, como sabemos, es «ganará el partido A y ba-


jarán los impuestos», lo que puede ser simbolizado mediante la conjunción
«p A 1'»:

j=pAr
Llegados a este punto, tratamos de comprobar, de acuerdo con las reglas
de inferencia que conocernos, si la conclusión es una consecuencia lógica
de las premisas:
l) p v q |= p A r
2) p-> r
3) q —> s
4) -|t—+ -q
5) -t
6) -q MP4,5
7) p SD 1,6
8) r MP2,7
9) p A r A7,8
Por tanto, hemos podido comprobar que el argumento es lógicamen-
te correcto, y que, por tanto, está internamente justificado. La
cuestión a
determinar ahora sería si las premisas son adecuadas (están externamente
justificadas),ya que sólo así podríamos afirmar que nos hallamos ante un
buen argumento.

2. LÓGICA DE PREDICADOS
lenguaje lp tiene las ventajas de ser uno de los más sencillos en el
El
ámbito de la lógica formal y de ser útil para representar y analizar adecua-
damente la gran mayoría de los argumentos. Sin embargo, cuenta también
con algunas limitaciones destacables, que hacen
necesario el uso de otros
lenguajes más potentes y sofisticados para analizar ciertos tipos dedesde
razona-
el
mientos que, a pesar de considerarse como perfectamente válidos
punto de vista deductivo, no pueden ser adecuadamente forrnalizados me-

diante la lógica proposicional.


Existen, por tanto, cierto tipo de argumentos que, a pesar de ser bastante
simples, plantean problemas al intentar formalizarlos mediante lp. Uno de
esos argumentos sería un clásico ejemplo de ARISTÓTELES:
«Todos los hom-
bres son mortales; Sócrates es hombre; por lo tanto, Sócrates es mortal». Si
intentamos formalizarlo mediante el lenguaje lp, tendríamos, por un lado,
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 235

la proposición «todos los hombres son mortales», que podríamos simboli-


zar como «p»; en segundo lugar, la proposición «Sócrates es hombre» que,

representaríamos como «q»; y por último, la proposición «Sócrates es mor-


tal», que, al ser distinta a las dos anteriores, tambiéndebería ser simbolizada
de modo distinto (como «r»). Por tanto, el razonamiento tendría la foma
siguiente: '

1)P
2)q
3)r
Como podemos ver, este esquema no permite dar cuenta de la validez
lógica del argumento. Es necesario, por tanto, algún lenguaje más sofistica-
do que permita demostrar que la conclusión se deduce de las premisas. Ese
lenguaje más rico que presentaremos muy brevemente es la llamada lógica
de predicados, que habitualmente se conoce también como lógica de primer
orden, y que abreviaremos como LP (en mayúsculas, para diferenciarla del
lenguaje lp de la lógica proposicional). Se trata tambiénde uno de los prime-
ros lenguajes de lógica simbólica, desarrollados hacia finales del siglo xix.

2.1. La sintaxis de la lógica de predicados


2.1.1. Los sínzbolos de LP

El lenguaje LP cuenta con 6 tipos distintos de símbolos, algunos de ellos


iguales a los de lp:
1) Constantes: a, b, c, d...
Las constantes son símbolos que representan objetos determinados
(como los nombres propios en los lenguajes naturales). Estos «objetos» se
entienden en sentido lógico, es decir, que puede tratarse tanto de cosas como
de personas. Por ejemplo, «Sócrates» puede ser representado mediante la
constante «a».

2) Predicados: F, G, H...
Como nombre sugiere, un predicado es algo que se predica de un
su
objeto, como por ejemplo «ser hombre». Si representamos el predicado «ser
hombre» como «F», y «Sócrates» como «a», la expresión «Fa» significaría
«Sócrates es hombre». Los predicados pueden ser monádicos, diádicos, triá-
dicos... n-ádicos, según el número de objetos a los cuales implican. Un predi-
cado como «ser hombre» es monádico, pero un predicado como «comprar»
sería diádico, ya que supone que alguien compra algo. Así, partiendo de
236 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

que «G» significa «comprar», «a» significa «Juan» y «b» significa «leche»,
laexpresión «Gab» sería «Juan compra leche». Un predicado como «estar
entre» sería triádico: un objeto a se sitúa entre los objetos b y c («Habc»).
No existen límites a la cantidad de objetos que pueden ir asociados a un
predicado, aunque usualmente no son necesarios predicados más complejos
que los triádicos.
3) Conectivas: n, A, v, —>, <->
Son las mismas que ya conocemos del lenguaje lp.
4) Paréntesis: (,)
igual que en el lenguaje lp,
Al sirven para eliminar posibles
ambigüedades.
5) Variables: x, y, z, x’, y’, z’, x”...
A diferencia de las constantes, las variables representan conjuntos o clases
de objetos (a los que se aplica uno determinado predicado). Así, por ejemplo si
«F» significa «ser hombre» «Fx» significaría «el objeto x es hombre».
,

6) Cuannficadores: V, 3
Existen dos tipos de cuantificadores, el cuantificador universal (V) y el
cuantificador existencial (El). Los cuantificadores deben ir seguidos de una
variable (no pueden ir seguidos de una constante). La expresión «Vx» signi-
ficaría «para todo x» o «para todo objeto x», mientras que la expresión «Elx»
significaría «existe al menos un x tal que...».

2.1.2. Las reglas de formación de LP

La expresión mínima de LP correctamente formada es lo que se deno-


mina como unafórmula atómica deLP. Una fórmula atómica consiste en un
predicado seguido de n constantes, donde n 2 l. El número de constantes
dependerá de si el predicado es monádico, diádico, triádico, etc. Algunos
ejemplos de fórmulas atómicas serían, entre otras, «Fa», «Gbc», o «Hdef».
A partir de aquí, una secuencia de símbolos de LP será una fórmula si, y
sólo si, se ajusta a las reglas siguientes:
1) Una fónnula atómica es una fórmula de LP.
2) Si ot es una fórmula, también lo es na.
3) SiayBsonfórmulaatambiénlosonaA |3,a v B,ot—> Bya <-> B.
4) Si a es una fórmula, y a’ es el resultado de sustituir una constante
por una variable, entonces V seguido de dicha variable y de ot’ también es
una fórmula.
LÓGICA Y ARGUMENTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 23-;

5) Si a es una fórmula, y ot’ es el resultado de sustituir una constante


por una variable, entonces El seguido de dicha variable y de ot’ también es
una fórmula.

Los únicos cambios realmente destacables en relación con las reglas de


formación de lp son los introducidos por las reglas 4 y 5. Tales reglas nos
indican cómo debemos proceder para usar correctamente los cuantificadores
(la regla 4 en relación con el cuantificador universal, y la regla 5 en relación
con el cuantificador existencial). Así, si por ejemplo tenemos una fórmula
«Fa» (que significa «a es F»), también será una fórmula (expresión correcta
gracias a la aplicación de la regla 4) la siguiente: «Vx (Fx)» (que se lee como
«para todo x, x es F»). Y, de acuerdo con la regla 5, también sería una fórmu-
la la expresión «Elx (Fx)» («existe al menos un x tal que x es F»).

2.2. La semántica de la lógica de predícados

Todo lo que ya sabemos acerca de la semántica de lp, tanto en relación con


las tablas de verdad de las distintas conectivas como respecto de las reglas de
inferencia, es igualmente aplicable en el lenguaje LP. El comportamiento de los
condicionales el modus ponens, etc., funcionan por tanto del mismo modo. Úni-
,

camente se hará referencia a un par de reglas de inferencia nuevas, que en reali-


dad vienen condicionadaspor las diferenciassintácficas entre ambos lenguajes.
l) La introducción del cuantificador existencial
Consiste en que a partir de una expresión que contiene constantes, pode-
mos sustituirla por una variable y añadirle el cuantificadorexistencial (no es
sino la aplicación de la regla 5 de formación de fórmulas). Ello se justifica
porque si afirmamos algo acerca de un objeto (por ejemplo, que Sócrates es "

hombre: «Fa»), implícitamente estamos afirmando que existe al menos un


objeto tal que dicho objeto tiene ese predicado (si es cierto Sócrates es hom-
bre, también lo será que existe al menos un objeto x tal que ese objeto es un
hombre; lo contrario sería contradictorio). Expresado formalmente:
l) Fa
2) Elx (Fx) IEI l
Un segundo ejemplo:
l) Fa —-> Ga (si a es F, entonces a es G; por ejemplo, «si Só-
crates es hombre, entonces Sócrates es mortal»)

2) Elx (Fx ——> Gx) El l («existe al menos un x tal que si x es hom—


bre, x es mortal»)
238 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

2) La eliminación del cuantificador universal


Si contamos con una expresión que contiene un cuantificador universal,
está predicando cierta propiedad para todos los objetos (universalidad) y,
por tanto, tambiénla predica para todos y cada uno de los objetos individua-
les, por lo que el cuantificador puede eliminarse, y sustituir la variable por
una constante. Por ejemplo, tomemos la afirmación «todos los hombres son
mortales». Ésta es una afirmación universal que nos indica que, si algo es
«hombre» ese algo tiene la característica de «ser mortal». Por tanto, lo repre-
,

sentaríamos del modo siguiente (partiendo de que el predicado «F» es «ser


hombre» y «G» es «ser mortal»): «Vx (Fx —> Gx)». Como esta afirmación
afecta a todo x, también afectará a todos los individuos que tengan la carac-
terística «ser hombre» del predicado F. Si, por ejemplo, «a» es Sócrates (que
es un hombre), obtendremos lo siguiente: «Fa -> Ga». Formalizadamente:

1) Vx (Fx)
2) Fa EV l
0 también:
1) Vx (Fx —* Gx)
2) Fa —> Ga EV l
Con todos estos elementos, es por fin posible representar adecuada-
mente como un razonamiento lógicamente válido un argumento como el de
ARISTÓTELES. El razonamiento consta de dos premisas: l) «Todos los hom-
bres son mortales»; y 2) «Sócrates es hombre»; así como de la conclusión
«Sócrates es mortal».
La primera premisa sería un condicional universal que diría que para
todo objeto, si éste tiene la propiedad o característica de «ser un hombre»,
entonces este objeto tiene tambiénla propiedad de «ser mortal». El «objeto
indeterminado» lo representaremos mediante la variable «x»; el predicado
«ser hombre» mediante «F»; y el predicado «ser mortal» mediante «G»:

1) Vx (Fx —> Gx)


La segunda premisa afirma que cierto objeto determinado (Sócrates, a
quien representaremos mediante la constante «a») tiene la propiedad de ser
un hombre («F»):
2) Fa
La conclusión afirma que ese objeto determinado llamado «Sócrates»
(«a») CS mortal («G»):
|=Ga
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA)
239

El razonamiento completo sería entonces como


sigue:
l) Vx (Fx—>Gx)
2) Fa
3) Fa Ga EV 1
-—>

4) Ga MP2,3
Veamos, para finalizar,un razonamiento más elaborado:
1) Fa v Ga |= Ga
2) Fa Hab
->

3) Hab -nIa
—>

4) Ia
5) Fa —> -Ia SH 2,3
6) -wFa MT 4,5
7) Ga SD 1,6

3. LÓGICAY NORMAS
Tal y como hemos visto, la lógica tiene en el
de sus pilares básicos,ya que se afinna
concepto de «verdad» uno
que la lógica garantiza la transmisión
de la verdad de las premisas a la conclusión, e incluso la
«consecuencia lógica» se define en términos de verdad [[3 es
propia noción de
consecuencia
lógica del enunciado o conjunto de enunciados a («ot B») si, y sólo si, en.
|=
todos los casos en que a es verdadero, [3 también lo
es].
Esto no plantea problema alguno en los contextos en los la
tación se mueve dentro de los parámetros del uso asertivo que argumen-

o descriptivo del
lenguaje. Pero, como sabemos, el lenguaje también tiene otros usos, y entre
ellos destaca por su importancia el uso
prescriptivo o directivo (utilización
del lenguaje para dirigir la conducta). Cuando formulamos
como «cierra la puerta», expresamos
imperativos,
normas, no proposiciones, ya que no
pretendemos describir una determinada realidad, sino más bien que la reali-
dad se ajuste a nuestras palabras. Y las normas, entendidas
como significa-
dos de enunciados prescriptivos, no son
susceptibles de verdad o falsedad:
una norma puede ser eficaz o ineficaz, útil o
inútil, justa o injusta, pero no
puede ser verdadera o falsa. Si tenemos en cuenta que el ámbitojurídico es
un contexto en el que el uso de un
lenguaje prescriptivo es predominante
(o, al menos, muy importante), y que las decisiones jurídicas (judiciales o
administrativas) deben estar justificadas,esto nos puede plantear
importantes, ya que haría muy complicada o incluso imposible laproblemas
justifica-
ción en este ámbito.
24o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

En sentido estricto, nos enfrentamos a lo que se conoce como el dilema


de Jargensen (por ser éste el primer autor que expuso el problema): o bien
mantenemos el concepto estándar de «consecuencia lógica» basado en la
verdad (y entonces no existen relaciones lógicas entre normas), o bien, si
pensamos que también existen relaciones lógicas entre normas, la lógica
debe ir más allá de la verdad‘.
Aunque es una cuestión que dista de ser clara o evidente, a muchas
personas les parece intuitivamente que entre las normas también se plan-
tean relaciones deductivas. Si partimos de la premisa «si alguien mata
a otra persona, debe ser condenada a una pena de prisión» (que es una
norma), y de la premisa «el acusado ha matado a otra persona», parece
que de aquí se deduce la conclusión «el acusado debe ser condenado a una
pena de prisión». Por esa razón, se empezaron a buscar alternativas que
hicieran posible extender el ámbito de la lógica también a las normas. Se
trata de una cuestión muy compleja y discutida en el ámbito de la filosofía
de la lógica y en 1a cual no tenemos que entrar, pero tan sólo a título de
ejemplo, se puede hacer referencia a la posibilidadde basar la noción de
consecuencia lógica en la eficacia (en lugar de en la verdad), como hacen
de
por ejemplo MORESO y NAVARRO, o elaborar una noción abstracta con-
secuencia lógica, independiente también de 1a verdad (como hacen por
ejemplo ALCHOURRÓN y MARTIN0)9.
Sea como fuere, el caso es que a partir de mediados del siglo xx empeza-
ron a desarrollarse sistemas de lógica deóntica“ (así es corno se
denomina
a la lógica de normas). Se trata, con todo, de uno de los ámbitos en los que
se suscitan mayores controversias, ya que prácticamente se discute todo lo
relacionado con este tipo de lógica, empezando por la misma posibilidadde
que existan relaciones lógicas en el ámbito de las normas.
Para lo que ahora nos interesa, partiremos de la hipótesis de que se plan-
tean relaciones lógicas entre normas, y que es posible representarlas me-
diante un modelo adecuado de lógica deóntica. Ésta se puede concebir como
una ampliación de la lógica clásica (ya sea proposicional o de predicados)
para hacer extensible su uso a enunciados normativos.
Respecto de los símbolos de la lógica deóntica, tan sólo habría que aña-
dir los llamados operadores deónticos, que son los cuatro siguientes: «O»
(obligatorio); «Ph» (prohibido); «F» (facultativo);y «P» (permitido). Estos

‘ Véase JQRGENSEN, 1938: 288-296.


9 Véanse. a este respecto, MORESO y NAVARRO, 1996: 105-124, y ALCHOURRÓN y MARTINO,
1987-1988: 7-43.
'° Se suele considerar
que el inicio de la lógica deóntica se sitúa en la publicación del artícu-
lo de VON WRIGHT, 1951: l-l5.
LÓGICAYARGUMENTACIÓN(LA JUSTIFICACIÓN INTERNA) 241

operadores anteceden a la fórmulas que conocemos, ya se trate de fórmulas


de lp o de fórmulas de LP. Por ejemplo:

«O(p)» significa «Obligatorio p», u «obligatorio hacer p».


«Ph (Fa)» significa «Prohibido que a sea F».
«P(p A q)» significa «Permitido p y q».
«-1O(q)» significa «No es obligatorio q».
Etcétera.
Los operadores son interdefizribles, esto es, cada uno de ellos puede de-
finirse en términos de otro operador. Ello significa que podemos obtener
fórmulas equivalentes que utilicen operadores deónticos distintos. Partiendo
del operador «P» (permitido) como el primitivo, los demás se definirían del
modo siguiente:
O(0.) -IP-(0t)
s

Esto resulta bastante intuitivo: si es obligatorio circular por la derecha


de la calzada, no está permitido no circular por la derecha de la calzada.
Ph(ot) -nP(0L)
s

Si decirnos que está prohibido matar, es lo mismo que afirmar que no


está permitido matar.
F(0t) P(a) A P-=(0.)
s

Que un comportamiento sea facultativo significa que está permitida tanto


su realización, como su no realización, y por lo tanto es un comportamiento.
optativo o puramente voluntario para el destinatario de la norma. Conviene no
confundirlo con la simple perrnisión de un comportamiento [«P(p)»] ,,ya que la =

permisión no implica que dicha conducta sea optativa, pues puede ser obliga-
toria (de hecho, si un comportamiento es obligatorio, ello implica lógicamente .

que está permitido; por ejemplo, si es obligatorio pagar el impuesto sobre la


renta, ello implica que está permitido pagar el impuesto sobre la renta).
Existen por otro lado ciertas restricciones en el uso de la lógica deóntica,
que implican que no puede hacerse todo lo que era posible realizar a través
de la lógica deductiva tradicional. Una de esas restricciones afecta a los con-
dicionales: en la lógica deóntica, un operador deóntico sólo puede aparecer
en el consecuente del condicional, pero no en su antecedente. Por ejemplo:

«p -> O(q)» sería una expresión correcta («si vas al mercado, ¡compra
manzanas!»
«O(p) —=> O(q)» sería en cambio una expresión incorrecta («si ¡ve al
mercado! entonces ¡compra manzanasl»)
También existen algunas restricciones en relación a las reglas de infe-
rencia. La más destacable es que no puede hacerse uso del ¡nodus tollens en-
242 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

tre premisas de tipo prescriptivo, de tal modo que el razonamiento siguiente


sería incorrecto:
1) P 001)->

2) -=0(q)
3) -p
La razón de ser de estas restricciones se encuentra en lo que veremos en
el siguiente apartado.
Veamos, para finalizar, un ejemplo sencillo de aplicación de la lógica
deóntica, mediante la reconstrucción de decisión judicial simple. Su-
una
pongamos que se está decidiendo acerca de un caso de homicidio, y que
las pruebas muestran de manera clara la culpabilidad del acusado, de ma-
nera que está justificada la decisión de imponerle una determinada pena
de prisión. Partiríamos, en primer lugar, de la norma del Código Penal que
sanciona el homicidio (a título de ejemplo, consideraremos que establece
«si alguien mata a otro, debe ser castigado con la pena de prisión»). Consi-
deraremos que el predicado (diádico) «F» es «matar a otro», y el predicado
«G» es «ser condenado a prisión». De este modo, obtendríamos la siguiente
premisa:
1) Vx Vy (Fxy —> O(Gx))
Que se lee como «para todo x y para todo y, si x mata a y, entonces obli-
gatorio que x sea condenado a prisión».
La segunda premisa, de tipo descriptivo o fáctico, afirma que el acusado
(simbolizadomediante la constante «a») ha matado a otra persona (simboli-
zada a través de la constante «b»):
2) Fab
La consecuencia del razonamientoconsiste en la obligación de imponer
la pena de prisión al acusado:
|= Ga
El razonamiento sería entonces como sigue:
l) Vx Vy (Fxy —> O(Gx))
2) Fab
3) Fab Ga EV 1
-*

4) Ga MP 2,3
Por lo cual, podemos comprobar la corrección lógica del razona-
miento.
LÓGICA Y ARGUMFNTACIÓN (LA JUSTIFICACIÓN
INTERNA)

3.1. El discurso prescriptivo y la falacia naturalista

En la historia del pensamiento filosófico, fue David HUME


elprimer autor que indicó de manera clara y explícita que los (1711-1776)
ámbitos del
«ser» y del «deber ser» (descriptivo
y prescriptivo, respectivamente) están
radicalmente separados y en consecuencia no pueden deducirse
conclusio-
nes normativas (deber ser) a partir de premisas
exclusivamente descriptivas
(ser); o dicho de otro modo, que para que un argumento
cuya conclusión
sea normativa sea correcto, al menos una de sus premisas debe
también ser
normativa. El paso de premisas descriptivas a conclusiones
normativas o
prescriptivas es lo que se suele conocer con el nombre de falacia ¡taturalis-
ta, y es un error argumentativo (error lógico).
La falacia naturalista consiste en extraer una conclusión
nonnativa a
partir de premisas estrictamente descriptivas.
Un ejemplo de falacia naturalista sería el razonamiento
siguiente: «si ob-
la naturaleza vemos que, en todos los ámbitos, los fuertes
servamos
aniquilan
y prevalecen sobre los débiles,por lo que es así como debe ocurrir también
en las sociedades humanas, en las
que los fuertes deben prevalecer sobre los
débiles y las instituciones no deben intentar proteger a estos últimos».
Este
esquema de pensamiento, expuesto aquí de modo muy simplificado, se co-
rrespondería con el llamado «darwinismo social», que defendería la supervi-
vencia de sólo los más fuertes o mejor adaptados al medio
(social),de manera
análoga a lo que ocurre con las especies en el ámbito natural. Sin embargo,
así planteado, tomando como base tan sólo el hecho de
que la naturaleza es.
de cierta manera, no se infiere el deber de comportarse de cierto
modo 0' de
diseñar las instituciones políticas y sociales de cierta manera. El único
modo
de hacer que un razonamiento de este tipo fuera válido desde el
de
punto vis-
ta formal, sería incorporando una premisa normativa
según la cual debenws
diseñar nuestras instituciones a semejanza de la naturaleza. Y la
justificación
(externa) de esta norma resulta, como mínimo, bastante discutible.
De modo análogo, tampoco pueden deducirse consecuencias
tivas (relativas a los hechos) a partir de normas. Por descrip-
ejemplo,
«es obligatorio para todos pagar el impuesto sobre la renta»
de la momia
no se deduce la
consecuencia «todos pagan el impuesto sobre la renta».

tollens cuando nos encontramos frente a un consecuente


normativo, puesto
que e1.lo sería una manera de intentar obtener conclusiones acerca de la rea-
lidad (descriptivas) a partir de normas.
CAPÍTULO VII
LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS

A lo largo del capítulo VI hemos ido viendo los instrumentos necesa-


rios para valorar e intentar asegurar la calidad de los argumentos desde la
perspectiva de su justificacióninterna. La coneccion desde el punto de vista
lógico es un aspecto indispensable de la calidad argumentativa, ya que un
argumento en el que la conclusión no puede derivarse o apoyarse en las
premisas es, por esa sola razón, rechazable o inadecuado. Pero como hemos
visto y hemos indicado reiteradamente, la corrección deductiva es tan sólo
uno de los aspectos a considerar. Para tener un buen argumento, además de
la corrección lógica, las premisas deben ser las adecuadas; estas premisas
tienen por tanto que contar con la solidez y la corrección necesaria para que
el argumento cobre fuerza._Desgraciadamente, la cuestión de la justifica-
ción externa es más problemática que la de la justificación interna; en esta
última, contamos con un conjunto de reglas claras (las de la lógica) que nos
permiten saber con seguridad si el argumento es o no correcto desde un pun-
to de vista formal. Pero no existe nada equiparable a la lógica para evaluar
la justificación o corrección de las premisas, por lo que nos movernos en
un terreno más inseguro. Con todo, eso no significa que no haya nada
que
decir al respecto, o que no sea posible evaluar la calidad de las premisas o
intentar mejorarla en nuestra argumentación.Esto puede hacerse al menos a
través de dos vías, que, lejos de ser incompatibles, se complementan: a) el
estudio de las principalesfalaciasargumentativas,como ejemplos de lo que
no debe hacerse, a fin de conocerlas, saber identificarlas y poder evitarlas
(o denunciar su existencia en las argumentacionesde los demás); y b) ajus-
tar la argumentación a ciertos parámetros, pautas, guías o consejos que nos
permiten mejorar en la organización, claridad y calidad de la misma. Por
246 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

tanto, enfocaremos la cuestión desde dos perspectivas distintas: una nega-


tiva, dirigida hacia aquello que conviene evitar, y otra positiva, en la que
se proponen ciertas guías a seguir o elementos a tener en cuenta de cara a
intentar mejorar la calidad argumentativa.
En este capítulo nos centraremos en la primera perspectiva, la negativa.
El primer paso para mejorar la calidad argumentativa es evitar ciertas es-
tructuras o modos de razonamiento que se consideran inadecuados, y que se
conocen con el nombre de falacias.Recordemos la definición:

Una falacia es cualquier error en la argumentación o, por extensión, si-


nónimo de un mal argumento.
Un primer problema con el que nos topamos al hablar de las fala-
cias es que, estrictamente hablando, existe un número potencialmente
infinito de errores argumentativos, o de maneras de razonar mal, por lo
que resulta imposible, además de poco útil, intentar realizar un listado
exhaustivo. Por fortuna, los tipos de errores más habituales suelen ser
siempre los mismos y se reducen a un conjunto más o menos pequeño
de estructuras, lo que ha permitido que la gran mayoría de falacias sean
conocidas por su propio nombre, y hace posible que, sin excesivas difi-
cultades, podamos tenerlas presentes para evitarlas o para identificarlas
en contextos argumentativos.
Antes de entrar en detalle sobre los distintos tipos concretos de fala-
cias, conviene realizar una primera división importante: a) por una parte,
tenemos las falaciasformales, que consisten en errores de tipo lógico (la
conclusión no se deriva lógicamente de las premisas); b) mientras que por
otro lado, tenemos las falacias materiales, que no implican (al menos no
necesariamente) un error en la estructura lógica del razonamiento, sino más
bien un problema en la calidad o justificaciónde las premisas (un problema
en el contenido, no en la forma).

l. LAS FALACIAS FORMALES

Como acabamos de ver, una falaciaformal sería cualquier tipo de error


lógico, una mala aplicación de las leyes de la lógica que hace que la con-
clusión no derive o se deduzca de las premisas como una consecuencia ló-
gica. Existen tantas falacias formales como errores lógicos posibles, pero
nos centraremos, por ser los más habituales, en los siguientes: l) La falacia
de negación del antecedente; 2) la falacia de afirmación del consecuente; y
3) el non sequitur.
LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS

1.1. La falacia de negación del antecedente

Consiste en intentar derivar, a partir de un condicional y de la negación


de su antecedente, la negación del consecuente del condicional. Expresado
formalmente:
l) a-—>[3
2) -a
3) "Í3
Aunque a primera vista se asemeja bastante al modus ponens, se trata
de un razonamiento lógicamente incorrecto, ya que la conclusión no se de-
duce de las premisas. Dicho de otro modo: es posible que las premisas sean
ambas verdaderas, y la conclusión falsa, lo que demuestra su incorrección.
Veamos su tabla de verdad:

Se trataría, por poner algunos ejemplos, de razonamientos del siguiente


tipo: «Si estudio, aprobaré el examen. Como no estudio, por tanto no apro-
baré el examen». El razonamiento es incorrecto porque podría ocurrir
que
aprobara el examen por otros motivos, como la pura suerte, o por copiar de "l"
un compañero (sin ser detectado), por ejemplo. Es decir, la verdad de las
premisas no garantiza la verdad de la conclusión, algo que evidencia que
esta última no se deduce de aquéllas. Otros ejemplos podrían ser:
—— «Si fumo, seguramente tendré cáncer de pulmón. Como no fumo,
no tendré cáncer de pulmón». Podría sufrir cáncer de pulmón a pesar de no
fumar.
— «Si llueve, se moja la calle. No llueve, así que no se moja la calle».
La calle podría mojarse por otras causas, a pesar de no llover (por ejemplo,
si alguien la está regando).
— «Los perros son mamíferos. Los gatos no son perros, así que los ga-
tos no son mamíferos». Que los perros sean mamíferos no implica que otros
animales no puedan también serlo.
— «Los hombres son seres racionales. Las mujeres no son hombres.
Por tanto, las mujeres no son seres racionales».Sobran los comentarios.
24s DAVID MARTÍNEZ ZORRJLLA

1.2. La falaciade afirmación del consecuente

Consiste en intentar derivar, a partir de un condicional y de la afirmación


de su consecuente, la afirmacióndel antecedente del condicional.Expresado
formalmente:
1) 01-43
2) f5
3) a

asemeja a un modus tollens, pero al igual que ocurre con la anterior


Se
falacia, se trata de un razonamiento lógicamente incorrecto, pues la verdad
de la concusión no queda garantizada a pesar de la verdad de las premisas.
Ésta es la tabla de verdad del razonamiento:

Algunos ejemplos de razonamientos de este tipo serían los siguientes:


— «Todos los que han estudiado han aprobado el examen. Yo he apro-
bado, así que he estudiado». Del hecho de que todos los alurrmos que han
estudiado hayan aprobado, no se sigue que sólo hayan aprobado los que han
estudiado. Puede haber otros que hayan aprobado también pese a no haber
estudiado.
——«La gripe provoca un aumento de la temperatura corporal (fiebre).
Tienes fiebre, lo que significa quejtienes gripe». Existen muchas otras cau-
sas que provocan fiebre, de modo que la verdad de las premisas no garantiza
la verdad de la conclusión.
«Cuando llueve, se moja la calle. Como se moja la calle, es que está
-—-

lloviendo». La calle podría mojarse por otras causas distintas de la lluvia


(por ejemplo, si alguien la está regando).
— «Uno de los efectos de la borrachera es la bajada de la tensión san-
guínea. Tienes la tensión muy baja, por tanto, estás borracho». La bajada de
la tensión sanguínea puede deberse a múltiples causas.
LAS FALACIAS ARGUMENTATÏVAS

1.3. El non sequitur


«Non sequitur» significa literalmente «no se sigue», y hace referencia
genérica a todo aquel razonamiento en el que la conclusión no se deriva
o deduce lógicamente de las premisas. Por tanto, estrictamente hablando,
«non sequitur» es cualquier error lógico, y podría considerarse como un si-
nónimo de «falacia formal». Por razones de claridad, no obstante, resultaría
conveniente reservar la denominación «non sequítur» para aquellas falacias
formales distintas de las vistas anteriormente.
En suma, existen múltiples manifestacionesposibles del «non sequitur».
De entre ellas, valdría la pena destacar la siguiente falacia relacionada con
el uso de una disyunción, en la que a partir de la afirmación de uno de sus
elementos, se infiere (erróneamente) la negación del otro:
D avB
2) a (o «fi»)
3) fiB (o «"I(1>>)
Se trata de un razonamiento erróneo, como puede comprobarse gracias
a una tabla de verdad:

Como sabemos, las disyunciones en lógica no son excluyentes, de


modo que la afirmación de uno de sus elementos no implica la negación
del otro, y es posible que ‘todos los componentes de la disyunción sean
conjunta o simultáneamente verdaderos. Así, un razonamiento del tipo:
«o llueve o hace sol; llueve, por lo tanto, no hace sol» no es válido,
porque podrían ser verdaderas ambas proposiciones (que llueve y que
hace sol). Si pretendemos que nuestra disyunción sea excluyente, y que
la verdad de uno de sus elementos implique la falsedad del otro, debe-
mos excluir la posibilidad de que ambos sean verdaderos. Por tanto, la
manera adecuada de representar formalmente una disyunción excluyente
sería la siguiente:
(QVB)A"(O.AB)
25o DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

2. LAS FALACIAS MATERIALES

Se consideran falacias materiales todos aquellos razonamientos que, con


independencia de su corrección o incorrección formal (la conclusión puede
o no deducirse de las premisas) se consideran erróneos o inadecuados por
su contenido.
A diferencia de la corrección lógico-formal, que es una cuestión que
puede determinarse de manera precisa, la corrección sustantiva o mate-
rial es una cuestión gradual: entre las premisas que son claramente inco-
rrectas o insostenibles y aquellas que pueden considerarse como sólidas
o mejor fundamentadas, existe todo un campo intermedio y más o menos
indeterminado. Pese a todo, existen ciertos tipos de estructuras o modos
de razonar relativamente frecuentes que se consideran falaces, y que, al
menos en ciertos contextos, pueden resultar psicológicamente atractivos
o persuasivos, por lo que conviene conocerlos para saber identificarlos y
evitarlos. Entre ésos, veremos brevemente los siguientes: 1) El argumen-
tum ad hominem; 2) el falso dilema; 3) el argumentan: ad ignorantianz;
4) el argumentum ad misericordiam; 5) el argumentum ad populum‘, 6) la
falacia de la ambigüedad; 7) la causa falsa o post hoc, ergo propter hoc;
8) la falacia de composición; 9) la definición persuasiva; lO) el enemigo
de paja; 11) la petitio principií o argumento circular; 12) la pregunta com-
pleja; 13) la falacia de la autoridad; 14) el argumento de las consecuencias
adversas; 15) el argumento especial o falaciadel accidente; 16) el error de
disponibilidad; 17) la incomprensión de la naturaleza de la estadística; y
18) la pendiente resbaladiza.

2.1. El argumentum ad hominem

Consiste en atacar a la persona que formula un argumento, en lugar de


atacar el propio argumento. Dicho de otro modo, consiste en suponer que
desacreditar a la persona que formula un argumento es razón suficiente para
desacreditar o rechazar el argumento que ésta formula.

Ejemplos habituales de esta falacia son el menospreciar o rechazar pro-


puestas o argumentos por el hecho que quien los proponen son «los con-
servadores», «los socialistas», «los ecologistas», «los sindicatos», «los ban-
queros», «los curas», «los ateos», etc. Los argumentos podrán ser buenos
o malos, pero en todo caso, la calidad del argumento no se deberá a la cir-
cunstancia de quién. sea la persona que los formula, sino de las razones que
apoyan o justifican dicho razonamiento.
LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS
251

Un ejemplo corriente en el ámbito de la política, especialmente impor-


tante en el contexto norteamericano, consiste en apelar a supuestos escán-
dalos, infidelidades o vicios que un político tiene en el ámbito privado para
desacreditarlo como un buen gestor de los asuntos públicos (como buen polí-
tico, en definitiva). Se trata de argumentos del tipo: «¿cómo podemos esperar
que X sea un buen político y que dirija de manera adecuada los intereses del
país, cuando son sobradamente conocidas sus infidelidades matrimoniales y
su tendencia al alcohol?». Que la vida privada de un
político no sea modélica
no es razón alguna para suponer que su actividad
pública sea o no adecuada, y
en una afirmacióncomo la expuesta no se ofrece ni una sola razón que intente
justificar o fundamentar la conclusión de que X no es un buen político (en el
sentido de gestionar bien los intereses públicos).

Una variedad especial de la falaciaad hominezvz es lo que se conoce como


«tu quoque». Esquemáticamente, consiste en responder a una crítica o acusa-
ción refiriéndonos a las circunstancias de nuestro atacante («devolver el
gol-
pe»), en lugar de ofrecer razones en defensa de nuestra posición (o en contra
de las críticas). Parte de la idea de que alguien que tiene un interés personal en
algo no puede ser imparcial-o presentar razones objetivas sobre ello.
Un ejemplo sería el caso de alguien que critica el maltrato o la crueldad hacia
los animales, frente a lo cual se le responde: «entonces, ¿por qué come came?».
Otro caso (éste real) proviene del ámbito de la filosofía política, en el
que se
debaten diferentes concepciones de la justicia, unas de corte más igualitarista,
y
otras más conservadoras. En el marco de esta discusión, hay un libro
que lleva
por título: Si eres igualitarisra, ¿por qué eres tan rico?, en clara referencia a
Ronald DWORKJN,defensor del liberalismoigualitarista pero (al tiempo) titular de
una considerablefortuna. La circunstancia de ser rico no tiene
,_

por qué invalida: o


restar fuerza a las razones en defensa de una concepción igulitarista. Para finali-
zar, un tercer ejemplo consistiría en intentar desacreditar un reclamo publicitario
de una empresa de productos lácteos que afirma que hay estudios
que demuestran
que el consumo de dichos productos reduce el colesterol afirmando que «no te
puedes fiar de esos estudios, porque han sido pagados por la propia empresa de
lácteos». Los estudios serán más o menos fiables en función de su calidad,
pero
no de la circunstancia de quién los haya financiado.

2.2. El falso dilema

El falso dilema consiste en presentar una situación como si sólo hubiera


dos alternativas posibles, cuando en realidad existen otras (que además,
por
lo general, resultan más satisfactorias).
En muchas ocasiones el falso dilema se presenta con elpropósito de ge-
nerar respaldo o aceptacióna una medida o decisión alegando (erróneamente ,
252 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ya sea por ignorancia o con mala fe) que la alternativa es todavía peor, sin te-
ner en cuenta que pueden encontrarse otras vías, opciones o alternativas que
resultan más adecuadas o aceptables. Por ejemplo, en el contexto de lo que
se ha dado en llamarla «guerra contra el terrorismo global», un argumento
habitual es señalar que debemos asumir una serie de recortes importantes en
nuestros derechos fundamentales (mediante el registro de nuestras comuni-
caciones telefónicas o por Internet, la colocación de cámaras de vigilancia,
medidas de control en los trasportes públicos —sobre todo aeropuertos- ,

las detenciones prolongadas sin acusaciónni asistencia letrada, etc.), porque


de lo contrario sucumbiremos frente al terrorismo islamista. Seplantea así la
disyuntiva entre «seguridad» o «derechos» para justificarun drástico recorte
en estos últimos, sin tener en cuenta (o no querer aceptar) que estas medidas
suponen un sacrificio muy grande de algo que ha costado mucho tiempo y
esfuerzo obtener, y que son muy poco efectivas, entre otras cosas porque no
afecta a las verdaderas causas del problema, más vinculadas a fenómenos
como la pobreza, la desigualdad, la marginación social y la ignorancia.

Otro ejemplo, hipotético pero no por ello menos posible, sería plantear
la disyuntiva, en el contexto de una empresa en crisis, según la cual se debe
proceder a un recorte importante en los salarios porque de lo contrario la em-
presa entrará en quiebra y tendrá que cerrar. Esta disyuntiva cierra la puerta
a otras alternativas que podrían resultar más interesantes y menos drásticas,
y que podrían tomarse en consideración (al menos para su estudio), como
por ejemplo hacer un recorte de gastos en partidas que son prescindibles, o
cambiarel modelo productivo para hacerlo más eficiente y competitivo sin
tener que reducir los salarios.

En suma, se trata de argumentos del tipo «o estás conmigo o estás contra


mí»; o «aceptamos lo que propongo o vamos de cabeza al desastre», que
ignoran otras posibilidades,que no sólo están ahí, sino que pueden resultar
más interesantes.

En este sentido, resulta bastante ilustrativo que el general chileno Au-


gusto Pinochet recurriera frecuentemente a la afirmación «o el comunismo,
o yo» para justificar su dictadura, cuando existe una alternativa mucho más
preferible: la democracia.

2.3. El argumentum ad ignorantiam

Se trata de argumentar que, dado que no existe ninguna prueba o argu-


mento detenninante en contra de cierta afirmación, tal afirmación es cierta
o verdadera.
LAS FALACLAS ARGUMENTATIVAS
253

Esta falacia,en consecuencia, consiste en afirmar (erróneamente)


que la
ausencia de pruebas, evidencias o argumentos sólidos en contra de algo (una
afirmación,punto de vista, etc.) es por sí sola suficiente para acreditarla ver-
dad de la afirmación no negada o no refutada. Es por ello que el razonamien-
to recibe el nombre de argumento «ad ígnorantianz», o «argumento a
partir
de la ignorancia» (de los elementos o pruebas en contra). Toda afirmación,
punto de vista, teoría, etc., precisa para su fundamentacióno justificaciónde
elementos que apoyen dicha teoría, afirmación o punto de vista, sin que la
ausenciade elementos en contra implique, sin más, que ésta es cierta. Como
suele decirse de forma bastante gráfica, «la ausencia de prueba no es prueba
de ausencia».

Estetipo de argumentos es bastante frecuente en contextos como el de la


astrología, los OVNIS, y todas las demás «ciencias» ocultas. Por ejemplo, se
parte de la afirmación de que, supuestamente, las pirámides del antiguo Egipto
se basan en ciertos números (como el número n) Y Ciertas ÏÓHmflaS matemá-
ticas que, según se cree, eran desconocidas por la civilizaciónegipcia. Como
todas las hipótesis y explicaciones que se han propuesto para explicar este fe-
nómeno presentan problemas, se propone que fueron los extraterrestres quienes
ofrecieron estos conocimientos a los egipcios y les ayudaron a construir las
pirámides. Y dado que no existe ninguna prueba que demuestre que no fueron
los extraterrestres, se concluye que ésta es la verdadera explicación del fenó-
meno. Pero esto es una falacia: que no se pueda acreditar que no fueron los
extraterrestresquienes construyeron o ayudaron a construir las pirámides no
implica que esta afirmaciónsea verdadera, al igual que (por usar un ejemplo del
filósofoBertrand RUSSELL), a partir del hecho de que no se pueda demostrar que
no existe una tetera orbitando alrededor del Sol más allá de la órbita de Plutón
(un objeto demasiado pequeño y demasiado lejano para ser detectado incluso
por los telescopios más potentes), no puede acreditarse esta tetera exista. Es
necesario aportar elementos para apoyar o justificar la afirmación.
Otro ejemplo relativamente habitual es la interpelación que se hace a los
ateos, a quienes se les desafía diciéndoles «demuéstreme que Dios no existe».
Como puso de manifiesto KANT en la Crítica de la razón pura, la existencia
de Dios es una cuestión que trasciende los límites de la experiencia posible
y por tanto es imposible demostrar empíricamente que DÏOS D0 CXÍSÍC (¿X30-
tamente del mismo modo que resulta imposible demostrar empíricamente la
existencia de Dios)’. Pero de la imposibilidadde demostrar que Dios no exis-
te, no se prueba que sí existe, del mismo modo que de la imposibilidadde
demostrar su existencia no se sigue que Dios no existe.

En el ámbitojurídico, la máxima «la ausencia de prueba no es prueba de


ausencia» tiene una plasmacióndirecta en el tema de la carga de la prueba (a

'
Véase KANT, 1787.
254 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

quién le corresponde acreditar un cierto hecho). Como regla general, quien


afirma algo es quien debe acreditarlo. Éste es especialmente importante en
el derecho penal, en el que rige la presunción de inocencia: es la acusación
quien debe probar que el acusado cometió el delito, y si ello no es posible,
debe procederse a la absolución del acusado, aunque éste no haya podido
aportar ningún elemento que demuestre que no cometió el delito.

2.4. El argumentum ad Inisericordianz

Consiste en una a elación a la P iedad o a la comP asión como razón ara

aceptar o apoyar cierta decisión, propuesta o punto de vista.


Por ejemplo, en el contexto de un proceso penal, en el que es clara la cul-
pabilidaddel acusado en la comisión del delito, se apela a la situación difícil
por la que pasaba el delincuente para provocar compasión en el juzgador y
conseguir así una absolución o una pena menor. En realidad, la situación por
la que pasa el acusado es independiente del hecho de que éste, de acuerdo
con los parámetros legales, cometa o no el delito: si concurren los requisitos
que la ley determina, se comete el delito y procede la obligaciónjurídica de
aplicar la sanción legalmente establecida, y en caso contrario, no se comete el
delito y no procede la sanción, independientementede las dificultades por las
que atraviesa el individuo (que pase por una situación difícil no supone que
no cometa el delito o que no le corresponda jurídicamente la sanción estable-
cida por la ley). Unos hechos son o no constitutivos de «robo con fuerza»,
por ejemplo, si se dan las circunstancias de los arts. 237 y 238 del Código
Penalz, al margen de la situación personal del acusado. Eso no significa, por
otro lado, que la ley en ocasiones no pueda tener en cuenta las circunstancias
del delincuente para exirnirle o para atenuarle la pena, en los términos legal-
mente establecidos.
Otro ejemplo de falacia ad misericordiam sería el del estudiante que ha
realizado un examen excesivamente flojo como para poder aprobarlo, y apela
a sus circunstancias personales (por ejemplo, que si el profesor no le aprueba,
deberá repetir el curso) como razón para justificar el aprobado. El examen
merecerá o no ser aprobado en función de su contenido, no de la situación

1 An. 237 CP: «Son reos del delito de robo los que, con ánimo de lucro, se apoderaren de las
cosas muebles ajenas empleando fuerza en las cosas para acceder al lugar donde éstas se encuen-
tran o violencia o intimidación en las personas».
Art. 238 CP: «Son reos del delito de robo con fuerza en las cosas los que ejecuten el hecho
cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes: l. Escalanúento. 2. Rompimiento de
pared, techo o suelo, o fractura de puerta o ventana. 3. Fractura de armarios, arcas u otra clase de
muebles u objetos cerrados o sellados, o forzamiento de sus cerraduras o descubrimiento de sus
claves para sustraer su contenido, sea en el lugar del robo o fuera del mismo. 4. Uso de llaves
falsas. 5. lnutilizaciónde sistemas específicos de alarma o guarda».
LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS 25 5

personal del estudiante, puesto que es una prueba que evalúa el grado de
adquisición de determinados conocimientos y competencias, para lo cual es
irrelevante si el alumno debe o no repetir el curso.

2.5. El argumentum ad populum

Se trata de una apelación a los sentimientos del oyente para conseguir


adhesión, aceptación o apoyo de cierto punto de vista, afirmación, decisión,
etc., enlugar de utilizarargumentos racionales en su favor.
Se trata de un modus operandi especialmente peligroso (desde el punto
de vista de la racionalidad) porque resulta muy persuasivo, ya que se ape-
la directamente a algo que nos gusta, o con lo cual nos sentimos identifi-
cados, y por lo tanto no se requieren grandes esfuerzos intelectuales para
«convencernos». Desde un punto de vista psicológico, estamos mucho más
predispuestos a aceptar aquello con 1o que nos identificamos (por tradición,
porque nos atrae, etc.), aunque no existan razones mínimamente sólidas en
su apoyo, que a cambiarnuestro punto de vista y abandonar así convicciones
profundas sobre la base de argumentos racionales.
Este tipo de falaciases extremadamentehabitual enciertos contextos como
el de la publicidad y el de la política. En el ámbitopublicitario, rara es la ocasión
en la que se intenta argumentar racionalmente la superioridad de un producto
sobre otro, sino que todos los mensajes son fuertemente emotivas: «consume el
producto x porque te hará sentir mejor, serás mejor que el resto, te hará parecer
diferente, estarás a la última, etc.» (o cualquier otra cosa que sea psicológica-
mente atractiva para el consumidor potencial). Por ejemplo, un fabricante de
un refresco estará interesado en hacer que la publicidad de su producto muestre
una playa paradisíaca con palmeras, y personas sonrientes y felices,
porque
de ese modo inconscientemente los consumidores asociarán la bebida a cosas
positivas como el verano, las vacaciones,el relax, la alegría, etc., incrementado
así las ganas de consumir ese producto e incluso haciendo que a los consumi-
dores les parezca mejor de lo que realmente es. O cierta cadena de comercios
adoptará un eslogan como «yo no soy tonto», elogiando la inteligencia de los
potenciales consumidores para intentar incrementar las ventas, ya que a todos
nos gusta que nos consideren inteligentes, aunque no se ofrezca razón alguna
para justificar que realmente sus precios son los mejores, o que la atención al
cliente que ofrecen es superior a la de la competencia. Piénsese también en un
eslogan como «millonesde personas no pueden estar equivocadas» (y compa-
rémoslo por ejemplo con la creencia generalizada a lo largo de la mayor parte
de nuestra historia de que la Tierra era plana).
-
El ámbito de la política está también plagado de este tipo de falacias,
sobre todo en los periodos electorales. De hecho, recibe el nombre de «po-
256 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

pulismo» la táctica de realizar muchas promesas beneficiosaspara el pueblo


(subsidios, ayudas, abundancia de recursos, etc.), normalmente sin la menor
intención de cumplirlas, con el fin de captar votos. También son manifesta-
ciones de la falaciaad populum las apelaciones o elogios a los posibles vo-
tantes («los ciudadanos de este país somos gente responsable y trabajadora,
y sabemos que x es lo que nos conviene»; sin ofrecer razones en apoyo de x),
o apelando al miedo o incluso al odio para el caso de que resulte vencedora
otra candidatura, o echando la culpa de todos los problemas «al gobierno» a ,

«la oposición», o a «la inmigración»,por ejemplo.

2.6. La falacia de la ambigüedad

Como sabemos, la ambigüedad consiste en la pluralidad de significados


que pueden ir asociados a una misma expresión (palabra u oración). En al-
gunos casos, consciente o inconscientemente, la ambigüedadpuede ser una
fuente de falacias, cuando en el contexto de un argumento o de una discu-
sión se utilizandistintos sentidos de una misma expresión ambigua.
Esta falacia consiste en utilizardistintos significados de una expresión
ambigua en el contexto de un mismo argumento o discusión.
Supongamos que, en el contexto de un debate parlamentario,un diputado
de la oposición critica la decisión del gobierno de enviar tropas a una guerra
'

considerada ilegal, y dicho diputado califica la decisión del gobierno como


«ilegítima».En su respuesta, el representante del gobierno (el presidente o
un ministro) intenta revocar esa acusación afirmando que la decisión no es
ilegítima,ya que «ilegítimo» significa «contrario a las leyes», y la decisión se
tomó respetando escrupulosamente el procedimiento legalmente establecido.
En realidad, sin embargo, se comete una falacia en la respuesta del gobierno,
ya que, si bien uno de los significados de «ilegítimo»es sinónimo de «ilegal»,
no es éste el único significado del término, y el diputado no había utilizadola
expresión «ilegítimo» en el sentido de «ilegal»,sino en otro sentido distinto,
como contrario a las exigencias y principios morales. En este último sentido,
una decisión puede ser ilegítima a pesar de ser legal, con lo que la respuesta
del gobierno no sirve para desacreditar la afirmación del diputado.

La razón por la que el argumento no funciona, es porque, de hecho, los


interlocutores están hablando de cosas distintas. Se trataría del mismo pro-
blema que se expuso anteriormente, en el capítulo V:
1) Platón es Aristocles
2) «Platón» tiene seis letras
3) Por tanto, «Aristocles» tiene seis letras
LAS FALACIAS ARGUMENTATÏVAS
257

El argumento no funciona porque, a pesar de utilizar la misma


palabra
(«Platón»), se usa con significados distintos (en referencia al filósofo y en
referencia a la propia expresión, respectivamente). Otro
ejemplo sería el
siguiente:
l) La ciencia tiene por objeto el descubrimiento de las leyes (leyes
de la naturaleza; patrones invariables de comportamiento de la materia
y la
energía).
2) Las leyes presuponen que hay alguien que las crea («ley» como
mandato de una autoridad).

3) Por tanto, la ciencia acepta la existencia de Dios.


Este tipo de confusión entre «ley» en sentido de ley natural
(descriptiva)
y «ley» en sentido de mandato de una autoridad (ley prescriptiva) es come-
tido por Tomás DE AQUINO cuando sostiene: «Todos los animales
siguen su
ley; el hombre es el único que puede actuar en contra de su ley».

2.7. La falacia de la causa falsa (post hoc, ergo propter hoc)

Consiste en afirmar erróneamente que, dado que un acontecimiento A


precede a otro acontecimiento B, A es la causa de B.
Por ejemplo: «cuando aún había esclavitud, no existían las armas nu-
cleares»; «desde que votan las mujeres, han aumentado los niveles de de-
lincuencia»; «en las tres ocasiones en que he tenido un accidente de tráfico,
horas antes se me había cruzado un gato negro»; o «las estadísticas muestran
que el porcentaje de homosexuales es superior entre quienes tienen estudios "

superiores que entre el resto de la población; por tanto, estudiar una carrera l

provoca homosexualidad».
Los ejemplos resultan lo bastante evidentes para darse cuenta de la falacia
argumentativa que supone partir del mero hecho de que un acontecimiento
precede temporalmente a otro, para concluir que el primero es la causa del se-
gundo. Si bien el tema de la causalidad es enormemente complejo, y es objeto
de grandes discusiones y debates en el ámbito de la filosofía de la
ciencia, lo
que puede afirmarse sin ninguna duda es que una relación causal exige mucho
más que el mero hecho de que un acontecimientopreceda a otro
(que la causa
preceda al efecto). Exige más incluso que una relación de correlación (que
siempre que se produzca A también se produzca B): es posible que dos hechos
o circunstancias aparezcan siempre unidas
y que sin embargo no exista entre
ellas vínculo causal alguno (una no provoca la otra). Por ejemplo,
puede ser
cierto que, desde que se celebran elecciones democráticas, la candidatura
que
ha resultado vencedora en cierto distrito electoral x sea también la
que haya
25 8 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ganado globalmente las elecciones; hay una correlación entre «ganar en el


distrito x» y «ganar las elecciones», pero esto no significa que la victoria en
ese determinado distrito sea la causa de la victoria electoral (ni tampoco a la
inversa: la victoria electoral global no implica que se haya vencido también
en el distrito x). Dicho de otra manera: el hecho A (victoria en el distrito x) no
determina el hecho B (victoria electoral).
La relación causal parece por tanto exigir más que la sucesión temporal
(causa-efecto) y la correlación. La causa ha de determinar, de algún modo,
que se produzca el efecto. Para ello resulta fundamental prestar atención a los
llamados casos negativos: ¿qué ocurre cuando no se produce el hecho A? ¿Se
da también el hecho B, o éste sólo aparece cuando viene precedido por A?

Durante décadas, la industria del tabaco ha intentado defenderse de las


acusacionesde los graves efectos que éste tiene sobre la salud argumentando
que se trataba tan sólo de una correlación, pero no de una relación causal.
Estadísticamente, un dato innegable es que, tan sólo si nos centrarnos en el
cáncer de pulmón, sobre el 90 por 100 de los casos se manifiestan en personas
que son o han sido fumador-as. «Se trata de una simple correlación», asegu-
raban las grandes compañías tabaqueras, pero es posible realizar pruebas y
experimentos para tratar de saber si existe o no una verdadera causalidad.
Estos estudios se han realizado en las últimas décadas, y desde hace unos
años está acreditado más allá de toda discusión la relación causal entre el
consumo de tabaco (sea como fumador activo o pasivo) y ciertas enferme-
dades, sobre todo cánceres y enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Por ejemplo, si se hace un experimento con dos grupos de ratones, ambos con
un mismo tipo de alimentación, hábitat, horarios y actividades, condiciones
ambientales,etc., y a uno de estos grupos se les administran ciertos compo-
nentes de los cigarrillos (como la nicotina y el alquitrán, en las proporciones
habituales), y este grupo desarrolla ciertas enfermedades y cánceres en una
proporción espectacularmentesuperior a la del otro grupo, tendremos buenas
razones para pensar que el tabaco es la causa, pues el resto de circunstancias
se mantienen estables e iguales entre los grupos de control.

2.8. Las falaciasde composición y de división

Se trata, en ambos casos, del mismo tipo de error, pero la diferencia


está en la «dirección» que lleva a cabo el razonamiento (de la parte al todo
—composición— o del todo a la parte —división—).
El de este tipo de razonamientos consiste en atribuir las mismas
error
propiedades características tanto al conjunto como a las partes que compo-
o
nen dicho conjunto, cuando ello no tiene por qué ser así necesariamente.
LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS 359

Por ejemplo, sería una falacia de composición afirmar que, puesto que las
piezas que componen una máquina son muy pequeñas y ligeras, la máquina
es asimismo pequeña y ligera. No ocurre así necesariamente, puesto
que es
posible una máquina grande y pesada compuesta por muchas piezas pequeñas
y ligeras.
De modo similar, sostener que un equipo está formado por los mejores
jugadores del mundo no implica que se trate del mejor equipo del mundo, ya
que esos jugadores excepcionales pueden ser incapaces (o no haber encon-
trado aún el modo) de coordinarse adecuadamente para actuar como un buen
equipo.
Un tercer ejemplo de falacia de composición sería decir que, como
una avioneta consume mayor cantidad de combustible que un turismo,
todas las avionetas consumen en conjunto más combustible que todos los
turismos, lo cual es falso, puesto que hay muchos más turismos que avio-
netas.

El esquema de razonamiento inverso es la falacia de la división: así, de


la afirmación de que Suecia es un país rico, no se sigue que todos los sue-
cos individualmente considerados, sean ricos; o como que, en promedio, las
,

mujeres son más longevas que los hombres, cualquier mujer vive más que
cualquier hombre; o que, dado que el ejército x es el ejército más fuerte del
mundo, sus soldados son los más fuertes del mundo.

2.9. La definición persuasiva

Consiste en definir un término de manera aparentemente neutra pero que


en realidad contiene una fuerte valoración emotiva (positiva o negativa) que a

prejuzga la cuestión, e intenta influir en el auditorio.


Recurriendo a unos ejemplos propuestos por WEsToN-l, sería una de-
finición persuasiva aquella que definiese «fe» como «creencia irracio-
nal y sin pruebas sobre cuestiones absurdas e inverosímiles», ya que
pretende predisponer al destinatario hacia una valoración negativa de
la fe. Otro de los ejemplos propuestos sería el de definir «conservador»
como «persona razonable y con una percepción adecuada y correcta de
las cosas», que obviamente pretende realizar una valoración positiva del
conservadurismo e influir para que los destinatarios adopten ese mismo
punto de vista.

-‘ Véase WESTON, 1994: 129.


260 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

2.10. El enemigo de paja

Se trata de exponer cierta teoría o punto de vista ridiculizándoloso sim-


plificándolos en extremo, de modo que sea muy fácil rebatirlos.
Como resulta obvio, se trata de un recurso que se utiliza cuando lo
que se pretende, más que defender o justificar una posición punto
o de
vista, es rebatir o criticar una posición contraria. Pero en lugar de «jugar
limpio» y presentar la posición contraria en toda su complejidad y con
todos sus argumentos, se presenta una caricaturización o simplificación
ridícula, de modo que se convierte en un «enemigo de paja» y resulta muy
fácil rebatirlo.

Sería un esta falacia una afirmación tal como: «los ecolo-


ejemplo de
de las
gistas se preocupan más por el bienestar de las lombrices de tierra y
aves zancudas que por las personas». Se trata de una
ridiculización y una
defensa de especies se considera por
simplificación injusta, ya que la esas

parte de los ecologistas como algo importante para salvaguardar el equilibrio


del ecosistema, que es algo que afecta también de manera muy importante al
bienestar (e incluso a la supervivencia) de los seres humanos. Que se insista
en la importancia de proteger el entorno y las especies
animales y vegetales
no significa que no importen las personas, o que la vida de éstas no sea más
importante.
Un ejemplo bastante clásico de la falacia del enemigo de paja se da en la
crítica que los creacionistas realizan a los defensores de la teoría de la evo-
lución. Los creacionistas suelen acusar a los evolucionistas de sostener algo
tan «absurdo» (desde su punto de vista) de que algo tan complejo como
la
propia vida (y tan variado como las múltiples especies de seres vivos) se ha
producido «por casualidad», lo que sería extremadamente improbable. «la
Algu-
teoría
nas veces recurren a metáforas bastante gráficas, como decir que
de la evolución es algo tan absurdo como pensar que podemos lanzar un

montón de chatarra al aire y esperar que cuando caiga tendremos un coche».


Este razonamiento, sin embargo, es excesivamente simplista e ignora, ya sea
relevante de la
por ignorancia o por mala fe, el elemento más significativo y
evolución: la selección natural. A pesar de que las mutaciones sí que sean
aleatorias, sólo perviven aquellas que suponen una cierta ventaja en términos
de adaptación al medio, de modo que el propio entorno va seleccionando lo
que funciona y lo que no, conservando lo que confiere una mejor adaptación
Por eso, dado un cierto
y rehusando lo que resulta inútil o incluso perjudicial.
número de mutaciones (estadísticamente determinable) y con el transcurso
del tiempo suficiente, la evolución y la variedad de las especies son conse-
cuencias inevitables.
LAS FALACIAS ARGUMENTATÏVAS 251

2.11. El argumento circular (petitio principii)


El argumento circular o petición de principio consiste en un razona-
miento que presupone aquello que quiere probar (sólo funciona si se asume,
como una premisa, la conclusión del argumento, por lo que no permite pro-
bar la conclusión).

Veamos por ejemplo el argumento siguiente, que «prueba» la existencia


de Dios: «Dios existe, porque así lo dice la Biblia, que, al ser la palabra de
Dios, no puede ser falsa». La conclusión del argumento (lo que éste pretende
justificar o fundamentar) es la existencia de Dios. Pero para ello iitilizacomo
premisas que la Biblia dice que Dios existe y que la Biblia no puede ser falsa,
porque es la palabra de Dios. Por tanto, esta última premisa presupone que
Dios existe (y además que escribió la Biblia), que es 1o que se quiere probar.
Si se pretende probar la existencia de Dios (algo que, por otro lado, es como
mínimo en extremo difícil),deberá hacerse mediante argumentos que no pre-
supongan la existencia de Dios.

2.12. La falacia de la pregunta compleja

Consiste en formular una pregunta de tal manera que, responda lo que


responda la persona interpelada, ésta asuma cierta afirmación,punto de vis-
ta, acusación,etc., que interesa a quien formula la pregunta. r

Se trata de una técnica de formular preguntas que, en apariencia, es to-


talmente inocente, pero que en realidad es una táctica para hacerle decir al
interpelado algo que le interesa a quien formula la pregunta, independiente-
mente de cuál sea la respuesta.

Por ejemplo, supongamos que una persona pregunta a otra: «¿Sigue


siendo usted tan irresponsable como solía ser?». Es una pregunta tramposa,
porque tanto si se responde «sí», como si se responde «no», se asume que la
persona era irresponsable.

En el contexto jurídico hay que tener especial cuidado con esta falacia,
y ésa es la razón por la que los jueces y magistrados tienen la capacidad de
rechazar preguntas formuladas por las partes cuando las consideren inade-
cuadas o truculentas. Supongamos por ejemplo que el acusador plantea la
siguiente pregunta al acusado en un proceso penal: «¿Era suyo el cuchillo
con el que mató a la víctima?». Tanto si responde «sí» como si responde
«no», el acusado estaría asumiendo su culpabilidaden el delito.
262 DAVID MARTÜJEZ ZORRILLA

2.13. La falacia de autoridad (ad verecundiam)

Se trata de una utilizaciónerrónea o abusiva del argumento de autoridad


(apoyar nuestro punto de vista o decisión en lo que ha afirmado odedispues-
to una autoridad ampliamente reconocida como tal en el ámbito que se
trate).
Uno de los distintos medios o mecanismos a través de los que podemos
intentar fundamentar o justificar nuestras afirmaciones es a través del lla-
mado argumento de autoridad. Consiste, simplificadarnente, en utilizar en
nuestro apoyo algo que ha afirmado o sostiene alguien a quien se considera
como una referencia o autoridad respetada en el ámbito de que se trate (por
Al-
ejemplo, si hablamos de astrofísica, podemos recurrir a lo que sostiene
bert Einstein en apoyo de nuestra posición). Pero el uso adecuado del argu-
mento de autoridad exige ciertas condiciones y está sujeto a determinados
límites, y e] no respeto de tales condiciones y límites supone incurrir en la
falaciade autoridad.
En primer lugar, una exigencia indispensable para un correcto uso del
argumento de autoridad consiste en el requisito de que esa persona a quien
se apela sea realmente una autoridad reconocida, pero además, que
se trate
de una autoridad de prestigio en el ámbitosobre el cual se esta’ discutiendo.
De ese modo, si bien todo el mundo coincidiría en que Albert Einstein es
una autoridad en astrofísica, ello no significa que lo que éste
afirrne en otros
ámbitos (por ejemplo, sus opiniones políticas) tenga el mismo valor o el
mismo grado de fiabilidad.Intentar basar nuestras opiniones políticas to-
mando como apoyo o razón justificatoriael hecho de que Einstein compartía
ese mismo punto de vista, sería un ejemplo de falacia de autoridad.

En segundo lugar, conviene tener siempre presente que el valor del ar-
gumento de autoridad depende exclusivamente de la calidad de las razones
Eso significa
que dicha autoridad utiliza para defender su punto de vista.
desbancan a las
que,pen el caso de que se ofrezcan mejores razones, éstas
de la autoridad, por mucho prestigio y reconocimiento que ésta tenga su
en
de autoridad
campo. Por otro lado, conviene además no usar el argumento
como excusa para no ofrecer razones en apoyo o defensa de algo (al menos
idealmente, el argumento de autoridad no debería ser el único argumento
ofrecido).
En conclusión, estaremos ante una falacia de autoridad o argumento ad
verecundianz cuando o bien la autoridad a quien se apela no lo es en reali-
dad, o lo es en un ámbito distinto, o cuando sus razones han sido claramente
superadas por otros argumentos. Eso es lo que ocurriría, por ejemplo, entre
los fundamentalistas religiosos que sostienen interpretaciones literales de
LAS FALACIAS ARGUMENTATIVAS 263

los textos religiosos (como la Biblia, el Corán, el Baghavadghita, etc.) no


sólo como parámetros espirituales o guías y pautas morales, sino como ex-
plicaciones del mundo, a pesar de las ingentes cantidades de evidencias en
contra.

2.14. El argumento de las consecuencias adversas

Consiste en señalar las consecuencias o resultados negativos que se si-


guen de cierta afirmación,posición, punto de vista, decisión, etc., como una
razón para rechazar su verdad o justificación.

Se trataría de afirmaciones del tipo: «no podemos aceptar esta conclu-


sión, ya que significaría que hemos estado equivocados durante todo este
tiempo; por lo tanto, esta teoría (o lo que sea) debe ser falsa». El hecho de
que algo suponga alguna consecuencia negativa o desagradable (como lo es
el darse cuenta de que hemos estado equivocados sobre algo) no es una razón
para rechazar-lo, o para justificar su falsedad; puede ocurrir que realmente
hayamos estado equivocados. Que eso sea malo para nosotros es irrelevante
para la verdad o falsedad de la teoría o afirmación. O, por usar otro ejemplo:
«si la ciencia moderna está en lo cierto, ello supondría que no somos la cum-
bre de la Creación». Por mucho que pueda dolemos esa afirmación y tener
que asumir una posición mucho más modesta en el universo, ello no supone
ninguna prueba en contra de la verdad de la afirmación (no es un argumento
racional para rechazarla).

El ámbito jurídico no está exento de estas dificultades. En ocasiones


de ha planteado seriamente la posibilidadde condenar a un inocente para
así evitar supuestas consecuencias aún más perjudiciales. Por ejemplo, po‘-
dría ocurrir que, en un caso muy mediático, no hubiera pruebas sólidas y
suficientes para acreditar la culpabilidad del acusado, pero ante la presión
social, se plantease seriamente que hay que dictar una sentencia condena-
toria para así evitar represalias y brotes de violencia que se derivarían de
la frustración que una absolución provocaría en la gente. De acuerdo con
el derecho, la condena procede (la decisión está justificada) cuando se dan
las condiciones legalmente exigibles para imponerla, y no cuando existe el
riesgo de agitación social.

2.15. La falaciadel accidente o argumento especial

Se refiere estrategia utilizar, cuando un contraejemeplo o un con-


a la
traargumento plantea un desafío a nuestro punto de vista, una explicación o
264 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

argumento ad hoc para explicar ese «caso especial» y salvaguardar la regla


general.
Se trata, en definitiva, de sortear los obstáculos, contraejemplos o prue-
bas en contra de cierta afirmación, teoría o argumento mediante la elabora-
ción de explicacionesespecíficas (ad hac), de modo que (pretendidamente)
dicha teoría, afirmación o argumento quede incólume (en lugar de reformar
o rechazar la teoría o afirmación general). De ese modo, la teoría o expli-
cación se «inmuniza» frente a las críticas, si bien de un modo artificial e
injustificado.
Por ejemplo, para un creyente judío o cristiano sincero, todo lo que
dice la Biblia debe ser cierto, como por ejemplo la afirmación del Génesis
de que el mundo fue creado en seis días. Pero si a esa persona se le dice
miles
que la astrofísica contemporánea muestra que el universo ha tardado
de millones de años en ser tal y como ahora lo conocemos, una posible
respuesta sería decir que cuando el Génesis habla de «días», no se refiere
a periodos de veinticuatro horas, sino que lo usa en sentido figurado para
referirse a periodos mucho más largos (un «día» para Dios no es como un
«día» para los hombres). De este modo ha creado una explicación ad hoc
para evitar tener que rechazar su creencia o rebatir las explicaciones
de la
ciencia contemporánea.
Otro ejemplo es el que podemos observar a menudo en los análisis de
las fluctuacionesde la bolsa del mercado de valores. Si, por ejemplo, la bolsa
baja, se dice que es (por ejemplo) por «los malos datos del paro». Si, en otra
jornada, los datos del paro también son malos pero a pesar de ello la bolsa
sube, se dice que es por «las buenas perspectivas de la inflación».Si, en otra
ocasión, hay buenas perspectivas de la inflación,no hay datos negativos del
tensio-
paro, y a pesar de ello la bolsa baja, se afirma que eso se debe a «las
nes del mercado del petróleo». Y así sucesivamente. Diversos estudios
han
mostrado que, en síntesis, el comportamiento del mercado de valores es errá-
tico e impredecible, y varios experimentos han mostrado que las inversiones
realizadas al azar no generan peores resultados que si seguimos los consejos
de los analistas.
i

2.16. El error de disponibilidad

Consiste en tomar en consideración ciertos hechos, situaciones, circuns-


tancias, etc., que en realidad son excepcionales o poco habituales como si
fueran habituales o representativos y usarlos como base o fundamento para
formular un juicio, teoría, tomar una decisión, etc.
Muchos estudios psicológicos en el campo de la investigación sobre la
irracionalidadhan mostrado que nuestra mente suele prestar más atención a
LAS FALACIAS ARGUMENTAUVAS
255

aquellas situaciones que, por algún motivo, son excepcionales o se apartan


de lo corriente, y que tenemos tendencia a considerar, erróneamente, que
esos casos (los que más recordamos y tenemos
presentes) son los más re-
presentativos (son datos o elementos que están «más disponibles» desde el
punto de vista psicológico), cuando ocurre precisamente lo contrario. Eso
puede constituir la base para formular juicios erróneos sobre los más diver-
sos temas‘.

Por ejemplo, estadísticamente se ha podido acreditar la


gran incidencia
que tiene el consumo de tabaco en la aparición de ciertas enfermedades, como
el cáncer (primordialmente el cáncer de pulmón,
pero en general en todos los
tipos de cáncer), enfermedades cardiovasculares, respiratorias, o de la piel,
entre otras (en algunos casos con una incidencia superior al 90 por 100 de
los casos). A pesar de ello, no es excepcional escuchar
argumentos del tipo:
«pues yo conozco a x, que tiene 90 años y fuma un paquete diario desde que
era joven». Aunque existen casos como el descrito, son la excepción, y no la
regla general, por lo que no pueden ser tomados como base para sostener que
el consumo de tabaco no es tan perjudicial como se piensa.
Algo similar ocurre con las loterías y juegos de azar en general. Muchas
personas creen probable que puedan obtener el primer premio (probablemen-
te porque conozcan a alguien que haya tenido esa suerte —o incluso
ellos
mismos-J, aunque estadísticamente las probabilidades sean muy pequeñas
(o, en todo caso, muy inferiores a la probabilidadde no obtener premio algu-
no). Eso hace que, desde el punto de vista racional (utilidad esperada, que se
calcula multiplicando la cuantía del premio por la probabilidadde
obtenerlo,
y comparándolo con el coste de la apuesta realizada),la utilidad sea negativa,
con lo que resulta irracionaljugar a la lotería si el
objetivo es que sea econó-
micamente rentable (de hecho, las loterías existen porque resultan
siempre
beneficiosaspara las entidades que las organizan y gestionan). Además,_pro-
r

bablemente la mayoría de las personas creen sinceramente


que es más proba-
ble que les toque el primer premio de la lotería que sufrir un cáncer, cuando
esto último es mucho más probable (2 entre mil
respecto a 1 entre cien mil en
el caso de la lotería).

2.17. La incomprensión de la naturaleza de la estadística

Como sugiere su nombre, se trata de errores derivados del hecho de no


tener en cuenta hechos como que las estadísticas se basan en
promedios
matemáticos o que las propiedades atribuidas al conjunto no tienen
por qué
distribuirse de manera uniforme entre sus miembros.

"
Sobre este tema, véase SUTHERLAND, 1996.
266 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

Por ejemplo, ante una afirmación como «una de cada seis personas en
el mundo sobrevive con menos de un dólar al día», sería un error replicar
algo como «eso no es cierto, yo conozco a cientos de personas y ninguna de
ellas tiene que vivir con menos de un dólar al día». Otro ejemplo sería pensa:
sitúan por
que, en todo promedio, la mitad de los miembros del conjunto se
debajo de dicho promedio, y la otra mitad por encima. Eso no tiene por qué
ser así. Si, por ejemplo, hay cuatro miembros en una comunidad: A,
B C y D,
,

y A tiene unos ingresos de 100, B de 95, C de 90 y D de 10, el promedio


de
los ingresos (renta per cápita) es de 73,75, pero hay tres miembros con unos

ingresos superiores a la media frente a uno con unos ingresos inferiores. Otro
error relativamente frecuente está relacionado con la probabilidad,pensando
erróneamente que los acontecimientos pasados pueden alterar la probabilidad
de acontecimientos futuros, en casos en que eso no es así. Por ejemplo, en
un juego de dados, es un error razonar del modo siguiente: «como
el seis ha
salido cinco veces seguidas, es más probable que vuelva a salir un seis en la
próxima tirada». La probabilidad de que salga un seis es siempre la misma

(l/6),independientemente del número de veces seguidas que haya salido en


el pasado.

2.18. La pendiente resbaladiza (slippery slope)

Consiste en asumir que, una vez que adoptamos un juicio, decisión o


movimiento en cierto sentido, nos vemos forzados a dar más pasos en la
misma dirección («descender la pendiente»), sin poder poner límites hasta
llegar a un resultado final que resulta claramente malo o inaceptable.
El razonamiento parte de que si adoptamos A, esto nos llevará a B, B
nos llevará a C, y así sucesivamente, con lo que al final se dice que
A lleva
a Z (que es algo totalmente inaceptable, antiintuitivo, rechazable,
etc .). Se-
rían argumentos o razonamientos del tipo: «Si empezamos permitiendo el
aborto en las primeras semanas de‘ gestación, al final terminaremos matando
indiscriminadamente a recién nacidos»; «Si permitimos la eutanasia en al-
gún caso, al final tendremos que permitirla en todos los casos, aun contra
la voluntad del paciente»; o «Si permitimos el aumento de los periodos de
detención de presuntos terroristas, al final todo el mundo podrá ser encarce-
lado indefinidamente y sin pruebas ni acusaciónformal».
Este tipo de razonamiento parte de la base (errónea) de que no es posible
establecer límites estrictos y biendefinidos para separar los casos en que una
medida o juicio están justificados y aquellos otros en los que no lo están.

Por ejemplo, no cierto que si aceptamos el aborto en ciertos casos,


es
necesariamente tengamos que acabar aceptándolo en todos los casos y en
LAS FALACIAS ARGUMENTATNAS 267

cualquier periodo de gestación (ni mucho menos cuando el nacimiento ya se


ha producido). Se pueden fijar límites estrictos (como por ejemplo, las 12 se-
manas de gestación),que separen claramente los supuestos permitidos de los
que no lo están. Algo similar ocurre con la eutanasia, puesto que es posible
establecer ciertos requisitos, límites y condiciones estrictas para su práctica.
A modo de ejemplo, puede exigirse que el paciente sufra una enfermedad ter-
rninal o que, sin serlo, sea incurable y le provoque un sufrimiento continuo;
además, que su decisión sea libre y consciente (con exámenes psiquiátricos
si es necesario); y que dicho consentimiento pueda retirarse hasta el último
momento previo a la ejecución de la eutanasia.
CAPÍTULOVIII
LA JUSTIFICACIÓN EXTERNA:
ALGUNAS INDICACIONES

Se ha indicado repetidamente que, a diferencia de lo que ocurre respecto


de la justificacióninterna, no disponemos de ningún mecanismo o conjunto
de reglas que nos asegure la corrección de un argumento desde el punto de
vista de su justificaciónexterna. Pero, como ya sabemos, de ahí no se infiere
que no sea posible decir nada al respecto o intentar controlar (e incrementar)
su calidad. Una de las vías o mecanismos para ello es la evitación de las
falacias que hemos visto en el anterior apartado. Si evitamos que nuestros
argumentos y razonamientosincurran en alguno de los problemas expuestos
en el capítulo VII, ya tendremos mucho ganado. Pero además, también es
posible dar algunas indicaciones positivas para guiar la práctica argumen-
tativa. Tales indicaciones,pautas o guías son necesariamente genéricas, va-
gas y abstractas, pero en cualquier caso mejores que no tener nada. En este
punto, nos centraremos brevemente en las ideas e indicacionesofrecidas por
Anthony WESTON ’.
Este autor expone dos tipos de consideraciones o consejos (que no se
excluyen mutuamente, sino que se complementan): a) por un lado, ofrece
ciertas indicaciones concretas que resultan útiles de cara a la confección
de argumentos breves (o alguna/s premisa/s de ese argumento); b) por otra
parte, establece ciertas pautas o reglas generales a considerar cuando lo que
nos planteamos es la elaboración de un ensayo basado en argumentos (un

'
WESTON, 1994.
27o DAVID MARTÍNEZ ZORRlLLA

trabajo más extenso y elaborado). Si bien el seguimiento de todas estas pau-


tas, reglas o indicaciones no nos asegurará que nuestra argumentación sea
perfecta o irreprochable (la argumentación es un ámbito que siempre está
abierto a la aparición de nuevas y mejores razones), sí que contribuirá a
mejorar su calidad.

l. REGLAS CONCRETAS

La mayoría de estas reglas son muy básicas o incluso obvias, pero no


por ello menos importantes. Entre ellas pueden destacarse las siguientes:
l) Tratarde distinguir claramente entre las premisas y la conclusión
del argumento
No es necesario indicar expresamente: «la conclusión del argumento
es...», o «las premisas son...», pero conviene que la redacción permita de-
terminar claramente y sin equívocos qué es lo que se defiende (conclusión)
y cuáles son las razones en que eso se basa (premisas). Resulta preferible
colocar la conclusión o bien al inicio o bien al final del razonamiento, en
lugar de ubicarlaen medio.
2) Presentar las ideas de manera ordenada
Resulta preferible, además de más fácil de entender, un argumento que
presenta las diferentes ideas o premisas una por una, y de manera ordenada,
en una sucesión que pueda ser calificada como «natural», en lugar de pre-
sentar las ideas entremezcladas y desordenadas, pasando de un punto a otro,
volviendo después a un punto anterior, etc.
3) Optar por las premisas más fiables
La justificación (externa) de un argumento depende directamente de la
calidad y solidez de sus premisas. Por eso, ante la posibilidad de utilizar
distintas premisas, es preferible usar aquellas que resulten más fiables (por
ser más obvias o compartidas, o por poder ser defendidas mediante mejores
argumentos).
4) Utilizarun lenguaje concreto y específico -

Cuando se trata de argumentar, lo más importante son las razones apor-


tadas en apoyo o justificaciónde algo, y no la belleza o calidad literaria de la
redacción. El uso de un lenguaje lleno de metáforas y otros recursos litera-
rios, así como una redacción excesivamente recargada o grandilocuente, no
suele ayudar a mejorar la calidad de la argumentación,y más bien contribu-
ye a aumentar las confusiones, malentendidos e imprecisiones.
LA JUSTIFICACIÓN EXTERNA:ALGUNAS INDICACIONES

5) Evitar el lenguaje emotivo


El objeto de la argumentación es la fundamentación o justificación ra-
cional de algo, y no la mera persuasión psicológica. Va más allá: se trata de
persuadir racionalmente.El lenguaje emotivo apela a los sentimientos y no
a la razón, y además no contribuye a una mayor claridad argumentativa (más
bien al contrario) ni a una mayor calidad racional del argumento.
6) Ser consistente en el uso de los términos
Resulta siempre recomendable utilizar siempre el mismo término o
expresión (o el mismo conjunto reducido de términos o expresiones) para
referirnos a un mismo concepto o idea. Si la terminología se mantiene de
manera consistente a lo largo del argumento, es más fácil su comprensión
y análisis. Utilizarexcesivos sinónimos o cambiar el modo de referir-
su
nos a un mismo objeto no incrementa la calidad del argumento e induce a
confusión.
7) Usar un único significado para cada término (evitar la ambi-
güedad)
La pluralidad de significados de un mismo término o expresión puede
provocar confusiones e incluso dar lugar a falacias argumentativas (falacia
de la ambigüedad).Por ello es muy aconsejableque, cuando se utilizan pala-
bras o expresiones ambiguas, se determine claramente cuál es el significado
en el que la expresión está siendo usada (mediante una definición, por ejem-
plo), y ser consistente a lo largo de todo el argumento.
8) En los argumentos basados en ejemplos, buscar más de un ejemplo
El recurso a los ejemplos es uno de los modos en quepodemos inten-
tar fundamentar una afirmación o teoría. Pero si optamos por esta técnica,
conviene que, siempre que sea posible, no los limitemos a un único ejem-
plo, sino que busquemos un mayor número de ellos, y a ser posible que
sean variados. Si nos limitamos a un único ejemplo, la afirmación se hará
sospechosa, ya que surge la duda de que podría tratarse de una excepción,
más que de la regla general, o de que otros ejemplos contrarios sean más
representativos.
9) Los ejemplos deben ser representativos
Un aspecto más problemático del recurso a los ejemplos es el que afecta
no a su número, sino a su calidad. No sólo tiene que haber una cantidad
suficiente de ejemplos, sino que éstos deben ser representativos. Eso quiere
decir (aun siendo conscientes de su gran vaguedad) que debemos buscar
ejemplos que reflejen la situación general, y no los casos excepcionales. Por
ejemplo, no sería adecuado tratar de justificar la afirmación «es falso que
en la actualidad las mujeres estén discriminadas en el mundo» utilizando el
272 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ejemplo de que las mujeres de clase me_dia en las sociedades escandinavas


no están discriminadas. Sobre este punto, sería mucho más adecuado el re-
curso a datos estadísticos, como por ejemplo el porcentaje de mujeres a nivel
mundial que ocupan cargos públicos de responsabilidad,o el de mujeres que
forman parte de los consejos de administración de las grandes empresas.
10) Tener en cuenta los contraejemplos
También,al recurrir a los ejemplos en apoyo de cierta posición o punto
vista, debe tenerse en cuenta lo siguiente: ¿existen contraejemplos? ¿Son es-
tos contraejemplos lo suficientemente representativos como para desvirtuar
la afirmación?Y si no lo son, ¿por qué?
11) La analogía requiere una similitud relevante
El recurso a la analogía como método para justificar algo supone la com-
paración entre dos casos (situaciones,objetos) con el fin de señalar que éstos
comparten ciertas características en común que justificarían el ser tratados
de la misma manera. Por ejemplo, un razonamiento analógico sería el si-
guiente: «La asistencia sanitaria pública y universal sufraga totalmente el
coste de las prótesis necesarias para que un paciente pueda desarrollar, en
la medida de lo posible, una vida normal. Las gafas que conigen defectos
ópticos (como la miopía o el astigmatismo) son como las prótesis, que se
administran al paciente para que éste pueda desarrollar una vida normal (lo
que requiere una visión correcta). Por tanto, la asistencia sanitaria públi-
ca debería sufragar también los costes de las gafas». Este razonamiento se
fundamenta en las similitudes entre las prótesis y las gafas para justificar
un mismo trato de ambas. Pero dos objetos (situaciones, etc.) nunca son ni
lo bastante similares como para compartir todas sus características (pues
entonces sería el mismo objeto), ni lo bastante diferentes como para no com-
partir alguna característica. Por eso no basta con que las situaciones com-
partan alguna característica, sino que tal aspecto debe ser relevante, esto es,
central de cara a poder considerarlo como una razón para recibir un mismo
trato. No sería aceptable, por ejemplo, que un profesor intentara justificar el
poner la misma nota a dos estudiantes por el hecho de tener el mismo color
de pelo.
12) En el argumento de autoridad, las fuentes deben ser citadas
Esta regla se explica por sí misma. Si recurrimos a una autoridad para
fundamentar nuestro punto de vista, debemos identificarla adecuadamente,
o de lo contrario dará la impresión de que se trata de una simple invención.

13) Las fuentes deben ser cualificadas


Como ya se explicó en la falacia de autoridad (ad verecundiam), un
aspecto básico para la corrección del recurso a la autoridad es que el sujeto
LA JUSTIFICACIÓN EXTERNA:ALGUNAS INDICACIONES k) xl DJ

al que realmente un experto reconocido en el ámbito de que


se recurre sea
se trate. Nadie puede ser un especialista sobre cualquier tema, y únicamente
está justificado el recurso a la autoridad sobre las cuestiones que constituyen
el ámbito de especialidad del sujeto en cuestión.
14) Las fuentes deben ser imparciales
No resulta adecuado el recurso a una autoridad cuando ésta tiene un
interés directo en aquello que promociona o critica. Por ejemplo, las afir-
maciones del gobierno sobre el estado de la economía no suelen ser los
indicadores más fiables sobre el estado real de la economía, ya que todo
gobierno quiere aparecer frente a la opinión pública como un buen gestor,
y por tanto suele exagerar los logros y minimizar los fracasos. O, si quere-
mos tener información sobre un producto (es especial, sobre las ventajas e
inconvenientes en relación con otros productos de la competencia),no suele
ser un buen criterio basamos en la informaciónofrecida por el fabricante de
ese producto. Ahora bien, eso no significa necesariamente que lo que digan
estas fuentes sea falso, aunque la existencia de un fuerte interés personal en
la cuestión debería ponernos en guardia.
15) El recurso a la autoridadpierdefuerza en caso de discrepancias
entre las fuentes

Resulta bastante común que entre los especialistas de una determinada


disciplina existan desacuerdos, en muchas ocasiones incluso en cuestiones
básicas o centrales. Eso hace que el recurso a una autoridad no goce de tanta
fuerza, desde el momento que existen otras autoridades de un prestigio com-
parable que sostienen puntos de vista contrarios o incompatibles. En esos
casos, lo más importante son las razones que fundamentanïcadaconclusión
o punto de vista.

16) Consideraciones acerca de las causas


Como se comentó más arriba, el establecimiento de relaciones causa-
les entre dos eventos es una cuestión especialmente problemática y com-
pleja. Hay muchos aspectos a tener en cuenta y conviene ser muy prudente
y conservador antes de aventurarse a plantear (e intentar justificar) que A
es la de B. Entre los aspectos a considerar se encuentran, como ya
causa
sabemos, de la distinción entre la correlación y la causalidad (la pri-
el
mera no implica la segunda). En el caso de que hallemos una correlación,
podrían ocurrir distintas hipótesis, como que tanto A como B tengan una
causa común C, o que A sea la causa de B, o que B sea la causa de A, o que
las causas sean complejas (no necesariamente todo acontecimiento tiene
una única causa; puede ocurrir que A sea una condición necesaria para la
existencia de B pero que no sea suficiente, puesto que se requiera también
la concurrencia de C).
274 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

2. LA ELABORACIÓN DE ENSAYOS BASADOS


EN ARGUMENTOS

WESTON dedica también atención a ofrecer algunas indicacionesgenera-


les acerca de cómo plantear y llevar a cabo un ensayo (escrito más extenso
y elaborado) basado en argumentosz. En este cometido, separa la cuestión
en tres ámbitos o fases: a) la exploración de la cuestión (el examen del tema
sobre le cual va a tratar el ensayo, analizando los argumentos a favor y en
contra y tomando al final una decisión al respecto); b) la preparación (pun-
tos principales) del ensayo, mediante la elaboración de un mapa o esquema
con los puntos principales y el orden a seguir; y c) la redacción propiamente
dicha. La redacción debe ser siempre el último paso, una vez examinada la
cuestión, sopesadas y analizadastodas las razones, y diseñada la estructura
que vamos a seguir en la exposición de nuestros argumentos.

2.1. La exploración de la cuestión

Una vez determinado el tema o cuestión sobre el que va a versar la


argumentación,el primer paso es el examen y análisis de los distintos argu-
mentos planteados, a fin de formarse una opinión informada sobre el tema
y ser capaz de defenderla. En este proceso, deben tenerse en cuenta, como
mínimo, los aspectos siguientes:
l) Debemos informarnos de cuáles son los argumentos (especialmente
los más fuertes) que apoyan cada una de las distintas posiciones posibles.
No se trata de tornar una decisión sobre algo y después intentar justificarla,
sino que el proceso es el inverso: se examinan los distintos argumentos, y
después, a la luz de las razones que se han puesto sobre la mesa, se toma
partido sobre la cuestión. Para ello conviene informarse adecuadamente:
leer artículos sobre el tema, hablar con personas que defienden puntos de
vista contrapuestos, etc.
A fin de determinar cuán sólido es cada uno de los argumentos plan-
teados, resultan útiles todos los conocimientos adquiridos a lo largo de los
anteriores capítulos.
2) Una vez identificados y seleccionados los distintos argumentos en
juego (tanto favorables, como contrarios), debe procederse, además de a la
comprobación de su corrección lógica, al examen de sus respectivas pre-
misas. Para que una premisa sea atendible, como mínimo ha de contar con
'-' Véase WESTON, 1994: capítulos VII, VHI y IX.
LA JUSTIFICACIÓN EXTERNA:ALGUNAS INDICACIONES 275

algún argumento a su favor. Si no podemos encontrar ninguno, podemos


descartarla, pero deben considerarse seriamente, con independencia de si
forman parte de un argumento a favor o en contra de la cuestión principal, si
cuentan con alguna defensa.
3) Una vez que contamos con todo el material disponible (argumentos
atendibles, sea en un sentido o en otro —a favor o en contra de algo—),hay
que proceder a su revisión, corrección y ampliación. Si se trata de argumen-
_tos basados en ejemplos, pueden buscarse más ejemplos, o contraejemplos;
si se trata de remisiones a una autoridad, se puede examinar la opinión de
otras autoridades, y así sucesivamente. Durante este proceso es posible in-
cluso que cambiemos nuestro punto de vista, si comprobamos que los argu-
mentos opuestos son más sólidos, o que lleguemos a la conclusión de que no
existen argumentos suficientemente sólidos o concluyentes para respaldar
alguna de las alternativas frente a las demás. Nuestra opinión, si pretende-
mos actuar racionalmente, debería ser el resultado o el punto de llegada a
partir de los argumentos, y no el punto de partida.

2.2. Los puntos principales del ensayo

Una vez que hemos tornado una decisión acerca de cuál será la conclu-
sión que defenderemos y cuáles son los argumentos que formarán parte de la
discusión, debe procederse a organizar todo ese material a fin de presentarlo
de la manera más adecuada y convincente posible. Resulta conveniente con-
feccionar el esquema que después se seguirá a la hora de hacer la redacción
propiamente dicha. Algunos consejos a tener en cuenta en esta tarea serían
los siguientes:
l) Es conveniente empezar por la explicación del problema: señalar
por qué es importante, por qué debería interesamos, y por qué es convenien-
te tratar de darle una respuesta o solución.
2) Seguidamente, una vez presentada la cuestión sobre la que vamos a
discutir, podemos pasar a formular nuestra propuesta o punto de vista sobre
ella (lo que vamos a defender, es decir, la conclusión). Si resulta que en-
tendemos que no existen argumentos definitivos a favor de una conclusión
determinada de entre las distintas alternativas posibles, podemos limitarnos
a hacer una presentación y evaluación de los argumentos propuestos, pero
en ese caso, también debemos indicar claramente que ése es el cometido de
nuestro ensayo. De otro modo, parecerá que somos ¡’IOSOIFOS los que falla-
mos a la hora de justificar una conclusión determinada.
3) A continuación, procederemos a desarrollar completamente y en
detalle los principales argumentos para apoyar nuestra conclusión. Es pre-
276 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

ferible escoger pocos argumentos (los mejores) y exponerlos de manera ex-


haustiva y detallada, que intentar incorporar muchos argumentos y presen-
tarlos tan sólo de manera esquemática. Si hacemos esto último,parecerá que
son más débiles,y además hay que considerar el riesgo de que los distintos
argumentos no sean perfectamente compatibles entre sí.
4) Un buen ensayo no tiene que limitarse a presentar los argumentos a
favor de la conclusión, sino que debe tambiénprestar atención a las posibles
objeciones y argumentos en contra, y argumentar a su vez por qué esas ob-
jeciones no son lo bastante sólidas o importantes como para desvirtuar los
argumentos favorables. En suma, debe mostrarse que las ventajas superan a
las desventajas.
5) Puede ocurrir que nuestros argumentos sean sólidos y que podamos
salir airosos de todas las objeciones propuestas, pero nuestra propuesta no
tiene por qué ser la única posible. Normalmente existen varias alternativas,
y resulta conveniente no sólo defender que la que proponemos es una buena
alternativa, sino que ésta es mejor que las demás. Por ello convienetambién
prestar atención a las demás alternativas e intentar mostrar por qué ninguna
de ellas es preferible a la nuestra.

2.3. La redacción del ensayo

WESTON insiste en que la redacción propiamente dicha debe ser siempre


la última fase, una vez que todos "los elementos de la argumentación ya han
sido convenientementeconsiderados y organizados. Con todo, el autor tam-
bién propone ciertas directrices útiles a la hora de proceder a la redacción,
aunque, en esencia, se reducen básicamente a una idea principal: seguir el
esquema (fase anterior). Concretamente, propone seis puntos:
l) Seguir el esquema propuesto (no saltar de un punto a otro; si duran-
te la escritura decidimos que el orden debería ser alterado, no es aconsejable
hacerlo sobre la marcha, sino que siempre es mejor detenemos y revisar
nuestro esquema).
2) Formular una breve introducción. Debe introducirse el tema, des-
tacando su relevancia o importancia, y el punto de vista que defendere-
mos, pero conviene hacerlo de manera breve y no extendernos más de lo
necesario.
3) Exponer los argumentos ordenadamente, de uno en uno. No entre-
mezclar argumentos distintos y dedicar, como pauta aconsejable a seguir, un
solo argumento por párrafo.
4) Expresarnos con la mayor claridad posible. Que un razonamien-
to sea claro para nosotros no significa que lo sea también para cualquier
otra persona. Debemos esforzamos para que nuestros argumentos resulten
LA JUSTIFICACIÓN EXTERNA: ALGUNAS INDICACIONES 277

claros, inequívocos y comprensibles para cualquier persona (mínimamente


capacitada e informada) que lea nuestro ensayo. Un buen recurso es ofrecer
nuestro ensayo a otras personas para que lo lean y nos den su opinión (tam-
bién en relación a la claridad, no sólo en cuanto al fondo de la cuestión).
5) Cuando se hace referencia a las objeciones a nuestro punto de vista,
no hay que limitarse a rechazarlos o ignorarlos, sino que conviene apoyarlos
con argumentos. De esta manera se podrá acreditar que nuestro punto de vis-
ta se fundamenta en buenas razones y no responde a nuestro mero capricho
opreferencia personal.
6) Hay que ser cuidadoso y no afirmar más de lo que se ha probado.
La argumentación es un proceso siempre abierto y sin fin que permite que
continuamente se aporten nuevos argumentos y razones, que pueden hacer
cambiar nuestros puntos de vista. Es preferible ser más modesto y menos
categórico, eligiendo expresiones como «parece razonable pensar, a la luz
de los elementos disponibles...», en lugar de afirmaciones del tipo «resulta
claro y evidente que esto es así ...».
RESUNIEN

A lo largo del texto hemos ido viendo, si biende forma introductoria, los
diferentes aspectos básicos de la argumentación y los elementos a tener en
cuenta a la hora de argumentar y de examinar y evaluar las argumentaciones
de los demás.
Un aspecto primordial y que nunca ha de perderse de vista es que la
argumentación es una actividad lingüística, que de desarrolla a través del
lenguaje. Por ello es conveniente tener en cuenta ciertos aspectos del len-
guaje, necesarios para una mejor comprensión del proceso argumentativo
y para evitar ciertas confusiones en las que, de otro modo, podríamos caer
fácilmente.Entre otros aspectos, es importante conocer los usos del lengua-
je, las importantes diferencias entre el discurso descriptivo y el prescriptivo,
la diferencia entre las expresiones (palabras, oraciones) y sus significados
(conceptos, proposiciones, normas), y los principales problemas que aque-
jan a los lenguajes naturales (vaguedad, ambigüedad y carga emotiva).
Cuando nos referimosa la justificaciónde un argumento, resulta primor-
dial diferenciar entre su justificación.interna (la corrección lógica en el paso
de las premisas a la conclusión) y su justificaciónexterna (solidez o correc-
ción de las premisas). Cada una de esas dimensiones es fundamental, pero
ninguna suficiente por sí sola. Además, exigen distintos tipos de enfoques e
instrumentos para tratarlas adecuadamente.
En relación con la justificación interna, se han explicado los fundamen-
tos de la lógica formal (concretamente, de la lógica proposicional y de la
lógica de predicados), como los instrumentos adecuados para controlar e
intentar asegurar la corrección lógico-formal de los argumentos y, de esta
manera, poder estar seguros de que la conclusión se deduce o se infiere
280 DAVID MARTÍNEZ ZORRILLA

lógicamente de las premisas, de modo que, si las premisas son verdaderas,


necesariamente también lo será la conclusión.
ElSiguiente paso ha consistido en exponer los principales ejemplos de
falacias argumentativas, tanto formales como materiales, ya que el primer
requisito para poder argumentar correctamente (sobre todo desde el punto
de vista de la justificaciónexterna o solidez de las premisas) es evitar aque-
llos esquemas de razonamiento que pueden considerarse claramente como
incorrectos.
Finalmente, centrándonos de lleno en el ámbito de lajustificaciónexter-
na, se han ofrecido algunos de los consejos, indicaciones o pautas a tener
en Cuenta, que contribuyen, en la medida de lo posible, a mejorar la calidad
de la argumentación desde el punto de vista de su contenido (calidad de las
premisas).
GLOSARIO

Ambigüedadf. Una expresión E es ambigua si, y sólo si, tiene diversos


significados E“ E2990, En.
Ambigüedad contextual f. Una expresión lingüística padece ambi-
güedad contextual si, y sólo si, tiene diversos significados en un contexto
determinado.
Ambigüedad contextual alternativa f. Una expresión padece ambi-
güedad contextual alternativa si, y sólo si, tiene diversos significados en un
contexto determinado pero de manera alternativa; sólo es posible asignar a
la expresión uno de los diversos significados posibles, y no más de uno.
Ambigüedadcontextual simultáneaf. Una expresión padece ambigüe-
dad contextual simultánea si, y sólo si, tiene más de un significado dentro de
un contexto determinado y de manera simultánea.
Ambigüedad extracontextual f. Una expresión padece ambigüedad
extracontextual si, y sólo si, tiene diversos sentidos al margen de cualquier
contexto.
Antecedente m. Es la‘ parte de una fórmula lógica que va a la izquierda
de un condicional.
Antinomia f. Situación en la que un caso genérico de un sistema nor-
mativo está correlacionadosimultáneamente con, al menos, dos soluciones
normativas lógicamente incompatibles.
Aplicabilidadf. Según la definición de MORESO y NAVARRO, una norma
N¡ aplicable en un tiempo r a un caso individual c, que es una instancia del
es
caso genérico C, si, y sólo si, otra norma Nj, perteneciente al sistema jurídico
S]. del tiempo t, prescribe (obliga o faculta) aplicar N¡ a los casos individua-
les que son instancias del caso genérico C.
Argumento m. Conjunto de enunciados (llamados premisas) que se to-
man como fundamento de otro, llamado conclusión.
282 GLOSARIO

Argumentoválidom. Un argumento es válidocuando está hecho de acuerdo


con las reglas lógicas, es decir, sólo cuando cualquier asignación de valores de
verdad que hace verdaderas las premisas hace tambiénverdadera la conclusión.
Argumento inválidom. Un argumento es inválido si, y sólo si, no se ajus-
ta a las reglas lógicas, aunque sus premisas y su conclusión sean verdaderas.
Argumento sólido m. Argumentos correctos o formalmente válidos que
tienen las premisas verdaderas (y que, como consecuencia, tambiéntendrán
la conclusión verdadera).
Carga emotiva f. Aspecto o dimensión valorativa (que puede ser posi-
tiva o negativa) que va asociada al significado puramente descriptivo de un
término o expresión lingüística.
Caso difícil m. Dícese de aquellas situaciones en las que la determina-
ción de la respuesta jurídica resulta indeterminada o problemática por la
imposibilidadde aplicar directa o mecánicamente el silogisnzojurídico. Las
dificultades pueden estar relacionadas tanto con las premisas normativas
(problemas de relevancia y problemas de interpretación en sentido estric-
to) como con las premisas fácticas (problemas de prueba y problemas de
calificación).
Caso fácil m. Dícese de aquellas situaciones en las que la determinación
de respuesta jurídica resulta sencillamediante la aplicación del silogismo
la
jurídico, sin que surjan dificultades ni en las premisas normativas ni en las
premisas fácticas.
Caso genérico m. Conjunto de situaciones definido por una o varias
propiedades que permite identificar a una clase de personas, objetos, estados
de cosas o acciones.
Caso individual m. Caso caracterizado por ser una instancia deter-
minada o particular de un caso genérico, con existencia espacio-temporal
concreta.
Conceptos esencialmente controvertidos m. pl. Conceptos especial-
mente vagos en los cuales ladisputa con respecto a su significado es central
y forma parte del mismo significado del término, como por ejemplo: bueno,
perfecto, justo, etc.
Conceptos jurídicos indeterminados m. pl. Son supuestos de concep-
tos esencialmente controvertidos quese utilizan en derecho, como razona-
ble, interés público,fuerza mayor, etc.
Conclusión f. Afinnación a la cual se llega en una argumentación a
partir de unas premisas.
Consecuente m. Parte de una fórmula lógica que va a la derecha de un
condicional.
Consistencia f. Propiedad lógica de sistema normativo conforme a
un
la cual dicho sistema carece por completo de antinomias o contradicciones
normativas.
GLOSARIO 233

Contradicción m. Un enunciado es una contradicción si, y sólo si, no


hay ninguna asignación de valores de verdad que hagan que el enunciado
sea verdadero; en otras palabras, es un enunciado siempre falso.
Criterio cronológico m. Criterio de resolución de antinomjas conforme
al cual debe prevalecer la norma resultante de la disposición más reciente en
el tiempo (tambiénconocido como lex posterior derogar legi priori).
Criterio de especialidad m. Criterio de resolución de antinomias con-
forme al cual debe prevalecer aquella nonna que resulte ser la más concreta
o específica (también conocido como lex specialis derogar legi generali).
Criterio jerárquico m. Criterio de resolución de antinomias conforme
al cual debe prevalecer aquella norma procedente de la disposición que ten-
ga una jerarquía superior (tambiénconocido como lex superior derogar legi
iztferiori).
Disposición normativaf. Cada uno de los textos dictados por las autori-
dades normativas en ejercicio de sus competencias, de los cuales se obtienen
las normas jurídicas por vía interpretativa.
Definición estipulativa f. Definición de un nuevo término o de un tér-
mino ya existente en el cual se asigna de manera precisa un nuevo significa-
do diferente del que tiene en su usohabitual.
Definición lexicográficaf. Definición de un término de acuerdo con el
significado con el que dicho término es habitualmente utilizado.
Definiendum m. Expresión que se quiere definir.
Definiens m. Expresiones de las cuales ya conocemos el significado,
que utilizamos para definir otra (el definiendum).
Falaciaf. Nombre con que genéricamente se hace referencia a un error
en la argumentación. _ __ j

Falacia formal f. Error en la argumentación debido a que no se han


seguido las reglas lógicas; es decir, una falaciaformal es un argumento lógi-
camente incorrecto o inválido.
Falaciamaterialf. Las falacias materiales son aquellos argumentos que
se consideran como formas incorrectas de razonar por los problemas de so-
lidez de las premisas.
Fórmula f. Toda sucesión de símbolos lógicos (constantes, predicados,
conectivas, paréntesis, etc.) formada de acuerdo con las reglas de formación
del tipo de lenguaje de que se trate.
Implicaciónf. Relación que hay entre un conjunto de premisas y una
conclusión, de manera que siempre que las premisas son verdaderas, tam-
bién lo es la conclusión; es decir, es una relación de consecuencia lógica.
Interpretación correctora f. Dícese de aquella interpretación jurídica
que atribuye un significado a una disposición normativa que se aparta de los
límites establecidos por una interpretación literal. La interpretación correc-
tora puede ser extensiva (si incluye situaciones o supuestos que quedarían
284 GLOSARIO

excluidos bajo una interpretación literal) o restrictiva (si excluye situaciones


o supuestos que quedarían incluidos bajo una interpretación literal).
Interpretación jurídica f. Actividad y resultado de determinar o atri-
buir un significado a una disposición nonnativa dictada por la autoridad.
Interpretación literal f. Dícese de aquella interpretación jurídica que
atribuye a una disposición normativa un significado enmarcado en los lí-
mites de los usos habitualmente atribuidos por la comunidad lingüística
de los juristas a las palabras y expresiones utilizados por la disposición
interpretada.
Justificación interna f. Un argumento está justificado internamente si,
y sólo si, la conclusión se deriva lógicamente de las premisas (corrección
lógica del razonamiento).
J ustificación externa f. Un argumento está justificado extemamen-
te si, y sólo si, las premisas utilizadas son sólidas, correctas, verdaderas o
adecuadas.
Laguna axiológicaf. Existe una laguna axiológica en un sistema nor-
mativo S en relación con un caso C si, y sólo si, a pesar de que el caso C está
correlacionado con una solución normativa (no existe una laguna normati-
va), el sistema S no considera como relevante cierta propiedad que desde un
punto de vista axiológico o valorativo debería haber sido considerada como
relevante.
Laguna de conocimiento)‘. Existe una laguna de conocimiento si, y sólo
si, a raíz de una falta de conocimiento suficiente del caso individual c existen
dudas acerca de si se trata o no de una instancia de un caso genérico C.
Laguna de reconocimientof. Existe una laguna de reconocimiento si,
y sólo si, a causa de la indeterminación semántica de los conceptos (vague-
dad) existen dudas acerca de si cierto caso individual c constituye o no una
instancia de un caso genérico C.
Laguna normativaf. Existe una laguna normativa en un sistema nor-
mativo S si, y sólo si, existe al menos un caso genérico C que no está corre-
lacionadocon ninguna solución normativa.
Lenguaje objeto m. Es el lenguaje que actúa como objeto de estudio
cuando se utiliza para hablar de otro lenguaje o de sí mismo.
Lógica f. Parte de la filosofía que estudia los métodos y principios usa-
dos con el fin de controlar la corrección de los razonamientos y poder distin-
guir de esta manera los razonamientos correctos de los incorrectos.
LPf. Lógica de predicados.
Lp f. Lógica proposicional.
Mención (de una expresión) f. Utilizacióndel lenguaje para referirnos
a la misma expresión y no al objeto al cual ésta se refiere.
Metalenguaje m. Lenguaje que se utiliza para hablar de otro lenguaje
(el lenguaje objeto).
GLOSARIO
2g5

Normaf. 1 El significado de las expresiones prescriptivas. 2. En el


.
mo-
delo de ALCHOURRÓN y BULYGIN, enunciado que correlacionauno o más
casos
(genéricos) con una o varias soluciones normativas.Las normas se obtienen
tras un proceso de interpretación jurídica de las disposiciones normativas.
Norma jurídicaf. Norma perteneciente al sistema jurídico.
Oración f. Toda expresión lingüística con sentido completo. Se puede
hacer una primera distinción entre oraciones asertivas (que expresan
propo-
. siciones, que pueden ser verdaderas o falsas), y oraciones no asertivas (hay
de diversos tipos), que no expresan proposiciones.
Permiso débilm. Un comportamiento está permitido en sentido débilsi,
y sólo si, no existe ninguna norma en el sistema que lo prohíba.
Permiso fuerte m. Un comportamiento está permitido en sentido fuerte
si, y sólo si, existe al menos una norma en el sistema que lo permite.
Plenitudf. Propiedad lógica de un sistema normativo conforme a la cual
dicho sistema carece por completo de lagunas normativas.
Ponderaciónf. Mecanismo para la resolución de conflictos entre princi-
pios jurídicos, conforme al cual debe prevalecer aquel principio que cuente
con un mayor «peso» o importancia en las circunstancias del caso a decidir.
Premisas f. pl. Conjunto de enunciados que se toman como punto de
partida o como presupuesto para llegar a una conclusión.
Prescripción f. Término utilizado de forma genérica para hacer re-
ferencia a todo enunciado que se utiliza para guiar la conducta de los
destinatarios.
Principio de proporcionalidad m. Criterio que guía la ponderación en-
tre principios jurídicos, que implica considerar los grados de satisfacción y
lesión de los principios afectados en cada una de las altemativas de decisión
posibles, y que prescribe decantarse por aquella solución. que suponga el
mayor grado de satisfacción de uno de los principios junto con el menor
grado de lesión del otro.
Principios jurídicos m. pl. Subcategoría de las normas jurídicas pres-
criptivas que se contrapone a la de las reglas, y que suele identificarse con
normas de rango constitucional con un alto grado de generalidad con
y un
denso contenido valorativo o moral. Varios criterios de distinción entre prin-
cipios y reglas han sido propuestos, entre los que se encuentran, por ejem-
plo, los principios como normas con condiciones de aplicación abiertas, o
los principios como mandatos de optimización.
Problemas de calificaciónf. pl. En la clasificación de MACCORMICK,
dícese de las situaciones en las que no puede determinarse claramente cuál
es la premisa fáctica del silogismojurídico, no
por desconocimiento de los
hechos del caso individual, sino por dificultades para su subsunción en el
supuesto de hecho de las normas por problemas derivados de la indetermi-
nación semántica del lenguaje (vaguedad).
286 GLOSARIO

Problemas de interpretación en sentido estricto f. pl. En la clasifica-


ción de MAcCoRMIcK, dícese de las situaciones en las que no puede deterrni-
narse claramente cuál es la premisa normativa del silogismojurídico, al no
existir una única interpretación claramente correcta o mejor de una disposi-
ción normativa en relación a otras interpretaciones alternativas.
Problemasde prueba f. pl. En la clasificaciónde MACCORMICK, dícese
de las situaciones en las que no puede determinarse claramente cuál es la
premisa fáctica del silogismojurídico, al carecer de suficiente conocimiento
de los hechos del caso, o al no poder acreditarlossuficientemente.
Problemas de relevanciaf. pl. En la clasificaciónde MACCORMICK, dí-
cese de las situaciones en las que no puede determinarse claramente cuál es
la premisa normativa del silogismojurídico, al no poderse determinar qué
norma o normas resultan aplicables al caso.
Proposiciónf. Es el significado de las oraciones asertivas.
Redundanciaf. Existe una redundancia en un sistema normativo S si, y
sólo si, existe al menos un caso genérico C correlacionadopor al menos dos
normas con idéntica solución nonnativa, o con soluciones que se implican
lógicamente.
Reglaf. Categoría de norma prescriptiva que suele contraponerse a la de
principio, y que suele concebirse como una norma que tiene sus condiciones
de aplicaciónperfectamente determinadas y cerradas.
Reglas de inferenciaf. pl. Son las reglas que permiten pasar de las pre-
misas ala conclusión de manera válida. También se llaman reglas lógicas.
Semántica f. Parte de la semiótica que estudia las relaciones entre los
símbolos y su significado.
Semióticaf. Disciplina que estudia los símbolos.
silogismojurídico m. Esquema de razonamiento fonnado por una pre-
misa normativa, una premisa fáctica que resulta subsumible en el antece-
dente de la premisa normativa, y una conclusión que se deduce lógicamente
de ambas.
Sintaxisf. Parte de la semiótica que estudia la estructura de los símbolos
y las relaciones entre ellos.
Solución normativa f. Calificación deóntica (obligatorio, prohibido,
permitido o facultativo) de una acción o conducta humana.
Tautologíaf. Un enunciado es una tautología si, y sólo si, cualquier
asignación de valores de verdad hace que el enunciado sea verdadero; es
decir, es un enunciado siempre verdadero.
Texturaabierta del lenguajef. Con esta denominación se hace referen-
cia a la vaguedad potencial que tienen todos los términos genéricos.
Universo de Acciones (UA) m. En el modelo de ALCHOURRÓN y BULY-
GIN, conjunto de comportamientos deónticamente modalizados por el siste-
ma normativo analizado.
GLOSARIO 287

Universo de Casos (UC) m. En el modelo de ALCHOURRÓN y BULYGIN,


conjunto de casos genéricos posibles del sistema normativo. Su número de-
pende de la cantidad de elementos del Universo de Porpiedades (UP), y se
calcula mediante la fórmula 2“, donde n es el número de elementos del UP.
Universo del Discurso (UD) m. En el modelo de ALCHOURRÓN y Bury-
GIN, conjunto de todas las situaciones o estados de cosas posibles (casos
individuales) caracterizadospor una o varias propiedades, y que determinan
los límites del sistema normativo analizado.
Universo de Propiedades (UP) m. En el modelo de ALCHOURRÓN y
BULYGIN, conjunto de todas las propiedades relevantes del sistema normati-
vo, que permite determinar el número de casos genéricos que componen el
Universo de Casos (UC).
Universo de Soluciones (US) m. En el modelo de ALCHOURRÓN y BULY-
GIN, conjunto de soluciones normativas del sistema normativo analizado.
Uso asertivo del lenguaje m. Utilizacióndel lenguaje con una finalidad
principalmente descriptiva, con el fin de informar respecto de fenómenos o
estados de cosas. En este uso del lenguaje se expresan las proposiciones, que
son susceptibles de verdad o falsedad.
Uso (de una expresión) m. Utilizaciónde una expresión para designar
su referencia, es decir, para referirnos al objeto que designa.
Uso emotivo del lenguaje m. Utilizacióndel lenguaje que tiene por objeto
expresar o exteriorizar (no describir) determinadas emociones o sentimientos.
Este uso del lenguaje tampoco es susceptible de verdad o falsedad.
Uso prescriptivo del lenguaje m. Utilizacióndel lenguaje con la fina-
lidad primordial de dirigir el comportamiento de las personas a las que van
dirigidas las expresiones. En este uso del lenguaje se expresan normas, que
no son susceptibles de verdad o falsedad, sino de ser eficaces o no eficaces.
Uso realizativo del lenguaje m. Utilizacióndel lenguaje para hacer de-
terminadas cosas o constituir determinadas situaciones o estados de cosas
que no existían antes de formular la expresión (por ejemplo, cuando se hace
una promesa o un nombramiento a un cargo). Con este uso ni se informa (ya
que antes de hacer una promesa ésta no existía), ni se ordena, ni se expresan
sentimientos, sino que sencillamente, se crea una situación, siempre que la
expresión se formule de acuerdo con un modelo institucionalizado.
Usos del lenguaje m. pl. Cada uno de las funciones que se pueden llevar
a cabo con el lenguaje: ordenar, aseverar, expresar sentimientos, aconsejar,
hacer cosas, preguntar, etc.
Vaguedadf. El sentido de una expresión lingüística E es vago si, y sólo
si, en algunos casos se plantea el problema de si un determinado objeto per-
tenece al conjunto designado por E.
Validezjurídicaf. Una norma N es jurídicamente válida en el momento
r si, y sólo si, pertenece al sistema jurídico S vigente en t.
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FILOSOFÍA v DERECHO
TÍTULOS PUBLICADOS
Vlfrttgenstein y la teoría del derecha *

Una senda para el convencíonalismojurídico


Maria Isabel Narvaez
En la teoria del derecho, como en tantos otros ámbitos, es frecuente la utilización de la filosofía de
L. Wittgenstein para dar apoyo a las tesis que se defienden. No obstante, los apoyos asi pretendidos no pue-
den ser brindados por una concepción de la actividadfilosóficabasada en los conceptos de terapia y gramática
filosófica. En el caso del positivismo jurldico, y en concreto en el caso de la tesis de las fuentes sociales que
éste defiende, el uso de la filosofia del segundo Wlttgenstein sólo puede presentar al iuspositivismo como una
concepción sobre el derecho y no como una teoria. Las expresiones con las que se presenta la tesis de las
fuentes sociales funcionan como enunciados filosóficos y, por tanto, no son expresiones generales verdaderas
en el seno de una teoria. Sin embargo. suponen un compromiso con la defensa de cierto tipo de conocimiento
de los hechos sociales que el positivismo Juridico no puede desatender.

Las reglas en juego


Un examen filosófico de Ia toma de decisiones basada en reglas, en el derecho y en la vida cotidiana
Frederick Schauer
Ei uso de reglas para orientar nuestras acciones parece, al menos a primera vista, sujeto a un problema
lundamental: el de la justificación racional del seguimiento de reglas. Cualquier regla destaca como relevan-
tes cieitas circunstancias para calificar normativamente una acción como obligatoria, prohibida o permitida
(«deténgase frente a un semáforo en rojo»). Pero. al hacerlo. necesariamente soslaya la relevancia de otras
muchas circunstancias (¿debo detenerme frente a un semaforo en rojo si estoy llevando a mi esposa al hospi-
tal para dar a luz’?). Y en cierto sentido, parecería que la evaluación de lo que debemos hacer en determinada
situacion requiere tomar en cuenta todo posible tactor que pudiese tener incidencia en la determinación de
nuestras obligaciones, esto es, debe atenderse al espectro completo de razones en iuego. Pero si las reglas
se interpretan y aplican como si fuesen completamente «transparentes» respecto de nuestra evaluación del
resultado que ofrece el balance de todas las razones en juego en cada caso, esto es, si en cada situación de
posible discordancia entre lo que expresa la regla y el balance completo de razones normativas en juego ha de
estarse al resultado de este último, las reglas como tales resultarian herramientas inútiles. Asi, el uso de reglas
para la resolución de problemas prácticos parece conducir al siguiente dilema: o aceptamos la orientación que
nos ofrecen las reglas, lo cual resultaría en última instancia una forma de descalificación por anticipado de la
posible relevancia de ciertos factores en la dilucidación de lo que se debe hacer y, consiguientemente, una
forma de irracionalidad,o dejamos de lado la guia que ofrecen las reglas y nos ooncentramos en lo particular
de cada situación para decidir cómo actuar de conformidad con el plexo completo de razones en juego. con lo
que las reglas se tornan irrelevantes.
El intentar ofrecer una respuesta a esta tensión entre irracionalidade irrelevancia en lo que respecta al segui-
miento de reglas constituye el tema central de Las reglas en juego, la obra de Frederick Schauer cuya versión
en español presentamos aqui. Frederick Schauer es actualmente profesor de la Escuela de Gobierno John F.
Kennedy de la Universidad de Harvard y uno de los principales referentes de la teoria juridica contemporánea
del mundo anglosajón. El presente libro es, sin lugar a dudas, una de sus contribuciones más importantes en
el área de la filosofia del derecho, pues no sólo ofrece un examen de la toma de decisiones basada en reglas,
sino que, en su derrotero teórico, explora con claridad, originalidad y profundidad cuestiones tales como la idea
de razones para la acción, la noción de autoridad, asi como las discusiones relativas al concepto de derecho
y su nonnatividad.

Los hechos en el derecho


Bases argumenta/esde la prueba (33 ed.)
Marina Gascón Abellán
El juicio sobre los hechos ha pertenecido durante mucho tiempo, sea al ámbito de cuestiones jurídicas no
problemáticas, sea a una «zona de penumbra» donde reina el arbitrio judicial. Prueba de ello es la inclinación
forense a atribuir a la decisión probatoria una naturaleza demostrativa o a considerar pura y simplemente que
está basada en una íntima e intransferible convicción. en una especie de quid inefable, de corazonada no
exteriorizable ni controlable. Incluso la teoria de la argumentación juridica —que tan importante desarrollo ha
experimentado en los últimos años- se ha centrado en los problemas de interpretación de las normas, pero
ha dedicado una escasa atención a la prueba.
Este libro pretende ser una contribución al análisis de esa parte tantas veces olvidada del razonamiento judi-
cial, teniendo en cuenta los esquemas propios de la epistemología general.
El estudio resalta dos rasgos esenciales del conocimiento ¡udicial de hechos que influyen en la calidad del
resultado alcanzado: su naturaleza inductiva y su carácter institucionalizado. El primero pone de manifiesto
que los resultados probatorios no son infalibles sino (sólo) probables. El segundo, que la prueba se desarrolla
en un marco institucional de reglas (procesales) que sustituyen los criterios propios de la libre adquisición
_-.

!¿_.
de conocimiento por otros autorizadosjurídicamente; lo que, con frecuencia, contribuye también a rebajar la
calidad del conocimiento alcanzado. De todo ello derivan importantes consecuencias para un modelo judicial
de prueba; si la prueba no produce resultados infalibles, han de introducirse todas las garantías posibles para
lograr una mayor fiabilidaden la declaración de los mismos, y en su caso. facilitarsu eventual revisión. Todo lo
cual desemboca, frente a lo que habla sido la tradición, en una nueva exigencia de motivación.

Neutralidad y justicia
En tomo al liberalismopolítico de John Rawls
Hugo Omar Seleme
El presente libro aborda uno de los temas más controvertidos de la filosofia politica contemporánea: la
neutralidad del Estado liberal. John Rawls ha sido quien con más lucidez, a partir de la aparición de su
A Theory of Justice. ha procurado elaborar una concepción de justicia que satisfaga el ideal liberal de neu-
tralidad. A través del análisis de su obra y de las modificaciones que éste le introdujo para subsanar algunas
falencias —lo que culminó en la publicación de PoliticalLíberalísm-se muestra qué exigencias trae apareja-
das el compromiso con el ideal liberalde neutralidad y se defiende la posición de que la concepción de justicia
rawlsiana las satisface

Introducción a la teoria del derecho


José Juan Moreso y Josep Maria Wajosana
Este libro pretende ofrecer las herramientas conceptuales necesarias para adentrarse en el conocimiento del
complejo mundo jurídico. Su planteamiento es general, ya que se ocupa de lo que tienen en común los distintos
sistemas jurídicos, asi como de los problemas y conceptos compartidos por todas las ramas del derecho.
Se trata de un texto que puede usarse como manual de la asignatura «Teoria del Derecho» de la licenciatura
en Derecho. Pero, además, al tener carácter introductorio, no requiere conocimientos previos,
por lo que re-
sultará de utilidad también a quien, al margen de la carrera juridica, desee afrontar por primera vez
el estudio del derecho. y con rigor

La odisea constitucional
Constitución, teoría y método
Daniel Mendonca y Ricardo A. Guibourg
La filosofía del derecho —en especial la de base anaIitica— ha intentado abrir el camino para una reconstruc-
ción más racionaldel pensamiento jurídico, que restablezca el vinculo entre filosofía y método, asi como entre
teoria y práctica. Por esto. el método jurídico es un problema central de la filosofía del derecho, al punto
que
una parte importante de la filosofia juridica está destinada a explicitar y clarificar los
presupuestos de la cien-
cia del derecho. Esa tarea requiere preguntas claras y respuestas coherentes entre si acerca de cuestiones
verdaderamente complejas. Varias de esas cuestiones corresponden, desde luego, a un enfoque general de la
filosofíadel derecho. Aunque el tema de esta obra se circunscribe más especificamente a los aspectos consti-
tucionales, intenta dar cuenta de las relaciones entre esos aspectos y las bases teóricas que puedan servirles
de marco, explicación y -acaso— fuente de justificación.

Las lagunas en el derecho


Una controversia sobre el derecho y la función judicial
Atria, Bulygin, Moreso, Navarro, Rodríguez, Ruiz Manero
Este libro está dedicado al análisis conceptual de la cuestión de las lagunas en el Derecho. A partir de este
análisis se erige un paisaje conceptual de gran riqueza y variedad. donde se analizan con detalle algunas de
las más importantes cuestiones de la teoria jurídica actual. No podia ser menos dado
en la critica que Fernando Atria realizó, en su excelente obra On Law and
que el libro se origina
Legal Fleasoning, a las tesis sobre
las lagunas desarrolladas por Cartes Alchourrón y Eugenio Bulygin en Normative Systems. Este último libro
ha significado una constante fuente de inspiración para muchos iusfilósofos desde su
hace más de treinta años. Por esta razón no es de extrañar que en la presente obra, aparte ya lejana publicación
Fernando Atria y otros dos de Eugenio Bulygin, se cuente con los ensayos de Pablo Navarro, Jorge trabajos
de tres de
Juan Fluiz Manero y un ensayo a modo de epílogo de José Juan Moreso. autores que se hallan -sin Rodriguez,
duda- entre los que mejor conocen las tesis y los entresijos de Normalive Systems. ninguna
Aunque el libro versa sobre las lagunas, lo que está en el trasfondo de la discusión es la plausibilidaddel
positivismo Juridico como teoria explicativa del derecho. La tesis de Atria podria formularse asi: la tesis técnica
de las lagunas, defendida por algunos iuspositivistas como Eugenio Bulygin, es únicamente un disfraz de su
tesis filosófica. la tesis de la discreción judicial. Y Atria trata de desmontar la tesis de las lagunas con el objeto
de dejar desnuda, y por ello carente de justificación, la tesis de la discreción judicial. Bulygin junto con Navarro
y Rodriguez tratan de defender dicha tesis, clarificando su alcance con rigor y destreza. Flulz Manero ofrece
algunos argumentos originales para apuntalar algunas de las conclusiones de Atria. El estudio de Moreso,
en cambio. pretende hacer compatible una determinada manera de
comprender el análisis de las lagunas de
Bulygin, de Navarro y de Rodriguez con algunas de las tesis centrales de Atria y Ruiz Manero.
La obra ¡nteresará principalmente a los teóricos y filósofos del Derecho, pero también será de interés a los ju-
ristas de las diversas disciplinas, puesto que el tema está tratado desde el punto de vista de las consecuencias
que tiene para la aplicación del derecho por parte de los jueces y Tribunales.
Prueba y verdad en el derecho (2.‘ ed.)
Jordi Ferrer Beltrán
Prueba y verdad el derecho aborda uno de los problemas centrales para la aplicación del derecho. En
en
efecto, el problema de la prueba a medio camino entre la dogmática procesal y la teoría del derecho, es
uno de los grandes ámbitos de estudio que merecen una mayor atención a los efectos de comprender el
funcionamientodel proceso judicial y desarrollar una adecuada doctrina de la justificaciónde las resoluciones
judiciales.
Para ello, resulta de especial relevancia el análisis de la relación entre las nociones de prueba y verdad. Esa
relación ha sido motivo de grandes discusiones en la doctrina procesal y también en la jurisprudencia. En este
libro se encuentra una revisión critica de buena parte de esas elaboraciones doctrinales y se sostiene una
concepción garantista de la justificaciónde las resoluciones judiciales que no exige la verdad de un enunciado
para que éste pueda ser considerado como probado. En cambio, se defiende la tesis de que el objetivo de la
A
prueba en el derecho es. y no puede ser de otro modo, la averiguación de la verdad.
Por todo ello, este libro tiene especial interés para todo aquel que esté involucrado práctica o teóricamente en
el proceso deaplicación del derecho.

Normas y sistemas normativos


Eugenio Bulygin y Daniel Mendonca
De acuerdo con una concepción muy difundida entre los juristas y los filósolos, el derecho es concebido como
un conjunto de normas. El concepto de norma juridica ocupa. por tal motivo, un lugar central en la ciencia y en
la filosofía del derecho. Aunque los amores no siempre están de acuerdo acerca de como caracterizar esas
normas ni acerca de como explicar el rasgo de juridicidad que se les atribuye, coinciden en que el concepto de
nonna constituye una base adecuada para la caracterizacióny descripción del derecho.
Este estudio esta dedicado, precisamente, a analizar la relación de pertenencia de nonnas a sistemas jurídicos
y a mostrar algunas de las consecuencias que se siguen de ella. A partir de una caracterizacióngeneral de las
normas y de una exposición resumida de los rasgos fundamentales de la lógica de las normas, se consideran
en detalle los criterios de pertenencia de normas a sistemas jurídicos. asi como las principales derivaciones de
la noción de pertenencia sugerida, sobre todo en función de las nociones oonexas de existencia, aplicabilidad
y obligatoriedad.

Las obligaciones básicas de los jueces


Rafael Hernández Marin
La actividad judicial puede ser descompuesta en tres tareas fundamentales, que corresponden a otras tantas
obligaciones que el derecho impone a los jueces: decidir los casos litigiosos, decidirlos conforme al derecho y
motivar sus decisiones. Sobre dichas obligaciones versa el presente libro. -

Durante las últimasdécadas, los filósofos del derecho han centrado su interés exclusivamente en la motivación
de las decisiones judiciales. Sin embargo, motivar una decisión judicial consiste en justificar que la decisión es
conforme al derecho. Por ello. el análisis de la obligación de motivar una decisión, el análisis de la obligación de
justificar que una decisión es conforme a derecho, presupone que previamente ha quedado determinado qué
es una decisión judicial ccnforrne al derecho, un tema hasta ahora ignorado en gran medida.

La obligación de dictar decisiones que sean conformes al derecho presenta dos aspectos: la obligación de
dictar decisiones que sean materialmente confonnes al derecho y la obligación de dictar decisiones que sean
procesalmente conformes al derecho.
La primera de ellas es, desde el punto de vista teórico, la más interesante. Una decisión materialmente con-
forme al derecho es una decisión que tiene el contenido que según el derecho debe tener. Y, desde el punto
de vista de su contenido, lo que el derecho exige a las decisiones judiciales es que éstas digan el derecho.
En esto consiste la obligación jurisdiccional. Y la noción clave para el análisis de la obligación jurisdiccional
es la de aplicar el derecho. Esta noción, a su vez, se basa en la noción de aplicar un enunciado jurídico. De
ahí que el núcleo de la presente obra sea su capiitulo segundo, dedicado precisamente a la aplicación de los
enunciados jurldicos.

Derecho y desacuerdos
Jeremy Waldron
Es uno de los libros más importantes en la discusión contemporánea sobre el constitucionalismo y la demo-
cracia y el papel del poder judicial en la protección de los derechos fundamentales. Ha contribuido de manera
decisiva a poner en cuestión algunas de las ideas más asentadas del constitucionalismo y ha hecho de Wal-
dron uno de los amores fundamentales en estas cuestiones.
Poniendo el acento en la existencia inevitable de amplios y generalizados desacuerdos sociales sobre la
justicia, sobre los derechos y sobre los propios procedimientos e instituciones politicas, Waldron presenta una
teoria profundamente democrática de la autoridad y de la legitimidad politicas, y lo hace a partir del estudio
de la significación de los Parlamentos actuales y de la teoria de la legislación. Todo ello supone una contri-
bución, en opinión de su autor, no sólo a la filosofia politica, sino también a la juridica, que no puede ser sino
considerada decisiva.
Coherencia y sistema jurídica
Juan Manuel Pérez Bermejo
Los juristas gustan hoy de invocar el término «coherencia»: es común exigir que los razonamientos jurídicos
sean «coherentes», ylustificarun argumento si se halla «en coherencia» con el resto de argumentos jurlcficos
válidos. La coherencia es una ion-na de justificar nuestros juicios sobre el derecho en función de sus relaciones
de apoyo con el resto de elementos del orden jurídico. Ahora bien, si la coherencia su mirada en las
relaciones de ordenación y estructura del conjunto de normas jurídicas, ésta implica unponepunto de vista particu-
lar o una concepción especifica del sistema jurídico. Este libro examina qué novedades
coherencia a nuestra percepción del sistema jurídico. En él se sostiene que los cambios aporta
el valor de la
la práctica juridica durante el siglo xx —tundamentalmente la irradiación de los que ha experimentado
principios constitucionales en
el resto del ordenamiento y la importancia que la ponderación de principios ha cobrado en la práctica jurispru-
dencial- han puesto de relieve que la concepción o el modelo de sistema jurídico tradicionalmente defendido
en la teoria Jurídica es inadecuado. Sin embargo, una teoria del sistema
que examine este desde el valor de la
coherencia es capaz de describir adecuadamente sus principales rasgos, tales como su estructura
su movilidad y su solidaridad interna. finalmente, el libro explora las
compleja,
respuestas que el modelo coherentista
propone para solucionar problemas clásicos de la teoria del sistema jurldioo, fundamentalmente los de lagu-
nas, antinomias, identidad o cambiode sistema.

Teoría del derecho: ambicióny limites


Brian Bix
La teoría jurídica contemporánea enfrenta importantes retos acerca de la naturaleza del derecho del en-
y
foque más apropiado para explicar este fenómeno social. Brian Bix es uno de los autores que mejor ha
comprendido la intima relación entre esos problemas y su conexión con la naturaleza del análisis con-
ceptual. En este libro. Bix aborda no sólo desafíos metodológicos sino que también enfrenta problemas
tradicionales de la filosofíajurídica tales como la verdad en el derecho, Ia existencia de respuestas correctas,
la interpretación del derecho, la polémica entre positivismo y antipositivismo. etcétera. Sus
investigaciones
muestran con claridad y originalidad el modo en que la filosofia analítica del derecho se conecta con una
amplia gama de cuestiones filosóficas tradicionales como el objetivismo moral. el seguimiento de reglas, o
el naturalismo en epistemología. Por esta razón, este libro nos permite comprender mejor la vitalidad de las
discusiones filosóficascontemporáneas en el ámbito de la teoria del derecho y nos enfrenta con nuevas solu-
ciones a problemas centrales de la filosofia contemporánea.

La república deiiberativa
Una teoria de Ia democracia
José Luis Marti
Este libro aborda el análisis detallado y riguroso de la que se ha convertido en la teoría de la democraciamás
importante de los últimos veinte años en el escenario internacional. Lo que algunos han dado en llamar «el
giro deliberativo», y que cuanto menos puede ser descrito corno una renovación profunda del pensamiento
democrático. se ha materializadoen centenares de aportaciones teóricas a los diferentes loros académicos en
el mundo, con predominio de los ámbitos anglosajones. En esta obra se sintetizan las claves del modelo de
la democracia deliberativa, en especial de su versión republicana, y se sientan las primeras bases del diseño
institucional de dicho modelo. Por ello, éste es un libro dirigido tanto a los filósofos (politicos o del derecho),
como a los cientificos (los juristas, los politólogos); tanto a los gobernantes con sensibilidadhacía las
nuevas
ideas democráticas, como a los ciudadanos comprometidos y con interés por la res publica.

Una discusión sobre ia teoría del derecho


Joseph Ftaz, Robert Alexy y Eugenio Bulygin
Una de las cuestiones más discutidas recientemente en el ámbito de la filosofia del derecho es la relativa al
status mismo de la teoria del derecho: ¿cuál es el objeto de dicha teoría? ¿Cuándo es la teoria exitosa? Se
admite, en lineas generales, que la tarea de la teoria está estrechamente ligada a realizar un análisis del con-
cepto de derecho, y que el éxito de la teoría depende, al menos en parte, de que dicho análisis sea fructífero.
No hay acuerdo, sin embargo, acerca de como debe entenderse el análisis
tiiero. En «¿Puede haber una teoria del derecho» —el trabajo principal de este conceptual, o de cuándo es truc-
libro- Joseph Ftaz se ocupa
de estas cuestiones, y su postura es rebatlda en dos ensayos de Flobert Alexy
visiones diferentes sobre el particular. Joseph Raz ofrece, finalmente, una y Eugenio Bulygin, que tienen
interés, no sólo para filósofos del derecho, sino también para aquellos oontrarréplica.
EI libro resultará de
estén preocupados, en el ámbito
de la filosofia en general, por la relación entre el análisis filosófico el que
análisis
además un estudio preliminar que, a través de un repaso de las distintasy conceptual, El libro contiene
perspectivas sobre la relación entre
análisis filosóficoy análisis conceptual, busca poner al alcance del lector las herramientas teóricas necesarias
para abordar la discusión.

Juez y democracia
Una teoria de la práctica constitucional norteamericana
Lawrence G. Sager
En la mayoría de las democracias constitucionales, los jueces han asumido un
importante papel como
garantes de los derechos individuales reconocidos en la Constitución. En nombre de la Constitución como
norma suprema, los jueces pueden llegar a inaplicar o invalidar las leyes aprobadas por las asambleas ele-
gidas por el pueblo. ¿Qué razones pueden darse para justificar esta intervención judicial? Esta pregunta ha
sido objeto de apasionados debates en los Estados Unidos a lo largo de su historia, y sigue siendo motivo
de controversia en la actualidad, tanto en el plano politico como en el académico. En esta obra, el profesor
Lawrence Sager ofrece una interesante teoria para dar una respuesta adecuada a la cuestión. Frente a
quienes sostienen que los jueces deberian limitarse a seguir las instrucciones que el poder constituyente
haya expresado de manera clara y especifica, Sager da buenas razones para justificar que los jueces
tengan atribuido un espacio de actuación más amplio. El proceso judicial está diseñado de tal manera que
los tribunales se encuentran en buena posición para interpretar y salvaguardar los principios abstractos de
moralidad política incorporados en el texto constitucional. Frente a quienes, por su parte, consideran que los
jueces, al controlar las leyes, deberian proteger únicamente las condiciones que hacen posible el gobierno
democrático. Sager entiende que también los valores sustantivos externos al proceso democrático deben
ser objeto de protección. Y frente a quienes estiman que el control de constitucionalidad de las leyes supone
una quiebra del principio democrático, Sager da interesantes razones para sostener que, por el contrario, la
existencia de tal control supone un enriquecimiento de la democracia: el proceso judicial satisface la preten-
.' sión de igualdad deliberativa. La aspiración más inmediata del autor es ofrecer una interpretación atractiva
de la práctica constitucional de un determinado pais: los Estados Unidos. Pero las tesis y argumentos que
desarrolla tienen un alcance más universal. Este denso y profundo libro es una de las aportaciones más
importantes de los últimos tiempos al debate siempre abierto acerca de las posibilidades y limites de la
justicia constitucional.
Positivlsmojurídico incluyente
Wilfrld J. Waluchow
En Positívismo jurídico incluyente, Waluchow elabora un sofisticado argumento para mostrar cómo la validez
de las normas jurídicas puede depender de consideraciones morales. El argumento tiene en cuenta las con-
cepciones iusposltivistas clásicas en la teoria anglosajona, como las de J. Bentham y J. Austin en el siglo xrx y
las de H. l. A. Hart y J. Ftaz en el siglo xx. El libro puede contemplarse como una concepción de la naturaleza
del derecho de los actuales ordenamientos jurídicos constitucionales que trata de delimitar un espacio concep-
tual entre aquellos que, como los iuspositívistas, consideran que la Identificacióndel derecho necesariamente
excluye las consideracionesmorales y aquellos que, como los iusnaturalistaso Ronald Dworkin, sostienen que
la identificacióndel derecho necesariamente incluye las consideraciones morales.

Un diálogo con la teoría del derecho de Eugenio Bulygfn


José Juan Moreso y M.‘ Cristina Ftedondo (eds.)
Eugenio Bulygin ha contribuido de manera fundamental a la teoria del derecho contemporánea. Con seguri-
dad, ha sido uno de los autores que más ha insistido en la necesidad de una renovación metodológica que
permitiese a los juristas emplear herramientas formales idóneas y sofisticadas en la identificación y solución
de los problemas de la ciencia jurídica.
Este libro es un ejemplo particularmente brillante de la agenda de discusión de la teoria del derecho contempo-
ránea y de la influencia que ha tenido en ella Eugenio Bulygin. La estructura del volumen ofrece un formato de
discusión ágil, que combinael gran interés académico que atesora con un estilo de fácil lectura, a la vez que
se ofrece un panorama muy amplio de los problemas que enfrenta la teoría del derecho actual.

conflictosconstitucionales, ponderación e indetenninaclánnormativa


David Martinez Zorrilla
En la práctica juridicacontemporánea es usual que muchas discusiones giren en torno a elementos tales como
«derechos fundamentales», «bienes constitucionalmente protegidos», «valores superiores» y otros aspectos
sustantivos, normalmente de rango constitucional. Asimismo, la distinción entre «principios» y «reglas», o con-
ceptos como el de «ponderación», han pasado en las últimasdécadas a formar parte del bagaje teórico básico
de los juristas. Sin embargo, parece que faltaba todavia un tratamiento teórico suficientemente satisfactorio
de los conflictos entre principios y de la ponderación como mecanismo para su resolución, al menos desde la
perspectiva del positivismo jurídico metodológico. Incluso algunos autores habian puesto en duda la capacidad
del positivismo jurídico para dar cuenta de estos fenómenos de forma adecuada, lo que constituiria una razón
de peso para abandonar esta perspectiva. Lejos de suscribir este punto de vista, el autor ofrece en el libro un
análisis riguroso de los conflictos entre principios constitucionales, de la ponderación y de la posibilidad de
obtener una única respuesta correcta en todo caso, y muestra cómo desde el positivismo jurídico y Ia filosofía
analítica puede darse perfecta cuenta de estas cuestiones, señalando además cómo algunas afirmaciones
ampliamente compartidas sobre los principios y la ponderación deben ser abandonadas o cuanto menos mati-
zadas, y que en esencia las situaciones de conflicto entre principios son muy similares, tanto en su estructura
como en su modo de resolución, a las antinomias entre reglas.

El derecho como razón pública


Owen Fiss
Este libro reúne algunos de los principales ensayos publicados en las últimas décadas por el profesor Owen
Fiss. Este catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Yale ha sido una de las voces más
influyentes en los debates que se han desarrollado en los Estados Unidos acerca del papel del poder judicial
en un Estado constitucional. A lo largo de estas páginas, se examinan, entre otras cuestiones, los fundamen-
tos politicos y sociales de la función jurisdiccional, el concepto y garantia de la independencia judicial, los
peligros que supone la burocratización de la justicia, las técnicas de protección de los derechos a través de
las «acciones de clase», las posibilidadesy limites de la objetividad en'la interpretación jurídica, y la defensa
del liberalismoigualitario frente al embate del análisis económico del derecho. Para ilustrar sus propuestas, el
autor se refiere a algunos de los casos más importantes y controvertidos que ha tenido que resolver el Tribu-
nal Supremo de los Estados Unidos, desde Brown v. Board of Education hasta Bush v. Gore. Estos brillantes
ensayos mantienen un cuidadoso equilibrio entre ambición teórica y sensibilidadpor los problemas prácticos,
lo que hace muy atractiva su lectura.

La justicia con toga


Ronald Dworkin
¿Qué relación poseen las convicciones morales de un juez con sus juicios acerca de qué es el derecho? Ju-
rlstas, sociólogos, filósofos, politicos y jueces ofrecen distintas respuestas a esta pregunta. Algunos creen que
están plenamente vinculados mientras que otros insisten en que no tienen ninguna relación. En su nuevo libro,
Ronald Dworkin muestra que esta cuestión es mucho más compleja de lo que solemos suponer. Argumenta
que debemos explorar esta problemática desde diferentes dimensiones, la semántica, la iusfilosófica y la
doctrinal, en las que el derecho y la moral están sin duda lnterconectados. Este autor retormula y completa su
ya ampliamente conocida perspectiva sobre estas conexiones, ofreciendo nuevos argumentos y desarrollando
algunas de sus ideas anteriores en torno a la importancia básica de los principios morales en la interpretación
juridica y constitucional. Dworkin ofrece también una profunda revisión y evaluación critica de las posiciones
más influyentes que presentan una alternativa a su concepción, examinando detalladamente las aportaciones
de ¡uristas y filósofos eminentes de nuestra época como lsaiah Berlin, John Rawls, Herbert Hart, Joseph Raz,
Richard Posner, Cass Sunstein, Antonin Scalia o Jules Coleman. EI libro va desgranando los argumentos que
permiten concluir que el pragmatismo ofrece una teoria vacia del derecho, que el pluralismo valorativo refleja
de modo inadecuado la naturaleza de los conceptos morales. que el originalismo constitucional presenta una
visión empobrecedora del rol de una constitución en una sociedad democrática y que el positivismo jurídico
contemporáneo está basado en una teoría errónea del significado y en una visión desacertada de la naturaleza
de la autoridad.
Esta nueva colección de ensayos de Ronald Dworkin constituye un modelo de razonamiento Juridico lúcido,
racional y apasionado que contribuirá. sin lugar a dudas, a que podamos progresar en el tema crucial de qué
papel desempeña la justicia en el derecho.
La valoración racionalde la prueba
Jordi Ferrer Beltrán
El lector encontrará en este libro la continuación del discurso iniciado en Prueba y verdad en el derecha (Mar-
cial Pons, 2002 y 2005). Alli se abordó el problema de la prueba desde un punto de vista conceptual: ¿qué sig-
nifica decir que una hipótesis sobre los hechos está probada? ¿Cuál es la relación entre la prueba y la verdad
de una hipótesis? Ahora, en cambio, se presenta el esbozo de una teoria sobre la valoración de la prueba. La
pregunta relevante en este libro es, más bien, ¿bajo qué condiciones podemos considerar racionalmente que
una hipótesis sobre los hechos está probada? Para ello, el autor aborda. entre otros, los problemas vinculados
con los distintos momentos de la actividad probatoria en el proceso judicial. analizando las reglas de relevancia
y admisibilidadde la prueba, las diversas teorias de la probabilidadaplicadas al razonamiento probatorio judi-
cial, la metodologia de la corroboración de hipótesis y el problema de la formulación de estándares de prueba
que permitan un posterior control sobre su correcta aplicación.

Identificacióny justificacióndel derecho


Josep M. Wajosana
Este libro supone una notable contribución a la reflexión clara, ordenada y coherente acerca de algunos de los
problemas más relevantes de la filosofia del derecho. La primera parte gira en tomo a los problemas de identi-
ficacióndel derecho, concretados en las siguientes preguntas: ¿Cuándo existe el derecho en una determinada
sociedad? ¿Está el derecho relacionado con la moral? ¿Está el derecho detenninado? La segunda parte versa
acerca de los problemas de justificación tanto de la obediencia al derecho como de la imposición de penas y
la imposición juridica de la moral.
El tratamiento de estas cuestiones se hace no con una vocación exhaustiva, sino selectiva. No importa
tanto la reconstrucción completa de las doctrinas de los autores más importantes, sino la exposición critica
de los principales argumentos esgrimidos a la hora de abordar los citados problemas. Através de la com-
prensión de tales argumentos se pretende que el lector pueda formarse su propia opinión acerca de estas
cuestiones.
Estas razones hacen que este texto sea especialmente recomendable como manual de filosofíadel derecho.
Habermas: Lenguaje, Razón y Verdad
Los fundamentos del cognítivismo en Jürgen Habermas
Pere Fabra
Este Ilbro versa sobre los fundamentos filosófico-lingüísticosque subyacen a la teoría de la racionalidad y,
correlativamente, a la teoría de la verdad y la teoria moral desarrolladas por Jürgen Habermas. Después
de analizar los motivos que llevaron al sociólogo alemán a desarrollar un programa claramente filosófico de
fundamentación lingüística, el libro se introduce en este núcleo lingüístico -la pragmática formal y la teoria
del significado a ella asociada— a fin de valorar si resulta lo suficientemente sólido
construcción teórica haberrnasiana, cuyo objetivo último —-desde la disputa del para sustentar la compleja
VaIidez— estriba positivismo hasta Facticídad
y precisamente en la defensa de una posición claramente cognitivista en relación con las
cuestiones prácticas (moral, derecho y politica).
Con la pragmática formal Habermas pretendía contribuir a la formulación de una teoria de
municativa y una teoria de la racionalidad. Debla servir de fundamento de una teoría social la acción co-
el camino para desarrollar una concepción de la moral, del derecho de la democracia critica y abrir
y en términos de
teoría del discurso. Esta obra recorre la estructura y supuestos de este
planteamiento filosófico-lingüls-
tico y muestra cómo la tensión que atraviesa la teoria del significado de Habermas
resuena también ne-
cesariamente en su teoría de las pretensiones de validez y, en concreto, en la
la verdad y la corrección normativa que se halla en la base de su defensa del supuesta analogla entre
la relectura de algunos de los conceptos fundamentales de la teoria de la accióncognitivismo. A partir de
gración con elementos de la pragmática normativa propuesta por Robert Brandom ycomunicativa y su inte-
otras aportaciones de
la filosofia del lenguaje contemporáneas, el libro plantea una posible reformulación del
siano que deberia permitir continuar defendiendo el proyecto cognitivlsta desde unas bases esquema haberma-
sólidas. filosóficas más

Normas y justificación
Una Investigaciónlógica
Hugo R. Zuleta
La comprensión de los razonamientosjurídicos exige un análisis adecuado de la
ciados normativos. Para ello, es necesario traducirlos a un lenguaje formalizado.estructura lógica de los enun-
EI autor comienza por exponer algunos criterios orientadores
para afrontar esa tarea, destacando el papel
central que desempeña generalmente la consideraciónde las condiciones de verdad de los enunciados involu-
crados. Esto lo lleva a cuestionar la posibilidadde establecer la forma lógica de los enunciados
normas, a menos que se admita, contrariamente a la opinión más común entre los filósofos. queesexpresan
atribuirles valores de verdad. Además. encuentra que la atribución de valores de verdad que posible
es también necesaria
parajustificar una genuina lógica de normas.
Define las condiciones de verdad de las normas mediante una semántica de mundos
posibles. y muestra la uti-
lidad de ese enfoque para analizar algunas conocidas paradojas. Sobre esa base confronta
de las normas condicionales, las llamadas «concepción puente» dos concepciones
y «concepción insular», según la denomina-
ción introducida por Alchourrón. El autor defiende la segunda, entre otras porque la considera más
adecuada para dar cuenta del papel que desempeñan las descripciones enrazones,los enunciados normativos.
A partir de su rechazo de la concepción puente, cuestiona la difundida tesis
según la cual la justíficaciónde una
sentencia judicial requiere que el contenido de la decisión sea una consecuencia deductiva de ciertas premisas
normativas y tácticas.

Una metateoría del positivismojurídico


Roberto M. Jiménez Cano
La cuestión sobre el estatuto teórico y metodológico del positivismojurídico es una de las
en la filosofía del derecho contemporánea. En efecto, no sólo quienes discusiones centrales
las perspectivas iuspositi-
vistas, sino también aquellos otros que las rechazan, encuentran en suscomparten
postulados metateóricos un fecundo
campo de análisis y debate. Este libro identifica el positivismo jurídico con un modo general
hacer teoria del derecho. Desde este punto de partida se abordan las cuestiones relativas y descriptivo de
teres y herramientas propias de esta escuela de pensamiento jurídico, al objetivo, carac-
maciones oportunas. Sin olvidar, por su parte, la exposición y discusión aconsejando y justificando las transfor-
de las actuales versiones en pugna del
positivismo jurídico: incluyente y excluyente. Filósofos y teóricos del derecho encontrarán en este libro un lugar
desde el cual discutir las metas, instrumentos y tesis del positivismo
jurídico y, en su caso, adherirse a ellas.
concepciones del derecho y dela verdad jurídica
Germán Sucar
La comprensión de la naturaleza de la verdad juridica es, sin duda, uno de los desafíos
enfrentar el pensamiento jurídico. Ella constituye, en electo, el horizonte de capitales que debe
como de la teoria juridica. No obstante, no se cuenta todavia con una formulación
proyección tanto de la practica
satisfactoria de este con-
junto de interrogantes. En el presente libro, Germán Sucar se propone avanzar sobre el tópico sosteniendo
que todo intento serio de respuesta exige una indagación acerca de las diferentes teorias sobre la
del derecho, asi como de la distinción de ciertos niveles de análisis. De esta naturaleza
distintas concepciones del derecho en sus diversas variantes. se defiendesuene, se examinan críticamente
una versión del positivismo que
contesta las más importantes objeciones que le han sido dirigidas
y
y que permite explicar adecuadamente las
numerosas cuestiones involucradas en la elucidación de la verdad juridica. En el
contexto de esta discusión
se abordan con precisión y originalidad temas de la
mayor actualidad para la teoría del derecho, como la natu-
raleza y alcance de las tesis que definen el positivismojurídico, su eventual
la interpretación del derecho, las dificultades que compromiso con el antirrealismo.
su identificación y aplicación, la indeterminación
la derrotabilidadde las normas y su impacto en lageneran
determinación de los valores de verdad de los enunciadosy
jurídicos, asi como el juego de las nociones de aplicabilidady pertenencia en el marco de la reconstrucción
sistemática del material normativo. El análisis se ve enriquecido, asimismo, por los desarrollos de la filosofía
contemporánea en el dominio de la antología, la semántica y las teorías de la verdad (como el realismo meta-
fisico, el escepticismo semántico, la vaguedad o las concepciones deflacionariay substantivas de la verdad),
de los que el autor se vale para defender sus tesis. Uno de los méritos principales de esta obra es el haber
logrado articular esa vasta multiplicidad de cuestiones en una exposición sistemática.
Este libro, lúcido y de exposición clara, contribuirá con toda certeza a una mejor intelección de las perplejida-
des que suscita la complejidad de la práctica y la teoria juridica actual.

La (Dlegitln-rldaddemocrática del control judicial de las leyes


Sebastián Linares
En el desarrollo de la democraciainevitablemente surgen dilemasconstitucionales acerca de quién debe tener
la última palabra institucional en el proceso politico de toma de decisiones, y de acuerdo con qué criterios.
Dentro de estos dilemas entra en juego el lugar que deben ocupar los jueces en las estructuras de decisión
politica desde la justicia constitucional. El libro representa, pues, un ensayo que intenta abordar el problema
de la autoridadfinal en una democracia, y para ello navega entre los diversos dilemas morales, normativos e
institucionales que presenta el control judicial de las leyesen las democracias modernas. En este sentido, el
libro nos alerta de los peligros de sobredimensionar el papel político de los jueces en detrimento del principio
democrático. y lo hace a partir de un rico diálogo interdisciplinario entre la ciencia politica,‘ la teoria politica, la
filosofiadel derecho y el derecho constitucional. Según el autor, el problema de la autoridad final en una demo-
cracia debe resolverse apelando a argumentos generales, relacionados con la igualdad, dignidad y autonomia
de las personas y con el valor epistemico de los procedimientos de toma de decisiones. Luego de hacer un
repaso minucioso del debate sobre los fundamentos del control judicial de las leyes, y decantarse por la co-
rriente que defiende la supremacía del Poder Legislativo, el autor explora distintos modelos débilesde justicia
constitucional, en los cuales la autoridad final recae en el Congreso. y propone un diseño alternativo con miras
a promover el diálogo entre ramas de gobierno.

El concepto y la naturaleza del derecho


Robert Alexy
La explicación de la naturaleza del derecho y la consecuente configuración de su concepto ha sido desde la
antigüedad un problema central de la filosofíadel derecho. Al responder a este problema, la filosofíadel dere-
cho se ocupa en su ámbito de estudio del interrogante fundamentalde la antología, es decir, de qué es aquello
que existe y cuáles son sus propiedades. Este libro contiene la traducción al castellano de tres ensayos de
Robert Alexy, que representan su pensamiento más actual sobre la respuesta apropiada para esta pregunta
ontológica fundamental en el ámbito de lo jurldioo: ¿Qué es el derecho?
En estos ensayos, Alexy clarifica y desarrolla con mayor detalle las tesis más emblemáticas de su teoria del
derecho. algunas de las cuales ya hablan sido plasmadas en su conocida obra EI concepto y la validez del
derecho. Asimismo, Alexy sitúa su teoría en el marco de la discusión actual sobre el concepto de derecho. De
esta manera, dialoga con las conocidas tesis del positivismo excluyente e incluyente, resalta las diferencias
existentes entre estas concepciones y su visión del no-positivismo e intenta demostrar por qué esta última
ofrece mayores posibilidadesde corrección teórica y práctica. Finalmente, Alexy también ofrece una caracte-
rizaciónde la filosofia del derecho y explica cuáles son las propiedades que mejor la definen como rama de la
filosofia que reflexiona sobre el ienómeno juridica.

La prueba
Michele Tarufto
Este libro es, fundamentalmente, la voz «prueba» de una enciclopedia. Aunque ésta es la primera publicación
del texto, los cinco capitulos del libro tienen la forma, la pretensión y la finalidad originaria de ser una voz de
enciclopedia. El lector encontrará sin duda un panorama extraordinariamente rico de los problemas del dere-
cho probatorio, una perspectiva comparatista de esos problemas poco común en la literatura en castellano,
asl como indicacionesbibliográficasabundantes y, a la vez. cuidadosamente seleccionadas. Además, se han
incorporado al libro cinco apéndices que son traducción de sendos artículos del autor, algunos de ellos inéditos
en castellano, acerca de problemas probatorios específicos.
Michele Tarufio publicó en 2002 un libro titulado Sui confinl. Nada más cerca de la forma de estudiar y de los
temas de interés del autor que lo que indica ese título. Taruflo goza de trabajar en los dominios de las fronteras
intelectuales, allá donde son necesarias amplias dosis de cultura Juridica y filosófica para abordar problemas
multitacéticos. Y el de la prueba lo es, sin ninguna duda. Por eso, éste es un libro muy útil para quien quie-
ra adentrarse en los vericuetos del derecho probatorio, tanto desde una perspectiva estrictamente procesal
como desde la filosofia del derecho, tanto desde la dogmática nacional como desde los estudios de derecho
comparado.
Una teoría del control [udlclal de constitucionalidadbasada en el Common Law
Un árbol vivo
W. J. Waluchow
El constitucionalismo democrático es la manifestación institucional más conocida y difundida de una con-
cepción de la justicia que tiene en la existencia de derechos individuales básicos uno de sus ejes centrales.
Así y todo, cuando la Constitución es promulgada o concebida rigidamente, y los órganos encargados de
su aplicación y control son menos representativos que el Parlamento —pero cuentan sin embargo con la
última palabra sobre el contenido y alcance de aquellos derechos fundamentales—-, el ideal democrático se
resiente. Frente a otros muchos argumentos esgrimidos en defensa del modelo para sortear dicha «objeción
contramayoritaría», Waluchow apuesta por la concepción de los textos constitucionales y de las declaracio-
nes de derechos como «árboles vivos» (susceptibles de la adaptación a las nuevas circunstancias) y de su
aplicación al estilo del common law, contribuyendo con ello a un debate central en el derecho constitucional
y la filosofía del derecho de las últimas décadas, y del que en esta misma colección hay ya referentes cru-
ciales.

La Constitución: modelo para armar


José Juan Moreso
En este libro están recogidos algunos de los ensayos que el autor ha escrito en los últimos diez años, Ia mayo-
ria de ellos ya publicados. Se trata de un primer intento de articulación de unos pralegómenos o preliminares
-a una teoría de la Constitución, es decir, de un enfoque dealgunos de sus fundamentos filosóficos. Estos
fundamentos proceden de diversos lugares: de la teoria juridica por supuesto. pero también de la filosofia del
'

lenguaje, de la filosofia social, de la filosofíamoral y de la filosofía política. En este sentido. el debate actual
¿sobre algunas cuestiones constitucionales es realmente apasionante porque reclama un espacio en donde
"todas estas disclplínas se entrecruzan. El libro se divide en tres partes: la primera dedicada al trasfondo de la
Constitución, la segunda a la teoria del derecho adecuada para esta época de constitucionalismo y la tercera
que versa sobre la aplicaciónjudicial de la Constitución. El primer ensayo, de carácter general, trata de mostrar
.

los vinculos que entrelazan estas tres partes.

Emociones, responsabilidady derecho


Daniel González Lagier
¿Deben los jueces ser neutrales hasta el punto de no dejarse llevar por sus emociones? ¿Está justificado dis-
minuir la pena a la madre que mata al violador de su hija de pocos años porque comprendemos su emoción?
¿Se justifica incrementar la pena a aquellos que actúan con motivaciones emocionales socialmente repro-
hables (como el racismo o el machismo)? ¿Puede la reeducación emocional ser un buen instrumento para
prevenir la violencia y determinados delitos? Todos estos temas muestran la importancia de las emociones
para el derecho; sin embargo, son muy escasas las aproximacionesque se han hecho a la noción de emoción
desde el ámbito de la teoria del derecho. Este libro trata de ofrecer una introducción a la teoria de las emocio-
nes que pennita la discusión sobre su papel en el derecho. Para ello, se ocupa de presentar un concepto de
emoción que dé cuenta tanto de sus aspectos fenomenológicos (la sensación asociada a las emociones) como
cognitivos (su contenido), lo que le sirve de base para plantear temas como la conexión entre las emociones
y las acciones, la racionalidad de las emociones, su posibilidadde control y lo que podriamos llamar nuestra
«responsabilidademocional».
La diversidad de io bueno
G. H. von Wright
Este libro es, en opinión de su autor, el más personal y mejor fundamentado de sus trabajos. En él propo-
ne, frente a la tradición que sostiene la autonomia conceptual de la moral, que los conceptos de bondad o
corrección moral deben ser estudiados en relación con una red de conceptos que se refieren «al hombre
como un todo», como, por ejemplo, los de felicidad, salud y —el más importante- bienestar. Desde esta
perspectiva, el autor construye una concepción feleoiógíca de la moral como «una función de cómo la
'

conducta de un individuo afecta al bienestarde sus compañeros humanos». En el camino, el libro analiza
diferentes tipos de «bondad» (como la bondad instrumental, la bondad técnica, la bondad médica, la bon-
dad utiliiaria, la bondad hedónica) y conceptos como el de deber, biendel hombre o virtud. En definitiva, es
la búsqueda de una posición moral original en diálogo con la de autores como Aristóteles, Kant y Moore.

EI derecho en acción
La dimensión social de las normasjurídicas
Josep M. Vilajosana
Una teoria del derecho satisfactoriadebe ser al menos una teoría del derecho positivo, es decir, debe poder dar
cuenta de la relación entre las normas jurídicas y los hechos sociales con los que se hallan vinculadas. Este es
justamente el objetivo general de este trabajo. A lo largo del mismo se examinan las condiciones de existencia
de las normas jurídicas. en concreto, y del derecho positivo, en general.
En los primeros dos capitulos se pone de relieve el carácter problemático que encierra tanto la pregunta acerca
de la antología de las normas jurídicas (si son entes abstractos o concretos), como el analisis de la relación
entre cada tipo de normas jurídicas y el comportamiento humano. '

En el resto del libro se realiza el análisis de las dos condiciones mínimas de existencia de los sistemas
jurldicos: que exista una práctica unitaria de identificación de normas y que las normas identificadas sean
generalmente eficaces. AI respecto, el autor defiende lo que denomina un convencionalismo en sentido
débil, segúnel cual necesariamente la primera condición requiere la presencia de hechos convencionales
de carácter constitutivo, mientras que la segunda apuntarla a la presencia de hechos sociales no necesa-
riamente convencionales.
Fundamentospara una teoría general de los deberes
Carlos E. Aichourrón
En los últimos años de su producción teórica Carlos E. Alchourrón se dedicó con particular creatividad a pro-
fundizarideas sobre los temas que lo desvelaron durante toda su carrera académica. tales como la naturaleza
de la lógica, la posibilidady fundamentaciónde la lógica de normas. ia representación de las normas condicio-
nales. los cambios racionalesde creencias y la derrotabilidad.
Se presentan en este volumen conjuntamente algunos de los últimos trabajos del profesor argentino: «Con-
cepciones de la lógica», «Fundamentos filosóficos de ia lógica deóntica y la lógica de los oondicionales de-
notables», «Para una lógica de las razones prima facíe», «Separación y derrotabilidad en lógica deóntica- y
«Sobre derecho y lógica».
Si bien versan sobre temas distintos. guardan no obstante una cierta vinculación temática, ya que los pilares
teóricos que Alchounón construye en ellos permiten delinear un sistema de lógica de normas apto para distin-
guir diferentes categorias de deberes: condicionales e incondicionales, derrotables e inderrotabies, esto es.
sientan las bases para el desarrollo de una teoría general de los deberes.

H. L. A. Hart
Neil MacCormick
H. L. A. Hart es una descripción concisa. clara y fidedigna de una de las teorias del derecho más influyentes
del pasado siglo, la del filósofo inglés H. L. A. Hart. Esta segunda edición del libro describe, además. el corpus
completo de su pensamiento, lo que le permite hacerse eco de las criticas y los debates más recientes que su
obra ha generado. Sin embargo, el libro es algo más que una mera descripción. Su autor, colega de Hart en
Oxford y conocedor privilegiado de su obra, también lleva a cabo una tarea de reconstrucción y reordenación
de algunos conceptos y argumentos de Hart que, explicados de una forma aitemativa, pueden eludir las criti-
cas recibidasy proveemos de una mejor comprensión de la prácticajuridica. Por último, el libro es también una
critica y una reacción contra algunas tesis de Hart que su autor juzga superadas, fundamentalmente la reduc-
ción de las normas jurídicas a meras reglas y la separación tajante entre el derecho y la moral. De ese modo.
el libro adopta una posición muy expresiva de las últimastendencias de la teoria juridica de nuestro tiempo:
por un lado, se distancia del positivismo ortodoxo de Hart. e incluso propugna una posición postpositivista
superadora de éste; por otro, sin embargo, rechaza la confusión entre teoria jurídica y teoria moral propuesta
por autores como Ronald Dworkin. y. al igual que Hart, sigue abogando por una teoria del derecho puramente
descriptiva y neutral respecto a las controversias morales.
Riesgos y daños
Jules L. Coleman
Riesgos y daños es el primer libro que aborda con profundidad el análisis de los fundamentos filosóficos dei
derecho privado. El argumento se desarrolla a partir del posible conflictoque existe entre la justicia y la eficien-
cia eoonómica cuando se trata de asignar riesgos relacionados con la seguridad de las personas. La primera
parte del libro explora una tonna de liberalismoque asigna al mercado un papel clave en la interpretación de
las prácticas politicas, jurídicas y morales. La segunda parte sostiene que el mercado es un buen punto de
partida para analizar el proceso de contratación racional, pero este criterio no se aplica a la responsabilidad
extracontractual. De esta manera, la tercera parte presenta una teoria del derecho de daños basada en el
principio de justicia oorreciiva. En lugar de concebir a ia responsabilidadextracontractualcorno un mecanismo
para rectificar las tallas del mercado mediante el traslado forzado de recursos de un individuo a otro, la tesis
de la tercera parte defiende la idea de que, en definitiva. el derecho de daños rectifica las pérdidas injustas
imponiendo sus costas a aquellos individuos que tienen el deber de repararlassegún ia justicia.
Además. la presente edición cuenta con un epílogo de inestimable valor. escrito especialmente para la traduc-
ción al castellano, en el cual el autor recorre toda su trayectoria personal y académica, desde el inicio de su
tesis doctoral, pasando por la publicación de Riesgos y daños, hasta las ideas que actualmente se encuentra
desarrollando en tomo a este tema.

Constitucionalísmopol/tico
Una defensa republicana del constiiucionalismode la democracia
Richard Bellamy
La revisión judicial llevada a cabo por los tribunales constitucionales se presenta a menudo como un comple-
mento indispensable de la democracia. Este libro cuestiona su efectividad y su legitimidad. Apoyándose en la
tradición republicana, Richard Bellamy argumenta que, para garantizar los derechos y ei Estado de derecho,
los mecanismos democráticos -elecciones abiertas entre partidos en competencia y toma de decisiones me-
diante la regla de la mayoria- ofrecen un método que se basta a si mismo y que resulta preferible. Ai no tener
que rendir cuentas, la revisión judicial se convierte en una forma de dominación arbitraria que carece del in-
centivo que si tiene la estructura de la democracia para asegurar que los gobernantes traten a los gobernados
con igual consideración y respeto. La revisión judicial basada en derechos socava la constitucionalidad de la
democracia. Su sesgo contramayoritario favorece alos privilegiados frente a las minorías desfavorecidas, su
legalismo y su atención a los casos individuales distorsionan el debate público. Lo primordial no deberia ser
limitar la democraciamediante constituciones escritas y una mayor vigilanciajudicial, sino mejorar los procesos
democráticos a través de medidas tales como la reforma de los sistemas electorales o el perfeccionamiento
del control parlamentario. '
simplemente la verdad
EI juez y la construcción de los hechos
Michele Taruflo
Este libro ofrece una sugestiva mirada sobre las complejas relaciones entre verdad, proceso y prueba, en la
que se entrelazan con acierto las perspectivas histórica, filosófica, dogmática y comparatista. Su tesis central
es que determinar la verdad de los hechos en el proceso es posible y necesario para la justicia de la decisión
judicial, particularmente en un sistema jurídico basado en el principio de legalidad. Esta tesis es sólo en apa-
riencia trivial, pues se enfrenta, en realidad, a numerosos adversarios, que postulan —ya sea de modo general,
como ocurre con la filosofía postmodema. ya sea en el ámbito particular del proceso, como ocurre, por ejem-
plo, con las ideologías que lo conciben como una «cosa privada de las partes» o como un instrumento dirigido
exclusivamente a la resolución de las controversias-la lrrelevancia de la verdad.
Una vez justificada la atribución de una función epistémica al proceso, se realiza en el libro un acucioso análisis
comparado y critico de numerosas instituciones del derecho probatorio. El lector encontrará, asi, una detalla-
da evaluación de las reglas de exclusión de prueba. de las diversas modalidades de asunción de la prueba
testimonial, de las reglas de prueba legal que todavia subsisten en algunos ordenamientos. de los poderes de
instrucción del juez y de la alternativa entre jueces profesionales y jueces legos. Por último, el autor se ocupa
también de la decisión sobre los hechos y de su justificación.considerando el rol que corresponde a los están-
dares de prueba, a las reglas de carga de la prueba y a la exigencia de motivación. para que se pueda decir
que esa decisión enuncia la verdad.

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