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Tema 2.

3 La filosofía de la historia de Voltaire y sus discípulos Turgot y

Condorcet

VOLTAIRE

Voltaire es el pensador que utilizó por primera vez la denominación de “Filosofía


de la Historia”. Éste ocúspulo sirvió como introducción a su “Ensayo sobre las costumbres
y el espíritu de las naciones” publicado en 1769, en Ginebra. Este ensayo de Voltaire
se puede considerar la primera Filosofía de la Historia caído en suelo francés.

Voltaire escribió su Filosofía de la Historia como una reacción a la concepción


convencionalista expuesta por el obispo Bossuet sobre Discurso de la Historia Universal
(1781). Esta obra de Bossuet se puede considerar la última manifestación de la
teología de la historia, que había formulado por 1ª vez San Agustín de Hipona en su
obra titulada “La ciudad de Dios”. Es Agustín de Hipona quien por primera vez analizó la
historia de manera cuidada.

Lo que hace Voltaire es criticar la visión providencialista del cristianismo,cuya


característica fundamental es la secularización. Voltaire, como representante del
pensamiento ilustrado, va a romper claramente con los dos modelos de prácticas
históricas que se desarrollaron en occidente en la antigüedad: 1º va a romper con el mito
que supone una divinización de las acciones humanas, y en 2º lugar lo hará con la historia
sagrada del judeo-cristianismo, según la cual Dios interviene en los hechos humanos.
Los textos fundamentales de este 2º modelo son la Biblia y la Ciudad de Dios de San
Agustín.

El punto de partida de la concepción de la historia del Voltaire consiste en la distinción


entre historia y la fábula. La historia cuenta hechos verdaderos, la fábula relata hechos
falsos.

Voltaire comienza distinguiendo en su diccionario filosófico, la diferencia entre la historia


y la fábula. La HISTORIA sería el relato de los hechos que se consideran verdaderos y la
FABULA sería el relato de los hechos que se consideran falsos.

Mientras que la historia es una narración verídica, la fábula es un conjunto de


ficciones, una recreación del saber humano que diviniza las acciones de los hombres.

La razón crítica ilustrada debe distinguir la VERDAD de la OPINIÓN. La distinción


radica en que el conocimiento verdadero se basa en razones objetivas, mientras que
la opinión lo hace en razones subjetivas. Del mismo modo es función de la razón crítica
ilustrada el distinguir el derecho de la autoridad, el deber del interés, y la virtud de la
gloria. Esta tarea de la razón ilustrada ha de llevarse a cabo con mucho cuidado cuando
nos dedicamos a estudiar los relatos en los que se nos cuentan de los orígenes de los
distintos pueblos, ya que todos estos relatos se caracterizan por su tendencia a la
fabulación (texto nº 2).

En 2º lugar Voltaire pasa a distinguir entre la HISTORIA SAGRADA y la

HISTORIA PROFANA. Para los ilustrados la historia sagrada que versa sobre las acciones
con que Dios a conducido en el pasado al pueblo judío, no forma parte del estudio del
historiador, sino más bien es más de los teólogos. En vez de contar las acciones divinas
deben contar las acciones de los hombres como ellos las han realizado. Pero
también hay que excluir la historia natural, ya son los físicos quienes deben estudiar
esta rama. De la historia profana lo que sí forma parte son las acciones llevadas a cabo por
los hombres. Por lo tanto se incluiría también la historia de las opiniones y la historia de
las artes. A Voltaire lo que le interesa es elaborar una historia universal desarrollada
con interés filosófico. Para este autor, hacer Filosofía de la Historia, consistía en leer la
historia en clave de filósofo. Por tanto, hacer filosofía de la historia consistía en oponer
las luces de la razón humana a las supersticiones, a los fanatismos y a los prejuicios,
sobre todo al fanatismo religioso. El filósofo de la historia debe adoptar una visión
escéptica y crítica ante los argumentos de autoridad que proporcionaban las
verdades establecidas por la religión

La propuesta científica de Voltaire se traducía en una explicación histórica por medio de


principios razonables que fuera válida al menos hasta que se encontraran otras
formas de explicación más convincentes. A lo largo de la historia, según Voltaire, han
luchado continuamente el dogma, las supersticiones y los fanatismos religiosos contra
la moral, ésta última sería la que contendría los fundamentos de la religión natural
común a todos los pueblos. Lo que rechazaban los filósofos ilustrados rechazaban las
religiones positivas (cristianismo, judaísmo, islamismo…) porque son las que
basándose en dogmas que no tienen más fundamentos llevan a matarse los unos a
los otros, a enfrentamientos entre unos y otros que no tiene razón de ser. La historia
para Voltaire tiene una función cultural fundamental. Consiste en sacar a la luz, en hacer
patentes a la humanidad los defectos del fanatismo que conduce a las guerras de religión,
para que este modo, la humanidad se coloque del lado de la razón y de la tolerancia.
Sabemos que a Voltaire una de las cosas que más le aterrorizaba era la teocracia, la
religión unido al poder político, por ello Voltaire detestaba la Edad Media, ese poder
político-religioso que muchos han denominado la tiranía del Papado.

En el Medievo, el hombre constaba de 2 partes: el cuerpo y el alma. De las


necesidades del cuerpo se encargaría el Estado y de las necesidades del alma se
encargaría la Iglesia. Por ello el Estado debe supeditarse a la Iglesia, porque el fin más
importante no es alimentar el cuerpo en la vida, sino ganarse el cielo en la futura. Este tipo
de planteamientos es lo que Voltaire rechazará radicalmente. Para Voltaire los periodos
oscuros de la historia humana no merece la atención de los hombres inteligentes, como
la Edad Media. La finalidad de la historia para Voltaire es descubrir, enseñar e impartir
verdades indestructibles. Los fracasos de la razón son de lo que están repletos las etapas
de oscuridad. Naturalmente que la historia como obra, como empresa que ha de llevar
a cabo la razón, no puede limitarse a narrar los acontecimientos sino que además debe
tratar de explicarlos. El historiador debe buscar en el fondo de todos los
acontecimientos la ley general que los rige. Voltaire es uno de los ejemplos más claros de
esta manera de hacer historia, que no se limita a contar lo qué pasó, sino viendo las
leyes que han regido los acontecimientos, así Voltaire inaugura la denominada historia
crítica. El objetivo de esta historia es denunciar el error y sacar a la luz la ignorancia
del género humano, para que este empiece a pensar por sí mismo. La tarea que se
propone Voltaire en su ensayo no es otra que enseñar a iluminar el mundo con la razón
para así acabar con todo tipo de fanatismo, pues éste es para él fruto de la ignorancia. La
nueva filosofía ilustrada, que nace en el XVIII, cuando se aplica a la historia, va
iluminando poco a poco al pueblo, va poniendo término al fanatismo, y de este modo
colabora a que la humanidad viva en paz. Según Voltaire, la insignia del fanatismo es la
FUERZA y la VIOLENCIA, y la de la razón y la de la filosofía ilustrada es la PAZ. En su artículo
titulado Ilustración de su diccionario filosófico dice que “la superstición enciende el mundo
en llamas y la filosofía es quien se ocupa de apagarlas”. Esta filosofía no es la filosofía
académica, metafísica, sino la filosofía popular mundial, que se preocupa por los
problemas que acucian a la sociedad en la que viven. La filosofía mundana es la que
Voltaire aplica a su filosofía de la Historia, para descubrir verdades útiles. En su discurso
de la filosofía de la historia, Voltaire expone de un modo claro y admirable la que ha
de ser la tarea del historiador crítico tal como él la concibe. Para explicarlo, Voltaire
distingue con claridad al filósofo del príncipe y les asigna a cada uno de ellos una función
complementaria. El FILÓSOFO debe establecer una crítica desmitificadora de la
historia y la sociedad. El PRÍNCIPE, por su parte, debe realizar buenas reformas por
medio de una legislación sabia y útil. Platón, por su parte, piensa que la figura del rey y la
del filósofo debe estar unidas. Esta persona debe llevar a cabo la labor del filósofo
(desmitificar la historia y las fábulas) y las del príncipe (elaborar buenas leyes para
gobernar), así gobernantes y filósofos deben gobernar conjuntamente. Como esto es
muy difícil, que el filósofo llegue a gobernar, es importante que el filósofo eduque al
príncipe para que éste actué correctamente. Según Voltaire, cuando se alían la razón
educadora y la razón práctica del príncipe el resultado será la mayor felicidad posible para
el mayor número posible de súbditos, de manera que la política estaría en las antípodas
del príncipe de Maquiavelo. El modelo de príncipe ilustrado para Voltaire fue Federico I de
Prusia, éste encarna la figura del déspota ilustrado.

En 1er lugar, una aportación fundamental de Voltaire para la historia es su


formulación y su difusión de la idea del progreso de la humanidad. Este es un progreso
que no afecta en absoluto a la naturaleza racional del hombre la cual permanece
siempre invariable, sino que afecta únicamente a su manifestación en el mundo. El
progreso, por tanto, se percibe en que cada vez el comportamiento de los hombres es
más racional, en que el pensamiento humano depende menos de los fanatismos y
piensa más por sí mismo. En 2º lugar, otra aportación será su concepción de la
historia no como la narración de las hazañas de unos individuos geniales, heroicos,
sino como una historia del espíritu, este concepto de espíritu que introduce Voltaire
comprende la totalidad de los cambios que la humanidad tiene que experimentar antes de
llegar a conocerse a sí misma y a tomar conciencia de lo que es. Esta tarea exige, además
del estudio de los acontecimientos políticos, la consideración histórica de los
acontecimientos religiosos, artísticos, científicos, filosóficos… trazando de esta manera el
cuadro de todas las etapas que el espíritu ha tenido que atravesar para alcanzar su forma
actual. Lo importante no es lo que hacen los individuos, sino el avance del espíritu
humano hasta alcanzar su forma actual

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