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ANALÍSIS DE LA VOLUNTAD

Definición
La voluntad es el aspecto de la personalidad que impulsa al individuo a la acción. Esta actividad
voluntaria implica un propósito y una intención, por lo cual se ejecuta la forma consciente y va
con frecuencia asociada a efectos intensos. (Vidal, 1986)

Los aspectos psicopatológicos de esta función psíquica exigen muchas veces su separación de
las anomalías de la conciencia, la inteligencia y la atención, para lo cual creemos indispensable
la comprensión cabal de la naturaleza del acto volitivo.

El acto voluntario ha sido definido por Monroe (1976) como un proceso del organismo humano
mediante el cual se responde a un estímulo ambiental con un acto motor coordinado. Este acto
representa una transacción entre las exigencias de la situación externa y los mecanismos
nerviosos de integración que determinarán la conducta motora intencional.
La situación externa puede ser amenazante o gratificante, familiar o movediza.

El estímulo es evaluado por el aparato perceptual, en el cual influyen los procesos de la


conciencia y de la atención, y posteriormente es procesado por los mecanismos de integración
central. En esos momentos tiene lugar un fenómeno reflexivo que utiliza los elementos de la
memoria, a la vez que anticipa las consecuencias de las respuestas opcionales. El individuo
entonces puede decidir sobre el curso de acción más oportuno y el momento de su ejecución.
Lo anterior nos indica que el acto voluntario ocurre normalmente luego de dos demoras: la
primera reflexiva y la segunda electiva.

La voluntad es la función psíquica en virtud de la cual la persona tiene el propósito de alcanzar


un fin consciente determinado, voluntario, premeditado y planificado. Toda actividad del
individuo se manifiesta en tres formas de acciones: voluntarias, automáticas e instintivas.
(Pavón, 2004).

Procesos de la Voluntad se consideran cinco pasos para la realización de un acto voluntario.


Estas fases se suceden unas a otras, así:

a. Tendencia.- Antes del acto voluntario, manifiestan como una tendencia, una necesidad, un
interés e inclinación obscura hacia algo, cuyo fin no se conoce conscientemente.

b. Deseo.- Es la toma de conciencia de los objetivos propuestos y del fin que perseguimos. Es el
proyecto para la acción.

c. Deliberación.- Es el conflicto de los motivos para la acción.

d. Decisión.- Es la elección de los motivos iniciales y objetivos propuestos. Esta decisión no sólo
puede ser positiva, sino también de tipo inhibitorio.
e. Acción.- Es el último proceso de la voluntad que consiste en la ejecución del acto.

Trastorno de la Voluntad

Actividad Psicomotora
Es un proceso en el que la voluntad actúa como generadora y propulsora de actos motores. Lo
que nosotros vemos es consecuencia de un proceso que cuenta esencialmente con dos
momentos.

Los trastornos se presentan según ocurran: en la conación o acción implícita o en la acción


explícita. (Barlow & Durand, 2003).

A) Alteraciones de la Conación o Acción Implícita: Desde que se inicia la intención de llevar a


cabo un acto, es decir desde que se pone en juego la voluntad hasta la decisión de la ejecución:

a. Abulia: Es la pérdida de voluntad absoluta que acarrea la liberación de actos automatizados


e instintivos. Hay sujetos que se muestran con abulia hacia la mayoría de los hechos, son
introvertidos, conformistas, de respuestas retardadas, se cansan con facilidad, faltos de
entusiasmo. Allí se ubican a los melancólicos, depresivos, esquizofrénicos, etc. Dentro de la
abulia, existen además distintas modalidades patológicas: la abulia neurasténica, la abulia
esquizofrénica, la abulia melancólica y la abulia catatónica. La abulia neurasténica no tiene su
origen en la falta de deseos sino en no poder tomar decisiones para actuar.

b. Actos Impulsivos.- Cuando los procesos de la voluntad no se desarrollan ordenadamente y


pasan directamente a la ejecución, hablamos de un impulso. No existe deliberación, se presenta
en forma brusca e incontrolada y con actos violentos. Implican la ejecución de actos sin un
procesamiento previo.

c. Actos Compulsivos.- El individuo es arrastrado a la ejecución por una fuerza incontenible, aún
en contra de situaciones que representan verdaderos obstáculos. Es el encuentro de dos fuerzas
opuestas: por un lado, el deseo de llevar a cabo una acción, y por otro la resistencia que se opone
a ello. Esto le genera en el paciente malestar y angustia, de modo tal que lo lleva a ejecutar
acciones diferentes a las de origen con el fin de acotar el grado de angustia.

d. Hiperbulia.- Hay predominio de actos automatizados e instintivos. Se presenta en los


maníacos y delirantes. Es un aumento en la actividad; esto puede traducirse en conductas
aumentadas, en cuyo caso hablamos de Hiperbulia productiva. En caso contrario, a veces el
aumento de la actividad no se refleja en conductas eficaces; se observan actos motores
inconclusos y desordenados y hablamos entonces de Hiperbulia improductiva.

e. Hipobulia.- Es la disminución de la voluntad a través de los procesos de inhibición de una


actividad, es un estadio de inactividad menor que la abulia.

f. Normobulia: Es el estado de actividad normal, e implica la voluntad de llevar a cabo una acción
con conclusión eficaz de la misma.
B) Alteraciones de la Ejecución o Acción Explícita: Asimismo, la ejecución de un movimiento
implica un ordenamiento secuencial de los pasos a seguir. Son sus alteraciones:

a. Acinesia: Es un estado de inmovilidad prolongado. Refiriéndose a la acinesia en las psicosis de


la motilidad Leonhard (1956) dice: "Los pacientes pueden estar completamente inmóviles. Están
echados y no reaccionan cuando se les llama; su cara es rígida. Al sentarles o moverles de modo
pasivo dejan caer las extremidades levantadas o muestran contratensiones en sentido de
oposición o tendencia a la inercia, en sentido de permanecer en posición forzada. En los casos
leves de acinesia se realizan todavía algunos movimientos; sin embargo, la rigidez de la posición
y de la mímica muestran a las claras la pobreza de movimientos".

b. Amaneramiento: El sujeto ejecuta actos o movimientos extravagantes, los mismos que son
repugnantes o inaceptables para los individuos normales.

c. Ataxia: Esto es diferente a la influencia en el pensamiento, donde el paciente esquizofrénico


cree que su pensamiento es dirigido por alguien o algo, y es obligado a ejecutar actos en contra
de su voluntad.

d. Apraxia: Incapacidad de llevar a cabo un movimiento en una secuencia ordenada, por lo que
los movimientos no concluyen en un acto eficaz.

e. Cataplexia: Es la pérdida súbita del tono muscular, quedando el paciente en total relajación
muscular.

f. Ecopraxia: Es la repetición o imitación de actos realizados por otros, de los movimientos o


gestos que observa en otra persona. En ocasiones, el paciente catatónico repite como un espejo
los movimientos que observa en otro individuo. También se la describe en oligofrénicos,
dementes. Tiene un carácter involuntario y automático, incontrolable.

g. Estereotipias: Son conductas más o menos uniformes, que se repiten en el paciente sin que
éste pueda evitarlo, es la repetición constante del mismo, como si el movimiento se
"solidificara". Existen estereotipias de actitud, de movimiento y verbales.

h. Flexibilidad Cérea: El paciente es capaz de mantener posturas de sus miembros


absolutamente incómodas por tiempos muy prolongados sin que medie oposición a las mismas
o sienta molestia alguna.

i. Interceptación Cinética: Es la interrupción brusca de un acto en ejecución, Está haciendo un


movimiento y lo interrumpe abruptamente, y luego lo continúa.

j. Manierismo: Implica la pérdida de espontaneidad y simplicidad en los movimientos,


adornándose los mismos con un exceso de movimientos innecesarios para el acto.
k. Mutismo: El mutismo consiste en estar silencioso por propia voluntad o por imperativo de un
trastorno mental, con indemnidad de los centros del lenguaje y sus órganos de expresión, se
distinguen: mutismo voluntario, del simulador, histérico, en los tímidos, en el estupor, en la
demencia, en la esquizofrenia juvenil, en delirantes. (Porot, 1977).

l. Negativismo: El paciente se resiste a cumplir las órdenes impartidas por el investigador, o las
cumple en sentido contrario o totalmente opuesto, se expresa como una oposición a toda
indicación que se sugiera. El negativismo puede ser pasivo o activo, según no realice o realice
alguna acción contraria a la que se le indica, respectivamente.

m. Obediencia Automática: Es el cumplimiento exacto de las órdenes recibidas por el paciente


para realizarlas, a veces actos o movimientos de difícil ejecución, el paciente se comporta como
un autómata.

n. Sugestibilidad: Es la disposición que presenta el enfermo para acatar órdenes impartidas por
el examinador.

Finalmente, podemos encontrar los siguientes tipos de trastornos : los trastornos del sueño
(insomnios sintomáticos y primarios , hipersomnias y parasomnias, que son conductas que
aparecen durante el sueño, como el sonambulismo); los trastornos de la excreción (enuresis y
encopresis); los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia nerviosa, la bulimia, la
potomanía, la sitofobia; los trastornos de la conducta sexual (trastornos de la identidad de
género, desviaciones sexuales y parafilias); los trastornos de la conducta agresiva, que se
presentan en forma de conductas heteroagresivas y autoagresivas; y los trastornos de la
voluntad, que se distribuyen en una serie de dos tipos básicos: la hipobulia y las vivencias de
influencia sobre la personalidad.

Bibliografia
. Barlow & Durand, D. (2003). Psicopatología. Barcelona, Martínez-Roca.
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. Pavón, F. (2004). Psicopatología de la voluntad. Universidad Central Del Ecuador.
. Porot, A.(1977). Diccionario de Psiquiatría. Barcelona, Labor.
. Vidal, G. (1986). Psiquiatría. Buenos Aires, Médica Panamericana.
IMPORTANCIA DEL TESTIMONIO EN PACIENTES AFECTADOS PSICOLÓGICAMENTE
La psicología del testimonio implica considerar la importancia de contar con métodos y técnicas
que faciliten la adecuada recolección de información en las declaraciones, prestando especial
atención a los elementos básicos en la realización de las entrevistas, ya que los recuerdos de los
sucesos están expuestos a errores de exactitud y fabulaciones. Incluso, en algunas ocasiones, el
testigo puede recibir información posterior al suceso que añade a la información realmente
percibida, integrando ambas.

Así pues, para cualquier psicólogo jurídico es de vital importancia aplicar las habilidades
requeridas para la realización de una entrevista, reducir la ambigüedad, resolver dudas,
descubrir posibles inconsistencias en la versión de los hechos y adquirir un conocimiento a partir
de la información proporcionada por el entrevistado, durante su recuerdo de los hechos,
mediante preguntas que describan la escena del crimen e identificar posibles simulaciones,
engaños y falsas confesiones.

Según Ángela Tapias (2007), La psicología del testimonio es un conjunto de conocimientos


basados en resultados de investigación de los campos de la psicología experimental y social, que
intentan determinar la calidad (exactitud y credibilidad) de los testimonios, que sobre los delitos,
accidentes o sucesos cotidianos, prestan los testigos presénciales. Al mismo tiempo, es de vital
importancia el estudio de cómo atiende, percibe y codifica la información un testigo, cómo
identifica a alguien y cuáles son las influencias sociales bajo las que actúa (Mira, 1983).

Desde luego, se entiende que el testimonio no supone sólo el relato de un suceso pasado y/o la
identificación de las personas involucradas en él, sino que se refiere a un evento social pasado
por el que se pregunta y que, además, se da en un contexto social determinado que ejerce una
enorme presión. Por otra parte, el testimonio no es ni un caso especial ni aplicado de la
memoria, sino que su estudio puede ser realizado a partir de los resultados obtenidos en la
investigación sobre el funcionamiento de procesos psicológicos tales como:

atención, percepción y memoria. Por ejemplo, cuando el testigo presencia un accidente o un


delito activa mecanismos psicológicos que le permitirán recordar el evento.

Por consiguiente, dentro de los procesos jurídicos el psicólogo cumple un papel fundamental,
dirigido a la evaluación de los mecanismos psicológicos, del contexto social y del estado mental
tanto de la víctima, el victimario y los testigos; con el fin de analizar la veracidad de los
testimonios ofrecidos y decidir admitir o no la evidencia del testimonio psicológico dentro de la
realización de un juicio. (Díaz Colorado, 2001).

Para el psicólogo jurídico, la herramienta fundamental es la entrevista clínico - forense. Es bien


sabido que el éxito de dicha entrevista va a depender de factores tales como la pericia del
entrevistador, el grado de colaboración del entrevistado, el tiempo transcurrido desde el suceso,
y evidentemente, del tipo de entrevista. Tradicionalmente, las entrevistas presentan dos
formas:

narrativa e interrogatorio. Alonso-Quecuty (1993) sugiere la utilización conjunta de ambos tipos


de entrevista: en primer lugar, la forma narrativa y posteriormente la forma interrogativa ya
que, la secuencia de uso es muy importante, pues si se realizan primero las preguntas puede dar
lugar a que el testigo integre en su relato hechos que realmente no presenció y de los que sólo
tiene conocimiento gracias a los interrogadores, esto es lo que se conoce como efectos de la
información post-suceso. Ciertamente, en la entrevista deben existir distintos procedimientos
que comprendan técnicas genérales de recuperación de memoria, como:

1. Reconstrucción mental de los contextos físicos y personal que existieron en el


momento del delito (o del hecho que hay que recordar) esto es la “reinstauración de
contextos” que implica el hecho de que al testigo se le pida que trate de situarse
mentalmente en el lugar del suceso teniendo en cuenta: elementos emocionales,
elementos secuenciales o características perceptuales

2. El recuerdo libre es pedirle al testigo que narre todo lo sucedido incluyendo la


información parcial; se le pide al testigo que informe absolutamente todo lo que
recuerde, incluso de los detalles que considere banales para la investigación, porque eso
puede llevar a otros recuerdos, asociados entre sí en la memoria que si sean relevantes.
Esta estrategia es importante a la hora de combinar la información de diferentes
testigos. Además, los pequeños detalles, en ciertos casos pueden producir buenas
pistas. En particular, se le pide al sujeto imaginarse en la misma situación de nuevo y
recordar todos los detalles posibles. Esta declaración, por lo tanto, es de tipo narrativo
y al sujeto se le deja hablar, no se le interrumpe y no se le realiza preguntas.

3. El cambio de perspectiva trata de animar al sujeto a que se ponga en el lugar de la


víctima o de otro testigo del suceso, o de incluso del sospechoso, para que informe lo
que vio o hubiera visto desde otra perspectiva.

4. El recuerdo en modo inverso busca que el sujeto recuerde desde diferentes puntos
de partida. En otras palabras, lo que se pretende es que el sujeto narre los hechos desde
un orden diferente a como se desarrollaron, con el objetivo de recuperar pequeños
detalles que pueden perderse al hacer una narración de los hechos siguiendo la
secuencia temporal que estos tuvieron.

Desde luego, la entrevista clínico - forense permite la formulación de un diagnóstico, que sirva
para determinar la veracidad de los testimonios, la detección de la simulación y la reinstauración
de contextos. Por esta razón, existen variables inherentes que pueden afectar la memoria,
como: duración, nivel de violencia, condiciones de iluminación, tipo de sucesos acaecidos, nivel
de estrés, género, edad, expectativas, prácticas previas antes del intento de reconocimiento,
estado psicológico y habilidad de una persona de prestar atención a los detalles de una escena.

Estas condiciones pueden dificultar la capacidad de un testigo de percibir o recordar y puede


distorsionar las percepciones ocurridas antes del inicio de la violencia. Está claro que el
testimonio sobre un suceso posee una carga emocional y debe ser tratado con cierto grado de
prudencia. De ahí que, los sucesos emotivos hacen que la gente se preocupe por ellos mismos,
se inquiete y/o se distraiga más. Por ejemplo, los efectos de la emotividad pueden llevar a que
un suceso se acompañe de una disminución de la atención. En otras palabras, el restringido
rango de visión, inducido por el suceso emotivo, significa que se notan menos detalles.

Inversamente, una razón de por qué la gente olvida es que otra información evita que la
información original sea recordada. Los sucesos interfieren unos con otros en la memoria.
Ocasionalmente, se olvidan deliberadamente porque queremos olvidar. Según Ramón Arce
(2002) tras una experiencia enormemente estresante, muchos individuos desean olvidar y a
menudo su deseo se cumple. La gente parece capaz de quedarse con pedacitos de su experiencia
e integrarlos para construir objetos y sucesos que realmente nunca sucedieron. Estas fuerzas
pueden ayudar a explicar el por qué algunos individuos perciben cosas que otros no perciben, y
por qué algunas personas perciben cosas que nunca sucedieron (Ibañez, 1979).

El olvido puede ser causado en parte por lo que sucede durante el intervalo de retención. Desde
luego existen factores que afectan la distorsión de la memoria, como: los intervalos de tiempo
entrever un suceso, tener contacto con un mensaje parcial posterior y el acto final del recuerdo.
Para la tarea de recuperación de la información de la memoria, el entrevistador debe conocer
formas en las que se permita la evocación del suceso. Primero, gran cantidad de investigaciones
ha demostrado que cuando se permite que los testigos relaten libremente, más que pedirles
que contesten preguntas específicas, relatan el recuerdo inicial de manera más exacta pero
menos completa (Mcfarley, 2004). Segundo, ordenar las preguntas de un test para recrear el
orden temporal de un suceso puede llevar a un mejor recuerdo. Por último, según José Joaquín
Mira (1987) mostrar algunos detalles sobre un suceso puede llevar a mejorar la memoria de
otros detalles. Hay factores que influyen en la precisión y compleción de la recuperación que
entran en juego en esta fase final. Sin embargo, se debe considerar que cuando la persona que
comete el crimen exhibe una pistola o un cuchillo, el arma actúa como un imán perceptual, por
lo cual los ojos de todos los testigos se ven atraídos hacia ella.

Como consecuencia, se presta menos atención a otros detalles del crimen, lo cual disminuye la
capacidad de los testigos para recordar lo que en efecto ocurrió.

Desde luego, el objetivo de la recuperación de la información se dirige a la formulación de


evaluaciones forenses. Estas tienen un propósito que es muy diferente de una evaluación
psicológica conducida con propósitos terapéuticos, el foco de la evaluación forense es asistir a
la corte y no al criminal acusado; la identificación de problemas personales no es una prioridad
y usualmente no es relevante a la razón de la evaluación y el diagnóstico es a menudo un asunto
secundario.

Puesto que en lugar de ayudar a un paciente el resultado de una evaluación forense es realiza
un dictamen pericial que ayude a las partes en la toma de decisiones. A menudo, el psicólogo es
invitado a la corte con una multitud de propósitos entre ella se encuentran la evaluación del
engaño o simulación por parte del acusado, valoración del estado mental de acusado,
determinación de competencia para llevar a un individuo a juicio, predicción de agresión,
violencia o peligro para la sociedad por parte de un individuo, interpretación de pruebas
forenses, apoyo para una defensa por problemas de salud mental del acusado, ayuda con la
selección del jurado, elaboración de perfiles de criminales, entre otros.

En resumen, los procedimientos para evaluar la credibilidad de un testimonio son la entrevista


clínica, la habilidad del psicólogo, las fuentes de datos o los archivos y la información de otras
personas. Las pruebas psicológicas a menudo aportan información valiosa, aunque los
resultados pueden ser sesgados o invalidados por muchos factores, el más importante es la mala
intención o el engaño. Por estas razones, el problema de la confiabilidad del testimonio es tan
importante, teniendo presente que el testimonio por si solo dejar un cierto margen de error y
que recordar eventos ocurridos en el pasado es una tarea de alta responsabilidad y de mucha
dificultad.

Este problema se agudiza para la psicología del testimonio, cuando existe la mentira o la
intención de engañar al entrevistador, lo que implica no solo pedir a los testigos un juramento.
Ciertamente, en el conocimiento de la mentira existen diversos métodos para detectarla que en
el mejor de los casos son buenas aproximaciones, como: las evaluaciones de asignación de
credibilidad de un testimonio en el polígrafo, el análisis del contenido y los procedimientos
basados en la observación de la comunicación no verbal (Arce y Papillon, 2002).

Para iniciar un proceso de evaluación, el psicólogo tiene que determinar si un acusado entiende
los cargos contra él y los procedimientos de la corte; y si es capaz de ayudar a su abogado en su
propia defensa. A menudo este criterio implica determinar si el acusado sufre o no de retardo
mental. En muchos casos, se ha encontrado que los sujetos pueden tratar de simular un retardo
mental con la idea de que no serán juzgados o serán castigados con poca severidad. Algo similar
se observa en la evaluación de individuos que solicitan beneficios de incapacidad o están
involucrados en demandas por daños cerebral.

Según Mercedes Inda Caro, usualmente no es difícil determinar si una persona finge retardo
mental, ya que en la mayoría de los casos la persona conversa con el evaluador y responde
apropiadamente las preguntas durante la entrevista clínica, pero cuando empieza las pruebas la
persona tiene dificultades para responder las preguntas más simples en forma circular. Sin
embargo, siempre es posible encontrar a individuos que son realmente buenos para fingir
retardo mental. En estos casos, la mejor manera de documentar engaño es por medio de los
archivos o información de otras fuentes, el psicólogo puede pedir los registros de la escuela para
determinar la consistencia de la conducta asociada con retardo mental en el desarrollo.

Puede ser más difícil evaluar engaño cuando la persona presenta síntomas psicóticos. Sin
embargo, muchas veces la persona no ha tenido experiencias con individuos verdaderamente
psicóticos y su presentación de síntomas es bizarro inclusive tonta. Usualmente es posible
determinar en la entrevista clínica que no tiene síntomas consistentes con una psicosis o que
reporta tantos síntomas que en el rango es inconsistente con la presentación común de la
psicosis. Estas personas usualmente dicen tener síntomas que les son sugeridos y algunas veces
es útil obtener su afirmación de síntomas bizarros para exponer el engaño. Por Ej. Se puede
preguntar si las voces que escuchan están acompañadas de un olor a rosas. La técnica de
manchas de Rorschach puede ser de utilidad al momento de evaluar la psicosis falsa, solo un
criminal extraordinario podría saber cuáles son las respuestas apropiadas. El falso psicótico
generalmente dará respuestas bizarras o dramáticas, mientras que una persona psicótica tiende
a dar respuestas que involucran una lógica autista o combinaciones fabuladas. A pesar del
potencial del uso de estas pruebas algunos autores recomiendan tener precaución al usarlas
(Tapias, 2007).

Cuando un acusado o un litigante reportan que tienen daño cerebral, una evaluación psicológica
es un método valioso para determinar la veracidad de esta afirmación, teniendo como base la
función de la supuesta área cerebral dañada, cuando una persona está fingiendo un daño
cerebral no sabe que habilidades o funciones residen en diferentes partes del cerebro y
usualmente presentan un patrón de disfunción inconsistente con su función. Además es común
que las personas piensen que deben fingir una discapacidad seria en todas las pruebas, lo cual
solo podría ser interpretado como un daño cerebral global tan severo que la persona debería
estar en coma.

Otros trastornos que usualmente pueden ser objeto de simulación dentro de la entrevista, son:
Trastorno de estrés post-traumático (TEPT) y la amnesia. En el primero, el psicólogo debe insistir
en que el sujeto proporcione una descripción detallada de los síntomas del trastorno. Los
simuladores puede que tengan un amplio conocimiento acerca de cuáles son los síntomas
característicos que configuran el TPET, pero normalmente fallan en adecuar esos síntomas a su
vida cotidiana dando una descripción poco detallada. Los síntomas inventados suelen ser vagos
o bastantes artificiosos y forzados; puede que la persona minimice otras posibles causas de sus
síntomas y exagera como causa de sus síntomas el accidente o situación por la que solicita una
compensación. Y, en los trastornos amnésicos, los simuladores suelen mostrar mayor déficit que
los verdaderos pacientes. Esto se denomina efecto suelo cuando el simulador novato exagera
su papel y comete muchos fallos en las diferentes pruebas.

En conclusión, una de las funciones de la psicología del testimonio es determinar el grado de


credibilidad o validez que poseen los relatos. Incluso, detectar simuladores de los testimonios.

Como se mencionó, la simulación resulta más difícil de lo que podría pensarse. Sin embargo,
algunos sujetos pueden simular trastornos, como: cefaleas, mareos, mal humor, falta de
memoria, debilidad mental, delirios, entre otros con éxito. Pero, la simulación de trastornos
psicológicos es rara y difícil, para fingir un estado durante largo tiempo, se requiere gran
cantidad de energía y prevención que pocas veces se encuentra.

Finalmente, el sujeto frente la comisión de un delito se enfrenta a su conciencia de la culpa,


quien acaba por hacer aflorar evidencias de mentiras, y por lo tanto, el análisis de la culpabilidad
y su fenomenología contribuye a la comprensión de la mentira. Se dice: el asesino siempre
vuelve al lugar del crimen, y el mentiroso culpable también es posible que acabe por
contradecirse, o por derrumbarse y confesar, empezando por aquello en lo que se mintió.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS

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Garrido, E.; Masip, J. & Herrero, M. (2006). Psicología jurídica. Madrid: Editorial Peason.
La psicología jurídica es una rama o especialidad de la psicología, y como tal es una disciplina
aplicada, que trata de aplicar los conocimientos y técnicas básicas y experimentales propias de
la psicología al estudio de la conducta humana en sus diferentes facetas dentro del ámbito legal,
en sus diferentes contextos (tribunales, penitenciaría o asistencia víctimas, entre otros).

La psicología jurídica, se nutre de dos disciplinas: la psicología y el derecho. El derecho trata de


estudiar el conjunto de leyes que permiten salvaguardar la convivencia de los miembros de una
sociedad y reglar los mecanismos que permitan su cumplimiento. La psicología, como disciplina
se encarga del estudio de la conducta humana, en el sentido más amplio de la palabra,
incluyendo los procesos mentales. Teniendo en cuenta ambas definiciones se podría reformular
la definición de psicología jurídica como la rama de la psicología que estudia la conducta humana
y sus procesos mentales de cara a configurar las leyes por las que se rige una sociedad, su
aplicación y las consecuencias que se puedan derivar de todo ello.

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