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Sobre la modificación del artículo 17 del CPP

El Ministerio Público no está ajeno a que en este proceso de modificación


legislativa –que es impulsado por la Comisión de Reforma del Sistema Penal– se puedan
agenciar medios o mecanismos eficaces para que la víctima de un hecho punible de acción
penal privada pueda tener acceso a un sistema de Justicia eficiente y eficaz.

Sin embargo, el método que se pretenda incorporar no puede soslayar ni dejar fuera
del análisis la realidad actual de la institución, de los recursos con que cuenta y las
previsiones presupuestarias que le son aprobadas año tras año para cumplir con su rol
misional previsto en la constitución.

Las estadísticas de la institución demuestran que el primer impacto de esta


propuesta sería el aumento considerable de causas penales que ingresarán al Ministerio
Publico a nivel país, sumado a ello que a estas causas se le deberá brindar la misma
seriedad, dedicación y compromiso en la investigación como la que se le otorga a los
hechos que hoy día son denunciados e investigados.

Sin embargo, no se puede dejar de distinguir que existen delitos más graves y otros
menos graves, que algunos tienen mayor impacto social que otros, esto es una realidad algo
que es real y es visto cotidianamente ante los reclamos expuestos por la sociedad y nuestra
exigencia es responder a dicha expectativa.

De este modo, con la limitación de recursos presupuestarios que tiene el Ministerio


Publico en la actualidad, en caso que se dé la modificación del artículo 17, el aumento
repentino de casos para investigar impactará directamente en la capacidad de gestión y la
calidad del servicio brindado a la ciudadanía.

Pues, una que vez este proyecto entre en vigencia se tendrá la obligación de atender
más causas penales y esto se dará indefectiblemente con menores o iguales recursos con los
que se cuenta en la actualmente; con lo que la posibilidad de brindar la misma calidad del
servicio se vería seriamente comprometida.

Por esto, en un sistema procesal moderno –como el que hoy tenemos – es


sumamente importante que exista una gama de hechos punibles en donde la víctima pueda
ejercer directamente la acción sin intervención del Ministerio Público, de modo que sea ella
quien impulse sus reclamos ante los órganos jurisdiccionales en un procedimiento sumario
y no dentro de un proceso ordinario.

Esto no solo hace que la víctima recobre su protagonismo histórico, sino que
confiere al Ministerio Público la posibilidad de que se encargue con exclusividad en
aquellos hechos punibles que la sociedad reclama su esclarecimiento por ser altamente
ofensivos para la colectividad.

Por otro lado, en cuanto a la evolución legislativa con respecto a la protección de


bienes jurídicos, se observan manifestaciones que tienen orientaciones opuestas; por un
lado, se ve un proceso de impulso criminalizador creciente marcado por una política
criminal que guarda relación con lo atinente al avance de la criminalidad organizada, la
delincuencia trasnacional, la corrupción pública y otros hechos de alto impacto y gravedad
social.

En la otra mirada, se ven expresiones legislativas, sociales y doctrinarias que


tienden, desde lado del derecho penal, a destipificar algunos hechos que actualmente son
punibles y desde el ámbito procesal, estas ideas proponen llevar al sistema de justicia solo
hechos que realmente tenga relevancia social, desjudicializando la mayor cantidad de
hechos debido a su poca significación, escaso impacto social, o por la baja reprochabilidad,
entre otros; ya sea por la vía de la aplicación del principio de oportunidad, por la reparación
del daño o por aplicación de mecanismos alternativos de justicia, como la justicia
restaurativa.

Si bien, ambas tendencias afectan ostensiblemente la labor del Ministerio Público en


mayor y menor medida, tienen un objetivo claro, definido y en la actualidad está siendo
asumido como política pública por las actuales autoridades políticas del gobierno de la
República y por los propios órganos del sistema de justicia, entre los que se encuentra esta
institución.

Teniendo en cuenta ambos extremos, se observa que el proyecto de modificación del


artículo 17 del CPP no se orienta hacia ninguna de estas tendencias actuales, pues lo que se
quiere incorporar al ámbito de la acción penal pública, son hechos que no tienen las
características de tal gravedad ni equivalentes a los hechos mencionados precedentemente y
tampoco se observa que esta modificación del régimen de la acción pueda traer consigo la
mejora ostensible en el acceso a la justicia de los justiciables (víctima e imputado).

El argumento para ampliar el marco de actuación del Ministerio Público a hechos


punibles que hoy son de potestad exclusiva de la víctima, se basan en dar un mayor acceso
a la justicia y más respuesta a la ciudadanía.

Sin embargo, en realidad lo que se pierde de vista es que los hechos punibles
previstos en el artículo 17 del CPP (los citados en el proyecto) ya no estarán dentro del
ámbito de lo que pueda ser resuelto por la acción del particular ofendido, pues el Ministerio
Público al ser representante de la sociedad en el carácter de su actuación –que también
mira los intereses del particular afectado– debe incluir la perspectiva del interés público en
la persecución del hecho delictivo, con estricto criterio objetivo; es decir, con elementos
que puedan favorecer al inculpado.

De este modo, un conflicto relevante penalmente que hoy puede ser solucionado
entre los particulares afectados, de forma extra judicial (al disponer la víctima de la acción)
o bien en un procedimiento acusatorio simplificado (monitorio), pasaría a ser perseguido
oficialmente por un órgano estatal, que tiene una mirada hacia el interés público y
desarrollado dentro de un procedimiento ordinario, que como todos sabemos tiende a ser de
mayor complejidad que el tipo de proceso aplicado para el régimen de la acción privada.

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