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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CAJAMARCA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS, CONTABLES Y


ADMINISTRATIVAS

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN

“AÑO DE la lucha contra la corrupción e impunidad”

ASIGNATURA: ADMINISTRACIÓN DE PERSONAL I

DOCENTE: MESTANZA CAMACHO, ROXANA

TEMA: GUION DE “EL SECRETO DE LAS SIETE SEMILLAS”

ALUMNOS:

 Cabanillas Mestanza, Sandra Geraldine


 Chilon Castope, mayli
 Benites vasquez, ian li
 Julcamoro Sánchez, franklin jhampier
 De la cruz chilon, Lili maricel
 Lulaico minchan, gloria milagros
 Muñoz Mendoza, Abner
 Paredes ynfantes, dilmer
 Salazar Rodríguez, Raúl Fabricio
 Urbina Gutiérrez, saira lisbeth

CICLO: v

2019
ANALISIS LITERARIO DE LA OBRA “EL SECRETO DE LAS SIETE
SEMILLAS”

1) Aspectos básicos

Titulo: “EL SECRETO DE LAS SIETE SEMILLAS”


Autor: David Fischman
Corriente o movimiento literario: Novela autobiográfica
Género literario: Narrativo
Especie literaria: Novela
Forma de expresión: Escrita en prosa

2) Personajes
a) Principales
 Ignacio Rodríguez
 El Maestro
b) Secundarios
 Miriam la esposa de Ignacio
 Gustavo el gerente de Finanzas
 Pedro el gerente de marketing
 Alfonso el gerente de operaciones
 Roberto el gerente de ventas
 Beatriz la gerente de RR. HH

GUION DE “EL SECRETO DE LAS SIETE SEMILLAS”


CAPITULO 1
NARRADOR: Ignacio Rodríguez es el gerente general de R & G, empresa que fue
heredada por su padre Don José antes de morir. Don José había logrado un
posicionamiento en el mercado y ahora él tenía que asumir la responsabilidad y
mantener esta posición. Con la globalización la competencia en el mercado incremento
y se vio afectada. Debido a este problema Ignacio tuvo pérdidas económicas en la
empresa, así como su personal comenzó a renunciar e ir a las empresas competentes; así
como el gerente de ventas.
GERENTE DE VENTAS: ¡Ignacio vengo a presentar mi carta de renuncia!, tengo una
mejor propuesta laboral
IGNACIO: ¡cómo es posible que te vayas de la empresa en estos momentos difíciles!
Eres un traidoooooo… (se desmayó)
NARRADOR: Ignacio fue trasladado a una clínica y fue atendido por un doctor, quien
indico que había sufrido un pre infarto.
DOCTOR: ¡Es sorprendente! Tu corazón se ha recuperado más rápido de lo normal.
IGNACIO: (Se levanta rápidamente de la silla). ¡Qué bueno doctor!, creo que es el
momento de regresar a la oficina y ponerme al día...
DOCTOR: ¡No tan rápido! Necesitas cambiar tu estilo de vida para que tengas una vida
más larga y prolongada
IGNACIO: ¡Vamos, no exagere! (Mira con un gesto de incredulidad la cara del
médico) Ya ve usted cómo me he recuperado fácilmente. No se preocupe, soy de hierro
y tengo para rato.
DOCTOR: (Lo mira con ternura), Es tu decisión, pero por un momento deja de pensar
en ti mismo y piensa en tu familia.
IGNACIO: (Resignado) ¡Y qué puedo hacer doctor?
DOCTOR: Necesitas bajar el ritmo de trabajo y estrés. ¿Has oído hablar de la
meditación oriental?
IGNACIO: (enojado) ¡disculpe doctor! Yo no creo en eso, es pérdida de tiempo. A mí
me parece ridículo. Eso le encanta a mi esposa.
DOCTOR: La meditación ya no es considerada esoterismo, según investigaciones se ha
llegado a la conclusión que ayuda mucho en la vida humana.
NARRRADOR: En su casa, cuando le contó a Miriam las recomendaciones del doctor,
ella no pudo reprimir su entusiasmo.
MIRIAM: (emocionada) ¡Qué bueno que tomaste la decisión de practicar la
meditación! ¡Te va a hacer mucho bien! Sé de un maestro hindú que vive en Surquillo.
(entrega un papel con un nombre y una dirección).
NARRADOR: Por la mañana al llegar Ignacio a su oficina, el jefe de ventas le comento
que había perdido su cuenta más grande, empezaron a discutir y en medio de ello, sintió
un dolor en el pecho. Ignacio recordó que tenía la dirección del maestro en su billetera y
decidió ir a verlo. Al llegar a la puerta de su casa siente inseguridad si ingresar o no.
MAESTRO: ¿Cuál es tu nombre?
IGNACIO: Ignacio Rodríguez.
MAESTRO: ¡Qué te trae por acá?
IGNACIO: Quiero que me enseñe a relajarme, eso que ustedes llaman meditación.
NARRADOR: Después de unos minutos de silencio, que para Ignacio fueron horas, el
maestro le volvió a preguntar.
MAESTRO: ¿Para qué has venido?
IGNACIO: Ya le dije, ¡quiero que me enseñe a relajarme!
NARRADOR: El maestro se quedó mudo unos minutos más. Ignacio se sentía agredido
por el silencio del maestro. Finalmente volvió hablar.
MAESTRO: Dime, Ignacio Rodríguez, ¿para qué has venido si realmente no crees que
puedo ayudarte?
IGNACIO: (indignado) En realidad creo que todo esto ha sido una pérdida de tiempo.
NARRADOR: Ignacio se retira de la habitación. Cuando estuvo cerca de la puerta, el
maestro le preguntó.
MAESTRO: Dime, ¿eres feliz?
NARRADOR: Ignacio al escuchar esas palabras, le dieron ganas de agredir físicamente
al anciano, pero se contuvo.
IGNACIO: ¡Claro que soy feliz! Soy un empresario exitoso, que tengo problemas
económicos, pero estoy saliendo adelante.
MAESTRO: Yo no te he preguntado qué has logrado, simplemente si te sientes feliz.
NARRADOR: Ignacio empezó a llorar. Lo invadía un sentimiento que no podía
controlar.
IGNACIO: No. No me siento feliz.
MAESTRO: Siento en ti mucho sufrimiento y soledad. Lo más probable es que estés
pasando por un momento difícil.
IGNACIO: No entiendo, maestro. Tengo todo lo que necesito para ser feliz.
MAESTRO: Ignacio, la felicidad no se compra. La felicidad se siente.
NARRADOR: Ignacio le comentó al maestro la difícil situación que vivía en su
empresa y sus problemas cardiacos.
IGNACIO: Pero dígame, ¿qué tengo que hacer?
NARRADOR: El maestro tomo un pequeño cofre de madera que contenía papel
periódico doblado y sacó una semilla.
MAESTRO: En este cofre guardo siete semillas de la felicidad. Cada una de ellas
contiene una enseñanza que te permitirá retomar el camino. Empezaremos con esta. Ve
y siembra esta semilla. Regresa cuando germine y te ayudaré a descifrar su enseñanza.
NARRADOR: Ignacio regresó a su casa, se dirigió al jardín sin que nadie lo viera y
sembró la semilla.
Todos los días llegaba del trabajo y lo primero que hacía era observar el lugar donde
había plantado la semilla. Esperaba ver una plantita mágica que resolviera
milagrosamente todos sus problemas. Pero no crecía nada. Su esposa estaba observando
a Ignacio y le pregunta:
MIRIAM: ¿qué te ha pasado? Desde que te conozco jamás has regado el jardín.
IGNACIO: Querida, el doctor me dijo que la mejor terapia para relajarme era trabajar y
cuidar el jardín.
NARRADOR: su mujer quedo satisfecha con la explicación.

CAPITULO 2
NARRADOR: Después de cuatro semanas en las que Ignacio regó diariamente la
semilla, ninguna planta había crecido.
IGNACIO: (Desesperado, removió la tierra y sacó la semilla) ¿Qué habrá pasado, por
qué no habrá crecido?
NARRADOR: Ignacio estaba frustrado y amargo consigo mismo, decidió regresar
donde el maestro y pedirle explicaciones.
IGNACIO: (Llegó a la casa como alma que lleva el diablo, empujó el portón, paso
directamente donde el maestro) ¡Maestro! ¡Usted me está haciendo perder el tiempo, la
planta no ha crecido!
MAESTRO: Te di una semilla golpeada por un martillo. Jamás crecerá.
IGNACIO: ¿Y para qué diablos me dio la estúpida semilla?
MAESTRO: Ignacio, los niños son como semillas; si los maltratan, los humillan, los
violentan y no los valoran ni nos dan cariño, la semilla no germinará, lo mismo pasa con
los seres humanos
NARRADOR: La primera semilla de la felicidad es el autoconocimiento. Ignacio
escuchaba al maestro con una rara sensación.
MAESTRO: Si un niño pasa momentos difíciles que generan emociones fuertes, estas
emociones están grabadas en una memoria emocional.
IGNACIO: Pero maestro, ¿qué tiene que ver todo esto con la semilla?
MAESTRO: Ignacio, nosotros proyectamos nuestro pasado en el presente.
IGNACIO: ¿A qué se refiere?
MAESTRO: Por ejemplo, pensemos en una persona que fue maltratada en su niñez,
que cuando se equivocaba le gritaban y la violentaban, Si a esta persona le encargan una
meta que le resulta difícil de lograr, se sentirá inútil, tendrá miedo.
IGNACIO: ¿Acaso no es normal sentirse así cuando uno se equivoca?
MAESTRO: Sientes que es normal porque lo has vivido así toda tu vida, cuando uno se
equivoca, debe entender su error y procurar aprender de él.
NARRADOR: Finalmente, el maestro le pidió a Ignacio que regresará al día siguiente
para iniciar el proceso de autoconocimiento.
IGNACIO: ¡Maestro! La verdad es que todo este tema del autoconocimiento me parece
interesante, pero no quisiera tener que perder tiempo en discutir mis emociones. Mi
manera de dominar mis emociones es sumergiéndome en el trabajo.
MAESTRO: En esta vida, las personas que vencen son aquellas que se manejan por la
mente y no por el corazón.
IGNACIO: Eso lo tengo muy claro.
NARRADOR: El maestro, que lo escuchaba con calma, le pidió que lo disculpará un
momento. A los pocos minutos regreso con un vaso de agua que contenía un hielo.
MAESTRO: Toma este vaso y trata de sumergir el hielo dándole un solo empujón,
hazlo de tal forma que el hielo permanezca la mayor cantidad de tiempo sumergido.
IGNACIO: ¿Porque me habla de sus juegos ridículos?
MAESTRO: Confía en mí, Ignacio, todo en esta vida tiene sentido.
NARRADOR: Ignacio empujó el hielo con resignación; el hielo se sumergió en el agua
por unos segundos, pero luego volvió a la superficie.
IGNACIO: (burla) ¿Qué me quiere enseñar con esto?
MAESTRO: quiero darte a entender que la única forma de que estas emociones no
regresen es disolverlas, como el hielo en el agua.
NARRADOR: Una vez más, el maestro había logrado desarmar la racionalidad de
Ignacio.
MAESTRO: Cuéntame, Ignacio, ¿cómo estuvo el trabajo hoy?
IGNACIO: (indignado) terrible, hoy día me llamó un cliente a quejarse de que nos
habíamos retrasado más de 3 semanas en despacharle una mercadería que ya había
cancelado.
MAESTRO: Dime, Ignacio, ¿qué sentiste en ese momento?
IGNACIO: Me vinieron una ira y una desesperación enormes. Me dirigí a la oficina del
jefe de despachos para gritarle que era un incompetente y un inepto.
MAESTRO: ¿No te parece, Ignacio, que tu reacción fue muy agresiva?
IGNACIO: A mí me parece normal, así he reaccionado siempre. Mi padre nos enseñó,
que uno debe pagar por sus errores.
MAESTRO: ¿Cómo es eso de tu padre?
NARRADOR: Ignacio entrecerró los ojos, como buscando muy atrás en su vida.
IGNACIO: Recuerdo que mi padre fue muy exigente con nosotros. Si le
desobedecíamos, teníamos que pagar las consecuencias.
MAESTRO: Ahora entiendo por qué le gritaste de esa forma al jefe de despachos.
IGNACIO: ¿Qué cosa entiende?
MAESTRO: En primer lugar, que para ti es normal la violencia porque creciste en ella.
IGNACIO: ¿Usted cree que eso pueda ser cierto?
MAESTRO: Para ti es difícil darte cuenta, recuerda que tus emociones pasadas vienen
a tu presente.
NARRADOR: Ignacio estaba destrozado. Se sentía angustiado, tuvo que contener, una
vez más, las ganas de llorar.
MAESTRO: Ignacio, no tengas miedo de sentir déjalas salir.
IGNACIO: ¿Qué debo hacer para sacar todo esto que siento?
NAESTRO: Cuando te sientas angustiado, con dolor o con miedo, siente las
emociones. Son parte de ti.
IGNACIO: Pero es que a veces es necesario ser enérgico con los subordinados.
MAESTRO: Con tus reacciones no logras que quien se equivocó mejore y recapacite
sobre sus actos.
NARRADOR: Ignacio salió de la casa del maestro y subió a su auto. Se sentía muy
angustiado. Al día siguiente llegó a su oficina y su personal lo abordó con problemas
que le hicieron olvidar el episodio con el maestro.
GUSTAVO: (entró a su oficina de Ignacio, cerró la puerta) Estoy harto del idiota de
Pedro. Todo el tiempo desordena las cosas.
IGNACIO: (irritado gritó) Pedro, ¡ven ahora mismo a mi oficina!
NARRADOR: Pedro entró, vio a Ignacio en su escritorio con expresión de rabia y a
Gustavo con cara de susto.
IGNACIO: ¡Oiga! ¡Estoy harto de su desorden que nos hace perder plata!
PEDRO: ¿De qué estás hablando?
IGNACIO: ¡Estoy hablando de la cantidad, de tarjetas que mandó a hacer para
Navidad! ¿Qué haremos con las tarjetas que han sobrado?
PEDRO: No ha sobrado ninguna tarjeta de Navidad.
IGNACIO: Gustavo me dijo que han sobrado
NARRADOR: Gustavo era testigo de este conflicto. Jamás imaginó que Ignacio iba a
reaccionar de esa forma, poniéndolo cara a cara con Pedro, el miró a Gustavo con
indignación.
IGNACIO: (miró a Gustavo) La próxima vez que quieras que yo haga el ridículo,
avísame con anticipación.
NARRADOR: En ese momento surgió en su mente la imagen del maestro y recordó
sus palabras sobre aquello de tropezarse en la oscuridad. Luego fue a ver al maestro.
GNACIO: Maestro, no sabe lo estúpido que me siento.
MAESTRO: No es fácil, debes tener paciencia.
IGNACIO: Definitivamente llamar a gritos a Pedro a mi oficina y agredirlo por algo
que no era cierto. Debí informarme bien antes de hablar con él.
MAESTRO: De acuerdo eso fue una equivocación, pero el primer error que cometiste
fue dejar que Gustavo te hablase mal a espaldas de Pedro. Cuéntame ahora, ¿qué sentías
cuando estabas enfrentando a tus dos gerentes?
IGNACIO: Sentía que era lo correcto, que alguien debía ganar y otro perder.
MAESTRO: ¿Recuerdas algún incidente de tu niñez que pueda estar relacionado con
esta situación?
IGNACIO: a mi padre le gustaba hacernos pelear a mi hermano y a mi, hasta sangrar.
MAESTRO: ¿Te das cuenta, Ignacio, de por qué te gusta tanto ver sangre?
IGNACIO: Pero ¿qué voy a hacer si he tenido un padre tan violento?
MAESTRO: Por ahora, no existe otra forma, sino que poco a poco vayas tomando
conciencia de tus emociones subconscientes. Ahora estás listo para recibir la segunda
semilla.
NARRADOR: Sacó el cofre, cogió uno de los pedazos de papel arrugado, lo abrió,
sostuvo con delicadeza la semilla y se la entregó a Ignacio.
MAESTRO: Siembra esta semilla, y cuando la planta empiece a crecer, regresa para
explicarte su mensaje de sabiduría.
IGNACIO: Pero maestro, ¿no me la va a hacer como la otra vez, que me tuvo un mes
tratando de hacer crecer una semilla golpeada?
MAESTRO: No, Ignacio, esta semilla sí va a convertirse en una planta. Regresa en
cuanto brote. Mientras tanto, trata de estar consciente de tus conductas agresivas, de tus
pensamientos y emociones destructivas.
CAPITULO 3
NARRADOR: La semilla que había sembrado Ignacio hace un mes por fin estaba dando
resultados, unas hojitas verdes. Durante todo el tiempo transcurrido él se había dado
cuenta de sus problemas de agresión, y aún no podía controlarlos. Estaba entusiasmado
por el reencuentro luego de un mes con el maestro, pero la emoción le duró poco, al recibir
una llamada.
SECTORISTA: Su pedido de refinanciamiento ha sido rechazado por la mala calidad de
documentos presentados, el gerente de créditos me dijo que, si su cliente no sabía ni
siquiera hacer flujos de caja, cómo iba a prestarle dinero.
NARRADOR: Ignacio con mucha cólera se dirige a la oficina de Gustavo, el responsable
de que los errores de los documentos.
IGNACIO: ¿Revisaste el flujo de caja antes de mandarlo?
GUTAVO: Si, si lo hice.
IGNACIO: Ni siquiera puedes darte cuenta de los errores que cometes, la empresa
necesitaba a gritos credibilidad ante los bancos, y todo está arruinado ¡Eres un
incompetente!
NARRADOR: En ese momento Ignacio se da cuenta de que estaba agrediendo a alguien
inconscientemente, recordando una escena en la que su padre hacía lo mismo con él
cuando se equivocaba. Era la primera vez que él podía tomar control y darse cuenta de la
acción que estaba haciendo.
IGNACIO: Gustavo, disculpa, perdí el control. Espero me entiendas, tengo miedo de
quebrar la empresa que con tanto esfuerzo mantuvo mi padre.
GUSTAVO: Descuida Ignacio, todos estamos acostumbrados a la poca paciencia,
llamaré al banco y solucionaré el problema.
NARRADOR: Un sentimiento de regocijo había invadido a Ignacio por haberse
disculpado a tiempo. Culminó el día e Ignacio se dirige a visitar al maestro, necesitaba
hablar con él.
MAESTRO: La enseñanza de la primera semilla era el autoconocimiento. Tú has visto
la importancia de entender tu pasado para comprender cómo reaccionas y actúas en tu
presente.
IGNACIO: Ahora entiendo cómo funciona nuestra mente, pero ¿Cómo hago para estar
más consciente, más en control y no explotar tan seguido?
NARRADOR: El maestro le pidió a Ignacio que lo siguiera al jardín. Le dio un trozo de
leña y unos fósforos para que hiciera una fogata; pero Ignacio no podía prenderla.
IGNACIO: ¡Esta leña no prenderá, está húmeda!
MAESTRO: Te he dado un leño húmedo a propósito. Si tus leños mentales están
húmedos, tampoco prenderán con facilidad y le evitarán explotar y reaccionar
neuróticamente.
IIGNACIO: ¿Cómo hago para mojarlos?
MAESTRO: Los mojas poniéndote en contacto con tu espíritu interior.
IGNACIO: Yo no creo en espíritus ni en nada.
MAESTRO: Ignacio, ¿crees que existe una energía vital, algo más allá de este cuerpo
con el que vivimos en este mundo?
IGNACIO: Si, lo acepto.
MAESTRO: El mensaje de la segunda semilla revela cómo ponerte en contacto con tu
energía vital, ¿Cómo te fue con ella, notaste algo particular?
IGNACIO: Da hojas verdes muy hermosas y delicadas ¿Qué tiene que ver con mi energía
vital?
MAESTRO: La planta que sembraste se llama mimosa púdica y tiene la peculiaridad de
retraerse cuando siente ruidos a su alrededor. Ante la actividad, la planta se aísla así
misma y busca la paz interior, lo cuál deberíamos hacer los seres humanos para ponernos
en contacto con nuestra paz interior.
IGNACIO: ¿Cómo hacemos eso?
MAESTRO: La única forma de hacerlo es encontrando un tesoro interno inmenso de paz
y de tranquilidad, en otras palabras, dejando de pensar, dando un descanso a nuestra
mente, aunque para el ser humano es difícil ver el maravilloso universo interior que
tienen, ya que su luminosidad lo impide.
IGNACIO: ¿A qué universo interior se refiere?
MAESTRO: Adentro está el espíritu, tu alma; pero si lo prefieres llámalo tu energía
interior. Cuando logras ponerte en contacto con ella, pasan muchas cosas. En primer
lugar, sientes paz y una tranquilidad increíble, en segundo lugar, vas recuperando tus
cualidades innatas, te vuelves una mejor persona, y en tercer lugar, humedeces tanto tus
leños mentales que después de un tiempo de práctica ya no prenden fuego.
IGNACIO: La técnica de no pensar ¿Es la meditación?
MAESTRO: Correcta, dejar de pesar o silenciarte no es fácil, inténtalo, cierra tus ojos y
hazlo.
NARRADOR: Ignacio lo intentó, pero pasado un minuto no tuvo resultados.
MAESTRO: El proceso es poco a poco, el primer paso para lograrlo es pensar en un solo
pensamiento, algo que te haga feliz.
NARRADOR: Ignacio lo intentó, eligió la palabra paz, y luego de unos minutos llegó a
tener una sensación de amor, algo muy cálido, aunque esta se vio interrumpida por los
problemas de la empresa que no dejaban de darle vuelta en la cabeza.
MAESTRO: ¿Sentiste algo Ignacio?
IGNACIO: Si, solo por unos segundos sentí algo muy especial. La verdad es que quiero
explorar más esta técnica.
MAESTRO: Ignacio, acabas de escarbar en las profundidades de tu ser y encontraste un
pequeñito haz de luz. Practica esto más seguido y podrás tener esa sensación una y otra
vez; pero esto no basta para controlar los leños húmedos y que estos no exploten, te
enseñaré una técnica. Es a través de la respiración.
IGNACIO: ¿Mi respiración?
MAESTRO: Si, si aprendes a tomar conciencia de tu respiración y a mantenerla en un
ritmo pausado, humedecerás los leños y no explotarás, además la respiración te conecta
con tu energía. Esta técnica no requiere que cierres tus ojos, solo que compartas tu
atención en un cincuenta por ciento entre el tema que estás enfrentando y el otro cincuenta
en tu respiración.
IGNACIO: ¿cómo quiere que practique la técnica en la oficina? Si tengo que
concentrarme en la respiración ¿Cómo podré concentrarme en los negocios?
MAESTRO: Cuando estés solo en tu oficina trata de tomarte unos minutos cada dos
horas para concentrarte en tu respiración. Eso te dará la lucidez necesaria para no dejarte
llevar por tus emociones.
NARRADOR: El Maestro sacó un anillo y se lo entregó a Ignacio.
MAESTRO: Ignacio, este anillo tiene una mezcla de oro, plata y cobre. Al usarlo lograrás
dos cosas. La primera, protegerte contra el efecto negativo de los astros, y la segunda,
hacerte recordar que uses la técnica de la respiración en tu vida. La próxima vez que te
sientas amenazado toca el anillo e inmediatamente después concéntrate en tu respiración.
NARRADOR: Ignacio salió de su casa ilusionado. Cuando llegó a casa lo primero que
hizo fue ir al jardín y comprobar si la planta se marchitaba con el ruido y así fue.
IGNACIO: La mimosa púdica es una muestra viviente de la importancia de encontrar un
espacio interior sin el ruido ensordecedor de los pensamientos.
NARRADOR: Un mes después luego de aplicar todos los consejos del maestro, Ignacio
se sentía más tranquilo y equilibrado, aunque las cosas en la oficina no iban bien, aquel
día iban a recibir a un cliente muy importante, para aquella reunión necesitaba de la
instalación de medios audiovisuales, los cuáles les había encargado a alguien para cierta
hora; pero faltando muy poco para la reunión el asistente aún no había llegado a instalar
los equipos, así que lo busco por todo el edificio y lo encontró.
IGNACIO: ¡Oye imbécil! ¡Deberías de estar donde el cliente instalando los equipos!
ASISTENTE: Disculpé jefe, creí que la reunión era más tarde.
NARRADOR: Ignacio quería matarlo, pero se le vino a la mente el anillo que el maestro
le había regalado, comenzó a tocarlo y comenzó a poner en práctica su respiración.
Realmente esta respiración humedecía los troncos. Ignacio pensó “¿Qué gano gritándole
a esta persona? Perderé tiempo valiosísimo”
IGNACIO: Vamos, yo te llevo; pero trata de instalar todo lo más antes posible.
ASISTENTE: Muchas gracias jefe.
NARRADOR: Cuando ya estaban saliendo hacia la cita con el cliente Ignacio preguntó.
IGNACIO: ¿Traes el equipo de video?
ASISTENTE: No sabía que tenía que traerlo, iré enseguida.
NARRADOR: Ignacio sentía muchas ganas de cachetearlo, pero recordaba el método de
la respiración y logró calmarse. Al llegar a la cita la culminó con éxito, se sentía aliviado
y con mucha paz. En la oficina todos hablaban de su cambio de humor, coincidían en que
estaba siendo una mejor persona. Más tarde fue a visitar al maestro.
IGNACIO: Pero ¡Qué difícil es mantenerse en paz en la oficina! Hoy tuve suerte, pero
no sé si mañana podré mantener mi tranquilidad. Todo se junta, te tensa y te hace vivir
en miedo y angustia. Necesito llevar a mi empresa a mayores niveles de ventas y
utilidades para poder vivir en paz y pagar mis deudas. No puedo descansar hasta que lo
logre.
MAESTRO: Lo que ocurre es que no tienes claro el objetivo de los negocios.
NARRADOR: Ignacio se sintió ofendido ya que él era el que sabía de negocios ahí.
IGNACIO: ¿Cómo qué no? Trabajo doce horas diarias desde hace veinte años. El
objetivo de los negocios es darles un retorno apropiado a sus inversionistas, a través de
estrategias que permitan a la empresa mantener una posición competitiva sostenible en el
tiempo.
MAESTRO: ¿Cuál crees que es el objetivo de un tren?
IGNACIO: Llevar a sus pasajeros a su destino lo más rápido posible.
MAESTRO: Típica respuesta de un ejecutivo apurado. ¿Por qué no optan por llevar
lentamente en su recorrido a sus turistas para que disfruten del paisaje?
IGNACIO: Es un objetivo válido. Entonces, el objetivo depende del tipo de persona.
MAESTRO: Correcto. El verdadero objetivo de la empresa es ofrecer un entorno que
permita, tanto a ti como a tu personal, realizarse, crecer, aprender, desarrollarse. La
rentabilidad y el dinero son un medio y no el fin en sí mismo.
IGNACIO: Todavía me falta mucho.
MAESTRO: Sigue meditando, practicando tu respiración y recuerda todo el tiempo el
verdadero objetivo de los negocios. Aprovecha cada circunstancia para crecer.
NARRADOR: Ignacio salió muy confundido de la casa del maestro. Sabía que las
palabras del maestro tenían sentido, pero era un cambio radical en su percepción de vida.
Al cabo de unos días Ignacio encontró la situación perfecta para practicar la meditación
e intentar salir de su cuerpo. Estaba solo en su casa, se recostó en la cama, concentrado,
logró sentir un amor muy profundo y pensó en si eso era Dios, si existía; pero nunca se
imaginó que lograría salir de su cuerpo.
IGNACIO: ¡Funciona! Existe el espíritu, lo he sentido, he estado sin cuerpo ¡puedo salir
de mi cuerpo! Hay vida después de la muerte, somos en verdad pura conciencia y vivimos
en este cuerpo mientras dure.
NARRADOR: Rápidamente Ignacio fue a visitar al maestro, quería contarle su
experiencia.
MAESTRO: Juguetes Ignacio, solo estás jugando.
IGNACIO: ¿A qué se refiere con juguetes? ¡Le estoy hablando de una experiencia
espiritual, he salido de mi cuerpo!
MAESTRO: Mira, cuando uno avanza por el camino de la espiritualidad de la
meditación, Dios juega contigo y te entrega una serie de juguetes. Es decir, te da
capacidades extrasensoriales como leer la mente, salirte del cuerpo, ver auras, ver el
futuro, entre otras…La mayoría de las personas que toman el camino de la meditación se
entretienen con estos juguetes. Hoy has tenido la experiencia de salir de tu cuerpo, extrae
lo más importante de ella. Dios te ha permitido confirmar racional y concretamente que
el espíritu existe. Aprovecha tu oportunidad.
NARRADOR: Ignacio se sentía pequeño, ignorante y con mucho que aprender, esto lo
había deprimido.
MAESTRO: Dejemos esto de lado, quiero enseñarte una técnica con una condición: no
podrás transmitírsela a nadie, se llama Kriya Yoga.
IGNACIO: ¿Por qué ese hermetismo, maestro? ¿No se supone que debemos ayudar a las
demás personas a mejorar?
MAESTRO: El Kriya Yoga es una técnica de meditación ancestral que en la India se ha
transmitido por siglos de maestro a discípulo. Debe practicarse correctamente, si no,
puede traer consecuencias negativas. El único que puede enseñar el Kriya Yoga es un
discípulo que, después de muchos años de práctica, ha sido autorizado por su maestro.
IGNACIO: ¿Qué es Kriya Yoga?
MAESTRO: Es una técnica que permite avanzar más rápido en la meditación.
IGNACIO: ¿Cómo es?
NARRADOR: El maestro tomó aire, cruzó las piernas y miró fijamente al vacío.
MAESTRO: La ventaja del Kriya Yoga es que te enseña una serie de posturas que, a
través de ciertos movimientos físicos, afectan tu sistema nervioso dándote una mejor
capacidad de concentración. Cuando finalmente pones tu mente en blanco, tienes una
mayor facilidad para mantenerte en ese estado durante más tiempo.
NARRADOR: El maestro e Ignacio practicaron juntos para que le quede claro cada
ejercicio. A la semana siguiente, el maestro le entregó la tercera semilla.
MAESTRO: Siémbrala, regresa cuando la planta florezca. Ten paciencia, tomará unos
meses. Recuerda el verdadero objetivo de la vida y de los negocios. Practica tu meditación
todos los días y agrégale las técnicas del Kriya Yoga. Avanzarás más rápido en este
camino.

CAPITULO 4
NARRADOR: paso 4 meses de la última visita de Ignacio al maestro, la semilla que
Ignacio tenía había germinado en un maravilloso rosal purpura, eso daba indicios a
Ignacio que la enseñanza de esta semilla se relacionaba con el amor.
Ignacio estaba aprendiendo mucho del maestro y por ende mejorado su vida
considerablemente, había adoptado buenos hábitos, como, por ejemplo: la práctica de
meditación (antes de acostarse y media hora en las mañanas). Ignacio sentía los
beneficios de la meditación en su mente, permitiéndole ya no actuar de manera
explosiva y aumentar su carisma.
Por la tarde Ignacio tuvo una cita con un cliente, Ignacio fue muy preparado y sumado a
eso el aumento de carisma y el ya no actuar de manera explosiva, Ignacio logró la venta;
muy eufórico reunió a todo su personal para compartirles sus logros.
IGNACIO: una vez más logré la venta-dijo de forma eufórica- últimamente me he
encargado de las ventas y yo solo he aumentado más del 30% de las ventas. Si a mí se
me hace tan fácil hacer eso, ¿Por qué ha ustedes se les cuesta tanto? Todos deberían ser
como yo- dijo de forma arrogante-.
NARRADOR: a culminar la reunión, Ignacio percibió un descontento en los
empleados.
IGNACIO: la empresa está mejorando, pero ¿por qué no se alegran?
NARRADOR: con esa duda en la mente, cerró su oficina y salió en su auto hacia la
casa del maestro. Al llegar con el maestro le contó el episodio en la oficina.
IGNACIO: ¿Cuál fue mi error?... ¡quería motivarlos, pero no funcionó!
Maestro: dime, Ignacio ¿sembraste la semilla que te di?
IGNACIO: por supuesto, ya tengo un lindo rosal de flores rojas en mi jardín. Imagino
que el mensaje tiene que ver con el amor-mormulló-
NARRADOR: el maestro tomó aliento y dijo:
MAESTRO: ¡No! Por el contrario, el mensaje está relacionado con la falta de amor.
IGNACIO: ¡pero si las rosas son un símbolo de amor!... ¡todos saben eso!
MAESTRO: lo sé; pues la a rosa es muy hermosa, pero si te acercas mucho a ellas, te
hinca. Lo mismo ocurre con las personas que están manejadas por su ego. Las personas
manejadas por su ego pasan su vida buscando admiración, pero cuando te les acercas,
terminan hincándote con su egoísmo.
NARRADOR: el maestro se acomodó, cruzó las piernas y continuó; el maestro hizo un
resumen de las semillas anteriores: la primera semilla fue del autoconocimiento, te hizo
conocerte a ti mismo y darte cuenta de cómo tu pasado influye en tu presente, la
segunda semilla, representada por la mimosa púdica te brinda la herramienta perfecta
para calmarte y retomar el balance de tu vida y la tercera semilla, dijo el maestro.
MAESTRO: Está representada por la rosa y simboliza el control del ego.
IGNACIO: pero ¿A qué se refiere con lo del ego?
MAESTRO: personas como tú que han tenido una niñez difícil presentan una
autoestima deteriorada, como consecuencia, tu mente genera una personalidad inferior
que trata de ocultar que no se siente competente; esa personalidad inferior es el ego.
IGNACIO: no entiendo, ¿Qué tiene que ver todo eso con la rosa?
MAESTRO: una persona que tiene baja autoestima tiende al afán de ponerse en
situaciones en las que puedan sentirse admiradas y reconocidas. Quiere ser como una
bella rosa, que todos enfoquen su atención en ella, pero si te acercas a esas personas te
hieren con sus espinas que se refleja como el miedo y el dolor interno.
NARRADOR: el maestro tomo como ejemplo lo sucedido en la oficina, explico que la
reunión fue organizada por su ego más no por él, ya que quiso resaltar sus logros para
de ese modo sentirse reconocido, apreciado y amado. A medida que la conversación se
daba, pues Ignacio iba comprendiendo poco a poco el mensaje de sabiduría del maestro
IGNACIO: Entiendo-exclamo con una voz quebrada- mi ego es una conducta que
busca encubrir la falta de amor que no recibí de niño. Pero explíqueme ¿hay otras
conductas a parte del ego?
MAESTRO: Otra conducta típica del ego es hablar a espaldas de las personas o como
comúnmente llamamos ¨rajar¨.
IGNACIO: pero eso ¿cómo se relaciona con el ego?
MAESTRO: cuando tú hablas mal de otra persona, bajas a la persona para que tu ego
pueda subir. Es una droga para elevarte de nuevo, pero provoca una serie de
consecuencias negativas.
NARRADOR: y ¿cómo relacionaríamos a ¨una serie de consecuencias negativas¨
dentro de una organización? Pues si se habla a las espaldas de otras personas dentro de
una organización se crea un ambiente de desconfianza y desmotivación.
IGNACIO: si, en mi oficina ocurre mucho eso; pero en mi trabajo necesito juzgar
situaciones y conducta de personas.
MAESTRO: No hay problema en juzgar, el problema es que el juzgar es una
herramienta para inflar el ego, y para darnos cuenta de eso debemos estar conscientes
para no ser manipulados por el ego y empezar a rajar.
IGNACIO: Y ¿Cómo hago para una conducta que la he tenido por casi toda mi vida?
MAESTRO: Toma el control de tu vida, llénate de voluntad e iniciativa y traza tus
propios caminos, los cuales te lleven a la felicidad.
NARRADOR: Ignacio estaba asombrado de la sencillez del maestro. Ignacio quería
saber más conductas resultados del ego; el maestro se dispuso a enseñarle un para más
de conductas negativas:
MAESTRO: otra conducta es la ¨conducta asesina de equipos¨ recuerda que el ego
busca ocultar tus carencias internas. Cuando las cosas no salen bien en un equipo, la
persona con ego, busca culpables para de ese modo disimular la sensación de fracaso
que lleva adentro.

IGNACIO: pero ¿acaso no es importante identificar quien causo el problema? ¿Cómo


va a mejorar la persona que se equivocó?
MAESTRO: Ignacio, una cosa es identificar a quien cuso el problema para ayudarle a
mejorar y evitar que suceda otra vez y otra cosa es buscar un culpable para recriminarle
en la cara.
NARRADOR: En una situación así uno debe preguntarse: ¿Cuál es mi objetivo?:
¿aumentar mi ego o hacer que la persona mejore? El maestro prosiguió:
MAESTRO: otra conducta típica del ego es no aceptar las ideas de los demás. Debes
tener en cuenta que el ego quiere verse como el mejor, el más capaz; por ello cuando las
personas del equipo son inteligentes y creativas, se convierte en una amenaza para el
ego y se convierte en un asesino de ideas brillantes.
NARRADOR: al ser un asesino de ideas, se pierden muchas ideas, y todo por culpa del
problema interno de una persona.
IGNACIO: ¡maestro! Yo tengo todas las conductas del ego pero eso me ha llevado a
ser un gran empresario.
MAESTRO: ¿Para que venimos a este mundo? ¿Para alcanzar metas o para ser felices?
IGNACIO: para las 2 cosas-respondió con una sonrisa picaresca-
MAESTRO: Correcto, pero déjame frasearlo de una mejor forma: venimos hacer
felices mientras corremos la carrera de las metas. Recuerda que cuando mueres no
llevas nada material solo tu espíritu.
IGNACIO: maestro, ¿Cómo puedo hacer para vivir sin ego?
MAESTRO: No es fácil liberarse del ego, pocos lo han logrado, pero lo que si puedes
hacer es tenerlo bajo control, y esto lo logras meditando, pues cundo meditas llena a tu
ser de amor, plenitud y paz.
Existe otra estrategia para reducir el ego, pero está relacionada con la siguiente semilla;
ve y planta esta nueva semilla y regresa cuando sepas que planta es para poder dialogar.

CAPITULO 5
IGNACIO: meditaba media hora, esto lo hacía sentir muy feliz, y estar en un estado de
paz. Él quería vencer a su ego. Un día, Ignacio tuvo una reunión mensual en su empresa
con sus ejecutivos para esto él iba a ser el moderador.

NARRADOR: Los gerentes estaban exponiendo sus metas y logros, cuando le tocó el
turno al gerente de ventas y este dijo que tuvieron problemas por la crisis económica del
país y también problemas de despacho cuando todos empezaron a culparse y a
ofenderse.

IGNACIO; interrumpió y les pidió calma, dijo que no estaban para buscar culpables
sino para apoyarse entre todos. Le pidió a su gerente de ventas que diga cómo le pueden
ayudar para que logre sus metas

GERENTE: Esté le dijo que el culpable es Ignacio, porque su gente esta desmotivada
ya que le había quitado sus principales clientes, pues esto lo puso muy furioso a Ignacio
y comenzó a gritar. Otra vez le gano su ego, pero se dio cuenta, así que dio por
concluida la reunión y cito al día siguiente al gerente de ventas para arreglar el asunto.

NARRADOR: Ignacio se dirigió a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

MAESTRO: cuando uno se propone una meta con tanto apego y deseo y al querer ser
el vencedor y ganarle al ego, uno simplemente actúa con el ego. Cuando uno se molesta
o angustia atrae el ego, por el contrario, cuando se está en paz, en tranquilidad aleja el
ego. El maestro concluyó diciéndole que uno siempre debe hacer lo mejor que puede y
dar lo mejor de sí, al margen de los resultados.

MAESTRO: el árbol de mango nos da sombra y nosotros le tiramos piedras todo el


tiempo y encima el mango nos da frutos, entonces el mensaje que nos da el mango es el
servicio desinteresado. El servicio es el opuesto al ego.
IGNACIO: no existe felicidad más grande en el mundo que la que se siente cuando
ayudas a terceras personas. El servicio es dejar de pensar solamente en ti y pensar en los
demás. Servicio es preocuparse en el crecimiento y desarrollo de otras personas.

NARRADOR: El maestro ayudó a Ignacio a encontrar su darma, el cual era el de


comunicar sus conocimientos y experiencias sobre la meditación, el control del ego, el
servicio, a la comunidad empresarial. Ignacio nunca había hecho una presentación, pero
el gurú le dijo que preparase una presentación racional, con base y llegando a los
empresarios basándose en lo que ellos quieren escuchar, pero siempre dando su
mensaje.

IGNACIO: tengo miedo, pero el gurú me dijo que el miedo nos viene cuando sentimos
que estamos pidiendo y no sirviendo. Si vamos con amor y desinterés el miedo
desaparece.

NARRADOR: Así que Ignacio acepto dar su primera presentación y volvería donde el
maestro después de esta.

IGNACIO se preparó en hacer su conferencia en base a las cuatro semillas que conocía:
el autoconocimiento, la meditación, el control del ego y el servicio. Cuando llegó el día
de la presentación, ya frente al público sentía terror, estaba angustiado, pero puso en
práctica la concentración en su respiración y se calmó, poco a poco tomó confianza y
dio una buena conferencia e incluso logró hacer meditar al público y al final todos lo
felicitaron.

NARRADOR: Ignacio recibió más instrucciones. Tenía que sentir amor y entrega
verdadera en cada momento de su servicio. A medida que logre más éxitos tendría que
meditar más.

MAESTRO le dio la quinta semilla y descifrarían el mensaje cuando haya crecido.

NARRADOR: Ignacio fue a su casa y sembró la semilla.

CAPITULO 6
NARRADOR: La semilla era de girasol. No habían pasado más de dos meses después
de ser sembrada y ya había salido una flor, maravillosa que rotaba durante el día
encontrando el sol. Ignacio: Esta enseñanza debe estar relacionada con la luz. Quizás la
importancia de orientar las acciones hacía el bien, como el girasol orienta su flor hacía
la luz.
Últimamente Ignacio andaba muy preocupado porque, si bien su empresa estaba mejor,
necesitaba hacer una reducción importante de personal para mantenerla competitiva. Su
dilema era si comunicaba a todas las personas su decisión desde ese momento o lo hacía
una semana antes de los despidos. En el primer caso afectaría a la productividad, mas
comunicarlo sin anticipación, perjudicaría a los despedidos.
(Reunión con el gerente de marketing: Pedro).
PEDRO: Ignacio, la cuenta del Estado es nuestra.
IGNACIO: Cuéntame, ¿cómo estamos? ¿Cuándo será la compra? ¿De qué cantidades
estás hablando?
PEDRO: Si concretamos la venta, representa un diez por ciento de todo nuestro
presupuesto de ventas del año. Y aunque no lo creas pagan al contado, apenas firmemos
el contrato y les otorguemos la carta de fianza.
IGNACIO: Bueno, ¿qué esperamos? ¿Qué falta para cerrar? (Desesperado)
PEDRO: Lo único que falta es que le confirmemos al encargado de compras que le
daremos la suya.
IGNACIO: Espera un momento, ¿te refieres a una coima? (Sorprendido al principio)
PEDRO: Claro, como lo has hecho otras veces con algunas entidades del Estado.
NARRADOR: Ignacio quería decirle que ya no era la persona de antes, que ahora había
otras cosas que importaban, además de conseguir logros y metas. Por ejemplo, su
tranquilidad y su paz.
IGNACIO: Si alguna vez lo hice, no significa que tenga que hacerlo toda la vida, ¿no te
parece?
PEDRO: (Con incredulidad) No te me vengas a hacer el santurrón. Tú sabes que en el
Estado, para este tipo de compras, todos pagan una comisión. ¿No te das cuenta de que
estamos en una guerra y que todo vale? Necesitamos aumentar nuestras utilidades. Con
esta cuenta mejoraremos nuestros estados financieros y los bancos nos reducirán la
presión.
IGNACIO: Déjame pensarlo, te respondo mañana a primera hora.
NARRADOR: Ignacio parte a consultar con el maestro.
MAESTRO: Un alpinista siempre tiene muchos caminos posibles para llegar a la cima.
Algunos más lentos, menos empinados, pero más seguros. Otros mucho más cortos, más
empinados y con mucho hielo suelto. Lo mismo ocurre en el mundo de los negocios.
Algunas más rápidas, como pagar comisiones deshonestas a terceros, y otras
relativamente más lentas, pero más seguras a largo plazo, pero si quieres vivir con
tranquilidad, estoy seguro de que tomarás el camino más sólido.
MAESTRO: Ignacio. ¿Cuál es tu objetivo al escalar la cima de tu vida? ¿Llegar más
rápido? ¿Subir más alto que nadie? ¿O vivir en paz y disfrutar el camino?
IGNACIO: Unos meses atrás le hubiera dicho que el fin justifica los medios y no
hubiera dudado ante la posibilidad de realizar la venta a partir de la coima. Pero ahora,
cada vez me convenzo más de que mi meta es vivir en paz y con tranquilidad. La
decisión no resulta fácil, ya que pienso que el negocio también necesita ganar.
MAESTRO: Lo que ocurre, Ignacio, es que meditar, hacer servicio, controlar tu ego, ha
hecho que aflore tu propio ángel interno: tu alma. Ha hecho que se desarrolle tu
intuición y espiritualidad y que tengas más presente la divinidad en todas tus decisiones.
El problema con los dilemas éticos es que hay muchas conductas que son aceptadas
como válidas por la sociedad, pero que violan principios éticos. Un caso típico es el
dilema que me traes: pagar o no pagar coimas y comisiones. Muchas personas justifican
el pagar comisiones argumentando que todos lo hacen, que es normal, que es la forma
tradicional de hacer negocios.
Mañana puedes ser tú la víctima de una coima o de un robo.
IGNACIO: Es difícil, maestro, dejar de pagar coimas. La empresa tiene tanto que
perder si no lo hago.
MAESTRO: Más bien es al revés: tu empresa tiene tanto que perder si lo hace.
IGNACIO: ¿A qué se refiere?
NARRADOR: Cuestiona Ignacio, pensando en los beneficios se obtienen.
MAESTRO: Un trozo de oro a una gran distancia se ve como una pequeña pepita. Una
pepita de oro vista a un centímetro de nuestro ojo se ve como un gran trozo de oro. Tú
estás viendo a corta distancia todo lo que puedes ganar pagando la coima, pero en
realidad sólo ves la pepita de oro. Toma conciencia de todo lo que puedes perder por dar
esa comisión y valora todo lo que puedes ganar como persona y empresa al actuar
basándote en tus principios.
IGNACIO: Si no pago la comisión, lo único que puedo ganar es una mayor
tranquilidad moral. ¿Qué más puedo ganar?
MAESTRO: Primero piensa en las consecuencias negativas. ¿Te has puesto a pensar
que pueden descubrir que tu empresa ha pagado coimas y, en el mejor de los casos,
aparecer una denuncia en los medios de comunicación? Podrían crearte una mala
imagen en la comunidad. En el peor de los casos, te pueden encarcelar por cometer un
delito. Cuando tu empresa paga coimas, envías un mensaje a toda tu organización:
"Aquí se valora la deshonestidad, sacar la vuelta al sistema, engañar y aceptar
sobornos". ¿Acaso quieres que tu propia gente acepte coimas y te haga comprar
artículos de mala calidad a proveedores corruptos? Ignacio, recuerda que tus actos son
los que definen los valores de tu organización, y no tus palabras.
MAESTRO: Ahora dime Ignacio ¿No crees que tienes mucho que perder pagando las
coimas?
IGNACIO: (Respuesta reflexiva) Nunca me había puesto a pensar en las consecuencias
de esa forma.
NARRADOR: Ignacio estaba sorprendido por el profundo pensamiento ético del
maestro. Todos estos temas eran muy nuevos para él. La ética y los negocios siempre
habían sido dos aspectos de su vida que había mantenido totalmente separados.
IGNACIO: Maestro. Necesito reducir el personal. ¿Y para hacer despidos debo o no
informar con anticipación o personal?
MAESTRO: Cuéntame, Ignacio, ¿ya sabes de qué planta es la semilla que te di?
IGNACIO: Es un girasol. He pensado que debe estar relacionada con orientar tus
acciones o tu vida hacía la luz, hacía Dios.
MAESTRO: Correcto, pero antes de tus acciones vienen tus decisiones. El girasol nos
recuerda que no interesa a qué circunstancias o problemas nos enfrentemos en la vida, o
en qué momento del día nos encontremos, siempre debemos orientar nuestras decisiones
hacía la luz, hacía Dios. Debemos buscar siempre que la luz ilumine nuestro camino. En
todo dilema moral necesariamente se enfrentarán diversos valores; tendrás que decidir
por aquel camino que se acerca más a la esencia de tu espíritu.
IGNACIO: Pero ¿cómo saber qué caminos se acercan más a mi espíritu?
NARRADOR: El maestro se puso de pie muy lentamente, sin dejar de hablar.
MAESTRO: No es fácil, pero puedes tomar en cuenta algunos criterios. Por ejemplo,
identificar en un dilema cuál de las dos alternativas beneficia o ayuda al mayor número
de personas o por lo menos minimiza su sufrimiento. Recuerda que todos venimos de la
misma fuente y todos en realidad somos uno. Buscar la felicidad del mayor número de
personas está alineado con la espiritualidad. Otra forma de enfrentar el dilema es
recordando las cualidades innatas del espíritu: paz, amor, alegría, compasión, entrega y
bondad. Evalúa cuál camino para solucionar el dilema está más orientado hacía estas
cualidades. Por ejemplo, en el dilema que me has planteado, ¿cuáles son los valores en
juego?
IGNACIO: ¡En el caso de los despidos, quizás se enfrenten los valores de la
rentabilidad y la eficiencia empresarial, para no comunicar anticipadamente la
reducción de personal, con los valores de compasión, amor, respeto y lealtad hacía los
empleados!
MAESTRO: ¿Cuál camino, Ignacio, crees que beneficiaría a más personas o
minimizaría el sufrimiento de un mayor número de personas? Y si estuvieras en el lugar
de los afectados, ¿cómo te gustaría que te trataran? ¿Qué camino crees que está más
alineado con las cualidades innatas del alma? ¿Qué camino representa el movimiento
del girasol hacía la luz?
IGNACIO: Es evidente, maestro, pero nuevamente tengo que sacrificar la
productividad de la empresa para actuar de forma ética.
NARRADOR: El maestro volvió a sentarse sobre el cojín con las piernas cruzadas.
MAESTRO: Si comunicas a las personas con sólo una semana de anticipación que
piensas despedirlas, en realidad estás comunicando otro mensaje más importante: estás
diciendo a todos los que se quedan que no pueden confiar en ti. Que mañana les puede
ocurrir lo mismo y que en cualquier momento pueden ser expectorados de tu
organización. Les estás enseñando, con tus actos, que los valores en los que crees son la
mentira, la manipulación, la falta de respeto, la deslealtad y el egoísmo. Imagínate que
entras a una sala de reuniones que tiene un gran vidrio que la separa de otro ambiente.
Si el vidrio fuese un espejo, tú no sabrías si alguien está al otro lado observándote. Si el
vidrio fuera oscuro, lograrías, con un poco de dificultad, distinguir lo que ocurre en la
otra habitación. Por lo menos podrías saber que algo está ocurriendo. Por último, si el
vidrio fuera transparente, podrías ver todo lo que pasa en la otra habitación. La pregunta
es: ¿Cuál te da más confianza?
IGNACIO: ¡Por supuesto que la habitación con el vidrio transparente!
MAESTRO: Ignacio, un líder tiene que ser como un vidrio transparente y no esconder
nada a su personal. Si tienes algún problema o dificultad, si tienes que tomar decisiones
con consecuencias graves, debes compartirlas con ellos. Cuidar la confianza en tu
organización es tu mayor activo. No te límites a analizar solamente los resultados
económicos; piensa también en el mensaje verdadero que estarás comunicando con tus
actos.
NARRADOR: Ignacio sentía que debía aprovechar al máximo los enfoques del
maestro, por eso no se conformaba con darle respuestas fáciles y prefería agotar sus
argumentos para profundizar en el problema. Sabía que sólo una comprensión cabal
podría llevarlo a evitar errores posteriores.
IGNACIO: ¿Pero ¿qué ocurre si aún con todo este análisis no me decido por una de las
alternativas?
MAESTRO: Entonces aprende a salirte del dilema y encuentra con creatividad otras
alternativas. Conviértelo en un trilema o un cuatrilema. Por ejemplo, en el caso del
despido de personal, tú necesitas reducir costos y sólo tienes dos posibilidades: o le
informas a las personas con anticipación sobre su despido, o les informas una semana
antes. Pero ¿por qué encasillarte en ese dilema? ¿No has pensado en la posibilidad de
hablar con las personas y ofrecerles una tercera opción?
IGNACIO: (Asombrado por la respuesta) ¿Qué otra cosa puedo hacer? No tengo
alternativas.
MAESTRO: ¿Por qué no planteas una reducción de sueldo a todo el personal, por un
tiempo, sin despedir a nadie? Eso te haría ahorrar.
IGNACIO: Maestro, usted habla corno si conociera muy bien el mundo de las
organizaciones. ¿Cómo es posible?
MAESTRO: Que esté en el mundo espiritual no significa que no haya tenido
experiencias en otras áreas dijo el maestro, para asombro de Ignacio. Las empresas y las
organizaciones están compuestas por personas, la esencia de las personas es el espíritu y
esa es mi especialidad.
IGNACIO: La alternativa de reducción de sueldos es algo que no había pensado. La
evaluaré.
NARRADOR: El maestro sacó su cofre de semillas, le entregó a Ignacio una, siempre
envuelta en papel periódico.
MAESTRO: Esta semilla tardará en prender y desarrollarse. Eso te dará un buen
tiempo para que practiques todo lo aprendido. Medita todos los días y aplica todo lo que
te he enseñado. Cuando sepas cuál es la planta, regresa para discutir sobre su mensaje.
NARRADOR: Mientras Ignacio manejaba hacía su casa, reflexionaba sobre sus
conversaciones con el maestro. No se reconocía a sí mismo. Estaba tan sorprendido de
estar reflexionando sobre ética y valores en el trabajo. Por el lado de su conciencia, su
intuición y su espíritu, que ya habían ganado bastante terreno le decía que ese era el
camino y que debía continuar.

CAPITULO 7
NARRADOR: Había transcurrido seis meses desde que Ignacio sembrara la última
semilla; se trataba de una planta de pino. Entonces ya podía visitar al maestro. Cuando
llego a su oficina tenía planificado una reunión con el gerente de finanzas para revisar el
flujo de caja
IGNACIO: ¿cómo andamos? Pregunto al gerente de finanzas
GUSTAVO: (entusiasta) todo va según lo previsto
NARRADOR: De pronto sonó el teléfono de Ignacio. Después de cada interrupción,
seguía revisando el flujo de caja sin que pudieran ponerle punto final. Quince minutos
antes de terminar, entro el gerente de marketing
PEDRO: dirigiéndose a Ignacio le dijo: aquí están los avisos de prensa revísalos
NARRADOR: Ignacio se pasó revisando línea por línea y de pronto recordó que tenía
una cita pendiente con un cliente, llego más tarde de lo pactado, pero le invito a
almorzar. Inmediatamente llamo a su familia para cancelar el almuerzo. Cuando llego a
su oficina decidió ayudar al diseñador gráfico a elaborar un aviso de prensa, cuando su
gerente de logística lo busco y lo interrumpió
GERENTE DE LOGISTICA: Ignacio, un proveedor internacional llamo para
confirmar si en una semana se hará el lanzamiento de su producto
IGNACIO: me había olvidado por completo de planificarlo
NARRADOR: volvió a sonar el teléfono, y recordó que tenía que dar una conferencia.
Guardo todas sus cosas para trabajarlo en su casa. Alrededor de las ocho de la noche se
dirigió a la casa del maestro
IGNACIO: Maestro, la verdad me siento un poco íntegro. El tiempo no me alcanza, en
la oficina no logro estar en paz
MAESTRO: Ignacio acompañarme al jardín. Llena este recipiente con agua y riega esta
palmera
NARRADOR: Ignacio no entendía, él necesitaba respuestas para sus preguntas. Cogió
el recipiente, lo llenó de agua y se dirigió hacia la palmera. Pero como el recipiente
estaba rajado, el agua se fue filtrando y llegó muy poco líquido a la planta
IGNACIO: (ya me imaginaba algo quiere decirme, no por las puras me ha traído al
jardín), Maestro, ¿no tiene otro recipiente para regar la planta?
MAESTRO: Ignacio todos los seres humanos tenemos un recipiente de agua que es su
tiempo de vida en este plano, algunos saben cómo utilizarlo en actividades importantes
y otros pierden su tiempo
IGNACIO: disculpe, maestro, pero yo no pierdo mi tiempo. Trabajo doce horas diarias.
Mi problema es que tengo demasiado trabajo
MAESTRO: con el recipiente rajado, puedes trabajar doce horas y aun así no
terminarás de regar la planta. No es un problema de horas de trabajo sino de cómo lo
empleas. Con las pérdidas de tiempo es muy difícil darse cuenta
IGNACIO: Pero dígame, ¿en que he perdido mi tiempo? Todo lo que he hecho es
importante
MAESTRO: Primero definamos qué es lo importante para ti
IGNACIO: ayudar a los ejecutivos a darse cuenta de la importancia de vivir con paz y
tranquilidad
MAESTRO: y realmente estas enseñando a vivir en paz y tranquilidad, ¿Qué ejemplo
estas dando a los ejecutivos de tu empresa, que te ven correr desesperado entre cita y
cita, viviendo en estrés y angustia?
NARRADOR: Ignacio observaba al maestro con una mirada dócil, le había hecho
tomar conciencia de que aún tenía mucho que aprender
MAESTRO: Ignacio, trata de delegar en otras actividades rutinarias, en las cuales tú no
aportes un valor
IGNACIO: Pero maestro, mi gente me necesita; si no los ayudo a tomar decisiones, se
paraliza la empresa
MAESTRO: Yo creo que tú los necesitas más de lo que ellos te necesitan a ti. Prepara
y ayuda a tu gente con amor para que puedan decidir y trabajar por su cuenta sin
necesitarte
IGNACIO: Está bien, estoy de acuerdo en que si realmente hago un esfuerzo podría
delegar gran parte de mi trabajo y tendría un poco más de tiempo
MAESTRO: Imagino que ya sabes cuál es la planta que salió de la última semilla que
sembraste
IGNACIO: Sí, es un pino, pero no tengo la menor idea de cuál es la enseñanza
MAESTRO: ¿Qué crees que es lo peculiar del pino?
IGNACIO: ¿La altura?
MAESTRO: Cierto. Es una de sus características, esto le da un excelente equilibrio que
le permite crecer muy alto y permanecer totalmente balanceado; además, cada rama esta
ubicada de tal manera que no le produce sombra a la otra.
NARRADOR: Él maestro hizo una pausa antes de proseguir.
MAESTRO: Y ahora, ¿entiendes por dónde va el mensaje? El mensaje de sabiduría
que encierra el pino es el perfecto equilibrio en la vida. Planifica tus actividades cada
semana de manera que puedas darle tiempo a tus diferentes papeles en la vida
NARRADOR: continuó el maestro
MAESTRO: Habrá semanas en que tendrás que dedicarle más tiempo a un papel, pero
en el largo plazo debes balancearlo entre todos
IGNACIO: Estoy de acuerdo, pero ¿Cómo logro el equilibrio del pino?
MAESTRO: Invirtiendo tu tiempo en lo que es verdaderamente importante
NARRADOR: Acto seguido, el maestro le pidió a Ignacio que le acompañará a su
cocina. El maestro puso una tetera en la hornilla y cunado el agua hirvió, le dijo:
MAESTRO: con tu mano, trata de agarrar el vapor que sale de la tetera
IGNACIO: Maestro, esto es imposible, nadie puede agarrar el vapor de agua
MAESTRO: Inténtalo de todas maneras
IGNACIO: se acercó a la tetera e intentó coger el vapor
MAESTRO: Ahora, trata de agarrar esta agua del caño con tu mano
NARRADOR: El maestro abrió el caño del lavadero e Ignacio procuró retener el agua
con su mano. Finalmente sacó unos cubos de hielo del refrigerador y le pidió a Ignacio
que tratará de cogerlos cuando él los soltará
MAESTRO: el tiempo es como el agua y te es imposible retenerlo. El consejo que te
quiero dar, Ignacio, es que compartimentes tu semana. Congela, el tiempo en bloques
para tus actividades importantes
IGNACIO: Pero ¿a qué se refiere con compartimentar o congelar mi tiempo?
MAESTRO: Por ejemplo, si quieres hacer conferencias, asigna un par de días fijos a la
semana a ciertas horas. Te recomiendo distribuir una copia de tu horario a tus ejecutivos
de tu empresa, para que sepan cuáles son tus tiempos bloqueados. No bloquees todas las
horas de la semana, necesitas tiempo libre para que tu personal te haga consultas
IGNACIO: Tengo muchos deseos de empezar esta planificación, jamás lo hecho en la
forma en que me plantea
MAESTRO: Te falta un elemento muy importante. Sería imposible que el pino no
logre un equilibrio si no se alimenta con agua limpia y nutrientes. Ignacio Dios te ha
dado un cuerpo y tienes que cuidarlo
NARRADOR: Ignacio otra vez se sentía desorientado
MAESTRO: Existen tres tipos de alimentos: los tamásicos, los rajásicos y los sátvicos.
Los tamásicos son aquellos que te producen somnolencia, flojera, por ejemplo, carnes
rojas, bebidas alcohólicas, y además el tabaco. Los rajásicos es los que te llevan actuar
todo el tiempo, te llenan de preocupaciones y agresividad, por ejemplo, el rocoto, el
café, etc. Finalmente, los alimentos sátvicos son los que te producen balance y paz, por
ejemplo, los vegetales, las frutas, las nueces, etc.
NARRADOR: A Ignacio aquello le parecía un retro tan grande como los anteriores
IGNACIO: ¡pero qué difícil, maestro ¡Me encantan las carnes rojas y tomo como
mínimo seis tazas de café diarias y diez gaseosas
MAESTRO: Estas son solo recomendaciones, depende de ti si quieres vivir en un
balance y sobre todo con paz. Existe, además, otro alimento que te contamina: la
televisión. Si quieres vivir en paz tienes que desenchufarte o en todo caso ver programas
culturales
IGNACIO: pero si no veo noticiero, como me voy a enterar lo que pasa en el mundo y
en el país
MAESTRO: Lee el periódico. Ignacio, hazte responsable no sólo de lo que ingiere tu
estómago sino también de lo que ingiere tu mente. Ahora ve y practica todo lo que te he
enseñado. Regresa después de tres semanas de haber aplicado las enseñanzas
IGNACIO: ¿no me va a dar una nueva semilla?
MAESTRO: Aún no. Primero debes practicar.

CAPITULO 8
NARRADOR: Seis semanas después de su reunión con el maestro, Ignacio había
contratado una persona que enseñara a su esposa la elaboración de una variedad de
platos de comida vegetariana. Así mismo redujo el consumo de bebidas alcohólicas y el
tiempo de ver televisión. Ahora se sentía mucho más tranquilo y podía meditar mucho
mejor. Ignacio había implantado una nueva política de bloqueo de puertas, de esta
manera enseñaba a sus empleados a tomar decisiones por su cuenta, aunque no le
resultaba fácil ya que su ego no le permitía porque se sentía que no lo era importante.
Ahora los fines de semana no hacía nada referido a la oficina; los dedicaba íntegramente
a su familia. Cada vez que lo hacía terminaba agotado, pero con una sensación de amor
que llenaba su pecho de alegría. Ahora no se cambiaba por nadie del mundo; había
descubierto un tesoro que, sin verlo, siempre tuvo al frente.
Después de seis semanas sentía que no hacía perfecto pero que había avanzado lo
suficiente para ver al maestro. Ignacio estaba ansioso por recibir la última semilla.
Tomo su auto y se dirigió a la casa del maestro.
Cuando llego toco el timbre, pero nadie respondía, se fue y volvió al día siguiente,
nuevamente nadie respondía, estaba preocupado y decidió ir a preguntar a la casa
colindante; toco el timbre, una señora de setenta años abrió la puerta.
Ignacio le dijo:
IGNACIO: Señora, disculpe, me llamo Ignacio Rodríguez. Durante años he estado
viniendo a la casa vecina a conversar con un maestro de la India. ¿Me puede decir algo
de él? ¿Usted sabe si se fue de viaje a algún lado?
SEÑORA: ¿Se refiere al hombre de túnica anaranjada y con barba blanca, que salía a
caminar todas las mañanas?
IGNACIO: (entusiasmado) Sí, a ese mismo
NARRADOR: la señora se puso seria, bajó la cabeza e hizo un movimiento como si
estuviera negando algo
IGNACIO: (preocupado) ¡Dígame qué pasa! ¿Qué le ha pasado al maestro?
SEÑORA: Disculpe, lo siento mucho, a su maestro lo atropellaron hará unas tres
semanas, cuando salía de su casa.
NARRADOR: Ignacio escuchaba a la señora en estado de shock. Para él, el maestro era
una especie de santo, un personaje mágico que nunca podía morir. Fue el padre y la
madre que nunca tuvo; sentía un amor de hijo muy profundo hacía él. Sentía que la vida
era muy injusta con él.
Otra vez la rabia impotente, la sensación de estafa y el miedo le llenaron el alma. Tenía
un nudo en la garganta, un sollozo ahogado, una pesantez horrible en el estómago y una
constelación de frías gotas de sudor sobre la frente.
SEÑORA: (con un gesto amable) Cálmese, señor. Ahora su amigo descansa en paz.
NARRADOR: Ignacio despertó de su trance emocional y se dio cuenta de que toda su
angustia no venía de la tragedia que le había ocurrido al maestro; era más bien un
sufrimiento egoísta de no tenerlo a su costado.
SEÑORA: Mire, señor, aquí me han dejado la llave para que las personas amigas del
difunto que tengan alguna pertenencia en la casa puedan sacada. ¿Quiere entrar?
IGNACIO: si, por favor (recibe las llaves)
NARRADOR: Entró a la casa y percibió que el recinto se sentía vacío. Se dirigió al
cuarto y vio que todo estaba exactamente igual que cuando el maestro vivía. Se sentó en
silencio a meditar en el cojín donde usualmente conversaba con él. Apenas había
iniciado la meditación, se dio cuenta que no tenía ninguna foto de su maestro; se levantó
y empezó a buscar en los cajones de la cómoda.
Cuando termino de revisar se percató que estaba tan centrado en él y que nunca le
pregunto a su maestro sobre su vida. Ignacio salió y se dirigió a su casa. Ya en su jardín
fue a ver sus plantas, en ellas estaban todas las etapas por las que había pasado, como:
• La semilla que nunca creció que le enseño que sus acciones del pasado estaban
asociadas con su presente.
• La mimosa púdica que le enseño a conocer y aceptar su pasado, así como la
importancia de la meditación
• La rosa le enseño a controlar su ego
• El árbol de mango representaba el servicio desinteresado
• El girasol le enseño a filtrar sus decisiones y acciones para no alejarse de este
sendero.
• El pino le había permitido tomar el control de su vida y dirigirla hacía las cosas
más importantes, definir y fijar sus prioridades.
Y le faltaba una última semilla que el maestro no le había quería dar. Luego de esto se
quedó meditando un largo rato.

CAPITULO 9
NARRADOR: Pasaron tres semanas desde que Ignacio se entero de la muerte de su
Maestro. Ahora meditaba para tratar de recuperar su balance y su paz, pues aquel hecho
lo había afectado profundamente. Una noche, Ignacio llego a su casa y encontró un
sobre extraño encima de la mesa. Era un sobre amarillo tamaño carta, con una letra que
no reconocía, abrió el sobre rápidamente sintió el olor típico de la casa del maestro (por
unos segundos pensó que su maestro estaba vivo). En el interior se encontraban unos
papeles que rápidamente desdoblo y comenzó a leerlos.
IGNACIO: (se desesperó) ¡que es esto! ¡que me quiere decir! (Comenzó a leer los
papeles)
NARRADOR: Ignacio estaba emocionado y enternecido, era una carta de su maestro
donde demostraba su inmenso amor el maestro. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y su
cara tenía dibujado un gesto de dulzura. Continúo leyendo y encontró en espacio vacío,
él pensó que ese espacio era para reflexionar.
IGNACIO: (sorprendido) ¡creo que esto es para reflexionar acerca de lo leído!
NARRADOR: Ignacio permaneció despierto toda la noche. Leyó y releyó su carta. Era
su tesoro más preciado, por fin había aprendido él secreto de las 7 semillas y ahora
dictaba conferencias y entendió que tenia que transmitir a una mayor cantidad de
personas.
IGNACIO: (pensó) ¿porque no escribo un libro contando mi experiencia con el
maestro?
NARRADOR: Subió corriendo a su estudio, prendió su computadora…. Pero no supo
por donde comenzar, pronto se puso a reflexionar un buen rato.
IGNACIO: (después de reflexionar un buen rato) Lo llamare: “Ignacio Rodríguez
esperaba angustiado su turno con el maestro…”

FIN

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