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Ubicación Perú
La Constitución de la República Peruana de 1856 fue la sexta Constitución política que rigió
en el Perú, elaborada y aprobada por una asamblea constituyente que con el nombre
de Convención Nacional se reunió en Lima en 1855, luego del triunfo de la revolución
liberal sobre el gobierno de José Rufino Echenique, acusado de corrupción, en la batalla de La
Palma. Fue promulgada el 19 de octubre de 1856, por el presidente provisorio de la República,
mariscal Ramón Castilla. Tuvo una tendencia marcadamente liberal, antimilitarista,
descentralista y un sesgo anticlerical, que suscitó la guerra civil de 1856-1858, tras la cual se
estableció una Constitución de consenso en 1860, que se convirtió en la más duradera de la
historia peruana.
Índice
Discusión y promulgación[editar]
Retrato de don Ramón Castilla.
Estructura[editar]
Constaba de 140 artículos, ordenados en 19 títulos.
Título I: De la nación
Título II: De la religión.
Título III: Garantías nacionales.
Título IV: Garantías individuales.
Título V: De los peruanos.
Título VI: De la ciudadanía.
Título VII: De la forma de gobierno.
Título VIII: Del poder legislativo.
Título IX: Cámaras legislativas.
Título X: De la formación y promulgación de las leyes.
Título XI: Poder Ejecutivo.
Título XII: Ministros de Estado.
Título XIII: Régimen interior de la República.
Título XIV: Juntas departamentales.
Título XV: Municipalidades.
Título XVI: Fuerza pública.
Título XVII: Poder Judicial.
Título XVIII: Reforma de la Constitución.
Título XIX: Disposiciones transitorias.
Principales disposiciones[editar]
Esta carta política de 1856 fue de acentuado carácter liberal. Veamos sus más importantes
disposiciones.
Abolió la pena de muerte, lo que constituyó una novedad. Fue José Gálvez
Egúsquiza (futuro héroe del combate del Callao) quien en el parlamento defendió
ardorosamente esta abolición, resumiendo su pensamiento en esta frase: «La sociedad no
tiene derecho a matar».
Limitó las atribuciones del Poder Ejecutivo, estableciendo la vacancia de la Presidencia de
la República por atentar contra la forma de gobierno o disolver el Congreso. Estableció
que el período presidencial duraría cuatro años y no seis como en la anterior Constitución.
Creó el Consejo de Ministros, que en ley complementaria fue definido como una entidad
autónoma.
Creó la figura del Fiscal de la Nación, con la misión de vigilar el cumplimiento de las leyes.
Abolió el Consejo de Estado, aquel cuerpo consultivo que figuraba en las constituciones
de 1828, 1834 y 1839. Algunas de sus atribuciones pasaron al Fiscal de la Nación; una
parte quedó reservada al Congreso y otra al Consejo de Ministros.
Definió al Poder Legislativo como la reunión de los representantes de la nación reunidos
en el Congreso de la República, dividido en dos cámaras, la de senadores y la de
diputados. Pero igualó a ambos en cuanto a su origen y cualidades (unicameralismo
disimulado).
Fortaleció al Poder Legislativo, representado por el Congreso, al cual se le concedieron
las siguientes atribuciones: dar, interpelar, modificar y derogar leyes; crear y suprimir
empleos y asignarles la correspondiente dotación; examinar las infracciones de la
Constitución; intervenir en los ascensos militares; designar el número de las fuerzas
armadas; declarar la patria en peligro, etc., así como las usuales de carácter legislativo.
Reguló celosamente las relaciones del Ejecutivo y el Legislativo. Estableció la intervención
del Congreso en los ascensos militares, la vacancia del cargo del representante
parlamentario por aceptar empleo del Ejecutivo, y la prohibición de ocupar una curul
parlamentaria a militares en actividad, así como a curas, obispos y arzobispos.
Estableció que para una reforma constitucional se necesitaba la aprobación del proyecto
respectivo en tres legislaturas.
Desconoció los privilegios hereditarios, los fueros personales y vinculaciones, pues toda
propiedad era enajenable en la forma determinada por las leyes. Tampoco reconoció
empleos en propiedad. A propósito de esta última prohibición, una ley especial aclaró que
la permanencia de los empleados no quedaba al arbitrio de ninguna voluntad sino de la
ley, que no estaban afectados en manera alguna los derechos que los empleados civiles y
militares tenían a ser remunerados por la nación en proporción al tiempo y calidad de sus
servicios y con arreglo a las leyes vigentes.
Estatuyó la ciudadanía de los peruanos varones mayores de veintiún años o casados y la
pérdida de ella por aceptar título de nobleza.
Estableció el sufragio popular directo para todos los peruanos que supieran leer y escribir
o tuviesen propiedad raíz o fuesen jefes de taller o soldados o marinos retirados.
Restableció las Juntas Departamentales y las Municipalidades.
Estableció el carácter gratuito de la educación primaria.
Prohibió la expatriación y el extrañamiento, cuando no hubiera sentencia ejecutoriada.
Pese a los esfuerzos de los liberales, no logró imponer la libertad de cultos, y el Estado
continuó protegiendo a la religión católica, no permitiendo el ejercicio de otros cultos. Pero
se suprimieron las vinculaciones y los fueros eclesiásticos, así como los diezmos y
primicias.
Término[editar]
Esta Constitución no satisfizo a la mayoría de la población. Precisamente, la rebelión de
Vivanco había tenido como móvil la oposición al predominio del liberalismo y el
anticlericalismo en el gobierno.
Tras el fin de la guerra civil, Castilla convocó en 1860 a un nuevo Congreso, el cual, pese a
ser solo de carácter ordinario, se arrogó la facultad de Constituyente y procedió a hacer una
reforma constitucional inmediata. Así surgió la Constitución de 1860, de carácter moderado y
la que más larga vida ha tenido, hasta ahora.