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Comentario de la primacía del

pensamiento calculante sobre el


pensamiento meditativo , con apoyo
en la obra Serenidad de Martin
Heidegger
El objetivo de éste ensayo será analizar una posible arista causal de la visión cosificada por
parte de las ciencias, la cual se caracteriza por una actitud interesada en lo útil, contable, de
vista económica respecto a objetos de estudio - conocimiento de distintas disciplinas
científicas, dejando de lado lo importante del pensamiento reflexivo a la hora de
relacionarnos racionalmente con ellos.

Para justificar lo anterior, se describirán características del pensamiento calculador y


meditativo que divisamos en la obra “Serenidad” de Martín Heidegger; además se analizará
lo importante de cuestionamientos filosóficos en el momento de interpretar los
conocimientos que la ciencia desarrolla.

Heidegger a través de su obra “serenidad” expuso una carencia de pensamiento meditativo


en la especie, que según su análisis está definida por su capacidad de meditar. El ser humano,
afirma el autor, está definido por naturaleza a pensar.
Sin embargo, al progresar la ciencia y la tecnología, el hombre presentaría síntomas de huida
ante la acción pensativa, meditativa de los fenómenos de la realidad accediendo en la mayoría
de los casos a información exacta, demostrable, que nos ofrece de manera implícita una
relación de fe. Lo anterior genera distancia en el diálogo posible entre actividades científicas
exactas de carácter cuantitativo y las aptitudes de índole cualitativa, superponiéndose el
primero sobre el segundo; marginándolo.
Se identificará en las áreas científicas un pensar calculador, capaz de desarrollar hipótesis,
predecir fenómenos en ciertas condiciones… Dando lugar a un mundo que está dominado
por la técnica, posicionando a la ciencia como el único análisis válido, fehaciente y capaz de
suplir todas las necesidades; intereses del hombre. La actitud que hemos adoptado como
sociedad ante tal presencia es lo que nos ha llevado a una visión reificada de mundo, en donde
todo es contable, predecible, autómata y organizado; careciendo de autonomía meditativa
respecto a nuestras decisiones y acciones.

Es el espejismo que nos ofrece la ciencia, como mirada comprobable sobre lo real lo que nos
tienta a una confianza ciega que no requiere meditación ni interpretación propia sobre lo que
observamos. Es verdad que la ciencia y la tecnología nos ha entregado progreso, pero la
dependencia que nos generado cegarnos ante los avances es lo que nos ha esclavizado sin
tomar resguardo de nuestra capacidad reflexiva por naturaleza; limitándonos a develar la
significancia de los objetos que constituyen la realidad, con a un afán definitorio que nos ha
mantenido al margen de aproximarnos esencia u origen en los entes.

Heidegger en su obra Serenidad, nos expone este vaivén que oscilamos en el mundo de hoy
y es que, los saberes (científicos y humanistas) que han ido desarrollándose a lo largo de la
historia no se han dispuesto a dialogar sobre cómo mantener nuestra condición de humanos
para no definirnos en categorías cosificadas de observación, las cuales nos clasifican y
dirigen meramente como datos, encaminados económicamente, por utilidad; asimilados de
forma rápida y así mismo olvidados. A partir de ello, deja en evidencia una primacía del
pensamiento calculador por encima del meditativo y ésta sería una posible razón del
desarrollo impersonal; reificado de las ciencias ante la condición humana.

El pensar calculante de Heidegger

En el pensar calculante, debemos señalar que es un tipo de pensar el cual tiene las
características de planificar, organizar y dominar, acciones que predominan ciertamente en
un contexto del predominio visible en la actualidad de la ciencia natural moderna

Se caracteriza por su intención planificadora, organizativa y dominante; acciones que


divisamos en la actualidad por parte de las ciencias exactas y naturales.

¿Cómo se generan estas instancias de planificación y posterior sensación de dominio de


todo lo existente por parte del pensamiento calculante?

“Cuando nosotros formulamos un plan, participamos en una investigación, organizamos una


empresa, contamos siempre con circunstancias dadas. Estas circunstancias las tomamos en
cuenta partiendo de la calculada intención hacia determinados fines. Contamos
anticipadamente con resultados definidos. Éste cálculo caracteriza todo pensamiento
planeador y toda investigación. Tal pensamiento o investigación sigue siendo un cálculo, aún
cuando no opere con números ni utilice máquinas de calcular o calculadoras electrónicas. Es
el pensamiento que cuenta, calcula. Somete al cálculo posibilidades siempre nuevas, cada
vez más prometedoras, y al mismo tiempo, más económicas. El pensamiento que calcula no
nos deja respiro y nos empuja de una probabilidad a la siguiente”.

Es en la intención de universalidad científica donde la ciencia comienza a formar parte de un


plan más grande que sí misma. Por lo que, al buscar modelos que generalicen y predigan
comportamientos en la realidad; terminan subordinando a los interlocutores bajo sus leyes y
principios.

El desocultar provocante se comporta como la acción de develar algo de formas provocantes,


con intención de utilizar y explotar incontrolablemente la naturaleza. En este punto, podemos
ejemplificar el uso de represas: explotadas y acumuladas (represas hidroeléctricas) divisamos
el fenómeno como útil y con intencionalidad de desarrollar vías económicas sobre él.

El fenómeno natural resulta cosificado y así mismo quién lo explota (trabajadores,


empresarios). El ser humano no siempre palpará esta visión cosificada:

“En el bosque mide la madera talada, y que, al parecer recorre como su abuelo y de igual
manera, los caminos del bosque que, sépalo o no, está hoy establecido en la industria de la
utilización de la madera. Está establecido en la productibilidad de la celulosa que, a su vez,
viene pro-vocada por la necesidad de papel, que se distribuye a los diarios y revistas
ilustradas. Pero estos predisponen a la opinión pública que devore lo impreso, para que pueda
llegar a establecerse una opinión dominante, que hay que establecer.”

Heidegger tiene dos nociones de naturaleza:

Naturaleza calculable, como ciencia natural actual que impera en el pensar calculante. El ser
humano visualiza previamente su uso, se hace ideas y las relaciona entre ellas con un fin de
uso e identificación de “stock”; en su actuar está calculando aunque no realice desde un
principio operaciones numéricas, él está prediciendo algo, lo cuenta, tiene perspectivas de
ello y lo dota de sentido

Calcular en sentido amplio y esencial, significa:

Heidegger se cuestiona, sin embargo, la significancia de pensar… Y afirma que la ciencia no


piensa, lo que puede ser fácilmente cuestionable al divisar cómo un científico se esmera en
esfuerzos al presentar una teoría o hipótesis en torno a un fenómeno. En este punto es posible
suponer que quizás el pensamiento científico olvida los cuestionamientos ontológicos,
epistemológicos… Que se encuentran presentes en los fenómenos calculados y por ello
Heidegger designa que no son pensantes. Por ejemplo; el movimiento de cuerpos celestes.
¿Podría ser el movimiento definido arbitrariamente de parte de la ciencia?; así mismo, ¿Los
cuerpos celestes podrían ser definidos olvidando la significancia que tuvo para Aristóteles?...
Entonces es aquí donde los métodos se hacen insuficientes de meditación y reflexión. Es
decir, la ciencia trabaja constantemente con conceptos definidos de manera limitada y
arbitraria haciéndolos reales; entregándoles veracidad por ser calculables o adecuarse a un
modelo científico.

“Si se quiere afirmar algo sobre la matemática en cuanto teoría, entonces se tiene que
abandonar el campo de objetos de la matemática y su modo de concebir. No se puede nunca
establecer por medio de un cálculo matemático qué sea la matemática en sí misma”.

Un concepto no pudiese definirse por un modelo calculable, y es el cuestionamiento de ésta


esencia, de ésta ontología… Lo que la ciencia omite; no se anima a reflexionar. Parece más
apto, más accesible demostrar mediante el pensamiento calculable que por uno meditativo;
el último necesitando de un camino largo de interacción con el concepto, probando desde
distintos focos la noción de aquél, cuestionándonos sobre su existencia, su por qué.

El Pensar Meditativo

A modo de antítesis del pensamiento calculante; el pensar meditativo se enfoca hacia el


sentido que impera todo, lo que es.

Heidegger no propone como inútil absoluto al pensamiento calculante, lo que menciona es


una coexistencia en pro del complemento. Valora paralelamente al pensamiento calculante,
sin él sería difícil el registro de fenómenos y la demostración de cómo interactúan en la
realidad; entonces el pensamiento meditativo sería complejo de realizar ya que antes de
analizar y reflexionar sobre conceptos e ideas, necesitamos imágenes en nuestra mente…
Esquemas que nos guíen respecto a cómo observar un fenómeno.

“cualquiera puede seguir a su manera y dentro de sus límites los caminos de la meditación.
[…] Basta con que nos demoremos en lo próximo y meditémoslo en lo más próximo: en lo
que nos atañe a nosotros, a cada cual, aquí y ahora”.
Será a través de la reflexión: el camino dedicado al conocer que emprendamos frente a algo;
será mediante el pensamiento meditativo que podremos tomar distancia de la esclavitud que
puede generarnos la utilidad de un objeto, tomar resguardos de la explotación de aquél… De
acuerdo a mis necesidades, a cuán útil me parece y qué stock puedo obtener de él. Así mismo,
meditativamente podremos darnos oportunidad de conocer a un objeto de distintas
perspectivas, dedicarnos a observarlo; interactuar con él; darnos oportunidad de definirlo por
parte de distintas escuelas de pensamiento (filosofía, antropología, entre otros).

Por otro lado, el desocultar provocante, será contrapuesto de la siguiente manera: al develar
un fenómeno tomaremos una actitud respetuosa de su condición sin pretender imponer una
definición exacta del mismo, existirá una actitud de asimilar que hay distintos focos del cual
puedo observar, palpar, conocer; y el hecho de que pueda acceder a esos diferentes puntos de
observación no interferirá en la condición del objeto… Es decir, el objeto sigue siendo si
mismo fuera de mi manipulación/interpretación conceptual – observacional; se mantiene
protegido ante la opción de que pudiésemos intentar distorsionar su esencia mediante las
definiciones estrictas, arbitrarias.

La técnica en Heidegger

Heidegger considerará la técnica como parte fundamental en el desarrollo del ser humano y
lo determinante que ha sido en el desarrollo de un pensamiento calculante. Para el autor la
técnica lleva al hombre a desvincularse de un ambiente para irrumpir en uno nuevo; considero
relevante aquella percepción al momento de divisar relaciones hombre-tecnología cuando se
considera como especie, por ejemplo: habitar otros planetas. ¿En qué circunstancias el
hombre llega a considerar habitable un planeta que no es el de origen?, ¿bajo qué criterio lo
considera correcto o incorrecto?; entonces Heidegger habrá reflexionado sobre si el hombre
estaría preparado para la tecnificación y hasta qué límites considerará oportunidades de
nuevo arraigo.
La relación hombre-técnica que observamos en estos tiempos nos evidencia cómo la falta de
pensamiento meditativo puede llevarnos a tomar decisiones según nuestra conveniencia,
desatendiendo razones de ética cuestionable a la hora de actuar.
El pensamiento reflexivo nos exigirá preguntarnos el por qué hacemos algo; qué sentido le
entregamos; qué compromisos tengo con el conocimiento adquirido; cuál es mi condición
como especie y hasta dónde puede llegar mi nuevo arraigo. Lo anterior, dadas las posibles
intenciones de cuestionamientos que el hombre pudiese tener en cuenta al momento de
progresar tecnológicamente.
¿Qué esencia queda por delante del producir tecnológico?; ¿Qué perduraría?; la esencia para
Heidegger es lo que permanece en el tiempo, prevalece por sobre un producto técnico.

Mediante las definiciones de pensamiento calculante y pensamiento meditativo podemos


identificar que Heidegger los relaciona íntimamente y el fluir de uno no impide el desarrollo
del otro; entiende que cada cual posee autonomía y se estudia desde su punto específico, así
mismo considero que cada propuesta debiese estar dispuesta a asimilar sus limitaciones.
Considerando lo anterior, las disciplinas que profundizan más en un pensamiento que en otro
acertarían en establecer un diálogo, una convivencia complementaria entre sus accesos al
conocer. La dirección a especializarse y fragmentar los saberes ha sobrellevado a crisis
intermitentes por afirmar verdades absolutas, sin insistir en que la unión de avances
científicos y humanistas pudiese traspasar las fronteras jerarquizadas entre las disciplinas,
dicha unión no afectaría la interpretación y estudios definidos de cada método (calculante y
meditativo), sino que, complementaría y potenciaría el acercamiento a los entes.

La esencia para Heidegger perdurará y estará relacionada con el tiempo, y si nos diéramos el
tiempo de observarla e intentásemos interactuar con ella mediante la reflexión, podríamos
aproximarnos develarla; haciendo este ejercicio una y otra vez, desde distintas perspectivas
siempre respetando que la esencia de aquello que busco conocer no cambia por mi
observación.
En estos tiempos, lo rápido que avanza la tecnología mediante los modelos científicos impide
que atribuyamos un sentido a la naturaleza y nos cuestionemos el por qué de nuestro avance,
hacia dónde queremos arraigarnos. Como especie justificamos nuestro actuar según nuestras
interacciones racionales en el acercamiento con la ciencia y la tecnología, nos fiamos
mayormente por datos cuantitativos, más que de interpretación, perdiendo nuestra naturaleza
humana reflexiva transformándonos en algo que va más allá de nuestra esencia humana. No
nos detenemos a ver, a no precipitarnos, no atendemos los fenómenos que se nos presentan
en la naturaleza si no es para nuestro fin, omitimos realizar juicios sobre nuestro actuar, un
juicio racional y también meditativo; algo que tenemos incorporados y que hemos ignorado
al pasar el tiempo.

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