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Es el espejismo que nos ofrece la ciencia, como mirada comprobable sobre lo real lo que nos
tienta a una confianza ciega que no requiere meditación ni interpretación propia sobre lo que
observamos. Es verdad que la ciencia y la tecnología nos ha entregado progreso, pero la
dependencia que nos generado cegarnos ante los avances es lo que nos ha esclavizado sin
tomar resguardo de nuestra capacidad reflexiva por naturaleza; limitándonos a develar la
significancia de los objetos que constituyen la realidad, con a un afán definitorio que nos ha
mantenido al margen de aproximarnos esencia u origen en los entes.
Heidegger en su obra Serenidad, nos expone este vaivén que oscilamos en el mundo de hoy
y es que, los saberes (científicos y humanistas) que han ido desarrollándose a lo largo de la
historia no se han dispuesto a dialogar sobre cómo mantener nuestra condición de humanos
para no definirnos en categorías cosificadas de observación, las cuales nos clasifican y
dirigen meramente como datos, encaminados económicamente, por utilidad; asimilados de
forma rápida y así mismo olvidados. A partir de ello, deja en evidencia una primacía del
pensamiento calculador por encima del meditativo y ésta sería una posible razón del
desarrollo impersonal; reificado de las ciencias ante la condición humana.
En el pensar calculante, debemos señalar que es un tipo de pensar el cual tiene las
características de planificar, organizar y dominar, acciones que predominan ciertamente en
un contexto del predominio visible en la actualidad de la ciencia natural moderna
“En el bosque mide la madera talada, y que, al parecer recorre como su abuelo y de igual
manera, los caminos del bosque que, sépalo o no, está hoy establecido en la industria de la
utilización de la madera. Está establecido en la productibilidad de la celulosa que, a su vez,
viene pro-vocada por la necesidad de papel, que se distribuye a los diarios y revistas
ilustradas. Pero estos predisponen a la opinión pública que devore lo impreso, para que pueda
llegar a establecerse una opinión dominante, que hay que establecer.”
Naturaleza calculable, como ciencia natural actual que impera en el pensar calculante. El ser
humano visualiza previamente su uso, se hace ideas y las relaciona entre ellas con un fin de
uso e identificación de “stock”; en su actuar está calculando aunque no realice desde un
principio operaciones numéricas, él está prediciendo algo, lo cuenta, tiene perspectivas de
ello y lo dota de sentido
“Si se quiere afirmar algo sobre la matemática en cuanto teoría, entonces se tiene que
abandonar el campo de objetos de la matemática y su modo de concebir. No se puede nunca
establecer por medio de un cálculo matemático qué sea la matemática en sí misma”.
El Pensar Meditativo
“cualquiera puede seguir a su manera y dentro de sus límites los caminos de la meditación.
[…] Basta con que nos demoremos en lo próximo y meditémoslo en lo más próximo: en lo
que nos atañe a nosotros, a cada cual, aquí y ahora”.
Será a través de la reflexión: el camino dedicado al conocer que emprendamos frente a algo;
será mediante el pensamiento meditativo que podremos tomar distancia de la esclavitud que
puede generarnos la utilidad de un objeto, tomar resguardos de la explotación de aquél… De
acuerdo a mis necesidades, a cuán útil me parece y qué stock puedo obtener de él. Así mismo,
meditativamente podremos darnos oportunidad de conocer a un objeto de distintas
perspectivas, dedicarnos a observarlo; interactuar con él; darnos oportunidad de definirlo por
parte de distintas escuelas de pensamiento (filosofía, antropología, entre otros).
Por otro lado, el desocultar provocante, será contrapuesto de la siguiente manera: al develar
un fenómeno tomaremos una actitud respetuosa de su condición sin pretender imponer una
definición exacta del mismo, existirá una actitud de asimilar que hay distintos focos del cual
puedo observar, palpar, conocer; y el hecho de que pueda acceder a esos diferentes puntos de
observación no interferirá en la condición del objeto… Es decir, el objeto sigue siendo si
mismo fuera de mi manipulación/interpretación conceptual – observacional; se mantiene
protegido ante la opción de que pudiésemos intentar distorsionar su esencia mediante las
definiciones estrictas, arbitrarias.
La técnica en Heidegger
Heidegger considerará la técnica como parte fundamental en el desarrollo del ser humano y
lo determinante que ha sido en el desarrollo de un pensamiento calculante. Para el autor la
técnica lleva al hombre a desvincularse de un ambiente para irrumpir en uno nuevo; considero
relevante aquella percepción al momento de divisar relaciones hombre-tecnología cuando se
considera como especie, por ejemplo: habitar otros planetas. ¿En qué circunstancias el
hombre llega a considerar habitable un planeta que no es el de origen?, ¿bajo qué criterio lo
considera correcto o incorrecto?; entonces Heidegger habrá reflexionado sobre si el hombre
estaría preparado para la tecnificación y hasta qué límites considerará oportunidades de
nuevo arraigo.
La relación hombre-técnica que observamos en estos tiempos nos evidencia cómo la falta de
pensamiento meditativo puede llevarnos a tomar decisiones según nuestra conveniencia,
desatendiendo razones de ética cuestionable a la hora de actuar.
El pensamiento reflexivo nos exigirá preguntarnos el por qué hacemos algo; qué sentido le
entregamos; qué compromisos tengo con el conocimiento adquirido; cuál es mi condición
como especie y hasta dónde puede llegar mi nuevo arraigo. Lo anterior, dadas las posibles
intenciones de cuestionamientos que el hombre pudiese tener en cuenta al momento de
progresar tecnológicamente.
¿Qué esencia queda por delante del producir tecnológico?; ¿Qué perduraría?; la esencia para
Heidegger es lo que permanece en el tiempo, prevalece por sobre un producto técnico.
La esencia para Heidegger perdurará y estará relacionada con el tiempo, y si nos diéramos el
tiempo de observarla e intentásemos interactuar con ella mediante la reflexión, podríamos
aproximarnos develarla; haciendo este ejercicio una y otra vez, desde distintas perspectivas
siempre respetando que la esencia de aquello que busco conocer no cambia por mi
observación.
En estos tiempos, lo rápido que avanza la tecnología mediante los modelos científicos impide
que atribuyamos un sentido a la naturaleza y nos cuestionemos el por qué de nuestro avance,
hacia dónde queremos arraigarnos. Como especie justificamos nuestro actuar según nuestras
interacciones racionales en el acercamiento con la ciencia y la tecnología, nos fiamos
mayormente por datos cuantitativos, más que de interpretación, perdiendo nuestra naturaleza
humana reflexiva transformándonos en algo que va más allá de nuestra esencia humana. No
nos detenemos a ver, a no precipitarnos, no atendemos los fenómenos que se nos presentan
en la naturaleza si no es para nuestro fin, omitimos realizar juicios sobre nuestro actuar, un
juicio racional y también meditativo; algo que tenemos incorporados y que hemos ignorado
al pasar el tiempo.