Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
MORAL SOCIAL
GIOVANNI PASTUZÁN ROSERO
I. DERECHOS HUMANOS
Según las Naciones Unidas los Derechos Humanos son derechos inherentes a todos los
seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen
nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los
mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son
interrelacionados, interdependientes e indivisibles.
Hoy en día vemos que la Declaración universal de los derechos humanos se ha convertido
en patrimonio universal y expresión de la conciencia colectiva. Podemos decir que son un
marco de referencia para dirimir y juzgar el verdadero desarrollo político, social, cultural y
moral de los pueblos. La carencia o violación de estos derechos significa poner barreras al
desarrollo de la vida humana; trae graves consecuencias como: Insolidaridad, contiendas,
xenofobia, etc. A continuación, miraremos algunos puntos importantes del desarrollo de los
Derechos Humanos en la historia, observaremos la relevancia de los aportes que algunos
autores han realizado al pasar los años, identificaremos la postura y aportaciones que la
Iglesia presenta en este tema, y finalmente, meditaremos sobre la problemática ambiental
como consecuencia de la violación de estos mismos derechos.
a. En la historia
Primer vestigio: Este se aprecia en el código de Hammurabi (1200 a.C.), el cual es uno de
los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado. Resaltó la idea de lo que hoy
conocemos popularmente con la frase “ojo por ojo y diente por diente”.
Cilindro de Ciro: (539 a.C.) Las tropas de Ciro el Grande conquistaron Babilonia, Ciro
liberó a los esclavos, declaró que cualquier hombre era libre de escoger la religión que
quisiera y estableció la igualdad racial. Estos y otros preceptos fueron grabados en un
cilindro de barro conocido como el Cilindro de Ciro, cuyas disposiciones inspiran los cuatro
primeros artículos de la actual Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pensadores relevantes: Santo Tomás (s. XIII), afirmó la libertad individual, el derecho a la
vida y el derecho a la propiedad como criterios para juzgar el poder justo. Bartolo de
Sassoferrato (s. XIV), afirmó la libertad de pensamiento y la libertad de asociación.
Guillermo de Ockham (s. XIV), expresó que la libertad y propiedad son derechos que Dios
concede a la persona en intima conexión con su dignidad humana. Nicolás de Cusa, Pico
della Mirandola, Francisco de la Vitoria y otros (s. XV), también hicieron sus aportes en
cuanto a la libertad de pensamiento, supresión de la tortura y unidad del género humano.
1
Declaraciones como tal: Surgirán ya alrededor de la ilustración y la Revolución Francesa.
Algunas importantes por destacar son: El Decreto del rey Alfonso IX, promulgado en las
Cortes de León (1188); y la Magna Charta Libertatum de Juan sin Tierra (1215),
considerada por muchos expertos el documento que marca el inicio de la democracia
moderna. Pero será en 1789, cuando el pueblo de Francia causó la abolición de una
monarquía absoluta y creó la plataforma para el establecimiento de la primera República
Francesa, donde se adopte la Declaración de los Derechos del Hombre y de los
Ciudadanos. La Declaración proclama que a todos los ciudadanos se les deben garantizar
los derechos de “libertad de propiedad, seguridad y resistencia a la opresión”.
Ya a mediados del siglo XX, y tras la Primera Convención de Ginebra en 1864 que
establecía una serie de derechos para los conflictos armados, nace en 1945 lo que hoy
conocemos como Naciones Unidas. Precisamente al término de la Segunda Guerra
Mundial, medio centenar de estados se reunieron para proteger a las generaciones
venideras del azote de la guerra, la cual dos veces en nuestra vida (1914- 1918 y 1939-
1945) ha producido un sufrimiento incalculable a la humanidad.
b. Ética cristiana
Pio IX, aunque el Silabus es un listado recopilatorio de los principales errores de nuestro
tiempo, podemos tomarlo como referencia en cuanto también realiza algunas proposiciones
interesantes como: la libertad de la Iglesia, la subordinación del Estado a la moral cristiana
y la existencia de derechos naturales anteriores al Estado e independientes del mismo, y el
respeto del matrimonio como sacramento,
León XIII, con la Rerum Novarum, proclama la prioridad del derecho del ser humano
respecto al estado y de la familia con respecto a la comunidad, señala la necesidad de
atender a los derechos de todos.
Pío XII, con su radiomensaje de Navidad de 1942, resalta el valor de la vida corporal,
intelectual y moral; subraya el derecho a la formación y educación religiosa, a la sociedad
conyugal y doméstica, habla sobre la importancia del trabajo, la libre elección del estado y
el buen uso de los bienes materiales.
Juan XXIII, será el pontífice con mayor relevancia en cuanto se refiere directamente a los
Derechos Humanos como tal. Con Pacem in terris, reconoce la importancia de los Derechos
Humanos formulados por las Naciones Unidas, y no solo se limita a propugnar una nueva
declaración de los derechos humanos, sino que recoge un amplio abanico de deberes
naturales del hombre: Conservar la vida, vivir dignamente, buscar la verdad, reconocer y
respetar los derechos ajenos, colaborar en la prosperidad, proceder consiente y
responsablemente.
2
Vaticano II, en la constitución Gaudium et spes, pide que se facilite al hombre aquello que
necesita para una vida verdaderamente humana (alimento, vestido, vivienda, trabajo,
educación, buena fama, respeto, adecuada información, vida privada, libertad religiosa).
Juan Pablo II, en Redemptoris hominis, afirma que la paz se reduce al respeto a los
derechos inviolables del hombre y advierte que, en varias ocasiones, se acepta la letra de
los derechos, pero el espíritu de la vida social se halla en oposición con esa aceptación. En
sus diferentes escritos, resalta el ejercicio de la caridad y la justicia, lo cual resume la misión
de la Iglesia en su carácter profético y de servicio.
Benedicto XVI, en Deus caritas est, también toca el tema de los derechos humanos,
aunque lo hace de forma menos explícita; no obstante, en el acto organizado por el
Pontificio Consejo “Justicia y Paz” en el 60º Aniversario de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, insistió que, “en última instancia, los Derechos Humanos están
fundados en Dios Creador, el cual dio a cada uno la inteligencia y la libertad”. Esta es la
base sólida de los derechos, lo cual nos lleva a reconocer que el futuro de la humanidad no
puede depender del simple compromiso político, sino que debe ser consecuencia del
reconocimiento de la dignidad de la persona humana.
c. Principios enraizados en la fe
Estos principios clarifican la percepción cristiana de los Derechos Humanos.
II. ECOLOGÍA Y FE
a. Realidad
Con lo estudiado hasta el momento, nos damos cuenta que ni la razón ni la fe nos llevan a
mirar con desprecio a este mundo creado, somos siempre responsables de “alguien” ante
“alguien”. El detrimento del mundo que nos rodea, concretamente en el ámbito ecológico,
no es distinto de las problemáticas que se han abordado. “Todo está íntimamente
relacionado”, escribe el papa Francisco al inicio del capítulo cuarto de su encíclica Laudato
si. Para Francisco, “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola
y compleja crisis socio-ambiental”. “Un verdadero planteo ecológico se convierte siempre
en un planteo social”. Visto desde una perspectiva, “el corazón es uno solo, y la misma
miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en la relación con las
demás personas”, afirma el Papa. Visto desde otro ángulo, “cuando no se reconoce en la
realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con
discapacidad, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza”. “Tampoco es
compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”.
b. Desafío de la fe cristiana
Crear conciencia de la importante relación que hay entre Dios, hombre y mundo, es uno de
los desafíos más grandes. Muchas veces se desliga esta relación y se crea el tópico de que
la fe cristiana se encontraba en los orígenes de la crisis ecológica. Esto debido a tres
puntos: Confianza desmedida en el progreso; que la valoración del hombre a imagen de
Dios lo habría convertido en un medio despótico del medio; afán de dominio desmedido
sobre la naturaleza.
4
La teología cristiana ha negado de plano las acusaciones; ha mostrado el aprecio que el
mundo, en cuanto creación de Dios, merece para los creyentes en el Dios creador. Y
además, se confiesa la íntima vinculación que a él lo unen los contenidos de la revelación,
que afirman tanto la creación como la redención del hombre y de su mundo.
o Creer en un Dios creador del mundo exige ver el mundo como algo diseñado por Él
y confiado a la responsabilidad cocreadora del ser humano.
o Creer en el misterio de la redención conlleva a admitir a Cristo como Señor del
mundo.
o Creer en el Espíritu de Dios implica vivir en el amor de todo ser humano y a todas
sus creaturas.
Así lo vieron algunos santos, se destaca a san Francisco de Asís, quien estaba convencido
de que junto al ser humano “todas las cosas espirituales y corporales” han sido hechas
también a imagen de Dios (Regla, 1, 23, 1). El modo franciscano de ser y estar en el mundo
junto con las cosas, no sobre ellas, pone de manifiesto que todo el mundo creado es digno
de reverencia y respeto. Esto se da por tres aspectos: La conciencia de paternidad de Dios
y filiación universal; el profundo llamado del Evangelio de Jesucristo, que introduce en la
vida humana el paradigma del servicio mutuo y el sometimiento a toda creatura; y la opción
por la pobreza más radical, que hace posible descubrir el valor y el ser propio de las cosas.
Estas actitudes son, sin duda, muestra de una esperanza que es posible realizar en el
presente.
d. Doctrina pontificia
Juan XIII, en Mater et magistra, adelantándose a la eclosión de la conciencia ecológica,
considera necesario que el hombre de hoy aprenda a redescubrir su puesto y su
responsabilidad frente al medio ambiente; el cual tiene dos mandamientos: propagar la vida
y dominar la naturaleza.
Vaticano II, afirma que, al crear el mundo, Dios decide llevarlo a su plena consumación en
Cristo, a través del esfuerzo con-creador del hombre (GS 34-39; AA 7).
Pablo VI, quien comienza a utilizar la palabra “ecología”, alaba los proyectos para el
aumento y mejora de la producción de alimentos, y advierte de los riesgos técnicos que
pueden conducir a una catástrofe ecológica. En Octagesima adveniens, se reconoce la
terrible relación que hay entre la explotación inconsiderada de la naturaleza y la
degradación humana.
Juan Pablo II, en Redemptor hominis, percibe el miedo que el hombre siente ante las obras
de sus propias manos. En Centesimus annus, el problema ecológico es visto en relación
con la dignidad y el puesto del hombre en el mundo. Al destruir la naturaleza, el hombre
manifiesta desconocer su propia y profunda verdad.
5
Benedicto XVI, en su comentario semanal a los salmos, pone de relieve que “el primer
signo visible de la caridad divina ha de buscarse en la creación”; y en este mismo sentido,
recuerda la primera homilía de Basilio Magno sobre el Hexameron, pidiendo podamos
captar el mensaje de la creación.
Bibliografía:
“MORAL SOCIAL, ECOLOGÍA Y FE”. José Román Flecha Andrés.
“GAUDIUM ET SPES”. CVII.
“LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE CADA PERSONA". Vatican News.
https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2018-12/papa-francisco-mensaje-derechos-fundamentales-
declaracion-ddhh.html
“LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MAGISTERIO DE BENEDICTO XVI”. Conferencia Episcopal Española.
https://www.conferenciaepiscopal.es/conferencia-bertone/
“LAUDATO SI”. Papa Francisco.
“¿QUÉ ES LA ECOÉTICA?”. Alejandro Garza.
https://viviendoenlatierra.com/2010/10/20/%C2%BFque-es-la-ecoetica/