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ANÁLISIS DE LA TARIFA DE TRANSMILENIO

Ante el cobro desmesurado del pasaje, TRANSMILLENO NO AGUANTO MAS!

POR: SEBASTIAN GALEANO VALLEJO, COORDINADOR LIGA DE USUARIOS DE TRANSMILENIO.

Transmilenio ha aumentado la tarifa de transporte, descontando la


inflación, en un 19% desde su inicio. Estos incrementos constantes en los
pasajes de Transmilenio son causa directa de la aplicación de los contratos
de concesión celebrados entre los agentes privados y el Distrito, que
otorgan todos los beneficios, para los primeros, y todas las cargas y
obligaciones, para los segundos.

El distrito y la Nación se han comprometido a construir toda la


infraestructura necesaria (estaciones, vías exclusivas, puentes,
parqueaderos), que ha representado hasta el momento entre el 96% de la
inversión total del sistema, además de obligarse a pagar todos los gastos
de funcionamiento y mantenimiento de la infraestructura de Transmilenio
(reparación de la vías troncales, seguridad, comunicaciones, aseo, entre
otras) mientras que los agentes privados, cuales son, los operadores de los
buses troncales y de alimentación, recaudador y empresa fiduciaria, no
han asumido ninguna obligación respecto a los costos de funcionamiento
del sistema, y para el caso de los operadores de las rutas troncales y de
alimentación, solo han aportado los costos de los buses que representan
una séptima parte de la inversión de Transmilenio.

Sin embargo, a la hora de distribuir los ingresos por concepto de la tarifa,


son los agentes privados los que se quedan con el 96% del total del
recaudo, así: Los operadores de las troncales reciben entre 70 y 75%, los
alimentadores entre el 15 y el 20%, el recaudador entre 8 y el 11%, y la
empresa fiduciaria el 0,5%. De acuerdo con este esquema de
remuneración, a Transmilenio S.A., le queda una participación en los
ingresos del sistema del 4%, que solo le permite, en promedio, cubrir el
40% de sus costos operacionales, generándole un gran déficit al Distrito,
que tiene que cubrir con recursos públicos, ya que los costos de operación
de TM no se incluyen de manera explícita en la estructuración de la tarifa,
la cual responde a garantizar exclusivamente el cubrimiento de los costos
y la utilidad de los operadores, que van desde el combustible, neumáticos,
lubricantes, mantenimiento de los buses, salarios, gastos administrativos,
seguros de la flota, depreciación y la remuneración sobre capital
invertido. (La concesión de Transmilenio y su sostenibilidad financiera, 2006,
Pág. 21)

En consecuencia, Transmilenio recaudó por concepto de la tarifa


$750.979.060.740 para el año 2010, de los cuales $649.039.056.989 pesos
pararon a los operadores de buses troncales y de alimentación, empresas
que están controladas por doce familias que actualmente concentran la
mayor cantidad del capital accionario, mientras que Transmilenio S.A.
(Empresa Distrital), le correspondió una participación de $41.777.641 por el
mismo concepto, luego de realizar en el mismo año inversiones para
ampliar la infraestructura por $1.2 billones de pesos (informe de gestión
2010, Pag.77), e incurrir en gastos de funcionamiento del sistema por el
valor de $102.846.344.122.(informe de gestión 2010, Pág. 75)

Este contrato asfixia financieramente a la administración distrital con tal de


mantener los ingresos a los operadores privados, y este esfuerzo que realiza
el Distrito, no es recompensado proporcionalmente a los gastos que incurre
para mantener los costos de funcionamiento del sistema, que dicho sea de
paso, incrementan día a día, entre otros motivos, por las alzas constantes
en los precios de los combustibles y con la creciente expansión de
Transmilenio por toda Bogotá, que no se ha visto reflejada en un
incremento de pasajeros igual al crecimiento de la red.

Y al aumentar los costos de funcionamiento del sistema, Transmilenio tiene


dos opciones si quiere que sea viable este modelo de transporte sin
perjudicar las ganancias de las doce familias: O racionaliza el numero de
buses en operación para controlar los costos, aumentando los problemas
de congestión de los buses y estaciones, perjudicando finalmente a los
usuarios; o el Distrito decreta el alza de la tarifa, decisión que se toma
después de analizar que los ingresos que obtiene Transmilenio S.A. por
parte de la nación, del distrito y del ridículo 4% que percibe por concepto
de la tarifa, es inferior a los gastos destinados a la construcción,
funcionamiento y mantenimiento del sistema. Al final, Transmilenio S.A.
siempre termina aplicando ambas medidas en contra de los intereses de
los usuarios de Transmilenio, esto es, desmejorando el servicio y
aumentando la tarifa.

Pero la discusión del aumento de las tarifas no lo podemos limitar


simplemente denunciando que ésta solo beneficia a doce familias, que de
por sí es indignante, sino que hay que abordarlo desde el punto de vista de
los usuarios que lo sufren.

El 89% de los pasajeros que usan Transmilenio pertenecen a los estratos 1, 2


y 3, mientras que el estrato 4 representa el 9% y tan solo el 2% de los
pasajeros que participan en el sistema pertenecen al estrato 5 y 6. Esto
quiere decir que los sectores que menos ingresos perciben de los
capitalinos, que en promedio viven con un salario mínimo, son los
principales afectados de este odioso sistema, al tener que poner sobre la
balanza si se recortan lo que se gastan en pan para poder
movilizarse.(Informe de gestión, 2010)

Y es que, cuando una persona que gana un salario mínimo destina 19% de
sus ingresos para poder movilizarse, realmente tiene que mirar que
elementos fundamentales de la canasta familiar tiene que reducir o
eliminar para poder montar en Transmilenio, al menos, que decida ingresar
a las filas de los millones de bogotanos que se movilizan a pie o en bicicleta
a sus destinos.

Si bien los estratos 1, 2, 3 son los más perjudicados, no significa que los
demás bogotanos no se vean afectados por este problema, ya que estas
alzas constantes en el pasaje reducen sus patrimonios y la tendencia es
que la tarifa seguirá aumentando.

Y lo peor, es que la tarifa no solo seguirá aumentando como lo ha venido


haciendo los últimos años, alzándole $100 en plena fiestas decembrinas
para que quede claro cuál es el regalo de Transmilenio para sus usuarios,
sino que se espera un aumento desproporcionado en las horas picos, y una
tarifa costosa en las horas de menos circulación, con la excusa que solo así
se podrá solucionar el problema de la congestión en las horas de mayor
circulación, donde ya está demostrado que Transmilenio es incapaz de
satisfacer la demanda.

Así lo hizo saber Mario Valbuena, Director Operativo de Transmilenio, el 10


de marzo de 2011, luego de que un grupo de 200 personas bloquearon el
sistema en el Portal Sur exigiendo un mejor servicio. Valbuena sostuvo ante
los medios de comunicación que “ la empresa revisara las tarifas para
redistribuir la demanda, entre horas pico y valle”; como si un incremento
en la tarifa en las horas pico estimulara a los bogotanos a no movilizarse en
las horas que tienen por obligación que desplazarse para llegar a sus
trabajos o estudios, como si fuera una opción llegar tarde al trabajo, o no
llegar a las clases temprano.

Este hecho significaría, si se llega aplicar esta medida, un aumento real en


el pasaje, mayor al que nos tienen acostumbrados. Y es de esperarse que
lo hagan realidad, ya que corresponde a un mismo sistema de transporte
que ha trazado el banco mundial, principalmente, para los países
subdesarrollados, donde han tratado de unificar desde la minuta de los
contratos, los diseños de las estaciones y las rutas, hasta los modos de
operación, con el fin de crear mayor confianza a los inversionistas que
deseen participar en el negocio del transporte.

Miremos el caso de Santiago de Chile, que explica mejor lo que quieren


hacer en Bogotá, ya que en esta ciudad funciona el mismo modelo de
transporte. Si una persona se moviliza en transantiago, que es lo más
parecido a Transmilenio, en una hora de baja circulación de pasajeros, la
tarifa le cuesta $540 pesos chilenos, es decir, unos $2.054 pesos
colombianos. Pero si esa misma persona se monta en transantiago en una
hora pico, ese mismo pasaje le cuesta $640 pesos chilenos, que haciendo
la conversión a pesos colombianos nos da una tarifa de $2.352 pesos
colombianos. Una diferencia de $300 pesos de más por el mismo servicio!!!

Por otro lado, Transmilenio es uno de los pocos sistemas de transporte en el


mundo que no hace ninguna diferenciación al cobrar el pasaje; no
importa si es estudiante o adulto mayor, no importa si es una persona en
condiciones de debilidad, a todos les cobra la misma tarifa. Diferente a lo
que sucede por regla general en Latinoamérica, y en los demás países del
orbe, donde existen una tarifa diferencial a unos sectores que por sus
condiciones especiales de vulnerabilidad, se les cobra una pasaje menor
que al del resto de la población.

Por todos los problemas que presenta Transmilenio al cobrar la tarifa de


transporte, y por lo antidemocrático que resulta el valor de esta, los
usuarios de Transmilenio exigimos que se revise el precio, no para
aumentarnos más el pasaje, como quieren hacer, sino para disminuirlo, que
sea una tarifa acorde a la capacidad de pago de los capitalinos, una
tarifa democrática, que no excluya a nadie del derecho fundamental a
movilizarse por la ciudad, que sea un pasaje acorde a nuestros intereses y
que esté a nuestro servicio, y no al beneficio exclusivo de 12 familias,
porque tal como está la tarifa, los bogotanos NO AGUANTAMOS MAS!

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