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Ciencias Sociales

dirigida por Eliseo V erón


Colección Análisis y Perspectivas
América latina:
¿reforma o revolución?
$150 15

Selección dirigida por


James Petras y Maurice Zeitlin

[1)
zv Editorial Tiempo Contemporáneo
Titulo de la edición original: Latin .Ameri,a, R1form or .Revolutionsl Pu-
blicada por Fawcett Publications, Ino., 1968. 67. West ~~4th· Street, New
York, N. Y. 10036.
In dice
Traducción directa del ingl~s: Floreal Muía
Revisión t~cnica: Eduardo Luis Men~ndez

Tapa: Carlos Boccardo

la. edición 1970 Introducción 9


JAMES PETRAS Y MAURICE ZEITLIN
~a. edición 1973

I. VISION GENERAL

Siete falacias sobre América latina 15


RODOLFO STAVENHAGEN

América latina: ¿feudal o capitalista? 33


LUIS VITALE

Crecimiento y crisis en la economt'a latinoamericana 43


MAURICIO HALPERIN

Hacia una teort'a del poder y de la inestabilidad poHtica en


América latina 73
MERLE KLING

La cambiante estructura de las inversiones extranjeras


en América latina 91
TEOTONIO DOS . SANTOS

Estados Unidos y América latina 97


J. P. MORRAY

.,
El fracaso de la integración económica de América latina 117
MIGUEL TEUBAL
IMPRESO EN LA REPUBLICA ARGENTINA
Queda hecho el depósito que previene la ley N9 11.'123
C Copyright de la edición en inglés:
Fawcett Publ1caUoru1 Inc., 1968 11. CLASES Y CONFLICTOS DE CLASES
e copyr~ht de todas las ediciones en castellano:
ETC -EDITORIAL TIEMPO CONTEMPORANEO, i. R. L. Ul'lO
Vlamonte i4113. 10 p., Cl6 La nueva industrialización y el sistema político brasileño 143
,Buenos Alru GLAUCIO ARY DILLON SOARES

Aspectos de las relaciones de clase en Chile, 1850-1960 159


FREDERICK B. PIKE
Los determinantes sociales de la democracia poUtica Introducción
en Chile 177
MAURICE ZEITLIN

Los mineros y e¡ extremismo agrario 191


JAMES PETRAS Y MAURICE ZEITLIN

Inmovilidad o coexistencia en la Argentina 205


TORCUATO S. D.I TELLA
Los· artículos de este volumen se refieren a problemas fundamen-
tales de la estructura social y política latinoamericana.* El aná-
Las generaciones polz'ticas en la clase obrera cubana 219 lisis de las características y las tendencias estructurales dentro de
MAURICE ZEITLIN los países de Iatinoamérica, y entre ellos y Estados Unidos, como
potencia económica y política dominante en la región, vincula los
Tendencias en el desarrollo y la estructura de clases artículos entre sí. Los autores subrayan las relaciones que._exist;en
del Perú 243 entre l~.L~.trn.ct¡.u:ª~· .!ie dl!.~.~ iJ!!:~~J.ii-U-~--c.apita.listas.. y
ANIBAL QUIJANO OBREGON
laimversiones extranjer~s en la aetermil,ll!.cjQn..JieJas..pautas...;para
el desá.rrollg~~Q.,~~Qjl~JQL~de.Amérir.a..latina..
:Eñgéñeral, implícita o explícitamente, utilizan un «modelo de
Revolución y movimientos guerrilleros en América latina: conflicto» del sistema social para orientar sus análisis. Ni uno
Venezuela, Guatemala, Colombia y Perú 281 solo de los trabajos tiene como premisa la suposición de que el
JAMES PETRAS desarrollo social y económico latinoamericano armoniza con lqs
intereses predominantes en Estados Unidos, suposición central en
Con las guerrillas en Guatemala 319 buena parte de los escritos mlfs influyentes sobre América latina.
EDUARDO GALEANO Entre los problemas críticos gue se eymin~.. en este volumen se
cuentan los siguientes: ·
III. DESARROLLO Y POLITICA 1. La amplitud y naturaleza de las relaciones entre los sectores
terratenientes, bancarios e industriales de las clases económicás
Revolución, reforma, conservadurismo 3 31 dominantes, y entre ellos y el capital privado extranjero. La rela-
OSCAR DELGADO tiva interdependencia y autonomía de estos respectivos grupos de
intereses, la probabilidad de coaliciones y alianzas entre ellos, y
La burguesz'a industrial argentina 347 sus reacciones ante los movimientos de cambio social y de sobera-
.nía nacional, son determinantes fundamentales de los sucesos his-
GUSTAVO POLIT
tóricos en los países de América latirui.
Las inversiones extranjeras y la gran empresa en América latina: 2. La vulnerabilidad de las economías neocoloniales respecto de
el caso brasileño 383 factores exteriores, y la forma en que éstos se vinculan con el
TEOTONIO DOS SANTOS estancamiento económico y con la inestabilidad política crónica. .,
El dominio de las economías latinoamericanas, y de las condiciones
Uruguay: promesa y traición 403 de sus mercados de exportación se encuentra en manos de intereses
extranjeros, por lo común norteamericanos. ¿En qué medida impi-
EDUARDO GALEANO
de ésto el desarrollo y limita la base económica de sus clases do-·
minantes, y no solo éso, sino que además actúa como fuente
México: la dinámica de una revolución agraria y
semicapita/ista 41 S ·
\ ' * La presente edición castellana reproduce la totalidad de los artículos
de la edición inglesa, con excepción del trabajo ·A Latin American pheno-
PABLO GONZALEZ CASANOVA menon. The middle-class military coup•, de José Nun, excluido a pedido
del autor.
La economz'a poHtica cubana 431
JAMES O'CONNOR
9

- - - - - - - - - - - --··-- -- - -·
Siete falacias sobre América latina*
Rodolfo Sta venhagen
STAVENHAOEN ataca varias falacias acerca de América latina,
la principia! de las cuales .consiste en considerar a los paises lat͕
noamericanos como «sociedades duales», de elementos feudalei
y capitalistas en pugna 1ntr.e sf. Las relaciones establecidas entu
la pot1ncia colonial y sus colonias se repiten dentro de' las pro-
pias. colonias, afirma¡ y las regiones subdesarrolladas y atrasadas
son en esencia colonias -colonias lnternas, como las ha deno·
minado González Casanova- de los centros urbanos en d.esa-
rrollo y de las zonas agrícolas productivas, dentro del marco d1
un sistema capitalista subdesarrollado. La explotaci6n del capi.
tal, d1 las materias primas, de los artíéulos alimentarios y de la
fuerza de trabajo en las llamadas zonas s.emifeudales o atrasadas
permitl en rigor el crecimiento d1 las zonas crñod~rnas». Su
desarrollo se logra a 1xpensas del estancamiento y subdesarrollo
de .esas zonas ctradicionales». Por lo tanto, es infundada cual·
quie.r suposici6n d1 qu1 los industriales urbanos d1 las zonas
«modernas» sí encuentran in1vitablemente en conflicto con loi
grandes terrai;nientes d.l las regiones atrasadas.
RoooLFO STAVENHAO&N recibi6 su titulo d1 profesor d1 antro·
pología en la Universidad de México y el de doctor en sociologfa
1n la Universidad d1 Paris, Enseña en la Univ.1rsidad de MI·
xico y es director de investigaciones del Centro d1 Investigacio-
nes Agrarias de la ciudad de México. Es autor de numerosos
articulos sobre 111l cambio social en América latina.

El objetivo de este artículo consiste. en analizar críticamente y re-


futar varias ideas sobre desarrollo y subdesarrollo. social que tienen
difusión en América latina. Si el tono general del artículo es fran-
co y polémico, ello se debe a que las «tesis• y cantítesis• que pre-
senta se encuentran en relación directa con los grandes problemas
políticos e ideológicos que América latina tiene hoy ante sí.
En la voluminosa literatura relativa al desarrollo y subdesarrollo
social y económico, que se ha publicado en estos últimos años, apa-
recen muchas tesis dudosas, erróneas y ambiguas. Varias de ellas
son aceptadas como verdades, y constituyen una parte importante
del marco conceptúa) de los intelectuales, políticos, estudiantes,
* Esta es una versión sustancialmente revisada y ampliada de •Siete tesis
erróneas sobre Am~rica latina•, que apareció en junio de 1965 en el
diario mexicano El Día. Una versión inglesa de este artículo, con traduc-
ción de Otto Feinstein, apareció en New Univ.ersity Thought, vol., IV,
n'Úm. 4, invierno de 1966/67, págs. 25-37; y el presente texto se basa
en dicha versión, con importantes agregados y pequeñas revisionea por
el autor.

15
investigadores y profesores latinoamericanos. Ni los hechos, ni las que se los impone la sociedad moderna. La otra sociedad, la cmo-
investigaciones recientes, que contradicen a dichas tesis, han lo- derna:o, se orienta hacia el cambio; engendra dentro de sí misma
grado debilitarlas. La constante repetición en innumerables libros _sus propias transformaciones y constituye el punto focal del de-
y artículos, en particular extranjeros; ha otorgado a estos concep- sarrollo económico, en tanto que la sociedad carcaica:o representa
tos una creciente vida propia, y a pesar de las pruebas en contra- un obstáculo para dicho desarrollo.
rio, los ha convertido en dogmas. La tesis de la sociedad dual se expresa en un plano más refinado
En este artículo examinaré dichas tesis sociológicas, pues tiene postulando una presunta dualidad entre el feudalismo y el capita-
muy amplia difusión el debate sobre parecidas tesis económicas lismo en los países latinoamericanos. En rigor, se afirma que en
equivocadas. gran parte de América latina existe un tipo de sociedad y de es-
tructura económica feudal, que constituye la base de grupos SO·
ciales y económicos regresivos y conservadores (es decir, la aristo-
cracia terrateniente, la oligarquía, los caudillos políticos locales,
La primera tesis: etcétera). Por otra parte, afirma la teoría, existen núcleos de una
economía capitalista, en los cuales encontramos a las clases me-
Los países latinoamericanos son ·sociedades duales dias empresarias, progresistas, urbanizadas. En esta descripción
está implícita la idea de que el «feudalismo» representa uri obs-
En esencia, ~sta tesis afirma que en los países latinoamericanos táculo para el desarrollo en los países latinoamericanos y debe ser
existen dos sociedades diferentes y en cierta medida independien- 'eliminado para dejar paso a un capitalismo progresista, que será
tes, aunque necesariamente vinculadas entre sí: una es arcaica, desarrollado por los capitalistas empresarios en beneficio del país
tradicional, agraria .y estancada o regresiva; la otra es moderna, en su conjunto.
urbana, industrializada, dinámica, progresista, en desarrollo. La No cabe duda de que en todos los países latinoamericanos existen
«sociedad arcaica» se caracteriza por relaciones personales y de grandes diferencias sociales y económicas: entre las zonas rurales
familia (de parentesco) ; por instituciones tradicionales ( compa- y las urbanas, entre las poblaciones indias y las no indias, entre la
drazgo, ciertos tipos de trabajo colectivo, ciertas. formas de domi- masa de campesino~. y las élites urbanas y rurales, y entre las re-
nación política personalista y relaciones patrón-cliente) ; por una giones muy atrasadás y las relativamente desarrolladas.
rígida estratificación de posiciones sociales asignadas (es decir, Pero estas diferencias no autorizan el empleo del concepto de
cuando la posición del individuo en la estructura social es deter- sociedad dual, por dos motivos principales. Primero, las relaciones
minada por. el nacimiento, con pocas posibilidades de cambio en entre las regiones y grupos •arcaicos» o «feudales» y los «moder-
vida) ; y por normas y valores que exaltan -o por lo menos acep- nos:. o «capitalistas» representan el funcionamiento de una sola
tan- el status quo y las formas de vida social tradicionales y he- sociedad unificad~ éuyos dos polos son parte integrante de la mis-
redadas, que según se dice constituyen un QhstáG\ile- -panr e! pen- ma; y segundo, estos dos polos se originan en el transcurso de un
samiento económico •racional». Por-otra parte, la «sociedad mo- solo proceso histórico.
derna» consiste supuestamente en el tipo de Jcelaciones sociales Tomemos el primer punto. Lo que importa no es la simple exis-
que los sociólogos denominan secundarios, determinados por ac- tencia de dos csociedades:o, o de una «sociedad dual:t -dos polos
ciones interpersonales que son motivadas por objetivos _racionales en contraste, en los extremos de un continuo socioeconómicD-'-,
y utilitarios, por instituciones de orientación func:ional y por estra- sino más bien las relaciones que existen entre estos dos •mundos»
tificaciones sociales relativamente flexibles, en las cuales la posi- y que los unen en un todo funcional. En la medida en que el de-
ción social se logra por medio 'ttel esfuerzo personal y se expresa sarrollo localizado de ciertas regiones de América latina se basa
en índices cuantitativos ( com9 el de los ingresos o el del nivel de en el empleo de mano de obra barata (¿y no es acaso principal-
educación) y por'ia -funclOñ social (como la ocupación). En la mente éso lo que atrae al capital extranjero a nuestros paísts?),
llamada «sociedad moderna» las normas y vallores de la gente las regiones atrasadas -las que proporcionan la mano de obra .,
tienden a orientarse hacia el cambio, el progreso, la innovación y barata- cumplen una función específica en la sociedad nacional,
la racionalidad económica (por ejemplo, los máximos beneficios a y no son simplemente zonas en las cuales, por un motivo o . por
los costos más bajos). otro, no se ha producido el desarrollo. Más aún, por lo general las
Según esta tesis, cada una de las dos sociedades que se enfrentan zonas arcaicas son exportadoras de materias primas hacia los cen-
en los países· latinoamericanos tiene su .propia dinámica car¡lcte- tros urbanos del país y hacia el extranjero. Como veremos más
rística. La primera, la «sociedad arcaica», tiene sus orígenes en adelante, las zonas desarrolladas de los países subdesarrollados fun-:-
la época colonial (o quizás antes) y conserva muchos elementos cionan como un mecanismo de bombeo; extraen de su hinterland
culturales y sociales antiguos. Cambia poco, o c•:>n suma lentitud. atrasado, subdesarrollado, los elementos que contribuyen a su de-
Por lo menos, los cambios no son engendrados desde adentro, sino sarrollo. Esta situación no es nueva en los países subdesarrollados.

16 17
Es el resultado de un largo proceso histórico que comenz6 con la siglo, en la producci6n de café en el sur y sureste del Brasil. Cada
expansión de la Europa mercantilista y colonialista. uno de estos ciclos trajo una época de prosperidad y erecimiento
Vayamos ahora al segundo punto, al proceso históJdco único que a la zona en que se producía. Cada uno correspondía, en su mo-
dio nacimiento a los dos polos de la sociedad latinoamericana. La mento, a una demanda. Y al cabo cada uno dejaba una economía
conquista de América launa se llevó a cabo principalmente en el estancada, subdesarrollada, atrasada, y una estructura social ar-
contexto de metas comerciales. En esencia, fue realizada por una caica. En una gran parte de Brasil, entonces, el subdesarrollo si-
serie de empresas mercantiles conjuntas (privadas y estatales). En guió al desarrollo, no lo precedió. El subdesarrollo de estas zonas
algunas regtones se crearon verdaderas zonas feudatles por medio es en gran medida el resultado cie un período anterior de desarro.:·
de encomiendas y mercedes (respectivamente, conce!>iones de mano llo, de corta duración, seguido por el desarrollo de nuevas activi-
de obra india y de tierras, con las cuales la Corona española re- dades en otras partes del país.
compensaba a los conquistadores) . Las poblaciones indígenas con- Este esquema puede observarse también en el resto de América
quistadas fueron sometidas a la opresión y explotación más brutales latina, principalmente en las zonas mineras que florecieron en una
por parte de los españoles. Del mismo modo, la esclavización de época y cuyas economías decayeron luego. Los ciclos económicos
los negros africanos en las plantaciones de azúcar del Caribe y en d~ la América latina colonial estaban · determinados en gran me-
el Brasil, que satisfacía las necesidades de una economía mercanti- dtda por los ·del mundo occidental. En América central, comuni-
lista orientada hacia los mercados de consumo europeos, no se ca- dades indias que ahora son cerradas, aisladas y autosuficientes no
racterizó por una economía cerrada, autosuficiente (como sucedió lo fueron siempre. Por una parte, los colonos desplazaron a las
en el feudalismo europeo clásico), sino que más bien satisfacía po~laciones indias, que fueron . empujadas a zonas inhospitalarias
las necesidades de la industria minera de exportación y de la y atsladas, en las cuales su nivel de vida qued6 reducido a la sim-
agricultura que abastecía a esos centros mineros o a los mercados ple sub~istencia; por ?tra parte, durante l~s periodos de depresión
europeos. ~conómtca las comumdades que antes habtan estado relativamente
Durante toda la época colonial, la fuerza impulsora de la economía mtegradas a la econonúa global se separaron del mundo y descen-
latinoamericana fue el sistema mercantilista-capitalista. Las colo- dieron a un nivel de subsistencia debido a la necesidad. Vemos
nias españolas y portuguesas eran grandes productoras de materias pues, que en términos históricos el desarrollo y el subdesarroll~
primas que abastecían, en forma directa o indirecta, a varios mer- están viculados en América latina, y que a menudo el desarrollo
cados europeos, y que de tal modo contribuyeron al posterior de- de una zona implica el subdesarrollo de otras. Vemos, además,
sarrollo industrial de Europa occidental. La econc1mía cfeudal,., que l~s condiciones «feudales,. responden en gran medida a las
si alguna vez existió, era •ubsidaria de los centros dinámicos -las necestdades de la metr6polis colonial y de la élite colonial a la
minas y la agricultura de exportación-, que a su vez respondían que difícilmente se puede definir como feudal. '
a lu nec:ealdadea de la metrópolis colonial. El tipo de relaciones que se estableció entre una metr6polis colo-
El {mico factor constante de la econom(a colonial era la búsqueda nial y sus colonias se repitió dentro de los propios países coloniales
de mano de obra barata -y el control de la misma- para las en ·l~s .relaciones que se desarro~laron entre unos pocos cpolos d~
empresas coloniales. Los colonos trataron primero de esclavizar a crecu~uento,. y el resto del pats. Lo que España fue para sus
laa poblaciones indígenas; luego se introdujo la esdavitud de los colomas lo fueron los centros del poder colonial en Nueva España
africanos. Después se aseguraron una mano de obra india servil (y en el resto de América latina) para las zonas exteriores atra-
por medio de una serie de disposiciones que iban desde la enco- sadas, que los rodeaban. . ' ·
mienda pasta la distribución forzada de los trabajadores indios. En verdad, las regiones atrasadas, subdesarrolladas, de nuestros
Las, condiciones de vida y de trabajo cfeudales,. de la mayoría de países han representado siempre el papel de colonias internas en
la población campesina india reducían al mínimo> los costos de relación con los centros urbanos en desarrollo o con las zonas
producción en la minería y en la agricultura coloniales. Por con- agrícolas productivas. Y para evitar la idea err6nea de que en los
siguiente, se puede considerar que el cfeudalismo• en las relacio- países l~tino~ericanos funcionan dos (o más) sistemas sociales y
nes de trabajo fue una función del desarrollo de la economía co- econ6m1cos mdependientes, nos proponemos describir la situaci6n
lonial en su totalidad, la cual a su vez formaba ·parte integral del en ténninos de colonialismo interno, y no en términos de csocie-
sistema mercantilista mundial. dades duales,.. Esto se hará más claro cuando analicemos .la si-
La economía colonial estuvo sometida a fuertes variaciones cícli- guiente tesis.
cas. En Brasil crecieron y luego declinaron, una tras otra, las
grandes industrias. Así sucedió con la extracción primitiva de ma-
dera, con la producción de azúcar en las grandes plantaciones de
esclavos del noreste, en la minería de la parte central del país, en
la extracci6n de caucho del Amazonas y por últim•=>, durante este

18 l. ~
4. A rnenudo la cdifusión» es apenas la extensión de los mono-
La segunda tesis: polios a las z?~as rurales, e~~ consecuencias negativas para un
desarrollo eqmhbrado y armomco. .
El progreso en América latina se produci¡rá, por la difu- 5. El proceso de difusión del capital se ha producido. de~de _las
sión de los productos industriales en las zonas atrasadas, zonas atrasadas hacia las modernas. La constante descapitahzac16n
de las zonas subdesa~rolladas de América latina acompaña. la mi-
arcaicas y tradicionales. gración de la parte más capacitada de la población fuera de las
zonas atrasadas, de los jóvenes con alguna educación .que bus~an
La tesis difusionista se encuen~ra en varios niveles. Algunos hablan mejores oportunidades en otras zonas. Lo que determma el ruv~l
de una cultura urbana -u occidental- que se dilfundirá gradual- de desarrollo o de subdesarrollo de estas zonas no es la presencia
mente por todo el mundo, y que poco a poco absorberá a todos los o ausencia de mercancías manufacturadas, sino ese flujo desfavo-
pueblos atrasados y primitivos. Otros hablan de los efectos de la rable hacia afuera de las zonas atrasadas.
modernización como si se tratara de una mancha de aceite que 6. Este proceso de cdifusi6n», al cual se le atribuyen tantos resul-
se extiende con lentitud h~cia afuera, a partir de un foco central. tados benéficos, viene produciéndose en América latina desde hace
Otros afirman que todos los estímulos para el cambio en las zonas 400 años, y aparte de ciertos puntos focales de crecimiento, el
rurales provienen necesariamente de las zonas urbanas. Para res- continente sigue tan subdesarrollado como siempre.
paldar estos argumentos se cita el hecho de que las radios de
tranllistores, las bicicletas, los dentífricos y la Coca-Cola puedan En realidad, la tesis correcta sería la siguiente: el progreso de las
encontrarse en los rincones más apartados del II!undo. zonas modernas, urbanas e industrializadas de América latina se
Esta tesill implica otras tres, que no siempre se formulan con tanta ha producido a expensas de las atrasadas, arcaicas y tradicionales.
claridad: 1) el desarrollo del sector moderno, que en esencia es En otras palabras, la canalización de capitales, rilaterias primas,
expansionista, acarrea ipso facto el del sector tradilcional y arcaico; alimentos abundantes y mano de obra proveniente de las zonas
2) la «transición» del tradicionalismo al modernismo es un proceso atrasadas permite el rápido desarrollo de esos polos o puntos fo-
actual, permanente e inevitable que eventualmente abarcará a cales de crecimiento, y condena a las zonas abastecedoras a un
todas las sociedaqes tradicionales; y 3) los propios centros del creciente estancamiento y subdesarrollo. Las relaciones de inter-
modernismo no son otra cosa que el resultado dle la difusión de cambio entre las zonas urbanas y las atrasadas son desfavorables
rasgos «modernistas» (tecnología, conocimientos., el espíritu del para e5tas últimas, del mismo modo que las que existen e~tre los
capitalismo y, por supuesto, el capital) que provienen de los paí- países subdesarrollados y los desarrollados en escala mundial son
ses ya desarrollados. La tesis puede considerarse equivocada, por desfavorables para los primeros.
los siguientes motivos:
l. Si bien es cierto que en los últimos años se h~L distribuido una
gran cantidad de bienes de consumo en las zonas subdesarrolladas,
ello no implica automáticamente el desarrollo dle las mismas, si La tercera tesis:
por desarrollo entendemos un aumento de la prodlucción de bienes
y servicios por habitante y del bienestar social general. Muy a La existencia de zonas atrasadas, tradicionales y arcaicas
menudo esta difusión de productos no es otra cos:a que la difusión
de la cultura de pobreza en las regiones atrasadlas, rurales, pues constituye un obstdculo para la formación de un merca-
no produce cambios institucionales fundamentale!l. do interno y para el desarrollo de un capitalismo progre-
2. La difusión de las mercancías industriales manufacturadas en sista y nacional.
las zonas atrasadas desplaza con frecuencia a florecientes industrias
o fabricantes locales, y por lo tanto destruye la base productiva de Se afirma que el capitalismo nacional progresista --ubicado en los
una parte importante de la población, con lo cual provoca lo que centros industrales y urbanos moderno!~--'- está interesado en la
se conoce como proletarización ru'ral, éxodo rural y estancamiento reforma agraria, en el desarrollo de las comunidades indias, en la
económico de esas zonas. elevación de los salarios mínimos pagados a los trabajadores agrí-
3. ~1 mismo proceso de difusión ha ~ontribui?o . al desarroll~ de colas y en otros programas de tipo similar. Esta tesis es errónea
una clase de comerciantes, usureros, mtermedianos, monopohstas por las siguientes razones:
y prestamistas en las zonas rurales atrasadas, en cuyas manos se 1. Con raras excepciones, en América latina no existe un capitalis-
concentra una parte cada vez mayor de la renta. regional y que, mo progresista o nacional, ni existen las condiciones internaciona-
lejos de constituir un elemento de progreso, repres;enta un obstácu- les que permitan su desarrollo. Por· capitali~o e progresista» y
lo para el uso productivo del capital y para el desa:rrollo en general. «nacional» entendemos el que está comprometido de palabra y en

20 21
los hechos al desarrollo económico independiente del país, es de- ria, crece con rapidez. Si · el m;rcad? intem? fuese en ve~da? . la
cir, de las masas de la población. Ello significaría la formulación fuerza impulsora de .}a burgues1a latmoamencana! los cap1t~hstas
y aceptación, por la clase capitalista, de una política económica mexicanos no buscanan, como lo hacen, oportumdades de mver-
que impulsara: a) una agricultura diversificada para el rnerc;ado sión en América central, o Brasil en Paraguay y Bolivia; no ex-
interno; b) la trasformación de las principales materias primas portarían millones de dólares anuales para ponerlos a resguardo
del país para su utilización en el país mismo; e) una creciente en bancos europeos o norteamericanos. Serían en cambio partida-
industrialización; d) una elevada tasa de reinversiones en la agri- rios de una política impositiva más equitativa, de márgenes ~e
cultura del país; e) una creciente participación del Estado en ganancia más bajos y de ma.yores ':olúmen;s. de venta, de pre~1os
grandes empresas económicas; f) un estricto 1:ontrol de las inver- más bajos para sus productos y mas altos mvel!!s de ,producción.
siones extranjeras y su subordinación a las necesidades nacionales; Pero en general no son partidarios de ninguna de esta6 cosas.
g) un estricto control de las exportaciones de capital y de las
ganancias; h) preferencia para las empresas de propiedad nacio-
nal sobre las compañías de propiedad extranjera; i) estricta limi-
tación de las importaciones innecesarias; j) estricta limitación de La cuarta tesis:
la fabricación de bienes de consumo no esenciales, y otros objetivos
similares. La burguesía nacional tiene interés en quebrar el poder
Esta política no se lleva adelante en la mayoría de los países latino- y el dominio de la oligarquía terrateniente.
americanos, y los que en uno u otro momento trataron de ponerla 1

en práctica sufrieron tremendas presiones políticas y económicas A menudo se ha dicho que hay un profundo conflicto de intereses
exteriores. La historia reciente de Brasil es un ejemplo de ello. entre la nueva élite (o la nueva clase alta) representada por los
Luego del golpe militar producido en ese país en 1964, y respal- modernos empresarios comerciales e industriales y la antigua élite
dado por Estados Unidos, la política económica anterior, que (o clase alta tradicional), cuya posici6? dest3;cada .deriv!l de la
había estimulado a un capitalismo progresista y nacional, fue arro- propiedad de la tierra. Aunque la anstocrac1a lat1fund1sta fue
jada por la borda en favor .de un control cada vez mayor en la eliminada por medios revolucionarios en algunos países latinoame·
economía por las corporaciones norteamericanas. Lo mismo suce- ricanos (pero siempre por el pueblo, nunca por la burguesía) , no
dió en la .Argentina, Chile, Bolivia y otros países. Con excepción parece existir un conflict? de intereses ent~e la ~!"rguesía y 1.:'-
de México (y en una ocasión, de Brasil) , la e burguesía nacional» oligarquía en los otros patses. Por el contrano, los mtereses agn-
de los países latinoamericanos no tiene suficiente poder o influen- colas financieros e industriales se encuentran a menudo en los
cia corno para hacer sentir de verdad sus intereses. rnis~os grupos econ6micos, en las mismas compañías y aun en
2. Hasta este momento -y en el futuro predecible- existe un las mismas familias. -
mercado interno importante en la población urbana, un mercado Por ejemplo, gran parte del capital l?rove~iente de los latif;mdios
que crece continuamente y que aún no está abastecido del · todo. arcaicos del nordeste del Brasll es mverttdo por sus duenos en
Por otra parte, en las mismas zonas urbanas hay un sector indus- lucrativas emF!resas de Sa~ Pablo. Y .en Perú las. grandes fami~ias
trial que trabaja a menos de su capacidad total, por motivos que de Lima, asoc1adas al capttal extranJero progres1sta, son tambtén
tienen poco ·que ver con el mercado interno, sino más bien con dueñas de los principales latifundios «feudales: de l?s Andes. N?
las ganancias; y durante mucho tiempo no lhabrá necesidad de hay motivos estructurales para que la burgues1a nactonal y la oh·
que esas industrias hagan algo más que · abastecer a las crecientes garquía · latifundista no se entiendan entre sí. Y en los casos en
zonas urbanas. O sea, que zonas metropolitanas corno Lima, Ca- que hay una posibilidad de conflicto de intereses (com? s~~ede
llao, San Pablo, Santiago y ciudad de México pueden crecer eco- con algunas leyes que benefician a un ~po y son pequd1~t~les
nómicamente hasta un futuro indefinido sin provocar necesaria- para el otro, por ejemplo), no f~lta el gob1erno bur~és o m1htar
mente ningún cambio fundamental en la estructura de las zonas que otorgue amplias compensaciones al grupo cuyos mtereses re· .
rurales atrasadas, las colonias internas. sultan perjudicados. ·
El problema del mercado interno es, en esencia, un problema de El lamentable espectáculo de algunas recientes •reformas agra-
distribución de ingresos. Los economistas y los soci6l~os hablan rias• es un eiemplo. Acuciados por la exP.eriencia ~ubana y pre·
a cada paso de la necesidad de incorporar al campesinado «atra- sionados por Estados Unidos, muchos goiS1ernos !atmoamencanos
sado•, de subsistencia, a la economía monetaria a fin de fortale- conservadores aprobaron, en la confer~ncia de Pun~ del ~ste en
cer el mercado interno e impulsar el desarrollo económico. Pero 1961, la proposición de que era. me.1or soportar ~terto ttoo. de
en ninguna parte de América latina es tan grande la . brecha reforma agraria que correr el pehgro de la revoluct6n campesma.
entre ricos y pobres como en las ciudades, en las que la población Mucha publicidad se ha hecho en torno de las crefonnas• colon;-
urbana cmarginab, desesperadamente pobre, de las villas mise- biana y .venezolana, y de las leyes o proyectos de reforma agrana

22 23
en Brasil, Chile, Ecuador, Perú y otros países. Cuando tales pro- latina, en la cual supues;ament~ ~te solo una aristocracia terra-
yectos no fueron enterrados en Jos parlamentos, en medio de teniente y jornaleros agncolas sm tie~a. A todos los demás ppos,
discursos (como en Chile), o eludidos por medio de chicanas le- desde los pequeños propietarios de oe~ras hasta 1~ po?lao6n ur-
gales o mediante barreras institucionales especialmente construi- bana en su conjunto, se los agrup~ baJo la de?<?~maciÓn general
das (como en Brasil, Ecuador y Perú) , los expertos admiten que de celase media". Mientras no eXlsta una ~efmiCiÓn clara ?e ese
lo que se hace (como en Colombia y Venezuela) es muy poco, término, la información respecto de las Virtudes .y. capaci?a?es
muy tardío, costoso, mal planificado y ejecutado, y que las ere- potenciales de esa celase media» será solo una opmiÓn subjetlva
formas:. son sencillamente insuficientes para coincidir siquiera de quienes la formulan. . d
con el crecimiento natural de la población campesina, y no . ha- 2. Muy a menudo el término celase media», es un ~ufemis~o ~
blemos ya de redistribuir la tierra o quebrar la estructura del celase gobernante». Cuando se ~~bla de los empresanos, los fm~n­
poder rural. Y ninguno de estos gobiernos está controlado por la cieros y los industriales en relac10n con el desarrollo de los paises
«aristocracia terrateniente" en tal-'medida que pueda decirse que latinoamericanos, se hace refere~CÍll; a una el~ <Jue. posee ~1 poder
la eburguesía" ·local se encuentra excluida de ellos. Muy por el en la sociedad, que ocupa la cuspide de la pmu~u.de .social, eco-
contrario. nómica y política, y que como tal adopta las declSlones gener~l,es
La desaparición de la oligarquía latifundista ha sido exclusiva- que afectan a esos países. En otras palabras, la clase en cuesoon
mente el resultado de movimientos populares, y no de .la acción no es en modo alguno cmedia».
de la burguesía. Ésta encuentra un buen aliado en la oligarquía Cuando lós autores liberales (como John J9hnson Y Robert J.
terrateniente en lo referente a mantener el colonialismo interno, Alexander, por ejemplo) exal.tan las virt.udes de e~ta «nueva"
lo cual en último análisis beneficia por igual a ambas clases sociales. clase en la política latinoamencana, es eviden~e que resu.l~ me-
nos molesto usar el término neutral celase media» que deflmr ~on
exactitud la naturaleza de este grupo que se encuentra en la. oma
de la estructura de poder como nueva clase gobernante o éltte de
• La quinta tesis:
poder. . 1 , 1 'd d
3. Esta tesis sobre la clase media .sugiere por o c?m~n a I ea e
El desarrollo latinoamericano es obra y creación de una una masa de población potencialmente mayontana, reclutada
clase media nacionalista, progresista, emprendedora y principalmente en las capas bajas de _la socied~d, y que. t~rde o
dinámica, y los objetivos de la política social y económi- temprano ocupará por completo al umverso s~CI~L Se msm?a que
ca de los gobiernos latinoamericanos deben consistir en en ese momento las clases altas ya no ~endran Import~ncia ec<;
nómica, ni las bajas importancia numénca. Nada po~na ser.~
estimular la «movilidad social» y el desarrollo de esa utópico o erróneo. El crecimiento del sector economico terciano
clase. no es una garantía de desarrollo, ni el cre~im~ento de los .s~~tores
sociales medios (ficción estadística) garantizara 1~ desapanc10n de
Es probable que no haya otra tesis sobre América ]atina más las desigualdades económicas y sociales de la socieda~l. Por ac.ele-
difundida que ésta. -La respaldan investigaciones, periodistas y po- rado que pueda ser el crecimiento de esas capas medias e~ latmo-
líticos; es el tema de seminarios y conferencias, de voluminosos américa en su conjunto, el crecimiento de los grupos de mgresos
libros, y uno de los supuestos, implícito pero fundamental, de la inferiores en el campo y la ciu?ad, P?r una. parte, y el de la
Alianza para el Progreso. Se ha convertido en un dogma virtual. minúscula capa de ingresos supenores, sigu~n siendo m~yores. .
Pero esta tesis es falsa por las siguientes razones: 4~ Los sectores que componen la clase media en s~ senodo restrm-
l. En primer lugar, el propio concepto de celase media" contiene gido -agricultores p~qu.eños y me~ianos, peq~enos hombres ?e
ambigüedades y equívocos. Si se refiere, como sucede a menudo, a negocios, empleados ·pubhcos, pequenos ei?presanos, artesanos, ~J.S­
grupos de ingresos medios, situados entre los dos extremos de de- tintos tipos de profesiol!ales, etc. (e~ decir, aquellos que trabaJan
terminada escala económica, entonces no se trata de una clase por su cuenta o que reciben un salano por labores no manua~es)­
social, sino de un conjunto estadístico. Pero por lo general el con- no poseen por lo general las c~rac_:terísticas. que se les atnbuye.
cepto se refiere a personas que tienen cierto tipo de ocupación, Por el contrario, dependen econ~~uca y socialmente de las capa~
especialmente en el sector tercian<;> de la economía -en el co- superiores· están vinculados pohtlcamente a la clase gobernante,
mercio o los servicios-, y casi siempre en las zonas urbanas. En son conse~adores en sus gustos y opiniones, d~fensores del s.tatus
este caso, se refiere a los trabajadores de cuello blanco, la buro- quo y solo buscan privilegios individuales. LeJOS de ser naciOna-
cracia, los hombres ~e negocios y ciertas profesiones. En ocasiones list¡s les agrada todo lo extranjero, desde las ropas imi?ortadas
el concepto se refiere también a determinados grupos sociales que hast~ el Reader's Digest. Constituyen un ver~a.dero refleJ.o de. la
no tienen lugar en el modelo estructural tradic:ional de América clase gobernante y obtienen sustanciales benefiCiOS de la SituaciÓn

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colonial interna. Este grupo representa el respaldo más importante 1 hecho de que lás revoluci~nes mexicana y boliviana se hayan
e · · · 1 ado•
L~!if!::~z; c~a;~~~;~~~n~~1~en estre~~~!c~~d~ol~c~fnl~f~!i~:
para las dictaduras militares en América latina.
5. A veces también se entiende el concepto celase media:. en tér-
minos de los hábitos de consumo de cierta parte ·de la población. tura económicda y poht~l_l- tx¡st~n;~~~otoras de un desarrollo eco-
Asi, por ejemplo, algunos consideran que el hecho de que los cam- terna que pue a ~onve 1r as e es su im ortancia numérica re-
pesinos compren cerveza en botella en lugar de chica o pulque, o nómico indepe~d.Iente. Unad~'!6~ y capaci~ad para adoptar como
de que la población urbana compre muebles o artefactos eléctricos lativa, y <;>t.ra d1stmta su con .1Clectar estructuras y procesos econ6-
a crédito, constituye un signo indiscutible de que hemos dado cl~se dec!Slo~es que pue~~fó~f el hecho de que los autores q~e
grandes pasos en la marcha hacia una civilización de celase media•. m1cos. Es d1gno de me 1 .d del crecimiento de la clase med1a
En América latina, nos dicen esos autores, todos ctienen las aspi- m~s apego muestr~n p~~ ~~p~~tancia a la circunstancia d~ que
raciones de la clase media:.. Es solo cuestión de tiempo para que
dichas aspiraciones se realicen. Esta afirmación es incorrecta por r:~g~:;ar?~fer?or~~~~u~n constituyendo la parte más ampha de
las siguientes razones. la población)atinoan:erdcafa. 1 s media tiende a velar el hecho
~~ ~~~ ~~tiA~é~;:~~:i~: e:is~e~:::~:::~ ~~s~i~~~~Jr~17~f~~~~~1
Una clase social no se define por los artículos que consume, ni el
nivel de las aspiraciones revela la estructura de las instituciones
soicales ni la calidad de las relaciones entre los grupos. La difusión entre grupos etmcos, ast, como 7 oamerica~os depende, en última
de artículos manufacturados tiene relación directa con el nivel Y económico de los pa:es lftl~, de dichos conflictos; Y que el
general de la tecnología, asi como con la demanda efectiva. La instancia, de la adecua a so ud~m (como los denomina un autor
mayoría de la población -en especial en · las zonas urbanas- crecimiento de los csectores.me 10~~nante en ciertas regiones, no
puede gozar en cierta medida de ese tipo de consumo, pero ello norteamericano) , alm9~e ~p:a~~s problemas. En ocasiones, ese
no exige ningún cambio fundamental en la estructura de clase, ni cont;ib.uyet apulaedseo lfecgl~~ in~lusive a postergar la solución y a~­
en las desigualdades de los ingresos, la posición social, el poder creclmlen o
político o las relaciones de trabajo. dizar los conflictos.
ti La creación de «aspiraciones» o «necesidades• de cierto tipo es,
cada vez en mayor proporción, el resultado de una poderosísima
industria publicitaria que ha impregnado todos los medios socia- La sexta tesis:
les. Los niveles de aspiraciones van en ascenso en todas partes,
pero lo mismo sucede con los niveles de las aspiraciones insatisfe- La integración nacional en América latina es el produc-
chas, y esto, como puede confirmarlo cualquier psicólogo, conduce
a crecientes niveles de frustración y a sentimientos de privación. to de la mezcla de razas.
De tal forma, las aspiraciones de la clase media podrían muy bien aíses ue tienen grandes problemas
convertirse en conciencia revolucionaria. Esta tesis es frecuente en P q 'ó de indios en la po-
Además, los estudios económicos han demostrado que en América . seen una gran proporc1 n
étmcos, 1os qu~ po oblación negra. Se afirma que la co1o-
latina la proporción de los salarios respecto de la renta nacional blación, y Brasll, con su p de A~érica enfrentó a dos grupos
--de los cuales depende la mayoría de la población- tiende a nización española Y p1tug~e~f. iones y que el proceso . de inte-
disminuir, en tanto que las ganancias y las rentas del capital de raciales importantes, os C1V1 1zacmezcla biológica y cultural. En
una minoría tienden a aumentar. Esta tendencia. que en los últi- gración nacional rep.resenta una que la ladinización ( acultura-
mos años ha sido acelerada por el proceso de inflación (especial- los países lat!no~m)encan~\ se ecr~~ proceso universalizador en el
mente en países como la Argentina, Brasil. Chile, Bolivia y Co- ción de los mdi?S cons 1 uy diferencias entre la minoría blanca
lombia), no coincide con la idea del crecimiento lento y armonio- cual desapareceran las grande~ . d'as Se dice que en la estruc-
so de la clase media. dominante y las masas c~rr;pesmas ~~e~e . un elemento biológico y
6. El fortalecimiento de la clase media, como meta de la nolítica tura social bipolar trad1C!Of!al ap holo o mestizo o mulato, se-
cultural intermedio -el ~~~ ~~· ~ ~esen~ia• de la 'nacionalidad Y
1
·social, no está destinado, en esencia, a estimular el desarrollo eco-
nómico de un país, sino más bien a crear una fuerza política
1
gún sea el caso--, lport~ t . d s necesarias para el progreso en los
capaz de apoyar a la clase gobernante existente, y de servir como poseedor de toda~ as V1r u e
paragolpes en las luchas de clases que ponen en peligro la estabi- -países latinoamencan?s. . e la mezcla biológica y cui-
lidad de la estructura social y económica existente. Los ideólogos La falacia de esta t;s1S cons1st\en q~rtes de América latina) no
de la clase media se han lamentado de que esa clase no fuese lo tural (proceso co~un en mue b~s p la estructura social existente.
bastante fuerte en Cuba como para oponerse a la revolución so- representa P.~r sí m1~ma lun cam 10 ~~eso objetivo, y el nacimiento
cialista. Por otra parte, anotan en el crédito de la celase media• La integrac!On nac1ona' como pr

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de una conciencia nacional, corno proceso subjetivo dependen de
ractores estructurales (es decir, de la naturaleza de' las relaciones correcto, y en especial si. es válido :1 conc~pto d~ «colonialismo
e?tr; !os hombres y entre los grupos sociales), y no de los. atributos interno», entonces las estructuras sociales existentes y sus actuales
b10log¡cos o cu!turales de ciertos individuos. La integración nacio- tendencias en América latina no favorecen «naturalmente» esa
nal (en ~1 sentido de plena participación de todos los ciudadanos alianza ideal, aunque no negaré sin más ni más su posibilidad. !¡a
en !os mismo~ valores cu}tu.rales, y de relativa igualdad de opor- experiencia histórica reciente no muestra un solo caso en que ~sa
tumdades sociales y economicas) se logrará en las zonas indias no alianza .se haya producido en la práctica: ~a revolución campesma
con el desarrollo de una nueva categoría biocultural sino co~ la mexicana tuvo lugar cuando apenas eXIstl~, una ~l~se obrera ur-
desaparición del ,colonialismo interno. En las colonia; internas de bana digna de mención. Aunque la ~evoluc10n .boh~Ia~a f.ue gran-
nues~ros países, los mestizos (o población con mezcla racial) son, demente beneficiosa para los campesmos, constituyo prmctpalmen-
en rigor, representantes de la clase gobernante local y regional te la obra de los mineros del estaño y de una élite intelectual. Los
que ~yudan a mantener a la población india en un estado d~ revolucionarios cubanos lograron el respaldo de la clase obrera
opr~sión. No tienen el menor interés en una verdadera integración urbana organizada, solo hacia el final del. levantamiento armado,
~ac10nal. Por otra parte, en los centros urbanos cada vez más cuando estaba asegurada la caída de ~atista. La clase. obrer~ de
II?porta~t~s, la poblac;ión rural inmigrante, a menudo de raza in- San Pablo (la más grande concentración de obrer?s mdustnales
dia, es rap1damente «mtegrada:o desde el punto de vista nacional· de Brasil) ha elegido siempre a los ~obernadon;s mas conservado;
pero ello se debe más bien a las posiciones que OC\lpa en la es~ res -aunque cpopulistas:o- del pats, y por ct~rto que n~ logro
tructura de clases, y no al proceso de mezcla racial. unir sus fuerzas a las de los obreros rurales relatiVamente bien or-
Lo que. e~ ~ás, 1~ tesis de la mezcla de razas oculta' muy a menudo ganizados del nordeste para salvar al régimen .democrático de Gou-
un preJUICio .t;acista (que puede ser inconsciente). En los países en lart del derrocamiento militar. En la Argentma los obreros urba-
q,ut; la mayona ~e l.a. población tiene rasgos indios, la mezcla bio- nos organizados (peronistas o antiperonistas) ~o pudieron o no
logic~ ,de razas SI~mfica el «blanqueamiento», y en ese sentido, la quisieron establecer una alianza ~on .los c~~esmos y los obreros
mez:¡c!o.n de 1~~ v~rtudes de las mezclas raciales oculta en realidad rurales. En otros países la expen:enc1a es srmtlar. , . . .
_preJUICios antnndws. Se puede encontrar el mismo prejuicio en la En el futuro, a medida que la mayor parte de Ame~tca lati?a se
•7;sión cultural de. est~ teoría; en. ve:dad, representa la desapari- vuelva cada vez más subdesarrollada y cada vez mas dommada
cwn de la cuJt.ura mdi.a. Por consiguiente, hacer de la mezcla de por Estados Unidos, por mediC? de ~egímene~ militares o seu.dode-
razas el reqmsito previo para la integración nacional condena a mocráticos es posible que la s1tuac16n cambie. Muchos gobternos
los in.dios de América, un grupo cuyos componentes son decenas continuarán tratando de llevar a cabo cierto tipo de reforma agra-
de millones, a una lenta agonía cultural. ria, y sin duda las fuerzas políticas de la i~9uierda seguirán pre-
sionando por ella en todas partes. En relac10n con esta~, reformas
agrarias (sean ellas los primeros pasos de una r~voluc10n dem~­
crática o la acción postergadora de una burgue.s1a. cada vez mas
La séptima tesis: atemorizada) resulta pertinente subrayar los SI~tentes pu~t<;>s:
1. Uno de los paso~ indiscutibles de y>~~ revol~c10n democrattca
E! progreso en. América latina solo se producirá por me~ es la reforma agrarta. Pero la adqulSl';lon de tlerr3l ,-por el cam-
pesinado, med!ant~ una ref~rma agrana no colectiVIsta, los con-
dzo de una alzan:a entre ~os o~reros y los campesinos, vierte en propietarios cuyos mtereses de clase son los de los otros
como consecuencza de la zdentzdad de intereses de las propietarios territoriales. .
dos clases. 2. Los intereses objetivos de lo~ campesmos y l?s obreros no ~on
idénticos en lo que respecta a la r~fm;na ~gr~n~ .. Por lo comun,
No podemos terminar este análisis de América latina sin referir- una reforma agraria implica una d1smmuc10n IniCial de las ~ntre­
nos a una tesis que tiene bastante vigencia en la izquierda ortodo- gas de alimentos a las ciudades,, y ~a c~~se o~re~a es la p~1~era
xa., Sobre la b~se de las ~e~rías desarrolladas por Lenín y Mao en sentir los efectos de dicha dismmucton. Sigrufica tambten la
Tse:t~ng, s~ di~e que el exlto de la revolución democrática en canalización de las inversiones públicas hacia los sectores rurales,
Ar~enca latma .depende de la capacidad de la clase obrera y cam- con el consiguiente perjuicio para el sector ur~~no, que ~omo he-
pesma para forJar un frente común contra la burguesía reacciona- mos visto es casi el único sector que se beneflcta en reah~ad con
ria y contra el imperialismo. el desarrollo económico en una situación de colonialismo mtemo.
Aunque esto puede ser correcto como ideal revolucionario o como 3. La lucha de la clase obrera urbana (que es polític~mente .más
la "?-eta deseada para la organización y la acción políticas es poderosa que el campesinado) por mayores ~alanos, mas y meJores
prectso señalar que si el análisis de los seis puntos precedente~ es servicios públicos sociales, controles de precios~ ~te., no enc:uentra
apoyo en el sector campesino porque los benefiCIOS que obtiene la

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.' . 1 !anos económico, político, social y cul-
clase obrera d~t~ esa manera son logradas por lo general a costa de relacton que eXl~t:a~e ~~da de que los gobi~rnos pr?g=resist.as ,rue-
la agricultura, es decir, de los campesinos. tural. Aunque ~ . d. d de naturaleza parctal y hmttada
En Iatinoamérica casi la mitad de la población económicamente den adoptar dtve~sas me 1 . as . , la única solución, a la larga,
activa trabaja en la agricultura, y sin embargo el sector agrícola para poner remed.~~ a ~;ta slt~icton~lítica del campesinado «colo-
parece ser la movthzaclOn socta y p . b t llas aparte del
recibe poco más del 20 por ciento de los ingresos totales, y su
parte en la renta total ha venido declinando con mucha mayor nizado•, q~e tendrá que enta~~a~rs~~ ~~o~:~~zaa te r~cibir de los
rapidez que su proporción respecto de la población total. La for- apoyo hab~tu~.~~= deuf~~n~~e~tualidallos estudiantes y la clase
mación de capital es mucho más importante en el sector no agrí- sectores ex re 1 • • • los gobiernos que reco-
cola, y las inversiones privadas (en servicios públicos, educación, obrera. Es preciso señallar que ~~ s~q~:rfa reforma agraria están
salud, seguridad social, etcétera) benefician principalmente a las nocieron formalmente a. ne~esl a · · de . endientes.
poblaciones urbanas. dispuestos a tolerar orgad~tzac!O~es r:~,;eps~~:~~~ /t1o no significa
En otras palabras, la clase obrera urbana de nuestros países es El mito de la clase me ¡a es o ra . d' t gan
que los hijos diplomados de las c~p::r~~ll~~=s~~ ;:ís~oE;~r~~able
también beneficiaria del colonialismo interno. Esa es una de las
razones de que en América latina no exista un movimiento obrero u
n papel que representar en e e1 .
d llos dirijan las próximas revoluciOnes campesmas.
·
verdaderamente revolucionario. que a1gunos e e . , d' · · do la industria del pe-
4. En la Inglaterra del siglo XIX, la expulsión de: los campesinos
de la tierra y su migración a las empresas industriales representó ~r~~e~~)~es;~fin~~~~ ~~~~~r:}oss:~!if:~1;ls,p~~bl~~:e~~d~~c~~i~
· una disminución de su nivel de vida; en la Rusia zarista la movi- las ~atde~sasydbeentl:Eci~s.de qa~ie~ se manejarán esas organizacione~.
lidad rural-urbana estaba estrictamente limitada, y · la alianza en m ere . · · f capaz de ver mas
obrero-campesina se llevó a cabo en el campo de batalla; y en la Y ~ndese sentid~ 1~~~\~t~. ~~f~~" d~:u~~t~~~ 1~~ millares de téc;li-
China popular esa alianza se forjó en la lucha contra los invasores ~~: y ep~~f~~~~~es latinoamerica~os que emigran todos los anos
japoneses. En franco contraste con todos estos ejemplos, la mi• d U 'd a puestos meJor pagados. .
gración rural no solo es posible para los descontentos del campo a Esta os ~~ os y . Améria latina una creciente conclen-
en América latina, sino que en la mayoría de los casos representa ~n la actuahda~se~~~~r:~ de la población, en cuanto a cuáles son
una mejora de la situación económica y social (aun en las favelas, cta, endtredteordososobstáculos para el crecimiento soci.oeconómico y para
las J:Atriadas, los ranchos o las colonias proletarias -las villas mi- los ver a , . L saben pensar
seria- de las ciudades latinoamericanas), en comparación con la el desarrollo pol~ico de:~~:Stl~~~· f=~t~;::o~:taJ~se tales como la
situación que existe en el campo. Se puede teorizar que la concien- ~fJ~:o~~p~~c~:so~"~e~el tradicionalismo del campe.sinado», ~~a
cia revolucionaria de los campesinos aumenta en proporción in- . 'n• y e la heterogeneidad cultural y racial»' que -
superpoblacto t d' sos · Tienen cada vez
versa a la posibilidad de su movilidad social asc1endente, y que
dicha proporción regiría con mayor fuerza aun si esta última davía tienen vigencia entre a1g~nos es u t d'~ámica de la socie-
implica también la movilidad geográfica. más conciencia de la estructdural mtelrn';l, y dae dependencia de esta
d d t 1 or supuesto e a re aclOn f ,
5. Podemos también suponer que cuanto más intenso sea el colo- a .e~oa~ 'r!;p~cto de la ~etrópolis industrial, es decir,, del. enr
nialismo interno en América latina (es decir, cuanto mayor la di-
ferencia entre la metrópolis y sus colonias internas) , más se redu-
:~~o del imperialismo y el neocolonialismo. Es~ c~n~e~cla. ~
puede conducir a un análisis más profu~do y refma o e a Sls u~e
:o
cirán las posibilidades de una verdadera alianza política entre ción latinoamericana, y a nuevos y mas correctos programa
obreros y campesinos. El ejemplo de los recientes acontecimientos
en Brasil y Bolivia ilustra este punto. acción.
El cuadro precedente de América latina podría parecer excesiva-
mente pesimista. En ese <:aso, lo es sólo porque el que nos propor-
cionan los «expertos• que perpetúan las siete falacias es optimista
y carente de sentido crítico, y conduce con facilidad a una subesti-
máción de las tremendas tareas que América latina tiene hoy ante
sí. Es posible que el mayor obstáculo para el desarrollo económico
y social de América latina (y no para el crecimiento localizado)
sea la existencia del colonialismo interno, una relación orgánica,
estructural, entre un . polo de crecimiento en desarrollo, o metró-
polis, y su colonia interna, atrasada, subdesarrollada y en subde-
sarrollo. Con suma frecuencia, ni siquiera los mejores intenciona-
dos fonnuladores de programas polít1cos tienen conciencia de esta

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