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MAR

DE FONDO

De Naolli Eguiarte y Alejandro García
































Teatro
Mar de fondo Obertura

Obertura

Están tres hombres en fila. Tienen los ojos cerrados. Con la mano derecha dibujan el
inexorable andar de un tren que va de su costado derecho al izquierdo; hacen sonido
de tren al andar. El tren llega a la estación; bajan sus manos y comienzan a ver, a ojos
cerrados, gaviotas en el cielo: las señalan, las llaman. Se hace de noche en esta acción.
Ahora están solos. Tienen frío.

Cuando el tren llegó a su destino, a lo lejos, comienza a escucharse, con eco, como
viajando en el tiempo, un poco deformado, el coro de la canción 17 años de Los Ángeles
Azules: como si la bailaran en un salón lejano unos desconocidos.

Por encima y por debajo de los hombres hay 2 pantallas que titulan y subtitulan el
cuadro.

En cuanto los hombres llegan al momento de la partitura de acción en que tienen frío;
en la pantalla de arriba dirá:

“Vamos a hablar del amor”

Desaparece ese letrero. Y en la pantalla de abajo dirá:

“Pero ninguno de nosotros sabe lo que es eso”

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Mar de fondo El mar

El mar

Mirando al mar, Lucy. Saca un cigarro, duda en encenderlo. Llega Blady y se para junto a ella.

Es el amanecer.

Lucy: Esto ya no significa nada para mí.

Blady: Sólo se pueden ver las latas de cerveza flotando entre espuma amarillenta.

Lucy: Aún así puedo pensar que la imagen conmueve a alguien.

Blady: A nosotros, no.

Lucy: Quizá a ti sí. Escucha: eres los ojos de una res a punto de ser llevada al canal.

Blady: Me encanta.

Lucy: Si supiéramos.

Blady: Por favor, Lucy.

Lucy: ¿Qué?

Blady: Vas a empezar con tus cosas, con tus memorias de un tiempo más sencillo.

Lucy: Me gusta recordar cuando éramos sólo nosotros dos.

Blady: Pero así no ganamos nada.

Lucy: ¿Seguro?

Silencio. Ella fuma.

Blady: Antes la arena era blanca, ahora es café. La playa…

Lucy: Café con leche. Arena café con leche.

Blady: ¿Hace cuanto que no sale una ballena?

Lucy: Las ballenas son llaveros. Sólo eso.

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Mar de fondo El mar

Blady: ¿Y nosotros?

Lucy: Una moneda vieja olvidada en unos jeans manchados de cloro. No te rías.

Blady: Me encantaba ver tus dientes, tus lágrimas de risa.

Lucy: Odiabas verme comer.

Blady: Terminaba tus platos.

Lucy: Y yo, como una desesperada, me salía de los restaurantes a fumar.

Blady: Quizá si yo hubiera fumado…

Lucy: Nos estaríamos desintoxicando. Seguro.

Blady: Pero estamos aquí, Lucy.

Lucy: Otra vez, otra vez. (Saca humo.)

Blady: Dime algo de lo que te acuerdes.

Lucy: Ya no quiero acordame. (Pausa.) Bladimir…

Blady: Nunca me decías así. Me suena raro. Mira, me suena raro mi propio nombre.

Lucy: Esto que ves no es lo que quieres. No es lo que quiero. No es lo que somos. El

petróleo se apodera de cada grano de arena en esta playa y los plásticos flotan en la

espuma densa y amarilla. Ya no estamos listos para nadar, ya no tenemos los grandes

pulmones para sumergirnos en el agua hasta que estallen los tímpanos. Explotamos

antes de que pudiéramos hundirnos más, antes de llegar a ver las cavernas donde viven

las anguilas eléctricas.

Silencio. Lucy prende otro cigarro. Blady se lo quita, lo va a tirar, pero se detiene. Blady fuma.

Blady: Pensé que tú y yo…

Lucy: ¿Me das mi cigarro?

Blady le da el cigarro. Silencio.

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Mar de fondo El mar

Blady: La habitación está pagada hasta el jueves.

Lucy: El jueves es un buen día. Pienso en jueves y veo azul; veo azul y me acuerdo de

mí llorando frente a un espejo.

Blady: Jueves es un buen día.

Lucy: También nací en jueves, ¿te había dicho?

Blady: No.

Lucy: Mientes.

Blady: ¿Y dónde naciste?

Lucy: Te lo conté todo, Bladimir.

Blady: Nunca me decías Bladimir.

Lucy: Nunca me has dicho Lucia.

Silencio. Una ola grande rompe en la costa. La espuma amarilla llega a los pies de la pareja. El

mar les deja cosas.

Blady: ¿Qué es eso? ¡Cuidado, no lo toques!

Lucy: Parece un pulpo…

Blady: Está podrido… apesta.

Lucy: Se hinchó. ¡No lo patees!

Blady patea el pulpo podrido.

Lucy: Qué asco.

Blady: ¡Qué náusea!

Lucy voltea a ver a Blady.

Lucy: ¿Puedes hacerlo? Por favor, necesito terminar con esto.

Blady: ¿Para qué?

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Mar de fondo El mar

Lucy: Por favor. Hazlo ahora, nadie nos mira. No vamos a provocar lástima ni serás

objeto de abrazos piadosos. Hazlo. (Pausa. Blady no se mueve.) El jueves me voy, y hoy,

por primera vez, voy a dormir sola. Lo sabemos.

Blady: Por primera vez voy a tomar un autobús a la ciudad, yo solo. Por primera vez

voy a salir del metro y voy a luchar con un taxi. Ahí voy a olvidar mi maleta, al

bajarme a prisa en medio de una calle saturada de autos. Por primera vez no voy a

saber con qué llave abrir y el llavero, con una ballena de recuerdo, se me va a caer al

piso. Por primera vez voy a subir la escalera al departamento, sabiendo que ahí no vas

a estar y que tampoco vas a llegar. Voy a orinar con la puerta abierta y no voy a bajar

la tapa y tampoco voy a limpiar las salpicaduras de nada. No me voy a lavar los

dientes antes de irme a dormir. Y en la noche, cuando despierte por la pesadilla que

me estaba asechando desde hace años, voy a abrir los ojos buscando tu abrazo, y no

vas a estar. No vas a estar al otro día, en el desayuno de nada. No vas a estar en el la

parada del autobús, y no me vas a alcanzar a media calle para darme un beso.

Lucy: Sólo hazlo… por favor.

Blady se hinca en la arena.

Blady: Lucy…

Lucy: ¿Sí?

Blady: ¿Quieres casarte conmigo?

Lucy niega con la cabeza. Oscuro.

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Mar de fondo Música

Música Víctor: Víctor


Julia: Catalina
Interior de una casa. Víctor se quita el saco antes de sentarse en un sillón. Sus manos estiran su

rostro y suspira largamente.

Víctor: ¡Estoy listo, cuando quiera!

Entra Julia.

Julia: ¿Cuándo se te va a quitar esa mala costumbre de hablarme de usted? (Sale.)

Víctor: ¡Perdón… Julia!

Suena, de manera espectacular, la suite para cello solo no. 6, de J.Bach, Prelude. A los 20

segundos Víctor se levanta, exasperado.

Víctor: Está bien, ya está bien, PÁRALO POR FAVOR.

La música se acaba. Entra Julia.

Julia: ¿Hay algún problema?

Víctor: Sí, muchos.

Julia: No entiendo.

Víctor: No debí venir. Esto fue un error, Julia. Lo siento.

Julia: Todo iba perfecto… tú dijiste que querías venir.

Víctor: Es que… mírate.. te ves… no sé, y yo… No quiero esto, Julia. Somos

compañeros y yo no… quizá lo estoy mal interpretando todo, pero… digo, fuimos a

cenar y todo fue excelente, pero creí que era un trabajo, ¿sabes? No quiero herirte. Así

que lo mejor será…

Pausa. Víctor se pone el saco.

7
Mar de fondo Música

Julia: No puedes herirme. Se hiere a las personas que importan.

Víctor: Lo sé.

Julia: ¿Cómo me podría herir el cerrajero o el que atiende la caja del banco? Sus

palabras son humo para mí. Ellos dan un servicio y yo obtengo lo que quiero, ellos

reciben su pago… el mundo sigue su curso.

Víctor: Yo no soy un cajero.

Julia: Eso espero. Víctor, desde el principio fui muy clara. Esto es sobre la música.

Víctor: Sí.

Julia: Sólo de la música. En la cena hablamos de música.

Víctor: Sí, pero… hay algo más… ¿no?

Julia: Víctor, quiero que esto quede muy claro.

Víctor: Sí, me gusta la claridad.

Julia: Esto es sólo sobre la música. No hay ninguna posibilidad de que me hieras o de

que me hagas feliz. Esto es trabajo, Víctor.

Víctor suspira aliviado.

Víctor: Me alegra que lo digas.

Julia: Así que hablemos de música. Hablemos de Bach.

Víctor: Sin duda es más interesante que tus cajeros de banco y futuros ladrones de cajas

fuertes.

Julia: Cerrajeros. Dije cerrajeros.

Víctor: Sin duda.

Julia: Hablemos de Bach.

Víctor: Lo que escuchamos no es Bach.

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Mar de fondo Música

Julia: El disco dice que es Bach.

Víctor: Pues no, no es.

Julia: Pero ahí dice.

Víctor: No es.

Julia: ¿Y qué es?

Víctor: Es una cosa horrible.

Julia: Justifícate, genio.

Víctor: Hay un error garrafal apenas en el catorceavo compas.

Julia: (Ríe.) ¿Por qué no dices compas catorce?

Víctor: ¿Qué?

Julia: Es lo normal, todo el mundo dice el compas número catorce, el compas número

dos… el director de orquesta dice, y lo he escuchado: ¡vamos desde el compas

cincuenta y cinco! Nadie dice, vamos desde el sexagésimo primer compas…

Víctor: Siguiendo tu lógica se diría, aunque suene mal… ¡vamos desde el compas

sesentaiunavo!

Julia: Para, por favor.

Víctor: Yo no he iniciado nada.

Julia: Estás aquí, eso es empezar algo.

Víctor: Vine engañado.

Julia: Yo vine por la música. Tú, hasta donde sé, también.

Víctor: No tenemos la confianza como para que venga a escuchar música a tu casa.

Julia: ¿Por qué no? Nos conocemos desde hace más de un año, Víctor.

Víctor: No te creo.

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Mar de fondo Música

Julia: Hace más de un año que nos vemos.

Víctor: A un nivel académico.

Julia: Somos compañeros de clase.

Víctor: Ya sé.

Julia: Y has mejorado mucho.

Víctor: No te burles.

Julia: Ay, cómo me acuerdo de tu misterio.

Víctor: No te burles, Julia…

Julia: Odiabas que la gente te viera entrar o salir del salón. ¿Vergüenza?

Víctor: Voy a esa clase por prescripción médica. Eso es todo, no me gusta.

Julia: Claro. (Pausa.) ¿Quieres algo de tomar?

Víctor: ¿Por qué no habrías de creerme?

Julia: Te creo. Supongo que te gusta el vino.

Víctor: Me gusta el vino.

Julia: Si le apasiona tanto la música, tiene que gustarle el vino. Eso pensé, Víctor.

Víctor: ¿Por qué pensaste eso?

Julia: Porque necesitaba que vinieras a mi casa.

Víctor: A escuchar música.

Julia: Sí. Tengo que entregar un reporte sobre ese disco. (Pausa.) Al periódico. No

pongas esa cara… Víctor, trabajo en un periódico. Lo digo todos los días en clase, les

llevo a todos periódicos y los dejo en la mesita.

Víctor: No… no sabía. Un reporte… ¿de qué?

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Mar de fondo Música

Julia: Sobre Bach, por su 261 aniversario de nacimiento. La universidad va a dar un

concierto y parte del programa es la suite que te puse. ¿Quieres vino?

Víctor: Por favor.

Julia sale por el vino.

Julia: (Desde fuera.) Es tinto, español. De la Rivera del Duero. ¿Está bien?

Víctor: Sí… ¿Cuándo?

Julia: (Entrando con las copas.) ¿Qué?

Víctor: ¿Cuándo van a dar ese concierto, qué cellista viene, por qué sabes, por qué el

261 aniversario, por qué vino tinto, por qué no me dijiste nada de esto? ¿QUÉ

SENTIDO TIENE ESO? No, no… insisto en que esto es mala idea. (Se dispone a irse.)

Julia: Víctor, Víctor… está bien. Ya sé lo que estás pensando, y está bien. No te

angusties. Aquí no vamos a hacer yoga, no estamos en un lugar público y no tenemos

que hacer nada que no quieras. ¿Bien?

Víctor: ¿Qué no quiero?

Julia: No sé. ¿Ayudarme?

Víctor: Quiero ayudarte.

Julia: Estabas por irte.

Víctor: Sí. Perdón. (Pausa.) Vine por la música. Sólo eso.

Julia: Sé que a veces puede parecer que quiero otra cosa. Siempre me pasa.

Víctor: ¿Cómo, Julia, cómo otra cosa?

Julia: Como si te dijera, dame la copa de vino, y en realidad te estuviera diciendo,

dame un beso, Víctor, por favor. Pero sí quiero el vino. (Breve pausa.) Víctor… ¿me das

el vino?

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Mar de fondo Música

Víctor: Y eso te pasa… ¿es frecuente, ese, ese… mal entendido?

Julia: Muy frecuente. Pero nadie hace lo que tú haces.

Víctor: ¿Qué cosa?

Julia: La mayoría intenta seguir el juego que creen que yo propuse. Y todo se pone

muy raro. Me dio gusto que te quisieras ir.

Víctor: Claro. (Bebe de su vino.) Perdón… ¡Salud! (Chocan las copas y se miran.)

Pausa.

Julia: Bueno… ¿pongo el disco?

Víctor: (Dudando.) Sí.

Julia: (Sonríe. Se levanta, avanza unos pasos y se vuelve para mirar a Víctor que está sentado.)

Víctor… creo que es mejor que te vayas. No nos vamos a entender.

Música, y Víctor inicia la salida.

Reversa. Víctor regresa a la silla, Julia sale con los vinos. Vuelve a sentarse junto a Víctor y la

escena transcurre como si no hubiera terminado.

Julia: Claro. ¿Quieres algo de tomar?

Víctor: ¿Por qué no habrías de creerme?

Julia: Te creo. Supongo que te gusta el vino.

Víctor: Me encanta el vino.

Julia: Si le apasiona tanto la música, tiene que gustarle el vino. Eso pensé, Víctor.

Víctor: Me gusta como piensas.

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Mar de fondo Música

Julia: A mí también.

Víctor: ¿Cómo pienso yo? O… ¿cómo piensas tú?

Julia: Tengo que entregar un reporte sobre el disco. (Pausa.) Al periódico. Víctor,

trabajo en un periódico.

Víctor: Lo sé. Lo leo todos los días. Me gustan tus notas. Oye, oye… esto ya había

pasado.

Julia: ¿De qué hablas?

Víctor: De pronto me sentí… como si todo diera vueltas… un déjà vu… ¿sabes?

¿Fuimos a cenar?

Julia: No creo en el déjà vu.

Víctor: Olvídalo. Me imaginé que ibas a escribir un artículo…(Aquí inicia el siguiente

diálogo de Julia.) …sobre Bach.

Julia: Sobre Bach… (Ríen.) Por su 261 aniversario de nacimiento.

Víctor: Sí. La universidad va a dar un concierto, ¿no?

Julia: Y parte del programa es la suite que puse. ¿Entonces… vino?

Víctor: Por favor. ¿No te parece raro que elijan el número 261 para el aniversario?

Julia: Rarísimo.

Julia sale por el vino.

Víctor: Todo es extremadamente raro este día.

Julia: (Desde fuera.) Es tinto…

Víctor: Me encanta el tinto.

Julia: (Regresa.) ¿Estás bien?

Víctor: Sí, de pronto me sentí muy bien. Muy bien.

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Mar de fondo Música

Julia: Este no es el Víctor que conozco. (Sale.)

Víctor: Es uno que no habías visto. ¿Te agrada?

Julia: (Entrando con las copas y la botella.) Espero que te guste.

Víctor: (Toma su copa.) Salud, Julia.

Julia: Salud, Víctor.

Víctor se acerca a Julia y la besa. Todo debe ser muy sutil. Luego, a la mitad del beso, música:

Bach, suite para cello solo, No. 6, Gavotte II. Durante la música se separan, lentamente, se

miran, apenados.

Julia: Perdón, yo…

Víctor: ¿Qué? ¿No te gusta? (Él intenta besarla de nuevo.)

Julia: No, no… espérate…

Víctor: ¿Qué pasa? Pensé que esto es lo que querías.

Julia apaga la música.

Julia: Es como si siempre tuviera que ser así.

Víctor: ¿Qué cosa? Me gustas mucho, Julia. (Pasa sus manos por la cara de Julia.)

Julia: (Se aparta.) Perdón, no quise… nunca me imaginé que tú…

Víctor: ¿No?

Silencio. Beben de sus copas. Víctor termina el vino.

Julia: ¿Quieres otra…?

Víctor: Si me ofreces otra, no es vino lo que ofreces, Julia.

Julia: ¿Entonces?

Víctor: ¿Me ofreces vino, sí o no?

Julia no dice nada. Víctor toma su saco, la besa en la frente y se va.

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Mar de fondo Música

Reversa con música. Víctor deja el saco en una silla. Los dos de pie en la sala. Julia está muy

exaltada. Víctor, desesperado.

Julia: (Harta.) Estamos de acuerdo. No sé por qué tantas vueltas.

Víctor: (Desesperado.) Lo que te quiero decir es que en el compas catorce, apenas en ese

compas que anuncia la grandeza de la pieza, ya hay un error.

Julia: No tienes que gritar.

Víctor: ¿Por qué no? El interprete, o mejor dicho, el asesino de la música que se atrevió

a grabar… eso… no tiene el más mínimo respeto por Bach, por el cello, por nada.

Julia: ¿Y por qué?

Víctor: (Furioso.) Pon de nuevo tu disco.

Julia saca un control remoto y activa la música que empieza en el segundo 21. La música suena

muy fuerte.

Víctor: NO, NO, NO… DESDE EL PRINCIPIO, JULIA…

Julia: (Sin comprender por el volumen de la música.) ¿Qué?

Víctor: ¡JULIA!

Julia: ¡QUÉ!

Víctor: DESDE EL PRINCIPIO, PRIMER COMPAS…

Julia: (Pone STOP a la grabación.) Muy bien. (Pone PLAY a la grabación.)

Víctor: (Escucha la música.) Ahí… Ahí… (Hace ademanes y se mueve con dolor al escuchar

las supuestas fallas.) Y ahí de nuevo… ah…

Julia: ¿Sabes quién toca, al menos?

15
Mar de fondo Música

Víctor: Un amateur cualquiera.

Julia: Mischa Maisky.

Silencio.

Víctor: No te creo.

Julia: Pues es él.

Víctor: Conozco de memoria la interpretación de Maisky.

Julia: La grabó hace un mes.

Víctor: Maisky ya no graba a Bach.

Julia: Viene al concierto.

Víctor: ¡Mentira! Yo lo sabría.

Julia: Como quieras.

Víctor: Desde que murió Piatigorsky, Maisky no pisa América.

Julia: Dio ese concierto en Los Ángeles.

Víctor: Ese no cuenta.

Julia: ¿Qué no?

Víctor: Además tú qué sabes. Ese no cuenta.

Julia: ¡Ay, por Dios!

Víctor: Eres una consentida que no sabe nada, una pequeña burguesita de mierda que

trabaja en un periódico on-line, y hace yoga.

Julia: No sólo es on-line.

Víctor: ¿Sabes? No, no sabes… pero tú, tú, tu estilo de vida, tus preocupaciones, todo

esto, me dan asco. Me das asco.

Julia: ¿Y por qué vas al yoga?

16
Mar de fondo Música

Víctor: Porque me gusta ver mujeres en licras. ¡Puta madre!

Julia: Pues no haces nada bien. Eres incompetente y obsoleto y…

Víctor: ¿De qué hablas? Ya cállate.

Julia: Lárgate de mi casa. No te quiero ver. No te soporto, no sé porque pensé…

Víctor: ¿Hablas del yoga?

Julia: Eres odioso.

Víctor: ¿En el yoga?

Julia: ¡Ya! Vete.

Víctor: No tienes derecho a burlarte de mí en la clase de yoga.

Julia: No lo hago.

Víctor: Odio el yoga.

Julia: Lárgate ya. No quiero verte. Ni aquí, ni en el yoga…

Víctor: ¡Fantástico! Lo que gano por tratar de ayudar…

Víctor toma su saco y camina hacia la salida. Se detiene y voltea a ver a Julia. PP

Víctor: Discúlpame. No debí decir todas esas cosas. Puede que sea Maisky y yo no lo

haya reconocido. Puede que sea hasta el mismísimo maestro Rostropóvich, pero nunca

iba a reconocer que tú supieras más que yo. (Larga pausa.) Disculpame, de verdad. No

sé qué me pasa… Últimamente he dejado de interesarme en mis estudios, en la música

y mis colecciones... (Silencio.)

Julia: ¿Aja…?

Víctor: Ir a la clase… a… a yoga… es algo importante para mí. Por ti. Porque te veía a

ti… y no creas que…

Julia: Imbécil. (Cachetada.)

17
Mar de fondo Música

Víctor: ¿Por qué?

Julia: Por patán.

Víctor: No me estás entendiendo.

Julia: Te disculpo. Ahora vete.

Víctor: Te quería decir otra cosa… pero…

Julia: Dila… rápido.

Víctor: El cellista y su cello deben tener una armonía que genere música. No estamos

en la sala de conciertos para ver a un cellista o a un cello.

Julia: No sé a dónde quieres llegar. Vete, ya me canse. (Lo empuja.)

Víctor: (Se resiste a irse.) Estamos para escuchar la música. Sólo surge la música cuando

el cellista se entrega a su instrumento, y le pide permiso para violentarlo. (Julia da un

paso atrás.) Porque el cellista desea tocar su cello y el cello desea que lo toquen. Juntos

se envuelven para hacer una obra de arte. Pensé que eso debía ser el amor, lo que surge

de dos fuerzas que se desean y se repelen… ¿me entiendes? (Julia le da otra cachetada.

Víctor sufre.) ¿Y eso?

Julia: Porque sí te entiendo.

Víctor: (Se ríe.) A veces el instrumento se revela. He leído casos de cuerdas que

revientan y sacan ojos.

Julia: ¿Y a ti? ¿Un instrumento te ha sacado sangre?

Víctor: No.

Julia: Qué lástima. Ya puedes irte, Víctor. Tengo que trabajar, tengo que escribir un

artículo, y es tarde…

Víctor: ¡No! Te estoy tratando de decir que…

18
Mar de fondo Música

Julia: No trates, dilo.

Víctor: Quiero…

Julia: Carajo, Víctor.

Víctor: Ya estoy aquí. Me entiendes, te entiendo.

Julia: No me entiendes, si entendieras lo dirías.

Víctor: Dime qué quieres, por favor. Eso hacemos, lo que quieras, eso hacemos.

Pausa.

Julia: Lo quiero todo, Víctor.

Víctor: ¿Todo?

Julia: Todo. Quiero que pienses en mí todo el día, quiero que me desees, quiero que

me toques, quiero que seas violento, que seas amable. Quiero que te vayas y que dudes

y que no te quieras ir. Quiero que no sepas qué hacer. Quiero saber y quiero no saber.

Quiero y deseo. Y deseo tocarte y que quieras que te toque, pero también deseo que te

dé miedo y que no estés para mí, y que no vengas, y que no respondas a mis llamadas.

Quiero extrañarte y tener que pensar en ti todo el día. Quiero que me seduzcas y

quiero que me desprecies. Quiero todo, Víctor. Quiero alimentarme de ti, quiero que

me comas, toda, a todas horas y de todas las maneras posibles. Quiero que huelas un

perfume y que sea siempre mi perfume, quiero que me bebas, hasta el infinito y quiero

que te quemes al tocarme. Quiero desearte y que tu deseo me quiera toda. (SILENCIO.)

¿Entiendes, Víctor? ¿Ahora entiendes a qué viniste? ¿Eh? (Silencio de Víctor.) ¡Responde

algo!

19
Mar de fondo Música

Largo silencio. Víctor no sabe qué decir. Julia levanta su mano para darle a Víctor otra

cachetada. Él se aproxima a ella y la besa. Julia responde. Se separan. Sonríen como estúpidos.

Bach, suite para cello solo No. 3, Sarabande. Obscuro.

20
Mar de fondo TRANSICIÓN 1

Entran las mujeres. Forman una fila frontal al espectador. Se paran y en estricto mute
con todo el cuerpo, el gesto, TODO… Comienzan una pelea, un rompimiento furioso
con un interlocutor imaginario. La despedida de B, la trágico, cómica, fúrica despedida
de B. Unas ríen otras lloran, otras golpean, gritan… Se les va la vida.

Cuando están alcanzando el climax de la despedida, en la pantalla de arriba aparece:

“Estamos hablando de amor”

Desaparece ese letrero. Y en la pantalla de abajo dirá:

“Pero nadie escucha a nadie”

21
Mar de fondo El café

El café

Años después. Una calle. Ella sale de un café y va caminando por la banqueta con un vaso

desechable. Hace frío. De frente, entre la multitud va Él, con Otra. Llevan folders con papeles.

Ella los ve primero. Se detiene frente al aparador de una cafetería que tiene mesas sobre la acera.

Ella duda sobre meterse al café y dejarlos pasar; no puede, los espera.

Otra: ¡Hola!

Ella: Hola.

Otra: ¿Qué haces aquí?

Ella: (Intempestiva y algo violenta) ¿Tú qué haces aquí?

Otra: Bueno, vamos con mi…

Ella: Con mi...

Ella ríe extrañamente.

Él: Hola.

Ella: Perdón, en realidad, qué me importa... Hola.

Otra: Hola.

Ella: ¿Eres…? Claro… perdón, ¡ya!

Él: Hola.

Otra: Ya fueron suficientes holas, ¿no? (Ríe.)

Ella: Me sorprende mucho que estés aquí. Nunca, nunca pensé que te encontraría por

estas calles, digo… ¿Hace cuánto tiempo…?

Otra: Estamos a quinientos kilómetros del lugar donde nos vimos por última vez. (La

abraza.)

22
Mar de fondo El café

Ella: (mientras se deja abrazar.) …Quinientos, qué...

Otra: ¿Cómo has estado? Ah, perdón, Él es…

Ella: Sí. Nos conocemos.

Silencio.

Otra: ¿Ah, sí?

Él: Ella es... Ella.

Ella: ¿Ella?

Otra: ¿Ella es ella?

Él: Sí. Teníamos una casa juntos.

Otra: No... ¿Ella-ella?

Ella: Fue hace años.

Él: Mucho tiempo.

Otra: ¿Eras tú? Todo el tiempo eras tú. Digo, ELLA, eras tú. (Pausa. Las dos mujeres se

miran.) Él no deja de hablar de ti. Y eres tú.

Ella: No importa, nos separamos hace mucho.

Otra: Nunca pensé que la persona que él sólo ha nombrado como ELLA durante todos

estos años fueras tú. Digo, fuimos compañeras de trabajo, ¿cuánto tiempo?

Ella: Nosotras…

Él: Te cambiaste el pelo…

Ella: Sí. Algunos años…

Otra: No puede ser. No, no… ¿Cuánto tiempo? Fui a tu casa, conocí a tus papás.

¡Dios! Y eras tú. ¿Por qué nunca me hablaste de él? Cuando trabajamos juntas ustedes

dos ya… ¡Por dios!

23
Mar de fondo El café

Ella: No sabía que tenía que... Bueno, sí sabía, es lo normal, supongo. No me gusta

hablar de la intimidad. Nunca me ha gustado. Entonces no le dije a nadie. Digo,

¿cómo iba a saber que tú y él…?

Otra: Pero éramos buenas amigas.

Ella: En realidad no éramos, tan...

Otra: Fui a casa de tus papás.

Ella: Yo no soy muy de amigas... Creo.

Otra: ¡Válgame! Tres años, salimos a fiestas… y ¡tú y yo éramos amigas!…

Ella: Siempre eran fiestas de la empresa… de verdad, no me lo tomes a mal, nunca

fuimos realmente amigas. Y no por ti… yo no soy muy de amigos y amigas.

Otra: No sé qué pensar… puede que a ti no te importe, pero entonces, ¿qué es que

alguien sea tu amiga?

Ella: Nunca he podido… mira, no tengo el teléfono de nadie de la oficina, no me veo

con nadie, así que… quizá yo fui tu amiga, así lo viviste, y está bien.

Otra: Está bien, no fuimos amigas. No importa, digo… fue hace tanto.

Él: ¿Cómo estás?

Silencio.

Ella: Bien.

Él: Pero… ¿cómo estás?

Otra: Esto es como de… bueno, ¿qué hago? ¿Quieres hablar con ella? ¿Me voy?

¿Estorbo?

Silencio. Ella ríe ofendida, hace un intento de irse, él no le hace mucho caso.

24
Mar de fondo El café

Ella: No, no… Adiós, lo siento en verdad, no debimos tener este encuentro. (Ella

avanza en la calle.) Adiós.

Él: (Él avanza hacía ella, dejando a la Otra atrás.) Espera. No es para tanto. Digo… Es

normal, ¿cuánto tiempo ha pasado?

Ella: Seis años.

Él: Seis años.

Ella: Todavía tengo que caminar cuatro calles, así que…

Él: Seis años.

Otra: Nosotros llevamos cuatro años juntos… digo, te lo menciono porque luego

puede ser incómodo. ¿No?

Ella: Es incómodo.

Otra: Nos vamos a casar en mayo, ¿verdad?

Ella lo mira, no puede creer lo que oye. Los mira a ambos.

Él: El tiempo pasa… cambiamos…

Ella: Entonces se casan.

Otra: En mayo.

Él: Es la idea.

Ella se da la vuelta y camina. Él intenta alcanzarla. La otra le toma la mano.

Él: (A la otra.) Dos minutos.

La Otra se queda afuera del café. Ella es alcanzada por Él.

Ella: Déjame.

Él: ¿Qué pasa?

Ella: ¿Te parece fácil?

25
Mar de fondo El café

Él: ¿Cómo?

Ella: QUE SI TE PARECE FÁCIL. Esto no está bien, no está bien. ¡Carajo!

A unos metros de Él y Ella, la Otra se sienta en el café. Un mesero llega y le toma la orden. El

mesero se va.

Él: No grites. ¿Qué te pasa?

Ella: ¿Te casas? Con ella. ¡Con otra!

Él: Con...

Ella: ¡Por Dios!

Él: Yo…

Ella: Quinientos kilómetros, ni siquiera he terminado mi primer café del día y te

encuentro. ¿Qué quieres? ¿Que me sienta como una duquesa abriendo regalos de

navidad? No, no… Mierda. ¿Qué estoy haciendo? Es que, Te veo y ... (Lo golpea en el

pecho con el puño que tiene libre). Esto es horrible.

Él: Es que yo… te veo y…

Ella: Vas a tener con ella mi vida.

Él: Pero…

Ella: Con otra, la vida que era para mí. ¡Otra!

Él: Tú te fuiste…

Ella: Tú te casas, ¿cuándo me propusiste matrimonio a mí?

Él: Tú no te querías casar.

Ella: Ese no es el punto. Estábamos yendo a un lugar juntos y luego ya no…

Él: Tú fuiste quien...

Ella: En serio. Me tengo que ir. Que tengas una linda vida.

26
Mar de fondo El café

Ella intenta irse, él la sujeta del brazo.

Él: No, por favor. Yo…

Ella: Suéltame. (Le arroja el café caliente en la ropa. Él grita.)

Ella se va caminando.

Él: TÚ TE FUISTE, TÚ ME ENGAÑASTE Y AÚN ASÍ TE PEDÍ QUE

QUEDARAS.

Silencio. Él se queda parado en medio de la calle. Voltea y regresa con la Otra que está sentada en

las mesas de afuera del café.

Él: Vámonos. Ya está.

Otra: Espérate…

Él: Se nos hace tarde. Vámonos.

Otra: Siéntate. Hay algo que no entiendo. Tú nunca me dijiste que era ella.

Él: Sí te dije.

Otra: No. Y yo sí te dije que trabajé en la empresa. Sabías que ella trabajaba en la

empresa y no me dijiste nada. ¿Qué pasa? Yo te he dicho todo de todas mis parejas. Te

lo cuento todo, absolutamente todo.

Él: Este no es el momento.

Otra: Nunca es el momento. ¿Por qué nunca me dijiste?

Él: Sí te dije. No quisiste entender… fueron tiempos raros. No tuvimos un buen cierre.

No hubo ningún cierre. La casa, un coche. Ella se quedó con el perro y las cuentas del

banco. Y… supongo que ahora, al verla, vino todo eso, de pronto, ¿sabes?

Otra: ¿Y ahora? ¿Cancelo la cita con el notario? ¿Seguimos con esto?

Él: Sí. Claro que sí. Vamos.

27
Mar de fondo El café

Otra: ¿Estás seguro?

Él: Carajo, estoy seguro. (Pausa.) Perdón, perdón por no habértelo dicho. En serio.

Otra: Está bien. Te perdono.

Llega el mesero con el té que la Otra ordenó.

Otra: Gracias.

Él: ¿No tenemos prisa?

La Otra le pone azúcar a su té.

Mesero: ¿Algo para el señor?

Él la mira. Silencio.

Él: Sí. Un café, americano, con doble carga, con sólo un cuarto de agua.

Mesero: Enseguida. (Sale.)

La Otra bebe, muy calmada.

Ella: Tú no tomas café.

Él: Me encanta el café.

Otra: Nunca en estos cuatro años te había visto pedir un café, tomar un café.

Él: Me encanta el café.

Otra: Sólo tomas té, agua… esas bebidas de vitaminas y ya. Ni refrescos, ni café, ni

leche. Eso me gustaba de ti. Odio el aliento a café y cigarro.

Él: Cambié, pero la verdad es que nos encantaba el café.

Otra: ¿A ti y a ella?

Él: Teníamos todas las cafeteras, todos los cafés. Americano, exprés, prensa francesa,

italiano, turco. Despreciábamos las cápsulas, eso sí.

Otra: ¿Las cápsulas? ¡Por Dios! ¿De qué me estás hablando?...

28
Mar de fondo El café

Él: Nada.

Otra: …Hablas como si siguieras enamorado de una mujer que te hizo pedazos y que

justo ahora te arrojó un café caliente. ¡Por favor! Y pones tu cara de idiota, viendo al

pasado como si hubiera sido mejor, ¿no?

Él: Sí. Muy bien. ¿Eso quieres escuchar? Pues sí, tienes razón. Sigo enamorado.

Otra: Claro que no. ¿Qué te pasa?

Él: ¡Mirame! Estoy sudando. Hace frío y estoy sudando. Mi cabeza se inunda de

sangre. Me late fuerte el corazón. ¿Qué significa?

Otra: Nada.

Él: Significa que aún no puedo olvidarla. Quiero olvidarla, pero es muy fuerte.

Entonces… sí… no sé qué pensar. Y tú lo dijiste…

Otra: No. Significa que sigues atorado en la idea de una loca que te acaba de aventar

una taza de café caliente y que se acostó con tu mejor amigo. No tienes idea de lo que

es amar alguien. ¡Por eso siempre hablas de ella!

Él: Ella fue la mujer más importante en mi vida. Me salvó. Y sí, sí tomo café. Amo el

café. Lo amo con todas mis fuerzas. La primera vez que nos vimos me dijiste que no

soportabas el café y dejé de tomarlo. Durante estos cuatro años dejé de ser yo, porque

te amaba. ¿Te das cuenta?

Otra: Pensé que éramos dos personas adultas, honestas, y que nos amábamos. No

tengo tiempo para tus dudas y tus miedos y tus crisis. Y para que hoy te des cuenta de

que en cuatro años no fuiste tú. Cuatro años, cabrón. Cuatro años de despertar juntos,

de construir una vida juntos y un futuro, de besos, de promesas de palabras… Y, claro,

cuatro años de escucharte hablar de ella. Pero hoy tiene cara y voz.

29
Mar de fondo El café

Él: ¿De qué hablas?

Otra: Pensé que eras alguien con quien me podía comprometer, y me sales con esto.

¿Quién eres? No tengo tiempo para estas cosas, en serio.

Él: Yo tampoco… (Pausa.) Siento que soy una persona horrible, pero me siento real,

por primera vez en todo este tiempo me siento real.

Otra: ¿Real? En serio crees que lo real es ese supuesto amor que quién sabe dónde está.

Él: ¿Qué posibilidad había de que hoy, justo hoy, nos encontráramos? Era el destino.

Otra: Sí, claro… El destino…

Él: Oye, No me estás escuchado. No sólo fue importante. Creo que ha sido la relación

más importante de toda mi vida. Y no es que no te ame, sólo es que…

Otra: Lárgate ya.

Él: Ella fue el amor de mi vida. Ella es.

Otra: Quiero que te calles, y te vayas. Ya.

Él: No. No me voy a callar. Tenemos que hablarlo, tomar una decisión.

Otra: Habíamos tomado una decisión hace un año, hace seis meses, hoy, hace dos

horas. Esas eran las decisiones. Tú estás cambiando todo el plan. ¿Quieres que te tome

en serio? No puedes hacer esto y sin embargo los estás haciendo. Te conozco. Ya sabes

cual es la decisión.

La Otra se levanta y se va. Silencio. Entra el mesero con su café y se va. Él se queda solo, termina

su café y se va.

30
Mar de fondo Sexo

Sexo

Una habitación. Eva y Caín están teniendo relaciones sexuales. Van de la cama al piso, del piso a

la cama. La música está muy alta. De pronto la canción termina y ellos continúan con el sexo.

Eva: Espérate, espérate. Cambio.

Caín: ¿Así?

Eva: No, no… a ver… para.

Caín: No, no. A ver…

Eva: Así… eso sí… oh… sí…

Caín: Sí… muy bien, ¿no?

Eva: Nada mal. Sigue… Sigue…

Continúan así por unos instantes.

Caín: (Con ritmo.) ¿Son nuevos?

Eva: ¿Qué?

Caín: Los aretes.

Eva: Sí. Más rápido…

Caín: Están bonitos.

Eva: Gracias. Sigue…

Caín sigue con los movimientos rítmico. Él la mira a los ojos.

Caín: Me gustas, Eva…

Eva: Gracias.

Silencio.

31
Mar de fondo Sexo

Caín: ¿Yo te gusto?

Eva: ¿Cambiamos?

Caín: Ok…

Eva: Así…

Cambian de posición y reanudan la actividad sexual.

Caín: ¿Y?

Eva: ¿Qué?

Caín: ¿Te gusto?

Eva: Sí. No pares, no pares.

Caín: (Se detiene.) No te gusto.

Eva: Sí, que sí.

Caín: ¿Entonces?

Eva: ¿Qué?

Caín: Nada. (Se levanta de la cama.)

Eva: ¿Qué te pasa? ¿No te estaba gustando?

Caín: Me estaba gustando mucho, Eva.

Eva: ¿Y?

Caín: (Empieza a vestirse.) No te gusto. Yo. Yo no te gusto.

Eva: Me estaba gustando.

Caín: Te gusta el sexo, pero yo no te gusto.

Eva: No es como si fuéramos novios.

Caín: Pero no te gusto.

Eva: Pareces nena.

32
Mar de fondo Sexo

Caín: Eso es algo importante para mí.

Eva: Para mí también.

Caín: ¿Entonces? Si no te gusto y el gusto es importante para ti, ¿qué estamos

haciendo?

Eva: Sí, verdad. Creo que nada más te estoy cogiendo por gusto.

Caín: Chinga tu madre.

Eva: No te enojes.

Caín: ¡Cómo no!

Eva: Ven.

Caín: No me toques.

Eva: Si ya te vas, deja que te de un beso, de despedida, ¿sí?

Caín: No.

Eva: Por favor, Caín.

Caín: No.

Eva: Me excita tu nombre… No te vayas, Caín. Ven.

Caín: No… basta.

Ella besa a Caín. Él pone cierta resistencia pero finalmente cede ante el beso de Eva.

Eva: Sí me gustas, Caín.

Caín: Y tú me gustas.

Eva: Y me gusta el sexo contigo.

Caín: Y a mí.

Eva le quita a Caín la ropa que se había puesto y comienzan a tener sexo otra vez.

Eva: No pares, no pares, no pares. (Orgasmo.)

33
Mar de fondo Sexo

Eva se aparta y le da la espalda a Caín. Caín intenta reanudar la actividad sexual, pero Eva se

resiste.

Caín: Eva…

Eva: ¿Qué?

Caín: ¿Y yo?

Eva: Espérate… es que… ¿cómo hiciste eso?

Caín: ¿Qué?

Eva: De verdad me gustas, Caín.

Caín: Sí, pero… oye…

Eva: Espera… esto es… ah… (Deja de respirar por unos instantes y luego exhala

profundamente.) Ah… Caín… en serio, en serio, me gustas.

Pausa.

Caín: No es justo.

Eva: Caín, no mames, tuve uno de los mejores pinches orgasmos de toda mi vida…

Caín: ¿Y yo?

Eva: ¿Tú?

Caín: No me vas a dejar así, ¿no?

Eva: No, no… sólo espérame tantito. (Pausa.) Espera, eh… Voy al baño.

Caín: No, tú espera…

Eva: Voy al baño. (Ella se levanta y sale al baño.)

Caín: Pero… chinga… (Él se levanta, se viste.) Soy su puta… eso soy.

Eva: (Entrando.) Ahora, sí… Caín… demuéstrame quién era el hermano malo… ¿Qué

haces? Oye, oye… ¿Qué haces? Ven…

34
Mar de fondo Sexo

Caín: Ni madres. Me largo.

Eva: Es que sí me gustas. No te pongas así, Caín.

Caín: Tú también me gustabas. Pero así no se puede. Primero no me contestas…

Eva: Te contesté.

Caín: Y luego me dejas así, nada más, como si yo no importara. Ni madres… así…

Eva: Le das mucha importancia. ¿No te podías esperar?

Caín: No quería esperar. Podía, pero no quería.

Eva: Las cosas tienen que ser como tú quieres, ¿no?

Caín: Como los dos queremos.

Eva: No somos novios, no somos dos. Tú eres uno y yo soy otra.

Silencio. Caín se sigue vistiendo.

Caín: ¿Y si fuéramos novios?

Eva: No somos.

Caín: Pero, ¿por qué no?

Eva: Porque sólo nos gustamos.

Caín: ¿Qué hace falta para ser novios?

Eva: Tú no quieres eso.

Caín: Está bien. Me conoces muy bien, ¿no?

Eva: No podemos ser novios, Caín. ¿Por qué no sólo disfrutas esto, y ya?

Caín: Ok… sólo vamos a disfrutar esto. Perfecto.

Eva: Sí.

Caín: ¿Segura?

Eva: ¿Qué?

35
Mar de fondo Sexo

Caín: ¿Segura que sólo nos gustamos?

Eva: Segura.

Caín: Muy bien.

Eva: Sí.

Pausa. Caín no encuentra su reloj.

Caín: ¿Viste mi reloj?

Eva: En la mesita.

Caín: (Lo encuentra.) Bueno… pues…

Eva: ¿O tú sientes otra cosa?

Caín: ¿Qué?

Eva: ¿Sientes otra cosa, además del gusto?

Caín: No, no… Nada. Tienes razón. Disculpa. Fue una estupidez, en serio.

Eva: Caín…

Caín: ¿QUÉ?

Eva: Nada…

Caín: ¡¿QUÉ QUIERES DE MÍ?!

Eva: ¿Te estás enamorando de mí?

Caín: Claro que no.

Eva: Te estás enamorado de mí.

Caín: Para nada.

Eva: Caín… te estás enamorado.

Caín: Que no, carajo. No digas ridiculeces. ¿Cómo me voy a enamorar de ti?

Eva: Mírame a los ojos y dímelo.

36
Mar de fondo Sexo

Caín: (La mira, muy cerca.) No me estoy enamorando de ti. (Se aparta. Toma sus cosas y

las empieza a guardar.)

Eva: Y si sí, ¿cuál sería el problema?

Caín: Si yo estuviera enamorado de ti, que no es verdad, tendríamos un problema muy

sencillo.

Eva: ¿Cuál?

Caín: Que tú no estás enamorada de mí.

Eva: Ah… claro.

Caín: Bueno. No creo que nos volvamos a ver. ¿Verdad?

Eva: No. Está claro que no.

Caín: Adiós.

Eva: Me la pasé muy bien contigo.

Caín: Y yo contigo.

Eva: Adiós, Caín.

Caín sale. Eva se queda en la cama. Se levanta, camina. No sabe qué hacer. Está a punto de

gritar, pero se contiene. Se empieza a vestir. Busca su teléfono celular y marca un número. Entra

Caín y su teléfono suena.

Caín: Eres lo peor que me ha pasado en la vida, ¿sabes?

Eva: No sabía si ibas a regresar.

Caín: Eres…

Eva: Me gustas mucho.

Caín: Carajo… y tú me gustas mucho.

Eva: Me excita tu nombre, Caín… Caín…

37
Mar de fondo Sexo

Caín: Eva… Yo te… (Pausa.) Yo…

Eva: Yo también, desde hace mucho. Pero no hay que decirlo todavía.

Caín: No… Eva, es que yo te…

Eva: Y yo a ti. Aunque seas el malo, aunque te desesperes, aunque te quieras ir y no

sepas jugar, Caín… yo a ti.

Caín la besa. Eva lo besa. Música. Se desvisten mutuamente, sin prisa, y empiezan a hacer el

amor.

38
Mar de fondo TRANSICIÓN 2

II

Entran todos los hombres y mujeres del grupo en caminatas vertiginosas por el
espacio. Se cruzan y poco a poco se irán desarrollando una serie de encuentros que
rompen el espacio; algunos violentos, otros extremadamente sutiles, se respira: sexo,
ternura, dolor, encanto, nostalgia…

Por allá vemos una pareja que se besa apasionadamente, con todo el cuerpo. Otro pasa
arrastrando a alguien de los cabellos. Unos más chocan al cruzarse y se van, uno de los
dos voltea para ver al otro irse. Otro guía a alguien que tiene los ojos cerrados. Pasa
una pareja corriendo, alguien carga de caballito a alguien. Se rompe el espacio y el
tiempo con la irrupción de estos hombres y mujeres. Mientras los subtítulos van
tomando una velocidad vertiginosa:

PANTALLA DE ARRIBA

1. Tan CERCA de ti…

PANTALLA DE ABAJO

1. …que no puedo VERTE

PANTALLA DE ARRIBA

2. Tan LEJOS de ti
(Las palabras cerca y lejos se van intercambiando vertiginosamente.)

PANTALLA DE ABAJO

2. que NO puedo VERTE


(VERTE cambia por: TOCARTE, BESARTE, ABRAZARTE, TENERTE,
AMARTE, DESEARTE, ROMPERTE, CURARTE, COMERTE,
CHUPARTE, LLORARTE, PEGARTE, USARTE, HACERTE,
DESHACERTE, DESTROZARTE, ARMARTE, UNIRTE, PEGARTE…).

39
Mar de fondo TRANSICIÓN 2

(El NO cambia por mayúsculas, minúsculas o desaparece momentaneamente.)

PANTALLA DE ARRIBA

3. Con la justa distancia (va cambiando de tamaño, tipografía y de mayúsculas a


minúsculas.)

PANTALLA DE ABAJO

3. para TOCAR tu CORAZÓN


(Se intercambia TOCAR por todas las del punto dos (Ver, besar, abrazar,
chupar… etc) y corazón por todas las partes posibles y también las imposibles y
metafóricas.)

Se van las dos pantallas a negro y arriba dice

“Hablando de amor”

Después se tachan la palabras Hablando de y sobre ellas aparece Haciendo el ,


nuevamente se tachan y aparece Soñando el, nuevamente y ahora Deseando el. Se
borran todos los taches y queda una línea para llenar antes de amor.

En la pantalla de abajo dirá…

“No alcanzan las palabras”.

Mismo juego con palabras, se tacha y cambia por: metáforas, acciones, versos,
verbos… línea para completar.

40
Mar de fondo La pistola

La pistola

Un estudio en casa de Raúl y Lilia. Raúl cuelga el teléfono cuatro veces. En el escritorio hay una

pistola entre varios papeles.

Raúl: ¡CARAJO!

Del lado izquierdo entra Lilia, su esposa. Del lado derecho, al mismo tiempo, entra Santiago,

ayudante general. Raúl guarda la pistola rápidamente.

Santiago: ¿Necesitas algo?

Raúl: ¿Te llamé?

Santiago: Con permiso.

Santiago sale.

Lilia: ¿Qué pasó?

Raúl: (La mira. Pausa.) Nada.

Lilia: Raúl…

Raúl: Nada, carajo. Vete, por favor. Eres a quién menos quiero ver ahora. ¡Vete!

Lilia: Perdón por preocuparme…

Raúl: Lilia, con una chingada…

Lilia: Pues te escucho azotar cosas, gritar…

Raúl: Fue un error poner la oficina en la casa.

Lilia: Sólo te quiero ayudar.

41
Mar de fondo La pistola

Raúl: Pues no ayudas. En el último mes ya se nos cayeron tres distribuidores, y nos

acaban de confiscar cuatro putos contenedores, ¿sabes cuánto dinero es eso? (Lilia

intenta decir algo.) ¡DIEZ MILLONES A LA MIERDA! ¿Y sabes por qué?

Lilia: No.

Raúl: Claro que no sabes: es porque no ayudas.

Lilia: ¿Que no ayudo?

Raúl: Intento hacer las cosas bien, intento que lo nuestro funcione, pero no ayudas,

Lilia, simplemente no ayudas. Te la pasas por ahí, viendo en qué perder el tiempo… y

mira que sé en qué andas perdiendo el tiempo… ¡Hay cámaras en toda la casa, carajo!

Hasta para eso hay que pensarle un poquito.

Lilia: ¿De qué hablas?

Raúl: No te hagas pendeja, Lilia. Pero, ¿sabes qué?, no importa, no me importa.

Lilia: Pensé que iba a ser mejor que estuvieras aquí, que nos iba a ayudar.

Raúl: Ha sido peor. Ya nos cargó la chingada.

Lilia: Raúl, ¿qué te pasa?

Raúl: Estoy encabronado, eso me pasa. Y me pasa lo de nosotros y me pasa lo de la

lana y me pasan mil cosas que no entiendes y que no te voy a explicar, carajo.

Lilia: Soy tu esposa, para eso estoy.

Raúl: Deja de chingar, por favor.

Lilia: No te estoy haciendo nada, Raúl.

Raúl: ¿Y todo para qué? (Abre el cajón, mira la pistola sin que Lilia vea. La guarda.) No

mames, Lilia, no mames…

Lilia: No me hables de ese modo, Raúl.

42
Mar de fondo La pistola

Raúl: No podemos seguir así. Necesito mi privacidad, obviamente tú necesitas tu

privacidad. Necesito mis negocios, mi tiempo. Necesito hacerlo bien y en mi espacio.

No quiero enterarme de esas cosas, no quiero saber… ¡Carajo!

Lilia: Pero…

Raúl: Carajo, Lilia. ¿No entiendes lo que te estoy diciendo? YA SE FUE TODO AL

CARAJO. Si seguimos así olvídate de las vacaciones con tus papás y menos de

cambiar al niño de escuela…

Lilia: ¡Oye!

Raúl: …de la remodelación de la casa. Nos cargó la chingada, llevo toda la vida

trabajando… Trabajo como idiota para que tengas lo que quieres y tú andas ahí, de…

No puede ser.

Lilia: Le podrías decir por su nombre.

Raúl: ¿Qué?

Lilia: Le podrías decir por su nombre. Es nuestro hijo.

Raúl: No voy a discutir por esa estupidez. ¿Te das cuenta de lo que tengo que resolver?

¿Lo sabes? ¿O quieres hacerlo tú? ¿Eh? (Silencio.) ¡Santiago!

Entra Santiago.

Santiago: ¿Sí?

Raúl: Dame el teléfono del puto de la aduana, pero ya.

Santiago: Hay otro problema, Raúl.

Raúl: ¿Qué?

Santiago: No hicimos la actualización de los certificados digitales.

Raúl: No mames, cabrón. ¿Cómo que no hicimos?

43
Mar de fondo La pistola

Santiago: No hice, perdón.

Raúl: Son chingaderas, Santiago. Ya nos pasó el año pasado. ¡Qué carajos!

Santiago: Es que esas madres nunca te dicen cuándo caducan.

Raúl: ¡Es que! ¡Es que!

Santiago: Perdón.

Raúl: TENÍAS QUE HABLAR AL PUTO SAT. No mames-no mames- no mames...

¿Sabes qué significa eso? No puedo arreglar eso ahorita, puta madre. Pinche

Santiaguito, ya nos chingaste.

Lilia: Por favor, Raúl.

Raúl mira de manera fulminante a Lilia.

Santiago: ¿Qué hago?

Raúl: A la chingada. A la chingada todo… puta madre.

Lilia: Te va a escuchar el niño.

Raúl: ¿Por qué no está en la escuela?

Lilia: Es sábado.

Raúl: ¡Me carga la re putísima madre!

Lilia: ¡Raúl!

Raúl: Acabamos de perder diez putos millones de pesos. El pendejo de Santiago ya nos

jodió con Hacienda. No me pidas que me calme. Carajo… A ver, Santiago…

¡Santiago!

Santiago: ¿Qué hago? Dime y lo hago.

Raúl: Piensa… (Pausa.) Puta… Hacienda, la aduana… diez putos millones de pesos…

Lilia: Debe haber algo que hacer, ¿no? (Lo abraza.) Raúl… tú siempre sabes qué hacer.

44
Mar de fondo La pistola

Raúl: Lilia, con una chingada…

Lilia: Sólo digo que si quieres resolverlo, lo puedes resolver.

Santiago: Voy a oficina de aduanas el lunes, a ver si arreglo algo.

Raúl: No seas pendejo. ¿Qué vas a arreglar? Con tu pinche cara de idiota…

Lilia: Oye…

Raúl: Fue su culpa, Lilia. ¿Lo vas a defender? ¿Te vas poner del lado de los idiotas?

Claro. (A Santiago.) ¿Para qué chingados te contraté? (A Lilia.) ¡Y tú ni te metas! ¡Como

si te importara algo de esto! ¡Eres una…!

Lilia: El niño, Raúl…

Raúl: Luego hablo contigo, cabrona.

Lilia: ¿De qué hablas?

Raúl: (A Santiago.) Tú eres el contador, tú resuelve lo de del SAT, ahorita, me la debes,

cabrón.

Raúl se pone el saco, empieza a guardar sus cosas.

Lilia: ¿No íbamos a ir a comer con mis papás?

Raúl: Ve, por favor, a chingar a tu madre y a tu padre. A mí no, Lilia. HOY YA NO.

Sale Raúl. Lilia y Santiago se quedan en silencio.

Lilia: ¿Qué está pasando?

Santiago: A ver, Lilia, tenemos que hacer esto rápido. Tengo todo listo. Haz las

maletas, te traes a Ricardito y nos vamos a Baja California.

Lilia: ¿De qué hablas?

Santiago: Siempre quise vivir en Baja California.

Lilia: ¿DE QUÉ HABLAS?

45
Mar de fondo La pistola

Santiago: Van a venir a embargar a este cabrón, lo tengo atoradísimo en Hacienda:

evasión fiscal. Yo tengo cinco millones en mi cuenta. Lo planeé todo, el dinero está en

mi cuenta y a ese güey se lo van quebrar. Lo hice bien. No hay manera de que nos

vinculen, estamos limpios.

Lilia: ¿Lo van a meter a la cárcel?

Santiago: Sabes lo que yo siento por ti y sé lo que tú sientes. ¿Verdad?

Lilia: Yo no siento nada de eso. Me equivoqué, ¿ya?

Santiago: Vamos a empezar una vida juntos, sin miedo, con lana, tú, Ricardito y yo.

Lilia: ¡Cállate! Nos va a oír.

Santiago: No le importa. Él anda con mil viejas, tú lo sabes. Además ya está acabado.

Dime que no sientes algo por mí.

Lilia: No.

Santiago: Lilia… (Se le acerca, provocador.)

Entra Raúl.

Raúl: ¡Ya sé! Ya sé… Santiago…

Santiago: ¿Sí?

Raíl: Vete, pero volando, con el Rubén. Ese puto nos debe unos favorcitos. Dile que

mueva los hilos con sus contactos de La Oficina. Todavía me los puedo chingar. Yo no

voy a perder esos contenedores, es nuestro dinero, Lilia. (Le da un beso y una nalgada a

Lilia.) ¡Diez putos millones! Me los voy a coger, vas a ver.

Lilia: Sabía que algo se te iba a ocurrir.

Santiago: ¿No es mejor dejarlo ahí? Ya sabes cómo es el Rubén, y esos contenedores…

Raúl: Resuélvelo, cabrón. Hoy. No quiero escusas, ¡eh! Hoy, puto.

46
Mar de fondo La pistola

Pausa.

Santiago: Raúl…

Raúl: ¡Qué! ¿Sigues aquí? No mames. Si te gusta perder dinero, está bien, pero que sea

tu lana, cabrón; no la mía. ¡Orale! Movido… (Le truena los dedos.)

Santiago: Mira… creo que ya he aguantado mucho este tipo de…

Raúl: No, no, no… no me vengas con lágrimas de cocodrilo, puto. Querías la chamba,

te di la chamba, ahora te chingas.

Santiago: En realidad no tengo ningún contrato, ni obligación contigo.

Raúl: Ahora me vas a salir con lo del contrato, ¿no? No me chingues, cabrón.

Santiago: Llevo limpiando tu desmadre un rato. No lo voy a hacer más. No hay nada

que nos vincule legalmente, Raúl.

Raúl: Pendejo… A ver, vuelve a decir eso.

Santiago: ¿Qué me vas a hacer, eh?

Raúl: (Sacando la pistola.) ¡Te gusta esta!

Lilia: (Un grito.) No, Raúl…

Santiago: No mames, Raúl.

Raúl: Hoy no tengo ganas discutir, no tengo ganas de hablar con nadie, cabrón. No

tenía ganas de perder diez pinches millones de pesos, no tenía ganas de que la gente

me fallara.

Lilia: Raúl, por favor, el niño…

Raúl: No tengo ganas ya de nada de esto. ¿Les parece bien? Estoy hasta la madre,

Lilia, de que quieras controlar mi vida. Estoy hasta la madre de que vivas en un

mundo de cristal donde no pasa nada nunca. Estoy hasta la madre de los errores, de las

47
Mar de fondo La pistola

fallas, de la falta de honestidad. ¿Sabes para quién hago todo esto? Lo hago todo, todo,

para ti.

Lilia: ¿Te peso mucho, no?

Raúl: No mames, Lilia. No digas esas mamadas.

Santiago: Baja la pistola, por favor.

Lilia: Raúl, cálmate. Lo que esté pasando tiene una solución. Es absurdo que hagas

esto. ¿Sí lo ves? ¡Raúl!

Raúl: ¡Con una chingada, no me quiero calmar! (Suelta un tiro. Lilia y Santiago se van a

al piso.) No me voy a calmar, no me quiero calmar y por esta vez voy a hacer lo que yo

quiera. Llevo diez años haciendo sólo lo que tú quieres. Se acabó, cabrona, se acabó.

Lilia: ¡Ya, ya…!

Raúl: Pídeme disculpas.

Lilia: Perdón, Raúl… en serio, no me di cuenta, nunca dijiste nada de esto. Si yo

hubiera sabido… Por favor. Yo no sabía nada del dinero, ni la aduana, ni nada…

Raúl: Pues sí; no sabes nada de nada, pero bien que andas jugando con el Santiaguito.

A ver, párense los dos, no sean putos. Ya sé cómo están las cosas… ¿Creen que soy

pendejo, o qué?

Santiago y Lilia se levantan.

Lilia: Mi amor…

Raúl: No me digas mi amor. (Apuntando alternativamente a Lilia y a Santiago.) Mira… ya

llevaba sospechando un rato y le di una buena lana a los de vigilancia. (Se ríe.) Quería

saber si tenía razón o no… y ayer me mandaron un video donde están los dos…. Muy

amistosos. ¿Está bonito, no? En fin… ya sé que ustedes…

48
Mar de fondo La pistola

Lilia: No, no Raúl…

Santiago: No, Raúl.

Lilia: Lo que sea que estés imaginando…

Raúl: No es como me lo imagino… está bien. No es así. De todos modos para mí,

después de ver eso, ya no tiene sentido. ¿Sabes qué va a pasar? Nos está cargando la

chingada, y es más, no sólo es el dinero, la neta. Las cosas no han ido bien, ¿verdad,

Lilia? Y ya todo se cagó. Imagínate ahora los abogados, el divorcio, los bienes

separado, el toma y quita, el arrebato, la vileza. Carajo… ¿Por qué me tenías que hacer

esto? ¡Eres una puta! (La lleva, a punta de pistola contra una pared. Santiago aprovecha que

Raúl le da la espalda para intentar quitarle la pistola. Forcejan. Lilia grita y se queda en el suelo

tapándose los oídos. Finalmente Raúl se deshace de Santiago que cae al piso.) ¿Y si te mato,

pendejo? ¿Y si los mato los dos? (A Lilia.) ¿Sabes cuánto es de tu seguro de vida? Y si él

te mata, mucho más. “Hombre de poco valor asesina a su amante y luego se suicida.”

¿Gran encabezado, no? Lo podemos armar y sacar una lana. Pero no. No, no. (Se ríe,

luego ya no.) Estoy hasta la madre de todo esto y, ¿sabes qué es lo peor? Que yo te amo,

Lilia. Pero ya no importa porque aquí alguien tiene que pagar las consecuencias.

¡Somos libres de hacer lo que queramos! Pero luego se nos olvida que todo lo que

hacemos tiene consecuencias, ¿no? (A Santiago.) Y ahora, cabroncete, me vas a explicar

por qué putas madres me traicionaste así. Yo te lo di todo, cabrón. ¿Y te pones a

seducir a mi esposa? Ya sé que es una puta, pero tú. Pensé que éramos amigos, pinche

Santiago.

Santiago: No… no…

49
Mar de fondo La pistola

Raúl: ¡Contesta puto! (Santiago le escupe.) Muy bien, buena respuesta. (Le da un tiro en la

pierna.)

Santiago grita de dolor. Lilia intenta acercarse a él al ver la sangre.

Lilia: Eres un imbécil.

Raúl: Por eso te enamoraste de mí.

Lilia: No fue por eso.

Raúl: Claro que sí. Eres mía, Lilia y me amas y estoy seguro de que esto te excita.

¿Quieres que le dé otro tiro? ¿Eh?

Lilia: Raúl, esto no se puede, es una locura… mírame, aquí me tienes.

Raúl: ¿Y?

Lilia: Te prometo que voy a estar contigo siempre, te lo prometo. Voy a ser tu mujer,

voy a ser toda tuya, pero tienes que parar esto.

Raúl: Ya eres toda mía.

Lilia: Todavía podemos ser felices, ¿sí? Vámonos de vacaciones, deja todo. Sólo

nosotros, dejamos al niño, ¿sí? Un viaje en tren, el que siempre has querido hacer,

Raúl. Nosotros dos, por favor… Él no me interesa. A ti te amo, Raúl. Pero no

podemos hacer esto. Por favor.

Raúl: No. No funciona así.

Lilia: Déjalo, por favor. Voy a hacer lo que quieras, lo que me digas.

Raúl: Está bien, está bien. (Sin dejar de apuntarle.) Ven, ven.

Raúl abraza a Lilia por atrás, sosteniendo la pistola y apuntándole a Santiago. Raúl pone la

mano de Lilia en la pistola, de tal modo que los dos la sostienen y le apuntan a Santiago. Lilia

tiene el dedo en el gatillo.

50
Mar de fondo La pistola

Lilia: No, Raúl, por favor.

Raúl: ¿Me sientes? ¿Te gusta? Esto querías, ¿no? Vamos a chingárnoslo entre lo dos,

como pareja, como amantes, como esposos.

Lilia: No, no lo voy a hacer.

Raúl: Dispárale, mi amor.

Lilia: No.

Raúl: (Con ternura.) Dijiste que ibas a hacer lo que yo quisiera, Lilia. Ándale, chiquita.

Dispárale. Dispárale.

Lilia: (Llora.) No quiero, Raúl.

Oscuro. Disparo.

51
Mar de fondo Funeral

Funeral

Tres hombres en un velorio. Son los últimos. Uno de ellos, Joel, llora. Los otros dos, Paco y

Rubén, están sentados junto a él, sin saber qué hacer o decir. Silencio incómodo, pero luego, Joel,

vuelve a llorar. En otra sala del velatorio se escucha El arte de la fuga, de Bach, interpretado en

órgano.

PACO: Ya… cabrón. Va a estar bien. Es el ciclo de la vida…

RUBÉN: Va a estar bien, Jo. La vida y la muerte, la existencia, tú sabes… duele, yo sé,

pero así es. (Se busca algo en las bolsas del traje.)

JOEL: (Sin poder articular palabras.) Mi mamá… no quiero… (Joel se levanta y pierde el

paso.)

PACO: Ya estaba grande, Jo. Bueno, más grande que… era su momento. ¿Crees en el

cielo? ¿Sí? ¿No? Pues ahí está.

RUBÉN: Ahora está mejor. Imagínate: sin deudas, sin prisas, sin angustias de su

hijo… Ya ves cómo se preocupaba cuando nos íbamos de borrachos. Ahora, sólo paz.

JOEL: Sí. Ya sé. Pero no es justo, así no tenía que ser. Era la mujer más importante de

mi vida. Y apenas me doy cuenta, porque Adri y yo... Olvídenlo.

Levantan a Joel. Rubén saca una licorera.

RUBÉN: Ten, échate un trago.

JOEL: Gracias. (Bebe.) Ay, cabrón. ¿Qué es esto?

RUBÉN: Para levantar muertos.

PACO: No mames…

52
Mar de fondo Funeral

Joel vuelve al llanto. Entra Cristina, una empleada de la funeraria.

CRISTINA: Disculpen, el velatorio está reservado para otro funeral. Les voy a pedir

que salgan, tienen que hacer limpieza y preparar todo.

PACO: Sí, ya vamos, es que nuestro amigo… (A Joel.) Ya, vámonos. (Joel no puede

detener el llanto.)

CRISTINA: Cinco minutos, creo que podemos esperar cinco minutos. Pero no más.

Cristina se va.

JOEL: ¿Por qué se tenía que morir? ¿Por qué, chingada madre?

PACO: Ya, pinche Joel. Tenemos que irnos. Joel… No hagas escenas, cabrón.

RUBÉN: Échate otro trago. Estaba guapa la chica esa, ¿no?

Joel bebe.

PACO: Lo intenté. Creo que es lesbiana…

RUBÉN: ¿Porque no te hizo caso?

PACO: ¡Jo! Ya. Llevamos más de tres horas entre que nos vamos o no. Ya estuvo,

¿no? Jo… no mames. Me sorprende verte así. Tú eres un hombre fuerte, un tipo de

carácter. Ni volteaste a ver a la vieja que acaba de entrar.

JOEL: Era mi madre, pendejo. ¿Qué voy a hacer ahora?

RUBÉN: Nos van a correr a la mala, cálmate.

JOEL: Ni madres. Si quieren, váyanse ustedes. Ya luego veo como me voy… y me voy

cuando yo quiera. No entienden nada. Y está bien que no entiendan. No me voy a ir.

Quiero estar aquí. La Adri… es que… Pinche Adri…

PACO: Es que no estás siendo serio, cabrón.

RUBÉN: ¿Qué con Adri?

53
Mar de fondo Funeral

PACO: Se serio. Quiero que regrese mi amigo, el fuerte, el cabrón, el Joel que

conozco.

JOEL: Es lo más serio que puedo ser. Pienso y pienso y ya no sé qué chingados de lo

que pienso. Mira… no me van a entender. (Pausa.) Dame de eso. (Rubén le da la

anforita.) A ver... Mi mamá… y la Adri. Son las mujeres de mi vida, ¿lo ven? Yo… soy

un pinche consentido y… ellas…

PACO: ¿Sí?

RUBÉN: Ya, suéltalo, suéltalo.

JOEL: Yo la amo.

PACO: Pues sí, pero ya no está.

JOEL: No, pendejo. Amo a Adri. A la Adri… A ella… la amo.

RUBÉN: La amas.

JOEL: A mi mamá también, pero ella ya no está, ahora sólo está Adri… y la amo. La

amo más ahora. Es una revelación… tengo miedo.

RUBÉN: Pues sí, güey, y te está esperando en tu casa. La Adri te espera.

JOEL: Yo pensé, yo la amo, amo a Adri. Pero, un día, inevitablemente se va a morir,

¿no? Se va a morir y ya está, se muere, yo me muero. Adiós. Polvo. Cenizas, tumba,

entierro, flores, ciao.

PACO: Pero no sabes…

RUBÉN: Sí sabemos, sabemos que nos vamos a morir. (Un trago más.)

PACO: Pero no pronto.

JOEL: Mi mamá se cayó de una escalera, no mames, un pinche piso recién trapeado.

Estaba bien, cabrón, estaba bien de todo; la semana pasada le hicimos exámenes de

54
Mar de fondo Funeral

laboratorio, por lo de sus triglicéridos, y ya… ya estaba bien, de todo. Mejor que una

de dieciocho. El doctor dijo que tenía mamá para rato. El corazón, bien. La sangre,

bien. Azúcar, bien. Grasas, bien. Huesos, bien. Todo bien y madres; pinche escalera.

PACO: Pues sí, pero ya ves cómo es la pinche vida.

RUBÉN: Pinche vida. ¡Salud! Por la pinche vida. (Bebe y la pasa.)

JOEL: Y así nos puede pasar a cualquiera. (Recibe el alcohol y bebe.) Ahorita abro la

puerta y en la manija hay una abeja. La abeja me pica, ¡pam! Choque anafiláctico,

papas, muerto, frito. Yo sé que me voy a morir, sé que Adri se va a morir. Ustedes se

van a morir… ¿Qué hacemos mientras, qué vale la pena?

RUBÉN: ¿Beber?

JOEL: Amar, pendejo. Eso vale la pena. Por eso vale la pena vivir, ¿no, Paco?

PACO: A huevo.

JOEL: Y me caga, porque entonces, ¿qué es el amor? ¿Qué tengo que hacer ahora que

sé que no es para siempre y que no es vivieron felices? ¿Qué chingados tengo que hacer

para amarla, de verdad? Para amar, de verdad.

RUBÉN: Ay, cabrón. No mames… por favor.

JOEL: No bastan las flores, porque las flores se pudren. No bastan las palabras, porque

se las lleva el viento. No bastan los besos, porque un año después ya extrañas besar a

alguien más. No basta nada. ¿Qué entonces? No entiendo.

RUBÉN: Ya estás pedo. ¡Vámonos! Te invito a un table.

JOEL: ¡No! (Lo empuja.)

RUBÉN: Eso hacen los pedos. No te pongas así.

55
Mar de fondo Funeral

JOEL: Muy bien, entonces estoy pedo. (Lo escupe.) El pedo, busca pedos, gratis. ¿No?

(Lo empuja.) A ver, cabrón. A lo mejor eso es el amor, una pinche pelea sin sentido.

PACO: No mames, no estás pedo, estás idiota. (Esquiva un golpe.)

JOEL: No te metas, pendejo. Esto es entre Rubencito y yo. ¿No? A ver, cabrón.

RUBÉN: No te rompo tu madre nada más porque estamos aquí…

PACO: ¿Quisieras que tu mamá te viera así?

JOEL: No la metas. (Le da un golpe en la cara a Paco. Cae al piso.) ¿Esto es el amor?

RUBÉN: No.

JOEL: Esto es el amor, pendejos. Lo descubrí.

Entra Cristina.

CRISTINA: ¿Qué pasa aquí? Les dije que se tenían que ir. Váyanse, por favor. Ya.

JOEL: ¡Señorita! Le voy a decir algo: el amor es lo que te hace hacer cosas idiotas que

parecen importantes para seguir junto a alguien.

CRISTINA: ¿Qué?

JOEL: El amor es la idiotez del mundo. El amor es pegar tu lengua a otra lengua. ¿Por

qué hacemos eso? El amor es preparar una sorpresa, una cenita romántica, velitas,

vinito y ¡pum! Tirar todo a la basura cuando te cancelan y aún así, cuando tu amor

llega, recibirla sin hacerla de pedo.

CRISTINA: (A Paco.) Por favor, ya váyanse.

JOEL: Amor es hacer caras idiotas, hacerle como animales, ¡hazle como changuito…!,

correr encuerado por la toda la casa, tender la cama aunque te cague. Amar es querer

bañarte junto a tu amor, aunque no quepas en la regadera y el agua caliente no

alcance.

56
Mar de fondo Funeral

CRISTINA: Señor, ya llévese a su amigo.

JOEL: Amar es dejar tus babas en el cuerpo de alguien más: ¡Qué idiotez! El amor,

señorita, es la idiotez del mundo.

Paco intenta llevárselo.

PACO: Ya vámonos.

JOEL: ¡Suéltame, pendejo!

RUBÉN: Ya, cabrón. (Rubén tira a Joel al piso.)

JOEL: Amar es estar en el piso y pensar en tu amor. Adri… Adri… pienso en Adri. (Le

aplican una llave de lucha para que deje de poner resistencia. Gritando.) YO TE AMO, PERO

ESTOS IDIOTAS NO ENTIENDEN. Y yo no entiendo nada. Ya no entiendo nada…

(Se levanta.)

PACO: Estás bien idiota.

JOEL: Ya sé. Estoy enamorado.

CRISTINA: Largo de aquí.

RUBÉN: Vámonos.

PACO: Pide disculpas, pinche Joel. (Silencio.) ¿No? Saben qué… yo me largo.

CRISTINA: Todos se van. ¡Ahora!

JOEL: No, no. Ya. (Se levanta.) Amar es darte cuenta que la cagaste. (Risa

incontrolable.) Yo los amo, culeros. Los bien pinches amo. (Los abraza.) Discúlpenme. Y

usted también, mil disculpas. Ya nos vamos. En serio. (A sus amigos.) Amigos, no lo

vuelvo hacer.

PACO: No seas mamón. ¡Vámonos! (Va por las cosas: sacos, una maleta, etc…)

RUBÉN: A huevo. ¡Table!

57
Mar de fondo Funeral

PACO: (Busca a Criastina.) ¿Quieres ir a cenar conmigo?

CRISTINA: Llévate a tu amigo.

PACO: Está bien. (La mira insistente.)

RUBÉN: ¡Table, table, table!

CRISTINA: Fuera, los tres. Estoy a nada de llamar a seguridad.

RUBÉN: ¡TABLE! ¡TABLE!

JOEL: Espérate, espérense. Ya. Ya… paremos todos de mamar, por favor.

PACO: ¡Vaya!

JOEL: Yo quiero pedirles algo. Es lo último, ahora sí, Cristina… lo último.

CRISTINA: (Saca un radio.) ¿Seguridad? Velatorio 7, tengo un 8-43. Velatorio 7.

PACO: No, no, ya nos vamos… y, si quieres, otro día, más tranquilos, vengo a

visitarla…

CRISTINA: ¿Seguridad? (Nadie contesta en el radio.) Voy a ir por seguridad.

Sale Cristina.

PACO: Ya cabrón, vámonos.

JOEL: Es que Adri y yo… miren, nos estamos separando.

PACO: ¡No mames, Jo!

JOEL: Hace dos días que yo no llego a dormir. Ayer salimos del funeral y cada quién

se fue para otro lado. Estuvo aquí, conmigo, pero todo fue una pantalla.

PACO: No mames, Jo. ¿Y ahora?

JOEL: Ella es todo para mí. Ahora lo sé. Ella estuvo aquí durante todo el velorio, me

ayudó y no dijo ni una palabra sobre separarnos. Sólo al final se iba a otro lado. No sé

si ya está con alguien más…

58
Mar de fondo Funeral

RUBÉN: Claro que está con alguien más.

PACO: ¿Tú que sabes?

RUBÉN: Nomás decía…

JOEL: Pero yo siento que tengo una sola oportunidad, y mi mamá sabía eso, por eso

se murió. Mi mamá fue la mujer que enseñó todo… ella quería esto.

RUBÉN: Verga, Jo… no digas esas cosas.

JOEL: Ella sabía y me dio la última oportunidad para estar bien con Adri.

PACO: Estás re orate.

JOEL: Tengo que aprovechar esta oportunidad para estar con ella, ¿no? Y miren…

yo… yo…. Yo…

RUBÉN: Ya, suéltalo.

JOEL: Quiero bailar.

RUBÉN: Ah…

PACO: ¡Qué!

JOEL: Quiero bailar con Adri. Quiero llegar a la casa y bailar con ella. Ella siempre

quiso que la invitara a bailar, y yo no sé. Quiero bailar y bailar. Y besarla durante el

baile y abrazarla… eso quiero. Amarla mientras bailamos y bailar mientras nos

amamos.

RUBÉN: (Con sarcasmo.) ¡Qué ternura!

PACO: Va, estoy de acuerdo, vámonos a que la bailes.

JOEL: No, espérate. Quiero que me enseñes. Yo no sé bailar.

RUBÉN: No tienes que saber, nada más la tomas y… tú sabes… la pasión.

JOEL: Sí, sí, pero, ¿cómo?

59
Mar de fondo Funeral

PACO: ¡Cómo no sabes bailar! No mames…

RUBÉN: Pues así y ya, carajo.

JOEL: Enséñenme, chinga. Por mi madrecita que está en el cielo… ¡Enséñenme!

PACO: Nel… ya vámonos, cabrón…

RUBÉN: (Después de dudarlo.) A ver… Paco, marca este ritmo: un-dos-tres-un-dos tres.

PACO: Nel…

RUBÉN: ¡Paco!

PACO: Está bien… ya… ¿Así? Un-dos-tres…

RUBÉN: Eso, no pares.

PACO: UN-DOS-TRES, UN-DOS, TRES.

RUBÉN: A ver, cabrón, primero es la posición. La tomas así (Toma a Joel de la cintura.)

Y empiezas. (Bailan.) Agarrala fuerte, eh. Que sienta.

PACO: Un-dos-tres…

Siguen bailando. Entra Cristina seguida por los sujetos de seguridad. La música empieza. Rubén

entrega a Joel a los brazos de uno de seguridad. Joel saca a bailar a Cristina que entrega a Paco a

Rubén. Cristina baila con el otro elemento de seguridad que la besa. Paco llora en el hombro de

Rubén al ver a Cristina besarse con otro. Las parejas se pueden ir rotando después de quedar en el

último orden:

Joel- Seguridad 1

Paco-Rubén

Cristina-Seguridad 2

El baile progresa a la transición con un cambio en la música.

60
Mar de fondo TRANSICIÓN 3

III

Entran parejas hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer… Bailan el baile más


dulce, el más divertido, el primero, el último, el único que tienen. La progresión del
baile implicará que ellas y ellos se van desvaneciendo en los brazos del otro y
recuperan, o no, su condición de pareja que baila. Se desvanecen a destiempo y juntos.
Desvanecerse es soltar, a veces pelear. Algunos quedan tirados otras parejas bailan
sobre ellos, se arman nuevas parejas, alguien saca a bailar a algún desvanecido… Al
final todos terminarán bailando solos.

Mientras sucede el baile, en las pantallas:

Pantalla de arriba: YO

Pantalla de abajo: YO

Cambian las pantallas

Pantalla de arriba: TU

Pantalla de abajo: TU

Cambian las pantallas

Pantalla de arriba: YO TE NOMBRO: TÚ ERES MI TÚ.

Pantalla de abajo: TÚ eres MI tú.

Pantalla de arriba: ¿Dónde acabo?

61
Mar de fondo TRANSICIÓN 3

Pantalla de abajo: ¿Dónde empiezas?

Pantalla de arriba: ¿Yo?

Pantalla de abajo: ¿Yo?

Pantalla de arriba: ¿Tú?

Pantalla de abajo: ¿Tú?

Ambas pantallas:

¿Amor, existe el nosotros?

¿Amor, existe él?

¿Amor, existes?

¿Amor?

¿?

62
Mar de fondo Boda

Boda

Vemos en una esquina de un salón a una novia y tres damas de compañía. Están bebiendo

derecho cada una de una botella. La novia tiene el maquillaje corrido; el cabello hecho un

desastre. Ninguna de las tres está en su mejor momento. El pastel de bodas está atrás, tiene las

figuritas de los novios enterradas en el centro, la novia y las damas tienen merengue en el vestido,

las manos, etc. Mientras beben, Ester trata de limpiar su vestido con agua mineral, Andrea baila

descalza y fuma, Renata manda un mensaje y está todo el tiempo pendiente de su celular. Ester la

mira, trata de quitarle el teléfono, Renata se resiste.

Novia: (Volteando la botella y dejando caer al piso las últimas gotas.) ¡Pluf! Se acabó.

Ester: ¡No! Las gotas de la felicidad… La mala suerte.

Andrea: ¡Ester!

Renata: ¡No puede ser!

Novia: (Ríe escandalosamente.) De la felicidad… (Ríe más, imparable, llora al final.)

Renata: Ya… ya, todo va a estar bien, te lo prometo.

Novia: ¿En serio? ¿Me puedes prometer eso?... (De nuevo riendo enloquecida.) Los que no

cumplen sus promesas se van al infierno… (Cantando con sorna.) Y ya sabemos quién se

va a ir al infierno.

Andrea: Ten.

Novia: No wey, lo último que me falta es estar dejada y drogada… Déjame disfrutar

mi fiesta chinga… Es la última vez que me voy a poner este vestido, miren que bonita

me veo, baje 15 kilos… ocho meses comiendo como conejo…

63
Mar de fondo Boda

Renata: (A Andrea.) Guarda eso, no mames, no ves cómo estamos bebiendo.

Ester: Tal vez sea buena idea, calmarnos, dejar de beber. Comer algo. (A la novia) ¿Por

qué no vamos a cambiarnos y…?

Novia: Ya no tengo con qué brindar… (Yendo por una botella que destapa ruidosamente. El

líquido se chorrea por todas partes.) Salud por la novia. 50 botellas de champagne cortesía

de mi papito. Salud por mi papito y sus 50 años de casado con mi mamita, salud por

sus bodas de oro en Febrero, salud por los 3 hijos que le sabemos y no conocemos,

salud por mis medios hermanos desconocidos…

Andrea: ¡Salud, carajo! Brindemos, qué chingados. ¡Ya Ester!, quita tu carita de

velorio, deschóngate por una vez, por Dios. Es la primera vez que bebemos las cuatro

en tres años, disfruta que te dieron permiso…

Ester: ¡No me dan permiso!

Renata: Sí Ester, bebamos hasta reventar. ¡Que chingados! Todas las aquí presentes

necesitamos reventar!. ¡He dicho!

Ester: Esto no es buena idea, Renata.

Novia: La última vez que estuvimos las cuatro fue en tu despedida de soltera…

Andrea: Sí; ese wey piensa que te pervertimos y te enviamos a los brazos de otros

hombres, que no mame, si no fuera tan pinche mocho… En qué momento entraste en

propiedad privada… Lo prometimos, ¿se acuerdan?, en tu despedida. Nadie entra en

modo propiedad privada, pero ahí estás… Bien idiota, no puedo ñe ñe ñe, es que

Carlos está cansado, tuvo un día muy pesado… Es que su mamá… Mañana quedamos

de ir a comprar el nuevo estéreo…

64
Mar de fondo Boda

Novia: ¡Ya!, dejen en paz a Ester, ella lo ama y se va a refundir con él como

ermitaña… Chingón, (A Andrea.) Tú porque estás loca, (A Renata.) Y tú porque nunca

te has enamorado como perro de alguien… No tienen idea, así que no tienen voz ni

voto.

Renata: ¡Tú que sabes!

Ester: No sabemos, no importa… Este no es un tema para…

Novia: Wey, te conozco desde los siete, nos pusimos papel en las chichis juntas, y

conozco a toda la bola de pelmazos con que te enrolas; sé perfecto que te da por bajar

la vara, cabrón… Y está chido, al final toda esta historia de guardar el corazón es puro

chorito de película, el corazón es un músculo y al final siempre acaba todo valiendo

madres… ¡Salud por la novia!

Brindan.

Novia: Al final, seguro, que tú te has divertido más que yo.

Andrea: Todas. Todas nos hemos divertido más que tú… Hasta Ester antes del mocho

del bajío.

Ester: Ya, párale.

Andrea: Ya, pues.

Renata: Como sea, no tienes derecho a decir que no me he enamorado.

Novia: ¿De quien?

Ester: De nadie.

Renata: Una vez.

Ester: Hace mucho… del wey que…

65
Mar de fondo Boda

Novia: Ay, ya, ya, te enamoraste una vez… que bueno que no pasó nada… A fin de

cuentas todo acaba aquí… Eso le tengo que agradecer al Flaco… Nos ahorramos el

desmadre, el divorcio, los perros y los hijos y me dejó una fiesta chingona. (Llora, todas

se quedan en silencio, beben.) Ni siquiera me vio en el vestido…

Ester: No te hace bien pensar en eso.

Novia: Te juro que no estoy pensando.

Ester: Nadie puede no pensar.

Andrea: ¡Ester, carajo! Propongo que pensemos en Ester.

Ester: Andrea, ya wey, mejor me voy.

Novia: ¡No!

Andrea: ¡No, espera… ya no te voy a estar chingando! Sólo me quedé con esto después

de hablar de tu boda… ¿Quién escribió el ritual?

Renata: ¿De qué hablas?

Andrea: De la letanía esta que se repite en las bodas: te amaré en lo próspero y en lo

adverso, en la salud y en la enfermedad… y prometo amarte y respetarte todos los días

de mi vida…

Ester: Amen.

Novia: Salud.

Renata: No tengo idea.

Andrea: Está increíble, lo oyes y dan ganas de casarte… Es muy femenino… TODOS

LOS DÍAS DE MI VIDA… no sé por qué pienso que eso es algo que sólo una mujer

puede prometer…

Renata: Ni al caso.

66
Mar de fondo Boda

Novia: Tiene razón, es cultural, es de crianza… por lo menos aquí, naces con el chip.

Andrea: O te lo incrustan en la infancia… Yo podría comprometerme a amar a alguien

TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.

Novia: Y hacerlo.

Renata: No puedes amar todos los días de tu vida.

Novia: Sí puedes. Amar es una decisión. Puedes quedarte ahí cuando se pone

cabrón… Quedarte, estar. Hasta que ESTAR se vuelva AMAR… otra vez, todas las

veces que sea necesario. Habrá días que no sepas qué mierdas está pasando, que

identifiques que están en el puto carrito de la montaña rusa y va de subida, o están en

el fondo… Pero decides quedarte. ESTAR. Tomas al otro de la mano y cuando se

pierde lo miras a los ojos. Fuman juntos en silencio. Le preparas un sándwich en la

noche, un café en la mañana, y te callas y te quedas. Respiras. Lo ves, lo lees… Y dejas

que él te vea y te lea. Y un día, cuando menos piensas, estás en la cima, y el panorama

es chingón, estás arriba con ese Wey; como dioses, viendo el mundo a sus pies, y

descubres que en el camino lo volviste a crear, a descubrir, y lo amas tanto… como el

primer día o más… Es TU persona, lo conoces como a nadie en el mundo y él a ti. Y

sabes que de ese carrito nadie se baja.

Ester: Porque lo prometieron.

Novia: Porque lo decidieron.

Renata: No sé.

Andrea: Wey claro que sabes de lo que hablamos… Ya lo has hecho…

Renata: No.

Andrea: En escena.

67
Mar de fondo Boda

Renata: Ni al caso, no es lo mismo.

Andrea: Es lo mismo. Pienso que te pienso … y te pienso, pienso que te amo y te amo.

A veces primero te amo y luego lo pienso. Y otros días estás perdido… así… y

entonces pienso que te amo… Y te amo.

Renata: ¡Cálmate Stanislavsky!

Andrea: Perdón, se me olvidaba que tú nada más le haces… como el borras…

Renata: Ah sí, señorita estructura, pues en esa lógica te podrías enamorar de

cualquiera.

Andrea: Tal vez, a veces he llegado a esa conclusión. Pero no lo creo, primero eliges,

conoces de que va… No te metes de cabeza en cualquier ficción.

Renata:¿No?

Novia: Decides.

Renata: A mi no me pasó así.

Novia: ¿Por qué ese wey dejó de decidir por mí?

Renata: Yo, quiero decirte…

Ester: No. Se está haciendo tarde, por qué no te llevo…

Novia: ¿Saben qué es lo peor? Estoy preocupada… por él.

Andrea: No mames, es un pendejazo…

Novia: ¿Ya habrá comido algo?… Está muy solo, su mamá no iba a venir a la boda.

Renata: Su hermana está enferma.

Novia: Sí, no podía dejarla sola… Me pregunto, ¿habrá comido algo? Seguro está

fumando como chacuaco, y llorando… siempre fue muy llorón…

Andrea: Ya te habíamos dicho, si llora más que tú…

68
Mar de fondo Boda

Andrea y Ester: No está padre.

Novia: ¡Qué tontas!

Le llega un mensaje a Renata, lo ve discretamente, no contesta.

Renata: Mejor sigamos brindando. ¡A beber hasta reventar!

Novia: ¿Quién hace el honor de llevar el siguiente brindis?

Andrea: ¡Yo! Brindo porque cambiemos el ritual, porque nombremos sólo aquello de

lo que nos haremos cargo, por tener palabra, por apostar por alguien… Porque nuestro

ritual sea todo lo personal y pedorro que queramos…

Ester: ¿A qué te refieres? Yo no voy a brindar por un ritual pedorro.

Novia: Shhh, ¡Ester!

Andrea: Sí, querida. Por ejemplo, en tu caso podrías decir, prometo renegar de mis

intereses y mis amistades y ponerte a ti primero que a nada en mi vida, siempre y

cuando tú prometas proveer y cuidarme celosamente, así como sólo tú sabes amarme.

Ester: Ya estuvo bueno, no tienes ningún derecho a juzgarme.

Andrea: No es un juicio, si tu vida es esa y tú quieres que así sea, está bien… Ahí te va

mi promesa para que veas que no tengo nada contra ti. Yo diría algo así como, me

encantaría prometerte que estaremos juntos por siempre, pero sólo puedo hacerme

cargo de mi lado de la decisión, así que te prometo no meter al tiempo a jugar en

nuestras vidas. Te prometo que si me tomo un café contigo, o cogemos…

Ester: No puedes decir cogemos en la Iglesia.

Andrea: …o cogemos, es porque no hay otro lugar en el que yo querría estar en ese

momento. Te prometo que un día me voy a ir, y que el día que yo me vaya o tú, no

haré la guerra en venganza de quién se fue primero. Ese día te prometo que te voy a

69
Mar de fondo Boda

soltar. Aunque muera de tristeza te voy a soltar para que puedas seguir con tu vida.

¿Ves? No suena alentador, pero es lo que puedo prometer. ¡Salud!

Todas: ¡Salud!

Andrea: Vas Renata.

Ester: ¿No quieren pastel?

Novia: Yo lo tenía todo planeado. Habíamos dicho que no tendríamos hijos el primer

año… Helena y Gabriel… ¿Qué hago con sus nombres?

Renata: Gabriel, como su papá…

La novia mira a Renata un tanto extrañada. Ester interrumpe.

Ester: (Toma abruptamente un pedazo de la mesa.) El pastel está buenísimo.

Andrea: Nada, guardarlos en el cajón de los nombres de los hijos imaginarios que no

tendremos.

Ester: Por ahora.

Andrea: Luego aprovechando tu dieta de conejo viajaremos y conocerás mil y un

hombres interesantes.

Ester: O estúpidos.

Andrea: (A Ester) No me estás ayudando. Y te acostarás con todos ellos, hasta

enloquecer de placer.

Ester: O tomarás café con ellos y tendrán pláticas eternas…

Novia: Me dan ganas de llorar de pensar de nuevo en: cómo te llamas, en qué trabajas,

qué te gusta… etc…

Andrea: Calma, calma, por eso estoy hablando de coger: puro, vil, llano, fantástico

sexo…

70
Mar de fondo Boda

Renata: Se te olvidó mencionar que la parte de “fantástico sexo” equivale a la cal…

Todas la ven con cara de no entender nada.

Renata: Ya saben… una de cal por las que van de arena. No estas contemplando los

atascados, los lugares de mierda, los malos olores, las formas extrañas…

Ester: Formas de…

Andrea: Del pito wey, cuántos años tienes…

Renata: Los que la tienen chiquita…

Novia: Eso es un mito.

Las otras: No es.

Novia: Wey, ellos están traumados con ese pedo y no entiendo… En realidad va de

otra cosa.

Ester: Sí y no.

Andrea: Dices eso porque no te has acostado con nadie que la tenga, digamos

anormalmente chiquita…

Ester: Dices eso porque estás hablando de hacer el amor, no de sexo. A veces es sólo

sexo hay que aceptarlo, así, como es.

Renata: (A Ester) A veces.

Novia: No, alto, no tengo la experiencia de ustedes pero sí puedo diferenciar entre

coger y hacer el amor…

Renata: ¿Si?... Nos conocemos desde los 7, nos pusimos papel en las chichis juntas…

no tienes idea de la diferencia…

Novia: No lo veo como ustedes pero veo la diferencia.

Andrea: ¿Cómo lo ves entonces?

71
Mar de fondo Boda

Novia: El cuerpo siempre dice más de lo que queremos. Aunque no lo quieran, si te

acuestas con alguien abres una puerta, tocas algo del otro que no es la piel y ya.

Andrea: Ni al caso.

Ester: Lo entiendo, pero en todo caso esa sería una categoría intermedia entre coger y

hacer el amor.

Renata: Conclusión, te conozco desde los siete y es un hecho que no sabes lo que es

coger y en cualquier momento acabas enamorada de tus acostones por seguir abriendo

puertas… Ahí te encargo, Andrea, que le eches un ojo cuando la lleves de turismo

sexual… Sigo con mi listado: los gandallas, los que se enamoran y tu ni siquiera has

llegado al orgasmo, los ositos babositos…

Ester: ¡¿Qué es eso?!

Novia: ¡Wey!

Andrea: ¡No puede ser!, ¿neta nunca te ha tocado un osito babosito?

Ester niega con la cabeza y las mira divertida.

Novia: Esos weyes con cachetes pachoncitos…

Renata: Es como besar una gomita de pandita que te deja toda la cara llena de dulce…

Andrea: Sí, como si no tuvieran músculos, ni dientes…

Novia: Ni tampoco mucha idea de donde empieza y donde termina tu boca…

Ester: Oigan…

Las otras siguen muertas de risa haciendo comentarios y gestos al respecto.

Ester: Creo que eso me gusta.

Novia: ¡Que asco!

72
Mar de fondo Boda

Andrea: ¡No mames! Siempre me pregunté si nadie les decía a esos weyes que pararan

de mamar y que tomaran una lección de anatomía… Y ahora resulta que te gusta.

Renata: Siempre hay un roto para un descocido, decía mi abuelita…

Andrea: Ester, mi vida... Pandeando con el mocho del bajío, ¡que ternura!… ¡Guácala,

seguro tú besas igual de mal!.

Ester: ¡Qué te pasa, yo beso increíble!

Novia: ¡Ay si!

Andrea: Tú y el mocho del bajío pandeando durísimo en las noches los sábados,

porque los domingos Dios nos ve y no se coge ante la mirada del divino.

Todas ríen, menos Renata que tiene la mirada en el vacío. Ester besa sorpresiva, intensa y

largamente a Andrea. Las otras las ven, silencio. Termina el beso. Se miran y Andrea sonríe.

Ester: ¿Decías?

Ríen escandalosamente, beben, brindan. Renata se queda pensativa.

Renata: También puede pasar, que un día, después de tanto buscar, y tanto esperar…

Llegue por fin. Llegue por fin esa persona y te dé el beso de tu vida. El beso que te

recuerda todas las cosas que se te habían olvidado. (Llora.)

Novia: ¿Qué te pasa? Estas bien.

Renata: No, no estoy bien. De hecho todo está mal, más mal que nunca, peor…

Ester: Va a estar bien, sólo no lo hagas peor… (A la Novia.) Estamos cansadas, hemos

bebido mucho…

Renata: (A Ester.) Le tengo que decir.

Ester: No, no tienes.

Novia: ¿Qué?

73
Mar de fondo Boda

Renata: Un día llega ese beso y te recuerda el día que naciste, y los ojos que tenías de

niña cuando esperabas el mundo.

Ester: Renata, vámonos.

Renata: Y a lo mejor el beso es así porque lo tenías enquistado dentro, desde el día

uno. Ese beso que era tuyo y nunca llegó.

Andrea: ¿Y ahora qué pasó?

Renata: Yo no quería. No lo planee. Te juro que me he peleado conmigo todo lo que

he podido.

Novia: ¿De qué hablas?

Renata: Yo lo conocí antes que tú… Yo te dije que me gustaba, te acuerdas… Pero él

te vio, como todos, como siempre… Te vio a ti.

Novia: ¿Renata, estás hablando de…? Pero si tú y yo hablamos, eso lo teníamos

solucionado desde hace mucho. ¿De qué hablas?

Renata: No, no, no… no me estás entendiendo. Es cierto, yo no tenía nada que

reclamarte. Él siempre te vio a ti.

Novia: Tú me dijiste que estábamos bien.

Renata: ¿Y qué querías que te dijera? Si yo te decía que me importaba, que lo dejaras.

¿Habría cambiado algo?

Novia: No sé…

Renata: Me callé la boca. No sabes como lloré, pregúntale a Ester, y no dije nada

cuando me dijiste que se casaban y que querías que yo fuera la madrina de anillos… y

me probé este estúpido vestido…

Novia: No sabía que tú…

74
Mar de fondo Boda

Renata: No sabías, no estabas viendo hacia acá… Y luego, no debí… yo sé que no

debí, pero el día que su hermana se puso mal y no te podía encontrar me habló para…

Novia: ¿Qué…? … ¡Tú…! ¿Tú?

Renata: Yo también era su amiga…

Novia: ¡No! Tú eres mi amiga, MI mejor amiga, él es mi ex novio, el amor de MI

vida… No es nada tuyo. Tú… ¿Qué hiciste?

Renata: No sé… Él por fin volteó a verme y yo me enamoré, así como perro, así como

dices que yo no sé amar, eso ocupó todo de mí, me volví loca, nunca había sentido

eso… Yo siempre quise ser como tú y de pronto se volvió literal. Yo quería… Ser

cómo tú, saber lo que era eso, verlo así, sentir su mirada… Yo quería eso…

Perdóname por favor.

Novia: ¿Qué hicieron?

Renata: Después del hospital... Fui a su casa...

Novia: Pero tú eres como mi hermana.

Renata: Soy tu hermana.

Novia: No… qué asco… (Contiene las arcadas). (A Ester) ¿Y tú sabías? ¿Ustedes sabían?

Andrea niega con la cabeza. La Novia increpa a Ester.

Renata: Esto no tiene nada que ver con Ester, yo le conté, no podía más y ella me trajo

acá… Tú te ibas a casar y todos íbamos a olvidar esto, ese era el plan, no pensé que

él… No es como crees. No tenemos nada. Él no me ama.

Novia: No seas idiota, lo sé perfecto… Él jamás podría amar a alguien como tú, lo

conozco. Nadie puede amar a alguien como tú.

Renata: No me digas eso. No lo escogí, no es una decisión, no puede serlo…

75
Mar de fondo Boda

Novia: Sí decidiste; decidiste traicionarme… ¿Por eso no vino? ¡Por eso…!

Renata: Está confundido… Él no… (Saca el celular y lo pone entre ellas, como prueba.) Yo

fui, él no tiene nada que… Perdón.

Novia: ¿Qué es esto? Eres una mierda…

Renata: (Busca los mensajes y le da el teléfono a Ester.) Leelos.

Ester: (Leyendo el mensaje del celular de Renata.) “¿Estás bien? Hablemos.”

Luego… “Ustedes se casan, va a pasar lo que tiene que pasar. Perdón, nunca debió de

haber pasado. Mañana todos olvidaremos todo. Perdón”. (Lee. Duda en leerlo, cuestiona

Renata con la mirada.)

Renata: Sí, ya, lee todo.

Ester: “Quiero dejar de pedir disculpas... No está bien este desmadre, nunca debió de

haber pasado… Nada está bien ahora. Pero aunque sea por una noche algo estuvo bien

en mi vida y de eso no me arrepiento. Llevo un año así… Ya no podía soportar…

Habla conmigo, por favor”

Novia: ¿CÓMO TE ATREVES?

Renata: ¿Y él?, dile Ester… Dile qué me contesta él...

Ester: “Déjame en paz, necesito estar solo.”

La Novia intenta irse, las otras no saben qué hacer. Ester va con Renata, Andrea alcanza a la

Novia.

Andrea: ¿A dónde vas?

Novia: Tengo que verlo, tenemos que hablar.

Andrea: Espérate, para qué…

76
Mar de fondo Boda

Novia: Está confundido… Tenemos que arreglarlo, tenemos que casarnos, y vamos a

tener dos hijos hermosos, sólo es un bache… Aquí está el pastel (Trata de arreglarlo, está

frenética.) Él me ama. (Se rompe.)

Andrea acuna a la novia, Ester a Renata.

Novia: (Balbucea.) Él me ama, tiene que amarme, él se decidió por mi… Sólo está

confundido.

Andrea: Shhh, ya, ya…

Renata: (De la manera más tierna posible, con cada palabra pide perdón.) No te ama… se fue

y te dejó metida en este vestido con 250 invitados… Eso no es amor.

Novia: Lo sé.

Renata: Estar confundido no es amar.

Novia: Lo sé.

Renata: Soy una mierda, de verdad, no entiendo nada… sé que me conoces, sabes que

cuando te digo que soy una mierda, sabemos de lo que estamos hablando, no sólo me

refiero a esto; esto es la colita, el final de un largo camino. Por favor, tú y yo somos

hermanas, nos amamos, con todo lo horrible que soy. Nadie puede amarme, por favor

no dejes de amarme tú.

La novia la ve, las ve a todas. Se levanta sin prisa y se va. En el quicio de la puerta…

Novia: Alguien puede amarte, claro que alguien puede amarte… sólo, yo ya no.

Renata se va. Se escuchan su pies sobre el piso frío. Oscuro.

77
Mar de fondo TRANSICIÓN 4

IV

Todo el mundo está falto de algo. Se acaba el tiempo y no han obtenido lo que desean,
buscan frenéticamente. Hay prisa, toda la prisa del mundo, de todos los días vividos y
los que vienen por vivirse. En esa búsqueda dos chocan inesperadamente, van a seguir
su camino, dudan. Deciden parar y se encuentran en un beso infinito. El tiempo se
detiene en ellos mientras el resto continúa. Todos, insaciables, unos de ausencia y estos
dos del otro. El tiempo pasa, todos van saliendo, la escena se queda vacía. Los dos
siguen besándose fuera del tiempo y el espacio.

Pantalla de arriba:

Queremos hablar del amor…

Pantalla de abajo:

Pero el tiempo no nos deja.

78
Mar de fondo Manteles individuales

Manteles individuales

Javier sale de bañarse y se empieza a poner un traje negro. Ha llorado mucho. Se ve deshecho.

Entra Pablo; le lleva un sándwich y un café en una charola, se las deja en la mesita, lo abraza por

detrás. Javier no responde. Pablo se acuesta en el sillón mientras lo ve vestirse. Javier se va

vistiendo y come algunos bocados al mismo tiempo.

Pablo: Recuérdame por qué tenemos ese reloj ahí.

Javier: No lo entiendo, lo único que oí en mi infancia fue a mi Tita quejándose de él.

Pablo: Me ha arruinado las siestas desde el día que llegó.

Javier: Mi Tita me contaba como mi abuelo le llevaba serenata pedísimo mientras

estaba con otra mujer… los gastos exorbitantes que aparecían en las cuentas comunes.

Hijos; siempre la sospecha de hijos regados, miles de hijos poblando el mundo,

pequeños abuelos. Yo no conocí a esa persona. Él era otro para mí. No entiendo por

qué ahora mi Tita le llora tanto. No entiendo. ¿Por qué le llora tanto?

Pablo: No sé.

Javier: Yo pensé ella lo odiaba, de hecho buena parte de mi infancia estuve enojado

con ella, por verlo así, por aventarle el plato, por descalificar todo lo que él decía.

Cuando era niño, mi abuelo iba a desayunar a casa de mi Tita, ahí en el departamento

de enfrente. Juntos, pero no… Y yo con ellos, en medio, entre platos aventados y

miradas llenas de… decepción mutua. ¿Y ahora?

79
Mar de fondo Manteles individuales

Pablo se para y le arregla el nudo de la corbata y le acomoda la camisa.

Pablo: Es muy difícil perder a alguien, sólo piensas en lo bueno cuando alguien ya no

está. ¿Por qué no podemos acordarnos de los momentos horribles? Dicen que es más

fácil recordar el dolor, pero cuando el otro se va… (Pablo lo ve de frente, Javier le sostiene

la mirada, Pablo se da la vuelta y busca dinero en su cartera).

Pablo: ¿Nos vamos a ir en taxi o en el coche?

Javier: Obviamente en el coche.

Pablo: Entonces hay que salir antes, es que no trae gasolina.

Javier: Te dije que le pusieras.

Pablo: Si quieres voy en lo que estas listo… ¿Me das para la gas?

Javier: No, ya olvídalo… Ahorita vamos.

Silencio incómodo. Suena el reloj.

Pablo: ¿Ahora que se murió podemos quitarlo?

Javier: ¿Qué?

Pablo: El reloj.

Javier: No… Mi abuelo era como mi papá. Cuando mi papá me mandó al carajo…

Cuando era niño compuse este reloj con mi abuelo. ¿Estará arrepentida?

Pablo: ¿Quién?

80
Mar de fondo Manteles individuales

Javier: ¡Mi Tita!

Pablo: Ahhh… No sé si esté arrepentida, para el caso, por lo que cuentas él tendría que

haberse arrepentido igual. (Largo silencio.) El amor es de dos, la culpa también. (Largo

silencio.) ¿Cómo sabes cuándo se termina el amor? ¿Cómo sabes que no es amor? Que

es pura culpa.

Javier: ¿Se puede confundir amor con culpa?

Pablo: Culpa de no sentir lo que sentías.

Javier: Culpa y cobardía, el remedo del amor…

Pablo: No es cobardía, es miedo. Y si te estas equivocando… Y si no puedes con tus

decisiones.

Javier: ¿Por fin me lo vas a decir?

Pablo: ¿Qué cosa?

Javier: Llevo meses esperando esto.

Pablo: ¿De qué hablas?

Javier: ¿Podemos dejarle de dar vueltas de una vez por todas?

Pablo: No hay nada que quiera decirte. Vámonos, es tarde. Te paso tu saco. (Se levanta

y toma dos sacos y las llaves.)

81
Mar de fondo Manteles individuales

Javier: No quiero mi saco. Llevo meses guardándome este nudo, lo bajo de los ojos a

la garganta, y lo empujo más abajo, llega al pecho, se guarda por horas en el abdomen

y de nuevo sube… Y yo espero. Te espero.

Pablo: No es el momento de hablar, nos esperan. Tu abuela espera que estés ahí, tú vas

a entrar con el féretro.

Javier: No va a haber un buen momento para hablar, no va a llegar, no va a ser mejor

más tarde, ni ya que hayamos cenado, ni después de que pase el duelo, no es mejor de

día, ni de noche, ni en un café, ni aquí en nuestra casa, no va a haber un buen

momento, ni un buen lugar… nunca.

Pablo: Tu abuelo querría que estuvieras ahí, con tu abuela… De verdad… todo puede

esperar…

Javier: Mi abuelo va a entender, él siempre me entendía. Sí, todo puede esperar…Todo

eso, su funeral, todo puede esperar. Tú y yo, ya no.

Pablo: ¿Cómo puedes estar tan seguro que quiero decirte algo? ¿Qué quiero…?

Javier: ¿Terminar? ¿Podrías dejar de subestimarme por una vez? Dejemos el juego

pendejo que nos une. Por una vez hablemos como iguales, de frente. Por una vez deja

de pensar que tú eres el hombre que todos desean y por eso tengo que cortejarte. Que

yo soy el inteligente de la relación y eso compensa, eso y el dinero por supuesto…

Aunque decido dejar el dinero fuera por ahora… por una vez quiero dejar de esperarte.

En todo. Para todo. Quiero dejar de ser el que ama, el que busca, el que procura, el que

persigue. Ya no puedo luchar por ganarte, ¿ganar qué…? No alcanzo el lugar en el que

82
Mar de fondo Manteles individuales

estás, no llego, hay días que ni siquiera lo veo. Voy a descansar, voy a descansar de

correr esta carrera que no va a ninguna parte desde hace un rato y que no voy a ganar

de ninguna manera.

Pablo: Ni madres, Javier. Yo he estado aquí, y he estado aquí porque aquí quería estar,

no estoy en ningún puto Olimpo, he estado en la casa, te espero en las noches … Sé

cuando estás de malas y no quieres hablar… yo también te espero. Te espero los

domingos que tienes comida familiar con tu papá que es un pendejo que te mandó al

carajo y que decidió que está bien que seas puto, siempre y cuando él no lo vea. Te iba

a esperar en el puto coche durante la misa y el entierro; espero el día que me presentes

como tu wey, y no como tu amigo en tu chamba. Te espero, he ido a tu ritmo en esta

relación. Cuando quisiste mudarte nos mudamos; cuando decidiste que la casa nos

quedaba chica y nos vinimos a vivir al culo del mundo, te seguí, y ¿por qué?, porque tú

eres el del varo y tú decides… Y porque yo te amaba y quise seguirte al culo del

mundo.

Javier: ¿Vamos a hablar de dinero?

Pablo: ¡Sí, por fin vamos a hablar del puto dinero! Y de todo… Y sí Javier, todos me

buscan, hay un chingo de weyes queriendo estar conmigo, siempre fue así… ¿Qué

quieres que haga?, lo sabías… Tú fuiste uno de esos weyes y yo decidí estar contigo, no

entiendo que ahora no puedas con eso.

Javier: No, no, no. No puedes estar pensando que yo no soy lo suficiente para ti y que

hay una fila esperando tras la puerta… Y tenerme siempre pendiente de esa puerta.

Pablo: Jamás fue así, tú me encantabas.

83
Mar de fondo Manteles individuales

Javier: No es cierto, veo como me ves, y como ves a los otros.

Pablo: Wey, la relación fue así desde el principio. Tú te pusiste ahí, no me vas a negar

que hay un lugar, con ciertas gentes, donde tú me pones como trofeo, ese eres tú. Te

gusta que yo te haya elegido y para que te guste yo tengo que seguir siendo el Wey que

todos desean.

Javier: Vete a la verga, Pablo.

Pablo: Yo también veo como ves a otros y no importa. Sé que no vas a hacer nada, sé

que lo haces porque necesitas reafirmar cada 24 horas quién eres… Necesitas que te

vean, todos… Siempre, en el trabajo, en tu casa, en la calle. Creíste que conmigo iba a

ser suficiente y yo lo creía también. Pero no. Y eso jodió todo. Yo no puedo con tu

puto complejo de inferioridad, quieres hablar como iguales, perfecto, pero yo no puedo

hacer eso por ti.

Javier: ¿Piensas eso de mí?

Pablo: Sí, wey, y te amo… O te amaba. No lo sé. Pienso eso y con eso y con todo te

amo y no sé cómo hacer esto, y no sé si lo estoy haciendo bien o este es el puto error

más grande de mi vida. Con eso y con que pienses que soy un pendejo porque no gano

tanto varo como tú, con eso y con que juegues el caminito de la ventaja y la

desventaja…

Javier: ¿Cómo puedes amar eso? ¿Cómo puedo amarte si sé que me ves así?

Pablo: Ahorita ya no importa. ¿Por qué no habías dicho nada?

Javier: De qué.

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Mar de fondo Manteles individuales

Pablo: Estabas esperando que yo hablara. ¿Eso dijiste no?

Javier: Sí.

Pablo: ¿Ves? Ese es el pedo. No me hables de un puto nudo en la garganta. Háblame a

mí, veme a mí, párate en frente y dime… Dime las cosas. Pregúntate por mí. (Pablo

comienza a empujarlo). Pero no, prefieres fingir que todo está chido… dejarme ir solo y

hacerme sentir culpable de cómo me estoy sintiendo. Y mirarme así, y descalificar lo

que digo, ahora mismo lo estás haciendo… y dejarme el dinero de la casa, del coche,

de la puta gasolina como si te debiera qué.

Javier: No se trata del varo.

Pablo: No, no sólo se trata del varo, se trata del varo y de todo. De la vida que quieres

tener… Yo te dije que no me alcanzaba para vivir aquí, pero el señor quiere una casa

como la de sus papás… Porque si no en su casa piensan que está desperdiciando su

vida y su educación… y yo me tengo que buscar mil chambitas que no quiero hacer

para medio alcanzar tu estilo de vida y que no me veas con cara de que no te amo

porque tú pagas la cuenta siempre… Tú querías esta casa, y el jardín y las dos perras…

En cuanto nos mudamos aquí todo se fue al carajo.

Javier: Tú dijiste que querías esa vida conmigo.

Pablo: Y por eso me tardé tanto en llegar aquí. Pero tú “me esperas”… Tal vez si tú en

vez de esperarme hubieras hablado…

Javier: No.

Pablo: No, ¿qué?

85
Mar de fondo Manteles individuales

Javier: Eso no hubiera cambiado nada.

Pablo: Perfecto, para variar tú todo lo sabes, lo que no ha pasado, lo que va a pasar.

Javier: Desde que te vi en esa fiesta supe que esto iba a acabar así. Era una cuestión de

tiempo, siempre fue así. Siempre supe que yo amaría más, estaría más…

Pablo: No puedes decirme eso.

Javier: ¿Soy lo mejor que te ha pasado?

Pablo: Yo no funciono así.

Javier: ¿Soy lo mejor que te ha pasado? ¿Soy el amor de tu vida? ¿Me ves en veinte

años a tu lado? ¿Quieres conocer el mundo sólo conmigo? ¿Piensas que nadie es mejor,

más guapo, más inteligente, más chingón? ¿Cuándo duermes sueñas conmigo?

¿Cuándo te pasa algo es conmigo con quien quieres hablar? ¿Guardas fotos en tu

celular, o subrayas frases, videos… pendejadas, porque sabes que a mí me van a

gustar? ¿Me extrañas cuando no estoy? ¿Cuándo tomas una decisión piensas en mí?...

Así se sabe que es amor y no culpa.

Pablo: Somos distintos, muy distintos. Cómo sé que eres el amor de mi vida si no es

viviendo mi vida contigo. Sí, eres lo mejor que me ha pasado y también lo peor. No sé

si voy a vivir veinte años más o me muero mañana, nunca voy tan lejos. Sé que hay

gente más chida que tú, pero quiero estar contigo. Cuando duermo, sueño contigo y

veinte gentes más, con el mundo y con lo que no nos ha pasado ni nos va a pasar y con

lo que quiero que pase y con lo que no, y la mitad del tiempo no sé lo que sueño… Lo

que te puedo decir es que empecé a soñar a partir de que te encontré; yo antes no

86
Mar de fondo Manteles individuales

soñaba, nunca. Te extraño y también me alegro de que te vayas, para pensarte, para

saber si te extraño, para esperar que me extrañes… Y para estar solo y hacer mis

pendejadas, para saber que no soy tú… Tú tomas las decisiones: dónde vivimos, qué

hacemos, las vacaciones, las perras, las cenas… tú decides qué café compramos y

cómo nos gusta, empecé a tomarlo fuerte cuando te conocí y ahora me gusta así…

Seguiré tomándolo así después de haberme ido.

Javier y Pablo se quedan en silencio un largo rato.

Javier: Cuando era niño, y desayunaba en medio de mis abuelos. En medio de tanta

tristeza y tanto reproche. Mi abuela ponía unos manteles individuales de los signos del

zodiaco. Se veía el cosmos, era infinito, y había figuras mitológicas que representaban

los signos… Mitad hombre y mujer, mitad animal… Esos manteles me daban miedo,

me sobrecogían… Sin embargo pedía siempre esos manteles… y cambiaba de signo

cada vez. Me los sabía al derecho y al revés. Y mientras ellos dos se veían

preguntándose en silencio cómo habían acabado así, yo veía los manteles y siempre

descubría algo nuevo. El cosmos me da miedo, el infinito. El odio-amor infinito de mis

abuelos me da miedo. Tú me das miedo. Verte a los ojos es ver cada vez uno de esos

manteles y saber que todo va a acabar en un reproche y una decepción infinitas.

Amarte más allá de todos los días y las horas me da miedo. Saber que no eres yo me da

miedo. Y sí, desayunaba con mis abuelos porque mi papá no quería que desayunara

con mis hermanos, y sí… siempre he pensado que hay algo que no está bien conmigo.

Y tú… sabes eso… y lo amas. Somos tan distintos. (Largo silencio.) Me da gusto que

cuando ya no vayas a estar sigas tomando el café cargado. (Largo silencio, se miran a los

ojos.) Mi abuelo está muerto, ahora es parte del mantel.

87
Mar de fondo Manteles individuales

Pablo se para y abraza a Javier quien llora como un niño. Después de un largo abrazo Javier

toma las llaves y su saco y sale. Pablo se queda en el sillón viendo el reloj, la casa, la infinitud del

mantel en su vida.

88
Mar de fondo Bilis

Bilis

Angélica y María, muy arregladas, cenan en silencio. Es la casa de María. El aire está tenso.

Cenan en medio de un silencio interminable.

María: ¿Ya?

Angélica: ¿Ya qué?

María: ¿Ya vamos a hablar?

Angélica: Ya hemos hablado bastante.

Angélica: ¿Por qué no me dices nada? ¿Por qué nunca putas dices nada?

María: Tú te la pasas hablando y crees que dices mucho y es lo mismo…

Angélica: Siempre hay algo que no decimos o que no entendemos… Dime algo, por

favor.

María: ¡Ya, carajo! No tengo nada que decir.

Angélica: Entonces matémonos a golpes, cojamos a morir, veámonos en silencio por

mucho tiempo… algo, lo que sea, necesito respuestas.

María: No las tengo.

Angélica: Quiero que pelees

María: Yo, justo, quiero paz.

89
Mar de fondo Bilis

Angélica: Pelea conmigo, pelea por mí, pelea con el mundo, carajo, carajo, carajo…

estoy furiosa.

María: Angélica, por favor. ¿De qué sirve?

Angélica: ¿Entonces sólo nos sentamos, cenamos y dejamos que todo se vaya a la

mierda?, como todo, como siempre. ¡Todo! No puedo, estoy muy enojada para dejar

ir, para entender que las cosas nacen, crecen y mueren, para ver que el río pasa, para

enterrar gente, ¿por qué? Dame una sola buena razón. ¿Por qué tengo que hacerlo?

¿Porque así dicen que funciona el mundo? ¿Porque se supone tengo qué? ¿Porque es la

ley de la vida? ¿Por qué putas? Una sola buena razón y me callo y me largo.

María: Cálmate.

Angélica: No me voy a calmar. Me voy a agarrar con uñas y dientes a lo que pueda, no

me importa, es mi vida la que se va a ir a la mierda, ¿no? ¡todo el mundo sabe qué

hacer…! Todos tienen buenos consejos y yo veo su vida y está igual de jodida que la

mía. Voy a quedarme ahí hasta que yo tenga la convicción de que ya no quiero, que ya

no más.

María: Quedamos que íbamos a estar tranquilas, a terminar bien. Era una promesa.

Angélica: Yo no sé terminar bien, perdón.

María: Entiendo que…

Angélica: No cumplo mis promesas.

María: Carajo…

90
Mar de fondo Bilis

Angélica: ¿Si te beso… es terminar bien? ¿Si te cojo, si me cojes…? Si me trago toda tu

comida y tu mierda, si dormimos juntas y hacemos como si fuera un día cualquiera y

no el último, o si fingimos que estamos camino de ser amigas, las mejores amigas...

María: No puedo hacer nada de eso una vez más.

Angélica: Quédate.

María: ¿Quedarme dónde?

Angélica: En mi vida.

María: No quieres que me quede.

Angélica: Tampoco que te vayas.

María: No puedes conmigo.

Angélica: Ni tú conmigo.

María: Perdón, en serio ya no sé qué hacer contigo, qué decir… te jodí la vida,

perdón, perdón, no me puedo estar disculpando para siempre.

Angélica: También me hiciste muy feliz. ¿Qué hago con eso?

María: No sé.

Angélica: ¡Dime!

María: No sé, no sé… lo que quieras, ya no me importa qué hagas con eso ¿hasta

dónde me quieres empujar?… Tienes el maldito don de desquiciarme, empujarme,

dejarme sin palabras, no puedo contigo… ¿Qué mierdas quieres de mí? Fracasamos,

91
Mar de fondo Bilis

ya… No sé lo que pasó, por qué paso… no lo sé. Estaba confundida. La vida sigue,

teníamos una vida, ya no la tenemos, no sé qué decir, he dicho mucho y no es nunca lo

que quieres oír. No tengo palabras mágicas para arreglar esto.

Angélica: ¿Me amas?

Silencio.

Angélica: ¿Todavía me amas?

Silencio.

María: Tú sabes que…

Angélica: ¡Carajo! (Silencio.) Teníamos una vida, ahora nada. Es esquizoide.

María: ¿Crees que es fácil para mí? Siempre creí que tú eras mi único y verdadero

amor.

Angélica: Creíste y quieres estar segura… no vas a parar hasta que lo compruebes

porque el amor sólo es comprobable cuando ya pasó, en la ausencia, extrañando…

María: Extrañar, eso lo sé hacer bien…

Largo silencio.

María: Te extraño en el café.

Angélica: Extraño que me pases mi cepillo de dientes antes de dormir.

María: Los pies fríos.

92
Mar de fondo Bilis

Angélica: Tus hot cakes.

María: Reír estúpidamente, extraño tanto reír estúpidamente.

Angélica: Las fotos tontas.

María: Comer contigo.

Angélica: Las caricias.

María: También extraño llorar contigo.

Angélica: También…

Silencio.

Angélica: Se acabó el sueño…

María: Yo no sé…

Angélica: Fue un buen sueño.

Silencio.

Angélica: Nunca le volverás a hacer a nadie lo que me hiciste a mí, y eso me duele en

el alma… Porque aprendiste algo, o porque el cuerpo se queda resentido, o por lo que

sea… Explicaciones hay miles y todo sigue sin tener sentido. ¿Por qué es imposible que

nunca me hagas a mí lo que me hiciste a mí? ¿Por qué no puedes aprender conmigo?

María: ¿Aprender?

Angélica: A vivir, a que las cosas pasan, a amar…

93
Mar de fondo Bilis

María: Eso lo aprendí contigo.

Angélica: A curar entonces… Es la historia esa del caracol comiéndose su cola.

María: No entiendo…

Angélica: Un caracol, sin caparazón, se enrolla sobre sí y se come su cola… es infinito.

María: No te estoy entendiendo.

Angélica: Creo que tengo fiebre.

María: No quiero lastimarte.

Angélica ríe.

María: Más. No quiero lastimarte más.

Silencio.

Angélica: Estoy saliendo con alguien.

María: ¿De qué hablas?

Angélica: Empezó hace 3 meses.

María: ¡¿Qué?! Hace menos de 10 minutos me pediste que me quedara… Cómo me

pides que… Qué esperas que yo… No quiero saber.

Angélica: Tú no me partiste el corazón, me partiste el cerebro en mil pedazos, mi

cerebro está roto. Ya nada existe y mi cuerpo… no sé cómo decirlo.

94
Mar de fondo Bilis

María: No lo digas entonces. Nadie te pidió explicaciones. Mira, esto solo empeora y

empeora, ya solo vete…. Ya no quiero saber, no me importa… Carajo, no me importa,

no quiero que me importe. Ya, sólo pongámosle punto final a esto.

Angélica: Eso estoy tratando de hacer, estoy buscando el final, buscándolo como una

loca. Esto no se acaba y no se acaba y yo estoy mortalmente cansada. Déjame hablar.

María: No quiero.

Angélica: ¿No me citaste aquí para eso…? Para terminar lo interminable… por fin, de

una vez por todas. En medio de vinito y lasaña, vestidas como si fuéramos a una puta

fiesta… ¿Para terminarlo bien? Ya te dije, yo no sé hacer eso. Pero créeme, te quiero

dar gusto y estoy buscando el final. Empezamos a vernos…

María: ¡No vengas a mi casa a hablarme de alguien más!

Angélica: Yo tuve que dilucidar por meses como fue que acabaste con otra…

María: Claro, te estas vengando…

Angélica: No. Meses preguntándome cómo las mentiras piadosas se vuelven mentiras

del diablo. Viví con su fantasma, estaba más ella que tú en mi vida, que yo misma.

Tenía más su cuerpo que el mío, me veía y la veía…

María: Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón… Carajo, carajo, SOLO FUE UNA

COGIDA, por qué mierdas no lo puedes entender… No significa nada, me equivoqué,

fue solo el cuerpo, no te traicioné… Carajo, perdón… ¿Cuántas veces lo tengo que

repetir?

95
Mar de fondo Bilis

Angélica: No sé, muchas, todas, ninguna… ¡Que mierdas estabas pensando!

María: No sé, que tú no estabas nunca, que eso ya no era amor, o sí, no sabía si me

deseabas… no sabía si te amaba… Carajo, no vamos a repetir lo mismo. Vete ahora.

Solo vete por favor.

Angélica: Me voy a ir de tu vida, y me vas a dejar ir: Él me abrazó mucho, toda una

noche… la primera. Y puso su mano en mi espalda y me atravesó el cuerpo.

María: ¿De qué hablas? ¿Él? ¿Quién él?

Angélica: Lo conoces.

María: ¿Qué?

Angélica: No te preocupes, fue solo el cuerpo, seguí tu ejemplo. Puro cuerpo. El

cuerpo traiciona, ¿sabes?

María: ¿Te acostaste con …? ¿Qué?

Angélica: Él me regresó el mío. ¿Y sabes la peor parte? Entonces entendí lo que te pasó

con ella… entendí todo. En ese momento volví a ser aquella que había olvidado, que

no tiene nada de ti ni es nada tuyo, entendí… ella te devolvió tu cuerpo. El cuerpo

traiciona.

María: ¿Cómo te atreves a hablarme de traición? ¡”Seguí tu ejemplo”, por Dios! ¡No!,

¡No seguiste ni madres metiste a un él en esta historia! Hace un rato hasta creí que

podíamos volver… Extrañar, coger, reír… Casi te creo tus lagrimitas y tu histeria. ¡Qué

imbécil soy! Hasta creí que dándote tiempo tú ibas a acabar entendiendo que ella no

96
Mar de fondo Bilis

significó nada y nos daríamos otra oportunidad… pero… ¡¿Tres meses?! Tu llevas tres

meses saliendo con un ÉL.

Angélica: Le doy vueltas y vueltas… “No sabías si eso era amor”… Eso me dijiste

todas las veces que trataste de explicarte. Y tienes razón, ¿era amor eso que teníamos?.

María: ¡Claro que era amor!

Angélica: ¿Sí? ¿Y si el cuerpo sabe más? ¿Si el deseo sabe más?

María: No es lo mismo, el cuerpo, coger no… ¡Carajo, de qué hablas! Me cogí a esta

morra, fue un error pero jamás te dejé de amar… Y tú dices que te acostaste con no sé

quién y que lo nuestro no era nada porque tu cuerpo sabe… ¡Carajo!

Angélica: ¿Encontré tu final no?

María: Que mierda Angélica…

Angélica: Encontré también las palabras que no tenías… “¡Claro que era amor!”... ¿no

podías decirlo antes?... “Jamás te dejé de amar”…

María: Lárgate.

Angélica: Yo solo quería que lo dijeras, oír que me amabas, que nunca me dejaste de

amar… ¿Por qué no pudiste decirlo antes?, porqué tiene que haber un ÉL para que lo

digas.

María: Vete, lárgate, esto se acabó.

97
Mar de fondo Bilis

Angélica: Al final sí logré cumplir una promesa, te dije que me iría de tu vida y que tú

me dejarías ir… ¿Quién iba a decir que él iba a tener tantas cosas que habíamos

perdido?

Angélica se levanta y va a salir. En la puerta María la interrumpe.

María: Dijiste que lo conozco. ¿Quién es?

Angélica: No te preocupes María, fue sólo el cuerpo. Sólo un cuerpo.

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Mar de fondo TRANSICIÓN 5

En el centro del espacio hay un hombre y una mujer desnudos, una luz va recorriendo
partes de su cuerpo, se ilumina sólo esa parte. Tienen una media en la cabeza que
neutraliza su rostro. Alrededor de ellos, en la penunmbra, varios hombres y mujeres
cruzan el espacio, están vestidos y tienen la misma media. Conforme se van
iluminando las partes del cuerpo, los que caminan, se encuentran con otro y tocan esa
parte en el cuerpo del otro, sobre la ropa. Otros buscan quitar la ropa para llegar, o
entrar por debajo de la ropa, nadie se resiste, es un contacto automático, maquinal. Al
final la luz llegará a las caras del hombre y la mujer desnudos. La luz se abre sobre
todo y todos. Han quedado en parejas, frente a frente. Los dos cuerpos voltean y
quedan frente a frente. La gente que caminaba, está a medio vestir o con la ropa
claramente desarrelgada después del tránsito anterior. En algunos, poco a poco ese
contacto automático va tomando una calidad humana, y con esa calidad se desgarran
la media que les cubre el rostro, se tocan, por primera vez. Otros no lo lograrán. El
espacio vuelve a penunmbra.

Al principio de la secuencia:

Pantalla de arriba:

El cuerpo: (Va nombrando las partes del cuerpo que se iluminan.) Las piernas, el
sexo, las manos, etc… del otro.

Pantalla de abajo:

Y su condición limítrofe.

Cuando la escena se va a penunmbra:

Pantalla de arriba:

Rozando los límites del amor.

Pantalla de abajo:

Aveces descubrimos una puerta de entrada.

99
Mar de fondo Cereal

Cereal

Ana entra a la casa, se para al cruzar la puerta. Las llaves se le caen. No las levanta. Se queda un

rato quieta y respira profundo. Camina hacia la sala, pasa los dedos por las cosas que se va

encontrando en su camino. Va a la cocina por agua y riega las plantas. Les acaricia las hojas. Ya

hay algunas cajas apiladas en una esquina, cerradas. Otras vacías por llenar. Se sienta sobre el

sillón y se abraza a sí misma muy fuerte. Se para, abre las cortinas y va a la cocina por unos

platos y unas tazas. Los empieza a empacar con papel periódico, separa del montón una taza y un

plato y los regresa a la cocina. Va a los libros, toma varios, los mete a una caja. De un cajón saca

una caja de cartón, la abre, la caja contiene boletos, fotos, servilletas… recuerdos. La cierra y la

empaca. Regresa a los libros, los saca y los regresa a su lugar en el estante. Los limpia, empieza a

sacudir la casa, a ordenar. Al llegar al lugar donde están las fotos; hay fotos enmarcadas de ella y

David riendo, en una están sentados sobre las piernas de un Santa decadente, otra foto en una

banqueta en Guanajuato. Las junta todas y las mete en un cajón. Entra David. Al oír las llaves

sobre la cerradura Ana se asusta.

David: Perdón, ¿no era mañana cuando…

Ana lo ve con los ojos vacíos como maniquí.

David: Si quieres me voy. Perdón… Creí que… ya me voy.

Ana: Está bien.

David: ¿Me quedo?

Ana responde alzando los hombros.

Ana: Ya estoy acabando.

David voltea a ver la casa. Casi todo sigue ahí. No entiende, Ana no se ha llevado casi nada.

100
Mar de fondo Cereal

Ana: No quiero nada. Me llevo lo indispensable.

David: Si quieres llévate la sala…

Ana: No

David: …el comedor, lo que vayas a necesitar…

Ana: No.

David: ¿Estás segura?

Ana: David, no quiero nada.

David: No vas a estar cómoda.

Ana: …Cómoda…

David: En serio, quiero que estés bien, por qué no te llevas la sala…

Ana: No sé David, por si te quieres echar a tu nueva vieja en nuestra sala tal vez…

Silencio

Ana: Perdón. No quise decir eso.

David: Carajo.

Ana le pone cinta a las nuevas cajas, David la ve hacer. Las empieza a cargar y a llevar a la

puerta. David hace el intento de acercarse.

Ana: Yo puedo.

David se aleja. Ana encuentra una caja muy pesada y no puede cargarla.

Ana: No puedo.

David la lleva a la entrada.

Ana: Dejé tu plato, y tu taza… El morado, en el que te gustan las sopas y la taza del

café de la tarde.

David: Gracias.

101
Mar de fondo Cereal

Ana: Sólo me llevé algunas cosas de la cocina… vas a poder cocinar.

David: Yo no cocino mucho…

Ana: Ya sé, igual ahí está todo.

David: ¿Y tus libros?

Ana: Tus libros, mis libros… No sé cuáles son cuales y no quiero pensarlo, es La

biblioteca… No puedo, ya me quedé yo sin casa, no quiero que las cosas se queden sin

casa.

David: Ana…

Ana: No digas mi nombre… Por favor.

David: Esta es tu casa.

Ana lo ignora. Siguen llevando todas las cajas a la puerta.

Ana: Dejé nuestras fotos en el cajoncito.

Ana se dirige hacia la puerta, parece que va a salir, pero regresa.

Ana: ¿Te acuerdas de la foto esa horrenda?

David: ¿Cuál?

Ana: Esa en la que tengo la nariz y los cachetes salpicados de yogurt, una risa rara, se

me ven los dientes amarillos y los ojos chuecos.

David: (Bajito.) El alíen.

Ana: ¿Alíen?

David: Sí, la que tuve de fondo de pantalla en mi celular por meses

Ana: ¡Sí! Me parecía un mal chiste que trajeras eso ahí, cualquiera podía verla.

David: Me encantaba esa foto, me ponía de buenas.

Silencio.

102
Mar de fondo Cereal

David: Fue un buen día, te veías hermosa.

Ana: Estaba feliz... Era feliz. Por eso nunca te obligué a borrarla o a quitarla de tu

celular... Además, tú eras la única persona en la tierra que podía ver eso y pensar que

era divertido y que yo era hermosa. Esa foto es el amor. ¿Dónde quedó?

David: Nunca la imprimí, se fue con el celular… Borre todo antes de venderlo.

Ana: Sí... Así́ se borró todo, con la foto.

David guarda silencio.

Ana: Tú me obligaste a ser otra.

David: No digas eso.

Ana: Un día te despiertas y ya no tienes casa, cortinas, plantas, nadie te pasa tu

piyama por las noches, ni te lleva el café por las mañanas, cancelas la reservación

sorpresa de tu cena de aniversario, un día apareces sola en una casa extraña y sabes

que ahora esa es tu vida. Eres otra, sin metáforas.

David: Vuelve.

Silencio

David: Por favor, este no puede ser el final. Simplemente no puede ser, tú y yo somos

más, mucho más que todo esto que pasó, que hice, que hicimos. Detente, déjame tratar

de explicarme, no te puedes ir sin que hablemos, no puedes firmar un contrato de un

año en otro lado, ¿qué estás haciendo? Esta es nuestra casa.

Ana: Ya lo firmé.

David: Para ya, deja de castigarme.

Ana: No es castigo, no entiendes nada.

David: ¡Ya Ana!

103
Mar de fondo Cereal

Ana: No digas…

David: Soy yo, veme, Ana, Ana, Ana, Ana… Voy a decir tu nombre mil veces.

Escúchame.

Ana: No podemos hablar ahora, tú eres pura culpa y yo puro resentimiento. ¿Qué nos

diríamos?

Ana se da la vuelta, va a salir. David la toma de la mano y la jala hacia él. Ella no se resiste,

muy tranquila, de frente, cerca de él.

Ana: Ya no soy la de yogurt, no puedo volver. Soy una otra yo... Tal vez si tuviéramos

esa foto, esa donde recuerdo quién era yo antes, contigo. Tú y yo. Ver juntos esa foto,

verme en tus ojos de nuevo, tal vez así podría volver, la veríamos juntos, nos reiríamos

hasta que nos doliera la panza... Reír hasta encontrar el camino de regreso.

David: Perdóname.

Ana: ¿Qué es el perdón?

David: Que vuelvas a estar conmigo.

Ana: Quisiera que el perdón fuera un cereal, irías por una caja familiar al súper y todos

los días me lo desayunaría con mucha leche.

David: Vamos al súper.

Ana: No he podido ir desde que nos separamos... Simplemente no puedo.

David: Yo te amo.

Ana: ¿Crees?

David: Perdóname.

104
Mar de fondo Cereal

Ana: Yo no te amo. Amar no puede ser pedir perdón cada tres minutos e ir y venir

incesantemente por ese camino. Necesito ser la del yogurt y eso es imposible. Lo

sabemos.

David: Tú y yo siempre tendremos una relación, eso no lo puedes negar. Aunque no

quieras, aunque estés lejos.

Ana: Lo que lo hace más terrible ¿no?

David: Si tú quieres podemos ir al súper juntos. Yo iré todos los días a tu casa.

Desayunaremos diario yogurt y cereal con leche, todos los días... tú con mucha, como

te gusta, yo con poca. Desayunaremos en silencio al principio, poco a poco las

palabras te llegarán de nuevo a la boca, vas a querer hablar conmigo, van a llegar las

palabras cotidianas, las suaves e insignificantes, esas que construyen los días de las

parejas. Cuando esas palabras nos invadan te tomaré una foto cada día. Y ahí, después

de muchos días, viéndonos a los ojos por las mañanas, descubrirás que el perdón es un

cereal y ese día tendremos una foto nueva de dientes raros, ojos brillantes y chuecos,

yogurt en la punta de la nariz...

Ana: No puedo.

Ana recoge las llaves que estaban en el piso. Saca la llave del llavero y empieza a sacar las cajas.

105
Mar de fondo Banca

Banca

Marina está parada en un parque frente a una banca, mira a su alrededor. Elías llega.

Marina: Elias… (Silencio.) Aquí estás.

Elías: No creí que fuera real.

Marina: Te pareces mucho a la persona que recuerdo.

Elías: Soy el mismo.

Marina: Seguro no.

Elías: ¿Qué hacemos?, quieres… no sé, caminar… podemos tomar un café... o no. No

sé cómo hacer esto. No puedo creer que estés aquí.

Marina: Podríamos sentarnos un rato en la banca.

Elías: Siempre pensé que si esto pasara la banca sería el último paso.

Marina: Entonces caminemos.

Elías: No, la banca está bien.

Marina: ¿Y? ¿Qué fue de ti?

Elías: No mucho.

Marina: Seguro sí… ¿Eres feliz?

Elías: No puedes empezar preguntando eso.

Marina: Eso quiere decir que la respuesta es no.

106
Mar de fondo Banca

Elías: No es eso. Sí soy feliz, bueno, no… sí… la felicidad es una cosa complicada.

Marina: Puedo empezar yo. ¿Te parece si empiezo con los nuncas?

Elías: Está bien.

Marina: No te voy a decir todos los nuncas ni todos los siempres. Decirlo todo arruina

las cosas, eso es algo que aprendí, de cierto. Al parecer funciona callar, pero no

demasiado, amamos el secreto de los otros, supongo que nos da oportunidad de meter

en el hueco del secreto lo que nosotros esperamos, lo que queremos… de meternos en

ese hueco.

Elías: Nunca conocí a alguien que hable como tú.

Marina: Nunca más dejé que alguien supiera tanto de mí como tú.

Elías: Nunca fui a Londres.

Marina: Londres…

Elías: Y tuve oportunidad, pero no quise.

Marina: No tuve hijos.

Elías: ¿Y?

Marina: Nada, solo no los tuve.

Elías: Nunca acabé esa maestría… Era…

Elías y Marina: … un fraude…

107
Mar de fondo Banca

Elías: ¿Te casaste?

Marina: No.

Elías: Yo sí, una vez.

Marina: ¡No!, ¿tú casado?

Elías: Ya ves lo que dicen, shit happens.

Marina: No cambias. ¿Sigues con ella?

Elías: Nos vemos de vez en cuando. Pero no, ella se casó otra vez, tiene 4 perros, 6

gatos y un proyecto de ecoturismo.

Marina: Siempre supe que nos volveríamos a encontrar.

Elías: Era una cita. Pero yo, al contrario, siempre pensé que no era real… Y aquí

estamos.

Marina: ¿Cuánto tiempo llevas viniendo?

Elías: Esta es la primera vez. ¿Y tú?

Marina: Dejemos eso para más adelante, entonces decidiré si te cuento la verdad o la

mentira.

Elías: Muchas veces.

Marina: No tantas. Me asustaba estar arruinando todo.

Elías: ¿Todo qué?

108
Mar de fondo Banca

Marina: Mi vida, toda mi vida. Me asustaba empezar a regir todo por una cita

fantasma a la cual podrías presentarte o no. Me asustaba tener una cita con un

fantasma.

Elías: No soy un fantasma.

Marina: Ahora veo que no, eres más parecido a un desconocido muy familiar….

Quería que aparecieras.

Elías: No sé qué hago aquí.

Silencio.

Marina: Yo venía… vine… porque algo faltaba, o tal vez no… bueno sí. Es decir, era

emocionante la idea de reencontrarnos, mi vida no tenía emoción, eso faltaba… era

una parte emocionante del año. Esta es la tercera vez que vengo.

Elías: Tres…

Marina: La primera sólo estaba por aquí, en un café que queda cerca, ni siquiera me

acordaba de todo esto, no en ese momento. Pero entré a una librería de viejo, abrí uno

de los libros…

Elías: ¿Y?

Marina: Nada, me acordé de ti, no directamente... No era un libro del que hubiéramos

hablado, nada, no sé… En realidad no tenía nada que ver contigo ese libro. La mente

funciona de maneras extrañas, digo que me acordé de ti por lo que pasó después.

Elías: ¿Qué pasó? ¿Qué libro era?

109
Mar de fondo Banca

Marina: No recuerdo el libro. Recuerdo que tenía escrito a mano en la primera página,

“…un roble verde sobre el tajamar, una cadena sobre el roble…”

Elías: ¿Qué es el tajamar?

Marina: En ese entonces yo tampoco lo sabía, pero se me encogió el corazón. Sentí

ganas de llorar y asfixia, salí corriendo y cuando paré estaba frente a la banca. Y me di

cuenta. 21 de marzo, 12 del día. Hace 8 años. Entonces me senté y te esperé. A la una

me fui.

Elías: Que extraño… Dos años después de separarnos.

Marina: De vez en cuando soy víctima del pensamiento mágico.

Elías: Extraño eso de ti.

Marina: ¿Mi pensamiento mágico?

Elías: No, tu extraño humor. También lo otro, un poco, solamente… Extraño casi

todo de ti. Por días, por horas… a distintos niveles, como en un sueño, en realidad.

Marina: El tajamar es una parte de los puentes que están sobre el agua. Corta el agua,

la divide equitativamente, son una especie de puntales. Mi angustia no venía de ahí. Es

la cadena, la cadena que está rodeando el roble verde y que terminará asfixiándolo.

¿Lo entiendes?

Elías: Sí…

Marina: Y me acordé de ti…

Elías: ¿Cuándo fue la segunda vez?

110
Mar de fondo Banca

Marina: El año pasado… el año pasado decidí, supongo, una vez más víctima de algún

libro, una novela de García Márquez probablemente, venir cada año hasta hacerme

viejita y un día no llegar… Aparecieras o no. Faltan tradiciones en mi vida, me pareció

una buena tradición. Además ya no tengo miedo de estar perdiéndome de algo por

esperar esta cita, sólo me parece una buena tradición.

Elías: Pero no tenía que pasar así, ¿cierto? (Silencio.) Aparecí muy pronto… ¿no?

(Silencio.) Te conozco, he visto muchas veces esa cara.

Marina: ¿Qué cara?

Elías: Decepción. Esperas siempre demasiado.

Marina: No es cierto.

Elías: Es muy pronto… muy pronto para que estas citas tuyas sean tradición. No te he

dejado esperando lo suficiente, los suficientes años. Es muy pronto para no reconocer

tu cara, no tienes el pelo blanco, no hay suficientes marcas. Aparecí muy pronto y sin

saber qué hago aquí.

Marina: Ese es el problema, ese ha sido siempre el maldito problema, apareces pero no

sabes qué haces ahí, y entonces eso es una sentencia, no te vas a quedar… Siempre te

ronda esa maldita pregunta y vas a buscar respuestas.

Elías: No se puede tener certeza de todo.

Marina: Se tienen que tener algunas certezas, aunque sea para que después se vuelvan

mentiras, aire, polvo, nada…

111
Mar de fondo Banca

Silencio

Elías: Alguien me dijo que a los 30 estás construyendo todo, estabilidad, felicidad, la

maravillosa vida que te espera… A los 40 te das cuenta que la felicidad no existe y que

todo eso en lo que te depositaste años, es una mala broma; destruyes todo. Pasa el

tiempo y llegan los 50 y entonces descubres que estabas equivocado y empiezas el

camino de regreso. Y te tome por sorpresa o lo estés esperando, cuando menos piensas

tienes 60 años y en ese momento estás listo para ser feliz con lo que tienes, ya no hay

fuerzas para pelear, ya no es tan importante defender eso que crees que eres, que

quieres. Lo importante ya no es tan importante. Está en otro lado… y ves y oyes y

puedes, simplemente pasa, puedes estar con el otro, aceptarlo, amarlo.

Marina: Habremos perdido mucho el tiempo.

Elías: Sólo nos faltan 15 años.

Marina: No me gusta tu teoría. (Silencio.) 15 años se pasan en un suspiro. Ya ves,

apenas ayer teníamos una vida que soñamos que no era nuestra, que ya no existe.

Elías: Ya pasaron 10 años de eso.

Marina: Voy a cerrar los ojos. Voy a imaginar que no llegaste. Voy a construir la

tradición año con año. Y un día vas a saber con toda certeza qué haces aquí, y estarás

muy cansado –como yo- para pelear, para defenderte, yo también. Entonces no sabrás

quién soy pero me reconocerás en cada arruga, en mi risa, yo te reconoceré en tu

mirada. Siempre he sabido que eres mío. También llevo un rato sabiendo que no

112
Mar de fondo Banca

vamos a estar juntos, no más de lo que ya estuvimos… Tal vez sólo un poco al final.

Cuando llegue ese día lo sabrás… será 21 de marzo a las 12 del día. Yo aquí estaré.

Elías: Como puedes estar tan segura. Podrías conocer a alguien y acabar en Londres.

Marina: Podría, pero el 21 de marzo aquí estaré.

Elías: No puedes estar tan segura de eso.

Marina: Lo estoy. Yo soy un roble… Tú una cadena.

Elías: No sé qué decirte.

Marina: Un 21 de marzo lo sabrás y yo te estaré esperando. Ese día, la banca será lo

último, lo prometo.

Elías: Es sólo una teoría, ¿y si no es cierta? ¿Y si caminamos un poco? De la mano,

sólo una vuelta al parque.

Marina: No. No estoy lista para dejar de pelear, aún tengo fuerzas para decir varias

veces NO. Vete, voy a cerrar los ojos…

Elías: ¿Cómo sabes que no tendríamos que caminar y tomarnos de las manos y que

ahí empezará todo? Sin perder 15 años. ¿Cómo sabes que esto no es como lo pensaste

pero es como tiene que ser?

Marina: Porque podemos no saber muchas cosas, pero yo sé, en algún lugar de mí, qué

hago aquí… siempre lo supe. Y tú sigues sin saberlo. Voy a cerrar los ojos…

Marina cierra los ojos.

113
FINAL

FINAL

Vuelven a escena vestidos de sus personajes los tres del tren. Tanto ellos como
todos los que entrarán tienen un vaso de café en la mano. Hacen el recorrido del
tren: entran a escena los otros personajes. Todos ven gaviotas, se hace de noche.
Sienten frío y beben su café. Ven a otro que los mira. Se encuentran.

Pantalla de arriba:

Después de hablar del amor…

Pantalla de abajo:

…lo único que descubrimos es que…

Las dos pantallas:

SIEMPRE VUELVE A EMPEZAR.

114





























MAR DE FONDO
DE NAOLLI EGUIARTE Y ALEJANDRO GARCÍA
CIUDAD DE MÉXICO-PÁTZCUARO, MICHOACÁN, 2015-2016

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