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La cocaína, el ser y el caos

El tiempo es caos, el solo suponer que nuestra existencia tiene sentido es contradecir las leyes que
forjaron al universo. La búsqueda interior es solo un reflejo de nuestra propia conciencia y su
entendimiento por sobre todas las cosas, entender que no tenemos un propósito ni una razón, es
vivir sin una carga ficticia que los hombres se han puesto en el siglo XX, una carga que es solo un
reflejo de la propia duda que todos tenemos y que se responde con un falso propósito.

Nada tiene sentido, buscarlo es estúpido, tenemos un tiempo limitado en la vida, lo mejor que
podemos hacer es divertirse, es ayudar al otro, es marcar y luchar contra la propia lección del
sistema que tiene un modelo de vida para vos y tu clase social, una economía que domina el
pensamiento de todas las personas, una competencia eterna para ser nadie, un falso sentido que
cada día pierde fuerza y cuando estamos en los últimos momentos de la vida, tiene menos
importancia aun y nos damos cuenta de que nunca fuimos libres y por culpa de nuestros propios
miedos y nuestra propia injusticia nos cagamos nuestra propia vida.

A mí siempre me toco luchar contra todo, siempre estuve solo, siempre fui yo contra el mundo, mi
mundo interior es enorme, cada día que pasa me doy cuenta de que el sentido de la vida y del ser
no existe y entre más rápido entendemos eso, más rápido podemos darnos el lujo de ser felices, el
hecho de hacer algo que cambie tu inutilidad, tu competencia sin sentido, tu instinto capitalista de
querer ser más que el otro, de querer dominar, de querer mandar.

La clave es alejarse de eso y alejarse de las personas que intentan hacerte parte de su propia
sombra, las personas que no te ven como un individuo y te ven como un actor secundario en una
obra enferma que solo termina con la muerte y la soledad, donde el amor es un sentimiento
limitado y que se gasta, cuando las cosas no pasan como queremos.

Te amo es una frase que se queda en tu cerebro y no importa cuánto tiempo pase, ese momento
le dio sentido a tu vida, pero es un error pensar que las personas no cambian y es una ilusión la
visión que tenemos de los demás, ellos son los actores de nuestra obra, ellos tienen la suya y
nosotros tenemos fecha de caducidad.

Estamos cansados de ser el papel secundario, de ser parte del sueño de otro como le dijo Guts a
Griffith, el viaje comienza cuando buscamos nuestro propio camino, a veces solo queremos cosas
pequeñas, queremos una casa en Córdoba con un jardín como mi madre o simplemente queremos
más tiempo para estar con aquellas personas a las que amamos como mi padre. Él siempre me lo
dice, al final lo que va a quedar van a ser tus afectos y lo que amaste a lo largo de tu vida.

Ese es todo el sentido que hay, solo hay que seguir ese camino y luchar por un mundo más justo,
luchar para no ser indiferente al otro, luchar para que todos seamos actores en esta obra enferma
que llamamos vida. Ayudar a un amigo cuando está mal, hacerte cargo de tus hijos, enseñarles de
tus errores, aprender el valor del trabajo y de la subsistencia, del poder que tiene la gente para
afectarte, solo porque sos distinto, solo porque no seguís el mismo camino que el sistema tenía
preparado para todos. Aprender a quererse
El Che se rebeló contra todo esto, luchó contra un sistema mucho más grande que él y falló
porque la gente no estaba con él, falló porque su sueño era demasiado grande y la gente piensa en
chico, mientras uno viva como pueda el de al lado no importa. Odiamos a nuestra propia especie.

Su sufrimiento me es indiferente, ese pensamiento repulsivo y asqueroso es lo que


subliminalmente nos hace pensar la ciudad, donde el pobre es el enemigo y el rico es el jefe,
donde el sueño de un mundo sin fronteras como decía John Lennon esta cada día más lejano, un
mundo sin una religión que dicte una forma de vivir rancia y medieval, ningún Dios hizo al hombre
para servirle, si existe Dios, es el universo y su poder trasciende al humano, no le importa a la
entidad que creo el universo si te haces la paja, si las mujeres no se cubren el pelo o si matas o
robas.

Si hay un Dios, para el somos bacterias en un campo infinito, no nos hizo a su semejanza, somos
producto de una casualidad, del conjunto de átomos y partículas de oxigeno que hacen que la vida
sea posible.

Tengo un amigo que sufre mucho por el sin sentido de la vida, por no tener un camino claro. Yo lo
entiendo perfectamente, él se da cuenta de la mentira, del camino forzado al que nos tenemos
que acostumbrar como perros obedientes y nos quita cualquier esperanza de ser libres que
hayamos tenido alguna vez.

El que puede ver eso está condenado a la ansiedad y la depresión, porque no proyectarse a uno
mismo equivale a no ser nadie en este mundo. Todos tienen un plan y todos creen tener la razón,
la duda y el miedo no son tolerados en una sociedad que busca la felicidad artificial por sobre
todas las cosas.

Un pequeño escape a la rutina de mierda que quieren que lleves. Tenés dos opciones, aceptarlo y
ser uno más en el rebaño o no saber cuál va a ser tu ruta y tirarte al pozo ciego que es la
incertidumbre, pero al mismo tiempo que se libera de ese gran pesar que es la presión de ser
alguien entre los pares.

Si le tendría que decir algo a mi amigo Ladi, es que aceptar la individualidad de uno es la dirección
en la cada persona que vea esta hipocresía debe ir. Mientras uno se conozco a sí mismo, nada de
afuera puede tocarlo, nada puede influenciar sus decisiones, todo el miedo y toda la duda se
disipa y no por repuestas rápidas, como la religión o vivir para ganar dinero y subsistir.

El yo nos hace entender nuestro lugar en el mundo, nos hace entender que somos parte de un
todo y que a pesar de nuestra insignificancia eso no importa en lo más mínimo.

Si lo entendemos, entonces somos parte del caos. Y no hay nada de malo en ello.

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