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Alexander Koblenz es quizás el mejor

entrenador de ajedrez de la Unión So­


viética. Su libro Ajedrez de entrena­
miento, publicado en esta misma co­
lección (N.º 26), es una obra maestra
de la literatura ajedrecística.

Koblenz ha elaborado ahora un nuevo


libro que, al igual que el anterior, está
basado en las lecciones magistrales
que él desarrolla en Letonia. El lector
asistirá pues -aunque sea invisible­
mente- al entrenamiento de los pri­
vilegiados alumnos del club de aje­
drez de Riga.

En ajedrez la combinación es una va­


riante forzada donde se sacrifican pie­
zas o peones para lograr uno de los
siguientes fines: mate, ganancia de
material y, en posiciones difíciles,
igualdad o tablas. En cada combina­
ción hay siempre un tema, es decir,
el motivo o «pretexto» que da pie para
realizarla, y una idea o proyecto com­
binativo. Pero el autor va más allá de
esta simple definición: ano es sufi­
ciente ver la combinación misma, sino
los factores posicionales que la de­
terminan y las condiciones que per­
miten llevarla a efecto•.

El maravilloso mundo de las combina­


ciones nos es descrito de manera fas­
cinante. Todos los temas están aquí.
Al final de cada capítulo unos ejerci­
cios prácticos complementan el desa­
rrollo de la visión combinativa.

Un libro para que el estudioso sea ca­


paz de descubrir por sí mismo el gol­
pe táctico decisivo en las posiciones
más variadas.

Cubierta: Geest/Hoverstad
EL MUNDO MÁGICO
DELAS COMBINACIONES
ALEXANDER KOBLENZ

EL MUNDO MÁGICO
DE LAS
COMBINACIONES

EDICIONES MARTINEZ ROCA, S. A.


BARCELONA
Título original: Volshebnyi mir Kombinatsii
Traducción de J. López de Castro

Revisión técnica: Juan Navarro

© 1980, VAAP, Moscú


© 1983, Ediciones Martínez Roca, S. A.
Gran Via, 774, 7.0, Barcelona-13
ISBN 84-270-0818-X
Depósito legal: B. 29028-1983
Impreso por Gráficas Diamante, Zamora, 83, Barcelona-18

Impreso eii España - Priuted iu. Spai1;1


ÍNDICE

Prólogo 9

En la «despensa» de las maravillas . 11

El laboratorio del ajedrecista 21

Dos pájaros de un tiro . 28

Horquillas de ca.bailo 1 peóo 35

Al acecho. 43

La clavada 50

Arterias d� damisela 61
La «diversi6m>, tema combinativo 61
¡Atraer a toda costa! . 64

No sólo en los vuelos son peU�rosas las sobrecargas ... . 68

El combate Por las «esferas de influencia» . 76


Bloqueo 76
Despeje de una casilla 77
Obstrucción 81

Motivos geométricos . 85

¿En qué sueñan los peones? . 88

7
Métodos de autodefe1;1.sa . 96
Combinaciones de «ahogado» 96
La jugada intermedia . 97
Jaque perpetuo 98
Celadas 99
Contraataque . 101

A la caza del re7 105


Catástrofes por las diagonales 105
El sacrificio «de trastrueque1 . 108
Debilidad de la fila 8 . 1 10
Combinaciones «magnéticau 110

Sacrificios Intuitivos . 1 15

¡Dacia nuevos encuentros! 121

¡Comprobad vuestras solucloiaes! 127


PRÓLOGO

Queridos amigos:

Cuando estudiéis esta obra estaréis asistiendo invisiblemente al


entrenamiento de mis alumnos del club ajedrecístico de Riga. Las
enseñanzas que imparto a estos muchachos tienen por objeto no
sólo ponerles al corriente de las ideas y métodos combinativos más
importantes en la partida de ajedrez, sino también inculcarles el
·sentimiento de lo bello, sin el cual, a mi parecer, es imposible pe­
netrar a fondo en el mundo mágico de la combinación. únicamente
podrá el j ugador de ajedrez tenerse por verdadero artista cuando
las más profundas ideas combinativas dej en de ser para él un se­
creto, cuando él mismo se convierta en creador de ese mundo ori­
ginal y misterioso.
Mas el camino que conduce a tal grado de maestría está lleno
de espinas. Por ello atribuyo especial importancia a los ejercicios
que cada uno ha de resolver en particular. La práctica demuestra
que el análisis sistemático de las distintas posiciones, así como el
estudio de problemas y finales, aceleran el desarrollo de la visión
combinativa, enseñando a los j óvenes aj edrecistas a pensar por sí
mismos y a no perderse en situaciones extraordinarias o complica­
das.
Espero que la lectura atenta de este libro contribuya a vuestro
progreso y os procure muchos momentos agradables.

A. Koblenz
Riga, agosto de 1979

9
EN LA «DESPENSA» DE LAS MARAVILLAS

Comencemos pues nuestro via­ tió con fuerza inusitada. Vinis­


j e, ya desde hoy, al maravillo­ teis luego a conocer las partidas
so mundo de las combinaciones de los grandes j ugadores, así co­
ajedrecísticas. mo las perlas de la poesía aj e­
¿Os acordáis de vuestras pri­ drecística: problemas y finales
meras partidas? Las j ugabais co­ compuestos. Y de esta manera,
mo a tientas, dej abais escapar poco a poco, vuestra pasión por
elementales golpes tácticos, per­ el aj edrez fue creciendo y for­
díais material, os daban el «ma­ taleciéndose. Podíais ya seguir el
te del Pastor» . . . Pero lo más ad­ hilo de la muda batalla que li­
mirable es que, a pesar de todo, braban entre sí las piezas blan­
nunca abandonasteis el ajedrez. cas y negras, comprendiendo las
¿Por qué ? Tal vez porque os en­ ideas y planes de ambos conten­
contrabais a gusto mandando dientes ; os resultaban cada vez
aquel pequeño ej ército de made­ más claros los principios del de­
ra. Os arrastraba la emoción de sarrollo armónico y coordinación
la batalla, y pronto el noble j ue­ de las fuerzas de combate. . .
go os cautivó por completo con A menudo, n o obstante, habréis
su inmenso poder seductor y sus quedado sorprendidos al perca­
múltiples enigmas aparentemen­ taros de que, por encima de la
te indescifrables. Ahora bien, el impresión que os pueda causar
simple barrunto de esos miste­ la lógica de las ideas estratégi­
rios, la mera sospecha -como es­ cas o la delicada técnica de los
cribía el ilustre cineasta sovié­ finales, el máximo placer estéti­
tico V. Meiergold- es ya una. co os lo produce observar cómo
forma de actividad, de dina­ el bando activo, sin reparar en
mismo. pérdidas de material, lleva a ca­
Por fin, un buen día, acertas­ bo una brillante combinación. Pa­
teis a efectuar vuestra primera rece cosa de brujería que, arro­
combinación. Hoy os parece ele­ j ando lastre, transformemos nos­
mental, pero en aquel entonces, otros mismos esa tosca materia
estoy seguro, vuestro corazón la- en energía explosiva que nos aca-

11
rrea una rápida y magnífica vic­ Con esta definición, ya l o sé,
toria. no os estoy descubriendo Amé­
-¿Seré yo capaz de adquirir rica. La podéis leer en cualquier
ese poder combinativo ? ¿No se manual de aj edrez. Sólo preten­
trata de una especie de «don di­ do que durante vuestro entrena­
vino», de talento que sólo unos miento no os contentéis con ver
pocos poseen ? la combinación misma, sino que
Me parece que esta pregunta os fij éis también en los factores
no os la dirigís únicamente a vos­ posicionales que la determinan y
otros mismos, sino que me la di­ en las condiciones que permiten
rigís también a mí. llevarla a efecto. Esto os ayuda­
Sí , puedo responderos a la pri­ rá a encontrar con rapidez la idea
mera parte. En cuanto a la se­ de la combinación, a asimilar pro­
gunda, no cabe duda de que tal fundamente y recordar lo que ha­
ha sido la opinión más común béis visto.
durante mucho tiempo, pero la Examinemos un ejemplo toma­
actual pedagogía ajedrecística ha do de la práctica :
dej ado bien establecido que la
práctica asidua y un entrena­ Diagrama núm. 1
miento sistemático agudizan rá­
pidamente la visión combinativa Moresi Ferrarini
del j ugador medio. Además, no Italia, 1 972
hay un solo gran maestro que
haya heredado ese don desde la
cuna. Como cualquier otro arte, •
el.de la combinación exige, para
dominarlo, una actitud reflexiva
y seria, una asiduidad que lo
mantenga «vivo», un entrena­
miento constante. ··

Pero pasemos, como suele de­


cirse, de las palabras a los he­
chos. Puesto que os veo ya lo bas­
tante fuertes en cuanto a prác­
tica, aunque no muy versados to­
davía en cuestiones teóricas, creo
oportuno que empecemos por de­
finir la combinación.
La combinación es una variante
forzada donde se sacrifican pie­ En esta posición juegan las
zas o peones para lograr uno de blancas. Circunstancia importan­
los siguientes fines : mate, ganan­ te, pues con no poca frecuencia
cia de material y, en posiciones el resultado del combate depen­
difíciles, igualdad o tablas. En ca­ de de quién sea el primero en
da combinación hay siempre un apoderarse de la iniciativa y ases­
tema, es decir, el motivo o «pre­ tar a su adversario el golpe fa­
texto» que da pie para realizarla , y �l.
una idea o proyecto c ombinativo. La situación es bastante ten-

12
sa. Aunque las piezas blancas de 2. . . . , A x P? las negras po­
ocupan lugares activos y se dis­ dían haber j ugado de otra ma­
ponen a explotar la debilidad del nera y ser así las primeras en
rey contrario, han de contar con dar mate : 2 . . . . , D X PT+! ! ; 3.
ia amenaza inmediata de las ne­ R X D, TlT+; 4. A6T, T X A mate .
.�ras: ;mate en 2CR! Por ello resulta claro que, pa­
¿Y qué'? ¿Por qué tener mie­ r a las blancas, lo más importan­
do? Juguemos l. A5D + , C2C ; 2. te en la posición del diagrama 1
TlCR, AxP?; 3. TxP + , A X T; es no conceder tregua alguna a su
4. D6TD con m ate inevitable al· adversario.
rey negro. Muy bonito . . . pero fal­ «Pero ¿cómo no va a ser po­
so. ¡En los cálculos hay que te­ sible explotar las ventaj as de mi
ner siempre en cuenta la res­ posición?», piensa el blanco. En
puesta mas fuerte del adversario! efecto, se dan todas las condi­
Cualquier j ugador algo experi­ ciones favorables para combinar
mentado notará en seguida que con éxito : fuerte presión en la
el punto flaco de esta variante diagonal 2TR-8CD, posición acti­
consiste en 2. . .. , A X P? va de la dama blanca, posibilidad
¿Qué es lo que le permite a un de que el alfil de rey intervenga
buen ajedrecista dar de inmedia­ en el ataque por la diagonal 1 TR-
to con lo esencial de la posición? 8TD, además de que una de las
Su conocimiento de las posicio­ torres y sobre todo el caballo
nes típicas. En la variante que apuntan directamente al monar­
acabamos de ver, su memoria no ca enemigo . . . Y el cerebro del
podía menos de evocar, por aso­ aj edrecista empieza entonces a
ciación de ideas, la posición que desentrañar febrilmente los se­
sigue: cretos de la posición y a exami­
nar las posibles variantes.
Diagrama núm. 2 Con este problema de creativi­
dad tendréis que habéroslas a me­
nudo en la práctica. En mi opi­
• nión, todo jugador de ajedrez de­
be dej arse guiar por el .siguiente
• principio, que en su tiempo for­
muló así el primer campeón del
• • mundo, Wilhelm Steinitz: « El que
•• tiene ventaj a está obligado a ata­
car, so pena de perderla» .
• A propósito de este axioma,
Emanuel Lasker escribía : «Ese
"estar obligado" connota una ley
ética a la que es arduo y fasti­
dioso obedecer. . . Sólo el que obe­

• dece a tal mandato puede llegar


a ser un artista; el que no, nun­
ca lo logrará» . Y más adelante
Con esta imagen en la mente, prosigue: «En ajedrez, esa ley éti­
no es ya difícil ver que en vez ca significa : busca la combinación

13
que recoj a el fruto de tu venta­ to es que la encontraron recor­
j a . Cree en la existencia de tal dando, probablemente, la posición
combinación y trata de descubrir­ temática del mate ahogado :
la. Y si la has buscado cien ve­
ces sin encontrarla, sigue bus­ Diagrama núm. 3
cándola. Es posible que la venta­
j a que imaginas tener no sea más
ql.lle una ilusión, que te hayas • •
equivocado en tus apreciaciones :
verifícalas y mej óralas. Pero, an­
m•a ••
f¿g� i �� P

m
te todo, ¡busca con diligencia!
¡Trabaj a, pues tu trabaj o será re­ • • • •
compensado!»
Volvamos ahora a la posición • • •
que comentábamos. ¿Están las
blancas en lo cierto al pretender
• • • •
que se les brindan aquí las con­
diciones obj etivas indispensables
• • •
para poder realizar una combina­ • • •
ción ? De ordinario se plantea uno
este tipo de preguntas después de • • •
haber evaluado la posición, es de­
cir, sopesado sus pros y contras
para emitir un diagnóstico preci­ Y he aquí que la imaginación
so. Una evaluación correcta es recobra sus derechos, j unto con
como el «hilo de Ariana» , que nos la habilidad de combinar. Poco
indica por dónde hemos de bus­ a poco va concretándose el plan.
car la idea combinativa. En primer lugar, ¡bloquearle to­
En el caso presente, los facto­ das las salidas al rey negro ! Es­
res estáticos de la posición mani­ trechar el cerco a su alrededor
fiestan una neta superioridad de con las propias piezas, de modo
las blancas. Pero este dictamen que ni siquiera pueda moverse.
sólo puede guiarnos de manera Según el diagrama 1, dos ideas
general, como si se tratara de una tácticas le permiten al blanco lle­
brújula. La información definiti­ var a cabo una vistosa combina­
va que determinará nuestro pro­ ción de mate'.
ceder será el fruto de una eva­
luación de los factores posiciona­ l. A5D+ C2C
les de carácter dinámico, el re­ 2. DSC+! TxD
sultado de un análisis concreto
de todas las posibilidades tácti­ ¡Ya está realizada la idea del
cas que la posición encierra. bloqueo !
No sé si las blancas habrían
sido capaces de encontrar la com­ 3. TxP+!
binación decisiva sin el auxilio
de una larga experiencia aj edre­ ¡Desviación! El alfil negro se ve
cística y del cúmulo de conoci­ obligado a abandonar la defensa
mientos así atesorados. Lo cier- del punto 2AD y, al mismo tiem-

14
po, a ocupar la casilla 2TD, blo­ con los temas del bloqueo, la des­
queándola a su vez. viación y el mate ahogado, las
blancas han sabido encontrar la
3. Ax T solución correcta. ( Sin esos cono­
4. C7A mate. cimientos podían también, claro
está, haber alcanzado su obj etivo,
Diagrama núm. 4 pero ¿para qué se inventó la bi­
cicleta? )

Tratemos ahora d e estudiar


j untos algunos finales artísticos y
problemas que, como antes decía­
mos, constituyen el tesoro poéti­
co del ajedrez.

A. Kakovi.Q, 1936

Diagrama núm. 5

¡Se logró! En un santiamén las


blancas han llevado brillantemen­
te a la práctica su proyecto, sin
darle tiempo a la dama negra pa­
ra caer sobre el punto 7CR.
Del ejemplo que acabamos de
ver se desprenden las siguientes
conclusiones :

1 ) Sólo las amenazas enérgicas


le garantizan la iniciativa al ban­
do que la posee. Juegan blancas y ganan
2) Al investigar las posibilida­
des que se le ofrecen, el ajedre­ Evaluando la posición no es di­
cista no debe dej arse guiar úni­ fícil percatarse de que en el cam­
camente por los factores estáti­ po de las negras, pese a su ven­
cos de la posición, sino que ha de taj a de material, se respira un
tratar también de descubrir, me­ aire malsano: el rey está expues­
diante análisis concretos, los ele­ to y, lo que es peor, falto de vías
mentos dinámicos de la misma de escape. Sus propios peones le
( a quí había que tener en cuenta bloquean la casillas 3D y 3AR,
el recurso disimulado de las ne­ mientras la torre le impide una
gras : sacrificar la dama en 7TR). posible fuga por 3R. ¿No podría
3) Gracias a su familiaridad el blanco sacar partido de esta

15
coyuntura ejecutando una combi­ Diagrama nú m 6
.

nación de mate?

l. P4A+

La prosaica solución del pro­


blema, consistente en ganar la ca­
lidad por medio de l. C4A, P x P;
2. CxT, RxC; 3. T X P, A4T, no
da sino tablas. Y si 2. C X A + ,
las negras recobran l a pieza me­
diante un doble ataque : su rey
se retira a 4AR, amenazando al
caballo blanco al tiempo que la
torre da j aque.

1. ••. R4D
2. PSA!
te del peón que más inofensivo
Sacrificio para despej ar la ca­ parecía al principio.
silla 4AR, que será utilizada por Un j uego complicado y agudo
el caballo. caracteriza el siguiente final del
compositor letón:
2. Ax P
3. C4A + R4R
4. TlD P3A Berman Matison, 1924

Parando el mate que se ame­ Diagrama núm. 7


nazaba Sin emb argo, la brillan­
.

te j ugada que sigue lleva a una


rápida conclusión.

5. TSD + ! PxT
6. C3D + ! PxC
"l. P4A mate.

(Véase diagrama núm. 6)

El defecto de este final consis­


te en el carácter forzado de su
solución , donde a las negras no
se les brinda ninguna posibili­
dad de contrajuego o de oponer
un mínimo de resistencia. A pe­
sar de todo, es impos ible no su­
cumbir al encanto del desenla­ Tablas
ce, así como al hech o de que el
golpe mortal venga precisamen- A decir verdad, se requiere una

16
extraordinaria perspicacia y una pueden dar mate: 5. PSA=D,
buena dosis de espíritu imagina­ PSC = D + ; 6. R X A, etc. Y a 4 .
tivo para visualizar aquí la po­ . . . , R xP seguiría 5. TSTR + y 6.
sición de tablas que se les pro­ TlT.
mete a las blancas.
5. T8TR + ! RxT
l. T8T + R2A
Por fin el rey negro es empu­
Es malo l. . . . , R2D a causa de j ado a su primera fila y las blan­
2. TSCD, C4C ; 3. PSA=D mate. cas pueden coronar el peón con
Esta variante ilustra la idea mo­ j aque. Pero las cosas no son to­
triz del final: la transformación davía tan sencillas como parece,
de un peón en dama. aunque la lucha está ya a punto
de culminar.
2. T8CD C4C
3. T8AR + ! 6. P8A = D + R2T
7. D2A! P8C = D
Sacrificio de atracción. Des­
pués de 3. . . . , R x T las blancas
En apariencia todo el proyecto
promueven su peón a dama con
de las blancas se viene abajo,
ganancia de tiempo: 4. PSA=D + ,
pues si 8. D X D, el negro conti­
R2A ; 5. D2A, PSC=D; 6. D x D,
núa 8. . . . , C6A + , recobrando la
C6A + ; 7. R3D, C x D; 8. P7T y
dama y quedando con ventaj a de­
no hay defensa contra la amena­
cisiva de material. Sin embargo...
za 9. PST=D.
· En vez de la j ugada del texto,
8. R3R + ! ! DxD
sería erróneo 3. T X C, P x T; 4.
PSA = D, ya que las negras ata­
carían primero : 4 . . . . , PSC=D + ; Di'tlgrama núm. 8
5 , R4D, D5C + ; 6 . R3D, D7D + ;
7. R4R, D6R mate.

3. . .. R3C!
4. C4A + ! !

Comienzo de un asombroso pro­


yecto de salvación. Pierde 4. TlA?
a causa de 4 . . . . , ASA; 5. C4A + ,
R2T ; 6. C3D, PSC=D; 7. PSA = D,
C6A + ! ; 8. R4D (lo mejor, ya que
en caso de 8. D x C las negras ga­
narían inmediatamente por me­
dio de 8 . . . . , D2C + ) , C7R + ; 9.
R4R, C6C + ; 1 0 . R4D, DST + , et­
cétera.

4. R2T ¡Tablas por ahogado! El alfil


enemigo clava la única pieza dis­
Si 4. A X C, las negras no ponible.

17
Cierto que las negras podían cho el estudio de tales composi­
haber coronado su peón trans­ ciones para desarrollar en breve
formándolo en alfil en vez de da­ plazo la facultad combinativa y
ma, pero también entonces serían la perspicacia táctica. Lo especí­
tablas depués de 8. C3D! ! , A x D. fico de los problemas es que en
¡El caballo queda ahora clavado ellos «ya está todo a punto»: sólo
en otra casilla y por otro alfil! queda hallar el camino más cor­
to para el mate.
Antes de poneros a trabajar,
K.h. Eichstadt, 1848 conviene que tengáis presente es­
te consej o práctico: cada ejerci­
Diagrama núm. 9 cio debe abordarse con la máxi­
ma concentración y seriedad po­
sibles. El propio perfeccionamien­
to rendirá en su j usta medida
sólo si, al entrenaros, adoptáis la
actitud psicológica de quien se
enfrenta con un auténtico adver­
sario. Ya desde los primeros pro­
blemas desconfiad de las jugadas
fáciles o, en otras palabras, guar­
daos de dar «capirotazos» irrefle­
xivos con las piezas. Por último,
tratad de analizar mentalmente
las variantes, sin «pasear» el ma­
terial por el tablero.
Y ahora. . . ¡manos a la obra!

Diagrama núm. 10
Mate en 4 j ugadas

La solución de este problema


debéis tratar de encontrarla por

vuestra cuenta. (Véanse al final
del libro las soluciones de todos
los ejercicios propuestos como ta­ •
rea personal . ) No os desaniméis
si no se os ocurre en seguida. Des­
pués de algunos intentos fructuo­
sos (y aun infructuosos) estaréis

en mejores condiciones de apre­
ciar la eficacia y originalidad de
la idea del autor.
Todavía os daré a resolver al­
gunos problemas más como pri­
mer trabaj o personal. Esto no es
fortuito. A mí mismo y luego a
mis alumnos nos ha servido mu-

18
Diagrama núm. 11 Diagrama núm. 13

Diagrama núm. 12 Diagrama núm. 14

19
Diagrama núm. 15 Diagrama núm. 17


Diagrama núm. 16 En los diagramas 1 0-16, las


blancas j uegan y dan mate en 2
jugadas. El diagrama 17 propone
·� un mate en 3. Lógicamente, este

.'i}ij • • ejercicio es más complicado por


contar mayor número de varian­
• • • tes. Os lo advierto ya de antema·
no: ¡el hueso es duro de roer!
m • ii •tll
m• • • •
� .
• 11 •
. . ·�

20
EL LABORATORIO úEL AJEDRECISTA

El objeto de nuestro estudio lo nal. Veréis con qué disimulo el


constituirán ahora los principiJs j ugador experto oculta sus pla­
estratégicos del aj edrez. No se nes al adversario y se prepara es­
trata de dogmas rígidos ni axio­ tratégicamente concentrando sus
mas forj ados en abstracto, sino fuerzas en el punto crucial de la
de reglas establecidas y sancio­ batalla.
nadas por muchos años de prác­
tica. Si las comprendéis y apli­
cáis correctamente, os permitirán Gambito Evans
explotar al máximo la energía po­
tencial de las piezas y os servi­ Lehmann Müller
rán de orientación para elaborar Match RFA - Suiza, 1 9 5 0
un buen plan de juego.
No toco este tema por casuali­ l. P4R P4R
dad. Muchos j óvenes ajedrecis­ 2. C3AR C3AD
tas, fascinados por la belleza de 3. A4A A4A
las combinaciones, desestiman el 4. P4CD
aprendizaje de estos principios
posicionales por considerarlos me­ Con este sacrificio las blancas
nos importantes. Ello es debidf) a tratan de ganar tiempo para de­
qu(: no ven la estrecha relación sarrollar sus fuerzas y ocupar el
que existe entre estrategia y tác­ centro con los peones. Al mismo
tica. fin tiende la jugada 4 . P3A, pero
En los ejemplos que examina­ después de 4 . . . . , C3A; 5. P4D,
remos se apreciará cómo estaba P x P ; 6. P X P, A5C + ; 7. A2D,
ya todo posicionalmente list" pa­ A x A + ; 8. CO X A, P4D! ; 9. P x P,
ra poder realizar la idea combi­ CR x P las negras consiguen in­
nativa. Más en concreto, la:> d'JS movilizar el centro blanco.
partidas siguientes os ayudarán a
seguir paso a paso la férrea lógi­ 4. AxPC
ca con que la posición se va dis­ 5. P3A A4T
poniendo para el «estallido» ft- 6. P4D PxP

21
7. 0-0 A3C Diagrama núm. 18
8. PxP P3D
9. C3A C3A?

Aunque la libertad de acción


de un caballo se reduce conside­ i
rablemente trasladándolo al bor­
de del tablero ( 4TD) , en este caso •
concreto era importante hostigar
al alfil blanco para obligarlo a
abandonar su posición activa y,
en particular, sus pretensiones de
ataque al punto 7AR. De todas
formas, la teoría recomienda aquí
9 . . , C4T. Esto nos ilustra , de
. .

paso, la elasticidad con que han


de aplicarse los principios posi­
cionales, uno de los cuales es que
las piezas deben desarrollarse ha­ Las blancas han ejecutado con
cia el centro ( véase también la éxito la primera parte de su plan
partida siguiente Tal-Suetin) . estratégico: ¡retener al rey ene­
migo en el centro ! Ahora es el
10. P5R! momento de pensar en los me­
dios tácticos que permitan sacar
Por fin se les presenta a las el máximo partido de esta cir­
blancas la primera oportunidad cunstancia. He aquí una curiosa
de combinar. Su desarrollo es cla­ regla : una vez lograda la venta­
ramente superior al del enemigo ja posicional que se pretendía, las
y poseen un fuerte centro de peo­ consideraciones estratégicas pa­
nes móviles. Basándose en estas san a un segundo plano y hace
ventaj as posicionales, preparan su entrada triunfal la táctica, es
ahora un plan de acción con vis­ decir, las ideas combinativas.
tas al futuro.
Como el rey negro está toda­ 11. C4TD
vía en el centro, procuran impe­ 12. CxP CxA
dirle a toda costa el enroque. Tal 13. D4T + A2D
es el obj etivo del sacrificio del 14. DxC A3R
texto: atrayendo el PD a la ca­ 15. P5D !
silla 4R despejan la diagonal 3TD-
8AR para, en la jugada siguiente, ¡Fortísima j ugada! Además de
dominarla con su alfil de dama. despej ar la columna D para la
propia artillería, atrae al alfil ne­
1 0. PX P gro hacia una incómoda clavada.

(Véase diagrama núm. 18) 1 5. A x PD


16. D4TD + P3A
11. A3T! 17. TDID

22
Ahora se cierne sobre las ne­ cante deben actuar con energía y
gras una amenaza similar por la armónicamente.
columna de rey : 1 8. TRlR. 4) Si el obj eto de ataque es el
rey enemigo, se precisan a menu­
17. C2D do considerables sacrificios de
18. cxc Dx C material para. llevar la ofensiva
19. CxA PxC a feliz término.

Diagrama núm. 19 «También yo sé combinar como


Alekhine, pero Alekhine no tiene
émulo en el arte de preparar la
combinación. » Estas palabras fue­
ron escritas por Rudolf Spiel­
mann, uno de los más fervientes
adeptos del j uego combinativo.
En la partida que sigue se con­
firma plenamente esta máxima de
Emanuel Lasker : «El j uego posi­
cional constituye la fase prepa­
ratoria de la combinación. »

Defensa siciliana

Tal Suetin
Tifiis, 1 969
20. T x P!
l. P4R P4AD
¡Decisivo ·remate táctico! Las 2. C3AR P3R
negras abandonan, ya que des­ 3. P4D PxP
pués de 20. . . . , D x D la otra to­ 4. CxP P3TD
rre blanca entra en j uego con 5. A3D C2R
mortal efecto: 2 1 . TlR + , etcétera. 6. C3AD CD3A
De la partida que acabamos de 7. C3C
ver podemos sacar las siguientes
conclusiones : Esta j ugada no es una pérdida
de tiempo. El desarrollo de uno
1 ) Estrategia y táctica están de los caballos negros en 2R tie­
estrechamente ligadas. ne por obj eto, además de refor­
2) Para llevar a cabo una com­ zar su propio flanco trasladán­
binación, el bando activo debe no dose eventualmente a 3CR, sim­
sólo tener alguna ventaj a posi­ plificar la posición desaloj ando a
cional ( ventaj a de desarrollo en la dama blanca de su puesto do­
el ejemplo precedente) , sino tam­ minante y concluyendo con nor­
bién una superioridad material malidad el desarrollo del ala de
en el sector donde se libra la ba­ rey.
talla definitiva.
3) Las piezas del bando ata- 7. . . . C3C

23
8. 0-0 P4e londradamente al ataque ni in­
9. A3R P3D tentan forzar los acontecimientos ;
1 0. P4A A2R primero llevan al centro la torre
11. D5T que les queda por desarrollar. Ad­
mitiréis que, arrastrados por el
Ahora se pone en evidencia el carácter violento de los ataques
aspecto negativo del desarrollo recíprocos en distinto flanco, a
del caballo negro por 3CR : la da­ menudo nos olvidamos de la exis­
ma blanca ha logrado ocupar una tencia de esa lej ana torre . . .
inexpugnable y amenazadora po­
sición j unto a la ciudadela ene­ 1 2. Axe
miga. 13. PxA D2A
14. T2D!
11. A3A
Jugada de largo alcance. Una
vez abierta la columna AR, la to­
En la defensa siciliana asisti­ rre de dama irá rápidamente a
mos al enfrentamiento de dos ideas 2AR, intensificando así la presión
estratégicas igualmente agresivas. sobre el frente enemigo.
Las negras cifran sus esperanzas
en un juego activo en el flanco 14. CD2R
de dama, aprovechando la colum­
na semiabierta AD y la posibili­ Moviendo varias veces la mis­
dad de hostigar a su adversario ma pieza, las negras sólo consi­
mediante el avance del PCD. Las guen retardar todavía más su de­
blancas, por su parte, tratan de sarrollo.
atacar enérgicamente en el flan­
co de rey. 15. C4D!
A partir de estos datos no es
difícil seguir el curso psicológico Este caballo no hacía nada
de la lucha. Las negras arden en práctico en 3 CD. Ahora es trans­
deseos de adquirir alguna venta­ ferido al centro de operaciOnes.
ja tangible de posición en el ala
de dama, en particular doblando 15. A2D
los peones blancos tras el cam­ 16. P5A!
bio en 6AD, pero no se percatan
de que al entregar su alfil de rey Principio de una ingeniosa ma­
por el caballo enemigo debilitan niobra para abrir la columna AR.
las casillas negras en su propio A las blancas no les importa, en
campo. este caso, ceder a su adversario el
punto 5R ( 4R del negro) .
12. mm!
16. PXP
Trasladando su dama a 5TR, 1'7. PXP e4R
las blancas han dado a conocer 1 8. e6R! Axe
sus intenciones agresivas. Sin em­ 19. PxA P3e
bargo, para oponerse a los planes
del adversario, no se lanzan ato- En esta j ugada, a lo que pare-

24
ce, cifraban las negras sus espe­ Las fuerzas blancas, por el con­
ranzas. A raíz del retroceso de la trario, ocupan posiciones activas :
dama blanca pensaban continu ar l a torre de I AR apoya el avan­
20. . . ., P4A, refutando las ame­ ce del peón en esta column a ; la
nazas inmediatas. La réplica si­ otra torre, es cierto, se mantiene
guiente echa por tierra todas sus por ahora en reserva, pero su im­
ilusiones . . . portancia se pone de relieve tras
2 1 . . . . , R2D, en cuyo caso sigue
Di:agrama núm. 20 un ataque a la descubierta con
jaque doble, 22. A5AR+ y des­
,

pués de 22 . . . . , R3A ; 23. A4R + ,


C4D ; 24. A x C + las negras pere­
cen igualmente.
También el alfil de dama ha
participado a su manera en el
ataque controlando la diagonal
I CR-7TD y, en caso de 2 1 . . . . ,
RIA, amenazando mate inmedia­
to en 6T.
En suma, esta partida, lo mis­
mo que la anterior, nos permite
apreciar cómo la superioridad po­
sicional se transforma lógicamen­
te en un devastador ataque de
mate.
¡Ahora os toca el turno a vos­
20. D x C! ! PxD otros! Os propongo los siguientes
21. Px P+ Abandonan. ejercicios que debéis tratar de
resolver «sobre el papel», es de­
La posición final ilustra exce­ cir, sin ayuda del tablero. En to­
lentemente los errores cometidos dos ellos el enunciado es idénti­
por las negras en esta partida. co: las blancas comienzan y dan
En primer lugar, su aciago retra­ mate en 2 jugadas.
so en el desarrollo: ¡las dos to­ Si no acertáis a encontrar la
rres siguen en su casilla de ori­ solución, no perdáis el ánimo. Sa­
gen! Además de esto, el cambio cad el tablero y colocad en él las
del alfil de rey por el caballo piezas. En tal caso intentaréis
blanco sólo ha servido, como ya grabar bien en vuestra memoria
decíamos, para debilitar las pro­ tanto la posición inicial del pro­
pias casillas negras y dej ar aho­ blema como su desenlace. Por
ra un hueco fatal en 2 CR ( 2 1 . cierto, os aconsej o utilizar a me­
. . . , R I A ; 2 2 . A6T mate) . nudo este método de trabajo .

25
Diagrama núm. 21 Diagrama núm. 23

Diagrama núm. 22 Diagrama núm. 24

26
Diagrama núm. 25

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27
DOS PÁJAROS DE UN TIRO

La mayoría de tales combina­ intentando así liberarse de la mo­


ciones se inspiran en ataques do­ lesta clavada que paraliza lite­
bles ; o sea, cuando una pieza o ralmente sus fuerzas. Pero no se
peón crea dos amenazas a un han dado cuenta de que en 4TD
tiempo. Este tipo de ataque es este caballo carece de defensa,
particularmente peligroso si se di­ lo cual les proporciona a las blan­
rige contra el rey y una pieza in­ cas la idea de una fulgurante
defensa. combinación.

l. TSR! !
Blackburne Teichmallll
El negro se rindió inmediata­
Diagrama núm. 26 mente, ya que después de l. . ,
DxT; 2. A x e + , Tx A ; 3. DX T+,
. .

D2A ; 4. D x C quedaba con una


pieza de menos.
Así, gracias a un sacrificio de
desviación, las blancas han logra­
do finalmente ventaj a de mate­
rial. He ahí un procedimiento tí­
pico, consistente en que, a partir
de una idea aislada, se pone en
marcha toda una combinación
victoriosa.
El siguiente ejemplo requiere
un examen más detallado de la
situación.

Las negras acaban de j ugar


C4T, atacando al alfil enemigo e

28
Muffang Devos las blancas han obligado al ad­
París, 1 948 versario a debilitar también la
diagonal 1 TR-STD tras la juga­
Diagrnma núm. 27 da P4AR que las negras han he­
cho para defenderse del ataque
a 2CR y quitarle fuerza al alfil
de rey enemigo obstruyéndole la
diagonal 2TR-8CD. A consecuen­
cia de esto, la cadena de peones
negros se ha quedado rígida y
ahora se hace mucho más into­
lerable la presión del adversario
por las casillas oscuras. Además,
las piezas negras apenas pueden
moverse, atadas como están a la
defensa. Por ej emplo, ¿podría la
dama abandonar siquiera un ins­
tante la vigilancia del punto 2CR?
¡ Claro que no! Si nos referimos
a los tres factores fundamentales
de la partida de ajedrez: mate­
Probemos a evaluar el estado rial, tiempo y espacio, hay que
de cosas tal como nos lo repre­ reconocer que las negras no sólo
senta el diagrama. Las blancas, han perdido ya la batalla del
que han movilizado ya todas sus tiempo, sino también la del espa­
fuerzas, tienen ventaj a posicio­ cio. En resumen, vemos aquí reu­
nal. Su dama ocupa un puesto do­ nidas todas las condiciones que
minante en el centro y sus dos han de permitir a las blancas
torres controlan sendas columnas aclarar «fulminantemente» la si­
abiertas. A su vez, el alfil situa­ tuación por medios tácticos.
do en 2C desempeña un papel im­ De entrada, el blanco ve que
portantísimo reforzando la pre­ puede ganar un peón mediante l .
sión de la dama sobre el punto A X P, pues a l . . . . , P x A ; 2. D x D,
7CR. T X D seguiría 3. T x C + con ma­
Todas las piezas blancas ac­ te. Sin embargo, ya con más cal­
túan en perfecta armonía, lo cual ma, observa que no sólo el pun­
es, como decíamos, uno de los to 2CR de las negras está poco
principales requisitos para com­ defendido, sino también su pri­
binar con éxito. Recordemos, con mera fila. Esto le sugiere una bri­
todo, que las fuerzas atacantes llante idea combinativa.
deben coordinar y ejecutar sus
respectivas tareas sin «pisarse el l. T7A! D x T7A
terreno» unas a otras. Tal es el 2. T x C! Abandonan.
caso, por ejemplo, de los dos al­
files, que se complementan ideal­ Si 2. . . . , D2R, las blancas cam­
mente discurriendo por casillas bian sencillamente las torres en
de distinto color. SR oblig ando a la dama enemi­
En la posición que nos ocupa, ga a dejar sin defensa el punto

29
crítico 2CR. ¡Caso típico de pie­ La posición de las negras es,
za sobrecargada! por supuesto, lamentable. El rey
Pero imaginad por un momen­ se ha quedado en el centro, ence­
to que el PTR blanco se encon­ rrando una de las torres y petri­
trara todavía en su casilla origi­ ficando, por decirlo así, su propio
nal ( 2T) , bloqueándole el paso al flanco. No hay duda de que las
propio rey. La citada combina­ blancas han de ganar, pero su
ción se vendría entonces abaj o , mérito estriba en haber encontra­
y a que después d e l . T7A??, do el camino más corto hacia la
Dx T(7A) ; 2. T X C, Tx T ; 3. victoria.
D xD'?? contaría sobre todo la de­
bilidad de la primera fila. . . ¡de l. P6T! PxP
las blancas ! , y serían éstas las 2. D4R
primeras en recibir mate: 3 . . . , .
Atacando la torre y amenazan­
TSD mate. do al mismo tiempo 3. DSR + ! ,
He ahí por qué, pese a lo mu­ TXD; 4. T X T mate.
cho que pueda seducirnos una
combinación en ciernes, y a lo 2. ... DIA
dispuestos que estemos a llevar­ 3. A7D !
la audazmente a cabo, debemos
examinar con gran cuidado la po­ Sacrificio de desviación mer­
sición, tratando de no perder de ced al cual las blancas ganan el
vista ni el más menudo detalle. caballo y con él la partida.
Hay que hacerlo, como dicen al­ Otro recurso táctico, la obs­
gunos, «con la cabeza fría, aun­ trucción, le permitió a D. Ja­
que arda el corazón». nowski rematar brillantemente
una de sus partidas de torneo:

Beninson Adelman Janowski Schallopp


EE.UU., 1970 Nuremberg, 1896

Diagrama núm. 28 Diagrama núm. 29

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30
l. ASD! Diagrama núm. 30

Amenazando la dama enemiga


con ganancia de tiempo y desco­
nectándola a la vez de la defen­
sa de su PAD.
l. ... PxA

Ya está obstruida la gran dia­


gonal. Sigue ahora un típico ata­
que doble.
2. DxPA+ RlD
3. Dx T+ R2D
4. D7C + R3R
5. D6A+ A3D

¡Y las negras pierden a causa


de una elemental clavada! nera forzada el problema de la
defensa.
6. ASA Abandonan
l. ASCR+!
En efecto, después de 6. .., . 2. DxA D7R+
DxT+ y 7. . . , Dx T, la dama
. 3. D2C Dx D +
blanca, ayudada por el alfil, aca­ 4. RxD ASR+
ba rápidamente con el solitario
e indefenso rey negro. Las negras ganan ahora la to­
Supongo que estos ej emplos ha­ rre y obtienen tablas.
brán b astado para convenceros En el ejemplo siguiente, A. Ale­
de la fuerza de la dama en la rea­ khine orienta sus operaciones a
lización de ataques dobles. una conclusión análoga:
En su ausencia, el alfil puede Diagrama núm. 31
desempeñar con éxito el mismo
papel destructor.
• • •
Lilienthal Tolush
Parnu, 1 947
.!¿). • •
(Véase diagrama núm. 41) •
• • •
Con la calidad de menos, las . .,.. .
negras deben pensar en salvarse
a toda costa. Desviando al rey
• • • •
blanco mediante el sacrificio de
uno de los alfiles y el subsiguien­
• • ·�·
te cambio de damas, le obligan a • • • •
• • •
ocupar una diagonal crítica, lo
que les permite resolver de ma-

31
Reti Alekhine Diagrama núm. 33
Baden-Baden, 1 925

Diagrama núm. 32

2. R2A

l. TxC Relativamente lo mej or, aun­


2. TxC C5C + que también en este caso las
.
3. R3T C6R+ blancas obtienen ventaJa de ma­
4. R2T CXT terial recurriendo a un doble mo­
5. AxT C5D tivo táctico: el sacrificio de des­
6. T2AR C x A+ viación y la subsiguiente trans­
7. TxC A4D! formación de un peón en dama.
Abandonan.
3. AxT RxA
4. T7A + T2D
Alekhine Bogoljubov 5. P6A +
Match para el campeonato del
mundo, 1 929 ¡Desviación! El rey negro no
puede a la vez defender la to­
'
(Véase diagrama núm. 33) rre y rechazar el insolente ata­
que del peón. Es obvio que � as
t. TxA+ ! TxT negras no están ya en condicio­ .
2. A4T nes de detener el avance de e� te
Pone a las negras en situación peón pasado sin sufrir gra � es per­
crítica. Ahora no es posible 2 . didas materiales, pero deciden re­
sistir hasta el fin.
· T2-2D a causa d e 3. A X T ,
T � A Y la torre blanca penetra 5. RlR
en las filas .enemigas con des­ 6. A6C+ RlD
tructores efectos: 4. T7A + , etc.
y si 2 . . . . , Tl-IR, surge un te� a
7. P7A Abandonan.
no menos peligroso: la horquilla 1·y ahora, a trabajar un poco!
• •
de peón ( 3. P6A + seguido de 4. Vamos a ver cómo habeis asimi-
• •

P X T). lado los temas de esta lección.

32
Diagrama núm. 34 Diagrama núm. 36

• •

Juegan blancas Mate en 3 j ugadas

Diagrama núm. 35 Diagrama núm. 37

• •
••
• • •



• • ·�·
. ·� •
Juegan blancas Juegan blancas

33
Diagrama núm. 38 Diagrama núm. 40



• • •
• • • 111 •
• • • •
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• • • •
. ·�· .
• • • '&1° .
Juegan negras Juegan blancas

Diagrama núm. 39 Diagrama núm. 41

, .
• • • •
• • •
• • • -�
• • m •
. . . -�
• • • •
• • • •
Juegan negras Juegan blancas

34
HORQUILLAS DE CABALLO Y PEÓN

Si se hiciera un estudio esta­ Esta posición es más elocuen­


dístico de lo que más temen los te que cualquier discurso. Sólo
j ugadores de ajedrez y causa ma­ los caballos negros están en con­
yores estragos en una partida, diciones de responder a la ame­
tanto entre principiantes como naza de su congénere blanco «dig­
entre grandes maestros, se lleva­ namente», es decir, sin tenerse
rían sin duda la palma los ata­ que batir en retirada.
ques dobles del caballo, vulgar­ También son peligrosísimas las
mente llamados «horquillas». Es­ horquillas de peón. Por supues­
to se explica por la original tác­ to, todos sabéis ya que, según la
tica combativa de dicha pieza, escala de valores absolutos, la da­
que ataca sin entrar en contac­ ma es más o menos igual a dos
to directo con sus «víctimas», ya torres ; la torre y un peón a dos
se trate de otras piezas o de peo­ piezas ligeras; el alfil o el caba­
nes. llo, equiparables entre sí, «valen»
tres peones ; y una pieza menor
Diagrama núm. 42 con dos peones compensa la pér­
dida de una torre. Al mismo tiem­
po os habéis percatado de que,
al efectuar una combinación, to­
dos esos valores suelen alterarse
• • y hay que revisarlos en cada c a­

• so. A pesar de ello, antes de de­


cidirse a sacrificar material el j u­

• gador no puede menos de pen­


sar en dicha escala, aunque sea
• subconscientemente. ¿Y si la com­
binación tiene por obj eto dar ma­
• te al rey? Entonces queda pros­
crito todo espíritu «mercantil» :
• ¡ningún precio es caro por la ca­

• • beza del monarca ! Cierto que en


los demás casos no debéis sacri-

35
ficar nada sin haberos represen­ perdigadas y. . . ¡a tiro del caba­
tado antes la posición final y ha­ llo negro! Este típico motivo g eo­
ber respondido a la siguiente pre­ métrico facilita frecuentemente
gunta : ¿a quién favorecerá el ba­ la selección de golpes tácticos en
lance de fuerzas materiales una los que interviene la horquilla
vez concluida la combinación, de caballo.
cuando «la calma suceda a la tem­
pestad» ? Lo peligroso de la hor­ l. ... T x A!
quilla de peón consiste precisa­
mente en que, atacando dos pie­ Recurso habitual : el sacrificio
zas a un tiempo, ese peón, a me­ que atrae una pieza enemiga a la
nudo a costa de su propia vida, casilla crítica.
infiige al adversario un daño irre­
parable, al paso que restablece 2. DxT D x P+ !!
el equilibrio material del j uego. 3. RXD ese +
Pasemos ahora a la parte prác­ 4. RIT Cx A+
tica, comenzando por un instruc­ 5. R2T CxD
tivo ejercicio de P. Romanovski.
Fin de la combinación. Las ne­
Diagrama núm. 43 gras salen de ella con pieza y
peón de más.
En el ejemplo que viene aho­
ra, las blancas ofrecen la torre
seis veces seguidas -¡un récord
en su género!- previendo que, de
aceptarse su sacrificio, el rey y
la dama del adversario quedarán
situados de una manera «espe­
cial» . . . Por lo demás, la presen­
cia del caballo no dej a lugar a
dudas sobre lo que va a ocurrir.

(Véase diagrama núm. 44)

l. T4C! DlA

Es evidente que a l. . . ., D x T
Juegan negras sigue 2. C6A + y 3. CxD.

El enclaustramiento del rey 2. T8C! D6T


blanco es motivo para iniciar la 3. T8TR! CST
búsqueda de una combinación. 4. T x C! DIA
No puede negarse que de momen­ 5. T8T! D2C
to las piezas blancas están bien 6. T8CD!
defendidas; pero, observando con
atención la posición, nos damos ¡Por fin!
cuenta de que después de la «tor­ También un alftl es capaz de
menta!) todas ellas quedarán des- atraer la dama enemiga a la ca-

36
A. Troitzk7, 191 0 l. ASC! D3TR

Diagrama núm. 44 única j ugada para no perder


inmediatamente la dama.

2. A4A! DlT

Es obvio que no sirve 2. . .. ,


D2T a causa de 3. C4-6R + , R x P;
4. C5C + seguido de 5. C x D.

3. A5R! D3T
4. A7C+ !!

Fascinante, ¿verdad?
También en la partida real sur­
gen posibilidades análogas cuan­
do el bando activo logra instalar
sus caballos en el centro o, me­
j or aún, en la fila 5, desde donde
Juegan blancas y ganan les es fácil emprender peligro­
sas incursiones en territorio ene­
silla fatal, si se le brinda la oca­ migo.
sión de mostrarse tan impertinen­
te corno la torre del ejercicio an­
terior.
Randwir Beinra
P. Sobolevsld, 1950 Tallinn, 1950

Diagrama núm. 45 Diagrama núm. 4ó

Juegan blancas y ganan l. C x P!

37
A primera vista parece que las Suttles Ostoic
blancas, cansadas de una guerra
«de trincheras1>, se lanzan impe­ Diagrama núm. 47
tuosamente al asalto de la forta­
leza enemiga. Pero esto sólo es
una fachada. Su verdadero obj e­
tivo es lograr ventaj a de mate­
rial mediante una astuta horqui­
lla de caballo, sirviéndose de la
casilla 5AR como trampolín.

l. ... TIA

Con esta réplica las negras


creen refutar la idea de su ad­
versario, ya que la dama blan­
ca está ahora sobrecargada al te­
ner que ocuparse al mismo tiem­
po de la defensa de la torre y
del caballo (6C) . Pero les espe­
ra una sorpresa . . .
2 . , C x D ; 3. P x C+ , R I A ; 4.
. . .

2. D x T+ ! CxD P X D+ las blancas ganaron fá­


3. Tx C+ R2T cilmente.
4. T8TR+ Rx C He . aquí otros ejemplos típicos :
5. T x P+ ! Abandonan.

En efecto, si 5 . . . . , R X T, deci­ Diagrama núm. 48


de la horquilla en 5A, jugada que
debía preverse desde el principio
de la combinación.

(Véase diagrama núm. 47)

Las negras, sin sospechar na­


da, se resuelven a atacar el PR
blanco.

l. A4D?
2. D6A + !

¡Golpe inesperado! Si el negro


captura ahora la dama enemiga
con el caballo, sigue una horqui­
lla de peón que les permite a las
blancas recuperar su material l. P4A P4AR
con creces. Por lo demás, así su­ 2. P4C! P x PC
cedió en la partida : después de 3. P5A!

38
Blau Donner l. P5A! AxP
Amsterdam, 1958 2. D5A Abandonan.

Diagrama núm. 49 Con su sacrificio de peón, las


blancas atraen primero el alfil
contrario a la casilla 5AR ( 4AR
de las negras) , y luego, con una
jugada «tranquila» de dama, ame­
nazan dos cosas a la vez : mate en
8AR y, más prosaicamente, ga­
nar una pieza ( 3 . D X A) .
El únko método de lucha -por
así llamarlo-- contra las horqui­
llas de peón consiste en la posi­
bilidad de contraatacar con una
de las piezas amenazadas o en
que al menos ésta se retire dan­
do jaque.

Trifunovlc Gulmard
l. T x A! DxT
Mar del Plata, 1953
2. PxP

Aquí la dama negra está desar­ Diagrama núm. 51


mada contra este insolente peón,
pues si 2 . . , DxPR quedaría
. .

ella misma atrapada tras 3. A4A.

ChlgorhJ Janowskl
París, 1900

Diagrama núm. 50

Las negras deciden atacar re­


curriendo a una típica horquilla
de peón.

l. P4A
2. PxPR P5D
3. P6T TlC

39
La idea de las blancas se apre­ Las blancas inician una ma­
cia en la variante 3 . . . , P x PT; niobra forzada confiando en la efi­
4. P x P, A x P ; 5. C4R y una de
.

cacia de una horquilla de peón.


las piezas «condenadan se esca­ ¡Pero el tiro va a salirles por la
pa contraatacando. culata!

4. D4A! D5C 1. ese PxP


5. DxT Dx C 2. TxP TxT
6. RlC PXA 3. P5 R T X PAR!
4. PC x T
El peón negro canta victoria. ..,
pero demasiado tarde: las ame­ En caso de 4. P x D, T x D; 5.
nazas de las blancas son ya prác­ T x T sigue 5 . . . . , T4D y decide la
ticamente irresistibles. superioridad de las negras en el
fianco de dama.
'7. P6R! Abandonan.
4 D3C+
El mate del adversario «vale
• . . .

más» que todo el material ga­ ¡El ancla de salvación!


nado.
5. RlT DSCD +
6. R2C T7D+
Tarrasch Em. Lasker '7. T2R DxP
Match para el campeonato del Abandonan.
mundo, 1 908
¿Está todo claro? Si así os lo
Diagrama núm. 52 parece, probad ahora vuestras
fuerzas analizando por cuenta
propia las posiciones siguientes.

40
Diagrama núm. 53 Diagrama núm. 55

Juegan blancas Juegan blancas

Diagrama núm. 54 Diagrama núm. 56

Juegan negras Juegan blancas

41
Diagrama núm. 57 Diagrama núm. 59



. . -�
Juegan negras Juegan blancas

Diagrama núm. 58 Diagrama núm. 60

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Juegan blancas Juegan blancas

42
AL ACECHO

Semej ante al cazador que se es­ Trifunovic Aaron


conde para acechar su futura pre­ Beverwijk, 1 962
sa, también a veces un soldado
de nuestro pequeño ejército se Diagrama núm. 61
embosca detrás de sus compañe­
ros en espera de su hora de glo­
ria. No siempre es recompensada
su larga vigilia, pero si de pron­
to el azar le pone delante lo que
desea, ¡qué dulce le resulta en­
tonces el triunfo!
De ordinario, cuando una pieza
obstructora se «quita de en me­
dio» es para crear una doble ame­
naza , mecanismo que recibe el
nombre de «ataque a la descu­
bierta». Si una de las dos ame­
nazas consiste en dar j aque al
rey, se habla entonces de «jaque
a la descubierta».

(Véase diagrama núm. 61) Contra el ataque a la descu­


bierta no existe más que una po­
l. A8C! sibilidad de salvación : el j aque
intermedio. Por ejemplo, si en la
¡Jugada aplastante! El a lfil , ade­ posición del diagrama precedente
más de abrirles el camino a sus faltara el P2AR de las blancas,
propias torres, amenaza mate en la j ugada l. A8C sería errónea
7TR. Las negras no pueden al mis­ a causa de la respuesta l. . . . ,
mo tiempo salvarse del mate y T x T+ .
del golpe 2. T x T, por lo cual rin­ Por lo demás, ¿quién de nos­
dieron inmediatamente las armas. otros, al romper sus primeras

43
lanzas en el noble juego, no cayó Torre Em. Lasker
alguna vez en la siguiente cela­ Moscú, 1 925
da -astuta a los oj os del novi­
cio- de la defensa Petroff? l . Diagrama núm. 62
P4R, P4R; 2. C3AR, C3AR; 3 .
C x P, C x P? (hay que j ugar pri­
mero 3 . . . . , P3D) ; 4. D2R, C3AR?
( relativamente mej or es 4. . . . ,
P4D) ; 5 . C6A + y l a dama negra �­
sucumbe.
En sesiones de partidas simul­ • il i
táneas j ugadas por un maestro
contra adversarios inexpertos, no ·�· .
es raro ver esta celada : l. P4D,
P4D ; 2. P4AD, C3AR; 3. P x P,
C x P; 4. P4R (es más fuerte 4.
C3AR) , C3AR ; 5 . A3D, D x P? ?
( aquí e s indispensable 5 . .. . , P4R! ) ;
6. A5CD + , etc. Da vergüenza,
claro está, tener que rendirse a
la sexta j ugada, pero ¿ qué reme­
dio queda? ¡La dama es la dama! adversario, sembrando en ella la
El más voraz entre los j aques desolación.
a la descubierta es el que recibe
el nombre de «molino». En un 3. KlC
abrir y cerrar de ojos, este tipo 4. T7C + KIT
de j aque dej a la posición enemi­ 5. T x A+ KI C
ga literalmente arrasada. Hasta el 6. T7C + KIT
propio Lasker experimentó una 7. TSC +
vez sus mortales consecuencias.
Las blancas podían también, de
(Véase diagrama núm. 62) paso, capturar el PTD negro, pe­
ro, mirando al futuro, deciden no
Las negras acaban de j ugar abrirle la columna TD a la to­
P3TR, intentando ganar así el al­ rre enemiga.
fil enemigo aparentemente clava­ 7. R2T
do en 5CR. Pero las blancas te­ 8. TxD R3C
nían prevista u,na réplica fenome­ 9. T3T KxA
nal. . . 10. TxP+

I. A6A!! DxD Y las blancas ganaron.


2. T x P+ KIT Para arrastrar al monarca ene­
3. T x P+ migo hacia una casill a desde don­
de pueda dársele esta clase de j a­
Mientras el alfil, en retaguar­ ques a la descubierta se requie­
dia, mantiene a tiro el rey negro, ren no · pocas veces sacrificios de
la torre oscila como un péndulo gran envergadura, que no siem­
fatídico a lo largo de la ti.la 2 del pre saltan a la vista.

44
Westerinen Sigurjonsson blero. Con frecuencia se pierde
Nueva York, 1978 la dama cuando, ávida de adqui­
siciones materiales, irrumpe sin
Diagrama núm. 63 consideración en el campo ene­
migo y, una vez satisfecho su ape­
tito, se encuentra de pronto con
que le han cortado todas las vías
de retirada.

Najdorf Reshevsk7

Diagrama núm. 64


••
l. D x PC + ! R x D
2. ASD + ! RlT

A 2. . . . , R2A sigue 3. A5TR


mate.

3. TSC + !

Otro sacrificio, esta vez decisi­


vo. El mecanismo del «molino» l. A x PC?
entra ahora en acción y las blan­ 2. T x A! DxT
cas van a cobrar pingües divi­ 3. C3A
dendos por el capital invertido.
¡La dama ha caído en una ra­
3. TxT tonera! De nada sirvieron los de­
4. A6A + T2CR sesperados intentos de las negras
5. A x T+ RlC para salvarse. La partida siguió :
6. A + C+ R2A 3 . . . . , P6T; 4. TIC, C2-4A; 5, T X D,
7. TI A + R2R P x T; 6. C4C, C3T; 7. ClC, A2D ;
8. AxD Abandonan. 8. C3D, P4CD ; 9. P X P, P x P; 1 0 .
C X P, abandonan.
En la partida Blau-Donner ( dia­ En la posición siguiente las
grama 49� hemos podido ya com­
· blancas decidieron «cobrarse» una
probar que ni siquiera una pieza torre, pero el negro, explotando
tan fuerte y móvil como la dama hábilmente la ausencia de la da­
está exenta de caer en una cela­ ma enemiga en el flanco de rey
da, incluso en el centro del ta- mediante amenazas de mate, aca-

45
zó por capturarl;fgracias a un j a­ Tal Vysotzld
que a la descubierta. Riga, 1950

Diagrama núm. 66
Krupski Beuer
Naroch, 1 966

Diagrama núm. 65

timuladas por el descubrimiento


de un fino recurso táctico.

l. D3A CXA l. C5D! Px C


2. D x T A2 C 2. D x P+ C2A
3. D X AR C6A + ! 3. DxT A3A
4. RlT D2A! 4. A6C!
5. P x C A x P+
6. RlC DxD Claramente las negras subesti­
Abandonan. maron la fuerza de este contra­
golpe que permite a su adversa­
También era malo 4. P x C a rio clavarles el alfil con ganan­
causa de 4 . . . . , D4C + seguido de cia de tiempo.
5 . . . . , A X P mate.
La idea misma de «cazan> la 4. PXA
dama es tan seductora que pue­ 5. TlAD AxD
de hacernos perder de vista im­ 6. T'x D
portantes detalles tácticos.
Y las negras perdieron en se­
(Véase diagrama núm. 66) guida.
Podían haber opuesto una re­
Ambos contendientes han hecho sistencia más tenaz j ugando 5 . . . ,
.

todo lo posible por llegar a esta A l A.


posición. Las negras con el in­ He aquí, ahora, un ejemplo sa­
tento de atraer la dama enemiga cado de la «despensa» de las ma­
a una trampa, y las blancas . . . es- ravill a s ajedrecísticas.

46
L. Kubbel, 1935 Aquí este j aque es oportuno. La
j ugada 7. A6D daría solamente
Diagrama núm. 67 tablas en vista de 7 . . , D2CR!
. .

7. A2T
8. D3AD + ! Rl C

Ahora sigue un movimiento


«tranquilo» y . . . decisivo.

9. DSA!!

¡La dama negra no tiene esca­


patoria! Se amenaza un jaque a
la descubierta : 1 0. A5A + .

• 9. ... R2A

Tampoco saca de apuros 9 . . . ,


.

D2AR a causa de 10. A6T+ , et­


Juegan blancas y ganan cétera.

¿ Quién adivinaría que este pro­ 10. A5A!


blema se termina con una ence­
rrona de dama? La dama está perdida. ¡Magní­
Aprovechando la posición res­ fica composición !
tringida del rey negro, la dama En la práctica no es raro que
blanca maniobra diestramente por tengáis que recurrir vosotros mis­
las «gradas» del tablero. mos a los ataques a la descubier­
ta o experimentar en vuestra pro­
l. DlTD+ R2T pia carne su fuerza y perfidia.
2. DlCD + RlT Por eso, al resolver los ejerci­
3. D2C + R2T cios que siguen, no os limitéis a
4. D2A + RlT la simple búsqueda de las com­
5. D3A + R2T binaciones ; tratad también de des­
6. D3D + cubrir en la posición los indicios
característicos o señales típicas
Es malo 6. D3 T + , ya que des­ que las posibilitan. Esto os ayu­
pués de 6 . . . . , R3C; 7. D4C + , R3A; dará a orientaros ' mejor en el ta­
8. D x A, D X P tendríamos un fi­ blero y a ver más '.fácilmente cier­
nal de tablas. tos recursos táctic o s cuya existen­
cia no sospechabais.
6. RlT
7. D3T+

47
Diagrama núm. 68 Diagrama núm. 70

Juegan negras Juegan blancas

Diagrama núm. 69 Diagrama núm. 71

Juegan blancas Juegan negras

48
Diagrama núm. 72 Diagrama núm. 74

• • •
• Bi
• • •
• • m •
i . 11 . t1) .
�-�· .
� . .

Juegan negras Juegan blancas

Diagrama núm. 73 Diagrama núm. 75

Juegan negras Juegan negras

49
LA CLAVADA

Cuando una pieza o un peón Broi;istein A.ficioo.ado


están «clavados» se paraliza su Sochi, 1950
actividad. No pueden moverse de
su sitio so pena de dej ar expues­ Diagrama núm. 76
ta al ataque del adversario una
pieza de mayor valor que a la que
sirven de cobertura. Si esa pieza
es el rey, se trata entonces de
una «clavada absoluta» ; en caso
contrario hablaremos de una «Se­
miclavada» o «clavada simple».
Es preciso tener muy en cuenta
esta diferencia, ya que en el pri­
mer caso la paralización de l a
pieza clavada e s total, mientras
que en el segundo puede a veces
utilizarse para contraatacar, sa­
crificando la pieza que está de­
trás. Para que esto quede bien
claro, lo ilustraremos con una va­
riante del gambito de dam a : l .
P4D, P4D ; 2. P4AD, P3R ; 3. C3AD, Para dej ar sin defensa a la da­
C3AR ; 4. A5C, CD2D ; 5. P x P, ma enemiga, las blancas sacrifi­
P x P; 6. C x P?, C X C ! ; 7. A X D, can una torre atrayendo así al
A5C + ; 8. D2D, A x D + ; 9. R X A, rey negro a la casilla lD, tras lo
R x A y las negras han ganado cual queda clavado el caballo de­
una pieza. fensor.
Y ahora veamos un bonito
ej emplo de clavada absoluta : l. T8D + ! RXT
2. DxD Abandonan.

Como es natural, ningún juga-

50
dor acepta de .buen grado que lo grave cuanto que no disponen de
aten «de pies y manos», pero no fuerzas aptas para anular la he­
pocas veces las circunstancias le gemonía de su adversario en las
obligan a dej arse clavar alguna casillas oscuras.
pieza. Esto es siempre peligroso,
pues proporciona al adversario 2. Px A
nuevas posibilidades tácticas que 3. PTD x P P3C
le permiten asumir la iniciativa,
o acrecentarla si ya la tenía. El Con la intención de cerrar la
:: f.odc más común consiste en peligrosa diagonal por medio de
ato..:ar la pieza clavada con fuer­
' ·

4 . . . ., T4T seguido de 5 . . . ., P4R.


zas superiores a las que la de­ Una segunda manera de liberar­
fienden. s� de la clavada sería j ugar 3 .
Al estudiar los ejemplos que . . . , R2A, pero entonces e l blanco
siguen, fij aos también en esos empezaría por desviar a la dama
«nuevos» recursos : demolición de enemiga de la defensa de su se­
las barreras de peones, atracción gunda fila y ganaría tras 4. C x T,
hacia una clavada, etcétera. D x C ; 5. D7A + seguido de 6.
D x A.

Tal Bilek 4. P4CD Abandonan.


Miskolc, 1963
En efecto, las negras no pueden
Diagrama núm. 77 defenderse contra la amenaza 5 .
Tl AR.

Lilienthal Capablar;ica
Hastings, 1 934-1935

Diagrama núm. 78

l. T x P! TXT
2. DxC

La torre negra está «absoluta­


mente» clavada. Ahora las blan­
cas amenazan 3. TlAR. La situa­
ción de las negras es tanto más

51
Especialmente peligrosa es la Trifunovic Golombek
clavada en una columna abierta Amsterdam, 1 954
cuando el rey se encuentra to­
davía en el centro. A este pro­ Diagrama núm. 79
pósito conviene recordar el anti­
guo refrán : «Al hierro candente,
batir de repente». • • •
l. P x C! DxD •
2.
3.
PxP
C4D
TlCR
D5R •
Ahora sigue una clavada deci­
••
siva, pero tampoco salvan el j ue­
go otras continuaciones, por ejem­
plo : 3 . . . . , D7D ; 4. TDl R + , e4R ;
5. T x e + , R2D; 6. T 5D + , R l R ;
7. TlR + , etc. E n esta variante se
pone bien de relieve el importan­
tísimo papel que desempeña, co­
mo factor auxiliar, el peón blan­
co de 7e. por lo que las blancas han de
En cuanto a 3 . . . , D x PA; las
. echar mano de sus reservas para
negras pierden asimismo después atacar el punto 6AR con superio­
de 4. TDl R + , e4R ; 5. T x e + , ridad de fuerzas. Al mismo tiem­
R2 D ; 6. T7R + , y ahora si 6 . . . . , po deben impedir a toda costa
R3D sigue 7. ese + , y si 6 . . . . que su adversario se libere de la
RlD decide 7. e6R + , Pxe; 8 .
,

clavada, ahogando en ciernes cual­


T l D + y T x D mate. quier tentativa en tal sentido.

4. TDlR C4A l. P4CR P4C


5. TxD+ CxT
Tampoco sirve l. . . . , D5e a cau­
sa de 2. T4R con la irrefutable
6. TlR

Nueva clavada, esta vez del ca­ amenaza 3. P5e.


ballo. Después de 6 . . . . P4 A ; 7.
,

T X e + , R2D las negras abando­ 2. P4TR! R3C


naron. Aquí gana la sencilla con­ Este desesperado intento de li­
tinuación 8. T7R + , R3D ; 9. ese + beración se topa con un brillan­
seguido de 1 0 . P4A + , etcétera. te sacrificio de alfil que pone rá­
pido fin a la partida.
(Véase diagrama núm. 79)
3. A4R + ! CxA
Las blancas han logrado ocu­ 4. P5T + R2T
par la gran diagonal con su da­ 5. T x PA + Abandonan.
ma, clavando de modo absoluto
el caballo negro. A éste, de m o­ No hay defensa contra el mate
mento, lo defiende su propio rey, en 2eR ( 7eR de las blancas) .

52
Claro está que el éxito de la casillas negras, que ahora irá a
operación se ha debido en gran clavar el caballo enemigo, defen­
parte a la mala posición de las sor de la torre.
piezas negras, totalmente alej a­
das del flanco de rey. l. PxP
Veamos ahora tres ej emplos su­ 2. A5C T5D
mamente instructivos tomados de
la práctica de ilustres maestros. Las negras se resignan a entre­
gar la calidad, pero a pesar de
ello no se libran de la clavada.
Nimzovich Marshall También tendrían una partida
Nueva York, 1 927 muy difícil después de 2 . . . , A3R;
.

3. DxP, T l A ; 4. TDlR!
Di·agrama núm. 80
3. C6C + P5A
4. D3AD Px C
5. DxT R2C
6. TDIR! PXP

En caso de 6 . . , A2D, tratando


. .

de impedir la fulminante j ugada


que sigue, las blancas ganarían
entrando con su torre en la fila 7 :
7. A x e + , D x A ; 8. T7R + , etc.
¡Recordad que una pieza clavada
sufre de parálisis y no está en
condiciones de defender las casi­
llas invadidas por el enemigo!

'7. T8R!

La dama blanca se encuentra ¡Desviación!


coartada en sus movimientos por
la torre negra de 4D. Pero la po­ '7. DxT
sición de esta torre en la misma 8. DxC+ RIC
diagonal que su rey agrava toda­ 9. A6T! D2A
vía más las cosas para las ne­ 10. D8D + Abandonan.
gras, proporcionándole al adver­
sario un buen tema de ataque. (Véase diagrama núm. 81)

l. P5A! Evaluemos esta posición. Las


blancas están claramente mejor.
«Insuflando vida simultánea­ El flanco de rey negro se ha de­
mente al alfil y al caballo», escri­ bilitado y la dama blanca ocupa
bió A. Alekhine al comentar esta un punto clave, amén de inexpug­
j ugada en el boletín del torneo. nable, junto a la residencia real
De hecho, este enérgico avance del enemigo. Por si ello fuera po­
de peón abre camino al alfil de co, las torres blancas son dueñas

53
Ragozin Kasparlan der el PR, sino que él mismo se
Tiflis, 1934 convierte en obj eto de ataque.

Diagrama núm. 81 l. .. . TIR

Sacudirse el yugo del alfil me­


diante l . . . . , Rl T no resolvería los
problemas de la defensa en vis­
ta de 2. A x PR ! , D x A ; 3. T6T+ ,
va que el alfil negro estaría so­
brecargado y no podría defen­
der al mismo tiempo la dama y la
casill a 3TR.
En vez de 2 . . . . , D X A, las ne­
gras podrían j ugar 2. . . . , P X T,
pero entonces el alfil de rey blan­
co entraría � acción con gran
potencia y las blancas podrían to­
mar tranquilamente el peón : 3.
D x P ( 3C) . Si ahora 3 . . . ., A x A,
decide la partida 4. D6T + , D2T;
de la única columna abierta, 5. D x T + , D l C ; 6. D X D mate. Y
mientras el alfil de rey ejerce una en caso de 3 . . . . , T2A (en lugar
· molesta presión sobre la casilla de 3 . . . . , A X A ) , con la idea de
2AR de las negras. Sólo perma­ obstruirle la diagonal al alfil de
nece inactivo, por ahora, el alfil rey enemigo, todavía le resulta­
de 3C. Cierto que apunta al PR rían más fáciles las cosas a la
negro, pero esto no tiene aquí dama blanca : 4. D6T+ , Rl C ; 5.
importancia decisiva, ya que tal D X A mate. ¡La torre «defensora»
peón está sólidamente defendido. está clavada!
Pese a su gran ventaj a posi­
cional, las blancas han de darse 2. TSD!!
prisa, pues el adversario amena­
za l . . . . , C X P. Las blancas se muestran inexo­
Verdad es que en tales situa­ rables : necesitan «a cualquier pre­
ciones, la actitud del bando acti­ cio» el PR negro.
vo es a menudo semej ante a la
del esforzado guerrero que se pre­ 2• . . . TxT
gunta hacia qué lado debe dirigir
su lanza o dónde es más vulnera­ Después de 2 . . . , D X T; 3.
ble su enemigo. En esta partida
.

A X PR, T x A ; 4. D x T la dama
las blancas tomaron la decisión blanca amenaza a la vez dar ma­
correcta. te en 7CR y tomar la torre ne­
gra en 7 AD. El propio defensor
l. T6C! estaría sobrecargado, ya que no
podría parar el mate por medio
¡Clavada contundente! El alfil de 4. . . . , DlAR sin dej ar aban­
negro nd sólo dej a ya de defen- donada la torre en cuestión.

54
A cualquier j ugada «indiferen­ Espero que estéis ya bien con­
te» , por ejemplo 2. . . . , C3C, las vencidos del mal que puede ha­
blancas responderían con toda cer una clavada . . . y deseo al pro­
sencillez 3. T x T + , D X T ; 4. D6AR pio tiempo que no la padezcáis
ganando. vosotros mismos. Sin embargo,
La partida siguió todavía 3. hay en el ajedrez un campo, el
A X PR, C3C; 4. T x A + , R l A ; 5.
·
de la composición artística, don­
T7T y las negras abandonaron. de la salvación reside a veces
En el siguiente ejemplo, las ne­ precisamente en la clavada o, pa­
gras se atienen a la norma : «Cla­ ra ser más exactos, en la «auto­
var, remachar el clavo y atacar clavada».
dos veces para asegurarse una su­
perioridad de material».
A. Berbstmann y v . Korolkov,
1935
Belavenetz Panov
Leningrado, 1939
Diagrama núm 83
Diagrama núm. 82

• • •
. . ·�
• • •
••
. �
�---

Juegan blancas y tablas


l. DSR
Para hacer tablas, a las blan­
2. TlR T X T!
cas les bastaría ganar una pieza
3. CxT
mediante R4R, pero esto no les
es posible de momento por tener
Relativamente mej or era seguir
amenazada la propia torre.
3. D x D, T x D + ; 4. R l C, T x T + ;
5. C x T, P x P; 6 . P x P, P4C.
l. T7T+ RIA
3. Axe+ 2. T8T +
4. RlC D x D+
5. T x D ASD Las blancas, como antes, si­
6. R2A PSA guen sin poder ganar la pieza, ya
Abandonan. que a 2. R4R el negro contesta-

55
ría 2. . . . , C4C + logrando la vic­ Zakharov Anikaev
toria.
Diagrama núm. 85
2. ..
. RxP
3. P6R+ !

En caso de 3. R4R, también que­


daría indirectamente defendido el
alfil : 3 . . . . , C x PR; 4. R X A y si­
gue una fatal horquilla de caba­
llo, 4. . . . , C3C + , etcétera.

3.
4. R4R
RxP
C4R!

5. P4D! 'ª
¡Tres piezas atacadas! Y a pe­
sar de todo las negras encuentran
el modo de defenderlas.

5. T5A! l. CxP PxC


6. T6T + !! AxT Z. AxP AlA
3. T6D!
Diagrama núm. 84
Esta j ugada entraña una doble
amenaza : primero, mate en 2 (4
• • • •• T6R + !, etc. ) , y segundo, la ocu­
.

pación ( ¡con ganancia de tiem­


• • • • po! ) por la otra torre de la casi­

••• •
lla lD que acaba de quedar libre,
• reforzando decisivamente la pre­



� � . �.,,
• .

� �///.V.
sión sobre el caballo clavado.

· · -� · . 3.
4. TI-ID
TIC
T5C
• • • • 5. T6A!

• • • • Amenazando 6. T X A. La parti­
da aún continuó : 5. . . . , T5T; 6.
• • • • D3D, P5R ; 7. D2R, A2C; 8. P3CR
(esta horquilla de peón obliga a
¡Tablas por ahogado! Ni siquie­ las negras al cambio de damas) ,
ra tres signos de exclamación D5C ; 9. D x D, T x D; 1 0 . T7A,
bastarían para traducir el encan­ abandonan.
to de este magnífico final.
El siguiente método es típico de
cómo forzar la clavada de una
pieza enemiga.

56
Spielmann Wahle Alexandria Shul
Viena, 1926
Diagrama núm. 87
Diagrama núm. 86

La clavada del CR es muy mo­


Ta�bién se plantean a veces lest a para las negras, sobre todo
c?� phcados problemas en las po­
.
teniendo en cuenta el alejamiento
sic10nes donde el caballo de re �
d l alfil de rey en el otro flanco.
es clavado por el alfil de d amaY Si este alfil estuviera en 2R no ,

enemigo. habria problemas. Para liberarse


:
·

d dicha clavada, las negras de­


l. T x A! DxT
.
;x
cidieron e pulsar de su puesto al
2. D3A R2C alfil enemigo adelantando los peo­
3. C3A-4R! P x C. . . nes del flanco de rey.
4. CxP
l. P3T
Las blancas han aunado la 2. A4TR P4C?!
: .
fuerza d tres piezas propias con­ 3. C x PC
: ;:i
t a la piez clavada del adversa­
rio, que solo está defendida por Sacrificio posicional, ya que las
la dama Y el rey. Todavía siguió blancas no podían prever todas
4 . . . . , D3R (4 . . . . , D x C ; 5. A x e + sus consecuencias concretas p
y 6. D X D) ; 5. A x e + R l C · 6 ro su intuición les decía que co : ::
D4A y las negras aba dona o
.
� �� servando la clavada , se asegura-
en vista de la irrefutable amena­ b an una larga iniciativa.
za 7. D6T.
3. PxC
4. AxP R2C
5. D3A ClCD

Este caballo se apresura a acu­


.
dir en defensa de su compañero.

57
6. P4D! Cl-2D Veidzan Bodja
Tirana, 1 954
Sería un craso error 6 . . . . , P x P,
ya que después de 7. P5R las ne­ Diagrama núm. 88
gras no están en condiciones de
hacer frente a la doble amenaza
8. P x C + y 8. D x T.

7. D3C AxA
8. P4AR!

Lo principal para las blancas


es reforzar su presión sobre el
punto 6AR. B 'l •
8. C4T id
9. D4C C2-3A
10. A x e+ RXA
11. PA x P + R2R

Las blancas tienen más que su­


ficiente compensación por el ma­ Las blancas atacan los puntos
terial sacrificado. La partida con­ 7CR y 7TR. En ello la torre de
tinuó : 12. P x A, Tl T; 13. T5A, 3TR desempeña un importante
DlCR ; 14. D4T + , R2D ; 15. T X C papel clavando el PT enemigo y
y el blanco no tardó en ganar. asegurándole así a la propia dama
A pesar de lo visto, recuérdese un excelente puesto de vanguar­
en todo momento que si el «sal­ dia que de otro modo resultaría
to» de una pieza clavada lleva precario. Parece que la suerte es­
consigo una contraamenaza o po­ tá ya echada y que las negras
sibilidades de contrajuego, la cla­ no pueden defenderse simultánea­
vada podría no ser más que ilu­ mente de las dos amenazas de
soria. Resulta ejemplar a este mate. Pero. . . ¡les toca jugar!
respecto la siguiente miniatura
de Pillsbury, donde tiene lugar l. ... D8R + ! !
una combinación sobre el tema
del famoso mate Legal, nombre Sacrificio para despej ar una ca­
que le viene de un aj edrecista silla. Ahora el caballo saltará a
francés del siglo XVIII a quien 7 A con ganancia de tiempo.
por vez primera se le ocurrió tan
sorprendente idea : l . P4R, P4R ; 2. TxD C7A +
2. C3AD, C3AD; 3. P4A, P3D; 4. 3. RlC CxT+
C3A, P3TD ; 5. A4A, A5C; 6. 4. Px C PXD
P X P, C x P? ; 7. C X C! , A x D ; 8.
A x PA + , R2R ; 9. C5D mate. Tan repentinas y extraordina­
Para terminar, veamos todavía rias metamorfosis sólo se dan,
otro bonito ejemplo basado en el por supuesto, en el ajedrez, el
tema de la clavada ilusoria. j uego de las «posibilidades impo-

58
sibles», como lo llamaba el ima­ Y ahora . . . ¡pavimentemos el ca­
ginativo escritor e ilustre proble­ mino recorrido!
mista Alexandr Kazantzev.

Diagrama núm. 89 Diagrai:na núm. 91

Juegan blancas Juegan negras

Diagrama núm. 90 Di'agrama núm. 92

Juegan negras Juegan negras

59
Diagrama núm. 93 Di.agrama núm. 95

• •••

�� -�· ·
·. ·


• •

• ·�
Juegan negras Juegan negras

Diagrama núm. 94 Diagrama núm. 96

Juegan negras Juegan blancas

60
ARTERÍAS DE DAMISELA

La «diversión», tema combinativo o. Duras, 1925

En las combinaciones que has­ Diagrama núm. 97


ta aquí hemos visto nos hemos ya
familiarizado con el tema de la
«diversión» o desvío. Por lo ge­
neral se recurre a un sacrificio
• • •
de diversión cuando no hay más • •
remedio que obligar a una pieza
( con menor frecuencia varias pie­ ·�·
zas) o peón enemigo a que des­
pej e la casilla que ocupa, cosa
que raramente se obtiene por me­
dios «pacíficos».

(Véase diagrama núm. 97)

l.
2.
P7C
P7T
A4D
A3R + •
Si 2. . . . , R2C, las blancas ga­ Juegan blancas y ganan
nan inmediatamente por medio
de 3. A4R! 5. ASA
6. A3D! A4D +
3. A5A! P7A 7. RlA R2C
4. R2C A4D + 8. A4R!
5. A4R!
Y uno de los dos peones avan­
¡Puro sacrificio de diversión! zados del blanco se corona.
Por lo demás, sería un error 5. Como en el pintoresco ejemplo
R X P a causa de 5 . . . ., A4A + y que acabamos de ver, también
las negras ganan el PTD. en el siguiente el sacrificio de di-

61
versión sólo alcanza su objetivo ¡Por fin! Aprovechando la cla­
gracias a una clavada. vada, las blancas fuerzan el des­
vío de la torre enemíga hacia
una columna desde donde no pue­
Em. Lasker, 1890 de seguir «vigilando» al peón .
Diagrama núm. 98
Stevenson Brian
Middlessex, 1962
�· . . 99
D ·� · Diagrama núm.

•• • • •
• • • •
• • • •
• • • •
1 M
�d •

• • •
Juegan blancas y ganan

l. RSC! T7C +
2. R8T T7A
3. T6A+ R4T ¿ Qué es lo primero que salta
4. R7C T7C + a la vista al evaluar esta posi­
5. R7T T7A ción ? Por descontado, la debili­
6. T5A + R5T dad del rey negro. El peón ene­
migo instalado como una cuña en
El rey negro no puede ir a la 6TR ( 3TR de las negras) es es­
columna CD debido a la amena­ pecialmente peligroso, aunque sin
za R7C. ayuda ajena no pueda hacer nada
concreto. ¿Existe algún medio de
7. R7C T7C+ ponerlo en contacto con otras pie­
8. R6T T7A zas blancas, en particular con la
9. T4A + R6T dama ? ¡Sí! Ello es posible me­
1 0. R6C diante un sacrificio de desvia­
ción. A decir verdad, un cálculo
Amenazando 1 1 . T x P. más preciso demuestra que, para
obtener la victoria, las blancas
10. T7C + han de recurrir todavía a un se­
11. R5T T7A gundo procedimiento táctico: el
12. T3A + R7T sacrificio. . . de atracción (o «de
13. T X P! arrastre» ) .

62
l. TSD + ! esperar más. En efecto, a 2. D X T
( dej ando de controlar el punto
La dama negra es apartada de l AR) sigue sencillamente 2 . . . . ,
la defensa del PR. DSR + ; 3. T X D, T x T mate. Tam­
poco arregla las cosas 2. P X T a
l. DxT .
causa de 2 . . . ; D x T + ; 3. TIC,
2. DxP D2D TSR + ! , etc. En esta última va­
3. DST + ! ! riante se da la situación llamada
de «los rayos X», cuando una pie­
De tales «visitas» no puede es­ za ( en el caso presente la dama)
perarse nada bueno. ejerce su poder a través de otra
enemiga que se le interpone.
3, ... RXD En la fase final de la siguiente
4. TSA mate. partida, ya clásica, la dama blan­
ca se ofrece en sacrificio tres ve­
Cuando la fila I del adversario ces consecutivas para desviar una
está mal defendida, el sacrificio pieza contraria de la defensa del
de desviación es a menudo un punto crítico SR ( IR de las ne­
buen medio para despej ar el ca­ gras) .
mino hacia las dependencias rea­
les. Adams Torre
Nueva Orleans, I 920

Mikenas Bronstein Diagrama núm. 101


Tallinn, I965

Diagrama núm. 100 • • • • •••


• i . 'if . i l1 i
• m - •
m • �• •
. � . .
. . ·�·
� a •�• � u
• •
1. D4CR! D4C
2. D4AD! D2D
3. D'JA! ! D4C
l. T x P!
Si 3. . . . , D5T sigue 4. T4R! ,
¡Jugada de rara fuerza y bell� P3T; 5 . D X T! , D x T; 6 . D x T + ! ,
za! Las blancas abandonaron sm etc. ¡Los «rayos X»!

63
4. P4TD D x PT rre enemiga a una casilla domi­
5. T4R D4C nada por el caballo y, como ve­
6. D x PC! remos en seguida, crítica.

¡último y decisivo sacrificio de 2. TxA


desviación! Las negras se ven 3. TST + !
forzadas a abandonar, puesto que
a su dama no le queda ninguna Sacrificio de atracción. Ahora
casilla disponible en la diagonal entra en escena una horquilla de
5TD-1R. caballo.

3. RxT
¡Atraer a toda costa! 4. C x T+

El mecanismo de esta segunda Después de 5. C X D las blan­


clase de combinaciones es clarí­ cas quedan con un peón de más,
simo : por medio de un sacrificio lo que en esta posición es am­
( «de atracción») se obliga a una pliamente suficiente para ganar
pieza del adversario a que ocu­ ( análisis de A. Chistiakov y N.
pe una posición desfavorable. Kopaev) .

Diagrama núm. 102


Em. Lasker Euwe
Zurich, 1 934
••
i Diagrama núm. 103

l. D x A!

¡Muy brillante! Aunque de mo­


mento no se ve por qué . . .
Las negras contaban aquí sólo
l. ... PT x D con el cambio automático l. R X C,
2. A x P+ A x e, pero se llevan una sor­
presa.
¡Ah! Las blancas atraen la to-

64
l. P4CD! AxP l. DxP+!
2. C2A!
El rey negro es atraído a un
Ahora las dos piezas negras es­ jaque a la descubierta. Ahora de­
tán amenazadas. En el furor de berá emprender un arriesgado
la batalla, incluso a los jugado­ viaje por entre las filas enemi­
res más duchos se les pasan a gas. Por supuesto, de nada ser­
veces por alto estos taimados sa­ vía l . C x A + a causa de l . . . ,.

crificios intermedios. P x C.
En especial son peligrosos cuan­
do arrastran al rey enemigo a un l. RxD
punto desde donde puede dársele 2. CxA+ R3T
j aque a la descubierta, tanto más
si es doble. La siguiente combi­ Ya no hay vuelta atrás. En ca­
nación pertenece a la flor y nata so de 2. . . . , Rl T, las blancas hu­
del arte aj edrecístico. bieran dado el elegante mate de
los dos caballos ( 3 . C6C mate) ,
poco frecuente en la práctica.
Ed. Lasker Thomas
Londres, 1 9 1 1 3. C5-4C + R4C
4. P4TR + RSA
Diagrama núm. 104 5. P3CR+ R6A
6. A2R + R7C
7. T2T + R8C
�· · · 8. R2D mate.

¡Es difícil de creer que sólo


siete jugadas antes el monarca
negro contemplase tranquilamen­
te el campo de batalla desde las
ventanas de su propio castillo!
Al tratar de resolver los ejer­
cicios que siguen, tened bien pre­
sente el título que hemos dado
a este capítulo: c ¡Arterías de da­
misela!»

65
Diagrama núm. 105 Diagrama núm. 107

Juegan negras Juegan negras

Diagrama núm. 106 Diagrama núm. 108

Juegan blancas Juegan blancas

66
Diagrama núm. 109 Diagrama núm. 111

Juegan blancas Juegan negras

Diagrama núm. 110 Diagrama núm. 112

• •
• • ., . �m ij·
• •
• • • •1
• • •••
• •• •
. . - �·
D. • • •
Juegan blancas Juegan blancas

67
NO SÓLO EN LOS VUELOS SON PELIGROSAS
LAS SOBRECARGAS ...

A l confiar a una pieza o peón Las piezas blancas apuntan sin


la defensa de otra pieza o de un ningún disimulo a la fortaleza del
punto determinado, sopesad bien rey enemigo, aunque es difícil
desde el principio las posibilida­ que puedan llevar adelante sus
des que tiene de desempeñar con propósitos ateniéndose a los mé­
éxito su tarea. Si le asignáis más todos «normales• de ataque, por
de una misión a la vez, corre el ejemplo : l. D7T + , R2A ; 2. A6C + ,
riesgo de hallarse «sobrecargada». R2R ; 3 . D x PC+ , RlD; 4 . C3 A ,
P x P ; ·5. P X P T x C; 6. P X T,
,

A 7 A + con peligroso contrajuego.


A. Tal Jurlklvi ¡A pesar de ello, las blancas
Campeonato de Letonia por logran hacerse con la llave de
correspondencia, 1 968-1969 las dependencias reales!

Diagrama núm. 113 l. C x P! Abandonan.

Efectivamente, el PR negro asu­


mía al mismo tiempo dos impor­
tantes funciones: defender el peón
que acaba de ser capturado y pri­
varle al caballo blanco de la ca­
silla 4AR ( 5AR de las blancas) .
¡Eso era demasiado para él!
Si ahora la dama negra, ataca­
da por el caballo, se retira, sigue
mate en dos jugadas: 2. D7T + ,
R2A ; 3. A6C mate. Y en caso de
l . . . , P X C decide la elemental
.

2. C5A.

68
Simacin Nikolich Tolush Kop7lov
Kislovodosk, 1 968 Leningrado, 1 954

Diagrama núm. 114 Diagrama núm. 115

l. T8R + ! defender a la vez el PCR y la


,diagonal CD-7TR. Si aquí 2.
A las negras les encantaría D x A. las negras ganan rápida­
tratar a este indeseable huésped mente: 2 . . . . , D3C + ; 3. RlT,
como se merece, pero por desgra­ C7A + ; 4. RIC, C x P+ ; 5. RlT,
cia la torre que hubiera podido C7A + ; 6. RlC, C5C + , etcétera.
hacerlo está sobrecargada, tenien­
do también que defender a la 2. Axe
dama.
Relativamente lo que más posi­
l. ... R2C bilidades ofrece.
2. TxT Abandonan.
2. A4A
Esta vez es la dama negra quien 3. DxA TxD
sufre de sobrecarga, pues no es 4. A x PT D3T
capaz de capturar la torre ene­
miga sin privar de defensa a la Ataque doble. No obstante, las
propia en la casilla 5D. blancas combaten hasta el ftn y
a su vez amenazan una pieza del
(Véase diagrama núm. 115) adversario, recordando que la me­
jor defensa consiste en contra­
l. ... A x PC! atacar.

Brillante e inesperado. Ahora 5. C3C T'7A


se da uno cuenta de que la dama 6. C4R
blanca llevaba una carga dema­
siado pesada para sus hombros: Las blancas podrían tratar de

69
salvar la pieza amenazada j ugan­ negra no está en c on di ci ones de
do 6. A2C, pero entonces segui­ detener sin abandonar al mismo
ría 6 . . . . , D3CR + ; 7. RlT, D7 A ; tiempo la defensa de su propio
8. TlCD, A x P! , etcétera. peón débil.
Además, las blancas se dan
6. ... TSA! cuenta de que deben explotar rá­
Abandonan . pida y enérgicamente la actual
posición insegura del rey negro,
En la siguiente posición, inten­ ya que a cualquier jugada pasi­
temos primero analizar el proce­ va las negras podrían contestar
so mental de l a s bl an ca s . l. . . . , R2C y apoderarse de la ini­
ciativa mediante 2 . . . . , T x T; 3.
P x T, D x P. Si, por otra parte,
Tal Dvoretzki la torre blanca se retirara en es­
Leningrado, 1 9 74 te momento de la ti.la 7, el PD
caería en manos del enemigo.
Di'Qgrama núm. 116 Al cakular variantes, las blan­
cas no tardan en percatarse de
que a nada conduce el prosaico
• • cambi o l. T x T, A x T, pero, de

- 'W' · i
repente, se les ocurre una idea :
¿qué pasaría si el altl.l negro se
fuera de 3R y dej ara de defen­
der la torre? Entonces sería eft­
cacísimo T x T, por estar sobre­
cargada la dama enemiga. De es­
ta idea nace un plan concreto :
¡desviar dicho alfil!

l. A4A P4AR

Tratando de taponar el acceso


al punto 3AR. Por supuesto es
malo l. . . , A x A a causa de 2.
T x T; y si l. . . . , R2C, las blan­
.

¿En qué se ti.ja aquí el blanco


sobre todo? En el PAR enemigo, cas reforzarían su presión sobre
que necesita de continua protec­ la torre clavada jugando 2. A X A,
ción y por ello restringe la li­ D x A ; 3. D5A! con la amenaza de
bertad de movimientos de una «rayos X» en el punto 70 (20 de
pieza tan importante como la da­ las negras) , pues de nada servi­
ma. Las blancas ven también que ría 3 . . . . , D x D en vista de 4.
su torre ocupa un puesto activo, P x D, T2AR; 5. P7D, etcétera.
clavando la del adversario. Éste
no puede liberarse de la clavada 2. PxP DxP
cambiando las torres, pues en ca­ 3. AxA Abandonan.
so de l. . . . , T X T; 2. P X T entra
en liza un peligrosísimo p eón En efecto, si 3. . . , D x A de­
avanzado y pasado que la dama
.

cide sencillamente 4. T x T, D x T;

70
5. D6A + , R4T; 6. P4C + , R5 T ; 7. Con todo, parece difícil que las
D6T mate. blancas puedan intensificar aún
A menudo es preciso provocar más su ataque, debido al influj o
artificialmente una situación de que a su vez ejerce el caballo ne­
sobrecarga. Para ello se echa ma­ gro sólidamente instalado en el
n o la mayoría de las veces de centro. La primera jugada, por
un recurso táctico auxiliar, la tanto, tiende a aniquilar ese mo­
destrucción de una de las defen­ lesto adversario.
sas, que consiste en alej ar del
punto atacado una de las piezas o l. T x C! PxT
peones que lo defienden, d ej an­ 2. A6A!
do así sobrecargados a los demás
Si las negras aceptan este nue­
defensores. Sólo hay que tener
vo sacrificio, sus peones del ala
en cuenta que si la combinación
de rey quedarán seriamente debi­
entraña algún sacrificio, la su­
litados. Así, después de 2. ,
per i o rid a d de fuerzas en el sec­
• . .

P x A, las blancas penetrarían de


t or decisivo de la batalla ha de
inmediato en la fortaleza enemi­
ser bastante grande.
ga por la brecha recién abierta:
3. D4C + seguido de 4. D7C mate.
Tal Najdorf
2. D3C
Leipzig, 1 960
3. AxP TRIR

Diagrama núm. 117


4. A5R D3C
5. C 6T + RIA
6. P5A! Abandonan.
Si ahora 6 . . . , D4C sigue 7.
.

C x P!

Botvhuµk Chekhover
Moscú, 1935
Diagrama núm. 118

El motivo subyacente a la bús­


queda de una combinación es cla­
ro para las blancas: su superiori­
dad de fuerzas en el flanco de rey.
La posición del caballo blanco en
5AR resulta particularmente peli­
grosa para el enemigo.

71
La búsqueda de un medio para Windrich Bolz
acabar con las defensas enemigas, ROA, 1969
destruyéndolas o alejándolas del
sector crítico, ocupa a menudo un Diagrama núm. 119
lugar predominante en los cálcu­
los del bando activo. En esta po­
sición, claro está, las blancas cen­
tran sus reflexiones en dos fac­
tores : 1 ) Aunque las negras tie­
nen dos piezas de más, una de
sus torres (en 2TD) y la dama
están prácticamente fuera de j ue­
go; se impone por tanto actuar
con energía, de manera que el
enemigo no disponga de tiempo
para reagrupar sus fuerzas. 2) La
única debilidad en el campo de
las negras, que hay que tratar
de explotar cuanto antes, es la
posición precaria en que se en­
cuentra su rey; pero de momen­
to la dama blanca no puede pe­ l. . .
. T x P!
netrar en las filas enemigas cvi­
giladan por el caballo de 3AR. Precisamente este peón era el
Conclusión lógica : ¡eliminar este pilar en que se sostenía la posi­
caballo aun a costa de un sacri­ ción de las blancas. Todo el edi­
ficio de calidad! ficio se viene ahora abajo.

1. TxC AxT 2. TxT TxT


2. D7T+ RIA 3. DxT Axe
3. TIR! 4. D7C AxT
Abandonan.
Cortándole la retirada al rey
negro y atrayendo a la vez el al­
En caso de 5 . D x A seguiría 5.
fil enemigo a la casilla 4R, donde
. , D7C + ; 6. R3T, DSA!, etcétera.
quedará clavado.
. .

3. A4R (Véase diagrama núm. 120)


4. D8T + R2R
5. D x P+ l. A6R!

Las negras debían ya resignar­ Dirigido contra el PAR de las


se a conceder el tanto, pero por negras, único defensor del pun­
inercia siguieron jugando hasta to 3CR.
el mate: 5 . . . . , R3D; 6. D x AR + ,
R2D ; 7 . D5AR + , R3A ; 8 . P5D + , l. R2C
R4A ; 9. A3T + , R x P; 10. D4R + , 2. A6T + !
R6A ; 1 1 . A4C+ , R7C; 12. D l C
mate. No sólo liberando la fila 3 para

72
Kbolmov Ba.DJ;llk 2. RxA
URSS, 1 962 3. C5A + !

Diagrama núm. 120 Otro sacrificio, destinado a eli­


minar las últimas defensas del
rey negro.

3. PxC
4. D2D + A4CR
5. T3TR+ R3C
6. A x P4A + Abandonan.

Al estudiar ahora por vuestra


cuenta las siguientes posiciones,
no os precipitéis a sacrificar ma­
terial ; tal vez podáis explotar de
manera sencilla la sobrecarga de
una pieza o peón del adversario.
Pero si sentís que no es posible
lograr vuestros propósitos sin un
sacrificio, ¡lanzaos valientemente
que entre en acción la torre, sino al torbellino táctico!
permitiéndole a la propia dama
participar en el ataque con ga­
nancia de tiempo.

73
Diagrama núm. 121 Diagrama núm. 123

Juegan blancas Juegan blancas

Diagrama núm. 122 Diagrama núm. 124

Juegan negras Juegan blancas

74
Diag rama núm. 125 Diagrama núm. 127

Juegan blancas Juegan blancas

Diagrama núm. 126 Diagrama núm. 128




Juegan blancas Juegan blancas

75
EL COMBATE POR LAS «ESFERAS
DE INFLUENCIA»

Bloqueo Fischer Benko


Nueva York, 1 963
Cuando resulta indispensable
impedir que el adversario inva­ Diagrama núm. 129
da nuestro territorio o queremos
frenar el avance de uno de sus
peones (y, a veces, de todo un
grupo de ellos) , solemos recurrir
al bloqueo. Las formas de bloqueo
son variadísimas, como comproba­
réis al estudiar los ejemplos. De
momento os hago notar lo prin­
cipal : un buen bloqueo no sólo
es útil para restringir considera­
blemente los movimientos de las
fuerzas enemigas, sino que inclu­
so puede salvarnos en una posi­
ción desesperada levantando ba­
rreras infranqueables para las
piezas de ambos bandos, que así
no llegan nunca a encontrarse.

(Véase diagrama núm. 129) A raíz de esta jugada de blo­


queo, las negras quedan sin re­
Tras la retirada del caballo ata­ cursos para impedir 2. PSR. Hu­
cado, las negras esperaban liqui­ biera sido malo adelantar el peón
dar la presión enemiga en el flan­ de rey inmediatamente a causa
co de rey mediante l . . . . , P4AR. de l. . . . , P4AR!
Pero las blancas responden con
un inesperado sacrificio! 1. RlC
2. P5R P3TR
1. T6A! 3. C2R Abandonan.

76
En la siguiente composición ar­ 3. RlR A5C
tística las blancas le bloquean va­ 4. A2D + R7A
rias veces al alfil negro el cami­ 5. A4A!
no hacia la casilla 2D, desplegan­
do en ello notable ingenio. Bloqueando sólidamente el PAR
negro y obteniendo así la victo­
ria, pues en caso de 5 . . . , P X A
.

A. Berbstmann, 1927 sigue 6. P6D y se corona este peón


sin obstáculos.
Diagrama núm. 130

Despeje de una casilla

Al analizar la combinación de
la partida Moresi-Ferrarini ( véa­
se el capítulo «En la "despensa"
de las maravillas») pudimos ya
¡·� ¡�
�-� •
�---� ver cómo a veces una pieza pro­
pia nos estorba ocupando una ca­
• ¡g silla imprescindible para instalar
otra pieza. Sucede a menudo que
ir
�.,,� • una torpe disposición de fuerzas

� -�· B � -� �"--�
no sólo nos corta la retirada, si­
no que nos impide llevar a cabo,


�..• , ..�
dado el caso, operaciones táctica­
mente ventaj osas. En la práctica,
esto equivale a un «autoblo­
Juegan blancas y ganan queo»,
En semejantes casos hay que
averiguar si con un sacrificio o
La amenaza por parte de las un jaque ( ¡para no perder precio­
blancas de coronar el PD puede sos tiempos! ) se podrá despej ar
ser parada por el negro median­ la casilla crítica.
te l. . . . , P5C o la maniobra l. . . . , Examinad con atención las me­
ASD seguido de 2. . . . , A4T y 3 . jores partidas de Karpov, Spassky,
... , AIR. Veamos cómo se las arre­ Tal, Fischer . . . En ellas veréis lo
gla el blanco para lograr la an­ bien que «respiran» las piezas de
helada promoción. esos campeones por las columnas
y diagonales abiertas, para poder
l. P6C PxP desplegar toda su actividad en
2. A4C! ASD + cualquier momento.

Después de 2. . . . , P x A queda­ (Véase diagrama núm. 131)


ría herméticamente «taponada.
la segunda diagonal importante. Parece como si el ataque de las
Las negras dan este j aque con la blancas por la columna CR hu­
esperanza de abrir todavía bre­ biera llegado a un punto muerto.
cha en la posición. Al propio tiempo, las amenazas

77
Bemsohn Beisenbutter Gurgenidze Sergievski
RFA, 1 958 URSS, 1 962

Diagrama núm. 131 Diagrama núm. 132

• • ••

..,,�

del negro en el flanco de dama co­ ra posición del AD enemigo y la


bran relieve. columna TR abierta en manos de
¿ Qué pueden emprender aquí las negras. A éstas no se les plan­
las blancas pai"a llegar oportuna ... tea más que un problema : ¿ cómo
y eficazmente al punto 7CR? Es­ despej ar para su dama la casilla
to lo podría hacer la dama blan­ 4CR ?
ca si las dos torres de su bando
no le cerraran el camino . . . l. ... A7D!

l. TSAD! Atacando a la vez dos piezas


enemigas, las negras imponen la
;Sólo así! Las blancas le abren captura de este alfil. De paso le
paso a la propia dama obstru­ privan al PR blanco de uno de
yendo simultáneamente la colum­ sus defensores.
na AD, por donde ataca el ene­
migo. Las negras abandonaron. 2. DxA CxP
En efecto, si capturan la torre 3. D3R D4C + !
blanca o ponen su dama a salvo,
reciben mate: 2. T x PT+ segui­ ;Para eso se necesitaba la casi­
do de 3. . . . , D7C mate. lla 4C!

(Véase diagrama núm. 132) 4. DXD CxD+

La posición de las blancas pue­ De aquí en adelante los aconte­


de sin ambages calificarse de crí­ cimientos se desarrollan de ma­
tica en vista de la debilidad de nera forzada : 5. R3C, T6T + ; 6.
su flanco de rey, la amenazado- R4C , A6A + ; 7. R x C, T4T mate.

78
Em. Lasker Capablanea entregar la calidad, ya que, en
San Petersburgo, 1 9 14 caso de retirarse la torre, segui­
ría 4. C x A y 5. C4-6D + , etc. La
Diagrama núm. 133 partida continuó 4. C X T, A X C;
5. T7T, TIA; 6. TIT, RID; 7.
T8TD + , AIA; 8. C5A, abando­
nan.
A veces se revela indispensa­
ble despejar no sólo una casilla ,
sino todo un conjunto de esca­
ques, por ejemplo los de las dia­
gonales para activar los alfiles, o
los de las columnas para facilitar
el juego de las piezas pesadas.

Panov J.Wa.kO&"onov
Tiftis, 1937

Diagrama núm. 134

Las torres blancas hacen de las


suyas en la columna TR, mien­
tras uno de los caballos domina
la situación desde 6R. El segundo
caballo permanece por ahora en
la retaguardia.

l. PSR!

Las blancas despejan la casi­


lla 4R, por donde entrará en jue­
go el caballo de 3A con efecto
decisivo.

l. ... PD x P
2. C4R cm
Al estudiar este ejemplo nota­
A su vez el caballo negro dis­ réis que durante el ataque no se
pone de un fuerte punto central, sacrifican piezas únicamente pa­
pero esto ya no cambia las co­ ra destruir los defensores activos
sas, pues las amenazas que crean de la posición enemiga, sino tam­
las blancas con su siguiente ju­ bién para incrementar el poten­
gada son demasiado graves. cial bélico de las propias piezas
atacantes.
3. C6-5A AlA Sin duda habéis caído ya en la
cuenta de que, distribuyendo mal
Las negras se ven obligadas a nuestras piezas y asignándoles pa-

79
peles pasivos, no pocas veces les ejemplo doblando las torres, re­
impedimos actuar con libertad y sultaría poco eficaz debido a su
entorpecemos sus maniobras aun lentitud. Al blanco se le ocurre
en el propio campo. una magnífica idea para ganar
Observad con qué sencillez se rápidamente la partida.
desarrolla aquí el ataque de las
blancas una vez despej ada, me­ l. P4CR
diante un sacrificio de calidad, la
diagonal 1 TD-8TR. La amenaza 2. P5A obliga a las
negras a aceptar este «regalo».
l. T x C! PxT
2. P7A + ! 1. AxP
2. TDIC A4A
Con esta jugada las blancas de­ 3. T x PT !
satan toda la potencia de la ba­
tería que constituyen la dama y Sólo ahora se percibe el verda­
el alfil. dero sentido de la apertura de la
El resto de la partida no re­ columna CR. Al no poderse j ugar
quiere comentarios : 2 . . . , T x P;
. 3 . . , R x T a causa de 4. TlT +
. .

3. D x P, RIA; 4. D7C + , R2R; 5. seguido d e 5 . T8T + + , hay que


A4C +, abandonan. capturar esta torre con la dama,
tras lo cual queda «al descubier-
. to» el alfil que desempeñaba un
Starchenko Goldberc importante papel en la defensa
Moscú, 1956 de las negras.

Diagrama núm. 135 3. DxT


4. AxA T2A

Curiosamente, si 4. . . . , T3A ; 5.
A4R! , cualquier retirada de la to­
rre negra conduce a pérdidas de
material.

5. AxP D5T
6. A4R+ RIA
7. TlT Abandonan.

Si la dama se va de la columna
TR, sigue 8. TST+ y las negras
pierden la torre de 1 T.

(Véase diagrama núm. 136)

La artillería de las blancas tie­ La dama blanca se muestra


ne ya a su disposición la columna muy decidida, pero. . . ¡ningún sol­
abierta TR, pero el incremento dado la acompaña! Ni siquiera
progresivo de la presión, por en el final la orgullosa señora es

80
Rubtzova Borlsenko 4 • . . . Rx P
Sukhumi, 1966
La partida prosiguió todavía 5.
Diagrama núm. 136 T6T + , R2A ; 6. A3R, R2C ; 7. T l T ,
D2R; 8. A4R + , A3A; 9. A x A + ,
R x A ; 10. D4R + ( como veis, la
diagonal abierta se ha aprovecha­
do bien ) , R2A ; 1 1 . T5T y las ne­
gras abandonaron.

Obstrucción

Las r.ombinaciones relaciona­


das con este tema tienen por mo­
tivo principal destruir la coordi­
nación existente entre las piezas
enemigas. Su finalidad no es so­
lamente ganar una de ellas, sino
a menudo también cortarles a
capaz de dar mate al rey enemi­ esas tropas la comunicación con
go sin colaboración ajena. Así su rey para que no puedan se­
pues, se necesitan refuerzos. guir defendiéndolo.
El alfil de 3D estaría ya listo
para tomar parte activa en el ata­
que si no fuera por el propio PR Eliskases Belzl
que le bloquea el paso. ¡Y no hay Graz, 1931
tiempo para preparativos! Las
blancas han de tener presente la Diagrama n ú m . 137
amenaza que pesa sobre su torre.
l. P5R! PD X P

De momento la torre blanca es


inviolable ( ¡defensa indirecta! )
en vista d e l a variante forzada l .
. . . , C x T; 2. D7T + , R2A ; 3. A6C + ,
R2R; 4 . D x P + (sacrificio de des­
viación ) , C x D ; 5. P x PD mate.

2. D7T + R2A
3. A6C + R2R
4. P6D + !

No sólo ganando tiempo para


que la torre participe en la ofen­
siva, sino despej ando también la
l.
·

diagonal 1 TR-STD. TSD!!

81
¡De un solo golpe las blancas C x A; 6. D7D + , etc. Y a l. . . . ,
acaban con la armonía de las D2A sigue 2. D5C + , RlA; 3 .
fuerzas enemigas! Si l. . . . , A x T D6T + , R2R; 4. D6A + , RlA; 5.
o l . . . . , P x T, la torre negra que­ C x P + , T x C ; 6. D x T.
da sin defensa. Tampoco sirven
l. . . . , D x T, a causa de 2. D6A 2. CxP+ R3A
mate, ni l. . . . , T x T, a lo que si­
gue igualmente mate (2. D8A No es posible 2 . . . . , D x C debi­
mate) . do a 3. D6D mate.
Asimismo es típico el ejemplo
que viene a continuación. 3. T6D + Rx C

Como es natural, menos aún les


Kotov Yudovlch gusta a las negras la variante 3 .
Leningrado, 1939 . . . , T3R ; 4. D7C + , R x C ; 5.
A2 A + , T5R; 6. D6A + , R5C ; 7.
Diagrama núm. 138 A l D + , T 7 R ; 8. A X T mate.

4. D3AR + TSA
5. DST + RSR
6. A2A + R6R
7. T3D + Abandonan.

Una vez más se demuestra en


este ejemplo que no basta con
captar la idea de la combinación ;
es preciso también calcular con
exactitud sus variantes, desde el
principio hasta el fin. Añadamos
aquí un curioso detalle: en su au­
tobiografía, publicada en las pá­
ginas de la revista «Shakhmaty
v SSSR» ( «Ajedrez en la URSS» ) ,
el gran maestro A. Kotov escribe
Para inquietar seriamente al rey que en los comienzos de su ca­
enemigo, que se ha quedado en rrera ajedrecística se sentía inse­
el centro, a las blancas les es ne­ guro precisamente en el juego de
cesario conquistar el punto 5CR, combinación. No obstante, a fuer­
cosa que logran con facilidad me­ za de trabaj o y tenacidad, anali­
diante un sacrificio de obstruc­ zando minuciosamente complica­
ción. das combinaciones, logró poco a
poco acabar con ese defecto.
l. TSA! PxT Espero que también a vosotros
el estudio de los ejercicios que
En caso de l . . . . , D3D decide 2. os propongo para resolver perso­
T x P + ! ( ¡despeje de la casilla nalmente os ayude a adquirir en
5AR! ) , A x T ; 3. C5A + , P x C ; 4. breve tiempo una buena visión
D x D+ , RlR; 5. A4T + (desvío) , combinati va.

82
Diagrama núm. 139 Diagrama núm. 141

••
i

Juegan negras Juegan blancas

Di·agrama núm,_HQ Diagrama núm. 142

Juegan blancas . Juegan negras

83
Diagrama núm. 143 Diagrama núm. 145

-
Juegan blancas ,,, .1 • , · . , Juegan blancas
! i

Diagrama núm. 144 Diagrama núm. 146

Juegan negras Juegan blancas

84
MOTIVOS GEOMÉTRICOS

Ya sabéis que el ataque simul­ Diagrama núm. 147


táneo a varios puntos o piezas es
posible en ciertas condiciones o,
por decirlo más exactamente, en � . .
particulares condiciones «geomé­
tricas». De hecho, estas determi­ • •
nadas formas espaciales se dan
en todas las combinaciones. La • •
horquilla de caballo, por ejemplo,
¿no depende de una disposición
• •
geométrica de las piezas ataca­
das? Y en el caso más sencillo de
• •
varias piezas o peones situados ­
-


• •
en línea (en la misma columna,
ti.la o diagonal) y atacados a la
vez, ¿no tenemos igualmente un
motivo geométrico?
• • •
(Véase diagrama núm. U'!) l. T5TR!

Esta posición procede de un


manuscrito latino del siglo XIII, ¡Admirable! A su vez el blanco
cuyo autor se esconde tras el seu­ «se saca de la manga» un doble
dónimo de «ciudadano boloñés» . ataque: a la torre enemiga (en
La situación es dramática. Las 8TR) y a su maj estad el rey ne­
blancas tienen una torre de ven­ gro ( 2 . T6TD mate) .
taj a, pero ¿ cómo se defenderán al
mismo tiempo . de las dos amena­ l. TxT
zas de su adversario: la captura 2. T6T+ R4D
de una torre y el mate en la últi­ 3. T5T +
ma fila?
Y las blancas ganan.

85
¡He ahí por qué la torre negra R3A ; 4. D4TD + ; o 3. . . . , R4R ;
fue atraída a 4TR! 4. D IR + . ¡Espléndido final!
También en el siguiente ejem­
plo las blancas consiguen ganar
A. Troitzky, 1898 la dama enemiga gracias a sus
« intrigas» por las diagonales.
Diagrama núm. 148

v. y M. Platov, 1909
�·
149
• Diagrama núm.



Juegan blancas y ganan

l. A7T + !

Limitando considerablemente la Juegan blancas y ganan


movilidad del rey enemigo.
l. A6A P5D
l. ... R5D
2. D4C + Parece que ahora bastaría pa­
ra alcanzar la victoria 2 . C3A,
¿ Adónde irá el rey negro? No P8T = D ; 3. A x P + , D x A ; 4 .
puede regresar a la columna R C x D, R X C ; 5 . R4A, R X P; 6. R5C,
debido a 3. DIR + ganando las pero resulta que después de 6 . . . . ,
blancas la dama. Sólo le queda, R5R; 7. R6T, D4A ; 8. R x P, R6A;
pues, la casilla 40. 9. P6T, R7A se llega a una posi­
ción de. . . ¡tablas teóricas!
2. ... R4D
3. A8C + ! 2. C2R! P8T = D
3. ClA!!
En este mortífero jaque se ba­
saba la idea combinativa de las ¡Asombrosa metamorfosis! Se
blancas. Ahora la dama negra se amenaza « simplemente» 4. A5C
pierde en todas las variantes : 3. mate. ¿ Cómo se defenderán las
. , D x A ; 4. D3C + ; o bien 3 . . . . ,
. . negras? En caso de 3. .. , D X C
.

86
perderían inmediatamente la da­ Meckinr Tan
ma tras 4. A5C + . Tampoco sir­ Petrópolis, 1 973
ve 3 . , R7D a causa de 4. C3C +
. . .

con análogo resultado. Les queda Diagrama núm. 150


sólo una jugada.

3. ... D4T

Controlando la casilla crítica


4CR ( 5CR de las blancas) . Pero
ahora, sacrificando el alfil, las
blancas obligan a su adversario a
ponerse a tiro de una horquilla
de caballo.

4. AxP+! RxA
s. ese +

Y las blancas ganan.


En la posición que sigue es di­
fícil apreciar el motivo geométri­
co que determina la combinación l. AxP+! RXA
decisiva de las blancas. Sin em­ 2. T x PA + ! D x T
bargo ésta es indispensable, ya
que las negras no piensan ni mu­ Con dos audaces sacrificios las
cho menos cruzarse de brazos: blancas han logrado atraer al rey
después de l . . . , DSR + la situa­
. y la dama del adversario a la
ción del rey blanco sería en extre­ misma fila.
mo precaria. Esta amenaza, por
supuesto, se para con facilidad, 3. D7T + R3A
¡pero en las presentes circunstan­ 4. DX D
cias sería un pecado resignarse a
la pura defensa! Y la superioridad material de
las blancas se impuso rápida­
mente.

87
¿ EN QUÉ SUE:RAN LOS PEONES ?

¡Qué pregunta tan ingenua! Na­ AlekhiQe A.flcionado


turalmente, sueñan en «ser ar­ Trinidad, 1 939
mados caballeros» si consiguen
llegar a la última ftla. Mas el ca­ Diagrama núm. 151
mino hacia ella «es largo, peno­
so y sin vuelta atrás . . . ». Por eso
el peón, al acercarse paso a paso
a su anhelada meta, no tiene de­
recho a equivocarse ni correr in­
considerados riesgos, como pue­
den hacerlo las demás piezas. Pe­
ro cuando dicha meta está ya muy
próxima, entonces todo riesgo es
pequeño para lanzarse de cabeza
hasta las entrañas mismas de la
ciudadela enemiga. ¡Y be aquí
también un vasto campo combi­
nativo que nada tiene que envi­
diar al de los «caballeros por na­
cimiento» !

(Véase diagrama núm. 151) 2. D'7R! Abandonan.

En esta posición, las blancas En efecto, la dama negra debe


empiezan por atraer la torre ene­ abandonar el control del punto
miga a la casilla lAD ( 8AD del lAD o permitir la ejecución de
blanco) . una nueva amenaza : 3. P8D = D + .
En el ejemplo siguiente el plan
t. T8A TxT de las negras consiste también en
alej ar de la casilla de promoción
En caso de l . . . . , D x PD siguen' la pieza bloqueadora, en este caso
unos «rayos X:t mediante 2. D8A + ! el rey.

88
Besaler Müller Teich� Aficionado
Landau, 1 962 Zuricb, 1921

Di·agrama núm. 152 Diagrama núm. 153

l. ••• A6D + ! estar clavada la torre negra, que


ahora no puede impedir el avan­
Abriéndole a la torre la colum­ ce del PTR .
na AR para que apoye al peón
pasado.
Alekhine Schwartz
2. Tx A D x P+ ! Londres, 1 926
3. RXD P8A = D +
4. R3C D x T+ Diagrama núm. 154
Abandonan.

(Véase diagrama núm. 153)

Aquí las blancas resuelven el


mismo problema estratégico -de­
saloj ar al rey enemigo de su po­
sición de bloqueo- mediante una
maniobra aún más fina que la an­
terior.

l. T x P!! C xT
2. D5C C2A
3. D8D + ! CxD
4. P6T! Abandonan.

El sacrificio de dama que aca­


bamos de ver ha sido posible por l. P5A! PC x P

89
No es posible, naturalmente, l . Zelinski v. Dzuravlev
PD x P a causa de 2 . A x A. Por correspondencia, 1 9 7 1-1 972

2. P6C Diagrama núm. 155

¡Se acabó el bloqueo! Las blan­


cas disponen ya de un peón pa­
sado.

2. TIA
3. D3A!

Justa decisión. Aprovechándose


de la clavada del alfil enemigo,
el blanco provoca una ventaj osa
liquidación de piezas, tras la cual
el avance de su peón pasado será
irresistible.

3. TRIR
4. AxA PxA
5. D x PR! DxD l. C6A! Axe
6. TxD TxT 2. PxA PxA
'7 . T x P+ 3. P'7A D2R

¡El caballo negro n o cuenta aquí Debido al j aque a la descubier­


para nada! Las blancas sin duda ta que se amenaza, las negras han
alguna previeron que no podría de resignarse a la horquilla de
detener ni destruir el peón libre. peón. En caso de 3. . . . , D x P ?
seguiría 4. A X PA + y 5. T X D.
'7. TxT
8. PxT TlR 4. T x P! TXT
9. P x C = D TxD
10. A6R! Abandonan. ¡Un defensor de menos en la
__/ primera fila !
Esta última jugada debió tener­
se presente al iniciar la combina­ 5. D x C!
ción, de lo contrario todo se hu­
biera quedado en pompas de j a­ Ahora la torre de lC queda li­
bón . . . mitada a sus propios recursos.
En l a siguiente posición resul­
ta curioso que el avance del peón 5. DxD
pasado se lleve a cabo gracias a 6. P x T= D + AlA
una serie de golpes tácticos en el '7. TIA
ftanco opuesto, destinados a de­
bilitar bruscamente la primera Clavada decisiva. Aún podría
fila del enemigo. seguir 7. . . , P7R; 8. T X T! ,
.

PSR = D+ ; 9 . TIA + , etc., pero las

90
negras prefirieron rendirse de in­ 5. P7R! DSA +
mediato.
Las negras aún confían en el
j aque perpetuo, pero el blanco ha
Botvignik Capablanca previsto ya el modo de cubrirse :
Torneo A VRO, 1 938 6. R2A, D7A + ; 7. R3C, D6D + ; 8.
R4T, D5R + ; 9. R x P, D7R + ; 1 0 .
Diagrama núm. 156 R4T ! , D5R + ; 1 1 . P4C, DBR + ; 12.
R5T, abandonan .

• Geller Averbach
Kiev, 1954

Diagrama núm. 157

••

La combinación que efectua­


ron las blancas en esta célebre
partida nos seduce no sólo por la

cristalina nitidez de su idea, sino
también por su perfección téc­
nica.

l. A3T! El P5CD de las negras arde en


deseos de ayudar a su camarada
Alej ando del punto crítico al de 7C. Pero ¿ cómo abrirle paso?
principal defensor.
l. ... T x A!
l. ... DXA
2. C 5T + ! ¡Se impone un sacrificio!

Nueva desviación , esta vez del 2. PxT D X P!


peón que protege al rey negro. 3. DxD AxD

2. PxC Ya han desaparecido todos los


3. D5C + RIA defensores del PAD blanco.
4. DxC+ RI C
4. T x PCR + R2T
4 . . . . , RlR conduce al mate: 5. 5. T5 x A PxP
D7A + , R lD ; 6. D7D mate. 6. T5CD TSD!!

91
Ganando un importante tiempo Las negras tienen una torre de
y, a la vez, atrayendo la torre más, pero toca j ugar a las blan­
enemiga a ID. Las blancas aban­ cas, que a su vez disponen de un
donan, ya que después de 7. T x T peligroso peón pasado. Es claro
el negro logra la victoria median­ que no puede continuarse l. A X D
te 7 . . . . , P7A, etcétera. a causa de l. . . , T8AR + seguido
En algunos casos es necesario
.

de 2 . . . , T X D. Tampoco resulta
.

transformar el peón que llega a bueno l. P8A = D , pues las negras


la última fila no en dama, sino pasarían inmediatamente a la
en cualquier otra pieza. La ma­ ofensiva : l. . . , D7A + ; 2. R3A,
.

yoría de las veces esto tiene la fi­ D7R+ ; 3. R4A, D5R mate.
nalidad de evitar las tablas por Parece que no hay solución. Sin
ahogado. El caballo constituye una embargo, transformando el peón
excepción : a él se recurre cuan­ en caballo, las blancas ganan un
do hay que aprovechar su apti­ tiempo esencial para reavivar su
tud para atacar dos piezas ene­ ataque, al paso que asumen la ini­
migas mediante una horquilla o ciativa. ¡Y ésta, como ya lo ha­
para entrar instantáneamente en béis podido comprobar, es la cla­
juego dando j aque. De todas for­ ve del triunfo!
mas, este tipo de promoción pro­
duce siempre un efecto de sor­ l. PSA = C + ! Rl C
presa, pues estaréis de acuerdo 2. A6R+ ! DxA
en que es bastante raro que en 3. Dx D+ RxC
la práctica un peón se transfor­ 4. D x PD
me en caballo. Y las blancas ganaron explo­
tando su ventaj a de material.

Forman K.eres V. K.orolkov, 1937


Moscú, 1 948 Juegan blancas y ganan

Diagrama núm. 158 Diagrama núm. 159

92
La belleza de esta fantástica ¡Y ahora os toca a vosotros
composición se aprecia sin comen­ crear obras maestras! Todos los
tarios. ejercicios que siguen tienen un
enunciado común: las blancas j ue­
l. C4A+ R3T! gan y ganan. Os advierto que es­
2. PSC = C + R2T tos ejemplos no provienen de par­
3. C8C-6A + R3T tidas reales, se trata de compo­
4. C x P+ R2T siciones artísticas donde la solu­
5. C8-6A + R2C ción nunca es superficial. ¡Buena
6. C6R + R2A suerte!
7. PSD = C + ! R2R A propósito, no todos los ejem­
8. PSA = C mate. plos tienen por protagonista un
peón pasado ; en algunos de ellos
¡La posición final bien merece hay que atender a los motivos
un diagrama! geométricos.

Diagrama núm. 160


- .
.. .

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93
Diagrama núm. 161 Diagrama núm. 163

�. ·it' ··
• •• •
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Diagrama núm. 162 Diagrama núm. 164


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94
Diagrama núm. 165 Diagrama núm. 167

Diagrama núm. 166 Diagrama núm. 168


• • •
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�.

95
MÉTODOS DE AUTODEFENSA

Me podríais preguntar lo si­ cuanto antes no pone la debida


guiente: «Está muy bien eso de atención y, en el fervor de la ba­
combinar cuando se ataca, pero talla, pasa por alto las posibilida­
¿ qué pasa si uno tiene que de­ des que el adversario tiene de
fenderse? Ni un solo j ugador se «ahogarse».
halla inmune contra un giro ines­ Examinemos dos posiciones tí­
perado de los acontecimientos. picas.
¡Cuántas veces la victoria parece
próxima y, de pronto, el adversa­ Lazdin Zem.ltis
rio nos asesta un golpe por sor­ Riga, 1 936
presa, reduciéndonos a un papel
defensivo! ¿Qué hacer en ese Diagrama núm. 169
caso ? »
Existen, a decir verdad, nume­
rosas ideas combinativas cuyo
único objeto es ayudarnos a en­
contrar una salida en posiciones li­
teralmente desesperadas. Por eso,
aun en medio de los mayores
aprietos, no os dejéis llevar por
el desánimo: ¡recordad que todo
está en vuestras manos!

Combiuaeiones de «ahogado»

En la práctica, las tablas por


ahogado se dan con bastante poca
frecuencia. Aun así, hay casos en
que un jugador que lleva aplas­ l. D8A + R3A
tante ventaj a de material y arde 2. D8T + R4A
en deseos de alcanzar la victoria 3. P4C + PxP

96
4. T5D+ Px T quiere perder la dama después de
5. DSAD + ! DxD 4. , R3C ; 5. D8CR + .
. . .

¡Ahogado! Un ejemplo instruc­ 4• . . . RXD


tivo.
Ahora veis cómo las blancas
'
han logrado su objetivo : su rey
Taimanov Geller no puede moverse y el negro ha
sido incapaz de impedir esta si­
Diagrama núm. 170 tuación.

La jugada intermedia

Fascinados por la posibilidad


de poner en práctica una bella
idea combinativa o, al contrario,
deseando simplificar la posición
gracias a unos cuantos cambios
en apariencia inofensivos, a me­
nudo olvidamos en nuestros cál­
culos que el adversario puede qui­
zá disponer de alguna j ugada in­
termedia capaz de imprimir al
curso de la lucha un giro de 1 8 0
grados.

En esta posición se j ugó l .


D3R ? , T l TD; 2. T7C + , R3T! y las Rossetto Sherwin
blancas abandonaron. ¡Cuál no se­ Portoroz, 1958
ría el enoj o de M. Taimanov al
comprobar, después de la partida, Diagrama núm. 171
que había podido salvarse me­
diante una idea de tablas por abo­
gado! En lugar de su erróneo mo­
vimiento de dama tenía que ha­
ber hecho :

l. TxT RxT
2. T3C + !! DxT
3. DSC + R2T
4. DSTR + !

Con toda lógica las blancas se


deshacen de las piezas «sobran­
tes» , en el sentido literal de la
palabra. El negro está obligado a
aceptar este último «regalo» si no
l. TSCD con el caballo, tratan de ponerlo
2. Axe al resguardo de las amenazas ene­
migas.
Las blancas capturan tranqui­
lamente el caballo contando con 2. T3A
la respuesta automática 2. . . . , 3. CSA + RSA
P x A, tras la cual moverían el 4. C 7D
alfil atacado de 3C y obtendrían
tablas sin dificultad. Sin embar­ ¡De nuevo salva la situación
go, el negro jugó primero : una j ugada intermedia! Es evi­
dente que en caso de 4. R x A? ,
2• . . . P6A + ! T3TR + ; 5. R2C, T3CR + ; 6. R l A ,
T x A + y 7 . . . , R X C l a s blancas
.

¡Incisivo golpe intermedio! Las quedarían sin defensa.


blancas abandonaron, ya que des­
pués de 3. R X P, T x A + seguido 4. T3D
de 4. . . . , P x A quedan con una
pieza de menos. A 4. . .. , T2A sigue 5. C6C + ,
R4C; 6. R X A, T2TR + ; 7. R2C,
T2CR + ; 8. RIA, T x A + ; 9. R x T,
V. Chekhover, 1948 R X C y las blancas llegan a tiem­
po para defender su peón : 1 0.
Diagrama núm. 172 R2A, R4A ; 1 1 . R3R, R5A ; 12. R2D,
R6C; 13. RlA.

5. C6C + R4C
6. CSA! TlD
7. C7T + ! Tablas.

En efecto, si ahora 7 . . . . , R3T,


las blancas continúan 8. C6A ga­
nando el peón enemigo.

Jaque perpetuo

Este recurso a menudo consti­


tuye la salvación en posiciones
difíciles, por lo que conviene te­
nerlo siempre presente. La idea
Juegan blancas y tablas misma del «j aque perpetuo» es
elemental : una pieza persigue sin
l. C4D + R6D cesar al rey enemigo dándole j a­
2. C6R! que, persecución de la que el mo­
narca no acierta a liberarse. En
Dado que 2. R x A? pierde fá­ la práctica, empero, las cosas no
cilmente tras 2 . . . . , T x C ; 3. A X T, son tan sencillas, y con frecuen­
R x A, las blancas, maniobrando cia nos encontramos, como pre-

98
ludio al j aque perpetuo, con una Steinberg Makarov
espléndida combinación salpicada Kbarkov, 1 956
de sacrificios.
Diagrama núm. 174

Neumann Aficionado
Viena, 1 9 1 2

Diagrama n ú m . 173

Celadas

Las combinaciones basadas en


este tema son por principio inco­
l. T8R + ! C xT rrectas y sólo se aplican en caso
2. D7T + ! RxD de que el adversario cometa un
3. C8A + RIT error. Seducido por una fácil ga­
4. C6C + Tablas. nancia de material o un «irrefu­
table» ataque de mate, no se per­
Es obvio que el rey negro no cata de la trampa que le están
puede «escapar» de los j aques. tendiendo. A menudo se recurre
a la celada en posiciones incómo­
(Véase diagrama núm. 174) das o si la oportunidad se pre­
senta «de paso», es dec i r, sin com­
l. C x P! ! cx c prometer el plan establecido, ya
2. D x C+ ! RXD que la mayoría de las veces el
3. A4D + R4C movimiento inicial de una celada
4. A3R+ Tablas. no es el más fuerte.

La posición del rey negro resul­ (Véase diagrama núm. 175)


ta cómica. Convendréis en que eso
no le ocurre con frecuencia en el Se amenaza l . . . . , T x A; 2.
centro del tablero y rodeado de T x T, C7R con una horquilla de
sus «cortesanos» . . . caballo. Las blancas, en lugar de
defenderse, decidieron tender una
celada.

99
Chigorin Marco Makogonov Chekhover
Viena, 189 a'
Diagrama nú m . 176
Diagrama núm. 175

zas de la po � ición, las negras die­


r?n �l � iguiente j aque, en apa­
.
l. R2T!
riencia mocuo:
Creyendo que era un «descui­
do» de su adversario, Y cegadas l. · · · D5C +
por la consiguiente euforia, las
negras J_ ugaron sin reflexionar : Aquí ganaban las blancas fá­
.
cllmente después de 2 RIA , pero
·

l. ... T x A? pensaron que «todos los caminos


2. TxT C'7R conducen a Roma» . . .

A lo que siguió: 2. R2A? TIAR


3. T8D
3. D5R! CxT
4. C8R Abandonan. Cre! endo poder explotar su
v�nta3 a de material tras el «ine­
No hay defensa contra el mate vitable» cambio. ¡Pero siguió un
81_ M. Chigorin no hubiera lleva� golpe tan inesperado como ful mi ·-

�o su rey a 2T en el momento crí­ nante!


tico, las negras podrían ahora sal­
va � se mediante 4 . . . . , DSD + se­ 3. . . . D5T + ! !
guido de 5 . . . . , D2D. Abandonan.

(Véase diagrama núm. 176) ¡Ahora se ve por qué el rey


blanco tenía que haber ido a lA!
Esperando que los apuros de
.
tiemp � no le permitieran al ad­
versario apreciar todas las fine-

1 00
Contraataque Rosenthal Makogonov
Moscú, 1936
Cuando el adversario ataca, la
reacción natural es defenderse de Diagrama núm. 178
sus amenazas inmediatas. Pero,
como ya sabemos, la mej or de­
fensa consiste . . . ¡en el ataque! Un
inopinado contragolpe táctico lo­
gra muchas veces cambiar de re­
pente el curso de la batalla.

Johanssen Metzb:ag

Diagrama núm. 177

Las blancas decidieron j ugar


activamente.

l. A5CR

Sólo que, en vez de salvar la


calidad amenazada, las negras
respondieron con un mortífero
contragolpe.

l. ... C6A!!
Las blancas esperaban que la Abandonan.
dama atacada se retirara, y a l .
. , D X C tenían l a intención d e
. . No existe defensa satisfactoria
contestar 2 . A x T . Pero, como sue­ contra 2 . . , C x D + ni 2 . .,
le decirse, «el hombre propone y
. . . .

T X T + . Si, por ejemplo, 2. P X C,


Dios dispone» . . . sigue 2 . . . , A6T mate.
.

l. D x T+ !! (Véase diagrama núm. 179)


2. CxD A3T!!
Las negras intentaron liquidar
Y las negras ganaron. la clavada de su torre con una
contraclavada. Decisión entera­
mente lógica en principio, pero
en este caso era preciso examinar
con todo cuidado las posibles
amenazas del adversario.

101
Miscto Kloza Alekhine Verlinski
Polonia, 1 955 Odessa, 1 9 1 8

Diagrama n ú m . 179 Diagrama núm. 180

l. A4A parar todas vuestras amenazas,


2. D7T+ !! sino que incluso pasa él mismo a
la contraofensiva. En tales casos
¡Atrayendo el rey a un j aque! es fácil que tengáis a disposición
Ahora los acontecimientos se su­ algún golpe táctico que no salta
ceden de manera forzada. a la vista.

2. RxD l. ... TlAR


3. T x T+ RlT ¿ Cómo salvar la torre de 6D y,
4. T8C + R2T
a la vez, anular la amenaza 2 .
. . . , D x T + ? Claro
5. Tl-7 C + R3T
está que no es
6. T6C + R2T posible 2. T X D, a causa de 2 . . ,
. .

7. T8-7C + RlT T8A mate.


8. T6T mate.
2. DlD! !
¡El ataque de las blancas se ha
llevado a cabo, como si dijéramos, ¡Esta paradój ica j ugada lo de­
en un abrir y cerrar de oj os! fiende todo! Después de 2 . . . . ,
Para terminar, he aquí un in­ D4T; 3. D x A, D x C; 4. T 5D las
teresante final j ugado por A. Ale­ negras tuvieron que rendirse.
khine. En los ejemplos siguientes, que
debéis analizar por vosotros mis­
(Véase diagrama núm. 180) mos, hace su aparición un nue­
vo obj etivo : tablas. Nada tiene es­
A menudo sucede que vuestro to de extraño, puesto que hemos
ataque llega a un punto muerto estudiado precisamente los méto­
y el adversario no sólo acierta a dos de defensa activa.

1 02
Diagrama núm. 181 Diagrama núm. 183


Juegan blancas y ganan Juegan blancas y tablas

Diagrama núm. 182 Diagrama núm. 184

• •
.• - ¡ ··

-�-


Juegan negras y tablas Juegan blancas y tablas

1 03
Diagrama núm. 185 Diagrama núm. 187

Juegan negras y ganan Juegan blancas y tablas

-,

Diagrama núm. 186 Di-agrama núm. 188

·­

••

Juegan blancas y tablas Juegan blancas y tablas

1 04
A LA CAZA DEL REY

Catástrofes por las diagonales Kuzmin Sveshnikov


Bakú, 1973
Cuando, tras el enroque corto,
el rey enemigo queda bien pro­ Diagrama núm. 189
tegido por su propia infantería,
no es fácil hacerle salir de su
plaza fuerte. Para ello existen,
claro está, algunos medios tácti­
cos, de los cuales el más eficaz
tal vez sea sacrificar un alfil o
los dos, abriendo brecha en la for­
taleza real y con frecuencia de­
bilitando todo un complej o de ca­
sillas por donde penetran luego
las demás piezas atacantes.
He aquí un ejemplo caracterís­
tico.

(Véase diagrama núm. 189)

l. C6C C x C?

Este caballo ha sido arrastrado 3. D5T + RlC


ex profeso lej os del flanco del 4. A x P! RxA
rey, que ahora queda insuficiente­
mente defendido. Los alfiles han cumplido con su
deber. Ahora le toca el turno a
2. A x PT + RxA la «artillería pesada».

No se puede renunciar a la cap­ 5. D4C + R2T


tur a : 2 . . . , RlT; 3. D5T con mate
. 6. T3A A x P+
inevitable. '7. RlT Abandonan.

1 05
En tales combinaciones apare­ Abriéndole paso a la dama para
cen varios motivos: los alfiles la maniobra final.
« apuntan» al flanco de rey y, des­
pués de su sacrificio, al bando 2. ... Rle
atacante le quedan todavía fuer­
zas en número suficiente para dar Si 2. . . . , R3T sigue 3. D4C y 4.
mate al aterrorizado rey enemigo. D4T mate.

3 • . D5T! Abandonan .
Marshall Wolf
Nuremberg, 1 906 A 3. . . . , P x D sigue «sencilla­
mente» 4. A 7T mate, y en caso
Diagrama núm. 190 de 3 . . . . , P3A; 4. D X P + , D2CR;
5. D x D + , R x D ; 6. C x P + se­
guido de 7. C x T las negras que­
•• dan en una situación enteramen­
te desesperada.
La combinación realizada por
las negras en la siguiente parti­
da es una de las más bellas que
existen en relación con el ataque
por las diagonales.

Rotlevy Rubinstein
Lodz, 1 907

Diagrama núm. 191

También aquí los alfiles blancos


desempeñaron un papel decisivo
en el ataque de mate. Cierto que,
a diferencia del ejemplo prece­
dente, no fueron ellos mismos los
que destrozaron la barrera de peo­
nes protectores del rey adverso,
sino que «encomendaron» esta ta­
rea a otras piezas, apoyándolas
con su fuego oblicuo.

l. C x PT!

Atrayendo el rey negro a 2TR


( 7TR de las blancas) .

l. Rxe l. T x e!
2. ese + 2. PxD T7D!

1 06
Desviando la dama blanca para Después de 5. T3AR el ataque
que dej e de defender su AR y, al hubiera sido irresistible, pero en
mismo tiempo, amenazando mate la partida se les pasó por alto a
(3 . . . . , T X PTR mate) en caso de las blancas esta posibilidad.
que la dama se retire de la fila
que ocupa.
Richter Aficionado
3. D x T A x A+ Berlín, 1 935
4. D2e T6T!
Abandonan. Diagrama núm. 193

¡No se puede defender lo inde­


fendible!
Desde luego, es difícil resistir
••
a la fuerza unida de los dos al­
files, pero a veces basta el sacri­
i
ficio de uno solo en 7TR o 7 AR
para obtener un ataque victorioso.


Bogoljubov Redl • a
Piermont, 1 933
&1) .
Diagrama núm. 192
u�•
. id
¡Cómo debió de contrariarles a
las negras perder la partida a
causa de un sacri ficio tan «poco
original» : el del alfil en 7TR!

l. AxP+! Rx A
2. eseR + P x e?

Pierde de una manera muy ins­


tructiva. Era correcto 2 . . . . , R l C ;
3. D5T, P x C ; 4. P x P C , T4A! di­
ficultando el avance P6C ( indica­
do por K. Richter) .
En esta posición las blancas po­
dían haber logrado un ataque de­ 3. P x PC + RIC
cisivo. 4. T8T + !

l. AxP+ Rx A Ganando tiempo para tender


2. ese + Rl e una red de mate.
3. D5T D2A
4. T3e? 4. . . . RxT

107
5. D5T + RI C I. C x PA! Rx C
6. P6C! Abandonan. 2. C x PC ! PxC
3. A x PCR + RIC
La cuña introducida por las 4. A7A + ! RIT
blancas en la fortaleza enenúga
j ustifica la decisión del negro, ya Naturalmente, no es posible
que el mate es inevitable. capturar el alfil a causa de 5.
En suma, el plan de ataque en D7T mate. ¡El caballo negro está
semej antes posiciones viene a ser clavado!
éste: sacrificar un alfil en 7TR y
llevar en seguida el caballo a 5CR 5. A7C +
sin conceder tregua ni cuartel
( ¡dando j aque ! ) al adversario, Ambos alfiles se muestran ine­
abriendo a la vez paso a la pro­ xorables . . .
pia dama hacia 5TR. La actua­
ción conj unta de la dama y el ca­ 5. ... RXA
ballo es aquí excepcionalmente
eficaz. También es útil disponer Todo lo que viene ahora es for­
de una torre en cualquier colum­ zado.
na abierta, para trasladarla con
rapidez al flanco de rey por la 6. D6C + RIA
fila 3 y reforzar así el ataque. 7. D6T + ! RxA
Algo distintas son las operacio­ 8. D7T + RIA
nes contra el punto 7AR, aunque 9. T x C+ AxT
también en este caso desempeña 1 0. T x A mate.
un papel de primer orden la de­
bilidad de las diagonales. Los alfiles blancos han traba­
j ado a las mil maravillas prepa­
rando el ataque final de la artille­
Fürstenberg Witman ría pesada.
1 955 Después de los ej ercicios que
Diagrama n ú m . 194
os daré para resolver personal­
mente, hablaremos de algunas
otras formas de combinación asi­
mismo utilizadas como «ariete»
contra los peones que defienden
al rey enemigo.

El sacrificio «de trastrueque»

La idea de este sacrificio se ex­


plica mej or por medio de ejem­
plos. Nos linútaremos a dos de
los más característicos.

108
Bagirov Furman Todavía siguió 7. T x A, TlTR ;
Bakú, 1 972 8. D3C + , R2A ; 9. T x C con estra­
gos irreparables.
Diagrama núm. 195

Tatai Karpov
Las Palmas, 1977

Diagrama n ú m . 196

l. C5A + ! PxC

¿ Qué ha ocurrido ? A conse­


cuencia de este sacrificio, la po­
sición se ha modificado súbita­
mente: la muralla de peones que
protegía al rey negro está rota y l. .. . D6D!
el monarca desamparado. Las 2. PxD P x PD + !
blancas se encuentran de pronto
con objetivos de ataque. A raíz de este cambio se ha
abierto la columna R y el rey
2. D3C + R3T blanco queda peligrosamente ex­
3. TxP P3A puesto a las amenazas enemigas.
4. A2R!
3. R2D T7R+
Atacando inmediatamente los
puntos débiles del campo ene­ Las negras no se apresuran a
migo. recobrar la dama a fin de no de­
j arle al adversario ni una sola
4. AIR posibilidad de salvación.
5. A x PTR!
4. Rx P TID +
¡Hay que destruir a toda costa 5. R4A Tx D+
lo que queda del muro protector! 6. RxP T7-7D!
7. P3A AIAR +
5. Ax A 8. RST A2D!
6. D4T R2C Abandonan.

109
Si las blancas retiran el alfil su primera fila. Contra los defen­
a lA o lo defienden por medio sores de ésta se dirigen uno tras
de 9. C3R, el negro replica 9 . . . . , otro los tiros del blanco.
A4AD seguido de 1 0 . . . . , TlT
mate. I. C4C

Ataque a la descubierta : con­


Debilidad de la fila 8 tra la torre de 3T y el caballo
de 3D.

Korchmar Poi yak I. PxC


URSS, 1937 2. DxC

Diagrama n ú m . 197 Liquidación de la defensa. La


dama blanca, por supuesto, es ta­
.
bú : 2 . . . , P X D? ; 3. TSR + , T I A ;
4. T x P + , RlT; 5. T x T mate.

2. D2D
3. D5D! !

¡Jugada d e rara belleza! L a da­


ma blanca sigue siendo inviola­
ble, y la del adversario se en­
cuentra sobrecargada.

� 3. RIA

- Liberándose de la clavada. Si
3. . . . , P3CR, decidiría 4. T3-3R!

Todo ajedrecista, creo yo, tiene 4. T x P! DxD


su combinación favorita. . . que 5. T SC +
no es por fuerza la misma. A mí ,
por ejemplo, me gusta mucho la Las blancas ponen punto final
combinación que vamos a ver a la lucha mediante un sacrificio
ahora. Tal vez por eso aparece de desviación.
en todos mis manuales, incluido
éste. ¡Perdónenme los lectores por 5. RxT
ser tan «conservador» ! 6. T8R + TIA
La combinación empieza por 7. T x T mate.
tres admirables jugadas, cada una
de las cuales se basa en un tema
distinto. Comhi..aciones «magnéticas»
Observando el diagrama prece­
dente no es difícil descubrir que Estas combinaciones tienen por
el «talón de Aquiles» de la posi­ obj eto obligar al rey contrario a
ción de las negras lo constituye que abandone su «trono» y em-

110
puj arlo hacia el propio campo, R5D; 6. T X A, R6R ( se amenaza­
donde le será leída la sentencia ba 7. R2R y 8. P3A mate) ; 7.
de muerte. Ello se consigue de or­ 0-0, C5D; 8. TD l R + , C7R + ; 9.
dinario por medio de j aques ince­ T x C + , R X T; 1 0 . A5T + , R6R ; 1 1 .
santes y a menudo también sa­ T3A + , R5D ; 1 2 . A7A ! , abando­
crificios. nan.
¿Por qué «magnéticas» ? Fij aos ¡El florón que viene ahora fue
bien en los ejemplos y os pare­ llamado por Paul Keres «perla
cerá como si las blancas estuvie­ del arte aj edrecístico» !
ran haciendo uso de un potente
imán que atrae fatalmente al rey
adverso hacia su inexorable des­ Pérez Najdorf
tino . . . Torremolinos, 1 9 6 1

Diagrama núm. 199


Imbaud Strumilo
Por correspondencia, 1 922

Diagrama núm. 198

••


He aquí una de esas posiciones
cuya evaluación no plantea difi­
cultades. Ambos reyes tienen la
vida pendiente de un hilo, pero
la ventaj a está de parte de las
l. CxP AxD blancas porque les toca jugar y
2. A x P+ así adelantarse a su adversario en
el ataque. No obstante, esto es
El rey negro accede «amable­ más fácil de decir que de hacer.
mente» a dar un paseo en direc­ Al iniciar su combinación, el blan­
ción al campo enemigo. co ha de prever todas sus conse­
cuencias y en particular el rema­
2. R2R te. El más pequeño descuido se­
3. A5C + R3D ría fatal, ya que en el presente
4. C4R + ! Rx C caso las negras pueden p asar in­
mediatamente a la contraofensiva
La partida siguió : 5. P4AR + , y lograr así la victoria.

111
l. C3A + !! 3. RxA
4. D2D + TGD
¡Jugada «de problema» !
Si 4 . . . . , R4A o 4 . . . . , R4R las
l. . .. Tx C blancas dan mate empezando por
5. D x P + .
A l . . . . , P x C seguiría 2. D7C + , El final de l a combinación me­
R4R; 3. D7R + , R4D; 4. T X P rece conocerse: 5. D X P + , R4R;
mate. 6. D4AR + , R4D ; 7. D x P + , R5R;
8. D4A + , R4D ; 9. D4A + , R4R ;
2. D2C + R4R 1 0 . D6R + , R5D; 1 1 . T4A + , R6A ;
3. A4D + ! ! 12. DlR + , R7C ( 1 2 . . . . , T7D; 13.
T4A + ) ; 1 3 . T2A + , R6T; 14.
En este sacrificio se basaba la D7R + ! seguido de mate.
idea de las blancas. Gracias a él Ahora sois vosotros quienes de­
la dama gana un tiempo decisivo béis poner a prueba vuestra vi­
para llevar a buen término su sión combinativa, vuestra aptitud
ataque. para calcular variantes y, sobre
todo, ¡vuestro entusiasmo!

112
Diagrama núm. 200 Diagrama núm. 202

1 ••

• t. �w�
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Juegan blancas Juegan blancas

Diagrama núm. 201 Diagrama núm. 203

Juegan blancas Juegan blancas

113
Diagrama núm. 204 Diagrama núm. 206

Juegan blancas Juegan negras

Diagrama núm. 205 Diagrama núm. 207

•• •
- -

Juegan blancas Juegan negras

1 14
SACRIFICIOS INTUITIVOS

No todas las operaciones tácti­ bará tarde o temprano por impo­


cas discurren p or vías forzadas. nerse.
Existen combinaciones y sacrifi­ Los sacrificios intuitivos son el
cios tras los cuales el bando acti­ «fuego sagrado» del ajedrez. Por
vo se contenta en una primera eso se salen de las normas ordi­
etapa sólo con la iniciativa, sin narias, no dependen de ningún
haber logrado ninguna compen­ cálculo, ni siquiera el más exacto,
sación material. Más aún, las con­ y les resulta extraña toda escala
secuencias de estos sacrificios sue­ «absoluta» de valores . . .
len a veces sustraerse a un cálcu­ En la práctica de cualquier aje­
lo preciso. El adversario dispone drecista eminente se dan sacrifi­
aquí incluso de más recursos de­ cios intuitivos, si bien no siem­
fensivos que, por ejemplo, en las pre pueden considerarse caracte­
combinaciones «ordinarias», don­ rísticos de su estilo. Entre los
de no puede escoger entre varias más fervientes partidarios del sa­
respuestas y debe atenerse en la crificio intuitivo sobresalen, en mi
mayoría de los casos a una sola opinión, dos : el gran maestro aus­
continuación forzada. tríaco Rudolf Spielmann y el ex
Es indudable que los sacrificios campeón del mundo Mikhail Tal.
basados en la intuición del ata­
cante, a quien le parece que la (Véase diagrama núm. 208)
iniciativa así lograda ha de re­
portarle el triunfo, entrañan mu­ l. C x P!?
chas veces un considerable ries­
go, y para decidirse a realizarlos «La corrección de este sacrifi­
el j ugador debe estar dispuesto a cio no puede demostrarse por me­
enfrentarse cara a cara con el dios analíticos -escribía el pro­
peligro. Este peligro es grande: pio Spielmann comentando su en­
si tal iniciativa no redunda en cuentro-. En una partida por co­
ventaj as tangibles, la superiori­ rrespondencia sería quizá refuta­
dad material del adversario aca- do, pero en la batalla cuerpo a

115
Grünfeld Spielmann 5. C2A A4D
6. D3TR D2R
Diag rama núm. 208
Las negras no se distraen de su
ataque capturando el PTD blanco.

7. A2R P6D!

Este sacrificio de peón tiene


por obj eto despej ar la casilla 5D
para el alfil, con lo cual se impi­
de una vez más el enroque blan­
co después de 8. C x P TRlR de­
,

bido a 9 . . . . , A5D + , etcétera.

8. CxP TRlR
9. RIA A x PCD

Maniobra característica. Las ne­


gras no se dej an llevar por una
cuerpo, sobre el tabl�ro, con un excesiva codicia de adquisiciones
tiempo de reflexión limitado a 1 8 materia.les, ya que, por ejemplo,
jugadas por hora, debe casi cier­ si 9 . . . . , A6AD; 10. A x A, D x A + ;
tamente conducir a la victoria. 1 1. R l C , T6R ; 1 2 . TlR! , TxD; 1 3 .
Tal es, claro está, el punto de vis­ T x D, TXC; 1 4 P3TD, e l blanco,
.

ta de un j ugador práctico.» pese a su peón de menos, puede


En general, Spielmann opina­ aspirar a tablas dada la presen­
ba que, si tales sacrificios requi­ cia de alfiles de distinto color.
rieran una corrección absoluta y La partida prosiguió así : 1 0 .
una demostrabilidad analítica sin T l R , D3A + ; 1 1 . C 2 A , A5D ; 1 2 .
tacha, sería preciso suprimir mu­ D3CR, T5R ! ; 1 3 . P4TR, Tl-IR; 14.
chos de los elementos básicos del A5CD, T x T + ; 1 5 . AD X T, T6R; 1 6 .
aj edrez. D 5 C , T x A + ; 1 7 . R X T, D x C+ ;
La partida que comentamos du­ 18. RlD, A x PC; 1 9 . TIR, A6AR + ;
ró veinte j ugadas más y es típica 20. A2R, A6A ! ; 2 1 . A x A, D x A + ;
de lo que representa un sacrifi­ 22. R2A, A x T ; 23. Abandonan.
cio intuitivo en cuanto a conse­ Veamos ahora tres ejemplos to­
cuencias. mados de la práctica de Mikhail
Tal.
2. PxC P5D
3. cm A x PR (Véase di-agrama núm. 2()9)
4. P4R
l. D4C
Para dej ar cerrada al menos
una de las dos columnas centra­ Preludio de una combinación de
les. varias jugadas con un doble sacri­
ficio de pieza. Este proceder se
4 • . . . A x PR justifica así : las blancas tienen a

116
Tal Pachman hay que tener constantemente en
Riga, 1 954 cuenta la ventaj a material del ad­
versario. Aquí las blancas deci­
Diagrama núm. 209 dieron lanzarse con valentía al
ataque, confiando en que la ini­
ciativa así conseguida sería larga
y peligrosa para el negro.

5. DXC
6. PxP TxT
7. P7C + RIC
8. A x PT +

Ante todo importa despej arle


el camino al PTR.

8. RxA
9. TxT C5R!

Disponiendo sus fuerzas para


el bloqueo del pequeño peón que
su disposición la columna semi­ intenta apoyar a su compañero.
abierta AR, mientras su caballo
ocupa un puesto activo en 5D. 1 0. P5T C2-3A
Además, las fuerzas del blanco 11. D6C + RIC
predominan en el ala de rey, don­ 12. P6T
de la falange «petrificada» de peo­
nes negros es obj eto de presión Diagrama núm. 210
por parte de la artillería enemiga.
En tales casos es necesario eva­
luar bien la posición, pues no hay
que olvidar que los sacrificios in­
tuitivos no surgen «de la nada» .
También ellos dependen de cier­
tos requisitos posicionales.

l. P3C
2. Tl-lAR P3A
3. P4TR! RIT
4. T5-3A P4A
5. P x P !?

Al disponerse a sacrificar dos


piezas, el propio Tal abrigaba du­ •
das sobre la corrección de su
idea. El caso es que no pueden Al decidirse a sacrificar tanto
preverse con exactitud las conse­ material, Tal contaba, natural­
cuencias de parej os sacrificios y mente, con que sus dos peones

117
pasados y avanzados, sostenidos Con esta jugada «tranquila» las
por la dama y la torre, plantea­ blancas preparan una astuta com­
rían al adversario problemas de­ binación.
fensivos sumamente difíciles que
le llevarían a cometer errores. 13. ... T2R
Así sucedió en realidad . . .
Merecía considerarse 13. ...,
12. ... T2T DlT.

Una falta, aunque excusable. El 14. T3T! C2T


plan defensivo de las negras era 15. T3D DIT
lógico: trasladar la torre a 2R y 16. D x C5R!
un caballo a 2TR, bloqueando só­ Este nuevo sacrificio arrastra
lidamente el PTR blanco. Pero la a la dama enemiga fuera de la
j ugada 1 2 . . . . , T2T debilita la pri­ primera fila. Ahora el rey negro
mera fila, circunstancia que las queda envuelto en una red de
blancas aprovechan inmediata­ mate: 1 6 . . . . , D x D; 1 7 . T8D+ ,
mente. Un escéptico comentaría R2A ; 1 8 . P8C = D + , R3A; 19.
aquí : «Tal tuvo mucha suerte>>. T6D + , R4A ; 20. D6C + , R5A; 2 1 .
Sin embargo, estos «golpes de P3CR + , R6R; 2 2 . T3D + , D x T ;
suerte» tan típicos de Tal obe­ 23. D x D + , abandonan.
decen a ciertas leyes. Los sacri­
ficios intuitivos se apoyan en un
fino «cálculo» psicológico. Prime­ Tal Filip
ro, defenderse es más arduo que Moscú, 1 967
atacar. Segundo, los sacrificios
inesperados modifican bruscamen­ Diagrama núm. 211
te el curso de la batalla, y al ata­
cante nunca le resulta fácil pa­
sar de pronto a la defensa. Por
último, es muy frecuente que, por
más que el adversario llegue, co­
mo en este caso, a refutar las
amenazas principales, las piezas
del atacante continúen ganando
en fuerza dinámica y, a la más
pequeña debilidad en el campo
contrario, se revelen capaces de
asestar un golpe mortal.
Las negras hubieran podido
conseguir tablas continuando 12 .
. . . , C2T, en vez de jugar como lo
hicieron. Por ejemplo : 13. T8A + ,
C x T; 14. P X C = D + , R X D; 1 5 .
Ó7C + , R l R ; 16. P7T, D8D + ; 1 7. l. C x P! RxC
R2T, D4T + con j aque perpetuo. 2. DXP P4R
3. TxT TXT
13. R2T! 4. D5T!

1 18
Según la escala de valores ma­ P x P y ahora 12. A5D. Por otra
teriales, las blancas no tienen su­ parte, si no toman el peón ( 1 1 .
ficiente compensación ( dos peo­ . , P x P) , sigue 12. P5A con
. .

nes) por el caballo sacrificado. efectos igualmente mortales.


Pero esto no significa que su com­
binación se haya construido «So­ 9. T x A! Abandonan.
bre arena»: la posición del rey
negro es ahora bastante insegu­ Decisión j usta, ya que después
ra y la clavada del caballo limi­ de 9 . . . . , P x T; 1 0 . A5D, T x A ;
ta no poco su libertad de movi­ 1 1 . D5A + las blancas quedan con
mientos. gran ventaj a de material.
Esta otra clase de compensa­ La compensación más «volátil»
ción ( dinámica) es característica que pueden traernos los sacrifi­
de los sacrificios intuitivos de Tal, cios intuitivos es la que se da en
los cuales de ordinario no llevan términos de tiempo. Esto me re­
automáticamente a la victoria y cuerda una partida de Tal con­
exigen la búsqueda de nuevos gol­ tra Vladimir Simagin. Mucho des­
pes tácticos, nuevos recursos de pués de haberse acabado, los dos
ataque. A su vez, el adversario grandes maestros seguían todavía
suele disponer de múltiples posi­ analizando la posición crítica.
bilidades de defensa, entre las -¿Tenían las negras que per­
que puede elegir libremente. der forzosamente? -preguntaba
incrédulo Simagin-. ¡Con un ca­
4. ... D3R ballo de más!
-Sí, pero. . . ¡tan lej os! -res­
Amenazando acabar con la pre­
pondía Tal sonriendo.
sión blanca mediante 5 . . . , D5C.
He aquí la posición en litigi o :
.

5. P3TR! A4A
6. RlT!
Tal Sima.gin
Ahora las negras deben contar Moscú, 1 963
con la amenaza P4AR.
Di'llgrama núm. 212
6. ... A5D

No es posible, claro está, 6.


A x P a causa de 7. Tl AR.

'7. TlD!

¡Todas las piezas blancas han


de «arrimar el hombro» !

'7 . T3D
8. A3T T3T

Las negras se dan cuenta de


que no pueden regresar a I D, por
ejemplo 8. . . . , TlD; 9. P3AD!,
A3C; 10. T X T, A x T; 1 1 . P4AR ! ,

119
l. T7D P7A a uno de los principios generales
2. CxP cxc de la defensa : « ¡Cuantas menos
3. P7A piezas, mejor!» Pero las negras no
tuvieron en cuenta que esta j u­
¿Qué induj o a las blancas a sa­ gada debilitaba su primera fila.
crificar el caballo a cambio sola­ A 3. . .. , R2C el blanco pensa­
mente de un peón ? Dos cosas : ba replicar 4. P5T ! , y a 3 . . . , D6A
.

la posibilidad de explotar el ale­ 4. D4A manteniendo las amena­


j amiento temporal del caballo zas TSD y P5T-6T, etcétera.
enemigo y la fuerza de su propio
peón avanzado. 4. TxT DxT+
En este momento amenazan 4. 5. R2T C5D
TSD, además de lo cual existen
verdaderas perspectivas de com­ El caballo corre en ayuda de su
binación y ataque en el flanco de desamparado rey, pero ya es tar­
rey. de . . .

3 TSR + 6. D6A! C6A +


'7.
• . . .

R3C Abandonan.
Obedeciendo automáticamente

120
¡ HACIA NUEVOS ENCUENTROS !

Hemos llegado al final de nues­ vista estratégico, creando así las


tro viaje por el maravilloso y fas­ condiciones ideales para combi­
cinante mundo de la combina­ nar.
ción ajedrecística, en el cual, co­ Una práctica intensa, un c ons­
mo movidos por una varita mági­ tante perfeccionamiento, un estu­
ca, silenciosos actores de made­ dio sistemático de la riquísima
ra han encarnado sobre la «es­ herencia legada por nuestros ma­
cena» blanquinegra las más fan­ yores. . . Tal es el camino para al­
tásticas ideas, elevando el aj edrez canzar las más altas cumbres de
al rango de verdadero arte. la maestría ajedrecística. ¡Bue­
Se ha cerrado un capítulo de na suerte, amigos!
nuestro entrenamiento. Espero que A modo de despedida, una pe­
hayáis ganado en visión combi­ queña sorpresa : 15 combinacio­
nativa y que, en las posiciones nes de mate cuyo análisis y reso-
más variadas, seáis ahora capaces 1 ución os harán pasar, no me ca­
de descubrir por vosotros mismos be dud a, momentos muy agrada­
el golpe táctico decisivo para la bles. Con todo, para aliviaros un
victoria, por oculto que esté. poco el «tormento de crear», os
Pero una nueva tarea os aguar­ mostraré de antemano las más tí­
da todavía: asimilar los princi­ picas escenas finales que, como
pios del j uego posicional. Esto os un faro, iluminarán vuestra ruta
ayudará a conducir la partida co­ a través del océano combinativo.
rrectamente desde el punto de

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122
Diagrama núm. 213 Diagrama núm. 215

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Juegan blancas Juegan negras

Diagrama núm. 214 Diagrama núm. 216

Juegan blancas Juegan blancas

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Diagrama núm. 217 Diagrama núm. 219

Juegan blancas Juegan negras

Diagrama núm. 218 Diagrama núm. 220

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Juegan negras Juegan negras

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Diagrama núm. 221 Diagrama núm. 223

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Juegan negras Juegan negras

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Diagrama núm. 225 Diagrama núm. 227

Juegan negras Juegan blancas

Diagrama núm. 226

Juegan blancas

126
¡ COMPROBAD VUESTRAS SOLUCIONES !

En la «despe.u.sa» de las maJ'avUias

Diag. 9 : Kh. Eichstadt. - l. C5AR + ! ( actualmente no se permite


comenzar una solución dando j aque, aunque aquí esto es sólo el pre­
ludio de la verdadera «clave» , que viene a continuación ) , R5C; 2.
DlA! ! Astuta jugada que lleva consigo una amenaza imposible de
refutar, sea cual fuere la respuesta del adversario. En efecto, no
hay defensa contra 3. D3T + ! ! , R X D ; 4. C2A mate.
Diag. 1 0 : L. Kubbel. l. D3C! ¡Las negras están en zugzwang!
Hagan lo que hagan, reciben mate inmediato: l. . . ., PSA = D ; 2. T2D
-

mate. l. . . . , PSA = C ; 2 . TlR mate. l. .. . , P6R o l. . . . , R X T; 2. D4C


mate.
Diag. 1 1 : L. Kubbel. l. D l C ! La dama se embosca detrás de la
torre, amenazando 2. T5R mate. Las negras no tienen defensa: l. . . . ,
-

p x T; 2 . D x C mate. l . . . . , R5D; 2 . C6R mate. l . . . . , R3C; 2 . T3CD


mate.
Diag. 1 2 : L. Kubbel. l. D5AR! Ocupando una casilla crucial. Si
ahora l. . . . , T X D, queda cerrada la diagonal 1 CD-7TR y es posible
-

2. TSTR mate. Y en caso de l. . . . , A X D se le cierra el camino a la


torre negra, que no puede evitar este otro mate : 2. T4TR mate.
Diag. 1 3 : W. Meredith. - l. D2D! ! ( amenazando 2. D2TR mate ) ,
D x D; 2. C4A mate. l . . . . , R3D; 2. C4A mate. l . . . . , D x C; 2. C7D mate.
Diag. 1 4 : B. Laus. l . T6D! , A x T; 2. D7C mate. l . . . . , R x T; 2 .
D7AD mate. l . . . . , T x T ; 2. C 4 C mate. l . . . . , R5D; 2. D X T mate. l . .. . ,
-

T5D ; 2. T6R mate. A cualquier otra j ugada d e torre sigue 2. A2T


mate.
Diag. 1 5 : B. Laus. l. D5T! ¡Muy bello y difícil! Ahora es posible
l. . . ., P X D; 2 . A5A mate. l. . . . , R7 A; 2. C X A mate. l. . . . , P7 A; 2 . D3A
-

mate. A cualquier j ugada del alfil de casillas blancas sigue 2. DlR


mate.
Diag. 1 6 : G. Khiskop. - l. A4R! ( amenazando 2 . D5D mate) , A x A ;

127
2. P4A mate. l. . . . , T X A ; 2. T X P mate. l . . . . , R x A; 2. T3R mate. l . . . ,
.

T5D; 2. D7R mate.


Diag. 1 7 : l. Khokholoush. l. Rl C ! ! ( el obj eto de esta j ugada es
despej ar la casilla !AD para el alfil : 2. A l A amenazando 3. P3A m ate) ,
-

P x..P ; 2. R2A! seguido de 3. D l TR mate. l. . . . , A4AD ; 2. A7C + , R4A ;


3. D7D mate. l. . . . , P6A ; 2. D l T + , R6D; 3. A6T mate.

El laboratorio del ajedrecista

Diag. 2 1 : E. Carpenter. - l . D3TR! , R5R ; 2. T4A mate.


Diag. 2 2 : J. Abbot. - l. D8T! , R4T ( 5T, 6T) ; 2. A5A mate. l .
R5A ; D4D mate.
Diag. 2 3 : l. R5A ! , P7A ; 2. D3T mate. l. . . . , P6R; 2. D7T mate. l. . . . ,
R6R ; 2. R4A mate.
Diag. 24 : S. Loyd. - l . R5A !, R X C ; 2. DlD mate. l. . . . , R2D; 2. R5R
mate.
Diag. 2 5 : W. Shinkman. - l. T l D ! , R x T ; 2. D2R mate. l. . . . , A7C ;
2. D4T mate. A cualquier otra j ugada de alfil sigue 2. DlC mate.

Dos pájaros de un tiro

Diag. 34 : M. Khavel. - l. A2A, A3R! ; 2. T6C, A4D! (en caso de 2 .


. . . , A5A sigue 3. T6AD con la doble amenaza 4. T X A y 4. T8A + , y si
2 . . . . , A6C decide 3. T6TD + , R2C ; 4. T6CD + , de nuevo con un doble
ataque) ; 3. T5C, A5A ; 4. T4C, A6C ; 5. T3C, A7T; 6. T3AR, A2R; 7.
T3R, A3D ; 8. T3D, A5C ; 9 . T4D y después de 1 0 . T4TD + las blancas
ganan un alfil.
Diag. 35 : L. Kubbel. - l. T3CD ! , C3A (a l. . . . , A2A sigue 2. T7C,
C3T; 3 . T7T, maniobra que se repite ¡ cinco veces en el final ! , y si l .
. . . , C3T, entonces 2. T7C + seguido d e 3 . T7TD) ; 2. T5C, AlD ( se ame­
nazaba 3. 5AD! ) ; 3. T5D ! , A2R ; 4. T7D seguido de 5. T7A.
Puede que estos finales artísticos os hayan parecido demasiado di­
fíciles, lo mismo que los problemas anteriores. ¡No os preocupéis! In­
cluso el fracaso en hallar la clave de la solución -si os habéis esfor­
zado suficientement�. os será de mayor provecho que el «picoteo»
mecánico de posiciones elementales. Desarrollar la técnica del cálculo
y las aptitudes analíticas no es nada sencillo, y cuanto antes apren­
dáis a analizar las composiciones artísticas, más de prisa os perfec­
cionaréis.
Diag. 36: P. Morphy. l. DlAR! El alfil negro está amenazado . Si
ahora l . . . . , A7C sigue 2 . D l CD con mate inevitable. Si l. . . . , A6A
-

( A5D, A4R, A3A) gana, según el caso, 2 . D3D o 2. D5A. Y si l. . . . , P6C


decide 2 . C6C + , P X C ; 3. D3T mate.
Diag. 3 7 : Yudovich-Chekhover. -l . A x PA + ! , D x A ; 2. TSD + ,
R2C; 3 . D3A, D3A ( única posibilidad de liberarse de l a clavada y , con­
siguientemente, de la amenaza 4. P4A) ; 4. D7 A + , abandonan.

128
Diag. 3 8 : Vogt-Alexander. - l . . . , P5A! ( las negras amenazan aho­
.

ra con un sacrificio de desviación, 2 . . . ., D X C ! , ganando así el caballo) ;


2. P x P, D6T! 3. Abandonan.
Diag. 39: Lilienthal-Botvinnik. - l. . . ., T7C ! ; 2. D4R (naturalmente,
no sirve 2. D x T a causa de 2 . . . . , D4TR mate, y después de 2. ]) I R,
T7C ; 3. T2D, D4TR + ; 4. R2C, D4T! las blancas son víctimas de una
doble clavada) , T x PT + ; 3. R X T, D4TR + ; 4. R2C, D X T y las negras
ganaron todavía otro peón.
Diag. 4 0 : A. Troitzky. - 1 . T6R + ! , T X T; 2. D6T+ ! , R4D; 3. D4A + ,
R3D ( si 3 . . . . , R4R, las negras pierden la dama tras 4. D3A + ) ; 4.
D5A + , R2D ; 5. D7T + seguido de 6. D x D.
Diag. 4 1 : L. Kaiev. - l . T7T, R I A ; 2. C6R + , R2A; 3. C x A, R I C ;
4. T6T! , R x C ; 5 . T6CD, C2D; 6. T 7 C y l a s blancas ganan e l caballo.
Tampoco hubiera cambiado las cosas l . . . ., R2A o l. . . . , R3A.

Horquillas de caballo y peón

Diag. 5 3 : Stahlberg-Najdorf. - l . A7A ! , R x A (si l . . . . , D X A,, las


blancas ganan sencillamente con 2. T x T, debido a la clavada del alfil
negro) ; 2. T X T, D x T; 3. D7C + , abandonan.
Diag. 54 : Euwe-Dunkelblum. - l. . . . , C x PA ! ; 2. A x e, A x A + ;
3. R X A, D2T + ( atacando al mismo tiempo la torre blanca de 7D) ; 4.
Abandonan.
Diag. 5 5 : Tal-Aficionado. - l. A6C ! , D x A ( si l. . . . , P x A; 2. D8D
mate) ; 2. D4T + , T3A; 3. D X A + , D3D; 4. D X D mate.
Diag. 5 6 : B. Rinck. - l . C3A + (pero no l . C6D + ? , R5T! , ni tam­
poco l. T l CD + ? , R4T; 2. TlTD + , R5C; 3. TlCD + , R6T y las negras
se salvan) , R4A (en caso de l. . . . , R4T las negras pierden la dama
tras 2. Tl T + , R5C; 3. C5D + ) ; 2. T5T! (la torre blanca se coloca « al
acecho» ) , D8A (lo único para no caer víctima de una horquilla de ca­
ballo) ; 3. T4T! ! ( otra jugada «tranquila», esta vez con amenaza de
mate, y las negras, desesperadas, tienden una trampa) , D2A + ( pero
las blancas no caen en ella ) , 4 . C7D + ! Después de 4. C x D? el rey
negro hubiera quedado ahogado. Ahora las blancas ganan fácilmente.
Diag. 5 7 : Redeli-Barati. - l. . . . , T8T + ! ; 2. A x T, D5T; 3. D8C + ,
R2C; 4. D3CD, D x A + ; 5. D l C, T x PAD + ! ! ; 6. R X T, D6A mate. ¡El
mate de las « charreteras » !
Diag. 5 8 : B . Rinck. - l . T6CD, C l A ; 2. T6AD, A5C; 3. R4A, A6T;
4. T3A ! , A3R; 5. R5R, A5C ; 6. T4A, A2D (por fin el alfil tiene que ocu­
par la casilla 2D, donde será clavado) ; 7. T7A, C3C; 8. T7C y una de
las dos piezas perece.
La condición principal de la victoria de las blancas es que el rey
blanco haya podido participar a tiempo en la lucha. Por eso, en lugar
de 3. R4A , hubiera sido incorrecto 3. T4A? , ya que después de 3. . . . ,
A3R; 4. T6A, A6T; 5. R4A, R l C ; 6. T3A, A2D; 7. T7A, A6T las blancas
no pueden ganar.
Diag. 59: T. Gorgiev. - l. A6A + , R2T; 2. T7C + , R3T; 3. T7A,

129
R3C! (la vulnerabilidad del caballo negro queda ilustrada en esta va­
riante: 3 . . . . , C3A ; 4. A x A, C x A ; 5. T7D, etc. ) ; 4. T8A, C3A! ; 5. A x A,
R2C (las negras esperan aprovecharse de la mala posición de la torre
y forzar las tablas mediante un «ataque perpetuo», pero el blanco dis­
pone de un motivo geométrico que le conducirá a la victoria ) ; 6. T8R,
R2A ; 7. T8T!, R2C ; 8. A6A + ! ! , R X A; 9. T6T + seguido de 1 0 . T x C.
En este final compuesto nos admira la aguda y tenaz defensa de las
negras. '

Diag. 6 0 : G. Kasparia.n. - l . C8R! ( amenazando 2. C7C + seguido


de 3. A5A mate) , R3C ! ; 2. P5T + , T X PT ; 3. P5A + , T x P; 4. P4C, T4R ;
5. A5A + ! , T x A ; 6. C7C! y el rey negro ha caído en una trampa
mortal.

Al acecho

Diag. 68 : Popiel-Marco. - Creyendo no poder desclavar su alfil,


las negras abandonaron. Sin embargo, tenían a su disposición la j u­
gada l . . . . , A8C ! ! , tras de la cual habrían abandonado las blancas.
Diag. 69: Pollock-Alnus. - l. D7D + ! ! , A x D; 2. C6D + , RlD; 3.
C7A + , R l A ; 4. T8R + , A x T; 5. T8D mate.
Diag. 7 0 : Alexandrov-Zaitzev. - l. D x C2A + ( atrayendo al rey
enemigo a un j aque a la descubierta ) , R x D ; 2. C5C + , R l C ; 3. T8D+ !
( es importante desviar a la torre negra de la columna R, para quitar­
le al caballo la casilla 4R) , T X T ; 4. A4A + , Rl T; 5. C7 A + , RlC ( aho­
ra el rey negro es víctima de un «molino» ) ; 6. C x A + , Rl T; 7. C7 A + ,
RlC; 8. C5D + ! , RlT; 9. C6C + , P X C; 1 0 . TlT m e te.
Diag. 7 1 : Borvat-Sapi. - l. . . . , D x C + ; 2. R X D, C X PD + ; 3.
R2A, C x A + ; 4. RlC, A x PC! ( destruyendo la barrera protectora de
peones y abriéndole la columna CD a su propia torre) ; 5. P3T, C5A ;
6. Abandonan. Además de 5. P3T, como se j ugó en la partida, las ne­
gras debieron tener en cuenta las siguientes p osibilidades : a) 5. C2C,
A x P + ; 6. RlT, C5A; 7. T2R, A6C + ; 8. RlC, C6T + ; 9. RlT, C7A + ;
10. RlC, T8T mate. b) 5. T2C, A x P + ; 6. R l T, A5A+ ; 7. RlC, A X C + ;
8. D2A, T x T + ; 9. RlA, T x D + ; 1 0 . RlC, T8T mate.
Diag. 72 : Polces-Kremenetzki. - l . . . ., D x P + ! ! ; 2. R x D, C6D + ;
3. R3T ( aquí era necesario haber previsto estas breves variantes : a)
3. R3C, TRl C + ; 4. R4A, C7C mate, y si 4. R4T, entonces 4 . . . . , T5C + ;
5. R3T, A7C mate. b) 3. RlC, TR l C mate) , A7C + ; 4. R4T ( a 4. R3C
sigue 4 . . . ., TRl C + ; 5. R4A, C4R mate) , T x P + ! ! ( ¡en este sacrificio
de desviación se basa toda la combinación de las negras ! ) ; 5. P4AD
( a 5. D X T sigue 5 . . . . , C4A mate) , T X P + ; 6. R3C, T6A + ; 7. R4T,
T6T mate.
Diag. 7 3 : Makogonov-Tolusb. - l. . . , ASA! ; 2. Abandonan, ya
.

que no hay defensa contra la doble amenaza 2 . . . . , T x T y 2 . . . . ,


D x PC mate.
Diag. 74: A. Troitzsky. - l . C6T! , D6T+ ( se amenazaba 2. A x P + ! ,
D x A ; 3. C7A + ) ; 2. RlC, R2C; 3. A6D ! , P x P ( si 3 . . . . , D x A, decide la

130
horquilla 4. CSA + ) ; 4. A X D, P x P + ; 5. R X P, Rx C; 6. A6D ga­
nando.
Diag. 7 5 : Sviderski-Marshall. - Aquí no es bueno ganar un peón
mediante l. . . . , D x P + ? ; 2. R x D, C6R + ; 3. R3A, C x D, ya que des­
pués de 4. P4A! el caballo negro queda atrapado al borde del tablero.

La clavada

Diag. 89: Dahl-Schultz. - l. P6R!, A x P; 2. A4D, P3A ; 3. D4C! ,


abandonan. Si ahora 3 . . . . , R2A, decide 4 . TR lR. Este tipo d e clavada
se designa con el nombre de « cruz» , por efectuarse en dos diagonales
a la vez.
Diag. 9 0 : Zek-Travin. - l. . . ., T7C + ; 2. T2D, D8D! ; 3. Aban­
donan.
Diag. 9 1 : Andersen-Minkvitz. - l. .. ., P4C ( apartando la torre de
la defensa del PR ) ; 2. T4-1A, P x P; 3. C x PR (en caso de 3. P x P, C4R
las negras dispondrían para su caballo de la fuerte casilla 5AD) ,
A x PT! ; 4. R X A, D6C+ ! ! ; 5. P X D, P x P + ; 6. RlT, T x A mate.
Diag. 92 : Rubinstein-Chajes. - Con su última j ugada, D6T, las
blancas se han liberado de una clavada (la dama estaba en 7C ) que
podía resultar peligrosa después de que las negras jugaran C5C. A su
vez atacan el caballo negro, con lo que defienden indirectamente el
propio alfil. No obstante, las negras continuaron l. . . . , D x A ; 2. T x C,
D8A + ; 3. R2T, D8A y la torre blanca queda clavada.
Diag. 93: Lado-O'Kelly. - l. . . . , T x A! ; 2. R X T ( si 2. D X T, D4T;
3. TlAR decide 3 . . . . , C3C seguido de 4 . . . . , C5T) , D3C + ; 3. R2A,
A x C ; 4. Abandonan. A 4. R x A sigue 4 . . . . , DSC + ; 5. R3R, C4D + ;
6. R2A, A5T mate.
Diag. 94: Nateli-Flohr. - l. . . . , T X A; 2. C x T, P4CD. Aquí las
blancas intentaron liberarse de la clavada por medio del contragolpe
3. C x P, pero después de 3 . . . . , D3C! no pudieron hacer frente a la
doble amenaza contra la dama y el punto 2CR.
Diag. 95: Maric-Gllgoric. - l. .. . , T6CD! ! ; 2. Abandonan. ¡La
amenaza de mate es más fuerte que la clavada!
Diag. 96: Fuderer-Trifuqovtc. - l. A x P! , P x A (en caso de l. . . . .
A x C, las negras, después del cambio intermedio 2. A x e + , AD x A ;
3. A x A, ·no podrían neutralizar la presión del blanco por la diagonal
1 TD-8TR) ; 2. C x P! , D4A (por supuesto, no 2 . . . ., A x D a causa de 3.
C7R mate) ; 3. T x T! , T x T; 4. D X A, D X D ; 5. C X D, Al A ; 6. C5D,
A2C; 7. C6A + , abandonan.

Arterías de damisela

Diag. 1 0 5 : Belavenetz-Makogonov. l. . . . , A6A ! ; 2. D2A, A5T! ;


-

3. D X AD, D x T + ; 4. T2C, D x AR ; 5. D5T, A2R ; 6. P6R, D x PR! ; 7.


T x P, T7D + ; 8. T2C + , T X A! ; 9. Abandonan.

131
Diag. I 0 6 : Bondarevski-Ufimtzev. - l . TST + , R2A ; 2. ASR + ! ,
C X A ; 3. R5C! y el mate e s inevitable. Las blancas sacrificaron el
alfil para privar al adversario de la posibilidad C X PR + .
Diag. I 0 7 : Ej emplo escolar de A. Mason. - La j ugada l . . . . , T7C
es un error, puesto que debilita la fila I de las negras : 2. TID, DI T
(a 2 . . . . , T x D seguíría 3. T x D, P3C; 4. P7T, T7T ; 5. TSD + y 6.
PST = D) ; 3. D4R! ( ¡sacrificio de desviación! ) , TIC; 4. TICD ! , P7A
(4 . . . . , TIAR; 5. D x D, T x D ; 6. P7T) ; 5. T x T + , D x T; 6. P7T, DlAD ;
7. PST = D, PSA = D ; 8 . DSR+ ! , D x D ; 9. D x D mate.
Diag. I O S : Ficher-Reshevsky. - l. A X P+ !, R x A ( si l. . . . ,
T X A, sigue 2. C6R ganando la dama ) ; 2. C6R! y se acabó la partida,
ya que las negras pierden la dama. En caso de 2 . . . . , R x C ; 3. D5D + ,
R4A ; 4. P4CR + , R x P; 5. TICR + , el rey negro no tarda en su­
cumbir.
Diag. 1 09: Behting-Romashkevich. - l. A5T! , D x A (después de
l . . . . , P3C ; 2. T5 X C ! se abriría con fatales consecuencias para el ne­
gro la diagonal ITD-STR ) ; 2. T3 X C, D3C; 3. TSR + , R2A ; 4. D x PD + !
( sacrificio de desviación ) , abandonan. En efecto, a 4 . . . . , T X D sigue
5. T4-7R mate. ¡Espléndida conclusión!
Diag. 1 1 0 : A. Troitzky. - l. D4D + , R4C! ; 2. D6A + , R5C; 3.
D3AR + , R4C ; 4. D3CR + , A5C ; 5. D4T + ! ( ¡ atracción! ) , R X D ; 6. A6A
mate. En caso de 5 . . . . , R5A decide 6. D2A + , A6A + ; 7. D x A + , R4C;
8. D3CR + , R4A ; 9. D3D + ganando la dama.
Diag. I l l : Guo.sberg-Chigoriu. - l. . . . , T x PA! ( arrastrando a
la dama blanca fuera de su fila 2 ) ; 2. D X T ( 2 . R X T, D5A + ; 3. R2C,
D6C + seguido de 4 . . . . , T2AR + , etc. ) , D7D + ; 3. RIC, A7A + ! ; 4.
RIA, C5D ! (desviando al alfil de la defensa de la torre : ¡ sobrecarga! ) ;
5. A x e, D x T+ ; 6. R2R, T X T ; 7. A X A, D x A ; 8. Abandonan.
Diag. 1 1 2 : Niedermaun-Zuchs. - l. ASA! ( atrayendo la torre ne­
gra a IAD) , T X A ( si l . . . . , DSC + ; 2. R2T, D x P; 3. A X T, D x A ; 4.
D6D + , D2AD, decide el sacrificio de desviación 5 . TST + ! , R2C ; 6.
T7T + ) ; 2. TST + ! , R x T; 3: D x TI + , TI C ; 4. D6A + , T2C ; 5.
D4T + , RIC; 6. DSR + , DlD; 7. D X D mate.

No sólo en los vuelos son peligrosas las sobrecargas. .•

Diag. I 2 I : Flohr-Rorowitz. - l . A X P, P X A ; 2. ese, R2C ; 3.


D x PTR + , R3A; 4. C4R + , R2R ; 5. D4T + , P3A; 6. TDIA y las blan­
cas ganaron.
Diag. I22: Euwe-Keres. - l. . . . , P3A ! ; 2 . D X PA, T6AD! (desvia­
ción ) ; 3. D5D, T4A! (no inmediatamente 3 . . . . , T7A a causa de 4.
A2D) ; 4. D2D, Tx A! La dama y la torre blancas están sobrecarga­
das. Si 5. T x T sigue la horquilla de caballo 5 . . . . , C6A + , y la dama
no puede irse de la fila 2 so pena de mate.
Diag. I 2 3 : Mason-Winawer. - l. T x PC ! , P x T; 2 . D7T + , C2D
( si 2 . . . . , RlD, gana 3. DST + , R2R; 4. D7C + , T2A ; 5. P6A + , etc. ) ; 3.
A x C, DIC; 4. T7C + ! ! ¡Jugada de rara elegancia! La torre negra de

I 32
lC está ligada a la defensa de su dama. La partida continuó 4 . . . . ,
R X T, lo que les permitió a las blancas dar el siguiente j aque doble :
5. ASA + ( obstruyendo la fila 8) y ahora 5 . . . . , R x A ; 6. D x D+ , R2A ;
7. D7C + , abandonan.
Diag. 1 24 : Keres-Mikenas. - l. C5A! , PC x C; 2. T3T, abandonan.
No hay defensa contra el mate.
Diag. 1 2 5 : Smejkal-Adorjan. - l . T x P + ! , R x T; 2. D4TR mate.
Diag. 1 2 6 : Rada-Castel. l. T x A ! ( las negras pierden su prin­
cipal defensor y sus casillas oscuras quedan «desesperadamente» dé­
-

biles ) , T X T; 2. D4D, D4R; 3. T l R ! , abandonan.


Diag. 1 2 7 : Averbakh-Bondarevski. - l. A x P! , A X A ; 2. D x A + ! !
( ¡magnífico ! ) , R x D ; 3 . T6C + , A x T ; 4 . T x A + , R x P ( 4 . . . . , R2T ;
5 . C5C + , etc. ) ; 5 . C x P + , C 5 C ( a 5 . . . . , R5T sigue 6. T6T + , R4C ;
7. C x T + , R4A ; 8. C x D, T X C ; 9. A2A + , R4R; 1 0 . P4A + , etc. ) ; 6.
A x C + , R5T; 7. T6T + , R4C ; 8 . C x T + , R x A ; 9. C x D y las blancas
ganaron.
Diag. 1 2 8 : Ragozin-Veresov. - l. T x A + , PT x T; 2. T X P + !
(dos ideas combinativas se suceden inmediatamente : ¡eliminación de
la pieza defensora y desviación ! ) , R X T; 3. D7T + , R3R ( 3 . . . . , R I A ;
4. C4A! ) ; 4. D x PC + , R4R; 5. D7C + , R x P; 6. C6A + ! E n esta hor­
quilla se basaba toda la combinación. Después de 6. . . . , P X C ; 7.
D X D las blancas ganaron.

El combate por las «esferas de influencia»

Diag. 1 3 9 : Kopylov-Carlson. - l. . . . , T6D! ! ( con la doble amena­


za 2 . . . . , T6A mate y 2 . . . . , C X P mate) ; 2. Abandonan, pues a 2. C X T
sigue 2 . . . . , A3R mate.
Diag. 1 40: A. Troitzky. - A primera vista parece que las blancas
ganan mediante l. R X P (es malo l. P4T a causa de l . . . . , P x Pa.p. ;
2. P x P, R6C y las negras dan mate avanzando el PTR) , pero des­
pués de l. . . . , R5C el rey negro llega a tiempo al flanco de dama.
Por eso : l. P6A ! ! (bloqueándole al rey enemigo el camino R4C-3A-
2R- 1D-1A-2C) , P x P; 2. R x P, R5C ; 3. P4T, P x P a.p. ; 4. P x P, R4A ;
5. P4T, R4R ( ahora las negras amenazan con acercarse al peón pa­
sado, pero el blanco vuelve a bloquearles el camino sacrificando dos
peones más) ; 6. P6D ! , P x P ; 7. P6A, P x P; 8. P5T y el peón se co­
rona.
Diag. 1 4 1 : A. Gulyaev. - l. P7R!, C l C ; 2. PSR = D , A4T + ; 3. R x A,
C3A + ! ; 4. R6C, C x D ; 5. R7A, P7C ! ; 6. C x P, C3D + ; 7. R6R, C l A ; 8.
AlA + ! , R x P ; 9. R7D, C2T ( yéndose a un refugio «seguro» ) ; 1 0 .
C4T mate.
Diag. 142 : Akopian-Ovesian. - l. . . . , P6A! (espero que hayáis
encontrado en seguida esta jugada ! ) ; 2. A x P, C5A ; 3. D2D, P6D + !
( dando vida al alfil ) ; 4. R2T, A x P! ; 5. A x A, T x P + ; 6 . P x T,
T x P + ; 7. R3C, D3R; 8. Abandonan.
Diag. 1 4 3 : Smyslov-Mikenas. - l. A3R ! ! Aho r a las blancas no

133
sólo amenazan j aque perpetuo en las casillas 6CR y 6TR, sino tam­
bién el contragolpe 2. T7A. Por eso se declararon inmediatamente
las tablas. A l. . . . , D X A (pero no l. . . . , A x A ? a causa de 2. T7A)
seguiría 2 . D5T + , RlC; 3. D7A + , R l T ; 4. D5T + , etcétera.
Diag. 144: Reggio-Mieses. -l. . . . , T6C! ! ; 2 . D x T, A5T! ; 3. Aban­
donan, pues en caso de 3. D x A decide 3 . . . . , D6R+ ; 4. A2R, D x AR
mate.
Diag. 14 5 : Tarrasch-.Coosultantes. - l. A7A ! ! , D x A ( si l. . . . ,
T x A sigue el sacrificio de diversión 2. D7C + ! ! , T x D; 3. T x P mate ;
y si 2 . . . . , R X P, entonces 3. Tl T + , D5T; 4. T x D mate) ; 2. T x P + ! ,
D x T ; 3 . D7C + , R x P ; 4. TlT mate.
Diag. 146 : A. Troitzky. - l. P7TD, A5A + ; 2 . RlT ( naturalmente
no 2. R3T, ya que después de 2 . . . . , A4D las blancas perderían) , A4D;
3. C6A, T5TD + ; R2C, A x P; 5. C4R! ! , A x C; 6. P7T, etcétera.

¿En qué sueñan los peones?

Diag. 1 6 1 : A. Troitzky. - l . C7R ! , DlAR + ; 2. R2R, D x C; 3.


D3AR + , R5D ; 4. D3D + , R4A; 5. D3TD + ganando la dama. Si 2 . . . . ,
R5D, entonces 3. C6A + , R5R ; 4. D3D + , R5A ; 5. D3AR + , etcétera.
Diag. 1 6 2 : L. Kubbel. - l. C3R + , R6C ; 2. D4C + , R7A ; 3. D4AR + ,
R7R; 4. Dl A + , R7D ( a 4 . . . . , R x C sigue 5 . D l R + ) ; 5. D l D + , R6A ;
6. D2A + , R5C ( claro está que no se puede 6 . . . . , R5D a causa de
7. C5A + , etc. ) ; 7. D2CD + ! ( j ugada introductoria de un brillante fi­
nal ; la victoria se iría de las manos tras 7. D2D + , R4C! ; 8. D2R + ,
C6D! y el negro se salva ) , C6C ( forzado, ya que a 7 . . . . , R4T sigue
8. C4A + con mate) ; 8. D3T + ! ! , R X D ; 9. C2A mate.
Diag. 1 6 3 : A. Troitzky. - l . D7T+ , R3R; 2. ASA + ! (es importan­
te que este alfil participe en la lucha ; las negras no pueden captu­
rarlo : 2 . . . . , D x A ; 3. D3T+ seguido de 4. D x D) , R3A ; 3. D8T + ,
R4C! ; 4. D7C + , R5A ( a 4 . . . . , R4T sigue 5. A4C + , R5T; 6. A5A con
mate inevitable) ; 5. R2A ! , D x A ( forzado en vista de la amenaza 6.
D6A + ) ; 6. D3C + , R5R; 7. D x PA + , R4R! ( en caso de 7 . . . . , R5D
decide 8. D3R + , R X P ; 9. Dl A + , etc. : ¡de nuevo la geometría ! ) ; 8.
D3A + ! , R5A ; 9. D3CR + , R5R ; 1 0 . D3R + , R4A ; 1 1 . D3TR + . ¡Las
blancas logran por fin capturar la dama enemiga gracias a un moti­
vo geométrico!
Diag. 1 64 : Larsen-Lombardy. - l . P6T!, A x P; 2. A x PR! ( des­
clavándose con ganancia de tiempo) , T x T; 3. A x PAR + , A2C ; 4.
T x A, T3D; 5. T x A + , R l C ; 6. T7CR + , R l A ; 7 . T x P! , T x A ; 8. TST +
seguido de 9. T x T.
Diag. 1 6 5 : Doooer-DuksteiA. - Jugando l . P7C las blancas po­
dían, es cierto, ganar la calidad después de l . . . . , T2 X A ; 2. P, x T = D + ,
T x D, pero el alfil centralizado de las negras y su superioridad de
peones en el flanco de dama dej aban al segundo jugador con amplí­
sima compensación por su pequeña desventaj a de material. El blan-

1 34
co, sin ·embargo, encontró un camino más seguro para ganar, digno
de una composición artística : l. T x A!, T2 x A; 2. T8D + !! (no repor­
taba nada 2. P x T? , P x T; 3. TlAD, RIA) , T x T ; 3. P X T, Tl AD ; 4.
TlD!, abandonan.
Diag. 1 66 : L. Kubbel. - l. D4C + , RlC; 2. C7D + , A x C ; 3. P x A,
T8A + ; 4. R2C ( las blancas capturarán la torre en la casilla 2AD
para acercarse al punto 3D) , T7 A + ; 5. R x T, D3AD + ; 6. R3D, D x T ;
7. D x P + , R2C ; 8. D7A ! ! ( sólo ahora aparece lo profundo de la de­
cisión de las blancas de no tomar la torre enemiga en l AD ; de ha­
berlo hecho así, el negro podría salvarse dando j aque en 7CR) ,
D x D ; 9. P8D = C + !
Diag. 1 6 7 : K. Traxler y F. Dedrle. l . T2T + ! , R X T ; 2. A x P + ! ,
-

D x A ; 3. P8C = A ! ! , T x C ¡ahogado!
Diag. 1 6 8 : F. Lazard. - l . P7D, A3T! ( amenazando mate en una
jugada ) ; 2. ASA ! , A5A; 3. A6D!, Ax A ( de otro modo las blancas
continúan su persecución «perpetua» ) ; 4. P8D = T! ! (en caso de 4.
P8D = D ? decide 4 . . . . , A5A; a cualquier jugada de la dama, el rey
negro se retira con j aque, y después de 6. D X A, R X D las negras ga­
nan fácilmente) , A5A (a 4 . . . . , A x P sigue 5. T3D + , R x T y tablas
por ahogado ) ; 5. T2D, A4C ! ; 6. T5D, R5A ; 7. T2D!, A3T; 8. T6D, R4C ;
9. T2D, tablas. Tan pronto como el rey negro se retire de la diagonal
del alfil, el blanco queda ahogado.

Métodos de autodefeQsa

Diag. 1 8 1 : Zost-Kruger. - A veces. nos olvidamos de que, a di­


ferencia del juego de damas, en el aj edrez no es obligatorio captu­
rar una pieza amenazada. Así, en esta posición, las negras pensaban,
tras la captura automática l. R X T, apoderarse de la iniciativa me­
diante l. . . . , D3T + . Pero la continuación de las blancas no fue como
creían : l. D5D + , RIA; 2. D5A + ! , RlC; 3 . D8AD + , D l A ; 4. A7A + ! ,
R x A ; 5. D6R mate.
Diag. 1 8 2 : Verkhovski-Petrosian. - l. . . . , T7A! ! ; 2. DlT + , RlC;
3. D8TD + , R2T y las blancas tuvieron que conformarse con tablas
por j aque perpetuo. En efecto, si capturan la torre (2. T X T) podría
seguir 2 . . . . , D5C + ; 3. D2C, DX T + ; 4. R2T, A4R + ; 5. R3T, D4T mate,
o bien �- T2CR, D X Tl + ; 4. R2T, A4R + ; 5. T3C, D8R, etcétera.
(. Diag. 1 8 3 : , A. Gurvich.- l . P6C + , R2C ; 2. A4A!, D x A ; 3. T x P + ,
C x T; 4 . P8T = A + ! ( si 4. P8T = D + sigue 4 . . . . , RIA; 5 . D7C + , RlD
y las negras ganan ) , RIA; 5. P7C + , ¡tablas! El alfil está «empare­
dado».
Diag. 1 84 : G. Kasparian. - Es difícil imaginar que aquí se escon­
da una idea de tablas por ahogado. l. C3R! ( sería malo l. R4C a
.causa de l . . . . , T6D ; 2. C4A, T5D! ) , T7T! ; 2. R4C, P6T; 3. R3C, T7CD ! ;
4. C4C (es débil 4. C l A debido a 4 . . . . , T8C; 5 . C2T, T6 C + ) , T 6 C + ;
5. R2 T, R2A! ; 6. C2A (una falsa pista sería 6. C5R, R3D! ; 7. C7A + ,

135
R3R! ; 8. C5C + , R4A ; 9. C x P, R5C ; 1 0 . C2A + , R6A ; 1 1 . C3T, T7C + ;
1 2 . RlC o RlT, R6C y las negras ganan ) , T7C; 7. RlC, P7T+ ; 8. RlT,
Tx C ¡ abogado!

Diag. 1 85 : Nagyi-Eliskases. - l. . . . , A6TR! ; 2 . C lR, A x P! ; 3.


C X A, T x C + ! ; 4. R X T, TI C + ; 5. RlT, C6C + ! ; 6. RlC, C x T+ ; 7.
R x C, D6T+ ; 8. R2R, T7C + ; 9. A2AR, A4A ; 10. Abandonan.

Diag. 1 86 : H. Matison y K. Betinsb. l. A4A + ! , R2C ; 2.


-

P8T = D + ! , R x D ; 3. R8A, A4D; 4. C7A + , A x e ; 5. A5R + ! , T x A ; 6.


Px A. Pese a que les toca j ugar a las negras, no pueden evitar las
tablas por ahogado o de otra manera ( 6 . . . . , TlR + ; 7. P X T = D , et­
cétera) .

Diag. 1 8 7 : A. Gurvicb.- l . C6R! (no sirve l . C5R + , R X C; 2 . C3D


a causa de 2 . . . . , P4C ! ) , P7C ; 2 . C6T + , R3A; 3. C4C + , R4A ; 4. C3R + ,
R4R! ( 4 . . . . , R5R; 5 . CID! con tablas ) ; 5 . C4C + , R5R! ; 6 . C2A + , R4A ;
7. P4R + ! , P x P; 8. CID! ! , P8C = D. No se ha podido impedir la pro­
moción de este peÓn, pero las blancas se salvan dando j aque perpe­
tuo : 9. C3R + , R3A ; 10. C4C+ , R2A ; 1 1 . C6T + , R3A; 1 2 . C4C + , R4A ;
1 3 . C3R + , R4R ; 14. C4C + , R4D ; 1 5 . C3R + , etcétera.

Diag. 188: G. Kasparian. - l . D7T + , R4C; 2. T5D + ! (pierde 2.


D8C + ? , R3T! ; 3. T3TR + , T5T; 4. T x T + , D x T; 5 . D8TR + , R4C ; 6.
D5R + , R3C ; 7. D8R + , R2C ; 8. D7D + , R3T; 9. D2D+ , D4C, o 5.
D8AR + , R4C ; 6. D5AD + , R3C; 7. D2AD + , R3T; 8 . D2D + , D4C ) , R5 C ;
3. D5T + , R 5 A ( 3 . . . . , R6C ; 4. T3D + con tablas) ; 4. D2T+ , R5R; 5.
T5R+ !!, Dx T. A pesar de la enorme ventaj a material del adversario,
las blancas consiguen dar j aque perpetuo : 6. D2R+ , R5D; 7. D2CD + ,
R4D ; 8. D5C + , R3D ; 9. D8C + , R3R; 1 0 . D8R + , R3A ; 1 1 . D8TR + ,
R4A ; 1 2 . D5T+ , R5A ; 13. D2T + , R5R ; 14. D2R + , R5D; 15. D2CD + ,
R6D; 1 6 . D2AD + , etcétera.
Queda por examinar la variante que hubiera seguido tras l. . . . ,
D3T (en vez de l . . . . , R4C) . El propio autor da esta solución : 2. T5D + ,
R5T; 3. D7R + , R6T! ( o 3 . . . . , D3AR; 4. DlR + , R5C; 5 . DlC + , R5A ;
6. DlA + ! con tablas) ; 4. T3D + , R5C ; 5. D2R + , R4A ; 6. T3AR + , R3C
(6 . . . . , T5AR; 7. T x T + , R x T; 8. D4A + con j aque perpetuo por la
diagonal 1AR-5CD) ; 7. D8R + , R4C ; 8. D5R + , tablas.
En caso de 5. . . . , R5T (en vez de la examinada 5. . . . , R4A) sigue
6. D2AR + , R4C; 7. T3CR + , T5CR; 8. T X T + , R X T; 9. D2R + , etc.
Y por último, si 5 . . . . , R4C, lleva a tablas 6. T3CR + , R4A ; 7. T3AR + ,
R3C ; 8. D8R + , etcétera.
Tantos j aques, claro está, son aptos para dar dolor de cabeza, pero
sigo creyendo que una tentativa seria de resolver este final, aunque
sea parcialmente, constituye un magnífico entrenamiento con vistas
a desarrollar la técnica del cálculo.

1 36
A la caza del rey

Diag. 2 0 0 : Steinitz-Bardeleben. - l. C5C + , RIR; 2. T x C+ ! , RIA


( si 2 . . . . , D x T, gana sencillamente 3. T x T + , etc. , y en caso de 2 . . . . ,
R X T sigue 3. Tl R + , R3D ; 4. D4C + , R2A ; 5. C6R + , R I C ; 6. D4AR + ) ;
3. T7AR + , R I C ; 4. T7C + ! , R I T ( 4 . . . . • RIA; 5. C x P + ) ; 5. T x P + ,
R I C ; 6 . T7C + ! , R I T ; 7 . D4T + , R x T; 8 . D7T + , RIA; 9 . D8T + , R2R ;
I O . D7C + , RlR; 1 1 . D8C + , R2R ; I 2 . D7A + , RID; I3. D8A + , D I R ; I4.
C7 A + , R2D ; I 5 . D6D mate.
Diag. 2 0 I : Kopylov-Timofeev. - l. T x P! , T x T ( las negras po­
dían ofrecer una resistencia más tenaz por medio de l . . . . , C5A) ; 2 .
C x T, R x C ; 3. D x P + , RIA; 4. C4T! , C 5 A ( n o e s posible 4 . . . . , A x C
a causa de 5. A4C + , etc. ) ; 5. A x P + ! , RIR (también es malo 5 . . . . ,
R x A ; 6. C5A + , etc. ) ; 6. D4C, R2A ; 7. D x C+ , R x A ; 8. T x A + ! , aban­
ldonan. Después de 8 . . . . , D x T; 9. C5A + , las negras no tienen re­
lmedio.
Diag. 202 : Goncharov-Strazduns. - l. P6C ! , PT x P; 2. C x PR! ,
IP x C; 3. A x P + , RI T ( en caso de 3 . . . . , T2A se dej aría sentir la im­
iportancia de la columna abierta CR : 4. C5D, DID; 5. T x P, C3-4R ; 6.
T x P + , R x T; 7. T I C + , etc. ) ; 4. T x PC, T2A ; 5. D5T+ , R I C ; 6.
T X PC + ! ( ¡elegante remate de la combinación ! ) , abandonan.
Diag. 203: Alekhine-Mindeno. - l. C5R! ( desviando el PD ene­
migo de la casilla donde se encuentra, para que no entorpezca lo que
sigue) , P x C; 2. P6C ! , D x PC ; 3. D4A + , D2A ; 4. T8T mate.
Diag. 204 : Alekhine-Supico. - l . D6C ! ! , PA x D ( a l . . . . , TIC si­
gue 2. D x PT + ! , R );< D ; 3. T3T mate) ; 2. C7 X P + , P x C ; 3. T3T + ,
D5T; 4. T X D mate.
Diag. 205 : Katalymov-Mnatzakaniao. - l. T7D! , A x T; 2. A6T
( si el alfil negro estuviera en 3R, esta jugada no sería ahora posible
a causa de 2 . . . . , T X A ; 3. D8A + , AIC) , P x A ; 3. D x T + , R I C ; 4.
D7A + y D8A mate.
Diag. 206 : Stefanov-Andreev. - l. . . . , D x P+ ! ! (principio de una
fantástica persecución para obtener la «cabeza» del rey blanco ) ; 2.
R X D, A6D + ; 3 . R3C, P5A + ; 4. R4C, C3T + ; 5 . R5C (a 5. R4T se­
guiría 5 . . . . , C4A + ; 6. R5C, TRI C + ; 7. R6A, T3T + ; 8. R7A, T2C + ;
9. R8A, TIT mate) , TRI C + ; 6. R6A, TIAD + ; 7. R7C ( otras varian­
tes de interés son : 7. R5C, C2A + ; 8. R4C, TR I C mate ; 8. R6C, A5D + ;
9. R7C, TD I C + ; I O . R6A, C3R + ; I l . R7D, T2A ypate, 8. R6A, C3R + ;
9. R7C, TRIC + ; I O. R6A, T3T+ ; 1 1 . R7D, TlD + ; I2. R X P, T2T mate)
T2A + ! ; 8. R x T, A5D! ! ; 9. Abandonan.
Diag. 207 : Westler-Kreichik. - l. . . . , T x C + ; 2. R x T, TST+ ! ;
3 . R x T, D4T+ ( gra:cias al sacrificio de las dos torres, la dama ne­
gra consigue penetrar en la posición del rey enemigo con ganancia
de tiempo ) ; 4. R l C, D7T + ; 5 . RIA, D8T+ ; 6. R2D, D X P + ; 7. R3D,
D7AD + ; 8. R4D, D5A + ; 9. R5R, D4D + ; IO. R6A, D2A + ! ; I l . R5R,
D4A + ; I2. R4D, P4A + ; I3. R3A, D7A mate. ¡Cuesta creer que esto
sucedió en una auténtica partida!

I37
¡Hacia nuevos encuentros!

Diag. 2 I 3 : Polugajevski-Sziladyi. - l . TIC + , R3T; 2. ASA + !


( desviando la torre negra de la columna D ) , T x A ; 3. T3D ! y no hay
defensa contra el mate temático 4. T3T mate.
Diag. 2 I 4 : Chernikov-Izerbaev. l. D7T + , RIA (a l. . . . , R2A
sigue 2. T3-3TD ! ) ; 2. D X C + ! , A X D; 3. T X A + , R2C y, después de la
-

j ugada «tranquila» 4. T3-3TD, el mate es inevitable.


Diag. 2 I 5 : Meier-Bausmann. -l. . . . , D x P! ; 2. D X D (forzado,
ya que no se puede dej ar la dama negra en 5D debido a la amenaza
mortal de j aque a la descubierta ) , T7C + ; 3. RIT, T x PT + ; 4. RIC,
T7C-7C mate.
Diag. 2 I 6 : Spielmann-Landau. - l. C6C + , P X C ; 2. D4C + , RIT;
3. R2C, abandonan. Las negras no pueden evitar 4. TI T mate.
Diag. 2 I 7 : Spielmann-Benlinger. - l. C7R + ! ( ¡despeje de casi­
lla! ) , D x C ; 2. D x PT + , R X D ; 3. T5T + , R l C ; 4. T8T mate.
Diag. 2 I 8 : Aficionado-Stoner. -l . . . . , T x P + ! ; 2. A x T, C6C + ;
3. A x C, DIT + ; 4. A2T, D x A + ; 5. R X D, T l T + ; 6. Abandonan. ¡Bri­
llan te final !
Diag. 2 1 9 : Elert-Boll. l. . . . , C5C ! ; 2. P x C , D7T+ ! ; 3. R x D,
-

A 7 A + ; 4. Abandonan.
Diag. 220 : A. Konstaotioopolski, ejemplo escolar. - l. . . . , TSR + ! ;
2 . T x T, D x P + ! ; 3 . R x D, C5D + ; 4 . R l C ( aquí se ve el significado
de la primera j ugada de las negras : ahora no sirve 4. RlD, ya que
las blancas recibirían mate mediante 4 . . . ., C x P mate, cosa que no
habría sucedido de estar libre la casilla IR) , C6AD + ! ( forzando la
apertura de la columna CD, pues en caso de 5. RI T seguiría 5. . . . ,
C7A mate) ; 5. P x C, T I C + ; 6. R l T, C7A mate.
Diag. 22 I : Furman-Klovan. l . . . ., C6A ! ; 2. P3C (no es posible,
-

claro está , 2. P x C ? a causa de 2 . . . ., T3T, etc. ) , T3T ; 3. P3T, T x P + ! ;


4 . A x T, D3T ; 5 . Abandonan.
Diag. 222 : Levitzki-Marshall. - l. . . ., D6CR! ! «La jugada más
bella de mi vida», comentaba posteriormente Frank Marshall. Las
blancas se rindieron aquí. En efecto, si 2 . PT x D, sigue 2 . . . . , C7R
mate. Tampoco sirve 2. PA X D debido a 2 . . . ., C7R + seguido de 3 . . . . ,
T x T mate. Y en caso de 2 . D x D, C7R + ; 3 . RIT, C x D + ; 4 . RlC, las
negras, retirando la torre amenazada mediante 4 . . . ., C7R + , quedan
con ventaj a decisiva de material.
Diag. 223 : Polvin-Kreichik. -l. . . . , D X PT + ; 2. R x D, C5C + ; 3.
R I T, T6TR + ; 4. P x T, T7TR mate.
Diag. 224 : Gheorgiu-Díez del Corral. - l. . . . , D x T + ; 2. R x D,
T x A + ; 3. RIC ( o 3. RlR, T x PC ; 4. RlA, T7T-7A + ; 5. RlR, A7D + ) ,
T x PC + ; 4 . RlT, T7C-7R! ; 5. Abandonan.
Diag. 225 : Martinyak-Dobos. - l . . . . , C7A + ; 2. T x C, A5D ! ; 3.
Abandonan. No se puede tomar el alfil a causa de 3 . . ., TSR + , etc., .

138
y si la dama se retira, las negras ganan la calidad después de 2. . . . ,
A x A.

Diag. 226 : Taimanov-Kuzminykh. - l . C6C, C2T; 2. T X A, P x T ;


3. D x T + ! , D X D ; 4. A X P mate.

Diag. 2 2 7 : Klemens-Eisenschmidt. l . A3T! (defendiendo la TR


-

con ganancia de tiempo) , D x A ; 2. D6R, C l D ; 3. D7A + ! ! , C x D ; 4.


C6R mate.

139
COLECCION ESCAQUES·

1 Finales de peones. - l . Maize l i s .


2 Finales de alfil y de caballo. - Y. Averbach.
3 Teoría de finales de to rre . - Lowenfish y Smyslov.
4 Teoría de aperturas, tomo 1 : Abiertas. - V . N. Panov.
5 Teoría de aperturas, tomo 11: Cerradas. - V . N. Panov.
6 Defensa india de rey. - P. Cherta .
7 Táctica moderna en ajedrez, tomo l. - L. Pachman .
8 Táctica modern11 en aJedrez, tomo 1 1 . - L. Pachman.
9 Estrategia moderna en aJedrez. - Ludek Pachma n .
10 La trampa e n la apertura. - B . Wei nste i n .
11 Aperturas abiertas. - L. Pachman.
12 Aperturas semiablertas. - L . Pachman .
13 Gambito de dama. - Ludek Pachman.
14 Aperturas cerradas. - Ludek Pachman.
15 El arte del sacrificio en ajedrez. - R . Spielmann.
16 Cómo debe jugarse la apertura. - A. Sueti n .
17 Teoría d e los finales d e partida. - Y . Averbach .
18 El arte de la defensa. - l l i a Kan .
19 Táctica del medio juego. - 1 . Bondarewsky.
20 La estructura de peones centrales. - B. Persits.
21 La perfección en el ajedrez. - Fred R e i nfe l d .
22 El gambito d e rey. - Paul Kere s .
23 Lecturas d e ajedrez. - Yurl Averbach .
24 200 celadas de apertura. - E m i l Gelencze i .
25 Defensa siciliana. Variante Najdorf. - P. Cherta.
26 Ajedrez de entrenaml•nto. - A . Koblenz.
27 Jaque mate. - Kurt R ichter.
28 Combinaciones en el medio juego. - P. A. Romanowsky.
29 La defensa Pire. - G. Frldshte i n .
30 El sentido común e n ajedrez. - E. Lasker.
31 Ajedrez elemental . - V. N . Panov.
32 La defensa catalana. - Neustadt.
33 El ataque '!/ la defensa. - Hans M ü l l er.
34 Defensa slclllana. Variante Paulsen. - P . Cherta.
35 La p s icol og í a en ajedrez. - Krog i u s .
36 El arte d e l análisis. - P a u l K e re s .
37 Bobby Físcher. - P a b l o M o rá n .
38 Parti d a s decisivas. - L . Pac h m a n .
39 200 partidas abiertas. - D . Bronste i n .
40 E l match del siglo: Fischer-Spassky. - L . Pach m a n .
41 A B C d e las aperturas. - V . N . Panov.
42 La batalla de las ideas en ajedrez. - A . S a i d y .
43 Ataques al r e y . - B . F . Baranov.
44 Capablanca. - V . N. Panov.
45 Los n i ños prodigios del ajedrez. - P . M o rá n .
46 Tablas. - L . V e rjovs k y .
47 Leyes fundamentales del ajedrez. - l. K a n .
48 Ajedrez y matemáticas. - Fabe l . Bonsdo rff y R i i h i m a a .
49 El laboratorio d e l ajedrecista. - A . S u et i n .
50 Cómo piensan l o s g ra nde s maestros. - P . Schmidt.
51 Defensa S i c i l iana. Variante del Drag ó n . - E . G u f e l d y E . Lazarev.
52 Psi�olog ía del j ugador de ajed rez. - Reuben F i n e .
53 Los campeonatos del mundo. De Ste i n itz a A l e k h i n e . - P. M o r á n .
54 Los campeonatos d e l mundo. De Botvi n n i k a F i scher. - G l i g o r i c y
Wade.
55 Viaje a l r e i n o d e l ajedrez. - A v e r b a c h y Be i l i n .
56 Ana t o l i Karpov. - A n g e l M a rt í n .
57 Alekhine. Kotov .
58 300 M i niaturas. - R o i z m a n .
-

59 Errores típicos. Pe r s i t s y V o r o n k o v .
60
-

La defensa Alekhirie. - E a l e s y W i l l i a m s .
61 F i nales a rt í sticos. K a s pa r i a n .
62
-

D i cc i onario d e ajedrez. - R a m ó n I b e r o .
63 Curso d e aperturas. Abiertas. - Panov y Estrin.
64 Curso de aperturas. Semlablertas. - Panov y Estr l n .
65 Curso de aperturas. Cerradas. - Panov y Estri n.
66 Defensa slclllana. Variante Schevenlngen. - A. N i klti n .
67 Práctica de las aperturas. - L. Pachma n .
68 Práctica del medio juego. - L. Pachma n .
69 Práctica de los finales. - L. Pachma n .
70 Ajedrez y computadoras. - Pachman y Kühnmund

71 Técnicas de ataq ue en ajed rez . - R. Edwards


72 El contraataq ue en ajedrez. - Damski
COLECCl,ó N ESCAQU ES

AJ E D R EZ V COM PUTADORAS
Pacbman Kühnmund

Un panorama completo sobre las mo­


dernas computadoras ajedrecísticas y
su evolución futura. I lustrado con fo.
tografías y diagramas.

EL CONTRAATAQUE EN AJ E D R EZ
Damski

El arma principal de las piezas negras


es el contraataque . Con excelentes
ejemplos y ejercicios prácticos esta
obra estudia las circunstancias en que
el contraataque resulta posible y los
métodos para determinarlo.

TÉCNICAS DE ATAQU E EN AJE D R EZ


Raymond Edwards

Ternas tácticos como la clavada, el ja­


que a la descubierta, la pieza « recar­
gada » o la desviación, se combinan
con sutilezas técnicas sobre la caza
del rey , el sacrificio del alfil en 7TR
o las series de mates en la octava
línea .

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