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Hora Santa de Pentecostés (1)

Exposición con el Santísimo Sacramento

Celebrante: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

R. Amén.

Celebrante: El Señor este con Ustedes.

R. Y con tu Espíritu.

Monición Introductoria

Monitor: En este día, oremos confiadamente al Señor por todas las vocaciones laicales, religiosas y
sacerdotales para agradecer por todos los dones que hemos recibido por parte del Espíritu Santo y
pedir así ser templos vivos en nuestras comunidades.

Oración Colecta

Celebrante: Oremos. Dios nuestro que por el Misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia
extendida por todas las naciones. Concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y
continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor de la primitiva Iglesia. Por Nuestro Señor
Jesucristo…

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura

Del Apóstol San Pablo a los Corintios

Hermanos nadie puede llamar a Jesús “Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay
diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo.
Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se
manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo.
Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en el
mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.
Palabra de Dios.

R. Te Alabamos Señor.

Salmo Responsorial (Del Salmo 103)

Salmista: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Salmista: Bendice al Señor, alma mía;

Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza.

¡Que numerosas son tus obras, Señor!


La tierra está llena de tus criaturas.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Salmista: Si retiras tu aliento,

toda criatura muere y vuelve al polvo;

pero envías tu espíritu, que da vida,

y renuevas el aspecto de la tierra.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Salmista: Que Dios sea glorificado para siempre

y se goce en sus criaturas.

Ojalá que le agraden mis palabras

y yo me alegraré en el Señor.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

S. Aleluya, Aleluya.

T: Aleluya, Aleluya.

Salmista: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu
amor.

T. Aleluya, Aleluya.

Del Santo Evangelio según San Juan (14, 15-16. 23-26)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le
rogaré al Padre y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de
verdad. El que ama, cumplirá mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él
nuestra morada. El que no me ama, no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es
mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el
Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas
y les recordará todo cuanto yo les he dicho”. Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión. Meditación Personal

Silencio

Himno al Espíritu Santo

Veni Creator Spiritus

Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles llena de la divina gracia los corazones que Tú
mismo has creado.

Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del
Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo
auxilio, fortalece nuestra frágil carne.

Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz, siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo
lo que es nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos
en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos, y al Espíritu Consolador, por los
siglos infinitos. Amén.

La Palabra se hace Oración

Celebrante: Oremos, hermanos al Padre por mediación de su Hijo Jesucristo, que nos envía al
Espíritu Santo para confirmar y acrecentar la renovación Pascual de su Iglesia.

Monitor: Por la Santa Iglesia de Dios: Para que, llena de los dones del Espíritu, sea congregada en
la unidad. Oremos.

Pueblo: Padre, Escúchanos.

Por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI., por nuestro Obispo Norberto Cardenal, por todos
los sacerdotes: Para que les conceda en abundancia el Espíritu de sabiduría y santidad. Oremos.

Pueblo: Padre, Escúchanos.

Por todos los que trabajan por la paz y la concordia entre los pueblos: Para que logren reunir a los
hombres en el amor. Oremos.

Pueblo: Padre, Escúchanos.


Por los que son víctimas de la debilidad humana, de los extravíos de su propio Espíritu o de los
errores del mundo: Para que el Espíritu del Señor los lleve por las sendas del bien y de la verdad.
Oremos.

Pueblo: Padre, Escúchanos.

Por el pueblo de Dios aquí reunido, por los fieles de la comunidad y de nuestra parroquia; para
que la fuerza del Espíritu nos haga crecer a todos en la fe y en la unidad. Oremos.

Pueblo: Padre, Escúchanos.

Celebrante: Todos decimos la Oración por las Vocaciones

!Oh, Jesús Pastor eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu
grey amada. Señor, gemimos en la orfandad. Danos vocaciones. Danos sacerdotes y religiosos
santos. Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y santa Madre. ¡Oh
Jesús, danos sacerdotes y religiosos según tu corazón!

Jesús por las vocaciones

Señor Jesús, que has llamado a quienes has querido, llama a muchos jóvenes a trabajar por Ti, a
trabajar contigo.

Tú, que has iluminado con tu Palabra a los que has llamado ilumínalos con el don de la fe en Ti.

Tú que los has sostenido en las dificultades, ayúdales a vencer las dificultades de jóvenes de hoy.

Y si llamas a alguno de ellos para consagrarlo todo a Ti, que tu amor aliente esta vocación desde el
comienzo, y la haga crecer y perseverar hasta el fin.

Así sea.

Celebrante: El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se
nos ha dado; digamos con fe y Esperanza. Padre nuestro…

Canto para antes de la Bendición: "Altísimo Señor"

Altísimo Señor (1)

Altísimo Señor, que supiste juntar a un tiempo en el altar ser Cordero y Pastor, quisiera con fervor
amar y recibir a quien por mí quiso morir.

Cordero divinal por nuestro sumo bien, inmolado en Salén, en tu puro raudal de gracias celestial,
lava mi corazón, que el fiel te rinde adoración.

Suavísimo maná, que sabe a dulce miel, ven y del mundo vil nada me gustará.

Ven y se trocará del destierro cruel con tu dulzura la amarga hiel.

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Y DESPEDIDA

Bendición con el Santísimo Sacramento


V./ Les diste el pan del cielo …
R./ que contiene en sí toda delicia.
V./ Oremos: ¡Oh Señor!, que nos dejaste en este Sacramento admirable el memorial de tu Pasión,
concede a cuantos veneramos los sagrados ministerios de tu Cuerpo y de tu Sangre, recibir
abundantemente los frutos de tu redención, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R./ Amén.
(Después de dar la bendición y hecha una genuflexión).
(de rodillas)
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo Verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosita Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendito sea la gran Madre de Dios María Santísima.
Bendita sea su Gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendita sea San José su Castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y Santos.
Amén.

Canto final: “Espíritu Santo, Ven, ven”

Espíritu Santo ven ven, Espíritu Santo ven ven,


Espíritu Santo ven ven, En el nombre del Señor.
Espíritu Santo ven ven, Espíritu Santo ven ven,
Espíritu Santo ven ven, En el nombre del Señor.

Acompáñame ilumíname, toda la vida.


Acompáñame ilumíname, Espíritu Santo, ven ven.

Alcemos los brazos al cielo


Alcemos los brazos al cielo
Y démosle a Dios
su paz su gracia y su perdón
Y démosle a Dios
su paz su gracia y su perdón.

Espíritu Santo ven ven,


Espíritu Santo ven ven,
Espíritu Santo ven ven,
En el nombre del Señor.
«VEN ESPÍRITU A RENOVAR LA FAZ DE LA TIERRA»... HORA SANTA 11 en torno a Pentecostés

Canto de entrada:

Espíritu Santo ven aquí,

Espíritu Santo ven a mí;

quiero vivir, quiero ser feliz,

con tu poder dentro de mí./ (bis).

Ahora sé lo que es vivir;

puedo reír, puedo cantar.

Ahora sé que yo puedo amar

con tu poder dentro de mí.

Hermano ¿quieres vivir

la gloria del Señor?

escucha pues, esta bendición,

que será tu salvación.

Levanta tus brazos,

cierra ya los ojos;

alégrate, hermano

llénate de gozo.

Ministro: Adoremos y demos gracias en cada momento

Todos: al Santísimo Sacramento

Ministro: Dios nuestro que por el Misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por
todas las naciones. Concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continua realizando
entre los fieles la unidad y el amor al que nos invita tu Hijo Jesús presente en esta Hosta Santa. Por
Nuestro Señor Jesucristo…
Lector 1: Ante Jesús Eucaristía Honremos al Espíritu Santo y adoremos al amor sustancial que
procede del Padre y del Hijo y los une en una Caridad infinita y eterna. Ven, Espíritu Santo, llena
los corazones de tus fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Lector 2: Ante Jesús Eucaristía Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque
hizo Inmaculada a María en su Concepción y la santificó con la plenitud de su gracia. Ven, Espíritu
Santo, llena los corazones de tus fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Lector 1: Ante Jesús EucaristíaHonremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo
a la Santísima Virgen, Madre del Verbo divino en el Misterio de la Encarnación. Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Lector 2: Ante Jesús Eucaristía Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque dio
la vida a la Iglesia en el día glorioso de Pentecostés. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Lector 1: Ante Jesús EucaristíaHonremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque
reside de una manera permanente en la Iglesia y la asiste, según la promesa divina, hasta la
consumación de los siglos. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Lector 2: Ante Jesús EucaristíaHonremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque
creó en la Iglesia al nuevo Cristo, que es el sacerdote, y confirió la plenitud del sacerdocio a los
Obispos. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Lector 3: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle en la virtud heroica de los santos
en la Iglesia, obra secreta y maravillosa del “Santificador Omnipotente”. Ven, Espíritu Santo, llena
los corazones de tus fieles.

Todos: Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Ministro: Envía Señor tu Espíritu y todo será creado.

Todos: Y se renovará la faz de la tierra.

Canto de meditación:

El espíritu del Señor llenó la faz de la tierra

Aleluya aleluya aleluya.


Envíaste Señor tu espíritu y todo ha sido creado

y se ha renovado la faz de la tierra;

y se ha renovado la faz de la tierra.

El viene a dar testimonio de lo que hizo Jesús

y a confirmar toda su doctrina;

y a confirmar toda su doctrina.

Momentos de silencio.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 8, 22-27

Hermanos: Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no
sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos
interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la
redención de nuestro cuerpo. Porque ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto
de esperanza. Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza, porque, ¿cómo se puede esperar
lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no poseemos, tenemos que
esperarlo con paciencia.

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos
conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse
con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere
decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen. Palabra
de Dios.

Todos: Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial (Del Salmo 103)

Salmista: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Salmista: Bendice al Señor, alma mía;

Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza.

¡Que numerosas son tus obras, Señor!

La tierra está llena de tus criaturas.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Salmista: Si retiras tu aliento,

toda criatura muere y vuelve al polvo;


pero envías tu espíritu, que da vida,

y renuevas el aspecto de la tierra.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Salmista: Que Dios sea glorificado para siempre

y se goce en sus criaturas.

Ojalá que le agraden mis palabras

y yo me alegraré en el Señor.

Todos: Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra.

Canto del Aleluya:

Canta aleluya al Señor,

canta aleluya al Señor.

Canta aleluya,

canta aleluya

canta aleluya al Señor. (2)

Lectura del santo Evangelio según san Juan: 7, 37-39

El último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó Jesús en voz alta: “El que tenga sed,
que venga a mí; y beba, aquel que cree en mí. Como dice la Escritura: Del corazón del que cree en
mí brotarán ríos de agua viva”.

Al decir esto, se refería al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no
había venido el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Momentos de silencio.

Oración de súplica:

Ministro: Oremos ahora a Dios Padre que envío al Espíritu Santo para que llegáramos al
conocimiento de la verdad plena y para que en su nombre condujera a la Iglesia que Cristo fundó y
digámosle:
R. Ante Jesús Eucaristía, te pedimos, Padre, el Don del Espíritu Santo.

Lector: Para que se renueve la faz de la tierra, oremos. R.

Lector: Para que en Cristo alcancemos la verdad plena, oremos. R.

Lector: Para que lleguemos a la unidad tan querida por Cristo, oremos. R.

Lector: Para que seamos movidos a una auténtica y decidida acción evangélica, oremos. R.

Lector: Para que nuestras eucaristías sean fuente, cumbre y misión de toda nuestra vida, oremos.
R.

Lector: Para que no pongamos resistencia a la gracia de Dios, oremos. R.

Lector: Para que podamos cumplir con la voluntad del Padre, oremos. R.

Lector: Para que un día todos lleguemos a gozar de la presencia de Dios en el cielo, oremos. R.

Ministro: Padre, tú lo sabes todo, tu sabes que te amamos, pero que necesitamos de tu gracia,
como necesitamos del aire para poder vivir, concédenos lo mismo que amas en tu Hijo Jesucristo
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Momentos de silencio.

Canto de meditación:

Espíritu de Dios llena mi vida,

llena mi alma, llena mi ser. (Bis)

Ven lléname

con tu presencia lléname,

con tu poder lléname,

con tu bondad. (Bis)

Hoy Dios ya vive en mi,

Vivo con calma,

vivo con rumbo vivo con luz. (Bis)

Oh Cristo acéptame,

como un apóstol

Yo viviré con tu amor. (Bis)


Lector 1: Las palabras de Cristo a lo largo de todos los siglos han suscitado en muchos de quienes
las escuchan y las practican grandes e innumerables convicciones de seguirle. Ellos han sido y son
‘ejemplos’ de la acción del Espíritu Santo a quien han dejado actuar en sus vidas que incluso hoy
nos interpelan y nos fascinan: el beato Miguel Agustín Pro, el beato Juan Pablo II, el beato
Anacleto González, la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, la beata Teresa de
Calcuta y tantos otros. Sus vidas y sus obras nos han demostrado según su época, que han dejado
actuar al Espíritu prometido por Jesús: ¿Cómo dejaron actual al Espíritu? Cada uno creyó y vivió
cuanto Jesús predicó, porque en sus palabras, movidos por el Espíritu Santo, encontraron la
verdad, la luz y la valentía.

Lector 2: La vocación a la santidad es tarea de todos, especialmente de cada uno de nosotros los
bautizados. Todos nosotros en nuestra vida si estamos atentos a la voz del Espíritu y al clamor de
nuestros hermanos, especialmente los más pobres, podremos realizar incluso actos heroicos que
pueden provocar en otros la conversión al Evangelio de Jesús.

Lector 1: En esta Hora Santa el gran protagonista de nuestras vidas: el Espíritu Santo, se ha ido
abriendo camino en nuestros corazones, ha ido tomando lugar en esta hora de gozo y alegría.
Hemos sido mirados por Dios desde la eternidad: Él nos amó primero, se hizo Hombre y su Espíritu
nos acompaña cada día. ¡Somos un pensamiento de Dios, un latido de su corazón! Digámosle sí a
su presencia, vivamos como hermanos, correspondamos a ese amor viviendo por la Iglesia y en la
Iglesia. Hermanos, los dones del Espíritu Santo nos deben impulsar a creer en la fuerza
transformadora que realiza Dios en nosotros si somos fieles a su Palabra.

Lector 1: Concédenos el Don de Sabiduría, que nos libre del tedio y de la insensatez.

Lector 2: Danos el Don de Entendimiento, que ahuyente de nuestras vidas las tibiezas, las dudas,
las nieblas y las desconfianzas.

Lector 1: Derrama el Don de Consejo, que nos libre de las indiscreciones e imprudencias.

Lector 2: Bendícenos con el Don de Ciencia, que nos libre de los engaños del mundo, demonio y
carne, reduciendo las cosas a su verdadero valor.

Lector 1: Danos el Don de Fortaleza, que nos libre de la debilidad y cobardía en todo caso de
conflicto.

Lector 2: Envíanos el Don de Piedad, que nos libre de la ira, del rencor, de la injusticia, de la
crueldad y de la venganza.

Lector 1: Concédenos el Don de Temor de Dios, que me libre del orgullo, vanidad, ambición y
presunción.

Canto de Meditación:

VEN A REINAR, ESPÍRITU DE AMOR,

VEN A INFLAMAR AL MUNDO PECADOR.

VEN A REINAR, ESPÍRITU DE AMOR,

¡VEN AMOR, DULCE AMOR!


A ENSEÑAR AL MUNDO EL PRECIO DEL DOLOR.

Ser de Jesús es toda mi ambición.

Úneme a Él, Espíritu Divino.

Quiero ser Cruz para atraerte a mí

y con Jesús vivir crucificado.

Quiero ser Cruz para atraerte a mí.

Padre y Señor del mísero mortal,

Consolador del alma en la aflicción.

Ven a alumbrar con dulce claridad.

Ven a reinar en este corazón (Bis).

Dulce dador de gracia divinal,

de todo bien el más hermoso Don,

llama voraz de ardiente caridad,

tengo hambre y sed de tu amorosa unión (Bis).

Canto de preparación para recibir la bendición con el Santísimo o hacer la reserva:

Bendito, bendito, bendito sea Dios

Los ángeles cantan y alaban a Dios

Los ángeles cantan y alaban a Dios

Yo creo Jesús mío que estás en el altar,

oculto en la Hostia te vengo a adorar,

oculto en la Hostia te vengo a adorar.

Por amor al hombre moriste en una cruz,

y al cáliz desciendes por nuestra salud,

y al cáliz desciendes por nuestra salud.

Ministro: Nos diste Señor, el Pan del Cielo


Todos: Que en sí contiene todas las delicias.

Oremos: Oh Dios, que bajo este admirable sacramento nos has dejado el memorial de tu pasión,
concédenos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que
experimentemos constantemente en nosotros los frutos de tu redención. Te lo pedimos a Ti que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(Si está presente el Sacerdote o el Diácono dará la bendición con el Santísimo):

LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Padre omnipotente, ten piedad de nosotros.

Jesús, Hijo eterno del Padre y Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Espíritu Santo, santifícanos.

Trinidad santísima, óyenos.

Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo. Ven a nosotros.

Promesa del Padre. Ven a nosotros.

Don de Dios Altísimo. Ven a nosotros.

Rayo de luz celeste. Ven a nosotros.

Fuente de agua viva. Ven a nosotros.

Autor de todo bien. Ven a nosotros.

Unción espiritual. Ven a nosotros.

Caridad ardiente. Ven a nosotros.

Fuego que consume. Ven a nosotros.

Espíritu de amor y de verdad. Ven a nosotros.

Espíritu de sabiduría y de entendimiento. Ven a nosotros.

Espíritu de consejo y de fortaleza. Ven a nosotros.

Espíritu de ciencia y de piedad. Ven a nosotros.

Espíritu de temor de Dios. Ven a nosotros.

Espíritu de gracia y de oración. Ven a nosotros.

Espíritu de paz y de dulzura. Ven a nosotros.


Espíritu de modestia y de inocencia. Ven a nosotros.

Espíritu consolador. Ven a nosotros.

Espíritu santificador. Ven a nosotros.

Espíritu que gobiernas la Iglesia. Ven a nosotros.

Espíritu que llenas el universo. Ven a nosotros.

Espíritu de adopción de los hijos de Dios. Ven a nosotros.

Unción espiritual. Ven a nosotros.

Caridad ardiente. Ven a nosotros.

Espíritu Santo, ven a renovar la tierra. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, inflámanos con el fuego de tu amor. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, danos el tesoro de tus gracias. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, enséñanos a orar. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, ilumínanos con tus inspiraciones. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, imprime tu ley en nuestros corazones. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, condúcenos por la vía de la salvación. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, inspíranos la práctica del bien. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, concédenos la única ciencia necesaria. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, haz que perseveremos en tu justicia. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, imprime en nosotros el horror al pecado. Te rogamos, óyenos.

Esp´ritu Santo, concédenos el mérito de todas las virtudes. Te rogamos, óyenos.

Espíritu Santo, sé Tú nuestra eterna recompensa. Te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

R. Envía a nosotros tu Espíritu.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

R. Llena nuestras almas con los dones del Espíritu Santo.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,

R. Haz que el Espíritu Santo produzca en nosotros sus frutos.


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles

R. Y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Canto final:

Espíritu Santo, ven, ven,

Espíritu Santo, ven, ven,

Espíritu Santo, ven, ven

en el nombre del Señor.

Acompáñame, ilumíname,

toda mi vida.

Acompáñame, ilumíname,

¡Espíritu Santo ven!

Santifícame, transfórmame,

Tú cada día.

Santifícame, transfórmame,

¡Espíritu Santo, ven!

Resucítame, conviérteme,

todos los días.

Glorifícame, renuévame,

¡Espíritu Santo, ven!

Acompáñame, transfórmame,

toma mi vida.

Ilumíname, condúceme,

¡Espíritu Santo ven!


VIGILIA PENTECOSTES ¿Qué es el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es Dios, es la tercera persona de
la Santísima Trinidad, uno e igual al Padre y al Hijo. No son tres dioses, sino uno sólo. Un único
Dios al que si tuviéramos que definir con una única palabra diríamos que “Dios es amor”. Así nos lo
define San Juan. Y todo ese amor que hay en el seno de la Trinidad y que une a las tres personas
divinas entre si tan íntimamente, todo ese amor se hace “don”, se dona a nosotros a través del
Espíritu Santo. Por eso en el Credo definimos el Espíritu Santo como “Señor y dador de vida”. La
vida procede del amor, y es el don primero que hace posible todo lo demás. Por eso es tan
importante el Espíritu Santo para nosotros, porque es a través de Él que recibimos todo de Dios,
todo. El Espíritu Santo es amor del que se deriva como de una fuente todos los dones que Dios da
a sus criaturas: la donación de la existencia a todas las cosas por la creación; la donación de la vida
de la gracia, que nos ha merecido Jesucristo muriendo en la Cruz, pero que llega a nosotros por el
Espíritu Santo. Por eso es tan importante hacernos amigos del Espíritu Santo, porque todo lo
recibimos a través de Él, todo lo que importa de verdad. Y la una de las gracias que podemos pedir
hoy al Espíritu Santo es que nos haga comprender cuáles son las cosas que importan de verdad. El
Espíritu Santo es tan importante para nosotros que dice San Pablo: “nadie puede decir Jesús es el
Señor sino por influjo del Espíritu Santo”, es decir, que no podemos hacer ni acto de fe si no nos
ayuda el Espíritu Santo. Pero dice más San Pablo, dice que “nadie conoce lo íntimo de Dios sino el
Esp de Dios”. Cuando tenemos necesidad de hacer una consulta sobre nuestra salud, acudimos a
un médico, cuando nos preocupa una cuestión legal, preguntamos a un abogado. Si nosotros
queremos conocer a Dios, si queremos crecer en nuestra vida espiritual, hemos de pedir ayuda al
Espíritu Santo, porque es el Espíritu Santo el que nos revela quién es Dios, quién es Jesucristo. Y
conocer a Jesucristo es fundamental para nosotros, para no equivocar nuestro camino. JX no es
algo de lo que podamos prescindir. Es el único capaz de dar sentido a mi existencia y el único
capaz de darme vida eterna. Todos sentimos nostalgia de Dios en nuestro corazón. Lo sentimos
cuando sentimos la necesidad de un amor más puro, más estable, más profundo que lo que
encontramos a nuestro alrededor. Pedirle al Espíritu Santo en esta noche que nos revele a
Jesucristo, que nos haga conocer verdaderamente a Jesucristo, que nos descubra su gran amor por
nosotros. Pedirle también al Espíritu Santo que cumpla en nosotros las promesas de Dios, que son
promesas salvadoras. En el AT, a través del profeta Ezequiel, Dios había prometido: “Os daré un
corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo, quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra y
os daré un corazón de carne”. (Ez 36, 25ss) ¿Qué es el corazón de piedra? Es el corazón
endurecido por el pecado. Pedir al Espíritu Santo que inunde nuestra alma con la lluvia de su
gracia, para que el amor de Dios pueda entrar en nosotros. En ese mismo pasaje de Ezequiel dice
también el Señor: “Os rociaré con agua pura y os purificaré de todas vuestras inmundicias y de
todos vuestros ídolos”. Hoy te pregunto: ¿Tienes ídolos que tengan atrapado tu corazón? ¿Hay
cosas en tu vida que han cogido el puesto de Dios? Pide al Espíritu Santo que te ayude a descubrir
esos ídolos, a reconocerles y arrojarles del corazón. San Pablo (Rm 8, 26) sigue diciendo: “El
Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra debilidad, porque no sabemos pedir para orar como
conviene. Porque el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables”. Y más tarde “Sabemos
que Dios ordena todas las cosas para bien de los que le aman”. Hay tanta confusión en nuestra
vida que muchas veces no sabemos qué es lo que nos conviene realmente. Pedir al Espíritu Santo
que quiera guiar vuestra vida. Relato de Pentecostés. La semana pasada fue la Ascensión.
Escuchamos el relato de cómo el Señor asciende al Cielo. Tuvo que ser una experiencia
impresionante para los apóstoles. Antes de irse les dice que no se alejen de la ciudad, que van a
recibir la promesa del Padre, recibirán la fuerza del Espíritu Santo y seréis mis testigos hasta los
confines de la tierra. En la era de la eficacia, parece que damos importancia a las cosas sólo por el
resultado que nos dan, por lo eficaces que son. Pues mirad la eficacia del Espíritu Santo. Los
apóstoles estaban con María, eso es muy importante, y dice la Escritura que “perseveraban en la
oración”. Y el día en que el pueblo judío celebraba su fiesta de Pentecostés, “se produjo de
repente un ruido en el cielo, como de viento impetuoso que pasa, que llenó toda la casa donde
estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego que se dividían y posaban sobre cada uno de
ellos. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo”. Y el fuego del amor de Dios les llenó, y de
hombres débiles y asustados, pasaron a ser testigos, y llegaron hasta los confines de la tierra.
Pedid al Espíritu Santo un nuevo Pentecostés, pedidle que se derrame de nuevo sobre el mundo.
El mundo necesita a Dios, necesita ser renovado por una nueva efusión del Espíritu Santo. ¿No ves
tanta gente triste, deprimida, jóvenes cansados de vivir, tantos hombres y mujeres tan
decepcionados de todo que llegan a acabar con sus vidas…? El mundo necesita a Dios. Los
hombres y las mujeres de nuestro mundo necesitan conocer a Dios. Pero para eso, debemos
dejarnos transformar nosotros los primeros por el fuego del Espíritu Santo, para poder ser
testigos. Uno puede decir: ¿Yo puedo ser un testigo? El Señor le dijo un día a Sta. Margarita Mª de
Alacoque: “Si crees verás el poder de mi corazón”. Cree en el poder de Dios, para cambiar tu vida y
para cambiar el mundo. En el mismo libro del profeta Ezequiel que hemos comentado antes, hay
otra imagen impresionante. El profeta ve un valle lleno de huesos. Dios le pregunta si podrán
revivir esos huesos secos. El profeta dice: “Señor, tú lo sabes”. El profeta profetizó sobre los
huesos en nombre de Yavé. Hubo un estremecimiento y los huesos comenzaron a juntarse y se
cubrieron de carne y recobraron la vida poniéndose en pie. Era una muchedumbre inmensa.
También hoy puede suceder esto, si oramos con fe al Espíritu Santo. Quien no conoce a Dios y vive
de espaldas a Dios es comparable a esos huesos secos. Pero el Señor puede devolver la vida de la
gracia a todos esos hombres y mujeres que viven alejados de Él. Oremos junto con María, nuestra
buena Madre. Pidamos el Espíritu, sobre nosotros y sobre toda la humanidad. Que sea un nuevo
Pentecostés.

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