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R. Amén.
R. Y con tu Espíritu.
Monición Introductoria
Monitor: En este día, oremos confiadamente al Señor por todas las vocaciones laicales, religiosas y
sacerdotales para agradecer por todos los dones que hemos recibido por parte del Espíritu Santo y
pedir así ser templos vivos en nuestras comunidades.
Oración Colecta
Celebrante: Oremos. Dios nuestro que por el Misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia
extendida por todas las naciones. Concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y
continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor de la primitiva Iglesia. Por Nuestro Señor
Jesucristo…
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura
Hermanos nadie puede llamar a Jesús “Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay
diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo.
Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se
manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo.
Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en el
mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
R. Te Alabamos Señor.
y yo me alegraré en el Señor.
S. Aleluya, Aleluya.
T: Aleluya, Aleluya.
Salmista: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu
amor.
T. Aleluya, Aleluya.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le
rogaré al Padre y él les enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de
verdad. El que ama, cumplirá mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él
nuestra morada. El que no me ama, no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es
mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el
Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas
y les recordará todo cuanto yo les he dicho”. Palabra del Señor.
Silencio
Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles llena de la divina gracia los corazones que Tú
mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del
Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo
auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz, siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo
lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos
en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos, y al Espíritu Consolador, por los
siglos infinitos. Amén.
Celebrante: Oremos, hermanos al Padre por mediación de su Hijo Jesucristo, que nos envía al
Espíritu Santo para confirmar y acrecentar la renovación Pascual de su Iglesia.
Monitor: Por la Santa Iglesia de Dios: Para que, llena de los dones del Espíritu, sea congregada en
la unidad. Oremos.
Por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI., por nuestro Obispo Norberto Cardenal, por todos
los sacerdotes: Para que les conceda en abundancia el Espíritu de sabiduría y santidad. Oremos.
Por todos los que trabajan por la paz y la concordia entre los pueblos: Para que logren reunir a los
hombres en el amor. Oremos.
Por el pueblo de Dios aquí reunido, por los fieles de la comunidad y de nuestra parroquia; para
que la fuerza del Espíritu nos haga crecer a todos en la fe y en la unidad. Oremos.
!Oh, Jesús Pastor eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu
grey amada. Señor, gemimos en la orfandad. Danos vocaciones. Danos sacerdotes y religiosos
santos. Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y santa Madre. ¡Oh
Jesús, danos sacerdotes y religiosos según tu corazón!
Señor Jesús, que has llamado a quienes has querido, llama a muchos jóvenes a trabajar por Ti, a
trabajar contigo.
Tú, que has iluminado con tu Palabra a los que has llamado ilumínalos con el don de la fe en Ti.
Tú que los has sostenido en las dificultades, ayúdales a vencer las dificultades de jóvenes de hoy.
Y si llamas a alguno de ellos para consagrarlo todo a Ti, que tu amor aliente esta vocación desde el
comienzo, y la haga crecer y perseverar hasta el fin.
Así sea.
Celebrante: El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se
nos ha dado; digamos con fe y Esperanza. Padre nuestro…
Altísimo Señor, que supiste juntar a un tiempo en el altar ser Cordero y Pastor, quisiera con fervor
amar y recibir a quien por mí quiso morir.
Cordero divinal por nuestro sumo bien, inmolado en Salén, en tu puro raudal de gracias celestial,
lava mi corazón, que el fiel te rinde adoración.
Suavísimo maná, que sabe a dulce miel, ven y del mundo vil nada me gustará.
Canto de entrada:
alégrate, hermano
llénate de gozo.
Ministro: Dios nuestro que por el Misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por
todas las naciones. Concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continua realizando
entre los fieles la unidad y el amor al que nos invita tu Hijo Jesús presente en esta Hosta Santa. Por
Nuestro Señor Jesucristo…
Lector 1: Ante Jesús Eucaristía Honremos al Espíritu Santo y adoremos al amor sustancial que
procede del Padre y del Hijo y los une en una Caridad infinita y eterna. Ven, Espíritu Santo, llena
los corazones de tus fieles.
Lector 2: Ante Jesús Eucaristía Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque
hizo Inmaculada a María en su Concepción y la santificó con la plenitud de su gracia. Ven, Espíritu
Santo, llena los corazones de tus fieles.
Lector 1: Ante Jesús EucaristíaHonremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo
a la Santísima Virgen, Madre del Verbo divino en el Misterio de la Encarnación. Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles.
Lector 2: Ante Jesús Eucaristía Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque dio
la vida a la Iglesia en el día glorioso de Pentecostés. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles.
Lector 1: Ante Jesús EucaristíaHonremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque
reside de una manera permanente en la Iglesia y la asiste, según la promesa divina, hasta la
consumación de los siglos. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Lector 2: Ante Jesús EucaristíaHonremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque
creó en la Iglesia al nuevo Cristo, que es el sacerdote, y confirió la plenitud del sacerdocio a los
Obispos. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Lector 3: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle en la virtud heroica de los santos
en la Iglesia, obra secreta y maravillosa del “Santificador Omnipotente”. Ven, Espíritu Santo, llena
los corazones de tus fieles.
Canto de meditación:
Momentos de silencio.
Hermanos: Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no
sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos
interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la
redención de nuestro cuerpo. Porque ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto
de esperanza. Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza, porque, ¿cómo se puede esperar
lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no poseemos, tenemos que
esperarlo con paciencia.
El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos
conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse
con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere
decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen. Palabra
de Dios.
y yo me alegraré en el Señor.
Canta aleluya,
canta aleluya
El último día de la fiesta, que era el más solemne, exclamó Jesús en voz alta: “El que tenga sed,
que venga a mí; y beba, aquel que cree en mí. Como dice la Escritura: Del corazón del que cree en
mí brotarán ríos de agua viva”.
Al decir esto, se refería al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no
había venido el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.
Momentos de silencio.
Oración de súplica:
Ministro: Oremos ahora a Dios Padre que envío al Espíritu Santo para que llegáramos al
conocimiento de la verdad plena y para que en su nombre condujera a la Iglesia que Cristo fundó y
digámosle:
R. Ante Jesús Eucaristía, te pedimos, Padre, el Don del Espíritu Santo.
Lector: Para que lleguemos a la unidad tan querida por Cristo, oremos. R.
Lector: Para que seamos movidos a una auténtica y decidida acción evangélica, oremos. R.
Lector: Para que nuestras eucaristías sean fuente, cumbre y misión de toda nuestra vida, oremos.
R.
Lector: Para que podamos cumplir con la voluntad del Padre, oremos. R.
Lector: Para que un día todos lleguemos a gozar de la presencia de Dios en el cielo, oremos. R.
Ministro: Padre, tú lo sabes todo, tu sabes que te amamos, pero que necesitamos de tu gracia,
como necesitamos del aire para poder vivir, concédenos lo mismo que amas en tu Hijo Jesucristo
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Momentos de silencio.
Canto de meditación:
Ven lléname
Oh Cristo acéptame,
como un apóstol
Lector 2: La vocación a la santidad es tarea de todos, especialmente de cada uno de nosotros los
bautizados. Todos nosotros en nuestra vida si estamos atentos a la voz del Espíritu y al clamor de
nuestros hermanos, especialmente los más pobres, podremos realizar incluso actos heroicos que
pueden provocar en otros la conversión al Evangelio de Jesús.
Lector 1: En esta Hora Santa el gran protagonista de nuestras vidas: el Espíritu Santo, se ha ido
abriendo camino en nuestros corazones, ha ido tomando lugar en esta hora de gozo y alegría.
Hemos sido mirados por Dios desde la eternidad: Él nos amó primero, se hizo Hombre y su Espíritu
nos acompaña cada día. ¡Somos un pensamiento de Dios, un latido de su corazón! Digámosle sí a
su presencia, vivamos como hermanos, correspondamos a ese amor viviendo por la Iglesia y en la
Iglesia. Hermanos, los dones del Espíritu Santo nos deben impulsar a creer en la fuerza
transformadora que realiza Dios en nosotros si somos fieles a su Palabra.
Lector 1: Concédenos el Don de Sabiduría, que nos libre del tedio y de la insensatez.
Lector 2: Danos el Don de Entendimiento, que ahuyente de nuestras vidas las tibiezas, las dudas,
las nieblas y las desconfianzas.
Lector 1: Derrama el Don de Consejo, que nos libre de las indiscreciones e imprudencias.
Lector 2: Bendícenos con el Don de Ciencia, que nos libre de los engaños del mundo, demonio y
carne, reduciendo las cosas a su verdadero valor.
Lector 1: Danos el Don de Fortaleza, que nos libre de la debilidad y cobardía en todo caso de
conflicto.
Lector 2: Envíanos el Don de Piedad, que nos libre de la ira, del rencor, de la injusticia, de la
crueldad y de la venganza.
Lector 1: Concédenos el Don de Temor de Dios, que me libre del orgullo, vanidad, ambición y
presunción.
Canto de Meditación:
Oremos: Oh Dios, que bajo este admirable sacramento nos has dejado el memorial de tu pasión,
concédenos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que
experimentemos constantemente en nosotros los frutos de tu redención. Te lo pedimos a Ti que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Jesús, Hijo eterno del Padre y Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo. Ven a nosotros.
Canto final:
Acompáñame, ilumíname,
toda mi vida.
Acompáñame, ilumíname,
Santifícame, transfórmame,
Tú cada día.
Santifícame, transfórmame,
Resucítame, conviérteme,
Glorifícame, renuévame,
Acompáñame, transfórmame,
toma mi vida.
Ilumíname, condúceme,