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Módulo II

ESTRATEGIAS DE LA
SEXUALIDAD EN LAS
DISTINTAS ETAPAS DE
DESARROLLO
TEMARIO
1. EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN MENTAL POR MEDIO DEL CUERPO
2. ANATOMÍA SEXUAL GENITAL
2.1. Genitales femeninos
2.2. Genitales masculinos
3. EDUCACIÓN SEXUAL EN LAS DISTINTAS ETAPAS DEL DESARROLLO
3.1. Educación sexual del pre-escolar (2-3 a 4-5 años)
3.2. Educación sexual en la infancia y la niñez (de 4 a 10 años)
3.3. Educación sexual en la pubertad (de 9 a 13 años)
3.4. Educación sexual en la adolescencia temprana (de 12 a 18 años)
Introducción
En este módulo vamos aprender cual es el desarrollo de las capacidades mentales de los niños y niñas a lo
largo de su desarrollo evolutivo. Comenzaremos por la infancia, la niñez para finalizar con la pubertad y la
adolescencia.
De igual modo, repasaremos brevemente la anatomia genital, tanto de hombres como de mujeres y finaliza-
remos el módulo viendo cómo trabajar en el aula temáticas de sexualidad con los diferentes grupos de edad.

1. EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN MENTAL POR MEDIO DEL CUERPO


Las capacidades mentales que nos son tan familiares —el pensamiento, el razonar, el imaginar, y así otras
tantas funciones que nos distinguen del resto de los animales— no son capacidades innatas predetermina-
das, sino que requieren un camino de desarrollo y construcción. Llegamos al mundo con una mente casi en
blanco, y sólo con algunas tendencias instintivas determinadas por nuestros genes. Y, ¿cuál es el medio con
que contamos para ir construyendo este funcionamiento mental? Ese medio es exclusivamente nuestro
cuerpo, con su capacidad de percepción sensorial que nos contacta con el mundo externo. Lo que pase con
nuestro cuerpo determina la forma en que construimos nuestra mente. Van a ser las experiencias corporales
—vale decir, lo que suceda con la boca, la piel, la lengua, la nariz, los ojos, los oídos y las mucosas— las que se
grabarán en nuestra mente. Son experiencias sensoriales inicialmente difusas, posteriormente más defini-
das en imágenes, más tarde en fantasías, al comienzo relacionadas entre ellas por conexiones irracionales e
incoherentes, y luego capaces de vincularse unas con otras por enlaces lógicos y reflexivos, configurando así
la función del pensamiento.

La teoría del Apego nos muestra que todos y todas nacemos con un sistema conductual que nos orienta a la
búsqueda de proximidad y seguridad con figuras que , a su vez, despliegan sistemas de respuesta sensible a
los requerimientos, logrando vínculos privilegiados , base segura para la relación con el entorno siendo
posible que estas figuras sean represntadas por la madre, el padre, los cuidadores cercanos a la familia y
otros, no siendo privativo de las mujeres . A poco de haber nacido, el bebé tiene un sentimiento difuso —no
ubicado todavía en ninguna parte de su cuerpo, porque aún no es capaz de reconocer sus límites, ni su
ubicación en el espacio— de malestar, de inquietud y hasta de dolor, que no sabe bien de dónde proviene y
que nosotros denominamos “hambre”. De pronto, en una zona también difusa, tiene una sensación grata: se
acerca un algo de buen olor, que siente turgente cuando roza su mucosa bucal, que enseguida ocupa una
cavidad vacía que es su boca y que luego lo llena de un líquido tibio que le calma el malestar que habíamos
descrito, y que lo colma de una sensación de placer y satisfacción. A este objeto “de placer” en etapas prima-
rias , llamada etapa oral desde el psicoanálisis, se le llama “Proto-objeto” y tendra un valor representacio-
nal importante para la conformación de la sexualidad adulta (Freud citado por Wildlocher, 2004).

Todas estas experiencias van dejando huellas en el cerebro, y van permitiéndole a la mente ir construyendo
primero una noción de un antes y un después: cuando tenía hambre, cuando se me satisfizo; una noción de
un adentro y un afuera: me satisfago cuando algo entra en mí, estoy insatisfecho cuando ese algo está fuera;
una sensación de placer cuando me alimento, y de displacer cuando tengo hambre. Todas y cada unas de
estas experiencias van construyendo en la mente imágenes, representaciones, escenarios, todos los cuales,
al irse relacionando, van construyendo los procesos de pensamiento.

Es importante darse cuenta de cómo la mente no tiene otra alternativa que ir haciendo experiencia y cons-
truyéndose desde lo que pasa con el cuerpo, y por medio de él se relaciona con el mundo externo, que inicial-
mente está representado casi preponderantemente por la madre.

Los primeros órganos del cuerpo que adquieren una importancia fundamental en la construcción del funcio-
namiento mental son la piel y las mucosas, la boca, la lengua, la nariz, el ojo y el oído. La que podríamos decir
que comanda este proceso es la zona buco-laríngea, porque es ahí donde van a acontecer fenómenos esen-
ciales para la vida, como la alimentación y la respiración. Por lo tanto, la cavidad oral con sus mucosas, papi-
las gustativas, su conexión con el olfato y la audición, va a ser una zona de experiencias fundamentales del
psiquismo.
Durante los primeros 6 meses, la actividad corporal fundamental del bebé está centrada en el succionar, y el
correlato psicológico y mental que construye esta actividad es la capacidad de incorporar. Durante el segun-
do semestre, la actividad oral va a adquirir el carácter de masticar y morder y, a través de esa actividad
corporal, la función mental que se va a construir es la de aferrar. En forma paralela, a través de las funciones
de sostenimiento y apoyo en relación con la piel, la mirada y la escucha, se van a ir construyendo otras capa-
cidades psíquicas. Ellas son la sensación de consistencia y de unidad. También la sensación de continencia
—esto es, construcción de un espacio mental— y la sensación de persistencia —vale decir, de no ser sorpresi-
vamente invadido por estímulos desestructurantes—. Todas estas capacidades se van adquiriendo desde el
contacto con la piel, la mirada y la escucha. La función de significancia se va a construir a través de ir conec-
tando distintos sentidos con un mismo objeto y, adosado a ella, se afinan la sensación de correspondencia,
concordancia, convergencia y consensualidad.

A partir de los 18 meses, es otra parte del cuerpo la que va a tomar el comando de la organización en la
construcción de la mente: el sistema corporal propioceptivo, que opera por medio del sistema músculo-es-
quelético. Sigue siendo importante la piel que lo rodea, pero adquiere una importancia especial la muscula-
tura voluntaria que abre y cierra orificios en la zona del ano y la uretra. La dieta ya no está formada solamen-
te por alimentos blandos, con lo cual el niño tiene deposiciones más duras y, por lo tanto, controlables. Así, la
zona anal se convierte en el centro de sus esfuerzos físicos, sociales y psicológicos. Las maduraciones del
sistema nervioso permiten que el niño camine y, al mismo tiempo, le van dando la posibilidad de empezar a
usar el esfínter anal para controlar la evacuación de las heces. Lo mismo con el esfínter uretral. El niño capta
la importancia que le dan los progenitores a su capacidad de controlar la evacuación de heces y orina. Al
mismo tiempo, cada día que pasa el niño tiene un mayor sentido de su cuerpo, y más habilidad para controlar
sus movimientos. Respecto de su sistema músculo-esquelético, el niño está preocupado de retener y soltar
con las manos, la boca, los ojos, actividades que se ejercen previamente al control con los esfínteres. Por la
aprobación paterna, el niño va asociando estas capacidades de autorregulación a formas de conseguir
mayor autonomía, y va viviendo muchas de las actividades conexas como si fuera posible retenerlas, como si
fueran accesibles al tacto, como si fuera necesario expulsarlas, evitarlas o limpiarlas. Así, muchas de sus
actividades propenden a girar en torno a la recolección, el atesoramiento y la acumulación, versus la elimi-
nación y el ordenamiento de las cosas en los lugares adecuados. La zona que rodea la musculatura anal y la
mucosa de esa zona se hacen especialmente sensibles y, por lo tanto, son también libidinizadas por el con-
tacto de piel.

Por sus características propias, todas estas experiencias corporales van generando en la mente un correlato
por medio del cual se va construyendo el concepto de autocontrol, vinculado a la autonomía, al orgullo o a su
contraparte, la duda y la vergüenza, y también a los procesos de autorregulación. En este ámbito nace una
capacidad mental fundamental para el despliegue de la vida en el ser humano: la voluntad y el sentimiento
de autonomía (Erickson). A partir de los 3 años, se va concentrando en el niño y la niña el interés por sus
genitales. Es la zona del pene y de la vagina donde se focaliza la importancia del cuerpo, lugares desde donde
se van a imprimir las experiencias que irán configurando y enriqueciendo las funciones mentales.

Desde los 5 hasta los 9 a 10 años, el cuerpo como motor del desarrollo de la mente va a perder su primacía.
De aquí en adelante, todas las experiencias acumuladas a través de las vivencias corporales van a ser usadas,
van a ser ensayadas y probadas, se van a ir elaborando y enriqueciendo. Todo esto a través de las interaccio-
nes con el mundo externo —representado por el colegio, compañeros, amigos— y en las múltiples activida-
des, tareas y juegos que el niño y la niña empiezan a ejercitar, vale decir, el estudio, el conocimiento, los
deportes, etcétera. A este período se le considera una fase de latencia desde la teoría psicoanalítica , en el
sentido de que prácticamente no hay actividad libidinal con el cuerpo, o ella está llevada al mínimo.

Hoy existe consenso en que esto no es tan absoluto, y el cuerpo aún sigue experimentando sensaciones
libidinales que se traducen muchas veces en actos masturbatorios. Sin embargo, todo apunta al paréntesis
implícito en el término “latencia”, a un relegamiento de los procesos corporales y a un incremento de todo lo
vinculado al desarrollo de los procesos de pensamiento en relación con el mundo externo, más que a los
procesos de pensamiento vinculados al cuerpo y su libidinización.
A partir de los 9 a 10 años, en el inicio de la pubertad, el cuerpo nuevamente vuelve a tener un papel funda-
mental en la estructuración de la mente, y esta vez la variable biológica proviene del desencadenamiento de
la producción hormonal que invade el torrente sanguíneo. Por medio de la excitación sexual que las hormo-
nas activan, el cuerpo va a tener un desafío complejo, el cual va a impactar nuevamente a la mente en forma
decisiva.

La excitación sexual proveniente de las hormonas va a tender a instalarse en aquellas mismas zonas que al
comienzo del desarrollo tuvieron un rol fundamental en el proceso de libidinización del cuerpo, el cual
determinó y configuró las zonas erógenas. Esta excitación sexual debe transformarse ahora en una motiva-
ción al encuentro genital con el otro. Pero en el caso de los seres humanos, tal encuentro no proviene exclu-
sivamente de un instinto a aparearse, como acontece en los animales, sino de la construcción de un deseo
que, al no estar basado exclusivamente en la biología del instinto, requiere de un arsenal psicológico comple-
jo. Ese arsenal está compuesto por las fantasías, imaginaciones y afectos, capaces de despertar con mucha
fuerza el anhelo de meterse en el cuerpo del otro. Como ya he señalado, esta motivación se llama deseo
erótico.

La calidad del deseo erótico va a depender de un nuevo recorrido por antiguos caminos. Según ya señala-
mos, es como una segunda vuelta de tuerca, que nos hace repasar, recordar y reactivar los procesos corpo-
rales que vivimos en la infancia. En este sentido, la calidad del deseo erótico va a depender de la forma en
que se organicen en la mente —a través de la participación de los órganos del cuerpo, vale decir, boca,
lengua, nariz, ojo, oído, piel y mucosas, sistema músculo-esquelético, zonas relacionadas con los esfínteres,
como también el pene y la vagina— todas las experiencias que se han ido acumulando a través del tiempo.
La calidad de este erotismo también va a depender de la contraparte psicológica que en el pasado estas
zonas generaron en la mente, vale decir, la mentalización de los aspectos del incorporar y aferrar que deter-
minan la calidad de la confianza básica y la esperanza, la mentalización del autocontrol y la autorregulación
que determinan la calidad de la voluntad y la autonomía, como también la mentalización de la iniciativa, que
determina la calidad del logro y la finalidad.

Esta nueva vuelta de tuerca, que es como una segunda oportunidad, se desarrolla durante diez a quince
años, en pasos progresivos, con una participación cada vez más importante del cuerpo en el desarrollo del
deseo erótico y en la canalización de la excitación sexual. Si no hay perturbaciones significativas, vamos a
llegar a alrededor de los 25 años de edad —a la adultez joven— con una mente llena de recursos, para poder
acceder a la pareja sexual no sólo desde la excitación, sino desde este complejo motivacional peculiarmente
humano que es el deseo erótico.

Durante toda la adultez el cuerpo sigue ocupando un papel importante en las relaciones interpersonales,
pero ahora fundamentalmente a través del deseo erótico. Este deseo erótico en la relación de pareja defini-
tiva es una condición mínima necesaria para construir lo que Kernberg ha llamado el “amor sexual maduro”.
En este encuentro sexual se vuelven a revivir todas esas experiencias corporales fundamentales de la infan-
cia, con sus correlatos psicológicos de confianza básica, voluntad y logro. Y así, entonces, la calidad del amor
sexual maduro va a depender de la elaboración que se continúe haciendo en la relación de pareja por toda la
vida, donde la alta temperatura que se logra gracias a la excitación sexual recrea las condiciones para reela-
borar una y otra vez la calidad del deseo erótico, ahora cada vez más integrado a una relación en alteridad,
generosa —en definitiva, de amor—, aumentando así, en círculos virtuosos, cada vez más la confianza básica,
la voluntad y el logro, la autonomía y la iniciativa. En la crisis de la edad media de la vida, vamos asistiendo al
comienzo del desvalimiento corporal. El cuerpo sigue teniendo una importancia primordial en la construc-
ción de las experiencias vitales, pero esta vez desafiando a la mente a que elabore las ansiedades que provie-
nen del inevitable deterioro, la fealdad, la enfermedad y la limitación física. Esto va llevando a lo que pode-
mos llamar un desasimiento corporal, que a partir de los 50 a 60 años va ocupando cada vez más espacios
del alma, de la psiquis, para terminar en la tercera edad con un desvalimiento corporal ya más acentuado y,
agregándose a éste, el sentido de la muerte. En esta etapa, el predominio del funcionamiento mental, de la
psiquis —para otros, del alma y del espíritu— va sobrepasando por mucho a la presencia del cuerpo. Dicho de
otra manera, el cuerpo siempre sigue teniendo un peso enorme en la vida de las personas , pero el camino de
desarrollo humano exige ir superando progresivamente su carácter determinista. Llegamos finalmente a
que, a pesar de la fuerza negativa de las limitaciones físicas, el hombre está llamado a sobreponerse gracias
al cultivo y desarrollo de la capacidad mental que sostiene la esperanza.
2. ANATOMÍA SEXUAL Y REPRODUCTIVA GENITAL
Al igual que hemos visto el desarrollo evolutivo de los niños y niñas a lo largo de las diferentes etapas, es
importante también recordar de manera breve la anotomía sexual masculina y femenina, con el objetivo de
aclarar algunos términos y de conocer cómo funciona nuestro cuerpo, tratando de derribar mitos y falsas
creencias acerca de su funcionamiento y su relación con el placer.

Se denomina vulva al conjunto de estructuras que componen los órganos genitales femeninos externos. Al
igual que nos resultaría muy difícil encontrar dos manos o dos caras exactamente iguales, no podríamos
encontrar dos vulvas iguales, puesto que existe una gran variabilidad en la forma y el tamaño de los genitales
femeninos externos.

2.1. GENITALES FEMENINOS

Se denomina vulva al conjunto de estructuras que componen los órganos genitales femeninos externos. Al
igual que nos resultaría muy difícil encontrar dos manos o dos caras exactamente iguales, no podríamos
encontrar dos vulvas iguales, puesto que existe una gran variabilidad en la forma y el tamaño de los genitales
femeninos externos.

El Pubis o Monte de Venus se compone de tejido graso que cubre el hueso pelviano que en la pubertad
comienza a recubrirse de vello espeso. La piel que cubre el monte de Venus contiene muchas terminaciones
nerviosas, por lo que puede resultar muy placentero el que esta área sea acariciada.
Labios mayores. Son dos estructuras que limitan la vulva por fuera. Están recubiertos por piel similar a la del
resto del cuerpo y, por tanto, contienen glándulas que segregan sudor y grasa. También suelen estar recu-
biertos de vello. Se unen por encima del capuchón del clítoris y en la parte inferior, se unen en el periné o
perineo. Los labios mayores varían de mujer a mujer, en algunas puede ser grueso y otras lo tienen delgado y
sin apenas prominencia.

Los Labios menores están cubiertos por los labios mayores y rodean la entrada de la vagina. Cubren y prote-
gen la entrada de la vagina y el orificio de la uretra. Esta zona aparece sin vello y no tiene glándulas sudorípa-
ras. El tejido que recubre los labios menores, tiene muchas glándulas productoras de aceite. Los labios
menores al igual que los mayores varían de mujer a mujer, pueden ser muy pequeños o muy voluminosos,
estar ocultos por los labios mayores o sobresalir hacia afuera, ser simétricos o asimétricos. En la parte
superior, los labios menores tienen su punto de encuentro por encima del clítoris formando el “capuchón del
clítoris” al que se une por el llamado “frenillo del clítoris”. La forma del capuchón y el tamaño del clítoris
también varían de mujer a mujer.

La palabra “clítoris” viene del griego “kleitoris”, que significa “montaña pequeña”. Está formado por los
tejidos similares a los del pene, es decir, con capacidad eréctil. Se le conoce una sola función, la relacionada
con el placer sexual femenino y a pesar de ello, al igual que en el mundo adulto, muchas chicas y chicos, se
empeñan en conseguir el orgasmo femenino a través de la penetración exclusivamente, cuando entre un
70% y un 80% de las mujeres necesitan estimulación del clítoris para lograrlo.
La vagina es una estructura rodeada por músculos y tapizada en su interior por una mucosa, que es una piel
muy fina, llena de pliegues. A pesar de que cuando la vemos en las distintas láminas y dibujos siempre apare-
ce como una cavidad abierta, en realidad no es así. En condiciones normales, la vagina tiene las paredes
pegadas entre sí, es lo que se denomina una cavidad “virtual” que se adapta al tamaño del objeto que se
introduzca, desde un dedo o un pene, a la cabeza y el cuerpo de un bebe. La mayoría de las terminaciones
nerviosas que posee la vagina están en los primeros 5 centímetros, de ahí, la escasa importancia del tamaño
del pene en las relaciones heterosexuales. La parte interna y el fondo son prácticamente insensibles y pene-
traciones profundas en las que se toque el cuello del útero pueden ser molestas para muchas mujeres.

El cérvix o cuello del útero es la parte estrecha que forma la base del útero y se sitúa al final de la vagina,
formaría el techo de la misma. Es una estructura redondeada que mide alrededor de 2 cm de ancho por 4 cm
de profundidad. Es atravesado por el canal endocervical, el cual permite el paso del flujo menstrual y el feto
desde el útero hacia la vagina y el paso de los espermatozoides, de la vagina a la cavidad del útero.

El cuerpo del útero es una estructura muscular que forma una cavidad con forma de pera invertida. Dentro
de la cavidad del útero está el endometrio, que es un tejido que se forma cíclicamente cada 28 días y prepara
al útero para la fecundación; si no se produce, es expulsado en forma de sangrado. Es lo que se conoce como
menstruación o regla.

Las trompas de Falopio son dos estructuras anatómicas huecas que se sitúan a ambos lados del ángulo
superior del útero y están dirigidas hacia los ovarios. Se comunican por un extremo con el útero a través de
un orificio y por el otro extremo con el ovario para permitir la llegada del óvulo al útero. En condiciones
normales es donde ocurre la fecundación (unión de óvulo con el espermatozoide).

Los ovarios son dos estructuras que están a ambos lados del útero, cerca de la parte distal de la trompa.
Cada uno está sostenido por tres ligamentos que lo mantienen en su posición. La función principal de los
ovarios es la de producir las hormonas femeninas y liberar el óvulo todos los meses, proceso que se conoce
como ovulación.

Ciclo menstrual

La menarquía o primera menstruación en la mujer, aparece entre los 12 y los 15 años. El ciclo dura alrededor
de 28 días en los que el cuerpo del útero se prepara para que se de la implantación del óvulo fecundado. Una
serie de hormonas hace que se vayan produciendo los distintos cambios que desembocan en el sangrado
conocido como menstruación o regla que dura de 3 a 5 días. Hay mucha variabilidad entre mujeres, así que
es interesante el que cada chica conozca las características de su propio ciclo. Para calcular los días que dura
el ciclo de forma personalizada, se cuenta, durante varios meses, desde el primer día de sangrado hasta el
día anterior al siguiente sangrado. Es aconsejable, tengamos o no molestias, realizar revisiones ginecológi-
cas periódicas.
2.2. GENITALES MASCULINOS

Al igual que en la mujer, en el hombre hay estructuras de los genitales que vemos y otras que no. De las
estructuras externas podemos hablar de las siguientes zonas:

El pene se estructura en dos partes diferenciadas como son el cuerpo y el glande que es la zona con más
sensibilidad. La parte más prominente se localiza en la base del glande y se denomina corona del glande. En
la parte de abajo se sitúa el frenillo que une el prepucio con el glande.

El prepucio es piel que recubre por completo el glande cuando está en estado de reposo. A veces esa piel no
se puede retirar completamente dificultando la erección; en este caso, podemos estar ante una fimosis,
problema que se soluciona mediante una corrección quirúrgica muy sencilla.

La superficie exterior del prepucio es piel, pero la interna es mucosa sensible que contiene glándulas sebá-
ceas con las que se lubrica y protege el glande de la fricción; por ello es importante mantener una buena
higiene y hacerlo retirando el prepucio hacia atrás, lavando la zona con agua y jabón como el resto del
cuerpo, porque, en caso contrario, se acumula una sustancia llamada esmegma que puede llegar a producir
una fimosis por adherencia.

En el adulto el pene promedio, en estado de flaccidez, tiene una longitud que oscila entre los 3 y 10 cm, unos
2,5 cm de diámetro y 8 cm de circunferencia. En estado de erección, el pene promedio mide de 13 a 16 cm de
longitud, con un diámetro de unos 4 cm y alrededor de 10 a 11 cm de circunferencia.

Los penes pequeños aumentan más de tamaño durante la erección que los penes grandes, por lo que la
comparación, en su estado flácido, no es indicativo del tamaño que alcanzará durante la erección. Mientras
un pene grande durante la erección duplica o triplica su tamaño original, un pene pequeño puede multiplicar
su tamaño hasta por 7 con lo que, al final, el tamaño puede ser similar. Un pene flácido de 7 cm que se multi-
plique por 2, será del mismo tamaño que uno de 2 cm que se multiplique por 7. Igualmente, debemos recor-
dar que no hay una relación directa entre el tamaño y la capacidad de producir placer.

Los testículos son los responsables de la producción de espermatozoides y de las hormonas sexuales, princi-
palmente testosterona. Generalmente el testículo izquierdo es más pequeño y está más descendido que el
testículo derecho. Se encuentran en la bolsa escrotal. Esta es una parte muy sensible y hay chicos a los que
un masaje suave les resulta agradable. La piel del escroto es más pigmentada y se cubre de pelos después de
la pubertad.

El epidídimo está formado por un gran número de pequeños conductos que se van uniendo entre sí. Se sitúa
sobre cada uno de los testículos y es una zona de maduración de los espermatozoides, donde permanecen
hasta que se produce la eyaculación para ser expulsados a través de los conductos deferentes.
El Conducto deferente es un fino canal de paredes resistentes que realiza un recorrido de unos 60 cm entre
el epidídimo y el conducto uretral. En el momento del orgasmo los espermatozoides provenientes del epidí-
dimo se unen con el líquido seminal expulsado por las vesículas seminales y con el líquido prostático prove-
niente de la próstata. Todos ellos componen el semen.

Las glándulas de Cowper son dos pequeñas formaciones que se encuentran situadas a los lados de la uretra
por debajo de la próstata. Cuando el orgasmo es inminente, estas glándulas se contraen y vierten un líquido
en la uretra prostática, que sale al exterior antes de la salida de la eyaculación. Este líquido lubrica la uretra
para facilitar la salida del semen y puede arrastrar algunos espermatozoides.
La uretra es un largo conducto que sirve tanto para expulsar la orina como el semen. Cuando se da la erec-
ción, unas válvulas de tejido muscular llamadas esfínteres, cierran el paso de la vejiga y es por esto que los
chicos tienen más dificultad para miccionar cuando el pene está en este estado.

En este último apartado, hemos descrito las distintas estructuras de la anatomía sexual genital y de su
funcionamiento, es una información necesaria pero no quisiéramos cerrar con visión fragmentada del
cuerpo. Recordemos que somos un cuerpo que siente, que disfruta, que se excita, que se erotiza…

3. EDUCACIÓN SEXUAL EN LAS DISTINTAS ETAPAS DEL


DESARROLLO

3 .2 Educación Sexual en la Iprimera infancia (de 0 a 4 años)

Esta es una edad en la cual los niños tienen un pie en el pensamiento concreto, en la experiencia con el
mundo externo, y otro en el mundo de la fantasía. Con toda facilidad se pueden creer Batman o el Hombre
Araña. Para ellos nada está fuera de sus posibilidades. Es así que en esta edad se pueden lograr muchas
cosas con ellos gracias a su apertura mental y curiosidad. Preguntas y respuestas serán mucho más fáciles de
tratar abiertamente con ellos que en otro momento de sus vidas.

Hay que considerar que a esta edad los niños y niñas no piensan en la sexualidad de una forma “adulta” por
lo que exiten diferentes caracteristicas que se deben conocer como parte del desarrollo sexual normativo.
Entre los temas presentes en la vivencia sexual desde el nacimiento , definidos en la guía de educación
sexual para padres, madres y profesores de España (2003) podemos contar con:

-El descubrimiento del propio cuerpo y la experimentación de sensaciones a través de la


autoexploración y de los contactos (caricias, besos, abrazos...) con otros cuerpos.

-Las relaciones y los vínculos afectivos con las figuras de apego y los sentimientos hacia ellas.
La conciencia del propio sexo y de la existencia del otro y de las diferencias entre ambos.

-Las primeras nociones sobre los estereotipos y características asociadas a lo femenino y a


lo masculino.

-La curiosidad por el cuerpo adulto (masculino y femenino) y por el de otros niños y niñas.
El interés por el propio origen, la reproducción y las relaciones sexuales y amorosas entre
personas adultas-

Derivado de lo anterior los conceptos básicos que debes trasmitirles a tus hijos a esta edad son los siguien-
tes:

La estabilidad de género

Entre los dos y los tres años, los niños y niñas empiezan a reconocer que son hombres o mujeres, y van a ser
capaces de clasificar a los niños como los que tienen pene y a las mujeres como las que tienen vulva. Hay que
ayudarlos en este proceso de diferenciación indicando además que todos los cuerpos son diferentes y que el
cuerpo no determina los roles sociales de forma rígida. En concordancia a las nuevas investigaciones, es
recomendable indicar que la “mayoría de los cuerpos” parecen expresan características reconocibles como
hombres y mujeres (aunque todos esos cuerpos son distintos de igual forma), y que existen personas con
cuerpos distintos que pueden expresar características particulares que no encajan necesariamente con las
distinciones comúnmente descritas. Estos cuerpos no son equivocados ni erróneos, sino parte de la diversi-
dad humana.
Los mecanismos de reproducción: ¿de dónde vienen los niños?

A esta edad las familias deben ayudar a que entiendan en qué consisten el amor , las parejas y el matrimo-
nio. En este período del desarrollo empiezan a saber qué significa el amor, a practicar roles de género según
la cultura en la que vivan , a jugar a la familia parental. Para ellos, el amor es lo mismo que estar casados o
pololiando. No entienden qué es estar casado, están recién comenzando a entenderlo. Si el niño o la niña
dice que se quiere casar con mamá, no lo lleves al psicólogo.

Hay que tener presente que cuando se habla con niños de esta edad acerca de sexo o del cuerpo, esto no
tiene nada que ver con placer erótico o emociones, solamente con mecanismos biológicos. Ellos quieren
saber cómo los niños llegaron a la barriga de la mamá y cómo van a salir, pero solo desde el punto de vista de
sus mecanismos. Una buena manera de comenzar la conversación es preguntarles qué piensan acerca de los
bebes, de dónde vienen, cómo se hacen. Cualquiera sea su respuesta, vamos a saber qué saben y qué quie-
ren saber. No hay que entregar en una sola conversación muchos contenidos; es mejor dejar para después el
retomar la conversación. El punto es que hay que mantener la conversación cuando se presentan las oportu-
nidades, estar abierto, a las preguntas e integrar a la respuesta la información que el niño o niña maneja.

¿Si no preguntan?

Si a estas alturas el niño o niña nunca ha preguntado de dónde vienen los niños, se debe buscar una oportu-
nidad para hablar: ver escenas juntos en la televisión, leer un libro con ilustraciones de una mujer embaraza-
da o, más aún, ir a ver a una familia que tiene un niño recién nacido. Las familias deben tomar la iniciativa y
pregúntale a tsus niños de donde creen que vienen los bebes. Lo más importante es que sientan que tienen
permiso para hacer preguntas, y aunque no tengan nada que decir en ese momento, los padres y cuidadores
deben estar seguros de que ya ha nempezado a pensarlo.

Los niños y niñas a esta edad son muy curiosos, pero no entienden conceptos abstractos como “hechos de la
vida” o “pájaros y abejas”. Tampoco preparados para entender que hay un componente emocional en el hacer
los bebés. Sean honestos y precisos, contesten corto y al punto: “El papá puso su pene en la vagina de mamá
y depositó espermios. Los espermios fertilizan el huevo dentro de ella, que empieza a crecer y se transforma
en un bebé. El bebé crece dentro de la mamá por nueve meses, hasta que está preparado para nacer. Enton-
ces la mamá empuja el bebé fuera por su vagina, y él nace”. Es cierto que no va a entender completamente
esto, pero ya lo han introducido en el concepto y, además, le han hablado tal como son las cosas.

Si hace preguntas que descolocan a los adultos y son muy personales, como ¿cuándo hiciste los niños?, o
¿puedo ver donde tienes el pene?, o ¿por dónde se mete el pene?, no se debe sobrereaccionar. Recuerden
que los niños y niñas están interesados en los mecanismos. Recuerden que una imagen vale más que
muchas palabras.

A partir de esta edad comienza el momento de establecer límites para la conducta en el baño. Los niños y
niñas ya empiezan a querer privacidad, que la puerta esté cerrada, que hay que esperar, que hay que golpear
antes de entrar.

Los niños y niñas tienen que saber que tocar partes privadas de otros y otras es pasarse del límite. Si los
cuidadores descubren a su hijo/a jugando al doctor/a no lse les debe avergonzar, sino que calmadamentese
le debe subir os pantalones y explicar que todos tienen partes privadas que no se deben tocar. Redirecciona
r el juego. de forma respetuosa y tranquila Más tarde se les puede preguntar si tienen algunas inquietudes
acerca de su cuerpo para contestarles honestamente. También se recomienda que estos cuiadores hablen
con los padres de otros niños acerca de cómo manejan esta situación.
Respecto a este punto, se debe recordar que todo acto relacional esta “educando” a los niños y niñas, tanto
por omisión como por mensajes directos, por lo que el “guardar silencio” no tiene cabida. La sexualidad se
educa siempre y hay que mantener la idea de que no se trata de centrarse en los contenidos netamente
genitales o reproductivos, sino en todos los aspectos vinculares, valóricos, afectivos, emocionales, entre
otros, que están presentes en la definición de la dimensión de la sexualidad humana. La Organización Mun-
dial de la Salud recomienda educar en esta materia desde sus primeros años de vida, pero es frecuente que
los padres eludan el tema y no lo traten hasta que la preadolescencia, con las primeras señales del desarro-
llo. Craso error.

Normas sociales y límites corporales

Lo niños y niñas tienen que estar conscientes de los límites que impone la privacidad en la casa, como
golpear las puertas cerradas y pedir permiso antes de entrar. También tienen que conocer las normas socia-
les y el sentido de los límites respecto de sus cuerpos, que van a ser cada vez más importantes a medida que
entran a la adolescencia.

Hay que reforzar aquello acerca de sus propio cuerpo: Tampoco puede mostrarle su cuerpo a nadie, ni ver
los cuerpos de otros sin permiso. Hay que enseñarle el respeto al espacio personal propio y de los otros y
otras.

A esta edad no saben bien qué partes del cuerpo no deben ser tocadas por personas mayores. Hay que
enseñarles a los niños que el pene, el escroto y el ano, y a las niñas que los pechos, la vulva y el ano, son
aéreas privadas intocables, y nadie, incluyéndote a ti, puede tocarlos sin su permiso y bajo condiciones
respetuosas. La única excepción es el doctor en caso de emergencia , siempre acompañado de un familiar
cercano.

Hay que enseñarles que sus cuerpos les perteneces y son un tesoro. Que, si cualquiera les pide que le mues-
tren sus partes privadas, o les expone sus partes íntimas, o les pregunta o le propone que toque a otra perso-
na —aunque le diga que es un secreto y que no se lo diga a nadie—, inmediatamente debe decir que no y
venir a contárselo a un adulto cercano, ojalá a más de uno.

A esta edad empiezan a hacer conexiones acerca de qué es público y qué es privado, y necesitan la ayuda y la
reafirmación de los mayores. Si los padres se sienten cómodos dándole un baño a un hijo de distinto sexo, lo
pueden hacer; pero si se sienten incómodos, es preferible que solamente lo vigilen mientras se baña.
A esta edad los niños ocupan mucho tiempo tocándose sus genitales, sobre o bajo su ropa. No hay que
avergonzarlos, sino recordarles los lugares apropiados para que lo hagan: su cama o el baño.
A medida que el niño va creciendo, va a querer estar solo más cada vez, habitualmente en su dormitorio. Se
debe recordar que la mejor manera de enseñarle es a través de las identificaciones, es decir, modelando la
conducta.

Los padres y familiares deberán respetar los límites de privacidad dejándoles que pasen tiempos a solas y
mostrándoles la misma cortesía de golpear la puerta antes de entrar a sus cuartos.

Hay que tener en mente que cuando los hijos/as empiezan a notar los cambios corporales que ocurren en
ellos/as, no se sienten tan confortables con el contacto físico con el padre del sexo opuesto, pero esto no
implica que “los dejen de querer” sino que va más relacionado con el proceso de crecimiento, individuación y
espacio de intimidad.
3 .2 Educación Sexual en la Infancia y la Niñez (de 4 a 10 años)

La capacidad psicomotora, las características de la identidad, las emociones y la capacidad de pensamiento,


van a estar fuertemente influidas por la calidad del vínculo de apego al que el niño o niña tenga acceso
durante los primeros cuatro años de su infancia (calidad del apego) . A partir de los 4 años, se desarrolla el
proceso de separación de los padres para salir al mundo externo. Todas las formas vinculares aprendidas
durante los primeros cuatro años van a desplazarse a la relación con sus compañeros, profesores familiares
y conocidos.

En cuanto a la construcción de la sexualidad, es importante que participen los padres en el proceso de infor-
mación sobre temas relacionados con la sexualidad. En el módulo anterior dijimos que, durante esta etapa,
el rol de los padres es principal y el del profesor secundario. El colegio puede apoyar a los padres entregando
recomendaciones y lineamientos generales, pero serán ellos los primeros informantes. Debido a que la
excitación sexual no se ha instalado aún en esta etapa, no existe el pudor, por lo tanto, los padres pueden
hablar con sus hijos sobre estas materias sin crear el clima de tensión e incomodidad que se produce más
tarde en la pubertad. Este vínculo va a servir de recuerdo para que, en la pubertad y la adolescencia, el o la
joven pueda acercarse a sus padres recordando que tales temas son bien recibidos

Ya desde los 4 años, el niño o niña debe recibir instrucciones precisas acerca de cómo cuidarse del abordaje
de adultos abusadores. Es recomendable dar un instructivo fácil, comprensible y bien explicado, para que
entienda que puede estar expuesto/a a situaciones de riesgo frente a mayores abusadores.

Durante la niñez, especialmente alrededor de los 8 años debe recibir información básica acerca de la sexua-
lidad en sus variantes biológicas y afectivas.

A partir de los 4-5 años, hasta los 10-11 años, se despliega una intensa curiosidad por parte de los niños y
niñas acerca de temas sexuales. Esta curiosidad tiene distintas formas de expresión por partes de ell@s; más
directa, menos directa y a veces ausente. Hoy se considera adecuado el entregar al niño o niña una informa-
ción oportuna, que responda a preguntas que se plantea a veces muy conscientemente y, en otros momen-
tos, más pre-conscientemente.

Si los padres no han comenzado a hablar con sus hijos acerca del sexo, ahora es el momento de hacerlo. Los
niños y niñas de este rango de edades quieren hechos, hechos y más hechos, porque su pensamiento es muy
concreto. Antes de que pasen a la adolescencia —con todas las complicaciones que supone el comienzo de la
excitación sexual—, los padres tienen una oportunidad única de comunicarse con sus hijos acerca de impor-
tantes materias, ya que pronto, tras la pubertad, se cerrarán.

Los contenidos educativos que el colegio debe ayudar a transmitir en esta etapa, son los siguientes:

• Comprender el concepto de familia, pareja, de autoridad de los padres, de respeto y responsabilidad,


de amor y de amistad ( Tipos de familia).
• Las diferencias de género y la constancia de género. ( Identidades)
• Las diferencias sociales y culturales generadas para los niños y niñas ( incapíe en la crítica a estos
modelos para buscar la integración).
• La función de las partes del cuerpo y los mecanismos de reproducción ( de forma general y ade-
cuada a la edad).
• Los nuevos límites: respetándose a sí mismo y a los otros ( alfabetización emocional y conductas
aceptables /inaceptables frente a emociones ligadas a la ira, rabia, etc.).
3.3 Educación Sexual en la Pubertad (de 9 a 13 años)

A medida que los niños y niñas crecen, hay que acercarse a ellos y hablar sobre temas relativos al sexo, la
intimidad, el respeto, y cómo estos están relacionados entre sí. hay que asegurarse de que los comentarios
sean sobre los aspectos positivos y negativos de las escenas de intimidad que ellos están viendo. Es bueno
trasmitirles el valor de la intimidad, del amor y el sexo.

En relación con las nuevas relaciones que surgen a esta edad, el establecimiento educacional debe trabajar
los siguientes temas con sus alumnos o realizar las siguientes actividades:

• Repetir las ideas y conversar sobre los cambios que se dan durante la pubertad en niños y niñas, y que
hemos visto anteriormente.
• Insistir en que todas las partes del cuerpo son importantes, que en esta época se desarrollan a un
mismo tiempo y armónicamente, que los genitales forman parte de este proceso de desarrollo y van adqui-
riendo características adultas para que puedan desempeñar su función reproductora en el futuro.
• Llevarlos a comprender que cada individuo tiene un tiempo distinto para crecer y que esta variación
es debida a factores constitucionales y hereditarios.
• Mostrar que, si bien los tiempos son distintos, los cambios son idénticos para todos los individuos y se
producirán en su totalidad.
• Hacerles ver que el ritmo individual de crecimiento es un hecho normal y no influye sobre la futura
masculinidad o feminidad; que la mente acompaña al crecimiento del cuerpo; que las formas de pensar y de
actuar van haciéndose adultas en ellos, pues los cambios que se producen en esta edad nos van transfor-
mando en adultos.
• Enseñarles que determinadas glándulas del organismo producen y regulan los cambios corporales en
esta edad, de manera que entiendan como las glándulas endocrinas y sus hormonas influyen en el crecimien-
to y en los cambios que se producen en el organismo; y que las gónadas son los elementos principalmente
responsables de los cambios que se producen en el organismo durante la pubertad.
• Describir la anatomía y fisiología de los aparatos genitales femenino y masculino, haciéndoles ver que
los cambios se producen en el organismo con carácter de totalidad, sin enfatizar los cambios genitales.
• Describir y conversar con ellos sobre cómo en las niñas aparece vello en el pubis y en las axilas, las
caderas se ensanchan y los pechos se desarrollan, aunque la voz tiene pocas modificaciones. Que los órga-
nos genitales femeninos están constituidos por: clítoris, labios menores, labios mayores, himen, vagina,
útero, trompas de Falopio y ovarios, y cada una de estas partes tiene una función especializada. Que en esta
época aparece la menstruación en ellas, aunque haya amplias variaciones individuales en sus comienzos.
Examinar con ellos la relación entre el ciclo hormonal y la menstruación, cómo esta última es un elemento
más que forma parte del proceso de desarrollo de la mujer, y que el estrógeno y la progesterona son las
hormonas que intervienen en el ciclo menstrual.
• Enseñarles que durante el periodo menstrual la mujer debe mantener los mismos hábitos higiénicos
que acostumbra tener habitualmente. Puede bañarse y lavarse el cabello sin que ello la afecte. Que la mens-
truación no incapacita ni enferma a la mujer, pues es un proceso normal de su organismo y, por lo tanto,
puede realizar sus actividades habituales sin inconvenientes.
• Hacerles ver que en la pubertad los varones comienzan a tener voz más gruesa y su cuerpo se desa-
rrolla, destacándose los hombros y el tórax; que aparece vello en la cara; barba y bigote y las axilas y el pubis
también se cubren de vello. Que en los varones comienzan a aparecer eyaculaciones nocturnas durante el
sueño. Que los órganos genitales masculinos están formados por: pene: escroto, testículos, epidídimos,
conductos deferentes, vesículas seminales, glándula de Cowper, próstata y uretra, y cada una de estas
partes tiene una función especializada.
• Conversar respecto de que la eyaculación es un proceso natural por el cual los espermatozoides,
junto con las secreciones de la próstata y de las vesículas seminales, son expulsados a través de la uretra
durante el acto sexual, y así son depositados dentro de la vagina para que uno de ellos pueda unirse al óvulo
y gestar un niño.
• Conversar sobre los cuidados elementales para nuestro cuerpo, como son la alimentación, el ejercicio
y el sueño; que los controles médicos y odontológicos periódicos ayudan a preservar la salud; que los hábi-
tos y las condiciones de vida inciden sobre nuestra salud.
3.4 Educación Sexual en la Adolescencia Temprana (de 12 a 18 años)

En esta etapa, el colegio ha asumido un rol esencial en la educación de sus alumnos. La complejidad de una
información que le haga sentido al joven es tal, que los padres no pueden asumirla. Por su parte, los profe-
sores deben tener la formación suficiente para responder las inquietudes de sus alumnos y desarrollar un
programa adecuado que abra todos los temas que deben conocer, con el fin de que desarrollen una sexuali-
dad de calidad que les permita una buena relación de pareja en la edad adulta. Los padres, acompañando a
sus hijos en esta etapa, compartiendo sus criterios, sus valores, el sentido común de lo socialmente com-
partido, centrándose en lo que ellos están viviendo, contribuyen en esta conducción educativa. La ventaja
de dejar la información al colegio a partir de la pubertad es que “los jóvenes saben que sus papás saben”, y
“los papás saben que ellos saben que sus papás saben”. Esto crea un clima distendido, donde no es necesa-
rio entrar en detalles; se supone un conocimiento común, y ahora se pueden compartir criterios, valores y
visiones personales.

Al igual que en las etapas del desarrollo que hemos revisado, partiremos describiendo la capacidad mental
que tiene el y la adolescente entre los 12 y los 18 años, para poder concluir cuál es su capacidad de recibir
estimulación sexual, y de ahí deducir las conductas sexuales adecuadas y las tareas educativas que se
deben implementar.

A partir de los 13 años, el y la adolescente siente cada vez mayor necesidad de compartir el erotismo
—que inicialmente cultivó en su imaginación— con el cuerpo real de otro. La búsqueda de satisfacer esta
necesidad lo ayuda a disminuir el autoerotismo, llevándolo a una etapa en que tiende a compartir el deseo
erótico con otro. A través de este compartir se enriquece el deseo erótico y se va aprendiendo a explorar
con el cuerpo del otro los placeres mutuos, como también los límites que tiene dicha entrega.

Éste es uno de los temas más complejos en la educación de la sexualidad del adolescente, porque intenta
trasmitir el arte que supone una buena exploración de la sexualidad, exploración que favorezca el desarro-
llo del deseo erótico, modere la masturbación, pero al mismo tiempo mantenga la integración de la excita-
ción a la vida afectiva. La presencia de los límites y las interdicciones que favorecen dicha integración están
relacionadas con el grado de profundidad y de compromiso de la relación de pololeo (se ha desarrollado
este punto más extensamente en el texto complementario “El papel de la voluntad en la construcción de
una sexualidad de calidad: Duradera, extensa y creativa”).

A partir de los 12-13 años, el adolescente siente cada vez mayor necesidad de compartir el erotismo —que
inicialmente cultivó en su imaginación— con el cuerpo real de otro. La búsqueda de satisfacer esta necesi-
dad lo ayuda a disminuir el autoerotismo, llevándolo a una etapa en que tiende a compartir el deseo eróti-
co con otro. A través de este compartir se enriquece el deseo erótico y se va aprendiendo a explorar con el
cuerpo del otro los placeres mutuos, como también los límites que tiene dicha entrega.

Éste es uno de los temas más complejos en la educación de la sexualidad del adolescente, porque intenta
trasmitir el arte que supone una buena exploración de la sexualidad, exploración que favorezca el desarro-
llo del deseo erótico, modere la masturbación, pero al mismo tiempo mantenga la integración de la excita-
ción a la vida afectiva. La presencia de los límites y las interdicciones que favorecen dicha integración están
relacionadas con el grado de profundidad y de compromiso de la relación de pololeo.

A partir de los 12 años, en el camino de construir su identidad, los adolescentes tienen una necesidad
importante de compartir con los amigos, y con esos grupos denominados “patotas”, Variantes de estas
asociaciones son las “tribus urbanas”. Con estos pares, los adolescentes comparten sus fantasías, sus
deseos sexuales, sus conquistas, sus rebeldías frente a las normas planteadas por la sociedad y por la
autoridad de los padres, argumentando y construyendo una posición propia frente al tema. Comparten esa
sexualidad parcial que hemos descrito, sexualidad excitante pero desvalorizada de parte de los hombres
—experiencias en las cuales las mujeres son algo cercano a un objeto que se usa para descargar la excita-
ción—, y cuyo acento está puesto en la conquista, el dominio, el éxito. Esta concepción de lo sexual también
incuba una desvalorización de la sexualidad propiamente tal, con sus sanos componentes de excitación,
placer por placer y descarga orgásmica.
La relación con el cuerpo propio y del otro está ocupando un espacio mental importante en el desarrollo del
deseo erótico. Aparecen claramente las ansiedades respeto a las formas, funciones y estructuras que están
en proceso de maduración, siendo la obesidad, el tamaño de los pechos y el desarrollo testicular y menstrual
los principales tópicos de preocupación. En este sentido, debemos reorientar el trabajo educativo a la necesa-
ria valoración del cuerpo personal, entendiendo las diferencias y los tiempos de desarrollo, indagando sobre
posibles ideas irracionales o estereotipadas respecto a la valoración de la belleza corporal.

Para la mujer, éste es un período en el que debe resolver un conflicto que empieza a plantearse a partir de los
12-13 años y cuya elaboración le va a tomar toda la vida: el dilema entre ser “gansa” o “perra”, entre ser
“virgen” o “puta”. El psicoanálisis clásico expondra este tema desde la creación de un “dilema” que consitía en
la necesidad de incorporar a su identidad la fuerza que le ofrece el placer de la excitación sexual, cómo tener
acceso a ese pene del cual carece y que, a partir de ahora, podría incorporar a sí misma, posibilidades que de
alguna manera se ponen en conflicto con el mandato social y familiar de respetar todas las restricciones que
los padres y la sociedad han dictaminado para su género. Esta idea permitía entender a “las mujeres” como
seres “incompletos” desde la “envidia del pene”, lo que sustentaba una serie de trastornos que, de no resolver-
se en estas etapas, producirían afectaciones sexuales importantes. En esta idea ade,más se ve reflejada la
noción de “complementariedad” en el sentido de que “el hombre y la mujer necesitan acomplarce para inte-
grar lo que les falta”, idea que hoy no se sostiene desde la premisa de que todos somos seres completos y que
el compartir experiencia no tiene relación con “la falta” sino con la “capacidad de ”. Si bien en cada pareja hay
necesidades vinculares que se van a ir mostrando en el tiempo ( de diversas formas), el logro del “compartir”
por sobre “el necesitar” marca diferencias importantes, permitiendo relaciones sin componentes necesaria-
mente tragicos .

Comentario: Hemos descrito la importancia del aplazamiento de las relaciones sexuales más allá de los 17 a
18 años. El objetivo es demostrar que, aunque el nivel del pensamiento es bastante más cercano a la adultez,
a esta edad todavía no hay una capacidad plenamente lograda de proyección a futuro y, lo más importante, la
identidad es aún marcadamente ambivalente y contradictoria.

La relación con el cuerpo propio y del otro está ocupando un espacio mental importante en el desarrollo del
deseo erótico. Al respecto, tenemos que insistir en cómo la vivencia de coito, al exigir un trabajo emocional
para el cual la mente todavía no está capacitada, lleva a la indeseada disociación de lo excitante con los afec-
tos positivos, y a un comando de los afectos negativos unidos a la excitación. Sin embargo, esto no significa
que el adolescente, hombre y mujer, no esté preparado para tener vivencias de alto contenido excitatorio con
el cuerpo de su pareja, y de mayor intensidad aún cuando la relación ha sido larga y comprometida y se acerca
al estado de enamoramiento.
Finalmente, no olvidar que el adolescente debe conocer todas las conductas de riesgo a las que está expuesto
al ejercer la sexualidad con el cuerpo de otro. A lo largo del curso y en los módulos sucesivos se revisarán las
conductas de riesgos y las enfermedades de transmisión sexual.
ES IMPORTANTE DESTACAR:

• El proceso de construcción mental por medio del cuerpo


Las capacidades mentales—el pensamiento, el razonar, el imaginar— no son capacidades innatas, sino
que requieren un camino de desarrollo. La experiencia en nuestro cuerpo a lo largo de la vida, va ir constru-
yendo el mundo que nos rodea. De ahí la gran importancia de conocer el desarrollo evolutivo para las diferen-
tes etapas del desarrollo a la hora de hablar de sexualidad y de construir una sexualidad sana acompañando el
crecimiento.

La importancia del contacto físico, visual, olfativo, auditivo con las personas que se forman los vínculos
en la primera infancia.

• La anatomía sexual genital


-Genitales femeninos
Genitales masculinos

• La importancia de la educación sexual en las distintas etapas del desarrollo


Gran importancia de los primeros años de vida, de la estimulación, del vínculo con los papas.

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