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EL ESTADO ARGENTINO ACTUAL NO TIENE NINGUNA

POSIBILIDAD DE EXISTENCIA

El problema cultural no es su ineficiencia. El Estado es ineficiente porque ha dejado de ser lo que era.
Se ha corrompido, ilegalizado, como toda organización humana sujeta a decadencia.
El Estado debiera haber cambiado en el momento en que Perón inició su cambio, pero este proceso fue interrumpido y,
desde entonces, se dio todo hacia atrás.
Por ejemplo, en la actualidad, el discurso de algunos por ejemplo la Carrió es pasatista: “es el tiempo de la República”.
¿Qué república? ¿La de la década infame, en la que Inglaterra gobernaba a la Argentina, junto al fraude patriótico y los
conservadores?
El Estado sigue la pauta de todas las organizaciones humanas. El Estado actual crece de forma tal que “deforma” al
conjunto de elementos que antes se utilizaban en el objeto (conducir y administrar la comunidad nacional). Ahora se utiliza
para mantenerse a sí mismo.
La globalización no es más que la liquidación de los Estados nacionales. No ha surgido el Estado Mundial que algunos
como Clinton propugnaban, sino el Estado Sinárquico. Es decir, una concurrencia de poderes que hace que este Estado no
sea un Estado sino una administración secreta, clandestina, porque es en beneficio de determinado tipo de negocios,
que es el de los bancos estrictamente, los dueños del dinero en todo el mundo, y quienes manejan los mercados de
especulación (como es el caso de los mercados de papeles de negocios, de acciones, de metales, de comodities).
Los estados han perdido su razón de ser en ese sistema –en realidad están en contra del mismo. El FMI, que impulsaba
originalmente un Estado mundial que canalizara el crédito a los diversos países del mundo, va en camino del desastre y a
su desaparición, porque el dinero no va hacia los Estados, sino hacia el Estado Sinárquico.
Cuando cualquier organización humana comienza a gastar más de lo que produce, y lo que produce no le es suficiente para
cumplir con el cometido original público, empieza a gastarlo todo, hasta que se autodestruye.
No puede sobrevivir así.
Cualquiera que haya que estudiado administración sabe que esto es fundamental, como lo es el problema organizativo.
Esto es una cosa que salta a la vista hoy, y que el Movimiento Nacional intentó transformar –no sólo en su forma última que
fue el Movimiento Nacional Peronista- sino también los Radicales y antes aún los Federales.
Siempre machacando sobre el mismo problema: que es, primero que hubiera o no hubiera un Estado –se resolvió que sí – y
luego la organización del Estado –su Constitución - momento donde se han originado las guerras civiles en la Argentina,
porque la discusión sobre qué tipo de Estado aspiraban unos y otros representaba la disputa de quién era el poder. Porque
en toda discusión política –toda la economía es política, y la administración también – la cuestión es el poder, en todos los
casos.
El capitalismo y sus adláteres han resuelto para ellos el problema del poder de una manera. Y esto es el curso que sigue
esta situación hasta hoy, con esto que es el agotamiento del Estado. El Estado no da más: lo que reúne en dinero y
poder no alcanza, siempre es poco, porque ha crecido la población, se han complicado los problemas, los políticos
son ahora más imbéciles que antes –el nivel de los políticos en general se ha reducido enormemente. Por
consiguiente, es imposible que esto pueda funcionar, aun con aquellos que eran más, sabían más, y que eran
mejores como personas y como conductores del pueblo, pues tampoco podrían haber resuelto esto.
El problema no tiene solución, la verdad es esa. No hay una solución al problema de la Administración de los Estados
Nacionales en esta situación actual, porque lo que hay que hacer es cambiarlo.

A esto se niegan los llamados “poderosos”, aquellos que viven del Estado , que no son los empleados del Estado, sino los
que hacen negocios con el Estado porque el Estado se los permite, y no pueden no hacerse. Porque personajes como
Frondizi y otros …cuando hablaban de la producción, en realidad estaban diciendo cómo favorecemos al poder en
desmedro del que trabaja o del pobre, que es quien en última instancia pone el hombro para que aquellos hagan esto que
llaman “producción”.
El tema organizativo y orgánico del Estado es un tema que está en una crisis terminal, pero no en el Estado argentino sino
en cualquier país del mundo. Porque conjuntamente con la degradación del nivel de los políticos, ha aumentado la
rapacidad de los burócratas, quienes cada vez quieren más, de manera que la estructura cada vez gasta más pero
no consigue más medios. Entonces los sustrae, y esto ocasiona que la crisis sea constante. No se puede salir de la
crisis. El que dice que podemos salir de la crisis miente, no es cierto.
El único proceso diferente, pero que tampoco sale de la crisis, es lo que hicieron los rusos comunistas, que ante la
existencia de un problema, creaban un problema más grande, y con eso ocultaban el problema principal. Pero así les fue.
La administración llamada socialista, es lo peor que le podría haber ocurrido a cualquiera. En 70 años gastaron un Estado
de 300 millones de personas; liquidaron media Europa.
Eran más pobres al final que al principio, cuando acababan de salir de la guerra.
Cuando se habla de la Administración se debe hablar de qué manera cualquier tipo de administración es sana. Lo que no
es sano no es buena administración, ni siquiera es mala administración, no es administración. Es nada, es decir,
dejar las cuestiones “al garete”. Esto es lo que ha pasado con todos los Estados, también con la ONU y todos los
organismos internacionales –por ejemplo, ¿cuánto gana Rodrigo Rato? Gana demasiado. ¿De dónde sale eso, quién lo
paga?…Nosotros.
La tendencia es a pérdida de energía. El régimen intenta resolverlo por una igualación de los potenciales, que se llama en
Física, entropía , que es otra forma de llamar a la muerte. La entropía es ausencia de movimiento y de trabajo. Esto tiene
que ver con lo que los físicos anteriores a los años ‘50 y ‘60 pensaban al respecto de la entropía: era un concepto novedoso
y útil de acuerdo a la Segunda Ley de la Termodinámica. Hasta que Ilya Prigogine, premio Nóbel de Química 1977 y luego
dedicado a la Física, demostró que lo que ocurría era un desastre, y que la Segunda Ley de la Termodinámica proponía la
entropía como muerte de toda actividad, esto es, la desaparición del calor. Prigogine dedicó su estudio a la disipación
del calor y descubrió que la aplicación de la Segunda Ley conlleva la desaparición del trabajo y del movimiento.
Desaparecía la vida, llevaba a la muerte. Por eso comenzó a trabajar en otro sentido con su equipo. Al respecto, hay
conceptos que son claros: él enjuicia a la Física newtoniana como superada por la Física cuántica, aun cuando no es
partidario de esta última. Y señala cuáles son sus efectos sociales , y hay efectos sociales, claro, porque no hay ningún
sistema científico que no se aplique a la sociedad. ¿Qué es lo que sucede cuando se aplica este modelo científico? Esto
que vemos: se han aplicado los principios de la Segunda Ley de la Termodinámica a la sociedad y generaron esta
situación caótica descripta.

No creo posible refundar el Estado productivista, que no es de los años ’50, sino del período 1958-1962 porque
correspondió al gobierno de Frondizi. Allí hubo una intencionalidad desarrollista que provenía del desarrollismo
norteamericano –es la época de John Kennedy en los Estados Unidos – y de Juscelino Kubitschek, presidente del Brasil –
quien creó Brasilia-, hoy una gran villa miseria en plena meseta brasileña.
Esto es parecido a aquello de construir la represa de Asuán por parte del presidente Abdel Nasser, que bajo otra idea era lo
mismo, porque es la idea soviética, y también es la idea de desarrollo de Arturo Frondizi. Por ejemplo, esta represa ahora
hay que volarla porque de lo contrario no van a cosechar una onza de trigo más en el valle del Nilo, que alimentó al
Mediterráneo durante 5.000 años.
Con respecto al tema de los privados, nosotros propugnamos una economía tripolar, no bipolar. Es decir, el polo
del Estado; el polo privado, y el polo comunitario.
El problema es cómo armar un sistema jurídico que permita el desarrollo de la propiedad comunitaria, que no es
ninguna de las típicas sociedades privadas actuales –sociedades anónimas, cooperativas. Desde el punto de vista
de la estructura jurídica argentina, está consustanciado con otras dos cuestiones que también demandan una
resolución jurídica, y son:
1 - La existencia de las comunidades que existen naturalmente, es decir, la existencia de la sociedad civil, su
personería.
2 - La cuestión de la propiedad.
Ambas cuestiones deben ser tratadas nuevamente en su conjunto.
No niego el polo privado, pero no creo que sea un gran dador de trabajo. Creo, en cambio, que el gran dador de trabajo es
lo que el sistema actual denomina como PyMEs.
Aquí el problema es un problema de la escala. ¿Cuál es la escala verdadera de un desarrollo determinado cualesquiera?
¿Hay límite o no hay límite? ¿Qué dice el capitalismo…? No hay límite, todo es libre. Pues esto es mentira, sí hay
límite. Y es más, hay un límite óptimo que está dado por la capacidad de reinversión, que mide la capacidad de
crecimiento, limitada a la capacidad de ahorro.
¿Dar trabajo es ahorro o es inversión? Es ahorro y es inversión. La Argentina posee entre 12 a 15 millones de
desocupados, por lo que tiene un gran potencial ahorrado. ¿Porque no se desarrolla este potencial? Porque el régimen
tiene miedo, pues lo primero que produciría es una expansión de la economía que puede llegar a ser violenta. Ellos dicen
“se calienta la economía”. Falso: la gente come, consume, vive… ¿y de qué se trata esto sino de eso? Pero
aparecen los “sabios” como Lavagna que decía desde su Ministerio de Economía: “ahora es el momento de
acumular”. Ellos, en última instancia, quieren recrear el capitalismo que el mismo sistema financiero destruyó. Y no van a
poder. Por ello no va a funcionar ninguna política productivista; no productiva.
La inflación sólo les importa a los ricos, que hacen creer a la clase media que la perjudica, cuando en realidad gana. Los
que verdaderamente pierden son los ricos, pues la inflación es un fenómeno que tiene todo de desarrollo verdadero. Cero
inflación es cero crecimiento verdadero. ¿Desde cuándo acaso los ricos salen a defender a la gente?

El Estado tiene que ser el Estado de la Verdad y de la Justicia que hizo Perón. Es un problema simple en rigor de
verdad. Pero no es tampoco el Estado de Bienestar ,que en la Argentina fue lo que intentó Lanusse y Manrique, para
deformar y destruir definitivamente el Estado de la Justicia.
Perón jamás habló de Estado de Bienestar –de hecho estaba en contra – pues detrás de las palabras se
esconden conceptos. El Estado de Bienestar es la traducción de la política angloamericana del Welfare State, que
es una forma de generar un bienestar en determinado sector de la población, a costa de exportar el malestar al
resto del mundo –es un modelo económico mundial. Y esto no se podía exportar a la Argentina, porque la
economía argentina se resuelve dentro de los límites de la Argentina.
El único concepto que esconde el Estado de Bienestar, además del Imperio Mundial, es la siguiente pregunta: ¿el Estado
tiene que gastar recursos en la población? “No”, dicen los liberales, “porque eso es Estado de Bienestar, y destruye la
cultura del trabajo, y acostumbra a lo negros al vino y a no laburar”. Aquellos que hablan de la “cultura del trabajo” son
todos amos de esclavos. No hay nadie que defienda la cultura del trabajo que en su vida haya tomado una pala –sólo los
que hayan cavado la tierra saben lo que es, nadie que discurra su vida en ámbitos académicos podrá saberlo.
Los que hablan de la “cultura del trabajo” son tipos que nunca lo han hecho ni corren el riesgo de tener que
hacerlo para alimentar a sus hijos. Es un concepto de esclavistas, de gente que piensa que hay leyes económicas
para unos y leyes económicas para otros. Que no hay una ley económica común para toda la comunidad (que es en
definitiva el pensamiento peronista: lo que es bueno tiene que ser bueno para todos).
La escuela de economistas liberales católicos fueron los que manejaron el país durante el Gobierno de Onganía, lo cual
también es una experiencia ya realizada. No hay escuela económica que no haya tenido la oportunidad de gobernar la
Argentina.
Al respecto, hay algunas cuestiones básicas que no caben en el plano de la economía, como el hecho de ser liberal y ser
católico: un pensamiento basado en el más alto rendimiento y en el interés personal, y otro, basado en el bien
común, son incompatibles, son como el agua y el aceite.

Hasta tanto los Estados Nacionales, es decir la comunidades, no vuelvan a gobernar su economía no hay otra
posibilidad sino que de que continúen sucediendo estas aberraciones. Por esto, el tema central es que la sociedad
debe tomar el control del conjunto del poder, para lo cual es necesario desarrollar una estructura acorde con ese objetivo.
Un “Estado” que es el Estado de las Comunidades.
Esto es diferente a lo que sucede particularmente en China, donde el Estado, bajo una dictadura pavorosa, presiona y
controla la economía privada –pues el Estado es más fuerte que los privados – y no hay desarrollo de economías
comunitarias. Esto posiblemente termine en un problema peor que el de la Unión Soviética, donde las empresas al menos
eran estatales.
Esto deriva en que la alternativa que se discute en la Universidad entre economía estatal o economía privada es
falsa.
La verdadera alternativa es: privada y estatal por un lado o comunitaria por el otro. Porque el problema es el poder de los
pueblos, si en realidad somos democráticos de verdad, pues la verdadera democracia es el gobierno del pueblo,
para el pueblo y por el pueblo.

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