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Descuido de los

bienes eclesiásticos en México:


¿cuestión de ignorancia, corrupción o recursos?

El caso del Convento de San Gabriel Arcángel


(San Pedro Cholula-Puebla)

Maestría Bienes Culturales


de Origen Eclesiástico

Ruth Román Cornejo


ID: 3383492

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INTRODUCCIÓN:

Los bienes muebles de origen eclesiástico forman parte del patrimonio de la humanidad,
plasmando la riqueza cultural de los distintos pueblos. Así, la UNESCO denomina Cultura al
“conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que
caracterizan a una sociedad o grupos social” 1

Cuando hablamos de bienes muebles nos referimos a aquellos bienes materiales que
físicamente son independientes y tienen unidad por sí mismos. Por su tamaño, uso o
significación pueden ser transportados sin que por ellos pierdan sus cualidades o valores.
Comprenden: pinturas, esculturas, documentos, mobiliario, etc… En el caso de los bienes
muebles de origen eclesiástico hay que tener en cuenta de que reflejan la vivencia de fe de un
pueblo o comunidad, y son parte esencial de su espiritualidad.

A la hora de comprenderlos y analizarlos necesitamos hacerlo desde diferentes


perspectivas, todas ellas complementarias para descubrir todos sus matices. Por ello es
importante acercarnos a ellos no sólo desde su dimensión espiritual o pastoral, sino también
histórica, cultural, simbólica, etc

Muchos de estos bienes han formado parte de la liturgia del pueblo cristiano, formando
así parte de lo que llamamos arte sacro. Han sido bienes al servicio del culto y la liturgia
teniendo, por tanto, un componente devocional muy grande. Una de las características del arte
sacro es que focaliza el culto en las imágenes. De ahí que haya bienes muebles (esculturas,
pinturas…) muy significativas en la historia de los pueblos, y que han formado parte de
múltiples expresiones celebrativas. Las procesiones son buen ejemplo de esto.

El tratamiento de los diferentes tipos de bienes muebles no ha sido el mismo en todos


los lugares pero tampoco en todas las etapas históricas. El paso del tiempo, la toma de
conciencia de su incalculable valor inmaterial (no sólo material) y el implicamiento de
instituciones de todo índole en su protección, ha ayudado a que cada vez más podamos hacernos
responsables del legado que suponen para generaciones futuras

Un tema muy importante es en qué medida estos bienes no sólo son conocidos y
valorados suficientemente por la misma comunidad creyente y la sociedad; sino también en qué
medida han sido y son suficientemente cuidados y conservados. No faltan casos en los que

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UNESCO (1982): “Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales”, México

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bienes con un valor histórico-artístico enorme se pierden fruto de causas evitables. Estar
expuestos a robos, a un deterioro por encontrarse en lugares no adecuados son algunas de las
situaciones con las que nos encontramos.

El deterioro y/o la pérdida del arte religioso y especialmente del arte sacro son un
fenómeno que nos obliga a reflexionar sobre cómo evitar la desaparición de estos bienes que
expresan nuestra identidad y nuestra historia. Si bien en muchas ocasiones se debe a causas
naturales, y esta pérdida es fruto de un ineficaz o insuficiente trabajo de prevención y
conservación, en otras se debe a factores humanos. Por muy inconcebible que nos pueda
parecer, hay bienes culturales que desaparecen fruto de robos, vandalismo o simplemente del
descuido o del abandono.

Un estudio de 2010 del INAH reveló que todos los días salen de México por lo menos
100 piezas de arte prehispánico y religioso. Esto produce un daño irreversible, pues en su mayor
parte estos bienes robados no son devueltos. Puebla es uno de los lugares con índice de robo de
arte sacro más elevados. ¿Es cuestión de ignorancia, corrupción, falta de recursos… o también
una falta de toma de conciencia de la corresponsabilidad compartida por todos en esta tarea?

Cabe preguntarnos si el arte sacro está suficientemente protegido, tanto por instancias
eclesiásticas como por los responsables civiles. Si bien hay que afrontar las múltiples causas que
están detrás de estos actos, la mayor o menor facilidad de robo y lo relativo a su seguridad es
algo importante a revisar. En muchos casos, podemos constatar que es insuficiente. Muchos
santuarios y parroquias no cuentan con los medios necesarios que permitan asegurar que la
exposición del patrimonio se dé dentro de las condiciones de seguridad necesarias. Es verdad
que en muchos casos son bandas organizadas y los robos están planificados, pero también hay
otros fortuitos que se dan por ver una oportunidad en un contexto de descuido y falta de
previsión. Es habitual encontrarnos que la salvaguarda y seguridad de bienes valiosos queda en
manos de una comunidad y unos párrocos con escasa formación en estos temas y donde asumen
la responsabilidad de la custodia de bienes con escasos medios a la altura de nuestros tiempos.

En el presente ensayo voy a tener presente el convento de Gabriel Arcángel que se


encuentra en San Pedro Cholula (Puebla). Es un lugar muy significativo porque es uno de los
templos más antiguos de México, asentado sobre un terreno donde previamente se daba culto al
Dios Quezalcoatl

El presente ensayo quiere abrir a la reflexionar acerca de la importancia que tiene el


trabajo colaborativo con otras instituciones e instancias en la conservación de nuestro

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patrimonio y de los bienes muebles que lo conforman. La apertura a la colaboración en este caso
ha permitido tener actualmente una de las bibliotecas más importantes del lugar: la Biblioteca
Franciscana y el Centro de Estudios Humanísticos San Bernardino de Sahagún.

DESARROLLO:

Considero que las principales problemáticas de los bienes muebles en México son:
a.- su inventariado y catalogación (muchas veces incompleta o insuficiente)
b.- el deterioro en muchos casos por factores naturales (algunos de ellos evitables) y
factores sociales como pueden ser el robo, el vandalismo….
c.- una gestión deficiente o la falta de recursos orientados de manera directa y eficiente
a la conservación
d.- a veces la falta de formación de personas que tienen una responsabilidad sobre
dichos bienes (sea con respecto a su cuidado y conservación, a su posible restauración,
etc)
e.- la falta de un mayor conocimiento y valoración por parte de grandes sectores de la
sociedad del valor de su patrimonio
f.- una legislación que no penaliza lo suficiente el atentado contra el patrimonio,
dejando así un campo abierto a la impunidad por verdaderos delitos
g.- la conservación de estos bienes que no siempre se dan en las condiciones de
seguridad necesarias

Se ha avanzado en querer poner medios para evitar su deterioro o pérdida, si bien son
todavía insuficientes. El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) es el custodio
del arte histórico y tiene entre sus funciones la conservación del patrimonio cultural de México
a fin de prevenir el tráfico ilícito, la sustracción y el saqueo de bienes culturales. Para esto, el
INAH puede y debe animar la investigación y la persecución de los delitos que involucren a los
bienes a su encargo, y dentro de ese conjunto se encuentra el “arte sacro”

A nivel diocesano, dos medios importantes en los últimos años han sido y son: la
creación de la Comisión de Arte sacro (y que a nivel de Conferencia Episcopal Mexicana tienen
también un trabajo en red) y la apuesta por una mayor formación en los seminarios con respecto
a estos temas.

El inventariado y la catalogación son a su vez medios importantísimos para evitar la


pérdida de bienes muebles. En caso de sustracción, supone una información valiosa, en muchos
casos clave para que haya posibilidades de recuperación.

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Se suele hacer distinción entre el patrimonio cultural previo a la conquista de Hernán
Cortés en 1521 (perteneciente a las culturas prehispánicas), y el posterior. A los bienes muebles
e inmuebles pertenecientes al tiempo anterior a la conquista se les llama Monumentos
Arqueológicos y a los posteriores, Monumentos Históricos y Artísticos. Los bienes muebles de
origen eclesiástico pertenecerían por tanto, a este segundo tipo.

La ley establece que el encargado de la conservación y restauración del patrimonio de


todos los periodos es el gobierno. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
(CONACULTA) coordina los dos organismos más importantes en relación a la restauración del
patrimonio artístico. El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) y el INBA
(Instituto Nacional de Bellas Artes). Adicionalmente cada estado y municipio suele tener su
propia Dirección de Monumentos y Sitios Patrimoniales así como otras instancias menores que
emprenden también proyectos de conservación. También merece la pena resaltar las
aportaciones del ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) y también, aunque
en menor medida, del DOCOMOMO (Comité Internacional de Documentación y Conservación
de Edificios, Sitios y Barrios del Movimiento Moderno).

Junto a estos organismos gubernamentales, también universidades, instituciones


privadas, asociaciones civiles, fundaciones, etc…tienen un papel muy activo y corresponsable
en la conservación del patrimonio. El vasto conjunto de bienes muebles de la Iglesia no podría
conservarse también sin su financiación y apoyo. Todo este trabajo en el que están involucrados
organismos públicos y privados, se hace en estrecha colaboración la diócesis y las autoridades
eclesiales designadas.

Concretamente, en el Convento de San Gabriel Arcángel el apoyo tanto del INAH como
de la UDLAP (Universidad las Américas Puebla) ha sido fundamental. También cabe destacar
el apoyo de algunas fundaciones, como por ejemplo la participación de Fomento Cultural
Banamex

Fue en 1991 cuando se firmó un primer convenio entre la UDLAP y las autoridades de
la Provincia Franciscana. Fruto de este acuerdo se pudo crear la Biblioteca y el Centro de
Documentación Franciscano con el objetivo de reunir y organizar los acervos bibliográficos de
diversos conventos franciscanos. Esto permitió realizar una gran labor de catalogación y
conservación de los documentos existentes así como poder poner estos materiales al servicio de
la investigación. Este primer acuerdo dio paso a otros que se han dado con posterioridad

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La Biblioteca cuenta en su fondo bibliográfico con 4 grandes acervos. El primer gran
proyecto de restauración tuvo lugar en el año 1999 cuando iniciaron las actividades de limpieza
y estabilización de los materiales. Este proyecto estuvo avalado y acompañado por el INAH. La
limpieza dio pio a una 2ª etapa de inventariado y catalogación así como la posterior
organización de la Biblioteca. Me parece también relevante destacar la inversión que se ha
hecho en capacitar al equipo existente para hacer de él un equipo altamente cualificado y
profesional.

Actualmente en el Convento de San Gabriel existen algunos proyectos de conservación.


En este momento están centrados no tanto en bienes muebles, como en el propio inmueble que
sufrió daños con el sismo de 2017. Si bien el propio ayuntamiento de San Pedro Cholula ha
apoyado económicamente la restauración de la Iglesia después del sismo, el costo tan elevado
ha ido relentizando el proceso por falta de medios económicos.

Sus bienes muebles más significativos están en la iglesia, en la biblioteca, en la sacristía


y en otras dependencias conventuales. En el templo, merecen especial atención las pinturas y
esculturas allí presentes, si bien cabe destacar la imagen del Justo Juez, de gran veneración entre
las personas del lugar. Está resguardado por motivos de conservación, en una vitrina. Según
algunas personas del lugar, hace años, sufrió una ligera restauración. Los bienes muebles de
más valor se hallan en la Biblioteca franciscana que lleva por nombre Biblioteca Fray
Bernardino de Sahagún.

Han sido también restauradas otras instancias del Convento, como por ejemplo el
claustro, pues el inmueble presentaba fisuras y desniveles causados en gran parte por los
diferentes movimientos sísmicos que ha sufrido en su historia el municipio cholulteca. También
cabe destacar la restauración de unos murales. Esto ha dado lugar a la creación de un nuevo
espacio dentro de la Biblioteca: la galería de Arte Sacro.

Preguntando a personas de lugar si tenían constancia de algún robo sufrido en el


convento con respecto a algún bien mueble, su respuesta ha sido negativa. Si bien no he podido
contrastar este dato con otras fuentes que pudieran aportarme datos más precisos y contrastados,
solo cabe destacar pequeños hurtos relacionados con la limosna que se deposita a modo de
donativo en el templo.

Con respecto a si en la Arquidiócesis de Puebla se cuenta con un catálogo de bienes


culturales de origen eclesiástico, la responsable de dicha labor es la Comisión Diocesana de

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Arte Sacro, dentro de la Secretaria de Liturgia, Música y Arte sacro. Se está en la conformación
de un Catálogo de Arte Sacro

En la arquidiócesis de Puebla hay una escasa formación académica en cuanto a los


bienes culturales de origen eclesiástico. Si bien en los seminarios se está buscando formar más a
los nuevos sacerdotes en esta temática, todavía es una carencia muy fácilmente evidenciable en
multitud de parroquias.

CONCLUSIÓN:

Creo que el convento de San Gabriel es un buen ejemplo de colaboración en la


búsqueda del cuidado y la conservación del patrimonio. Pero el conjunto de la arquidiócesis de
Puebla sí cuenta con datos lo suficientemente alarmantes en cuanto a robo de arte sacro, que
merece la pena hacer una reflexión profunda del tema.

Cabe preguntarnos si el arte sacro está suficientemente protegido, tanto por instancias
eclesiásticas como por los responsables civiles. Si bien hay que afrontar las múltiples causas que
están detrás de estos actos, la mayor o menor facilidad de robo y lo relativo a su seguridad es
algo importante a revisar. En muchos casos, podemos constatar que es insuficiente. Muchos
santuarios y parroquias no cuentan con los medios necesarios que permitan asegurar que la
exposición del patrimonio se dé dentro de las condiciones de seguridad necesarias. Es verdad
que en muchos casos son bandas organizadas y los robos están planificados, pero también hay
otros fortuitos que se dan por ver una oportunidad en un contexto de descuido y falta de
previsión. Es habitual encontrarnos que la salvaguarda y seguridad de bienes valiosos queda en
manos de una comunidad y unos párrocos con escasa formación en estos temas y donde asumen
la responsabilidad de la custodia de bienes con escasos medios a la altura de nuestros tiempos.

Pero junto a medidas como una mayor sanción de este tipo de delitos e incrementar lo
relativo a su seguridad, considero que también hay todo un trabajo por hacer en relación a la
conservación y el inventariado, y también con respecto al involucramiento de la comunidad.
Con respecto a esto último, en las últimas décadas hemos asistido una mayor sensibilización
acerca del papel esencial de la sociedad a la hora de conservar nuestros bienes culturales, pero
todavía seguimos dejando en manos de profesionales especialistas esta labor de custodiar,
guardar y conservar unos bienes que son de todos. Sólo podemos abordar este reto desde una
perspectiva global donde múltiples actores se sumen esta labor de conocimiento, diagnóstico,
legislación, formación y sensibilización. Solo con una involucramiento activo y corresponsable
por parte del conjunto de la sociedad, podremos abordar esta problemática mirando a medio y

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largo plazo. Si bien los especialistas tienen un papel insustituible, no puede quedar en ellos la
parte de responsabilidad que nos compete a todos. Sigue asimismo siendo necesario en un
mayor trabajo interdisciplinar entre diferentes áreas del conocimiento. No sólo se requieren
expertos en turismo, arquitectura o arte. También economistas, sociólogos o juristas, por
mencionar algunos ejemplos, tienen mucho que aportar. Es necesario por parte de todos un
compromiso más activo en la salvaguarda de nuestro patrimonio que es un verdadero tesoro
cultural.

A modo de conclusión y respondiendo a la pregunta de si el descuido de los bienes


eclesiásticos es cuestión de ignorancia, corrupción o recursos, creo que las tres lecturas son
posibles y en cierto modo complementarias a la hora de intentar reflexionar sobre un fenómeno
complejo y en el que entran muchas causas y factores. Hay parte de ignorancia, en la medida en
que no hemos sabido transmitir el suficiente aprecio por estas obras que son expresión de
identidad, historia y de una fe viva a lo largo de los siglos. Seguimos viéndolas como obras
muertas y no en las posibilidades que siguen pudiendo suscitar en la evangelización y en la
elaboración y transmisión de cultura. Hay parte de corrupción, porque junto al vacío legal y la
impunidad de este tipo de delitos, caben también situaciones en las que este tipo de hurtos son la
cooperación necesaria de personas cercanas o situaciones en las que son incentivados por mafias
constituidas. Hay falta de recursos que hace que conservar un patrimonio tan vasto, rico y plural
sea un verdadero reto

En octubre de 2018 se reunieron en Hidalgo los encargados diocesanos de la Dimensión


del cuidado de los bienes eclesiásticos y del arte sacro (DIBEAS) con vistas a dar pasos en la
unificación del registro de los bienes muebles e inmuebles de las diferentes diócesis del país.
Ojala esta pequeña suma de esfuerzos nos ayuden a conservar y revalorizar un patrimonio que
tiene a suficiente riqueza para generar verdaderas experiencias que nos lleven al deleite estético
y al asombro.

Como comentario final reafirmar la tesis que planteaba en la introducción: el trabajo


colaborativo de la Iglesia con otras instituciones e instancias, tanto públicas como privadas, es
necesario para poder conservar mejor el patrimonio existente, donde no solo los bienes
inmuebles sean objeto de cuidado y restauración, sino también los múltiples bienes muebles que
forman un verdadero tesoro en la Iglesia.

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REFERENCIAS Y FUENTES:

 Allier Campuzano, J. (2009): “Robo y tráfico de bienes culturales religiosos. En busca


de una solución jurídica eficaz”, en Revista del Instituto de la Judicatura Federal, págs.
13-33
 De Greiff, M.C.(2003). “La Biblioteca Franciscana: su contribución a la preservación
del patrimonio bibliográfico”, en Conferencia 5° Festival Internacional de Puebla
 Morales Moreno, J. (2009): “Obras de arte y testimonios históricos: una aproximación
al objeto artístico como representación cultural de la época”, en Sociológica, n°71,
págs. 47-87

 CONACULTA: www.conaculta.gob.mx
 ICOMOS: www.international.icomos.org
 INAH: www.inah.gob.mx
 https://www.eluniversal.com.mx/cultura/patrimonio/robo-de-arte-sacro-en-mexico-
se-agrava-por-la-falta-de-inventarios
 https://www.e-consulta.com/opinion/2018-11-02/fragilidad-cultural
 http://blog.udlap.mx/blog/2014/06/conventofranciscanoabresuspuertasydaaconocer
muralesrestauradosdelxvi/
 https://www.youtube.com/watch?v=edZWFpBp5AQ
 https://www.youtube.com/watch?v=K56SpraR2ZY

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