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FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES

ESCUELA DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

CURSO: HISTORIA DEL DERECHO PERUANO

CICLO: NOVENO

INTEGRANTES:

 Pisco Baltodano Elvis


 Quezada Arteaga Julissa
 Ramírez Olivera Christian
 Rojas Tapia Geraldine
 Verástegui Córdova Lía

JUNIO 2019
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INDICE

Introducción
Contenido

1. La transformación del derecho en el inicio de la república....................................... 4


1.1. El inicio del proceso codificador peruana. ......................................................... 5
1.2. El primer periodo republicano (1821 - 1842) .................................................... 6
1.3. La República Aristocrática (1895–1919) ........................................................... 7
2. Principales manifestaciones jurídicas........................................................................ 8
2.1. La primera constitución ..................................................................................... 8
2.2. Fundación de la Cámara de apelaciones .......................................................... 14
2.3. Fundación de la Corte superior del norte ......................................................... 14
2.4. La Corte Central ............................................................................................... 15
2.5. Tribunal de los Siete Jueces ............................................................................. 16
Conclusiones

Referencias Bibliográficas

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Introducción

El Derecho Republicano, muestra un avance a nivel institucional del estado per sé, sin
hacer alusión al vaivén político y moral; del cual se prescindirá en el abordaje de éste
trabajo. El cual recae en una temática de las instituciones que se desarrollaron a lo largo
de la vida republicana del país; en la búsqueda de la separación de poderes de forma
autónoma; asimismo se desarrollan conceptos Constitución, Corte Suprema, la
Constitución y los mecanismos que hacían prevalecer la constitucionalidad como el
Tribunal de los Siete Jueces.

Luego de la independencia del Perú, en los primeros años de la República, el Poder


Judicial siguió aplicando las leyes heredadas de la época de la colonia. Situación que,
por otro lado, fue coincidente con la que atravesaban los otros países de América que
recientemente se habían emancipado.

Muchos historiadores afirman que los países hispanoamericanos, luego de casi cuatro
siglos de haber sido colonia de España, recién comenzaron a formular leyes con
características propias hacia finales del siglo XIX.

El nacimiento del Derecho Peruano debió ser simultáneo a la Declaración de la


Independencia, pero no fue así. Por razones diversas, entre ellas la continuación de la
lucha por la independencia.

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Contenido

1. La transformación del derecho en el inicio de la república

La situación jurídica del Perú a partir del 28 de julio de 1821 tenía los siguientes
caracteres esenciales:

a) El establecimiento de un nuevo régimen político de carácter republicano de


acuerdo al precepto enunciado en las Bases de la constitución Política suscritas por 57
diputados el 17 de diciembre de 1822 como integrantes del congreso constituyente
instalado solemnemente el 20 de septiembre de ese año, estableciéndose que la
soberanía de los peruanos residía en la nación libre e independiente. En consecuencia,
desde el 17 de diciembre de 1822 fue establecida en el Perú la forma de gobierno
republicano hasta el día de hoy.

b) Una notoria confusión en la aplicación de leyes, ya que en el derecho privado


regían las disposiciones castellanas insertadas en La Partida, en la Novísima
Recopilación y en algunos casos, las provenientes del derecho indiano que eran
eminentemente casuistas.

c) La aparición del fenómeno de la modificación del sistema jurídico hispano-


indiano a través de las constituciones políticas, con notoria influencia extranjera. Así,
las constituciones políticas sentaron la base del gobierno republicano y su texto
constituyo la ley fundamental fijándose los principios de la organización política y
privada de la nación y transformando algunas normas del derecho privado como fue la
supresión del distingo de las personas en nobles y plebeyos; la eliminación de las penas
infamantes; la confiscación de bienes y los empleos y privilegios hereditarios (1822).

d) La tendencia de iniciar con lentitud e innovar procesos de la codificación que fue


enmarcado con carácter nítido en Europa por el Código civil francés del 21 de marzo de
1804. Las nuevas repúblicas empiezan a inicios de del siglo XIX su largo y azaroso

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camino hacia un sistema jurídico codificado, y es el preámbulo de una nueva era en la
historia del Derecho.

Algunas leyes y decretos tuvieron incidencia trascendental que se irradia más allá del
periodo de la codificación civil que se plantea en la república peruana en el año 1852 sin
considerar el fenómeno jurídico de la concesión de los códigos Bolivianos durante la
efímera confederación peruano boliviano.

Los secretos dictatoriales del 8 de abril de 1824 y 4 de julio trataron sobre la abolición
de los cacicazgos y la ley del 31 de marzo de 1828 disolvió legalmente las comunidades
y las tierras comunales se convirtieron en propiedades individuales, perpetuas y
hereditarias.

El hechizo efímero de Simón Bolívar consolido una reforma agraria incipiente. Esta
última ley rustica permitió a los gamonales apropiarse de las tierras de los indígenas.
Felizmente la constitución política de 1828 reconoció la subsistencia intangibilidad de
las tierras comunitarias protegiéndose a las comunidades de indígenas.

La ley del 6 de agosto de 1846 promulgada por Ramón Castilla estableció que las
enajenaciones de tierras nacionales o de bienes pertenecientes a estable de introducción,
beneficencias, comunidades religiosas y de indígenas efectuadas durante los gobiernos
de Orbegoso, Santa Cruz y después del 15 de julio de 1835 fueran materia de
indemnizaciones.

1.1. El inicio del proceso codificador peruana.

Los legisladores modificaron los derechos civiles y las instituciones penales por
medio de los textos constitucionales y así aparecieron las cartas políticas en
1823 de duración efímera con una carácter liberal atado a un poder ejecutivo
debilitado y con un parlamento como elemento representativo de acuerdo a las
ideas de Francisco Javier Luna Pizarro.

La autoritativa de Simón Bolívar jurada el 9 de diciembre de 1826 con un poder


legislativo triple formado por tribunos; cenadores y sensores, la de 1828
moderadamente liberal y la primera en establecer el parlamento bicameral, la
cuarta de 1834 llamada reformada y que es una reproducción del texto del año

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de 1828, y la quinta del año 1839 llamada de Huancayo en que se vencen las
tendencias autoritarias, centralistas y unitarias fijándose dos cámaras renovadas
por terceras partes cada dos años, los diputados y cenadores por mitades cada
cuatro años, dentro de este cumulo de constituciones políticas rastreadas hasta el
código civil peruano de 1852, el movimiento codificador patrio se convirtió en
necesidad y honor.

1.2. El primer periodo republicano (1821 - 1842)

El 25 de agosto de 1839, luego de la disolución de la Confederación Perú-


Boliviana y consecuente restauración de la República Peruana, Agustín Gamarra
asumió el gobierno de la república.

En 1841 ocurre la Guerra entre Perú y Bolivia. La economía del Perú entre 1821
y 1845 no logró recuperarse tras las batallas de la independencia y las luchas
caudillescas que se dieron a lo largo de todos estos años.

El Perú no logró ningún crédito externo pues no era país elegible al no tener
reservas y, lo más importante, estabilidad política que garantice la continuidad
del pago. Internamente, no existían bancos, ni entidades financieras, los mejores
prestamistas fueron los comerciantes, pero su fama de usureros restringía los
posibles deudores a tan solo hombres de negocios o extranjeros solventes.

En medio de este panorama de incertidumbre económica apareció el guano de


las islas del litoral como recurso de exportación hacia las potencias europeas y
norteamericanas que ya atravesaban por un franco proceso de industrialización.
En estos países la población aumentó de manera exponencial debido a las
mejoras técnicas (máquinas más eficientes en la siembra y cosecha, cambios en
la utilización del suelo agrícola). Sin embargo, la producción de alimentos ya no
daba abasto. A ello se suma el paulatino abandono del campo y el aumento de la
población en las ciudades, lo que restaba mano de obra en los grandes campos
agrícolas.

La hambruna generalizada en Europa y la poca calidad de sus alimentos hizo


que los científicos busquen algún método para que sus campos agrícolas rindan
más. Fue así que el francés Alejandro Cochet y el británico Thomas Way

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descubrieron las altas concentraciones de amoniaco, ácido úrico y subcarbonato
de sodio en las deyecciones de las aves costeñas peruanas.

En el Perú se conocían las propiedades del guano, se menciona cómo los


indígenas costeños lo utilizaban en sus sembríos para mejorar la producción. En
los años coloniales el guano fue utilizado en las haciendas, principalmente en los
grandes campos agrícolas de la costa central. Sin embargo, no fue hasta el
descubrimiento científico de sus propiedades que se pensó en el guano como un
producto susceptible a ser exportado y comercializado. Inclusive, Thomas Way
recomendó su uso en Inglaterra y fijó su precio: 30 libras por tonelada. El guano
de las islas se había acumulado por muchos miles de años, eran verdaderas
montañas de estiércol que de la noche a la mañana se convirtieron en patrimonio
del erario peruano.

1.3. La República Aristocrática (1895–1919)

La idea de Estado Para los civilistas el Estado debía ser modesto en recursos y
ajeno al intervencionismo. Se pensaba que las funciones del Estado debían de
ser limitadas y que su principal tarea era garantizar el orden. La existencia de un
presupuesto equilibrado era síntoma evidente de un gobierno decente y
civilizado; por el contrario, el déficit era sinónimo de caos e inmoralidad.

El gasto público debía ser muy reducido y la acción del Estado no debía
interferir con la actividad privada, ya que esta generaba la riqueza. Por ello, los
servicios o beneficios ofrecidos por el Estado eran muy pocos y se enfatizaba los
relativos al orden (policía, ejército y justicia).

El escenario político en estos años estuvo copado básicamente por las disputas
entre el Partido Civil y la oposición, dominada por el Partido demócrata, de
Pierola. El civismo era un grupo elitista, conformado por 24 hombres llamados
“Los 24 amigos “, quienes controlaban el Poder Judicial, la junta electoral
nacional e instituciones importantes como la Universidad de San Marcos.

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2. Principales manifestaciones jurídicas

2.1. La primera constitución

Entre los miembros del primer Congreso Constituyente, que promulgó la


primera Constitución del Perú el 12 de Noviembre de 1823, estuvieron legistas
como don José María Galdeano, don Manuel Pérez de Tudela, autor del Acta de
la Independencia; don Nicolás de Araníbar y don Justo Figuerola. Cada uno de
ellos desempeñaría después el cargo de Presidente del más alto tribunal de
justicia del país.

Estaba también entre los constituyentes, don José Faustino Sánchez Carrión
quien, posteriormente, fue nombrado por Bolívar como Vocal de la Corte
Suprema, cargo que, por razones de salud, nunca llegó a ejercer.

La Constitución, que realmente no llegó a regir a plenitud, debido a la


continuación de la lucha entre patriotas y realistas y luego por los poderes
otorgados a Bolívar, establecía que las principales funciones del Estado, estaban
divididas entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial,
ninguno de los cuales podría ejercer, jamás, ninguna de las atribuciones de los
otros dos.

Especificaba ese documento que, el Poder Judiciario, como lo llamaba, debía ser
ejercido exclusivamente en los tribunales de justicia y juzgados subalternos, "en
el orden que designasen las leyes" y establecía una Corte Suprema de Justicia en
la capital de la República.

Consolidada en forma definitiva la independencia del Perú, el Libertador Simón


Bolívar dictó el Decreto Supremo del 19 de Diciembre de 1824, que declaraba
establecida la Suprema Corte de Justicia.

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La primera Suprema Corte de Justicia, como la denominó el decreto que la
creara, se instaló el 8 de Febrero de 1825. La Constitución de 1823 se inspira en
los más .puros y clásicos principios de la Democracia Individual y del
Liberalismo.

Declaraba que todas las provenían del Perú reunidas en un solo cuerpo formaban
la Nación Peruana, que ella era independiente de la Monarquía española y de
toda dominación extranjera y que no podía ser patrimonio de ninguna persona ni
de ninguna familia y que la soberanía residía esencialmente en la nación ( Arts.
1°, 2" y 3") llegando al extremo, en su fe doctrinaria liberal, apunta Basadre, de
declarar que "la Nación no tiene facultad para decretar leyes que atenten a los
derechos individuales" y si "la nación (debió decir el Estado) no conserva o
protege los derechos legítimos de todos los individuos que la componen, ataca el
pacto social así como se extrae de la salvaguardia de este pacto cualquiera que
viole alguna de las leyes fundamentales ( arts. 4° y 5").

He aquí, agrega el autor arriba citado, tácitamente reconocido el derecho del


pueblo a la insurrección contra los gobernantes despóticos. En cambio una
proposición de Sánchez Carrión, estableciendo lisa y llanamente el federalismo
fue desechada en la sesión del 26 de noviembre de 1822.

Designa como religión del Estado a la católica, apostólica y romana con


exclusión de cualquiera otra ( art. 8") a fin de que "convencida de la verdadera
procure mantenerla debiendo prestarle un respeto inviolable cualquiera que
habite en el Estado". Una adición presentada por el padre del Oratorio, Méndez
La Chica de "que nadie puede ser peruano, si no profesa la Religión Cató!ica" no
fue considerada. Creó un Poder Electoral, ejercido por la nación misma y que
"es la única función del poder nacional que se puede ejercitar sin delegarla" ( art.
309 ).

La elección de diputados se haría mediante los colegios electorales de parroquia


y de provincias. La del Presidente de la República por el Congreso basándose en
que una elección de tanta trascendencia era necesario realizarla con acierto y que
los pueblos suelen a veces, equivocarse. Se prohibió la reelección presidencial
inmediata y se estableció la responsabilidad del gobernante por los actos de su
administración. El ejercicio de la Presidencia de la República nunca podía ser
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vitalicio ni menos hereditario. Creó un Vicepresidente con las mismas calidades
y requisitos que el Presidente de la República y que administraría la Presidencia
por muerte, renuncia o destitución del titular o por mandar éste personalmente la
fuerza armada. En defecto del Vicepresidente gobernaría el Presidente del
Senado hasta la elección ordinaria del nuevo Presidente. No existía relación
legislativa entre los Ministros y el Congreso.

Consecuentes con esta idea privaron al Gobierno de toda injerencia inmediata o


remota en las funciones legislativas y en la actividad del Congreso, ni
concurrencia de los Ministros a los debates, ni iniciativa en las leyes ni derecho a
veto ni la facultad de reglamentar las leyes. El Ejecutivo era tan sólo, un fiel
ejecutor de la voluntad legislativa. El clásico principio de Montesquieu de la
división de los Poderes les pareció un "celestial invento" aunque en realidad,
crearon el régimen del tipo convencional de absoluta subordinación del
Ejecutivo al Legislativo. “El Gobierno del Perú, decía el artículo 28, está
confiado a los tres Poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judiciario en que quedan
divididas las principales funciones del poder nacional y ninguno de los tres
Poderes podrá ejercer jamás ninguna de las atribuciones de los otros dos.
Crearon una Cámara Única a la que llamaron Congreso del Perú, compuesta por
representantes elegidos por las provincias ( art. 51 ) renovándose por mitades,
cada dos años.

Se señalaban con minuciosidad sus principales funciones en 31 incisos (art. 60").


Sólo los representantes tenían iniciativa en las leyes (art. 61"). El Ejecutivo
carecía de esa facultad, a fin de garantizar a los parlamentarios, a juicio de los
constituyentes, la plena libertad de sus deliberaciones, y tampoco podía expedir
reglamentos o vetar las leyes. Las observaciones del Gobierno deberían
formularse dentro del tercer día. Las trasmitía al Senado, el que deliberaría sobre
ellas consultivamente pasando luego al Congreso para un nuevo debate. La
función del Senado en la preparación de las leyes se reducía pues a ser "un
resorte destinado a madurar, de modo mecánico, las leyes". El Congreso elegía
al Presidente entre los individuos propuestos por el Senado y designaba
senadores entre los propuestos por las provincias. Si la acción del Poder
Ejecutivo era la de una sombra, ha dicho Basadre, la del Presidente de la

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República era la de una sombra de una sombra. Los Ministros deberían firmar
todas las órdenes emanadas de sus respectivos departamentos para ser válidas.

En oposición a la Constitución de los Estados Unidos, ha dicho el maestro


Villarán, que sin embargo les había servido de derrotero y que creó un Poder
Ejecutivo fuerte y robusto, los constituyentes de 1823 se preocuparon ante todo,
de restringir la autoridad del Gobierno, en debilitar y sujetar el poder
presidencial y por natural reacción, robustecieron y exageraron la fuerza del
Poder Legislativo y la extensión de sus atribuciones. Bolívar, pasando al otro
extremo, hipertrofió el poder del Presidente en su Constitución de 1826
convirtiéndolo en un Monarca sin corona.

Vicios contrapuestos, agrega el doctor Villarán, condenaban ambos sistemas.


Una constitución daba demasiado poder al Gobierno, otra le privaba de casi todo
poder. Una preparaba congresos impotentes, la otra los creaba absorbentes y
tiránicos. La Carta del 23 estableció un Senado conservador que representaba a
los departamentos. Duraban sus miembros en el cargo doce años, renovándose
por tercios, cada cuatro años.

Sus atribuciones principales consistían en velar por la observancia de la


Constitución y de las leyes y por la buena conducta de los magistrados y
ciudadanos, proponer el nombramiento de los empleados de la lista civil de la
República, convocar al Congreso a sesiones, a falta de convocatoria del
Ejecutivo, decretar si había lugar a la formación de causa contra el ciudadano
que ejerza el Poder Ejecutivo, sus Ministros o contra los miembros del Tribunal
Supremo, prestar su voto consultivo al Poder Ejecutivo en los negocios graves
del gobierno, especialmente para la declaratoria de guerra o la negociación de la
paz y "promover la civilización y conversión de !os infieles en el territorio
nacional conforme al espíritu del Evangelio" ( arts. 87 a 91). Sería este Senado,
según una Declaración del Discurso Preliminar "un centinela perpetuo del Poder
Ejecutivo".

El Poder Judicial debía ser independiente, los jueces inamovibles y de por vida,
salvo conducta escandalosa o ilegal. Establecía, utopía que repetirán las
Constituciones de 1826, 1828, 1834, 1839 y 1920, el juzgamiento por jurados en
las causas criminales. Creaba la Corte Suprema como Tribunal de Casación para

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conocer, entre otros fines, de los recursos de nulidad de las sentencias dadas en
última instancia por las Cortes Superiores para los solos efectos de reponer y
devolver ( inc. 69 , art. 100). También habría Cortes Superiores en los
departamentos y jueces de derecho en las provincias.

La justicia se administraría a nombre de la nación. Sólo el abogado con seis años


de ejercicio podía ingresar a la magistratura por la escala inferior de juez. Estos
eran los únicos que podían promoverse a Vocales de una Corte Superior y los de
esta categoría a Vocales de la Suprema, o sea el régimen de captación más
cerrado. Abolía las penas de confiscación, de infamia trascendental y las crueles
y limitaba la aplicación de la pena capital a los casos que exclusivamente la
merecieran. En los juicios civiles no podía entablarse acción alguna sin haber
agotado la vía conciliatoria ante los juzgados de paz. Declaraba asimismo que
nadie nacía esclavo en el Perú ni podía entrar en esa condición.

En lo relativo a la organización del régimen interior de la República la dividía en


departamentos, provincias, distritos y parroquias, creándose para su gobierno
político superior respectivamente, a los prefectos, intendentes y gobernadores.
Funcionarían en las capitales de departamento Juntas Departamentales, cuyos
miembros deberían ser elegidos en la misma forma que los diputados y
quedaban establecidos como consejos del Prefecto debiendo éste pedirles su
dictamen en los negocios graves. Súper vigilaban asimismo a las
municipalidades, cuidaban de la instrucción pública y de la prosperidad del
departamento y velarían por la buena inversión de los fondos públicos.

Allí no terminaban sus atribuciones pues les correspondía una función semi
electoral ya que presentaban al Senado las ternas para los funcionarios políticos
de las provincias y distritos y remitían las listas de ciudadanos beneméritos para
los empleos y los nombres de tres ciudadanos elegibles Presidente de la
República. El llamado Poder Municipal surgía de los colegios electorales de
parroquia y tenían el cuidado del orden, de la instrucción, de la beneficencia y
salubridad y del ornato y recreo local así como el "desarrollo de la agricultura y
de las industrias". Nadie podía eximirse de los cargos municipales. Los alcaldes
eran los jueces de paz natos de su circunscripción. La Carta de 1823 contenía
además disposiciones de orden reglamentario, impropias de una constitución;

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abolía los estancos, violenta reacción contra el sistema hacendaría colonial,
creaba Bancos de Rescate; las contribuciones se repartirían según reglas de
igualdad; las Fuerzas Armadas estaban integradas por el ejército de línea, la
milicia cívica y la guardia de policía siendo el objeto de la milicia mantener la
seguridad pública, dentro de los límites de su provincia. El militar no era sino un
ciudadano armado en defensa de la República. La Constitución confundía
lamentablemente política, virtud y moralidad.

Tiene un constante sentido de moralización. "Quiere fundar una República de


Catones y de Marco Aurelio. En oposición a Santo Tomás que creía que la ley es
incapaz de evitar la maldad y la corrupción humana, quería hacer de cada
ciudadano un ejemplo cívico. El propio Bolívar no fue ajeno a este pensamiento
de que la fuerza podía generar la virtud y en su proyecto de Constitución de
Angostura concibió un Poder Moral, un Areópago que purificase lo que estaba
corrompido "debiendo corregir las costumbres con penas morales como las leyes
castigan los delitos con penas aflictivas" (Discurso de Angostura). Eran, según la
Constitución que comentamos indigno del nombre de peruano (art. 14) el que no
fuera religioso, el que no ame la Patria, el que no sea justo y benéfico, el que
falte al decoro nacional, el que no cumpla con lo que se debe a sí mismo. El
peruano que se dedique al tráfico de esclavos perdía "los derechos de
naturaleza".

La fidelidad a la Constitución, la observancia de las leyes y el respeto a las


autoridades comprometen de tal manera la responsabilidad del peruano que
cualquier violación lo hacía delincuente. Se suspendía el ejercicio de la
ciudadanía, por ser deudor moroso al Tesoro Público, por no tener forma de vivir
conocida, los casados que sin causa abandonen a sus esposas o que notoriamente
falten a sus obligaciones de familia, los que por ser jugadores, ebrios o truanes
ofendan la moral pública.

Entre las atribuciones del Congreso Nacional estaba la de instituir fiestas


nacionales para mantener la unión cívica, avivar el patriotismo y perpetuar la
memoria de los sucesos más célebres de la vida nacional. Fueron generosos en la
concesión del voto. Se otorgó a 'los peruanos casados o mayores de 25 años que
tuvieran una propiedad o ejercieran alguna profesión o arte o se ocuparan de

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alguna industria, sin sujeción a otro en clase de sirviente o jornalero. El requisito
de saber leer y escribir sería exigido a partir del año 1840. El voto sería secreto.

2.2. Fundación de la Cámara de apelaciones

La Cámara de Apelaciones fue creada por el General don José de San Martín,
por Decreto del 12 de febrero de 1921, desde su Cuartel General de Huaura.

Su jurisdicción alcanzaba a: Trujillo, Lambayeque, Piura, Cajamarca,


Huamanchuco, Pataz, y Chachapoyas pero sólo duró meses. Fue el primer
Tribunal de Justicia del Perú, con sede en la ciudad de Trujillo., reemplazo a la
Real Audiencia.

Fue una instancia que fue abolida al convertirse Lima, en la capital del Perú y al
crearse, el 4 de Agosto de 1821, la Alta Cámara de Justicia que estaba
compuesta por un Presidente, ocho Vocales y dos Fiscales, uno para lo civil y
otro para lo criminal.

2.3. Fundación de la corte superior del norte

En cumplimiento al mandato del Art. 101 de la Primera Constitución Política del


Perú de 1823, el Libertador don Simón Bolívar expidió el Decreto del 26 de
marzo de l824, creando de este modo, la Primera Corte de Justicia del Perú
republicano, como máximo Tribunal de Justicia y con funciones de Corte
Suprema.

Este Tribunal, con la denominación de CORTE SUPERIOR DEL NORTE, se


instaló en ceremonia pública, con la concurrencia del "Primer ciudadano
liberteño",don José Faustino Sánchez Carrión, el día el 30 de abril de l824, quien
invocando el " nombre de Dios justiciero , dador y protector de la libertad del
hombre" recibió el juramento de su primer Presidente don Manuel Lorenzo de
Vidaurre y Encalada, quién posteriormente fue el Primer Presidente de la Corte
Suprema de Justicia, y llegó a ser considerado el mejor codificador
iberoamericano .También formaron parte de este Tribunal los Srs. Vocales:
Gregorio Luna Villanueva y Francisco Javier Mariategui Tellería, y el Sr. Fiscal

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Jerónimo Agüero . Esta Corte de Justicia, inició sus actividades el 04 de mayo
de l824, y su COMPETENCIA TERRITORIAL, se comprendía: Trujillo,
Lambayeque, Piura, Chachapoyas, Pataz, y se extendió progresivamente en la
medida los pueblos se independizaban del sistema político español.

2.4. La Corte Central

El Derecho en el Perú Republicano del siglo XIX, está marcado por una fuerte
concepción de modernización tradicionalista. El Derecho es usado como
instrumento político para conservar los fundamentos de la estratificación social.
En el Perú de ese siglo sucede un fenómeno muy peculiar, hay efectivamente
todo un proceso de modernización, que en esencia pretende compatibilizar
elementos dispares, lo viejo con lo nuevo, lo nacional y lo extranjero, los valores
tradicionales y el capitalismo, la permanencia de cierta estratificación social
determinada y las ideas de libertad e igualdad; parece más bien que no hay
ruptura, sino metabolización, sólo que esta no concuerda, no hay un equilibrio
sino contradicción.

El principio fundamental por la que se rige esta concepción del mundo es la


libertad individual. “Existe la convicción de que el bien común se realiza a
través de la realización por cada individuo de sus propios objetivos, para lo cual
se requiere liberar a los individuos de toda traba legal, cultural o religiosa que les
impida decidir su acción entre una amplia gama de conductas alternativas, a
diferencia de la sociedad tradicional en la que muchas conductas eran
presentadas como fines en sí mismos por razones históricas, morales, etc., lo que
no facilitaba la iniciativa individual.

Nuevos acontecimientos políticos se sucedieron en el Perú, remeciendo con


intensidad la estructura del Poder Judicial. Se trató en esta oportunidad, de la
creación, en 1865, de la Corte Central, instancia judicial destinada únicamente a
sancionar a los miembros del gobierno del General Juan Antonio Pezet,
destituido por una rebelión encabezada por el Coronel Mariano Ignacio Prado.

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Pezet había sucedido en el gobierno al Mariscal Miguel de San Román, notable
militar que había asumido el poder al término del mando del Mariscal Castilla y
durante su gobierno se habían producido incidentes que determinaron la actitud
del coronel Prado y que posteriormente llevaron al país a la guerra con España.
Al destituir a Pezet, el Coronel Prado, instituyó por Decreto, la creación de la
Corte Central, que era una institución "sui generis” compuesta por siete vocales,
cuyos fallos debían ser inapelables.

Los juristas se opusieron a esta medida y alertaron a la ciudadanía que eso podía
llevar a crear "códigos de circunstancias" o sea leyes específicas, que fueran
creadas una vez ocurridos los hechos lo cual contradecía el espíritu del Derecho.

Prado hizo diversas reformas en el Poder Judicial: nombró directamente a sus


miembros, suprimió las Cortes Superiores de Junín y Ancash y diversas salas de
Arequipa y Cuzco, impuso nueva organización en los tribunales, designó a los
miembros del Poder Judicial y además designó un Fiscal General que tenía
preeminencia sobre la Corte Suprema.

Las objeciones hechas por los magistrados más antiguos, fueron rechazadas por
el Poder Ejecutivo de facto ante el entonces Presidente de la Corte Suprema,
doctor Luis Gómez Sánchez y motivaron un documento suscrito por el
Secretario de Justicia del gobierno que decía: "Establecida la dictadura de una
manera franca y decidida y con el explícito apoyo de los pueblos, no cabe en
buena lógica hacerle observaciones legales relativas a la supresión de Cortes y
Juzgados, ni al establecimiento de Tribunales de excepción y restablecimiento
del de responsabilidad, desde que en el actual orden de cosas, ningún Tribunal
tiene otra razón de existencia que el supremo decreto del 29 de Noviembre
último, puesto que la misma Constitución no existe".

La Corte Central fue anulada en 1868, sin haber cumplido ninguna labor, cuando
el General Pedro Diez Canseco derrocó a Prado y puso nuevamente en vigencia
la Constitución de 1860.

2.5. Tribunal de los Siete Jueces

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Para hablar de la conformación del Tribunal de los Siete Jueces, es ineludible
mencionar sobre la historia y contexto en que se conformó, y el cómo fue su
reconocimiento constitucional – hablamos de la Carta de 1828 –, en la cual
devendrán muchos aspectos importantes relacionados con la etapa republicana
que atravesaba el Perú, en búsqueda de un estado que tenga el sostén y soporte
suficiente de organizarse funcionalmente.
Fue esta constitución, que llamo la atención de varios doctrinarios; tales
como Villarán (1994), quien fue capaz de decir que dicha carta es el primer
experimento de distribución equitativa de poderes públicos y un ensayo
satisfactorio de la organización del estado peruano. Lo que a entendimiento y
concepción se tiene, como una separación de poderes bastante delineadas y por
ende una distinción que permitió estudiarlas y regularlas.

Es conveniente partir de una idea un poco más precisa e ilustrada como la


anterior, entender que dicha separación creaba lo que ahora llamamos
‘autonomía’, pero con ciertos matices que con el tiempo se mantendrían hasta la
actualidad.

(…) las líneas esenciales de nuestro Estado: sistema presidencial, con poderes
apropiados y efectivos; régimen ministerial, con responsabilidad compartida
entre el presidente y los ministros; refrendación ministerial; elección popular del
presidente; organización bicameral, teniendo el Parlamento funciones
legislativas y de control; poder judicial independiente de los otros en sus
funciones, pero dependientes de ellos por el origen; (…) (Pareja, 1954, p.77).

No obstante, a partir de la idea del autor que a la letra sostenía que el


poder judicial era independiente en su funcionamiento, [pero] dependiente en su
forma originaria, era toda vez porque dichos poderes aún no abrazaban la
corriente conservadora – poder conservador –, que eran aquellas facultades
propias de la constitución; irrogadas a un ente en especial para que la conservase
y protegiese ante posibles violaciones o indebida aplicación.

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La corriente en mención tiene asidero, posterior a la vigencia de la
constitución de 1828, no es, sino que, con la denominación de poder
conservador o moderador, en el contexto republicano era meridianamente
referido a una potestad ejercida sobre los poderes del estado, que procuraba que
ninguno de ellos se extralimite dentro del margen de sus funciones premunidas.

Si bien, es verdad que la constitución no tuvo entre sus lineamientos


directos y materiales dicha herramienta que permita su protección, sí existió un
atisbo que evidenciaba la existencia de órgano especial que se encargue de tal
atribución, que fue famoso el Tribunal de los Siete Jueces, que hasta llegó a
tener vigencia en pleno albor de la República Peruana tres años más tarde. En el
año 1831, un novísimo órgano veedor de la constitucionalidad y del control de la
Corte Suprema, se centraba de forma particular; hacia aquellas faltas cometidas
por los magistrados supremos. Así como conocer de las causas criminales que se
formen contra la Corte y/o sus miembros.

Años más tarde, a posterioridad de conflictos de índole política, con la


nueva constitución de 1834, se mantuvo la independencia del Poder Judicial y su
organización, derivada de la carta de 1828. También hubo trascendencia del
Tribunal de los Siete Jueces cuyo nombramiento era realizado por el Consejo de
Estado.

La Carta de 1834 reprodujo el diseño de su antecesora, incluyendo a los


consejeros de Estado como sujetos pasibles de acusación constitucional. En este
periodo, la ley de 17 de junio de 1834 reglamentó la acusación constitucional y
estableció sanciones por algunas infracciones a la Constitución (…) (Soria,
1997, p.360).

Siendo así que la república peruana, en el ámbito constitucional tuvo un


progresivo avance institucional - judicial, desde la creación de órganos
especializados con una mira próxima por la idoneidad en su labor, muy al
margen de las implicancias políticas del contexto. Ya que unos años después en
1836 fue disuelta la Corte Suprema por el General José Luis Orbegoso – en su
presidencia provisional –, conformando un Tribunal Supremo de Justicia
provisorio.

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Un suceso muy importante como la disolución de la Confederación
Peruano Bolivariana en el año 1839, tuvo como consecuencia directa el
desplazamiento del general Orbegoso, al ser declarado por el Congreso de
Huancayo como ‘traidor’; y luego nombrar como nuevo presidente provisorio a
Agustín Gamarra. Tal hecho, permitió que se restituya, el Tribunal de los Siete
Jueces, pero de una forma y designación diferentes.

Es en éste año en que se acentuó la exigencia de exclusividad y


formación especial para el Consejo de Estado, como órgano que tenía además de
la función conservadora o protectora, la función consultiva en una suerte de
volverla perfectible. Tal como sostiene Soria (1997), es evidente ya que, si un
congresista fuese elegido como consejero de Estado, debía de cesar en su cargo
de senador o diputado indiscutiblemente, pues resulta que el Consejo de Estado
debía ser conformado por personas con experiencia y fortuna, ajenas a toda
influencia de los poderes Legislativo y Ejecutivo, del clero o militares.

La constitución de 1839, dotó al Consejo de Estado la facultad de


nombrar a un tribunal especial, compuesto por siete vocales; que no sería más
que el Tribunal de los Siete Jueces, cuya designación referida en líneas supra,
era distinta. Y que mantenía las mismas prerrogativas que la anterior, que era
hacer efectiva la responsabilidad de la Corte Suprema o de alguno de sus
miembros y conocer los recursos de nulidad que se interpongan contra las
sentencias en donde la corte se pronunciase en última instancia.

Los miembros de éste tribunal ostentaban las mismas atribuciones que los
miembros del Consejo de Estado.

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Conclusiones

1. La república peruana, constituye una etapa de la historia del Perú que evidencia
el auge institucional y separatista-funcional de los órganos, que exigía un estado
organizado y constitucionalmente correcto.
2. La Constitución Política del Perú es la ley fundamental sobre la que se asientan
el Derecho, la justicia y las normas de la República del Perú y sobre la base de la
que se organiza el Estado del Perú.
3. La constitución de 1823 era de tendencia liberal, esta no llegó a regir pues casi
de inmediato fue suspendida en todos sus artículos para no obstaculizar la labor
del Libertador Bolívar, que por entonces preparaba la campaña final de
la independencia del Perú.
4. La Constitución de 1828, es antecedente directo del poder conservador que se
reflejó con un incipiente Tribunal de los Siete Jueces que procuraba un correcto
funcionamiento de la Corte Suprema dentro del margen de la observancia de las
normas constitucionales.
5. La designación de los miembros del Tribunal de los Siete Jueces, era realizada
en completa independencia de los demás poderes del estado, debido a que el
órgano técnico y especializado que los nombraba – Consejo de Estado –, era a su
vez producto de una separación exigida, de forma institucional, de los demás
poderes.
6. Durante la primera etapa del siglo XIX, que corresponde al inicio de la
República y la determinación del Estado Peruano, se debatió ardorosamente si el
Perú debía ser un Estado Unitario o Federal. Prevaleció finalmente la primera
posición. Razón por la cual, en adelante, los textos Constitucionales optarían por
el Estado Unitario. Sin embargo, también se observa una tendencia hacia la
descentralización.
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7. En la época Republicana, se dio la creación de la Corte Central, que fue la
instancia judicial destinada únicamente a sancionar a los miembros del gobierno
del General Juan Antonio Pezet, destituido por una rebelión encabezada por el
Coronel Mariano Ignacio Prado.

Referencias Bibliográficas

1. Lizardo Alzamora Silva.-La evolución política y constitucional del Perú


Independiente.-Lima, 1942.
2. Pareja, J. (1954). Las constituciones del Perú (Exposición, crítica y textos).
Madrid: Ediciones, Cultura Hispánica.
3. Ramos, Carlos. (2003).Historia del Derecho Civil peruano. Tomo 4. Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.
4. Soria, D (). Los mecanismos iniciales de defensa de la Constitución Política del
Perú: el poder conservador y el consejo de estado (1839-1855). Recuperado de
http:///C:/Users/CHRISTIAN/Downloads/3254-12273-1-PB.pdf.
5. Villarán, L. (2016). La Constitución peruana comentada. Lima: Centro de
Estudios Constitucionales.

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